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Condiciones de elegibilidad: el actual artículo 89 dice que “para ser elegido presidente o
vicepresidente de la Nación, se requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de
ciudadano nativo, habiendo nacido en país extranjero; y las demás calidades exigidas para ser
elegido senador.”
Juramento: el art. 93 contiene la nueva fórmula del juramento que han de prestar el presidente y el
vicepresidente al tomar posesión de sus cargos.
Dice así: “al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento, en
manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus
creencias religiosas, de: desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente (o
vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación
Argentina”.
La comparación con el anterior art. 80 hace entender que el actual 93 se ha compatibilizado con la
supresión del requisito de confesionalidad en el art. 89. En la fórmula del juramento se prevé y
respeta la convicción religiosa del presidente y del vice que, de pertenecer a alguna confesión, o de
profesar un culto, pueden incluir las menciones de sus preferencias y, en caso contrario, omitirlas.
El juramento es un requisito que hace a la validez del título de jure del presidente. Si se negara a
prestarlo, o si hiciera asunción del cargo antes de presentarlo, el título presidencial quedaría
viciado y, por ende, sería de facto.
Incompatibilidades: durante el período de desempeño, agrega el art. 92, ni el presidente ni el vice
pueden ejercer otro empleo, ni recibir ningún otro emolumento nacional ni provincial. Se trata de
una incompatibilidad absoluta, que impone total dedicación al cargo, e impide no sólo percibir
remuneraciones, sino también ejercer otras actividades –aunque fuesen honorarias-. La prohibición
de acumular emolumentos nacionales o provinciales alcanza asimismo a retribuciones privadas y
municipales.
Sin embargo, la rigidez no puede conducir hasta privar del goce y disfrute de derechos económicos
fundados en leyes generales. De impedirse también esto, se convertiría al presidente en un sujeto
destituido de capacidad de derecho para contraer y ejercer una serie de actos jurídicos. Y tal
incapacidad jurídica no puede presumirse.
Remuneración: el presidente y vice gozan por el art. 92 de un sueldo pagado por el tesoro nacional.
Su monto no puede “alterarse” en el período de sus nombramientos, o sea, ni aumentarse ni
disminuirse.
Residencia: en primer lugar, se exige la ciudadanía argentina. El presidente debe ser ciudadano
nativo, o hijo de ciudadano nativo. Lo que debe quedar en claro es que el hijo de argentino nativo
que ha nacido en el extranjero y que accede a la presidencia, no queda investido por el art. 76 de la
nacionalidad o ciudadanía argentina. Es un extranjero a quien la constitución sin convertirlo en
argentino, le confiere condición para ser presidente. Esta clara interpretación personal –Bidart
Campos- nos lleva a decir que para el supuesto recién referido se exime del requisito de tener seis
años de ciudadanía, que figura entre “las calidades exigidas para ser senador”.
Duración y cesación en el cargo: el nuevo art. 90 ha quedado formulado de la siguiente manera: “el
presidente y vicepresidente duran en sus funciones el término de cuatro años...”. Por su parte, el
art. 91 dice que “el presidente de la Nación cesa en el poder el mismo día en que expira su período
de cuatro años, sin que evento alguno que lo haya interrumpido, pueda ser motivo de que se le
complete más tarde”.
Inferimos de los arts. 90 y 91 que el período presidencial (salvo el supuesto de reelección
autorizado) no admite prórroga, ni duración que los cuatro años, pero puede quedar la duda de si
es susceptible de acortarse.
Interpretamos con personal seguridad que el lapso fijado descarta y prohíbe, a la vez, ampliar o
reducir su tiempo. Una permanencia menor de cuatro años exactos sólo puede derivar,
constitucionalmente, de alguna causal de acefalía definitiva (muerte, renuncia o destitución), lo que
significa que si esa causal se produce, la situación debe encuadrarse y resolverse a tenor de la
hipótesis de la referida acefalía.
La elección del Presidente y Vicepresidente. Forma y tiempo: en los arts. 94 a 98 se reglamenta el
nuevo sistema de designación del presidente y vicepresidente de la república. El texto normativo es
el siguiente:
-Art. 94: “el presidente y el vicepresidente de la Nación serán elegidos directamente por el pueblo,
en doble vuelta, según lo establece esta Constitución. A este fin el territorio nacional conformará un
distrito único”
-Art. 95: “la elección se efectuará dentro de los dos meses anteriores a la conclusión del mandato
del presidente en ejercicio”.
-Art. 96: “la segunda vuelta electoral, si correspondiere, se realizará entre las dos fórmulas de
candidatos más votados, dentro de los treinta días de celebrada la anterior”.
-Art. 97: “cuando la fórmula que resultare más votada en la primera vuelta hubiere obtenido más del
cuarenta y cinco por ciento de los votos afirmativos válidamente emitidos, sus integrantes serán
proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación”.
-Art. 98: “cuando la fórmula que resultare más votada en la primera vuelta hubiere obtenido el
cuarenta por ciento por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere
una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto del total de los votos afirmativos
válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos, sus integrantes serán
proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación.”
-En el primer acto electoral la fórmula más votada supera el 45% de los votos afirmativos
válidamente emitidos.
-En ese primer acto electoral la fórmula más votada alcanza el 40% al menos de los votos
afirmativos válidamente emitidos, y además hay una diferencia mayor del 10% respecto del total de
votos afirmativos emitidos válidamente a favor de la fórmula que le sigue en número de votos.
Cuando no concurre ninguna de estas dos hipótesis, se debe realizar un segundo acto electoral
para que el electorado activo elija entre las dos fórmulas más votadas en la primera vuelta. La
segunda tiene lugar dentro de los treinta días de realizada la anterior.
Acefalía: cuando se dice que hay acefalía en el poder ejecutivo, quiere decir que éste queda sin
cabeza, o sea, sin titular; siendo el ejecutivo unipersonal, eso ocurre cuando falta el único titular
que tiene, es decir, el presidente. El poder ejecutivo está acéfalo cuando por cualquier causa no
hay presidente, o si lo hay no puede ejercer sus funciones.
Que haya quien lo suceda, es otra cosa; la acefalía desaparecerá tan pronto ese alguien reemplace
al presidente de la república.
El art. 88 enfoca dos supuestos:
Si se lee detenidamente el art. 88, se observa que en la primera parte, donde se refiere al
presidente de la república, habla de “enfermedad, ausencia de la capital, muerte, renuncia o
destitución” (cinco causales). En cambio, en la segunda parte, cuando se refiere al presidente y al
vicepresidente, habla de “destitución, muerte, dimisión o inhabilidad” (cuatro causales).
Sin embargo, estamos ciertos –Bidart Campos- de que, no obstante los matices diferenciales para
los dos supuestos previstos en el art. 88 se trata siempre y solamente de cinco únicas causales, de
forma que las cuatro mentadas en la segunda parte son iguales (o equivalen) a las cinco del
vocabulario empleado al comienzo de la norma.
-La ausencia de la capital: esta causal ha de entenderse actualmente como ausencia del país. Por
un lado, si el constituyente configuró como causal de acefalía a la ausencia “de la capital”, con más
razón quiso prever dentro de ella a la ausencia del país. La norma escrita dice, en el caso, menos
de lo que quiso decir su autor, por lo que corresponde hacer interpretación extensiva, ya que ir al
extranjero es más que salir de la capital.
La ausencia presidencial es importante cuando se trata de salidas al exterior. Allí sí debe concurrir
el permiso al congreso, por imperio del art. 99, inc 18, que no admite esquivamiento de su
aplicación para viajar al extranjero.
-La muerte y la renuncia: son situaciones tan objetivas que no ofrecen duda. Pero la renuncia debe
ser aceptada por el congreso (art. 75 inc. 21, que se refiere a admitir o desechar los motivos de
dimisión del presidente o vicepresidente, lo que también revela que la renuncia debe ser
“fundada”).
-La destitución o remoción: la constitución prevé el juicio político para el presidente y el vice, con el
resultado de que, si prospera, el fallo del senado importa por lo menos destituir al acusado. La
constitución no conoce otro mecanismo destitutorio (el congreso que declarara, sin juicio político,
inhabilitado al presidente, y abriera la sucesión al vice, no estaría destituyendo, sino declarando
que se ha producido vacancia o acefalía por existir causal suficiente).
Cuando una causal de acefalía afecta al presidente, “el poder ejecutivo será ejercido por el
vicepresidente”, según raza la primera parte del art. 89.
El presidente así electo por el congreso se convierte en presidente definitivo hasta concluir el
período de su antecesor, con lo que se burla el espíritu de la constitución, en cuanto su art. 88
prevé la cobertura de la acefalía hasta que un nuevo presidente sea electo.
-Nombramiento y remoción: por ministerio del artículo 99 inc. 7, “el Presidente de la Nación tiene
las siguientes atribuciones: [...] por sí solo nombra y remueve al jefe de gabinete de ministros y a
los demás ministros del despacho...”.
Además, si examinamos cuál es la situación del jefe de gabinete en la relación interróganos “poder
ejecutivo-congreso”, se nos aparece la facultad de cada cámara para interpelar (a efectos de tratar
una moción de censura) al jefe de gabinete, y para removerlo con el voto de la mayoría absoluta de
los miembros de cada una de ellas, todo conforme al art. 101.
También puede ser removido por juicio político (art. 53).
-Incompatibilidades: el jefe de gabinete no puede desempeñar a la vez otro ministerio (art. 100 in
fine). Los ministros no pueden ser senadores ni diputados sin hacer dimisión de sus cargos (art.
105).
-Atribuciones propias: procurando reagrupar sus competencias, en especial a tenor de los arts. 100
y 101, podemos intentar una rápida clasificación:
-El Refrendo Ministerial: en el área presidencial, el inc. 3º del art. 99 contiene los decretos de
necesidad y urgencia.
Los decretos de necesidad y urgencia deben ser refrendados conjuntamente por el jefe de gabinete
y los demás ministros, y que igual refrendo precisan los decretos que promulgan parcialmente una
ley (art. 100, inc 3º). Unos decretos y otros tienen que ser sometidos personalmente por el jefe de
gabinete a consideración de la Comisión Bicameral Permanente del congreso dentro de los diez
días de sancionados (ídem.)
Asimismo, el jefe de gabinete refrenda los decretos presidenciales que se dictan en ejercicio de las
facultades que han sido delegadas por el congreso al poder ejecutivo conforme al art. 76; dichos
decretos también quedan sujetos a control de la Comisión Bicameral Permanente. Todo ello surge
del art. 100, inc. 12.
-Posible bloque del sistema: la intermediación del jefe de gabinete entre el poder ejecutivo y el
congreso es híbrida. Por supuesto, no alcanza a asignar perfil parlamentarista al sistema, cuyo
funcionamiento viene encadenado al tipo de protagonismo y de personalidad del presidente –en
cuya cabeza recae la facultad discrecional de designación y remoción del jefe de gabinete-, y a la
composición partidaria de las cámaras, pues las mayorías que responden al presidente disponen
de la herramienta para hacer funcionar, o no, la moción de censura y la remoción del jefe de
gabinete. Como siempre, el sistema partidario se intercala a modo de árbitro para dar operatividad,
o para bloquear las normas constitucionales en la materia que, por lo demás, dijimos que ya eran
bastante ambiguas.
-Caracteres: hablar del ministerio exige preguntarse si con esa palabra designamos a la
totalidad de los ministros, o a cada uno de ellos separadamente. Y nos parece que con el término
mentamos las dos cosas: el “conjunto”, y “cada uno” de sus componentes. El ministerio es un
órgano de rango constitucional, colegiado y complejo.
-Número: la reforma de 1994 prescribe en su art. 100 que el número y la competencia de los
ministros serán establecidos por una ley especial. La ley de ministerios es, por su naturaleza o
contenido, una ley de carácter constitucional.
El congreso tiene competencia para dictar la ley de ministerios con el alcance de fijar el número y
repartir entre los órganos ministeriales la competencia que les corresponde por materia, pero esa
ley del congreso no puede invadir la zona de reserva del poder ejecutivo y de la administración
pública que depende de él.
-Condiciones: acorde a una interpretación ad pedem litteris de los preceptos legales, basta
con la sola voluntad del presidente para el nombramiento de un ministro, no se requiere ninguna
condición especial.
-Incompatibilidades: los ministros no pueden ser senadores ni diputados sin hacer dimisión
de sus cargos (art. 105).
-Designación y remoción: los ministros son nombrados y removidos por el presidente (art.
99, inc. 7º). Todos son, asimismo, susceptibles de ser destituidos mediante juicio político
(acusación por la cámara de diputados y juzgamiento por el senado, conforme a los arts. 53 y 59).
-Funciones constitucionales de los mismos: frente al poder ejecutivo, cuyos actos refrendan, se
acentúa el carácter político de los ministros. Frente a sus respectivos ministerios, prevalece el
aspecto administrativo: tienen la jefatura, dirección, control y superintendencia de las oficinas,
dictan circulares e instrucciones, y manejan el régimen económico financiero de sus
departamentos.
El artículo 100 establece que “[...] los demás ministros secretarios... tendrán a su cargo el
despacho de los negocios de la Nación, y refrendarán y legalizarán los actos del Presidente por
medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de eficacia.
El art. 103 dispone que no pueden por sí solos, en ningún caso, tomar resoluciones, a excepción
de lo concerniente al régimen económico y administrativo de sus respectivos departamentos. De
todo ello se deduce que los ministros, que carecen de competencia para reglamentar las leyes,
tampoco pueden suplir la ausencia de disposiciones reglamentarias con resoluciones.
El presidente puede hacer “imputación de funciones” propias del poder ejecutivo a favor de los
ministros, siempre que no transfiera las que son de carácter personalísimo.
Relaciones del ministerio con el congreso: la constitución prevé tres fundamentales: a)llamamiento
de uno o varios ministros por cada cámara para que concurran a su sala, a efectos proporcionar
explicaciones e informes (art. 71); b) concurrencia espontánea de los ministros a las sesiones del
congreso, con participación en los debates pero sin voto (art. 106); c) presentación obligatoria por
cada ministro de una memoria detallada del estado del país en lo relativo a los negocios de su
departamento, luego que el congreso abre anualmente sus sesiones (art. 104).
La concurrencia de los ministros cuando son llamados por las cámaras es obligatoria. En nuestro
derecho constitucional el poder de las cámaras no puede censurara a los ministros ni emitir votos
de desconfianza, porque la permanencia o el retiro de los mismos no depende del respaldo
congresional, sino únicamente de la confianza personal del presidente de la república, que los
designa y remueve.
Responsabilidades. Individual y colectiva del Jefe de Gabinete y demás ministros: el art. 102
dispone que cada ministro es responsable de los actos que legaliza; y solidariamente de los que
acuerda con sus colegas. Esta norme viene a disipar una posible duda: siendo el acto refrendado
por el ministro un acto del presidente de la república, podría pensarse que el ministro estuviera
exento de responsabilidad, la que recaería únicamente en el presidente. Y no es así, porque como
lo aclaraba el antecedente de la disposición en la constitución de 1826: “en los casos de
responsabilidad, los ministros no queda exentos de ella por la concurrencia de la firma o
consentimiento del presidente de la república”.