La dignidad humana

El ser humano es consciente de que todo los que hay en la Tierra está a su alcance y
puede disponer de ello. La Iglesia nos da una explicación del motivo por lo que esto es
así, el hombre es imagen de Dios.
Dios dispuso que esto fuera así, puso en manos de los hombres La Creación para
gobernarla y glorificar a Dios. El hombre es capaz de conocer y amar a Dios.
También, desde la Iglesia se nos ofrece la explicación del motivo por el que hombre es
un ser social, crea la sociedad entre hombre y mujer, primera comunión de personas
que encontramos. Necesitamos de la relación entre personas para desplegar nuestras
cualidades.
El ser humano está en constante lucha entre el bien y el mal, la Iglesia lo explica desde
la intromisión del demonio en la vida humana que es el que provoca que el hombre
caiga en el pecado.
Es evidente la dualidad cuerpo y alma, es necesario entender que a pesar de tener
presente la inmortalidad del alma, el hombre debe tratar con respeto la parte
corpórea y hacerlo con dignidad no permitiendo dejarse llevar por impulsos
depravados de su cuerpo.
La importancia de la dignidad de la inteligencia es evidente, el hombre, a través de su
inteligencia ha alcanzado grandes cotas de sabiduría, pero no debe barnizarlas de
humanidad para esta sabiduría esté basada en el amor y el bien común.
El ser humano tiene en lo más profundo de su corazón, impreso por Dios, la
conciencia, donde todo hombre tiene que recurrir para hacer el bien, es un lugar
íntimo donde se encuentra uno con Dios. Un espacio de reflexión que permite al ser
humano seguir el camino de la rectitud. Son unas normas no escritas que nos hacen
actuar de manera correcta, si no lo hacemos de ese modo hay algo dentro de nosotros
que nos hace sentir mal.
Es importante poner de relieve que el hombre actúa en libertad, hace el bien en
libertad. Actúa en conciencia.
Unos de los misterios de la vida es la muerte, el hombre tiene miedo a desaparecer
para siempre, es evidente que contra el hecho biológico de la muerte, el ser humano
no puede hacer nada, Cristo a través de la Resurrección da respuesta a este dilema,
nos da esperanza. Tras la muerte biológica encontramos la vida eterna, una vida feliz
junto al Padre.