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PRINCIPALES HIPÓTESIS. -
Teoría monoaminérgica de la depresión:
La historia moderna de la terapia antidepresiva comenzó a mediados del siglo XX con
la observación empírica de que la reserpina, un fármaco antihipertensivo, producía
estados depresivos asociados a la depleción de las vesículas que contienen
catecolaminas en los terminales nerviosos. Por otro lado, la iproniazida, un fármaco
con estructura tricíclica inicialmente desarrollado para el tratamiento de la tuberculosis,
mejoraba el estado de ánimo de pacientes tratados con este fármaco y que también
sufrían depresión. Poco más tarde se descubrió que este efecto era debido a la
inhibición del enzima monoaminooxidasa (MAO), encargada de la degradación de las
monoaminas. Años después, la búsqueda, mediante analogía estructural, de nuevos
medicamentos antipsicóticos similares a la clorpromazina dio lugar al descubrimiento
de un fármaco (imipramina) que mostró eficacia como antidepresivo y cuyo
mecanismo de acción consistía en su capacidad para inhibir la recaptación de
monoaminas. De estas observaciones surgió la teoría monoaminérgica de la
depresión, que plantea que la etiopatogenia de la depresión endógena estaría
relacionada con una reducción de la actividad monoaminérgica (noradrenérgica,
serotoninérgica o de ambos tipos) en el sistema nervioso central (SNC). A partir de ahí
se postuló que la acción antidepresiva de diversos fármacos se podría deber a una
potenciación de la neurotransmisión como consecuencia del incremento de la
concentración de monoaminas a nivel del espacio sináptico. Así, sujetos con depresión
mayor sometidos a tratamiento con ISRS y con buena respuesta a estos
medicamentos, sufrieron recaídas cuando sus niveles de triptófano fueron
deplecionados en un porcentaje mayor que cuando fueron deplecionados los de
catecolaminas. De la misma manera, los sujetos con depresión mayor bajo tratamiento
con ISRN y que habían respondido a esta medicación sufrieron recaídas cuando sus
niveles de catecolaminas fueron deplecionados en un mayor porcentaje que los de
triptófano. Estos resultados indican que el mecanismo de acción de los antidepresivos
está relacionado preferentemente con los cambios en la concentración de la
monoamina que modifican en el SNC, pero no aclara si otros cambios adicionales son
necesarios. Además, la imposibilidad de producir cambios de humor o en el estado de
ánimo de individuos sanos con depleción de triptófano, o de catecolaminas deja
entrever que los antidepresivos podrían inducir otros cambios adaptativos en el
cerebro de sujetos deprimidos más allá del propio incremento del neurotransmisor a
nivel sináptico. Por tanto, estos datos apuntan más hacia la implicación de estas
monoaminas en el mecanismo de acción antidepresivo de este conjunto de fármacos
que en el origen de la depresión. Además, los antecedentes familiares parecen
desempeñar un papel relevante. Por lo tanto, parece claro que existe un componente
genético en la etiopatogenia de la depresión y que éste podría estar relacionado con el
sistema monoaminérgico. De cualquier modo, la hipótesis monoaminérgica no es
capaz de explicar completamente la etiología de la depresión.
Si esta hipótesis fuera cierta, las acciones farmacológicas de los fármacos
antidepresivos deberían acompañar temporalmente las acciones terapéuticas. Sin
embargo, existe una disociación de 2-4 semanas entre la aparición de los efectos
neuroquímicos de los antidepresivos (incrementos de los niveles de neurotransmisor) y
la aparición de mejoría clínica. Por tanto, este incremento de neurotransmisores a nivel
sináptico podría ser sólo el primer paso de una compleja cascada de eventos que
resulta en la actividad antidepresiva. Este retraso temporal aún no ha sido explicado
por completo, si bien existen algunas teorías al respecto.
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS. –
DISTIMIA:
La distimia es una forma de depresión más leve, pero de larga duración. También se la
conoce como trastorno depresivo persistente. Las personas con esta afección también
pueden tener episodios de depresión mayor en algunas ocasiones.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta a su cuerpo, ánimo y
pensamientos. Afecta la manera de comer y dormir, pensar sobre las cosas, y sentir
sobre uno mismo. No es lo mismo que ser infeliz o estar "triste". No es un signo de
debilidad o algo que se pueda desear o hacer que desaparezca por voluntad propia.
Las personas con depresión no pueden "salir de ella" y reponerse. El tratamiento es
clave para la recuperación. La distimia afecta a las mujeres dos veces más que a los
hombres. Algunas personas también pueden tener depresión o trastorno bipolar.
No hay una causa clara para este tipo de depresión. Los profesionales de la salud
mental creen que es el resultado de desequilibrios químicos en el cerebro. Se cree que
hay muchos factores que contribuyen a la depresión. Estos incluyen factores
ambientales, psicológicos, biológicos, y genéticos. El estrés crónico y el traumatismo
también se han vinculado con esta afección. La distimia parece ser hereditaria, pero
aún no se han vinculado genes a ella.
La distimia es más leve, pero más duradera que la depresión mayor. Cada persona
puede experimentar los síntomas de una forma diferente. Cuando hay síntomas, estos
pueden incluir, por ejemplo:
Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad y "vacío"
Menor capacidad para concentrarse, pensar, y tomar decisiones.
Menor energía.
Cansancio (fatiga).
Sentimientos de desesperanza.
Cambios de peso o en el apetito debido a una excesiva o insuficiente alimentación.
Cambios en los patrones del sueño, como sueño irregular, imposibilidad de dormir,
despertar de madrugada o dormir demasiado.
Baja autoestima.
Para diagnosticar esta afección, un adulto debe tener un estado de ánimo depresivo
durante al menos 2 años (o un año en niños y adolescentes), junto con al menos 2 de
los síntomas anteriores. Los síntomas de esta enfermedad pueden parecerse a los de
otras enfermedades de la salud mental. Siempre hable con su proveedor de atención
médica para obtener un diagnóstico.
La depresión a menudo se desarrolla con otras enfermedades, tales como
enfermedades cardíacas o cáncer. También puede ocurrir con trastornos de ansiedad
o abuso de sustancias. A menudo, las personas con distimia se acostumbran a los
síntomas depresivos leves y no buscan ayuda. Sin embargo, el diagnóstico y el
tratamiento precoz es clave para la recuperación.
Un diagnóstico puede realizarse después de un examen psiquiátrico minucioso y una
historia clínica realizada por un profesional de la salud mental.
DEPRESIÓN MAYOR:
La depresión mayor es un trastorno del estado de ánimo. Se presenta cuando los
sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante
un largo período de tiempo. También cambia la manera en la que funciona el cuerpo.
Los proveedores de atención médica desconocen la causa exacta de la depresión. Se
cree que los cambios químicos en el cerebro son responsables. Esto puede deberse a
problemas con los genes. O se puede desencadenar por ciertos hechos estresantes.
Lo más probable es que sea una combinación de ambos. Algunos tipos de depresión
son hereditarios. Otros tipos ocurren incluso si usted no tiene antecedentes familiares
de la enfermedad. Cualquier persona puede deprimirse, incluyendo los niños y los
adolescentes.
La depresión puede ser producida por:
Alcoholismo o drogadicción
Ciertas afecciones, como hipotiroidismo, cáncer o dolor prolongado
Ciertas clases de medicamentos, como los esteroides
Problemas para dormir
Hechos estresantes en la vida, como la muerte o enfermedad de alguien cercano,
divorcio, problemas médicos, maltrato o rechazo en la niñez, soledad (común en
los adultos mayores) y ruptura de una relación.
La depresión puede cambiar o distorsionar la forma como usted se ve a sí mismo, a su
vida y a las personas a su alrededor. Con la depresión, a menudo usted ve todo en
una forma negativa. Es difícil para usted imaginar que un problema o situación se
pueda resolver de un modo positivo.
Los síntomas de depresión pueden incluir:
Agitación, inquietud, irritabilidad e ira
Volverse retraído o aislado
Fatiga y falta de energía
Sentimientos de desesperanza, indefensión, inutilidad, culpa, y odio a sí mismo
Pérdida de interés o placer en actividades que alguna vez se disfrutaron
Cambio súbito en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso
Pensamientos de muerte o suicidio
Dificultad para concentrarse
Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño
La depresión en los adolescentes puede ser más difícil de reconocer. Los problemas
en la escuela, de comportamiento, o el consumo de alcohol o drogas, todos pueden
ser señales. Si la depresión es muy intensa, pueden presentarse alucinaciones y
delirios (creencias falsas). Esta afección se denomina depresión con rasgos psicóticos.
La depresión con síntomas psicóticos es una forma particularmente grave de trastorno
depresivo mayor en la cual el paciente presenta, en ausencia de criterios diagnósticos
de otro trastorno psicótico, alucinaciones y delirios junto con síntomas nucleares del
trastorno depresivo. Aunque es un trastorno infrecuente, es una patología clínicamente
relevante, ya que los adolescentes con depresión psicótica presentan mayor riesgo de
suicidio y de presentar otros trastornos mentales comórbidos. Es importante destacar
que aun cuando algunos autores han encontrado altas tasas de prevalencia-vida de
síntomas psicóticos en población sana infanto-juvenil, la presencia de síntomas
psicóticos en población adolescente requiere una valoración ya que está íntimamente
ligada a la presencia de síntomas afectivos y condicionantes sociales adversos. A
diferencia de lo que ocurre con el trastorno bipolar o la esquizofrenia, en las que el
primer episodio psicótico suele producirse en la adolescencia o al inicio de la edad
adulta, la distribución de los primeros episodios psicóticos relacionados con un
trastorno depresivo es homogénea a lo largo de la vida, y no tan característica de
edades tempranas. Pero ello no debe hacernos olvidar que la depresión unipolar es
uno de los trastornos más frecuentemente asociados a primeros episodios psicóticos.
A pesar de su importancia desde el punto de vista clínico y para los pacientes, la
depresión con síntomas psicóticos no ha sido apenas investigada en la infancia y
adolescencia.
No se han localizado estudios controlados sobre la estrategia terapéutica más eficaz
en la depresión con síntomas psicóticos en la infancia y la adolescencia.
La GPC del NICE, localizó solo un pequeño estudio que sugería que la combinación
de antidepresivos con antipsicóticos podría ser beneficiosa en adolescentes con
depresión psicótica, pero este estudio se centró más en el análisis de los niveles
plasmáticos del fármaco que en otras variables clínicas.
La adición de un fármaco antipsicótico al tratamiento antidepresivo es la estrategia de
potenciación más recomendada, tanto en GPC como la NICE del año 2015 como en
documentos de consenso de expertos recientes.
TRASTORNO BIPOLAR:
El trastorno bipolar es trastorno del estado del ánimo, es una enfermedad crónica y
recurrente que se manifiesta principalmente por episodios alternantes de
sintomatología depresiva (episodios depresivos) y periodos de exaltación del humor e
incremento de la vitalidad (episodios maníacos o hipomaníacos).
El trastorno bipolar comienza a manifestarse típicamente en la adolescencia, 3ª o 4ª
década de la vida. El primer episodio puede ser maníaco, depresivo o mixto lo que
conllevará que este trastorno debute con una determinada sintomatología.
En general, los episodios maníacos predominan en la juventud e inicio de edad adulta
y los episodios depresivos predominan en edades más avanzadas, aunque se han
descrito primeros casos de manía por encima de los 65 años.
Existen distintos tipos de bipolaridad que se pueden manifestar de distintos modos a lo
largo de la vida. En el trastorno bipolar tipo I se alternan episodios maníacos,
depresivos y mixtos; en el trastorno bipolar tipo II se alternan episodios depresivos e
hipomaníacos; y en la ciclotimia, una forma más leve de bipolaridad, se alternan
numerosos periodos de síntomas depresivos que no llegan a alcanzar la intensidad o
criterios suficientes de depresión mayor con otros periodos de síntomas hipomaníacos.
En el episodio maníaco, típicamente, se va desarrollando durante 1 o 2 semanas un
humor eufórico o irritable, junto con otros síntomas como ideas de grandiosidad,
disminución de la necesidad de dormir, aceleración del habla e hiperactividad.
Los episodios maníacos pueden cursar también con síntomas psicóticos (delirios y
alucinaciones) y desinhibición conductual que pueden generar situaciones de riesgo
para el propio paciente y las personas de su entorno.
Los síntomas más habituales son:
Episodios maníacos con euforia o irritabilidad, ideas de grandiosidad, aceleración
del habla, hiperactividad, etc.
Episodios depresivos con retardo psicomotor y/o hipersomnia, alteración del
estado de ánimo, etc.
Cuando el trastorno comienza por un episodio depresivo es frecuente que se trate de
una depresión leve de semanas o meses de duración, con enlentecimiento psicomotor
y/o hipersomnia (que no debe confundirse con un estado de pereza). Estos síntomas
luego evolucionan a manía. Durante el episodio mixto coexisten síntomas de manía
como la aceleración del habla, la hiperactividad y las ideas de grandiosidad junto con
otros que aparecen en la depresión grave como la desesperanza, los sentimientos de
culpa exagerados y la ideación suicida.
En la causa del trastorno bipolar predomina el componente biológico y un modelo muy
aceptado explica la enfermedad como resultado de la combinación de un componente
genético con determinadas situaciones vitales adversas que actúan como
desencadenantes. Los efectos probablemente pequeños, aditivos e interactivos de
muchos genes confieren una mayor vulnerabilidad personal que posibilita que
determinadas situaciones como el estrés, los periodos de falta de horas de sueño o el
consumo de drogas o sustancias estimulantes ocasionen un desequilibrio de sistemas
neuroquímicos (serotonina, noradrenalina, dopamina, etc.) y probablemente hormonal
que a su vez provocan los síntomas psíquicos y físicos de la enfermedad.
El diagnóstico del trastorno bipolar se basa en la evaluación clínica por parte del
especialista en Psiquiatría. Presenta síntomas y signos bastante característicos, lo que
hace que no sea necesario, en muchos casos, realizar ninguna otra prueba
diagnóstica.
Entrevista diagnóstica, Si se sospecha que puede tener una causa orgánica, conviene
realizar otras pruebas como la resonancia magnética, analíticas y valoración por otros
especialistas.
DEPRESION ENMASCARADA:
El Dr. José Gavilán Villanueva, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Alberto
Sabogal Sologuren del Seguro Social de Salud (EsSalud), explicó que este trastorno
afecta a las personas en sus actividades básicas diarias como asistir al trabajo o
centro de estudios. “Cuando se trata de una depresión enmascarada no solo se
presentan los síntomas emocionales conocidos como tristeza prolongada, melancolía
y desgano, además hay fatiga, falta de sueño, irritabilidad, malestares generales,
adormecimientos, hormigueos y dolores articulares que se relacionan con otras
enfermedades, pero en realidad es propio de la depresión”, señaló. El especialista
precisó que en la población infantil y adolescente este tipo de depresión se presenta
con conductas agresivas, irritabilidad, problemas en el aprendizaje, dolor de cabeza,
aislamiento social, alteraciones del sueño y apetito. En tanto, los adultos y adultos
mayores pueden mostrarse poco tolerantes al sonido, mostrar resentimiento y
reaccionar de una manera inadecuada. Debido al tabú que existe en la sociedad, los
pacientes prefieren buscar una sintomatología que sea orgánica en vez de una
atención psiquiátrica. “En esa circunstancia, el paciente muestra resistencia para
aceptar que padece esa enfermedad, debido a que socialmente los síntomas físicos
están menos estigmatizados que los psicológicos. Es más sencillo decir que a uno le
duele la cabeza que reconocer que está triste y se siente solo. Por eso, una de las
vías que la enfermedad elige para manifestarse es la física”, señaló Gavilán
Villanueva. Agregó que las manifestaciones somáticas más frecuentes son los
malestares gastrointestinales (nauseas, dolores gástricos), neurológicos (pérdida de
memoria, lumbalgia, mareos), cardiorrespiratorios (taquicardia, palpitaciones, dolor
torácico), dermatológicos y malestares generales, como cansancio, debilidad, fatiga y
alteraciones del sueño.
FACTORES DE RIESGO. –
Por lo general, la depresión comienza en la adolescencia o entre los veinte o treinta y
tantos años, pero puede aparecer en cualquier momento de la vida. Esta enfermedad
se les diagnostica más a las mujeres que a los hombres, pero puede ser, en parte,
porque es más probable que las primeras busquen recibir tratamiento.
Algunos de los factores que parecen aumentar el riesgo de que se manifieste o se
desencadene la depresión son:
Ciertos rasgos de la personalidad, como tener la autoestima baja y ser demasiado
dependiente, muy autocrítico o pesimista
Situaciones traumáticas o estresantes, como maltrato físico o abuso sexual, la
muerte o la pérdida de un ser querido, una relación difícil o problemas económicos
Familiares consanguíneos que tienen antecedentes de depresión, trastorno
bipolar, alcoholismo o suicidio
Ser lesbiana, gay, bisexual, transgénero o presentar variaciones en el desarrollo
de los órganos genitales que no son claramente ni masculinos ni femeninos
(intersexualidad) en un entorno que no brinda apoyo
Antecedentes de otros trastornos de salud mental, como un trastorno de ansiedad,
de la alimentación o de estrés postraumático
Abuso de alcohol o de drogas recreativas
Una enfermedad grave o crónica, como cáncer, un accidente cerebrovascular,
dolor crónico o una enfermedad cardíaca
Ciertos medicamentos, como los que se indican para la presión arterial alta o las
pastillas para dormir (habla con el médico antes de suspender la toma de cualquier
medicamento).
Los ejemplos de las complicaciones relacionadas con la depresión comprenden:
Sobrepeso u obesidad, que pueden derivar en enfermedades cardíacas o diabetes
Dolor o enfermedad física
Consumo inapropiado de alcohol o de drogas
Ansiedad, trastorno de pánico y fobias sociales
Conflictos familiares, dificultades en tus relaciones y problemas en la escuela o el
trabajo
Aislamiento social
Sentimientos suicidas, intentos de suicidio o suicidio
Automutilación, como por ejemplo cortes
Muerte prematura a raíz de enfermedades.
TRATAMIENTO. –
El tratamiento se basará en el uso de fármacos, psicoeducación y psicoterapia en la
que se ayuda al paciente a conocer aspectos de la forma de trastorno que presenta y
cómo le afecta a cada persona en concreto. Unas medidas de estilo de vida saludable
(regularidad en el horario, cuidar las horas de sueño, evitar el consumo de drogas,
realizar ejercicio físico, etc.) ayudan a prevenir y controlar la sintomatología.
Si usted está pensando en el suicidio o está sumamente deprimido y no puede
desempeñarse, posiblemente necesite tratamiento en un hospital. Después de que
haya estado en tratamiento y si siente que sus síntomas están empeorando, hable con
su proveedor. Es posible que sea necesario cambiar su plan de tratamiento.
ADVERTENCIA
A los niños, adolescentes y adultos jóvenes se les debe vigilar muy de cerca en busca
de comportamiento suicida. Especialmente durante los primeros meses después de
comenzar los medicamentos para la depresión.
Las mujeres que estén recibiendo tratamiento para la depresión y que estén
embarazadas o pensando en quedar embarazadas no deben dejar de tomar los
antidepresivos sin hablar primero con su proveedor. Tenga cuidado con los remedios
naturales como la hierba de San Juan. Esta es una hierba de venta sin receta médica.
Puede ayudar a algunas personas con depresión leve. Sin embargo, esta hierba
puede alterar la acción de otros medicamentos en el cuerpo, como los antidepresivos.
Hable con su proveedor antes de probar esta hierba. Si usted siente que el
medicamento lo está empeorando o le está provocando otros síntomas (como
confusión) coménteselo a su proveedor de inmediato. Acuda a la sala de urgencias si
está preocupado por su seguridad.
PREVENCION. –
Si usted tiene depresión, hay cosas que puede hacer para sentirse mejor. La
depresión puede hacerlo sentir agotado, inútil, impotente y sin esperanza. Esos
pensamientos y sentimientos negativos pueden hacer que sienta ganas de darse por
vencido. Es importante darse cuenta de que estas visiones negativas son parte de la
depresión y pueden no reflejar la realidad. Los pensamientos negativos desaparecen
cuando el tratamiento empieza a hacer efecto. Mientras tanto, tenga en cuenta lo
siguiente:
Busque ayuda. Si cree que puede estar deprimido, consulte a un profesional lo
más pronto posible.
Establezca metas realistas y no asuma tanta carga.
Divida las tareas grandes en otras más pequeñas. Establezca prioridades y haga
lo que pueda cuando pueda.
Trate de estar con otras personas y de confiar en alguien. Por lo general es mejor
que estar solo y ser reservado.
Haga cosas que lo hagan sentir mejor. Ir al cine, realizar tareas de jardinería, o
tomar parte en actividades religiosas, sociales o de otro tipo pueden ayudar. Hacer
algo bueno por otra persona también puede ayudarle a sentirse mejor.
Haga actividad física con regularidad.
Esperar a que su ánimo mejore lentamente, no de inmediato. Sentirse mejor lleva
tiempo.
Siga una dieta saludable y bien equilibrada.
No beba alcohol ni consuma drogas. Estos hábitos pueden empeorar la depresión.
Lo mejor es posponer decisiones importantes hasta que la depresión haya
desaparecido. Antes de hacer un gran cambio, como cambiar de trabajo, casarse o
divorciarse, hable con otras personas que lo conozcan bien y tengan una visión
más objetiva de su situación.
Recuerde: La gente rara vez "sale de" una depresión. Sin embargo, pueden
sentirse un poco mejor día a día.
Trate de ser paciente y centrarse en los aspectos positivos. Esto puede ayudar a
reemplazar los pensamientos negativos que forman parte de la depresión, y tales
pensamientos desaparecerán a medida que su depresión responda al tratamiento.
Deje que sus familiares y amigos lo ayuden.
No existe una manera segura para evitar la depresión. Sin embargo, las siguientes
estrategias pueden ser útiles.
Toma medidas para controlar el estrés, mejorar tu resiliencia y levantar tu
autoestima.
Acércate a la familia y a los amigos, especialmente en momentos de crisis, para
que te ayuden a superar los malos tiempos.
Consigue tratamiento ante el primer signo de un problema para que te ayude a
impedir que la depresión empeore.
Considera tener tratamiento de apoyo de larga duración para que te ayude a
prevenir la reaparición de los síntomas.
RECOMENDACIONES:
En niños y adolescentes con depresión psicótica, se sugiere la consideración de
potenciar el tratamiento antidepresivo con un antipsicótico de segunda generación. La
elección del antipsicótico debe estar guiada por el perfil de efectos adversos y se
recomienda empezar con una dosis baja e ir aumentando progresivamente hasta
alcanzar la dosis mínima eficaz [nueva 2017].
Todo niño o adolescente que mantiene un tratamiento con antipsicóticos debe estar
sometido a un control de efectos adversos riguroso
Dado que estas afecciones por lo general dura más de 5 años, puede que sea
necesario un tratamiento a largo plazo.
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