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ESCUELA DE MÚSICA LA COLMENA

CARRERA: INSTRUMENTISTA SUPERIOR – VOCALISTA SUPERIOR -


COMPOSICIÓN, ARREGLOS Y PRODUCCIÓN

PROFESOR: HUMBERTO MENSEGUET

AÑO 2023
LA MÚSICA ARGENTINA DURANTE LA ETAPA COLONIAL

Como sucedió en la mayor parte del territorio hispanoamericano, los primeros


colonizadores llegados a la zona de Argentina utilizaron el cristianismo como
un modo eficaz de penetración cultural y de dominación. En buena parte, la
música constituyó una útil herramienta en la tarea de cristianización de las
poblaciones locales, conocedoras de este arte desde tiempos remotos. Desde
sus principales centros, en la región de La Plata (Argentina y Paraguay) y el
río Paraná, los jesuitas difundieron su mensaje evangelizador; junto a la
música sagrada, lógicamente prioritaria, la de carácter secular no quedó
excluida del repertorio de sus misiones.

*Historia de la Música, Espasa (e). España 2000

Siglo XVI

1536

El primer antecedente vinculado a la introducción de los elementos que


posteriormente producirían la mestización de la música indígena, se refiere a
Juan Gabriel Lezcano (Nuño Gabriel), quien a poco de desembarcar en lo que
ahora es la ciudad de Buenos Aires como integrante de la expedición de Don
Pedro de Mendoza, reunió a los indígenas del lugar y "les hizo y enseñó cantares
contra sus vicios, esto es, contra el comer carne humana, contra el tatuaje,
contra el matar a otros...". El mismo expedicionario fundó después, en Asunción
del Paraguay, la primera escuela de música y canto que existió en estas
regiones. Los primeros instrumentos musicales introducidos por los
conquistadores fueron: Las trompetas, pífanos (flautines), atabales (tamboriles)
y vihuelas (guitarras).

1585

Llegan al Tucumán en el mes de noviembre los jesuitas Alonso Barzana y


Pedro Añasco, quienes advirtiendo la influencia que ejerce la música en los
aborígenes, la utilizan para conquistarlos; cultivando también sus innatas
condiciones con "nuevos cantares de graciosos tonos", que les someten
dulcemente, "dejando arcos y flechas". La pieza más antigua y que aún se
conserva es un órgano en Santiago del Estero.

1590

A fines de este año arriba también en Tucumán, el fraile Francisco Solano,


perteneciente a la Orden Seráfica (franciscana). Canonizado posteriormente por
sus admirables virtudes de apóstol, evangeliza a los indios después de atraerlos
con la milagrosa sugestión de su violín. San Francisco Solano es el arquetipo del
misionero americano, capaz de hacernos llegar a la Verdad, a través de un
camino de bondad y de belleza.
SIGLO XVII

1600

En las primeras décadas de este siglo es bastante intenso el movimiento musical


en la población hispana de la Colonia. Las reuniones familiares y las funciones
religiosas se realizan con gran despliegue de músicos e instrumentos. Al mismo
tiempo, inician sus actividades algunas escuelas de música y otras donde se
enseña a danzar. Sólo resta agregar, como último antecedente para juzgar la
importancia del movimiento musical entre la población hispana de esa época, el
número de habitantes blancos que contaba cada una de las ciudades más
importantes. Córdoba: 500; Santiago del Estero: 40; Buenos Aires: 250;
Tucumán: 250; La Rioja: 250 y Jujuy: 100.

1609

El Padre Diego de Torres ordena por esa época a los misioneros jesuitas que se
dirigían al Paraguay, que "reunieran a los hijos de los indios para enseñarles la
doctrina, a leer y a cantar". Con tanto entusiasmo cumplen esta consigna, en lo
que se refería a la música, que parten para fundar las célebres Reducciones
Guaraníes auténticos centros de civilización y cultura provistos de cuantos
instrumentos pudieron conseguir, estimulados, sin duda, por las palabras del
Padre Manuel Nóbrega, quien dijo: "Dadme una orquesta de músicos y
conquistaré al punto todos los infieles para Cristo".

1617

Los guaraníes, singularmente dotados para la música, hacen rápidos progresos


en el conocimiento de éste arte y en la ejecución instrumental, respondiendo así
a la labor del Padre Juan Vaseo, quien es el primero en abordar la educación
musical de los indios en forma sistemática. Simultáneamente, en la Reducción de
San Ignacio, el Hermano Luis Berger cumple idéntica misión, siendo
posteriormente trasladado a Chile para desarrollar allí su actividad musical.

1650

A partir de este año y hasta fines del siglo, la música, el canto y la danza,
manifiestan un amplio y promisorio progreso. Tucumanos, bonaerenses,
santiagueños, mendocinos y riojanos, rivalizan en la organización de reuniones
musicales. Abundan los profesionales de la música y las funciones religiosas se
realizan con mayor solemnidad, precisamente, porque en ellas intervienen
orquestas y coros mejor preparados. Con todo, la docta Córdoba, mantiene una
ostensible superioridad cultural sobre las restantes ciudades. Comienzan a
instalarse en ella comercios para la venta de instrumentos y afluyen muchos de
los jesuitas que antes habían desarrollado sus actividades musicales en las
Misiones Guaraníticas. Órganos de excelente mecanismo se construyen para las
iglesias cordobesas, destacándose los realizados con la intervención de los
indígenas. Junto a la música culta y religiosa, se promueve también la popular.
1691

Llega a la Reducción de Yapeyú el jesuita Antonio Sepp (tirolés), quien no hace


más que consolidar el prestigio que como centro musical posee la mencionada
reducción. Dos años está al frente de la escuela de música y en tan breve lapso
forma excelentes maestros de instrumentos, llegando a ejecutar numerosas
obras alemanas traducidas al guaraní y con representaciones teatrales
musicalizadas. Cabe también destacar la cantidad, variedad y excelencia de los
instrumentos musicales, que en la Reducción de Yapeyú, por esta época se
fabrican y distribuyen en la región.

SIGLO XVIII

1700

No decae el prestigio de Yapeyú como centro musical de indiscutida


superioridad. Además de las artísticas interpretaciones vocales e instrumentales
de los indígenas, la enseñanza musical se realiza con otros medios y otros
propósitos. Se amplía cada vez más la variedad de instrumentos puestos al
servicio de las nuevas vocaciones musicales y se tiende a formar maestros de
música capaces de promover la cultura musical en otras regiones. Por otra parte,
se intensifica el aporte europeo a través de calificados músicos que llegan a
estas tierras y la importación de nuevos instrumentos, partituras y libros de
música. Los centros de poblaciones, hispana e indígena, desenvuelven
eficazmente la práctica del canto y la danza, como manifestaciones que van
adquiriendo, cada vez, más elevada jerarquía.

1717

Si bien Yapeyú regentea el movimiento musical del país, Córdoba constituye un


elevado centro de cultura, cuya expresión más elocuente es su, entonces, casi
centenaria Universidad. El medio resulta propicio para recibir al Hermano
Domingo Zípoli, de la Compañía de Jesús, destacado compositor y "uno de los
más grandes organistas de todos los tiempos". Proficua es la labor de este
músico italiano en el sentido de dar a conocer las obras más representativas de
la época, lo que incidirá grandemente en el posterior desenvolvimiento musical
de la Colonia.

1756

-Entre los Lules del Tucumán desarrolla su acción apostólica y artística el


misionero jesuita Juan Fecha. Funda y dirige una escuela de música en la que
enseña a los indios a cantar y a ejecutar en diversos instrumentos según las
reglas del solfeo. Cabe destacar la extraordinaria difusión que en este siglo
alcanza la guitarra. Se convierte en el instrumento popular, por antonomasia, y
su uso se extiende a todas las clases sociales. Se la ve en manos del señor y del
esclavo, en las reuniones familiares de toda categoría y hasta en la
interpretación de la música eclesiástica.
1757

.-Se levanta en Buenos Aires un Teatro de óperas y Comedias. Poca fortuna


tiene este primer intento para dotar a la ciudad de una sala destinada a los
espectáculos de música y teatro. En 1761, don Pedro de Aguiar, como dueño
principal y armador "de la casa de ópera de música yrepresentación... para
diversiones públicas", se ve obligado a cerrarla. Se ignoran los motivos de tal
determinación.

1783

Se inaugura el Teatro o Casa de Comedias de la Ranchería, ubicado en un


inmenso galpón cubierto con techo de paja. Cuenta con todos los implementos
necesarios para las representaciones teatrales; dos filas de palcos, seis grandes
bancos de madera y el restante espacio libre para ser ocupado por espectadores
de pie. Paralelamente a las actividades teatrales se desenvuelven las de carácter
musical que alcanzan singular brillo a partir de 1787, cuando se designa director
de la orquesta del Teatro de la Ranchería al maestro Antonio Aranaz. En 1792 un
incendio destruye totalmente el Teatro, obligando a realizar las representaciones
y audiciones musicales en locales improvisados.

1790

El comienzo de la última década del siglo XVIII, sorprende a las poblaciones,


hispana e indígena, de la época de la Colonia, elaborando con todo entusiasmo
su propia cultura musical. Se supera la calidad artística de todas las
manifestaciones musicales en los centros ciudadanos del país. La música
religiosa y la profana en su doble aspecto, culta y popular reciben nuevos
aportes. Son cada vez más importantes los conjuntos corales y orquestales que
participan en las ceremonias del culto; más acendrado el valor de los
instrumentistas, cantantes y músicos que nos visitan en sus giras artísticas,
cuando, insólitamente, comienza a asomarse un cantor, con el ánimo de hacerse
oír, que pulsa la guitarra de modo diferente, que canta con su "propia" voz y dice
cosas distintas...

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