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FILOSOFÍA. SEMANA NRO.

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NATURALEZA Y ORIGEN DEL HOMBRE


El hombre es un ser natural y espiritual; está hecho de materia y espíritu. Todo hombre es materia y
espíritu. Esto lo hace un ser complejo y su estudio difícil. Aún no ha sido descifrada la relación entre
materia y espíritu. Con razón decía Holderling “somos un signo indescifrado”. No obstante, las ciencias
naturales y sociales ya han hecho comprobaciones importantes al respecto.

1. EL HOMBRE COMO SER NATURAL


El hombre es un ser natural en un triple sentido. En primer lugar, su cuerpo es un cuerpo
material, constituido o compuesto de los elementos de los cuales está hecho el mundo material:
carbono, fósforo, hierro, nitrógeno, potasio, calcio, etc. Y estos elementos lo son del hombre
como lo son de una piedra o de un pino. En segundo lugar, su cuerpo está sujeto a las leyes del
mundo natural, en el sentido, que está sujeto al cambio, a las transformaciones propias de la
materia viva o inerte, orgánica o inorgánica. El cuerpo humano está sujeto a la ley de la
gravedad y como ser vivo a las leyes biológicas. En tercer lugar, el hombre como ser natural,
necesita para su supervivencia del concurso del mundo natural. Por ejemplo, requiere oxígeno y
elementos naturales para su metabolismo.
La paleontología ha mostrado con abundante material de prueba los cambios que ha sufrido el
hombre como ser natural; ha podido seguir la evolución de sus predecesores: el Pithecantropus,
el Australopithecus, el Sinanthropus u hombre de pekín, el homo Neanderthalensis. La Biología
ha mostrado la especificidad del cerebro humano, la especificidad de su sistema muscular, la
especificidad de su sistema nervioso, la especificidad de su lenta maduración. El cerebro
humano es excepcionalmente grande en relación con la cara y muy complejo. La Bioquímica, la
Genética, la Anatomía y Fisiología, la Psicología han hecho contribuciones importantes en el
conocimiento del hombre como ser natural.
La importancia del lado material del hombre ha sido subrayada por el papel que juega el cerebro
en la vida humana. Porque cuando este se daña la vida humana propiamente acaba y por eso
han definido al hombre como un cerebro con sus artefactos. Es parte sustantiva del hombre su
lado natural; sin embargo, es solo un lado.

2. EL HOMBRE COMO SER ESPIRITUAL


Como ser natural el hombre es una especie en el reino animal. Pero el hombre tiene otro lado,
que no lo disponen los animales. Es el lado espiritual, que es lo propiamente humano, lo
específicamente humano. En este sentido, el hombre es un ser espiritual. Este aspecto ha sido
estudiado por las ciencias sociales, las cuales han ofrecido igualmente abundante material sobre
la actividad humana, lo que ha hecho y hace. Y se pueden señalar algunas características
específicas.
a) Primera característica: El hombre es un ser que lo transforma todo. El hombre es un
transformador universal.
El hombre transforma en alimento elementos minerales, vegetales o animales. Puede
alimentarse de raíces, tallos, hojas o semillas; de animales de río, de mar, de selva o de
montaña. No se especializa en determinados productos como los animales. Un tigre es

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carnívoro como una vaca es herbívora. El hombre es universal en el sentido que puede ser
herbívoro, carnívoro, granívoro, fructífero, etc. Igualmente, cualquier pedazo de tierra lo
transforma en su casa, con piedras, con maderas, con fierro o con cemento o simplemente
con paja y barro. No se queda en un único tipo de vivienda.
Pero otra cosa ya más importante. Transforma las cosas en sustitutos de sus órganos:
martillos, hachas, sogas, hondas, anteojos, audífonos, microscopios, telescopio. El poder de
sus manos así crece; así como también aumenta la capacidad de sus sentidos.
Pero algo aún más importante es la transformación de sí mismo. El hombre se transforma el
mismo; aumenta sus capacidades y aumenta sus necesidades. El hombre de Pekín no tiene
las mismas habilidades ni necesidades que el hombre griego y el griego antiguo no tiene las
mismas capacidades y necesidades que el contemporáneo.
El hombre está haciéndose, transformándose, permanentemente, y está transformándolo
todo diariamente. Por eso, es un transformador universal.

b) Segunda característica: El hombre es un ser social. El hombre no vive solo.


El hombre no transforma nada solo, no trabaja solo, no actúa solo, no vive solo. El hombre
vive en grupo. El hombre es un ser gregario, comunitario. La historia ha registrado la vida del
hombre desde siempre en grupos, en hordas, en tribus, en sociedades, culturas o
civilizaciones.
En la vida diaria, se ve al hombre asociado a clubs, en círculos, en la familia, que es el grupo
natural.
El hecho de ser social significa estar entre otros, estar con otros, contar con otros; en otras
palabras, pertenecer a un grupo. Y esto, a su vez, quiere decir conocer las costumbres, los
usos del grupo; empaparse de las ideas y creencias del grupo. Tiene que saber comer como
el grupo; tiene que saber orar como el grupo; tiene que saber saludar como el grupo; tiene
que saber divertirse como el grupo. Tiene que saber la lengua del grupo. Si no sabe ni las
costumbres, ni las creencias, ni las ideas, ni la lengua del grupo, no puede pertenecer ni
integrarse a él. Resultará un extraño al grupo. Y el hombre fuera del grupo muere como el
pez fuera del agua.
El hombre, por eso, necesita apropiarse de las ideas, de las creencias, de las costumbres y
de la lengua del grupo. Desde que nace el hombre comienza este proceso de integración al
grupo. En grupos organiza también la integración, en el proceso sistemático, que se llama
educación.
La vida del hombre será más normal en tanto mejor este incorporado e integrado al grupo.
En esto se distingue del animal. El animal madura rápidamente para la vida adulto. A veces
en tanto nace, como la vicuña, comienza a correr. El hombre requiere de los otros para
madurar y crecer. Es muy lenta su maduración y sin la vida del grupo moriría
irremediablemente.

c) Tercera característica: El hombre es un ser consciente. El hombre tiene conciencia.

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El hombre es un ser que se da cuenta de lo que hace, de lo que necesita, de lo que aspira, de
lo que tiene. Se da cuenta que transforma unas cosas en otras; por ejemplo; que convierte
unas hierbas, unos granos, unas raíces, unas frutas, en alimentos. Se da cuenta que hace
cosas, que hace caminos, que hace vehículos: lanchas y carretas, autos y aviones. Se da
cuenta que construye ciudades y organiza pueblos. Se da cuenta que necesita alimentarse,
vestirse y también divertirse. Y se da cuenta que aspira a tener mejor producción, mejores
cosechas, mejores ingresos, mayor esparcimiento, mayor descanso y también a encontrarse
más feliz.
Todo este darse cuenta de todo, quiere decir ser consciente. Y esto le pasa sólo al hombre.
Sólo al hombre le pasa esto de ser consciente. Al animal sólo le pasa que necesita aplacar
sus necesidades y con la satisfacción de las mismas se agota toda su actividad. Una vez el
animal satisfecho descansa y se duerme. El hombre tiene la conciencia despierta, que le
permite aislarse, separarse, ensimismarse.
El hombre es capaz de separar entre lo que él es, como cuerpo y como espíritu y lo que le
rodea como mundo. Separa su individualidad y el mundo. Pero también separa entre las
cosas del mundo y las representaciones que de él tiene. Es capaz de doblar el mundo con un
mundo de representaciones. En este sentido la conciencia lo representa todo, lo que pasa
en la naturaleza, lo que pasa en la sociedad y lo que pasa en la propia conciencia. La
conciencia es una fábrica de representaciones.
Así como distingue el mundo también distingue la historia, su pasado y su futuro. La
conciencia proyecta el futuro, prevé lo que puede ocurrir, lo que puede venir. La conciencia
tiene el poder de prefigurase mundos posibles, sucesos probables, hechos previsibles.
Este es un privilegio exclusivamente humano: el poder trasladarse, por así decirlo, al futuro
y al pasado; y al final de cuentas separarse de todo y ensimismarse en el propio rincón de su
autoconciencia.

d) Cuarta característica: El hombre es un ser libre.


Ser libre es tener la oportunidad de elegir, de optar entre por lo menos dos cosas, entre dos
vestidos o trajes, entre dos casas, entre dos formas de pelear, entre dos formas de
divertirse, entre dos formas de trasladarse de un lugar a otro.
Al hombre lo vemos, desde que aparece sobre la tierra, habitando las viviendas más
variadas. Lo vemos construyendo casas de piedra, de barro, de caña, de madera, de
cemento y en las formas más diversas, con las comodidades igualmente más distintas, desde
las cuevas, las chozas, los edificios, los palacios. Ha inventado así mismo el vestido, y las
formas de vestir han variado mucho a lo largo de la historia. Han variado en los materiales y
en los estilos. No ha habido jamás una única manera de vestir, ni ha habido nunca
uniformidad. Parece que al hombre le repugna la uniformidad. Ha elegido formas de
sombrero, formas de zapato, formas de pantalón, formas de camisa, etc.
Así como ha elegido su forma de vestir, ha elegido su forma de pelear. Ha inventado sus
armas cada vez más complicadas, desde las hondas y flechas hasta los submarinos, bombas
atómicas o misiles. Ha elegido sus estrategias.

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Ha inventado también sus formas de divertirse. Ha inventado danzas, canciones,


espectáculos y juegos y los está inventando permanentemente. Ni en todas partes ni en
todos los tiempos se ha bailado de la misma manera. Ni en todas partes se canta y se llora
de la misma manera. Cada pueblo tiene su forma de bailar y cantar y divertirse. Unos se
divierten viendo corridas de toros, otros viendo peleas de gallos, otros viendo peleas de
hombres, otras carreras de caballos. Ha inventado todos los deportes.
Ha inventado las más diversas formas de trasladarse de un lugar a otro, formas diversas de
vehículos, desde la carreta tirada por caballos hasta los trasatlánticos. Hay infinidad de
vehículos. La libertad de invención es ilimitada.
Algo que debe parecer sorprendente. Ha inventado diversas lenguas, diversos sistemas de
comunicación con los cuales se entienden comunidades grandes y pequeñas. El hombre no
está atado a ningún idioma naturalmente. El hombre puede aprender cualquier lengua
porque la lengua es un invento humano.
Y también ha sido libre para asociarse de diversas maneras y para constituir diferentes
culturas, con su arte, su religión, su ciencia y su filosofía.
El hombre es libre porque elige su propio ser. El hombre desde que nace no tiene un ser
definido de una vez y para siempre. Su ser se va haciendo diariamente, permanentemente.
En esto se distingue del animal, que su ser está definido definitivamente desde que nace. El
tigre es tigre desde que nace. Por eso el animal no tiene historia.

3. EL HOMBRE COMO PROBLEMA


Las características anotadas permiten determinar al hombre como un ser diferente,
sustancialmente diferente, de los otros seres animados e inanimados. El hombre es un ser
diferente de una piedra, de una planta o de un animal. Es diferente de un tigre, por ejemplo, o
de un mono, incluso aunque fuera descendiente de éste. De esa diferencia se maravilló San
Agustín. Y se ha maravillado también Pascal, que reconocía en ella grandeza y debilidad juntas.
Esta diferencia antropológica ha concentrado todas las preocupaciones filosóficas sobre el
hombre en esta pregunta: ¿Qué es el hombre? ¿Es una creación divina? ¿Es solamente el
producto evolucionado de la materia? ¿Es sólo materia? ¿Es sólo espíritu? ¿Es una conjunción
de espíritu y materia? ¿Es un ser hecho y acabado? ¿O es un ser que se está haciendo?
Aquella pregunta ¿qué es el hombre? Ha separado sus respuestas en dos cuestiones. La cuestión
de la naturaleza o esencia y la cuestión del origen.

4. EL ORIGEN DEL HOMBRE


a) Teoría creacionista o fijista
Esta teoría ha tenido larga vida. Tuvo una vigencia indiscutida hasta el siglo XIX. Para esta
teoría, el hombre fue creado por Dios, según el relato de la Biblia en el Génesis. El hombre
fue creado adulto y con su propia pareja, con capacidad de reproducirse. El hombre no ha
sufrido cambios ni variaciones por esta teoría. Se conserva tal y como lo creó Dios. Fue
creado junto a todas las parejas de todas las especies, cuyo número se mantiene inalterable.
El creacionismo enseñaba que el mundo actual era igual a lo que era desde su creación.

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Conforme al método de la teología, que va de Dios a las cosas, se deducía de la naturaleza


de Dios lo que había de ser la naturaleza de las cosas. Una causa divina inmutable no podía
haber creado sino cosas definitivas. Todo salía perfecto de la mano de Dios.
Un filósofo, tan racionalista como Descartes, admitía la creación divina del hombre, porque
consideraba que era parte de la verdad revelada.
Los grandes naturalistas Linneo y Cuvier fueron creacionistas. No admitían la variabilidad de
las especies, porque decían que con la inestabilidad de éstas no podía haber ni botánica ni
zoología. Toda una revolución constituiría la teoría evolucionista de Darwin.

b) Teoría evolucionista de Darwin

El autor de esta teoría es Charles Darwin (1809-1882). El impacto que causó en biología la
publicación de su libro El origen de las especies mediante la selección natural ha sido
comparado con el que produjo en física la obra Principios de filosofía natural de I. Newton.
Algunos han considerado el siglo XIX como el siglo de Darwin.
La verdad esencial de Darwin puede resumirse en dos tesis. La primera, las especies han
cambiado con el paso del tiempo y la segunda, las especies se han transformado en virtud de un
fenómeno general llamado selección natural.
La selección natural la explica de este modo. En todo medio los recursos son limitados. Los
individuos luchan por apoderarse de ellos. Ganan y sobreviven los más aptos. Por puro azar los
ganadores son individuos portadores de mejores aptitudes, que los hacen diferentes y que en
sus descendientes los pueden llevar a formar nuevas especies. Así resulta que las especies
proceden de otras especies por especialización, diferenciación, variación de sus aptitudes que
son heredadas. Las especies tienden a separarse indefinidamente del tipo original. La
Paleontología y la Biogeografía pueden establecer las cadenas de sucesivas especies, que
permanentemente están creciendo.
El hombre aparece en el proceso de transformación de unas especies en otras. En su obra El
origen del hombre, con evidencias de la geología, la anatomía y la fisiología comparada y de la
zoología, patología y psicología, sostiene que los antepasados inmediatos del hombre han sido
monos fósiles de la era terciaria, habitantes de las regiones tropicales del viejo mundo. Estos
monos fueron monos catarrinos (no los actuales), de los cuales se apartaron los primeros
ascendientes del hombre y habrían vivido en el África. De una posición semierecta, pasaron a la
bípeda y quedaron con las manos libres. La separación entre monos y homínidos ocurrió tal vez
hace 2´700,000 años.

Actividad: Analizar el vídeo titulado: ¿Qué es el hombre? Extraído en:


https://www.youtube.com/watch?v=36cYe5mPpJg

Referencia Bibliográfica:
García, S. (2004) Filosofía y Lógica. 7ma edición. Lima. Monterrico.

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