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Los Bienes La Propiedad y Otros Derechos Reales - Daniel Peñailillo Arévalo
En esta hipótesis, el contrato de compraventa creao bligaciones y transfiere el dominio; vale decir,
es al mismo tiempo título y modo de adquirir. 2
I. “Art. 1444Cc. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son
de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas
cosas sin las cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son
de la naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a un contrato
aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de
cláusulas especiales.”
Según esta norma la cláusula octava corresponde a un elemento accidental del contrato celebrado
entre el vendedor y el comprador. Esto es porque la cláusula de no enajenar no le pertenece a los
elementos de la esencia del contrato de compraventa, el cual en su definición señala el legislador:
II. “Art. 1793Cc. La compraventa es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una
cosa y la otra a pagarla en dinero. Aquélla se dice vender y ésta comprar. El dinero que el
comprador da por la cosa vendida, se llama precio”
A propósito de los elementos del contrato de compraventa de bienes raíces pertinente al caso:
III. “Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en
el precio; salvas las excepciones siguientes”.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se
reputan perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.
A su vez tampoco corresponde afirmar que se trata de un elemento de la naturaleza del contrato
de compraventa, ya que el legislador no establece para la compraventa de bienes inmuebles
alguna disposición que contemple pertenecerle por disposición de la ley.
Por lo cual sostenemos según nuestro análisis que la cláusula aludida está establecida en virtud de
la autonomía de la voluntad, la cual se define como "la libertad de que gozan los particulares para
pactar los contratos que les plazcan, y de determinar su contenido, efectos y duración" 3. Al ser la
cláusula octava del contrato insertada por una de las partes en el momento de la celebración del
contrato y aceptada en la celebración del mismo; reafirmamos que este corresponde a un
elemento accidental presente en el contrato celebrado por las partes.
2
Contrato de Compraventa – Juan Andrés Orrego Acuña
3
Alessandri, op.cit. p. 10
A propósito de recurso de casación en el fondo en materia de compraventa de bienes raíces la
Excelentísima Corte Suprema señala en sentencia definitiva que“Para que la prohibición de gravar
y enajenar que afecta a los bienes raíces produzca efecto, es necesario que se inscriba en el
Conservador de Bienes Raíces."4
Reafirmando en lo anterior el adagio jurídico que indica que “quien puede lo más puede lo menos”
jurídicamente hablando, por lo que sí una persona posee el dominio de una cosa puede constituir
derechos a favor de otra y con esto establecer una obligación de no hacer desde su facultad
jurídica.5
“En procedimiento voluntario, las sociedades I. Los Limonares Ltda. (vendedora) e I. Inmobterra
Ltda. (compradora), solicitan se ordene al CBR de Casablanca, practicar las inscripciones de
dominio competentes respecto de una compraventa celebrada entre ellos, dado que el CBR se
negó a practicarlas fundando su negativa en que existe una prohibición voluntaria de no enajenar
inscrita en el título (en el registro de prohibiciones respectivo) y le corresponde en tal caso al
Tribunal competente calificar la validez de las prohibiciones voluntarias, rechazando en definitiva
la solicitud de inscripción. Esta cláusula se pactó en un de contrato de compraventa habido entre
la sociedad vendedora I. Los Limonares Ltda., la cual compró el inmueble y los derechos de aguas a
un tercero, precio que no fue pagado íntegramente al tiempo de la escritura de compraventa
respectiva, quedando un saldo pendiente a favor del vendedor, posteriormente se celebró la
escritura de cancelación de saldo de precio, pero no se anotó dicha cancelación al margen de las
respectivas inscripciones, por lo que la prohibición de enajenar permanecía vigente. En conclusión
el tribunal acogió lo interpuesto por las sociedades solicitantes, ordenando al CBR proceder a
practicar las inscripciones de dominio respectivas, aduciendo argumentos tales como: a)Que,
como consecuencia de lo referido, la prohibición de enajenar carece hoy de justificacióno razón de
ser, en consecuencia, se encuentran frente a una prohibiciónvoluntaria e injustificada, pero
además, carente de interés legítimo paraprohibir la enajenación en comento, toda vez que el
acreedor o en favorde quien se constituyó, carece de interés legítimo para mantener laprohibición
referida, máxime si se le pagó el precio integro de la ventareferida y no tiene interés alguno que
legitime la necesidad de mantenerla prohibición ..., yb)Del mérito de lo dispuesto en el artículo
582, en relación con el artículo 1810 del Código Civil, y lo dispuesto en el artículo 53 del
4
Causa 9425/2010. Primera Sala de la Corte Suprema. Ministros Sres. Adalis Oyarzun M., Guillermo Silva G.,
Sra. Maria Sandoval G. y Abogados Integrantes Sr. Nelson Pozo S. y Sra. Maricruz Gómez de la Torre V. 5-03-
2012. Santiago.
5
Causa Nº 85/2016. Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sr. Patricio Valdés A., Sr. Héctor
Carreño S., Sr. Guillermo Silva G., Sr. Juan Eduardo Fuentes B. y Abogado Integrante Sr. Rafael Gómez B.
8-11-2016. Santiago
Reglamento del Conservador de Bienes Raíces, la circunstancia de encontrarse inscrita una medida
de prohibición convencional inscrita, en relación a un inmueble, no obsta la enajenación del
mismo, motivo por el cual se accederá a lo pedido”. 6
La doctrina de antaño nos enseña que la forma clásica establece que la voluntad de las partes
presentes, es la fuente de los derechos y obligaciones que produce un contrato, en base a esto
claramente podemos decir que la voluntad es suficiente, y cobra gran relevancia en variados
ámbitos, y más relevancia aún en el ámbito del patrimonio de las personas, también había quienes
postulaban que esta autonomía es soberana ya que el contrato nace del acuerdo de las
voluntades.
“Art. 1225Cc todo asignatario puede aceptar o repudiar libremente. Exceptúense las personas que
no tuvieren la libre administración de sus bienes las cuales no podrán aceptar o repudia, si no por
medio o con el consentimiento de sus representantes legales”.
En síntesis, la cláusula octava del contrato es absolutamente válida, pues la facultad de enajenar
puede voluntariamente renunciarse, no de manera absoluta, pero podría el
propietario perfectamente obligarse con un tercero a no enajenar en ciertas circunstancias y por
determinado período. (Artículo 12 Código Civil).
6
Causa Rol N° V- 158-2020, Inmobiliaria e Inversiones Los Limonares Limitada y otro, Juzgado de Letras de
Casablanca.
“Art. 2414 Cc No podrá constituir hipoteca sobre sus bienes, si no la persona que sea capaz de
enajenaros, y con los requisitos necesarios para su enajenación”.
Pueden obligarse hipotecariamente los bienes propios para la seguridad de una obligación ajena;
pero no habrá acción personal sobre el dueño si este no se ha sometido expresamente a ella.
Dicho esto, y según nuestro ordenamiento jurídico, Fabián puede enajenar el inmueble
igualmente, ya que no constituye una prohibición legal, que es la que le impediría efectivamente y
de forma absoluta transferir el dominio del inmueble. Ante dicha enajenación, Fabián no tendría
sanción ya que esto no se encuentra expresamente pactado en el contrato, respecto a las
prohibiciones, las únicas prohibiciones que producen tal nulidad son las de naturaleza legal, pero sí
podría verse expuesto a la resolución del contrato e indemnización de perjuicios por el ejercicio de
la respectiva acción resolutoria, por parte del otro contratante, debido al incumplimiento de dicho
contrato en el que se pactó esta cláusula (artículos 578-1464-1489-1545-1555-1810 Código Civil).
5. ¿Qué facultad del dominio de Fabián se vería limitada por esta cláusula?
El dominio es definido por nuestro Código Civil como: “El derecho real en una cosa corporal, para
gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o contra derecho ajeno (…) La
propiedad separada del goce de la cosa se llama mera o nuda propiedad” (art. 582). Esta definición
menciona dos facultades del dominio, a saber: la de gozar y de disponer. Respecto a la facultad de
uso, se presume incluida en la facultad de “goce”. Adicional a esto, la Constitución Política de la
Republica en su artículo 19 asegura a todas las personas: “el derecho de propiedad en sus diversas
especies sobre toda clase de bienes corporales incorporales (…) Solo la ley puede establecer el
modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer de ellas y las limitaciones y obligaciones
que devienen de su función social (…) Nadie puede, en caso alguno, ser privado de su propiedad,
del bien sobre que recae o de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio, sino en
virtud de una ley general o especial que autorice la expropiación por causa de utilidad pública y la
conservación del patrimonio ambiental”7 (art. 19 N°24, CPR).
En virtud de lo anterior, se puede establecer que el dominio cuenta de tres facultades, a saber: la
de uso, la de goce y la de disposición, además de ser un derecho resguardado en cuanto nadie
puede ser privado de su propiedad, del bien sobre que recae, o de alguno de los atributos o
facultades esenciales del dominio (art. 19, CPR). En este contexto, se logra apreciar que
nuestra normativa reconoce y especifica cada una de las facultades del dominio, presentado
una similitud con la visión doctrinal la que señala que el dominio tiene facultades que se
pueden desprender en materiales y jurídicas. Según Orrego (2021), la doctrina indica que las
facultades materiales del dominio se encuentran divididas en:
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a) Uso o usus: refiere a la facultad que le otorga al propietario la posibilidad de utilizar o
servirse de la cosa. Esta facultad consiste en la capacidad del propietario de utilizar
todos los servicios de la cosa, sin que se toquen sus productos, o que dicha utilización
conlleve la destrucción de la cosa.
b) Goce o fructus: refiere a la facultad que habilita al propietario de apropiarse del
producto o frutos de la cosa.
c) Disposición o Abusus: refiere a la facultad que posibilita al propietario destruir,
trasformar o degradar materialmente la cosa.
Como hemos visto, la cláusula de no enajenar afecta la facultad de disposición jurídica del
dominio de un bien inmueble, en medida que no se tenga la autorización de la contra parte -en
este caso- de la institución financiera, además de que dicha cláusula debería estar inscrita en el
Conservador de Bienes Raíces. Antes de referirnos a la validez de la cláusula de no enajenar en
contexto hipotecario, debemos hacer mención acerca del debate doctrinal en torno esta cláusula.
Existe discrepancia sobre la cláusula de no enajenar, ya que -dentro del debate doctrinal- algunos
autores postulan que no existiría una validez, exceptuando en aquellos casos en que el legislador
lo permita expresamente:
“El problema surge en los casos en que no hay autorización expresa del legislador.
¿Pueden en tales casos el autor o las partes imponer la prohibición de enajenar? ¿Son
válidas tales estipulaciones limitativas de la facultad de disposición? Entran en conflicto
aquí dos principios: por un lado, el de la libertad de comercio y libre circulación de la
riqueza; por otro lado, la autonomía de la voluntad y dentro de ella la libertad
contractual, que permite pactar cualquier convenio. En la doctrina, hay posiciones
contrapuestas” (Orrego 2021).
Integrantes:
- José Tomas Bussenius A.
- Nicolás Cubillos V.
- Elías Cruz D.
- Fabiola Gaete F
- Paula Sahr K.
- Ruben Soto W.
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“La hipoteca da al acreedor el derecho de perseguir la finca hipotecada, sea quien fuere el que la posea, y
a cualquier título que la haya adquirido”.
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http://corte-suprema-justicia.vlex.cl/vid/banco-santander-aguirre-hernandez-566601338