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El entorno económico de Costa Rica se caracteriza por ser un mercado emergente

y exportador, con una economía basada en la industria de servicios, la agricultura,


el comercio y el turismo.

Costa Rica ha sido reconocida por su estabilidad económica y política, así como
por su educación de alta calidad y su mano de obra calificada. El país ha
experimentado un crecimiento económico sostenido en las últimas décadas, con
un PIB per cápita relativamente alto en la región.

Además, Costa Rica ha sido muy exitosa en la diversificación de sus


exportaciones. El país es conocido por exportar productos como piña, banano,
café, tecnología, dispositivos médicos y productos farmacéuticos.

Sin embargo, el entorno económico de Costa Rica también enfrenta desafíos


significativos, incluyendo la infraestructura limitada, la competitividad limitada en
algunos sectores y la necesidad de mejorar la eficiencia gubernamental para
atraer y retener inversiones.

En muchos aspectos, Costa Rica es una historia de éxito en términos de


desarrollo. Considerado un país de ingreso medio alto, experimentó un
crecimiento económico sostenido en los últimos 25 años, pero la pandemia de la
COVID-19, entre otros factores, amenaza el mantenimiento de estos logros

En muchos aspectos, Costa Rica es una historia de éxito en términos de


desarrollo. Considerado un país de ingreso medio alto, Costa Rica experimentó un
crecimiento económico sostenido en los últimos 25 años. Dicho progreso es el
resultado de una estrategia de crecimiento orientada al exterior, basada en la
apertura a la inversión extranjera, así como en una gradual liberalización
comercial.

Costa Rica también es un líder mundial por sus políticas y logros ambientales, que
han ayudado al país a construir su Marca Verde. El programa pionero de Pagos
por Servicios Ambientales (PSA) ha tenido éxito en la promoción de la
conservación de los bosques y la biodiversidad; convirtiendo a Costa Rica en el
único país tropical del mundo que ha revertido la deforestación.

La combinación de estabilidad política, contrato social y crecimiento estable ha


dado como resultado una de las tasas de pobreza más bajas de América Latina y
el Caribe, donde la proporción de la población que vive por debajo de la línea de
ingresos medios altos del Banco Mundial (US$6,85 por persona por día en Paridad
del Poder Adquisitivo - PPA de 2017) disminuyó levemente de 15.6 a 13.7 por
ciento entre 2010 y 2019.

El éxito del país en las últimas décadas también se refleja en sus sólidos
indicadores de desarrollo humano, que han contribuido a que el país ascienda en
las clasificaciones mundiales por encima de los demás países de la región.
Mientras se celebran estos logros, el país enfrenta desafíos fiscales y sociales
intensificados por la pandemia de la COVID-19 que lo golpeó duramente.

Los esfuerzos de consolidación fiscal, iniciados en 2018, se interrumpieron cuando


los ingresos colapsaron en medio de un aumento de los gastos necesarios para
mitigar el impacto de la pandemia. Las tasas de desempleo casi se duplicaron,
superando el 20 por ciento a mediados de 2020, y los ingresos familiares
disminuyeron a pesar de la respuesta de emergencia del gobierno. Como
resultado, la tasa de pobreza (US$6,85, en PPA de 2017) aumentó a 19,9 % en
2020.

Un sólido desempeño económico en 2021 y la disciplina del gasto permitieron una


consolidación fiscal más rápida de lo esperado y permitieron una mejora en los
resultados sociales y en el mercado laboral. El Producto Interno Bruto (PIB) se
recuperó un 7,8 por ciento en 2021 después de la mayor caída en cuatro décadas
en 2020. Un fuerte repunte en la fabricación, particularmente de equipos médicos,
y una recuperación gradual en los servicios y la agricultura elevaron el PIB por
encima de los niveles anteriores a la crisis. La tasa de pobreza (US$6,85, en PPA
de 2017) se redujo rápidamente a 14,3 % en 2021 a medida que la economía se
recuperaba.

Sin embargo, nuevas presiones externas, incluidos los altos precios


internacionales de la energía y de los alimentos y el endurecimiento de las
condiciones de financiación, están empezando a ralentizar la actividad económica.

A pesar de que Costa Rica logró un crecimiento mayor al esperado en 2022 (4,3
por ciento), se espera que el crecimiento se modere a 2,7 por ciento en 2023,
reflejando el desafiante entorno externo. No obstante, el país debería continuar
ese crecimiento en un 3,1 por ciento en 2024, respaldado por los dinámicos
sectores exportadores de Costa Rica.

La inflación está contrarrestando parcialmente los efectos del crecimiento


económico y poniendo bajo presión el poder adquisitivo de los grupos de menores
ingresos. Tomando en consideración las medidas de asistencia social
compensatorias, se estima que la pobreza (línea de US$6,85, PPA de 2017) ha
descendido modestamente al 14,1 % en 2022.

A medida que la inflación se estabilice, las condiciones del mercado laboral


mejoren, impulsadas por el crecimiento en el sector de servicios, y los programas
temporarios de emergencia concluyan, se espera que la tasa de pobreza se
estabilice alrededor del 14,3 por ciento en 2024. La pobreza podría reducirse aún
más con la implementación de medidas de asistencia social específicas para
grupos históricamente desfavorecidos y aquellos que viven por debajo del umbral
de la pobreza.

Con una economía pequeña y abierta, Costa Rica es altamente vulnerable a los
choques externos, incluidas las presiones inflacionarias globales y condiciones
financieras más estrictas. Todo esto aumenta los costos de los alimentos y la
energía y agrega presiones financieras; con lo cual se genera mayor incertidumbre
en las perspectivas económicas tanto a nivel macro como familiar.

Se espera que la consolidación fiscal continúe durante el período de pronóstico,


anclada en la regla fiscal y el programa respaldado por el FMI. Las reformas
adicionales anunciadas, como la reducción de los gastos tributarios y una menor
fragmentación de los programas sociales, son fundamentales para reforzar la
consolidación fiscal y crear amortiguadores contra los impactos mientras se
protege a los pobres y se implementa una política de protección social bien
enfocada y flexible. Crear consenso en torno a las reformas es clave, pero llevará
tiempo.

Estos desafíos afectan los pilares básicos del modelo de desarrollo costarricense:
inclusión, crecimiento y sostenibilidad.

El gobierno se ha esforzado por abordar estos problemas y está comprometido


con una sociedad inclusiva que garantice el bienestar de su gente, respaldada por
instituciones públicas transparentes y responsables.

La relación entre el Grupo Banco Mundial y Costa Rica se articula a través de los
Marcos de Alianza con el País (MAP), que han fomentado una colaboración
estrecha basada en el aprendizaje mutuo y el intercambio de conocimiento.

En la actualidad está vigente el cuarto MAP, que refleja los fundamentos analíticos


del Diagnóstico Sistemático del País y presenta un programa altamente selectivo
organizado en torno a dos pilares estratégicos:

 Reducir los obstáculos a la inclusión productiva

 Fomentar la sostenibilidad fiscal, social y ambiental

Con base en este MAP, el GBM está respaldando los esfuerzos del Gobierno para
mejorar la sostenibilidad fiscal, aumentar la eficiencia de su gestión fiscal,
fortalecer sus capacidades, manejar sus activos naturales y abordar el cambio
climático.

A principios de abril de 2023, la cartera activa en Costa Rica incluye cinco


proyectos por un total de US$811.74 millones en compromisos netos. La
cooperación incluye un préstamo de salud por un total de US$420 millones en
apoyo a los esfuerzos del Gobierno para mejorar la disponibilidad y calidad del
sistema de seguro médico universal y mejorar su eficiencia institucional.

Otros proyectos, aprobados en marzo de 2020, apoyan al Gobierno en sus


políticas de respuesta durante y después de la crisis de salud para garantizar la
sostenibilidad fiscal. El “Proyecto de Desarrollo Sostenible de la Pesca” por un
monto de US$75.1 millones ayuda a Costa Rica con el incremento de la
productividad del sector y de la sostenibilidad del recurso y a mejorar los medios
de vida de las comunidades costeras; mientras que el “Proyecto de Mejoramiento
de la Gestión Fiscal” (Hacienda Digital) por un monto de US$156.64 millones
promoverá el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias, facilitará el
comercio, y mejorara la gestión del gasto público.

Se suma la aprobación, en junio 2021, de un préstamo de US$300 millones. Se


trata de la segunda de tres operaciones para respaldar el programa del gobierno
de Costa Rica, cuyos objetivos han sido proteger el ingreso y los puestos de
trabajo de la población ante el impacto de la COVID-19, favorecer a las pequeñas
y medianas empresas (PYMES), reafirmar la sostenibilidad fiscal tras la crisis de
salud y establecer las bases de una robusta recuperación pospandemia a través
del crecimiento verde y un desarrollo bajo en carbono.

Finalmente, en 2023 se ha aprobado el segundo Préstamo de Políticas de


Desarrollo de la Gestión del Riesgo de Desastres con Opción de Desembolso
Diferido ante Catástrofes (Cat DDO por sus siglas en inglés). Este préstamo
permitirá al país asegurar recursos financieros de libre disponibilidad en caso de
desastres de gran magnitud, incluidos los efectos adversos del cambio climático y
los brotes de enfermedades.

Además de los proyectos que conforman la cartera activa del Banco Mundial en el
país, en diciembre de 2020 se firmaron Acuerdos de Compra de Reducciones de
Emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal (REDD+) por US$
60 millones. Los acuerdos son para la compra de Reducciones de Emisiones (RE)
medidas, reportadas y verificadas relacionadas con la reducción de la
deforestación y degradación forestal, la mejora de las reservas de carbono forestal
a nivel nacional en Costa Rica y la distribución de los pagos de RE de acuerdo con
un Plan de Distribución de Beneficios acordado.

Las iniciativas ambientales, de cambio climático y gestión del riesgo han sido
respaldadas mediante fideicomisos, como la Alianza para la Preparación de
Mercados de Carbono (PMR en inglés), la contribución nacionalmente
determinada de Costa Rica justo a tiempo (NDC JIT, por sus siglas en inglés ),
el Fondo Cooperativo para el Carbono en los Bosques (FCPF en inglés), la
Alianza Global para Paisajes Sostenibles y Resilientes (ProGreen) y el Fondo
Mundial para la Reducción y Recuperación de Desastres (GFDRR, por sus siglas
en inglés). Además, se apoyó la aplicación de un Protocolo de Sostenibilidad en la
planta hidroeléctrica Reventazón del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE),
un ejemplo internacional de que es posible construir proyectos hidroeléctricos
aplicando las mejores prácticas ambientales y sociales de la industria.

En el ámbito de la energía y la electrificación del transporte, el Banco Mundial


apoya la iniciativa para avanzar en la transición hacia un modelo energético que
optimice el uso los recursos renovables. Se busca la descarbonización del sector
industrial y del transporte a través de una progresiva electrificación y
diversificación de la matriz energética y en un entorno de mayor integración
regional y apertura de los mercados energéticos internacionales.
Se cuenta con el respaldo de fideicomisos como el Fondo Español para
Latinoamérica y Caribe, el Fondo Coreano para el Crecimiento Sostenible, la
Alianza para el apoyo de la consecución de las Contribuciones Nacionales
Determinadas (NDCs, por sus siglas en inglés) y el Programa de Asistencia para
la Gestión del Sector Energía (ESMAP). Entre las actividades para lograr mejoras,
tanto en el marco regulatorio para la electrificación del transporte público como en
la integración de las energías renovables en la red eléctrica, destacan la
capacitación de equipos técnicos y el diseño de instrumentos financieros y de
planes sectoriales.

A través del Proyecto de Educación Superior, el sistema de educación superior


costarricense se benefició con una mejora en el acceso y la calidad. La matrícula
en cursos de pregrado alcanzó la meta fijada con más de 102.000 estudiantes; y
en posgrado más de 7.000.  El número total de programas oficialmente
acreditados en las cuatro universidades participantes del Proyecto sobrepasó la
meta, alcanzando los 106.

En el área de infraestructura, hay más de treinta proyectos de construcción ya


terminados, incluyendo nuevas escuelas y facultades, laboratorios de
investigación y dormitorios. Sobresalen los beneficios aportados a los indígenas,
donde el número de estudiantes indígenas matriculados en las cuatro
universidades se duplicó entre 2014 y 2017.

El Banco Mundial también realiza trabajos de investigación y análisis en Costa


Rica. En los últimos años, destaca el Estudio de Pobreza y Desigualdad, a
través del cual se contribuyó a comprender los factores que explican el
estancamiento de la tasa de pobreza y el aumento de la desigualdad en un
contexto de crecimiento económico. El informe proporciona recomendaciones de
política de alto nivel, lo que ha permitido priorizar las áreas de diálogo con el
gobierno y otros actores en el país. Otros trabajos analíticos que se han
completado en los últimos años incluyen un caso de estudio titulado Logros y
dificultades de la atención primaria de salud dentro del marco del seguro social de
salud, el Estudio de gasto público social y sus instituciones, un proceso de
investigaciones en torno al crecimiento verde e inclusivo, un documento de
investigación llamado Enfoque conductual para la conservación del agua y una
evaluación de género.

Mediante el proyecto “Fortalecimiento del Seguro Universal de Salud” se ha


logrado mejorar la disponibilidad y la calidad del sistema de seguro médico
universal, así como fortalecer la eficiencia institucional de la Caja Costarricense
del Seguro Social (CCSS). Bajo la modalidad de Programa por Resultados, se ha
cumplido con objetivos como la reducción de las listas de espera y la atención de
enfermedades crónicas. Por ejemplo, se superó la meta de 43 por ciento de
pacientes con diabetes tipo II identificados y con control clínico óptimo. La mejora
en el tamizaje del cáncer de colon también superó la meta al alcanzar el 40 por
ciento de la población objetivo. Además, se superó  el objetivo de alcanzar el 46%
de cirugías realizadas en forma ambulatoria. Uno de los mayores logros está en el
porcentaje del total de áreas de salud equipadas con el Expediente Digital Único
de Salud (90 % en comparación con el 80 % esperado). La implementación
exitosa de un piloto de redes integradas de atención en salud es otro de los logros
del proyecto.

Por medio de la Gestión de Riesgos ante Desastres Naturales  (DRM, por sus
siglas en inglés) el estado de preparación de Costa Rica para responder a un
desastre mejoró gracias a programas de reducción y prevención de riesgos. El
marco regulatorio e institucional para DRM se vio fortalecido con la introducción de
un marco legal que requiere que todas las nuevas inversiones públicas sigan las
mejores prácticas de DRM e incluyan una evaluación de amenazas. Esta
capacidad mejorada de Costa Rica para implementar su programa DRM fue
apoyada por el CAT DDO (Opción de Desembolso Diferido ante el Riesgo de
Catástrofe) del GBM, que representó una fuente de liquidez inmediata en caso de
desastres. 

En diciembre de 2020 se firmaron los Acuerdos de Compra de Reducciones de


Emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal (REDD+). En
agosto de 2022, Costa Rica se convirtió en el primer país de América Latina y el
Caribe en recibir pagos del Fondo Cooperativo para el Carbono de los
Bosques (FCPF), recibiendo $16,4 millones por reducir sus emisiones en 3,28
millones de toneladas durante 2018 y 2019.

https://www.bancomundial.org/es/understanding-poverty

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