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CARA SUCIA

La primera novela corta infantil boliviana

En 1962, José Camarlingui publica la primera novela corta de la literatura


infantil boliviana, Cara Sucia. En ella expone el problema social de los niños
abandonados y su forma de sobrevivencia. Es también la primera de una
serie de novelas infantiles dedicadas al tema de los niños de la calle que se
escribieron posteriormente en nuestro país.

La historia trata de un niño que, siendo muy pequeño, pierde a su madre, a causa
de una larga enfermedad. Una de las vecinas se hace cargo de él, pero la
vida dentro de este nuevo hogar se hace insostenible ya que el padre llegaba
borracho y empezaba a los golpes en la casa. El pequeño decide huir y
pronto
conoce a un hombre viejo que vive debajo de un puente del que se hace
amigo que lo invita a vivir con él. El niño va frecuentemente al lugar donde
botan la
basura para buscar algo de comer. Un día encuentra un libro viejo y el niño,
que siempre había soñado con asistir a la escuela, decide llevárselo. De camino
a su refugio le entra sueño y queda profundamente dormido, entonces el alma
del libro comienza a hablar y a contarle su historia a “Cara Sucia”, que es el
nombre con el que el libro apoda al
niño.

Este viejo libro ha tenido también una historia triste. Escrito por un maestro,
es publicado en una editorial y, gracias a un pedido del interior del país, es
enviado a una librería en la que permanece durante años, ya que la persona que
lo había encargado nunca lo recoge. Después de mucho tiempo, el libro es
comprado por un revendedor que lo vende a un coleccionista. El coleccionista es
un reconocido

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bibliotecario conocía, hasta que sus nietos lo descubren y empiezan a
maltratar y despanzurrar los libros.

La historia escrita en once capítulos está ambientada en una provincia remota


“en un lugar casi olvidado de la curiosidad mundana por el difícil acceso de su
enorme distancia… más allá de la última estación ferroviaria”. Se trata de un
lugar en el que la sociedad conserva esas personalidades típicas que dejó la
vida de la colonia: el corregidor, el facultativo, el librero y el hombre
respetable que ha estudiado en la capital y que tiene una colosal biblioteca.
Pero de este ambiente solamente se hablará al comenzar y terminar la obra
para cerrar el ciclo de llegada y final del protagonista libro; pues el tema
esencial es la historia de “Cara Sucia” y su diálogo con el libro viejo que
encontró en el cenizal.
El autor aprovecha de este diálogo entre el libro y el niño, que se da en el lugar
fantástico del sueño de “Cara sucia”, para lanzar al lector frases cargadas de una
específica ideología social sobre las injusticias que sufre un niño pobre, la
sacrificada labor del escritor y las bondades de los libros.

“Cara sucia” es un niño abandonado que tiene, como todos los niños,
ilusiones e ideales de vida. Al encontrar el libro en el basural, “Cara Sucia” se
llena de alegría; finalmente tiene un libro y puede sentirse importante y
cercano a esa sabiduría que su madre le había inculcado y que se la habían
negado desde que
ella muere. Ahora, con el libro en sus manos, “demostraría alguna vez lo que
pueden hacer los pobres”. Sería capaz de trabajar como los demás y dejar de
buscar comida en el cenizal. Es decir, que el libro que ha encontrado
representa la libertad y una fuente de sabiduría que le abrirá las puertas a esa
sociedad que
hoy lo rechaza por ser ignorante y pobre.

Así también, Camarlingui ensalza la labor del escritor cuando el libro le cuenta
a “Cara Sucia” cómo había sido creado:

"En las noches me dedicaba largas horas, robando tiempo a su descanso


para formarme, me daba vida lentamente, con dulzura; en mí dejó lo mejor de
su juventud, muchas privaciones, la experiencia de muchos años, los golpes
de la vida, tristezas, dolores, y el caudal de sabiduría, los horizontes de
esperanzas
que nunca debemos perder".

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