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Van Gogh
El pintor que
exaltó el color
A los 26 años tomó la decisión de ser artista. Allí transfirió su interés por los
pobres, y dejó de predicarles para pasar a pintarlos y dibujarlos. En 1880 se
trasladó a Bruselas y comenzó a dibujar dibujos sombríos inspirados por su época
en aquel pueblo minero donde había estado. (“El Sembrador”, 1881)
Más tarde se trasladó a La Haya, y allí convivió con una prostituta sin hogar
llamada Sian, a la que retrató en un cuadro llamado “Dolor” o “Pena” (1882). En
La Haya comenzó a trabajar con el pintor Anton Mauve y empezó a trabajar con
óleo. “Mujer en un bosque” es uno de sus primeros cuadros que ya exhibe la
pincelada gruesa que sería la característica de su obra en su madurez.
Para 1885 el arte ya era lo más importante para Van Gogh. En ese año realizó
“Los comedores de patatas”. Fue su reacción a la condición de las clases pobres.
Estaba expresando su interés por los campesinos, la clase trabajadora, los menos
privilegiados. Empleaba colores sombríos y oscuros, porque eran los colores
tradicionales del arte, pero también porque mostraban el ambiente de las casas
de esos campesinos.
En noviembre de 1885 se trasladó al puerto belga de Antwerp. Ese era el lugar de
procedencia del pintor flamenco Rubens. Van Gogh estaba impresionado por el
audaz manejo del color de Rubens, y podemos ver la influencia de Rubens en
este “Retrato de una mujer”, que pintó poco después de su llegada a Antwerp. El
nuevo entusiasmo de Van Gogh por el color también fue inspirado por un gran
artista de su propio siglo, uno de los grandes del Romanticismo, Eugène
Delacroix.
En marzo de 1886 viajó a París y fue allí cuando comenzó su grandeza como
artista, al conocer una época memorable para el arte parisino. Se estaba
desarrollando la octava exposición de impresionistas. El enfoque revolucionario
del color, la luz y la técnica, cuyos pioneros eran Monet y Renoir entre otros,
estaba comenzando a apreciarse.
Durante sus dos años en París conoció a los impresionistas y a los divisionistas.
Su pincelada se liberó, sus colores se aclararon e iluminaron, y comenzó a pintar
paisajes más o menos impresionistas. Pero la revolución del Impresionismo
estaba dando un gran paso adelante. La era del Post-Impresionismo ya estaba
comenzando, con la obra de pintores como Toulouse-Lautrec y Signac.
Van Gogh los conoció a todos, sobre todo fue amigo de Signac y se interesó
mucho por su técnica del puntillismo. Podemos ver la influencia del puntillismo en
gran parte de su obra parisina. Lienzos como este “Bodegón con Frutillarias” de
1887 revelan el entusiasmo de Van Gogh por el puntillismo, aunque Vincent
nunca dejó que esta tècnica dominara toda su obra.
En París conoció a Paul Gauguin, y se dedicó a aprender de Gauguin el uso plano del
color en sí. Estaba absorbiendo influencias de un abrumador número de fuentes, pero su
vida personal era problemática. Era melancólico, temperamental, y bebía mucho. A
finales de 1887 se cansó de París, pero su época en la capital francesa había sido de
vital importancia para su arte.
Si contemplamos “Los comedores de patatas” de 1885 y lo comparamos con este
“Retrato de Père Tanguy” de 1887, es difícil creer que ambos sean del mismo pintor. Si
viajamos dos años en el tiempo, vemos que la evolución artística es notable. Podemos
apreciar un cambio de cuadros muy oscuros, a cuadros de mucha fuerza pero donde lo
que cambió fue el uso del color. El color era algo en sí mismo, a través de lo cual se
podian comunicar sentimientos.
Después de París, se dirigió a un sitio más cálido y luminoso, donde pudiera pintar todo
el dìa. Su destino era la ciudad de Arlès, y fue en esta comunidad provenzal en el sur de
Francia donde la genialidad de Van Gogh comenzó por fin a revelarse.
Allí consiguió trabajar sin distracciones. Solía trabajar dieciséis horas diarias en
la creación de paisajes, bodegones y retratos. Su ejecucion era ràpida, pero
también era precisa y minuciosa al detalle. Para entonces ya había desarrollado
su propia filosofía artística. El color era lo que daba la clave. Emborronaba y
exageraba completamente el color. Sus pigmentos eran audaces e intensos, pero
también gozaban de una armonía en el lienzo, como podemos ver en una de la
primeras obras de Arlès, el “Puente de Langlois” (1888)
En verano de 1888 consiguió un estudio en una propiedad de Arlès. Alquiló el
edificio entero, y esa fue la denominada “Casa Amarilla” (1888). Era un nombre
adecuado. Van Gogh estaba casi obsesionado con el color amarillo. Para él, el
amarillo tenía un significado espiritual y simbólico, y empleaba el color en sus
retratos, en los soleados paisajes y en los bodegones. Estos incluían una de las
obras más famosas y de técnica más impresionante de toda su carrera, “Los
Girasoles” de 1888.
“Los Girasoles” está pintado en tonos amarillos, y aún así tenemos algo realmente
tridimensional, o al menos la ilusión creada de de tres dimensiones. Aquí no hay
perspectiva, no hay trucos de profundidad. Es el uso del color y las variaciones de
un color que es una especie de naranja, además de una calidad linear, y no teme
utilizar una línea oscura para rodear o separar, y eso da profundidad.
Van Gogh comenzó luego a modificar la forma física y el color de sus temas para
comunicar ideas. Empezó a capturar la naturaleza sublime de la noche misma, y
creó su primer gran lienzo de exteriores nocturnos, el “Terrazas del Cafè” (1888) y
en septiembre de 1888 creó “Noche Estrellada”, una imagen cuyo significado
espiritual sigue calando hoy en dìa. Este azul intenso, salpicado con estos puntos
extremadamente brillantes de amarillo blanquecino, y esas espirales de color,
forman un todo en movimiento, y uno siente que es la reacción de Vincent ante la
noche, que está en constante movimiento.
Vincent estaba ansioso por la llegada de Gauguin a la Casa Amarilla, y la paz
mental del artista se refleja en este cuadro de su habitación, en “La Habitación de
Vincent” (1888) . El artista dijo que quería comunicar una sensaciòn de calma
total, de descanso del cerebro, o de la imaginación.
Durante un tiempo, a partir de la llegada de Gauguin, el sueño de Vincent de
crear una comunidad de artistas, un arte comunal, parecía hacerse realidad. Su
“Campesino Sembrando” (1888) tenía claras influencias de “La visión tras el
hermano” de Gauguin, un cuadro que se había llevado consigo al sur. Pero las
diferencias de personalidad fueron decisivas. Los dos hombres discutieron y
Vincent Van Gogh se cortó un trozo de su oreja izquierda. Esto se ve en su
“Autorretrato con la oreja vendada” (1889).
Vincent sufría un trastorno mental, y sufrió alucinaciones en una breve estancia
en el hospital.
A principios de 1889, Van Gogh se encontraba solo en el sur de Francia. No llegó a
hacer amigos en Arlès. El cartero Joseph Roulin era una de las pocas personas que
conocía, y a quien retrató en varias oportunidades (aquí vemos un retrato de él de
1888), pero ese cartero fue trasladado a otra ciudad. Como las alucinaciones de Vincent
persistían, él aceptó el hecho de que tenía un desorden mental. Es así que en mayo de
1889 salió de Arlès para ingresar en el sanatorio de Saint Remy.
Vincent insistiò en seguir pintando durante su reclusión en Saint Remy, y fue ahí donde
empezó a incorporar una nueva característica técnica en sus cuadros, cuando la famosa
técnica de la pincelada en espiral comenzò a revelarse en cuadros como “El campo de
maíz” en julio de 1889.
Es un concepto artístico moderno que quizás se expresa mejor cuando Vincent retomó
la temática de “La Noche Estrellada”. Completado en julio de 1889 es un cuadro propio
del siglo XX. Con los colores en espiral y las diferentes capas, las líneas de color son
todo uno.
Poco después de terminar “La Noche Estrellada”, sufrió otro brote en Saint Remy.
Durante el resto de 1889 soportó más brotes, seguidos de períodos de cordura
donde llegó a pintar imágenes como la de este autorretrato (1889), y donde
podemos ver a un hombre hundido bajo el peso de la locura.
A principios de 1890 apareció un artìculo que alababa la obra de Van Gogh.
Debido a esto, se vendió uno de sus cuadros, “El Viñedo Rojo cerca de Arlès”
(1888) por 400 francos. Este fue el único cuadro que se vendió en vida del artista.
El sanatorio de Saint Remy no pudo hacer mucho por Vincent Van Gogh. Cada
vez más solitario, el artista decidió abandonar el lugar. Y en mayo de 1890 llegó a
Auvers Sur-Oise, un pueblo cercano a París, bajo la supervisión del doctor Paul
Gachet. Obras como “La Iglesia de Auvers Sur-Oise” (1890) revelaron que la obra
de Van Gogh seguía evolucionando, aunque esto no fuera apreciado en vida del
artista.
El “Retrato del Doctor Gachet” (1890) nos ofrece un emotivo ejemplo de las
últimas obras de Van Gogh. Cien años después, se vendió por la suma de 30
millones de Euros, convirtiéndose en el lienzo más caro de la historia. Una
segunda versión de este cuadro se puede apreciar en el Museo de Orsay. La
primera pertenece a una colección privada.
Vincent Van Gogh jamás llegó a saber el valor que alcanzaría su arte en el futuro.
En julio de 1890, en Auvers Sur-Oise, el pintor tomó una pistola y se disparó. Dos
días más tarde, murió.
68 cm × 57 cm