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Alan Knigth - Cardenismo: Coloso o catramina (Prácticos).

Ejes

La presidencia de Cárdenas constituyó un periodo crucial en el desarrollo de México del siglo XX. Sin
embargo, no se ponían de acuerdo en el tomo de decisiones de esta relevancia.
Knigth toma cuatro preguntas ejes para entender las diferencias entre los análisis de esta relevancia que
toma el Cardenismo:

I. ¿Hasta que punto fue radical el régimen cardenista en términos de metas y políticas?
II. ¿Hasta qué punto se concebía la política en las altas esferas y se la dictaba a los de abajo
(dicho de otra manera, hasta qué punto se diseñaba la política en la ciudad de México y se
imponía a las provincias), en lugar de ser determinada ya sea por presiones populares (de abajo
hacia arriba) o provinciales (de la periferia hacia adentro)? En otras palabras, ¿hasta qué punto
fue democrático el cardenismo, en oposición a la idea de autoritario?
III. ¿Cuán poderosos fueron el régimen y el movimiento cardenista? Es decir, ¿qué capacidad tuvo
de lograr sus metas. especialmente frente a la resistencia?
IV. Por último, y en consecuencia, ¿hasta qué punto fue radical el régimen cardenista en términos
de sus logros en la práctica. En otras palabras, ¿hasta qué punto puso en práctica y no
simplemente auspició, cambios radicales?

Los análisis se pueden categorizar aproximadamente, según las respuestas que se dan a estas cuatro
preguntas: ¿Qué se proponía el Estado? ¿A quién representaba el Estado? ¿Cuán fuerte era el Estado?
Y ¿cuál fue el resultado a largo plazo de la política estatal?
Las preguntas dos y tres requieren un análisis del Estado revolucionario: un tema polémico, generador
de múltiples opiniones conflictivas. Las preguntas uno y cuatro presentan el viejo problema -conocido
por todos los historiadores-de la continuidad versus el cambio. ¿El cardenismo fue -en su intención y en
la práctica-un movimiento/proyecto/régimen radical transformador? ¿O representó más de lo mismo,
una continuación, con ciertos ajustes limitados, de la política post-revolucionaria?
La visión oficial del PRI ubica a Cárdenas dentro del contexto del progreso teleológico de la Revolución
Mexicana: enfatiza la continuidad y las contribuciones acumulativas de los sucesivos gobiernos al
avance de la Revolución. En respuesta a la pregunta dos, los apologistas del partido tenderían a
destacar el carácter genuinamente popular del cardenismo.
De la imagen opuesta de la visión oficial surgen dos tipos de revisionismo. Uno, inclinado hacia un
punto de vista marxista en sentido amplio, conceptualización la revolución institucional como un motor
del desarrollo capitalista y de acumulación de capital. Según esta visión, sus políticas surgieron para
cooptar a los movimientos populares, para subordinarlos al estado, y para desarrollar el mercado
interno en beneficio del capital
La segunda variante de la tesis revisionista de la continuidad se centra en el estado podemos referimos
a ella como a una interpretación estatista, donde el Estado tiene un grado alto de autonomía.
En el caso mexicano, muchos académicos no marxistas han destacado la continuidad del proceso de
construcción del estado a través del período posrevolucionario. Para ellos, Cárdenas continúa con e!
trabajo de Calles, Obregón, y tal vez hasta de Díaz; se destaca la continuidad en oposición a la ruptura.
De esto se deduce que el gobierno de Cárdenas no sólo encaja perfectamente dentro de una secuencia
de largo plazo de gobiernos constructores del estado, sino que también ejemplifica un proceso
verticalista de centralización, de un posición cultural, de aumento de las facultades del estado, más que
las del pueblo.
En oposición a estos puntos de vista aparece una opinión contraria que sostiene el carácter distintivo
del cardenismo.
Las diferencias parecen girar alrededor de las siguientes cuestiones 1) continuidad versus ruptura a nivel
de las políticas; 2) la relación entre Estado y sociedad civil; 3) el poder del Estado; y, 4) La continuidad en
oposición a la ruptura a nivel de los logros perdurables.

Dentro del Partido Comunista Mexicana aparecieron de graves tensiones y divisiones internas:
había cardenistas que creían que "su" régimen era el único que distribuía los bienes entre el pueblo
mientras que había veteranos revolucionarios que invertía el cuadro y etiquetaban a Cárdenas de traidor
que rompió con las tradiciones revolucionarias nativas, traicionó a su mentor Calles y se embarcó en un
experimento “comunista”.

Al analizar cuatro puntos relacionados vemos que el cardenismo fue en términos de sus objetivos un
movimiento genuinamente radical que prometió cambio sustancial, que también vehiculizo un apoyo
popular sustancial si bien éste no fue mediado por formas de representación democráticas liberales; que
debido a su radicalismo, enfrentó una gran resistencia, no solo manifiesta sino también de tipo más
oculto y exitoso, que restringe gravemente su libertad de acción y lo llevó a eludir, a hacer concesiones y
dar marcha atrás en varios temas y que sus logros en las prácticas fueron limitados y aun aquellos que se
avanzaron entre el 34 y 40 corrieron el peligro de ser sublevados en años posteriores por gobiernos
conservadores. La implicación es que el cardenismo fue menos poderoso, expeditivo y hábil para seguir
la ruta propuesta a través de un terreno hostil de lo que a menudo se supone; que, en L otras palabras,
fue más catramina que coloso.
Su primer punto, entonces, se refiere a las se refiere a las intenciones radicales del cardenismo. El
cardenismo fue una coalición poco compacta heterogénea y cambiante. Este abarcaba a una multitud de
aduladores y oportunistas.
Ya que se podía ver cierta simpatía se unía al interés material, no existía una clara frontera entre esta
identificación material y cierto tipo de clientelismo político que resultó más obvio y duradero. Por
último, existió un elemento afectivo del atractivo carismático del presidente austero, honesto, de vida
limpia,etc que llegaba a lugares "poco menos que inaccesibles”. Si bien este modo directo inspiró el
apoyo popular, también provocó la ansiedad de la elite.

Se justificaban la reforma agraria en términos de su potencial socialista representaba una alternativa


amenazadora. Paso lo mismo con el movimiento obrero y la industria. La política cardenista favoreció la
industrialización y el desarrollo económico. Pero también implicó una regulación estatal mucho motor
de lo que le hubiese gustado a los empresarios estaban dispuestos a aceptar. Aun cuando, en el largo
plazo, cierta regulación estatal reanudó en beneficio a los negocios.
El cardenismo fue, en términos de sus objetivos, un movimiento genuinamente radical que prometió un
cambio sustancial; que también vehiculizó un apoyo popular sustancial, si bien éste no fue mediado por
sus formas de representación democráticas liberales; que debido precisamente a su radicalismo,
enfrentó una gran resistencia, no sólo manifiesta sino también de un tipo más subrepticio, oculto y
exitoso, que restringió gravemente su libertad de acción y lo llevó a eludir, a hacer concesiones y a dar
marcha atrás en varios temas; y que, en consecuencia, sus logros en la práctica fueron limitados y aun
aquellos que se alcanzaron en el período 34-40 corrieron peligro de ser subvertidos en años posteriores.
Al final, muchas de sus iniciativas fracasaron, o bien sufrieron una muerte prematura o mutaron a otra
forma.

Cárdenas necesitaba el apoyo del movimiento obrero en su batalla contra Calles, en la que CNDM. Pero
los eventos posteriores demostraron que !a alianza era condicional.

La movilización obrera estuvo, por supuesto, íntimamente vinculada al nacionalismo económico de la


presidencia de Cárdenas. Donde por ejemplo a nacionalización económica no constituyó un principio
dogmático.
Hasta el final, la mayoría de los observadores extranjeros continuaron considerando a Cárdenas un
radical peligroso. En oposición a la opinión empresarial, la expropiación no se planificó de antemano,
sino que a expropiación surgió de una situación compleja y fluida en la que la militancia de los obreros
petroleros y la intransigencia de las compañías petroleras generó una difícil impasse que, a los ojos de
Cárdenas, amenazaba tanto el bienestar económico con el honor y el decoro nacionales.
Por otra parte, es evidente que el programa de educación socialista despertaba fuertes sentimientos,
sintomáticos de la carga ideológica de la década del treinta.
La dirección del argumento hasta ahora, es que el régimen de Cárdenas adoptó políticas radicales y, lo
que también bien resulta importante, tanto sus seguidores como sus oponentes consideraban que el
régimen intentaba dar curso a nuevas iniciativas radicales, que amaban y odiaban, según los gustos.

Ahora la pregunta es por qué fue tan frecuente el fracaso. Esto nos lleva a la segunda y a la tercer
pregunta ya planteada ¿El origen de la política cardenista fue popular o elitista? ¿hasta qué punto fue
efectivo el estado en la implementación de políticas? Un poco de ambas, la política era impuesta desde
arriba. Pero también estaba influenciada por la presión desde abajo. Hay evidencia sobre la movilización
popular en la década del treinta.
Se deben destacar cuatro puntos sobre la movilización popular de la década de! treinta. Primero, no
debemos pasar por alto el hecho de que la movilización popular podía tomar forma católica y
conservadora. Segundo, la movilización popular no tuvo precedentes en términos de magnitud y
organización. Tercero el rol del Estado creció en importancia Las organizaciones populares se
convirtieron en un capital fuerte del régimen en la construcción de este Estado fuerte, específicamente,
ayudaron al gobierno a derribar a los caudillos, a domesticar el ejército y potenciar su propio poder.
Relación del estado con y los movimientos populares es una relación mutuamente condicional pero
nunca de igualdad. Lo mismo resulta aplicable para la década del treinta: el estado necesitaba el apoyo
popular; las causas populares necesitaban adalides del esta-do. A la inversa, en algunas áreas las
presiones populares fueron decisivas. Las amplias reformas agrarias de la década del treinta se
produjeron después de varios años de protesta y represión. a movilización popular no adoptó formas
liberales democráticas convencionales. México tiene tradición pobre en cuanto a democracia electoral,
pero rica en movilización popular

Políticas del gobierno de Cárdenas.

Reforma agraria: Afectó directamente al grueso de la población. En pocos años la hacienda tradicional
fue eliminada casi por completo. Se reinterpretó la constitución y lo que en ella se plasmaba. Cárdenas
entendía que para el desarrollo de la industria y para un crecimiento sostenido era menester la cuestión
agraria. Se creó el Banco de Crédito Ejidal, y se repartieron más tierras que todos los predecesores de
Cárdenas juntos, en forma de ejidos colectivos. Pasar de una agricultura básicamente extensiva a una
intensiva y tecnificada. Este logro, en su momento, fue dramático, original y controvertido. Hacia el final
de su presidencia, casi la mitad total del terreno cultivado correspondía a los ejidos.
Nacionalización (entre ello, petrolera): la nacionalización económica no constituyó un principio
dogmático. Los diseñadores de las políticas cardenistas creían que se necesitaba capital extranjero para
el desarrollo de México; y también creían que las medidas abiertamente radicales provocarían la ira de
EEUU. Complejo La Laguna. Petróleo (38): surgió de una situación compleja y fluida en la que la
militancia de los obreros petroleros y la intransigencia de las empresas generó un impasse que afectaba
el bienestar económico y el honor nacional.
Educación socialista: aunque en la práctica fue un fracaso, fue una medida revolucionaria en cuanto a su
planificación. Asociada a la conformación de un espíritu colectivo de tecnificación, compartir
colectivamente, y ansias de progreso. Formar trabajadores para el mañana. Despertó antagonismos de
clase.
Durante la década del 30,los caciques tuvieron que direccionar sus movimientos para ponerlas a la par
del viento popular.
Así mismo, entendemos que Cárdenas tuvo que coexistir con los caciques. De hecho para consolidar su
poder presidencial tuvo que hacer una serie de pactos con políticos clave y, por otro lado, tanto a nivel
nacional como local tuvo que trabajar con materiales políticos disponibles. Sin embargo, la permanencia
del caciquismo, no descalifica las reivindicaciones cardenistas sobre su carácter radical y popular.
el Estado se puede considerar fuerte en la medida que sobreviva y se reproduce, que no se enfrenta a
desafíos mortales contra de su existencia y su estabilidad.
Actores Sociales.
Movimiento Obrero: CTM, CNC. Corporativismo estatal (PRM: Partido de la Revolución Mexicana –
administrador de corporaciones bajo la dirección estatal) - 4 ramas: obreros (CTM, surge para debilitar a
la CROM), campesinos (CNC), sectores públicos y militares. Favoreció la industrialización y el desarrollo
económico, pero implicó una regulación estatal mucho mayor de lo que los empresarios gustaban

Los enemigos del cardenismo:La jerarquía eclesiástica, los laicos católicos (y aún más, las mujeres laicas:
de allí que el régimen renegara de su compromiso con el sufragio femenino), los grupos empresariales,
los universitarios, los terratenientes, la clase media, los inversores extranjeros y las elites provinciales.
Estos grupos advertían cada vez más que el estado revolucionario estaba para quedarse, que resultaba
más sensato conspirar en forma inteligente para lograr su desradicalización que luchar quijotescamente
por su destrucción.
Los empresarios y los terratenientes tomaron las armas de los poderosos para mellar el filo del
cardenismo. Promovieron nuevas formas de representación corporativa, apoyaron a los grupos
opositores (en especial, al PAN), y desplegaron el poder de su veto económico.

Hubo un patrón uniforme de recuperación “burguesa” derivó de la lógica interna del cardenismo y pudo
ser posible gracias a ella. El cardenismo fue una religión “tolerante”. Durante un tiempo, la marea fluía a
favor del radicalismo; hasta las figuras conservadoras dentro del establishment político tuvieron que
adaptarse. Pero para estas el régimen cardenista no fue una causa por defender sino un interludio que
debían sobrevivir.

La creencia cardenista de que las organizaciones populares de la década del treinta podrían mantener
viva la llama durante la década del cuarenta y aun después, comenzó a parecer decididamente ingenua.
Entre 1938 y 1940 entre dificultades económicas y desafíos políticos, el gobierno recortó los gastos,
puso freno a sus reformas y corto el gasto social. En consecuencia, expulsó a muchos de sus antiguos
seguidores y la perjudicial campaña presidencial de 1940 estuvo signada por la desilusión general .
Los factores internos fueron decisivos para producir esta importante reorientación política. Los
cardenistas fueron desalojados porque los opositores tanto dentro del partido como fuera de él
pudieron acumular un alto grado de apoyo; y porque la coalición cardenista misma se fragmentó
perdiendo seguidores y espíritu de lucha.
La implicación es que el cardenismo –como vehículo para la reforma radical– fue menos poderoso,
expeditivo y hábil para seguir la ruta propuesta a través de un terreno hostil de lo que a menudo se
supone; que, en otras palabras, fue más catramina que coloso.

Al fin y al cabo,el estado de 1917 construido por la ‘síntesis nacional’ sonorense mezcló con éxito los
elementos políticos necesarios; puede considerarse una forma de caudillaje, pero con una característica
esencial: se apartó de los primeros movimientos de caudillos al obtener el apoyo de las masas (SÍ ERA
APOYADO POPULARMENTE), con una base impersonal, nacional y confederada. Esta nueva base de la
autoridad fue la importante, ya que, en la búsqueda de los objetivos económicos neoporfirianos, logró
crear una base amplia y más estable que la de Porfirio.

En conclusión,el régimen de Cárdenas adoptó políticas y una retórica radicales y, tanto sus seguidores
como oponentes consideraban que el régimen intentaba dar curso a nuevas iniciativas radicales. La
política emanaba “desde arriba”, pero también estaba influenciada “desde abajo”. Es muy fuerte la
evidencia sobre movilización popular en la década del 30. El rol del Estado creció en importancia. Las
organizaciones populares se convirtieron en un capital importante del régimen en la construcción de un
Estado fuerte. La relación entre Estado y movimientos populares es una relación mutuamente
condicional, aunque raramente, o nunca, de igualdad.
En pocas palabras, la relación entre el estado y el movimiento popular fue “bidireccional”, y las
presiones se produjeron en ambas direcciones. Este condicionamiento mutuo permitió y limitó los
logros y fracasos del cardenismo

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