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LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado Ponente

ATCxxx-2022
Radicación n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01    
(Aprobado en sesión del cuatro de mayo de dos mil veintidós)

Bogotá D.C., cuatro (4) de mayo de dos mil veintidós


(2022).

Respecto de la impugnación formulada frente a la


sentencia proferida por la Sala Única del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo
el 6 de abril de 2022, dentro de la acción de tutela que
promovió Camilo Orlando Prieto Gómez contra la
Registraduría Nacional del Estado Civil, la Corte advierte
que el asunto se encuentra viciado de nulidad como pasa a
explicarse.

ANTECEDENTES

1. Actuando en calidad de personero municipal de Tota,


el solicitante reclamó la protección de los derechos
fundamentales «al voto, al habeas data [y] al libre desarrollo de la
personalidad», presuntamente vulnerados por la entidad
convocada.
Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

2. Expuso que, con ocasión de las elecciones legislativas


y consultas interpartidistas llevadas a cabo el 13 de marzo de
2022 y en ejercicio de sus funciones como agente del
Ministerio Público del mencionado municipio, revisó en las
mesas de votación, la cantidad de sufragios al Senado de la
República por el «partido político Pacto Histórico».

Indicó que, ejerció en Tota el voto a favor de Gilberto


Tobón Sanín, candidato a la precitada Corporación por el
«partido político Fuerza Ciudadana».

Señaló que, al examinar los resultados de las votaciones


publicados en la página del organismo accionado, observó
que los mismos no eran equivalentes a la cifra constatada
por él previamente.

3. En consecuencia, pretende que a través de este


excepcional mecanismo constitucional se ordene a la
Registraduría Nacional del Estado Civil, ajustar de acuerdo
con sus hallazgos, los resultados de las elecciones al Senado
de la República.

4. El 6 de abril de 2022 la colegiatura a quo no accedió


al resguardo constitucional reclamado, decisión que fue
impugnada por el promotor.

CONSIDERACIONES

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Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

1. De la atribución de competencia en materia de


amparo constitucional.

No obstante ser la tutela un mecanismo preferente y


sumario, no es ajena –como no lo es ninguna acción
judicial–a las reglas del debido proceso, por lo que su
conocimiento debe corresponder al juez que se encuentre
legalmente facultado para resolverla, dado que, como lo ha
explicado la jurisprudencia, en su trámite «se deben satisfacer
ciertos presupuestos básicos del juicio como son, entre otros, la
capacidad de las partes, la competencia y la debida integración de la

causa pasiva» (CC, A-257/96).

El factor de competencia de la acción de tutela se


encuentra previsto en el artículo 37 del Decreto 2591 de
1991, sin embargo, esa disposición solo se ocupó de la
«preventiva y territorial», de ahí que el artículo 1.º del Decreto

333 de 2021, predeterminó el conocimiento de los asuntos


entre los diferentes funcionarios judiciales y corporaciones,
dependiendo de aspectos como el nivel de la autoridad o la
calidad del funcionario demandado.

En el presente caso, se configura la nulidad por falta


de competencia prevista en el artículo 133-1 del Código
General del Proceso, la cual, por ser funcional, según el
canon 138 ídem (aplicable a la acción de tutela en virtud de
lo dispuesto en el artículo 4.° del Decreto 306 de 1992,
reglamentario del Decreto 2591 de 1991), implica que «lo
actuado conservará su validez y el proceso se enviará de inmediato al
juez competente; pero si se hubiere dictado sentencia, esta se
invalidará».

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Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

2. De la definición de competencia en el sub-lite.

Al revisar el diligenciamiento de esta causa, la Corte


encuentra que el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Santa Rosa de Viterbo carece de competencia para resolver
en primera instancia el presente auxilio, al advertirse que el
reclamo no compromete actuación u omisión de los
funcionarios que, en forma expresa, enlista el numeral 3.º
del artículo 2.2.3.1.2.1 del Decreto 1069 de 2015
(modificado por el Decreto 333 de 20211), sino que se dirige
contra la Registraduría Nacional del Estado Civil, autoridad
del orden nacional.

En un asunto en el que se presentó una controversia


similar sobre el entendimiento de la prenotada disposición,
esta Sala sostuvo que:

«Del relato fáctico expuesto en el escrito de tutela se desprende,


sin duda alguna, que la queja constitucional está dirigida
concretamente frente a las actuaciones de la Registraduría
Nacional del Estado Civil, más no de su representante legal o
titular.

Bajo esa perspectiva, surge clara la falta de competencia del a


quo para resolver la presente queja constitucional, pues, por una
parte, no le sería aplicable lo dispuesto en el numeral 3º del
artículo 2.2.3.1.2.1. del Decreto 1069 de 2015, modificado por el
artículo 1º del Decreto 1983 de 2017, que prevé que las acciones
de tutela dirigidas contra las actuaciones del “Registrador
Nacional del Estado Civil” serán repartidas, para su
conocimiento en primera instancia, a los Tribunales Superiores
1
«3. Las acciones de tutela dirigidas contra las actuaciones del Contralor General de la
República, del Procurador General de la Nación, del Fiscal General de la Nación, del
Registrador Nacional del Estado Civil, del Defensor del Pueblo, del Auditor General de la
República, del Contador General de la Nación, del Consejo Nacional Electoral, así como, las
decisiones tomadas por la Superintendencia Nacional de Salud relacionadas con medidas
cautelares y de toma de posesión e intervención forzosa administrativa para administrar o
liquidar, de cesación provisional, o de revocatoria total o parcial de habilitación o autorización
de funcionamiento, con fundamento en los artículos 124 y 125 de la Ley 1438 de 2011, serán
repartidas, a los Tribunales Superiores de Distrito Judicial o a los Tribunales Administrativos»

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Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

de Distrito Judicial o a los Tribunales Administrativos; y por la


otra, según la naturaleza jurídica de la entidad acusada, y lo
dispuesto en las reglas consagradas en el numeral 2º ibídem, la
competencia para conocer del presente asunto en primera
instancia corresponde a los Jueces del Circuito o con categoría de
tales» (CSJ ATC857-2018, 18 abr. 2018, 2018-00033-
01 citado en ATC057-2022, 26 ene. 2022, rad. 00378-
01, entre otros).

Bajo esa perspectiva y teniendo en consideración el


factor funcional antes mencionado, el conocimiento de una
tutela contra entidades, autoridades u organismos del
orden nacional radica en los jueces del circuito, al tenor
de lo previsto en el numeral 2.° del artículo 2.2.3.1.2.1 del
Decreto 1069 de 2015, el cual dispone que: «[l]as acciones de
tutela que se interpongan contra cualquier autoridad, organismo o
entidad pública del orden nacional serán repartidas, para su
conocimiento en primera instancia, a los Jueces del Circuito o

con igual categoría» se resalta.

De suerte que, conforme se extrae de la normativa en


cita, deviene diáfano que el primer grado de la presente
acción constitucional no correspondía adelantarlo al
tribunal, sino a los jueces con categoría de circuito de
Sogamoso.

3. De la actuación que se invalida.

En atención a lo señalado, se impone declarar la falta


de competencia del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Santa Rosa de Viterbo para conocer en primera instancia
este amparo; y, en consecuencia, como se ha dictado
sentencia bajo dicha irregularidad vulneradora del debido
proceso, se decretará su nulidad, ordenando el envío del

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Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

expediente a la oficina de reparto del circuito judicial de


Sogamoso para que sea remitido a los Jueces Civiles de
dicha categoría.

De esa forma, en cumplimiento del inciso final del


artículo 138 del Código General del Proceso que ordena que
«[e]l auto que declare una nulidad indicará la actuación que debe

renovarse», se precisa que al invalidarse el fallo proferido por

la colegiatura a quo, se dispondrá que el funcionario


habilitado para tal fin, conforme a la ley, dicte uno nuevo
que defina en primer grado el resguardo, sin perjuicio de lo
que estime necesario complementar (v. gr., practicar otras
pruebas o realizar notificaciones omitidas).

4. Sobre la facultad para decretar nulidades.

En cuanto a esa potestad, esta Sala ha señalado que:

«(…) hace suya la preocupación de la Honorable Corte


Constitucional expresada en el auto 124 de 2009 (exp. I.C.C.1404)
sobre la imperiosa necesidad de evitar la dilación en el trámite de
las acciones de tutela para garantizar su finalidad, eficiencia y
eficacia, esto es, la protección efectiva e inmediata de los derechos
fundamentales.

(…) empero, no comparte su posición respecto a que los jueces no


están facultados para declararse incompetentes o para decretar
nulidades por falta de competencia con base en la aplicación o
interpretación de las reglas de reparto del decreto 1382 de 2000
el cual “…en manera alguna puede servir de fundamento para
que los jueces o corporaciones que ejercen jurisdicción
constitucional se declaren incompetentes para conocer de una
acción de tutela, puesto que las reglas en él contenidas son
meramente de reparto”.
“En efecto, el Decreto 1382 de 2002, reglamenta el artículo 37
del Decreto 2591 de 2001 relativo a la competencia de los jueces
para conocer de la acción de tutela y, por supuesto, establece las
reglas de reparto entre los jueces competentes (…)» (CSJ
ATC1526, 06 oct. 2021, rad. 00036-01, citado en

6
Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

ATC295-2021,11 mar. 2021, rad. 00019-01, entre


otros).

En esa línea, se ha dejado sentado que: «El fallo dictado


por un juzgador carente de competencia funcional para tal efecto, en
nuestro ordenamiento procesal actual, esto es, a partir de la entrada en
vigencia del Código General del Proceso, constituye una decisión «nula»,
la que se torna insubsanable, al establecer el legislador que la
competencia por tal factor es «improrrogable», tal como lo dispone el
inciso 1º del artículo 16 del referido estatuto adjetivo 2, por lo que el
funcionario que advierta esa anomalía está obligado a declararla de
oficio, como se extrae de la misma norma, la cual resulta aplicable al
trámite de la acción de tutela de conformidad con el artículo 4º del

Decreto 306 de 19923» (CSJ ATC1218-2020, 9 dic. 2020, rad.

00327-01, citado en ATC057-2022, 26 ene. 2022, rad.


00378-01).

5. De la imposibilidad del conflicto de


competencia frente a la orden que se impartirá.

Al respecto, una vez más se advierte que:

«(…) no cabe en absoluto declarar conflicto de competencia


afirmativa ni negativa de un juez de inferior categoría al superior,
pues la historia jurídica ha patentizado desde épocas remotas
(Ley 105 de 1931) que la organización judicial en forma de
cuerpo piramidal deviene del concepto de jerarquía tan básico
para una recta administración de justicia, pues de lo contrario se
2
«ARTÍCULO 16. PRORROGABILIDAD E IMPRORROGABILIDAD DE LA JURISDICCIÓN Y LA
COMPETENCIA. La jurisdicción y la competencia por los factores subjetivo y funcional son
improrrogables. Cuando se declare, de oficio o a petición de parte, la falta de jurisdicción o la
falta de competencia por los factores subjetivo o funcional, lo actuado conservará validez, salvo
la sentencia que se hubiere proferido que será nula, y el proceso se enviará de inmediato al
juez competente. Lo actuado con posterioridad a la declaratoria de falta de jurisdicción o de
competencia será nulo». [Se subrayó].

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Ese aparte normativo fue incluido en el canon 2.2.3.1.1.3. del Decreto 1069 de 2015 (Por
medio del cual se expide el Decreto Único Reglamentario del Sector Justicia y del Derecho),
precisando que antes enseñaba que, «para la interpretación de las disposiciones sobre trámite
de la acción de tutela previstas por el Decreto 2591 de 1991…, en todo aquello en que no sean
contrarios a dicho decreto», se aplicarían los principios generales del Código de Procedimiento
Civil, pero ahora hace referencia no a este estatuto sino al Código General del Proceso.

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Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

llegaría a la anarquía y perdería el concepto de autoridad fijado


en la misma ley. (…) En esta misma perspectiva se han reflejado
en el tiempo diversas reformas conservando el núcleo esencial,
tal y como ocurrió con el Decreto 1400 y 2019 de 1970 que
adoptó el Código de Procedimiento Civil, confirmando la regla que
‘El juez que reciba el negocio no podrá declararse incompetente,
cuando el proceso le sea remitido por su respectivo superior
jerárquico o por la Corte Suprema de Justicia’. Criterio
posteriormente recogido por el Decreto 2289 de 1989 en el inciso
3º del artículo 148 bajo el mismo texto y con plena vigencia»
(CSJ ATC, 16 jul. 2010, rad. 00022-01, citado en ATC,
21 may. 2020, rad. 00091-01, entre otros).

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Civil de


la Corte Suprema de Justicia,

RESUELVE

PRIMERO: Declarar la nulidad de la sentencia de


tutela de primera instancia proferida por el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo, el 6
de abril de 2022, en el trámite de la referencia, sin perjuicio
de la validez de las pruebas legalmente practicadas.

SEGUNDO: Ordenar la remisión del presente


expediente a la oficina de reparto del circuito judicial de
Sogamoso, para que sea remitido a los Jueces Civiles de
dicha categoría.

TERCERO: Comunicar lo aquí resuelto a los


interesados por un medio expedito, y librar las demás
comunicaciones pertinentes.

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Rad. n.º 15693-22-08-000-2022-00051-01 

HILDA GONZÁLEZ NEIRA


Presidente de Sala

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

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