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Era una noche de aproximadamente las 7:15 p.m. Los alumnos del colegio El
Porvenir pasaban a retirarse a sus casas; sin embargo, algo muy malo
ocurriría. Alejandro, un alumno del 2do “A”, se escapaba de unos agresores. El
líder era Marcos, su compañero de clase, quien gritaba fuertemente a que
atraparan a Alejandro. Por su parte el perseguido pone todas sus fuerzas para
llegar a casa. La razón por lo que lo molestaban era porque él era tímido y
asustadizo, pero aun así era el mejor alumno. Quería que todo pare, y al correr
se tropieza y cae. Ellos comenzaron a golpearle. Cuando acabaron de
golpearlo se fueron lo dejaron con moretones y unos cuantos rasguños. Èl
creía que ellos eran demonios venidos del infierno a perturbarlo. Procedió a
levantarse e irse a su casa muy triste y llorando. Así comenzó la trágica
historia.
La verdad es que creía que todo que a él le pasaba era algo normal. Solo
debía aguantarlo, pero dijo cosas que empeoraron por quedarse callado.
Los agresores hicieron que el salón lo molestaran más, varios grupos se
incrementaron. María su amiga que se enamoró de él, le dijo que
inmediatamente avisara a sus padres. Alejandro con demasiado temor avisa a
sus padres sin embargo tuvo que correr lo más rápido que pudo, porque si no
lo atrapaban.
Al llegar a casa le dijo a sus padres lo que le pasaba, ellos se pusieron un poco
molestos (pero no por lo que tu pensarías) fueron al día siguiente y le
comentaron al profesor. El profesor que se llamaba José Roberto escuchó lo
que la mamá Marta y el papá Redimido le mencionaron, el tutor de Alejandro
habló con todos los alumnos sobre lo mal que hicieron, al final les bajó 5 puntos
a todos por su mal comportamiento (a excepción de María que ayudó a
Alejandro). Después del colegio, ya en casa, los padres de Alejandro se
molestaron con él porque aparentaba ser “débil” y que debía desquitarse de
todos, lo castigaron por un mes sin su celular y no podía salir. Ahora la idea de
que sus agresores eran demonios aumentó y su autoestima se redujo
demasiado , intentaba mejorarlas de muchas formas, pero nada resultó , ¡creía
que todos estaban en su contra!.
Nuestro chico ya había perdido las esperanzas, porque sabía que esto
continuaría. Le tiraban su lonchera, le golpeaban, le insultaban, ¡no sabía que
hacer! Hasta que se le ocurrió una horrible idea.
Él conocía un bosque donde siempre jugaba cuando era pequeño, pero más al
fondo había una reja que pasando por ella había peligros. Alejandro fue
discretamente hasta allá, salió de su casa lo más sigilosamente que pudo, llegó
a esa zona y espero a que cualquier cosa le pasara. Allí no solamente
habitaban animales si no que pasaba un psicópata, lo vio y fue por él, y en ese
momento hubo un gran silencio y se escuchó un grito desgarrador.