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Así, por ejemplo, el signo llamado “cha” indicaba al cantor que debía cantar tres notas en escala descendente rápida. El
cantante debía memorizar cientos de posibilidades de desarrollo fónico, a diferencia de la gran simplificación que la notación
musical actual supone, en el que cada nota puede representar un sonido, su tono y duración.
Siglos después, hacia el 400 a.C., los griegos empleaban un tipo de notas musicales con letras para identificar sonidos: se
trataba de puntos y líneas que indicaban el ritmo, el movimiento de la pieza musical y la naturaleza de los sonidos.
Sin embargo, aquellos conocimientos, que pudieron habernos permitido saber cómo sonaban los cantos antiguos, se
perdieron tras la caída del Imperio Romano y el inicio de la Edad Media. Así, en el siglo VII, san Isidoro de Sevilla hace el
siguiente comentario en sus Etimologías: “Si la música no queda retenida por la memoria del hombre, se pierde
irremediablemente, ya que no es posible escribirla”. En torno al año 800 surgió en Europa la idea de indicar o señalar los
movimientos de una melodía y se creó un sistema de signos ascendentes y descendentes. Se emplearon una serie de acentos
sobre las palabras o letra del cantable, del canto llano, para que sirvieran de recordatorio y aviso a los monjes cantores.
EL ORIGEN DE LAS NOTAS MUSICALES
Hoy en día nos parece muy normal ver las notas musicales con las letras DO, RE, MI, FA, SOL. También nos parece que siempre
han estado utilizadas en los llamados pentagramas, formados por 5 líneas horizontales y 4 espacios entre ellas. Sin embargo,
no siempre fueron así.
La existencia de las notas musicales y del pentagrama han ayudado a que la música sea más fácil de representar y que se
extienda de forma más sencilla por el mundo entero. Pero, como todo, tiene su origen y nacimiento. Las notas se crearon por
primera vez en el siglo XI (¡hace mil años!). Fue una idea del monje Guido D’Arezzo y no era exactamente igual a como las
conocemos ahora. Lo que se le ocurrió a este monje es darle un nombre a cada nota musical y ponerlas en un tetragrama
(porque al principio sólo tenía 4 líneas).
Para escoger el nombre de cada letra, el monje escogió un himno dedicado a San Juan Bautista que se llamaba "Ut queant
laxis". Utilizando la primera sílaba de este himno, Guido D’Arezzo escogió las sílabas para las notas musicales:
Por su parte, el tetragrama que hemos dicho que creó el monje Guido D’Arezzo servía para aplicar alturas a las notas musicales.
Con ello se conseguía diferenciar mejor las notas que eran graves de las que eran agudas y, mediante los espacios, la música
ganó en riqueza y profundidad.
Más tarde sería denominado solfeo, y fue el primero que elaboró una aproximación a la notación actual, al asignar los nombres
a las seis primeras notas y al utilizar la notación dentro de un patrón de cuatro líneas (tetragrama), y no una sola como se
venía haciendo anteriormente. D’Arezzo utilizaba este sistema para la enseñanza de la música y pronto adquirió gran
popularidad. Su sencillez hizo que el mismísimo Papa ordenase su introducción inmediata en las escuelas eclesiásticas de
música.
Guido D’Arezzo (995-1050) era un monje benedictino cuya preocupación era encontrar un método que le permitiera enseñar
a sus alumnos música, y que además resultase más fácil. Los sonidos aún no tenían nombre así que empezó poniéndole
nombre a los sonidos.
¿Cómo lo hizo? Había un Himno a San Juan Bautista que sus alumnos solían cantar antes de los ensayos para que le santo los
protegiera de la “fatal” afonía.
Este Himno tenía la peculiaridad de empezar cada verso en un sonido más agudo, de manera que el segundo verso empezaba
a cantarse un sonido más alto o agudo que el anterior, el tercer verso un sonido más alto también, y así hasta siete sonidos.
Entonces tomó la primera sílaba de cada uno de los versos para nombrar a las notas.
IDENTIFICACIÓN:
Establecimiento: Colegio Cristiano Jesús de Nazareth Curso: EXPRESIÓN ARTISTICA
Profesor: Oscar Roca Grados: 1°, 2° y 3°
Tema: EL ORIGEN DE LAS NOTAS MUSICALES Hoja No.: UNI III 1
Estudiante: Grado y Clave:
Fecha del Día: Punteo:
AGUDO – PENTAGRAMA – DO – INICIALES – SÍLABA – SONIDOS – ENSAYOS – HIMNO – SIETE – MÉTODO - MONJE
Guido D’Arezzo (995-1050) era un _________________ benedictino cuya preocupación era encontrar un
__________________ que le permitiera enseñar a sus alumnos música, y que además resultase más fácil. Los
___________________ aún no tenían nombre así que empezó poniéndole nombre a los sonidos.
¿Cómo lo hizo? Había un __________________ a San Juan Bautista que sus alumnos solían cantar antes de los
_______________________ para que le santo los protegiera de la “fatal” afonía.
Este Himno tenía la peculiaridad de empezar cada verso en un sonido más _______________, de manera que el segundo
verso empezaba a cantarse un sonido más alto o agudo que el anterior, el tercer verso un sonido más alto también, y
así hasta __________________ sonidos. Entonces tomó la primera __________________ de cada uno de los versos
para nombrar a las notas.
También fue Guido quien inventó el ______________________ (al principio sólo era un tetragrama) y varios sistemas
más, que hicieron posible poder empezar a escribir la música, almacenarla para hacerla sonar.