Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

Revista de Psicología de la Asociación de

Psicoterapia Sistémica de Buenos Aires
(ASiBA)

Año 33 Nº 1 – abril 2017

8º revista en versión digital

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

S
istemas Familiares es una Revista científica editada por ASiBA desde 1985, dedicada a la difusión de nuevas teorías, prácticas profesionales e investigaciones multidisciplinarias acerca de la familia y otros sistemas
humanos.

Los contenidos incluyen los desarrollos más actuales y expanden su foco hacia otros sistemas humanos y otras prácticas, acercando la sistémica a profesionales que se desempeñan en otras áreas: la resolución de conflictos,
las organizaciones, la gerencia social, el trabajo comunitario, las áreas de interés público, la salud familiar, el abordaje interdisciplinario de la salud, la interface bio-psico-social, la comunicación, el ámbito jurídico-legal, las
empresas, etc.

Su lectorado, Comité Asesor y contribuciones provienen de más de veinte países.

Se ha constituido en este tiempo, en una de las publicaciones más prestigiosas en la especialidad, en lengua española.

Desde el año 2013 la revista se edita digitalmente. Para obtener el material anterior puede visitar nuestro sitio Web www.sistemasfamiliares.com

ASiBA, Asociación de Psicoterapia Sistémica de Buenos Aires

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Diagramación y Edición: Lic. Valeria Rial
Revista Sistemas Familiares

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

Sumario

Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, Año 33 Nº1 (abril 2017)

Editorial .......................................................................................................................................................................................................................................................................................................................... 4

Artículos
Mapas sistémico-narrativos en adultos jóvenes con fobia social: Una investigación cualitativa
HARDY S CHAEFER A LARCÓN , CLAUDIA CRUZAT- M ANDICH, T ERESA QUINTANA P USCHEL .................................................................................................................................................................................... 5

La homeostasis del discapacitado intelectual: Los callejones sin salida en el desarrollo de habilidades sociales.
M ARCELO R. CEBERIO Y G UILLERMO GUTIERREZ ..................................................................................................................................................................................................................................... 15

El impacto de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) sobre diversas áreas de la vida de los niños en edad de escolaridad primaria desde la percepción de los adultos en Argentina
R UTH CASABIANCA , E VANGELINA R EGNER, A NABEL GAITÁN Y COLABORADORES UNIVERSIDAD DE F LORES Y UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA F E .......................................................................................................... 28

Fortaleciendo historias de resistencia: Terapia narrativa en acogimiento residencial

CARLOS A. CHIMPÉN ........................................................................................................................................................................................................................................................................ 41

El Constructivismo, la Teoría General de los Sistemas y la Cibernética aplicadas a un caso de revinculación

MARIANA R AMÓN ............................................................................................................................................................................................................................................................................ 48

De la prehistoria a los albores de la terapia familiar

Carlos E. Sluzki ............................................................................................................................................................................................................................................................................... 56

Familias, cuidado de pacientes durante internaciones y Servicio Social

Jesús del Canto ............................................................................................................................................................................................................................................................................. 61

Diálogos entre terapeutas .......................................................................................................................................................................................................................................................... 71

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

Editorial

Queridos lectores,
Me complace presentarles la primera edición del año, la cual cuenta, nuevamente, con valiosos aportes de destacados autores de diversos países, como Argentina, Chile, España y
Estados Unidos.
En el primer artículo, Marcelo Rodríguez Ceberio y Guillermo Gutiérrez nos ofrecen formas alternativas de abordar el problema de la discapacidad intelectual, resaltando las
habilidades sociales que favorecen la integración social, afectiva, laboral y familiar para la persona afectada. Carlos Sluzki, uno de grandes referentes de la terapia familiar, explora, de manera
ingeniosa, autores e ideas que han sido centrales para nuestro campo. Ruth Casabianca, Evangelina Regner, Anabel Gaitán y sus colaboradores nos presentan una investigación realizada por
ellas sobre los efectos negativos y positivos de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) en niños y niñas en edad escolar primaria. Hardy Schaefer Alarcón, Claudia Cruzat-Mandich
y Teresa Quintana Puschel exponen su propia investigación sobre abordajes narrativos y socioconstruccionistas para considerar el fenómeno de la fobia social. Carlos Chimpén plantea maneras
de iluminar historias de resistencia y fortalezas en niños y niñas que se encuentran en situaciones difíciles en hogares de acogida. Jesús del Canto analiza el modo en que las familias que tienen a
uno de sus miembros internados necesitan reorganizarse para brindarles cuidados a dichos integrantes. Mariana Ramón examina un caso de revinculación paterno filial a partir del
Constructivismo, la Teoría General de los Sistemas y la Cibernética. Por último, y como es de costumbre desde hace cuatro años, Ruth Casabianca coordina , con su ingenio de siempre, la sección
Diálogo entre terapeutas, con las voces de Lía Bikel, Sylvia Campos, Carlos Díaz Usandivaras y Liliana Zanuso, sobre las vicisitudes del divorcio.
Para terminar, permítanme añadir algunas palabras a título personal. Éste es el último número a mi cargo de Sistemas Familiares y otros sistemas humanos. Durante los cuatro
años de mi gestión, he cumplido esta función con mucho compromiso, dedicación y satisfacción, y he sentido un gran afecto por esta publicación. Con algo de nostalgia, ha llegado el momento de
despedirme, pero seguiré ligada a la revista de otras formas.
Quisiera darle especialmente las gracias a la Lic. Valeria Rial, quien desde hace diez años ha ocupado un lugar central en la conducción de la revista. Y por último, agradezco
profundamente a todos los autores quienes me han acompañado en este recorrido por su confianza y generosidad, como también a los lectores.

Dra. Karin Taverniers

Directora

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Artículos
Mapas sistémico-narrativos en adultos
jóvenes con fobia social: Una investigación
cualitativa
HARDY SCHAEFER A LARCÓN*, CLAUDIA C RUZAT- MANDICH **, TERESA QUINTANA P USCHEL***
La fobia social presenta relevancia clínica debido a su alta prevalencia y por estar infra-
diagnosticada (Antona & García-López, 2008). Su abordaje teórico y clínico se da
principalmente desde la tradición cognitivo-conductual (Labrador & Ballesteros, 2011), la que
resultaría insuficiente (Fernández-Álvarez & Bogiaizian, 2008), siendo necesario incluir otras
dimensiones, principalmente las relacionales a través del concepto de mapas narrativos
(White, 2007). El objetivo de la presente investigación consiste en describir los mapas
narrativos y sus componentes en pacientes adultos jóvenes con diagnóstico de ansiedad social.
Se utiliza un diseño cualitativo basado en la Grounded Theory, con un muestreo teórico, de
carácter intencionado: siete participantes, 3 hombres y 4 mujeres, entre 20 y 35 años. La
recolección de información se realizó mediante entrevista en profundidad de tipo narrativo-
episódica. Este estudio amplía la comprensión del fenómeno hacia una perspectiva
construccionista social y relacional, ya que da cuenta de la problemática de la ansiedad como
una realidad relacional sustentada en contextos de invalidación y soledad, y sostenidos en el
tiempo, a través de una dinámica de la pro-reciprocidad.
Palabras clave: Mapas narrativos, terapia sistémica, construccionismo social, fobia
social, adultos jóvenes
Año 33 Nº 1 – abril 2017
Social phobia presents clinical relevance because of its high prevalence and its being
underdiagnosed (Antona & García-López, 2008). Its theoretical and clinical approach is
mainly derived from the cognitive-behavioral tradition (Labrador & Ballesteros, 2011), which
is insufficient (Fernández-Alvarez & Bogiaizian, 2008), it being necessary to include other
dimensions, such as the concept of relational mapping narrative (White, 2007). This research
used a qualitative design based on Grounded Theory, with a theoretical sampling of
intentional nature: seven subjects, 3 men and 4 women, between 20 and 35 years. Data
collection was performed by in-depth episodic-narrative interviews. This study expands the
understanding of the phenomenon to a social constructionist and relational perspective, and
accounts for anxiety problems such as a relational reality as being underpinned by relational
contexts of invalidation and loneliness, and sustained over time by a dynamic of pro-
reciprocity.
Keywords: Narrative Maps, Systemic Therapy, Social Constructionism, Social Phobia.
_________________
* Psicólogo, Magíster en Psicología Clínica; Profesor part-time Universidad Santo Tomás, Concepción, Chile; San
Martín 553, Oficina 906, Concepción, Chile, harschae@yahoo.com.
** Psicóloga, Escuela de Psicología, Universidad Adolfo Ibáñez, Diagonal Las Torres 2640. Peñalolén, Santiago,
Chile, claudia.cruzat@uai.cl.
*** Psicóloga, Doctorada en Ciencias Sociales, Universidad de Tilburg, Magister en Psicología Clínica Infanto
Juvenil, Universidad de Chile; Directora Dpto. Psicología Clínica Escuela Psicología UAI; Directora de
Programas de Posgrado clínicos UAI. Escuela de Psicología, Universidad Adolfo Ibáñez, Avenida Presidente
Errázuriz 3328, Las Condes, Santiago, Chile, teresa.quintana@uai.cl.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Introducción
La perspectiva tradicional en la comprensión y el tratamiento de la fobia social
E l Trastorno de Ansiedad Social o fobia social consiste en un temor marcado a situaciones
sociales o que éstas resulten embarazosas según Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders V (American Psychiatric Association, APA, 2013). Fernández-Álvarez y
Bogiaizian (2008) indican que es un temor ante la observación directa o indirecta de los otros,
que conlleva un conjunto de reacciones emocionales asociadas a juicios negativos de los demás
respecto de su conducta o sus cualidades personales. Por otra parte, es reconocido como una
condición psiquiátrica crónica e incapacitante, con una alta prevalencia y significancia clínica,
por lo que es necesario un reconocimiento temprano y un tratamiento eficaz (Baeza, 2007).
Antona y García-López (2008) agregan que es un trastorno infra-diagnosticado, que presenta
tasas de prevalencia entre el 2% y el 13%, con una alta co-morbilidad.
Los modelos psicológicos más aplicados provienen principalmente de la tradición
cognitivo-conductual, la cual enfatiza la idea de déficit de habilidades y errores de
procesamiento. La literatura enfatiza el rol decisivo del entrenamiento en habilidades
sociales, la reestructuración cognitiva y el afrontamiento (Rey, Aldana & Hernández, 2006),
siendo a la fecha el modelo cognitivo-conductual el estándar de elección para el tratamiento
(Jorstad-stein & Heimberg, 2009), cuyos resultados muestran un alta del 64, 2%, siendo la
mejor alternativa de tratamiento la exposición en vivo combinada con estrategias cognitivas,
cuya fórmula es la recomendada por la American Psychological Association (APA) (Labrador
& Ballesteros, 2011), adquiriendo con ello su condición dominante, tanto por su mayor
presencia en la literatura como por su recomendación como tratamiento de elección.
No obstante lo anterior, se deduce que hay un número de sujetos que no se benefician
con los tratamientos señalados (Labrador & Ballesteros, 2011). Por otra parte, tampoco
resulta apropiado, en algunos casos, utilizar técnicas de control respiratorio y relajación, ya
que éstas pueden significar estrategias de reaseguramiento sobre utilizadas en sujetos fóbicos
(Fernández-Álvarez & Bogiaizian, 2008) y que son en buena medida responsable de la
mantención del problema (Nardone, 1997; Rakowska, 2011).
En correspondencia con lo anterior, Fernández-Álvarez y Bogiaizian (2008) otorgan un
rol central a las creencias y a los significados personales en la organización de la experiencia
en la fobia social; es decir, promueven un acercamiento constructivista, y destacan en virtud
de ello, las limitaciones en la comprensión y en el tratamiento del cuadro desde el enfoque
tradicional.
Según lo señalado, se hace necesario profundizar en el entramado relacional o aportar
con una perspectiva que focalice su visión en la construcción por medio del lenguaje de
significados compartidos, los que están presentes en la experiencia ansioso-social
problemática. Esto exige orientar la mirada hacia modelos basados en el construccionismo
social.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
La perspectiva construccionista social y posestructuralista: Los mapas narrativos
El construccionismo social ha ejercido una influencia en la tradición de la terapia
familiar sistémica, sosteniendo la idea de una construcción social de significados y de la
realidad, lo que ha implicado en el campo de la psicoterapia no sólo la noción de narrativas,
sino también las ideas de conversación terapéutica, posición dialógica y colaborativa y la
deconstrucción de relatos, aspectos que están presentes en varios enfoques (Anderson, 1999;
Friedman, 2005; McNamee & Gergen, 1996; White, 1994; White & Epston, 2008). Estos
enfoques no sólo se basan en el construccionismo social, sino también asumen una
epistemología posestructuralista (Dickerson, 2010), compartiendo la idea de un relato rígido y
cerrado. Desde esa perspectiva es posible inferir que las personas con diagnóstico de la fobia
social presentan relatos limitantes y restrictivos co-construidos socialmente.
La concepción construccionista social se aleja de una visión categorial y de la idea de un
yo esencial (Gergen, 2010), es decir, pone en duda la existencia de una esencia individual
separada del entorno relacional, sosteniendo más bien la idea de un sí mismo relacional, que
se construye y transforma por medio de las conversaciones y la interacción social (Gergen,
2009; Shotter, 2001). Esta perspectiva otorga a este estudio un acento relacional y
posestructuralista, sobrepasando la visión tradicional, estructuralista e individualizante
sobre la fobia social.
Dentro del marco teórico y epistemológico señalado, White propone el concepto de
mapas narrativos, los cuales conllevan hechos vinculados con significados en el eje de la
temporalidad, constituyéndose en un entramado que configura un relato, el que lleva a
deducciones de intenciones y propósitos, como también a conclusiones sobre la identidad y el
carácter (Bruner, 1986; White, 2007). Los mapas narrativos son contenidos discursivos que
otorgan significados a la experiencia y se extienden hacia el pasado, el presente y el futuro,
permitiendo al sujeto inferir su propia identidad. De esta manera, los mapas narrativos son
para White (2007) un modo de estructurar el diálogo colaborativo con fines terapeúticos, a fin
de construir un relato alternativo, más rico en significados y posibilidades, desde el pasado
hacia el futuro. Por lo tanto, el constructo de mapas narrativos puede ampliar la comprensión
de la ansiedad social hacia la dimensión relacional y temporal.
En síntesis, desde una concepción construccionista social se espera ampliar la
comprensión de la experiencia ansioso-social problemática, específicamente conociendo cuáles
son los mapas narrativos implicados, sus componentes y la trama dominante.
Secundariamente también se espera identificar la resignificación de la experiencia que
pudiesen hacer los participantes, gracias a la conversación dialógica; es decir, la eventualidad
de un re-mapeo.
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Método Tabla 1: Caracterización de la muestra

Diseño
La investigación se adscribió a un paradigma de investigación constructivista- ID Sexo Edad Ocupación Derivación Psicoterapia
construccionista, a una metodología hermenéutica-dialéctica, cuyo diseño fue cualitativo y previa o
utilizó la Grounded Theory (Glaser & Strauss, 1967) 1 como tipo de investigación. Esta actual
metodología resulta especialmente apropiada para acceder a los procesos subjetivos desde la
visión de los propios actores involucrados. 1 Mujer 22 Estudiante Psicólogo Si
Universitaria
Participantes
El diseño muestral fue intencional, no probabilístico; es decir, la búsqueda de los
participantes se llevó a cabo en base a criterios de inclusión y exclusión, por lo cual se utilizó 2 Mujer 28 Vendedora Psiquiatra No
un muestreo teórico.
Por tratarse de una problemática en salud mental, fue necesario considerar como 3 Hombre 20 Estudiante Psiquiatra No
criterios de inclusión aspectos clínicos, es decir, los sujetos participantes fueron adultos Universitario
jóvenes – entre 22 y 35 años – hombres y mujeres, con diagnóstico de fobia social efectuado
por psiquiatras y psicólogos clínicos de acuerdo a criterios DSM V, que hubiesen estado o
estén en tratamiento médico y/o psicológico, que estén cursando estudios superiores o 4 Hombre 21 Estudiante Psiquiatra No
trabajando, independientemente del grado de generalidad, con o sin morbilidad psiquiátrica universitario
leve, como depresión u otros trastornos de ansiedad. Como criterios de exclusión se
consideraron también aspectos clínicos, como presentar patologías físicas y psiquiátricas
5 Hombre 35 Egresado Psiquiatra Si
concomitantes de mayor gravedad, por ejemplo, incapacidad física-sensorial, trastorno
Universitario
psicótico, subnormalidad intelectual y abuso de sustancias. También fueron excluidos sujetos
con problemas socio-económicos graves y/o que presenten alguna otra problemática de origen
socio-cultural, específicamente violencia doméstica, secuela de abuso o situaciones de 6 Mujer 31 Estudiante Psicólogo Si
marginalidad o aislamiento. Estos criterios de inclusión-exclusión obedecieron a la necesidad Universitaria
de contar con problemáticas donde la ansiedad social sea más bien primaria o represente la
sintomatología más relevante, asociada a un período de la vida donde se asientan áreas
fundamentales para el desarrollo, principalmente el trabajo y el ajuste psicosocial. 7 Mujer 23 Estudiante Psicólogo No
Universitaria
El arranque muestral consistió en derivaciones hechas por psiquiatras y psicólogos de
la ciudad de Concepción (Chile), tanto del ámbito privado como público. Fueron entrevistados
siete sujetos en tres oportunidades cada uno, a excepción de uno de ellos que participó en sólo
dos entrevistas, habiendo por lo tanto, un total de 20 entrevistas como material de análisis. El
tamaño de la muestra estuvo determinado por el criterio de saturación teórica; es decir, se
toma la decisión de no continuar entrevistando cuando ya no surge información nueva.
Estrategia de recolección de datos
La recolección de información se realizó mediante entrevistas en profundidad de
naturaleza narrativa-episódica, donde la naturaleza narrativa de la entrevista avanza de la
descripción a la argumentación explicativa de fenómenos (Flick, 2004). La entrevista se
centra en los episodios relativos a experiencias que son relevantes al fenómeno de estudio,
oscilando entre narraciones orientadas a episodios y argumentaciones más cercanas a un
conocimiento conceptual.
1 Método cualitativo de tipo interpretativo que destaca las percepciones y subjetividad de las personas a partir de
las cuales de modo inductivo se elabora un modelo teórico
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Las entrevistas fueron realizadas en base a una guía de temas, basados en las Análisis de los datos
siguientes preguntas directrices, como por ejemplo: ¿Qué hechos, pasados, presentes y futuros
La información textual recopilada fue analizada mediante el método de comparación
son calificados de relevantes y asociados con la ansiedad social?; ¿Cuáles son las
constante, a través de sus tres fases: a) codificación abierta; b) codificación axial, y c)
características y propiedades que tienen los contextos y circunstancias bajo los cuales
codificación selectiva (Mella, 2003)
ocurrieron los hechos?; ¿Qué personajes están más presentes o son predominantes y cómo son
percibidos en los hechos asociados a la ansiedad social?; ¿Qué estilos y características son Al aplicar los procedimientos de la Grounded Theory, se realiza una labor inductiva,
percibidos en esos personajes en estas experiencias?; ¿Qué rol juega la soledad o la ausencia disponiendo de un diseño metodológico flexible que permite integrar la información
de personajes?; ¿Cuál es el marco o el guión temático presente en la interacción social?; ¿Qué inesperada y contrastar sucesivas hipótesis (Strauss & Corbin, 1990). Se trabajó con
tipo de características personales son extraídas a partir de los hechos relevantes?; ¿Qué categorías emergentes, y con las categorías desarrolladas a partir de los datos se pudo
formas de auto-percepción están presentes y contenidas en relatos dominantes?; ¿Cómo se realizar un análisis descriptivo o relacional. El producto final de este proceso inductivo
evalúa el sujeto al enfrentar a los demás? consiste en un conjunto de conceptos relacionados entre sí, que permite dar cuenta de las
cualidades del objeto de estudio. Se continuó de este modo hasta lograr la saturación teórica
Procedimiento (Krause, 1995).
Los participantes fueron derivados a una conversación con el investigador por parte de De ese modo, fue posible obtener un análisis descriptivo y otro relacional. El primero
profesionales psicólogos y psiquiatras, donde se les explicó el sentido del estudio, los aspectos
permite la construcción de categorías generales a partir de los datos por medio de la
éticos y se respondieron dudas.
codificación abierta, obteniéndose conceptos, propiedades y dimensiones. El segundo análisis,
Las entrevistas fueron efectuadas por un profesional psicólogo - distinto del se logra por medio de las codificaciones axial y selectiva, las que establecen relaciones entre
investigador - de especialidad clínica, con entrenamiento en terapia sistémico-narrativa y con los contenidos de los resultados descriptivos, a fin de obtener modelos comprensivos mediante
experiencia en entrevistas en profundidad e investigación cualitativa. Se estimó que dicha la agrupación de categorías.
formación era esencial, ya que la naturaleza de la entrevista descrita se ajustaba mejor a un
perfil psicoterapéutico. Además, el entrevistador conocía a cabalidad los objetivos del estudio.
Las entrevistas fueron efectuadas en una consulta psicológica privada; cada una de Resultados
ellas duró una hora aproximadamente. Los resultados descriptivos se presentan en las Tablas 2 y 3, las cuales respectivamente
Se enunció al comienzo de la primera entrevista la siguiente consigna: “Este estudio representan las categorías y subcategorías presentes, tanto en la meta-categoría del mapa
tiene por fin conocer la ansiedad social desde la perspectiva de las personas que de algún narrativo propiamente tal como en la meta-categoría del re-mapeo como producto de la
modo padecen este problema. La idea es que Ud. cuente, cuando piensa en ello, lo primero que evolución del relato. En la Tabla 4 aparecen citas ilustrativas de algunas categorías
se le viene en mente en su historia, qué hechos Usted relaciona con ello en su pasado. La idea consideradas relevantes para la fundamentación del modelo propuesto.
es que Usted se sienta libre de contarlo como quiera, y si es preciso haré algunas preguntas
para clarificar algunas ideas. Es muy probable, que efectuemos más de una entrevista,
estimando un máximo de tres”.
Por otra parte, se utilizó como criterios de rigor científico en el diseño, por un lado, la
aproximación naturalista, la necesaria intersubjetividad y la triangulación. En relación a esto
último, se realizó triangulación de investigadores; es decir, el uso de múltiples analistas para
revisar los hallazgos (González, 2000), ya que en las sucesivas fases de codificación se
contrastaron los conceptos, las categorías, las subcategorías y las proposiciones obtenidas,
tanto por el entrevistador como por el investigador, quienes codificaron de manera paralela y
luego consensuaron.
Por otra parte, se hicieron todos los resguardos éticos, como por ejemplo, se firmó un
protocolo de consentimiento informado, donde se estipularon los derechos y el propósito del
estudio, así como el uso de la información, conservando la confidencialidad y el anonimato.

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T ABLA 2: R ESULTADOS D ESCRIPTIVOS : META-CATEGORÍA DE MAPA N ARRATIVO Tabla 4: Algunas categorías y citas ilustrativas

CATEGORÍA SUB-CATEGORÍAS
Amenaza Social CATEGORIAS CITAS ILUSTRATIVAS
HECHOS Y
CONTEXTOS “Mis problemas que fueron
Sobre-exposición ocurriendo en el tiempo escolar,
Personajes fueron para mí no más. Y yo me los
Contextos Relacionales HECHOS
Y CONTEXTOS guardé… por qué, porque no se
INCLI NACIÓN Emocionalidad generaba ese ambiente rico de
RELACIÓN cuando tú quieres estar con una
Ausencia persona para conversar, para
Anonimato distraerte… entonces ¿cuál era el
ACCIONES Re-afirmadoras de Mapa entusiasmo de salir de tu burbuja?
CORRECTO RAS por último” (P: 6, E: 2, PF:3).
Modificadoras de Mapa
COMPRENSIONE Autoevaluación Negativa
S “Es que yo creo que si yo me
DE IDENTIDAD sentía inferior, me sentía como más
COMPRENSIONES
Autopercepción de Diferencia penca se podría decir, yo creo que yo
DE IDENTIDAD
Definición de Estado Crónico que sentía que me percibían de la
OSCILACIÓN No Correspondencia Interna/Externa misma forma, yo creo, no sé” (P:1,
ESPACIAL E:1, PF: 39).
Cierre
INTENCIONA LID Perfeccionismo
AD “Yo ya sabía que frente a
Búsqueda de Validación tales situaciones mi cuerpo iba a
EXPERIENCIA CONSIGO
EXPERI ENCIA Escasa Referencia Interna reaccionar de tal forma, que me iba a
MISMO
CONSIGO MISMO poner más nerviosa, o que me iba a
Hiper-presencia del Cuerpo doler la guata o que me iba a
temblar la voz” (P: 6, E: 2, PF: 17).

Tabla 3: Resultados Descriptivos: Meta-categoría de Re-mapeo

“Pero siempre me he
ocultado como detrás de la imagen
ahí metida, como que, y yo creo que
CATEGORÍA SUB-CATEGORÍAS PROTAGONISMO igual eso mismo me trae conflictos
con mis papás po2, porque si no me
DISTANCIAMIENTO Situar el problema muestro como que soy grande, mis
papás nunca me van a tratar como
grande, y estoy tratando poco más de
cambiarme” (P: 1, E: 2, PF: 13).
Actualización
Temporal
PROTAGONISMO Re-posición
Apertura

2
Chilenismo que significa “pues”.
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Los resultados relacionales más relevantes se presentan en las Figuras 1, 2 y 3, donde
se puede apreciar la existencia de algunos ejes explicativos, los que dan cuenta de la
construcción de un modo de operar en el mundo, como también una forma de conversación
reflexiva que hace posible la modificación del relato.
En la Figura 1, el eje de la soledad/invalidación muestra cómo en las dimensiones
históricas y relacionales se dieron de modo recurrente formas de relación (tanto en el pasado
remoto, reciente como en el presente) y contextos caracterizados por no significar una
validación como interlocutor o como depositario de una experiencia a tener en cuenta. Hay, en
definitiva, un desconocimiento de la persona como protagonista de su propia experiencia. Al
ser una experiencia co-construida, desde otros personajes no hay una invitación, y desde el
propio sujeto, una abstención de la participación.
La invalidación se ve favorecida desde otros personajes, los que pueden ser
amenazantes/dominantes o sobre-protectores, y los que en común comparten la invalidación
como una interacción que despoja de la experiencia a su dueño.
La invalidación puede ocurrir no sólo de forma activa, sino también de modo pasivo, al
haber una carencia de un horizonte social de acogida, que recoja las experiencias en curso del
sujeto, para su necesario despliegue y significación que otorgue autoría.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
En la figura 2, el eje de la no correspondencia corre a la par con el menor protagonismo,
de tal modo que hay una interrupción del recorrido de la experiencia desde lo interno a lo
externo y viceversa; es decir, una ausencia en la correspondencia de lo interno y lo externo.
Las experiencias inicialmente son vividas desde la interioridad, por ejemplo, desde la
emotividad, pero en este caso no son expresadas hacia el escenario social, haciéndose
imposible con ello un proceso de vuelta o de recepción sobre su accionar en los otros. Así, al
no haber correspondencia, la experiencia resulta no sólo incompleta, sino también ajena e
incómoda.
En estos ejes explicativos cobra relevancia la progresiva pérdida de protagonismo del
sujeto, lo que va a la par con una detención en el ciclo de la experiencia. Como resultado de
ello, no hay un hacerse presente, el sujeto no participa en la modelación y remodelación de la
situación social en curso, perdiendo ésta cualquier peculiaridad que la haga reconocible como
familiar o propia, gustosa o atractiva.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
El eje de la suplementación crítica, apreciable en la figura 3, emana desde la meta-
categoría del re-mapeo narrativo, debido a que los sujetos se encuentran con un relato en
evolución, ya sea por las experiencias psicoterapéuticas previas y/o por la conversación
reflexiva de la entrevista episódico-narrativa de este estudio. La suplementación crítica revela
que la persona muestra un distanciamiento del problema y su relato, observando fisuras y
errores temáticos, lo que permite apreciar que el sujeto se encuentra en algún punto de la
evolución desde una ansiedad social problemática a una no problemática. Se observa una
suerte de diálogo, interno y externo, entre la visión histórica y dominante, descrita
previamente, y un relato alternativo y emergente sobre la experiencia social.
Se describe como suplementación crítica, no sólo por la orientación a discriminar y
hacer distinciones nuevas, sino también implicando un re-ordenamiento de hechos y
significados, algo así como reencuadres o resignificaciones que puedan implicar agregar
información al relato - suplementar - , y con ello, hacer posible la incorporación de nuevos
criterios, nuevos focos, nuevas valorizaciones, permitiendo también una contextualización
enriquecida de sí mismo, de los demás y de las circunstancias en los distintos eventos.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
Finalmente, el modelo general comprensivo se describe en la Figura 4. La interacción
social puede ser comprendida, en primer término, como un espacio para poner en escena la
propia experiencia y sus significados, a fin de lograr coordinaciones que promuevan una
mayor adaptación, por lo tanto, hay una oscilación espacial o el despliegue de un arco que va
desde la interioridad a la coordinación de actores sociales que se reconocen como tales, desde
“un aquí” hacia “un allá”. Como resultado de ello, hay una involucración recíproca ; es decir,
una coparticipación activa y una alternancia de protagonismo que permite guiar y ser guiado,
lo que decanta en una auto-validación; o sea, un acto de validar y ser validado, experimentado
como un continuo.
La oscilación espacial y la involucración recíproca crean una coautoría en curso que
permite un despliegue experiencial , el que pone en escena percepciones, afectos, necesidades,
motivaciones, habilidades, valorizaciones, etc., las que van sufriendo transformaciones. Se
crea una plataforma colaborativa que potencia el desarrollo y la fluidez de la experiencia,
donde el diálogo genera una valoración compartida.
Sin embargo, es posible que frente a situaciones sociales de demanda, amenaza o
novedad, en un trasfondo de contextos relacionales recurrentes de invalidación, el proceso de
oscilación e involucración recíproca se vea truncado, implicando una inhibición del despliegue
experiencial, y con ello, como ya se dijo, una ausencia de protagonismo.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Los contextos relacionales de invalidación, principalmente los familiares, se pueden dar
por la presencia de relaciones con personajes caracterizados por estilos que pueden ser
descritos como de complementación rígida, ya sea que cuenten con una tonalidad emocional
agresiva/dominante o una tonalidad afectuosa pero sobre-implicada. En ambos casos hay una
relación asimétrica, donde el otro define el modo apropiado de comprender, sin la posibilidad
de otorgar modos alternativos de concebir los hechos y a sí mismo. Se produce como
consecuencia de ello un desbalance relacional , donde los otros adquieren mayor importancia o
preeminencia, ya sea en la capacidad de juicio o conocimiento, habilidades y preferencias. La
natural incertidumbre que acompaña al encuentro social es definida por el sujeto como un
desbalance que eleva a los demás al estatus de superiores, y que lo reduce a él a la condición
de inferior, lo que queda refrendado por su no participación.
La falta de validación puede ser también por omisión; es decir, el sujeto no dispone de
un espacio social que valide la propia experiencia, que hace que se permanezca en la
polaridad interna. Esta forma de invalidación por carencia se define como soledad relacional .
El desbalance relacional y la soledad relacional no son excluyentes.
Desde esos contextos señalados, las normas son cualitativamente percibidas como
exigentes o desconocidas, no pudiendo ser atenuadas, matizadas y comprendidas en el seno de
una relación social mutuamente satisfactoria, no alcanzando el sujeto el sentido de
suficiencia.
Por lo anterior, el sujeto en los escenarios futuros oscila entre la renuncia y la
búsqueda de validación, como únicas opciones posibles para comprender la experiencia de
estar con los otros. La validación como eje temático se cristaliza como relato dominante.
Se instala una búsqueda permanente de validación y de la reciprocidad, la que se
vuelve necesaria para la comprensión de la propia experiencia de estar con los otros. Esta
trama se denomina como dinámica de la pro-reciprocidad . Ésta otorga una direccionalidad a
los encuentros futuros, principalmente para los escenarios desafiantes y/o desconocidos.
La recurrencia temporal de la dinámica va acompañada de una auto-categorización
negativa, explicada desde un sentido de insuficiencia e inadecuación social. Los síntomas
emergen como resultado de la presencia observante y evaluadora de los demás y de la
concomitancia de señales de inadecuación que el sujeto percibe. Las conductas, en vez de ser
vistas como variantes de un modo de ser, son clasificadas como inadecuaciones.
De modo congruente, el sujeto opera en el mundo a través de estrategias de validación.
Por un lado, hay una preparación-validación consistente en la orientación activa a alcanzar la
suficiencia y perfección frente a los demás, particularmente cuando el escenario es inevitable
o valioso, y por otro lado, hay una evitación-renuncia, cuando el escenario resulta imposible
de enfrentar o carece de valor para el sujeto. En consecuencia, los escenarios sociales ya no
son escenarios para ser, sino escenarios para probarse a sí mismo, a través de los demás.
La transición de una ansiedad problemática a una no problemática en los términos
señalados es posible de alcanzar a través del abandono de la dinámica y la cancelación del uso
de las estrategias.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
Lo anterior es posible a través de una conversación basada en una empatía crítica , es
decir, que permita que el sujeto se ponga en una posición distante del relato, y pueda
examinar de modo reflexivo y crítico los hechos, los personajes, los significados y la trama,
poniendo énfasis en la dinámica de los demás, sus limitaciones, los contextos y sus opciones,
todas ellas, circunscritas a épocas determinadas. Empatía porque se comprende desde otra
instancia, y crítica porque hace nuevas distinciones, las que otorgan un salto desde lo
individual a lo sistémico y que llevan necesariamente a nuevas posiciones frente al relato, el
sí mismo y los demás, dada la externalización. Inevitablemente, esto trae nuevas conclusiones
y comprensiones sobre los demás, los hechos y circunstancias, y especialmente, sobre sí
mismo.
Conclusiones y discusión
Fue posible conocer la ansiedad social problemática desde la perspectiva de los sujetos,
identificándose los mapas narrativos implicados. Asimismo, se dio cuenta de los componentes
de dichos mapas, de la trama sostenedora del relato problemático y de la evolución del relato,
aspectos correspondientes con los objetivos específicos.
Por otra parte, se precisaron tres fenómenos relacionados con la ansiedad social
problemática; estos son: el déficit de validación implicado en el origen del problema, la
dinámica de la pro-reciprocidad y estrategias conductuales relacionadas con el mantenimiento
de él y la empatía crítica como instancia eventualmente relevante en el cambio terapéutico.
De ese modo, desde la perspectiva relacional y familiar, la ansiedad social puede ser
entendida como una ausencia de procesos colaborativos y dialógicos familiares en la co-
construcción de una identidad en desarrollo.
Por otra parte, este estudio aporta como discusión, respecto de la teoría y conocimiento
sobre la fobia social, la relevancia de formas recurrentemente invalidantes de relación, y no
sólo la eventualidad de experiencias traumáticas. El tema y la problemática descrita emergen
en una dimensión relacional. Por otro lado, se estima que los resultados obtenidos no
invalidan lo que se sabe del fenómeno; más bien lo complementan y amplían hacia las
dimensiones temporal y relacional. Asi también, estas observaciones permiten redefinir la
sintomatología más allá de simples errores de procesamiento y déficit de habilidades, ya que
serían comportamientos congruentes con los mapas narrativos y con su trama. Por último, el
sentido de insuficiencia observado como la constante preparación-validación y la renuncia,
acercan al trastorno a una forma de evaluación negativa y de gestión sobre el ambiente que
recuerda al funcionamiento depresivo (Beck, 1983; Yapko, 1988).
Desde un punto de vista más general, la ansiedad social problemática se hace más
probable cuando no sólo hay exposición social, sino también falta de protagonismo y déficit de
validación, lo que implica que no sólo debiera ocurrir en períodos sensibles del desarrollo, sino
eventualmente en cualquier período de la vida.
Desde el marco del construccionismo social, la ansiedad social problemática puede ser
entendida como una realidad lingüística-narrativa sustentada en acciones y significados
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
coordinados. La ansiedad social problemática es una co-construcción desde un grupo primario
del sujeto sobre la experiencia de ser y valer frente a los demás.
Este estudio presenta algunas limitaciones. En primer lugar, debido a sus objetivos y
conceptualización, el acercamiento a la ansiedad social patológica o problemática está referido
al punto de vista construccionista social. De esta manera, quedan fuera una serie de otros
aspectos conceptuales, como pueden ser principalmente los aspectos biológicos. Resulta
necesario mencionar esto, debido a que es imprescindible evitar un reduccionismo
interpersonal y relacional en la concepción del fenómeno. Por otro lado, por la naturaleza de
este estudio, no existe la posibilidad de generalización, ya que la fortaleza está en la
exploración temática de esta experiencia humana. Así también, otra limitación es que fueron
entrevistados sujetos pertenecientes fundamentalmente a la clase media, con formación
profesional; es decir, sujetos que presentan cierta uniformidad en cuanto a valores y
propósitos en la vida, ya que todos ellos han entrado a la universidad, muchos de los cuales
son primera generación profesional, con metas bastante orientadas al logro y consecución de
ciertos fines. Por otro lado, los sujetos elegidos para la investigación se encontraban en
distintos grados de avance terapéutico, lo que si bien puede ser ventajoso en cuanto a permitir
encontrar distintos ángulos desde los cuales observar el fenómeno, resulta también limitada
la forma de definir categorías y fenómenos más abstractos, ya que no están todos en un modo
uniforme. Asimismo, por tratarse de sujetos adultos jóvenes, se resta la posibilidad de
observar experiencias desde otras etapas de la vida. Y finalmente, hubiese sido interesante
considerar las comorbilidades en el análisis de los datos, como una forma de contextualizar la
información recopilada.
Pese a las limitaciones anteriores, este estudio parece recoger y re-afirmar la necesidad
de efectuar investigaciones que aborden esta problemática desde la perspectiva de los
protagonistas, razón por la cual es deseable continuar investigando aspectos subjetivos,
utilizando metodologías cualitativas que permitan extraer otras líneas temáticas sobre la
ansiedad social.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
La homeostasis del discapacitado
intelectual:
Los callejones sin salida en el desarrollo de
habilidades sociales.
MARCELO R. C EBERIO* Y G UILLERMO G UTIERREZ**
El presente artículo desarrolla el problema de la discapacidad intelectual y la adquisición de
habilidades sociales que le posibiliten a la persona afectada integrarse social, afectiva, laboral
y familiarmente. Se analizan diversas cuestiones en torno a la discapacidad intelectual, como
de hecho son la aplicabilidad de ciertos términos en su definición, la segregación social, la
definición de inteligencias como capacidad y la dinámica familiar. También se elabora la
disquisición por parte de los autores de un proyecto de ley que modifican ciertos aspectos de la
interacción social a múltiples niveles – descriptos renglones arriba - de la persona afectada
por una discapacidad intelectual. Además, el artículo analiza los diferentes “callejones sin
salida” - como entrampes de intentos de solución fracasados - por parte de la familia y el
sistema educativo que tratando mejorar la calidad relacional y motivar a la evolución de la
persona con discapacidad intelectual, promueven la homeostasis de su sistema. Entendiendo
este concepto “como un equilibrio estático” que no permite la posibilidad de cambio.
Palabras claves Discapacidad intelectual, capacidad, inteligencias, homeostasis, ley,
soluciones intentadas fracasadas, contexto, familia, marginación, habilidades sociales.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
This article develops the problem of mental disability and the acquisition of social skills to
enable the person to integrate in the social, affective, work and family environment. We
analyze different issues with regard to mental disability, such as the use of certain concepts:
social segregation, definition of intelligences like capacity, and family dynamics. Moreover, we
consider the bill of law that modifies certain aspects of the social interaction of multiple levels
of the mentally disabled person – as mentioned above -. In addition, the article analyzes the
different “dead-end streets” – like the traps of failed attempted solutions - on the part of the
family and the educational systems that, by trying to improve the interactional quality and
motivate the evolution of the mentally disabled person, encourage the homeostasis of their
system. This concept can be understood as “static balance” that does not allow the change
possibility.
Keywords: Intellectual disability, capacity, intelligences, homeostasis, law, failed
attempted solutions, context, family, marginalization, social skills.
_________________________
* Marcelo R. Ceberio es Dr. En Psicología director de La Escuela Sistémica Argentina y del Doctorado de la
Universidad de Flores marcelorceberio@gmail.com
** Guillermo Gutiérrez es Lic. En Psicología y doctorando de la Universidad de Flores guillo_43@yahoo.com
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Introducción
E l problema que plantea la discapacidad en general - y en particular en la que nos ocupa
como foco de análisis la intelectual - es una temática de larga data que todavía no
encuentra el camino definitivo hacia la solución. Céspedes (2004) plantea que una nueva
cultura de la discapacidad parte de la interacción entre la persona y el ambiente donde
habita, y se apoya fundamentalmente en la concepción de la propia capacidad del individuo,
en sus destrezas personales, en la posibilidad de desarrollar actividades de manera
independiente, partiendo de sus intereses y de la capacidad de elegir. Por esto, la meta de
cualquier proceso de rehabilitación integral debe ser la inclusión social, y no sólo la
rehabilitación médico funcional.
Según el Informe Mundial sobre la Discapacidad (OMS, 2011) se estima que alrededor
del 15% de la población mundial se encuentra en situación de discapacidad y las
intervenciones para superar las desventajas asociadas a ella son múltiples, sistémicas y
varían según el contexto. Desde la entrada en vigencia de la Convención de las Naciones
Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), la discapacidad es
considerada una cuestión de derechos humanos. Asimismo constituye un problema
importante desde el punto de vista del desarrollo, existiendo sobrada cantidad de material
que evidencia que las personas con discapacidad se encuentran en peor situación
socioeconómica y sufren más pobreza que las personas sin discapacidad (A. Vásquez, 2006; A.
Palacios Rizzo, F.J Bariffi, 2014).
Según el Informe Mundial sobre la Discapacidad (2011), pese a la magnitud del tema,
no hay conciencia ni información científica suficiente acerca de la discapacidad. No se ha
llegado a un acuerdo sobre definiciones y se dispone de escasa información comparable
internacionalmente sobre la incidencia, la distribución y las tendencias de la discapacidad. De
la misma manera, existen pocos documentos donde se recopilen y analicen las formas en que
los países han elaborado políticas y soluciones para abordar las necesidades de la personas
con discapacidad.
¿Qué es la discapacidad?
El constructo actual de discapacidad se centra en la expresión de limitaciones en
el funcionamiento individual en un contexto social y que representa una desventaja sustancial
para el individuo. La discapacidad tiene su origen en una condición de salud que da lugar a
déficit en el cuerpo y las estructuras, limitaciones en la actividad y restricciones en la
participación en el contexto de los factores personales y ambientales.
La discapacidad debe entenderse como un fenómeno que ha dado lugar a muchos
sistemas culturales y ha penetrado en otros tantos (Stiker, 1999). Al igual que otras
categorías, como la de raza, género o edad, la categoría discapacidad implica una serie de
representaciones, valoraciones y prácticas que de múltiples maneras inciden en la vida de
personas concretas. El significado actual de la discapacidad es entendido no como algo
perteneciente al individuo, sino a la relación existente entre el individuo y las barreras que
enfrenta en el contexto circundante; esto es, entre el individuo, los espacios físicos y los
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grupos sociales con los que interactúa; uno de ellos es la familia y otro, el equipo de salud. Se
entiende por personas con discapacidad a aquellos sujetos que tienen deficiencias físicas,
mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversos obstáculos,
puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones
con las demás. (ONU, 2006)
La discapacidad es un fenómeno complejo, y es el resultado de una interacción
dinámica entre las características del cuerpo humano que posea una persona (esto es, su
estructura y su fisiología), con las características de la sociedad en la que vive, se desarrolla y
se desenvuelve. Según el diccionario de la Real Academia Española, el término discapacidad
es definido como la cualidad de discapacitado y capacidad es significada como aptitud, talento
o cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo.
Discapacidad Intelectual
El concepto de discapacidad intelectual involucra distintos factores biológicos,
psicológicos y sociales. Para diagnosticar a una persona como “discapacitada intelectual” es
necesario que se den simultáneamente limitaciones en el funcionamiento intelectual y en la
conducta adaptativa. La discapacidad intelectual constituye un meta-síndrome, caracterizado
por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en el aprendizaje (Salvador-
Carulla y Berteli, 2008) que se manifiesta por una disfunción en las habilidades prácticas,
sociales y conceptuales (Schalock, Borthwick-Duffy y otros, 2010).
Con anterioridad se usaron expresiones como “retraso mental” o “deficiencia mental”.
Sin embargo, en la actualidad existe un amplio consenso en el uso del término discapacidad
intelectual. Ya no se acepta el término “retraso mental” porque posee un carácter peyorativo
que hace hincapié en lo negativo, término que ha sido sustituido por el de “discapacidad
intelectual” que nos alerta hacia una situación o estado especial evolucionable, que exige una
atención también especial para limitar problemas y potenciar capacidades.
Tradicionalmente, el cociente intelectual (CI) se ha utilizado como principal medida
cuantitativa del grado de DI (discapacidad intelectual). La clasificación internacional de
enfermedades publicada por la Organización Mundial de la Salud establece cuatro niveles de
DI en función de la gravedad de la misma: DI leve (CI entre 50 y 69), moderada (CI entre 35 y
49), severa (CI entre 20 y 34) y profunda (CI menor de 20) (OMS, 1994).
Los caracteres que dan forma a la discapacidad intelectual constituyen un conjunto de
sólidas certezas compartidas por diversos profesionales. Estas certezas ocasionan que la
discapacidad intelectual no despierte interés alguno: no representa ningún desafío, inquietud
o enigma terapéutico, refiere Tamburrino (2008). Se conoce cuáles son las consecuencias de la
discapacidad intelectual para el sujeto. Se sabe que es un cuadro crónico e irreversible, y que
el pronóstico es desfavorable aunque puedan funcionar de manera adecuada u organizada.
La terminología utilizada para denominar lo que actualmente se llama discapacidad
intelectual ha cambiado históricamente. Durante los últimos 200 años, los términos han sido
imbecilidad, debilidad mental, minusvalía mental, retraso mental y subnormalidad mental
(Goodey, 2005; Mercer, 1992; Schroeder y otros, 2002). En la actualidad la Asociación
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Americana de Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo (AAID), en su undécima edición,
caracteriza a la discapacidad intelectual (DI) por una serie de limitaciones significativas,
tanto en el funcionamiento intelectual como en la conducta adaptativa, manifestado en
habilidades sociales, prácticas, conceptuales entre otras, que se ponen en evidencia antes de
los 18 años de edad.
Esta conceptualización se sustenta en cinco premisas que preponderan el contexto a
saber. Las premisas son una parte explícita de la definición porque clarifican el contexto en el
que surgen e indican cómo debe aplicarse dicha definición. Las siguientes cinco premisas son
esenciales para la aplicación de la definición de discapacidad intelectual:
1. Las limitaciones en el funcionamiento actual deben considerarse en el contexto
de ambientes comunitarios típicos de los iguales en edad y cultura.
2. Una evaluación válida ha de tener en cuenta la diversidad cultural y lingüística,
así como las diferencias en comunicación y en aspectos sensoriales, motores y
conductuales.
3. En un individuo, las limitaciones a menudo coexisten con capacidades.
4. Un propósito importante de describir las limitaciones es el desarrollar un perfil
de los apoyos necesarios.
5. Con los apoyos personalizados apropiados durante un período prolongado, el
funcionamiento en la vida de la persona con discapacidad intelectual generalmente
mejorará. (Luckasson et al., 2002).
En el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 5a
edición, APA, 2013) se sustituye el término de “retraso mental” que aparece en el DSM-IV
(APA, 1995) y DSM-IV-TR (APA, 2000), por el de “trastorno del desarrollo intelectual” (TDI),
manteniéndose la subclasificación existente aunque con los nombres de: TDI leve, TDI
moderado, TDI severo, TDI profundo y retraso global del desarrollo (por retraso mental de
gravedad no especificada).
El cambio de terminología se debía haber hecho hace ya mucho tiempo, aunque por la
misma razón el término retraso mental sustituyó a los rótulos de “imbécil e idiota” con los que
se denominaban al RM leve, RM moderado y al RM severo hasta bien entrado el siglo XX. Sin
duda que el término retraso mental resulta ofensivo y porta un carácter netamente peyorativo
y descalificatorio. Los TDI quedan englobados en el DSM-V, dentro de los trastornos del
neurodesarrollo.
Las personas con discapacidad intelectual presentan las mismas necesidades que el
resto de la población, como tener una vida independiente, el lograr reconocimiento de la
identidad personal desarrollada a lo largo de su vida, poder elegir libremente su situación
personal, vivenciar procesos de interacción social, establecer y mantener nuevas relaciones
tanto a nivel familiar como comunitario, acceder a una educación integral permanente, que en
el caso de las personas con discapacidad intelectual deberá además estar conformada por
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diversos apoyos y soportes técnicos para un mejor desempeño de este colectivo a lo largo de
toda su existencia; es por ello que consideramos fundamental una adecuada adquisición de
habilidades sociales.
Habilidades sociales y destrezas interaccionales
Las habilidades sociales son repertorios de comportamientos que presentamos en
nuestra vida cotidiana y que contribuyen en forma decisiva para alcanzar buenos resultados
en nuestras relaciones interpersonales, refiere Del Prette (2003). Cuanto mayores sean
nuestras habilidades sociales y cuanto mayor sea la coherencia de nuestros comportamientos
con lo que pensamos y sentimos, y con los valores que defendemos, mejor será la evaluación
externa que recibiremos en cuanto a nuestra competencia social. Del Prette y Del Prette
(2003).
Las habilidades sociales son un conjunto de conductas emitidas por el individuo en un
contexto interpersonal, que permiten expresar sus sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o
derechos de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás y que,
generalmente, resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la
aparición de futuros problemas (Caballo, 1989). Son un conjunto de capacidades que permiten
el desarrollo de un repertorio de acciones y conductas que hacen que las personas se
desenvuelvan eficazmente en diferentes ámbitos, como el social, familiar, laboral, etc. Estas
habilidades son complejas ya que se encuentran formadas por un amplio abanico de ideas,
sentimientos, creencias y valores, que son fruto del aprendizaje y de la experiencia. Lo
antedicho va a actuar influenciando actitudes y conductas que tenga un individuo en su
relación e interacción con los otros.
La comunicación interpersonal es una parte esencial de la actividad humana y es la
máxima representante de las relaciones que establecemos con los otros. Sin embargo, esta
comunicación en muchos momentos es escasa, frustrante e inadecuada. Es importante tener
en cuenta que aunque muchos autores distinguen entre habilidades sociales, competencia
social y asertividad, existen autores que utilizan los términos mencionados como sinónimos.
Así lo demuestran investigaciones desde diferentes metodologías en materia de educación,
organizaciones y personas con discapacidad en España (Echeita, Verdugo, Sandoval y Calvo,
2009).
Kelly (2002) define las habilidades sociales como un conjunto de conductas aprendidas
que emplean los individuos en las situaciones interpersonales para obtener o mantener el
reforzamiento de su ambiente. Tres aspectos fundamentales presenta esta definición, según
Kelly: 1) el hecho de que un comportamiento es socialmente hábil en la medida que implique
consecuencias reforzantes del ambiente; 2) tener en cuenta las situaciones interpersonales en
las que se expresan las habilidades sociales y 3) la posibilidad de describir las habilidades
sociales de modo objetivo.
Antiguamente la vida era mucho más simple, sino más fácil. Había menos sistemas
sociales, la movilidad social era menor y las relaciones eran relativamente más claras y
fáciles. En la actualidad, los sistemas se han complejizado y se complejizarán aún más: la
interculturalidad, dada entre otras razones, por la globalización, la migración, la velocidad de
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la comunicación, las fronteras que se han expandido, los trabajos que son cualitativamente
diferentes, hacen todo un desafío para la integración del ser humano.
El entrenamiento en habilidades sociales (EHS) es efectivo en la enseñanza de
conductas socialmente hábiles a niños y niñas y actualmente se dispone de suficiente
evidencia sobre técnicas, estrategias y procedimientos que se pueden utilizar para la
enseñanza de conductas de interacción social en la infancia (Beck y Forehand, 1984; Caballo,
1993; Gresham, 1988). Sin embargo, ciertos autores como Kopp, Baker y Brown (1992),
señalan que la competencia social en niños discapacitados ha sido un área descuidada, y ello
resulta una de las bases de los problemas en las interacciones sociales.
Según Caballo (1993), el entrenamiento de las habilidades sociales se compone de una
serie de procedimientos dirigidos a incrementar la capacidad del individuo para implicarse en
las relaciones interpersonales de una manera socialmente apropiada. A un individuo le
impide mostrar una conducta socialmente habilidosa el siguiente grupo de factores:
 No tener un repertorio de respuestas habilidosas; es decir, no haber
aprendido nunca una conducta apropiada para esa situación.
 Haber tenido respuestas previas no adecuadas ante una situación
determinada, que hacen que tenga ansiedad condicionada.
 Que el individuo contemple negativamente su actuación social.
 La falta de motivación para actuar correctamente ante una situación.
 No saber discriminar el tipo de respuesta que se debe dar.
 No estar seguro de sus derechos.
 Obstáculos ambientales que impiden la conducta social adecuada.
Con el entrenamiento de las habilidades sociales, entonces, se pretende entrenar lo que
llamamos “destrezas interaccionales”, que son los comportamientos adaptativos que no se
tienen en el repertorio conductual o que el individuo no conoce, en pos de su integración
social. Además de reducir la ansiedad ante situaciones problemáticas, modificar los valores,
creencias, cogniciones y actitudes de la persona y enseñar a buscar soluciones a los problemas
y con ello mejorar su bienestar y calidad devida.
La constatación de que la conducta interpersonal se desarrolla y se aprende, ha
estimulado el desarrollo de distintas estrategias de intervención, denominadas “Programa de
entrenamiento en habilidades sociales”, cuyo objetivo es el aumento de la competencia
interpersonal. En la infancia, aunque inicialmente, se han diseñado numerosos acercamientos
en contextos clínicos dirigidos al trabajo con niños y niñas con dificultades y a modificar la
conducta interpersonal inadecuada (Bender y Valletutti, 1982; Goldstein y otros1989;
Michelson y otros, 1987).
Tanto Alonso (1989) como Caballo (1993) sostienen que, en los últimos años, asistimos
al inicio de programas que enfatizan la enseñanza de la conducta interpersonal a la población
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de niños y niñas sin dificultades de aprendizaje, con el objetivo de promover su competencia
social, prevenir posibles desajustes y contribuir al desarrollo integral.
Dever (1989) ha elaborado una taxonomía precisa para el entrenamiento de habilidades
sociales en niños con discapacidad intelectual profunda; sin embargo, la crítica que se le hace
es que toda ella está centrada en el individuo, siendo que un buen programa destinado a
aumentar el grado de competencia social de cualquier individuo, más siendo éste
discapacitado intelectual, tiene que tener en cuenta las modificaciones que habría que
introducir en el contexto más próximo del individuo, como ser su familia, escuela y grupo de
amigos.
De acuerdo con Curran (1985) existirían 6 premisas que subyacen al entrenamiento en
habilidades sociales:
1. Las relaciones interpersonales son importantes para el desarrollo y el
funcionamiento psicológico.
2. La falta de armonía interpersonal puede contribuir a disfunciones y
perturbaciones psicológicas.
3. Hay estilos y ciertas estrategias interpersonales que serían más
adaptativos que otros estilos y estrategias para clases específicas de encuentros
sociales.
4. Esos estilos y estrategias interpersonales pueden especificarse y
enseñarse.
5. Una vez aprendidos esos estilos y estrategias, mejorarán la competencia
en situaciones específicas.
6. La mejora en la competencia interpersonal puede conducir a la mejoría en
el funcionamiento psicológico.
El entrenamiento en habilidades sociales se interesa por el cambio de la conducta
social. En sus comienzos, esta técnica fue desarrollada como una aplicación del
condicionamiento pavloviano a los trastornos neuróticos (ansiedad social, principalmente,
Salter, 1949) para luego extenderse a todas la áreas de las relaciones interpersonales. La
esencia del entrenamiento en habilidades sociales consistiría en aumentar la conducta
adaptativa y prosocial, enseñando las habilidades necesarias para una interacción social
exitosa, con el fin de conseguir la satisfacción interpersonal (Brown y Brown, 1980; Kelly,
1982; Spence y Spence, 1980).
Queremos resaltar que existen pocas contraindicaciones para el entrenamiento en
habilidades sociales (Curran, 1985, citado en Caballo, 1993), aunque preponderaremos dos,
que interactuando entre sí pudieran afectar la adquisición y el desarrollo de habilidades
sociales en personas con discapacidad intelectual:
 El ambiente real del sujeto no toleraría el cambio en el nivel de
competencia social de éste y trataría de impedir dicho cambio.
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 El nivel motivacional y la capacidad intelectual de un sujeto son tales que
no se beneficiaría mucho del entrenamiento en habilidades sociales.
Rozando la temática de las habilidades sociales, en 1993 la división de Salud Mental de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), lanzó la iniciativa internacional para la
educación en habilidades para la vida en las escuelas. El propósito de esta actuación era
difundir mundialmente la enseñanza de un grupo genérico de diez destrezas psicosociales
consideradas relevantes en la promoción de la competencia psicosocial de niñas, niños y
jóvenes. Las mencionadas habilidades son: autoconocimiento, empatía, comunicación asertiva,
relaciones interpersonales, toma de decisiones, resolución de conflictos, pensamiento creativo,
pensamiento crítico, manejo de emociones y sentimientos, y manejo de tensiones y estrés.
La fundación Par (2005) realizó una investigación muy exhaustiva sobre la
discapacidad en la Argentina, un diagnóstico de situación y políticas públicas en todo el
territorio nacional. Dicho trabajo evidencia falencias en cuanto a la aplicabilidad de la
legislación vigente en materia de discapacidad, ya que demuestra que hay mucho legislado,
pero las personas con discapacidad no siempre pueden gozar de sus beneficios.
Ceberio y Gutiérrez (2015), tras una minuciosa revisión sobre leyes y normativa vigente
en relación a las personas con discapacidad, producto de su equipo de investigación surge la
necesidad de presentar un proyecto de modificación de la Ley Nacional n° 22431, en el
Honorable Senado de la Nación Argentina, Comisión de Salud, en el mes de setiembre del año
2015, tomando giro el proyecto hacia la Comisión de Población y Territorio en la actualidad.
Con respecto a la Ley Nacional n° 29401, en lo que consideramos los “puntos fuertes” de
la ley, no aparece de manera explícita la implementación de la terapia familiar en la atención
de las personas con discapacidad. Solo de manera explícita, se describe en las acciones
preventivas de malformaciones fetales - “En todos los casos, se deberá contemplar el apoyo
psicológico adecuado del grupo familiar” - pero puede inferirse tanto en las prestaciones
básicas, en los servicios específicos, como en los sistemas alternativos al grupo familiar.
La terapia familiar y el análisis de sus subsistemas (como la atención de la pareja
parental y la psicoterapia individual) son nodales en el trabajo terapéutico con personas con
discapacidad. Y si sus afecciones producen desventajas importantes en su integración
familiar, social, educacional o laboral y el objetivo es la inserción social, formación educativa,
ingreso en el medio productivo y calidad afectiva familiar, la terapia sistémica siempre
reflexiva, dinámica y ejecutiva, aparece como una venia estratégica en signar el camino a
mejorar la calidad de vida de la persona discapacitada.
La amortiguación y resolución de conflictos, el favorecer la nutrición afectiva, el
afrontamiento de las imposibilidades, entre otros factores, no solo de la persona afectada de
discapacidad sino del sistema todo, implicaría una activación sustentable y creadora de
bienestar en la complejidad de la problemática de la discapacidad.
Inteligencias o capacidades
Es inevitable asociar discapacidad intelectual con inteligencia. Pero debe aclararse que
hasta hace muy poco tiempo la inteligencia se asociaba a la inteligencia intelectual y además
Año 33 Nº 1 – abril 2017
se la consideraba como algo innato e inamovible. Alguien nacía inteligente o no, y era
imposible que por medio del aprendizaje pudiese girar el timón inexorable de no ser
inteligente. Tanto es así, que, en épocas muy próximas, a las personas con limitaciones en sus
capacidades no se les educaba, porque se consideraba que era un esfuerzo inútil. Hecho
realmente aberrante.
Esta posición se observa claramente en la escuela primaria y secundaria. Los
considerados “inteligentes” son los hábiles en matemática o razonamiento lógico, mientras
que los alumnos con habilidades en el arte, no son tomados en cuenta de la misma manera.
Hace años que los test mentales también medían una inteligencia emparentada con lo
racional; es decir, un neto encumbramiento del hemisferio izquierdo. Mientras que los
“sensibles y emocionables” con predominio del hemisferio derecho eran relegados a un plano
inferior. Aunque claramente quedó demostrado en los estudios de Ledoux ( El cerebro
emocional, 1999), Damasio (El error de Descartes, 1994) y el mismo Goleman con su best
seller La inteligencia emocional (1990), fue Gardner quien plantea en la Teoría de las
inteligencias múltiples (1995) que hay más de un tipo de inteligencia, muchas de las cuales
son posibles de desarrollar gracias a la inteligencia emocional.
Gardner (1995) define la inteligencia como la “capacidad de resolver problemas y/o
elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”, y no plantea una sola
inteligencia con diferentes características, sino un conjunto de inteligencias múltiples,
diferentes e independientes entre sí. De esta manera, amplía el campo de lo que se considera
inteligencia, y afirma que la brillantez del científico no quiere decir que sea más inteligente
en todos los aspectos de su vida.
Si la inteligencia es entendida como una capacidad, implica una forma de construir el
mundo, de trazar distinciones, de mirar la vida; de centralizar la atención en ciertos aspectos
del fenómeno que se observa de acuerdo al tipo de inteligencia que predomine en la persona.
Todos los seres humanos son capaces de conocer el mundo desde ocho modos diferentes ya que
son ocho las inteligencias descriptas por Gardner. Las personas aprenden y el saber que
asimilan lo implementan de diferentes maneras. Gardner cree que todos los seres humanos
están capacitados para desarrollar ampliamente su inteligencia. Estas diferencias muestran
la predilección por un área del conocimiento y constituyen un desafío al sistema educativo que
estructura su plan de estudios de forma universal bajo la creencia de que todas las personas
pueden aprender las mismas materias del mismo modo.
El autor (1995) describe las ocho inteligencias. En principio, define la “inteligencia
lingüística”, propia de los líderes políticos, los escritores, los poetas, los buenos redactores.
Esta inteligencia utiliza ambos hemisferios. Parece ser que los dos hemisferios contribuyen al
procesamiento y la comprensión del lenguaje: el hemisferio izquierdo procesa el significado
lingüístico de la prosodia. La “prosodia” es la cadencia del discurso, el ritmo, los tonos y el
énfasis. El hemisferio derecho procesa las emociones comunicadas por la prosodia. Implica
capacidad para comprender el orden y el significado de las palabras en la lectura, la escritura
y también el hablar y escuchar. En el cerebro, lo que se llama área de Broca es la involucrada
en procesar la gramática, o sea la producción de oraciones gramaticales. Y el área de
Wernicke es la encargada de la comprensión del habla.
19
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
La segunda que observa es la “inteligencia lógico matemática”, que es la que
históricamente se ha considerado como la única inteligencia. Muestra la habilidad en la
resolución de problemas matemáticos y de lógica. Por ende, posee un neto predominio del
hemisferio izquierdo y es la inteligencia de los científicos, puesto que permite la deducción,
sistematización en construcción de hipótesis y evaluación de las mismas, procesar información
y contemplar numerosas variables en simultáneo. En los test mentales, principalmente los
que exploran el cociente intelectual (CI), evalúan tanto la inteligencia lógico-matemática
asociada con la lingüística, ya que la primera es no verbal y se desarrolla más en la idea; por
lo tanto existe una notable complementariedad entre las dos inteligencias. Es la inteligencia
que en general se encuentra en economistas, ingenieros, científicos, etc.
La “inteligencia espacial” es la que consiste en formar un modelo mental del mundo en
tres dimensiones; es la inteligencia que tienen los artistas, principalmente escultores,
arquitectos, marineros, ingenieros, cirujanos, decoradores, fotógrafos, diseñadores y
publicistas, entre otros. El hemisferio derecho es la parte del cerebro encargada del cálculo
espacial. Es una capacidad que se utiliza desde la navegación, conducir un automóvil en pos
de arribar a un lugar desconocido, el uso de mapas, hasta en el juego del ajedrez y por
supuesto, en artes gráficas y visuales, y el uso de tres dimensiones.
La “inteligencia musical” es la inteligencia que posibilita expresarse adecuadamente a
músicos, cantantes y bailarines, compositores, críticos musicales, etc. Permite escribir, crear,
analizar música; es la capacidad para cantar, bailar, escuchar, tocar instrumentos. En el
hemisferio derecho se encuentran algunas áreas que no están del todo localizadas,
relacionadas en la percepción y la producción musical. La “inteligencia corporal cenestésica”
es la capacidad para expresarse a través del cuerpo y para el desenvolvimiento de acciones
que requieren fuerza, coordinación y equilibrio, rapidez, flexibilidad, hacer reparaciones o
crear por medio de las manos, etc. Es la inteligencia de los artesanos, deportistas, cirujanos,
artistas escultores, actores, modelos, bailarines, etc. El control del movimiento y dominio del
propio cuerpo se localiza en nuestro cerebro precisamente en la corteza motora; cada
hemisferio domina o controla los movimientos corporales correspondientes al lado opuesto. Es
de gran importancia para el desarrollo de la especie humana, desde la habilidad de coordinar
en macro, hasta resolver problemas que implican la habilidad de manejar herramientas.
La “inteligencia intrapersonal” es la inteligencia que permite conocerse y entenderse a
sí mismo. Es la que posibilita realizar una introspección sobre los aspectos internos de una
persona, concienciar la propia identidad, acceder al universo de sus emociones, interpretar las
propias conductas en las acciones, conectar con el propio sistema de creencias; en síntesis,
todo lo que compete con conectarse con el mundo interno.
Son los lóbulos frontales los que nos proporcionan la cuota analítica y crítica por sobre
nosotros mismos, y los prefrontales los que nos proveen de los valores morales que nos dirigen
sobre lo que está bien o lo que está mal. La inteligencia intrapersonal, es la capacidad para
plantearse objetivos, concienciar las propias habilidades para darles curso, conocer el propio
potencial acorde a las metas. Implica poder reflexionar sobre sí mismo generando el
autoconocimiento
Año 33 Nº 1 – abril 2017
La “inteligencia interpersonal” es la inteligencia que permite comprender a otras
personas, inclusive trabajar con gente, ayudar a las personas a identificar y superar
problemas. Es la capacidad para detectar en otros desde estados de ánimo, características de
personalidad, expectativas, hasta intencionalidad. Es la habilidad de facilitar la interacción
humana, de captar intenciones, leer lenguaje implícito, mensajes paraverbales, cuestión de
lograr de actuar de la manera más efectiva, de empatizar en las relaciones. Dentro de los
aspectos neurofisiológicos muestran a los lóbulos frontales y prefrontal que desempeñan un
papel importante en el conocimiento interpersonal. Más allá que filogenéticamente, los seres
humanos integramos sistemas que conllevan para la interacción social, cooperación,
solidaridad, ayuda, liderazgo, elementos que generan cohesión y armonía grupal.
La “inteligencia naturalista” es la capacidad para observar y estudiar la naturaleza,
con el objetivo de conocer, clasificar y ordenar. Es propia de la que demuestran los biólogos y
botánicos que agrupan especies o grupos de objetos y personas, y establecen diferencias y
similitudes entre ellos. Gardner señaló que esta inteligencia tuvo sus orígenes en las
necesidades del hombre primitivo de adaptarse al contexto, ya que debía reconocer cuáles
eran las especies que le permitían alimentarse, por ejemplo, y cuáles eran las perjudiciales,
construir elementos para la caza, para adaptarse al clima y sus cambios, poder guarecerse y
protegerse de los peligros.
En mayor o menor medida, las personas aplicamos este tipo de inteligencia cuando nos
ocupamos de plantas, animales, cambios climáticos, etc., pero esta capacidad aúna la
clasificación científica. Pero la inteligencia naturalista, en una revisión posterior de Gardner
(2001), fue extraída de las inteligencias múltiples, razón por la que son actualmente 7 las
inteligencias descriptas.
De acuerdo a este desarrollo, sería importante la incorporación de destrezas
interaccionales en función del tipo de capacidad que tenga la persona discapacitada
intelectual. La detección del grado de capacidad mayor de acuerdo al tipo de inteligencia
permitiría el desarrollo de esa área, favoreciendo la capacitación del discapacitado y
mejorando su nivel de adaptabilidad social. En el fuero de lo social, el discapacitado
intelectual se encuentra atravesado por múltiples entrampes interaccionales que se focalizan,
a nuestro criterio, en tres: el contexto social, su contexto educativo y el contexto familiar. Es
decir que la persona calificada de discapacitada carga con la rotulación, la segregación y
discriminación social de su trastorno, el prejuicio educacional y la sobreprotección familiar,
obstáculos que frenan su inserción social construyendo profecías que se autocumplen.
Si la perspectiva con que se interacciona con la persona discapacitada intelectual es su
discapacidad y no sus destrezas, de acuerdo a su tipo de inteligencia que posea; si la óptica es
la imposibilidad, se terminará impotentizándolo, todo lo contrario a su “empoderización”. Esto
se observa con frecuencia en el mercado laboral - y sabemos que el trabajo es una fuente
identitaria muy importante - pero por sobre todo en la red social en sus múltiples versiones.
Todos los comportamientos del medio en que se mueve, “hacen” a su discapacidad, y si bien la
finalidad es ayudar al protagonista, terminan incrementando el obtáculo a sus potenciales
progresos.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Contexto familiar y homeostasis
La familia es el sistema primario en donde se traspasan en cada uno de sus miembros
“pautas socioculturales, reglas familiares, códigos comunicacionales de convivencia, sistema
de creencias y significados, funciones, escala de valores, figuras identificatorias, tipos de
relaciones y vínculos” (Ceberio y Serebrinsky. 2011), elementos que se desarrollan en el
contexto familiar y que tienden a replicarse en otros sistemas a posteriori del proceso de
individuación. Si entendemos a la familia como un microcontexto que se halla enmarcado en
el macrocontexto social, los cambios sociales y socioculturales tienen su impacto en la familia,
puesto que en ella se reproducen los avances o retrocesos del macrocontexto al cual pertenece.
Pero los nuevos paradigmas de conocimiento, no permiten analizarla como una suma de
componentes individuales, sino como un todo organizado, un sistema reglado en el cual todas
las partes tienen su importancia en el funcionamiento. Las funciones que desarrollan cada
uno de sus miembros producen un acople estructural del que deviene la funcionalidad o
disfuncionalidad del sistema. Desde esta óptica, numerosas conductas sintomáticas es posible
reinterpretarlas a la luz del sistema, y no hacer foco en la persona en sus componentes
intrapsíquicos individuales. Por supuesto que esta definición gira copernicanamente las
ópticas tradicionales que centralizan la conducta anormal en una persona negando al resto
del grupo, para observar el todo, del cual una parte es la emergente, es la evidencia de la
disfunción. La familia, como microsistema dentro del sistema social, ha sufrido los cambios de la
sociedad en forma paralela, como señala Salvador Minuchin (1982). Las funciones de la familia
poseen dos metas diferentes: por un lado, la protección psicosocial de sus miembros, y por el otro,
la acomodación a una cultura y a su transmisión.
Además, la familia provee a cada uno de sus integrantes un sentimiento de
identidad independiente que se encuentra mediatizado, en cierta medida, por el sentido de
pertenencia. Es en el proceso de individuación, donde cada uno de los hijos de una familia
comienza a ser alguien, más allá de su clan.
“En un proceso de socialización, la familia moldea la conducta de un hijo y le otorga un
sentido de identidad, y si bien constituye la matriz del desarrollo psicosocial de sus miembros,
también debe acomodarse a la sociedad, garantizando de alguna manera, la continuidad de la
cultura. En un sentido evolutivo, la familia cambiará en la medida en que la sociedad cambie.
O sea, los cambios siempre se orientan desde la sociedad hacia la familia, nunca desde una
unidad más pequeña a una mayor”. (Ceberio, M R. 2013)
La familia funcional puede describirse como un sistema abierto, con flexibilidad de
pautas, en constante transformación y que permanentemente interactúa con otros grupos de
la sociedad y se acomoda a sus demandas y propuestas. Son familias que utilizan las
situaciones críticas como oportunidades hacia el cambio y que fundamentalmente, poseen una
homeodinamia como un tipo de equilibrio, entendiendo a la misma como un juego dialéctico
entre estabilidad y cambio y cambio y estabilidad. Contrariamente, los sistemas
homeostáticos obedecen a un tipo de equilibrio estático, con rigidez de sus reglas y de las
funciones de cada uno de sus miembros, y que frente a las situaciones de crisis tienden a
vivirla como amenazas destructivas que llevan a que el sistema fortalezca sus reglas y se
rigidice aún más. Estos sistemas bloquean su proceso de crecimiento y conllevan la
Año 33 Nº 1 – abril 2017
emergencia sintomática que recae en uno de sus miembros; síntoma que expresa la denuncia
de la disfuncionalidad del sistema.
Salvador Minuchin (1982) señala que una familia normal se caracteriza por tres
componentes. El primero define a la familia como la estructura de un sistema sociocultural
abierto en proceso de transformación. El segundo muestra a una familia que se desarrolla a
través de un cierto número de etapas y que se reestructura en cada una de ellas. Por último, la
familia normal se adapta a las circunstancias cambiantes. Esta acomodación le permite
mantener una continuidad y desenvolver un crecimiento psicosocial en cada miembro.
Definimos, entonces, a la familia como un sistema relacional que supera y articula entre
sí los diversos componentes individuales. Es un sistema autocorrectivo, autogobernado por
reglas que se desarrollan, evolucionan y se instauran a través del tiempo por medio de ensayos y
errores.
Un factor relevante en el crecimiento del sistema; muestra a las crisis como las
protagonistas del cambio. Las crisis no son ni más ni menos que una situación de cambio.
Cambios, ocasionados por los problemas que se presentan en los sistemas y que someten a los
mismos a incorporar información que posibilite la corrección de la desviación que implica la
ruptura del equilibrio. Este estado de máxima tensión que origina la crisis puede ser
ocasionado a través de cambios intrasistémicos; por ejemplo, los cambios evolutivos, como la
adolescencia, nacimiento de un hijo, muertes, separaciones, etc. Mientras que los cambios
intersistémicos se refieren a las modificaciones del ambiente, mudanzas, cambios de trabajo,
cambios en la escala de valores, etc. Aunque estos son cambios evolutivos y, como tales,
esperables, también pueden aparecer situaciones críticas imprevisibles, como enfermedades
terminales o incurables en la juventud, accidentes de gravedad, por ejemplo. Estos eventos
inciden en el funcionamiento familiar, desarrollando un proceso de adaptación que lleva, por
un lado, a transformar reglas capaces de constituir una cohesión de la familia y, por otro, un
crecimiento psicológico de sus miembros.
En conclusión, el equilibrio en un sistema funcional está fundamentado por dos
funciones aparentemente contradictorias: la tendencia a la estabilidad y la capacidad de
transformación que caracterizan a todo sistema vivo. Esta dinámica, posibilita mantener
siempre un equilibrio que permita la creatividad que llevará a evolucionar el sistema y
acomodarse a los cambios. En las familias cuyos cambios de relaciones son advertidos como
amenazantes, se determina una cristalización de las interacciones presentes y de aquellas
funciones desenvueltas por cada uno de sus miembros que anulan experiencias e informaciones
nuevas. Aunque la flexibilidad o rigidez de un sistema no son características intrínsecas a su
estructura, dependen de un dinamismo, y las variaciones de estado en un espacio y en un tiempo
definido. Un sistema que fue flexible puede terminar constituyéndose en rígido y así
sucesivamente.
En este sentido, la aparición de una patología individual puede emerger en situaciones de
crisis intra- o inter-sistémicas correspondientes a las fases evolutivas de la familia, y de esta
manera, se garantiza el equilibrio funcional adquirido. O sea, el sistema puede transformarse
pero no cambiar; puede utilizar un input nuevo para operar variaciones que no lleven a la
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
discusión ni modifiquen su funcionamiento. El síntoma, entonces, aparece como forma de
resistencia al cambio.
Tanto Mara Selvini (1989) como Maurizio Andolfi (1982) observan que los sistemas
patológicos, o el comportamiento patológico de algunos de los miembros de la familia, surgen a
partir de la repetición casi automática y compulsiva de transacciones dirigidas a mantener las
reglas cada vez más rígidas al servicio del equilibrio rígido (homeostático). Las crisis
accidentales y evolutivas pueden generar síntomas que acarrean disfuncionalidades
interaccionales entre los miembros de la familia que permanecen en el tiempo, mediante los
intentos de solución fracasados. Estas disfunciones crean realidades propias a partir del
problema sintomático. El síntoma puede interpretarse como una denuncia, y constituirse en una
explicitación, una señal de alarma de que algún tramo del circuito comunicacional se halla
disfuncionando. Pero el fenómeno del síntoma es más complejo. Factores comunicacionales e
interaccionales, de experiencia, de historia, determinantes psicoinmunoendocrinos, cognitivos y
emocionales, convergen para constituir un trastorno bulímico, de pánico, anoréxico, depresivos,
de obesidad, de drogadicción, psicótico, obsesivo compulsivo, etc. Por lo tanto, resulta
sumamente difícil entrar en afirmaciones certeras acerca del origen o el objetivo del síntoma;
solamente se pueden construir hipótesis desde diferentes modelos teóricos que lo explique de
manera aproximada.
Desde un meta nivel sistémico-cibernético se intenta entender todos estos planos de
análisis de manera complementaria, que se introducen en un contexto que le otorga ciertos
sentidos.
Un discapacitado en la familia
La presencia de una persona con discapacidad intelectual en la familia conlleva una
serie de cambios en el sistema, principalmente en las funciones de cada uno de los miembros
que la componen. Y son diferentes las reacciones que genera en cada integrante pero también
en el sistema en general. Cabe entender que la presencia de un niño discapacitado intelectual
somete a una crisis familiar desde la decisión que toman los padres de su nacimiento. No
estamos poniendo en juicio moral el aborto en este tipo de situaciones; simplemente
describimos que en el caso de que los padres, mediante los análisis genéticos, sepan en el
proceso de embarazo de la deficiencia de su hijo, este hecho implica una decisión meditada y
discutida por los integrantes de la pareja.
En términos de crisis, también la fratría se ve afectada. El foco de la mirada de los padres con
un hijo discapacitado intelectual está centrado en lograr remontar favorablemente la
situación de su discapacidad. Esto conlleva un peregrinaje de consultas profesionales y de
asesoramiento en pos de intentar el progreso del niño. Mientras tanto, los hermanos viven a
la sombra del protagonismo del hermano, lo que lleva a niveles de desvalorización personal y
baja autoestima. No es extraño encontrar reacciones sintomáticas en los otros actores de la
historia: trastornos de aprendizaje, de conducta escolar, de violencia, trastornos de
alimentación, entre otros.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
Con respecto al apoyo psicológico que dichos sistemas familiares requieren, Fishman (1986)
sostiene que el objetivo de la terapia debe ser cambiar los patrones disfuncionales de
interacción entre el individuo y el contexto. El terapeuta debe trabajar con los miembros de la
familia, el colegio, profesionales de la salud y organismos de asistencia social, para elevar no
sólo las expectativas, sino también el nivel real de funcionamiento del niño con discapacidad
intelectual.
La facultad de la terapia familiar de abordar patrones de interacción social funciona no sólo
desde la familia hacia el mundo exterior, sino simultáneamente de modo inverso.
Frecuentemente, la discapacidad en cuestión es percibida como un estado permanente e
inmutable, perdiéndose de vista el hecho de que siempre hay un margen dentro del cual la
persona con discapacidad puede mejorar. Es más, si los padres u otras personas que rodean al
individuo con trastorno del desarrollo intelectual le transmiten la sensación de que sus
limitaciones son estables e insuperables, esa sensación se convertirá en realidad; su
desarrollo quedará congelado y habrá mayores probabilidades que el individuo continúe
sufriendo un deterioro disfuncional.
El efecto del síntoma en hermanos posee diferentes interpretaciones en simultáneo. Por una
parte, expresa la denuncia de que algo está disfuncionando en el sistema; por otra, tiene valor
de enojo y repudio hacia los padres por el favoritismo y proteccionismo hacia el hermano
discapacitado, además de lograr atrapar la atención de los padres, dado que deberán
refocalizar su atención en pos de solucionar el síntoma de hijo no protagonista.
Generalmente los padres ejercen una sobreprotección por sobre el hijo discapacitado, que
implica una sobre atención a multiplicidad de niveles.
1. Nivel de acciones: estos padres “hacen” por el niño. Lo colocan en la
función de la discapacidad y no le permiten la ejercitación o el adiestramiento en
habilidades; es decir, extralimitan las fronteras de la discapacidad.
2. Nivel emocional y afectivo: sobreprotegen en relación a los afectos,
amorosamente cubren todos los frentes afectivos y empobrecen la independencia,
favoreciendo la dependencia afectiva. La creencia de que van a ser abusados
afectivamente fuera de la familia nuclear, que pueden ser víctimas de bullyng o blanco
de bromas, con lo cual se “endogamizan”, empobreciendo la construcción de una red
social.
3. Nivel cognitivo y de pensamiento: estos padres piensan por el niño y no le
dan lugar a elucubrar su propio proceso de razonar las situaciones.
De ninguna manera estamos describiendo críticamente estas actitudes. Complejamente, estos
padres, con la intencionalidad del amor y el deseo de ver a su hijo normalizado, realizan un
listado de intentos de solución fracasados, que terminan reforzando la discapacidad. Estos
padres se resisten a aceptar la discapacidad de su hijo, y tratan a lo largo de años de lograr su
integración social, que puedan cumplir su escolaridad y, en síntesis, tiunfar en la vida o al
menos ser felices.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Pero al mismo tiempo que intentan hacerlo progresar mediante diferentes programas y bajo
la asesoría de profesionales, el hacer, el pensar y emocionar por el hijo, deja poco lugar para
su desarrollo. Y como señalamos al inicio, si la familia es el sistema nuclear, fuente de
crecimiento y emancipación, el otorgar semejante protagonismo en el hijo discapacitado
intelectual le refuerza su función de discapacitado familiar y llevará este rótulo fuera del
sistema replicándolo en otros y, por ende, creando y acentuándolo aún más.
Prejuicio educacional
La educación formal, en este caso la escuela, puede ser considerada el segundo sistema de
importancia en la formación del niño. De acuerdo al grado de discapacidad, un niño
discapacitado puede concurrir a una institución específica de atención escolar de la
discapacidad intelectual; o bien cuando el grado es leve, es factible de integrarlo a una escuela
normal con atención especial.
En estos últimos colegios se corre el riesgo de estigmatizar al alumno, producto de la
interacción que se genera entre el cuerpo docente y el resto de los alumnos denominados
“normales”. Los docentes y directivos se encuentran frente a los requerimientos de educación
especial, o al menos de un trato especial en la dinámica de aprendizaje en la que muchos
docentes no se encuentran en su mejor experticia. Muchas familias del niño con discapacidad
intelectual son muy demandantes en la ansiedad que le genera el proceso, demandas
sostenidas en la ilusión de revertir el cuadro limitativo del hijo. Duplican sus requerimientos
y ponen sobre una lupa obsesiva las acciones de los docentes y de la institución en general. La
escuela incia un proceso de hastío de cara a las críticas de los progenitores, principalmente de
la madre, por ejemplo, que sigue a pie juntillas las acciones pedagógicas ineficaces.
De otro costado, se encuentran los compañeros del protagonista, que operan diferentes
dinámicas. Algunos grupos lo utilizan de chivo expiatorio como la oportunidad de drenar
tensiones; otros lo hacen blanco de bulying o de bromas descalificatorias, mientras que otros
lo consienten, ayudan y apoyan, otros lo destacan en su esfuerzo resiliente. Sea de una forma
o de otra – y más allá de las dinámicas -, el alumno con discapacidad intelectual como
también la física, nunca pasará inadvertido, sea por su exaltación empeñativa, sea por su
segregación descalificatoria; siempre se halla en el candelero del sistema.
Estos mecanismos no son adaptativos y constituyen un narcisismo por lo negativo; es decir, es
un feedback que no genera buena autoestima, y alienta a sostener el estado. El sistema
educativo termina reinstaurando mecanismos isomórficos al sistema familiar. Y el ensamble
de los dos sistemas se retroalimentan, potenciándose; aunque no todos los sistemas poseen el
mismo dinamismo.
Hay instituciones que trabajan grupalmente para que el grupo pueda expresar (o denunciar)
desde sus fantasías, tedio, rabias, hasta sus afectos, frustraciones, valoraciones y auto
valoraciones; espacios terapéuticos donde poder recibir la orientación en la labor y analizar
las emociones. De esta manera, se logra prevenir anomalías de la inserción del niño con
discapacidad, y se optimizan las habilidades sociales. Sobre este marco, se desarrollan cursos
de especialización y la supervisión de estrategias de acción.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
Según Vernor Muñoz, quien es relator especial por el Derecho a la Educación de las Naciones
Unidas, es notoria la ausencia de información estadística sobre la cantidad de población con
discapacidad y aún menos datos sobre la cantidad de personas con discapacidad escolarizadas
(Muñoz, 2007), siendo a su vez escasa la información sobre índices de abandono o deserción
escolar de niños, niñas y adolescentes con discapacidad, datos sobre éxito o fracaso escolar,
poniendo al descubierto que sin información se dificulta la definición y retroalimentación de
políticas y recursos necesarios para atender de forma integral las necesidades educativas de
este colectivo.
Los movimientos de derechos humanos y los de personas con discapacidad se han
mancomunado a los fines de reaccionar frente a la exclusión y han promovido el paradigma
educativo actual de educación inclusiva. Estas reacciones se sustentan en la actitud
discriminante que posee la sociedad con respecto a las personas discapacitadas en general y
en lo que respecta a nuestro estudio, las personas con discapacidad intelectual. Los niños y
adolescentes en las escuelas de educación formal, en muchos casos, segregan a estos niños, y
en muchos casos son víctimas de bullying: blanco de bromas, agresiones, entre otras actitudes.
También los padres de los alumnos segregan a los niños con discapacidad, por ejemplo, no
favoreciendo la integración a fiestas de cumpleaños, salidas, reuniones de chicos en casa de
un compañero, etc. Cuando no, como desarrollaremos renglones más abajo, el mismo cuerpo
docente se agota no solo del niño “especial”, sino de los frecuentes reclamos de los padres de
cara a el segregacionismo de los diferentes sistemas con los que interactua el sistema
educativo.
Dentro de todo este cuadro, como ya hemos señalado, la posibilidad de concretar profecías que
se autocumplen es elevada. En la medida que se mire como problema al miembro
discapacitado y se actúe en consecuencia, se incrementará su discapacidad. Hay numerosos
casos descriptos (Rosenhan 1988; Watzlawick 1988) que afirman como el trato y el ideario
cognitivo social construyen patología.
Muñoz (2007) afirma que la educación inclusiva se basa en el principio de que siempre que
sea posible, todos los niños deben estudiar juntos, sin establecer ningún tipo de diferencias.
Todo niño tiene intereses, características, capacidades y necesidades de aprendizaje
particulares. La educación inclusiva, al tener en cuenta la gran diversidad existente entre
alumnos, lucha contra actitudes discriminatorias, creando comunidades donde sean bien
recibidos.
Los sistemas educativos deberían dejar de considerar a las personas con discapacidad como
problemas que hay que solucionar y actuar de manera positiva frente a la diversidad del
alumnado, disipando temores frente a las diferencias, capitalizándolo, en cambio, como
oportunidad única de enriquecer los procesos de aprendizaje.
Todas las personas tienen derecho a la educación; el ser humano necesita ayuda y dirección de
otros, y mediante la educación se constituye en plenamente humano. En el informe que
elabora Vernor Muñoz, se sostiene que el parámetro por considerar es justamente el criterio
de participación plena, autodeterminación, interdependencia y autonomía, como también el
concepto de trabajar por la calidad de vida de las personas con discapacidad, con especial
atención a las necesidades que fueran presentando.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
El sistema educativo que se rige por el principio de educación inclusiva debería trabajar de
modo articulado, y no como suele suceder, la Educación Especial por un lado y la educación
común “normal”, por otro. Sería importante considerar que para modificar esta situación, es
necesario superar la fragmentación desde las instancias políticas y jerárquicas de decisión
(Ministerio de Educación, 2009).
El itinerario escolar es único, personal e intransferible, siendo constitutivo de la identidad. El
ritmo, la solvencia, la motivación con la cual se transita el itinerario educativo influyen
directamente en la construcción de la percepción de sí mismo. Por otra parte, hay muchos
docentes de muy buena formación y gran experticia que intentan desarrollar un proceso de
inclusión del niño con discapacidad intelectual, pero se encuentran con las trabas antes
descritas, principalmente de la institución; entendiendo la inclusión como una manera de
desarrollar habilidades sociales entre otras prácticas.
Los términos “inclusión” o “educación inclusiva” son de reciente uso en América Latina y en
muchos contextos se usan como sinónimo de “integración de alumnos con discapacidad”. En el
Índice de inclusión (Unesco, 2000) se concibe a la inclusión como un conjunto de procesos
orientados a eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje y participación de
todo el alumnado.
Las barreras, al igual que los recursos para reducirlas, se pueden encontrar en todos los
elementos y estructuras del sistema, como ser dentro de las escuelas, en la comunidad y en
las políticas locales y nacionales. Desde la perspectiva de un modelo social sobre las
dificultades de aprendizaje y la discapacidad, este modelo contrastaría con el modelo médico,
donde se considera que las dificultades en educación son producto de las deficiencias o
limitaciones del individuo. Concordando con el modelo social, las barreras al aprendizaje y con
la participación surgen de la interacción entre los estudiantes y sus contextos, las personas,
las políticas, instituciones, las culturas y las circunstancias sociales y económicas que afectan
a sus existencias. Por ejemplo, una de las barreras más poderosas para el aprendizaje y la
participación estarían asociadas a la pobreza y al estrés que ésta produce.
Las discapacidades son barreras a la participación del alumnado con deficiencias o
enfermedades crónicas y se crean en la interacción entre actitudes, acciones, culturas,
políticas y prácticas institucionales discriminatorias con las deficiencias, el dolor y las
enfermedades crónicas. La deficiencia podemos entenderla como una limitación permanente
de la función física, intelectual o sensorial, aunque la noción de una deficiencia intelectual es
problemática, ya que podría sugerir una injustificable base física a las dificultades.
Conclusiones
La discapacidad intelectual se caracteriza por limitaciones significativas en el funcionamiento
intelectual y en la conducta adaptativa; la conducta adaptativa tiene más peso que la
inteligencia para discriminar el diagnóstico y para entender el funcionamiento de la persona
(Giné Giné et al. 2015) 3.
3
Expresada en las habilidades conceptuales, sociales y prácticas. La discapacidad se origina antes de los 18 años de acuerdo a lo
que señala el DSMV.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
Han recibido variadas denominaciones las personas con limitaciones intelectuales:
subnormal, débil mental, retrasado mental, deficiente, oligofrénico, etc. Los términos son
sinónimos y fueron cambiando, debido a las connotaciones negativas y peyorativas que
mostraban. Entendiendo a la inteligencia como una capacidad implicaría una forma de
construir el mundo, de trazar distinciones, de mirar la vida, de centrar la atención en ciertos
aspectos del fenómeno que se observa de acuerdo al tipo de inteligencia que predomine en la
persona.
Las personas aprenden y el saber que asimilan lo implementan de diferentes maneras.
Gardner (1995) cree que todos los seres humanos están capacitados para desarrollar
ampliamente su inteligencia. Estas diferencias muestran la predilección por un área del
conocimiento y constituyen un desafío al sistema educativo que estructura planes de estudios
de manera universal bajo la creencia de que todas las personas pueden aprender las mismas
materias del mismo modo.
Como ya lo señalamos, Gardner define la inteligencia como la “capacidad de resolver
problemas y/o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”, y no plantea una
sola inteligencia con diferentes características, sino un conjunto de inteligencias múltiples,
diferentes e independientes entre sí. De esta manera amplía el campo de lo que se considera
inteligencia y afirma que la brillantez del científico no quiere decir que sea más inteligente en
todos los aspectos de su vida. Siguiendo el desarrollo, expuesto ut supra, la persona con
discapacidad intelectual se encuentra atravesada por múltiples entrampes que se focalizan, a
nuestro criterio, en tres: el contexto social, su contexto educativo y el contexto familiar. Por lo
tanto, la persona calificada de discapacitada intelectual carga con la rotulación, la segregación
y discriminación social de su trastorno, el prejuicio educacional y la sobreprotección familiar,
barreras y obstáculos para lograr insertarse; por ejemplo, en el mercado laboral, pero por
sobre todo en la red social en sus múltiples versiones.
Todos los comportamientos del medio en que se mueve contribuirían a su discapacidad, y si
bien la finalidad es ayudar al protagonista, terminan constituyéndose intentos de solución
fracasados, solidificando barreras a sus potenciales progresos. El constructo de discapacidad
intelectual se engloba dentro del constructo general de discapacidad. Discapacidad intelectual
ha surgido para enfatizar una perspectiva ecológica social que se centra en la interacción
persona-ambiente, y reconoce que la aplicación sistemática de apoyos individualizados puede
mejorar el funcionamiento humano.
El diagnóstico de TDI (Trastorno del desarrollo intelectual) puede originar una crisis familiar,
y fortalecer a algunos núcleos o destruir otros, o también generar un estado de ansiedad
mantenido en cada uno de sus miembros. Constituye un evento paranormativo que genera
frecuentemente crisis familiares no transitorias por desorganización que desajusta y deteriora
la interacción familiar, sostiene Pérez Martínez (2007).
La presencia de una persona con discapacidad intelectual en la familia conlleva una serie de
cambios en el sistema, principalmente en las funciones de cada uno de los miembros que la
componen. Y son diferentes las reacciones que genera en cada integrante pero también en el
sistema en general. Habitualmente, la discapacidad sigue siendo percibida como un estado
permanente e inmutable, perdiéndose de vista el hecho de que siempre hay un margen dentro
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
del cual la persona con discapacidad puede mejorar. Más aun, si los padres u otras personas
que rodean al individuo con trastorno del desarrollo intelectual le transmiten la sensación de
que sus limitaciones son estables e insuperables, esa sensación se convertirá en realidad.
Una potente ventaja de la terapia familiar sistémica radica en que, al abordar patrones de
interacción social (intersistémicos), funciona no sólo desde la familia hacia el mundo exterior,
sino simultáneamente de modo inverso intrasistémicamente, siendo altamente eficaz en la
consolidación de procesos de cambio y adaptación a crisis, ahorrando en tiempo (frente a
abordajes de larga duración y pocos cambios comprobables) y costos, debiéndosela incluir en
las prestaciones de rehabilitación integral, previstas en las leyes nacionales ya mencionadas,
a favor de las personas con discapacidad; temática vigente y abierta al desarrollo de futuras
investigaciones.
La familia es el contexto natural para crecer y para recibir auxilio, refiere Minuchin (1982),
siendo un grupo natural que en el curso del tiempo ha elaborado pautas de interacción. Estas
pautas constituyen la estructura familiar, que a su vez rige el funcionamiento de los
miembros de la familia, define su gama de conductas y facilita su interacción recíproca. Sin
embargo, ante el advenimiento de un miembro con discapacidad y en consonancia con
comportamientos de otros actores sociales (instituciones educativas, de salud, profesionales,
organismos públicos, entre otros), se suelen suscitar prácticas de tinte paternalista,
asistencialista y de sobreprotección. Dichas prácticas son el legado (resabio) de antiguos
paradigmas sobre discapacidad, en los cuales la persona con discapacidad ocupaba un lugar
pasivo sin voz ni voto, donde la opinión de expertos y familiares pesaba más que sus
verdaderos intereses, aptitudes y deseos.
Un sistema social, tal como lo es la familia, se puede considerar como un conjunto de
individuos, cada uno con sus tiempos e historias individuales, que se compenetran para
construir la historia del sistema. Los individuos pueden tener tiempos y ritmos diferentes.
Puede ser que uno de sus miembros, como sucede con las personas con discapacidad, no
evolucione al mismo ritmo que los demás, se pare o retroceda en el tiempo, mientras que los
demás pueden adaptarse, comprender esta situación, o bien, convertirse en opositores
intolerantes, con las consecuencias que esto tiene en la calidad de las relaciones familiares
(Boscolo, 1996).
Dependiendo de la relación que establecemos con las familias, propone Reséndiz Juárez
(2013), no sólo con lo que les decimos, sino con la forma en que tratamos con ellos, les
devolvemos una imagen de sí mismos como familia competente o como una familia carente de
posibilidades. Restituirlos con una imagen u otra repercutirá también en la manera en que
respondan a los tratamientos.
El aprendizaje y desarrollo de habilidades sociales ( social skills) detenta entre sus objetivos
principales empoderar y dignificar, a través de un desempeño social asertivo y competente, al
colectivo de personas con discapacidad intelectual, muestra poblacional de nuestra
investigación (Ceberio M. R. y Gutiérrez G., 2015).
De acuerdo a Bertalanffy (1968), la “Teoría general de sistemas” afirma que las propiedades
de los sistemas no pueden describirse significativamente en términos de sus elementos
Año 33 Nº 1 – abril 2017
separados. La compresión de los sistemas sólo ocurre cuando se estudian globalmente,
involucrando todas las interdependencias de sus partes.
El modo en que es tratado el individuo afecta su autoconcepto, cuando a alguien se le da el
diagnóstico de discapacitado (por ejemplo, Trastorno por discapacidad intelectual, TDI), este
rótulo puede crearle relaciones especiales con otras personas, que provocarán expectativas
menores y capacidades disminuidas. Si la imagen que le devuelven los otros refleja sólo las
limitaciones de la discapacidad, la autoimagen y el potencial del individuo quedarán
disminuidos, pues se verá a sí mismo como un lisiado. Su respuesta a estos reflejos que le
devuelve el entorno sirve para ratificar la imagen, el resultado es una profecía que opera su
propio cumplimiento – trátese a alguien como un discapacitado y se construirá la
discapacidad.
Según Verdugo Alonso (2002), las bajas expectativas que tienen profesionales, padres,
docentes y sociedad respecto a las posibilidades de las personas con discapacidad intelectual,
es uno de los principales problemas que se debe afrontar; ante lo cual la actitud
potencializadora, de contención y refuerzos positivos que brinde la familia, en aras de lograr
la autonomía e independencia de sus miembros, máxime cuando presenten algún tipo de
discapacidad, impactará positivamente en confianza, autoestima y construcción de su
identidad. Somos “primates”, y como tales nos caracterizan biológicamente el altruismo (De
Wal, Franz. 2013), y las relaciones humanas impactan amorosamente en el vínculo social, por
lo tanto, el afecto y las manifestaciones de amor incrementan la autoestima y autopotencian
la evolución y el bienestar.
En definitiva, los cambios que se están produciendo internacionalmente en materia de
discapacidad modifican nuestro modo de percibir a las personas con discapacidad intelectual y
producen cambios de terminología, prácticas profesionales y expectativas sobre resultados
personales mejorados para los receptores de los servicios. Refiere Verdugo Alonso (2014) que
hay que considerar la evolución histórica, siendo que al valor casi exclusivo que se otorgaba a
la inteligencia para el diagnóstico, al lugar que hoy en día ocupa concomitante la conducta
adaptativa. Ésta última tiene un mayor peso para discriminar el diagnóstico, y para entender
el funcionamiento de la persona, y esto tendría más implicaciones prácticas.
El mismísimo concepto de discapacidad comienza a ser cuestionado por los intentos
superadores de expertos en la temática, barajándose términos como “diversidad funcional”,
entre otros, prontos a tomar protagonismo de un afán sin estigmas condicionantes. Los
cambios están sucediendo rápidamente, y de acuerdo al citado autor, debemos tener presente
la perspectiva de los miembros de la comunidad, que depende de mapas mentales; el modo en
que la comunidad percibe a este colectivo está relacionado con creencias, valores, prejuicios,
preguntándose de qué manera se pueden modificar patrones, valores y creencias de una
sociedad.
La respuesta a esta pregunta abre las puertas a la temática de la inclusión, puesto que las
experiencias de socialización son determinantes, para que cambie las miradas sobre estas
personas y se genere la oportunidad de poder convivir, de poder valorar y apreciar a los
individuos con discapacidad intelectual, que, por otra parte, es la única forma posible para
promover este cambio.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

El impacto de las tecnologías de la

información y comunicación (TICs) sobre
diversas áreas de la vida de los niños en
edad de escolaridad primaria desde la
percepción de los adultos en Argentina
R UTH CASABIANCA , EVANGELINA R EGNER, A NABEL GAITÁN* Y COLABORADORES U NIVERSIDAD DE FLORES Y
U NIVERSIDAD CATÓLICA DE S ANTA FE

Inspirados en la popularidad que han adquirido la implementación de las tecnologías de la
información y comunicación (TICs) por parte de los niños en Argentina, esta investigación
analiza la frecuencia de uso en niños en edad escolar primaria, y su posible impacto positivo y
negativo sobre diversos aspectos de la vida infantil: individual, familiar y en las relaciones
con el mundo externo a la familia, desde la percepción de los adultos cercanos (padres y
docentes). Asimismo describe posibles acciones educativas de éstos para amortiguar los
efectos negativos percibidos.
Inspired by the popularity that the implementation of information and communication
technologies (ICTs) have acquired on behalf of children in Argentina, this research analyzes
the frequency their use in primary school aged students, and their possible positive and
negative impact in different areas of children’s lives: individual, family, and with
relationships outside the family, based on the perception of adults close to them (parents and
teachers). It also describes possible educational interventions to diminish the perceived
negative effects.

Palabras Clave: Impacto de las TICs en la percepción adulta, áreas de impacto, Keywords: ICT's impact on children from adult perception; impact areas on children's
efectospositivos y negativos, acciones de prevención de impactos negativos lives; positive and negative effects; actions to diminish negative effects

____________
* Ruth Casabianca: Dra. en Psicología. Directora del Instituto de la Familia y Terapias Breves de Santa Fe. Docente de
Universidades nacionales y extranjeras; rcasabianca@gmail.com.
Evangelina Regner: Dra. en Psicología. Investigadora y docente de la Universidad Católica de Santa Fe;
evangelinaregner@gmail.com.
Anabel Gaitán: Dra. en Educación. Decana de Humanidades Universidad Católica de Santa Fe; anabelgaitan@gmail.com

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Introducción
L os niños nacidos en el siglo XXI suelen ser identificados como “nativos digitales”, ya que el
avance y difusión de tecnologías tales como teléfonos celulares, computadoras, play
stations, tabletas, etc., facilitan que las mismas se encuentren en sus manos con frecuencia, y
prácticamente desde el momento en el que llegan al mundo: nacen y se desarrollan en
interacción cotidiana con dichos elementos, convertidos en accesibles y populares,
especialmente en las clases media y alta de nuestra sociedad según el Censo Nacional de
2011.
Los adultos, que con esfuerzo hemos adquirido un mayor o menor grado de destreza en
su uso, solemos mirar a estas tecnologías con cierto resquemor, y a los niños con sorpresa y
perplejidad, cuando percibimos la naturalidad con que ellos las manejan e incluyen en sus
actividades de aprendizaje, recreación, conexión con los más cercanos o lejanos, por mencionar
aquellas en las que más sobresale su implementación.
En la última década especialmente, padres, docentes y profesionales del área de la
psicología, la educación y la psicoterapia, han puesto su atención en este cambio cultural, que
es sin duda trascendente, ya que afecta la comunicación – y por lo tanto las conductas
interaccionales - de los infantes y adolescentes, la comunicación entre las generaciones, y
potencialmente la relación de cualquier ser humano consigo mismo y con los contextos en los
que se inserta, en cualquier etapa de la vida.
De estas observaciones se desprenden reflexiones, juicios de valor, y también ciertos
temores, fundamentados en evidencias acerca de los efectos de esta “revolución digital” que se
ha instalado en nuestras sociedades, fenómeno ciertamente complejo, ya que involucra
múltiples aspectos más allá de los psicológicos: técnicos, éticos, legales y sociológicos,
mínimamente.
Sabemos que la introducción de las TICs promete un avance progresivo, rápido e
inevitable, en gran medida impredecible en su rumbo y consecuencias, para el ser humano y
sus relaciones con los diversos contextos en que vive y se desarrolla.
En ese marco amplio, en la última década especialmente, diversos países del mundo
occidental y oriental han dedicado esfuerzos destinados a investigar cuánto y cómo las
tecnologías afectan diferentes funciones del cerebro humano, tanto en las conexiones ad-intra
de las personas, como en las interacciones con sus entornos. Cabe preguntarse: qué
significado cobra para los menores la realidad en la era de la tecnología, cómo se construye la
realidad, los diversos vínculos, y la propia identidad de los nativos digitales, como así también
qué responsabilidad les compete a los mayores en estas nuevas maneras de construcción del
mundo y vinculaciones múltiples de la infancia.
En Argentina, escasos estudios sistemáticos, observaciones realizadas ad-hoc, y
opiniones reflexivas de algunos estudiosos del tema, permiten generar hipótesis acerca de que
el uso de las TICs por parte de los niños abre recursos y posibilidades positivas impensadas
como estímulos para el desarrollo psicológico, a la vez que plantea problemas nuevos en la
educación de hijos o alumnos, situaciones de riesgo por el mal uso (o abuso), exposición a
peligros que muchas veces caen fuera del control de padres y educadores, de lo que se
Año 33 Nº 1 – abril 2017
desprende la consecuente motivación a adquirir conocimiento científico relativo al tema.
Antecedentes
En los últimos años, el interés por estudiar el lugar que ocupa la tecnología en la vida
de las personas ha cobrado relevancia, y en especial, la implicancia que ésta tiene en la vida
diaria de los niños y los adolescentes, considerando la frecuencia con que la implementan y la
facilidad a su acceso: “Los niños y adolescentes se han convertido en los magos de las
tecnologías, se apropian veloz e intuitivamente de todos los nuevos artefactos y los
contextualizan con plena originalidad” (Sanchez Bursón, 2009, pags. 23-43).
Refiriéndose a los adolescentes, Bacigalupe y Camara (2011, pag. 227) dicen:
Hoy la adolescencia está inmersa en las redes sociales, el intercambio de audio y video, el
“texting”, los juegos virtuales y otras tecnologías emergentes (…) Es imprescindible por ello, para las
instituciones y profesionales que intercambian con jóvenes, familiarizarse con el impacto de estas
tecnologías sobre la cultura, y de qué modo éstas son utilizadas.
Esta misma expresión podría ser referida a los niños, que desde edad más temprana que los jóvenes,
viven inmersos en este mundo interactivo, diferente al de generaciones anteriores.
Sin duda el autocontrol y la preparación para el cambio son estrategias a utilizar para
hacer frente al modo “siempre online y comprobando si tienen notificaciones nuevas”
(Proyecto EU.NET.ADB / Safer Internet Programme de la Unión Europea, 2012). Pero es
digno de destacar que los niños, por sus propias características evolutivas, están en
condiciones de mayor restricción e impotencia para el desarrollo de estas estrategias,
relacionadas con el grado de madurez neurobiológica y las experiencias educativas a lo largo
de la vida.
En consecuencia, como expresa Paniagua Repetto (2013, págs. 686-693):
Los menores reconocen que el uso excesivo de las redes sociales les genera diferentes tipos de
problemas, siendo los más usuales: la alteración de la dinámica familiar, perturbación del rendimiento
académico, y disminución del tiempo de sueño (…) El uso abusivo de las TICs puede dar lugar a
conductas adictivas, asociadas frecuentemente con psicopatologías previas. Los mayores riesgos… son
los contactos no deseados, accesos a contenidos perjudiciales, la seguridad y el acoso.
En EEUU, hace más de 10 años, algunos estudios mostraban que los niños entre dos y cinco
años, utilizaban la computadora en promedio 27 minutos por día (Woodard, & Gridina, 2000).
Datos más recientes, revelan que los niños en USA, entre 6 y 11 años, pasan en su
mayoría alrededor de 170 minutos frente a la pantalla, excediendo el tiempo sugerido por los
pediatras (no más de 2 horas). Por otro lado, estos comportamientos se encuentran
inversamente correlacionados con el control y puesta de reglas sobre los contenidos de la
pantalla por parte de los padres, las comidas familiares compartidas, y las actividades físicas
de los niños (Gingold, Simon, & Schoendorf, 2014).
En Argentina, contamos con datos interesantes en cuanto a la disponibilidad para el
uso de la tecnología en los hogares de clase media. Según la Encuesta Nacional sobre Acceso y
Uso de Tecnologías de la Informática y la Comunicación realizada por el INDEC en el tercer
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
trimestre de 2011 (INDEC, 2011), en 33.297 hogares de zona urbana, el 85,6% de los hogares
cuentan con teléfono móvil, el 52,8% tiene computadora, el 43,8% cuenta con servicio de
Internet, y el 97,1% cuenta con TV.
En Santa Fe, los datos son similares a los observados a nivel nacional: el 82,4% de los
hogares cuenta con telefonía celular, el 52.5% con computadoras, el 46,1% de los hogares
cuenta con internet, amén de los medios tradicionales de comunicación: el 98% posee TV, un
93,9% radio, y un 64,8% teléfono fijo.
Hay quienes sostienen que el uso de la tecnología impacta de manera positiva
ampliando nuestras capacidades cognitivas, nuestra creatividad.
Autores como Prensky (2012) consideran que para comprender a nuestros niños,
debemos considerar a la tecnología como una extensión de nuestro cerebro, como parte de
nuestra actividad mental, y pone énfasis en el desarrollo de ciertas habilidades vinculadas
con lo que él llama “sabiduría digital”. Éstas incluyen la colaboración, el trabajo en equipo, la
toma de decisiones, el asumir riesgos, tomar decisiones éticas y morales, el empleo de la
deducción científica, el pensamiento lateral y estratégico, la resolución de problemas, y el
hacer frente a otros entornos y culturas.
Según Hatch (2011), algunos de los efectos positivos que tendría el uso de las TICs son:
la construcción y ampliación de redes sociales, el aumento del razonamiento visual, la
generación de actividades físicas (por ejemplo, mediante algunos juegos en wi-fi), mayor
contacto y cuidado de los padres sobre sus niños.
Hábitos de vida
En referencia a la inclusión en los hábitos de vida de las TICs, Pini et al. (2012),
afirman:
El televisor ha abandonado la centralidad del hogar, la familia ha cambiado su estructura
y los consumos se han segmentado. (…) la telefonía celular surge como un nuevo consumo
personal y personalizado: el 63,1% de los argentinos (independientemente de su género, edad y
nivel socioeconómico) posee teléfonos celulares. Con un promedio global de casi dos teléfonos
portátiles por hogar, es la tecnología que concentra hoy más cantidad de medios de comunicación
y se ha transformado en el dispositivo portátil por excelencia. (…) El 64% de los teléfonos
celulares en nuestro país usa el sistema de tarjetas y se concentra entre los más jóvenes y los
sectores de menores ingresos (…). La mayoría de las tecnologías de la comunicación que se
encuentran en el hogar pertenecen y son usados y apropiados por uno de los miembros de la
familia (…); el fenómeno de la personalización trasciende el mero hecho de la posesión de un
aparato, y puede observarse en los diferentes hábitos de uso, en las prácticas sociales y en las
formas de apropiación de los usuarios. (…) El conjunto de estos fenómenos ha dado lugar a
nuevos formatos comunicacionales; y los modos en que se procesan en el seno de la familia
algunos vínculos -no mediados por tecnologías -y que remiten a costumbres ancestrales, como lo
son los hábitos de la alimentación- son una forma de la sociabilidad familiar que también puede
combinarse con los hábitos de consumo de medios. (Pini et al, 2012, pags. 37-38)
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En el campo educacional
Numerosos autores han reflexionado e investigado en los últimos años la importancia
de la implementación de las tecnologías (TICs), en su influencia y posibilidad de
implementación en los procesos de enseñanza-aprendizaje, e incluso han estimulado la
proyección de políticas desde las instituciones y los Estados respecto a dichos temas.
Morrissey (2007) sostiene que:
Vivir en una sociedad de la información y en una economía basada en el conocimiento,
requiere que sus jóvenes posean una amplia gama de competencias TIC para que puedan
participar plenamente como ciudadanos. Las TICs se perciben en la actualidad como un
componente esencial de la educación del siglo XXI. (Morrissey, 2007, pag. 82)
El mismo autor agrega:
El acceso a recursos TIC, programas y materiales en el aula, puede ofrecer un entorno
mucho más rico para el aprendizaje y una experiencia docente más dinámica. La utilización de
contenidos digitales de buena calidad enriquece el aprendizaje y puede, a través de simulaciones
y animaciones, ilustrar conceptos y principios que de otro modo serían muy difíciles de
comprender para los estudiantes (Morrissey, 2007, pag. 83).
Específicamente, respecto a las actividades escolares, Gee (2007) destaca que en las
plataformas de juegos prima un aprendizaje con otros que no son necesariamente “pares” en
el sentido en que los entiende la escuela. Gee (2007) llama a estos tipos de afiliación social que
crean las nuevas redes “espacios de afinidad”, y sostiene que las instituciones escolares tienen
mucho que aprender de ellos: “Los espacios de afinidad que se organizan a partir de las
nuevas tecnologías tienen en común una tarea, y no se definen prioritariamente por edad o
por género o sector social, como puede suceder con los grupos escolares” (Dussel, 2010, pag.
20).
Complementariamente, Boza Carreño (2009) expresa: “las TICs provocan cambios en
las propias organizaciones educativas. Así, por ejemplo, producen un aumento de las
interrelaciones entre los diferentes miembros de la comunidad, ofreciendo la oportunidad de
una comunicación más fluida entre éstos” (Boza Carreño, 2009, pag. 265).
Ahora bien, ello por sí mismo no es suficiente. Como apunta Kagel (2003, pag.: 279), “es
necesario pensar el cómo se las implementa y qué idea subyace en esa implementación”, es
decir, se hace necesario definir los objetivos y las metodologías de aplicación de las mismas
desde los educadores.
El tema implica entonces que los docentes necesitan, no solamente tener dominio en el
uso de las TICs, sino también implementar este conocimiento en la construcción de
situaciones de aprendizaje que permitan obtener beneficios educativos. El IICD (2007)
expresa que:
Una de las lecciones clave puntualizadas por este estudio, es la necesidad de focalizar los
esfuerzos en tratar de capacitar a maestros y profesores para que usen las TICs en la producción
de sus propios materiales de apoyo para la enseñanza. Este enfoque posibilita que maestros y
30
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
profesores se apropien de estos proyectos, con lo que se acrecienta la viabilidad de dar el debido
uso a estos materiales (IICD, 2007, pag. 8)
Un informe del Banco Mundial del 2003, defiende que:
Las TICs cuentan con un elevado potencial para incrementar el acceso a la educación a
través de la formación a distancia, permitiendo al mismo tiempo, consolidar redes de
conocimiento para los estudiantes, formación adecuada para los profesores y una mayor
disponibilidad de recursos educativos para el conjunto de la población. En la misma línea, la
Organización de Naciones Unidas (2005) ha señalado que las TICs son un recurso indispensable
para expandir el acceso a una educación de calidad, mejorar los programas de instrucción y
proporcionar una educación primaria universal en los países en vías de desarrollo (Varela
Mallou, et al., 2008, pag. 8).
Un informe más reciente de la National School Boards Association de los Estados
Unidos, que atiende a cuarenta y siete millones de alumnos, descubrió que:
El 96% de los estudiantes con acceso a Internet usa herramientas de interacción social
con texto, imágenes y video. Muchos, incluso los niños, son creadores de contenidos
multimediales”. Curiosamente, el informe destaca que los estudiantes que suelen romper las
reglas de uso de las TICs en la escuela, eran en su mayoría también los de menor rendimiento,
pero en cambio, sus competencias en el uso de la Web y la creación de contenidos eran
excelentes, así como sus habilidades creativas, de comunicación y liderazgo. Sin embargo,
mientras que los docentes les asignan a sus alumnos tareas para la casa que requieren del uso de
Internet, las escuelas prohíben que los estudiantes accedan a sus propios sitios de interacción
social en las computadoras de la escuela (Morrissey, 2007, pag. 85).
Todo el proyecto institucional de TICs debe estar alineado con esta visión y estrategia. La
política debe abarcar la integración de las TICs en el currículo; el planeamiento de mejora de
los recursos TIC y del acceso de estudiantes y docentes a dichos recursos; el diseño de
oportunidades para el desarrollo profesional docente, y una política de uso seguro de Internet.
Al preparar el plan de TICs, el equipo responsable de esta tarea debe identificar las fortalezas
y debilidades de la escuela en relación con estas tecnologías. Es importante llevar a cabo un
estado de la situación acerca de la calidad y cantidad de equipamiento y otros recursos
digitales que existen en la escuela, de modo de poder tener un panorama real sobre las
mejoras que pueden hacerse en infraestructura en los próximos tres años (Morrissey, 2007,
pag. 89).
Desde una visión con proyección política, Prado Lima (2007) expresa:
La investigación en División, Desigualdad, Exclusión e Inclusión Social Digital,
representan un desafío para la Tecnología Educativa actual y los Gobiernos Iberoamericanos
(…). La Desigualdad Digital no constituye por sí sola un problema, representa un síntoma de
problemas subyacentes que deben ser atendidos (sociales, económicos, educativos, tecnológicos)
(Prado Lima, 2007, pag. 9).
Año 33 Nº 1 – abril 2017
En nuestro país, recientemente UNICEF pone énfasis en la inclusión de las TICs en las
aulas, a la vez que resalta la posición positiva de Argentina, en relación a otros países
sudamericanos, respecto a este recurso educativo (UNICEF, 2015).
Efectos negativos investigados
a) Bulling y cyberbulling
Englander (2011), realizó un estudio en Massachusetts en el que evaluó la utilización
de la tecnología en niños y adolescentes en relación con el bulling y el cyberbulling,
encontrando que, en niños entre tercer y quinto grado un 34-40% habían sido víctimas de
bulling, entre un 14% y un 19% de cyberbulling, y entre un 7 y un 10% de ambos (bulling y
cyberbulling).
b) Aspectos cognitivos
Gentile, Swing, Lim y Khoo (2012) observaron, en una muestra de 3000 niños en
Massachussets, una correlación positiva entre el tiempo que utilizaban los niños jugando
video juegos y los problemas de atención, como así también que aquellos niños con problemas
de atención evidenciaban mayor tiempo dedicado a los videojuegos.
c) Obesidad y sobrepeso
Chahal, Fung, Kuhle, y Veugelers (2013), en una investigación que evaluaba la
utilización de las TICs, realizada en niños y sus progenitores, observaron que más de la mitad
de los niños contaban en sus cuartos con dispositivos electrónicos y tendían a utilizarlos antes
de irse a dormir. Estos niños tendían a dormir menos, presentaban mayor porcentaje de
sobrepeso y hábitos alimenticios menos saludables, y participación en actividades más
sedentarias.
d) Otros impactos negativos sobre la vida infantil
Dubow et al. (2010) estudiaron los efectos de la exposición a la televisión en la primera
infancia, sobre los comportamientos sociales y el desempeño académico. Los investigadores
encontraron que el aumento de la exposición temprana a la TV se encuentra asociada con una
disminución de la participación en clase, un menor rendimiento en matemáticas, menor
porcentaje en la participación en actividades físicas, un incremento en el índice de la masa
corporal, y mayor probabilidad de que los niños sean rechazados o agredidos por sus pares.
Según Hatch (2011), algunos de los efectos negativos son: pérdida de la privacidad, la
disminución de la capacidad de realizar múltiples tareas, problemas de salud vinculados con
el desarrollo de hábitos más sedentarios, y disminución de las interacciones sociales
personales.
La visión, actitudes y conductas de los padres respecto a las TICs
Hasta el momento, no se conocen estudios en Argentina que evalúen la percepción y
actitud de los padres frente a la interacción que tienen los niños en edad de escolaridad
primaria con las tecnologías.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Un estudio desarrollado por Sádaba Chalezquer, Bringué Sala, y Artopoulos (2010)
evaluó los comportamientos y actitudes de los padres en preadolescentes y adolescentes entre
10 y 18 años. Los resultados obtenidos evidencian que en un alto porcentaje, los jóvenes
describen una actitud pasiva de sus padres, y manifiestan no discutir con sus progenitores en
relación con el uso que hacen de las TICs. Específicamente, un 36% de los progenitores
preguntan “qué están haciendo”, un 31% “echa un vistazo”, y un 48% no hace nada. Esto
último, se incrementa a un 57% en adolescentes de edad mayor a los 14 años.
En nuestra experiencia clínica, solemos encontrar diferentes actitudes por parte de los
padres frente al uso de la tecnología de sus hijos: aquellos que permiten el acceso ilimitado a
las nuevas tecnologías, basados en la creencia de tener hijos sumamente inteligentes o con
habilidades sobresalientes en comparación con sus propias capacidades en la niñez; otros que
- por el contrario - justificados por los perjuicios del uso de las tecnologías, no les dan acceso
(esperando, en todo caso, que cuando llegue el día en que deban enfrentarse por sí solos al
mundo de hoy, les resulte sencillo); y otro porcentaje representado por aquellos que les
permiten acceso a la tecnología, guiándolos hacia los recursos disponibles, según
conocimientos generales que pueden resultar útiles en la educación de sus hijos, y estando
atentos a los posibles peligros.
En la mayoría de los casos, en los campos de la psicoterapia y la educación en
Argentina, se evidencia escaso conocimiento, no sólo en los padres, sino también en los
profesionales y educadores – quienes son requeridos de orientación por los adultos
responsables - sobre las prácticas y hábitos saludables en el uso de las tecnologías por parte
de los niños.
Evaluación del impacto de las tics
a) Planteamiento del problema
La presente investigación se focaliza en el estudio de las posibles influencias que el uso
de las tecnologías de la información y comunicación (TICs) tiene sobre diversos aspectos de las
vidas de los niños en escolaridad primaria y de clase media, evaluadas desde la percepción de
adultos cercanos: padres y docentes.
Se considera que en este rango etario – al que pertenecen los llamados “nativos
digitales” - la implementación de dichas tecnologías en la vida cotidiana ha modificado las
formas en que los niños construyen los vínculos de comunicación, impactando este cambio
sobre las relaciones familiares, sus relaciones con los demás no familiares, sus formas de
aprendizaje en los ámbitos educativos formales y no formales, sus actividades, intereses, y
posibilidades de conformar redes sociales, entre otros.
La llegada a la consulta clínica, y las preguntas que circulan socialmente por parte de
padres y educadores, estimularon la curiosidad que inspira al presente trabajo: explorar en el
campo, de una manera estandarizada y rigurosa, cómo perciben a las influencias de las
tecnologías – clasificadas como “positivas” y “negativas” - por aquellos que están en posición
de sostén psicológico y educativo respecto a los niños, quienes aún no han adquirido auto-
control suficiente ni criterio para discernir en lo que refiere a factores que favorezcan, o no, la
Año 33 Nº 1 – abril 2017
propia evolución hacia la autonomía y la responsabilidad, necesarias y saludables. Asimismo,
desde esta percepción adulta, se analizarán métodos posibles para amortiguar los efectos
negativos de las TICs.
b) Hipótesis y objetivos
Hipótesis general
Existe impacto del uso de las tecnologías en diferentes áreas y de diferentes maneras
en la vida de niños de clase media y escolaridad primaria, cuyas edades oscilan entre 6 y 12
años, desde la percepción de los adultos significativamente relacionados con ellos.
Objetivos generales
Evaluar si el uso de las tecnologías impacta, y de qué manera, en diferentes áreas de la
vida de los niños entre 6 y 12 años de edad, desde la percepción de los adultos cercanos. Si
esto es así, cuáles podrían ser las estrategias de prevención de los daños potenciales
inherentes al uso o abuso de las TICs desde el criterio de padres y educadores.
Objetivos específicos
1) Describir la percepción de los adultos padres y docentes, respecto a la posible
influencia que el uso de tecnologías tiene sobre la vida de los niños.
2) Describir y analizar los impactos percibidos por dichos adultos en las diversas áreas
de la vida infantil: individual, familiar y en las relaciones con el mundo externo.
3) Describir y analizar las consecuencias consideradas como positivas y negativas por
padres y docentes en las diferentes áreas de la vida infantil, en relación a la implementación
de las Tics por los niños.
4) Describir y analizar posibles estrategias educativas, percibidas como amortiguadoras
de daños consecuentes al uso o abuso en el uso de las tecnologías por parte de los niños.
c) Metodología
Muestra
La muestra estuvo constituida por 336 adultos (padres y educadores) de ambos sexos,
de clase media, de la ciudad de Santa fe y alrededores (n = 161) y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (n = 175). Se desecharon los casos cuyas encuestas no fueron completadas
adecuadamente.
Instrumento
Para la recolección de los datos, se administró una encuesta ad-hoc con preguntas
cerradas y abiertas, de extensión limitada a los fines de facilitar su respuesta (ver Anexo). La
misma fue desarrollada sobre datos obtenidos de una encuesta piloto previa aplicada a
“expertos” (padres y educadores con experiencia propia y en la relación con sus hijos y/o
32
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

alumnos, en el uso de TICs). MP3 /

MP4
23,80%

Smartpho
Procedimientos para análisis de los datos ne 27,97%
El procesamiento y análisis de los datos se realizó mediante el paquete estadístico IBM Consolas de
SPSS Statistics 22.0. Se utilizó estadística descriptiva para el análisis de los datos. Videojuegos
Previamente se realizó un análisis cualitativo sobre las preguntas abiertas y su posterior 66,66%
categorización, mediante acuerdo entre jueces, para integrarlas luego al análisis cuantitativo. Juegos con/sin acceso
a internet 71,42%
Resultados
1) El 94,96% de los encuestados considera de vital importancia el estudio del tema , Celular 85%
dada la alta frecuencia del uso de las tecnologías por parte de los niños entre los 6 y 12 años
de edad, tanto en los varones como en las mujeres. El resto de los encuestados no respondió a
la pregunta (5,4%). Computadoras 86,90%

Televisión 90,77%

FIG 2. J ERARQUÍA DE PORCENTAJES SEGÚN EL TIPO DE TECNOLOGÍA UTILIZADA.

3) Los padres y educadores perciben en su mayoría que el uso de las tecnologías afecta
la vida de los niños en diferentes áreas: la forma de comunicación y las relaciones sociales
(77%), en las relaciones con la familia (71%), las actividades escolares y los procesos de
aprendizaje (66%), y las actividades físicas o deportivas en un menor porcentaje (49%).
FIG 1. P ORCENTAJES EN FUNCIÓN DE LA RELEVANCIA DEL ESTUDIO DE LA INFLUENCIA DE LAS TIC.

2) Las diversas tecnologías se implementan con una frecuencia entre 1 y 3 horas por
día, sin haber distinción entre niñas y niños según la percepción de los adultos.
El siguiente gráfico muestra la proporción de uso de cada tipo de TIC:

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

FIG 3. N IVEL DE IMPACTO EN ÁREAS DE LA VIDA DE LOS NIÑOS EXPRESADO EN PORCENTAJES .

Efectos positivos percibidos

a) En las relaciones de los niños con el mundo externo a la familia resaltan la FIG 4. EFECTOS POSITIVOS EN LAS RELACIONES DE LOS NIÑOS CON EL MUNDO EXTERNO A LA FAMILIA EXPRESADO
posibilidad de ampliar las redes sociales (54,16% de los casos), la oportunidad de conocer y EN PORCENTAJES .
comprender otras culturas y costumbres (28,86%), y la preparación para conectarse y
desarrollar acciones útiles y competencias necesarias para instalarse en el mundo que se izora
hacia el futuro (en el 22,91% b) En las relaciones familiares se destacan: la posibilidad de incrementar la conexión
con lejanos (47,91%), el aumento del diálogo inter-generacional cuando es posible que
padres/hijos/abuelos participen conjuntamente de juegos y experiencias que brindan las
tecnologías (en el 28,27%), y la posibilidad de disfrutar de actividades recreativas cuando se
comparten entre los miembros de la familia (26,48%).

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

FIG 6. EFECTOS POSITIVOS A NIVEL INDIVIDUAL DE LOS NIÑOS EXPRESADO EN PORCENTAJES .

FIG 5. EFECTOS POSITIVOS EN LAS RELACIONES DE LOS NIÑOS CON LA FAMILIA EXPRESADO EN PORCENTAJES.

c) En el aspecto individual/personal de los niños: la búsqueda y asimilación de

información para los aprendizajes de forma autónoma y por auto-gestión (65,77%), el
desarrollo de funciones y actividades cognitivas, y el aumento de la motivación para aprender:
“les resulta interesante implementar las metodologías” (en el 48,51%). Efectos negativos percibidos

a) En las relaciones con el mundo externo a la familia, en el 58,63% de los encuestados,

aparece mencionado el riesgo de relaciones dañinas, referido al bullying cibernético, al
grooming o acoso sexual/trata de personas por parte de externos malintencionados, y el acceso
a materiales dañinos (por ejemplo, pornografía u otras páginas para adultos). Además en un
menor porcentaje, 43,14%, los adultos perciben que el uso de la tecnología contribuiría en los
niños a desconectarse con el mundo que los rodea, ya sea dejando de lado y perdiendo interés
por otras actividades en general, y lúdicas en particular, teniendo menor contacto con la
naturaleza, o permaneciendo gran parte del tiempo centrados en juegos digitales.

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
FIG 7. EFECTOS NEGATIVOS EN LAS RELACIONES DE LOS NIÑOS CON EL MUNDO EXTERNO A LA FAMILIA EXPRESADO
EN PORCENTAJES .
b) En las relaciones familiares se enfatiza la limitación de comunicación personal entre
los miembros (74,70%), y en un 33,33% se percibe limitación en la comunicación inter-
generacional (fundamentalmente por desconocimiento del manejo tecnológico por parte de los
adultos).
En menor proporción, un 4,76% manifiesta que debido al uso de la tecnología se
redujeron los tiempos compartidos con la familia, un 1,19% percibe que están favoreciendo el
incremento de discusiones familiares, y un 0,59% considera que ha favorecido la desconexión,
desinterés y colaboración con el otro.
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FIG 8. EFECTOS NEGATIVOS EN LAS RELACIONES DE LOS NIÑOS CON LA FAMILIA EXPRESADO EN PORCENTAJES.
c) En el aspecto individual/personal de los niños, el 65,17% de los adultos percibe riesgo
de aislamiento y sedentarismo, el 25% advierte sobre el riesgo de conductas adictivas que les
limitan incluir otras alternativas de actividades diversas propias de la infancia, y el 22,32%
percibe sustitución de las relaciones personales por las virtuales (menor entrenamiento en los
vínculos “cara a cara”).
Otros aspectos mencionados por los adultos: el 3,27% considera que el uso de la
tecnología limita el desarrollo de otros recursos personales, 1,78% observa que los niños dejan
de practicar hábitos saludables en general. Además, un 0,89% considera que el uso de la
tecnología conduce a problemas de atención, y un 0,29% a daños en la vista por exposición
frecuente a las pantallas.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

y riesgos, aprendizaje y conocimiento de las tecnologías por parte de los adultos, conocimiento
de los contactos sociales que se establecen y poseen (fundamentalmente a través de Facebook,
Twitter, correos electrónicos), estimulación de otras actividades no tecnológicas, y
revalorización y promoción de los contactos sociales personales y directos.

FIG 9. EFECTOS NEGATIVOS A NIVEL INDIVIDUAL DE LOS NIÑOS EXPRESADO EN PORCENTAJES .

d) Tanto educadores como padres coinciden en un 96% en que el uso de la tecnología
debe ser controlada por los adultos; un 3.4% no respondió a la pregunta, y solamente un 0.6%
considera que no necesita ser controlada por los adultos.

FIG 10. PORCENTAJES DE LAS OPINIONES DE LOS ADULTOS SOBRE EL CONTROL DE LAS TIC.
FIG 11. JERARQUÍA DE MÉTODOS SUGERIDOS POR LOS ADULTOS PARA DISMINUIR RIESGOS

Entre los métodos que consideran más apropiados para su implementación beneficiosa
se encuentran - priorizados de mayor a menor frecuencia - los siguientes:
Discusión y conclusiones
Control sobre el tiempo de uso por parte de los adultos, supervisión y control de los Con respecto a la tecnología utilizada con mayor frecuencia, la televisión sigue
contenidos (a través de filtros), acompañamiento en el acceso a las tecnologías con ubicación ocupando el primer lugar entre nuestros niños. Además, los adultos consideran que éstos
en espacios comunes o visibles , comunicación con los hijos y educación acerca de sus beneficios
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

utilizan de manera significativa la computadora, y muchos niños cuentan con celulares (no En consecuencia, se vuelve relevante considerar las apreciaciones referidas a métodos y
necesariamente smartphones) desde los 6 años. Asimismo, dentro de las tecnologías estrategias sugeridas – tanto en dirección estimuladora como restrictiva - favoreciendo el
popularizadas, resalta el uso de consolas de video (o celulares), implementadas auto-control infantil y a la vez la expansión de los recursos, asimilables desde la acción
fundamentalmente para juegos. Estos resultados no difieren significativamente de los educativa adulta en dicha etapa evolutiva. Sin ellas, los riesgos se incrementan.
obtenidos en nuestro país, en poblaciones de mayor rango etario (sin distinguir la edad de
Adicionalmente necesitamos reflexionar en este punto, que las conductas adolescentes
escolaridad primaria específicamente).
se asientan sobre las previas infantiles, y en esa etapa posterior caracterizada por un mayor
Tanto los padres como los docentes consideran que los efectos del uso de la tecnología es grado de autonomía, otras investigaciones y la experiencia clínica están mostrando riesgos y
un tema de relevancia, ya que influye de manera significativa en diferentes áreas consecuencias directamente relacionadas con el abuso o mal uso de las TICs, asociadas a
trascendentes de la vida de los niños para su evolución, especialmente en relación a la problemas previos de personalidad y/o formación. Ambos temas competen a la Psicología y la
construcción y manejo de las redes sociales, los vínculos familiares, los aprendizajes en Educación en la niñez.
sentido amplio, y la educación escolar, y modificando sus hábitos de vida en relación a épocas
anteriores.
Recomendaciones
Considerando la percepción de los efectos positivos, los adultos coinciden en una alta
proporción en que la tecnología tendría prioritariamente un impacto significativo a nivel Es necesario considerar que las muestras observadas son accidentales, y limitadas en
individual, en la estimulación, el desarrollo y fortalecimiento de capacidades cognitivas, su tamaño. Asimismo corresponden a ciudades pertenecientes a dos provincias (Santa Fe y
acrecentando la motivación hacia el aprendizaje de nuevos y variados contenidos por auto- Buenos Aires) y a escuelas del ámbito de la enseñanza privada.
gestión; en segundo lugar, en las relaciones de los niños con el mundo externo a la familia, Se recomienda cautela en la interpretación de los datos, y continuar la investigación
contribuyendo al establecimiento y ampliación de vínculos y redes sociales, como al contacto ampliando y diversificando las muestras a analizar a los fines de convalidar los resultados
con otras culturas. obtenidos en la presente. Asimismo, contar con la apreciación del fenómeno estudiado y sus
Dentro de los efectos negativos que los adultos consideran de relevancia, en primer consecuencias desde la percepción de los niños entre 6 y 12 años, sería una exploración
lugar, está el impacto más importante a nivel familiar, específicamente limitando el significativa.
intercambio en la comunicación personal entre los miembros. En segundo lugar, perciben que
el uso de la tecnología tendría impacto a nivel individual, en cuanto a que favorecería
conductas de aislamiento y sedentarismo, y, en tercer lugar, en las relaciones con el mundo
externo, expondría a los niños a relaciones dañinas por los contenidos o las intenciones no
benéficas de extraños.
Si tenemos en cuenta los porcentajes generales referidos a los efectos negativos y
positivos del uso de las TICs, parece que los adultos – sin descalificar que las tecnologías
impactan positivamente - perciben mayores efectos negativos, fundamentalmente a nivel
familiar. Los efectos positivos precedentemente mencionados, resaltan más en relación a las
otras áreas de la vida infantil. Estos datos cobran trascendencia, si pensamos en las funciones
básicas de la familia desde el punto de vista psicológico y educativo, como contexto de sostén y
pertenencia de sus miembros, pero que a la vez necesita favorecer el desarrollo autónomo y
responsable de los mismos en vista a su futura adaptación personal, social y cultural.
Los resultados aquí obtenidos no difieren básicamente de aquellos hallados en otras
investigaciones recientes en nuestro país, y otros lugares del mundo, en niños en edad escolar
primaria. Sigue en pie un gran debate respecto a sus beneficios y riesgos en diversos aspectos
de la vida infantil: no es posible “demonizarlas” ni ensalzarlas, sin considerar ambos tipos de
influencia en relación de balance mutuo.
En este sentido, nos parece interesante destacar que la mayoría absoluta de padres y
docentes consideran ineludible la inclusión de las TICs en la vida actual y futura de los
infantes, a la vez que resaltan la necesidad de ejercer la función de educadores responsables.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

Fortaleciendo historias de resistencia:

Terapia narrativa en acogimiento
residencial
CARLOS A. CHIMPÉN*

El acogimiento residencial, a diferencia del familiar, es una medida de asistencia a los niños
abandonados y desprotegidos, en una institución que pueda cubrir sus necesidades más
elementales en sustitución del ambiente familiar del que carecían o que era deficitario.
Uno de los recursos de la red de acogimiento residencial son los llamados Hogares de Acogida,
considerados como un hogar alternativo para niños y adolescentes con riesgo de exclusión
social.
El presente trabajo expone la creación de una evaluación diferente basada en un punto de
vista narrativo y centrado en la deconstrucción de los problemas de los chicos dividida en tres
etapas: Evaluación Narrativa Inicial (centrada en la evaluación de lo ausente pero implícito
del comportamiento previo al ingreso al recurso residencial), Evaluación Narrativa Continua
(focalizado en explorar y reconocer algunas de las habilidades especiales de los niños y
adolescentes para hacer frente a tiempos difíciles y en ir trazando las historias de esas
habilidades) y Evaluación Narrativa Final (evaluando las contribuciones de los profesionales
pero también las contribuciones que los chicos han hecho a la vida de los profesionales).
El objetivo final sería deconstruir el modelo tradicional de evaluación introduciendo una
aproximación narrativa a través de las tres etapas de evaluación mencionadas.
Residential care, unlike family foster care, is a measure of assistance to abandoned and
unprotected children in an institution that can meet their most basic needs, replacing a
family environment they were lacking or was deficient.
One of the resources of the network of residential care is called Foster Homes, considered as
an alternative home for children and adolescents at risk of social exclusion.
This paper describes the development of a different type of assessment based on a narrative
point of view and focused on the deconstruction of the problems of children and adolescents.
This type of assessment is divided into three stages: Initial Narrative Evaluation (focused on
the evaluation of the absent but implicit in the behaviour prior to the admission to the Foster
Home); Continued Narrative Evaluation (focused on the exploration and recognition of some
of the special abilities of children and adolescents, to deal with difficult times, and on tracing
the history of these abilities); Final Narrative Evaluation (focused on the contributions of the
professionals as well as the contributions of the children to the lives of the professionals).
The main objective would be to deconstruct the traditional assessment model by introducing a
narrative approach throughout the three above-mentioned evaluation stages.

Keywords: Narrative Therapy, Narrative Assessment, adolescents, Foster Care,

Palabras clave: Terapia narrativa, evaluación narrativa, adolescentes, acogimiento deconstruction
residencial, deconstrucción

_______
* Profesor de la Universidad de Extremadura, Director del Master Universitario de Terapia Narrativa y
Trabajo Comunitario, Psicólogo de la Asociación para la Integración del Menor en Extremadura.
cchimpen@unex.es.

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Introducción
E n nuestra sociedad actual los conflictos en los hogares han ido creciendo con muchos casos
de niños y adolescentes que presentan graves problemas de conducta o se encuentran en
situación de abandono. Estos conflictos muchas veces están relacionados con ambientes
familiares desfavorecidos o, a su vez, conflictivos. La frecuente exposición de los niños y
adolescentes a contextos marcados por el abandono físico o emocional termina con la
intervención de las autoridades pertinentes, y la entrada de los mismos a lo que se denomina
el acogimiento residencial.
Por tanto, la institucionalización de los adolescentes es una transición de vida causada,
mayoritariamente, por las dificultades de los cuidadores primarios para asegurar las
condiciones emocionales, sociales y económicas para un desarrollo saludable de los chicos
(Pinheiro y Mena, 2015).
Cerca de 40.000 menores se encuentran en situación de desprotección o riesgo social en
España (Rodríguez y Morell, 2012), y la tutela viene asumida por las Comunidades
Autónomas (concepto similar a las Provincias en otros países).
Actualmente, el acogimiento residencial para la atención de menores en situación de riesgo de
exclusión social tiene dos posibles estructuras: un hogar familiar (ya sea piso/apartamento o
vivienda unifamiliar) o centros de mayor tamaño, ambos profesionalizados. Según el Decreto
131/2008:
El acogimiento residencial es la medida alternativa de guarda, de carácter
administrativo o judicial, cuya finalidad es ofrecer una atención integral en un entorno
residencial a niños, niñas y adolescentes cuyas necesidades materiales, afectivas y
educativas no pueden ser cubiertas, al menos temporalmente, en su propia familia.
Las Casas de Acogida o Pisos Tutelados habitualmente son hogares situados en entornos más
abiertos, viviendas unifamiliares (incluso algunas poseen granjas u otro tipo de recursos para
actividades diversas) donde convive un reducido número de niños y adolescentes con una
dotación importante de educadores y, en ocasiones, de apoyo psicoterapéutico.
De este modo, en la actualidad la tendencia es que no exista nada parecido a los centros de
menores diseñados como un servicio general e indiscriminado para cualquier menor en
desamparo, sino que se intenta crear una red de acogimiento residencial diversificada y
especializada. El acogimiento residencial en casas de acogida, es una medida de asistencia a
los niños abandonados y desprotegidos en una institución que pueda cubrir sus necesidades
más elementales en sustitución del ambiente familiar del que carecían o que era deficitario.
Las casas donde se llevó a cabo la presente intervención pertenecen a la Asociación AISMEX
(Asociación para la Integración de Menores en Extremadura, España) y son considerados
“Hogares de convivencia familiar”. En ellos, se presta atención las 24 horas del día a lo largo
de todo el año, hasta a un máximo de 8 menores por casa, tratando de crear un entorno
familiar y protector de convivencia durante el tiempo que sea necesario.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
En las casas de acogida no se suele tener en cuenta una perspectiva narrativa en las
intervenciones que realizan cuidadores y educadores de los mismos. Por lo general, lo que
prima es un modelo de intervención socioeducativa basado en premios y castigos para
controlar comportamientos y, en el mejor de los casos, actitudes, quedando la formación de la
identidad o la interiorización de las normas en un segundo plano.
La Terapia Narrativa, por su parte, ofrece un patrón reflexivo de categorías interrogativas
(Tomm, 1989; White, 2007) que busca desarrollar un relato alternativo que describa de forma
rica las vivencias y experiencias de las personas y que tenga relación directa con la
construcción de la identidad (Russel y Carey, 2004).
La necesidad planteada por los profesionales de las casas de acogida con respecto al
aprendizaje de estrategias, que ayuden a cimentar la identidad de los niños y adolescentes a
los que cuidan y educan, es lo que hizo implantar un modelo basado en la práctica narrativa.
Este programa se centró en el fortalecimiento de los valores, los sueños, las esperanzas y las
capacidades de los/las chicos/as que viven en estas residencias, así como en el desarrollo de un
patrón de interacción diferente entre educadores y niños/as y adolescentes.
De este modo, el enfoque narrativo para trabajar en acogimiento residencial de niños y
adolescentes está orientado a la búsqueda de una historia alternativa que no esté marcada
por las situaciones difíciles que han vivido, sino por una historia diferente que se ha
producido a pesar de las dificultades.
Se realizan conversaciones que ayudan a los niños y adolescentes a identificar y reconocer las
formas en que han sido capaces de mantener la esperanza en que las cosas cambiarían a
pesar de todo lo que les desalentaba. Estas conversaciones contribuyen a un reconocimiento
de su perseverancia en actos de resistencia a pesar de tremendas dificultades (White, 2002).
También, es necesario un reaprendizaje por parte de los educadores y cuidadores de nuevas
formas de observar y percibir a los chicos que conviven con ellos.
Se pretende generar una nueva perspectiva de los chicos, la cual se produce mediante
conversaciones con los cuidadores donde se cuestiona el punto de vista conductista del
comportamiento (donde prima el uso de premios y castigos); conversaciones donde se enfrente
el problema de la estigmatización y que se focalicen en los recursos y fortalezas de los niños y
adolescentes.
Al mismo tiempo, también deberían ser oídas las historias de los educadores acerca de su
elección de trabajo y del por qué lo eligieron, prestando especial atención a sus valores,
creencias y compromisos. Todo ello con el objetivo de fortalecer su motivación para trabajar y
de crear una historia de convivencia conjunta entre cuidadores y adolescentes donde prime el
punto de vista normalizado y la potenciación de las cualidades de todos y cada uno de los que
forman parte del hogar de acogida.
Con respecto a la identidad personal, podemos afirmar que está constituida por lo que
sabemos de nosotros mismos y por cómo nos describimos como personas. Pero lo que sabemos
de nosotros mismos está constituido en su mayor parte por las prácticas culturales en las que
nos movemos (Tomm, 1987). Una de esas prácticas culturales es el diagnóstico médico,
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
psiquiátrico o psicológico que hace que las personas se conviertan en el problema,
etiquetándolas y estigmatizándolas.
La historia alternativa que se construye desde el modelo narrativo, está orientada a la
desestigmatización y a la creación de identidades libres de la opresión del diagnóstico o de los
malos comportamientos.
Se debe aprender a mirar y valorar las respuestas a los tiempos difíciles que han dado los
niños y adolescentes que viven en los pisos de acogida: una historia de autoprotección, una
historia de la amplia gama de respuestas que pusieron en marcha para defenderse del
ambiente hostil en el que estaban inmersos. De esta manera, se reconocerá su historia de
resistencia a las dificultades, la cual contradecirá los relatos de incompetencia e inadecuación
asociados a los problemas de identidad generados por los diagnósticos y por determinadas
situaciones de sus vidas.
Utilizando las denominadas prácticas de externalización se entienden los problemas, no
dentro de los individuos, sino como constructos sociales que han sido creados a lo largo del
tiempo (Russell y Carey, 2004). Junto con la cosmovisión externalizadora, esta intervención se
enmarca en el desarrollo de una doble historia - incluyendo el amplio conocimiento de los
efectos del problema y una descripción rica de historias alternativas / preferidas.
Todo lo anterior puede ser facilitado por un nuevo tipo de evaluación basada en la terapia
narrativa de White y Epston y que se ha denominado Evaluación Narrativa. Ha sido aplicada
con niños y adolescentes con edades comprendidas entre 7 y 17 años que están en casas de
acogida de AISMEX por diversas circunstancias familiares (enfermedad mental de los padres,
adicciones de los padres o de ellos mismos, familias monoparentales con carencias económicas,
violencia doméstica, etc.). Por supuesto, los cuidadores y educadores que se encargan de la
supervisión del hogar y de los chicos que viven en él también son parte de la evaluación
narrativa propuesta.
Evaluación Narrativa
La evaluación narrativa de los niños y adolescentes en acogimiento residencial consta de tres
etapas: la evaluación narrativa inicial, la evaluación narrativa continua y la evaluación
narrativa final.
1. Evaluación narrativa inicial
En el momento en el que se plantea la entrada de un nuevo miembro en el recurso de
acogimiento o cuando un profesional entra a formar parte del recurso, se sugiere la
realización de una evaluación inicial.
Los niños y adolescentes que son enviados a las casas tuteladas son aquellos con problemas
familiares y, en muchos casos, catalogados como problemáticos por diferentes estancias de la
sociedad. Esto quiere decir que sus vidas están saturadas y definidas por el problema o
problemas de su familia o por los suyos propios.
La mayoría, por no decir todas, las historias clínicas que se reciben están escritas enfocadas
en la parte negativa del chico (trastornos de conducta, hiperactividad, expulsiones del colegio,
Año 33 Nº 1 – abril 2017
etc.). La lectura de los informes por parte del equipo educativo del recurso de acogimiento
siempre hace que aparezcan temores o prejuicios acerca de los chicos que entran a formar
parte del mismo. Por este motivo, se ha implantado una evaluación inicial diferente a la que
anteriormente estaba establecida, que se ha denominado evaluación narrativa inicial.
En esta evaluación inicial, se evalúan los efectos del problema en la vida de los integrantes
del hogar. Se intentará, durante los primeros días, analizar cuál puede ser el problema o los
problemas que están acosando al chico/a. Las primeras conversaciones, por tanto, irán en la
línea de la externalización del problema (White, 1991; White y Epston, 1993).
Cabe recordar que tal y como afirmaron White (2000) y White y Morgan (2004) los niños,
incluso los más pequeños, tienen capacidad para hablar de sus propios problemas desde una
posición de experto. Hay que saber escuchar a los niños, incluso a aquellos que presentan
alguna discapacidad, y observar cuáles son algunas de las estrategias utilizadas por ellos para
intentar resolver las situaciones conflictivas.
El objetivo de las conversaciones de externalización es buscar puntos de entrada para crear
una historia alternativa. Esos puntos de entrada es lo que se ha denominado logros
extraordinarios (o logros aislados o acontecimientos extraordinarios en algunas traducciones)
del inglés unique outcomes (White, 1994; 2007). Son los momentos o acciones donde el
problema no ha tenido una influencia tan fuerte o no ha tenido influencia en absoluto. Esos
logros aislados juntos constituyen la historia alternativa.
De esta forma, la evaluación narrativa inicial parte de la búsqueda de los recursos que posee
el chico para poder fortalecerlo, desestigmatizarlo y conseguir un punto de entrada para
deconstruir el problema, muchas veces centrándose en la evaluación de lo ausente pero
implícito en el comportamiento anterior del nuevo habitante del hogar.
Baste poner un ejemplo para comprender la evaluación narrativa inicial y ver algunas de las
preguntas que pueden realizarse.
Una chica llegó derivada a la casa de acogida como última medida para solucionar su continuo
problema de agresividad y falta de adaptación a los límites que se le establecían en los
diferentes centros en los que estuvo internada. El historial de ella estaba lleno de agresiones a
los cuidadores, de rupturas de objetos, de autolesiones e intentos de suicidio. Escondida entre
todos estos datos se encontraba una frase que, de no haber tenido el punto de vista de nuestra
nueva forma de evaluación, hubiera pasado desapercibida. La frase decía que la propia chica
había pedido el poder estar en un recurso como el nuestro después de una “brutal” agresión a
una educadora del centro de menores en el que estaba recluida. Esta pequeña frase,
camuflada en el contexto de una agresión, facilitó la apertura a una conversación diferente a
la establecida si nos hubiéramos centrado en la patología o en el problema. La conversación se
dirigió al momento de transición en el que se encontraba y en cómo nosotros podíamos
facilitarle la adaptación a un nuevo estilo de vida libre de la agresividad. Escondida tras el
problema y el diagnóstico se encontraba una lucha por la justicia y un deseo de encontrar un
lugar en la sociedad donde fuera querida y respetada. Algunas de las cuestiones que
favorecieron este tipo de conversación fueron: ¿Cómo manejas los nervios? ¿Hay momentos en
los que puedes controlar lo que dicen los nervios que hagas? ¿Cómo puedes defenderte de los
nervios cuando te dicen que tienes que pegar o descontrolarte? ¿Dónde o de quién aprendiste a
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
defenderte de los nervios? ¿Cómo has podido comprenderte tanto que has sido capaz de
solicitar ayuda para escaparte de las consecuencias de escuchar a los nervios? ¿Crees que la
última agresión que has cometido ha servido para proponerte dejar de lado la vida a la que te
someten los nervios? El no escuchar a los nervios, cuando te dicen que grites o golpees ¿te
aproxima o te aleja del sentido de la justicia que buscas? ¿Ha habido momentos en los que
lograste no escuchar los nervios y defender la justicia sin utilizar la agresividad?¿Cómo sería
para ti una familia? ¿De qué forma los integrantes del PASI pueden ser una familia para ti?
¿Cómo concebirías a los cuidadores? ¿De qué forma podemos ayudarte a encontrar tu lugar en
la sociedad?
Para poder realizar este tipo de evaluación, y que todo el equipo tenga un punto de vista
narrativo de la persona, se necesita un trabajo de formación de los cuidadores. La visión
deconstructivista de los diagnósticos no es algo que se produzca de forma espontánea sino que
hay que generarlo. La explicación de cómo la persona se convierte en el problema y cómo
tenemos que ver al problema como algo externo a la ella no sirve a menos que se lleve a la
práctica en la convivencia del día a día. Sólo así se cambia el paradigma del diagnóstico al que
los profesionales de estos recursos se ven enfrentados desde diferentes estamentos como la
escuela o las administraciones encargadas de la gestión del acogimiento de los menores.
La generación de esta nueva visión de los chicos/as se produce mediante conversaciones con
los cuidadores donde se cuestiona el punto de vista conductista en sus vidas, donde sólo prima
el uso de premios y castigos.
Por ejemplo, se pueden realizar preguntas como las siguientes: ¿De qué forma el castigar ese
comportamiento facilita la independencia del chico?; Si este chico siempre recibió malos tratos
y sufrió el uso de la violencia como forma de sometimiento, ¿el castigo le proporciona un punto
de referencia igual o diferente al que recibió?).
También se enfrenta el tema de la estigmatización y se focalizan las conversaciones en los
recursos y fortalezas de los chicos. Algunas preguntas que pueden ayudar son: ¿De qué forma
nos ayuda saber que el chico tiene un trastorno del control de los impulsos?; ¿Crees que a
pesar de su diagnóstico tiene ciertas habilidades que le han ayudado a superar momentos
difíciles en su vida?; ¿Qué tiene más importancia para ti, el diagnóstico o las capacidades que
tiene el chico para enfrentar las situaciones difíciles?
Como puede observarse, el deconstruir el uso del diagnóstico y el punto de vista conductista es
un proceso largo, debido a que están muy instaurados en estos recursos de acogimiento
conocidos como casas de acogida, al igual que en los centros de menores de mayor tamaño.
2. Evaluación Narrativa Continua
Para evaluar la eficiencia y la efectividad de la metodología propuesta se necesitará evaluar a
diario la relevancia de los objetivos específicos propuestos.
Por supuesto, estos objetivos variarán dependiendo de los recursos, de los contextos en los que
estén inmersos y de los niños y adolescentes en concreto. Algunos de los objetivos específicos
que se pueden plantear son:
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- Mejorar el clima general de convivencia en el hogar.
- Ayudar a superar los traumas y las limitaciones derivadas de su entorno familiar
y sus diferentes situaciones personales y sociales.
- Lograr una integración sin problemas de los niños en la sociedad para que
tengan una buena adaptación en escuelas, centros técnicos o en el trabajo, fortaleciendo
su capacidad de resiliencia.
- Ayudar en la creación, mantenimiento y fortalecimiento de los lazos
interpersonales entre los cuidadores y los niños y entre los propios niños.
- Prevenir entre los educadores y cuidadores el desgaste personal y el síndrome de
desgaste profesional.
- Fortalecer los recursos y habilidades de los educadores y cuidadores.
La evaluación narrativa continuada se centrará en la exploración y el reconocimiento de
algunas de las habilidades especiales de los niños y adolescentes para hacer frente a tiempos
difíciles; en ir trazando las historias de esas habilidades y, de alguna manera, ir implicando
de forma positiva, y siempre que sea posible, a las figuras relevantes para los chicos (de su
casa, de la infancia o del vecindario). Por ejemplo, se les puede preguntar acerca de cómo
pudieron adaptarse a los diferentes centros por los que han pasado; qué cosas aprendieron de
las diferentes personas que estuvieron a su lado en momentos difíciles; de quién aprendieron
su habilidad para controlar la agresividad; quién ha estado a su lado durante esos momentos
difíciles; con quién compartirían sus éxitos; etc.
Se debe ir evaluando día a día si van creando su historia alternativa en unas condiciones que
faciliten el descubrimiento de los aspectos de su historia que pueden ser respetados y
vinculados a sus acciones actuales, sus valores, sus esperanzas, sus sueños.
Al mismo tiempo, se debe evaluar si los profesionales de la casa de acogida son capaces de
darse cuenta de los logros aislados que se producen no sólo en la vida de los chicos sino
también en las relaciones entre ellos y los niños y adolescentes. Se debe ser cuidadoso al
prestar atención a esta relación y ponerlo de manifiesto como parte de la historia alternativa
de ambos. Hay que reconocer los conocimientos, esfuerzos y motivaciones que los niños y los
cuidadores han tenido y que han hecho posible estos resultados únicos ( unique outcomes).
En esta etapa se pueden utilizar también metodologías de la práctica narrativa colectiva,
tales como el árbol de la vida 4 o el equipo de la vida 5, entre otras, para conseguir una buena
integración en el grupo de convivencia. Al mismo tiempo, estas metodologías permiten conocer
4
El Árbol de la Vida es una metodología narrativa colectiva desarrollada por Ncazelo Ncube y David Denborough (2008) que usa
el dibujo de un árbol para trabajar el trauma con niños, que facilita el re-conocimiento de sus habilidades, destrezas, esperanzas,
capacidades, sueños, etc. y el rescatar una historia alternativa, que va más allá del trauma, sin retraumatizar.
5
El Equipo de la Vida, al igual que el anterior, es una es una metodología narrativa colectiva desarrollada por David Denborough
(2008) y que usa la metáfora del deporte para hablar de personas significativas, valores, metas conseguidas, superación de
obstáculos, apoyo a otros, etc. en niños y adolescentes que han vivido situaciones traumáticas. En el presente artículo se utiliza la
metáfora del fútbol, tal y como propone Denborough en su libro, pero pueden utilizarse otros deportes (por ejemplo, el autor del
presente artículo, Carlos Chimpén, junto con Adoración Jorge, está construyendo una metodología basada en la bicicleta y el
ciclismo para trabajar con adicciones).
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los valores, principios, compromisos, etc. del chico/a para poder basarnos en ellos e ir co-
creando la historia alternativa.
Las metodologías de la práctica colectiva narrativa pueden ser aplicadas tanto grupal como
individualmente. Por ejemplo, se ha llevado a cabo la metodología del equipo de la vida,
creada por Denborough (2008), con un adolescente de 17 años, que facilitó la apertura a
conversaciones posteriores en torno a los valores, sueños y logros que aparecieron durante
nuestras entrevistas. Al ser su posición favorita la de delantero fue muy fácil hablar de los
goles conseguidos y por conseguir.
Esta es la carta que se le envió donde se resume lo más relevante:
Hola C.A.:
Antes de nada darte las gracias por el tiempo que hemos podido pasar hablando de tu
afición al fútbol. Gracias a ese tiempo creo que conozco un poco más acerca de tus gustos,
valores y algunos principios que han dirigido tu forma de jugar al fútbol y, por qué no, han
dirigido ciertos aspectos de tu vida. Te escribo un breve resumen de lo que hablamos para que
lo tengas presente y puedas revisarlo cuando quieras.
Tu gusto por el fútbol se remonta a los seis años cuando tu padre te enseñaba en los
parques de Cáceres, donde viviste de los 4 a los 7 años. Después os fuisteis a vivir a otros
lugares, donde también tienes recuerdos de jugar al fútbol en diferentes parques. Parece que
tu gusto por el deporte y también el apoyo de tu padre, te ayudaron a cultivar la afición por el
fútbol.
Algunas de las cosas que más valoras del fútbol son el compañerismo y la amistad que
se necesitan para jugar bien. Además, también te parece importante el no ser egoísta y saber
mover bien la pelota. Tu posición preferida en el campo es ser delantero y las funciones
principales que tiene el delantero es saber desmarcarse, regatear y meter gol. Tampoco te
importa jugar de medio-centro y sus funciones son dar los pases al hueco y dar asistencia al
delantero.
Conseguiste buenas amistades con el fútbol y algunos nombres que citaste fueron
Ramón y César, dos chicos con los que hablabas mucho, incluso en el instituto. Parece que la
amistad estaba en el campo de fútbol pero también fuera de él.
Tus confidentes, a quienes contarías todo lo que te ocurriera sea bueno o malo, son tus
hermanas (Rosi y Natalia), tu amiga Ruth y tu novia Miriam. Valoras mucho la amistad
porque así se lleva mejor la vida y compartir con las personas que tienes confianza, para ti es
muy bueno.
El compañerismo y la amistad, el no ser egoísta, el compartir y la confianza, son valores
importantes que aprendiste de tus amigos, de tus hermanas y de tu padre. También tu padre
te enseñó a ahorrar y a ser amable.
Tus jugadores preferidos son Beckham (por los pases y las faltas que tiraba), Robinho
(porque es muy divertido) y Zidanne (porque es una máquina jugando al fútbol y metía
muchos goles).
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De estos jugadores una de las cosas que más valoras es el ser divertido y llevarse muy
bien con el equipo.
¿Todos estos valores que están subrayados son los que tú has utilizado en tu vida para
enfrentarte a las dificultades? Ojalá podamos conseguir algún día que Beckham escuche cómo
usas estas cosas en tu vida .
De momento, me despido recordándote lo que un buen delantero debe hacer:
desmarcarse, regatear y meter gol. ¿Podrás conseguir ser un buen delantero en la vida?
¿Podrás desmarcarte de la desmotivación, regatear a la desgana y meter un gol consiguiendo
terminar algún curso que te guste?
Con respecto al Equipo de la vida realizado grupalmente con los chicos, de forma
mayoritaria aparecen los padres y familiares como su apoyo. Algunos mencionan
especialmente a los abuelos y otros mencionan a los cuidadores como personas significativas
para ellos. En los momentos de dificultad buscarían ayuda en la familia y en los cuidadores.
Los goles marcados con ayuda de las personas mencionadas varían desde conseguir vencer
miedos (por ejemplo escalando un juego en un parque) hasta dejar de hacerse pis en la cama
con la ayuda de los cuidadores.
3. Evaluación narrativa final
En la evaluación narrativa final se pretende evaluar la consecución del objetivo general.
Por supuesto, el objetivo general a cumplir con los niños y adolescentes de una casa de
acogida es lograr una buena inserción social a pesar de las difíciles situaciones vividas y/o a
pesar de sus deficiencias particulares.
En la evaluación narrativa final, sin embargo, se añade la exploración de las relaciones
establecidas entre los profesionales del recurso y los niños o adolescentes que viven allí. Para
ello, se realiza una “ceremonia de definición” (White, 2002; 2007) donde se ponga de
manifiesto las contribuciones que se han hecho los unos a los otros. Es decir, no sólo se evalúa
lo que los profesionales han contribuido a la integración social, sino que también se evalúan
las contribuciones que los chicos han hecho a la vida de los profesionales.
La ceremonia de definición se entiende como un rito que tiene que estar claramente
estructurado para que el grupo de testigos externos (los/las educadores/as) pongan en marcha
los procesos de reconocimiento y autentificación social de la historia de la persona que
participa en el centro de la ceremonia (el chico/a).
Lo que se hace en la evaluación narrativa final es crear un espacio social, donde la identidad
de los chicos pueda ser re-narrada para adquirir autenticidad a través del reconocimiento de
sus educadores.
La ceremonia de definición consta de tres etapas:
1. Lo que cuenta la persona, para quien se hace la ceremonia de definición, acerca de algo
significativo de su vida;
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2. La re-narración de la historia por parte de la gente invitada a ser testigos externos;
3. La re-narración que hace la persona para quien se hace la ceremonia de definición de la
re-narración de los testigos externos.
En algunas ocasiones, no es posible estructurar la ceremonia de definición tal cual está
instituida, pero se pueden utilizar conversaciones donde algún cuidador sea testigo y se
faciliten conversaciones posteriores entre él/ella y el chico/a. Por ejemplo, dos cuidadores
fueron testigos de lo que uno de los chicos declaraba acerca de sus dificultades para reconocer
el cariño y el amor de la gente que le rodeaba. Se trató de poner de manifiesto las diferentes
formas de cariño que existen y que se quiere de forma diferente a personas diferentes. Al final
de la conversación el chico reconoció que los cuidadores eran parte importante de su vida y
que de alguna forma los quería como amigos especiales. Los cuidadores en un principio
estaban confundidos con las dificultades que tenía el chico de mostrar cariño y de aceptar el
cariño que los cuidadores le ofrecían, pero relataron que finalmente comprendían esas
dificultades porque en algún momento ellos pasaron por algo semejante. Estaban orgullosos y
felices por ser parte importante de la vida del chico y afirmaron que él también era parte
importante de su vida. A partir de aquí se abrieron nuevas posibilidades de conversacione s
desde una posición totalmente diferente.
Cuando se puede estructurar la ceremonia de definición como un rito de despedida de la casa
de acogida, después de haber escuchado la historia del chico que se va a marchar, se realizan
a sus educadores (que han estado en una posición de escucha) las preguntas que Michael
White propone para aquellos que están en la posición de testigos externos y que se componen
de cuatro categorías de indagación:
1. Identificando la expresión: ¿Qué expresión llamó tu atención o capturó tu
imaginación? ¿Qué fue lo que más te conmovió? ¿Qué partes de la historia resaltaron
para ti?
2. Describiendo la imagen: Al escuchar esa expresión ¿vino a tu mente alguna
imagen concreta, algún poema o canción? ¿Qué te sugieren esas expresiones sobre las
intenciones, valores, compromisos, esperanzas, sueños de …?
3. Repercusión personal: ¿por qué crees que esta expresión llamó tu atención?
¿Crees que hay algunos aspectos de tu vida que conectan con esa expresión y con la
imagen que evocó en ti?
4. Transposición: ¿de qué forma has sido movido al ser testigo de esta historia? ¿A
qué lugar de tu vida te ha llevado esta experiencia al cual no habrías podido llegar si no
hubieras estado aquí? ¿De qué forma el escuchar esta historia te ha cambiado o puede
cambiarte?
Como parte final del proceso se le vuelve a preguntar al chico/a acerca de lo que ha escuchado
de boca de sus cuidadores y, por lo general, se expresa que para ellos los educadores son y
serán un referente en su vida. En una ocasión, una chica mencionó el cómo una frase de un
educador le había afectado hasta ponerse triste. La pregunta que le hice fue que por qué
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pensaba que le afectaba tanto el cómo la vieran los educadores. Su respuesta fue: “porque
ahora mismo ellos son la única familia que tengo”.
Ante frases como las anteriores, la ceremonia de definición se puede realizar durante la
evaluación narrativa continuada, debido a que esta clase de experiencias puede construir
relaciones poderosamente positivas.
De todos modos, se sugiere realizar este tipo de evaluación como parte final de la estancia de
un niño o adolescente antes de que abandone el hogar de acogida.
Comentario final
Lo más importante en una casa de acogida es la convivencia del día a día. La pregunta que
surgió al comenzar el cambio de perspectiva fue: ¿Cómo usar la metodología narrativa en este
contexto? La respuesta quizás es fácil de exponer, pero difícil de llevar a la práctica. Era, y
sigue siendo, necesario modificar los puntos de vista de los profesionales del recurso. Se
necesita un punto de vista narrativo de los chicos y sus patologías, un punto de vista diferente
de lo que era una casa de acogida a la que estábamos acostumbrados y, sobretodo, que los
educadores y cuidadores aprendieran a mirar la realidad con otras gafas, libres de prejuicios y
libres de desesperanza.
Las instituciones gubernamentales implicadas en el trabajo con los menores derivados a estos
recursos, en algunas ocasiones, tienen un punto de vista oscurecido por la desesperanza y
usan el recurso como el último lugar en el que se intenta algo con el menor. Los cuidadores y
educadores deben evitar contagiarse de esa desesperanza para poder producir cambios
significativos en la vida de los menores.
El punto de vista narrativo, con la lucha contra la opresión que generan los diagnósticos y
contra la opresión que generan diversos estamentos de la sociedad, hace que se ofrezca una
alternativa eficaz para trabajar en acogimiento residencial, con el objetivo de seguir creando
historias de resistencia, historias de resiliencia.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Decreto 131/2008, de 8 de julio, regulador de los recursos de acogimiento residencial para la infancia y
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

El Constructivismo, la Teoría General de los

Sistemas y la Cibernética aplicadas a un
caso de revinculación
MARIANA RAMÓN*

Se va a desarrollar el cambio epistemológico que se produjo a partir del desarrollo del
Constructivismo, de la Teoría General de los Sistemas y de la Cibernética.
Se conceptualizará cómo podemos pensar un caso de revinculación paterno filial desde estas
teorías. Se considerará a la revinculación como un momento de irrupción de una diferencia
que genera entropía, desestabilizando y repercutiendo en los diversos sistemas: individual,
familiar, jurídico, social, educativo, etc., quienes intentarán establecer una nueva estabilidad.
The present article aims at developing the epistemological change that came about as the
result of the emergence of Constructivism, the General Theory of Sistems and Cybernetics.
This article will consider how to understand a parent-child rebonding based on these theories.
The rebonding will be regarded as the irruption of a difference that generates entropy,
destabilizing and affecting different systems - the individual, family, legal, social, and
educational ones - which will attempt to establish a new stability.

Keywords: Rebonding, system, team, objectivity, entropy.

Palabras clave: Revinculación, sistema, equipo, objetividad, entropía

_____
* Lic. en Psicología. Psicoterapeuta. Mediadora. Orientadora Familiar. Co-fundadora e integrante del Equipo Kairós.
dbmariana@yahoo.com.ar.

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
“Y/Y” conjunciones productivas
D esde diversos ángulos, la Teoría General de los Sistemas, el Constructivismo y la
Cibernética conceptualizaron un cambio epistemológico con respecto a la teorización
anterior de linealidad en la causa-efecto, considerando los diversos componentes como
sistemas, las características de cada uno y la forma de comunicación entre ellos.
Parten de la incorporación de la complejidad al pensar al objeto de estudio (sistema) en
contexto, siendo influido e influyendo por y en el medio donde se da una retroalimentación
permanente. El sujeto que observa y teoriza es una parte indisociable del sistema observado.
La Cibernética fue definida por Norbert Wiener como “ la ciencia de la comunicación y el
control en el hombre y las máquinas” (Ceberio, R. M. y Watzlawick, P., 1994, pág. 46). La
Cibernética de primer orden es aplicada a los sistemas observados; la de segundo orden
incluyó a los sistemas observantes. Estudia cómo los sistemas, por medio de la comunicación y
la retroalimentación, influyen de forma interdependiente, pudiendo generar entropía 6 (lo que
producirá una desestabilización del sistema) o negentropía (toda la gama de acciones
realizadas para corregir esa desviación y volver a la estabilidad).
Según la Teoría General de los Sistemas, sus partes integrantes, con sus
particularidades, se interrelacionan entre si, en forma horizontal y/o jerarquizada, ya que
pueden incluir subsistemas y subsistemas de subsistemas, etc. En las interacciones humanas
se producen intercambios que modifican y condicionan las respuestas, y pueden producir
fluctuaciones extremas, llevando a la destrucción de la relación o a su mantenimiento dentro
de parámetros de cierta estabilidad.
¿Creo que sé? y ¿sé que creo?
¿Cómo conocemos? Esto ha sido un interrogante que ha recibido diversas respuestas a
través de los siglos. Y aquí se incluyen dos extremos del acto del conocer: por un lado, el sujeto
cognoscente y por el otro, la realidad “exterior” (y a sí mismo a partir de sí mismo).
Según el Constructivismo somos creadores de la realidad que construimos, con los datos
que nuestra estructura biológica nos posibilita captar y conceptualizar, por medio de lo que
nos brindan los sentidos al percibir, las creencias previamente establecidas, las influencias
culturales y la emoción que la acompañan; todo esto conjuntamente en la interacción
permanente con el medio. No podemos optar por un lugar “objetivo”. Siempre partimos de
nuestro lugar y estamos determinados por nuestra estructura. “ Este modelo, como corriente
epistemológica, fue introducido por el psicólogo Jean Piaget, ha sido desarrollado en su forma
más radical por Ernst von Glasersfeld (1984, 1987, 1992) y cuenta con algunos investigadores
que han llevado este tipo de pensamiento a su campo particular de estudio, como el
antropólogo Gregory Bateson, el cibernético Heinz von Foesrter, el neurofisiólogo Mc Culloch,
6Entropía: procede del griego ἐντροπία, que significa transformación o evolución. Puede ser entendida como la
medida de desorden e incertidumbre que genera la intrusión de la novedad, obligando al sistema a salir de su
estado de equilibrio u homeostasis. Por medio de la neguentropía se intenta disminuir la incertidumbre y el
desorden con el fin de lograr la estabilidad.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
los biólogos Humberto Maturana y Francisco Varela y el lingüista Paul Watzlawick, entre
otros.” (R. Ceberio y Watzlawick, 1994, pág. 75).
El sujeto no es pasivo, ni una tabula rasa; es activo en el acto de conocer, creando lo que
cree. La estructura que nos constituye nos permite estructurar lo que percibimos de una
forma subjetiva y diferente a los otros. La experimentación nos permite adecuarnos al mundo
que constituimos con nuestras conceptualizaciones. No sólo nuestra estructura; nos delimita
el campo de lo cognoscible sino que el contexto, la cultura, el paradigma, también funcionan
generando lo posible o imposible de la experiencia. “El papel del saber no consiste en reflejar
la realidad objetiva, sino en capacitarnos para obrar y alcanzar objetivos en el mundo de
nuestra experiencia. De allí surge el postulado creado por el constructivismo radical, de que el
saber debe adecuarse, pero no coincidir” (Ernst Von Glasersfeld, 1994, pág. 26).
La imposibilidad del acceso “aséptico e indubitable” (incontaminado por el sujeto) a la
realidad genera una epistemología que da un vuelco enorme con respecto a la
conceptualización anterior (que estaba sostenida en parte por los descubrimientos en la
ciencia, de correspondencias exitosas y por la estructura lingüística que opera realizando
objetivaciones), donde el ser humano con su racionalidad y los desarrollos tecnológicos iba a
poder develar la verdad de todo lo que lo rodea y de sí mismo (a pesar de algunas
teorizaciones en contrario en diversos períodos, desde el presocrático, hasta filósofos
modernos).
Lo impredecible de las consecuencias de nuestros propios actos, junto con la
complejidad contextual, nos dejan a merced de un devenir dudoso e inseguro. No por
casualidad han tomado tanta magnitud los trastornos de ansiedad, ¡si hasta una mariposa
que mueve sus alas en Japón puede producir una catástrofe en América! Como dice Gilles
Deleuze (1997, pág. 81), “Las cosas nunca pasan allí donde se cree que van a pasar, ni por los
caminos que se espera.”
Somos arrojados a un mundo al que no podemos conocer en su realidad última, tenemos
una estructura que sólo puede percibir y connotar desde su humilde lugar y para poder vivir
necesitamos relacionarnos con otros, comunicándonos a tientas.
Lengüejeando
El lenguaje nos constituye, pero a la vez nos limita. Deleuze (1997) dice: “ las palabras
limpias no existen, tampoco las metáforas (todas las metáforas son palabras sucias, o las
crean). Lo único que existe son palabras inexactas para designar algo exactamente (pág. 7).
Hay que ser bilingües incluso en una sola lengua, hay que tener una lengua menor en el
interior de nuestra propia lengua, hay que hacer un uso menor de nuestra propia lengua.(...)
tartamudear en su propia lengua (pág. 8, 9). No se trata de hablar una lengua como si uno
fuera extranjero, sino de ser como un extranjero en su propia lengua (pág. 68)”.
El lenguaje no es como se creyó durante mucho tiempo un instrumento para
transmitir mensajes representantes de un significado único y el mismo para todos los
hablantes de esa lengua, sino que cada palabra puede contener diferentes significados para
cada uno de los interlocutores. Por eso, Deleuze plantea usar el lenguaje como un
extranjero o tartamudear en la propia lengua. Esta característica del lenguaje genera
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múltiples y nuevos tipos de conflictos a partir del uso de las tecnologías de comunicación.
En muchas de ellas aparece el lenguaje escrito, digital, sin la complementariedad de lo
gestual, analógico; microexpresiones, tono de voz, volumen, etc., dejando librado al otro la
reconstrucción de estos datos, atribuyéndole intencionalidades diferentes ya que lo connota
a partir de su interpretación, (lo cual desde ya también pasa en los diálogos presenciales).
Maturana conceptualiza la interacción recursiva en una conversación (“lengüejar”)
como una forma de coordinar acciones con la emoción como elemento siempre presente y
posibilitando un determinado curso de aconteceres. Dice: “ Es nuestro emocionar el que
determina cómo nos movemos en nuestras conversaciones a través de diferentes dominios de
coordinaciones de acciones. Al mismo tiempo, debido al entrelazamiento consensual de
nuestro emocionar con nuestro lengüejear, nuestras conversaciones determinan el fluir de
nuestro emocionar. Por último, son en todo instante las circunstancias de nuestras
interacciones en el dominio de acciones en el cual nuestras conversaciones tienen lugar, en la
conversación del tipo particular de ser humano en el que nos constituimos continuamente en
la praxis del vivir, las que generan el camino de la consensualidad de nuestro emocionar, y
determinan el curso de nuestras conversaciones”. (Maturana, H., 1996, pág. 87).
¿Des?ordenando
Parte de la ruptura con el anterior paradigma fue el descubrimiento de los
funcionamientos aleatorios de las partículas subatómicas donde sólo se puede predecir un
orden estadístico. Así como la contradicción en el comportamiento de las partículas de luz, por
momentos onda, por otros corpúsculo, que conllevó a la sustitución en la estructura lógica de
la o/o por la y/y, rompiendo con la lógica binaria y la física clásica para la cual debían existir
diferencias entre ambas.
Esto sumó complejidad e incertidumbre y la incapacidad de prever en esos casos y, por
isomorfismo, se trasladó a muchos otros. Al orden se le sumó el desorden como factor
indispensable de la creación; el desorden además del orden desempeñando un papel productor
del Universo. De la inestabilidad puede surgir el cambio.
También se empieza a concebir de otra manera la interrelación. Lo que durante mucho
tiempo fue el estudio de las partes aisladas y separadas del observador que observa,
concebidas como ladrillos independientes, como si en ese desmenuzamiento se pudiera
encontrar la verdad única de su conformación y funcionamiento, y con propiedades
características, pasó a ser el estudio del contexto y del observador, como inseparable e
influyendo de manera ineludible.
Como ya se expresó, la Teoría General de los Sistemas y la Cibernética plantean el
abandono de una causalidad lineal de causa-efecto, y la sustitución por una circular y
recursiva, donde la interrelación y la influencia del contexto son cruciales.
Desde diversas disciplinas, como, por ejemplo, la biología (y en esa área uno de ellos fue
Humberto Maturana), se teorizó, luego de varias investigaciones, que la estructura de los
seres vivos está determinada por sus propias características, siendo autopoiética 7, y que nadie
7Según H. Maturana la autopoiesis es una característica de los seres vivos como sistemas determinados por su
estructura según la cual, al ser afectados por algo externo, las consecuencias dependen exclusivamente de ellos y
Año 33 Nº 1 – abril 2017
puede escapar de ellas para ocupar un lugar de “objetividad” fuera de sí mismo. Los seres
humanos significamos lo que percibimos desde nuestro particular punto de vista. “Desde esta
perspectiva el hecho se constituye en un evento producido por el ojo del observador. No
obstante, en todo este circuito opera la recurrencia; el resultado, como progenie observable,
llevará a confirmar y reconfirmar nuestra teoría del conocimiento y ésta, a su vez, volverá a
pautar nuestra mirada en la construcción del mundo.” (R. Ceberio y Watzlawick, 1994, pág.
33).
Lo que también influencia en la construcción que nos hacemos de cualquier hecho de la
realidad es el paradigma imperante. Creemos ver la “ realidad” pero en realidad vemos lo que
el paradigma nos pide ver y ocultamos lo que nos impone no ver. Desde el punto de vista de la
teoría psicoterapéutica narrativa, Michael White conceptualizó esto siguiendo a Michel
Foucault y tratando de alumbrar aquellos aspectos de una persona que quedan ocultos,
utilizando como método preponderante el método descontructivo, la externalización del
problema, las preguntas, las resignificaciones, la depatologización. Dice White (1994. pág. 29)
“...la decontrucción tiene que ver con procedimientos que subvierten realidades y prácticas
que se dan por descontadas (...) volver exótico lo doméstico”. La deconstrucción puede generar
entropía (desestabilización, caos), ya que trae al sistema una novedad que repercutirá
produciendo diferencias que harán una diferencia en relación al estatus quo anterior. Como
dice Deleuze (1997, pág. 14), “No hay que tratar de saber si una idea es justa o verdadera.
Más bien habría que buscar una idea totalmente diferente, en otra parte, en otro dominio, de
forma que entre las dos pase algo, algo que no estaba ni en una ni en otra. Ahora bien,
generalmente esa otra idea uno no la encuentra solo, hace falta que intervenga el azar o que
alguien os la dé”.
Este cambio epistemológico trajo aparejado, entre muchas, dos consecuencias que son
importantes para el desarrollo del escrito: siempre influimos en el otro y en el contexto (y a la
inversa), y lo que decimos puede ser interpretado por los otros de diversas maneras, al igual
que lo que ellos dicen es interpretado. Lo escuchado debe ponerse en duda en cuanto a su
significación. Lo que percibimos, vemos, oímos, intuimos, y a las conclusiones a las que
arribamos, siempre son interpretaciones subjetivas, son creencias que creamos. Siguiendo a
Deleuze (1997, pág. 14), dice: “ nada de ser un sabio, saber o conocer tal dominio, sino
aprender esto o aquello en dominios muy diferentes”.
Revinculando
Esta multiplicidad de significaciones se hace evidente en el equipo de profesionales 8
que trabajamos con las familias en procesos de revinculación y coparentalidad (donde
conformamos equipos de dos o tres profesionales de diversas profesiones de origen - abogados,
trabajadores sociales y psicólogos), ya que cada uno, luego de cada entrevista, hace una
puesta en común de las ideas, percepciones, sensaciones, sobre la misma. Siempre surgen
diferencias en la conceptualización sobre la observación de un mismo hecho. Coincidimos en
no de lo externo. Conceptualiza a los sistemas como autopoiéticos ya que son cerrados, se autoorganizan, son
autónomos y autorreferenciales.
8 Pertenecientes al Equipo Reencuentros de la Fundación Retoño que funcionó hasta diciembre de 2010, fecha en
que fue cerrada dicha institución.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
que todas las ideas tienen el mismo peso y valor, y los caminos a seguir con la familia son
consensuados. Sabemos que navegamos en la incertidumbre; acordamos en las entrevistas con
los consultantes cada próximo pequeño paso, y planeamos un puerto de arribo, pero tenemos
presente siempre las posibles vicisitudes que se pueden presentar, lo cuales nos harán
recalibrar el rumbo. Más allá de lo expuesto, siempre nuestro objetivo primordial es el
bienestar del niño, niña o adolescente (Lima Quintana y otros, 2012).
En el caso de los niños, niñas o adolescentes que deben enfrentarse a un proceso de
revinculación 9 con su padre, madre y/o abuelos, medio hermanos, tíos y/o primos, se
produce un cambio, una novedad, tanto en ellos como en sus padres, madres, familiares y
redes sociales. Luego de un período de desvinculación (generalmente mayor a dos años),
provocado, en la mayoría de los casos, por una denuncia judicial de alguno de sus padres y
habiéndose los hijos adaptado a convivir y tener como referente solemente a su padre o
madre, deben (en muchos casos por un oficio judicial), volver a tener relación con su otro
progenitor.
Durante los años de litigio se polarizan las posiciones, se forman “bandos”; en
general se reitera muchas veces una misma narración, tratando de demostrar la maldad
ajena y la bondad propia. Los abogados toman también una posición extrema, alineándose
con su cliente. El sistema judicial, con sus propias lógicas, ahonda estas polaridades, ya que
debe determinar, con las pruebas que las partes le ofrezcan, quién es el ganador y quién el
perdedor.
En algunos casos hemos observado que se realizan verdaderas “ padrectomías” y
trasplante de otro padre. Esto conlleva recursividades que reververan en los distintos
sistemas (parental, paterno y materno filial, familia extensa, judicial, escolar, social,
asistencial).
Luego del envío de un oficio judicial, manifestando el acuerdo de los padres para la
realización de la revinculación, se concertan entrevistas por separado con cada uno de los
padres y sus letrados patrocinantes. Como modalidad, siempre citamos primero al padre o
madre que se siente “obligada” a concurrir, ya que muchas veces interponen nuevas
denuncias o argumentan dificultades (económicas, de horario) que posponen el inicio del
proceso.
Este es un momento de elevada entropía. Los sistemas que se fueron estabilizando
durante años deben recibir la novedad, reorganizarse y buscar una nueva estabilidad. Cada
uno de los miembros se ve enfrentado a situaciones de elevado estrés, lo que genera
alostasis10, producto del esfuerzo de adaptación.
Los profesionales intervenientes aclaramos en la primera entrevista que nosotros no
tenemos como función dilucidar quién es la víctima y quién el victimario. Para eso, ya han
pasado por el litigio judicial. Pero indefectiblemente, todas las familias que hemos
entrevistado por procesos de revinculación, vienen muñidas de pruebas (pericias, fotos,
9A pesar de intentar generalizar lo ateniente a la revinculación, cada caso es único y personal, donde se juegan
múltiples variables y la particular conformación de cada uno.
10 Frente a una situación de estrés son aquellos mecanismos que activa el organismo para intentar la adaptación
del sistema reduciendo el impacto, con el fin de alcanzar la homeostasis (estabilidad).
Año 33 Nº 1 – abril 2017
transcripciones de mails, de mensajes, etc.), que demostrarán la maldad ajena siguiendo con
la concepción de la linealidad y del no involucramiento personal.
Debemos insistir en que la forma de trabajo que planteamos es diferente, donde sí
trataremos de dilucidar cuáles son las recurrencias negentrópicas que podrán facilitar el
proceso y favorecer la homeostasis, cómo producir una retroalimentación positiva, con qué
recursos cuentan que, por isomorfismo, se puedan trasladar a esta situación (recursos propios
y de sus redes sociales y asistenciales) y qué hará una diferencia para favorecer un cambio
cualitativo.
Para conocer a los niños/as y/o adolescentes proponemos ir a su domicilio, ya que
consideramos que es lo mejor para ellos/as, para así ir disminuyendo el impacto de sumar un
lugar nuevo, extraño y ajeno (y posiblemente amenazador). Previamente conversamos con
quien convive con él para consensuar lo que le será dicho. Este encuentro tiene como finalidad
poder pasar un momento agradable, distendido, en el cual también se realizan juegos. Lo que
buscamos es generar emociones placenteras que reduzcan la presión a la cual está sometido/a,
y generen un círculo virtuoso que permita el desarrollo de otros pensamientos y acciones.
La siguiente entrevista con los niños/as y/o adolescentes, previa al encuentro con el
progenitor con el que se va a revincular, se realiza en la institución, para que conozcan el
lugar donde se va producir, en otro momento, dicho encuentro. Son recibidos con alimentos y
bebidas de su preferencia y, en general, sumadas a las variadas actividades lúdicas, podemos
realizar en conjunto (los niños/as y los profesionales intervinientes) el dibujo de su
genograma, en el cual se incluye a toda la familia de origen, ensamblada (en caso de ser
aplicable), extensa, materna y paterna. Les mostramos fotos (traídas por sus padre/madre)
actuales y otras antiguas, donde estaban ellos/ellas con su padre/madre, y a veces también de
los tres (mamá, papá y los niños/as en cuestión) pertenecientes a la época en la que convivían,
permite ir recontruyendo y resignificando su historia.
Luego se planean los pasos a seguir. Los profesionales que asistimos también nos
encontramos “recalculando” a cada momento; es decir, no tenemos un “protocolo” del cual
guiarnos, sino que la retroalimentación 11 es lo que nos permitirá, en forma flexible, irnos
acomodando a la situación. Estas familias se encuentran en un momento de gran
inestabilidad y caos, lo que impacta negativamente en los adultos, quienes muchas veces
pierden su capacidad de reflexionar, y actúan sin pensar en los niños/as, perjudicándolos.
Siguiendo lo teorizado por ndersen, las intervenciones deben ser “ apropiadamente
inusuales”, ya que si son usuales no generan ninguna perturbación ni desvío que permita la
introducción de la novedad, permitiendo que el sistema continúe con su homogeneidad y
homeostasis, pero si son extremadamente inusuales, propiciarían que el sistema se cierre y
defienda frente al riesgo de desestabilización extrema y destrucción. Entre otras
herramientas, al conversar con los consultantes, intercambiamos diferentes miradas y
percepciones, explicaciones y descripciones. No tratamos el problema como algo que se
resuelva, sino como algo que se disuelva, se diluya.
11‘Retroalimentación’ en el sentido de circularidad donde las secuencias lineales de causa-efecto se enriquecen
con la modificación que a la vez produce el segundo sobre la primera y así sucesivamente, o sea qué información
retorna y cómo afecta o modifica.
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En los procesos de revinculación, como profesionales estamos constantemente atentos a
las respuestas que recibimos de los consultantes para modificar nuestra conducta en una
constante danza de’coordinación de coordinación de acciones’, como dice Maturana.
Intentando asimismo como terapeutas encontrar cuál podría ser la intervención que pueda
generar una repercusión favorable en el sistema consultante. Como se mencionó antes, si
consideramos a cada ser humano como una estructura cerrada y autopoiética, a la cual nunca
sabemos exactamente qué es lo que puede generarle la producción de una modificación en su
accionar, emocionar o pensar, tratamos, como equipo de profesionales, de ir implementando
diversas técnicas, estando siempre atentos a los signos de malestar, defensa, ansiedad o
agresión, para así modificar nuestro accionar en una permanente recursividad.
Según R. Ceberio y Watzlawick, “ es con la Cibernética de segundo orden que se
introduce al terapeuta en el campo de la observación de la familia. Surge entonces en la
clínica sistémica la utilización del espejo unidireccional y el concepto de la labor en equipo;
será, pues, la elaboración de hipótesis, el producto de un acto co-contructivo. La observación,
desde diferentes perspectivas, de los distintos órdenes de recursión convoca a comprender más
claramente los circuitos de las interacciones” (R. Ceberio y Watzlawick, 1994).
El equipo de profesionales, en las entrevistas que se realizan con los adultos (el padre,
la madre, por separado o juntos, cada uno de ellos acompañados por sus abogados o parte de
su red social), trabaja con el “equipo reflexivo”, que es una modificación de la utilización del
espejo unidireccional. Las entrevistas son coordinadas por dos profesionales 12 y observadas
por un grupo de dos o tres profesionales, los cuales, en un momento dado de la entrevista,
realizan el equipo reflexivo.
El equipo reflexivo es un método creado por Tom Andersen. Consiste en un grupo de
profesionales que, a la vista y escucha de los consultantes, expresa ideas y preguntas acerca
de lo que vio o escuchó, ampliando así las narraciones y buscando nuevas posibilidades. Dice
Andersen (1994, pág. 47): “Más que buscar una “verdad absoluta”, podríamos darnos uno al
otro la oportunidad de ver un nuevo aspecto, de adquirir nueva información, no la de ellos ni
la nuestra sino algo diferente, algo nuevo que surgiera. (...) debemos buscar y aceptar todas
las descripciones y explicaciones de una situación que existan y promover la ulterior
búsqueda de las que todavía no se hayan encontrado ”. Durante las entrevistas con los adultos,
sin dejar de priorizar el motivo por el cual consulta la familia, el equipo incursiona en otras
áreas: actividades, deseos, proyectos, sueños, etc. Nos resulta muy útil bucear en otras
realidades que pueden generar diferentes estados emocionales, permitiendo así el surgimiento
de nuevos pensamientos y de nuevas historias. Al hacer foco en los recursos y habilidades
personales, se propicia el surgimiento de ideas diversas, voces polifónicas. Dice Andersen
(1994, pág. 112): “Si nos atuviéramos a nuestro propio punto de vista o buscáramos una
respuesta en especial, correríamos el riesgo de volvernos ciegos a la información que nos
trasmite el sistema del cliente. En lugar de eso, necesitamos posicionarnos de tal forma que
invitemos a un intercambio de perspectivas que cree un lenguaje establecido conjuntamente”.
12profesionales quienes están al frente del proceso participando en todas las entrevistas y visitas a domicilio,
manteniendo conversaciones telefónicas, concurriendo a los estudios de los abogados, a las audiencias si fueran
convocados, etc.
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También menciona el multiverso como la forma de pensar a los fenómenos como capaces de
ser conceptualizados de múltiples maneras (Anderson, citado por Lima Quintana y otros,
2012).
Si pensamos que con el lenguaje construimos nuestro mundo y, parafraseando a
Wittgenstein, el lenguaje es el límite de nuestro mundo (citado en Andersen, 1994, pág. 174),
es importante escuchar el lenguaje de los entrevistados para generar empatía e intentar
hablar partiendo de un marco semántico semejante al de ellos, para luego, a partir de ahí, ir
ampliando dichos límites, generando concepciones diferentes.
La comunicación tiene varios componentes, siendo el lenguaje sólo uno de ellos, ya que
debe incluirse la comunicación gestual, el tono de voz, los ademanes; o sea incluye elementos
analógicos y digitales. En las entrevistas, los profesionales siempre influencian, impactan y
perturban en las interacciones con los sistemas con los que entran en relación. Aquí estamos
hablando de segundo orden13 donde la reververancia, y por consiguiente el nivel de
involucración, se ven en la dinámica cibernética.
El objetivo es brindarle a los consultantes ideas, descripciones, preguntas acerca de
otras opciones, que se sumen a las de ellos, y que permitan abrir su mundo de
conceptualizaciones y distinciones para que puedan llevarse herramientas con las cuales
fortalecerse para enfrentar la situación de crisis que están atravesando. Siguiendo a G.
Deleuze (1997, pág. 81), se intenta generar multiplicidades rizomáticas que excedan a las
máquinas binarias, sacarnos los árboles que nos plantan en la cabeza todas las disciplinas y
los poderes, generar líneas de fuga para devenir algo diferente. “El rizoma es todo eso. Pensar
en las cosas, entre las cosas; eso es precisamente hacer rizoma y no raíz, trazar la línea y no
pararse a recapitular. Crear población en un desierto y no especies y géneros en un bosque.
Poblar sin jamás especificar”.
Reimplantando un padre
Para aclarar lo expuesto, voy a relatar un caso que concurrió en el año 2008, al equipo
Reencuentros, de la Fundación Retoño 14.
A la primera entrevista, Laura, mamá de Salvador de 7 años y de Benicio de 4, llegó
acompañada de su abogada y su pareja, Alejandro. Relató que hacía 10 años, y durante 4,
convivió con Pablo (padre biológico de Salvador), y que se separaron cuando el niño tenía 10
meses. Nos dijo que, luego de la separación, durante un tiempo, Pablo iba a buscar a su hijo 2
o 3 veces por semana y lo llevaba a pasear o a su casa unas horas, pero que siempre lo
devolvía sucio, sin haberle cambiado los pañales, y con hambre. Luego de un año, Pablo viajó
al exterior por trabajo, y nunca más supo de él, hasta hacía unos meses cuando apareció y le
inició una demanda por impedimento de contacto.
13 La cibernética de segundo orden o de segunda generación, como lo menciona T. Andersen, considera a, por
ejemplo, una enfermedad formando parte y relacionada con el contexto cambiante, el profesional trabaja con la
comprensión que la persona tiene acerca de lo que le sucede conceptualizando ésto sólo como una de múltiples
versiones posibles a diferencia de la cibenértica de primera generación que concibe a la enfermedad como algo en
sí misma, el profesional trabaja con ella descubriéndo cómo es y dirigiendo el cambio. (Andersen, 1994).
14 Para resguardar la identidad de los consultantes, todos los nombres y datos han sido modificados.
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Contó que con su actual pareja empezaron a convivir hacía cinco años y tuvieron a
Benicio. Dijo que Alejandro hizo de padre de los dos niños sin hacer ninguna diferencia, que
tenían un muy buen vínculo y que a Salvador lo quería adoptar para darle su apellido. La
mamá nos dijo que Salvador, al iniciar la escolaridad, empezó a preguntar por su apellido, el
cual era diferente al de su hermano, ya que al momento no sabía que Alejandro no era su
padre biológico. Es ahí cuando Laura le contó que su padre biológico se había ido de viaje y
que por eso perdieron contacto con él.
Por otra parte, en otra entrevista a la que concurrío Pablo con su abogada, él contó que
durante un año, luego de la separación, lo veía seguido a su hijo, hasta que tuvo que viajar por
2 años por trabajo. Continuó enviándole dinero todos los meses y llamando por teléfono a la
casa de Laura para saber cómo estaba su hijo, hasta que se enteró que Laura con su hijo ya no
vivían más en ese domicilio, y le fue imposible saber el paradero (dijo que tampoco lo sabían
sus familiares y amigos que tenían en común, ni los abogados o detectives que había
contratado). Pudo enterarse del paradero de ellos por un edicto en el diario, que había salido
porque la actual pareja de la madre quería adoptar a su hijo. Así, luego de casi seis años, iba a
poder a volver a contactarse con su hijo.
Aquí se vislumbran varios momentos de irrupción entrópica, aparece una diferencia
que genera inestabilidad. Esto va a repercutir en los diversos miembros de la familia, quienes
intentarán establecer una nueva estabilidad o anular la diferencia, quitándole poder,
desestimándola. Pueden sentirse obligados a efectuar una modificación como consecuencia de
verse impelidos por el ambiente.
La mirada de cada uno va a tener que ver con la vivencia subjetiva. Si lo pensamos
desde el Constructivismo, el ordenamiento y la organización del mundo es constituido por
nuestra estructura 15 a partir de nuestras experiencias, y cada uno tendrá experiencias
diferentes al hacer objetivaciones y puntuaciones diferentes de un mismo hecho, y
conceptualizaciones diferentes influidos por sus creencias, pensamientos, sentimientos y
emociones. En el acto de percibir lo que consideramos la realidad hacemos una distinción y
diferenciación de los múltiples objetos, realizando connotaciones personales sobre lo percibido.
Frente a la imposibilidad de resolver la situación, y habiendo realizado distintos
intentos de poder ver a su hijo, Pablo recurre a un sistema “superior” (judicial), el cual, a la
vez, nos convoca para “asistir” a la familia. La revinculación de Salvador con su padre pudo
llevarse a cabo bajo amenaza de cambio de tenencia (según terminología del código de ese
momento) y onerosas multas a la madre si se producían inasistencia a las citaciones.
En la madre y su pareja se produjeron consecuencias indeseadas por ellos, se resistían
a incorporar al padre de Salvador ya que argumentaban que el niño ya tenía un padre y
ambos se llevaban muy bien. También eran reiteradas las narraciones de la suma de
desagravios, insultos y daños causados (hacía seis años atrás) por el padre biológico a ella y al
niño cuando convivían.
El problema creó un sistema y el sistema creó un problema que se retroalimentaban
circularmente. “La circularidad expresa –al contrario de la linealidad- cómo en una secuencia
15 estructura como organismo que construye el mundo creándolo (M. Ceberio, P. Watzlawick pag 73).
Año 33 Nº 1 – abril 2017
de causa y efecto, éste impregna la causa primera, confirmándola o efectuando una
modificación, y a través de esta recurrencia, la causa inicial –en la progresión y dinámica del
proceso- se ve afectada” (R. Ceberio y Watzlawick, 1998, pág. 45).
Si pensamos en el caso del ejemplo, el problema de la separación de Laura y Pablo
generó un nuevo sistema de familia, donde el niño pasa a tener la posibilidad de compartir
tiempo y espacio con cada uno de sus padres por separado. Frente al viaje del padre, y la
nueva convivencia de la madre con su pareja, se creó un sistema familiar en el cual se excluyó
al padre y se le realizó una“padrectomía” a Salvador. En determinado momento, irrumpió la
novedad y el sistema judicial, a pedido del padre, impelió a la madre a asistir a la institución.
En diversos momentos, se generaron diversos problemas, que a su vez crearon sistemas y
sistemas que crearon problemas, con entropías y negentropías sucesivas.
Cuando se realizó el primer encuentro paterno filial, al papá se le pidió asistir unos
minutos antes, y al llegar Salvador, y al verlo, ambos se abrazaron. El padre lloraba y le decía
“te extrañé mucho, te quiero mucho”, y el niño, emocionado, lo besaba con mucho afecto. Éste
encuentro fue realizado en la sede de la Fundación y asistido por dos profesionales. Luego,
padre e hijo pasaron a la sala de juegos, acompañados por un profesional, y la madre se quedó
en la sala de espera con otro profesional. La madre, a diferencia de la percepción que tuvimos
quienes asistimos al encuentro, decía que el padre había actuado muy mal al apretar a su hijo
sin querer soltarlo. Las pre-conceptualizaciones y emociones influyen en la forma en que
hacemos distinciones, cercenando parte de lo observado o escuchado.
Aquí claramente se vislumbran las diferentes categorías conceptuales de construcción
de la realidad y el modo en que la percepción está direccionada por lo que deseamos (y no
deseamos) encontrar. A partir de la percepción de un estímulo se construye lo que vemos y a
la vez vemos lo que construimos, operándose la recurrencia que reconfirmará las creencias,
según la conceptualización epistemológica de la Teoría General de los Sistemas que marcó
una diferencia con el paradigma anterior, el cual explicaba los fenómenos linealmente, como
causa-efecto. Para esta teoría, por otro lado, los fenómenos se explican desde la circularidad y
siempre desde un punto de vista subjetivo, ya que el individuo no puede salirse de sí mismo, y
está predeterminado por su estructura, construyendo así lo observado. A la vez que teoriza
sobre las características individuales de cada uno están condicionadas y a la vez condicionan
las respuestas y por lo tanto las funciones que poseen en determinado grupo familiar. En la
familia antes mencionada deben reasignarse las funciones de cada uno de ellos para favorecer
y propiciar la inclusión del padre y la familia paterna.
La mamá estaba convencida de lo mal padre que era Pablo y cómo podía llegar a dañar
a su hijo. Exigía que al padre se le hiciera una evaluación psicológica con el fin de comprobar
su incapacidad. Esto estaba avalado por su letrada quien, desde un paradigma positivista,
aseguraba que se podía medir objetivamente el grado de capacidad del padre, mientras que la
pareja de Laura no quería dejar de tener su lugar de único padre de Salvador.
Salvador, desde que comenzó a hablar, le decía papá a la pareja de su madre, y en las
entrevistas con el niño previas al encuentro con su padre, se conversó sobre cómo quería él
llamar a su padre biológico.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
La revinculación produjo en los diversos “sistemas” gran incertidumbre. Podemos
conjeturar que cada uno de los miembros, al enfrentarse a la situación de estrés, generó
respuestas alostáticas. El sistema se vio amenazado, dado la magnitud del cambio exigido, y
corría el riesgo de desintegración (peleas entre la madre y su pareja, del niño con su madre y
su “padre”, insistencia de la familia paterna de ver al niño, peleas de Pablo con su actual
pareja, etc.). La magnitud de la amenaza estaba correlacionada con los intentos desesperados
de mantener la homeostasis, el equilibrio. Hubo momentos donde estaba en duda la capacidad
de adaptación a la nueva situación, y si era posible, una nueva autoorganización o si se
destruirá algún sistema.
Luego de los primeros encuentros, nos enteramos de acciones desesperadas por parte de
la madre por anular los efectos del cambio. Se puede pensar que, según los tipos de cambios,
en el de primer orden, se corrigen las desviaciones para mantener la estabilidad, o sea, se
cambia para no cambiar. Cuando Salvador regresaba a su casa luego de los encuentros con su
padre, la mamá le escondía todos los regalos que traía, y nunca lo mencionaban, ni hacían
alusión a estos encuentros. Llegaba a tal punto que le prohibían mencionar a su padre
biológico, y se le exigía a Salvador debía seguir que le siguiera llamando “papá” a su la pareja
de su madre.
El equipo de profesionales trabajó en paralelo al proceso de revinculación con la mamá
y su pareja. Se enfrentaban a un cambio de segundo orden donde, a pesar de intentar cambiar
para no cambiar, éste era inevitable, ya que el sistema familiar estaba modificándose en
forma cualitativa, y Salvador expresaba claramente su deseo de relacionarse con su padre y
su familia paterna. En esta familia, como en todas las que se enfrentan a procesos de
revinculación, es inevitable el cambio de segundo orden, ya que se producen cambios en la
organización y la conformación interna de la misma, y se provoca una desestabilización tal
que conllevará a un sistema con nuevas reglas.
La multiplicidad de sistemas complejizan la situación, ya que cada uno posee un
conjunto de componentes con propiedades y atributos diferentes. Aquí aparecen los sistemas
individuales, de pareja, paterno y materno filial, la familia que hasta la aparición del padre
biológico funcionaba como “nuclear” - conformada por la madre, su pareja, Salvador y su
hermano -, el sistema conformado por las familias de origen de cada uno de los padres, el
sistema judicial, el sistema asistencial, etc., cada uno con sus reglas explícitas y tácitas, más o
menos flexibles, y con sus autorregulaciones.
La presencia del padre produce un gran desestabilización en el sistema familiar de
Salvador. La pareja de Laura que ejerció la función de padre del niño manifiesta su dolor por
su posible desplazamiento y su angustia por el temor de perder su vínculo como había sido
hasta el momento. Se podría pensar que el desafío al cual se enfrentaban los impelía a poner
en funcionamiento acciones que los llevara a un nuevo equilibrio, y en este transitar se iba a
hacer evidente si el sistema era rígido y con un equilibrio inflexible, o si podría lograr un
equilibrio homeodinámico 16. Esta situación crítica podía funcionar como una oportunidad de
crecimiento y enriquecimiento al incorporar la nueva información, o, de lo contrario, producir
una rigidización y refortalecimiento de las reglas para no sufrir modificaciones.
16
Sistemas abiertos y flexibles con capacidad de readaptarse frente a situaciones críticas o de cambio.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
Todas estas repercusiones en el sistema familiar produjeron diversas crisis. Tomamos
este término con una conceptualización diferente a la tradicional donde crisis se homologaba a
situación negativa y pecaminosa, que evidenciaba una falla, y por lo tanto, culpabilidad de las
personas. Pensamos las crisis como oportunidad y consecuencia de la irrupción de novedad lo
que demandará una modificación en las personas que la vivencian.
Todas las consecuencias que conllevaron la revinculación produjeron también otros
intentos de reimplantar el equilibrio anterior. Por ejemplo, la madre de Salvador suspendió
por dos semanas los encuentros padre e hijo, diciendo que el niño estaba con broncoespasmos.
Podemos conjeturar si esta situación pudiera ser un síntoma que funciona como una
regulación alostática. La madre también había comentado que Salvador había vuelto a
orinarse de noche. Estos síntomas eran una señal de alarma a ser atendida; la expresión de
un cambio para no cambiar como intento de volver al estatus quo anterior. La madre
expresaba su preocupación por la salud del niño, y estaba convencida que los encuentros con
su padre lo enfermaban.
La madre podía optar por hacer nuevas denuncias que mantuvieran al padre alejado, o
intentar ejercer presión en su hijo para que no quisiera relacionarse con él, o bien, por medio
del cambio cualitativo, permitir y favorecer la introducción de la novedad, produciendo
homeodinamia en el sistema familiar. Deleuze utiliza el término “ desterritorialización” como
aquel acto de animarse a transitar espacios desconocidos, abrazar la diferencia y así devenir
otro. Este acto lo compara con la línea de fuga que se puede pensar también como la entropía,
o esa “cuña” que permite el ingreso de algo ajeno al sistema, y obliga al mismo a generar
acciones que lo incorporen o lo expulsen.
Los profesionales intervinientes tenían el desafío de redefinir, recategorizar y
reestructurar estos significados, emociones, acciones, teniendo siempre en cuenta las
diferentes variables personales y del contexto.
La incorporación de información genera una retroacción que retroalimenta al circuito.
“La posibilidad de ingresar información nueva dentro de este circuito permite corregir la
desviación, rectificando el error, y por lo tanto, modificar la comunicación de retorno (feed-
back) implica lograr mejorar el objetivo” (R. Ceberio y Watzlawick, 1998, pág. 48).
En la interacción, los seres humanos nos vemos impelidos a responder de acuerdo a
cómo hemos sido influidos en la interacción, y ésta influirá a su vez al otro, teniendo en
cuenta que están estructuralmente determinadas, a la vez que son creadas.
Toda la experiencia humana es un circuito cibernético y un proceso de aprendizaje;
pensando el aprendizaje como un constante ensayo y error. El aprendizaje no sólo se da en el
campo cognitivo, sino también en el plano emocional y experiencial. Los padres de Salvador,
en las entrevistas, conversaban acerca de cómo podía incluirse el papá en las diversas áreas
de la vida del niño (escolar, médica, social, actividades extraescolares), pero esto, cuando era
llevado a la práctica, podía evaluarse y, por medio de la incorporación de nueva información,
reajustarse. En los distintos contextos, la evaluación, en el eje diacrónico, es una manera de
poner en práctica lo pautado para luego evaluar los resultados.
54
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

Salvador se vio, en distintos momentos de su niñez, impelido a modificar sus ideas con presente y nuestras estructuras biológicas, perceptivas, lingüísticas y cognitivas, que nos
respecto a su identidad y su origen: al irse su padre; cuando su mamá se puso en pareja con generan la ilusión de identidad, con un pasado que es recreado cada vez que lo evocamos, y un
Alejandro y lo consideró (obligado por su entorno) su padre; cuando se insertó en el medio futuro deseado pero incógnito, con la única seguridad de que el camino tiene un fin.
escolar al darse cuenta de la diferencia de su apellido con su hermano y con Alejandro; y luego
al conocer y vincularse afectivamente con su padre. Debió deconstruir y reconstruir los mapas
previamente armados, ya que dejaron de correlacionarse por las modificaciones realizadas en
el territorio. “Desde la óptica cibernética, este método no es ni más ni menos que un circuito
de retroalimenatación, en donde las rectificaciones – a través de la introducción de
información nueva - permiten corregir los ángulos de desviación (los errores) y solo de esta
manera es posible el aprendizaje” (R. Ceberio y Watzlawick, 1998, pág. 81). El riesgo, para el
niño, era la magnitud de la desviación de la información con lo anterior que era, en cierto
sentido, contradictoria y excluyente. ¿Cómo incorporar la realidad de ser hijo de otra persona
y no de quien él siempre llamó y con el que se vinculó como papá? ¿Cómo vincularse con su
papá biológico y a la vez continuar su vínculo con la pareja de su madre? ¿Qué nombre podía
encontrar para cada uno que se adapte a las nuevas circunstancias?
Desde el equipo de profesionales trabajamos con el niño todos estos dilemas y
cuestionamientos. Salvador eligió seguir llamando papá a la pareja de su madre, y a su padre
biológico decirle “papi”.
El trabajo fue sin pausa pero sin prisa, respetando los tiempos de la familia, sabiendo
que, a la vez, para cada uno, esto era diferente.

Conclusión
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Estas epistemologías permiten conceptualizar las prácticas que se llevan a cabo en la
atención de revinculaciones como permanentes recursiones que se retroalimentan y
Andersen, T. (1994), El equipo reflexivo. Diálogos y diálogos sobre los diálogos. Buenos Aires,
reposicionan.
Gedisa.
Podemos pensar que, como profesionales que trabajamos con familias, nos encontramos
en un doble juego entre la imposibilidad de salirnos de nosotros mismos, e intentar, desde ese Ceberio, R. M., y Watzlawick P. (1998), La construcción del universo. Conceptos introductorios y
lugar, realizar alguna intervención que le permita a los consultantes generar una diferencia, reflexiones sobre epistemología, constructivismo y pensamiento sistémico . Barcelona, Herder.
con la esperanza de que los arrime al enriquecimiento de su experiencia. A la vez que somos
Deleuze, G. y Parnet, C. (1997), Diálogos. Valencia, España, Pre-textos.
afectados por medio del feedback, permitiendo la retroalimentación y recalibración.
Estamos determinados por una estructura semejante, y a la vez única, que se replica
invariablemente, pero con modificaciones epigenéticas, familiares, culturales, etc. Lima Quintana, S., Montes, I., Ramón, M. y Roberts, J. (2012), Reencuentros, nuevas prácticas
de mediación, en Derecho de Familia, nª 54., págs. 35 a 53. Buenos Aires, Ed. AbeledoPerrot.
Nos enriquecemos con la circularidad más que con la linealidad, ya que nos permite
sumar múltiples áreas, lo sincrónico a lo diacrónico, y lo recursivo a lo lineal. Maturana, H. (1996) Realidad: la búsqueda de la objetividad o la persecución del argumento que
obliga, en Pakman, M. (comp.), Construcciones de la experiencia humana. Barcelona, Gedisa,
A partir de esto surgen algunas preguntas: ¿Cómo influimos en un sistema y cómo
págs. 51-138.
somos influidos?; ¿Cuáles son las mejores intervenciones para intentar generar una diferencia
que reververe positivamente?; ¿Cómo abrirnos a la co-construcción con el otro? ¿Cómo adherir Von Glasersfeld, E., (1994), Despedida de la objetividad. en Watzlawick, P., y Krieg, P. (comp.),
a una teoría sin cegarnos a la novedad y la diferencia? El ojo del observador. Barcelona, Gedisa, págs. 19-31.
Mientras giramos en la recursividad, no dejamos de avanzar para mantener la
homeostasis o generar homeodinamia, con lo único que tenemos, que es un permanente White, M., (1994) Guías par una terapia familiar sistémica. Barcelona, Gedisa.

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De la prehistoria a los albores de la terapia

familiar*
CARLOS E. SLUZKI **

El artículo explora autores e ideas claves que generaron el fermento conceptual que precedió,
y facilitó, el salto cualitativo que significo el pasaje de modelos individuales a modelo s
relacionales/sistémicos, y que contribuyó al nacimiento de la terapia familiar.
Palabras clave: Cibernética – Retroalimentación – Sistemas - Bateson
This article explores key authors and key ideas that were part of the conceptual ferment that
preceded, and facilitated, the qualitative jump from individual to relational (systemic)
perspectives, and the birth of the field of family therapy.
Keywords: Cybernetics – Feedback – Systems - Bateson

* Una versión previa de esta nota fue presentada como parte de la sesión plenaria de apertura del Congreso “I
Pionieri della Terapia Familiare”, Roma, Italia, diciembre 8-10, 2000.

** Profesor Clínico del Psiquiatría, George Washington University; Profesor Emerito de Salud Global y
Comunitaria y de Análisis y Resolución de Conflictos, George Mason University. csluzki@gmu.edu.

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Prologo/justificación: Revisando mis archivos emergió el texto de una presentación que hice a
comienzos de este siglo. Releyéndolas, lo encontré suficientemente actual (actual acerca del
pasado? Sin duda, el pasado es maleable –véase cuantas veces se re-escribe la historia de un
país, y de muchas ideas - pero estas notas, creo, pasan el “chequeado”), suficientemente
interesante (para quienes estén interesados en la genealogía de ideas sistémicas en nuestra
disciplina), y suficientemente referidas (en términos de orientación a fuentes originales) como
para justificar remozarlas y ponerlas al alcance del lector. Solo las critico por su sesgo en
dirección a los desarrollos cibernéticos-sistémicos. Con toda probabilidad hay otras
genealogías igualmente validas. Pero, en fin, helas aquí, sesgo y todo.
¿Cuándo y dónde comenzó nuestra disciplina? Si el nombrar a una disciplina es crearla,
entonces las excavaciones bibliográficas parecen indicar que el primer artículo centrado
en terapia conjunta del grupo familiar fue escrito en 1938 por Nathan W. Ackerman, ese
psicoanalista iconoclasta, quien merecería ser honrado como primer habitante de nuestra
disciplina como tal.
Con todo, el cambio cualitativo de marco de referencia que caracterizó el nacimiento de la
terapia familiar requirió, como suele ocurrir en toda disciplina, un contexto germinativo, una
ecología de evoluciones conceptuales en campos disciplinarios aledaños.
Permítaseme una visita a algunos de nuestros abuelos y bisabuelos, si bien buena parte de
ellos nos resulten en la actualidad nombres poco menos que desconocidos – lo que no es de
sorprender, considerando que la supervivencia de nuestros antepasados en nuestra memoria
colectiva suele extinguirse con poco rastro en un par de generaciones.
Por ejemplo, ¿quiénes de entre ustedes reconoce los nombres de Warren McCulloch, o Roy
Grinker, o Arturo Rosenbleuth, o Ross Ashby o Johnny von Neumann? A alguno puede que le
resulte vagamente familiar Norbert Wiener y aun Ludwig von Bertalanffy.
Pero para construir una genealogía de esa historia, debemos comenzar en algún punto
arbitrario. Hagámosla comenzar a mediados de la década del 30, cuando el fisiólogo y
cardiólogo mexicano Arturo Rosenbleuth, quien estaba investigando los procesos fisiológicos
de los mecanismos de la homeostasis corporal con su maestro Walter Cannon 17 en la
Universidad de Harvard, organizó un seminario interdisciplinario sobre metodología de la
investigación. En el curso de ese evento, Rosenbleuth estableció una asociación profesional así
como de amistad con uno de los participantes, el joven matemático del Massachusetts
Institute of Technology Norbert Wiener, con quien compartía la fascinación por la inmensa
riqueza que yacía en los campos para entonces inexplorados de los territorios
interdisciplinarios.
17
Además de haber descrito y probado la base fisiológica de los procesos de la homeostasis corporal
(expandiendo y dando una base funcional a propuestas previas de Claude Bernard), Cannon, entre sus
muchas contribuciones, fue también quien describió por primera vez los reflejos de ataque-o-fuga.
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Este interés se reactivó durante la segunda guerra mundial, cuando, conjuntamente con el
ingeniero de computadoras Julian Bigelow, se encontraron desarrollando los principios
matemáticos de los servo-mecanismos auto-regulados de las baterías anti-aéreas. En 1943,
Rosenbleuth, Wiener y Bigelow publicaron conjuntamente un pequeño articulo - Behavior,
Purpose, and Teleology - en el que describen los procesos de feedback y su role crucial para la
modelización conceptual de los comportamientos intencionales. Este artículo sentó las bases
para el desarrollo de la cibernética.
La noción de procesos auto-regulatorios capturo rápidamente la imaginación de una variedad
de pioneros científicos, incluyendo el economista, matemático, físico, poliglota John von
Neumann (de acuerdo con muchos, el ultimo homo universalis ), el lógico Walter Pitts, el
psicoanalista Lawrence Kubie, el psiquiatra, neurofisiólogo y poeta Warren McCulloch, y los
antropólogos Margaret Mead y Gregory Bateson, el psicólogo Kurt Lewin, la ecóloga Evelyn
Hutchison, el teórico informacional Claude Shannon, y el lógico/matemático Heinz von
Foerster, entre otros.
Este interés se consolidó en la primera de las nueve conferencias auspiciadas entre los años
1942 y 1953 por la Josiah Macy Jr. Foundation, que tenían como título original
“Retroalimentación y procesos causales circulares en sistemas biológicos y sociales” (ver, por
ejemplo, von Foester 1949, y von Foester, Mead y Tauber 1950, 1951, 1953). Para muchos
científicos de la época, Bateson entre ellos, estas conferencias constituyeron eventos
seminales en su vida.
Y no es de sorprender. Por ejemplo, en la conferencia de 1946 los participantes se vieron
expuestos a cambios paradigmáticos tales como el paso de energía a información como unidad
básica, y de sistemas lineares a sistemas recursivos como organización, y la introducción de
conceptos tales como codificación analógica y digital, feedback positivo y negativo, la relación
entre información y entropía, sistemas binarios, y, en última instancia, la síntesis propuesta
por la cibernética. De hecho, ya para la conferencia siguiente la palabra “cibernética” apareció
como titulo 18.
En resumen, llevados por el diluvio de desarrollos conceptuales novedosos así como el
18
Merece mencionarse también a una suerte de tío paranoico escondido en el altillo: Ludwig von Bertalanffy, cuyas ideas acerca
de sistemas (ver, por ejemplo, 1967, 1968) tuvieron su impacto a pesar del aislamiento de su creador. Bertalanffy, austriaco de
nacimiento, emigro a Canadá al finalizar la Segunda Guerra Mundial, ya para entonces un científico reconocido, y, años después,
paso a los Estados Unidos. Marcado por sus experiencias durante la guerra (además, creo, por la culpa por haber estado
asociado previamente a la maquinaria bélica del nazismo), vivió torturado por la pesadilla del uso perverso – la aplicación militar
- de la tecnología de computación, la automación, y la ingeniería de sistemas. En contraste con su aislamiento, Bertalanffy
mantuvo una orientación transdisciplinaria, estableciendo puentes entre los “modelos sistémicos cerrados” de las ciencias (más)
exactas y los “modelos sistémicos abiertos” de las ciencias humanas. Sus contribuciones más importantes incluyen
formulaciones acerca del principio de equifinalidad – todo estado final de un organismo viviente puede ser alcanzado a partir de
condiciones iniciales diferentes, y a través de sendas diferentes - y de negentropía —el orden jerárquico necesario dentro de los
sistemas complejos, ya sea estructuras estáticas, organismos vivos, y sistemas simbólicos; la tendencia al orden, contrapuesto a
la dispersión entrópica.
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optimismo humanista de la segunda post-guerra, el pensamiento sistémico fue generado en
un caldero que contenía la teoría de la información, la teoría de la comunicación, la teoría
general de los sistemas, la teoría del juego y una de sus síntesis principales, la cibernética.
Estaban a la búsqueda de una teoría unificada de los sistemas, incluyendo los sistemas
humanos: “…de la anatomía a las ciencias sociales, de la fisiología a la psicología” [Grinker,
1965]. Tomando distancia de las disciplinas específicas, con sus marcos particulares y sus
invariantes, intentaban establecer principios sistémicos generales que permitieran establecer
meta-relaciones - lo que fue dado en llamar una ecología de ideas. Sus portavoces fueron
antropólogos, sociólogos, psiquiatras, ingenieros, psicólogos, físicos teóricos, neurofisiólogos,
economistas, epistemólogos, y matemáticos (para una de sus reverberaciones tempranas y
vecinas a nuestro quehacer, ver, por ejemplo, la compilación de Buckley, 1968).
Acercando mas la cámara a la puerta de entrada del campo específico de la terapia familiar,
la acción se transporta a un momento en la vida peripatética del antropólogo Gregory
Bateson.
Bateson centró su interés temprano en el fenómeno del trance religioso que había
observado en ceremonias en Bali, durante estudios que llevo a cabo junto con la famosa
antropóloga social Margaret Mead (ver, por ejemplo, Bateson & Mead, 1942).
Bateson se interesó en trances - y luego en ventriloquismo, hipnosis, juego, humor,
alucinaciones, y otros fenómenos con desdoblamientos clasificatorios - como casos que
encarnan paradojas potenciales entre niveles lógicos que merecen ser analizados mas allá de
la resolución un tanto fascista propuesta por Bertrand Russell en su Teoría de los Tipos
Lógicos para resolver la indecibilidad de las paradojas, a saber, la prohibición de la auto-
referencia.
Cuando alguien entra en comportamientos automáticos o alucina bajo hipnosis o se desmaya o
es poseído por algún dios o demonio en tanto participa voluntariamente en alguna ceremonia
religiosa o en una sesión de hipnosis, se preguntaba, ¿quién está a cargo? El sujeto, ¿le “cede”
al hipnotizador el derecho de ponerlo en trance, o es el hipnotizador quien esta a cargo? 19
Pasando por alto una década de su vida, 1949 encuentra a Bateson contratado por la
Universidad de California San Francisco como profesor de antropología medica (ver, por
ejemplo, Ruesch y Bateson, 1968) y luego en el Veterans Administration Hospital de Menlo
Park, iniciando una investigación acerca de perturbaciones clasificatorias (un manejo
idiosincrático de los tipos lógicos) en la comunicación con pacientes esquizofrénicos (para una
biografía excelente de Bateson, ver Lipset, 1980, y para un panorama mas amplio, ver Capra,
1996). A ese proyecto se incorporó un psiquiatra brillante, Don D. Jackson, a quien Bateson
invitó después de haberlo escuchado en una presentación avant garde en el que Jackson
(1957) analizaba los procesos familiares como sistema cibernético, un ingeniero químico, John
H. Weakland - a quien Bateson conoció primero como marido de una de sus estudiantes de
19
Para explorar uno de esos procesos intrínsecamente paradójicos, el del trance hipnótico, Bateson, y
después miembros de su equipo, establecieron y mantuvieron una relación profesional estrecha con el
destacado psiquiatra e hipnoterapeuta Milton Erickson. Esa conexión tuvo, años mas tarde, un impacto
importante en el desarrollo de las practicas de terapia breve (Haley, 1976).
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antropología y exquisita pintora, Anna Wu - y a un estudiante interesado en análisis de films,
Jay Haley. La mira exploratoria de ese equipo están claramente guiados por el interés de
Bateson en las paradojas así como en los procesos de autorregulación (es decir, feedback)
desarrollados por la nueva ciencia de la cibernética. Obsérvese los temas estudiados por
Bateson y su equipo durante esa época:


 el trance hipnótico - de ahí la relación entre este equipo y Milton Erickson;
 la relación compleja entre un ventrílocuo y su muñeco; 

 las señales clasificatorias y comportamientos afines relacionados con el juego [Bateson estudio
originariamente al respecto las nutrias de mar (sea otters), para después extender su mira a los
bípedos implumes] y la paradoja del mensaje “Esto es un juego”, encuadre que solo puede ser
efectivo cuando se lo toma en serio, y no como juego; 

 la relación entre los ciegos y sus perro-guía - una vez más, ¿quién es “meta” a quién, quién está
a cargo? - así como el entrenamiento de esos perros (¿Cómo se entrena a un animal a tomar
decisiones “espontaneas”?); 

 la naturaleza del humor y de los chistes - el perfecto ejemplo de la naturaleza clasificatoria es
la punch-line, esa línea final inesperada que cambia el marco de referencia y transforma una
historia en un chiste… a menos que uno no lo entienda;
 las pautas de comunicación entre niños con síndrome de Down –¿qué es clase y que es miembro
en su mundo mas concreto y elemental?; 

 y los comportamientos comunicacionales de pacientes con un diagnóstico de esquizofrenia
(guiado por los estudios de Kasanin (1944), quien analizó el modo peculiar con que la gente
rotulada como esquizofrénica entendía metáforas y refranes)20 

Ese equipo produjo una serie de artículos fascinantes sobre comunicación interpersonal y
paradojas (muchos de ellos reproducidos o citados en Bateson, 1972) y, en 1956, publicó en
uno de los primeros números de una revista un tanto oscura un articulo teórico
revolucionario, Toward a Theory of Schizophrenia (Bateson et al., 1956). Este escrito - cuya
difusión fue extraordinariamente vasta y rápida - constituye una primera tentativa sólida de
utilizar el paradigma comunicacional y cibernético para el análisis de procesos
interpersonales y su relación con una entidad psicopatológica. A pesar de su distancia
geográfica con otros semilleros (de la costa este de los Estados Unidos, a 3,000 millas de
distancia del National Institute of Health y de otros centros de investigación), Bateson y, aun
más directamente, Jackson, Haley and Weakland, contribuyeron de manera substantiva a la
construcción del campo de la terapia familiar a través de aplicar y legitimar el poder
conceptual de la óptica cibernética/sistémica, que acabó siendo un rasgo identificatorio central
del lenguaje de nuestro campo profesional.
Bateson no fue ni pretendió ser, por cierto, terapeuta familiar. Era un antropólogo cultural
(tal vez todos nosotros, terapeutas familiares, somos antropólogos culturales, si bien lo
inverso no es cierto) y un epistemólogo de extraordinaria lucidez (también puede decirse que
20
En estudios sistemáticos basados en interacciones con pacientes hospitalizados con diagnóstico de
esquizofrenia, Kasanin observo problemas clasificatorios de tipos lógicos: lateralización de metáforas (“Y, si
los pájaros vuelan, uno no los puede agarrar”), o metaforizacion de referencias literales (“No puedo darle
la mano, es mía”).
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
los terapeutas familiares somos epistemólogos - tal vez ser humanos nos hace epistemólogos
por necesidad - si bien al revés no es el caso necesariamente). En cuanto a los miembro de su
equipo de investigación de los años ‘50, el menos mencionado es Don D. Jackson, terapeuta
talentoso, influyente y creativo, fundador del Mental Research Institute (bajo cuyo
imprimátur se destacaron Jay Haley, John H. Weakand, Paul Watzlawick, Janet Beavin
Bavelas, Richard Fisch, Antonio Ferreira, Virigina Satir, entre otros 21), simplemente porque
murió prematuramente en 1968, a los 49 años, en los albores del desarrollo de nuestro campo.
En el ínterin, en esa misma década, nuevos fermentos tenían lugar en la cosa este de los
Estados Unidos que generaron, en distintas ecuaciones en las que el psicoanálisis se
combinaba con la intuición y con los nacientes modelos sistémicos, a poneros tales como
Nathan Ackerman y sus asociados tempranos (Peggy Papp, Donald Bloch, Kitty La Perriere),
Israel Zwerling en el Bronx, James Framo y Ivan Boszormenyi-Nagy en el Eastern
Pennsylvania Psychiatric Institute de Filadelfia, Salvador Minuchin y Braulio Montalvo en
New York y después en la Philadelphia Child Guidance Clinic que Minuchin lideró por
muchos años, Murray Bowen en Washington, D.C., Lyman C. Wynne en el NIMH y después
en Rochester, Virginia Satir en Chicago y después en Palo Alto, Carl Whitaker en Wisconsin...
y tantos otros pioneros (la creación de la primera revista interdisciplinaria centrada en la
investigación y la práctica de la terapia familiar, Family Process, pergeñada conjuntamente
en 1962 por el grupo del MRI y el equipo de Ackerman, enriqueció enormemente los diálogos
inter-grupos en esa era pre-electrónica, reduciendo los provincialismos y abriendo una nueva
frontera tras otra, tanto conceptuales como geográficas: Europa y luego Australia, Sud África
y América Latina se fueron incorporando a ese diálogo.
Pero ya estoy pasado, sin querer, a la primera generación, lo que va mas allá de mi intención
de esbozar un genograma de los prolegómenos de nuestra disciplina.
21
Entre esos “otros” me tienta incluir mi nombre, en reconocimiento a mi deuda con esos pioneros
generosos con los que pase meses extraordinariamente ricos durante mi formación como terapeuta
sistémico entre 1965 y 1968.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

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60
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Familias, cuidado de pacientes durante
internaciones y Servicio Social
J ESÚS DEL CANTO*
El presente trabajo tiene por objetivo analizar la organización de cuidados de una
persona internada por parte de su familia, como aspecto de la intervención del trabajo social
en salud. Para esto, se presentan dos situaciones problemáticas abordadas en un hospital
público de la Ciudad de Buenos Aires, y se las interpreta críticamente, a partir de una
metodología cualitativa.
En efecto, el cursado de internaciones impacta en el grupo familiar de un sujeto y
modifica su dinámica, tanto a partir del modo en que se configuran las interacciones entre sus
miembros, como debido a la impronta de la organización del Sistema de Salud y del contexto
sociocultural más amplio.
En este complejo escenario, los trabajadores sociales pueden contribuir con la
organización de los cuidados por parte del grupo familiar a través del asesoramiento, la
gestión de recursos y la orientación familiar.
Palabras clave: familia – cuidado – salud – intervención
* Lic. en Trabajo Social con Formación Pedagógica para Profesionales y Técnicos Superiores. Hospital
General de Agudos “Dr. Teodoro Álvarez”. Email: lic.delcanto@gmail.com.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
The main purpose of this paper is to analyze the organization of the caregiving of a
person hospitalized by his or her family, as a part of the intervention of Social Work in the
healthcare system. To this effect, two problematic situations within the setting of a public
hospital of the city of Buenos Aires are presented, and they are critically interpreted through
qualitative methodology.
In fact, the process of hospitalization affects the family of a subject and modifies its
dynamic, the way the interactions among its members are shaped, as well as the impact of
the organization of the healthcare system and the broader sociocultural context.
Within this complex setting, social workers can contribute with the caregiving on
behalf of the family, by means of consultations, management of resources and family therapy
Keywords: family – healthcare – health - intervention
61
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Introducción
E l presente trabajo tiene como objetivo analizar el modo en que una familia se reorganiza
para proveer cuidados a uno de sus integrantes estando internado, a la vez que se ve
afectada por este mismo proceso. El contexto institucional de análisis lo constituyen las salas
de internación de Clínica Médica y Pediatría, observando las diferencias existentes entre
adultos y niños/as. Este trabajo se realiza en el marco del primer año de la residencia de
Servicio Social, a partir de dos rotaciones por salas de internación: Clínica Médica (agosto-
noviembre) y Pediatría (diciembre-mayo).
Este trabajo constituye un relato de experiencia, por cuanto recupera el abordaje de
diferentes situaciones problemáticas construidas durante las rotaciones, y se las analiza
críticamente en el aspecto de la dimensión cuidadora, dentro del marco de la intervención con
familias en Trabajo social.
Aunque no se trata de un proyecto de investigación, se propone como hipótesis
orientadora en este análisis que la internación de una persona (a partir de una enfermedad)
produce modificaciones en su organización familiar, y que éstas dependen tanto del modo en
que se han configurado sus interacciones previas, como de los recursos socio-sanitarios
existentes y el contexto cultural más amplio.
En consonancia, la metodología utilizada es de tipo cualitativa, debido a que resulta la
más adecuada para comprender las interacciones entre las personas y el modo en que éstas
dan sentido al mundo social en el que participan. A partir de esta estrategia, se delimita como
tema, o problema objeto de conocimiento, la organización de cuidados en la familia de una
persona internada. En lo que se refiere a las técnicas de recolección de información, se
utilizan la observación participante, las entrevistas en profundidad a los sujetos de la
intervención y el registro de estas mismas actividades.
A los efectos de caracterizar la organización de cuidados de personas internadas, se
desarrollarán algunos conceptos básicos y generales sobre la intervención con familias en
general y sobre las estrategias de cuidados en particular, para así resignificar el ejercicio
profesional a partir de estas categorías en las salas de internación objeto de rotación.
Por su parte, el recorte en el aspecto del cuidado ha sido una construcción lograda en la
interacción con pacientes y referentes trabajadoras sociales y en diferentes espacios de
supervisión, como un aspecto específico del campo interventivo de la salud en el ámbito
hospitalario. En efecto, se ha observado en ocasiones que la organización del cuidado de
pacientes en ambas salas, tanto durante la internación como así también en su posterior
egreso, constituye un área de la evaluación sociofamiliar del Trabajo social.
De esta manera, el foco de análisis se ha puesto sobre el modo en que grupos familiares
con diferentes características (en cuanto a su configuración, recursos económicos, culturales y
simbólicos, redes extensas, etc.) se ven modificados por el cursado de la internación de uno de
sus miembros y pueden reorganizarse o no para producir los cuidados necesarios.
En un sentido más amplio, la organización de cuidados de adultos en el caso de Clínica
Médica y de niños/as y adolescentes en el de Pediatría constituye una situación problemática
Año 33 Nº 1 – abril 2017
para el Sistema Público de Salud debido a que implica esfuerzos, recursos y configuraciones
profesionales, institucionales y familiares.
Sea como fuere, pensar la intervención con familias en el campo de la salud, en las
áreas de Clínica Médica y Pediatría, significa necesariamente visualizar el peso que tiene ésta
en la producción de cuidados de los sujetos, en el entrecruzamiento de los procesos familiares
de los pacientes con sistemas sociales más amplios (hogares, obras sociales, subsidios, etc.).
Para cumplir con el objetivo arriba propuesto, se ha elegido una situación problemática
abordada en cada sala a lo largo de la rotación por considerarse representativa del modo en
que se propone pensar la producción de cuidados en este trabajo. Estas situaciones se han
analizado críticamente a partir de los desarrollos de autores propuestos en el marco teórico.
Con respecto a este esquema, es menester aclarar que en lo que se refiere a la cuestión
de los cuidados, los autores elegidos provienen mayoritariamente de la sociología (en sus
variantes interpretativas) y en menor medida de la psicología. Se visualiza asimismo una
vacancia de producciones propias del Trabajo social sobre este tema, lo que justifica y refuerza
la delimitación temática y metodología que aquí se propone.
En lo que se refiere a la pertinencia y originalidad del presente trabajo, se estima que
ambas radican en la potencial generación de insumos para tener en cuenta en la intervención
con familias en salas de internación, no sólo como telón de fondo de las acciones profesionales
(del Trabajo social u otras disciplinas) sino como grupo humano determinante en la
producción de salud de todos sus miembros.
El Sistema de Salud en Argentina
Analizar el cuidado de sujetos internados en el marco de la intervención con familias
remite a la necesidad de reflexionar sobre el modo en que se configura el Sistema de Salud en
este país. El mismo presenta características tales como desarticulación, fragmentación y
complejidad (Bonazzola, 2010; Tobar, Olaviaga y Lozano, 2012).
Las dos primeras se originan a partir de la ausencia de políticas estatales (locales y
nacionales) que históricamente han signado al sector salud y se manifiestan en las diferencias
de acceso a efectores y prestaciones, así como también en las dificultades de comunicación
existentes entre los diferentes servicios de una misma organización, y entre esta y otras de
similares incumbencias.
La complejidad, en cambio, alude a las vinculaciones existentes entre los elementos de
un sistema que no son directamente visibles, entre otras cuestiones. Algunos ejemplos de
estas vinculaciones son relativos a los flujos financieros que existen entre los subsistemas,
cuando una persona tiene por ejemplo dos obras sociales o una obra social y un seguro
privado, y/o cuando concurren a un efector del subsistema público contando con alguna de las
otras coberturas.
Estas características, sumadas a la heterogeneidad de actores, con capacidades
diferentes para presionar e imponer sus intereses propios, han dificultado una integración de
los subsistemas que favorezca prácticas de salud integral y disminuya, en concordancia, la
inequidad social.
62
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
Es decir, que las características del Sistema de Salud identificadas por estos autores se
contraponen con los lineamientos de la normativa vigente, puntualmente de la Ley N° 153 de
la Ciudad de Buenos Aires, que en su artículo 3° inc b plantea como derecho: “La concepción
integral de la salud, vinculada con la satisfacción de necesidades de alimentación, vivienda,
trabajo, educación, vestido, cultura y ambiente.” También contrastan con los incisos f y h, que
describen el papel del gasto público social en la financiación de este sector y el acceso
equitativo a efectores que compense desigualdades.
Estos rasgos macrosestructurales y coyunturales del modo en que se organiza la salud
en Argentina influye, como se anticipaba más arriba, en los diferentes contextos ecológicos en
los que participan los sujetos, tanto individuales como colectivos, incluyendo a las familias. En
efecto, la fragmentación, la desarticulación y la complejidad atraviesan a las instituciones de
salud y afectan el proceso de salud-enfermedad-atención-cuidado, impactando en la
organización de cuidados en el ámbito familiar.
En el siguiente apartado se conceptualizará la intervención con familias en Trabajo
social y la organización y producción de cuidados, como dimensión de la misma en el campo de
la salud.
La intervención con familias en trabajo social
Pensar la intervención con familias en Trabajo social remite necesariamente, como lo
señalan Kisnerman (2005) y Travi (2006) a los orígenes de la profesión con Mary E. Richmond
(1861-1928) a principios del siglo XX. Esta autora generó el primer modelo de intervención,
denominado escuela diagnóstica, basado en el pragmatismo y el interaccionismo simbólico.
Se trataba de una propuesta que acentuaba el carácter interactivo, dinámico y
contextual de la realidad social, en la que cobraban fundamental importancia los diferentes
contextos en los que participaba un sujeto (familia, instituciones, comunidad, etc.) como
factores sobre los cuales intervenir para generar modificaciones en su vida.
Con posterioridad, señalan diferentes autores como Payne (1995) y Miranda Aranda
(2010) que el ingreso del psicoanálisis al Trabajo social a partir de la década del ’30 nutrió los
desarrollos posteriores, centrando el eje de la intervención profesional en las dificultades
emocionales inconscientes de los sujetos usuarios, sin perder de vista su contexto social.
Lo que estos abordajes tienen en común es que en sí mismos no distinguen entre
intervención con individuos y/o familias, o más bien, se encuentran estrechamente ligados
(Ibañez, 2010). Para esta autora, es la obra de Virginia Satir (1916-1988) y sus aportes al
desarrollo del pensamiento sistémico lo que dio un giro en el Trabajo social, gestando un
modelo de intervención holístico que integra individuo-familia-sociedad.
Diversos autores, como Campanini y Luppi (1991) y Quintero Velásquez (1997),
plantean que el aporte más importante de este enfoque es el de considerar cómo las conductas
de las personas se encuentran interrelacionadas entre sí y se influencian mutuamente,
afectadas a su vez por otros contextos ecológicos (instituciones en las que participan, cultura,
etc.). Ya se ha señalado en publicaciones anteriores la pertinencia de este modelo para el
Trabajo social en el ámbito educativo en general (del Canto, 2014) y de Educación Inicial en
particular (del Canto, 2015).
Año 33 Nº 1 – abril 2017
En cuanto al ámbito hospitalario, la colega argentina Mónica Guerrini (2009: 3)
enuncia la importancia de este modelo de intervención del siguiente modo:
El objetivo que se persigue con esta modalidad de trabajo es involucrar a las familias
del usuario que está atravesando un problema de salud, proporcionándole información sobre
la enfermedad, y sobre el tratamiento, propiciando el medio para desarrollar habilidades de
manejo de la enfermedad y brindando el apoyo que dichas familias necesiten para hacer
frente a este problema. Se busca una relación estrecha entre usuarios, familias y
profesionales.
Esta forma holística de pensar el ejercicio profesional en general y el abordaje familiar
en el campo de la salud en particular cobra especial relevancia en la problemática del cuidado
de sujetos, puesto que se trata de una situación en la cual se redefinen necesariamente los
roles de los familiares del paciente, facilitando u obstaculizando el cursado de la internación.
La producción de cuidados en salud
Comprender las implicancias que tiene para una familia el proceso de salud-
enfermedad-atención (PSEA, de aquí en adelante) requiere visualizar la dimensión subjetiva
del padecimiento, tanto en lo que genera la enfermedad como en los sentidos que puede
adquirir la institución hospitalaria frente al mismo.
De acuerdo con Cortés (1997), la enfermedad implica para quien la atraviesa en el
plano individual un regreso al estadio del espejo, en el que la persona constituye su
subjetividad a partir del vínculo con otro (la madre, por lo general) a través de su mirada. En
paralelo, cuando esta imagen ya constituida se fragmenta a partir de la enfermedad, la
persona busca nuevamente la integración de la misma a partir de la mirada, la escucha y el
saber del médico u otros profesionales.
Esta relación entre médico y paciente implica la elaboración de un diagnóstico; esto es,
un etiquetamiento producido a partir del saber profesional y un sistema de transacciones
entre ambos sujetos, debido a que el paciente tratará de adaptarlo a partir de su propia
vivencia y objetivos. El diagnóstico puede contribuir con la reorganización de la subjetividad,
pero también con aún más perturbaciones, al disociar la enfermedad del sujeto que la padece
y acentuar así la fragmentación.
A los efectos de favorecer esta reconfiguración de la autoimagen a nivel institucional, es
interesante la propuesta de Onocko Campos (2004) sobre el hospital como espacio
transicional; es decir, como un ámbito caracterizado por las ilusiones, gracias a las cuales las
personas se agrupan y lo fundan. Lo transicional se caracteriza no sólo por el pensar sino
también por el hacer, un lugar y un sujeto individual o grupal que haga el papel de holding
(soporte).
Desde un ángulo marxista a su vez, la institución (hospitalaria) produce no sólo valor
de uso sino también sujetos, que pasan a ser un objetivo mismo del funcionamiento
institucional. Para la autora, el valor de uso estará siempre ligado a las modalidades clínicas
que se desenvuelven en cada lugar, y que esto es una cuestión de eficacia. Sin embargo, en vez
63
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
de producir salud se producen procedimientos (consultas, radiografías, estudios, etc.) (Onocko,
op.cit.).
A los efectos de superar esta práctica basada en la eficiencia, y ejercer una práctica
ética, es que se propone el concepto de clínica ampliada, que integra las dimensiones
biológica, subjetiva y social. Una clínica que se preocupe por la producción de salud y no
simplemente por la producción de procedimientos.
Pensar el trabajo en las instituciones de este modo facilitará recrear el espacio
intermedio o transicional y evitar la alienación y el control social, a la vez que se producirá
salud. En concordancia con esta lógica de reconstitución subjetiva a partir de la integración de
las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual (que el pensamiento biomédico
separa o excluye) es que se concibe la producción de cuidados en salud.
Respecto a esta práctica, diferentes autores como Luxardo (2008) coinciden en señalar
que el cuidar constituye una práctica que, en el caso de ser ejercida por un familiar, hace que
la persona reorganice su vida cotidiana y tenga serias dificultades para sostener otras
actividades familiares y/o laborales.
Se trata, a su vez, de un rol ejercido en interdependencia: la categoría de “cuidador”
como identitaria sólo existe en relación a un otro que es el “cuidado”. Para esta autora, el
cuidador es una persona que tiene el mejor insight sobre la vida del paciente y el modo en que
éste vive sus experiencias, necesidades e identidad. Sí destaca, no obstante, que es necesario
conocer los alcances y límites de este rol en cada caso, y en qué medida ha sido vivido o no
como un mandato del entorno social del paciente para con quien lo desempeña.
Existen formas diferenciales de cuidar, que dependen a su vez de la historia de vida
previa del cuidador. Por un lado, algunas habilidades para el cuidado pueden haberse
aprendido durante el ejercicio previo de esta actividad con otras personas (en especial en el
caso de las mujeres, socializadas para esta tarea, entre otras). Por otro lado, también puede
ocurrir que durante el cuidado se reiteren situaciones desagradables y de sufrimiento ya
experimentadas, o que se las tema y se busque evitarlas.
En cuanto a la distribución de las tareas asignadas en esta práctica, la autora distingue
entre cuidadores primarios y cuidadores secundarios. Los primeros estarían a cargo de la
asistencia más inmediata del paciente, mientras que los segundos se ocuparían de cuestiones
más bien adyacentes solicitadas por los primarios (trámites, gestiones, etc.).
Al respecto de esta diferenciación, es interesante destacar que en ocasiones los
cuidadores primarios se ven sobrecargados y/o sobreexigidos en sus tareas, pero no cuestionan
la ausencia de colaboración por parte del resto de la familia, porque entienden el apoyo de la
misma como emocional antes que práctico. Estas dificultades en cuanto a la gestión de los
cuidados en el ámbito familiar se vinculan a inequidades de género y la escasa presencia de la
política pública en esta materia 22.
22
A partir de la información recogida durante la rotación, pueden caracterizarse como principales
cuidadores en ambas salas a los familiares directos de los pacientes, de edades variables. Asimismo,
mientras que en Clínica Médica se han observado desempeñando este rol tanto a mujeres como a
Año 33 Nº 1 – abril 2017
En efecto, García-Calvente, Mateo-Rodríguez y Eguiguren (2004) describen las
desigualdades invisiblizadas en el cuidado informal. Por un lado, el hecho de que las mujeres
sean las principales cuidadoras genera una desigualdad de género con respecto a los hombres,
y por otro, la inequidad en capacidad de elección y de acceso a recursos y servicios de ayuda
según el nivel educativo y socioeconómico de los usuarios, que implica a su vez una
desigualdad de clase social. Estas inequidades de género y clase social se encuentran
atravesadas, en un sentido más amplio, por la disputa sobre el rol de la familia y del Estado
en la provisión de este tipo de atención, a través de políticas públicas.
Los cuidados de adultos: Entre la familia y las instituciones
A los efectos de describir la dimensión cuidadora de la intervención con familias en
internaciones de Clínica Médica, primero resultará pertinente caracterizar brevemente la
sala, las problemáticas más habituales, el perfil general de la población usuaria y de los
cuidadores más frecuentes.
En el caso de Clínica Médica, el padecimiento de enfermedades crónicas y/o
discapacidades (previas a la internación y/o como consecuencia de la misma a partir de la
superación de una fase aguda en un padecimiento determinado) genera conflictos para el
paciente mismo, su familia y el equipo médico. Estos problemas son inherentes a la
incapacidad del hospital como institución que aborda los padecimientos en su fase aguda para
responder a las necesidades de su población usuaria, relativas a enfermedades crónicas y/o
discapacidades que requieren de rehabilitación y cuidados permanentes.
Estos sujetos, en general, se caracterizan por carecer de redes socio-familiares
continentes, cobertura de seguridad social, ingresos estables y en ocasiones de una vivienda
digna. Destaca el hecho de que las dificultades en cuanto a la resolución de la problemática
habitacional en el momento del egreso hospitalario y la carencia de recursos para generar
sistemas de cuidados que no sobrecarguen las redes sociales de los pacientes (en los casos en
los que éstas efectivamente existen) son percibidas por trabajadoras sociales asignadas a la
sala como una ausencia de políticas sociales.
En este sentido, la carencia de intervención estatal en materia de rehabilitación de
personas con enfermedades crónicas y/o discapacidades favorecería el hecho de que la cuestión
de los cuidados recaiga en la familia o las redes sociales de contención, sobrecargándolas.
A partir de esta breve caracterización de la sala, se configura un escenario que le
imprime características particulares a las prácticas de cuidado que eventualmente se
desarrollan en este ámbito. Los cuidadores que más frecuentemente se han observado en
Clínica Médica durante la rotación han sido hombres y mujeres de entre treinta y sesenta
años, vinculados de forma directa con los pacientes (hijos/as adultos y/o parejas) o al menos
con una relación de cercanía afectiva.
hombres (parejas y/o hijos adultos de los pacientes), en Pediatría predomina el cuidado ejercido por
mujeres (madres, tías y abuelas). Las similitudes y diferencias en este aspecto serán elaboradas a lo largo
de todo el trabajo.
64
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
En general, estas prácticas implican el cuidado secundario durante la internación y la
necesidad de cuidados primarios permanentes a cargo de otras instituciones cuando se
produce el egreso hospitalario de los pacientes (debido a crisis de desvalimiento).
Para ilustrar esta caracterización, se ha elegido una situación problemática que refleja
aspectos usuales de la sala para reflexionar sobre la cuestión de los cuidados: un adulto mayor
con problemas respiratorios que atravesaba un duelo familiar y su distancia relativa con su
hijo de mediana edad.
Se trata de un paciente de sesenta y cinco años, que aquí se lo llamará Francisco,
internado por problemas respiratorios y que requería, por ende, oxigenoterapia. Este paciente
había sido internado originalmente en Córdoba, en donde se encontraba vacacionando con su
madre. Mientras cursaba su PSEA en el hospital cordobés, su madre falleció repentinamente,
evento del que fue informado por un médico en ese momento.
Este complejo entramado, en el cual el cursado de una internación se vio atravesado
por una pérdida significativa, favoreció la toma de decisión por parte de Francisco en decidir
su traslado (gracia a un amigo) para atenderse en la Ciudad de Buenos Aires. De este modo,
cuando se interconsultó desde Clínica Médica con Servicio Social por la tramitación del
oxígeno para el paciente, la información sobre la situación provista por el equipo médico era
escasa y difusa en cuanto a sus redes sociales, su domicilio (importante para la gestión
posterior de la ayuda médica23) y sus demás recursos disponibles.
Por esta razón, la reconstrucción de la trayectoria biográfica del paciente se logró a
partir de diferentes entrevistas con él en su habitación, en el marco de la rotación por esta
área. En un principio, existieron dificultades en la interacción con el paciente debido a que él
atravesaba la primera fase del duelo por su madre, caracterizada por la expresión de
dificultades interpersonales que manifestaba en sus intercambios con el equipo de salud.
Respecto de su situación familiar, mencionó estar divorciado y tener un hijo adulto,
Ignacio, con quien no convivía pero con quien sí mantenía contactos esporádicos. Cuando se
abandonó la expectativa de obtener información, a partir de la consideración del duelo del
paciente por su madre, la entrevista se desvió hacia el modo en que estaba transitando esta
experiencia, buscando construir un vínculo terapéutico (Salzberger-Wittenberg, 1997;
Cáceres, Oblitas y Parra, 2000; Chadi, 2005).
En este sentido, a partir de la flexibilización del encuadre, Francisco relató la
experiencia del viaje con su madre, cómo había tenido que ser internado de urgencia por
problemas respiratorios, y el modo en que durante su estancia en el hospital cordobés se le
había informado acerca del fallecimiento de su madre.
En efecto, acompañar a Francisco en la entrevista con su proceso de duelo (atravesado
a su vez por el PSEA en internación) buscaba mejorar su capacidad de afrontamiento, tal
como lo plantean Herrero y Gracia Fuster (2005). Para estos autores, es importante reconocer
y reconstruir el significado que tienen las pérdidas para las personas mayores, debido a que
23
La gestión de insumos, medicamentos y otras prestaciones especiales se realiza en el lugar geográfico en
el que el paciente cuenta con domicilio, según su DNI.
Año 33 Nº 1 – abril 2017
una característica de la tercera edad es la diminución de las redes sociales (factor que a su vez
puede aumentar su vulnerabilidad).
Por otro lado, y gracias también a este giro en el hilo emocional de la entrevista, el
paciente refirió encontrarse en proceso de tramitar su jubilación y contar con dos domicilios,
uno en la Ciudad de Buenos Aires y otro en provincia. También hizo algunas preguntas sobre
su internación y los tiempos de demora en el trámite correspondiente.
Posteriormente, ingresó en la escena su hijo Ignacio, de treinta y seis años de edad,
único vínculo familiar identificado por el paciente. Según ambos informaron en sus
entrevistas individuales, el hijo del paciente estaba concurriendo diariamente algunas horas a
ver su padre e interiorizarse sobre su situación de salud.
El primer intercambio con Ignacio tuvo lugar en el Servicio Social, a donde se acercaba
para conocer el circuito administrativo para gestionar el oxígeno, a través de una ayuda
médica. Cabe destacarse que este tipo de intervención se encuadra simultáneamente en una
lógica de producción de salud (puesto que se trata de un insumo necesario para aliviar el
padecimiento) y de producción de procedimientos (debido a que depende de la recolección y
presentación de una serie de documentos que deben ser evaluados en diferentes instancias),
siguiendo lo ya planteado por Onocko (op.cit).
Además de asesorarlo al respecto, se aprovechó la oportunidad para conocer los
aspectos familiares, económicos y habitacionales de su padre. Por su parte, el hijo del paciente
manifestó mantener escaso contacto con él y sólo comunicarse esporádicamente, por lo cual
desconocía mucho de lo que se preguntaba. Sí alcanzó a aclarar que Francisco vivía
efectivamente en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aunque en su DNI más actual figuraba
un domicilio del conurbano bonaerense), y que suponía que su padre se dedicaba a realizar
changas.
Lo interesante de este abordaje, en lo que se refiere al recorte particular de este
trabajo, es cómo un adulto mayor y un hijo de mediana edad aparentemente distanciados
(aceptando el relato de ambos como una construcción narrativa que de algún modo reflejaba
interacciones reales) se vinculan durante el cursado de la internación del padre, aunque más
no sea para facilitar las gestiones correspondientes.
En efecto, como señalan Campanini y Luppi en relación a la familia en edad avanzada
y los cuidados: “Aumenta, por lo demás, la necesidad de un apoyo ligado al estado de salud,
que puede sufrir un deterioro progresivo, y es interesante observar que esta capacidad de
prestar apoyo a los padres ancianos está vinculada a la calidad de la relación que se ha
establecido durante las fases precedentes” (1991: 151).
Puede inferirse a partir de algunas entrevistas posteriores con ambos protagonistas de
la situación, que la relación entre los dos siempre fue más bien distante. Esto fue confirmado
parcialmente por Ignacio, quien manifestaba que su padre “siempre fue así”, “haciendo la
suya”, por lo cual sostenía que los datos con los cuales contaba sobre su padre podían estar
desactualizados.
Posiblemente esta distancia entre ambos a lo largo del ciclo vital desembocó en la
producción de cuidados actuales: alguna cercanía y presencia por parte de Ignacio pero
65
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
reducida mínimamente a compartir algunos momentos diarios y realizar el pedido de ayuda
médica. Este tipo de interacción convierte a Ignacio en un cuidador secundario, en parte
debido al modo en que se había construido su relación a lo largo del tiempo, y en parte a que
el autovalimiento de Francisco no parecía hacer necesario un cuidador primario.
En el contexto más amplio de la intervención con familias destaca el hecho de que sólo
pudo incluirse a Ignacio en el proceso de cambio, debido a que el paciente no mencionaba a
otras personas como vínculos cercanos con los cuales comunicarse para generar redes que
favorecieran la externación.
El abordaje aquí descripto evidencia una predominancia de los aspectos
socioterapéuticos y de gestión de recursos del Trabajo social, pero también es cierto que en
otras situaciones de Clínica Médica se realizan intervenciones educativas. Kisnerman (2005)
las define como acciones intencionadas que el profesional realiza para fomentar la reflexión de
los sujetos sobre la construcción histórica de los problemas que atraviesan y a asumir sus
proyectos frente a éstos.
En esta sala de internación, la dimensión educativa del trabajo social se dirige
doblemente a los pacientes y al equipo médico, tal como lo ha planteado una de las referentes.
Con los primeros, se asesora en materia de derechos sociales y acceso a recursos generados
por políticas públicas (pensiones asistenciales, certificado de discapacidad, programas del
Ministerio de Desarrollo, etc.), como así también se orienta sobre el modo en que pueden
organizarse los cuidados primarios una vez que se produzca el egreso hospitalario de los
pacientes.
En cuanto al segundo, las intervenciones educativas apuntan a favorecer la
visualización por parte de los médicos de los aspectos sociales del PSEA que su formación
profesional no capacita para percibir, tales como lo habitacional, lo familiar, lo económico y lo
cultural. El objetivo aquí es favorecer la cooperación interdisciplinaria y para con los
familiares de los pacientes de forma estratégica en la búsqueda de producción de salud.
Este tipo de intervenciones, que en parte se observa en el asesoramiento a Ignacio
sobre la gestión del oxígeno, se encuentra asimismo enmarcado en lo dispuesto en la Ley
23377 en su artículo 2, en donde se concibe al trabajo social como una “actividad
esencialmente educativa”, destinada a mejorar la calidad de vida de la población asistida.
En síntesis, la situación problemática analizada refleja algunos aspectos que son
característicos de la intervención profesional en Clínica Médica, tanto en lo relativo a la
producción de cuidados como al abordaje familiar en general. En efecto, debido a que se
trataba de un paciente autoválido, el rol asumido por su familiar tuvo un carácter secundario.
En lo relativo a la intervención profesional con el hijo del paciente, se trataba de un entorno
con dificultades para contribuir económicamente con la atención del paciente y afectivamente
distante, así que estuvo limitada principalmente a la orientación relativa a la gestión del
oxígeno.
Las características aquí esbozadas del cuidado a nivel familiar en Clínica Médica
responden al tipo de población predominante en la sala, tanto por su franja etárea y
Año 33 Nº 1 – abril 2017
problemas de salud prevalentes como también por los recursos (económicos, simbólicos y
culturales) con los que en general cuentan los sujetos asistidos.
Como se intentará ilustrar en el siguiente apartado, las diferencias en estos mismos
ejes, y el momento diferente del ciclo vital que atraviesan las familias, le imprimen a la
organización de cuidados en Pediatría una impronta completamente divergente.
Género, maternidad y vulnerabilidad social en el cuidado de niños/as y
adolescentes
En contraste con la sala antes desarrollada, en el área de internación pediátrica los
sujetos que son internados sí cuentan con adultos a cargo (padres, madres, tíos y/o abuelos,
por lo general), que pueden favorecer sus cuidados, aunque este no siempre es el caso.
En general, estos grupos humanos asistidos en el Hospital Fernández provienen
principalmente del área programática del hospital, en su mayoría de Villa 31 y en menor
medida de otros puntos de la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y otras
provincias.
En cuanto a lo económico-laboral, los adultos de estas familias perciben principalmente
sus ingresos de trabajos informales y la Asignación Universal por Hijo, programa social
destinado a adultos con niños/as y adolescentes a cargo, cuyos requisitos de acceso son los
controles de salud actualizados y la escolaridad al día. En menor medida, en ocasiones, se
internan niños/as cuyos padres y madres se encuentran insertos en el mercado formal del
trabajo y que por ende cuentan además con ingresos estables.
A diferencia de las internaciones de Clínica Médica, en Pediatría los niños suelen estar
internados entre tres y diez días, evaluándose eventualmente la pertinencia de derivarlos a
otros efectores de mayor complejidad, como los Hospitales Gutiérrez, Elizalde o Garrahan.
Con respecto al recorte de este trabajo, la dimensión cuidadora en la familia pone de
manifiesto las desigualdades de género existentes entre hombres y mujeres en intersección
con otras inequidades (empleo informal, dificultades en la accesibilidad de población
migrante, etc.) en la fase inicial del ciclo vital familiar.
Aunque también las mujeres son habitualmente las principales cuidadoras en Clínica
Médica, los cierto es que durante la rotación se ha observado que existe una mayor
distribución de esta actividad entre ambos sexos en esa sala que en Pediatría, en donde la
presencia del hombre es mucho menor y en general subsidiaria de la de alguna mujer (madre,
abuela, etc.).
A los efectos de ilustrar el cuidado en Pediatría de igual modo que en el apartado
anterior, se selecciona un caso considerado como representativo de las tensiones existentes en
torno a esta cuestión y a la intervención profesional en sentido amplio. Se trata de una niña
de dos años internada por desnutrición y las dificultades vinculares entre ella y su madre
adolescente, de dieciséis años al momento de la primera internación.
Esta situación problemática comenzó a abordarse a mediados de 2014, siendo atendidas
la niña Aldana y su madre, Sofía, por un centro de salud del Área Programática del Hospital.
La paciente tenía en aquel entonces dos años y un severo cuadro de desnutrición, y su entorno
66
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
familiar, compuesto por su madre y su abuela materna, presentaba dificultades para asistirla.
Por un lado, la actitud de Sofía evidenciaba dificultades para con la identificación de signos de
alarma en relación al problema de peso de su hija y su crianza en general, y por otro, la
abuela materna, Susana, trabajaba de martes a sábados, imposibilitando esta ocupación su
participación en la crianza de su hija y su nieta.
A su vez, el padre de Aldana estaba desvinculado de ella y de Sofía al nacer la niña,
desentendiéndose de todo tipo de obligación parental para con ambas. Otros referentes
familiares eran dos tías de Sofía, una de ellas viviendo con ellas en su barrio y la otra en
Paraguay, aunque tampoco dispuestas a integrarse en la producción de cuidados de la niña y
su madre. Precisamente, la riqueza de este caso radica en que la dimensión cuidadora puede
pensarse en dos órdenes: por parte de Sofía para con Aldana, y por parte de otros adultos
significativos para con ambas.
En este contexto de vulnerabilidad, el CeSAC presentó la situación al Consejo de
Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (CDNNyA), descentralizándose su intervención en
una Defensoría Zonal.
Ahora bien; durante la internación en 2014 se intervino en la situación de manera
interdisciplinaria: participaron los servicios de Pediatría, Salud Mental, Nutrición y Servicio
Social. Tanto en las sucesivas interconsultas entre los actores involucrados como en la
realización de un ateneo clínico en junio de este mismo año, se percibía una mirada de la
situación que integraba la dimensión biológica (la desnutrición infantil), psicológica (el
desapego entre madre e hija), económica (la carencia de recursos financieros) y social (la
ausencia de redes sociales continentes y las dificultades intervinculares entre madre e hija).
Este abordaje se sustenta en una concepción que contrasta con el modelo biomédico,
caracterizado por la fragmentación de la realidad en compartimentos estancos que no se
influyen recíprocamente y con primacía de lo biológico por sobre otras dimensiones de la
realidad. En sus antípodas, la perspectiva integral en el ámbito de la salud aquí esbozada
concuerda epistemológicamente con el modelo ecológico propuesto por Bronfenbrenner (1987),
en el que el desarrollo humano es entendido como la interacción del sujeto con una serie de
ambientes, tanto inmediatos (familia, comunidad, etc.) como remotos (cultura, política, etc.).
De acuerdo con Nikodem (2009), el modelo ecológico o transaccional cobra relevancia
para pensar la crianza del niño y el rol de los cuidados primarios en su desarrollo,
especialmente si se trata de sujetos con problemas de salud. Fue a partir de esta lógica que se
elaboró en ese entonces una estrategia basada en la instauración de rutinas alimentarias
entre Sofía y Aldana para favorecer su apego desde lo conductual y contribuir con la salud
nutricional y afectiva de la hija.
También se decidió que cuando ambas egresaran, la situación continuaría siendo
abordada en el CeSAC, tanto los controles pediátricos de Aldana como el comienzo de una
terapia psicológica para Sofía, a los efectos de que se pudiera elaborar su angustia.
El diseño de esta estrategia concuerda con el Capítulo II, artículo 3, del Código de Ética
para Graduados en Servicio Social o Trabajo Social de la Ciudad de Buenos Aires: “Reconocer
y respetar las potencialidades de individuos, grupos y comunidades y promover el desarrollo
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de los mismos a través de técnicas de acción que ayuden a la elaboración conjunta de un
diagnóstico de la situación planteada y un tratamiento que tienda a la superación de la
misma”. Lo que se buscaba en ese momento era la participación activa de todos/as los
involucrados/as en la resolución conjunta de la situación problemática.
No obstante este proyecto, el vínculo entre la adolescente y el efector de salud fue
insatisfactorio, debido tanto a las características organizacionales del mismo como a las
dificultades de interacción social de Sofía 24 y la ausencia de una red sociofamiliar continente.
En consecuencia, Aldana comenzó a perder peso nuevamente y a inicios de diciembre de 2014
tuvo que ser internada nuevamente junto con Sofía.
Esta segunda internación ha tenido características similares a la primera, pero se ha
podido observar con mayor profundidad y tener un mayor involucramiento en la intervención
debido a que su comienzo ha coincidido con el inicio de la rotación por Pediatría.
A lo largo de la misma, se han mantenido sucesivas entrevistas con Sofía para evaluar
nuevamente su situación sociofamiliar y proyecto de vida. En todo momento, se privilegió la
salud nutricional de Aldana, por encontrarse su peso en un nivel crítico, y el modo en que
Sofía la cuidaba. Pero a la vez, se enfatizó que la maternidad de Sofía no debía obturar otros
aspectos de su vida como adolescente.
En esta situación problemática, el aspecto educativo de la intervención profesional se
enfocó en dos direcciones, con diferentes actores a la vez. Por un lado, con Sofía, realizando
sugerencias sobre rutinas alimentarias y signos de alarma en relación a Aldana. Por otro
lado, tanto con ella como con el equipo de Pediatría, buscando desnaturalizar la maternidad y
separarla de la adolescencia; es decir, promover que Sofía realizase actividades de
esparcimiento propias de su edad alternativas a su rol de madre.
En este último caso, introducir en reuniones de equipo de Pediatría cuestiones tales
como la importancia de que Sofía conservase espacios como adolescente respondía a reducir la
demanda que, por momentos, el equipo de salud del área tenía para con ella en función de su
maternidad.
Demanda que puede leerse simultáneamente como una exigencia y como una cuestión
de derechos, ya que en Internación Pediátrica es necesaria la presencia de un adulto que
cuide al niño/a (a diferencia de lo que se describía anteriormente sobre Clínica Médica) y que
garantice así las disposiciones actuales en materia de niñez y adolescencia.
La riqueza de este abordaje en términos del análisis del cuidado radica en el doble
lugar en el que se encuentra Sofía: por un lado, como madre de Aldana, se espera que sea
quien la alimente y proteja, es decir, quien la cuide; por otro lado, ella misma es una
24
A lo largo de diferentes interconsultas con Salud Mental, se ha planteado cómo Sofía también podría estar padeciendo una
depresión y haber tenido trastornos de alimentación, aspectos problemáticos construidos en su trayectoria biográfica, que
influirían en su desapego con Aldana.
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA
adolescente con derechos vulnerados (no concurre a la escuela y carece de controles de salud)
y por lo tanto con necesidades insatisfechas que requiere los cuidados de una red sociofamiliar
en apariencia incapaz de proveerlos.
Siguiendo a Goffman (2009), estos dos roles que Sofía desempeña, el de madre y el de
adolescente, generan a su vez diferentes expectativas en el personal de salud, muchas veces
divergentes y que posiblemente se traducían en diferentes modalidades de interacción con
ella.
En efecto, en aquellas ocasiones en que se la visualiza como madre se la responsabiliza
por la desnutrición de Aldana, y en aquellas en que se la percibe como una adolescente, se
comprenden las dificultades por las que atraviesa. Incluso, en este último caso, se reclama
que debería ser su propia madre, Susana (abuela materna de Aldana) quien cuidase de
ambas.
Lo que sí comparten ambas percepciones es que de un modo u otro, el cuidado primario
de otros es una función de las mujeres, en especial, si son madres. Esta naturalización de la
maternidad y la producción de cuidados como una continuidad de la misma influye
ciertamente en esta situación, al ponerse en entre dicho en ocasiones la capacidad de
maternaje de Sofía al no revertirse el cuadro de bajo peso de Aldana.
Este punto de vista acerca de cómo el estado nutricional de Aldana evidencia las
dificultades de maternaje de Sofía (y que por ende, justificaría la separación de ambas) es
compartido por otras instituciones con las que se han realizado articulaciones. Al respecto, se
han mantenido comunicaciones telefónicas con una trabajadora social de la Defensoría Zonal
que había comenzado a intervenir durante la internación anterior.
En estas comunicaciones, la colega ha enunciado su acuerdo en que la salud de Aldana
se encuentra en una situación grave y que los adultos de su entorno, tanto Sofía como Susana,
no pueden brindarle los cuidados necesarios. Esta evaluación sustentaría una eventual
medida excepcional, siguiendo lo establecido por la normativa vigente.
Ahora bien; aunque se trata de dispositivos que la ley prevee, no puede obviarse el
hecho de que esta lectura de la situación enfatiza la responsabilidad de Sofía por sobre la
salud de Aldana y propone eventuales estrategias de resolución que precisamente ponen en
entredicho su capacidad de maternaje.
Esta linealidad entre las categorías mujer – madre – cuidadora se ha observado con
mayor énfasis en la sala de Pediatría que en Clínica Médica, tal vez por las diferencias
etáreas de los sujetos internados como por el momento del ciclo vital que atraviesan unos y
otros. En el caso puntual que aquí se analiza, la maternidad ligada a la condición de mujer se
encuentra atravesada por la adolescencia, generando complejas precepciones y demandas por
parte del equipo médico y otras instituciones, que oscilan entre demandar asistencia para
madre e hija y salvar a la segunda aunque se sacrifique su vínculo con la primera.
Esta modalidad de abordaje de las instituciones concuerda con la caracterización de
Minuchin, Colapinto y Minuchin (2000). Desde la óptica de estos autores, las organizaciones
que trabajan con sujetos se vuelven sistemas rígidos, burocratizados y descoordinados en
esfuerzos que perciben a los sujetos como individuos y no como subsistemas de conjuntos más
Año 33 Nº 1 – abril 2017
amplios, las familias, perdiendo de vista el potencial transformador de éstas y favoreciendo su
desintegración.
La observación de estos autores sobre cómo la perspectiva institucional puede en
ocasiones ser iatrogénica resulta pertinente a su vez para la cuestión de la producción de
cuidados. En efecto, aunque los adultos a cargo de los niños/as no puedan cuidar de ellos por
diferentes razones (psicosociales, económicas, culturales, etc.) y la potencial separación de
unos y otros se encuentre avalada por normativas que legitiman los derechos de la niñez, no
puede obviarse el hecho de que en situaciones como ésta sería fundamental un abordaje
holístico del grupo familiar.
Más precisamente, porque parece existir un acuerdo generalizado y compartido entre
los diferentes actores intervinientes en que la causa central de la desnutrición responde a
problemas relacionales. ¿Cómo abordar una situación problemática generada parcialmente
por dificultades interpersonales a través de dispositivos que precisamente obturarán estas
relaciones?
Son los cuidados aquí esbozados, ligados al contacto cercano, continuo y vinculado a la
satisfacción de necesidades básicas los que ubican a las mujeres en una situación de
desigualdad, al promover su desgaste emocional y reducir sus posibilidades de dedicar tiempo
al ocio u desempeñar otros roles, como el de trabajadora, por ejemplo (García-Calvente,
Mateo-Rodríguez y Maroto-Navarro; 2004).
La situación objeto de análisis en este apartado relativa a la producción de cuidados
familiares en Pediatría refleja cómo la reorganización de roles en una familia con niños/as
cursando internaciones deviene un proceso que se vincula tanto al modo en que se
construyeron las relaciones en ese grupo a nivel microsocial como a las determinaciones
culturales y económicas macrosociales.
En efecto, las cuestiones de género propias de la sociedad patriarcal se conjugan con
desigualdades propias de la estructura social para desfavorecer doblemente a las mujeres
madres de bajos recursos, que a menudo se ven sobrecargadas con el ejercicio del rol de
cuidadoras y/o tienen que optar entre éste y una ocupación que, aunque informal y precaria,
constituya la principal fuente de ingresos de su familia.
En cualquier caso, lo que se ha observado a lo largo de la rotación en Internación
Pediátrica es que priman los cuidados primarios por sobre los secundarios y que éstos son
ejecutados en general por mujeres (madres, tías y abuelas) en situación de vulnerabilidad
social, cuyas redes sociofamiliares presentan diferentes grados de participación en el proceso
de salud-enfermedad-atención.
A su vez, estas mujeres se encuentran atrapadas en tensiones relativas al ejercicio del
rol de cuidadora, esperado y asumido como natural por el equipo de salud, y la necesidad o
voluntad de desempeñar otros papeles, como el de trabajadora, novia o esposa, etc.
68
 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

Conclusiones necesidades sociales y derechos de todos los sujetos involucrados, enmarcados en contextos
culturales, económicos y políticos más amplios.
A lo largo del presente trabajo final, se ha analizado la dimensión cuidadora de las
familias en las salas de internación de Clínica Médica y Pediatría en el marco de la rotación
de primer año de la Residencia de Servicio Social. Se ha buscado visualizar el modo en que las
familias atravesadas por la internación de uno de sus miembros se reorganizan para cuidar
de él u otros integrantes que también lo requieran.
Aunque las situaciones abordadas en las salas de internación son desde luego
singulares, y por lo tanto únicas en sí mismas, presentan algunas similitudes que permiten
realizar apreciaciones sobre el recorte particular de este trabajo, en relación a la intervención
profesional.
En general, en la sala de Clínica Médica priman los cuidados secundarios por sobre los
primarios durante la internación. El desempeño de este rol es ejercido por la red sociofamiliar
de los pacientes, cuando ésta presenta algún grado de continencia. No obstante, son comunes
en esta misma sala las crisis de desvalimiento, que afectan estructuralmente la funcionalidad
de los pacientes y requieren un egreso a instituciones que funcionarán como agentes de
cuidado primario, una vez superada la fase aguda de su problema de salud.
En contraste, la sala de Pediatría se caracteriza por demandar, debido a sus
características, mayores cuidados primarios, debido a que la internación conjunta constituye
un derecho de niños/as y adolescentes.
Esta actividad es en general desempeñada por mujeres con diferentes niveles de
vulnerabilidad social, atravesadas en ocasiones por la ausencia de redes de apoyo y que
además entra en tensión con el desempeño de otros roles. Se trata de un espacio en el que se
conjugan las inequidades de género con las económicas, obstaculizando el PSEA de los
niños/as internados.
Asimismo, en el plano macroestructural, algunas características del Sistema de Salud,
tales como la fragmentación, la descoordinación intra e interinstitucional y la diversidad de
posicionamientos ideológicos respecto a las intervenciones, dificultan la elaboración de
estrategias integrales de cuidados en el ámbito familiar. Se trata de aspectos relativos al
funcionamiento de las organizaciones, del modo en que se configuran las políticas públicas y
de la heterogeneidad ético-política de los actores como obstaculizadores de producción de
cuidados.
En este complejo escenario se insertan los trabajadores/as sociales, identificando las
dificultades existentes en la organización familiar en torno a los cuidados, y entre ésta y el
equipo de salud, a los efectos de diseñar estrategias que eviten las sobrecargas y favorezcan el
desarrollo integral de los sujetos, en términos de su PSEA. Además, los profesionales
asesoran respecto al acceso a derechos y sobre cómo determinadas dinámicas familiares
posibilitan u obturan el cursado de internaciones.
En síntesis, la organización de los cuidados en las salas de Clínica Médica y Pediatría
en un hospital general de agudos público de C.A.B.A constituye un aspecto que atraviesa la
intervención con familias del Trabajo social y es tanto un motivo de interconsulta por parte de
otros profesionales como un objetivo del accionar profesional, debido a que están en juego las
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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

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 Revista Sistemas Familiares y otros sistemas humanos, ASiBA Año 33 Nº 1 – abril 2017

Diálogos entre terapeutas

Divorcio
Coordinadora: Ruth Casabianca*

Este nuevo Diálogo entre terapeutas estará dedicado al tema del divorcio y sus Carlos María Díaz Usandivaras. Médico Psiquiatra. Terapeuta Familiar. Director del
consecuencias para las parejas, familias y el trabajo clínico.
Sabemos que el divorcio – o la separación, en el caso de que no haya existido Instituto de la Familia de San Isidro. Coordinador Científico del Centro de Intimación,
matrimonio - es un evento que incluye hoy a muchas parejas y, por reverberación, influye Prevención y Asistencia de Menores en Riesgo (C.I.P.A.M.E.R). Profesor en el Postgrado de
sobre muchos otros más allá de ellas y en múltiples aspectos de la vida de quienes resultan
involucrados. Derecho de Familia de la Universidad Católica de La Plata, Argentina.
Dado que en los últimos años muchas de ellas se construyen en la convivencia sin
matrimonio también se producen separaciones de hecho, sin divorcio o separaciones
registrados. Esto hace difícil contar con estadísticas que reflejen los hechos reales. Liliana Zanuso. Médica Psiquiatra. Terapeuta y Mediadora familiar. Directora de
Podríamos afirmar que, probablemente, esta clase de eventos ha aumentado con el Espacio Sistémico. Asesora del Juzgado de Familias N° 25 de la Ciudad de Buenos Aires,
correr de los años, al punto de que numerosas personas que no pertenecen a nuestro campo
profesional suelen expresar: “hoy se casan o forman pareja sin visión de futuro respecto a su Argentina. lilizanuso@hotmail.com.
permanencia”, u “hoy nadie se casa para toda la vida”.
Para profundizar acerca del tema, he convocado a un grupo de colegas con mucha
experiencia y sabiduría aquilatadas acerca del tema.

Los invitados a participar son:

Rosalía Bikel, Psicóloga. Terapeuta y Mediadora familiar. Directora de Espacio

Sistémico. Asesora del Juzgado de Familias N° 25 de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina
liabikel@gmail.com

Sylvia Campos González. Psicóloga. Magister en Psicología Clínica. Miembro docente y

Supervisora del Instituto Chileno de Terapia Familiar. Santiago de Chile.
sylviacamposg@gmail.com ______________
* Ruth Casabianca. Doctora en Psicología, Terapeuta Familiar y Mediadora. Directora del Instituto de la
Familia y Terapias Breves de Santa Fe. Presidenta de IFTA. rcasabianca@gmail.com

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R.C.: En su experiencia profesional de la última década, ¿ha percibido aumento
en las consultas referidas a divorcio/separación respecto a años anteriores?
L.B. y L.Z.: Según datos de la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires, publicado en 2015, “la relación entre divorcios y matrimonios,
desde mediados de la década de los noventa, muestra un incremento sostenido que se explic a
por el descenso de la cantidad de matrimonios, mientras el número de divorcios permanece
entre los 6.000 y 7.000 por año”. No es que hoy en día la gente se divorcie menos, sino que se
casa menos. De hecho, 10 años atrás, la relación divorcio-matrimonio era del 47,9% y hoy es
del 50%.
En el año 1988, se promulga la Ley 23.637 de “Creación de los Juzgados Nacionales de
Primera instancia en lo Civil con competencia exclusiva en asuntos de familia y capacidad de
las personas”. Desde entonces, trabajamos como asesoras del Dr Lucas Aón, Juez de Familia
a cargo del Juzgado N° 25 de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Al principio trabajábamos los casos de alto nivel de conflicto, que denominamos
divorcios crónicamente litigiosos , con el marco de la epistemología sistémica. Lo hacíamos con
el equipo multidisciplinario formado por el Juez, la Secretaria del Juzgado, las trabajadoras
sociales y nosotras, terapeutas familiares.
Esa tarea nos permitió fundamentalmente entender la disfuncionalidad extrema de
estas parejas en las cuales el objetivo sólo era ganar y destruir a la otra parte y los hijos
quedaban atrapados, sin que los padres se hicieran cargo de ellos, ya que estaban abocados
totalmente a la disputa.
Esto hace que nuestra experiencia no haya variado significativamente en cuanto a
números de consultas, ya que venimos trabajando hace casi 30 años con este tipo de parejas y
familias.
Lo que varió a lo largo de este tiempo son 2 cosas:
1 – Nuestra búsqueda de herramientas diferentes para optimizar nuestra tarea
2 – El aumento notorio de las derivaciones de los Juzgados de Familia, que comprenden que el
trabajo interdisciplinario es indispensable en estos casos.
S.C.: En los últimos cinco años, diría que sí.
C.D.U.: Hace muchos años que trabajo tratando de ayudar a familias de separados y
divorciados1. Aquí tomaré en cuenta sólo a las familias con hijos, ya que las que carecen de
descendencia se separan más fácilmente y sin mayores vicisitudes que algún dilema
económico. Los hijos son causa y objeto de los conflictos y litigios más graves.
En aproximadamente 35 años puedo percibir cambios: cuantitativos y cualitativos. Lo
primero es de difícil evaluación por nuestra reconocida carencia de datos estadísticos y ahora
por el incremento de las uniones civiles que son bastante anónimas y difíciles de computar. De
todos modos estimativamente, al comienzo mi ponderación era de un 25 a 30 %, y ahora se
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Aunque no es jurídicamente correcto, solo por razones de brevedad, usaré el término Divorcio para referirme tanto a él como
a la separación no legal.
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asemeja al de las grandes ciudades con poco más de la mitad 45 a 55 %. Reitero, sólo
estimativamente.
Sobre lo cualitativo, lo primero es tener en cuenta los cambios en la unión de la pareja:
la disminución de la esperanza de duración de la unión, como si la separación estuviera ya
prevista: ¿tal vez una profecía auto-cumplidora cultural? Esto lleva, naturalmente, a la
informalidad, sobre todo legal, y si la cohesión de la pareja no es alta, a la fácil
desinstitucionalización de la unión con consecuencias de desestructuración y naturalmente
mayor vulnerabilidad para la ruptura. Claramente, entonces, hay una correlación entre las
características de la pareja o el matrimonio y el divorcio que sobrevendrá.
Lo que sí, resulta significativo y grave es el aumento de los divorcios difíciles y
violentos, que son victimizantes de todos los integrantes de la familia, sobre todo los más
vulnerables, y que limitan la posibilidad de reestructuración saludable de la familia
divorciada. Dos temas relacionados, pero diferentes: las causas e incidentes de la separación
propiamente dicha y las vicisitudes del proceso posterior a la separación, que alteran la
reorganización saludable de la familia.
R.C.: ¿Podría mencionar las razones que con más frecuencia manifiestan los
miembros de las parejas como definitorias en la toma de decisión de un
divorcio/separación? Advierte diferencias entre las mujeres y los hombres
respecto a este punto?
L.B. y L.Z.: Muchas veces lo definitorio es, en parejas disfuncionales, la aparición de un
tercero, que hace que uno de los miembros decida en forma irrevocable querer separarse y el
otro no tiene más alternativa que aceptarlo.
En los casos en que las parejas consultan por “diferencias irreconciliables”, suele haber
deslealtades o traiciones de otro tipo, vividas como irreparables por alguno de la pareja. Las
diferencias no pasan tanto por el género, sino por el poder que se juega en los vínculos y/o en
lo económico.
S.C.: La primera razón es la infidelidad de cualquiera de los dos.
Otra razón que ha aumentado de frecuencia en mi consulta es mujeres de entre 40 y 50
años que cuestionan el tipo de relación que han tenido hasta ahora, sintiéndose poco vistas o
consideradas. En menor medida, insatisfacción en la relación de los hombres sin que haya una
tercera persona.
Y las menos, parejas que de común acuerdo sienten que la relación ya no da para más,
porque se han distanciado, o por exceso de conflictos y deciden separarse.
C.D.U.: Las razones y modalidad de la separación están muy condicionadas por el tipo
de relación previa: a predominio complementario o simétrico. Los cambios culturales llevan a
una transición: de la complementariedad de roles diferentes a la simetría, sobre todo por
cambios igualitarios en el sexo femenino. Se registra, claramente, una transición del esposo a
la esposa, como principales protagonistas o promotores de la separación, y aun de la
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infidelidad o del proyecto de una nueva pareja. Antes mencioné la baja expectativa de “Hasta
que la muerte nos separe”.
R.C.: Existe una creencia social, que circula con frecuencia en nuestra cultura,
acerca de que cuándo se produce un divorcio: "hay un 50% de responsabilidad de
cada miembro de la pareja". ¿Cuál es su visión respecto a esta cuestión desde su
experiencia profesional?
L.B. y L.Z.: No tenemos dudas de que siempre la responsabilidad es compartida,
aunque no totalmente igualitaria, y depende de cada caso.
S.C.: Cuando se produce un divorcio, no siempre los dos perciben o se podría considerar
que tienen la misma responsabilidad. Esto depende de la causal del mismo. Cuando se
produce una infidelidad sin que haya una mala relación previa, se podría decir que el o la que
fue infiel, al no cumplir con la promesa de fidelidad y no tener la experiencia de una mala
relación previa, se siente más responsable en el divorcio. Lo mismo que en los casos de
violencia ejercida de uno sobre el otro, donde hay una asimetría en cómo se produce el
malestar en la relación. Hay otras parejas en que ambos colaboran a tener interacciones poco
satisfactorías, lo que termina en una separación, o es una explicación para una infidelidad, y
en que puede considerarse que la responsabilidad es compartida.
C.D.U.: Es cierto que nuestra concepción circular de la relación nos lleva a apartarnos
de la explicación causal lineal de víctimas y victimarios, inocentes y culpables, pero no creo
que eso justifique igualar responsabilidades, o al menos, reconocer que ellas se den en
distintos tiempos y por distintas causas. Ciertamente, hay separaciones en las que uno de los
dos se muestra gravemente afectado, mientras el otro inicia, con expectativas, un nuevo
proyecto de vida. Sólo nos podemos preguntar: ¿en qué el supuesto damnificado habrá fallado
antes, para aportar a la quiebra de la unión ahora? Generalmente, uno es quien promueve la
separación activa, mientras el otro la sufre pasivamente, porque no estaba en sus planes. En
síntesis: casi siempre los encuentro a ambos responsables, pero en distintas proporciones y en
distintos momentos. Pero esto importa si en la terapia se justifica algún acto de reparación.
R.C.: ¿Cuáles advierte Ud. como las situaciones más difíciles que enfrentan los
miembros de una pareja, o una familia, en el caso de separación o divorcio?
Corresponde hacer distinciones entre ambas estructuras?
L.B. y L.Z.: En las situaciones familiares de alto nivel de conflictividad, las peleas se
cronifican y es imposible lograr acuerdos. Las escaladas son permanentes, las heridas
narcisistas y el rencor impiden el diálogo, por lo que estas situaciones son muy difíciles de
abordar.
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El tema fundamental son los hijos. En los divorcios litigiosos, en que ambos tratan de
destruirse, los hijos quedan atrapados en esta pelea con las consiguientes consecuencias en su
desarrollo emocional. En los casos más extremos, los hijos suelen hacer alianzas con alguno de
los padres (generalmente, aquél con quien conviven) y no quieren vincularse con el progenitor
no conviviente. El máximo exponente son las falsas denuncias de violencia o de abuso sexual
que interrumpen los encuentros con algún progenitor. El objetivo es siempre perjudicar al
otro, sin tener en cuenta el daño que infligen a sus hijos.
S.C.: La primera dificultad es justamente cuando no se separa lo que es una pareja de
lo que es familia. En los casos en que uno de los miembros decide dejar la relación, es muy
común que el otro lo acuse de estar dejando a la familia. Las dificultades de los hijos van a
estar muy relacionadas con la forma en que sus padres se separen. Cuando es de mutuo
acuerdo (las menos de las veces), los adultos pueden tener un proceso doloroso, pero van a
estar más preocupados y conscientes de no involucrar a los hijos en su decisión.
Cuando uno de los dos decide dejar la relación, y sobre todo si hay otra persona de por
medio, lo más probable es que el dolor y la humillación de la persona dejada le haga muy
difícil no involucrar a los hijos en reprochar, castigar, o denostar al otro, dificultarle las
visitas, etc. A menudo los hombres amenazan con quitar a las mujeres la custodia de los hijos,
las mujeres con restringir las visitas, y los hombres con no responder económicamente. Las
situaciones más difíciles están dadas, a mi juicio, por la dificultad de uno de los miembros de
la pareja de aceptar que el otro se vaya, lo que se traduce en múltiples acusaciones, juicios,
peleas, y no dejar nunca tranquilo al otro. Y esto puede durar años. Para los hijos, el tener
que estar en un permanente conflicto de lealtades o alienado por alguno de sus padres.
Mención aparte refiere a la familia extensa, los abuelos, que muchas veces también quedan
excluídos de la vida de sus nietos.
C.D.U.: Vale preguntarnos qué hace difícil a una separación?
El factor que yo destacaría hoy, sin duda, es la infidelidad y el adulterio, que infringen
una grave herida narcisística, con la generación de aparentes “víctima y victimario”. La
continuidad de ese vínculo dificulta sensiblemente la reorganización futura de una “ familia
binuclear”, según la orientación de C. Ahrons (1994) o de I. Ricci (1997), a las que podríamos
ver como el paradigma del Divorcio Benigno.
El otro factor es la violencia que sobreviene al conflicto. Resulta frecuente encontrar, de
aquella característica descripta por Reynaldo Perrone (2007), sobre la violencia:
Complementaria, Simétrica y Complementaria con Simetría Latente, como más frecuente
esta última. Vale decir; una relación a predominio complementaria en la que uno victimiza a
otro, que, sumiso, la soporta, hasta que algo desencadena, en este caso la ruptura o el
comienzo de otra relación, la brusca transformación en Violencia Simétrica con todas sus
consecuencias. Aquella víctima pasiva y mansa se convierte en una persona generadora de
obsesivas represalias violentas. Lo peor de esto es el uso de los hijos y la relación de éstos con
el otro, como el instrumento de aquella. Por esto los que más sufren con el divorcio difícil son
los hijos, que involucrados en el conflicto, se convierten en el objeto de la venganza. Los
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padres suelen estar tan ofuscados y afectados por la desconfirmación del narcisismo que les
genera la separación, que a veces ni se dan cuenta, si no los ayudamos.
En general, aunque no es una constante, suelen ser más fáciles las separaciones de
aquellas parejas informales, que lo habían previsto como una posibilidad, que aquellas
formales, institucionalizados, casados legal y religiosamente. Los más difíciles son los
católicos, que sufren una doble pérdida: su matrimonio “indisoluble” y el riesgo de quedar en
conflicto con sus creencias, si no se cierran a un nuevo intento. Aparentemente, hoy, en
revisión.
El otro factor que hace más difícil el proces, es la diferencia en las motivaciones de la
pareja. Cuanto más simétricas o igualitarias tienden a ser estas, más fácil se hace el proceso.
Con respecto a diferencias en las dificultades de la separación entre esposos y esposos,
la tendencia es a pasar, como ya mencioné, de una inclinación a la complementariedad, en la
que la esposa solía ser la “víctima pasiva”, a la simetría que nos enfrenta con una pareja en
plena escalada simétrica, en la terapia de divorcio. Aquella imagen de una esposa
abandonada por un esposo que se iba con otra mujer y aparentemente no mostraba demasiado
compromiso con la familia original, está disminuyendo, reemplazado por, al menos, intereses,
motivaciones y conflictos más igualitarios: esposas más activas y defensivas, así como esposos
más apegados a su función paterna.
R.C.: ¿Cuáles son, para los terapeutas, las situaciones más difíciles de afrontar
cuando se involucran en consultas o terapias de divorcio?
L.B. y L.Z.: Tal como hemos dicho, en las situaciones familiares de alto nivel de
conflictividad, las peleas tienden a cronificarse y es imposible lograr acuerdos.
Las escaladas son permanentes, las heridas narcisistas y el rencor impiden el diálogo,
por lo que estas situaciones son muy difíciles de abordar solamente con el modelo de
intervención que utilizábamos hasta ese momento, la mediación.
S.C.: Cuando hay dos adultos en permanente pugna, ninguno de los dos dispuesto a
ceder, intentando todo el tiempo de hacer que el terapeuta vea cuán malo es el otro, con poca
consciencia de su propia participación en el malestar, y sin que ninguno de los dos se pueda
poner en el lugar de los hijos que están sufriendo, la permanente guerra entre sus padres, y
con las familias de origen involucradas de tal manera que tampoco pueden ser una red de
apoyo para los niños. También es difícil cuando hay uno de los miembros de la pareja que está
por no darle tregua al otro, y ocurre lo ya mencionado anteriormente, sin que el otro pueda
hacer mucho por mejorar la situación.
C.D.U.: Toda terapia que enfrenta violencia es difícil para cualquier terapeuta. Aquí la
peor violencia es hacia los hijos, aunque ella se ejerce en forma manifiesta con el argumento
de protegerlos. El objetivo, en forma latente o manifiesta, es castigar al ex cónyuge,
extendiendo la separación conyugal al ámbito parental, con su exclusión. En este sentido
afrontamos hoy grandes configuraciones malignas de la nueva familia, como la Alienación
Parental, en todas sus variantes: el Síndrome de Alienación Parental, el abandono, el Robo de
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Identidad Filiatoria, la sustracción de niños local e internacional, y las denuncias falsas o
erróneas de abuso físico o sexual (Díaz Usandivaras, C., 2015). Procesos de exclusión que hoy
afectan tanto a madres como a padres porque han sufrido también la misma tendencia a la
igualdad. De una proporción de solo el 10% de madres, contra 90% de padres excluidos en
1985, a porcentajes igualitarios en la actualidad. La Alienación Parental de madres, irrumpió
con toda su violencia.
El problema del terapeuta aquí está en la alianza terapéutica necesaria para cualquier
terapia. Dado que el objetivo de ésta es cambiar la configuración de la organización maligna,
el terapeuta queda aparentemente en la posición de aliado con el excluido que busca el
cambio, cuando en realidad la verdadera víctima es el niño. Respecto al otro, esa alianza es
muy difícil en los casos severos, porque el terapeuta luce como el peor enemigo en coalición
con su ex. Son casos en los que la terapia familiar común tiene pocas posibilidades y debemos
recurrir a una terapia por mandato judicial, si se logra. Con esto entramos en otro tema
fundamental para la terapia del divorcio: el terapeuta familiar no es el único operador. El
sistema judicial es fundamental, para bien o para mal. En estos casos graves, el terapeuta
solo no tiene recursos cuando el compromiso terapéutico es escaso, nulo o ya ha habido
intervenciones judiciales no siempre benéficas. La única alternativa es el trabajo en equipo
interdisciplinario con el juez y otros funcionarios judiciales. Este resulta así, en la tercera
persona con quien el terapeuta debe generar una alianza, no siempre fácil con algunos
magistrados aún no familiarizados con la interdisciplina. Ciertamente el Nuevo Código Civil
(2015) aporta buena ayuda, sobre todo a través del Art. 706, que indica los cambios en el
Proceso de Familia que deben instrumentar los jueces respecto al tradicional proceso
orientado al Derecho Civil (Mizrahi, M., 2015; Díaz Usandivaras, C., 2016). Esto era a
privilegiar y garantizar los derechos e intereses de las partes: los cónyuges. La posición actual
es que el juez, en el proceso, no debe apartarse del Art. 3 de la Convención de los Derechos del
Niño, que forma parte de nuestra Constitución Nacional, según el cual, en cualquier
controversia de adultos en la que intervenga un niño, los intereses de éste, por ser una
persona vulnerable, son superiores. Tal vez algún día logremos que esta preferencia por los
intereses de los niños se extienda a la familia como institución estructurante del bienestar
integral de aquellos. De este modo, prioritariamente, el juez es el garante, que debe defender,
de oficio, los intereses y derechos inalienables de los niños involucrados, porque éstos son de
orden o interés público, y por lo tanto superior al de orden o interés privado de los cónyuges.
Estos, ahora, son considerados de interés de la comunidad.
No olvidar, entonces, la variable judicial, que resulta un fuerte impacto en el proceso;
para bien o para mal. En eso, la acción del terapeuta puede ayudar mucho al juez - si éste lo
acepta - y aquella no puede desarrollarse sin su apoyo.
R.C.: ¿Cree Ud. que un terapeuta, que se involucre en casos de divorcio, necesita
de formación específica? De ser afirmativo/a, ¿en qué temas, habilidades o
intervenciones?
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L.B. y L.Z.: Es imprescindible que los terapeutas que trabajan en casos de divorcio
reciban formación en terapia familiar sistémica, mediación, mediación terapéutica y
coordinación de la parentalidad.
En cada caso, el profesional deberá evaluar cuáles son las modalidades más efectivas
para utilizar en cada caso.
S.C.: Creo que debiera tener conocimientos acerca de las dinámicas de la separación,
las etapas, las consecuencias en los hijos, la importancia de las redes de apoyo y en temas
legales. Además, tener un entrenamiento en escuchar, no prejuzgar, mantener la neutralidad
- la que se ve permanentemente amenazada por los intentos de los consultantes a que les
encuentren la razón - poder reconocer y distinguir cuando hay psicopatología importante a
cuando hay interacciones nocivas, ya que de eso dependen algunas intervenciones; en general,
un buen manejo de las situaciones de conflicto.
C.D.U.: La terapia del divorcio debe necesariamente ser sistémica y familiar. Una
pareja no es sólo un par de individuos. Entonces, básicamente, el operador debe pensar y
trabajar sistémicamente. Esto resulta muy crítico ante algunas intervenciones individuales de
operadores desconocedores del abordaje sistémico. Lamentablemente, esto puede suceder a
miembros de equipos técnicos profesiones de los juzgados, o a peritos psicólogos, psiquiatras o
trabajadores sociales, en los que algunos siguen pensando en fenómenos individuales e
intrapsíquicos ante una tarea esencialmente relacional.
De todas maneras, para una adecuada terapia de divorcio no basta con ser un eficiente
terapeuta familiar sistémico. El proceso de divorcio tiene una complejidad y singularidad que
lo hace diferente, y por lo tanto, requiere una comprensión especial. Por ejemplo, todo niño
sintomático integrante de una familia en proceso de divorcio, requiere un abordaje diferente
al que hubiera necesitado en una familia intacta.
Una realidad inevitable es que el terapeuta del divorcio debe tener conocimientos
básicos mínimos de derecho de familia, para lograr un trabajo interdisciplinario adecuado.
Algo similar ocurre a los jueces y operadores judiciales, que requieren una capacitación
especial. Ésta debe ser una condición para su designación. Al respecto resulta interesante
mencionar que el citado Art. 706 del Código Civil en el inciso “b” dice: “Los Jueces ante los
cuales tramitan estas causas deben ser especializados2 y contar con apoyo multidisciplinario”.
De todas maneras, tenemos claro que estamos ante un área de nuestro trabajo bastante
nueva y en la que queda mucho por investigar, probar y desarrollar. No está todo dicho.
R.C.: ¿Considera alguna/s sugerencia/s para los terapeutas familiares que,
recién iniciados, son consultados por divorcio o separación?
S.C.: Que son momentos de alta intensidad emocional, donde a menudo cada uno
muestra su lado más frágil y vulnerable, por lo que hay que ser muy cuidadoso a la hora de
intervenir.
2
El destacado es mío.
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Nunca perder de vista a los hijos, que finalmente es lo que ambos tienen en común y lo
que eventualmente los puede conmover para llegar a un acuerdo satisfactorio para ambos.
Que son procesos largos y dolorosos con muchas idas y venidas, especialmente cuando hay
ambivalencia en la decisión de separarse (lo que por lo general sucede). Es un proceso de
duelo y por lo tanto de acompañamiento.
C.D.U.: Respecto a sugerencias para los jóvenes terapeutas familiares, diría que es
importante tener cierta noción del límite ante el cual cabe una derivación si el caso es muy
complejo. Una buena capacitación específica, naturalmente ampliará el territorio de lo
manejable. Importa que cuiden mucho las posiciones ideológicas y creencias personales que
pueden generar sesgos que no ayudan.
Finalmente, afirmar que en esta tarea el terapeuta no debiera ser neutral. Debe estar
comprometido, en su lealtad profesional, con los niños involucrados que son las grandes
víctimas de los procesos malignos que tratamos de sanear.
Sería la posición similar a la del juez como garante de los derechos de aquellos. Así,
ambos, terapeuta y juez, quedan aliados para proteger al niño, a veces aun de pobres
progenitores desquiciados.
Comentario de Ruth Casabianca
Es claro que la proporción que se puede estimar de separaciones o divorcios en relación
a las experiencias profesionales de terapeutas dedicados a este campo parece haber
aumentado en los últimos años, más allá de que las parejas se casan menos. También parece
que la falta de uniones legales o religiosas ponen a las parejas en una situación de mayor
vulnerabilidad para su fin, desde una actitud de “veremos qué pasa con nuestra relación”.
Esta actitud pareciera facilitar fragilidad en el vínculo. No obstante, conozco algunas
estadísticas extranjeras que hablan de una proporción significativa de casamientos, luego de
un período de convivencia de hecho, sin que exista una correlación entre la situación previa y
la garantía de permanencia.
Me ha llamado la atención la coincidencia de opiniones de los participantes en relación
al hecho de la infidelidad y otros tipos de traiciones, que lesionan el vínculo en la mayoría de
los casos de manera irreparable. ¿Es que los mensajes que circulan en la cultura acerca de la
trascendencia de esta clase de eventos no connotan su real influencia?; ¿Es que las parejas no
adquieren consciencia previa de lo que significa el compromiso y la lealtad?; ¿Es que no
recurren a tiempo a medios eficaces para la resolución de sus conflictos antes de optar por el
desgaste irreversible o la disolución del vínculo? Probablemente, la combinación de estas
alternativas, u otras razones, puedan dar respuesta a esta cuestión.
Asimismo, creo importante subrayar de lo expresado por los participantes el peso
relativo que poseen los conflictos teñidos por las luchas de poder entre los adultos en
situaciones de divorcio/separación, en desmedro de la preocupación por el bienestar de los
hijos, tanto en el tiempo previo como en el posterior a estos hechos. Ciertamente, los derechos
del niño, vivamente contemplados en la ley, requieren de una amplia concientización social y
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ética, así como del trabajo interdisciplinario, que ayude a prevenir o a aminorar los daños
propios de los “divorcios difíciles”.
El tratamiento que los autores del presente “Diálogos con Terapeutas” han dedicado al
tema hacen innecesarios más comentarios. Resta agradecerles la transmisión de sus ricas,
profundas, y también preocupantes experiencias.

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