Está en la página 1de 16

Resumen Historia Mundial I (Medieval)

Unidad I: ¿Antigüedad tardía o Temprana Edad Media? (Siglos III al VII)


Crisis del mundo romano: aspectos y sentidos de la crisis tardo antigua. La caída de Roma. El
Imperio Bizantino: Evolución política: idealidad realidad. Aspectos culturales y estructura
socioeconómica. El mundo bárbaro. El debate historiográfico: migraciones/ invasiones.
Conformación de los reinos romanos germánicos. La Iglesia receptora de la cultura de Occidente.
Monacato y formas de religiosidad.
La crisis del Imperio romano: de Marco Aurelio a Anastasio" por Roger Remondón.
Idea principal: El autor plantea la idea de que la crisis del Imperio Romano se produjo en la región
occidental del Imperio, que era más débil que la parte oriental. La presencia de pueblos germanos,
empujados por la presión de los hunos en Germania occidental, acentuó la difícil coyuntura interna
de Roma, que en el siglo III experimentó un período anárquico y una crisis económica.
"Pero la Nueva Roma, ante todo, simboliza, sostiene y refuerza la diferencia que existe entre la parte
oriental y occidental del Imperio."
"Se trata, de hecho, de una desigualdad creciente: Oriente posee estructuras políticas mejores, es más
rico, más poblado, más activo; la autoridad del Estado es más poderosa tanto respecto a la Iglesia
como a los grandes propietarios agrícolas. La amenaza de los bárbaros reaparece en la segunda mitad
del siglo IV; en el año 376, debido al impacto de las invasiones de los hunos, los godos cruzan en
masa el Danubio; el 9 de agosto de 378, el emperador Valente es derrotado en Adrianópolis sin que
ni siquiera se encuentre su cadáver."
El autor afirma que la crisis provocó la ruptura de la "pax romana", y el germen de esta cuestión
puede verse a finales del Alto Imperio, siendo Aurelio un claro antecedente, y Cómodo (último
emperador de la Dinastía Antonina) con quien finalmente se produce una crisis con las reformas
llevadas a cabo por los Severos, surgiendo un problema interno en el imperio relacionado con la
anarquía, la moral y la religiosidad.
Las soluciones vendrán de la mano de Diocleciano y Constantino en el Bajo Imperio, pero cuando
los bárbaros se refugian dentro del Imperio, se agrega otro problema interno. Constantino es el
emperador que marca la diferencia entre Oriente y Occidente, y esta diferencia se acentúa aún más
tras su muerte.
"A partir de Constantino, todos los problemas del Imperio se presentan de una forma distinta: así, la
herencia dinástica conjura la amenaza de la monarquía militar y crea la de las intrigas de la corte; a la
persecución de los cristianos le sigue la lucha contra los paganos y las disputas entre cristianos; los
problemas sociales y económicos se plantean, de ahora en adelante, en términos de colonato y
patronato. Incluso el mismo problema de los bárbaros se transforma, y debido a su entrada pacífica
en el Imperio, surge gradualmente un nuevo problema interno." (Remondón, p. 4).
"Después de la muerte de Constantino, cada uno de estos nuevos problemas evoluciona de forma
diferente en Oriente y Occidente, aumentando así sus diferencias."
Roger Remondón plantea que el problema del Imperio no se produce en el 376 con las migraciones,
sino que es una cuestión que viene desde antes y que la caída del 476, cuando se establecen los
bárbaros, es el final. El autor describe el imperio como un animal con todo tipo de enfermedades: la
cuestión demográfica de los bárbaros y el limes, la cuestión moral, política y religiosa.
Criterios de análisis del autor:
 Equilibrio entre el limes y la potencia bárbara.
 Equilibrio entre el precio de la guerra y los recursos.
 Equilibrio entre los gastos y las recaudaciones.
 Equilibrio entre la producción y el consumo.
 Equilibrio entre los campos y las ciudades.
 Equilibrio entre la autoridad senatorial y el poder imperial.
 Equilibrio entre el mundo republicano y el monárquico.
"Es un equilibrio entre la resistencia del limes y la potencia de los bárbaros, entre el precio de la
guerra y los recursos del Estado, entre los gastos y las recaudaciones de impuestos, entre la
producción y el consumo, entre los campos y las ciudades, entre la autoridad del Senado y la del
poder imperial y, en su interior, entre las supervivencias republicanas y las tendencias monárquicas,
entre la tradición clásica y la irracional. Es entonces cuando aparecen las múltiples formas de una
posible crisis interna: una crisis política, económica, religiosa y moral, y una crisis externa: vastos
movimientos que agitan a las masas bárbaras en Europa." (Remondón, p. 3).
Crisis del Bajo Imperio
Desde el siglo III, asistimos a una crisis imparable que lentamente va minando al Imperio.
Diocleciano, Constantino y Teodosio intentan frenarla con sus reformas. Una fiscalidad pesada
ahoga a los más humildes. Los grandes propietarios senatoriales controlan la vida social y económica
y suplantan al Estado en sus dominios. La sociedad se jerarquiza y el hijo sucede al padre tanto en las
magistraturas como en el campo. La sociedad se ruraliza y las ciudades pierden importancia. El
abandono de Roma como residencia del emperador, a favor de Tréveris, Milán o Rávena, fue otro de
los síntomas de la crisis que atenazaba al Imperio. Constantino, con la fundación de Constantinopla y
el traslado de las principales magistraturas del Imperio a dicha ciudad, contribuyó aún más al
hundimiento de la parte occidental del Imperio. Otro factor importante tiene lugar en el año 395, ya
que a la muerte de Teodosio, el Imperio se divide definitivamente en dos: Oriente, bajo la
gobernación de Arcadio, y Occidente, bajo la de su hermano Honorio.
En la estructura del Imperio, el Emperador es un monarca absoluto y, desde el año 392, el
cristianismo es la religión oficial del Imperio. La iglesia adquiere un papel fundamental en la vida
del mismo. Su estructura administrativa será un calco de la del Estado y, poco a poco, lo irá
sustituyendo en aquellos lugares en los que su acción va declinando. En el siglo V, los cristianos son
mayoría en el Imperio. Cuando se produce el desastre de Adrianápolis (378) o el saqueo de Roma
por Alarico (410), serán varios los autores paganos que achaquen el origen de estos males a la
difusión del cristianismo y al abandono de la cultura romana y la religión tradicional.
Si la iglesia podía contribuir a reforzar el Imperio, como pensaron Constantino y sus sucesores, el
ejército, por el contrario, podía contribuir a debilitarlo. Desde la época de Constantino y
especialmente de Teodosio, se van integrando en él elementos bárbaros, debido a la extensión del
limes y al hecho de que los romanos podían librarse del servicio militar mediante el pago en
metálico. Teodosio favoreció la presencia masiva de bárbaros en sus ejércitos en calidad de foederati.
En el momento de las invasiones, el ejército romano estaba compuesto por unos doscientos mil
efectivos repartidos por todo el limes. Francos, godos, burgundios, sármatas..., todos menos
romanos.
¿Decadencia romana o antigüedad tardía?: siglos III o VI" de Henri Marrou.
El autor propone el concepto de "Antigüedad tardía" para describir la dinámica sociohistórica que
tuvo lugar entre el siglo III y el siglo VI. Esta etapa se caracteriza por la transición desde un régimen
imperial (la Roma Bajo imperial) hacia la era medieval (la formación de los reinos romanos
germánicos).
El autor rechaza la idea tradicional que considera este período como una etapa de decadencia (debido
a la ausencia de una estructura estatal y urbana) y, por el contrario, propone la existencia de ciertos
legados que se traducen en continuidades, los cuales sentaron las bases de la Edad Media. Estos
legados incluyen instituciones y derecho romano, la religión cristiana y su institución (la Iglesia), el
latín, el monacato, algunas invenciones técnicas (como el molino hidráulico del siglo IV) y el libro
escrito.
"Las manifestaciones de decadencia eran evidentes", sostienen otros autores, "pero por su parte (H.
Marrou), se observaron notables avances en el ámbito de las técnicas y las artes. Si bien Roma tuvo
que soportar pruebas terribles durante el siglo, a partir del final de la centuria y a lo largo del siglo
siguiente, los proyectos de regeneración (Diocleciano, Constantino, Juliano) estaban encaminando al
Imperio hacia la restauración" (Mitre, p.26).
"Es preciso que la expresión Antigüedad tardía reciba por fin una connotación positiva. Deberíamos
admitir definitivamente que la Antigüedad Tardía no es solamente la última fase de un desarrollo
continuo, sino una antigüedad en sí misma, otra civilización que debemos aprender a reconocer en su
originalidad y a juzgar por sí misma, no a través de los cánones de edades anteriores" (Marrou, p.
15).
“Las claves de los pueblos germánicos" de García Moreno.
En su análisis del Occidente medieval, este autor resalta el papel de las migraciones en la
conformación de la estructura medieval, al combinar elementos de origen germánico y romano. En
este sentido, el autor propone el aporte militar y político que supuso la influencia del elemento
germánico en las provincias romanas. De ahí se deriva la idea del surgimiento de una aristocracia
militar, ya que en el contexto de invasiones de pueblos (como los hunos), los germánicos que
ingresaron al Imperio fortalecieron el aparato militar romano.
En este contexto, se destaca la figura del caudillo militar, líder de estas aristocracias militares, quien
estableció alianzas con jerarquías eclesiásticas y adoptó el cristianismo. La fusión de estas dos
cuestiones (un individuo poderoso dueño de la fuerza militar y cristianizado) evolucionó para formar
estructuras monárquicas donde los grupos aristocráticos consolidaron su estatus a través de su
principal función: la guerra. Así se conformó la nobleza guerrera, un estamento social característico
del Occidente medieval. Además, el autor sostiene que estas migraciones ocurrieron en oleadas y
tuvieron impactos diversos en la Roma Bajo Imperial, generando un paisaje muy heterogéneo debido
a la diversidad étnica de los reinos que surgieron tras la caída del Imperio.
García Moreno explica cómo se va perdiendo la concepción del espacio romano para hablar del
territorio de los reinos romanos germánicos. Este autor plantea que las migraciones no fueron un
proceso violento, sino más bien una convivencia entre romanos y pueblos germánicos, donde ambos
grupos se beneficiaron mutuamente. Por lo tanto, coincidiendo con Roger Remondón, el autor
destaca la complejidad del proceso de la caída de Roma, diferenciándose de las posturas
monocausales que atribuyen la caída del Imperio Romano únicamente a las invasiones germanas.
García Moreno sostiene que fue un proceso complejo y multifactorial.
Así, García Moreno analiza el origen del Occidente medieval a través de los procesos migratorios y
la yuxtaposición de elementos romanos (como el cristianismo) y germánicos (como la realeza). El
resultado de estos procesos dio lugar al surgimiento del paisaje medieval en Occidente.
“El fin del mundo antiguo y el comienzo de la Edad Media" de Ferdinand Lot.
En su texto, se plantea un diagnóstico del Imperio Romano durante su crisis, considerando que el
imperio sufre una enfermedad causada por diversos males. Un mal político, causado por la
insuficiencia en la organización del poder imperial, lo que llevó al ejército a gobernar en lugar de los
emperadores, lo cual resultó ineficiente debido a la falta de una conciencia colectiva basada en la
razón humana. Un mal social, debido a la falta de un auténtico espíritu público entre los individuos,
ya que la sociedad se volvió estática según afirma el autor. También un mal económico, generado
porque el Imperio no fue capaz de generar suficiente riqueza y consumía más de lo que producía. No
había una verdadera actividad industrial ni una clase social productiva. Roma explotó el Imperio
hasta agotarlo, pero solo la tierra no podía agotarse como fuente de riqueza.
Además de las causas mencionadas, también surge un mal religioso, ya que, desde un punto de vista
político, el cristianismo actuó como un elemento disolvente del imperio, arrastrando al Estado hacia
luchas teológicas en defensa de la ortodoxia. El autor afirma que incluso sin la invasión bárbara, el
imperio ya estaba "herido" internamente por todos estos males. El mal militar se manifestó a medida
que los bárbaros fueron incorporándose gradualmente al ejército, ya que la defensa del limes en toda
su extensión era una tarea compleja, por no decir imposible. Las ciudades del interior estaban
protegidas por murallas que se debilitaron con la aparición de nuevos elementos como los hunos. El
autor analiza las invasiones bárbaras como sucesivas oleadas de nuevos habitantes que luego se
romanizaron, y Roma acabó barbarizándose.
Por último, se analiza un mal espiritual, diferenciándose de Henri Marrou. En esta época se observan
los últimos destellos de la literatura latina, predominando la ignorancia y la indiferencia hacia las
cuestiones del espíritu y el arte.
"La Edad Media no es un período para exaltar ni para menospreciar, esto es evidente para aquellos
que adoptan una actitud científica. Considerada objetivamente, no representa ni un avance ni un
retroceso. Es una época de incubación. Hubo un cataclismo, resultado de múltiples contingencias.
Pero el mundo antiguo envejecía, y las migraciones bárbaras no solo revolvieron las razas humanas,
sino que también aportaron este ardor juvenil, esta audaz confianza, esta capacidad de cambio y
progreso que las civilizaciones antiguas perdieron el privilegio y de las cuales la barbarie es solo una
forma inculta y pasajera" (Lot, p.20).
Además, Ferdinand Lot realiza un recorrido por la historia de las instituciones y cómo estas
evolucionan hacia una nueva organización política y militar.
 El Senado: su papel va declinando cada vez más hasta quedar en un segundo plano, mientras
que el plano militar toma un lugar predominante, lo que da lugar a una nueva forma de hacer
política. Se produce una mutación de funciones en la época de Constantino y el surgimiento o
constitución de lo que posteriormente se convertirá en la nobleza medieval, con una lógica
territorial.
 El ejército: era más valorado cuanto más cerca se encontraba del emperador. El ejército
romano en los siglos IV y V estaba al servicio de Roma y luego de Bizancio.

Unidad II: Alta Edad Media (Siglos VIII al XI)


El islam: génesis y expansión. El islam en España. El legado hispano – musulmán. El Imperio
Bizantino. Conflictividad político – religiosa. La Europa carolingia: del Reino al Imperio. Estructuras
socioeconómicas. Debates historiográficos. Iglesia, cultura y el Renacimiento carolingio. Las
segundas invasiones: escandinavos, húngaros y eslavos. El Sacro Imperio Romano Germánico.
"El Estado en la Edad Media" de René Fedou
A diferencia de García Moreno, René Fedou no analiza los orígenes del Occidente Medieval, sino
que aborda el período que denomina como "Plena Edad Media" (siglos X-XIII). Los conceptos que el
autor utiliza para comprender esta etapa se centran en caracterizarla como un período de paz que
experimentó Europa tras el cese de las invasiones que ocurrieron durante el siglo IX (tales como las
de eslavos desde Rusia, vikingos desde la Península Escandinava, húngaros desde Asia, entre otros),
las cuales generaron un clima de inestabilidad. Gracias a que Europa atravesó una coyuntura
pacífica, se produjo un proceso económico como resultado de mejoras en las técnicas productivas
(por ejemplo: la rotación trienal, el uso del arado y el molino de agua). Esto provocó un excedente
de producción y mejoró la calidad de vida de la población. La articulación recíproca de estos
elementos permitió el desarrollo y formación de la sociedad feudal.
Por lo tanto, Fedou conceptualiza la época histórica que abarca desde el año 950 d. C. hasta el 1250
d. C. como una etapa de auge, rechazando las visiones que la describieron como un período oscuro
y de "anarquismo feudal". Según estas visiones, la ausencia del Estado implicaba un período
inestable y caótico. El autor sostiene que, en realidad, se desarrollaron pequeñas autoridades
locales que se agruparon en torno a los señoríos.
En resumen, ambos autores abordan la Europa Occidental Medieval desde conceptos como
aristocracia militar, migraciones, etapa plena, período de paz y sociedad feudal con el fin de
comprender la complejidad del mundo medieval.
“Los carolingios: formación y decadencia de un Imperio. Sociedad y economía del mundo
carolingio" de Ermelindo Portela
La experiencia carolingia se desarrolló en diversas regiones de Europa Occidental entre mediados
del siglo VIII y mediados del siglo IX. Se configuró como una etapa de transición entre la Temprana
Edad Media y la Era Feudal (Plena Edad Media).
El mundo carolingio tuvo su inicio con la dinastía en el Reino Franco a partir del año 752, cuando
Pipino III fue coronado rey.
La experiencia carolingia se consideró un proceso de articulación debido a la combinación de dos
elementos. Por un lado, se encontraba el poder militar de los reinos que se remontaba a épocas
pasadas. Por otro lado, se sumaba la religión cristiana, que no solo pertenecía a la temprana Edad
Media, sino también a la época del Imperio Romano. ¿Cómo se manifiesta este proceso de
articulación? Se puede observar en la pretensión de Carlomagno de consolidar el poder de su reino,
expandirse y conquistar su principal objetivo, Sajonia. Para lograrlo, se valió de los aportes de la
aristocracia de la época en materia militar, fortaleciendo así el ejército franco. La articulación con lo
cristiano se manifestó en la promesa de Carlomagno de expandir el cristianismo a través de su
accionar imperialista. Gracias a esto, contó con el respaldo del papado y pudo frenar la presencia
lombarda en Italia.
Además de ser un proceso de articulación, la experiencia carolingia implicó cambios significativos
durante el paso de esta dinastía.
• La conversión del reino en imperio, que trajo consigo varios cambios, entre ellos, el fin de la
dinastía merovingia. Esto se reflejó en la pérdida de autoridad y poder de los últimos reyes
merovingios, conocidos como "reyes holgazanes", quienes delegaron sus funciones en los
mayordomos del palacio. Uno de estos mayordomos, Carlos Martel, es clave en el análisis de los
cambios entre la Alta y la Plena Edad Media, ya que consolidó su poder mediante la entrega de
tierras a ciertos nobles a cambio de su ayuda militar. De esta manera, detuvo el avance musulmán
en el sur de Francia, poniendo fin al reino visigodo, que había sido invadido por los musulmanes en
el año 711 d. C.
• Esta práctica realizada por Carlos Martel es interpretada por el autor Brenner como la génesis del
feudo, que sería el fundamento organizacional de la Edad Media. Aunque esta postura es criticada,
implica un proceso de cambios en las relaciones sociales entre los estratos jerárquicos dentro de la
nobleza. El cambio de dinastía en Francia refleja la transformación en la organización del reino
hacia un imperio.
• El cambio más paradigmático se relaciona con la formación de un sistema feudal. Carlomagno
dividió su complejo imperio en condados (distritos que representaban la autoridad imperial a través
del conde), ducados (que representaban una continuidad entre ambas épocas, ya que tenían su
origen en la época merovingia) y marcas (de gran importancia, ya que se encontraban en las zonas
fronterizas del imperio y tenían como objetivo vigilar las fronteras ante posibles invasiones).
Carlomagno otorgó estatus y privilegios a estas organizaciones a cambio de su acatamiento a sus
órdenes. El emperador, previsor, implementó el sistema de "misi di dominici", que consistía en
enviar agentes del Estado para gestionar el cumplimiento de las órdenes del emperador por parte
de duques, condes y marqueses.
Tras la muerte de Carlomagno y el inicio de la descomposición, estas figuras aprovecharon la
coyuntura de declive interno y, ante el fraccionamiento del poder político, consolidaron su poderío.
Este proceso transformador marcó el comienzo de la era feudal.
La experiencia carolingia se refleja claramente en la continuidad del cristianismo como matriz
ideológica en toda la Edad Media. Tanto en la conformación de los Reinos Romanos Germánicos
(temprana Edad Media), como en la experiencia carolingia (período de transición) y el mundo
feudal (plena Edad Media), el cristianismo mantuvo su hegemonía e influencia en toda Europa
Occidental.
“Proceso de formación de los reinos romanos germánicos"
El proceso de formación de los reinos romanos germánicos se dividió en dos etapas:
Hubo tres oleadas migratorias llevadas a cabo por los bárbaros desde el siglo IV hasta el siglo VII.
• En la primera oleada, a mediados del siglo IV, los hunos atacaron la región donde se encontraban
los godos, quienes eran responsables de proteger el limes del imperio (la frontera). Los godos
tuvieron que elegir entre perecer o refugiarse dentro de las fronteras del imperio, sin tener
intenciones violentas u hostiles hacia Roma. Sin embargo, el emperador Valente optó por soluciones
violentas para hacerlos ingresar al interior del imperio. Teodosio llegó a un acuerdo mediante el cual
otorgaría tierras a los godos a cambio de su colaboración en la defensa del imperio. Cuando
Teodosio falleció en el año 395, el imperio se dividió en dos fracciones, siendo la fracción occidental
la víctima de nuevas y cada vez más graves invasiones.
• En la segunda oleada, las invasiones tuvieron una importancia mucho menor, y los pueblos que
habían tenido un papel secundario en la oleada anterior pasaron a primer plano (solo uno de ellos
tendría un futuro más prometedor: los francos).
• La tercera oleada ocurrió debido a un intento de reconquista por parte de Justiniano desde
Constantinopla, con el objetivo de reajustar territorialmente a los pueblos que ya se habían
establecido en Occidente. Esta fase abarcó los siglos VI y VII, y solo un pueblo logró alcanzar una
verdadera entidad política: los lombardos, quienes extendieron su dominio por toda Italia.
En la Península Ibérica, los visigodos se asentaron principalmente en Castilla la Vieja, el norte de
Castilla la Nueva y Extremadura, hasta el curso del río Tajo. En el año 418 se conformó el primer
Estado germánico.
En Italia, los ostrogodos tendieron a ubicarse en el valle del río Po. Los burgundios se establecieron
entre Lyon y Ginebra. Los francos se instalaron en el norte de la Galia.

Unidad III: Plena Edad Media (Siglos XI al XIII)


La expansión de Occidente. La península Ibérica. Reconquista y Repoblación. Génesis, formación y
consolidación de los reinos hispanocristianos. Las cruzadas. Cambios tecnológicos. El mundo
agrícola. El renacimiento comercial y urbano. La lucha por el dominium mundo. Pontificado e
Imperio. Espiritualidad y cultura en Occidente. El romántico y el gótico. Las estructuras políticas:
Inglaterra, Francia e Italia.
"La Iglesia romana como fuerza de la unidad de Occidente" Mitre, cap. 3
Tras su disolución en Occidente, el Imperio romano tuvo dos herederos: los estados germánicos,
convertidos en símbolo de la división, y la Iglesia romana, que se convirtió en símbolo de la unidad.
Los primeros emperadores cristianos, desde Constantino hasta Teodosio, al hacer del cristianismo
primero una religión libre y luego la religión oficial del Imperio, contribuyeron decisivamente a
afirmar este principio. Aunque con menor fuerza que en Oriente, el cristianismo también se convirtió
en una verdadera "carta de ciudadanía".
La actividad conciliar en Occidente fue mucho más modesta que en Oriente, donde se celebraron los
primeros grandes concilios ecuménicos a partir del Concilio de Nicea en 325. La recomendación de
celebrar sínodos provinciales una vez al año, especulada en la España visigoda en 633, no parece
haber sido seguida. En el mundo hispánico, solo tenemos noticias de catorce sínodos de este tipo en
el período comprendido entre 589 y 711.
Cuando se habla de "Concilios generales" en Occidente (para distinguirlos de los sínodos
provinciales), no se pretende la ecumenicidad como en Oriente, sino que se les atribuye un sentido
puramente nacional y mucho más modesto. Este es el carácter que tienen, por ejemplo, los concilios
de Toledo, que se celebraron en 17 ocasiones entre los años 200 y 711. Estos concilios
desempeñaron una labor multifacética, ya que trataron temas que abarcan desde la disciplina
eclesiástica hasta las medidas de protección a la realeza.
En los siglos de transición al Medioevo, se consolidó la idea de la primacía del Pontificado Romano,
la cual enfrentó una serie de obstáculos. Tradicionalmente, a León I se le considera el último gran
papa del mundo antiguo, mientras que a Gregorio Magno (590-604) se le ha reconocido como el
primer gran papa del Medioevo.
"Historia de la vida privada" de George Duby
Según Duby, el monacato surge como una institución de la religión católica, donde se desarrolla lo
que el autor denomina el Clero Regular, conformado por monjes. A diferencia del Clero Secular, que
está asentado en las ciudades y tiene contacto con la gente, el Clero Regular adopta un carácter
ascético y está compuesto por monjes que eligen seguir ciertas reglas y vivir aislados de la sociedad
y lejos de las áreas urbanas. Por lo tanto, el monacato surge con el aislamiento y el retiro de estos
monjes hacia áreas rurales, como ocurrió en Egipto.
Además, el autor analiza la iglesia y la religión, explicando que en esta época lo público y lo privado,
antes diferenciados, se encuentran estrechamente relacionados, ya que lo privado se manifiesta en el
cuerpo de las personas y se vuelve público. Este cambio supone una diferenciación entre las personas
que forman parte de la comunidad en distintos aspectos.
En el ámbito de la sexualidad, esto se refleja en la vestimenta de las personas de acuerdo con el
celibato total. Los monjes y obispos llevaban vestimentas particulares que públicamente hacían
referencia a su práctica del celibato.
En cuanto al pecado, Duby explica que en los actos públicos los obispos juzgaban a las personas que
habían pecado. Dependiendo del pecado cometido, estas personas eran sometidas a humillación
pública, vistiendo ropas que no reflejaban su condición y teniendo barbas sin rasurar. Además,
debían esperar públicamente el perdón del pecado por parte de los obispos.
En relación a la muerte, también había una marcada diferencia entre los pobres y los ricos. Esto se
evidenciaba en el significado que cada grupo le daba a la muerte y en la ostentación. A través del
aspecto físico de las tumbas y los ataúdes, se podía visualizar la posición social a la que pertenecía
cada persona antes de fallecer.
En estas tres cuestiones que Duby utiliza para justificar su estudio de lo público y lo privado, se
puede observar la relación existente entre ambas esferas y cómo esto se manifiesta en la sociedad y
en los individuos.
Religión:
• Siglo XI: el poder papal era incuestionable, es decir, la dignidad papal se encontraba por encima de
la autoridad imperial.
• Siglo XVI: el poder papal es cuestionado. Doctrina de las dos espadas: teoría de la supremacía del
poder espiritual (el papa) sobre el poder temporal (el emperador).

Sociedad feudal:
• Tripartita: dividida en tres partes.
• Estamental: dividida en estamentos.
• Sagrada: imagen y reflejo del cielo.

La sociedad feudal estaba compuesta de la siguiente manera:


• Clero (oratores): secular o regular.
• Nobleza (bellatores): dedicada a la guerra.

Titulados: duques, condes, marqueses y barones (adquirían tierras en el campo de batalla y eran
recompensados con el botín de guerra, que consistía en tierras).
Nobles de segunda línea: no heredaban títulos, eran nobles por nacimiento.
Nobles simples: caballeros (desempeñaron un papel importante en las cruzadas).
Hidalgos: nobles empobrecidos que no obtuvieron beneficios debido al sistema de mayorazgo.
• Tercer estado/comunes (laboratores):

Ciudad: aquellos que vivían de su trabajo.


Zonas rurales: campesinos, ya fueran libres o siervos de la gleba (eran libres, pero no podían
abandonar la ciudad en la que residían).
El clero y la nobleza conformaban el estamento privilegiado, recaudaban impuestos y no podían ser
sometidos a juicio, muerte o tortura. En contraste, el tercer estado era el estamento no privilegiado.

Plena Edad Media (siglos XI-XII):


• Surge el feudalismo, el cual otorga sentido a las monarquías feudales.
• Comienzan los conflictos entre el papado y el imperio por el poder espiritual y temporal, conocido
como "querella dominium mundi".
Los papas buscan reorganizar la iglesia y el Imperio cae en manos de los emperadores alemanes
(como la familia de los Otones y la figura máxima del Kaisser).
En la cristiandad (no solo en Europa) se dan momentos sucesivos de fragmentación y unidad.
• Unidad en el ámbito religioso.
• Diversidad o fragmentación en lo cultural, social y político.
La "querella de las Investiduras" fue un conflicto entre el papado y el Imperio que se basaba en quién
tenía el derecho de nombrar a los emperadores.

Cruzadas (1096-1215): fueron expediciones militares a Tierra Santa con el fin de recuperar objetos
de valor simbólico para la religión cristiana.
Las causas de las cruzadas fueron las siguientes:
• El belicismo de la sociedad feudal.
• El expansionismo de la Iglesia.
• El aumento del sentimiento religioso.
• La idea de la peregrinación a Tierra Santa, considerada un viaje meritorio.
• La idea de una "guerra santa", ya que Jerusalén no era el único objetivo, también se luchaba contra
el islam y los Vendos.

Consecuencias:
• Reactivación de la comunicación a gran escala que se había perdido tras la caída de Roma.
• Reactivación del comercio, ya que florece la economía monetaria, surge una burguesía rica y se
eleva el nivel de vida.

"Curso de Historia de las instituciones españolas: de los orígenes al final de la Edad Media" de Luis
Valdeavellano.

Este autor adopta una perspectiva institucionalista del feudalismo, ya que lo concibe como un
conjunto de instituciones y situaciones jurídico-políticas, cuyo núcleo principal es la existencia de un
contrato entre hombres libres y los correspondientes vínculos de dependencia. Se trata de un sistema
político-constitucional o una forma de sociedad (la feudal) en la cual se inserta dicho sistema.
El feudalismo se refiere a una estructura social y política tan compleja que, para comprenderla mejor
desde su aspecto jurídico-político, se descompone en sus elementos constitutivos, es decir, las
instituciones feudales (beneficio, vasallaje, feudo, inmunidad, etc.).
Las instituciones feudales son el resultado del feudalismo y la generación de los vínculos de
dependencia entre los hombres, la multiplicación de los contratos de feudo y la concesión, mediante
el pacto feudal, de los oficios y funciones públicas. El feudo fue producto de la fusión del beneficio y
el vasallaje, conocidas como instituciones prefeudales.

Los elementos constitutivos del feudalismo son los siguientes:


• El beneficio (con antecedentes en Roma) es la remuneración de servicios a cambio de que el
concesionario prestara el servicio militar de caballería y para proporcionarle los medios de vida que
le permitieran costearse el caballo, que era un elemento costoso.
• El vasallaje es la relación de servicio, amistad y protección pactada entre dos hombres de condición
social noble. En este vínculo, uno de ellos (vasallo) vincula su persona a otro (señor) jurándole
fidelidad y comprometiéndose a servirle especialmente en la guerra, recibiendo del señor su sustento
en la casa de este. La relación de vasallaje se concretaba mediante el homenaje, mediante el cual el
vasallo entregaba su persona al señor y se convertía en su vasallo. El vasallo estaba obligado a
guardar fidelidad al señor y a defenderlo con las armas en la guerra cuando el señor requiriera su
servicio.
• El feudo, tal como se desarrolló en los siglos IX y X, era un pacto entre nobles o entre el rey o el
príncipe y los nobles, mediante el cual una de las partes se vinculaba a la otra por medio de la
relación de vasallaje.
• El homenaje era el acto mediante el cual el vasallo, desprovisto de armas, se arrodillaba ante el
señor, confiándose a este y uniendo sus manos a las del señor, expresando así que entregaba toda su
persona al señor y se convertía en su vasallo. De forma verbal, el vasallo manifestaba su voluntad de
entregarse al señor, y este aceptaba la entrega cerrando sus manos sobre las del vasallo como
símbolo de aceptación.

"Las claves del feudalismo" de Paulino Iradiel.


El autor plantea la existencia de tres enfoques para comprender el feudalismo desde la perspectiva
historiográfica:
• El enfoque institucionalista, que concibe al feudalismo como un conjunto de instituciones y
situaciones jurídico-políticas, cuyo núcleo principal es la existencia de un contrato entre hombres
libres y los correspondientes vínculos de dependencia (según Luis Valdeavellano).
• El enfoque de la Escuela de los Annales, que comprende al feudalismo como un tipo de sociedad
caracterizada como "feudal", no tanto por la presencia manifiesta de todas las instituciones jurídicas
ni por la completa privatización de las estructuras políticas, sino por las realidades materiales, el
dominio casi exclusivo de la actividad rural y la estructuración de las relaciones sociales en torno al
señorío (según Marc Bloch).
• El enfoque marxista, que entiende al feudalismo como una forma de gobierno, organización de la
sociedad, economía y Estado en relación con un modo de producción feudal.
"La crisis del Bajo Medioevo: ¿crisis de la feudalidad o cambio de coyuntura?" (Mitre, p. 320).
En el siglo XIV, Europa atravesó una fuerte crisis económica que resultó en la disminución del 50%
de la población. El problema fundamental radica en la falta de consideración del factor climático, ya
que durante ese siglo se experimentaron veranos intensos e inviernos rigurosos que afectaron las
cosechas.
Ante la crisis, los impuestos aumentaron y la población campesina se desplazó hacia las ciudades.
Como consecuencia, se produjo una disminución del poder de los señores feudales y un éxodo de la
servidumbre. Por tanto, es posible distinguir dos momentos: 1) la expansión de los siglos XI-XIII y
2) la crisis del siglo XIV, caracterizada por lo siguiente:
• Recesión económica.
• Guerras feudales.
• Aumento de los impuestos.
• Crisis señorial y de la servidumbre.
• Epidemias.
Por consiguiente, se puede afirmar que el cambio climático provocó malas cosechas, lo cual
desencadenó una recesión económica. A su vez, esta situación condujo a un aumento de los
impuestos, hambrunas y guerras, lo que resultó en una disminución de la población debido a las
epidemias que se propagaron durante ese período.
La Peste Negra, que los historiadores estiman que llegó a Europa en el año 1348 y se extendió
durante aproximadamente 100 años, afectó entre el 40% y el 50% de la población. Esta enfermedad
puso en evidencia la crisis del feudalismo.
El autor sostiene que entre la crisis del siglo XIV y la crisis del siglo XVII se sentaron las bases del
capitalismo.

"¿Baja Edad Media o Alta Modernidad?" por Esteban Saraza Sánchez.


El autor realiza una crítica a la obra de Huizinga titulada "El otoño de la Edad", la cual otorga una
connotación negativa a la Edad Media.
El siglo XIV estuvo marcado por una fuerte crisis económica que afectó a todos, desde los
campesinos hasta los señores feudales. Esta crisis marcó la decadencia de los valores de la caballería.
Además, durante este período se produjeron dos guerras que contribuyeron a agravar la crisis:
• La guerra de las dos rosas (1455-1485): entre las casas de Lancaster y York, dos familias nobles
que luchaban por el trono en Inglaterra.
• La guerra de los 100 años (1339): Eduardo III inicia la guerra contra Francia (Francia contra
Inglaterra).
Algunas causas de la crisis del siglo XIV fueron las siguientes:
• Aumento de los impuestos.
• Disminución demográfica.
• Enfermedades.
• Cambios climáticos de múltiples facetas.
• Caída del comercio.
• Guerras.
• Cosechas arruinadas.
¿Baja Edad Media o Alta Modernidad? Esta es la idea central del texto.
El autor sostendrá que este período puede ser considerado no como el final amargo de una etapa
brillante, sino como el comienzo de una nueva etapa con su propia personalidad. Se trata de un
período de cambios y transformaciones, renovaciones y avances, calamidades y reconstrucciones.
No es el otoño de la Edad Media, sino el inicio de la primavera moderna.

"La transición del feudalismo al capitalismo" por Dobb y Sweezy.


En este texto se puede apreciar claramente el debate sobre la transición del feudalismo al capitalismo
que existe dentro del marxismo. Por un lado, se encuentra Maurice Dobb (endogenista), y por el otro,
Paul Sweezy (que encuentra las causas en el circuito económico). Estos teóricos han intentado
identificar los factores que contribuyeron a la decadencia del feudalismo y al surgimiento del
capitalismo en Europa Occidental entre los siglos XIV y XVI.
Según Maurice Dobb, el agente revolucionario radica en la huida de los siervos debido a la opresión
de los señores, originada por su cada vez mayor necesidad de ingresos. Por lo tanto, es un proceso
que se produce dentro del sistema feudal. En cambio, Paul Sweezy plantea que los siervos no podían
abandonar las tierras del señor, por muy exigentes que estos se volvieran, y resulta muy poco realista
suponer que numerosos siervos abandonaron deliberadamente sus parcelas para descender al último
peldaño de la escala social. A lo que Dobb le responde que la huida de los siervos coincidió con el
crecimiento de las ciudades, especialmente en los siglos XII y XIII. Por lo tanto, entiende que las
ciudades sirvieron como un poderoso imán para la población rural oprimida.
Para Sweezy, el agente revolucionario radica en los circuitos económicos, haciendo hincapié en las
fuerzas externas que, según él, son el incremento del comercio y el mercado a través de la expansión
ultramarina. Este autor enfatiza las relaciones de intercambio, las cuales conformarán el nuevo
sistema de producción para el intercambio en lugar del antiguo sistema feudal de producción para el
uso. En este nuevo sistema, en contraposición al anterior, se presenta una especialización y división
del trabajo, y no solo se abastece a la población de la ciudad con sus productos, sino que también se
suministran mercancías a la población rural.
En cuanto a la decadencia del feudalismo:
• Según Maurice Dobb, se debió a la superexplotación por parte de la clase dominante hacia la fuerza
de trabajo de la sociedad (superexplotación).
• Según Paul Sweezy, se debió a la incapacidad de la clase dominante para mantener su control sobre
la fuerza de trabajo de la sociedad y, por lo tanto, para superexplotarla (incapacidad de explotación).
"Historia del mundo moderno" de Luis Antonio Ribot García.
Según el autor, se puede apreciar la existencia de una etapa que conocemos como la Edad Moderna.
Propone que se trata de un período de límites más o menos dilatados y que existen divergencias a la
hora de establecer un término final en las tradiciones inglesas o francesas. Desde el punto de vista del
pensamiento y la cultura, dentro de este período, el Humanismo y el Renacimiento serían las
primeras manifestaciones culturales, hablando, por supuesto, de las culturas de élite, de una época en
la que la mente humana iría alcanzando progresivos desarrollos que la llevarían a la crítica de lo
heredado, a la nueva ciencia y, finalmente, a la Ilustración dieciochesca, base ideológica del Mundo
Contemporáneo.
En lo que respecta a la economía, la Edad Moderna aparece marcada por el lento pero progresivo
desarrollo del capitalismo, cuyos orígenes más remotos pueden rastrearse hasta los siglos XII y XIII
(García Ribot, p. 13). La expansión de Europa y la paulatina incorporación económica de los nuevos
mundos, al tiempo que suponen un fuerte impulso para la naciente forma de organización económica,
significan un cambio tan radical con el pasado que por sí solo no podría justificar la distinción de dos
edades. Vinculada al capitalismo, va a ir desarrollándose en los tiempos modernos una nueva figura
social: el burgués, poseedor de una mentalidad nueva y artífice principal de la expansión capitalista.
En el ámbito político, el Estado Moderno es un vasto fenómeno que lleva consigo toda una serie de
transformaciones características, tales como el desarrollo de la burocracia, el monopolio del poder
militar por parte del rey, el enorme crecimiento de la hacienda estatal y la aparición y generalización
de la diplomacia.
En el ámbito religioso, la Edad Moderna aparece marcada por la ruptura de la unidad cristiana con
Lutero y la Reforma. En otro orden de cosas, a partir del siglo VII y como consecuencia de la
apertura mental que supusieron el racionalismo y la nueva ciencia, se iniciaron fenómenos como la
crítica hacia las religiones reveladas y la incredulidad, ampliamente agudizados en el siglo siguiente
por la Ilustración (García Ribot, p. 14).
Sin embargo, es mucho más lo que permanece que lo que cambia: los hombres y las sociedades, pese
al auge de la ciudad, siguieron viviendo en un mundo aplastantemente rural, continuaron sometidos a
una demografía natural y terrible y fueron víctimas en su gran mayoría de la incultura y la
superstición. Pese al desarrollo del capitalismo, la mayor parte de la población europea continuó
inmersa en una economía de subsistencia, de escaso radio de acción, en la que la moneda y los
intercambios mercantiles tenían una importancia mucho menor que la que nosotros hemos conocido;
una economía, en suma, básicamente idéntica a la del periodo medieval.
"Por mi parte, creo que los modernistas hemos de estudiar, como mínimo, desde la segunda mitad del
siglo XV, en que se inicia la recuperación demográfica, económica y política, se consolida la
expansión geográfica del mundo occidental y se difunde el Renacimiento italiano, hasta los años
finales del siglo XVIII y primeros del XIX, en que el fenómeno revolucionario y el pensamiento
liberal acaban formalmente con toda una serie de instituciones del antiguo régimen" (Ribot García, p.
15).
Periodización de la Edad Moderna:
 La primera etapa, a la que solemos denominar "El inicio de los tiempos modernos" o "El
largo siglo XVI", abarca cronológicamente, de forma aproximada, el período entre mediados
del siglo XV y las últimas décadas del XVI. La fecha inicial es imposible de fijar con mayor
precisión; en cualquier caso, en la segunda mitad del siglo XV se dan una serie de procesos
característicos de los nuevos tiempos, tales como el inicio de la recuperación demográfica y
económica, el auge del Renacimiento, la fase decisiva de los descubrimientos geográficos, los
primeros planteamientos reformistas en el seno de la Iglesia o la potenciación de las
principales monarquías occidentales (Francia, Inglaterra, Castilla) tras una serie de guerras
civiles.
La fase final de este "largo siglo XVI" se caracteriza por la disminución del ritmo e incluso, en
algunos casos, la detención del crecimiento demográfico, que va acompañada, en el terreno
económico, por las primeras muestras de agotamiento de la tendencia expansiva. Desde los años
70/80 del siglo XVI comienza a manifestarse una crisis económica que alcanzará su máximo en las
décadas centrales del siglo XVII y que afectará de formas diversas a los distintos espacios europeos.
Desde un punto de vista religioso, concluido el periodo clásico de la Reforma y tras la muerte de
Calvino (1564) y el final del Concilio de Trento (1563), se inicia una etapa de aproximadamente un
siglo de duración, caracterizada por los enfrentamientos entre las diferentes ortodoxias, que darán
lugar a una serie de grandes guerras religiosas y a los momentos más ásperos de la contrarreforma,
tanto en el campo católico como en el protestante. En el ámbito de la cultura, superada la fase más
esplendorosa del Renacimiento, Europa se encamina lentamente hacia nuevas manifestaciones de la
sensibilidad y nuevas formas de expresión que culminarán definitivamente en la cultura barroca del
siglo XVII.
 En lo que respecta a la política y las relaciones internacionales, y pese a la continuidad física
entre la época de Carlos V y el periodo dominado por la España de Felipe II, el
fortalecimiento de Inglaterra con Isabel I, la revuelta de los Países Bajos y, más adelante, la
subida al trono francés de Enrique IV, iniciarán en las últimas décadas del siglo un periodo de
conflictos generalizados, cuya característica fundamental será el enfrentamiento entre las
nuevas potencias atlánticas nórdicas y los Habsburgo de Madrid y Viena. En cualquier caso,
la muerte de Felipe II (1598), prácticamente en el límite cronológico del siglo, y la
pacificación general que se realiza en estos años, antes de la gran oleada bélica del siglo
XVII, autorizan a retrasar hasta este momento la conclusión del periodo, en lo relativo a la
política y a las relaciones internacionales.
 La segunda gran etapa de la Edad Moderna se extiende grosso modo entre 1570/1580 y
1660/1680. Su característica fundamental son las dificultades demográficas y económicas, si
bien estas no afectan de la misma manera a las diferentes áreas geográficas. Dejando a un
lado las múltiples variaciones regionales existentes, la crisis conduce a una pérdida de
protagonismo de las economías antaño pujantes del Mediterráneo, en beneficio de Holanda y,
más adelante, de Inglaterra. El centro de gravedad de la economía europea se desplaza
definitivamente hacia el Atlántico noroccidental. Desde el punto de vista religioso, la época
contempla una radicalización de los enfrentamientos cuyos máximos exponentes serán la
larga guerra de los Países Bajos (1566-1648), iniciada al final del periodo anterior, y la guerra
de los Treinta Años (1618-1648/1659).
 La tercera y última etapa abarca genéricamente desde las últimas décadas del siglo XVII
hasta el inicio de las crisis revolucionarias, que podemos situar simbólicamente en el año
1799. Este último periodo de la modernidad se caracteriza, en un primer momento, por una
fase de lenta e indecisa recuperación demográfica y económica —en algunos casos continúa
el estancamiento— que se prolonga prácticamente hasta los años treinta o cincuenta del siglo
XVII. Tras ella, los años centrales y la segunda mitad de la centuria son una época de clara
expansión, que lleva a Inglaterra al inicio de la Revolución Industrial y que, aunque en menor
grado, afecta también al continente. El auge de la economía se ve acompañado por un nuevo
crecimiento demográfico, determinado esencialmente por el retroceso de la mortalidad. En el
ámbito de la política, la consolidación, en la segunda mitad del XVII, de dos modelos de
estados —el absolutismo y la monarquía parlamentaria inglesa— servirá de base para las
experiencias y realizaciones del siglo XVIII, cuya manifestación más interesante será el
Despotismo o Absolutismo ilustrado, coincidente con el auge de la Ilustración. El
movimiento —o mejor dicho, la actitud ilustrada— es la fase culminante en el desarrollo
mental y cultural que se inicia en el Renacimiento. El ilustrado dispone del filtro universal de
la razón y con ella puede someter a crítica todo lo heredado. La Ilustración aporta así las
bases ideológicas para la liquidación del orden vigente; por ello, no es extraño que el período
concluya con el inicio de los procesos revolucionarios (independencia de las colonias inglesas
de Norteamérica, Revolución francesa) que son el resultado del pensamiento ilustrado.

También podría gustarte