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Llevamos este tesoro

en vasijas de barro
1951
2014
Contenidos Presentación
En un número anterior de estos que en esa ocasión nuestros pastores,
Cuadernos, planteamos algunas ideas inspirados por el Espíritu, nos propusie-
Presentación................................................................................................................................3 sobre Sacerdocio y Poder. Ante el es- ron. A medida que pasa el tiempo, va-
cándalo cada vez más clamoroso por los mos descubriendo nuevos caminos de
“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” .......................................5 abusos sexuales y de poder por parte de conversión. La presente crisis –como to-
I.  Identidad y misión del sacerdote católico.........................................................................8 miembros de la jerarquía de la Iglesia ca- das las crisis- nos muestra diferentes ne-
tólica (en un número tal vez amplificado cesidades de renovación. Para nosotros,
II.  El arquetipo del sanador herido.................................................................................................9 por los medios de comunicación, pero los católicos, la Iglesia de Jesucristo tiene
ciertamente inaceptable para la voca- una ineludible dimensión institucional.
III.  Jesús como figura arquetípica del sanador herido. ..................................24 ción y la misión de la misma Iglesia), nos La Palabra de Dios y la Historia, mejor
pareció necesario proporcionar elemen- dicho, la Palabra de Dios en la Historia
IV.  El sacerdote católico como arquetipo del sanador herido . tos que nos permitieran reflexionar para nos invita a discernir sin temor nuevas
en el encuentro con la fragilidad......................................................................................26 ayudar a enmendar los rumbos que fuera concreciones institucionales y a abando-
V.  Síntesis final ................................................................................................................................................32 necesario. nar con gratitud, y sin nostalgia, lo que
Nos proponemos ahora continuar se revela mera letra de la ley. La fuerza
VI.  Referencias bibliográficas..........................................................................................................34 esta reflexión. Nos ayudarán a ello un que adquirió la dimensión institucional
trabajo del subdirector del CEI y direc- de la Iglesia tras la crisis de la Reforma y
“Sus heridas nos curaron”.......................................................................................37 tor de estos Cuadernos, P. Juan Carlos Contrarreforma del siglo XVI, al exacer-
Bussenius, desde una perspectiva psi- barse, ha llegado a dar la impresión de
En nuestra debilidad encontramos tu fuerza...............................57 cológica espiritual. Se complementa que la Iglesia fuera una propiedad del
esta reflexión con una ponencia del P. clero. Al acercarnos al quinto centenario
Elías Royón en el encuentro de Vicarios del inicio de esa Reforma, estamos des-
“Cuadernos de Espiritualidad”
y Delegados del Clero de Madrid, en el cubriendo con dolor y con esperanza
© Centro de Espiritualidad Ignaciana -CEI- Distribuye SAN PABLO
Lord Cochrane 110, piso 2. Santiago Chile ARGENTINA año 2008. Ambos artículos nos invitan a lo que el Espíritu quiso decirnos en el
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ser conscientes de la vulnerabilidad de Vaticano II. Ser “Pueblo de Dios” implica
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PERÚ
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un escrito de don Mamerto Menapace en la Iglesia la consigna de Jesús: “Entre
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En estos años del cincuentenario del
Distribuye SAN PABLO PARAGUAY ve” (Lc 22,26).
CHILE Víctor Haedo 522 - Asunción Concilio Vaticano II nos vamos haciendo
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¿TE SIENTES LLAMADO(A) A AYUDAR
ESPIRITUALMENTE A OTROS(AS)? “Llevamos este tesoro
en vasijas de barro”
Una reflexión.
Invitamos a laicos(as) y religiosos(as) a formarse en el acompañamiento desde la psicología junguiana
de personas y/o grupos, en cuatro niveles de formación*
Juan Carlos Bussenius R., s.j.
Programa 2014 Diplomado en Psicología Jungiana,
Magíster en Psicología analítica Universidad Adolfo Ibáñez,

ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL Subdirector CEI.


Introducción
TALLER DIRECTOR FECHA hacen creer, ingenuamente, que el po-
“Tan cerca de nosotros no había
Katie van Cauwelaert, Selia estado el Señor, acaso nunca; . der, con el sello de competitividad, exi-
NIVEL I Paludo, Juan Pablo Cárcamo s. j. 23, 24 y 25 de mayo ya que nunca habíamos estado . tismo e individualismo de esta socie-
y Juan Carlos Bussenius s. j.
tan inseguros” dad, es el núcleo más vital de nuestro
(P. Pedro Arrupe) ser. Las Torres de Babel siempre asaltan
Katie van Cauwelaert, Selia nuestra conciencia, inaugurando espe-
NIVEL II Paludo, Juan Pablo Cárcamo s. j. 20, 21 y 22 de junio Vivimos una época escindida en- jismos que nos invitan a considerarnos
y Juan Carlos Bussenius s. j. tre el poderío y la debilidad. La tenta- dioses. Las crisis interiores y exteriores
ción prometeica, tan propia de nuestro que vivimos, con sus constantes cam-
Mónica Poblete y Juan tiempo, se enfrenta tarde o temprano bios, nos tientan a evadirnos de nuestra
NIVEL III 23 y 24 de agosto
Pablo Cárcamo s. j. con los dolorosos imprevistos que mar- condición de seres mortales ofrecién-
can nuestra frágil condición humana. donos la ilusión de la omnipotencia.
FORMACIÓN PERMANENTE Juan Carlos Bussenius s. j. 25 de octubre Integrar las heridas de la psique y del No siempre resolvemos adecuadamen-
alma constituye la verdadera madurez te las crisis y nos dejamos envolver en
INSCRÍBETE EN: del hombre que se encuentra muchas procesos sombríos de cuño narcisista,
Lord Cochrane 110, 2do. piso. Santiago (Metro Moneda). veces malamente silenciada frente al hasta la neurosis. En términos espiri-
Teléfono: (+ 5602) 2838 75 40 enorme despliegue que inaugura la tuales podríamos expresarlo con una
www.ignaciano.cl tecnología y los avances de toda índo- frase casi borgiana: “encandilados en
le, que siempre nos sorprenden. Los la quimera”. Es decir, las ansias de do-
*Requieren inscripción previa. impresionantes adelantos materiales minio y de superioridad deslumbran
que vivimos en múltiples campos en- el alma y nos hacen sentirnos dueños
candilan el cuerpo y el espíritu, y nos del mundo exterior e interior, cuando
/ignacianocl @ignacianocl
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“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” “Llevamos este tesoro en vasijas de barro”

precisamente hay que estar muy lúci- se abren con una enfermedad o con Es importante descubrir la nostal- ende, de la vida consagrada. Es preciso
dos y conscientes de lo que somos, ya duelos, fracasos y disminuciones. Es el gia de poder social que puede encu- tener en cuenta que la “cura de alma”
que los vaivenes de esos reinos mu- anuncio previo de las pequeñas y gran- brirse y parapetarse tras la preocupa- es lo más propio del sacerdote (CIC, 150
chas veces nos atrapan y nos llevan a des muertes, que nos puede conducir ción por la claridad e intangibilidad de y 151), reivindicando su misión como
los insospechados senderos de un ego a una vida más plena, más asumida, no ciertas normativas doctrinales o litúrgi- “el reconocimiento de los sufrimientos
prepotente. El mal espíritu aparece exenta de dolor, que se revela como un cas cuya cercanía con Jesucristo resul- de su tiempo en su corazón, y hacer de
procurando que se produzcan espejis- crisol de sapiencia humana y de fe. ta más ritual que evangélica, pero que este conocimiento el punto de partida
mos de un autodominio de seguridad ofrecen un refugio ante una sociedad de su servicio” (Nouwen, 1996, p. 8).
adolescente; esa es la manera como El encuentro de sentido en el dolor amenazante y cada día más cuestiona-
nos atrapa. San Ignacio de Loyola lo re- y las búsquedas de plenitud como “es- dora del rol sacerdotal. Se trata de un De esta forma, presentaré la figura
vela en sus reglas para “discernir espíri- pecialista del sanar”, son un desafiante dilema que podría iluminarse con una del sacerdote católico en el contexto
tus” de la Primera Semana en el libro de camino que le toca enfrentar al sacer- mirada psico-espiritual más profunda fragilizado actual, como un arquetipo
de las fragilidades personales y una del sanador herido en el símbolo de
los Ejercicios (326), donde nos muestra dote católico, lo que constituye una de
mayor conciencia de las heridas (perso- Quirón, pero sobre todo de Jesucristo,
que nuestro propio yo suele ser un mal sus misiones más propias. Frente a una
nales y eclesiales) que ayuden a lograr sustentando mayor sentido a su iden-
consejero. Ayuda a objetivarse un en- sociedad materializada y seculariza-
nuevamente la constelación de la iden- tidad y función. Presento al sacerdote
cuentro con alguna persona sensata y da, pero más todavía ahora con todos
tidad y la misión del consagrado hoy en como sanador herido en un proceso de
de confianza, mejor aún si tiene cierta los escándalos que ha vivido la Iglesia,
día. maduración de su vocación y misión.
experiencia de la vida humana y de los el sacerdote se debate en su misión
Desde una visión espiritual, estamos
caminos de Dios. Este encuentro nos en la búsqueda de nuevos estilos. Es
Voy a sustentar simbólicamente hablando de una conversión hacia un
conduce a darnos cuenta de lo que nos una realidad tensionada, entre el po- el sacerdocio en la figura del relato de estilo nuevo, vinculado hondamente
sucede y de que la fragilidad tiene su der social que todavía tiene esa figura Quirón, tomado de la mitología griega. a Jesús, que solo parte de una nueva
lugar psico-espiritual en los procesos (al menos en América Latina) con un Él es el sanador herido que sufre trans- conciencia. Interpretar este mito ayu-
de conversión. desprestigio creciente producido por formando sus heridas en fuente de cu- dará, a mi juicio, a encontrar significa-
conductas reprochables de numero- ración. Quirón, figura arquetípica, va en dos vitales, en medio de las estrechas
Cuando nos conectamos con los sos representantes suyos, amplificadas la búsqueda de una relación que sane inercias en que nos encontramos hoy
marasmos de la sociedad actual y con por su resonancia en los medios. Una al activar las laceraciones del otro, pero (Shinoda, 2012, p. 26). Son senderos en
los impulsos más hondos de nuestra tensión que debería mostrar al clero la también las propias. Al sanar a otros se que se cruzan lo espiritual y lo psicoló-
psique, aflora el deseo profundo de la necesidad indispensable de optar en- cura a sí mismo. Es un dolor con sentido gico, lo místico y lo terapéutico, lo pru-
autorrealización plena. Este es un pro- tre la individualidad-competitividad de que construye un sendero que cura en dente y la locura, la belleza y la fealdad,
ceso que lleva al reconocimiento de la actual cultura global y la humildad- alteridad. Este símbolo lo tomo desde el dolor y la alegría. Caminos intuitivos,
la propia debilidad de nuestro ser. El pobreza de Jesús de Nazaret, en cuyo una perspectiva junguiana, sabiendo vacilantes, muchas veces indefinidos
verdadero poder es la afirmación lúci- seguimiento se sienten llamados a que está detrás la figura de Jesucristo, ya que osamos entrar en el misterio
da de nuestra propia fragilidad como consagrarse. que sana y redime desde la cruz. Dado del hombre y en el espacio de Dios; el
camino de sabiduría. Es una fase que el escenario actual, me parece un cami- origen de donde viene toda sanación.
origina la madurez de la creatividad, no sugerente para la vigencia y el res- Una tarea que con respeto, y conscien-
especialmente en la segunda etapa de cate de lo más humano y, por lo tanto, te de mis propias fragilidades, trataré
la vida. Son procesos misteriosos que de lo más divino, del sacerdocio y por de reflexionar.

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Estaremos muchas veces en la ve- se les pide a los que están en formación Se originan de esta manera, dos postu- XXXV [2008], Decreto 3, 24). Esto es lo
reda de lo indecible, de lo que sucede es que: “puedan llegar a conciliar ade- ras en que la Iglesia se hace presente en que los jesuitas plantean en su tarea
“más allá”, cuando como meta de la sa- cuadamente los bienes humanos y los la vida pública, no exenta de tensiones como “el servicio de la fe y la promo-
nación, la persona encuentra o recupe- sobrenaturales” (CIC, 245, §1). Su iden- al interior, originando cuestiones hoy ción de la justicia”. Postura que, como
ra su ser más vital, su alma. Un terreno tidad y su misión, por lo tanto, básica- no todavía resueltas. Quizá, tendremos ya hemos dicho, permea el ser propio
oculto, ignoto, quizá, la experiencia del mente surgen del entresijo entre la tie- que convivir con esas resistencias mu- del sacerdote o del religioso, como
“suprasentido”, al cual Jung se refiere rra y el cielo, entre lo que vemos y lo que tuas, enfatizando a mi juicio, la respon- característica de su vocación más pro-
cuando dice: está oculto en el misterio. Su naturale- sabilidad de vivir en una sociedad cada funda. Sin embargo, la unificación vital
za se ubica en profundos movimientos vez más descristianizada y por eso mis- brota del contacto con el dolor, con los
El espíritu de la profundidad tomó mi armónicos, y a veces disonantes, entre mo, junto a tantos que tal vez no tienen propios límites o de los otros. La con-
entendimiento y todos mis conocimien- lo finito y lo infinito. Podríamos aseme- nuestra fe, pero que concuerdan con el cordia se da y ya no hay paradojas, solo
tos, y los puso al servicio de lo inexplica- jarlos a los movimientos de la función mensaje humanitario de los valores del entrega. Esto es lo que vislumbra Edith
ble y de lo contrario al sentido. Me robó el trascendente que plantea la psicología evangelio. Para afirmar su identidad, Stein en sus momentos finales, antes de
habla y la escritura para todo lo que no analítica, que “surge de la tensión entre me parece que el sacerdote necesita su muerte en el campo de concentra-
estuviera al servicio de esto, es decir, de la conciencia y el inconsciente, y que estar abierto a este mundo tal cual es, ción de Auschwitz: “El mundo se com-
la fusión mutua de sentido y contrasenti- mantienen su unión” (Sharp, 1997, p. discerniendo su misión, no militando pone de contrastes… pero al final nada
do, que da por resultado el suprasentido. 85). En otras palabras, hacer más cons- sino ofreciendo; no mandando sino sir- quedará de esos contrastes. No queda-
(2010, p. 226-227). ciente lo inconsciente. El sacerdote viendo. Tal actitud surge de una identi- rá otra cosa sino el gran amor. ¿Acaso
católico conlleva en su identidad más dad propia, que oscila entre el misterio podría ser de otra manera?” (Theresia a
profunda una interacción vital, entre y lo contingente, entre lo que vemos Matre Dei,1988, p.293, ).
dos mundos, no fáciles de armonizar, y lo que intuimos. Son mundos no fá-
I.  Identidad y misión más todavía en una realidad actual tan
fragmentada y polarizada.
ciles de integrar pero que la fragilidad
conecta, haciendo puentes de com-
del sacerdote católico prensión y de madurez. El alma solo se II.  El arquetipo del
Estas dos vertientes, indicadas conoce más profundamente cuando se
El Concilio Vaticano II expresa que por los documentos principales de la ha vivido en la indigencia vital. sanador herido
el mismo Señor “constituyó a algunos Iglesia Católica, se complejizan frente
ministros que, ostentando la potestad a una sociedad más secularizada, ori- La vida religiosa está llamada a
sagrada en la sociedad de los fieles,
1.  El Arquetipo y el mito
ginando en la praxis eclesial dinámi- iluminar con un rol que surge de un
tuvieran el poder sagrado del Orden, cas que, como indica el teólogo Bruno estilo más testimonial como “levadura en la Psicología Analítica.
para ofrecer el sacrificio y perdonar los Forte (1985), van acentuando una “pre- en medio de la masa” (Mt. 13,33). Una
pecados y desempeñar públicamente, sencia militante de los valores cristia- labor para tender puentes en medio de a) El Arquetipo
en nombre de Cristo, la función sacer- nos” o una que busca más “la media- esta cultura por una unión de base, no
dotal en favor de los hombres”, tenien- ción”, prefiriendo vivir en la frontera El concepto de Arquetipo en Jung
solo en la misión, sino en su ser más
do como función principal “anunciar el “buscando el deseo de ser cristianos es complejo, ya que va adquiriendo va-
íntimo apoyado en “el amor a Cristo”
evangelio de Cristo” (Concilio Vaticano entre los valores cristianos y la cultura riados significados y matices en su pen-
que religa el misterio de la muerte y re-
II, Decreto 2). El objetivo principal que actual” (González-Carvajal, 1989, p. 3). samiento. Con todo, podemos definir el
surrección (Cf. Compañía de Jesús, CG

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arquetipo como “elementos estructura- b) El Mito tenemos una narración, un relato que 2.  el Centauro Quirón.
les y primordiales de la psique humana” nos una como pueblos, como huma-
(Sharp D., 1997, p. 28), precisando que nidad, y nos permita trazar las huellas Quirón, como centauro es mitad
“El mito es la montaña de donde
no es el inconsciente colectivo pero sí de la historia de la que somos respon- hombre y mitad caballo, hijo de Cronos
surgen todas las corrientes que se
“su nódulo como manifestaciones de sables” (p. 58). Por eso, volvemos a to- (Saturno) y de Filira, hija de Océano y
convierten en verdades aquí abajo,
este estrato psíquico” (Grecco, 1995, p. mar una especie de hilo de Ariadna (la Tetis. Fruto del engaño de Cronos, que
en el valle”.
42). El arquetipo sería una primera “me- cuerda que ayuda a escapar del labe- se transforma en caballo para acosar
(Lewis C.S.) a la ninfa transformada en yegua para
diatización de la fuerza energética del rinto) y nos encontramos con el mito
inconsciente colectivo” convirtiéndose del centauro Quirón, para que pueda escapar de él, es concebido por sus pa-
En la psicología junguiana el mito
en disposiciones básicas, una especie iluminar al consagrado en la realidad dres en forma de animal y más tarde es
es una “declaración colectiva involunta-
de “matrices donde se moldean repre- de hoy, hacia una mayor visión frente abandonado por su madre, quien no
ria basada en una experiencia psíquica
sentaciones, constituyentes a priori, a su fragilidad; que logre asentarlo en puede resistir la permanente visión de
inconsciente” (Sharp, 1997, p. 129). Es un
determinantes de toda posible expe- “su ser interior” (Ovalle, 2009, p. 224). su hijo deforme. Sin embargo, Quirón
territorio “psíquico flotable”, que tiene
riencia” (Grecco, 1995, p. 43). Dicho de Anhelando, en palabras de Jünger cita- es hallado y amparado por Apolo y
mucho poder ya que habita en nuestra
otra manera, una especie de esceno- do por Sábato (2002): “Lo mítico vendrá Atenea. La mezcla humana y bestial es
conciencia, “tanto si somos conscientes
grafía básica personal y social donde se sin lugar a dudas, se encuentra ya en formada excelsamente por estos dio-
de ellos como si no, los mitos viven en
van dando las dinámicas fundamenta- camino. Más aún, está ya siempre ahí, ses. Quedará un sujeto de suma fineza,
y por nosotros” (Shinoda, 2012, p. 40).
les de la vida. Una especie de abeceda- y llegada la hora, emerge a la superficie pero de fondo, su férrea estampa. El
Por eso, tomar un mito, como lo hago
rio comprensivo o un entramado social como un tesoro” (p. 64). Lo importante simbolismo de lo corporal y lo espiri-
con Quirón el sanador herido, puede
y personal compuesto de cuerdas que será, como lo expresa un mitólogo muy tual, siempre tan frágil, y muchas veces
dar pistas interesantes para un sendero
oscurecen e iluminan la existencia, en conectado a la psicología junguiana, no integrado.
comprensivo, sugerente y provocativo.
las cuales la fragilidad es un catalizador que el mito nos muestre los “reflejos
de sentidos de esa experiencia. de problemas internos muy profundos, El sacerdote lleva, como todo ser
Dado lo expresado anteriormente,
los misterios interiores y los umbrales humano, estas realidades muchas
un mito no es algo vinculado sólo a la
Es importante precisar, eso sí, que de pasajes internos” (Campbell, 1991, veces en tensión, con sus triunfos y
imaginación de una persona o de un
los arquetipos “no pueden ser repre- p. 28). Un sendero desde la sombra y con sus derrotas. Tiene anhelos de
colectivo. Atrevernos a entrar en ellos
sentados en sí mismos, pero sus efec- desde la luz, en la búsqueda del senti- plenitud, sobre todo en los aspectos
resulta una clave importante de com-
tos son discernibles en imágenes y mo- do oculto, que reconoce en la metáfo- afectivos y en los dinamismos contra-
prensión tanto del pasado, como del
tivos arquetípicos” (Sharp, 1997, 29). Por ra el acceso a lo universal; “lo que nos sexuales1, es decir en su capacidad de
presente del hombre, con la simbolo-
lo tanto, “una conocida manifestación permite trasladarnos en el tiempo y en diálogo con lo femenino. Quirón es
gía que emerge como señales de un
de los arquetipos son el mito y el cuen- el espacio quedándonos sólo con lo acogido y aceptado luego del rechazo
camino recorrido y por descubrir (Jung,
to popular” (Jung, 2002, p. 5). Por ello, esencial, lo que permanece en un con- de sus padres y eso despierta lo mejor
1984, p. 53). Más aún, en nuestro caso
resulta posible acercarnos al arquetipo en que el sacerdote pareciera estar mu- tinuo presente original, in illo tempore”
en un relato, en este caso tomado de la chas veces sin rumbo, como separado (Ovalle, 2009, p. 228). ¡Este es el desafío! 1 Contrasexual: Término psicológico que im-
mitología griega..., pero antes, una pa- plica que al hombre o a la mujer no se les
de su territorio vital. Ernesto Sábato
puede ver independientes o separados, sino
labra sobre el mito. (2002), desde la agudeza que entrega- que cada uno tiene elementos del otro. Es
ba su pluma, expresaba “que hoy no una visión de alteridad.

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en él. El sacerdote, en sus búsquedas, no puede curarse a sí mismo” (De Hita, Quirón aparece como una figura 3.  Quirón, el arquetipo
encuentra en el servicio y en el amor 1997, p. 102). Es la paradoja dolorosa entendida en el arte de sanar, famoso del sanador herido.
la figura de Jesucristo. Es un camino, y del sanador herido que experimenta- en las leyendas heroicas como edu-
como todo sendero que se va constru- mos. Como sacerdotes, muchas veces cador de grandes héroes griegos, en- El sanador herido puede ser en-
yendo puede llevar a desorientaciones, aliviamos a tantos desde territorios tre ellos, Hércules, Aquiles y Asclepio tendido como una “dinámica arque-
pero que serán hitos de maduración. La personales de abatimiento no trabaja- (Seemann, 1960, p. 357). Por sus cos- típica que se puede constelar en una
confusión y el desconcierto que conlle- dos. Recuerdo a un compañero jesuita tumbres y cultura, y sobre todo por ese relación analítica” (Sharp, 1997, p. 175).
va tomar conciencia de la fragilidad en que llegaba muchas noches a la comu- “aguijón de dolor” va a ser muy distin- Es decir, este movimiento se activa en
estos campos originan la madurez si nidad tan cansado y desolado que no to de sus bárbaros coterráneos, con- toda relación sanadora. El arquetipo
son bien conducidos. Los apolos y las se podía mover casi del sillón del living. virtiéndose en ejemplo de sapiencia y aparece desde el mito pero se encuen-
ateneas son los testigos iluminados Era un agotamiento que lo consumía prudencia. Conocía el arte de la escritu- tra en cada individuo en un momento
que articulan lo que está desfigurado, vitalmente dando tanta vida a otros ra, la poesía y la música, pero ante todo, especial y ejerce su “acción más in-
como lo expresa la psiquiatra infan- pero no a sí mismo. Es la terrible con- era reconocido como médico y ciruja- tensa, es decir, hacen la realidad más
til Alice Miller, para resistir y construir. tradicción de la entrega, sin duda no no, sanador y salvador de la muerte, al antropomorfa” (Jung, 1970, p. 63). En
Quirón es el símbolo de lo que surge de depurada, por la falta de conexión a cual consultaban héroes y dioses (De este caso, es en el espacio de una re-
lo corporal asumido (entendiendo por los propios espacios personales vulne- Hita, 1997, p. 102). Homero, denomina lación curadora en que el mito puede
ello los procesos afectivos y sexuales). rados. La flecha envenenada de Quirón a Quirón “el más justo de los Centauros, constelarse entre el que sana y el que
Esto es, de lo humano llevado a pleni- es el símbolo del encuentro con la he- y lo presenta como amigo de Peleo y el es sanado. Con todo, dado que su di-
tud por el sostén del amor. Algo vital se ridas psico-espirituales que deben ser maestro del joven Aquiles, al que educó mensión arquetipal siempre es “más”,
transforma en Quirón, a pesar de que asumidas y redimidas, trabajándolas en el arte de la medicina y también en no es manipulable, teniendo un carác-
sigue siendo mitad hombre y mitad para dejar que circule la corriente de la práctica de los ejercicios gimnásti- ter situacional misterioso (Jung, 1984,
animal. luz, de amor, que debe fluir en ambas cos” (Seemann, 1960, p. 358). p. 95). El proceso no es naturalmente
direcciones. Existe una honda diferen- automático; toma su tiempo. Se nece-
Este centauro vivía en una caverna cia entre afrontar la fragilidad personal El mito culmina con una nueva in- sita una profunda humildad, entrega y
del Pelión pero como ellos fueron ex- y la de otros, que puede hacer mucha tervención de Heracles quien, movido sensibilidad, para ser testigo y prota-
pulsados por los Lapitas, los mitógrafos veces “presa en nosotros, y dejar que por la culpa y su amor a Quirón, ruega a gonista de cómo el dolor deriva en un
tardíos lo ubicaron en el promontorio se apodere de nosotros y nos destroce” Zeus que Prometeo sea liberado de su Logos sanador, no como meta fija, sino
de Malea. Allí, al parecer, fue herido en (Moore, 2005, p. 282). Podemos dejar martirio y le sea ofrecida su mortalidad como camino, ya que siempre estamos
un accidente por su amigo Heracles que nos afecte pero evitando que nos a Quirón, con lo cual Prometeo se con- dañándonos y aliviándonos.
con una flecha envenenada (Semann, destruya. El sanador se sana y el agui- vierte en un dios inmortal mientras que
1960, p. 360). Esta situación lo conde- jón del dolor lleva a la sabiduría. Es el te- el centauro muere y es enviado al uni- El que sana tiene que activar el
na a un sufrimiento perpetuo como rrible costo del dolor permanente que verso estrellado ocupando desde allí la dinamismo arquetípico del Sanador
ser inmortal, ya que no puede recibir finalmente redime, purifica, salva. Es la constelación de Sagitario, como lo indi- Herido, tanto en sí mismo como en
alivio ni curación. Buscando remedio experiencia más profunda de la cruz. ca la mitología (De Hita, 1997, p. 102). quien acompaña, para que vaya aflo-
a su mal, comienza a descubrir el arte rando, “una cantidad imprevisible de
de curar pero, “he aquí su legendaria aspectos” (Jung, 1970, p. 74). Siendo la
paradoja, mientras puede curar a otros “polaridad su trama básica: el sanador

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lo es porque sana, pero a su vez está la sombra, lo corporal, lo femenino o sombría” y pueden ser reconsteladas si precisamente la curación. Y por eso mis-
herido, lo cual constituye una parado- lo masculino, logrando establecer una se trabaja con alguien con heridas simi- mo, tener en cuenta que “la psicología
ja existencial de rango universal que nueva relación con nosotros mismos, lares: esta es la base de las relaciones profunda es una profesión peligrosa, ya
se encarna en cada persona, tanto en con el mundo y con Dios. Puede surgir de contratransferencia (Sharp, 1997, p. que el analista siempre está propenso
la que busca curar su dolor como en la una nueva oración, más real al recono- 175). A su vez, el sanador interno del a ser infectado por las heridas del otro,
que ofrece curación” (Riego, 2009, p. cer y aceptar la luz que nos ha dado herido puede estar en la sombra pero o a reabrir las propias” (Sharp, 1997, p.
102). Se trata de una realidad de base nuestro inconsciente. disponible; sus heridas activan las del 176). Es como un bisturí que en manos
inconsciente en que entran múltiples analista y este último reacciona cons- expertas hace recobrar la salud, pero
factores que pueden llevar a activar la Sabemos que Quirón encuentra ciente o inconscientemente, como una en ineptas puede provocar la muerte.
función trascendente, claro que con un sentido a su dolor sanando a otros, especie de catalizador, devolviendo la El arquetipo del Sanador Herido debe
esfuerzo psíquico y espiritual grande lo que constituye una metáfora para percepción al paciente (Sharp, 1997, p. llevar a trabajar seriamente nuestros
para lograr la “conciencialización de nuestro quehacer. En el proceso de in- 176). En el servicio sacerdotal, significa- aspectos sombríos en la relación tera-
los efectos del arquetipo sobre los con- dividuación, es decir, de lo que estamos ría una profunda toma de conciencia péutica (y en toda relación) para tener
tenidos de conciencia” (Jung, 1970, p. llamados a ser, la función de Quirón es de las maneras o formas en que “puede suficientemente una clara percepción
155). Nuevamente, procurar crecer en “asimilar contenidos inconscientes an- convertir sus propias heridas en fuente de nuestras fragilidades. ¡Cuidado con
hacer más consciente lo inconsciente, tes de ser abatidos por ellos (…), dan- de curación” (Nouwen, 1971, p. 8). Tiene sentirnos demasiado seguros! El dolor
en el sendero que revela lo oculto para do como resultado una liberación de que ir más allá del mito, ya que como propio finalmente es el que prodiga el
que sea integrado, reparado. energía que puede ser restringida por hemos expresado, Quirón solo sana a don de curar, logrando la sanación de
complejos inconscientes” (Sharp., 2007, otros pero no a sí mismo. Necesitará ambos. En el caso del sacerdote, el que
Como lo saben la psicología pro- p. 88). El centauro Quirón es responsa- esta trama, otra presencia, que va a ser cura siempre es otro, Dios, pero a par-
funda y la espiritualidad que se atreve a ble de guiar la toma de conciencia ha- la de Jesús, el sanado que sana, aunque tir de sus propios dolores, que se han
entrar en la psique, los sueños son uno cia el interior profundo, dando conteni- igualmente la cruz será la experiencia hecho trama vital, como semillas de re-
de los caminos de sanación donde las dos inconscientes a la conciencia. Esto vital que sellará esa vocación, hacién- surrección asociándolos al de Cristo. En
realidades ocultas, muchas veces de inaugura procesos de transformación dola universal. las heridas del sacerdote se despliega
dolor, se rediseñan terapéuticamente al psíquica y por lo tanto, también espi- la cruz, como símbolo de muerte, pero
aflorar los desgarros del alma y las for- rituales, dadores de sentido, para toda En la dinámica arquetipal del que lleva a la vida. ¡Bendita paradoja!
talezas que tenemos. En los momentos persona, pero sobre todo para el sacer- Sanador Herido, la sanación se logra si
de dolor y de fragilidad solemos soñar dote, ya que su misión es precisamente el terapeuta “tiene una relación progre- Desde la perspectiva jungiana el
más; nuestra psique nos está ofrecien- curar. siva con el inconsciente” para evitar la Mito de Quirón despliega sabiduría:
do una senda de reparación. Ya lo dice identificación con el “arquetipo del sal- cuando el terapeuta se deja “afectar”,
el salmista: “Bendigo al Señor que me En toda relación terapéutica, la co- vador” que puede llevar a “una forma inicia una relación especial y sagrada
aconseja, aun de noche mi conciencia municación entre el que sana y el da- de inflación” (Sharp, 1997, p. 176). Hay con el paciente, que los llevará por el
me instruye” (Salmo 16,7). Los sueños ñado fluye en múltiples direcciones, ya que activar el arquetipo del Sanador camino del crecimiento. Una correla-
sanan como semillas de integración, ya que se activa el arquetipo del Sanador Herido, pero cuidando de no identifi- ción profunda con el dolor de ambos
que pueden ayudar a realizar un pro- Herido. Así, tenemos que las heridas carse con él para no llegar a situaciones (sanador y herido) que ilumina la reali-
ceso de aceptación de nuestros meca- del sanador, aunque estén relativa- que finalmente pueden acarrear actitu- dad psicológica común llevando a ma-
nismos más reprimidos; los instintos, mente conscientes viven una “situación des contrarias (antiéticas), destruyendo yor claridad con todos. Es el paso lúcido,

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“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” “Llevamos este tesoro en vasijas de barro”

tremendo, que mueve el dolor pero Aunque lleve en sí la fuerza animal sacerdote, crea profunda coherencia y 4.  Sanar en las relaciones
que lleva a la verdad y al encuentro con y libidinal, Quirón es anegado por lo se constituye en senda de curación. transferenciales.
otros. Un sufrimiento con alteridad sen- profundamente humano, lo que en él
sibiliza al dolor de la humanidad, como infunde sabiduría, que culminará con la Quirón, a través de su propio sufri- Las experiencias de sanación tocan
camino de individuación y de despojo prueba de la angustia permanente que miento, puede comprender el dolor de finalmente el misterio. Las categorías
del ego. En el caso del sacerdote se tra- lo hará más instruido. No niega ni repri- los demás, construyendo una “sanación racionales no logran explicar absolu-
ta de “afectarse” por la realidad social y me, sino que complementa, sobre todo compasiva” que posibilita el encuentro tamente el sendero luminoso y som-
personal del mundo (muchas veces de al vivir adolorido. Será un camino, a que cura. Por eso, el mayor arquetipo brío de los entresijos del cuerpo, de la
dolor) que lo rodea, que lo fragilizará, veces incluso sombrío, de maduración será Jesús. No es mera técnica; es rela- psique y del espíritu, más aún cuando
impidiendo “la inflación del ego”, y por desde la fragilidad, como intento su- ción de almas que se encuentran cons- nos encaminamos al inconsciente. Las
lo tanto, dándose cuenta que todo es premo de lo más humano, que lo lleva tituyendo una ayuda psicológica que relaciones humanas que se deslizan en
solo, por y para Dios. a lo trascendente. Paradojalmente, el la latencia de los opuestos, del amor y
apunta a la comprensión y a la acción
del odio, de la felicidad y de la tristeza,
sufrimiento logra un mayor equilibrio frente al sufrimiento humano. Es una
del dolor y sobre todo de la reparación
Es un sendero en el cual el que de las fuerzas antagónicas que posee, ayuda dialéctica que, como hemos ya
terminan en la vereda de lo insonda-
sana se involucra con su parte también sellando esa integración de vida. Es el dicho, “requiere una mutua compene-
ble. Atisbamos metáforas, intuimos
adolorida. Con sus manos que dialogan camino del héroe interior, que es ple- tración para establecer un vínculo que
mitos, incitamos imágenes para escla-
y comunican con el otro, ya que en esta no en la relación. Es la toma vital de conecte la conciencia y el inconsciente
recer lo que al final es incognoscible.
línea la palabra “quirófano” significa el conciencia, en el caso del sacerdote, del paciente y del terapeuta” (Tolosa,
Necesitamos la experiencia del “supra-
que “cura con las manos las heridas del del camino que Jesús marca siempre 2010, p. 20). sentido” (Jung, 2010, p. 227), como lo
otro” (Riego, 2009 p. 102). Es el esfuerzo al asumir la cruz. Es el territorio de los aludí, al principio de este escrito.
mutuo de uno que cura al herido, pero permanentes caminantes, muchas ve- Todo esto puede ayudar a marcar
en que ambos se van sanando. Es la ces con pérdidas y fracasos. la misión del sacerdote aunque, natu- Sin embargo, si anhelamos crecer
alteridad terapéutica que lleva al cre- ralmente, no establezca una relación para no caer siempre en las oscurida-
cimiento. Quirón acompaña pero tam- Este mito hace que el sufrimiento de análisis terapéutico como tal, ya des vitales -incluso más, por respon-
bién se implica, porque desea sanar no sea absurdo ni estéril: nos comunica que su objetivo es otro, igual se ubi- sabilidad profesional del analista, del
con el otro. No es confusión; es integra- con lo eterno atravesando el misterio ca en un orden de relación sanadora, psicólogo o del sacerdote-, el camino
ción terapéutica. Es ser testigo y prota- que nos hace descubrir un sentido al donde surgen sentimientos, pasiones es acercarnos a vislumbrar las interac-
gonista de las sanaciones del evange- dolor (Campbell, 1991, p.30) que es el y frustraciones que la mirada desde lo ciones que se establecen en las rela-
lio, en el caso del sacerdote. Teniendo íntimo anhelo de los hombres y muje- analítico ilumina y profundiza. Estamos ciones humanas, para adquirir, no sin
en cuenta, como lo hemos expresado, res de toda la humanidad. Ahí emergen en el recóndito espacio del encuentro sufrimiento, esa visión profunda que
que siempre es un movimiento per- Jesús y los mártires, diciéndonos que humano, que va de la muerte a la vida. tuvieron Freud y Jung como explo-
manente , nunca se sana o se hiere ab- sus utopías son un camino, ciertamen- Las dimensiones arquetípicas del mito radores del alma, y, en otra vereda,
solutamente, siempre surgen nuevos te desgarrador, pero donde aflora lo de Quirón iluminan esta trama vital. Ignacio de Loyola y Teresa de Jesús.
senderos. El sanador, el sacerdote, tie- más humano y por lo tanto lo más divi- Encontraremos luces que ayudarán en
ne semblante de sobreviviente. no. Al contacto con ellos y ellas nuestra el sendero de la intuición, de lo incom-
pasión actual, sobre todo en el caso del prendido, desplegando sapiencias que
esclarezcan lo intrincado. Uno de estos

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campos es el tema de la transferencia llegue a las transformaciones que lle- Jung expresa con las imágenes Desde el punto de vista de la psico-
y contratransferencia. Es decir, de los ven en algún momento a la individua- surgidas de este texto alquímico, los logía, esta figura “describe un encuen-
movimientos casi siempre inconscien- ción pero no de uno solo, sino de los procesos que el sanador observa y vive tro humano en que el amor es el factor
tes que se establecen de parte del pa- dos. (Hall, 1995, p. 41). con el paciente durante la confronta- fundamental” (Jung, 2006, p. 206). El
ciente al terapeuta y viceversa. El espa- ción con el inconsciente, en relación contacto con la mano izquierda remite
cio de sanación se supone que entrega Es sugerente el intento de Jung con la “unión suprema de los opuestos a lo ilegítimo, emocional-impulsivo, al
un medio y un lugar para que todo lo para visualizar la relación que se es- hostiles”, proyectándolos en los sím- incesto, a la perversa fascinación. Una
que salga pueda ser desarrollado e in- tablece dualmente desde lo analítico bolos del rey y la reina (Jung, 2006, p. prerrogativa regia de la unión de lo
tegrado conscientemente. Estos proce- pero, como hemos dicho, también de 192). Explica que en este retrato del homogéneo (Ibíd.). Una aplicación de
sos son inevitables y pueden hacerse toda relación humana, y por vocación rey y la reina, el esposo y la esposa se todo esto en la clínica de la transferen-
muy complejos, por eso hay que tener en este caso del “cura que cura”, usan- juntan para celebrar el compromiso o cia son las involucraciones, proyeccio-
mucho cuidado en detectarlos y traba- do claves simbólicas de las figuras del la boda. La pareja se halla sobre el Sol nes dentro de la familia del paciente en
jarlos adecuadamente, sobre todo de Rey y la Reina en el llamado Rosarium
(hombre) y la Luna (mujer), dándose la la que el terapeuta se ve involucrado.
parte del sanador. Philosophorum, un texto alquímico del
mano izquierda, como presencia del Primero de manera oscura, sombría
año 1550 (Jacoby, 2005, p. 18). El obje-
inconsciente, del corazón, precisando y luego a medida que se va haciendo
Es el esfuerzo que hace Carl Jung al tivo es asomarnos a “la fenomenología
la “naturaleza afectiva de la relación”, más consciente, más diáfana, más inte-
aventurarse en el tema de la psicología de los opuestos y de la síntesis de los
sobre todo en lo equívoco. Es una mez- gradora (Jung, 2006, p. 208).
de la transferencia utilizando incluso opuestos en la alquimia” (Jung, 2006,
cla del amor celestial y del terrenal. El
imágenes telúricas. Él intenta orientar p. 161). Le servirá la idea de las “bodas
gesto de las manos derechas unidas es En toda relación hombre y mujer,
y escudriñar el intrincado fenómeno de místicas” que la alquimia designa como
la psicología de la transferencia usando “Coniunctio”, es decir, lo que se quiere compensatorio ya que está mediada más cuando se trata de un célibe como
la simbología alquímica como vehículo combinar, sobre todo en relación al in- por el Espíritu Santo (paloma de Noé), es el sacerdote católico occidental, con
exploratorio que amplíe y expanda una consciente, base del espíritu humano el arte regio, unidas por la “unión de la atracción de la seducción de lo pro-
mejor comprensión de estos fenóme- (Jung, 2006, p. 162). Esto sucede en la las dos cuaternidades, de los modos hibido y en un espacio eclesial donde
nos ya que “estas imágenes contienen transferencia, profundamente terapéu- masculino y femenino (…) en forma de la presencia femenina es abundante,
la relación transferencial de una mane- tica para el paciente y el propio médico una ogdóada formada por cinco flores los dinamismos contrasexuales y afec-
ra apenas consciente, pero sí como un pero, a la vez, no exenta de constelacio- y tres ramas”, que remiten a la obra, al tivos son permanentes pero muchas
presupuesto inconsciente” (Jung, 2006, nes complejas, incluso infecciosas para movimiento (Jung, 2006, p. 200). A la veces no suficientemente reconocidos,
p. 160). De esta manera, como con un ambos (Jung, 2006, p. 166). También el naturaleza impetuosa (triple: masculi- y por lo tanto, ni aceptados ni integra-
gran lente se visualiza la sabiduría que sacerdote al sanar, actúa desde su his- na, femenina y divina) que puede ser dos. Los procesos transferenciales se
detecta el fenómeno transferencial lo- toria y aunque esté asociándola en otro de carácter erótico, turbado con la pen- pueden activar desde las sombras con
grando difundir los resplandores de un ámbito, tal como lo religioso, desde lo diente del incesto de fondo. Es una pre- su afán de características personales no
conocimiento casi místico. El proceso inconsciente las experiencias límites y sencia que puede ser total, uniendo lo registradas como propias desde lo eró-
en el alambique psíquico será circular, de dolor que surgen de este cometido masculino y lo femenino, como arque- tico (más en el sacerdote) irrumpiendo
con materiales que se vaporizan y su- lo llevan a encuentros transferenciales tipo (Jung, 2006, pp. 204 - 205). sentimientos agresivos u hostiles. Esto
bliman repetidamente, identificaciones que, si no son trabajados, lo desvían de se percibe en procesos más permanen-
y desidentificaciones con modelos de su objetivo por muy “santo” que sea. tes, como en el acompañamiento espi-
complejos, contrasexuales hasta que se ritual, de ahí que el símbolo del rey y

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la reina sirvan para explicar y visualizar no está conectado consigo mismo” inconsciente. Es la posibilidad de la Significados vitales para el terapeuta y
los dinamismos sombríos y luminosos (Jung, 2006, p. 222). El impulso a la in- unión integrativa con el otro siempre para el sacerdote, frente a los dinamis-
de esa relación, teniendo en cuenta dividuación, a la madurez, surge de las que se haya constelado con la unión mos transferenciales en la senda de la
que la presencia del misterio de Dios, relaciones consigo mismo y con el otro. dentro del Sí Mismo, en la dinámica sanación emancipada.
como un otro, activa lo que llevará a la Es personal y social, es un asunto, de ánimus-ánima como sendero de la in-
sanación real, de ambos, en un amor naturaleza trascendente, divina, como dividuación, a lograr ser lo que somos En este sentido, es interesante la
oblativo, generoso, no exclusivo, base resplandores de esta imagen del rey y verdaderamente. relación del terapeuta con su pacien-
del ágape. Es un amor “fraternal” que la reina. Aquí se constela lo humano y te “manteniendo un pie dentro y otro
se caracteriza por el “sentido de res- lo divino. Profusamente ya lo he expresado, afuera”, que es empático con el pa-
ponsabilidad, cuidado y respeto y co- que en las interrelaciones del terapeuta ciente pero “controla la empatía y la
nocimiento con respecto a cualquier Los poetas tienen la capacidad de (o del sacerdote) con el paciente pue- relaciona tanto con el contexto psico-
otro ser humano, el deseo de promover construir metáforas que develan sim- den suceder, incluso como parte de la lógico global como con la etapa del de-
su vida” (Fromm, 1990, p. 52). bólicamente los intrincados vaivenes sanación (mutua), diversas situaciones sarrollo por la que atraviesa el pacien-
de las relaciones humanas, y más bajo que tengan que ver con el fenóme- te” (Jacoby, 2005, p. 152). Visualizando
También la imagen del rey y la la égida del amor. La alquimia tiene no transferencial: apegos-desapegos, la imagen del rey y la reina, hay que
tener muy claro, sobre todo, obviamen-
reina, representa el entrecruzarse de mucho de arte prosaico, pero también atracción sexual, dependencias, pa-
te de parte del terapeuta, la ubicación
sus partes masculinas y femeninas de conduce necesariamente. Es “opus” en labras y gestos que van más allá de la
psíquica de la mano izquierda y la dere-
muchas maneras, del ánima y del áni- el crisol del Espíritu Mercurius, que va relación terapéutica, etc. Es el peso
cha en la relación sanadora. Implica el
mus, psicológicamente y culturalmente movilizando el encuentro que sana ac- del devenir originado por la relación
propio conocimiento de “experiencias
como arquetipo. Desafío de toda rela- tivando, separando y uniendo muchas humana hombre-mujer o de igual
internas (…), haber experimentado la
ción transferencial que integra final- veces lo paradojal, lo contradictorio. sexo, desplegados inconscientemente, propia neurosis con toda su angustia,
mente estos aspectos, sobre todo, en Son fuerzas telúricas subterráneas que como reflejos de la relación “siniestra” los sentimientos de culpa y los com-
el caso del sacerdote, que por su condi- afloran del inconsciente para sanar. (con la mano izquierda) del rey y de la plejos pueden ser una gran ventaja”
ción celibataria, necesita expresar, dis- reina. Sin embargo, también tenemos (Jacoby, 2005, p. 152). La estabilidad y el
tinguir e integrar el ánima. El terapeuta En el fenómeno de las relaciones la fuerza sanadora de arquetipos que equilibrio en medio de los vaivenes hu-
y en este caso el sacerdote, al curar se de transferencia, la imagen de la “boda se van desplegando como espejo de la manos a todo nivel, a veces con fuerzas
sana, desde una alteridad y desde sí regia” indicada por el rey y la reina, mano derecha de la imagen alquímica desmedidas, es condición primera para
mismo. siempre es encuentro y desencuentro, que reúne, que integra, que individua, trabajar los aspectos transferenciales,
egoísmo y alteridad, incluso pasión claro que teniendo en cuenta también realidad surgida de relaciones más allá
Explica Jung que en tanto el fe- egocéntrica dada la irrupción de lo la otra mano; esto podría llevar a la del espacio terapéutico. Los entresijos
nómeno de la transferencia sea una erótico. Realidad que puede ser solo “participation mystique”. En el caso de transferenciales y contratransferencia-
proyección, “produce tanto separación frontera, pero que puede lograr equi- Quirón su lado animal es humanizado, les pueden ser un “método peligroso”,
como conexión” (Jung, 2006, p. 221). Es librarse si se activa un otro, el don del logrando integrar los dinamismos más parafraseando el título de una película
un vínculo humano, “pues la relación Espíritu, la paloma de Noé que viene biológicos, como ya lo hemos expre- del director David Cronenberg, que re-
con el sí mismo es al mismo tiempo a dar esperanza consciente, luz inte- sado anteriormente. Es un centauro crea, aunque con cierta imaginación,
relación con el prójimo, y nadie pue- gradora, como contenido arquetípico, único, maduro, fragilizado y, quizás por los inicios de las terapias de Freud y
de estar conectado con éste si antes luego de las oscuridades del diluvio eso sana libremente, afectuosamente. Jung.

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El rey y la reina nos van a entre- 5.  Un invitado inquietante: y, consecuentemente repudia, olvida espíritu y no podrá discernir verdade-
gar fuerzas antagónicas, como voraces el encuentro con la sombra y destierra a las profundidades de su ramente lo que le acontece. De ahí, la
enemigos de la relación humana, sobre psiquismo sólo para reencontrarlas importancia de profundizar este tema,
todo hombre-mujer pero también por Esa cosa oscura que reconozco mía. nuevamente más tarde en los enfrenta- con todas sus implicancias humanas y
el despliegue del amor con la paloma (William Shakespeare) mientos desagradables con los demás” espirituales. El discernimiento, como
de Noé, harán las paces constituyen- (Abrams, Zweig, 1991, pp.11-12). Una facultad para detectar lo que la sombra
do un verdadero “símbolo del Self” Una vez soñé que, caminando, me madurez psico-espiritual solo se da me ha constituido como pecado, es vi-
(Jacoby, 2005, p. 176). Se logrará así re- daba cuenta nítidamente de cómo los cuando reconocemos la parte olvida- tal y me permite después ver sus tretas,
componer en el crisol de la transferen- pies iban hacia adelante y hacia atrás. da y negativa de nuestra personalidad muchas veces como el ángel de luz de
cia un” matrimonio espiritual y simbó- Una mano subía y otra bajaba. Después sabiendo que los procesos de sanación los Ejercicios Espirituales. Es la consta-
lico,” como témenos (lugar de paz) de me miraba en una especie de espejo, están compuestos de mucha luz, pero tación de nuestros límites, sin la que
sanación. Ese es nuestro anhelo por- iba hacia a lo alto pero después iba ha- sin olvidar que “todo lo bueno tiene su nos podemos encandilar y confundir.
que de lo más contrario surge lo uniti- cia abajo. Tan pronto caminaba hacia sombra” (Moore, 2005, p. 281).
adelante en una dirección, luego iba Sin embargo, la sombra no siem-
vo, la unión de los opuestos, un otro, de
sobre mis pasos hacia atrás. Todos los La Sombra también es un proble- pre es el mal, la sombra es también lo
carácter divino. Un misterio develado,
movimientos tenían su corresponden- ma ético, ya que podemos tomar con- opuesto al ego. Jung expresó que la
posible. “Se está más cercano y abierto
cia de manera contraria. Analizando el ciencia de lo que “somos capaces”, de sombra contiene elementos que pue-
a los demás, permaneciendo al mismo
sueño me di cuenta de las fuerzas con- lo “que podemos aceptar” y “con lo que den fortalecer la madurez humana, so-
tiempo más auténticamente uno mis-
trarias que hay en mí. Puedo tener la podemos vivir” (Sharp D. 1997, p. 189). bre todo cuando se reconoce la propia
mo” (Hall, 1995, p. 97). La vocación de
capacidad de llegar a lo más sublime, fragilidad. De ahí que una adecuada
sanador, si es auténtica y bien lograda, San Pablo se refiere a que “no hago
a lo más alto pero también a lo más y madura relación con ella nos puede
sana -como ya lo hemos expresado- a el bien que quiero, sino el mal que abo- ayudar en un mayor autoconocimiento,
ambos y por ende, a otros. Nos aproxi- abyecto, a lo más bajo. Es la constata-
ción tan humana que nos hace tomar rrezco” (Rom.7, 19). Es la fuerza que a conducir los sentimientos negativos,
mamos así a Jesucristo, el sanador he- puede llevar a lo que teológicamen- a excluir la culpa y la vergüenza mal-
conciencia de las distintas fuerzas que
rido por antonomasia, pero, antes, un te denominamos como “pecado”, y al sanas y a percibir nuestras proyeccio-
anidan en nuestra alma. Es la aventura
comentario sobre una presencia en to- problema del mal. La sombra como tal nes que tiñen nuestra opinión de los
de hacernos conocedores de la ma-
dos estos procesos: la sombra. no es el mal; sin embargo, nos puede demás (Abrams, Zweig, 1991, p.16). La
teria que somos y que los momentos
de fragilidad son catalizadores de esta llevar a ella. Es la tensión permanente sombra es una vía paradojal de crea-
verdad porque deseamos sanarnos. en todo desarrollo humano; no hay nin- tividad (lo vemos en tantos artistas) y
Esta realidad, Jung lo describe como el gún camino hacia la luz que no tenga eso puede ayudar utilizando la imagi-
contacto con la sombra. que atravesar antes la sombra. No se nación creativa y ritos que sanan para
trata de que la busquemos, ni de que hacernos cargo de los procesos del yo
Desde la psicología jungiana, la nos complazcamos en ella; se trata de y del alma. Y quizá, de ese modo, deje-
sombra personal es una “parte del que la reconozcamos y la trabajemos, mos de oscurecer más la densidad de
inconsciente que complementa al sobre todo, como hemos dicho, en los la sombra colectiva al asomarnos a las
ego y que representa aquellas ca- momentos límites. El que no ha conoci- propias oscuridades personales como
racterísticas que nuestra personali- do su sombra, el que no reconoce sus vía hacia la luz.
dad consciente no desea reconocer limitaciones, será llevado por el mal

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Tenemos a un Dios que cura des- de la transformación a través del sufri-


Lo que se ha reprimido y que ha
salido como un volcán al percibir la
III.  Jesús como de sus heridas. El momento de mayor miento, una imagen no solo de muerte
sombra, encierra una tremenda canti- figura arquetípica debilidad será finalmente lugar de sal- sino de muerte transformación-renaci-
dad de energía y contiene, consecuen- del sanador herido. vación y por lo tanto de sanación. Lo miento” (Hall, 1986, p. 154). Ser sanador
temente, un gran potencial. Así pues, absurdo del sufrimiento y de la muerte herido para Jesús (y tantos que lo han
como ya lo hemos expresado, por más se tornará misteriosamente en camino seguido desde la cruz) tuvo sin duda,
La presencia de Jesucristo, figura
perturbadora que pueda parecer la de sentido. Escándalo para los judíos y su costo, el mayor pero por eso mis-
que salva desde la cruz como el sím-
sombra no es intrínsecamente negati- para los griegos locura, como lo escribe mo, venció a la muerte de esta manera
bolo de la fragilidad máxima, muestra
va. Es más, podríamos decir que la ne- San Pablo (1 Cor., 22-23), porque cambia atroz, con el misterio de la resurrección,
a un Dios paradojal, ya que prescinde
gativa del ego a comprender y aceptar radicalmente el poder omnipotente en logrando la posibilidad de visibilizar un
de su poder, abajándose, reubicando
la totalidad de nuestra personalidad es el poder de la fragilidad. Una paradoja, camino. La paradoja del sendero que
al ego en la personalidad total, “‘la psi-
más responsable que la misma sombra que llevará a una integración a partir salva, sana y da sentido.
que objetiva como la llama Jung” (De
en la etiología del mal. Por eso, cuan- de la carencia más total. Jesucristo, al
Castro, 1994, p. 153). Jesús inaugura un
do aparece este invitado hay que mi- padecer la más grande ignominia se Jesucristo, tal como lo relatan los
camino sustentado en el misterio pas-
rar más allá del dolor, la confusión o la convierte en una “locura de Dios” que evangelios, fue coherente desde su ori-
cual, como levadura de dolores que van
vergüenza que puede contener para se hace más “sabia” que la sabiduría de gen hasta su final, en una vida desde
a ser redimidos, acaeciendo un proceso
inaugurar el discernimiento debido, el los hombres y la “debilidad de Dios es abajo. Su opción compasiva, con ter-
de individuación total. Marca un nivel
que llevará a la conversión permanen- mucho más fuerte que la fuerza de los nura y en justicia por los marginados
elevado de desarrollo que culmina en
te y a la sanación profunda luego de hombres”, expresa San Pablo (1 Cor., 1, y empobrecidos, constituyó el núcleo
la “experiencia del Self, como centro
la ambigüedad del paso de la sombra. 25). de su misión. A nivel psicológico, es
de la personalidad total, consciente e
El trastorno y las pérdidas pueden ser una “descripción del Self, que comien-
inconsciente” (De Castro, 1994, p. 154).
justamente lo que sane y le den nuevo Una entrega final de Jesús en la pa- za a alcanzarse con su experiencia de
Significa un “vaciamiento” un “despoja-
significado (Moore, 2005, p. 346). Las sión, no exenta de lucha y de conflicto libertad, amplitud, comunión personal
miento” de la propia voluntad a la de
locuras que nos aportan las sombras (de otro modo no sería humana), y, por y universal, paz y alegría” (De Castro,
Dios, a la que se refiere, teológicamen-
son elementos de autoconocimiento y lo tanto alcanzable, como la presenta el 2006, p.107). En su vida el ego se indi-
te San Pablo como kénosis (Filp.2,6-8).
de autoaceptación. El hijo pródigo tuvo evangelista haciéndose eco del Salmo viduó al ser pura alteridad consciente
Esta donación que establece Jesús, lo
que encontrarse con lo más bajo para 22 : “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me y deliberada, constituyéndose como
hace ser salvador de todo dolor, ya que
poder llegar a lo más alto. El perdón y has abandonado?” (Mt.27, 46). Es el arquetipo.
el suyo es un acto redentor para bien de
la conversión verdadera, son produc- momento más oscuro que verbaliza el
toda la humanidad y el universo, reco-
tos muchas veces de la conciencia de la paso final de absoluta entrega, para
nocido misteriosamente en la pasión.
incongruente negatividad en nuestras constituirse en sanador herido aún
El dolor “por otros” y la toma de con-
vidas. sin la certeza objetiva de un otro, que
ciencia de la propia fragilidad libera el
dé sentido, en este caso de la presen-
yo hacia el desarrollo y madurez total.
cia nada menos que divina. Este es un
Jesús es el modelo de este cometido.
umbral de profunda humanidad que lo
hace paradojalmente ser Dios. Desde lo
psicológico “es una imagen profunda

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“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” “Llevamos este tesoro en vasijas de barro”

estamos llamados a ser. Es el movi-


IV.  El sacerdote de Nazaret. Este ministerio inaugura
una responsabilidad de cada sacerdote miento que, con otras palabras nos
que no se labore y no exista el esfuerzo,
pero el hilo que sostiene ya no debe ir
católico como arquetipo para dejarse guiar por Dios, en una dis- muestra el Principio y Fundamento de en el lucimiento y en el emprendimien-
del sanador herido posición que lleve a esa transparencia los Ejercicios Espirituales: somos crea- to individual en busca de la realización
del yo.
de la gracia divina. En estos tiempos en dos para amar y servir. San Agustín dirá
en el encuentro que tienta el individualismo, mantener “conocerme y conocerte”. Sólo desde
con la fragilidad. el oficio de sanar desde la sencillez y la esta experiencia vital podremos decir Hay que tener cuidado de un sa-
cerdocio que deba producir a como dé
humildad, es señal de que Cristo se ha que vamos sanándonos porque vamos
establecido. Curar desde Jesús es un encontrando el sendero del Señor. Un lugar, o trabajar sin medida y para dón-
1.  El sacerdote no oficio que debe tener el estilo del Señor movimiento muchas veces oscilante, de sea. Al pasar de un ciclo vital a otro,
es el que sana, es en la humildad, ya que, si no es así, el como todo camino humano, pero que hay que encontrar los momentos de in-
ego lo contamina todo. Se da un doble nos va transformando. flexión, en la manera y en los objetivos
Jesús de Nazaret. a alcanzar. Las crisis, sin duda que ayu-
movimiento de alteridad, no sólo hay
dan, si son bien llevadas para reorientar
el Concilio Vaticano II , en el de- que salir al otro, sino también salir de sí
creto sobre el ministerio y vida de los mismo, ya que sólo la presencia divina
2.  El proceso de el camino y para tomar conciencia de
madurez que lleva a los estados desalienantes del ego, fo-
presbíteros, recuerda la tradicional es la que sana, como único principio y
sanar y a sanarse. mentando las tendencias integradoras
doctrina sobre el ministerio consagra- dador de vida.
del Self que iluminen el descubrimien-
torio de “cura de almas” que ejercen Según las experiencias y la edad to de nuevas potencialidades. Por eso,
los sacerdotes (I, 1). Es el resultado de Desde la psicología jungiana, po- de toda persona, y, en este caso, del sa- la fragilidad puede ser siembra de ma-
la búsqueda por la “identificación con demos decir que la experiencia del Self cerdote, es necesario tener en cuenta a durez al ser semilla de conocimiento y
Jesús, persona y misión” (Benedicto crea una dirección personal (según las partir de lo que expresa Jung, el desa- autoaceptación.
XVI, 2009, p. 18). Una labor que lo exce- característica de cada persona) intro- rrollo personal y las etapas de la vida.
de infinitamente porque apunta a colo- duciendo el movimiento necesario Decimos que hay un propósito en la Teniendo en cuenta el proceso de
car la mirada en el Maestro y desde allí que facilite al sacerdote su oficio de existencia para alcanzar: “un programa individuación a partir del mito del hé-
dejarse guiar por su presencia. Es decir, “curar” (De Castro, 1993, p.159). Se tra- arquetípico incorporado de modo tan roe, me inspiro en la sistematización
en lo sustancial, no es una labor indivi- ta entonces de integrar la dinámica extraordinario en el sí -mismo, pasando que hace Recuero (2007) que, a su vez,
dual, conquistada de manera empeci- de la individuación como base de un de una fase del ciclo vital a la siguiente la ha tomado de Vázquez (1981b 1986),
nada por muy edificante que parezca, desarrollo psico-espiritual para dejar (…) en que nuevos aspectos del sí-mis- como referente para el camino de ma-
sino un dejarse conducir por Dios que “que en el trono del Yo se siente el ver- mo cobran importancia en la econo- durez y crecimiento, agregando otras
desea obrar en el sacerdote. Es dejar dadero Rey” (De Castro, 1993, p. 165). mía psíquica y exigen ser expresados” claves referenciales.
traspasar el misterio de Dios en su mi- De esta manera, la gracia de la sana- (Stevens, 1993, p. 74). Esto tiene que
sión y al ser coherente con Jesús, sobre ción verdadera, no ego-ísta llegará por ver con los cambios en la vida, pero Parto de la llamada para hacerse
todo en su función de sanar, recompo- añadidura. Estamos hablando aquí de también con la búsqueda de la “propia cargo de las insatisfacciones vividas,
ner desde la misericordia. El oficio de llegar a una vida más plena donde al vocación dentro de la vocación” en la cuando se va perdiendo el aliento vital
hacer el bien presentado como reflejo sanar a otros nos sanamos a nosotros cual no prime angustiosamente, mu- en esta vocación y la misión al final solo
del Salvador. También, la misión de sa- mismos, como ya lo hemos expresa- chas veces de manera inconsciente, la es egoica. Esta es una situación que tie-
nar del sanador por excelencia, Jesús do, recuperando la plenitud de lo que producción y el trabajo. No quiero decir ne que llevar a ponderar todo lo que

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“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” “Llevamos este tesoro en vasijas de barro”

se ha vivido y comenzar a discernir lo que surge del propio reconocimien- Es importante reconocer y cultivar ilumina con simpatía cercana, y esto es
que acontece y empezar a cambiar, a to, significa la aceptación de los lími- la vida psíquica interior y, agregaría, es- muy del ánima. Es la expresión simbó-
purificar un estilo para dejar que Dios tes para encontrarse y vivir en Cristo piritual. Por ejemplo, usando el bagaje lica del abrazo del padre en la parábola
lleve el timón de su quehacer. El sacer- (Benedicto XVI, 2009, 153). Debemos psicológico de los aportes del Diario de del hijo pródigo. Sana con un gesto al
dote es “hijo de este tiempo”, en que, estar lúcidos y muy unidos con el Señor Progoff, el eneagrama u otra experien- expresar la misericordia y el perdón.
como ya lo he expresado, se ubica en en el momento en que se devela el fra- cia seria de autoconocimiento y auto-
un contexto de competitividad y luci- caso como lugar de conocimiento real aceptación, más los elementos de al- El proceso de la aceptación de la
miento personal. Por eso, incorporar la y de pistas para el nuevo caminar. El guna espiritualidad, como la ignaciana fragilidad lleva a la sabiduría del alma.
dimensión de fracaso y por lo tanto de discernimiento se inaugura solo des- en lo que tiene relación con el discer- El encuentro real, cercano con los do-
fragilidad en cuanto a su expresión es de la verdad y, por lo tanto, de la luci- nimiento. En un momento la oración lores propios y de los demás conduce
importante, no sólo como algo even- dez que hace tomar conciencia de las se transformará en mística y la vida en a una reflexión y sensibilidad mayor
tual, sino como enunciado permanen- limitaciones. donación: ésa será la égida del sanador. sobre la vida. Además, encontrar que
te de la cruz, que es el sello de lo más la existencia humana lleva a la comu-
propio de Jesús. Aceptar la debilidad Toda la tarea sirve también para re-
Un elemento clave es la aceptación nión. Podría decirse que el inconscien-
es una gran tarea, aunque justamente conocer la propia sombra, como ya en
de la bisexualidad psíquica aceptando te y sus leyes y “la vida cósmica, terrá-
todo esto se ha dado en este contex- parte se ha expresado. Es preciso hacer
lo femenino compensador, como en quea y microcósmica, excepto las del
to social de sospecha y menosprecio los esfuerzos sinceros para aceptar el
parte ya se ha expresado. Incorporar Yo consciente (a causa de la libertad
del rol. Se trata de procesar esta reali- propio barro, aunque también el “oro”
lo que viene del ánima (la parte feme- obviamente), son del tipo de ‘leyes de
dad convirtiéndola en sabiduría como que ilumina en medio de las oscurida-
nina en el caso de los hombres) es un correspondencia’. Los seres se apoyan
la otra cara de la humildad. Con otras des. La modalidad en este atrevimien-
to, muchas veces desgarrador, es acce- esfuerzo para desplegar productos unos con otros en su existencia y deve-
palabras, lo dice Jung (2008): “cuando
der y tratar de asumir las limitaciones de la conciencia y del alma a partir de nir” (De Castro, 2006, p. 104). El oficio
se sigue el camino de la individuación,
corporales, psicológicas y espirituales experiencias y encuentros. Desarrollar de sanar, desprendido, con amor, en
cuando se vive la vida, hay que aceptar
propias y de los demás. Tarea que hay la sensibilidad y la apertura a las intui- que se destila Dios, sólo surge de esa
también el error; de lo contrario la vida
que simbolizarla cada vez de manera ciones como desarrollo humano más sabiduría del dolor con sentido y de fe
no sería completa” (p. 349).
más auténtica y honesta. Ayudan la completo y sentir que lo femenino in- en la alteridad.
El paso siguiente es el desenmas- aceptación y el valor de la paciencia tegra y enriquece la manera de ver el
caramiento. Es decir, enfrentarse con el con los más débiles; el símbolo de la mundo; esto es lo contrasexual. Más El conocimiento simbólico nos ayu-
ego vanidoso y los espacios construi- “oveja perdida” es muy esclarecedor. aún , realizarlo como hombres célibes da a profundizar en el camino del cre-
dos que “privilegian” pero que alienan También lleva a la reconciliación con la que necesitan creativamente mani- cimiento y madurez, por ejemplo, con
la presencia de la fragilidad. Solo se propia historia, con todo ese ‘mundo’ festar sus afectos y sus sentimientos, los sueños con el arquetipo del Niño
sana a sí mismo cuando se reconoce y del cual, en el fondo, no hemos querido caminando algunas veces, entre repre- indicando aspectos que tienen que
se asume esta condición. Vivir encandi- saber nada, o al menos no mucho, que siones o torpes expresiones. El amor y desarrollarse, preñados de esperanza
lado por el ego personal y social, sólo es la sombra. Aceptar que “ella entre la compasión son valores de todos: de (De Castro, 206, 106). Es un sendero pri-
ayuda a disfrazar lo que se es. Cuando pacíficamente a formar parte de nues- los hombres y de las mujeres; pero, las vilegiado para encontrarnos con una
se “afloja la máscara, el mundo externo tra vida “(De Castro, 2006, p. 102). capacidades que crea el ánima enri- espiritualidad que sane y que le mues-
se hace más lúcido para la conciencia quecen, en este estilo, la vocación de tre al adulto frágil que somos, la ener-
(De Castro, 2006, p. 102). La humildad sanar. Es un proceso que da vida, que gía sanadora del niño(a) que llevamos

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“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” “Llevamos este tesoro en vasijas de barro”

dentro, que regenera y convierte per- La individuación, con todos sus vea en un principio que se está curan- herida, que ahora nos causa sufrimien-
manentemente lo que somos, como procesos, destila una toma de concien- do también, en su proceso permanen- to, se nos revelará más tarde como el
Dios siempre lo ha soñado. cia de las limitaciones y de la necesidad te. Este proceso ya lo hemos expresado lugar donde Dios intimó con la nueva
vital de la alteridad, con la generación profusamente. creación”.
Jung sostiene que la imagen del de los arquetipos que serán bases para
niño representa el impulso más fuerte la vocación de amar, y por lo tanto, de No es fácil darse cuenta de que las El oficio de sanar solo se da con el
e ineludible de todo ser humano. Es sanar. Ha de ser una curación que abar- propias heridas del sanador son fuen- que se atreva a explorar el infierno per-
una “proyección futura” que lleva la que el cuerpo, la psique y el alma y que te de curación. Es el misterio del dolor sonal y del otro, para desde allí traerlo
posibilidad de múltiples transforma- se note. que se redime al contacto sólo con otro a la vida. El averno es el paso necesa-
ciones que conducen al Self, como “esa dolor. El sacerdote, y no sólo él cierta- rio, terrible y doloroso para llegar a al-
plenitud que trasciende la conciencia”, mente, pero en su oficio de sanar, el canzar el cielo. Un rito de transforma-
es decir, a la individuación (Jung, 2008,
3.  Sanar desde las heridas. consagrado tiene variados encuentros ción en el caso de los sacerdotes son
p. 55). El sacerdote católico debe conver- con la muerte, las sombras y el mal de los sacramentos, especialmente de la
tir sus heridas propias y las de los de- este mundo, que condense solo trage- reconciliación, como fuente vital cura-
La sanación, como resultado del más en fuente y camino de sanación, dia o dejar que ese espacio obscuro sea tiva. Aquí lo simbólico se expresa, y el
encuentro con la fragilidad, es un mis- en consonancia vital con Jesucristo, crisol de algo de resurrección. No se deber del consagrado es vehicular al
terio y por eso tienen que abrirse um- que hizo de su dolor y muerte, con- trata de que ingenuamente vea luces encuentro de ese lugar de gracia. Oficio
brales de nuevos conocimientos e in- suelo y vida. Un camino que significa cuando no las hay, sino de detectar que no siempre obvio: la necesidad de una
tuiciones, donde lo simbólico ilumina. registrar las trampas del ego que llevan ese espacio negro no puede ser todo. buena y expresiva liturgia es muy im-
Una experiencia es la imagen de la “ma- a encandilar e inflar la psique y a escin- Incluso más: allí puede haber germen portante. Sanar no es un resultado solo
riposa”, que Teresa de Jesús usó “para dir el alma de la divinidad. Sólo el re- de vida, porque la resurrección solo sur- final, sino la manera de conducirlo tam-
simbolizar la curación que se experi- conocimiento de las limitaciones y de ge de la cruz, como algo absolutamen- bién es fundamental. Tiene un fin, pero
menta en la unión con Dios” (…) y que los dolores hará posible que el sanador te nuevo. Sabemos que la presencia de el modo tiene que estar en acorde con
Jung la veía como “el poder sanador de herido consciente deje aflorar en los Jesús resucitado siempre tiene huellas el mundo terapéutico que va aflorando.
la psique cuando el sí mismo surge a que lo rodean los propios poderes de de la pasión, como lo relata el evange-
través de las transformaciones” (Welch, los otros heridos (Welch, 2001, p. 29). lio de Juan (20, 27). Cuando en la psico- En la psicología jungiana se habla
2001, p. 185). Es preciso tener en cuen- Se sana de verdad, cuando los dos, uno logía jungiana se dice que la sombra no del campo transformativo, el trabajo
ta también la multiplicidad metafórica el sacerdote herido y el otro, hombre es sólo el lado oscuro de la personali- curativo que tiene como objetivo pro-
que conlleva la idea del “Reino” en los o mujer herido, se encuentran con sus dad, sino también signo “de cualidades curar la sanación del paciente, donde
evangelios, como paralelo, podríamos propios dolores, aflorando el misterio morales positivas” (Sharp, 1997, p. 190). afloran los procesos transferenciales,
decir, de la individuación junguiana. de Dios, que cura a ambos. Las heridas Se trata ahora de buscar, en el oficio de las condiciones contra sexuales (anima
Para construirlo sabemos que se usan destilan muerte si se establece una re- sanar, cómo en la calamidad personal y y animus) en sus aspectos conscientes
la semilla, la viña, el tesoro, la oveja que lación absolutamente vertical (uno es la del mundo hay aspectos que llevan e inconscientes entre otras, que impli-
son símbolos de lo que va a acontecer, el sanado que cura al herido). En cam- vida aunque estén horrorosamente ca una labor muy amplia y compleja
con cuidado, con paciencia, con tesón bio, hacen aflorar vida cuando los dos desfigurados. En palabras de Nouwen para el profesional (Hall, 1995, p. 76).
(Masquelier, 1992, pp. 117-120). heridos se encuentran y se mejoran (1971), “por eso el ministro puede ser En el caso del sacerdote, con un ac-
mutuamente, aunque el “sanador” no testigo de la verdad viviente de que la cionar obviamente muy diferente, su

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labor no debe estar exenta (sobre todo y la sencillez del único que sana, Jesús senderos, plagados de muerte, que El verso vislumbra la aventura que sig-
en el acompañamiento espiritual, que de Nazaret. Mostrarse frágil y recono- claman por cortar o por tejer esa unión nifica dejar que la fragilidad nos ilumi-
tiene como objetivo también curar en cer las propias laceraciones constitu- vital. La luz de las propias historias y de ne para iniciar o retomar la senda que
la búsqueda de Dios), de un profundo ye seguramente un escándalo para el los sueños va reflejando los prudentes nos lleva a darnos cuenta de quienes
trabajo introspectivo, aunque estemos mundo del éxito y del poder, pero es pasos de ese caminar. La porfía del dis- realmente somos. Un camino perma-
en un espacio sagrado. Se deben tener puro evangelio para hoy. Los dolores cernimiento se convierte en el arte que nente, individual y como pueblo. Un
en cuenta los mecanismos que existen propios y los del mundo se convierten sana al escrutar y sensibilizar de manera éxodo incesante en el que nos encon-
en toda relación con otra persona, más en nuevo destino, en tanteos vitales, permanente el aguijón doloroso. Surge tramos y hallamos a Dios.
cuando la persona está sufriendo, y por para redefinir la propia identidad: sanar la mirada que da Dios para armonizar
qué no decirlo, también muchas veces desde la fragilidad, desde sus heridas y la propia vista. Son esfuerzos titánicos “Si quiero rescatarme,
en el consagrado. La formación y la de los otros. que llevan a la meta curadora. Me ocul- si quiero iluminar esta tristeza,
madurez psico-espiritual del sacerdote, to pero brota la oración. La meditación si quiero no doblarme de rencor
sobre todo, cuando se ocupa de perso- es el soporte de la vocación terapéuti- ni pudrirme de resentimiento,
nas heridas psíquicamente, son vitales, ca. No es cosa humana: ya estamos en tengo que escarbar hondo
para que siempre impere la responsa-
bilidad y el respeto cercano. Sabemos
V.  Síntesis final el medio divino. hasta mis huesos,
Tengo que excavar en el pasado
que estamos en el espacio recóndito Es el colofón que construye la sa- y hallar por fin la verdad maltrecha
Quirón se constela cada vez que
de lo sagrado, y que todo puede acon- nación verdadera siempre en proceso, con mis manos que no son las mismas.
el dolor y la muerte comienzan a arrai-
tecer, pero hay que tener mucho cuida- en que el alma se revela alcanzada por
garse en el corazón de lo humano; en
do para no caer en ilusorias sanaciones Dios, ya que el nuevo sentido del do- Pero no sólo eso,
el desgarro del cuerpo y el sin sentido
efectistas o en fervores indiscretos. El lor la llevará al misterio de la sanación. tendré que excavar hondo
del espíritu. Va removiendo las másca-
alma y la psique de la persona es sa- La cruz se repliega, las de momento en el futuro y buscar otra vez
ras ilusorias de nuestra sociedad que
grada, como imagen de Dios, y nues- para que en nuevas heridas, salga el la verdad con mis manos
cree que todo lo puede. Jesús siembra
tra relación con ellas siempre irá en el símbolo. La debilidad es tan amplia y que tendrán otras manos
en la multitud de las presencias frági-
sendero de la prudencia y del cuidado. vasta como el mar pero siempre rena- que tampoco serán ya las mismas
les que logran percibir que las heridas
No debemos nunca improvisar, con- ce conquistando vida; sanando al sa- pues tendrán otras manos”.
pueden ser semillas de esperanza y de
virtiéndonos en “aprendices de brujo”, nador. Es el cuerpo, es la psique, es el
vida. El sacerdote sabe que puede ger-
como lo relata el poema sinfónico de alma que vuelven a ser como Dios los (Fragmento del poema
minar en el encuentro doloroso con
Paul Dukas, visualizado en la famosa ha soñado. El mito de Quirón ilumina, “Otra noción de patria”)
la otra persona, sanado y sanándose
película Fantasía de Disney. El arrepen- Jesucristo está aquí. Hemos reconocido
permanentemente.
timiento es muy doloroso no solo de la fragilidad como simiente. Nos hemos
uno mismo, sino del daño al otro. despertado y dado cuenta de que todo
Se inaugura la aventura de la bús-
tiene sentido.
queda del sentido. Es un esfuerzo para
El sacerdote católico a pesar de su
el reconocimiento de la propia herida,
inveterado oficio de curar, hoy es desa- Terminamos con una poesía de
sosteniendo la fragilidad con el dolor
fiado para enfrentar su misión con nue- Mario Benedetti, que simboliza lo que
propio y el del prójimo. Hay obscuros
vo celo y destreza con el estilo humilde he tratado de barruntar en este escrito.

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“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” “Llevamos este tesoro en vasijas de barro”

VI.  Referencias De Hita, C. (1997). El centauro o un viaje


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tav Jung. Santiago, Chile: Universidad Aires: El Hilo De Ariadna Malba-Funda-
Católica de Chile. ción Costantini.

34 35
LA VIDA DE DOS HOMBRES QUE MARCARON EL SIGLO XX
Juan XXIII y Juan Pablo II. Descubre sus experiencias y la visión de mundo
que los llevó a ser protagonistas de la historia y ser declarados santos.
“Sus.heridas.nos.curaron”
El.sacerdote.sanado.
en.la.misericordia.de.Cristo.
Ponencia presentada en el Encuentro de Delegados y Vicarios del Clero
Madrid, 28 de Mayo 2008
P. Elías Royón S.J.
Doctor en Teología Pontificia Universidad Gregoriana, ha sido Provincial de España
y Consejero y Asistente General de la Compañía de Jesús
y Presidente de la Conferencia de Religiosos de España (2009-2013).

Agradezco haber sido invitado a En medio de este mundo herido,


participar en estas Jornadas Nacionales al que hemos sido enviados a llevar la
de Delegados del Clero, y a reflexionar salvación, la sanación de Jesucristo, es-
sobre un tema que nos afecta hoy a tamos nosotros, sacerdotes, también
todos los sacerdotes, seculares y reli- heridos. Nuestro intento no es ofrecer
giosos, y al que tenemos la responsa- remedios para “otros” heridos, sino en
bilidad eclesial de buscar respuestas primer lugar, mirarnos a nosotros mis-
pastorales. mos, y tomar conciencia colectiva de
esas heridas, analizarlas para reconocer
Estas reflexiones presuponen de sus efectos en nuestra vida y misión,
nuestra parte un conocimiento ma- hacer un diagnóstico de la situación
duro, no simplista, del mundo en que ambiental y mostrar con la mayor cla-
vivimos, de la sociedad en que desarro- ridad y convicción posible, cómo en
llamos nuestro ministerio, y de la cultu- Jesucristo podemos encontrar la ver-
ra que nos envuelve sin apenas darnos dadera sanación: “sus heridas nos cura-
Encuéntrelos en librerías SAN PABLO cuenta. ron” (1 Pe 2,24).

La Serena • Santiago Centro • Providencia • Los Ángeles • Temuco • Puerto Montt


37
w w w. s anpablo chile.cl
“Llevamos este tesoro en vasijas de barro” "Sus heridas nos curaron"

encarnación. Reconocer los sufrimien-


Desde dos perspectivas podemos
acercarnos al tema. Desde una pers-
Habiendo sido probado tos de su tiempo en su propio corazón,
estos ha llamado Dios para que sean
en vuestra comunidad servidores del
pectiva sociológica: el presbítero un en el sufrimiento, y hacer de esta experiencia un aspecto altar…Cuando el obispo les impone las
hombre herido en una sociedad herida, puede ayudar a los fundante de su ministerio. Esta apertu- manos siguen siendo hombres y esta
gracia que se le es conferida es la gra-
“el sanador herido”, y buscar respues- ra al sufrimiento da como resultado la
tas donde la psicología y la sociología que se ven probados. incapacidad de asegurar nuestro pro- cia de la flaqueza humana, la gracia en
la encuentran: “¿quién cuida de los cui- pio futuro, de protegernos de cualquier medio de la humana defectibilidad…”2
dadores?” es una cuestión a la que se ¿Qué pensaríamos si nos sugirie- adversidad, de defendernos del dolor
intenta dar una solución desde las cien- ran introducir en un cuestionario para propio y ajeno y aun de la angustia in- Ser sacerdote no significa ni puede
cias humanas. Sin embargo, aunque no evaluar capacidades de un candidato al terior. Así entendida, forma parte de la significar que estamos libres de todo
podemos dejar de lado la ayuda de los sacerdocio, una pregunta como ésta?: vocación y de la estructura de nuestro aquello que nos asemeja y nos iden-
análisis y las respuestas que éstos nos ¿Es suficientemente débil para ser sa- sacerdocio; una indicación de la gratui- tifica con los demás hombres en sus
ofrecen hoy, nuestra aproximación al cerdote? y se acompañara este item de dad con que Dios nos “llama”, del reco- debilidades, como si estuviéramos lla-
varios conceptos que desgranaran y mados a tratar a los demás desde una
tema y sobre todo nuestra búsqueda de nocimiento de la incapacidad humana
explicitaran esa debilidad. Ciertamente gran altura. Dios nos ha llamado a sal-
soluciones, se situará preferentemente ante la misión que se nos confía como
nos extrañaría; lo consideraríamos casi var a los hombres y mujeres de nuestro
en el plano teologal, que comporta la sintieron los Patriarcas y los Profetas, al
como una provocación fuera de lugar; mundo, y no hay salvación sin encarna-
experiencia de fe. Porque el sacerdote verse llenos de debilidades para llevar-
y, sin embargo, la carta a los Hebreos ción: “a pesar de su condición divina…
es un hombre herido que está llama- la a cabo1.
nos habla de que la eficacia del minis- se despojó de su rango y tomó la con-
do y enviado a anunciar la salvación
terio y del sacerdocio de Cristo están Ya K. Rahner hace más de treinta dición de esclavo, haciéndose uno de
de Jesús, a curar y a sanar (Mc 3,13-15;
precisamente en la debilidad: “pues ha- años, escribía a este respecto, un texto tantos…” (Filp 2,5).
16,17-18). Jesucristo continúa sanando
a través de su ministerio. No podemos biendo sido probado en el sufrimiento, que ha sido muy difundido: “El sacer-
Nuestra debilidad, por lo demás,
olvidar en nuestro análisis esta gozosa puede ayudar a los que se ven proba- dote no es un ángel, es un hombre, un
es condición para relacionarnos en
realidad, como tampoco que nuestras dos” (Heb 2,18), “Pues no tenemos un miembro de la santa iglesia, un cristia-
profundidad con Dios, porque propor-
propias heridas dificultan y obstaculi- Sumo Sacerdote que no pueda com- no, lo mismo que vosotros. Como dice
ciona un ámbito donde se manifiesta
zan en nosotros mismos, como creyen- padecerse de nuestras flaquezas, sino la Escritura, ha sido tomado de entre
su gracia, donde su presencia que nos
tes y como ministros, la fuerza salvado- probado en todo igual que nosotros, los hombres. Lo cual no es tan eviden-
sostiene puede revelarse, donde inclu-
ra de la Buena Noticia que anunciamos. excepto en el pecado” (Heb 4,15). “y te al escucharlo; pues esto quiere decir
so su poder llegue a hacerse patente.
Es posible que nuestras vidas puedan puede sentir compasión hacia los igno- que nosotros, los sacerdotes, somos
La debilidad es el contexto y la condi-
situarse a distancia de esa fuente de rantes y extraviados por estar también hombres como vosotros, hombres po-
ción de posibilidad para la epifanía del
él envuelto en flaqueza” (Heb. 5,2). bres, oprimidos, débiles, pecadores….
vida que proclamamos, y asentarse Señor, es la noche en que Él aparece,
hombres de esta época precisa y no
en un amargo sinsentido de la propia no siempre como una promesa tran-
Esta “debilidad” no significa solo la de otra…que no se diferencian de los
existencia. quilizadora, sino, la mayor parte de las
experiencia de pecado, sino también demás, pobres, débiles, cansados, ne-
veces, como un poder que nos hace
la experiencia de una peculiar vulne- cesitados de la misericordia de Dios. A
seguir siendo fieles, aun cuando nos
rabilidad ante el sufrimiento huma- 1 2
cfr. M. Buckley, “A Letter to the Ordinands”: K. Rahner, Siervos de Cristo. Barcelona 1970, p.
no, que el Hijo de Dios asumió en su The Berkeley Jesuit (Spring 1972), p.8. 84.

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sentimos sin fuerzas, aun cuando la fi-


delidad signifique simplemente dar un
En la Exhortación Apostólica
“Pastores dabo vobis”, Juan Pablo II afir-
El sacerdote es ministro de la euca-
ristía; cada día hace presente el cuerpo
El cristianismo de
paso más. En resumen, la experiencia ma que el presbítero “debe acrecentar y la sangre de Cristo, pero un cuerpo “autorrealización”
de la debilidad profundiza nuestra ex- y profundizar aquella sensibilidad hu- partido y una sangre derramada; hace
periencia de Dios. mana que le permite comprender las memoria de la entrega de Jesús a su pa- En nuestra sociedad, pero también
necesidades y acoger los ruegos, intuir sión y a su muerte, donde se pone más en la pastoral, funcionan dos “voces
Pablo vio la historia de su propia las preguntas no expresadas, compartir de manifiesto la debilidad humana de mudas” que configuran un estilo de
vida como una letanía de contrarieda- las esperanzas y expectativas, las ale- Jesús, su pavor, su angustia, su dolor, su cristianismo que podríamos llamar de
des y sufrimientos, como momentos grías y los trabajos de la vida ordinaria; soledad, sintetizada en Getsemaní (Mc la “autorrealización”, que comporta un
sucesivos de debilidad, pero transfor- ser capaz de encontrar a todos y dialo- 14,32ss, Mt 26,16ss) y en la cruz. Es la sutil deseo de “autorrealización y de
mada mediante el poder de Cristo que gar con todos. Sobre todo conocien- gran paradoja de este misterio, la fuer- felicidad” como meta de la existencia.4
le sostenía: “…con sumo gusto seguiré do y compartiendo, es decir, haciendo za de nuestro sacerdocio radica preci-
gloriándome sobre todo en mis fla- propia la experiencia del dolor en sus samente donde la debilidad se mani- En esta concepción de la vida que
quezas, para que habite en mí la fuer- predica la postmodernidad, uno “no
múltiples manifestaciones, desde la fiesta con más radicalidad.
za de Cristo. Por eso me complazco se recibe” de otra instancia; los fines se
indigencia a la enfermedad, de la mar-
en las injurias, en las necesidades, en
ginación a la ignorancia, a la soledad, En realidad con esta reflexión so- elaboran y se formulan desde el propio
las persecuciones y las angustias sufri-
a las pobrezas materiales y morales, el bre los textos de la carta a los Hebreos, sujeto, y en la consecución de ellos, se
das por Cristo; pues, cuando soy débil,
sacerdote enriquece su propia huma- acabamos de señalar una de las ame- concreta la felicidad, a la que se tiene
entonces es cuando soy fuerte” (2 Cor
nidad y la hace más auténtica y trans- nazas de la modernidad a nuestras vi- un “derecho inalienable”, una especie
12,9-1). El presbítero descubre en mo-
parente en un creciente y apasionado das de presbíteros: la dificultad para de derecho humano. Así queda flotan-
mentos semejantes lo que significa su
amor al hombre”. (PDV 72). aceptar la debilidad y el reconocimien- do en el ambiente el convencimiento
vocación; cuando el poder de Dios se
to de nuestro ser de criaturas limita- de que el sentido de la vida humana es
hace evidente en la continuidad de su
Y un poco después la misma das; en definitiva, de gloriarnos, como alcanzar la felicidad, que será diferen-
vida fiel, de una fidelidad que su debi-
lidad parecería sólo socavar, pero que Exhortación afirma: “Del sacerdote, Pablo, en nuestras flaquezas. Vivimos te según los objetivos y fines que cada
en realidad es sostenida por ella mis- cada vez más maduro en su sensibili- en la cultura del éxito, de la eficacia, uno se haya propuesto, y por tanto,
ma, ya que evoca la presencia pode- dad humana, ha de decir el Pueblo de de la posibilidad de realizarlo todo, del aquella se identifica con la autorreali-
rosa y llena de misericordia del Señor. Dios algo parecido a lo que de Jesús “hombre omnipotente”, donde el débil zación personal. Esta, en modo alguno,
Por eso, debería contemplar sus debi- dice la carta a los Hebreos: ‘no tene- y el que no triunfa no tienen un lugar incluye el “descentrarse”, el “salir del
lidades con una mirada tierna y com- mos un Sumo Sacerdote que no pueda en la escala social, son despreciados, propio amor, querer e interés”, la ab-
pasiva, como las mira el Señor, pues compadecerse de nuestras flaquezas, no cuentan, porque se ha aceptado el negación, la gratuidad… en definitiva,
ellas no son obstáculos sino ocasiones sino probado en todo igual que noso- principio de que de las pasividades no todo lo que pueda sonar a “cruz”.
para realizar su ministerio de sanación; tros, excepto en el pecado’ (PDV 72)3. puede surgir la vida y conviviendo con
pueden ser siempre fuente de humilde ellas no es posible ser feliz. De ahí el Sin embargo, este ambiente ha
reconocimiento del don gratuito de la miedo a afrontar las propias heridas, el penetrado, sin mucho esfuerzo, en
llamada y acicate para volver su mirada 3
rechazo a lo que socialmente se consi- 4
Cfr , Comisión Episcopal del Clero, La Formación cfr. Gabino Uríbarri, “La vida cristiana
al corazón traspasado de Jesús que sal- humana de los sacerdotes según Pastores
dere como debilidad y la negación de como Vocación”, Estudios Eclesiásticos,
va y sana sus heridas. dabo vobis, 1994. todo sufrimiento. 59(2001)525-545.

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nuestra pastoral, en las comunidades gustos, o metas. A Dios no se le permite Pero el seguimiento de Jesús tiene esta hemorragia de vida, este vaciarse
religiosas y en nuestras propias vidas, y actuar como Señor de todas las cosas y que ir precedido y acompañado de la de ánimo e ilusión, la anemia espiritual
de un modo u otro, la vida cristiana se pedir, en consecuencia, la vida entera, experiencia de sentirse sanado por su que convierte en estériles los esfuer-
presenta como un medio para alcanzar no hay lugar para la “indiferencia”, la misericordia. No se puede dar el paso zos apostólicos. En Jesús encontramos,
estos objetivos. Por supuesto que la fe “disponibilidad”, ni, por tanto, para la a vivir con Jesús y como Jesús, si no se desde el humilde reconocimiento de
cristiana promete la plenitud de la vida adoración. Esa actitud de vida que lleva ha tocado el borde de su manto y se ha nuestras heridas que sangran, la fuente
y el logro verdadero de la persona hu- al reconocimiento de que no hay otro sentido invadido de su fuerza sanado- de la vida.
mana, pero lo cifra en la identificación todopoderoso sino solo Dios, a quien ra. (Mt 9,21).
con quién es la plenitud de la huma- se le reconoce y acepta, profunda y O la curación en sábado de la mu-
nidad: Cristo. Además la fe nos ense- cordialmente. Se goza de que Dios sea El Evangelio está lleno de esce- jer encorvada que nos narra San Lucas
ña a dejarnos dictar los objetivos más Dios y eso le hace libre. nas donde Jesús, sanando, se muestra (Lc 13,10), a la que sana de ese corazón
profundos de la propia vida por otra como liberador del pecado del mundo. curvado sobre sí mismo que le impide
Persona, que toma el señorío y las rien- El mismo se define como el médico que abrirse a la alteridad y percibir la reali-
ha venido a buscar no a los sanos sino a dad de su entorno. Imagen elocuente
das de nuestra propia vida, el Señor:
“amarás al Señor con todo tu corazón, “Sus heridas . los enfermos, porque son estos los que
necesitan ser curados (Mt 9,12). Se po-
de situaciones no raras entre los presbí-
teros: curvados sobre nosotros mismos,
con toda tu alma...” (Mc 12,28-34) “Si
vivimos, vivimos para el Señor...” (Rom
nos curaron...” dría decir que la primera prioridad de ensimismados, preocupados sólo por
Jesús son los enfermos, los débiles, los las propias situaciones personales o
14,7 ss). Los “fines”, los “para qué...” los Desde la psicología muchos au- que sufren heridas en el cuerpo y en el pastorales como si en el mundo y en la
formula el Criador y Señor de todas las tores apuntan que existen elementos espíritu. Es estremecedor el resumen Iglesia no hubiera otras angustias sino
cosas, que es quien en definitiva los sanadores en aceptar la limitación y la que hace Marcos (Mc 1,32-34): “al atar- nuestros propios problemas. Curvados,
dota de sentido y finalidad. debilidad propias, sin negarlas ni vivir decer, puesto ya el sol, le llevaron todos ensimismados, cultivando un narcisis-
resentido por ellas. Pero también reco- los enfermos y endemoniados; y toda la mo estéril que nos imposibilita acoger
En este modo de concebir la exis- nocen que hay elementos de sanación ciudad se reunió a la puerta; Jesús curó el don misericordioso del amor de Dios
tencia humana, la autorrealización y el en la tradición religiosa. Incluso sus teo- a muchos pacientes de diversas enfer- y el sentirnos reconocidos y amados
éxito se convierten en salvación, y por rías se aplican a la pastoral. Suponen medades y echó muchos demonios”5. por los demás. Nos buscamos tanto
consiguiente, no hay lugar para la pre- que sea el mismo Dios quien se vaya que al final únicamente encontramos
sencia de Dios en el dolor, en el sufri- haciendo presente como fuente de se- Algunas de estas escenas son ico- nuestro propio yo, solo, envuelto en
miento, en la frustración. En el fondo se guridad y nos ofrezca un lugar donde nos de las curaciones que Jesús con- pesimismo, crítica e incluso a veces
expulsa la cruz de la fe, mientras Jesús aceptarnos vulnerables. Sin duda que tinúa haciendo hoy de las heridas de amargura.
ha cifrado la plena realización del hom- ningún otro lugar es comparable con nuestra sociedad y de nosotros sacer-
bre en la donación, en la entrega has- la experiencia de la bondad y la miseri- dotes. Así la curación de la mujer que Después de muchos años, aquella
ta la muerte por amor, y en el cumplir cordia infinita de Dios, manifestada en sufría flujos de sangre desde hacía doce mujer se alzó y se tropezó con unos
no la propia voluntad sino la del Padre. Cristo Jesús. La vocación del presbítero años (Mt. 12.20). Jesús la cura, y ataja ojos que la miraban con amor. Jesús
Efectivamente, si el sujeto se da a sí nos cura y nos hace alzar los ojos y
se cimienta en esa llamada misteriosa 5 Carlos M. Martini, “El ejercicio del ministe-
mismo sus objetivos y sus fines, Dios no encontrarnos con su mirada llena de
pero real de Jesús a seguirle para co- rio, fuente de espiritualidad sacerdotal”,
puede intervenir “pidiendo” una renun- perdón y todo un mundo que amar y
laborar con El en su obra de salvación. Congreso Espiritualidad sacerdotal, EDICE
cia o el “cambio” de los propios planes, 1989, p. 187. evangelizar.

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Podríamos detenernos en la ‘En esto has dicho la verdad’. Como Sin embargo, el problema que se Cuando esto sucede, la identidad
bella conversación de Jesús con la presbíteros necesitamos vivir en ver- plantea todavía hoy, como una herida sacerdotal se aleja mucho de ser huma-
Samaritana (Jn 4.) que nos ha transmiti- dad y encontrar la unidad de nuestra compartida por muchos en nuestra so- na y espiritualmente madura y cae en
do el evangelio de San Juan; una mujer vida interior para acoger y descubrir a ciedad, es el de “la identificación con la una destructiva difusión, que afecta a
herida, a la que Jesús sacia su sed de fe- Dios presente en nuestras heridas por- propia identidad”. Se ha dicho que uno uno de sus elementos principales, cual
licidad y la devuelve a la comunidad. Es que de ahí brota una fuente de agua se hace sacramentalmente presbítero es el de la fidelidad; es decir, la capa-
un icono de cómo acoger nuestras pro- viva. por la ordenación, pero sólo la vida y cidad de mantener lealtades elegidas
pias debilidades, al contemplar la deli- el trabajo pastoral le va haciendo exis- con libertad a pesar de las contradic-
cadeza de Jesús que va sacando de esa Y a la vez, cuando al volver la mira- tencialmente presbítero. Es decir la in- ciones y dificultades inevitables de
mujer herida lo mejor que lleva dentro, da sobre nuestro interior, reconocemos tegración de todas las dimensiones de las opciones tomadas. Es muy posible
el tesoro del que es portadora. Un ico- y acogemos al pobre y herido que hay la persona en torno a la vocación y a la que todos Vds. tengan experiencia de
no de cómo acoger a otros hermanos en nosotros, la acogida de los “otros” se misión es una tarea larga, progresiva en haber tenido que gestionar procesos
en el sacerdocio, de cómo es posible hace en verdad. De lo contrario, puede la que no faltan retrocesos y dificulta- de abandono del ministerio, y habrán
que brote en nosotros una fuente de suceder que estemos buscando enfer- des. La identidad como la madurez no constatado con tristeza y no poca sor-
agua viva que nos haga decir que ‘ya mos y pobres a los que atender, para son realidades estáticas, sino procesos presa, la facilidad, incluso frivolidad,
no creemos por lo que nos han dicho ocultar la necesidad de la propia sana- dinámicos que comportan una con- con que no pocos se han desembaraza-
sino por lo que hemos visto’, por lo que ción, o de afirmarnos entre los demás tinua tensión entre las características do del ministerio o de los votos; como
hemos experimentado.6 como ‘sanadores”. nucleares de la identidad y el contexto quienes se desprenden de algo que
social en que se mueve la persona. Esto era un añadido, en modo alguno como
significa que ese núcleo personal se lo- algo que era carne y sangre propia.
Jesús no se acerca desde la con-
gra sólo a través de sucesivas síntesis
dena de la mala conducta, sino mos-
trando su propia necesidad, “dame de Una identidad realizadas a lo largo de la vida.
beber” y ofreciéndole lo que a ella le amenazada socialmente Una de las dificultades mayores, Un individualismo
falta para hacer verdad. Hay una invita-
ción de Jesús a nuestro espíritu a huir No es ninguna novedad afirmar
especialmente para los sacerdotes jó-
venes, para forjar y vivir la identidad
descomprometido
de ilusiones y falsas teorías que nos ale- que en los años siguientes al Concilio sacerdotal es la incorporación al propio
jan o disimulan nuestra realidad herida. La toma de decisiones que condu-
una de las frases más usadas para des- yo de sensibilidades o culturas diversas
Jesús acoge esas heridas y nos introdu- cen a un compromiso con una visión
cribir la situación de los presbíteros era que cuentan con una gran aceptación
ce en el camino de la verdad. Negarnos global de la realidad, como el sacerdo-
“la crisis de identidad del sacerdote”. social, incluso en la comunidad cristia-
a ver la verdad conduce sólo a mante- cio o la vida religiosa, es un signo de
La crisis no era simplemente teológica, na, pero que contradicen en muchos
ner nuestra ruptura interior, mientras caminar hacia una identidad madura.
sino también existencial. Con el tiem- de sus elementos la sensibilidad cristia-
que de la aceptación brota la unidad y Pero con frecuencia estas opciones son
po, la teología de la Presbyterorum ordi- na. Hay un verdadero choque de sen-
sólo aparentemente profundas, no lle-
la integración personal. nis ha sido profundizada y diversos do- sibilidades y de culturas; es frecuente
gan a un verdadero compromiso que
cumentos del Magisterio han ayudado pertenecer y sentirse interiormente ha-
en fidelidad supere las dificultades, los
a que esta formulación doctrinal esté bitado por ambas, y sin que ello supon-
contratiempos, los fracasos propios del
6
en la actualidad bien adquirida. ga ningún desgarro especial, se pasa
Jean Vanier, La fuente de las lágrimas, Sal ministerio.
Terrae 2004, pp 75ss. de una a otra con extrema facilidad.

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Esta herida manifiesta la dificultad desvinculado. Asistimos a una exal- catastróficos, afectando a las mismas igualmente patente cómo influye este
que existe en la cultura postmoderna tación del individualismo, de su inde- relaciones humanas que se configuran fenómeno en la identidad de los sacer-
para todo lo que implique vinculación pendencia y autonomía, lo cual hace cada vez más, evitando cualquier com- dotes, cuando sentimos el desfase en-
o compromiso y que afecta evidente- evidente las dificultades para estable- promiso personal, cuando por el con- tre la bella imagen teológica del presbí-
mente a los compromisos en el minis- cer una elección, una decisión perso- trario la madurez del individuo sigue tero y la pobre imagen sociológica que
terio y en la vida consagrada.7 nal que entrañe un compromiso fuerte el camino de la vinculación y de la res- captamos en la sociedad y a veces en
que aspire a mantenerse con carácter ponsabilidad con sus lealtades que le nosotros mismos; no son simplemente
Comprometerse significa vincular- definitivo. Se sobreentiende que los vinculan con los otros, y le incorporan diferentes, sino que en muchos rasgos,
se, entrar en relación y comunicación compromisos se mantendrán mientras a grupos más amplios de pertenencia. llegan a ser contrapuestas; aquella nos
con personas, con ideas o proyectos nos sintamos cómodos en ellos, pero ni valoriza, esta nos puede abatir. Es un
determinados, algo que se contrapone, un momento más. hecho, pues, que en nuestra sociedad
por consiguiente al aislamiento, la des- la imagen social del presbítero se ha
unión, o el narcisismo. Poseer capaci- Resulta enormemente significati- Identidad y devaluado hasta cotas insospechadas
dad de comprometerse supone, pues,
disponer de una aptitud para abrirse a
vo a este respecto, fenómenos como
los llamados “separaciones por nada”.
reconocimiento hace relativamente pocas décadas.
la alteridad y superar el individualismo. Es decir, separaciones que se llevan a de los otros. Paralelamente padecemos un des-
Pero nuestra época está caracterizada cabo no por razones de peso, como
ajuste entre la oferta y la demanda de
precisamente por una especie de glo- una incompatibilidad, un conflicto de La identidad se refiere también
lo religioso. Es sin duda, una de las heri-
rificación de la individualidad, hasta tal celos o infidelidad, etc. No. Nada de al ser reconocidos y afirmados por los
das que más hondo se clava en el cora-
punto de que el valor supremo no es lo esto, la separación se lleva a cabo por otros como tales. Este aspecto tiene
zón del presbítero. La oferta de la fe en
que nos supera sino lo que encontra- que sí; por nada en concreto. En lo pro- bastante relevancia en la vida del pres-
mos en nosotros mismos. Esto significa fundo, por la incapacidad de sostener el Dios de Jesucristo y su Buena Noticia
bítero en nuestro tiempo, ya que cada
que vivimos una especie de dificultad un compromiso con otra persona. Pero que es el servicio central de nuestro
vez que uno se pregunta y duda de su
para la apertura al otro, para la relación desgraciadamente, algo parecido está ministerio, son hoy débilmente estima-
valor y su rol, y por el reconocimiento
y en consecuencia para el vínculo y el sucediendo también en el ministerio y das; lo que da sentido a nuestra propia
del entorno social en que vive, es muy
compromiso. Es cierto, que el indivi- en la vida consagrada. vida, lo que creemos con convicción
probable que surja un sentimiento
dualismo, en cuanto afirmación del in- que es fuente de vida y felicidad para el
agudizado de autoconsciencia y se ini-
dividuo, de la persona humana por lo La realidad nos está mostrando hombre, es apenas apreciado y con fre-
cie un deseo escondido de revisar y re-
que ella es, ha supuesto una gran con- que en nuestra sociedad existe un te- cuencia desvalorizado hasta conside-
formular la propia identidad.8
quista de la humanidad, pero al mismo rrible encadenado de la exaltación rarlo inútil y anacrónico. Todo ello pue-
tiempo el mito de la autonomía per- de lo individual con la multiplicación de socavar nuestra autoestima como
Es evidente la devaluación social
sonal conduce fácilmente a la concep- prodigiosa de las posibilidades de ele- presbíteros hiriendo la propia identi-
de la función del sacerdote, y esto no
ción de la libertad como la liberación gir, internet es un ejemplo de ello, y dad, lo cual si no es debidamente ayu-
sólo en la sociedad en general, sino en
de cualquier tipo de influencia ajena, la reducción drástica de las capacida- dado puede generar estados anímicos
las mismas comunidades cristianas. Es
es decir, como un estar desligado y des de vincularse. Se nos invita a dis- como la tristeza y el escepticismo que
7
frutarlo todo sin renunciar a nada. La 8
provocan la desgana y el desinterés por
cfr. Sigo en este apartado a Carlos Domínguez, Pilar Martínez, José M. Fernández Martos, “La
utopía actual es la de la renuncia a la el ejercicio del ministerio.
“El sujeto que ha de elegir hoy”, en Manresa, formación de la identidad”, Sal Terrae, 242
73 (2001)145-160. renuncia. Los efectos ciertamente son (2000)448.

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Por otra parte, la incorporación de grupo, la Iglesia, el presbiterio, la dió- menos inconsciente, nuestro sentido Hemos de reconocer que vivir
los laicos a la acción pastoral ha hecho cesis, una congregación religiosa, y que de pertenencia como presbíteros a la en esta tensión produce un desgaste
que el presbítero haya dejado de ser el ese grupo es fuertemente nuestro “gru- Iglesia, o a sus realidades más cerca- muy fuerte en muchos presbíteros, de
protagonista casi único de la evangeli- po de referencia”. Sin embargo, en una nas, como nuestra diócesis, presbiterio modo particular a aquellos que sienten
zación. Es sin duda una gracia y un don cultura en que la mayoría ve siempre o congregación religiosa? ¿No estará fuertemente la necesidad pastoral de
del Espíritu esta presencia activa y res- como deseable un cambio vital, no re- sucediendo que otros grupos u otras dialogar con esta sociedad y con esa
ponsable de los laicos como partícipes, sulta tan obvio, sino al contrario difícil, pertenencias pasen a ser más impor- cultura en un intento de no cortar to-
por derecho propio, de la construcción mantener una identidad social estable tantes, más significativas y por tanto dos los puentes y encerrarnos en nues-
de la comunidad eclesial. Y así es acep- y una pertenencia firme. Y aquí no me más normativas o rectoras de nuestras tras propias defensas.
tado en general, pero hemos de reco- refiero a los abandonos del ministerio, vidas? No son estas las únicas causas
nocer que en una parte del clero está sino al debilitamiento de esa fidelidad posibles de la desafección eclesial que
suponiendo una dificultad esta emer- diaria y gozosa, a veces obscura pero existe en algunos ambientes. En ellos
gencia del laicado bien preparado, que que alimenta la vida y el ministerio del el amor a la Iglesia y el sentido de per- La pérdida de la
presbítero, a esa pertenencia responsa- tenencia a ella, está dejando de ser en-
no se contenta ya con ser simplemen-
te auxiliares o meros ejecutores de lo ble que siente como propios los gozos trañable. La relación con los Pastores, interioridad o ¿por qué la
mandado por quiénes piensan ser los y los sufrimientos de la Iglesia univer- con los Obispos se convierte en una misión nos agota tanto?
únicos responsable de la comunidad. sal, de la Iglesia local, de su presbiterio, relación funcional, administrativa, que
Esta situación en algunos sacerdotes es decir, su “grupo de referencia”. favorece a su vez, un distanciamiento El equilibrio entre la interioridad y
puede socavar la estima personal y el interior e incluso público y social de la la exterioridad, entre la contemplación
La Psicología ha podido consta- misma Iglesia. Se perciben, más bien, y la acción ha sido siempre una condi-
sentido de sus funciones ministeriales.9
tar que cuanta más posibilidad de dar perteneciendo afectivamente a este o ción básica para la madurez humana y
prestigio tiene un grupo, más proba- aquel “grupo”, compartiendo sus análi- espiritual. Más aún, no ya el equilibrio
ble es que sus miembros se vinculen a sis, sus proyectos e, incluso, en algunos sino la integración de acción y contem-
él y de él reciban su identidad social.10
Identidad y pertenencia Ahora bien, según hemos sugerido an-
grupos, sus críticas a la Iglesia, a la que
se comienza a llamar “la Iglesia oficial”.
plación es el ideal de un camino espiri-
tual del hombre y la mujer apostólicos.
a un grupo tes, en algunos de nuestros contextos
sociales el prestigio de la Iglesia está Como presbíteros, para la gente
La vida del presbítero está llena de
Otro ingrediente de la identidad en entredicho. En una sociedad secu- somos quienes visibilizan públicamen-
interioridad y de exterioridad, de acción
madura es la pertenencia de los indivi- larizada no comporta prestigio el dar te a la Iglesia; es decir somos para ellos
el nombre a un grupo cuya presencia como reflejos de la imagen que de la y de deseos de contemplación, pero el
duos a grupos de referencia. Es obvio
social es indiferente para muchos. De Iglesia tiene la sociedad. Una imagen camino para llegar a integrarlas es deli-
que nosotros sacerdotes pertenece-
esta constatación surgen una serie de que comparten en ocasiones miem- cado, y de modo particular hoy. Es po-
mos también sociológicamente a un
cuestiones que tal vez no siempre se bros de nuestras comunidades cristia- sible que en una minoría de presbíteros
9 Para estos párrafos hemos seguido los análi- plantean con claridad: ¿No estará soca- nas e incluso un número no pequeño y religiosos esta armonía se rompa por
sis que hace Juan María Uriarte en: Ministerio vando este ambiente, de un modo más de presbíteros que participan de las una interioridad desenfocada que aca-
presbiteral y espiritualidad, San Sebastián
críticas y apreciaciones que los Medios ba en intimismo, sin embargo, con más
10
1999, pp.18 ss. Y en “Madurar como personas Cfr Luis López-Yarto, “A la búsqueda de la pro- frecuencia la descompensación viene
para servir como pastores” en: Presbyterium, pia identidad” en: Cuadernos de formación de Comunicación Social difunden, no
19 bis, 2007. permanente, Madrid 1999, pp.9-25. raramente tan fuera de la verdad. por la falta de esa interioridad.

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Por lo general, la actividad del sa- ciales, en discernir, elegir, y priorizar ta- tiempo hay demasiada gente –también es agotador. Sin embargo, también se
cerdote como la del religioso está co- reas para recuperar en nuestro trabajo presbíteros y religiosos – que llega a pueden descubrir oportunidades en
menzando a ser preocupante. La acti- dimensiones humanas. fin de curso o al fin de semana cansa- esta situación. Se puede ver como una
vidad pastoral llega a ser desmesurada; da, con cierta amargura y desazón. No invitación para vivir más de lo esencial,
en consonancia con el modo de vivir de Otro cansancio propio de nues- cansados y contentos, sino agotados y de Jesús y del Evangelio, en otras pa-
muchos de nuestros contemporáneos. tra época es la saturación, que tiene hartos. Y no parece que sea tanto por el labras, vivir el contenido esencial de la
Pero en consonancia también con ellos que ver con el exceso de estímulos y exceso de tarea cuanto por el déficit de caridad pastoral, que no es solo aquello
frecuentemente estamos cansados e solicitaciones y la poca capacidad de sentido en lo que hacen. Se habla tam- que hacemos sino la total donación de
incluso con sensación de agotamien- filtro que mostramos. Así, parece que bién de un cansancio abstracto que no sí a la Iglesia compartiendo el don de
to. El P. Kolvenbach se preguntaba en queremos vivir más relaciones, más es consecuencia de esfuerzos particu- Cristo y a su imagen (PDV 23).
una conferencia: ¿Por qué la misión nos actividades y más experiencias de las lares, porque surge del simple hecho
desgasta tanto? ¿Cómo estamos viviendo que caben en una vida. Las nuevas tec- de vivir; un cansancio “que sería equi- Otra ascesis para hacer frente a la
que nos agotamos y nos quemamos tan- nologías, el contestador automático, el vocado combatir a base de descanso”. pérdida de interioridad y a la disper-
to en nuestro esfuerzo por hacer el bien? teléfono móvil, el computador, el co- Este cansancio no depende de la canti- sión en la misión, es la educación de
La respuesta a estas preguntas nos rreo electrónico, los nuevos medios de dad de actividad sino de otra cosa. Y es nuestros sentidos. Nosotros nos rela-
sitúa en el corazón mismo del modo transporte, las técnicas de marketing, que, en este sinsentido global sentimos cionamos con la realidad a través de
cómo estamos viviendo la caridad la televisión, Internet, son magníficas la necesidad, como sucede a nuestros nuestros sentidos. Son importantes
pastoral.11 ayudas para llevar adelante nuestros contemporáneos, al menos, de sentir- para la vida espiritual y solemos darles
trabajos pastorales, pero también son nos ante nosotros mismos y ante los poca importancia. La publicidad que
Es evidente que el cambio demo- una carga impensable hace sólo vein- demás, útiles, eficaces, e importantes, nos bombardea y estimula nuestros
gráfico que padecemos en la Iglesia de te años. Ya no estamos referidos a un y acabamos en un activismo poco fe- deseos, conoce la importancia de la
Occidente, explica mucho del cansan- lugar, podemos vivir con la fantasía de cundo pero que cansa. Parece que se sensibilidad, nos educa los sentidos y
cio, pues hacemos el mismo o más tra- la ubicuidad, estar en todas partes y impone preguntarnos si, en verdad, es nos enseña a desear. Podemos hacer
bajo entre menos personas o personas localizados en cualquier momento. Tal trabajo excesivo o más bien “paro en- mucha oración, reflexionar mucho, leer
más envejecidas y, por tanto con menos cantidad de estímulos día tras día aca- cubierto”, si está inspirado por la cari- magníficos libros... pero si no evangeli-
fuerzas. Pero hemos de reconocer que ba saturando. De nuevo la ascesis aquí dad pastoral o es el fruto de nuestros zamos nuestra sensibilidad avanzamos
no lo explica todo. Además ya no vivi- consiste en un ejercicio de la libertad, caprichos bajo apariencia de celo pas- poco. No basta con la conversión de la
mos en un mundo natural, gobernados del discernimiento orante y del elegir, toral. Lo que ciertamente consigue es mente y las ideas. Hay que ir descen-
por los ciclos de la naturaleza. Nuestros reduciendo la sobreestimulación, di- dificultar los espacios interiores que ha- diendo a la conversión de los hábitos,
ritmos de trabajo son bastante artificia- ciendo concretos síes y noes. cen posible el cultivo de la interioridad de los modos de pensar, de valorar, de
les. Deberíamos imponernos una tarea y facilitan la unificación de la persona desear, hasta la conversión de la sen-
de ascesis, que consistiera más que en Por supuesto que un cierto can- del presbítero. sibilidad. Para ello es necesario mirar
poner o hacer ejercicios ascéticos espe- sancio forma parte de la felicidad de la mucho y amorosamente al Jesús del
vida del presbítero. El cansancio, pero Todas estas razones pueden ha- Evangelio, y desear identificarse con
11 Para este apartado cfr. Juan Ant. Guerrero, no el estrés. Imagino con facilidad a S. cer cundir el desánimo y hacer que la él, para que su sensibilidad eduque la
“Hacia una nueva ascética” en: Hacia una
espiritualidad para nuestro tiempo, San Francisco Javier cansado y feliz, pero no misión se realice como teniendo que nuestra y elaboremos respuestas ‘cris-
Sebastián 2007, pp.87-123. harto de todo. Sin embargo, en nuestro andar en el fango o en un barrizal, que tianas’. La realidad nos entra por los

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sentidos y éstos están habituados a la misma caridad pastoral de Jesucristo. a ciertos aspectos de la persona del del Padre que es Jesucristo Sacerdote,
seleccionar automáticamente aquello Por tanto, existe el riesgo de que quede profesional y en determinados mo- el único Mediador. Este es el ideal al
que nos interesa. Hay muchas realida- frustrado este dinamismo del Espíritu. mentos de su vida. Difícilmente le uni- que somos llamados: hacer vida la ín-
des que “no vemos”, que “no oímos”, fica, e incluso, con frecuencia, ni les da tima relación entre “representar sacra-
que “no nos gustan”, que “no nos hue- Se trata de un proceso en el que sentido, ya que, en la mayor parte de mentalmente a Cristo” e ir existencial-
len bien” o que “no nos tocan” y a las se va trascendiendo la mera funcionali- las veces, se reduce a un modus viven- mente “transformándose en Cristo.”12
que no prestamos atención porque dad ministerial, incluso vivida con entu- di, o una simple fuente de ingresos.
nuestros sentidos no están abiertos a siasmo juvenil, y superando la perenne
ellas. Otras, en cambio, sí “vemos”, “oí- tentación de vivir el sacerdocio como En cambio, la “vocación” tiene un
mos”, “nos gustan, “nos huelen bien” y una “profesión”, aunque se realice con fuerte componente de “llamada” que La soledad
“nos tocan”. Lo evangélico ha de per- dedicación ejemplar. En tal situación emplaza a la persona a una forma con-
tenecer a éste segundo grupo. Lo que el presbítero está lejos de vivirse como creta de vida como respuesta. Así cuan- Quizás sea la soledad la herida que
acabamos amando y nos acaba organi- respuesta a esa “llamada misteriosa” do la “vocación” se va integrando en el con más fuerza sentimos los sacerdotes
zando la vida es lo que deseamos con que da sentido, unifica y conduce toda presbítero afecta, “toca” existencial- y los religiosos; también la que los de-
el corazón y lo que aceptan nuestros su existencia, cualquiera sea la tarea mente a su persona y ésta se vive como más nos atribuyen más frecuentemen-
sentidos. Ahí está la respuesta a un pastoral y las circunstancias en que la empapada, trascendida por el Espíritu te; pero es necesario comenzar pregun-
influjo más de nuestro mundo: la im- desarrolla. que le llamó y le concedió el don para tándonos si en verdad se trata de una
portancia de la educación de la sensi- ejercer el ministerio en nombre de herida que tiene su origen en nuestra
bilidad y del deseo. Lo evangélico tiene Vivimos en una “cultura sin vo- Cristo, Cabeza y Mediador. (cfr PO 2). Se condición de célibes, o la compartimos
que ‘gustarme’ de verdad, pues al final caciones”, o al menos con un enorme apodera de su sensibilidad, queda afec- con los demás seres humanos.
es la sensibilidad la que elige. déficit vocacional. No sólo porque es- tado su modo de ser y estar, su manera
casean las vocaciones al sacerdocio de actuar, sus intereses, sus afectos, sus Vivimos en una sociedad en que la
y a la vida consagrada, sino porque gustos… (la razón, el deseo, las pulsio- soledad se ha convertido en una de las
escasean las vocaciones sin más: tam- nes, los ideales); en una palabra, confi- heridas humanas más dolorosas. Una
Sensibilidad sacerdotal. bién al matrimonio, también a la medi- gura toda su vida con Cristo sacerdote creciente competencia y rivalidad en-
cina, a la política, al servicio público… (PO 2) y desde ahí concibe su plenitud vuelve las vidas de tanta gente y crea
Es el momento de hablar, aunque Estaríamos en una cultura de muchas y su felicidad. No es posible entender- un fuerte sentimiento de aislamiento.
solo sea brevemente, de esa “sensibi- profesiones sin vocación, es decir, con se sino como sacerdote, esté donde se Pero la soledad es ante todo una reali-
lidad sacerdotal” que se fundamenta un componente muy pequeño o nulo esté, se haga lo que haga, sea cual sea dad profundamente humana, que nos
en la ordenación sacramental, y que de “llamada”… Existen personas que la situación vital en que se encuentre, revela un vacío interior que puede ser
es signo de que el ordenado se va ha- han adquirido ciertos conocimientos en gozo o en tristeza, en éxito o en de- destructivo cuando se le comprende
ciendo existencialmente sacerdote. y competencias aptos para conseguir bilidad. Jesucristo le va seduciendo y el mal, pero lleno de promesas para el
Hay ciertamente un vínculo profundo determinados objetivos útiles y prácti- presbítero se deja seducir: “Vivo yo, ya que sabe llenarlo de sentido.
entre el ministerio y la vida, pero se cos, y eso es lo único que la sociedad no yo, es Cristo quién vive en mí” (Gal
requiere tiempo y la actuación libre y les pide, del resto no se interesa. Tales 2,20). Son pues todas las facetas de la 12 E. Royón, “Oración y experiencia de Dios en la
dócil del presbítero que acoja la gracia competencias ni interfieren ni anidan vida del presbítero las que se deben ir vida del sacerdote”, Congreso Espiritualidad
que le impulsa a vivir participando de en el núcleo de la persona, sólo afectan orientando hacia esa “figura” y “forma” sacerdotal, EDICE 1989, p. 376.

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Asistimos con frecuencia al afán un servidor que cura desde sus propias Entrar en el desierto de la soledad,
con que tantos hombres y mujeres de heridas, haciendo comprender que tocar la “ley de la cruz” nos revuelve y
nuestra sociedad desarrollada se es- nada ni nadie puede llenar la expectati- nos perturba, pero sólo ahí somos libe-
fuerzan por escapar de la soledad. Se va humana de absoluto, sino solo Dios.13 rados del pecado, sólo ahí nuestras he-
está tentado de llenar este vacío con ridas son curadas, porque ahí nos situa-
variedad de cosas: comida, bebida, Por eso, nuestra soledad no debe mos en el meollo del misterio pascual,
sexo, diversión, poder o trabajo. Pero ser simplemente soportada. Así re- en el misterio de un Dios muerto y resu-
el vacío sigue ahí. Se crean expectati- cuerda la Exhortación Pastores dabo citado, clave de la existencia humana y
vas de “curar” la soledad, pero nunca vobis: “La capacidad de mantener una clave del misterio de nuestra vocación
son satisfechas plenamente, llevando soledad positiva es condición indispen- sacerdotal. Compartimos las pruebas
a la frustración e incluso a la amargu- sable para el crecimiento de la vida in- de este inicio de siglo con muchos her-
ra. No se puede llenar ni siquiera con la terior. Se trata de una soledad llena de manos de nuestras comunidades, pero
presencia de otras personas. Muchos la presencia del Señor, que nos pone hay que vivirlas, “de pie junto a la cruz”
matrimonios fracasan porque ninguno en contacto con el Padre a la luz del (Jn 19,25), mirando al crucificado, mi-
de los dos ha sido capaz de llenar la es- Espíritu” (PDV 74). Hay que vivirla como rando al que traspasaron para que nos
peranza, a menudo escondida, de que un acceso a la soledad de Cristo en su inunde la sangre y el agua que brota de
el otro pudiera arrancarlo, o arrancarla, muerte, que asume todas las soledades la herida de su corazón (cfr Jn 19,33),
de su soledad. Igualmente no pocos humanas y las transforma: “Dios mío, de esa herida de amor, la que sana al
célibes viven con el sueño ingenuo de Dios mío, por qué me has abandona- mirarla como la serpiente de bronce
que su soledad desaparecería en la inti- do” (Mt 27,46). Si tomamos sobre noso- en el desierto (Jn 3,14; 12,32). Y miran-
midad del matrimonio. tros la cruz de la soledad y caminamos do saciarse de la belleza del rostro de
con ella se revelará que la percepción Cristo crucificado y glorioso, hasta sen-
A veces nosotros mismos parece moderna del yo no es verdadera. La tir pleno nuestro corazón sacerdotal.
que hacemos todo lo posible por evi- verdad más honda del hombre es que Y entonces podremos repetir, como
tar la dolorosa confrontación con nues- no estamos solos: en lo más profundo Pedro en la transfiguración:¡Señor, que
tra soledad, cuando es posible que el de nuestro ser está Dios, cuyo amor sa- bien se está aquí!, (Mt 17,4). Así desapa-
reconocimiento de la propia soledad cia la soledad y nos abre a la donación recerá la tristeza y la pesadumbre de
sea un hecho fundamental en nuestra a los demás. Si logramos entrar en este nuestros ojos, será posible entender las
existencia. Cuando el presbítero con desierto y encontrar allí a Dios, seremos Escrituras y arder de alegría nuestros
falsas ilusiones huye de la soledad y libres para amar gratuitamente, libre- corazones y enviados, proclamar a to-
busca llenar el hueco que siente en su mente, sin dominio ni manipulación.14 das las gentes: es verdad, el Señor ha
interior, solo consigue que el dolor del resucitado y le hemos conocido en el
corazón se acreciente, impidiendo a la partir del pan. (Lc 24,35).
vez vivirla como fuente de interioridad 13 Henri J.M.Nouwen, El sanador herido, Madrid
y compresión humana. En cambio, si el 2000, 101 ss.
sufrimiento es aceptado y comprendi- 14 T. R adcliffe, El manantial de la esperanza,
do, el sacerdote puede convertirse en Salamanca 1998, 212.

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CALENDARIO DE ACTIVIDADES CEI En nuestra debilidad
ACTIVIDAD EXPOSITOR/ES LUGAR
encontramos tu fuerza
AÑO 2014
Mamerto Menapace, o.s.b.
Monje y escritor argentino, fue abad del Monasterio
TALLER: Cómo vivir en soledad Marcela Rojas CEI (Lord Cochrane 110, Santiago) Santa María de los Toldos (Argentina) entre 1980 y 1992.

PROGRAMA: Beber en tu propio Pozo Katie Van Cauwelaert, Holanda CEI (Lord Cochrane 110, Santiago)
Caballero y Juanita Calvo.
Señor, Tú nos enseñas
Sacerdotes Jesuitas CEI y Casa Ejercicios Padre
RETIRO: Semana Santa el caminar de la vida que reconocernos débiles
CEL. Equipo Laicos(as) CEI Hurtado. (Santiago)
nos va mostrando es camino de encuentro
TALLER: Cansancios y exigencias Juan Carlos Bussenius, s. j. CEI (Lord Cochrane 110, Santiago) que somos débiles con la fuerza que viene de Dios.
y va desnudando Sólo cuando nos vaciamos
TALLER: Cine y Espiritualidad Claudia Grez Villegas CEI (Lord Cochrane 110, Santiago) nuestras limitaciones. y despojamos,
cuando sentimos el vacío
TALLER BÍBLICO: Conocer más de Ante el espejo de nuestra persona y tomamos conciencia de nuestro límite,
cerca al Espíritu Santo que anima a Rosa Estela Yáñez Poblete CEI (Lord Cochrane 110, Santiago) nos descubrimos el Dios Bueno y Generoso
San Pablo y a nosotros en la misión pobres y necesitados... nos sostiene, alimenta,
nos falta la fuerza anima y renueva nuestras fuerzas.
Juan Pablo Cárcamo, s. j.
TALLER: Acompañamiento que la rutina y los problemas
Juan Carlos Bussenius, s. j. CEI (Lord Cochrane 110, Santiago)
Espiritual, NIVEL I van mellando y erosionando Que nuestra vida esté unida a Ti,
Katie van Cauwelaert
lenta y continuamente. que te busquemos con ansias
Carmen Pinto y sin descanso,
TALLER: Los sueños nos Hablan Colegio Monjas Inglesas
Juan Carlos Bussenius, s. j. ¿Adónde abrevar agua fresca que nuestros ojos busquen tu mirada,
que reponga nuestras fuerzas? y nuestras manos se estiren
ES.PE.RE: Escuela de Perdón ¿Adónde asir nuestra mano para alcanzar tu apoyo,
Katie Van Cauwelaert CEI (Lord Cochrane 110, Santiago)
y Reconciliación
para sentirnos firmes? que tu Espíritu, Señor,
TALLER: El sentido de la enfermedad. ¿Adónde encontrar el ánimo nos de el coraje y la valentía,
Juan Carlos Bussenius, s. j. CEI (Lord Cochrane 110, Santiago) que nuestro espíritu? para seguir andando,
Un viaje al anochecer y al amanecer
y sobre todo,
REQUIEREN INSCRIPCIONES PREVIAS: En nuestra debilidad para compartir con los demás,
Lord Cochrane 110 (Metro Moneda), Santiago. encontramos tu fuerza, compañeros del camino,
Tel.: (56 2) 2838 75 40 - cei@ignaciano.cl - www.ignaciano.cl la fuerza que abrevamos en Ti.
Señor de la Vida.

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“Llevamos este tesoro en vasijas de barro”

Unidos por una mano a Ti,


buscando tu fuerza
a través de la oración,
la Palabra,
y la escucha atenta...
unidos por la otra mano
a los demás,
compartiendo y convidando
la fuerza que nos alimenta,
tu presencia viva entre nosotros,
caminando siempre a nuestro lado,
sosteniendo nuestros esfuerzos
y guiando nuestros pasos.

En nuestra debilidad
asumida y presentada
como ofrenda ante tus manos,
está nuestra fuerza, Señor,
que en realidad es tu fuerza
que encontramos
al unir nuestras vidas
a tu Proyecto.

Que así sea.

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