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Escuela Universitaria de Enfermería Casa de Salud Valdecilla

Universidad de Cantabria

Rol de enfermería en pacientes con


Trastornos de la Conducta Alimentaria
Nursing role in patients with eating and feeding disorders

Autor: Jorge de la Serna Maté | Directora: Silvia González Gómez

Trabajo Fin de Grado


Departamento de Enfermería
Julio 2017
RESUMEN………………………………………………………………………………………………………………… 1

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………………………………. 2

CAPÍTULO 1. Descripción de los TCA……………………………………………………………………….. 6


1.1. Epidemiología……………………………………………………………………………………….. 6
1.2. Criterios diagnósticos de los TCA…………………………………………………………… 7
1.2.1. Trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos.. 7
1.2.2. Pica………………………………………………………………………………………… 8
1.2.3. Trastorno de rumiación………………………………………………………….. 8
1.2.4. Anorexia nerviosa…………………………………………………………………... 8
1.2.5. Bulimia nerviosa……………………………………………………………………… 8
1.2.6. Trastorno por atracones…………………………………………………………. 9
1.2.7. Trastorno de la conducta alimentaria no especificado……………. 9
1.3. TCA de reciente aparición……………………………………………………………………… 10
1.3.1. Diabulimia……………………………………………………………………………… 10
1.3.2. Ortorexia nerviosa…………………………………………………………………. 10
1.3.3. Vigorexia………………………………………………………………………………… 11
1.3.4. Adicción al ejercicio………………………………………………………………… 11
1.3.5. Ebriorexia……………………………………………………………………………….. 11

CAPÍTULO 2. Valoración clínica……………………………….……………………………………………… 12


2.1. Valoración…………………………………………………………………………………………….. 12
2.1.1. Complicaciones físicas…………………………………………………………… 12
2.1.2. Etiología………………………………………………………………………………… 13
2.1.2.1. Factores predisponentes………………………………………… 14
2.1.2.2. Factores precipitantes……………………………………………. 17
2.2. Instrumentos de cribado y de utilidad en prevención primaria……………… 18
2.2.1. Cuestionario SCOFF ……………………………………………………………….. 18
2.2.2. The Eating Attitudes Test (EAT) ……………………………………………… 18
2.2.3. The Restraint Scale ………………………………………………………………… 18
2.2.4. Cuestionario de influencias del modelo estético corporal………. 19
2.2.5. BULIT……………………………………………………………………………………… 19
2.2.6. Test APGAR……………………………………………………………………………. 19
2.3. Niveles de actuación……………………………………………………………………………… 19
2.3.1. Prevención primaria………………………………………………………………. 20
2.3.2. Prevención secundaria…………………………………………………………… 20
2.3.3. Prevención terciaria………………………………………………………………. 20
CAPÍTULO 3. Intervenciones de enfermería………………….………………………………………… 21
3.1. Contribución del enfermero en el diagnóstico………………………………………. 21
3.2. Señales de alarma que orientan el diagnóstico……………………………………… 21
3.3. Manejo en Atención Primaria………………………………………………………………… 23
3.4. Objetivos de enfermería……………………………………………………………………….. 25
3.5. Intervenciones NIC asociadas a los TCA…………………………………….…………… 26
3.6. Organización funcional de la UTCA del HUMV……………………………………….. 27

CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………………………….. 29

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………………………………………....... 30

ANEXOS…………………………………………………………………………………………………………………… 33
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) están alcanzando cifras de prevalencia
e incidencia alarmantes en un grupo de población cada vez más amplio. Muchos hablan de ellos,
pero son pocos los que verdaderamente los conocen. Producto del desconocimiento de la
población en general y de los profesionales sanitarios en particular, unida a la falta de conciencia
de enfermedad de los pacientes, hace que se demore la búsqueda de atención sanitaria y, en
consecuencia, el tratamiento se instaure tardíamente, reduciendo la probabilidad de
recuperación, lo que provoca el aumento de la cronicidad y la pérdida de calidad de vida.
El profesional de enfermería es especialmente importante en la prevención y detección
precoz de estos trastornos. Debe estar entrenado en la valoración de las esferas humanas
afectadas –la física, mental y social– y en el uso de instrumentos de cribado sencillos y de fácil
interpretación que apoyen o descarten el diagnóstico, agilizando la derivación al dispositivo
asistencial correspondiente, siempre formado por un equipo multidisciplinar en el que destaca
el rol de enfermería.

Palabras clave: Trastornos de Alimentación y de la Ingestión de Alimentos, Atención de


enfermería, Anorexia nerviosa, Bulimia nerviosa, Promoción de la salud.

Eating and feeding disorders are raising alarming amounts of prevalence and incidence
on a broad group of population. A lot of people talk about them, but only truly know them a few
group. Result of lack of awareness of general population and healthcare professionals, linked to
the lack of insight of patients, cause delays in medical attention and, therefore, establish
treatment too late, reducing the likelihood of recovery, increasing cronification and losing
quality of life.
Healthcare professionals are especially important in prevention and early detection of
these disorders. They have to practice evaluation of affected human spheres (physical, mental
and social) and in the use of simple screening tests to support or reject diagnosis, speeding up
patient referrals to the appropriate care device, consisting of a multidisciplinary team where
underscored the nursing role.

Key words: feeding and eating disorders, nursing care, anorexia nervosa, bulimia nervosa, health
promotion.

1
Estos son los diez mandamientos de las anoréxicas, difundidos en Internet1:
“Si no estás delgada, no eres atractiva. Estar delgada es lo más importante. Compra
la ropa adecuada, córtate el pelo, toma laxantes, muérete de hambre para parecer
más delgada. No comerás sin sentirte culpable. No comerás comida que engorde
sin castigarte después. Contarás calorías y limitarás tus comidas de acuerdo con
ellas. Los designios de la báscula son los únicos importantes. Perder peso es bueno,
engordar es malo. Nunca se está lo suficientemente delgada. Estar delgada y no
comer demuestran la auténtica fuerza de voluntad y el nivel de éxito” (p57).
Es un ejemplo de la gravedad que reviste la anorexia, patología que forma parte de los
trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Estábamos acostumbrados a oír hablar del término Trastornos de la Conducta
Alimentaria (TCA); sin embargo, en la 5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM-5) se les otorga una denominación más extensa: Trastornos de la
conducta alimentaria y de la ingestión de alimentos (TCAIA).
La definición proporcionada de los TCAIA en el DSM-5 es la que sigue2:
“Los TCAIA se caracterizan por una alteración persistente en la alimentación o en
el comportamiento relacionado con la alimentación que lleva a una alteración en
el consumo o en la absorción de los alimentos y que causa un deterioro significativo
de la salud física o del funcionamiento psicosocial” (p329).
La comida se convierte en el auténtico protagonista en torno al que gira su vida.
Se hace necesario reconducir y desmontar las ideas falsas relativas al significado de
tener un cuerpo sano, dejando de asociarlo obligatoriamente a que sea muy delgado.
Los TCA no son una entidad que haya aparecido en los últimos años. En el caso de la
anorexia, su origen se remonta a antes de Cristo. Para la bulimia, la primera referencia escrita
data de 1979; sin embargo, ya desde la antigua Roma se hablaba de conductas de atracones y
posteriores vómitos provocados3.
El denominador común de las personas que sufren un TCA es la demora en solicitar
atención, al carecer de conciencia de enfermedad, sumado a su habilidad para ocultarla. Es por
ello especialmente importante establecer herramientas y dotar de conocimientos y habilidades
a los profesionales de enfermería para que, a su vez, empoderen a otros profesionales, a las
familias y a la población en general, con el objetivo de que ayuden en la prevención y detección
precoz de estos trastornos.
Los TCA no cesan de aumentar. La prevalencia de anorexia nerviosa (AN) en España se
sitúa en el 0,1-1,5%, y la de bulimia nerviosa (BN) entre el 0,5-1,5%, mientras que la prevalencia
de los TCA denominados como no especificados (TCANE) está entre el 1,7 y 3,8%. La prevalencia
total para los TCA se sitúa entre el 4,1 y el 6,41%. Está aumentando la incidencia y la prevalencia
de forma sorprendente en los países occidentales, sobre todo en el grupo joven de población
femenina3.
Los TCA se erigen como la tercera enfermedad crónica entre la población adolescente4.
Se analizarán los porcentajes de recuperación y mejoría, de cronicidad y los de muerte por
inanición o suicidio.

2
El grupo de mayor riesgo son las adolescentes y mujeres jóvenes. Sin embargo, en los
últimos años está aumentando el número de casos de TCA en varones5.
Estos pacientes tienen una habilidad especial para ocultar o enmascarar sus síntomas.
Otro gran inconveniente que retrasa la detección son los actuales ideales sociales respecto a la
delgadez asociada al éxito y belleza, que se promueven continuamente6.
Se produce la búsqueda incesante de la delgadez, convirtiéndose en una obsesión1. Se
pretende que se comprenda qué le lleva a una persona a iniciarse en un trastorno de la conducta
alimentaria, y que se rompan mitos como los siguientes: ‘la anorexia y la bulimia son episodios
sin importancia propios de adolecentes mimadas; no entiendo por qué se ven gordas cuando
están esqueléticas; ellas nunca se recuperarán de esas enfermedades’.
Multitud de personas, sobre todo en su etapa adolescente, han tenido escarceos con las
dietas. Con los contenidos abordados en páginas posteriores, se pretende saber cuándo las
conductas observadas atraviesan la barrera de lo patológico, siendo indicativas de padecer un
TCA.
Nos encontramos en la era digital, en la que internet se ha convertido en un auténtico
peligro para los adolescentes que, insatisfechos con su imagen corporal, buscan métodos de
pérdida de peso en páginas web pro-anorexia y pro-bulimia. Actualmente, a través del servicio
de mensajería instantánea WhatsApp®, las víctimas de estos trastornos han encontrado una
excelente vía de comunicación, formando grupos en los que comparten su evolución y
frustraciones, ejerciendo de auténticas consejeras para continuar con el ciclo de destrucción en
el que están inmersas. Estos son algunos escalofriantes consejos reflejados en páginas que
realizan apología de los TCA: consumir grandes cantidades de agua muy fría o masticar hielo, de
forma que el cuerpo consuma más calorías para mantener la temperatura corporal; incitan a la
hiperactividad en reposo para contribuir al aumento del gasto calórico, animando a mover
continuamente sus piernas; si sienten hambre, animan a golpearse el estómago; deben visitar
la cocina frecuentemente, para hacer creer a su familia que está comiendo; utilizar enjuagues
bucales fuertes antes de comer para reducir la palatabilidad de los alimentos y, por consiguiente,
el apetito.

Se estima oportuno que los profesionales y la población en general tome conciencia de


la magnitud del problema, mostrando las vías de tratamiento existentes cuando el problema
está instaurado, evitando el fatal desenlace con el que en ocasiones nos encontramos, como es
el suicidio.
A lo largo de los años, he podido escuchar a determinados profesionales sanitarios
realizar comentarios inapropiados respecto a estos pacientes, afirmando que ellos mismos han
elegido estar en esa situación, responsabilizándoles de la enfermedad. Esta falsa idea puede
reducir la empatía y aumentar el rechazo hacia dichos pacientes7. Se hace necesario aumentar
el nivel de conocimientos de los profesionales de la salud en esta área.
La complejidad de los TCA, dada la variedad de factores que los originan, hace necesario
y obligatorio su abordaje por parte de un equipo multidisciplinar, con especial importancia de
enfermería.
Del párrafo anterior se deriva que la prevención y el tratamiento de los TCA precisa de
la colaboración de diferentes profesionales que atienden la salud, cuales son: médicos,
psicólogos, enfermeros, nutricionistas, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales.
Los recursos asistenciales de que se dispone para realizar el tratamiento son la consulta
de atención primaria, la consulta ambulatoria de Salud Mental, las unidades de hospitalización

3
de día o, en último lugar, la hospitalización completa. También se pretende empoderar a la
enfermera de atención primaria para que sea capaz de prestar cuidados a pacientes aquejados
de TCA, evitando la derivación inmediata a una Unidad de Salud Mental.
La experiencia vivida como alumno de enfermería en la Unidad de Trastornos de la
Conducta Alimentaria (UTCA) del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en el mes de
diciembre de 2016, me despertó una batería de emociones muy dispares y nunca antes
experimentadas, que me llevaron a querer profundizar en el conocimiento de dichos trastornos,
plasmándolos en el presente Trabajo de Fin de Grado, que espero sea de ayuda para aquellos
interesados en conocer o mejorar el manejo de estos pacientes.
El presente trabajo está constituido por tres capítulos: en el primero se hace un repaso
de los trastornos alimentarios más conocidos, para seguidamente introducir los novedosos o de
relativa reciente aparición; en el segundo capítulo figuran las herramientas de que nos podemos
servir como personal de enfermería para detectar precozmente los TCAIA y las alteraciones o
complicaciones en la salud que conllevan; y en el último, se reflejan las intervenciones de
enfermería a realizar en pacientes que presentan dichos trastornos.

OBJETIVOS
 Definir los Trastornos de la Conducta Alimentaria clásicos, así como los de reciente
aparición.
 Describir los instrumentos empleados en la detección de los TCA.
 Describir las complicaciones y la evolución de los TCA.
 Enumerar las intervenciones de enfermería realizadas con los pacientes que padecen un
TCA.

METODOLOGÍA
La presente monografía está desarrollada a partir de la literatura científica publicada
desde el año 2012 hasta el 2016.
Se efectuó la búsqueda bibliográfica empleando el vocabulario estructurado con los
descriptores DeCs y MeSH, haciendo uso del operador booleano de intersección AND para
combinarlos entre sí, bien en español, bien en inglés. Dichos descriptores son:
Figura 1. Descriptores empleados.
DeCs MeSH
Trastornos de Alimentación y de la Ingestión
feeding and eating disorders
de Alimentos
Atención de enfermería nursing care
Anorexia nerviosa anorexia nervosa
Bulimia nerviosa bulimia nervosa
Promoción de la salud health promotion
Fuente: elaboración propia.

Las bases de datos utilizadas en la realización de las búsquedas fueron: PubMed, Dialnet,
CuidenPlus, Web of Science y PubPsych.

4
También hice una lectura exhaustiva de la Guía de Prevención de los Trastornos de la
Conducta Alimentaria, publicada en 2012 por la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales del
Gobierno de Cantabria, y de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta
Alimentaria, publicada por el Ministerio de Sanidad.

Además, aproveché mi estancia en la UTCA del HUMV, durante el Practicum IV-Módulo


3, perteneciente al Área de Enfermería en Salud Mental, para: obtener información de los TCA,
participar en la consulta de enfermería responsable de la detección de nuevos casos y de la
prevención de recaídas, comprobar la sintomatología y evolución de los pacientes en primera
persona, aprender su abordaje terapéutico y el importante papel de la enfermería en este
campo.

Finalizada la búsqueda y guardados todos los artículos, eliminé los que no tenían
relación con el tema a estudiar, aquellos cuya información no consideré que aportara datos
significativos, los publicados en una fecha previa al 2012, aquellos cuyo acceso precisaba la
realización de un pago a su editorial, o los que estuvieran redactados en un idioma diferente al
español o inglés.

5
1.1. Epidemiología de los TCA
Actualmente, el principal problema de salud mental en la población joven es el de los
Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)8. El TCA más frecuente es el trastorno de la
conducta alimentaria no especificado (TCANE), seguido de la bulimia nerviosa (BN) y de la
anorexia nerviosa (AN)9.
La incidencia de TCA adoptó una tendencia de crecimiento en las últimas décadas,
llegando al 5%, si bien se desconoce si esto se debe al aumento del número de casos o a la
rapidez con la que se detectan y diagnostican10.
La prevalencia mundial de los TCA oscila desde el 0,5 al 3,7%10.
En EE.UU., una de cada 100 mujeres de 16 a 18 años presenta anorexia nerviosa10.
En España, la prevalencia de TCA se sitúa en el 4,1-6,41% de las mujeres de 12-21 años,
mientras que en hombres de esa misma franja de edad está en el 0,27-0,9%11.
En Cantabria, del total de pacientes seleccionados para la realización del estudio de
prevalencia por diagnósticos de TCA, atendidos en la UTCA del HUMV, se hallaron estos datos:
en el grupo de mujeres, el 64% presentaba AN, el 27% BN y un 9% TCANE; mientras que en los
hombres, se diagnosticó de anorexia nerviosa restrictiva al 50% y de TCANE al otro 50%. El grupo
de edad en el que se concentraba la muestra comprendía de los 16 a los 25 años. Del estudio
también se dedujo algo ya sabido, y es que los TCA son propios del sector femenino12.
La prevalencia de la AN en mujeres oscila entre 0,3% y 3,7%, mientras que para la BN, la
prevalencia está entre el 1% y 4,2%12. La incidencia de AN es de 0,3 a 1% en mujeres, y 0,1% en
hombres10.
Aunque puede diagnosticarse en menores de 13 años, presentan mayor riesgo de AN
los adolescentes entre 15 y 19 años, que representan hasta 40% de los casos. Existen dos picos
de incidencia: entre los 13 y 14 años, y entre los 16 y 17 años10.
En la población pediátrica, se estima una incidencia de 3,01 casos por 100.000
habitantes, de los cuales aproximadamente un 37% reúne los criterios de anorexia nerviosa, un
1.4% de bulimia nerviosa y un 43% de TCANE13.
Los TCA son, tradicionalmente, más prevalentes en la población femenina10. A pesar de
que la mayoría de las personas afectadas por estos trastornos son mujeres adolescentes y
jóvenes, la prevalencia se amplía cada vez más a hombres y adultos. La presencia de los TCA es
cada vez más frecuente entre la población adolescente, así como de aparición más temprana9.
La incidencia de TCA en países no desarrollados es menor, aunque en aumento. En
Uruguay, si bien no existen cifras oficiales, los TCA no han adquirido la dimensión que presentan
en países desarrollados10. Si bien se decía que los TCA son característicos de países occidentales,
los estudios confirman la inversión de esta tendencia. Así, se afirma que en las sociedades no
occidentales, los TCA han alcanzado dimensiones muy elevadas14.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificados, conformados por aquellos
trastornos que no reúnen todas las características requeridas para catalogarlos como anorexia,
bulimia o trastorno por atracón, son el grupo más relevante, con una prevalencia del 2,76-
5,3%11.

6
La BN es un trastorno que se da principalmente en mujeres (solo entre el 5-10% de los
afectados son varones), y el grupo con mayor incidencia son las adolescentes entre 15 a 19
años14.
La AN es una enfermedad grave, con mortalidad entre 7-10%. El 50% de las defunciones
tiene relación con la desnutrición y 24% son por suicidio. Los estudios a largo plazo muestran
que 15-25% evoluciona a cronicidad, 25% mantiene dificultades psicológicas invalidantes como
depresión, fobias y retraimiento social, y 30% pueden evolucionar a BN10.
En un estudio realizado a 1306 estudiantes universitarios españoles, presentaron
criterios de susceptibilidad de un TCA 255, lo que se traduce en una prevalencia del 19,5%,
siendo más frecuente en las mujeres que en los hombres (21,2% vs 15,0%). A nivel de España,
se han encontrado prevalencias de riesgo en población universitaria del 19%. Sin embargo, a
nivel internacional, las prevalencias de riesgo muestran una gran variabilidad en esta población
oscilando de valores del 39,7% en Grecia y Colombia, al 5,8% de México8.
En un estudio realizado sobre familiares de pacientes con TCA, se concluyó que existe
mayor prevalencia de AN en familiares de pacientes con AN (3%-12%) en comparación con
familiares de controles (0%-4%). El riesgo de BN en familiares de primer grado de pacientes con
BN está entre 4,4 y 9,6 veces más que en el caso de los familiares de controles. Así, se puede
confirmar que los TCA se dan más en familiares de pacientes con TCA que en familiares de
controles15.
Los TCA son trastornos multidimensionales generados por un conjunto de factores
fisiológicos, emocionales, familiares y socioculturales16.
Son trastornos que en ocasiones cronifican, que asocian importante morbi-mortalidad
y que frecuentemente se presentan con múltiples recaídas10.
El tratamiento requiere la participación de un equipo multidisciplinario, sin claras
evidencias que indiquen la efectividad de diversas estrategias terapéuticas. Su evolución es muy
caótica, con episodios de remisión de duración variable, tentativas de suicidio frecuentes y
complicaciones somáticas severas10.
Los TCA cuentan además con la tasa de mortalidad más elevada de todos los trastornos
psiquiátricos, causada principalmente por fallo cardiaco o suicidio. Por ello, es prioritario el
diagnóstico y tratamiento temprano de estos trastornos13.

1.2. Criterios diagnósticos de los TCA


Los trastornos de la conducta alimentaria se clasifican en: trastorno de
evitación/restricción de la ingesta de alimentos, anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno
por atracones y trastorno de la conducta alimentaria no especificado.

1.2.1. Trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos


Se trata de un trastorno evidenciado por el fracaso continuado en el cumplimiento de
unas adecuadas necesidades energéticas y/o nutritivas, vinculadas a estos hechos: pérdida de
peso, deficiencia nutritiva, recurrir frecuentemente a alimentación enteral o suplementos
nutritivos y afectación de la esfera psicosocial. En este TCA se aprecia una pérdida de interés en
comer, que puede verse motivada por las propiedades de los alimentos (presencia, coloración,
aromas que desprenden, textura, temperatura o sabor). No existe una distorsión de la imagen
corporal que explique la aparición del trastorno2.

7
1.2.2. Pica
Se denomina así al trastorno caracterizado por la ingestión de sustancias que carecen
de aporte nutricional, como papel, jabón, ropa, pelo, cuerdas, lana, tierra, tiza, pintura, chicles,
metales, guijarros, carbón vegetal, barro o hielo. Dicha ingestión no es propia conforme al grado
de desarrollo del individuo que lo presenta (por lo que el diagnóstico no se establece en niños
de edad inferior a dos años) ni a la cultura del grupo. El tiempo de consumo debe ser al menos
de un mes2.

1.2.3. Trastorno de rumiación


Consiste en la regurgitación repetida de alimentos, después de comer, durante al menos
un mes. Una vez deglutido el alimento, que puede estar parcialmente digerido, se devuelve a la
boca aparentemente sin náuseas, arcadas involuntarias ni desagrado, para seguidamente volver
a tragarla o desecharla. El trastorno no aparece en el contexto de una afección gastrointestinal
como reflujo gastroesofágico o estenosis pilórica, y no se produce exclusivamente durante el
curso de una AN, BN, un trastorno de atracones o un trastorno de evitación/restricción de la
ingestión de alimentos2.

1.2.4. Anorexia nerviosa


El significado etimológico de anorexia es inapetencia, es decir, falta de apetito.
Es una distorsión de la imagen corporal que conduce a un trastorno alimentario. En esta
alteración, el paciente considera tener mayor peso del que en realidad posee, o aprecia algunas
partes de su cuerpo deformes o excesivas (sobremanera el abdomen, glúteos y piernas), lo que
le lleva a desear adelgazar, y a presentar conductas destinadas a conseguir dicho objetivo. Así,
la anorexia nerviosa se caracteriza por el rechazo a ingerir determinados alimentos o a limitar la
ingesta, que actúa como respuesta a conflictos psíquicos. Ello conduce a un peso corporal
significativamente bajo, aunque el trastorno hace que puedan llegar a sentirse con sobrepeso17.
Existen dos formas de presentación de la anorexia nerviosa. En el tipo restrictivo, la
pérdida de peso corporal se explica por el seguimiento de una dieta, el ayuno y/o el ejercicio
físico excesivo, sin acontecer atracones o purgas. Por el contrario, en la AN con atracones o
purgas, la persona ha recurrido al uso de laxantes, diuréticos, enemas o se ha provocado el
vómito18.
Para determinar la gravedad, se emplea el IMC en los adultos y el percentil del IMC en
niños y adolescentes. Una AN es catalogada como leve cuando el paciente tiene un IMC de 17
kg/m2, moderado si es de 16-16,99, grave en caso de IMC de 15-15,99 y extremo si resulta
menor de 152.
En los adultos, se considera un IMC de 18,5 kg/m2 como límite inferior del peso corporal
normal. Se consideraría un peso significativamente bajo en un individuo con un IMC menor de
17,0 kg/m22.
El miedo a engordar hace que quieran tener perfectamente controlado su peso corporal.
De esta forma, las veces que suben a la báscula son numerosas. Además, miden el perímetro
abdominal, braquial y del muslo principalmente17.

1.2.5. Bulimia nerviosa


La bulimia significa literalmente hambre muy intensa o hambre de buey.
Psicopatología caracterizada por el descontrol alimentario, donde se suceden atracones
y ayunos de manera exagerada. Estos atracones, reales o subjetivos, son vividos con gran

8
malestar y culpa, lo que obliga al individuo a compensarlos mediante vómitos o diarreas en las
formas purgativas, y con ejercicio-ayuno en las no purgativas. Habitualmente existe un peso
normal o sobrepeso, y se reserva el término anorexia purgo-bulímica para aquellas que cursan
con bajo peso. Presentan vergüenza por miedo al descontrol en su vida17.
La bulimia se caracteriza por la combinación de atracones seguidos de comportamientos
compensatorios para evitar el consiguiente aumento de peso. Un atracón consiste en ingerir, en
un breve periodo de tiempo, una cantidad de alimentos claramente superior al que una persona
sería capaz de ingerir en el mismo espacio temporal, acompañado de la pérdida de control para
detener la ingesta o controlar la cantidad o el tipo de alimentos consumidos. Los
comportamientos compensatorios corresponden a la práctica del vómito sobre uno mismo, o al
uso de laxantes, diuréticos u otros fármacos, incluso instaurar el ayuno posteriormente o
practicar ejercicio físico de forma excesiva. Estos hechos deben producirse al menos una vez a
la semana durante tres meses para que puedan catalogarse de bulimia2.

El hecho de comer en pequeñas cantidades durante todo el día, popularmente conocido


como picotear, no se puede definir como un atracón. Los atracones ocurren a espaldas del
entorno del paciente, que procura por todos los medios que no se percaten de lo que sucede2.
Los alimentos ingeridos en los atracones no pertenecen a un grupo concreto. Difieren
entre los individuos que los padecen, pero puede afirmarse que suelen comer alimentos que
tienden a evitar2.

1.2.6. Trastorno por atracones


Se denomina así el trastorno en el que una persona ingiere de manera compulsiva una
gran cantidad de alimentos. Después de este ataque, aparece un espacio de restricción
alimentaria y de disminución del estado de ánimo, en la que hay una gran necesidad de comer.
Hasta que no se da un nuevo atracón, la persona siente ansiedad y un estado de ánimo bajo. En
estos episodios, la persona se siente culpable y reconoce que tiene una falta de autocontrol,
hecho que olvida cuando comienza el siguiente atracón19.
El trastorno por atracones, del inglés binge eating, se caracteriza por episodios
recurrentes de atracones, los cuales se asocian a tres (o más) de los hechos siguientes: comer
mucho más rápidamente de lo normal, hasta sentirse desagradablemente lleno, grandes
cantidades de alimentos cuando no se siente hambre físicamente; comer en soledad debido a
la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere, o sentirse después a disgusto con uno
mismo, deprimido o muy avergonzado. La persona con este trastorno padece un malestar
intenso respecto a los atracones. Estos hechos ocurren, al menos, una vez a la semana durante
tres meses. Lo significativo y distintivo respecto a la bulimia, es que en el trastorno por atracones
no tienen lugar comportamientos compensatorios2.
El perfil de persona que habitualmente se encuentra con este trastorno responde a
aquellos con un IMC normal o sobrepeso, o incluso con obesidad. No debe establecerse una
comparación de igualdad entre la obesidad y el trastorno por atracones. Muchos obesos no
tienen atracones. Las consecuencias sobre la salud y condiciones de vida de aquellos con el
trastorno revisten mayor gravedad y peor calidad de vida19.

1.2.7. Trastorno de la conducta alimentaria no especificado


Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas
característicos de un trastorno de la conducta alimentaria o de la ingesta de alimentos que
causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los
trastornos en la categoría diagnóstica de los TCA2.

9
La categoría del TCANE se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no
especificar el motivo de incumplimiento de los criterios de un trastorno de la conducta
alimentaria y de la ingesta de alimentos específico, e incluye presentaciones en las que no existe
suficiente información para hacer un diagnóstico más específico (p. ej., en servicios de
urgencias)2.

1.3. TCA de reciente aparición


Si bien el DSM-5 no recoge estos trastornos, que hasta el momento no se consideran
propiamente como trastornos de la conducta alimentaria, se estima importante hacer una
reseña sobre los mismos, definirlos y darlos a conocer a consecuencia de su incremento.

1.3.1. Diabulimia
La diabulimia consiste en la conjunción de dos patologías: bulimia nerviosa y diabetes
mellitus insulinodependiente. La persona que la padece evita de forma parcial o total la
autoadministración de insulina, además de comer cantidades excesivas de comida para
posteriormente provocarse el vómito, e incluso hacer uso de laxantes o diuréticos. Con ello
pretende controlar el peso. Mediante el control de la insulina refieren facilitar la pérdida de peso
que esta puede generarles, pues saben que su organismo, ante la ausencia o déficit de glucosa,
utilizará los depósitos lipídicos almacenados para obtener la energía necesaria20.
Existe una prevalencia mundial del 20% de este trastorno en mujeres diabéticas,
mientras que los hombres presentan una relación frente a las mujeres de 1:10 respectivamente.
El perfil de edad corresponde a personas jóvenes, si bien se encuentran también pacientes de
mayor edad con un TCA crónico desde su juventud20.
Se constata que algunos diabéticos aprovechan que lo son como medio de
adelgazamiento. Las exigencias requeridas en pacientes que deben inyectarse insulina pueden
llevarles a pensamientos que desencadenan en alteraciones en la alimentación. El ejercicio físico
excesivo también es otra de las medidas adoptadas para conseguir llegar a la delgadez
absoluta20.

1.3.2. Ortorexia nerviosa


La ortorexia nerviosa consiste en una fijación patológica por comer la cantidad de
alimento precisa y saludable. La dependencia psicológica recae en la calidad de los alimentos, el
equilibrio del menú y la rigidez en los horarios. Comer a la manera ortoréxica requiere de una
cantidad importante de tiempo y dinero.
Las actividades cotidianas giran en torno a la planificación, la compra y la preparación
de las comidas. Su incumplimiento conduce a un estado de ansiedad y malestar psicológico. Por
lo tanto, encontramos a personas con dietas altamente restrictivas, y que se aíslan
socialmente21.
En sus menús no tienen cabida los alimentos que contengan colorantes artificiales,
sabores, agentes conservantes o alimentos transgénicos, las grasas hidrogenadas, los alimentos
con excesiva sal o azúcar. Además, el método y menaje utilizados a la hora de cocinar los
alimentos también forman parte del ritual obsesivo21.
La prevalencia de ortorexia nerviosa en la población general es del 6,9%. Los
profesionales de la salud presentan una prevalencia de 35 a 57,6%, lo que es indicativo de un
elevado riesgo para su salud mental y física, lo que invita a la reflexión y a dedicar esfuerzos en
su prevención21.

10
1.3.3. Vigorexia
Este trastorno se caracteriza por individuos excesivamente centrados en tener un estado
muscular tonificado y deshacerse de la mayor cantidad de grasa posible que rodea sus músculos.
Ello lo consiguen con una estricta rutina de ejercicios junto a unas pautas nutricionales
determinadas, actividades que se convierten en el eje central en torno al que gira su vida y sus
pensamientos. Además, lo complementan con la ingesta de anabolizantes22.
A pesar de que los demás les vean como personas fuertes por su estado físico, los
vigoréxicos presentan una distorsión de su imagen corporal, sienten vergüenza por su físico, que
aprecian como pequeño y débil. La consecuencia fatal puede ser el suicidio. Otras
denominaciones que recibe este trastorno son anorexia inversa y dismorfia muscular22.

1.3.4. Adicción al ejercicio


Una práctica excesiva de ejercicio físico puede provocar adicción, suponiendo una
afectación en las esferas física y psicológica.
La adicción al ejercicio se divide en primaria y secundaria. La adicción primaria no se
asocia con TCA, pero en la secundaria sí que está presente algún trastorno de la conducta
alimentaria y la práctica excesiva de ejercicio es uno de los síntomas del TCA23.
Otro autor estima la prevalencia para las deportistas de élite en un 50%. La incidencia
de TCA en el deporte en general se sitúa en el 4,2-39,2%24.

1.3.5. Ebriorexia
Este trastorno consiste en dejar de comer para compensar las calorías obtenidas
después de consumir alcohol. Suele darse en personas entre los 18 y 30 años. Además del abuso
de bebidas alcohólicas, la ebriorexia se conjuga con otras conductas dañinas como realizar
atracones, para luego provocarse el vómito. De ahí que se afirme que es una extraña
combinación entre anorexia, bulimia y adicción al alcohol25.

11
Ante la sospecha de un TCA, se elaborará la historia clínica completa del paciente. El
principal obstáculo para el diagnóstico de estos trastornos recae en la mentira y ocultación de
síntomas. Es por ello que se debe crear una atmósfera de confianza, asegurándole la
confidencialidad de cuanta información confiese al profesional sanitario, quien evitará formular
preguntas directas que puedan intimidarlo. Su papel será la motivación, la comprensión y el
apoyo6.
La entrevista clínica se vertebrará en dos ejes: por un lado se halla la valoración de
posibles trastornos físicos, emocionales, conductuales y cognitivos; y por otro, el cribado
mediante cuestionarios que miden síntomas y conductas de riesgo que ayudan en la detección
de posibles casos de TCA.

2.1. Valoración
La valoración que realice el profesional de enfermería mostrará especial atención a los
siguientes apartados16:

 Su insight, es decir, si tiene conciencia respecto a su problema.


 Empleo de fármacos para controlar el apetito, inducir el vómito, aumentar la digestión
o la motilidad intestinal mediante laxantes, aumentar la diuresis. Y consumo de
sustancias tóxicas.
 Los hábitos alimentarios del paciente, detectando el nivel de control ejercido sobre la
dieta (alimentos permitidos y prohibidos). Recomendar elaborar un diario de
alimentación de semanas completas, anotando los pensamientos relacionados con las
ingestas.
 Actitudes hacia el peso, recogiendo su historia de pérdida o ganancia de peso
(sospechando de las pérdidas de origen desconocido), la metodología empleada para el
control de ingestión.
 Su nivel de actividad y actitud hacia el ejercicio.
 Pertenencia a grupos de riesgo (modelos, atletismo, etc.).
 Autoimagen, pidiéndole que se describa físicamente y cómo cree que le ven los demás,
y su posible distorsión.
 Nivel de autoestima; patrón cognitivo y de afrontamiento del estrés. Miedos. Existencia
de conductas de autoagresión.
 Estado de sus relaciones familiares, apoyo recibido, y grado de interacción con el
entorno social.
 Nivel de ansiedad.
 Sexualidad. Presencia de amenorrea, incidencias en sus primeros contactos sexuales,
abusos, grado de satisfacción.
 Preguntar por su ideal de belleza y su idea de perfección.

2.1.1. Complicaciones físicas


La exploración física es fundamental en la valoración de una enfermedad mental de esta
magnitud. La información objetiva obtenida mediante esta vía se considera determinante en el
grado de evolución, favorable o desfavorable, del trastorno alimentario. A continuación se
muestran los posibles hallazgos físicos en la AN y BN.

12
Tabla 1. Signos y síntomas de AN y BN10.
Metabólicos Cardiovasculares Óseos
 Disminución del  Bradicardia  Osteopenia
metabolismo basal  Hipotensión  Retraso en la
 Hipoglucemia  Arritmias maduración
 Hipercarotineamia ósea
Endocrinológicos
 Hipercolesterolemia  Osteoporosis
 Hipogonadismo
 Distermias
hipogonadotrófico
 Alcalosis metabólica Hematológicos
 Amenorrea
 Alteraciones  Pancitopenia
 Aumento enzimas
hidroelectrolíticas  Hipoplasia de
hepáticas
médula ósea
Renales Dermatológicos Gastrointestinales
 Uremia prerrenal  Piel seca  Gastroparesia
 Fallo renal  Lanugo  Estreñimiento
agudo/crónico  Callosidades a nivel  Distensión
dorsal de abdominal
Cognitivos y del
comportamiento
articulaciones  Erosión del
interfalángicas (signo esmalte dental
 Depresión
de Russell)  Gingivitis
 Dificultad de
 Fragilidad capilar  Hipertrofia de
concentración
glándulas
 Obsesión por la
parotídeas
comida
 Esofagitis
 Rotura esofágica

En el caso del trastorno de atracón, el aspecto corporal más frecuente es el sobrepeso


o la obesidad. Cuando ambas condiciones se dan conjuntamente, también se observan las
complicaciones ligadas a la obesidad como problemas cardiocirculatorios, respiratorios,
endocrinos y osteoarticulares.

2.1.2. Etiología
Si hay algún trastorno que precise adoptar un enfoque multifactorial y dimensional, es
el caso de los TCA, que son el producto final de un conjunto de fuerzas que interactúan como
factores predisponentes, precipitantes y perpetuantes. Los factores predisponentes inciden en
una persona vulnerable, que podrá desarrollar un TCA (factores precipitantes) y que se
prolongará en el tiempo a causa de los factores perpetuantes o de mantenimiento. Estos tres
tipos de factores pueden estar influenciados por factores biológicos, socio-culturales,
psicológicos y cognitivos. No podemos hablar de la causa, sino que hay que analizar las distintas
dimensiones involucradas para que el trastorno alimentario finalmente se desarrolle26.
Se decide centrar la atención en los factores predisponentes y precipitantes, de especial
importancia para enfermería, ya que sobre ellos puede ejercer mayor control mediante su
función preventiva.

13
2.1.2.1. FACTORES PREDISPONENTES
Los factores predisponentes hacen referencia a las variables que contribuyen a hacer a
las personas más vulnerables a padecer un TCA. Dentro de ellos se encuentran factores
individuales, familiares y socioculturales25.

a. Factores individuales
 Vulnerabilidad genética y biológica.
Hay una clara contribución genética tanto a la AN como a la BN, e incluso últimamente
también se empiezan a acumular evidencias sobre el trastorno de atracón. El riesgo de
padecimiento de una AN es 11 veces más probable en familiares de primer grado. Las tasas
de transmisión hereditaria varían entre 40-88% para la AN, de 28-83% para la BN y entre 40-
82% para el trastorno de atracón27.
En un estudio se refleja un número significativo de pacientes presentaba antecedentes
personales de problemas psiquiátricos en la infancia o antecedentes familiares de algún TCA.
Se sostiene que la genética puede ser responsable en la pubertad de hasta el 50-85% de los
factores de riesgo para desarrollar TCA, superando a esta edad a los factores ambientales13.
Quizá lo que se herede no sea el trastorno en sí mismo, sino una cierta predisposición a
la inestabilidad emocional o a un escaso control de los impulsos, que combinado con los
factores ambientales, puede desencadenar un TCA25.
 Historia premórbida de sobrepeso u obesidad.
Está presente tanto en casos de AN (7-20%) como de BN (18-40%). Constituye un factor de
riesgo por la presión social que incita a la delgadez, lo que conduce a la insatisfacción
corporal y realización de dieta, pero no constituye un factor de riesgo que favorezca
directamente el desarrollo o mantenimiento de un TCA25.

 Poseer rasgos de carácter que pueden predisponer al desarrollo de un TCA.


Estos son no aceptarse como persona, tener escasas habilidades comunicativas y de
interrelación, poseer poco autocontrol y una elevada dependencia afectiva, tener una
elevada autocrítica, ser demasiado tímido e introvertido, o tener baja autoestima. Así, la
autoestima alta actúa como factor protector para evitar desarrollar alteraciones en el
comportamiento alimentario19,27.

 Tener tendencias depresivas.


Este hecho puede conllevar a sufrir trastornos de alimentación, pues favorece la
insatisfacción corporal y el consumo de calorías.

 Estas pacientes suelen contar con una historia de críticas, burlas y situaciones negativas
relacionadas con el cuerpo, lo que les podría llevar a formarse actitudes negativas y
creencias disfuncionales sobre su cuerpo25.

 Un estudio reciente muestra que las personas con TCA se caracterizan por alteraciones
en la afiliación y el apego (apego inseguro, bajo cuidado parental percibido y elevada
sobreprotección paternal), en la comunicación social (alteración en el reconocimiento y
comunicación de las expresiones faciales y evitación facial elevada), en la percepción y
comprensión de sí mismo (reducida agencia del sí mismo, autoevaluación negativa y
alexitimia elevada), en la percepción y comprensión de los otros (baja comprensión de los
estados mentales) y en la dominancia social (inferioridad social)25.

 Haber elegido una afición o profesión que conceda gran importancia a la imagen
corporal, como son el culturismo, la danza, las modelos, gimnasia artística, azafatas, etc. Las
deportistas destacan por una elevada predisposición a los TCA, pues obtienen puntuaciones

14
elevadas en obsesión por la delgadez, insatisfacción corporal, baja autoestima, alienación
personal, inseguridad interpersonal, desconfianza interpersonal y perfeccionismo28.

 El temperamento, determinado genéticamente, es una variable a tener en cuenta.


Las personas que padecen un TCA muestran una respuesta a la estimulación ambiental y un
nivel de actividad que oscila desde una posición extremadamente evitadora en el caso de la
AN, hasta la necesidad continua de estímulos novedosos e impulsividad en el caso de la BN25.

 Respecto a la personalidad, el perfeccionismo es un factor de riesgo para la patología


bulímica y un factor de mantenimiento para la patología alimentaria más general. En
general, los rasgos de personalidad que se han asociado con vulnerabilidad a los TCA son:
perfeccionismo, neuroticismo, emocionalidad negativa y evitación del daño. Se plantea que
las pacientes con AN se caracterizan por baja búsqueda de novedad, alta persistencia y
elevada restricción, mientras que las pacientes con BN se caracterizan por alta impulsividad,
búsqueda de sensaciones, búsqueda de novedad y rasgos de personalidad límite25.

 Haber sido víctima de bullying.

 Insatisfacción corporal (IC).


La insatisfacción con el propio cuerpo suele ser un sentimiento muy habitual en nuestra
cultura, por lo que esta disforia corporal parece ser un factor necesario en los TCA, aunque
no suficiente.
Un estudio reciente considera la IC como una de las características nucleares de los TCA,
actuando como un factor predisponente, desencadenante y perpetuante, que influye
significativamente en el pronóstico y curso del tratamiento. Otros estudios han encontrado
correlaciones significativas y positivas entre la IC y la depresión, los sujetos que mostraron
altos niveles de síntomas depresivos percibieron fuertes influencias de los medios y de los
compañeros sobre la imagen corporal. También se han encontrado correlaciones
significativas y negativas entre la IC y la autoestima, los resultados muestran que la IC reduce
la autoestima. Estudios donde se compara la IC en los distintos tipos de TCA, informan que
los bulímicos reportaron más insatisfacción con la imagen corporal que los anoréxicos29.

 Dificultades de reconocimiento emocional.


Uno de los factores con mayor peso respecto al desarrollo de los TCA son los problemas
emocionales que padecen las pacientes y sus dificultades de reconocimiento emocional.
Cuando las emociones negativas se reconsideran y se reinterpretan de forma positiva,
aumenta el bienestar. Sin embargo, la negación o represión de dichas emociones negativas,
provoca el incremento en la excitación de algunas estructuras cerebrales y una disminución
de la sensación de bienestar. Diversos modelos teóricos sugieren que los comportamientos
patológicos sirven como evitación de emociones negativas, o como mecanismo para
regularlas. La restricción alimentaria serviría para reducir las emociones negativas a través
de un mecanismo de control que adquiere propiedades de refuerzo negativo. El atracón se
utilizaría como medio de distracción o alivio de dichas emociones negativas. Incluso la
intensidad de la gravedad de los trastornos se ha relacionado con la gravedad de las
dificultades emocionales15.

 Estudiantes universitarios.
La población universitaria española está sujeta a una serie de cambios sociológicos y
culturales.
En las mujeres, hay una relación estadísticamente significativa entre el riesgo de TCA y
estudiar una carrera distinta a las ciencias de la salud (23.4%/17.1%), ser fumadoras
(29,0%/18,6%) y el uso de internet de forma problemática (36.5%/20.1%)8.

15
En ambos sexos, la prevalencia del estado de “percepción de la salud regular, mala y
muy mala” es mayor en aquellos estudiantes que presentaban riesgo de TCA respecto a los
que no, tanto en hombres (28,3% / 12,0%;) como en mujeres (37,1% / 20,0%). En la
población femenina se apreció también que haber padecido depresión a lo largo de la vida
es más elevada en aquellas que presentaban riesgo de TCA en comparación a las que no
presentaban riesgo (24,8% / 10,3%;), lo que no se observó en los hombres. Además, la
prevalencia de padecer dolores menstruales es mayor en las mujeres que presentaban
criterios de padecer TCA que en aquellas que no lo presentaban (38,6% / 22,4%)8.
En las personas con un trastorno alimentario, se aprecia mayor prevalencia de
problemas de abuso y adicción a drogas como el tabaco, cannabis o alcohol. Las personas
diagnosticadas con un TCA tenían 3 veces más probabilidad de sentir la pérdida de control
por el alcohol. En cuanto al consumo de tabaco, se ha observado que aquellas personas que
consumen tabaco presentan prevalencias más elevadas de TCA. Algunos autores han puesto
de manifiesto cómo el fumar es utilizado por las mujeres para mantener el peso y la forma
corporal8.

b. Factores socioculturales
Los factores sociales pueden jugar un papel muy importante en los trastornos
alimentarios. Los medios de comunicación, por ejemplo, nos bombardean continuamente con
ideas en relación a la belleza y al cuidado del cuerpo. Estos asocian el éxito a las personas que
son atractivas, que tiene un físico cuidado, hecho que no atribuyen a los individuos con un
aspecto más descuidado a los que se les llega a asociar con el fracaso a nivel personal y social.
La explotación de esta imagen responde a una estrategia comercial de sectores muy
diferentes: el agroalimentario (con productos dietéticos), el de la moda, el de la salud
(tratamientos, cirugías, implantes, medicación, etc.) e incluso el del deporte (fitness,
proliferación de gimnasios)30.
La presión social a estar delgada fomenta la internalización de la delgadez como ideal y
la insatisfacción corporal, pudiendo llevar a la realización de dieta y al riesgo de sufrir una
patología alimentaria. Asimismo, se ha resaltado que la objetificación del cuerpo femenino
contribuye al riesgo de enseñar a las chicas que tienen que ser valoradas primeramente por su
apariencia, reforzando la necesidad de perseguir el atractivo físico.
Ante esta situación en la que el culto al cuerpo se ha convertido en un fenómeno social,
están los adolescentes, especialmente el sector femenino. Los cambios fisiológicos y
psicológicos que experimentan, producto del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios,
dan lugar a un aumento del tejido adiposo, que provoca en algunas adolescentes insatisfacción
con su imagen corporal, apareciendo en este momento el riesgo de desarrollar un TCA.
Asimismo, las adolescentes tienen una imagen corporal poco definida e inestable, por lo que
son más sensibles a la manipulación. Tienden a definirse comparando su apariencia física con la
de otros y no poseen los recursos psíquicos necesarios como protección25.

c. Factores familiares
La familia y la organización de esta es otro de los factores influyentes en que una persona
sea más vulnerable a sufrir algún tipo de TCA. Las familias sobreprotectoras provocan que
cuando sus hijos han de enfrentarse a situaciones problemáticas, no saben resolver estos
conflictos, haciéndoles más vulnerables. Otros factores que también pueden influir en la
persona son: que algún miembro de la familia sea obeso o, por el contrario, que padezca o haya
padecido algún trastorno de la alimentación; que existan problemas de depresión, el consumo

16
excesivo de alcohol o violencia de género. Además, también ha de tenerse en cuenta los
antecedentes de familiares con trastornos depresivos. Debe valorarse si en el hogar del paciente
se da mucha importancia a la apariencia física y al peso, a la autovalía y al éxito personal25.
Sin embargo, se apunta que no hay un tipo de familia asociada invariablemente con un
TCA. Hay que evitar culpabilizar a la familia. Es más beneficioso desde el punto de vista
terapéutico investigar cómo las familias pueden afrontar el problema, que intentar
patologizarlas, es decir, los familiares deben ser valorados como recursos de ayuda25.

2.1.2.2. FACTORES PRECIPITANTES


Se refieren a situaciones y condiciones que inducen a la aparición del trastorno en un
momento dado. Los más relevantes se reseñan a continuación.

a. Dificultades y eventos vitales adversos


Un TCA se inicia en un contexto de cambio que demanda un mayor nivel de
responsabilidad y madurez por parte de la persona. Suelen ser factores desencadenantes del
problema los antecedentes de sobrepeso, los cambios físicos propios de la pubertad, padecer
una enfermedad, irse a vivir fuera de casa de los padres, haber recibido críticas por el aspecto o
haber sufrido algún acontecimiento vital que implique un cambio brusco en la vida de la
persona. Los problemas familiares, la presencia de psicopatología en los padres y una historia
de abuso sexual y físico se han planteado como factores de riesgo de los TCA. Otras veces, el
inicio del trastorno alimentario ocurre tras la experimentación de algún tipo de fracaso
personal25.
b. Insatisfacción corporal
La insatisfacción corporal es el predictor de riesgo más potente en el desarrollo y
mantenimiento de la patología alimentaria. La presión sociocultural por conseguir la delgadez
ideal, promovida por los medios de comunicación, se ha relacionado de manera robusta con la
insatisfacción corporal en las mujeres. Se indica que existen tres fuentes primarias de influencia
que ejercen influencia en la insatisfacción corporal: los iguales, los padres y los medios de
comunicación. Aunque la insatisfacción corporal es un factor necesario para el desarrollo del
TCA, no es suficiente, siendo necesarios otros factores, como la realización de dieta25.
c. Realización de dieta
La asociación más citada en las teorías relacionadas con la etiología de estos trastornos
es la realización de dieta. Se ha sugerido que la realización de dieta favorece la patología
alimentaria porque los atracones compensan los efectos de la privación calórica. La realización
de dieta produce una bajada de triptófano, que incrementa la probabilidad de comer alimentos
ricos en carbohidratos para restaurar dichos niveles de triptófano. La dieta puede favorecer el
atracón debido a la violación de las reglas estrictas de alimentación. También la realización de
dieta puede contribuir a aumentar el efecto negativo, incrementando las posibilidades de que
un individuo tenga la ingesta de comida para mejorar su estado de ánimo25.
Algunos autores consideran que el antecedente más importante que explica el
desarrollo de un TCA es tomar la decisión de hacer dieta, con el propósito de modificar la
apariencia y sentirse bien.

17
2.2. Instrumentos de cribado y de utilidad en prevención primaria
Es necesario contar con instrumentos que permitan detectar y orientar a un diagnóstico
temprano, que eviten complicaciones posteriores, para que los profesionales que trabajan en
atención primaria puedan, de forma relativamente rápida, identificar personas concretas que
presentan actitudes y conductas de riesgo de un TCA. De esta forma, el diagnóstico se
confirmará con la entrevista clínica y la valoración física.

2.2.1. Cuestionario SCOFF


Este cuestionario –The Sick, Control, Out weight, Fat, Food Questionnaire, SCOFF– en
referencia al constructo evaluado en cada uno de sus cinco ítems. Autoinforme breve y sencillo
de cribado de TCA, que consta de cinco ítems dicotómicos (Sí/No; valores 1/0 respectivamente),
que miden pérdida de control sobre la ingesta e insatisfacción corporal. El rango de puntuación
oscila de 0 a 5 puntos; una puntuación total de 2 o más identifica personas en riesgo de TCA.
Posee una sensibilidad del 98% y especificidad del 94%. Su uso se recomienda a partir de los 11
años de edad (anexo 1).

2.2.2. The Eating Attitudes Test (EAT)


Su versión original consta de 40 ítems, pero hay una versión reducida de 26 ítems que
es la más utilizada (anexo 2).
En la versión EAT-26 los ítems se distribuyen en tres factores: hacer dieta (evitación de
alimentos altos en calorías y preocupación de estar más delgada), bulimia y preocupación por la
comida (creencias relacionadas con comida e indicadores de bulimia; correlaciona con un mayor
rango de peso y es indicativo de un peor pronóstico) y control oral (autocontrol en la conducta
de comer y presión percibida que ejercen los demás para que la persona gane peso; este factor
se asocia a un menor peso y a un mejor pronóstico). La puntuación de corte en el sumatorio de
la puntuación total en el EAT-26 es de 20 o superior, puntuación en la que se detectan en la
población general a personas que tienen dificultades importantes relacionadas con los TCA. En
definitiva, el EAT es un buen instrumento para discriminar entre grupos clínicos TA (bien sea de
AN, BN o trastorno de atracón) y población general; sin embargo, no es un instrumento capaz
de diferenciar entre grupos de AN y BN31.
La sensibilidad del EAT-26 adaptado al español es del 59%, la especificidad del 93% y el
porcentaje de bien clasificados del 92%31.
Por último, es necesario comentar que este instrumento es sensible al cambio y refleja
los cambios en la sintomatología de los pacientes recuperados, por lo que además de un buen
instrumento de cribado, es un muy útil con pacientes como indicativo de su gravedad y control
de su evolución31.
También existe una versión del EAT para niños, denominado ChEAT (children versión of
the EAT), adaptado al lenguaje de niños entre 8 hasta 13 años. Es una versión compuesta de 26
ítems y una puntuación total igual o superior a 20 indicaría posible presencia de TA (anexo 3)31.

2.2.3. The Restraint Scale (RS)


El constructo restricción se define como la intención que tiene la persona de limitar
voluntariamente su ingesta con el fin de mantenerse o alcanzar el peso deseado. Cuando la
persona rompe, o cree romper su restricción, contrarregula, es decir, paradójicamente empieza
a comer de manera excesiva. Sin embargo, aquellas personas que no suelen restringir su ingesta,
no manifiestan este patrón31.

18
La RS se diseñó para identificar a aquellas personas que hacen dieta siempre y, por tanto
sin éxito, rompen su restricción con atracones periódicos y ganan peso. La escala consta de 10
ítems que rastrean conductas de dieta, la preocupación por el peso y el comer y las fluctuaciones
de peso en diferentes periodos de tiempo. Los ítems se contestan en una escala de elección
múltiple de 5 o 4 puntos dependiendo de los ítems (el rango de puntuación de los ítems es de 0
a 4, o de 0 a 3). La puntuación de corte para diferenciar entre comedores restrictivos de los que
no los son es 16. Consta de dos factores: fluctuación en el peso e implicación en la dieta31.
Este instrumento se ha utilizado como alternativa al EAT como cribado de población
subclínica y especialmente útil para cuando se buscan poblaciones de riesgo con importantes
oscilaciones de peso (anexo 4)31.

2.2.4. Cuestionario de influencias del modelo estético corporal (CIMEC)


El cuestionario de influencias del modelo estético corporal fue diseñado para medir las
influencias socioculturales que contribuyen a que los adolescentes se impliquen en prácticas
que les lleven a adelgazar debido a la internacionalización del modelo corporal. Existe una
versión reducida de 26 ítems, que se compone de 5 factores: preocupación por la imagen
corporal, influencia de la publicidad, influencia de los mensajes verbales, influencia de los
modelos sociales e influencia de las situaciones sociales31.
Aunque como se ha dicho, es un instrumento para evaluar la influencia del modelo
estético corporal de la delgadez en adolescentes, lo cierto es que es capaz también de
discriminar entre población general y pacientes con TCA, especialmente con AN. La puntuación
de corte para este cuestionario es de 17-1831.

2.2.5. BULIT - Test de bulimia


El BULIT es un cuestionario empleado en la detección de casos de bulimia nerviosa.
Consta de 32 ítems (más cuatro ítems informativos en referencia al abuso de laxantes y
diuréticos, así como sobre amenorrea) que se distribuyen en cinco áreas: atracones o descontrol
de las comidas, malestar, vómitos, tipo de alimento y oscilaciones en el peso. Cada ítem se
puntúa mediante una escala de Likert de 5 puntos (de 1 a 5). Tiene una puntuación de corte de
88. Detecta adecuadamente al 90% de las personas con BN, al tiempo que clasifica
correctamente al 100% de personas sin TCA, datos que apoyan ampliamente su uso como
instrumento de cribado (anexo 5)32.

2.2.6. Test APGAR (Adaptability, Partnertship, Growth, Affection, Resolve).


Es un breve cuestionario unidimensional formado por cinco preguntas con escala Likert
(0-2 puntos) que sirve para evaluar la funcionalidad o disfunción familiar. Una puntuación
superior a seis puntos indica una buena funcionalidad familiar, mientras que una puntuación
menor o igual a seis puntos indica una disfunción moderada-grave (anexo 6)33.

2.3. Niveles de actuación


La actividad preventiva se distribuye en tres niveles: una prevención primaria dirigida a
la reducción del riesgo de padecer la enfermedad, una prevención secundaria cuya finalidad es
la reducción de la duración de la enfermedad, su diagnóstico precoz y su tratamiento efectivo,
y una prevención terciaria volcada a evitar la aparición de secuelas, complicaciones y rehabilitar
al sujeto para su reinserción social17.

19
2.3.1. Prevención primaria
Centra sus intenciones en el abordaje y actuación sobre el motivo de los problemas,
ayudando a la adquisición de comportamientos saludables, a la vez que facilita una disminución
de todos aquellos factores de riesgo que pueden afectar negativamente al individuo. Con esta
estrategia de intervención se pretende anticiparse para evitar todos aquellos eventos
indeseados, reduciendo la incidencia de los TCA.
Las intervenciones de prevención primaria más frecuentes son: psicoeducativas, ayudar
a formar actitudes críticas hacia los medios de comunicación, técnicas de inducción y disonancia,
intervenciones dirigidas a eliminar los factores de riesgo de los TCA y en empoderar a la
población susceptible. A través de la educación para la salud, la enfermera abordará las esferas
biológica, psicológica y social de las personas17,32.

2.3.2. Prevención secundaria


La prevención secundaria engloba todas aquellas acciones orientadas a detener la
evolución de la enfermedad en la fase preclínica, momento embrionario en el que los síntomas
y signos no son aparentes. Esta situación permite realizar una detección rápida y prematura del
proceso de la enfermedad, favoreciendo el establecimiento de diferentes medidas que procuran
bloquear la evolución a estadios más avanzados. Su objetivo fundamental es la disminución de
la prevalencia, proporcionando una serie de actividades, como pueden ser la detección y el
diagnóstico precoz, a lo que seguirá la derivación al dispositivo competente para un tratamiento
especializado17.

2.3.3. Prevención terciaria


La prevención terciaria facilita el aprendizaje de conductas que evitan las recaídas
posteriores a las intervenciones terapéuticas, que procurarán ir orientados a: informar y formar
con respecto a los signos-síntomas que puedan ser indicativos de aviso a nivel médico y
psicológico; acercar herramientas que procuren un manejo integral del individuo enfermo a los
miembros que componen su entorno; asesorar con respecto a los recursos y dispositivos de los
que se dispone dentro de la red asistencial y social; valoración-control del desarrollo de la
psicopatología y sus posibles complicaciones; seguimiento de todas aquellas posibles conductas
de riesgo a nivel alimentario, conductual y psicológico, fortaleciendo la concepción de su propia
imagen y la autoestima ; y, por último, promocionar una dieta equilibrada17.

20
3.1. Contribución del enfermero en el diagnóstico
El enfermero desempeña un papel fundamental en la detección de signos y síntomas
clínicos relacionados con el TCA, como la amenorrea, la osteoporosis, el hallazgo analítico casual
de un descenso de los niveles de potasio, una alteración llamativa en su curva ponderal o el
retraso del crecimiento34.
Estos signos pueden ser la primera señal de alarma de que existe un TCA subyacente. Su
identificación y la explicación que hagamos al paciente y a su familia pueden ayudar a la
comprensión de la enfermedad y a la toma de conciencia necesaria para que el paciente acepte
iniciar un tratamiento especializado. Así, vemos cómo la formación de los diversos profesionales
respecto a los TCA es fundamental para su identificación precoz y para el inicio de un
tratamiento especializado, que será de mayor eficacia que los tratamientos que se inicien de
forma tardía34.
Sin embargo, la formación no debe limitarse a los profesionales de la salud. Especial
importancia tiene la enfermería en el ámbito comunitario, donde desarrolla una función
preventiva respecto a los TCA, con especial mención al personal docente de los centros
escolares, que están al lado de los adolescentes durante años, comprobando su desarrollo físico
y mental, ya que es una población altamente susceptible de padecer un TCA por las
características propias de una etapa de especial vulnerabilidad, como es la adolescencia. De esta
forma, la enfermería será la encargada de la alfabetización en este campo para que sepa
reconocer:
 Las características de los TCA y las graves consecuencias que conllevan.
 Los factores predisponentes y precipitantes de los TCA.
 Los signos de alarma que pueden hacer sospechar la existencia de un TCA en fases
precoces y favorecer la solicitud de valoración sanitaria.

3.2. Señales de alarma que orientan el diagnóstico


Las personas afectadas de un TCA no suelen ser conscientes de la gravedad de su
enfermedad, principalmente en fases iniciales, y no suelen solicitar ayuda. En este sentido, es
muy importante el papel de los familiares y amigos de la persona que padece un TCA, con el
objetivo de favorecer la toma de conciencia de su padecimiento y la necesidad de solicitar ayuda
profesional.
Los cambios característicos que se aprecian en las personas que padecen anorexia
nerviosa son34:

 Cambios en la conducta alimentaria en forma de enlentecimiento del ritmo de ingesta, con


tendencia a juguetear y desmenuzar los alimentos y a dejar siempre el plato con comida.
Acostumbran a aumentar la ingesta de líquidos.
 Controlan la cantidad de calorías y la proporción de grasas y azúcares de los alimentos.
Suelen elegir alimentos light, que suelen calificar como sanos, a pesar de que su
alimentación es claramente insuficiente.
 Hablan continuamente sobre la comida y se aficionan a cocinar para la gente que les rodea.
Preparan platos hipercalóricos que ellos no comerán.
 Suelen aumentar mucho su actividad física para aumentar el gasto de energía y favorecer
la pérdida de peso, tanto en forma de actividad deportiva como en sus actividades
cotidianas. Por ejemplo, se desplazan andando a todos los sitios, suben muchas escaleras,
etc.

21
 A pesar de la pérdida de peso progresiva, los pacientes siguen haciendo comentarios sobre
su vivencia de sobrepeso e insatisfacción corporal, influenciados claramente por la
percepción distorsionada que tienen de sí mismos.
 En ocasiones, visten con prendas que destacan la silueta, aunque habitualmente tienden a
vestir ropa muy ancha para disimular la extrema delgadez.
 También es habitual que se centren en los estudios de forma obsesiva y muestren unos
elevados niveles de exigencia y unos planteamientos claramente perfeccionistas.
 Suele observarse un cambio de carácter, con reacciones de irritabilidad y clara tendencia
al aislamiento social. Huyen de las personas cercanas que intentan relacionarse con ellas,
se muestran calladas y tienen una expresión emocional muy aplanada, sin oscilaciones
frente a los estímulos ambientales.
 Pueden aparecer rituales relacionados con el orden y la limpieza. Los pacientes ordenan
sus ropas de una forma estricta según colores, tejidos, etc., sin permitir que nadie
modifique esta organización. Estas conductas también pueden afectar a sus hábitos de
higiene personal, al orden de la cocina, etc.
 Si alguien invade su espacio personal y modifica su orden o no permite que realice sus
rituales, la reacción del paciente es de intensa ansiedad e irritabilidad, presentando claras
dificultades para controlar su reacción emocional.
 Les cuesta adaptarse a los cambios y necesitan tener todas sus actividades programadas.
Por otra parte se hallan los cambios característicos en las personas que padecen bulimia
nerviosa34:
 Este tipo de pacientes muestran una gran preocupación por la comida, su peso y su imagen
corporal, los cuales son también sus principales temas de conversación.
 No suelen perder tanto peso como en el caso de la anorexia, pero sí son frecuentes las
variaciones de peso, tanto al alza como a la baja.
 En las comidas que están acompañados, suelen mostrarse comedidas con la ingesta, o
incluso ayunar, justificando que han comido anteriormente.
 Suelen comer a un ritmo muy acelerado y parece que engullen más que comen.
 Los atracones suelen llevarlos a cabo cuando están solos. Una señal de alarma será la
desaparición de grandes cantidades de comida de la nevera y la despensa, lo cual no cuadra
con la aparente dieta que sigue el paciente.
 Tras las comidas acostumbran a ir al lavabo, donde pasan bastante tiempo, ya que es
entonces cuando suelen vomitar o purgarse.
 Podemos observar también una tendencia al desorden o al caos en la planificación de sus
actividades, sus relaciones sociales, el orden de sus enseres.
 Suele apreciarse una disminución en su rendimiento académico o laboral.
 Se asocian otras conductas impulsivas, como compra compulsiva, tendencia a la
sustracción de objetos, abuso de alcohol y otras drogas, desinhibición sexual, etc.
Las recomendaciones en cuanto a la actitud a seguir con los pacientes con TCA son34:
 Estos cambios en la manera de comportarse de las personas afectadas de un TCA
provocarán en su entorno la vivencia de que la persona ha cambiado. Para conseguir que
su familiar o amigo se conciencie de la importancia de su problema, es muy importante
transmitirle su preocupación respecto a los cambios observados. Este proceso debe ser
muy cuidadoso y nada agresivo, y debe transmitir sensación de seguridad y apoyo.

22
 Es muy difícil para la persona que padece un TCA compartir sus temores y dificultades, y
además suele percibir que el TCA le aporta control y seguridad. Por lo tanto, el
acercamiento debe ser cuidadoso y fomentar siempre la seguridad de la persona en sí
misma y en las personas que le rodean.
 Es frecuente que la persona que padece el TCA se muestre distante y rechace hablar del
tema, o muestre una reacción de irritabilidad. Serán necesarios varios intentos de
acercamiento hasta que consigamos una respuesta favorable y la persona afectada del TCA
pueda hablar de sus dificultades y acepte iniciar un tratamiento.
 Aunque las personas del entorno tengan la sensación de que el paciente rechaza su ayuda
repetidamente, esto no debe desanimarles, porque hay que entender que muchas veces
este proceso de toma de conciencia es lento y hay que persistir en nuestra intención y
buscar distintos momentos para abordar el problema. En ocasiones, el profesional
sanitario puede ser un buen interlocutor para abordar el problema más fácilmente y con
menos carga emocional que los familiares o amigos del paciente.

3.3. Manejo en Atención Primaria


La enfermera puede encontrarse con pacientes con un TCA en una consulta de atención
primaria, de atención especializada o en una unidad de hospitalización de pacientes agudos. Los
profesionales de atención primaria deben seguir estas pautas de actuación32:
 Identificar a las personas con riesgo de padecer un TCA, realizando el diagnóstico lo más
rápidamente posible.
 Elegir el lugar de seguimiento y/o tratamiento: atención primaria o atención especializada.
Los criterios que orientarán la elección serán: la clase de TCA de que se trata, la edad del
paciente, su nivel de gravedad y conciencia de enfermedad, y su estado físico y mental.
 Tomada la decisión de tratar al paciente en atención primaria, comenzará el tratamiento
nutricional: conseguir el control ponderal, corregir la malnutrición, controlar o tratar las
complicaciones médicas, realizar educación nutricional con el objetivo de corregir los
patrones dietéticos disfuncionales, en el paciente y su familia, y prevenir o controlar las
recaídas.
 En el seguimiento de pacientes con AN se les pedirá el registro diario de la ingesta, nivel
de hiperactividad, uso de laxantes y diuréticos; se le prohibirá pesarse y se procederá al
registro semanal del peso en la consulta, sin que el paciente pueda acceder al mismo.
 En la BN, se valorará la presencia o el cese de atracones y/o purgas, el autoconsumo de
fármacos, y se incidirá en la prevención de recaídas
 Informar de manera clara y veraz a las personas afectadas y familiares sobre los TCA.
 Los familiares que conviven con el paciente precisan de intervenciones para saber qué
hacer, qué no hacer y el curso esperado de la enfermedad.
 Efectuar control de las complicaciones físicas.

23
Figura 2. Actuación ante la sospecha de un TCA.

Fuente: Guía de Práctica Clínica sobre TCA32.

Asimismo, se considera clave en la actuación de enfermería en Atención Primaria con


estos pacientes las siguientes acciones35:

 Reforzar las conductas positivas.


 Conseguir alto grado de empatía y confianza.
 Determinar la evolución de la paciente como un todo: ponderal-psicológica-social-
afectiva.
 Mantener una postura firme sin criticar ni menospreciar.

24
 Integrar a la familia (padres, pareja) en la actuación diaria, asesoramiento y seguimiento
personalizado.

3.4. Objetivos de enfermería en los TCA


La enfermería, como miembro del equipo multidisciplinar, se encarga de proporcionar
cuidados que difieren considerablemente de los cuidados tradicionales proporcionados en una
unidad clásica de hospitalización, dejando apartado el componente más técnico de la enfermería
para atender las esferas psicosocial y emocional del ser humano.
El proceso de atención de enfermería es un procedimiento válido para estructurar el
ejercicio profesional. Desde una perspectiva científica, el proceso de enfermería requiere tener
en cuenta una serie de aspectos relacionados con los marcos de actuación y el tipo de
profesionales con los que interactúa. Estos aspectos son el conocimiento profesional, el respeto
por la interdisciplinariedad, el uso del método científico y el diseño de instrumentos de registro,
protocolos y programas de intervención. Los conocimientos, las habilidades y las actitudes
constituyen el núcleo de la calidad en el proceso enfermero.
Debido a que esta enfermedad afecta a todas las esferas del ser humano, es necesaria
una formación específica que junto con la experiencia clínica asegure la capacitación para
anticiparse a los problemas y garantizar unos cuidados de calidad36.
La atención y asistencia de enfermería debe estar dirigida hacia36:
 Recuperación física: obtener un IMC acorde a su constitución; recuperación
hidroelectrolítica; solucionar las complicaciones físicas; uso del proceso de ayuda
enfocado hacia la necesidad de modificación de la dieta.
 Recuperación conductual: ofrecer alternativas a las conductas de ingesta/eliminación
ya presentes; control de comportamientos compulsivos; enseñar hábitos nutricionales
sanos, facilitar normas sobre actividad física y evitar el consumo de tóxicos.
 Recuperación cognitiva: ayudar a establecer una percepción realista de la imagen
corporal; incrementar la autoestima y la confianza; reforzando sus valores, creencias y
sentimientos frente a los estereotipos sociales de moda.
 Recuperación emocional: prevenir la posible asociación entre estados emocionales
alterados y las conductas alimentarias, control de otras psicopatologías asociadas; dar
seguridad y ánimo en situaciones críticas. Trabajar la personalidad, buscar mecanismos
o alternativas de defensa más maduras, tratar de definir la identidad y el autocontrol.
 Recuperación familiar y social: resolución de conflictos presentes en su entorno; mejora
de las habilidades sociales; superación del aislamiento social.

La enfermera debe mostrar actitudes que favorezcan la evolución del paciente con
17
TCA :

 minimizar cualquier comentario relacionado con la alimentación.


 mantener conductas coherentes que hagan hincapié en su valor como ser humano
durante la interrelación para evitar la presencia de comportamientos o actitudes
manipuladoras.
 establecer metas u objetivos de manera clara, implicando al individuo en el tratamiento,
esencial para reforzar su sentimiento de autocontrol y el aumento de la confianza en los
profesionales.
 mostrarse disciplinados frente a determinadas conductas que pueda presentar el
individuo, reforzando positivamente todas aquellas que manifiesten cooperación por su
parte.

25
 confrontar al individuo con el papel que desempeña cada vez que muestre algún tipo de
comportamiento que se pueda considerar negativo.
 favorecer el reconocimiento de las sensaciones corporales que el individuo pueda
presentar.
 hacerle entender la necesidad de supervisar en todo momento que el programa
terapéutico se cumple correctamente.

3.5. Intervenciones NIC asociadas a los TCA


Dentro de las intervenciones NIC de enfermería tenemos que destacar el manejo de los
trastornos de la alimentación. Se define como la prevención y el tratamiento de restricciones
severas en la dieta, el ejercicio excesivo y los atracones y purgas de alimentos y líquidos. Dentro
de las actividades que engloba esta intervención, podemos destacar36,37:
 Enseñar y reforzar los conceptos de alimentación equilibrada y cantidad de actividad
física tanto al paciente como a las personas con las que convive.
 Animar al paciente a que realice anotaciones diarias en las que registre sus sentimientos,
así como las circunstancias del entorno relacionadas con los síntomas que presenta y
con las comidas.
 Mediante el trabajo con los registros o diarios de alimentación, la enfermera puede
tratar con el paciente varios aspectos:
 En cuanto a una alimentación equilibrada, las dudas y/o distorsión en cuanto a
cantidad, variedad y forma de preparación; se pueden clarificar mediante ayudas
visuales como imágenes, vajillas de control o, simplemente, comparando las
raciones de alimentos con la palma de la mano, una cajetilla de tabaco, etc.
 Las fotografías realizadas por el paciente que muestran qué cantidades toma, cómo
las prepara y qué vajilla utiliza, son útiles para valorar el cumplimiento en su
domicilio y hacerle una devolución de los aspectos que debe mejorar.
 Dado que la independencia con relación a la necesidad de nutrición no solamente
supone la elección de una dieta equilibrada en cuanto a cantidad y variedad, sino que
además la persona debe ser capaz de cocinar y de adquirir los alimentos, se hace
necesario detectar este tipo de necesidades y ayudar muchas veces a organizar las
compras y a elegir recetas.
 Con relación a posibles déficits de conocimientos del paciente relacionados con el
funcionamiento de su cuerpo e interpretaciones erróneas de sensaciones corporales
como el hambre, la saciedad y plenitud; es de suma importancia que estas cuestiones
sean exploradas y abordadas mediante la educación para la salud con una información
clara, sencilla y adaptada a las necesidades de cada individuo. Para ello nos valemos de
vídeos y dibujos.
 Otros aspectos que quedan plasmados en los registros son el emocional y el cognitivo.
El estilo de pensamiento rígido y negativo, la dificultad para reconocer las propias
emociones, ese “sentirse tan mal consigo mismo” característicos de los trastornos de
alimentación; hacen que la persona lleve a cabo conductas que le hacen sentir segura
pero que a su vez repercuten negativamente en su salud.

Nuestra labor consiste en ayudar a los pacientes a darse cuenta de lo que les pasa, a
ponerle nombre a sus sentimientos y emociones así como a buscar nuevos caminos más
adaptativos y saludables.

Por último, cabe mencionar otro de los principales problemas que encontramos en las
personas afectadas por un TCA, el deterioro de la interacción social, una situación en la que el
intercambio social del individuo es insuficiente o excesivo o resulta inefectivo y suele estar

26
relacionado con trastorno del autoconcepto, carencia de personas significativas así como falta
de habilidades necesarias para fomentar la reciprocidad. Se manifiesta por la observación de
conductas de interacción familiar o social ineficaces o disfuncionales, informes familiares de
cambio en el estilo o patrón de interacción, manifestación de malestar en situaciones sociales o
de incapacidad para recibir o transmitir una sensación satisfactoria de pertenencia, cariño o
interés. Dentro de las intervenciones que se pueden llevar a cabo para mejorar este problema
destaca la siguiente: entrenamiento de la asertividad. Ayuda en la expresión afectiva de
sentimientos, necesidades e ideas a la vez que se respetan los derechos de los demás. Las
actividades principales consisten en36,37:
- Favorecer que se reconozcan y reduzcan las distorsiones cognitivas que bloquean la
afirmación.
- Diferenciar entre conductas afirmativas, agresivas y pasivas.
- Contribuir a identificar los derechos personales, responsabilidades y normas en
conflicto.
- Promover la expresión de pensamientos y sentimientos, tanto positivos como
negativos.
- Ayudar al individuo a distinguir entre pensamiento y realidad.
- Instruir en la práctica de habilidades de conversación y sociales.
Estos objetivos se pueden trabajar de forma grupal mediante oportunidades para
practicar a través de la discusión, modelación y juegos de roles. Pueden utilizarse artículos de
revistas, periódicos, cuentos, poesía y canciones.
Uno de los grupos que se realiza en la UTCA del Hospital Valdecilla consiste en escuchar
una canción elegida por el tipo de mensaje que transmite o historia que cuenta, y que muchas
veces está relacionada con las dificultades o síntomas característicos de su enfermedad. La
persona descubre lo que la música y letra le sugiere. Se expresan ideas, emociones, se escucha
a los demás y se comparte en un ambiente entre iguales en el que nadie es juzgado.
La manera de evaluar la evolución de los pacientes es medir los cambios que se
producen en los síntomas que presentan y en su estado físico. Para ello nos valemos de registros
específicos36:

 Registro de evolución de índice de masa corporal. Gráfica que indica la evolución del
IMC durante el ingreso, uno de los parámetros más importantes relacionados con la
recuperación física.
 Registro semanal de síntomas. Registro observacional que recoge diversos apartados
que la enfermera valora diariamente como son síntomas observados en el comedor,
hiperactividad, ansiedad, participación, etc.
 Registro de atracones/purgas. Información que se registra en la gráfica de constantes
de cada paciente.
La disminución de los síntomas suele ir acompañada de una mejor evolución y
recuperación de los pacientes así como de menos recaídas.

3.6. Atención especializada: la UTCA del HUMV


La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA) pertenece al servicio de
psiquiatría del HUMV. Está compuesta por un equipo de psiquiatras, psicólogos y personal de
enfermería, que trabajan formando un equipo multidisciplinar.
La UTCA dispone de tres niveles de atención: consultas externas, hospitalización parcial
y hospitalización total. Una ventaja importante es que dichos niveles son atendidos por el mismo

27
equipo, por lo que, dependiendo del estado de salud de la persona a la que atienden, esta puede
pasar de un nivel a otro rápidamente.
Los pacientes están divididos en fases o modalidades de tratamiento que valoran el
cumplimiento de normas, la implicación en el programa y la colaboración. De esta forma, se
intenta que estos compitan por estar mejor e ir avanzando en el proceso de su recuperación.
Cuando las personas son capaces de ganar autonomía, se favorece su independencia hasta llegar
a un nivel en el están capacitados para asumir su autocuidado y responsabilidades36.
La continuidad asistencial está garantizada una vez reciben el alta hospitalaria, mediante
un programa denominado “prevención de recaídas”, que se centra en las necesidades y
demandas individuales de ayuda, lo que proporciona seguridad y apoyo para enfrentarse de
nuevo a la vida.
La atención es individualizada, por lo que cada paciente tiene asignado un psiquiatra, un
psicólogo y una enfermera de referencia con los que mantiene una relación terapéutica más
íntima en forma de reuniones programadas a demanda o periódicamente. Sin embargo, las
terapias se imparten de forma grupal, ya que la dinámica grupal incide en el proceso de
aprendizaje, constituyendo una experiencia emotiva e intelectual para modificar las propias
dificultades para el cambio. Dentro del grupo se comparten objetivos comunes, se comunica
recíprocamente y se abren espacios para la escucha de otros36.
Los estudios llevados a cabo por algunos expertos concluyen que la mortalidad es tres
veces superior en pacientes con TCA tratados en un dispositivo carente de servicios
especializados en comparación con otros poseedores de unidades específicas para tal fin. Así, se
pone de manifiesto que el tratamiento especializado reduce considerablemente la mortalidad
precoz17.

28
 La detección de la población preocupada por su patrón alimentario y su imagen corporal
es el objetivo enfermero fundamental, para evitar que adopten conductas alimentarias
disfuncionales que los hagan esclavos de su cuerpo y supongan una amenaza para su
vida, evitando que se frustre su desarrollo en las esferas social, personal y profesional.

 El abordaje multidisciplinar de los TCA es condición indispensable, pero como


profesionales de la enfermería, nuestro rol en este campo es fundamental para poder
establecer estrategias de prevención efectivas ante este problema de salud.

 Se precisa aumentar los conocimientos de la enfermería respecto a los trastornos de la


alimentación, garantizando una adecuada valoración integral, lo que facilitará el
despistaje precoz del trastorno correspondiente, aumentando las probabilidades de una
evolución favorable.

 La enfermería habitualmente se centra sobremanera en la valoración de signos y


síntomas físicos. Es por ello que el manejo de los pacientes psiquiátricos puede
presentar dificultades porque requiere el empleo habilidades psicosociales para abordar
el ámbito emocional del paciente. Debemos entrenar y potenciar dichas habilidades,
que están dentro de las competencias de la profesión.

 La educación y promoción de la salud, rol característico del enfermero comunitario,


debe centrarse en motivar a la población en el seguimiento de hábitos de vida
saludables, habilidades de gestión emocional y fortalecimiento de su autoestima, tan
debilitada en estos casos.

29
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31
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32
Anexo 1. Test de SCOFF31.

Anexo 2. Versión española del EAT-2631.

33
Anexo 3. Versión española del ChEAT31.

34
Anexo 4. The Restraint Scale31.

35
Anexo 5. Versión española del BULIT31.
Nombre:
Responda cada una de las preguntas siguientes señalando la opción correcta con una cruz. Por
favor, responda con sinceridad y recuerde que toda la información será estrictamente
confidencial.

1. ¿Ha comido usted alguna 4. En la casa de


vez incontroladamente hasta amigos/as 10. ¿Cuánto se preocupa
el punto de sentirse 5. No importa usted sobre sus comilonas?
hinchado/a? 1. Yo no tengo
1. Una vez al mes o 6. ¿Siente que tiene control comilonas
menos (o nunca) sobre la cantidad de comida 2. Me preocupa un
2. Dos o tres veces al que consume? poco
mes 1. La mayoría o todas 3. Preocupación
3. Una o dos veces a la la veces moderada
semana 2. Muchas veces 4. Preocupación
4. Tres a seis veces a la 3. Ocasionalmente intensa
semana 4. Raramente 5. Probablemente la
5. Una vez al día o más 5. Nunca mayor
7. Uso supositorios o preocupación en mi
2. Estoy satisfecho/a con mi laxantes para ayudar a vida
forma de comer controlar mi peso
1. De acuerdo 1. Una vez al día o más 11. La mayoría de la gente
2. Neutral 2. Tres a seis veces a la que conozco se asombraría si
3. Un poco en semana supiera cuánta comida
desacuerdo 3. Una o dos veces a la consumo cada vez que me
4. En desacuerdo semana siento
5. Completamente en 4. Dos o tres veces al 1. Sin duda alguna
desacuerdo mes 2. Muy
5. Una vez al mes o probablemente
3. ¿Ha seguido usted alguna menos 3. Probablemente
vez comiendo hasta el punto 4. Posiblemente
de sentir que va a explotar? 8. Como hasta que me siento 5. No
1. Prácticamente cada demasiado cansado/a para
vez que como continuar 12. ¿Ha comido alguna vez
2. Muy 1. Al menos una vez al hasta el punto de sentirse
frecuentemente día enfermo/a?
3. A menudo 2. Tres a seis veces a la 1. Muy
4. A veces semana frecuentemente
5. Raramente o nunca 3. Una o dos veces a la 2. Frecuentemente
semana 3. A menudo
4. ¿Actualmente se llamaría 4. Dos o tres veces al 4. Ocasionalmente
usted mismo/a un/a mes 5. Raramente o nunca
comilón/a? 5. Una vez al mes o
1. Sí, por completo menos (o nunca) 13. Temo comer cualquier
2. Sí cosa por miedo a no poder
3. Sí, probablemente 9. ¿Con qué frecuencia parar
4. Sí, es posible prefiere comer helados, 1. Siempre
5. No, probablemente batidos durante una 2. Casi siempre
no comilona? 3. Frecuentemente
1. Siempre 4. A veces
5. Prefiero comer 2. Frecuentemente 5. Raramente o nunca
1. En casa solo/a 3. A veces
2. En casa con otros/as 4. Raramente o nunca 14. No estoy contento/a
3. En un restaurante 5. Yo no tengo conmigo mismo/a después
público comilonas de comer demasiado

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1. Siempre 2. Una vez en el mismo/a en el camino de
2. Frecuentemente pasado año vuelta a casa?
3. A veces 3. Dos o tres veces en 1. Bien, contento/a de
4. Raramente o nunca el pasado año haber conocido un
5. No como 4. Cuatro o cinco veces nuevo restaurante
demasiado en el pasado año 2. Lamentando un
5. Más de cinco veces poco el haber
15. ¿Con qué frecuencia en el pasado año comido tanto
vomita intencionadamente 3. Algo frustrado/a
después de comer? 20. Me siento triste después conmigo mismo/a
1. Dos o más veces a la de comer más de lo que 4. Disgustado/a
semana había planeado comer conmigo mismo/a
2. Una vez a la semana 1. Siempre 5. Totalmente
3. Dos o tres veces al mes 2. Casi siempre disgustado/a
4. Una vez al mes 3. Frecuentemente conmigo mismo/a
5. Menos de una vez al mes 4. A veces
(o nunca) 5. Raramente, nunca o 24. Actualmente yo podría
no es el caso considerarme un/a
16. ¿Cuáles de los siguientes “comedor/a compulsivo/a”
sentimientos tiene después 21. Cuando me meto en una (que tiene episodios de
de una comilona? comilona, tiendo a comer comida incontroladas)
1. No tengo comilonas comidas altas en 1. Absolutamente
2. Me siento bien carbohidratos (azúcares, 2. Sí
3. Me siento almidón) 3. Sí, probablemente
medianamente 1. Siempre 4. Sí, es posible
disgustado/a 2. Casi siempre 5. No, probablemente
conmigo mismo/a 3. Frecuentemente no
4. Me siento bastante 4. A veces
disgustado/a 5. Raramente, o no 25. ¿Cuál es el máximo peso
conmigo mismo/a tengo comilonas que ha perdido en un mes?
5. Me odio 1. Más de 20 kg
22. Comparado con la 2. 12-20 kg
17. Como mucha comida mayoría de la gente, mi 3. 8-11 kg
incluso cuando no tengo capacidad para controlar mi 4. 4-7 kg
hambre conducta alimenticia parece 5. Menos de 4 kg
1. Muy ser:
frecuentemente 1. Mayor que la 26. Si como demasiado por la
2. Frecuentemente capacidad de noche, me siento
3. Ocasionalmente otros/as deprimido/a a la mañana
4. A veces 2. Más o menos igual siguiente
5. Raramente o nunca 3. Menor 1. Siempre
4. Mucho menor 2. Frecuentemente
18. Mi forma de comer es 5. No tengo 3. A veces
diferente de la forma de absolutamente 4. Raramente o nunca
comer de la mayoría de la ningún control 5. No como
gente demasiado por la
1. Siempre 23. Uno de sus mejores noche
2. Casi siempre amigos/as de repente
3. Frecuentemente sugiere que ambos vayan a 27. ¿Cree que es más fácil
4. A veces cenar a un nuevo restaurante para usted vomitar que para
5. Raramente o nunca esa noche. Aunque usted la mayoría de la gente?
haya planeado comer algo 1. Sí, no me cuesta
19. He tratado de perder ligero en casa, usted va y ningún trabajo
peso ayunando o con come fuera, comiendo 2. Sí, es más fácil para
regímenes intensos bastante y sintiéndose mí
1. No en el año pasado incómodamente lleno/a. 3. Sí, es un poco más
¿Cómo se sentiría consigo fácil para mí

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4. Más o menos igual ¿con qué rapidez la come
5. No, es menos fácil habitualmente? 34. Uso diuréticos para
para mí 1. Más rápido que ayudarme a controlar mi
cualquiera lo haya peso
28. Siento que la comida podido hacer en su 1. Una vez al día o más
controla mi vida vida 2. De tres a seis veces
1. Siempre 2. Bastante más a la semana
2. Casi siempre rápido que la 3. Una o dos veces a la
3. Frecuentemente mayoría de la gente semana
4. A veces 3. Un poco más rápido 4. Dos o tres veces al
5. Raramente o nunca que la mayoría de la mes
gente 5. Una vez al mes o
29. Me siento deprimido/a 4. Como la mayoría de menos (o nunca)
inmediatamente después de la gente
comer demasiado 5. Más lentamente 35. ¿Qué piensa de su apetito
1. Siempre que la mayoría de la comparado con el de la
2. Frecuentemente gente (o no mayoría de las personas que
3. A veces aplicable) conoce?
4. Raramente o nunca 1. Muchas veces
5. No como 32. ¿Cuál es la mayor mayor que la
demasiado cantidad de peso que usted mayoría
haya ganado en un mes? 2. Mucho mayor
30. ¿Con qué frecuencia 1. Más de 20 kg 3. Un poco mayor
vomita después de comer 2. Entre 12-20 kg 4. Más o menos igual
tratando de perder peso? 3. Entre 8-11 kg 5. Menor que la
1. Menos de una vez al 4. Entre 4-7 kg mayoría
mes (o nunca) 5. Menos de 4 kg
2. Una vez al mes 36. SÓLO MUJERES. Mi ciclo
3. Dos-tres veces al 33. SÓLO MUJERES. Mi menstrual se presenta una
mes último período menstrual fue vez al mes
4. Una vez a la semana 1. Hace un mes 1. Siempre
5. Dos o más veces a la 2. Hace dos meses 2. Generalmente
semana 3. Hace cuatro meses 3. Algunas veces
4. Hace seis meses 4. Rara vez
31. Cuando consume una 5. Hace más de seis 5. Nunca
gran cantidad de comida, meses

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Anexo 6. Cuestionario APGAR. Percepción de la función familiar31.

Los individuos se clasifican en:


 Normofuncionales de 7-10
 Disfuncionales de 0-6
 Graves de 0-2
 Leves de 3-6

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40

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