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Universidad de Cantabria
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………………………………. 2
CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………………………….. 29
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………………………………………....... 30
ANEXOS…………………………………………………………………………………………………………………… 33
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) están alcanzando cifras de prevalencia
e incidencia alarmantes en un grupo de población cada vez más amplio. Muchos hablan de ellos,
pero son pocos los que verdaderamente los conocen. Producto del desconocimiento de la
población en general y de los profesionales sanitarios en particular, unida a la falta de conciencia
de enfermedad de los pacientes, hace que se demore la búsqueda de atención sanitaria y, en
consecuencia, el tratamiento se instaure tardíamente, reduciendo la probabilidad de
recuperación, lo que provoca el aumento de la cronicidad y la pérdida de calidad de vida.
El profesional de enfermería es especialmente importante en la prevención y detección
precoz de estos trastornos. Debe estar entrenado en la valoración de las esferas humanas
afectadas –la física, mental y social– y en el uso de instrumentos de cribado sencillos y de fácil
interpretación que apoyen o descarten el diagnóstico, agilizando la derivación al dispositivo
asistencial correspondiente, siempre formado por un equipo multidisciplinar en el que destaca
el rol de enfermería.
Eating and feeding disorders are raising alarming amounts of prevalence and incidence
on a broad group of population. A lot of people talk about them, but only truly know them a few
group. Result of lack of awareness of general population and healthcare professionals, linked to
the lack of insight of patients, cause delays in medical attention and, therefore, establish
treatment too late, reducing the likelihood of recovery, increasing cronification and losing
quality of life.
Healthcare professionals are especially important in prevention and early detection of
these disorders. They have to practice evaluation of affected human spheres (physical, mental
and social) and in the use of simple screening tests to support or reject diagnosis, speeding up
patient referrals to the appropriate care device, consisting of a multidisciplinary team where
underscored the nursing role.
Key words: feeding and eating disorders, nursing care, anorexia nervosa, bulimia nervosa, health
promotion.
1
Estos son los diez mandamientos de las anoréxicas, difundidos en Internet1:
“Si no estás delgada, no eres atractiva. Estar delgada es lo más importante. Compra
la ropa adecuada, córtate el pelo, toma laxantes, muérete de hambre para parecer
más delgada. No comerás sin sentirte culpable. No comerás comida que engorde
sin castigarte después. Contarás calorías y limitarás tus comidas de acuerdo con
ellas. Los designios de la báscula son los únicos importantes. Perder peso es bueno,
engordar es malo. Nunca se está lo suficientemente delgada. Estar delgada y no
comer demuestran la auténtica fuerza de voluntad y el nivel de éxito” (p57).
Es un ejemplo de la gravedad que reviste la anorexia, patología que forma parte de los
trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Estábamos acostumbrados a oír hablar del término Trastornos de la Conducta
Alimentaria (TCA); sin embargo, en la 5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM-5) se les otorga una denominación más extensa: Trastornos de la
conducta alimentaria y de la ingestión de alimentos (TCAIA).
La definición proporcionada de los TCAIA en el DSM-5 es la que sigue2:
“Los TCAIA se caracterizan por una alteración persistente en la alimentación o en
el comportamiento relacionado con la alimentación que lleva a una alteración en
el consumo o en la absorción de los alimentos y que causa un deterioro significativo
de la salud física o del funcionamiento psicosocial” (p329).
La comida se convierte en el auténtico protagonista en torno al que gira su vida.
Se hace necesario reconducir y desmontar las ideas falsas relativas al significado de
tener un cuerpo sano, dejando de asociarlo obligatoriamente a que sea muy delgado.
Los TCA no son una entidad que haya aparecido en los últimos años. En el caso de la
anorexia, su origen se remonta a antes de Cristo. Para la bulimia, la primera referencia escrita
data de 1979; sin embargo, ya desde la antigua Roma se hablaba de conductas de atracones y
posteriores vómitos provocados3.
El denominador común de las personas que sufren un TCA es la demora en solicitar
atención, al carecer de conciencia de enfermedad, sumado a su habilidad para ocultarla. Es por
ello especialmente importante establecer herramientas y dotar de conocimientos y habilidades
a los profesionales de enfermería para que, a su vez, empoderen a otros profesionales, a las
familias y a la población en general, con el objetivo de que ayuden en la prevención y detección
precoz de estos trastornos.
Los TCA no cesan de aumentar. La prevalencia de anorexia nerviosa (AN) en España se
sitúa en el 0,1-1,5%, y la de bulimia nerviosa (BN) entre el 0,5-1,5%, mientras que la prevalencia
de los TCA denominados como no especificados (TCANE) está entre el 1,7 y 3,8%. La prevalencia
total para los TCA se sitúa entre el 4,1 y el 6,41%. Está aumentando la incidencia y la prevalencia
de forma sorprendente en los países occidentales, sobre todo en el grupo joven de población
femenina3.
Los TCA se erigen como la tercera enfermedad crónica entre la población adolescente4.
Se analizarán los porcentajes de recuperación y mejoría, de cronicidad y los de muerte por
inanición o suicidio.
2
El grupo de mayor riesgo son las adolescentes y mujeres jóvenes. Sin embargo, en los
últimos años está aumentando el número de casos de TCA en varones5.
Estos pacientes tienen una habilidad especial para ocultar o enmascarar sus síntomas.
Otro gran inconveniente que retrasa la detección son los actuales ideales sociales respecto a la
delgadez asociada al éxito y belleza, que se promueven continuamente6.
Se produce la búsqueda incesante de la delgadez, convirtiéndose en una obsesión1. Se
pretende que se comprenda qué le lleva a una persona a iniciarse en un trastorno de la conducta
alimentaria, y que se rompan mitos como los siguientes: ‘la anorexia y la bulimia son episodios
sin importancia propios de adolecentes mimadas; no entiendo por qué se ven gordas cuando
están esqueléticas; ellas nunca se recuperarán de esas enfermedades’.
Multitud de personas, sobre todo en su etapa adolescente, han tenido escarceos con las
dietas. Con los contenidos abordados en páginas posteriores, se pretende saber cuándo las
conductas observadas atraviesan la barrera de lo patológico, siendo indicativas de padecer un
TCA.
Nos encontramos en la era digital, en la que internet se ha convertido en un auténtico
peligro para los adolescentes que, insatisfechos con su imagen corporal, buscan métodos de
pérdida de peso en páginas web pro-anorexia y pro-bulimia. Actualmente, a través del servicio
de mensajería instantánea WhatsApp®, las víctimas de estos trastornos han encontrado una
excelente vía de comunicación, formando grupos en los que comparten su evolución y
frustraciones, ejerciendo de auténticas consejeras para continuar con el ciclo de destrucción en
el que están inmersas. Estos son algunos escalofriantes consejos reflejados en páginas que
realizan apología de los TCA: consumir grandes cantidades de agua muy fría o masticar hielo, de
forma que el cuerpo consuma más calorías para mantener la temperatura corporal; incitan a la
hiperactividad en reposo para contribuir al aumento del gasto calórico, animando a mover
continuamente sus piernas; si sienten hambre, animan a golpearse el estómago; deben visitar
la cocina frecuentemente, para hacer creer a su familia que está comiendo; utilizar enjuagues
bucales fuertes antes de comer para reducir la palatabilidad de los alimentos y, por consiguiente,
el apetito.
3
de día o, en último lugar, la hospitalización completa. También se pretende empoderar a la
enfermera de atención primaria para que sea capaz de prestar cuidados a pacientes aquejados
de TCA, evitando la derivación inmediata a una Unidad de Salud Mental.
La experiencia vivida como alumno de enfermería en la Unidad de Trastornos de la
Conducta Alimentaria (UTCA) del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en el mes de
diciembre de 2016, me despertó una batería de emociones muy dispares y nunca antes
experimentadas, que me llevaron a querer profundizar en el conocimiento de dichos trastornos,
plasmándolos en el presente Trabajo de Fin de Grado, que espero sea de ayuda para aquellos
interesados en conocer o mejorar el manejo de estos pacientes.
El presente trabajo está constituido por tres capítulos: en el primero se hace un repaso
de los trastornos alimentarios más conocidos, para seguidamente introducir los novedosos o de
relativa reciente aparición; en el segundo capítulo figuran las herramientas de que nos podemos
servir como personal de enfermería para detectar precozmente los TCAIA y las alteraciones o
complicaciones en la salud que conllevan; y en el último, se reflejan las intervenciones de
enfermería a realizar en pacientes que presentan dichos trastornos.
OBJETIVOS
Definir los Trastornos de la Conducta Alimentaria clásicos, así como los de reciente
aparición.
Describir los instrumentos empleados en la detección de los TCA.
Describir las complicaciones y la evolución de los TCA.
Enumerar las intervenciones de enfermería realizadas con los pacientes que padecen un
TCA.
METODOLOGÍA
La presente monografía está desarrollada a partir de la literatura científica publicada
desde el año 2012 hasta el 2016.
Se efectuó la búsqueda bibliográfica empleando el vocabulario estructurado con los
descriptores DeCs y MeSH, haciendo uso del operador booleano de intersección AND para
combinarlos entre sí, bien en español, bien en inglés. Dichos descriptores son:
Figura 1. Descriptores empleados.
DeCs MeSH
Trastornos de Alimentación y de la Ingestión
feeding and eating disorders
de Alimentos
Atención de enfermería nursing care
Anorexia nerviosa anorexia nervosa
Bulimia nerviosa bulimia nervosa
Promoción de la salud health promotion
Fuente: elaboración propia.
Las bases de datos utilizadas en la realización de las búsquedas fueron: PubMed, Dialnet,
CuidenPlus, Web of Science y PubPsych.
4
También hice una lectura exhaustiva de la Guía de Prevención de los Trastornos de la
Conducta Alimentaria, publicada en 2012 por la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales del
Gobierno de Cantabria, y de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta
Alimentaria, publicada por el Ministerio de Sanidad.
Finalizada la búsqueda y guardados todos los artículos, eliminé los que no tenían
relación con el tema a estudiar, aquellos cuya información no consideré que aportara datos
significativos, los publicados en una fecha previa al 2012, aquellos cuyo acceso precisaba la
realización de un pago a su editorial, o los que estuvieran redactados en un idioma diferente al
español o inglés.
5
1.1. Epidemiología de los TCA
Actualmente, el principal problema de salud mental en la población joven es el de los
Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)8. El TCA más frecuente es el trastorno de la
conducta alimentaria no especificado (TCANE), seguido de la bulimia nerviosa (BN) y de la
anorexia nerviosa (AN)9.
La incidencia de TCA adoptó una tendencia de crecimiento en las últimas décadas,
llegando al 5%, si bien se desconoce si esto se debe al aumento del número de casos o a la
rapidez con la que se detectan y diagnostican10.
La prevalencia mundial de los TCA oscila desde el 0,5 al 3,7%10.
En EE.UU., una de cada 100 mujeres de 16 a 18 años presenta anorexia nerviosa10.
En España, la prevalencia de TCA se sitúa en el 4,1-6,41% de las mujeres de 12-21 años,
mientras que en hombres de esa misma franja de edad está en el 0,27-0,9%11.
En Cantabria, del total de pacientes seleccionados para la realización del estudio de
prevalencia por diagnósticos de TCA, atendidos en la UTCA del HUMV, se hallaron estos datos:
en el grupo de mujeres, el 64% presentaba AN, el 27% BN y un 9% TCANE; mientras que en los
hombres, se diagnosticó de anorexia nerviosa restrictiva al 50% y de TCANE al otro 50%. El grupo
de edad en el que se concentraba la muestra comprendía de los 16 a los 25 años. Del estudio
también se dedujo algo ya sabido, y es que los TCA son propios del sector femenino12.
La prevalencia de la AN en mujeres oscila entre 0,3% y 3,7%, mientras que para la BN, la
prevalencia está entre el 1% y 4,2%12. La incidencia de AN es de 0,3 a 1% en mujeres, y 0,1% en
hombres10.
Aunque puede diagnosticarse en menores de 13 años, presentan mayor riesgo de AN
los adolescentes entre 15 y 19 años, que representan hasta 40% de los casos. Existen dos picos
de incidencia: entre los 13 y 14 años, y entre los 16 y 17 años10.
En la población pediátrica, se estima una incidencia de 3,01 casos por 100.000
habitantes, de los cuales aproximadamente un 37% reúne los criterios de anorexia nerviosa, un
1.4% de bulimia nerviosa y un 43% de TCANE13.
Los TCA son, tradicionalmente, más prevalentes en la población femenina10. A pesar de
que la mayoría de las personas afectadas por estos trastornos son mujeres adolescentes y
jóvenes, la prevalencia se amplía cada vez más a hombres y adultos. La presencia de los TCA es
cada vez más frecuente entre la población adolescente, así como de aparición más temprana9.
La incidencia de TCA en países no desarrollados es menor, aunque en aumento. En
Uruguay, si bien no existen cifras oficiales, los TCA no han adquirido la dimensión que presentan
en países desarrollados10. Si bien se decía que los TCA son característicos de países occidentales,
los estudios confirman la inversión de esta tendencia. Así, se afirma que en las sociedades no
occidentales, los TCA han alcanzado dimensiones muy elevadas14.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificados, conformados por aquellos
trastornos que no reúnen todas las características requeridas para catalogarlos como anorexia,
bulimia o trastorno por atracón, son el grupo más relevante, con una prevalencia del 2,76-
5,3%11.
6
La BN es un trastorno que se da principalmente en mujeres (solo entre el 5-10% de los
afectados son varones), y el grupo con mayor incidencia son las adolescentes entre 15 a 19
años14.
La AN es una enfermedad grave, con mortalidad entre 7-10%. El 50% de las defunciones
tiene relación con la desnutrición y 24% son por suicidio. Los estudios a largo plazo muestran
que 15-25% evoluciona a cronicidad, 25% mantiene dificultades psicológicas invalidantes como
depresión, fobias y retraimiento social, y 30% pueden evolucionar a BN10.
En un estudio realizado a 1306 estudiantes universitarios españoles, presentaron
criterios de susceptibilidad de un TCA 255, lo que se traduce en una prevalencia del 19,5%,
siendo más frecuente en las mujeres que en los hombres (21,2% vs 15,0%). A nivel de España,
se han encontrado prevalencias de riesgo en población universitaria del 19%. Sin embargo, a
nivel internacional, las prevalencias de riesgo muestran una gran variabilidad en esta población
oscilando de valores del 39,7% en Grecia y Colombia, al 5,8% de México8.
En un estudio realizado sobre familiares de pacientes con TCA, se concluyó que existe
mayor prevalencia de AN en familiares de pacientes con AN (3%-12%) en comparación con
familiares de controles (0%-4%). El riesgo de BN en familiares de primer grado de pacientes con
BN está entre 4,4 y 9,6 veces más que en el caso de los familiares de controles. Así, se puede
confirmar que los TCA se dan más en familiares de pacientes con TCA que en familiares de
controles15.
Los TCA son trastornos multidimensionales generados por un conjunto de factores
fisiológicos, emocionales, familiares y socioculturales16.
Son trastornos que en ocasiones cronifican, que asocian importante morbi-mortalidad
y que frecuentemente se presentan con múltiples recaídas10.
El tratamiento requiere la participación de un equipo multidisciplinario, sin claras
evidencias que indiquen la efectividad de diversas estrategias terapéuticas. Su evolución es muy
caótica, con episodios de remisión de duración variable, tentativas de suicidio frecuentes y
complicaciones somáticas severas10.
Los TCA cuentan además con la tasa de mortalidad más elevada de todos los trastornos
psiquiátricos, causada principalmente por fallo cardiaco o suicidio. Por ello, es prioritario el
diagnóstico y tratamiento temprano de estos trastornos13.
7
1.2.2. Pica
Se denomina así al trastorno caracterizado por la ingestión de sustancias que carecen
de aporte nutricional, como papel, jabón, ropa, pelo, cuerdas, lana, tierra, tiza, pintura, chicles,
metales, guijarros, carbón vegetal, barro o hielo. Dicha ingestión no es propia conforme al grado
de desarrollo del individuo que lo presenta (por lo que el diagnóstico no se establece en niños
de edad inferior a dos años) ni a la cultura del grupo. El tiempo de consumo debe ser al menos
de un mes2.
8
malestar y culpa, lo que obliga al individuo a compensarlos mediante vómitos o diarreas en las
formas purgativas, y con ejercicio-ayuno en las no purgativas. Habitualmente existe un peso
normal o sobrepeso, y se reserva el término anorexia purgo-bulímica para aquellas que cursan
con bajo peso. Presentan vergüenza por miedo al descontrol en su vida17.
La bulimia se caracteriza por la combinación de atracones seguidos de comportamientos
compensatorios para evitar el consiguiente aumento de peso. Un atracón consiste en ingerir, en
un breve periodo de tiempo, una cantidad de alimentos claramente superior al que una persona
sería capaz de ingerir en el mismo espacio temporal, acompañado de la pérdida de control para
detener la ingesta o controlar la cantidad o el tipo de alimentos consumidos. Los
comportamientos compensatorios corresponden a la práctica del vómito sobre uno mismo, o al
uso de laxantes, diuréticos u otros fármacos, incluso instaurar el ayuno posteriormente o
practicar ejercicio físico de forma excesiva. Estos hechos deben producirse al menos una vez a
la semana durante tres meses para que puedan catalogarse de bulimia2.
9
La categoría del TCANE se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no
especificar el motivo de incumplimiento de los criterios de un trastorno de la conducta
alimentaria y de la ingesta de alimentos específico, e incluye presentaciones en las que no existe
suficiente información para hacer un diagnóstico más específico (p. ej., en servicios de
urgencias)2.
1.3.1. Diabulimia
La diabulimia consiste en la conjunción de dos patologías: bulimia nerviosa y diabetes
mellitus insulinodependiente. La persona que la padece evita de forma parcial o total la
autoadministración de insulina, además de comer cantidades excesivas de comida para
posteriormente provocarse el vómito, e incluso hacer uso de laxantes o diuréticos. Con ello
pretende controlar el peso. Mediante el control de la insulina refieren facilitar la pérdida de peso
que esta puede generarles, pues saben que su organismo, ante la ausencia o déficit de glucosa,
utilizará los depósitos lipídicos almacenados para obtener la energía necesaria20.
Existe una prevalencia mundial del 20% de este trastorno en mujeres diabéticas,
mientras que los hombres presentan una relación frente a las mujeres de 1:10 respectivamente.
El perfil de edad corresponde a personas jóvenes, si bien se encuentran también pacientes de
mayor edad con un TCA crónico desde su juventud20.
Se constata que algunos diabéticos aprovechan que lo son como medio de
adelgazamiento. Las exigencias requeridas en pacientes que deben inyectarse insulina pueden
llevarles a pensamientos que desencadenan en alteraciones en la alimentación. El ejercicio físico
excesivo también es otra de las medidas adoptadas para conseguir llegar a la delgadez
absoluta20.
10
1.3.3. Vigorexia
Este trastorno se caracteriza por individuos excesivamente centrados en tener un estado
muscular tonificado y deshacerse de la mayor cantidad de grasa posible que rodea sus músculos.
Ello lo consiguen con una estricta rutina de ejercicios junto a unas pautas nutricionales
determinadas, actividades que se convierten en el eje central en torno al que gira su vida y sus
pensamientos. Además, lo complementan con la ingesta de anabolizantes22.
A pesar de que los demás les vean como personas fuertes por su estado físico, los
vigoréxicos presentan una distorsión de su imagen corporal, sienten vergüenza por su físico, que
aprecian como pequeño y débil. La consecuencia fatal puede ser el suicidio. Otras
denominaciones que recibe este trastorno son anorexia inversa y dismorfia muscular22.
1.3.5. Ebriorexia
Este trastorno consiste en dejar de comer para compensar las calorías obtenidas
después de consumir alcohol. Suele darse en personas entre los 18 y 30 años. Además del abuso
de bebidas alcohólicas, la ebriorexia se conjuga con otras conductas dañinas como realizar
atracones, para luego provocarse el vómito. De ahí que se afirme que es una extraña
combinación entre anorexia, bulimia y adicción al alcohol25.
11
Ante la sospecha de un TCA, se elaborará la historia clínica completa del paciente. El
principal obstáculo para el diagnóstico de estos trastornos recae en la mentira y ocultación de
síntomas. Es por ello que se debe crear una atmósfera de confianza, asegurándole la
confidencialidad de cuanta información confiese al profesional sanitario, quien evitará formular
preguntas directas que puedan intimidarlo. Su papel será la motivación, la comprensión y el
apoyo6.
La entrevista clínica se vertebrará en dos ejes: por un lado se halla la valoración de
posibles trastornos físicos, emocionales, conductuales y cognitivos; y por otro, el cribado
mediante cuestionarios que miden síntomas y conductas de riesgo que ayudan en la detección
de posibles casos de TCA.
2.1. Valoración
La valoración que realice el profesional de enfermería mostrará especial atención a los
siguientes apartados16:
12
Tabla 1. Signos y síntomas de AN y BN10.
Metabólicos Cardiovasculares Óseos
Disminución del Bradicardia Osteopenia
metabolismo basal Hipotensión Retraso en la
Hipoglucemia Arritmias maduración
Hipercarotineamia ósea
Endocrinológicos
Hipercolesterolemia Osteoporosis
Hipogonadismo
Distermias
hipogonadotrófico
Alcalosis metabólica Hematológicos
Amenorrea
Alteraciones Pancitopenia
Aumento enzimas
hidroelectrolíticas Hipoplasia de
hepáticas
médula ósea
Renales Dermatológicos Gastrointestinales
Uremia prerrenal Piel seca Gastroparesia
Fallo renal Lanugo Estreñimiento
agudo/crónico Callosidades a nivel Distensión
dorsal de abdominal
Cognitivos y del
comportamiento
articulaciones Erosión del
interfalángicas (signo esmalte dental
Depresión
de Russell) Gingivitis
Dificultad de
Fragilidad capilar Hipertrofia de
concentración
glándulas
Obsesión por la
parotídeas
comida
Esofagitis
Rotura esofágica
2.1.2. Etiología
Si hay algún trastorno que precise adoptar un enfoque multifactorial y dimensional, es
el caso de los TCA, que son el producto final de un conjunto de fuerzas que interactúan como
factores predisponentes, precipitantes y perpetuantes. Los factores predisponentes inciden en
una persona vulnerable, que podrá desarrollar un TCA (factores precipitantes) y que se
prolongará en el tiempo a causa de los factores perpetuantes o de mantenimiento. Estos tres
tipos de factores pueden estar influenciados por factores biológicos, socio-culturales,
psicológicos y cognitivos. No podemos hablar de la causa, sino que hay que analizar las distintas
dimensiones involucradas para que el trastorno alimentario finalmente se desarrolle26.
Se decide centrar la atención en los factores predisponentes y precipitantes, de especial
importancia para enfermería, ya que sobre ellos puede ejercer mayor control mediante su
función preventiva.
13
2.1.2.1. FACTORES PREDISPONENTES
Los factores predisponentes hacen referencia a las variables que contribuyen a hacer a
las personas más vulnerables a padecer un TCA. Dentro de ellos se encuentran factores
individuales, familiares y socioculturales25.
a. Factores individuales
Vulnerabilidad genética y biológica.
Hay una clara contribución genética tanto a la AN como a la BN, e incluso últimamente
también se empiezan a acumular evidencias sobre el trastorno de atracón. El riesgo de
padecimiento de una AN es 11 veces más probable en familiares de primer grado. Las tasas
de transmisión hereditaria varían entre 40-88% para la AN, de 28-83% para la BN y entre 40-
82% para el trastorno de atracón27.
En un estudio se refleja un número significativo de pacientes presentaba antecedentes
personales de problemas psiquiátricos en la infancia o antecedentes familiares de algún TCA.
Se sostiene que la genética puede ser responsable en la pubertad de hasta el 50-85% de los
factores de riesgo para desarrollar TCA, superando a esta edad a los factores ambientales13.
Quizá lo que se herede no sea el trastorno en sí mismo, sino una cierta predisposición a
la inestabilidad emocional o a un escaso control de los impulsos, que combinado con los
factores ambientales, puede desencadenar un TCA25.
Historia premórbida de sobrepeso u obesidad.
Está presente tanto en casos de AN (7-20%) como de BN (18-40%). Constituye un factor de
riesgo por la presión social que incita a la delgadez, lo que conduce a la insatisfacción
corporal y realización de dieta, pero no constituye un factor de riesgo que favorezca
directamente el desarrollo o mantenimiento de un TCA25.
Estas pacientes suelen contar con una historia de críticas, burlas y situaciones negativas
relacionadas con el cuerpo, lo que les podría llevar a formarse actitudes negativas y
creencias disfuncionales sobre su cuerpo25.
Un estudio reciente muestra que las personas con TCA se caracterizan por alteraciones
en la afiliación y el apego (apego inseguro, bajo cuidado parental percibido y elevada
sobreprotección paternal), en la comunicación social (alteración en el reconocimiento y
comunicación de las expresiones faciales y evitación facial elevada), en la percepción y
comprensión de sí mismo (reducida agencia del sí mismo, autoevaluación negativa y
alexitimia elevada), en la percepción y comprensión de los otros (baja comprensión de los
estados mentales) y en la dominancia social (inferioridad social)25.
Haber elegido una afición o profesión que conceda gran importancia a la imagen
corporal, como son el culturismo, la danza, las modelos, gimnasia artística, azafatas, etc. Las
deportistas destacan por una elevada predisposición a los TCA, pues obtienen puntuaciones
14
elevadas en obsesión por la delgadez, insatisfacción corporal, baja autoestima, alienación
personal, inseguridad interpersonal, desconfianza interpersonal y perfeccionismo28.
Estudiantes universitarios.
La población universitaria española está sujeta a una serie de cambios sociológicos y
culturales.
En las mujeres, hay una relación estadísticamente significativa entre el riesgo de TCA y
estudiar una carrera distinta a las ciencias de la salud (23.4%/17.1%), ser fumadoras
(29,0%/18,6%) y el uso de internet de forma problemática (36.5%/20.1%)8.
15
En ambos sexos, la prevalencia del estado de “percepción de la salud regular, mala y
muy mala” es mayor en aquellos estudiantes que presentaban riesgo de TCA respecto a los
que no, tanto en hombres (28,3% / 12,0%;) como en mujeres (37,1% / 20,0%). En la
población femenina se apreció también que haber padecido depresión a lo largo de la vida
es más elevada en aquellas que presentaban riesgo de TCA en comparación a las que no
presentaban riesgo (24,8% / 10,3%;), lo que no se observó en los hombres. Además, la
prevalencia de padecer dolores menstruales es mayor en las mujeres que presentaban
criterios de padecer TCA que en aquellas que no lo presentaban (38,6% / 22,4%)8.
En las personas con un trastorno alimentario, se aprecia mayor prevalencia de
problemas de abuso y adicción a drogas como el tabaco, cannabis o alcohol. Las personas
diagnosticadas con un TCA tenían 3 veces más probabilidad de sentir la pérdida de control
por el alcohol. En cuanto al consumo de tabaco, se ha observado que aquellas personas que
consumen tabaco presentan prevalencias más elevadas de TCA. Algunos autores han puesto
de manifiesto cómo el fumar es utilizado por las mujeres para mantener el peso y la forma
corporal8.
b. Factores socioculturales
Los factores sociales pueden jugar un papel muy importante en los trastornos
alimentarios. Los medios de comunicación, por ejemplo, nos bombardean continuamente con
ideas en relación a la belleza y al cuidado del cuerpo. Estos asocian el éxito a las personas que
son atractivas, que tiene un físico cuidado, hecho que no atribuyen a los individuos con un
aspecto más descuidado a los que se les llega a asociar con el fracaso a nivel personal y social.
La explotación de esta imagen responde a una estrategia comercial de sectores muy
diferentes: el agroalimentario (con productos dietéticos), el de la moda, el de la salud
(tratamientos, cirugías, implantes, medicación, etc.) e incluso el del deporte (fitness,
proliferación de gimnasios)30.
La presión social a estar delgada fomenta la internalización de la delgadez como ideal y
la insatisfacción corporal, pudiendo llevar a la realización de dieta y al riesgo de sufrir una
patología alimentaria. Asimismo, se ha resaltado que la objetificación del cuerpo femenino
contribuye al riesgo de enseñar a las chicas que tienen que ser valoradas primeramente por su
apariencia, reforzando la necesidad de perseguir el atractivo físico.
Ante esta situación en la que el culto al cuerpo se ha convertido en un fenómeno social,
están los adolescentes, especialmente el sector femenino. Los cambios fisiológicos y
psicológicos que experimentan, producto del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios,
dan lugar a un aumento del tejido adiposo, que provoca en algunas adolescentes insatisfacción
con su imagen corporal, apareciendo en este momento el riesgo de desarrollar un TCA.
Asimismo, las adolescentes tienen una imagen corporal poco definida e inestable, por lo que
son más sensibles a la manipulación. Tienden a definirse comparando su apariencia física con la
de otros y no poseen los recursos psíquicos necesarios como protección25.
c. Factores familiares
La familia y la organización de esta es otro de los factores influyentes en que una persona
sea más vulnerable a sufrir algún tipo de TCA. Las familias sobreprotectoras provocan que
cuando sus hijos han de enfrentarse a situaciones problemáticas, no saben resolver estos
conflictos, haciéndoles más vulnerables. Otros factores que también pueden influir en la
persona son: que algún miembro de la familia sea obeso o, por el contrario, que padezca o haya
padecido algún trastorno de la alimentación; que existan problemas de depresión, el consumo
16
excesivo de alcohol o violencia de género. Además, también ha de tenerse en cuenta los
antecedentes de familiares con trastornos depresivos. Debe valorarse si en el hogar del paciente
se da mucha importancia a la apariencia física y al peso, a la autovalía y al éxito personal25.
Sin embargo, se apunta que no hay un tipo de familia asociada invariablemente con un
TCA. Hay que evitar culpabilizar a la familia. Es más beneficioso desde el punto de vista
terapéutico investigar cómo las familias pueden afrontar el problema, que intentar
patologizarlas, es decir, los familiares deben ser valorados como recursos de ayuda25.
17
2.2. Instrumentos de cribado y de utilidad en prevención primaria
Es necesario contar con instrumentos que permitan detectar y orientar a un diagnóstico
temprano, que eviten complicaciones posteriores, para que los profesionales que trabajan en
atención primaria puedan, de forma relativamente rápida, identificar personas concretas que
presentan actitudes y conductas de riesgo de un TCA. De esta forma, el diagnóstico se
confirmará con la entrevista clínica y la valoración física.
18
La RS se diseñó para identificar a aquellas personas que hacen dieta siempre y, por tanto
sin éxito, rompen su restricción con atracones periódicos y ganan peso. La escala consta de 10
ítems que rastrean conductas de dieta, la preocupación por el peso y el comer y las fluctuaciones
de peso en diferentes periodos de tiempo. Los ítems se contestan en una escala de elección
múltiple de 5 o 4 puntos dependiendo de los ítems (el rango de puntuación de los ítems es de 0
a 4, o de 0 a 3). La puntuación de corte para diferenciar entre comedores restrictivos de los que
no los son es 16. Consta de dos factores: fluctuación en el peso e implicación en la dieta31.
Este instrumento se ha utilizado como alternativa al EAT como cribado de población
subclínica y especialmente útil para cuando se buscan poblaciones de riesgo con importantes
oscilaciones de peso (anexo 4)31.
19
2.3.1. Prevención primaria
Centra sus intenciones en el abordaje y actuación sobre el motivo de los problemas,
ayudando a la adquisición de comportamientos saludables, a la vez que facilita una disminución
de todos aquellos factores de riesgo que pueden afectar negativamente al individuo. Con esta
estrategia de intervención se pretende anticiparse para evitar todos aquellos eventos
indeseados, reduciendo la incidencia de los TCA.
Las intervenciones de prevención primaria más frecuentes son: psicoeducativas, ayudar
a formar actitudes críticas hacia los medios de comunicación, técnicas de inducción y disonancia,
intervenciones dirigidas a eliminar los factores de riesgo de los TCA y en empoderar a la
población susceptible. A través de la educación para la salud, la enfermera abordará las esferas
biológica, psicológica y social de las personas17,32.
20
3.1. Contribución del enfermero en el diagnóstico
El enfermero desempeña un papel fundamental en la detección de signos y síntomas
clínicos relacionados con el TCA, como la amenorrea, la osteoporosis, el hallazgo analítico casual
de un descenso de los niveles de potasio, una alteración llamativa en su curva ponderal o el
retraso del crecimiento34.
Estos signos pueden ser la primera señal de alarma de que existe un TCA subyacente. Su
identificación y la explicación que hagamos al paciente y a su familia pueden ayudar a la
comprensión de la enfermedad y a la toma de conciencia necesaria para que el paciente acepte
iniciar un tratamiento especializado. Así, vemos cómo la formación de los diversos profesionales
respecto a los TCA es fundamental para su identificación precoz y para el inicio de un
tratamiento especializado, que será de mayor eficacia que los tratamientos que se inicien de
forma tardía34.
Sin embargo, la formación no debe limitarse a los profesionales de la salud. Especial
importancia tiene la enfermería en el ámbito comunitario, donde desarrolla una función
preventiva respecto a los TCA, con especial mención al personal docente de los centros
escolares, que están al lado de los adolescentes durante años, comprobando su desarrollo físico
y mental, ya que es una población altamente susceptible de padecer un TCA por las
características propias de una etapa de especial vulnerabilidad, como es la adolescencia. De esta
forma, la enfermería será la encargada de la alfabetización en este campo para que sepa
reconocer:
Las características de los TCA y las graves consecuencias que conllevan.
Los factores predisponentes y precipitantes de los TCA.
Los signos de alarma que pueden hacer sospechar la existencia de un TCA en fases
precoces y favorecer la solicitud de valoración sanitaria.
21
A pesar de la pérdida de peso progresiva, los pacientes siguen haciendo comentarios sobre
su vivencia de sobrepeso e insatisfacción corporal, influenciados claramente por la
percepción distorsionada que tienen de sí mismos.
En ocasiones, visten con prendas que destacan la silueta, aunque habitualmente tienden a
vestir ropa muy ancha para disimular la extrema delgadez.
También es habitual que se centren en los estudios de forma obsesiva y muestren unos
elevados niveles de exigencia y unos planteamientos claramente perfeccionistas.
Suele observarse un cambio de carácter, con reacciones de irritabilidad y clara tendencia
al aislamiento social. Huyen de las personas cercanas que intentan relacionarse con ellas,
se muestran calladas y tienen una expresión emocional muy aplanada, sin oscilaciones
frente a los estímulos ambientales.
Pueden aparecer rituales relacionados con el orden y la limpieza. Los pacientes ordenan
sus ropas de una forma estricta según colores, tejidos, etc., sin permitir que nadie
modifique esta organización. Estas conductas también pueden afectar a sus hábitos de
higiene personal, al orden de la cocina, etc.
Si alguien invade su espacio personal y modifica su orden o no permite que realice sus
rituales, la reacción del paciente es de intensa ansiedad e irritabilidad, presentando claras
dificultades para controlar su reacción emocional.
Les cuesta adaptarse a los cambios y necesitan tener todas sus actividades programadas.
Por otra parte se hallan los cambios característicos en las personas que padecen bulimia
nerviosa34:
Este tipo de pacientes muestran una gran preocupación por la comida, su peso y su imagen
corporal, los cuales son también sus principales temas de conversación.
No suelen perder tanto peso como en el caso de la anorexia, pero sí son frecuentes las
variaciones de peso, tanto al alza como a la baja.
En las comidas que están acompañados, suelen mostrarse comedidas con la ingesta, o
incluso ayunar, justificando que han comido anteriormente.
Suelen comer a un ritmo muy acelerado y parece que engullen más que comen.
Los atracones suelen llevarlos a cabo cuando están solos. Una señal de alarma será la
desaparición de grandes cantidades de comida de la nevera y la despensa, lo cual no cuadra
con la aparente dieta que sigue el paciente.
Tras las comidas acostumbran a ir al lavabo, donde pasan bastante tiempo, ya que es
entonces cuando suelen vomitar o purgarse.
Podemos observar también una tendencia al desorden o al caos en la planificación de sus
actividades, sus relaciones sociales, el orden de sus enseres.
Suele apreciarse una disminución en su rendimiento académico o laboral.
Se asocian otras conductas impulsivas, como compra compulsiva, tendencia a la
sustracción de objetos, abuso de alcohol y otras drogas, desinhibición sexual, etc.
Las recomendaciones en cuanto a la actitud a seguir con los pacientes con TCA son34:
Estos cambios en la manera de comportarse de las personas afectadas de un TCA
provocarán en su entorno la vivencia de que la persona ha cambiado. Para conseguir que
su familiar o amigo se conciencie de la importancia de su problema, es muy importante
transmitirle su preocupación respecto a los cambios observados. Este proceso debe ser
muy cuidadoso y nada agresivo, y debe transmitir sensación de seguridad y apoyo.
22
Es muy difícil para la persona que padece un TCA compartir sus temores y dificultades, y
además suele percibir que el TCA le aporta control y seguridad. Por lo tanto, el
acercamiento debe ser cuidadoso y fomentar siempre la seguridad de la persona en sí
misma y en las personas que le rodean.
Es frecuente que la persona que padece el TCA se muestre distante y rechace hablar del
tema, o muestre una reacción de irritabilidad. Serán necesarios varios intentos de
acercamiento hasta que consigamos una respuesta favorable y la persona afectada del TCA
pueda hablar de sus dificultades y acepte iniciar un tratamiento.
Aunque las personas del entorno tengan la sensación de que el paciente rechaza su ayuda
repetidamente, esto no debe desanimarles, porque hay que entender que muchas veces
este proceso de toma de conciencia es lento y hay que persistir en nuestra intención y
buscar distintos momentos para abordar el problema. En ocasiones, el profesional
sanitario puede ser un buen interlocutor para abordar el problema más fácilmente y con
menos carga emocional que los familiares o amigos del paciente.
23
Figura 2. Actuación ante la sospecha de un TCA.
24
Integrar a la familia (padres, pareja) en la actuación diaria, asesoramiento y seguimiento
personalizado.
La enfermera debe mostrar actitudes que favorezcan la evolución del paciente con
17
TCA :
25
confrontar al individuo con el papel que desempeña cada vez que muestre algún tipo de
comportamiento que se pueda considerar negativo.
favorecer el reconocimiento de las sensaciones corporales que el individuo pueda
presentar.
hacerle entender la necesidad de supervisar en todo momento que el programa
terapéutico se cumple correctamente.
Nuestra labor consiste en ayudar a los pacientes a darse cuenta de lo que les pasa, a
ponerle nombre a sus sentimientos y emociones así como a buscar nuevos caminos más
adaptativos y saludables.
Por último, cabe mencionar otro de los principales problemas que encontramos en las
personas afectadas por un TCA, el deterioro de la interacción social, una situación en la que el
intercambio social del individuo es insuficiente o excesivo o resulta inefectivo y suele estar
26
relacionado con trastorno del autoconcepto, carencia de personas significativas así como falta
de habilidades necesarias para fomentar la reciprocidad. Se manifiesta por la observación de
conductas de interacción familiar o social ineficaces o disfuncionales, informes familiares de
cambio en el estilo o patrón de interacción, manifestación de malestar en situaciones sociales o
de incapacidad para recibir o transmitir una sensación satisfactoria de pertenencia, cariño o
interés. Dentro de las intervenciones que se pueden llevar a cabo para mejorar este problema
destaca la siguiente: entrenamiento de la asertividad. Ayuda en la expresión afectiva de
sentimientos, necesidades e ideas a la vez que se respetan los derechos de los demás. Las
actividades principales consisten en36,37:
- Favorecer que se reconozcan y reduzcan las distorsiones cognitivas que bloquean la
afirmación.
- Diferenciar entre conductas afirmativas, agresivas y pasivas.
- Contribuir a identificar los derechos personales, responsabilidades y normas en
conflicto.
- Promover la expresión de pensamientos y sentimientos, tanto positivos como
negativos.
- Ayudar al individuo a distinguir entre pensamiento y realidad.
- Instruir en la práctica de habilidades de conversación y sociales.
Estos objetivos se pueden trabajar de forma grupal mediante oportunidades para
practicar a través de la discusión, modelación y juegos de roles. Pueden utilizarse artículos de
revistas, periódicos, cuentos, poesía y canciones.
Uno de los grupos que se realiza en la UTCA del Hospital Valdecilla consiste en escuchar
una canción elegida por el tipo de mensaje que transmite o historia que cuenta, y que muchas
veces está relacionada con las dificultades o síntomas característicos de su enfermedad. La
persona descubre lo que la música y letra le sugiere. Se expresan ideas, emociones, se escucha
a los demás y se comparte en un ambiente entre iguales en el que nadie es juzgado.
La manera de evaluar la evolución de los pacientes es medir los cambios que se
producen en los síntomas que presentan y en su estado físico. Para ello nos valemos de registros
específicos36:
Registro de evolución de índice de masa corporal. Gráfica que indica la evolución del
IMC durante el ingreso, uno de los parámetros más importantes relacionados con la
recuperación física.
Registro semanal de síntomas. Registro observacional que recoge diversos apartados
que la enfermera valora diariamente como son síntomas observados en el comedor,
hiperactividad, ansiedad, participación, etc.
Registro de atracones/purgas. Información que se registra en la gráfica de constantes
de cada paciente.
La disminución de los síntomas suele ir acompañada de una mejor evolución y
recuperación de los pacientes así como de menos recaídas.
27
equipo, por lo que, dependiendo del estado de salud de la persona a la que atienden, esta puede
pasar de un nivel a otro rápidamente.
Los pacientes están divididos en fases o modalidades de tratamiento que valoran el
cumplimiento de normas, la implicación en el programa y la colaboración. De esta forma, se
intenta que estos compitan por estar mejor e ir avanzando en el proceso de su recuperación.
Cuando las personas son capaces de ganar autonomía, se favorece su independencia hasta llegar
a un nivel en el están capacitados para asumir su autocuidado y responsabilidades36.
La continuidad asistencial está garantizada una vez reciben el alta hospitalaria, mediante
un programa denominado “prevención de recaídas”, que se centra en las necesidades y
demandas individuales de ayuda, lo que proporciona seguridad y apoyo para enfrentarse de
nuevo a la vida.
La atención es individualizada, por lo que cada paciente tiene asignado un psiquiatra, un
psicólogo y una enfermera de referencia con los que mantiene una relación terapéutica más
íntima en forma de reuniones programadas a demanda o periódicamente. Sin embargo, las
terapias se imparten de forma grupal, ya que la dinámica grupal incide en el proceso de
aprendizaje, constituyendo una experiencia emotiva e intelectual para modificar las propias
dificultades para el cambio. Dentro del grupo se comparten objetivos comunes, se comunica
recíprocamente y se abren espacios para la escucha de otros36.
Los estudios llevados a cabo por algunos expertos concluyen que la mortalidad es tres
veces superior en pacientes con TCA tratados en un dispositivo carente de servicios
especializados en comparación con otros poseedores de unidades específicas para tal fin. Así, se
pone de manifiesto que el tratamiento especializado reduce considerablemente la mortalidad
precoz17.
28
La detección de la población preocupada por su patrón alimentario y su imagen corporal
es el objetivo enfermero fundamental, para evitar que adopten conductas alimentarias
disfuncionales que los hagan esclavos de su cuerpo y supongan una amenaza para su
vida, evitando que se frustre su desarrollo en las esferas social, personal y profesional.
29
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31
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Enfermería (NIC). 6ª ed. Barcelona: Elsevier; 2014.
32
Anexo 1. Test de SCOFF31.
33
Anexo 3. Versión española del ChEAT31.
34
Anexo 4. The Restraint Scale31.
35
Anexo 5. Versión española del BULIT31.
Nombre:
Responda cada una de las preguntas siguientes señalando la opción correcta con una cruz. Por
favor, responda con sinceridad y recuerde que toda la información será estrictamente
confidencial.
36
1. Siempre 2. Una vez en el mismo/a en el camino de
2. Frecuentemente pasado año vuelta a casa?
3. A veces 3. Dos o tres veces en 1. Bien, contento/a de
4. Raramente o nunca el pasado año haber conocido un
5. No como 4. Cuatro o cinco veces nuevo restaurante
demasiado en el pasado año 2. Lamentando un
5. Más de cinco veces poco el haber
15. ¿Con qué frecuencia en el pasado año comido tanto
vomita intencionadamente 3. Algo frustrado/a
después de comer? 20. Me siento triste después conmigo mismo/a
1. Dos o más veces a la de comer más de lo que 4. Disgustado/a
semana había planeado comer conmigo mismo/a
2. Una vez a la semana 1. Siempre 5. Totalmente
3. Dos o tres veces al mes 2. Casi siempre disgustado/a
4. Una vez al mes 3. Frecuentemente conmigo mismo/a
5. Menos de una vez al mes 4. A veces
(o nunca) 5. Raramente, nunca o 24. Actualmente yo podría
no es el caso considerarme un/a
16. ¿Cuáles de los siguientes “comedor/a compulsivo/a”
sentimientos tiene después 21. Cuando me meto en una (que tiene episodios de
de una comilona? comilona, tiendo a comer comida incontroladas)
1. No tengo comilonas comidas altas en 1. Absolutamente
2. Me siento bien carbohidratos (azúcares, 2. Sí
3. Me siento almidón) 3. Sí, probablemente
medianamente 1. Siempre 4. Sí, es posible
disgustado/a 2. Casi siempre 5. No, probablemente
conmigo mismo/a 3. Frecuentemente no
4. Me siento bastante 4. A veces
disgustado/a 5. Raramente, o no 25. ¿Cuál es el máximo peso
conmigo mismo/a tengo comilonas que ha perdido en un mes?
5. Me odio 1. Más de 20 kg
22. Comparado con la 2. 12-20 kg
17. Como mucha comida mayoría de la gente, mi 3. 8-11 kg
incluso cuando no tengo capacidad para controlar mi 4. 4-7 kg
hambre conducta alimenticia parece 5. Menos de 4 kg
1. Muy ser:
frecuentemente 1. Mayor que la 26. Si como demasiado por la
2. Frecuentemente capacidad de noche, me siento
3. Ocasionalmente otros/as deprimido/a a la mañana
4. A veces 2. Más o menos igual siguiente
5. Raramente o nunca 3. Menor 1. Siempre
4. Mucho menor 2. Frecuentemente
18. Mi forma de comer es 5. No tengo 3. A veces
diferente de la forma de absolutamente 4. Raramente o nunca
comer de la mayoría de la ningún control 5. No como
gente demasiado por la
1. Siempre 23. Uno de sus mejores noche
2. Casi siempre amigos/as de repente
3. Frecuentemente sugiere que ambos vayan a 27. ¿Cree que es más fácil
4. A veces cenar a un nuevo restaurante para usted vomitar que para
5. Raramente o nunca esa noche. Aunque usted la mayoría de la gente?
haya planeado comer algo 1. Sí, no me cuesta
19. He tratado de perder ligero en casa, usted va y ningún trabajo
peso ayunando o con come fuera, comiendo 2. Sí, es más fácil para
regímenes intensos bastante y sintiéndose mí
1. No en el año pasado incómodamente lleno/a. 3. Sí, es un poco más
¿Cómo se sentiría consigo fácil para mí
37
4. Más o menos igual ¿con qué rapidez la come
5. No, es menos fácil habitualmente? 34. Uso diuréticos para
para mí 1. Más rápido que ayudarme a controlar mi
cualquiera lo haya peso
28. Siento que la comida podido hacer en su 1. Una vez al día o más
controla mi vida vida 2. De tres a seis veces
1. Siempre 2. Bastante más a la semana
2. Casi siempre rápido que la 3. Una o dos veces a la
3. Frecuentemente mayoría de la gente semana
4. A veces 3. Un poco más rápido 4. Dos o tres veces al
5. Raramente o nunca que la mayoría de la mes
gente 5. Una vez al mes o
29. Me siento deprimido/a 4. Como la mayoría de menos (o nunca)
inmediatamente después de la gente
comer demasiado 5. Más lentamente 35. ¿Qué piensa de su apetito
1. Siempre que la mayoría de la comparado con el de la
2. Frecuentemente gente (o no mayoría de las personas que
3. A veces aplicable) conoce?
4. Raramente o nunca 1. Muchas veces
5. No como 32. ¿Cuál es la mayor mayor que la
demasiado cantidad de peso que usted mayoría
haya ganado en un mes? 2. Mucho mayor
30. ¿Con qué frecuencia 1. Más de 20 kg 3. Un poco mayor
vomita después de comer 2. Entre 12-20 kg 4. Más o menos igual
tratando de perder peso? 3. Entre 8-11 kg 5. Menor que la
1. Menos de una vez al 4. Entre 4-7 kg mayoría
mes (o nunca) 5. Menos de 4 kg
2. Una vez al mes 36. SÓLO MUJERES. Mi ciclo
3. Dos-tres veces al 33. SÓLO MUJERES. Mi menstrual se presenta una
mes último período menstrual fue vez al mes
4. Una vez a la semana 1. Hace un mes 1. Siempre
5. Dos o más veces a la 2. Hace dos meses 2. Generalmente
semana 3. Hace cuatro meses 3. Algunas veces
4. Hace seis meses 4. Rara vez
31. Cuando consume una 5. Hace más de seis 5. Nunca
gran cantidad de comida, meses
38
Anexo 6. Cuestionario APGAR. Percepción de la función familiar31.
39
40