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DEMONIO DE AL LADO

Delicias Criminales: Obsesión

ALEX JANE
TODO LO QUE REMI HARKER QUIERE ES UN NUEVO COMIENZO.

Bueno, tal vez eso es lo que se dice a sí mismo cuando llega a su bonita
nueva casa, en el bonito vecindario, en un pueblo donde nadie sabe su
nombre.
Está rodeado de vecinos amistosos y una valla blanca. La fea alfombra
rosa podría llevarlo a la locura, y no puede dejar de preguntarse dónde murió
la anciana que vivió allí antes que él, pero es agradable.

Y si se lo propone, puede ser cualquier cosa – o cualquiera – que quiera


ser. Puede ser agradable también. Al menos, cree que puede hasta que ve a su
vecino de al lado.

Luke Boucher es agradable.


Y tranquilo. Y perfecto.
No le toma mucho tiempo a Remy insinuarse en la vida de Luke. Una
cámara aquí, un robo allá.

— En realidad, no es acechar si amas a alguien, ¿verdad? —

Pero cuando el plan de Remy para causar una buena impresión se va al


infierno, termina sobre su cabeza en más de un sentido. Entonces las cosas
ya no son tan agradables.

— En realidad, no es asesinato si amas a alguien, ¿verdad? — Amar a


tu vecino no es fácil si eres el demonio de al lado.

TriggerWarnings/Enticements:
http://alexjane.info/love-but-darker/
Este libro es parte de DELICIAS CRIMINALES. Cada novela puede
leerse de manera independiente y contiene un romance oscuro M/M.

Advertencia: Este libro es para lectores adultos que disfrutan de


historias en las que las líneas del bien y el mal se vuelven borrosas. Calor
intenso, retorcido y tentador, esto no es para cobardes.

Para mis compañeros autores y todos los personajes a los que


torturan para que los ame.
PROLOGO

Asesino Serial se rinde ante el DPN

El martes alrededor de las 2 p.m. un hombre entró en el Precinto No. 12


y se entregó en relación con la reciente desaparición del bailarín de veintidós
años. Evan Mitchell.
Parece que el hombre, identificado como Sonny Wilder, un comerciante
de 54 años de Queens, admitió inicialmente el secuestro y asesinato del Sr.
Mitchell el mes pasado, pero a la llegada de los investigadores del FBI el
miércoles, pasó a admitir más delitos de naturaleza similar. No se han dado a
conocer los nombres de las víctimas ya que la investigación está en curso, pero
las fuentes nos informaron que la policía está tratando sus afirmaciones como
muy creíbles. Aún no se ha publicado ninguna declaración oficial, pero parece
que Wilder podría ser responsable de veinte o más casos sin resolver.

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Evan Mitchell desapareció de su casa hace cinco semanas. Su


distanciado padre, Kyle Mitchell, un prominente hombre de negocios, ofreció
una recompensa de $10,000 y aumentó la presión sobre las fuerzas del orden
para encontrar a su hijo a pesar de que no hay evidencia de asesinato y un
historial de comportamiento impredecible. Inicialmente, los amigos pensaron
que el bailarín exótico se había tomado unas vacaciones por capricho, pero la
participación de su familia y las posteriores apelaciones para que se pusiera en
contacto no produjeron más información.
Wilder debe comparecer ante el tribunal mañana para su lectura de
cargos, aunque en este momento se desconoce la naturaleza exacta y la
cantidad de los cargos presentados.
CAPITULO UNO

El cepillo de dientes cayó de los temblorosos dedos de Remy sobre la


sábana y tuvo que juntar las manos por un momento para estabilizarlas. Una
risa escapó de él, nacida de la misma energía nerviosa que hacía vibrar
incontrolablemente su cuerpo. Tenía que controlarlo.
Tomando una respiración profunda, dentro: dos, tres, cuatro, luego
exhalando dos, tres, cuatro, tal como el Doctor Byrne le enseñó, trató de
concentrarse. Mantén la cabeza, Remy. Estaba bien. Todo iba a estar bien.
Parpadeando, vio otra mancha en la descolorida alfombra de la habitación del
motel y se preguntó por qué diablos estaba descalzo. Con su suerte, contraería
tétanos o salmonella o alguna mierda. Tomó otra respiración y apartó los
pensamientos. Estaba bien, una vez que consiguiera salir de este maldito
tugurio todo estaría bien.

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EL DEMONIO DE AL LADO

El tugurio podría haber tenido una generosa forma de descripción, pero


los mendigos no pueden elegir, y para ser justos, se había quedado en lugares
peores. Al menos no tenía que acuclillarse en un edificio abandonado. Es cierto
que podría haber sido más higiénico dormir en su auto, pero el magnetismo de
una cama real lo hizo olvidar esa idea rápidamente.
Al registrar su salida, estuvo en el extremo de la misma mirada hosca del
propietario que lo recibió cuando registró su entrada. Como si el tipo se
sintiera ofendido por su propia existencia. Pero el motel había sido barato y los
comentarios en línea prometían que no había chinches. Y, además, estaba
cansado como un perro. Manejar de Oregón a Pittsburgh no era un viaje de
placer. Y cuando el chico de las mudanzas llamó para decir que todas sus
posesiones no llegarían hasta la hora del almuerzo, tuvo sentido detenerse en
algún lugar para tratar de descansar. Sería un día muy ajetreado.
No había una cafetera en su habitación, o un microondas, pero había un
restaurante a un par de cuadras de donde cenó la noche anterior así que no fue
una decisión difícil el detenerse para desayunar.
Mientras se deslizaba en una de las vulgares sillas de cuero, el reflejo en
la ventana lo hizo mirar una segunda vez. Aún no estaba acostumbrado a ser
rubio o ver sus ojos azules mirándolo en el espejo cuando se cepillaba los
dientes. Extrañamente, ganar algo de peso no lo molestó tanto como pensó que
lo haría, a pesar de que la desconocida ropa que estaba usando se sentía rígida
contra su nuevo músculo, ambas armaduras a su manera. Estaba más en forma
que nunca y no extrañaba mucho su esbelta figura.
- Nuevo comienzo. – susurró a su reflejo.
- ¿Perdón? – La camarera lo miró un poco avergonzada y parecía que
debería estar en la escuela. – ¿Estás listo para ordenar?
SUS MANOS comenzaron a temblar de nuevo al acercarse a su nuevo hogar.
Sabía el camino de memoria incluso si era la primera vez que conducía allí.
Pasar horas desplazándose por mapas 3D del lugar, conduciendo virtualmente
por todas las carreteras circundantes –calculando cuánto tiempo tomaría
llegar a la autopista, o caminar por el bosque en la parte trasera de la casa, o
llegar al lago – parecía lo suficientemente familiar mientras conducía por allí
que no necesitaba mirar las instrucciones del agente inmobiliario ni una sola
vez.
La zona era… agradable. Buenas escuelas, buen vecindario, baja
criminalidad, altos impuestos. No fue su primera opción para vivir, pero sus
razones para mudarse a la zona nunca fueron una elección. Las hileras de casas
suburbanas, todas de estilos ligeramente diferentes, pero con el mismo césped
bien cuidado y las vallas pintadas de blanco, le produjeron un poco de nauseas.
Estaba expuesto. Se sentía expuesto. Vulnerable. Como si todo el mundo fuera
a ver a través de su fachada cuidadosamente creada. Oculto a plena vista el
Doctor Byrnehad lo llamó. Remy se recordó a sí mismo que podía hacer esto,
y luego tuvo que reír ruidosamente. Ya era demasiado tarde para dar marcha
atrás. Se mezclaría y se desvanecería como cualquier otra persona en esta masa
amorfa de humanidad si lo matara.
Enterrar su identidad en el enjambre de la ciudad era su segunda
naturaleza, donde todos se veían diferentes y hablaban diferente,
apartamentos con sellos postales donde nadie conocía a nadie, y tus vecinos
podrían jurar ciegamente que no veían o escuchaban nada por mucho que
quisieras que lo hicieran. Allí tampoco había protección, en cierto sentido.
Quizás las cosas no estarían tan mal con las esposas y esposos de Stepford.
Pittsburgh podría no haber sido su primera opción. Lo había elegido a
él en lugar de al revés. No sabía mucho sobre la zona antes de que empezara a

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buscar salir de Portland. Ahora se sentía como si supiera demasiado. No es que


estuviera obsesionado con… bueno, todo.
La casa estaba en una confortable – pero no demasiado – parte del
pueblo cercana a un parque para perros rodeado por árboles, lo suficiente lejos
de la escuela secundaria local como para que no pudiera escuchar a los chicos
durante el día, lo suficientemente cerca de la escuela Presbiteriana a la que
probablemente no sería capaz de escaparse de asistir los domingos. Había una
torre celular camuflada como un árbol cerca donde alguien escribió una
petición quejándose de que les daría cáncer a los niños que obtuvo cincuenta y
cinco firmas, y un restaurante con un nombre cuestionable, lo que lo hizo
resoplar café en su teclado.
La calle misma era tranquila, curvándose hacia la izquierda en una
pendiente que era más suave de lo que pensó que sería en las fotografías.
Incluso sin el camión de mudanzas rojo y amarillo chillón estacionado en la
calle, podría haber reconocido la casa que escogió de inmediato.
La pintura exterior necesitaba algo de atención, el blanco amarillento en
algunas partes, grises en otras, y las cortinas colgaban en las ventanas que él
sabía que se quemarían si eran las mismas de las fotografías que le envió la
inmobiliaria. Entró en el camino – una de esas estrafalarias características, que
lo habían hecho querer el lugar, aparentemente cortaba a ladera de la colina
que daba al garaje que formaba parte del sótano – y se quedó sentado allí por
un minuto. Parecía que no podía soltar sus manos del volante, agarrándolo tan
apretado que su sudorosa piel se había fusionado al cálido cuero. Pero cuando
voces comenzaron a penetrar en su conciencia, supo que tenía que terminar
con esto.
El aire era fresco, un poco frío para mayo, pero el olor a marga1
procedente del bosque detrás de la casa y a lavanda del jardín era agradable
después del persistente olor a Lysol en su coche. Estirando los brazos sobre la
cabeza, gimió y se armó de valor, dibujando una sonrisa suave, que esperaba
transmitiera amabilidad, mientras se ajustaba las gafas en su nariz. No dudaba
que sus vecinos estarían husmeando a su alrededor lo suficientemente pronto,
pero primero tenía que pasar primer al personal de la mudanza.
Su corazón se apretó un poco al pensar en dejar sus posesiones a su
cuidado. No es como si tuviera muchas posesiones – y cualquier cosa
realmente personal fue empacada en su auto para su custodia – pero aun así
odiaba el dejar algo fuera de su vista, sin saber quién estaba tocando sus cosas
o lo que podrían encontrar. El Doctor Byrne lo llamaba hipervigilancia. Remy
prefería pensar en ello como la voz de la experiencia. Era difícil confiar
cuando lo más confiable de las personas es que demostraban ser poco
confiables sobre una base bastante sólida.
Caminando hacia el camión de la mudanza y fuera de la sombra de la
casa, giró para mirar un nuevo hogar. El pequeño césped en frente era de un
verde saludable, como si alguien lo hubiera regado el día anterior. Remy
contuvo una carcajada, imaginando a la agente inmobiliaria empuñando una
manguera en la falda tipo lápiz y sus tacones altos que usaba en la fotografía
del sitio web, mojando su pequeño y triste cuadrado de hierba con la
esperanza de una mejor reseña en Yelp.
La parte trasera del camión estaba vacía, excepto por un montón de
gruesas mantas grises y cuerdas, por lo que Remy pensó que su
sincronización no podría ser mejor. Cuando rodeó el camión, la parte trasera
de uno de los muchachos de la mudanza estaba desapareciendo por la puerta

1Es un tipo de roca sedimentaria compuesta de arcilla y caliza que se utiliza para abonar terrenos pobres
en calcio y para la fabricación de cementos.

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frontal, seguido inmediatamente por el encargado, Harold, que salía,


portapapeles en mano. Remy solo lo conoció brevemente al comienzo de su
viaje, pero Harold lo reconoció de inmediato.
- Lo hiciste.
Remy asintió y se metió las manos en los bolsillos de sus jeans. – Eso
parece. ¿Algún problema?
- No. – Harold negó con la cabeza mientras miraba su papeleo. – Todo
salió bien. Nada quebrado. Tu inmobiliaria tuvo que irse, pero me dejo las
llaves…
Harold se las tendió, pareciendo aliviado de deshacerse de ellas.
Cuando Harold las dejó caer en sus palmas, Remy las apretó por un segundo
y asintió. – Gracias. Por todo.
- Todo es parte del servicio. – Harold sonrió y le tendió el portapapeles
y una pluma.
Remy asintió y le dio un vistazo al papel antes de firmar. Se disculpó
con Harold por demorarse tanto. – Los viejos hábitos tardan en morir. –
Remy miró arriba cuando finalmente puso la pluma sobre el papel, viendo a
los otros dos chicos de la mudanza salir de su casa por primera vez.
Uno era delgado, enjuto con ojos color avellana, y no había mucho más
a su favor. El otro era una historia diferente – alto y corpulento, con manchas
de sudor en la camiseta y pelo en los antebrazos. Su boca parecía mordaz y
Remy estaba bastante seguro de que el tipo podría aplastarlo con una mano.
Los profundos ojos marrones captaron la mirada de Remy y los labios se
curvaron, solo un poco, lo suficiente para asegurarse de que Remy lo viera.
Hubo un barrido de sus ojos por el cuerpo de Remy que duró solo un
segundo, y luego el hombre y su colega pasaron a grandes zancadas,
asintiendo cortésmente.
- Si tienes algún problema, llama al número de abajo. – Harold dijo
mientras arrancaba la hoja superior de su portapapeles y le ofrecía el papel.
- Lo haré. – Remy estrechó la mano del hombre de nuevo y se volvió
cuando Harold fue a unirse a los demás en el camión, doblando el recibo para
que cupiera en su bolsillo.
Los ojos marrones eran persistentes, jugueteando con el pestillo de la
parte trasera del camión. Algo en la forma en que se estaba comportando,
casi en exhibición, hizo que Remy pensara que en otras circunstancias habría
estado dispuesto a crear una excusa, llamarlo, tal vez encontrar alguna razón
para que se quedara por una hora más o menos mientras los otros
almorzaban y tomaban una siesta antes del largo viaje de regreso a Oregón.
Eso podría ser mucho tiempo para tenerlo de rodillas, o bolas profundas en
su interior, o ambas cosas. Quizás antes, en Oregón o Los Ángeles, o en
cualquiera de los otros lugares a los que había corrido, hubiera sido probable.
Pero ahora… ya no buscaba eso. Demasiado podría salir mal. Entonces
sonrió, asintió y se volvió para caminar hasta su nueva casa.
Lo primero que lo golpeó cuando entró fue el color rosado de todo.
Alfombra rosa, esas espantosas cortinas rosas de las fotos. Paneles de pino y
rosa. Tenía que redecorar. No olía a anciana, gracias a Dios. Cuando se vio
obligado a visitar a su abuela antes de que ella fuera a un geriátrico, Remy
había aprendido a temer al olor más que nada. Este lugar no era tan malo.
Principalmente era polvo y limpiador de alfombras y el olor a humedad que
las habitaciones vacías parecían fomentar. No es que ya estuvieran
exactamente vacías.
No tenía muchas cosas, o eso pensó. Pero al ver las cajas apiladas en
cada habitación mientras deambulaba – desde la sala de estar en un lado de
la casa, hasta el comedor reflejándolo en el otro, y la cocina en la parte de
atrás antes de subir las escaleras que dividía el edificio –era mucho más de
lo que supuso. Los encargados de la mudanza habían hecho un buen trabajo,

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ayudados por el etiquetado ligeramente exagerado que había puesto en cada


caja, clasificándolos por habitación en rojo y contenido en negro. El sofá
tenía un desgarre en la cubierta de plástico, pero parecía intacto. Había
dejado la cama y había pedido una nueva, que debía ser entregada al día
siguiente si tenía suerte. Le había parecido lo correcto. – Nuevo comienzo. –
se susurró a sí mismo mientras pasaba la mano por el tocador, las palabras
enviando un escalofrío de anticipación a través de él.
No sabría si todo estaba contabilizado hasta que comenzara a
desempacar, pero pensó que al menos debería recuperar las cosas del auto
antes de intentar comenzar a instalarse. Regresando a la planta baja, se
detuvo antes de abrir la puerta principal, tomando un respiro para calmarse,
y volviendo a educar sus rasgos en la estúpida sonrisa de nuevo. Esto lo
envejecería muy rápido, pero tenía que acostumbrarse. Había aprendido
temprano en la vida que lo único más importante que sentirse cómodo
contigo mismo es asegurarse de que todos los demás se sintieran cómodos
contigo.
Podría tener más sentido cargar las cosas por el garaje, pero sabía que
eso habría facilitado demasiado las cosas. Necesitaba ser visto, no
esconderse, y ciertamente no parecer que tenía algo que esconder. Caminar
de un lado a otro con cajas y bolsas les daba a los vecinos la oportunidad de
ver lo que estaban recibiendo. Y a él la oportunidad de examinarlos a su vez.
Hay una sorprendente cantidad de cosas que se pueden aprender
mirando el exterior de la casa de alguien: qué hogares tienen hijos y qué edad
tienen, quién tiene un perro o un gato, parejas jóvenes o familias
tradicionales, los cuidadosos y los descuidados, los fanáticos de los deportes,
persuasión política. Pequeñas cosas, no todo el panorama, pero suficiente.
En su cuarto o quinto viaje por los escalones, vio a una pareja que venía
de una casa a unas cuantas puertas de la colina en el lado opuesto de la calle.
Típica familia, pensó. Aferrándose a la juventud a pesar de los niños
adolescentes. De nueve a cinco. Joes regulares. Swingers, él apostaría dinero.
La caja que tenía en sus brazos era bastante pesada, así que la dejó con
cuidado en el camino y se enderezó con las manos en las caderas. Se dio
cuenta de que estaba tomando un respiro a pesar de que no lo necesitaba. Si
se acercaba un poco más a la puerta principal, le preocupaba verse obligado
a invitarlos a pasar. Probablemente dirían que no, pero no quería arriesgarse.
Sonrió y saludó con la mano y dijo hola cuando ellos dijeron hola.
- ¡Bienvenido al vecindario! – La mujer sonrió cuando el hombre le
entregó un plato en una especie de toalla doblada. – Es una cazuela. Nada
especial, pero debería evitar que tengas que cocinar esta noche.
Remy parpadeó ante el regalo y medio se rio. – Eres un salvavidas.
Muchas gracias. Ni siquiera pensé en la cena. – Fue una mentira. Tenía una
hielera llena de comida congelada y otra de latas y productos secos para todo
el mes.
- Paul Roberts. – Dijo el hombre, estrechando la mano libre de Remy.
– Y ella es Cate.
- Remy Harker. Muchas gracias por esto. Y por venir. Nunca sé cómo
presentarme en estas situaciones.
- No hay necesidad de preocuparse por eso por aquí. – Paul se rio. –
Todos son bastante amigables. Estamos en el 124 si necesitas algo. – Señaló
sobre su hombro hacia el gran lugar de ladrillos rojos con el porche
envolvente. – ¿Necesitas una mano?
Remy mostró su mejor y más agradecida sonrisa. – Gracias, pero
realmente los transportistas trajeron casi todo. Esto es lo último del auto. –
Hizo un gesto hacia la caja a sus pies. – Y bueno, supongo que esto ahora. –
Levantó la cazuela y todos rieron cortésmente. – Sin embargo, gracias por la
oferta.

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- No hay problema. Oye, vamos a hacer una comida al aire libre


mañana después de la iglesia. ¿Por qué no pasas y conoces a algunos de los
vecinos?
Remy asintió con entusiasmo. – Absolutamente. Eso suena genial. –
Se inclinó un poco hacia adelante con complicidad. – Tengo tantas ganas de
vivir en un lugar un poco más tranquilo. Teníamos un mal elemento donde
vivía antes, así que…
Los Roberts emitieron un sonido comprensivo. – Oh, definitivamente
hay paz aquí. Buena gente. Incluso los niños no son un problema. – Cate dijo.
Paul se burló, solo un poco, y murmuró: – Bueno, aparte de los chicos
Johnson jugando hockey en la calle… – Se rio cuando su esposa le dio un
codazo, pero Remy se dio cuenta de que hablaba lo suficientemente en serio
como para alegrarse de no ser uno de los chicos Johnson.
- ¿Tienes niños? – Cate preguntó, ignorando a su esposo cuando
murmuró. – Jesús, Cate. – en voz baja.
Él pareció un poco aliviado cuando Remy se rio. – Nop. Solo yo. Por
ahora, por supuesto. Acabo de salir de una relación así que…
Puso una cara valiente y obviamente funcionó dados los hombros
caídos y las miradas comprensivas de los Roberts.
- Oh, lo siento, hombre. – Paul dijo.
- Qué triste. – Cate repitió. – Ya sabes, Luke, Boucher, en el 139. –
Señaló la casa a la derecha de la de él. – Está exactamente en la misma
posición. Es un hombre tan agradable. Se mantiene para sí mismo pero
amigable. Ayuda con algunos de los eventos comunitarios. Tranquilo. Gay,
pero ya sabes, agradable. – Su voz se fue apagando, pero su mirada se demoró
como si estuviera tratando de medir su reacción-
Remy solo se encogió de hombros y sonrió. – Supongo que tendremos
mucho en común, entonces. – Lo dejó así, disfrutando bastante de la lucha
que podía ver detrás de su cortesía, muriendo por preguntar si se refería a la
ruptura o su sexualidad. Dejó que la pregunta se demorara un rato antes de
romper la tensión y preguntar: – ¿Han vivido aquí mucho tiempo?
Paul asintió. – Sí. Crecí unas pocas calles más allá y me mudé aquí
cuando llegaron los niños. Si necesitas saber algo sobre el área, estamos
felices de ayudar. Aunque, soy más tu mejor precio por el tipo del gas. Puedes
llamar a Cate para cualquier chisme sobre los vecinos.
Tenía la intención de ser divertido y Cate parecía estar acostumbrada
a las burlas. Eso o ella realmente se enorgullecía de ser una chismosa.
- Supongo que en un vecindario como este deben conocerse bastante
bien. Es un poco intimidante, tengo que decirlo, ser el chico nuevo.
Especialmente bajo estas circunstancias… – Remy dejó que sus palabras se
desvanecieran e hizo una expresión que esperaba aproximarse al nivel
apropiado de tristeza.
Cate asintió. – Sí, fue una lástima que muriera la anciana Sra. Parson,
pero todos nos alegramos de saber que te quedaste con el lugar. No se ve bien
tener casas vacías.
Remy asintió, haciendo todo lo posible por parecer comprensivo y no
asustado ante la mención de la anciana. – Sí, ¿escuché que fue un derrame
cerebral?
Cate asintió. – Totalmente de la nada. Me parecía saludable como un
caballo y luego un día… la familia estaba devastada, por supuesto.
- Sí. Conocí a su sobrina. – Remy dijo, sacudiendo la cabeza ante la
injusticia de todo. – Fue un gran golpe para todos ellos.
- Oh, creo que les hizo sentir mejor que un amigo de la familia viniera a
vivir aquí. Ellos crearon muchos recuerdos felices.
- Bueno. – Remy dijo, suspirando y mirando la caja en el suelo con
intención. – Espero también hacerlo yo. Este es un buen comienzo. –Sonrió

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y levantó la cazuela.
Cate se veía tan complacida como un niño con zapatos nuevos y Paul
también lo hizo mientras colocaba una mano en la parte baja de su espalda,
diciendo: –Bueno, te dejamos. Pero no te olvides de mañana. Ven alrededor
de la una y media. Solo trae a ti mismo.
Remy asintió. – Lo haré. Y gracias de nuevo por la cena. – Sonrió
mientras se volvían y caminaban cuesta arriba hasta su lugar. Remy apiló la
cazuela encima de su caja antes de levantar ambos y llevarlos a la casa. Le
hubiera encantado haber escuchado lo que decían sobre él, las
especulaciones y las fantasías salvajes.
Tendría que aguantar ser conspicuo por un tiempo, lo sabía desde el
principio, pero la exposición aún lo inquietaba. Poder cerrar la puerta
principal y darle la espalda le hizo sentirse un poco mejor. Pero toda la
situación era una exhibición.
Dejando la caja junto a las escaleras, se llevó la cazuela a la cocina. Solo
le tomó un minuto buscar entre sus suministros de limpieza para encontrar
las bolsas de basura e incluso menos tiempo para convertir la cazuela en una.
Se sentía como un desperdicio, pero había aprendido la lección sobre aceptar
comida de extraños hace un tiempo. Y la intoxicación alimentaria era la
menor de sus preocupaciones. Lavó el plato y lo dejó secar en el escurridor.
Apoyándose en el mostrador, miró con tristeza la comida en la bolsa. Parecía
vómito y se preguntó por un segundo si la anciana que había muerto allí
había vomitado en la alfombra antes de estirar la pata. La visión de su piel
gris arrugada en un charco de ácido estomacal lo hizo necesitar algo de aire.
Se apartó de la encimera, dio unos pasos hasta la puerta trasera, giró la
llave que estaba en la cerradura y salió al porche trasero. Un techo ancho se
extendía desde la casa por encima de su cabeza, haciendo eco de la cubierta
bajo sus pies. Había un viejo asiento debajo de la ventana de la cocina y un
par de macetas viejas con plantas muertas dentro. Parecían demasiado
pesados para moverlas, lo que explicaba por qué las habían dejado atrás. La
hierba, que formaba el resto del jardín, parecía chamuscada y marrón en
parches. Se extendía ininterrumpidamente por los bordes de las flores hasta
que chocó contra un bajo muro de piedra. Más allá, la colina se elevaba,
empinada y cubierta de densas enredaderas verdes y detritos bajo los robles
y arces. El pequeño granero rojo a la derecha del jardín parecía recién
pintado y extrañamente nuevo en el jardín abandonado.
Remy suspiró y se reclinó contra el costado de la casa, frotándose la cara
con las manos. Quería que su cerebro dejara de zumbar por un maldito
segundo para poder recuperar el aliento, pero dondequiera que mirara se
encontraba agregando otra cosa a la lista de cosas por hacer. Quemar esas
cortinas podría ser un comienzo. Inmediatamente después de regar este
césped. Pero, de nuevo, le picaba la piel con el deseo de romper el resto de la
jodida alfombra rosa. Al menos las escaleras estaban vacías, pero luego pensó
que era allí donde había muerto la anciana, así que… Luego estaba todo el
desembalaje. Pero no podía comenzar con las cajas hasta que hubiera fregado
el lugar, reemplazado todos los asientos de los inodoros, cambiado las
cortinas de la ducha, tal vez repintado la cocina y cambiado las manijas de
las puertas. O tal vez debería preparar su oficina, sacar su computadora para
poder al menos ponerse al día con algo de trabajo.
Quería gritar, pero se conformó con cubrirse la cara con las manos y
respirar profundamente unas cuantas veces. Dentro dos, tres, cuatro. Fuera,
dos, tres, cuatro. Un ruido a su izquierda rompió su concentración y
lentamente bajó las manos para mirar.
- Lo siento. No era mi intención, ¿te acabas de mudar?
Remy apenas podía respirar. Recorrió con la mirada al hombre que
estaba en el patio de al lado, incapaz de detener la mirada intrusiva. El tipo

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vestía pantalones de mezclilla recortados que le rozaban las rodillas,


mostrando sus pantorrillas redondas, y una camiseta descolorida de AC / DC
que le ceñía el pecho, pero le colgaba suelta a la cintura. La gorra de béisbol
que le protegía los ojos era azul, afortunadamente no roja, y tenía una ligera
barba de fin de semana en las mejillas. No era guapo exactamente, pero había
algo en él que era tan sorprendente que a Remy le costaba recuperar el
aliento.
El tipo se acercó a la cerca blanca que rodeaba su jardín. – Solo para que
lo sepas, no tengo un perro. Solo lo estoy cuidando por un amigo. – Señaló
vagamente al basset hound que husmeaba entre los arbustos. – Para que no
esté aquí ladrando o aullando o cualquier cosa mientras estoy en el trabajo.
Remy tardó un segundo en darse cuenta de que lo estaba mirando con
la boca abierta como un idiota. Alejándose de la casa, se sacudió el estupor
de la cabeza. – Lo siento, lo siento, ha sido un día largo y ya es mediodía.
¿Debes ser… Luke? – El chico dio un paso atrás cuando Remy se acercó con
la mano extendida, por lo que Remy hizo todo lo posible por sonreír. – Conocí
a los Roberts hace un momento. Te mencionaron.
Luke entrecerró los ojos un poco, pero pareció relajarse lo suficiente
como para tomar la mano de Remy y estrecharla. Su palma era suave con
callos duros en algunos lugares, el agarre firme. Remy no pudo evitar mirar
hacia abajo para ver los largos dedos envueltos alrededor de los suyos.
- ¿Cate te obligó a comer una cazuela? – Luke preguntó en voz baja, un
poco tímido al parecer. Remy hizo retroceder un poco esta reserva. Luke
parecía joven, más joven que él de todos modos, pero no tan joven como para
que le faltara confianza. Especialmente no para alguien que se veía así.
- Rayos. Así de malo, ¿eh?
Luke soltó una carcajada y miró hacia otro lado, aparentemente
cohibido, presionando ambas manos en los bolsillos traseros de sus
pantalones cortos. – No, en realidad no. Es solo que parece raro que ella
pareciera no cocinar nada más.
Remy asintió. – Me invitaron a almorzar mañana, aunque sonaba más
a hamburguesas que a cazuela.
- No te preocupes. – Luke sonrió suavemente. Paul estará en la parrilla.
Suponiendo que vayas.
- No veo por qué no. Bien podría terminar todas las presentaciones de
una vez. Siempre y cuando nadie empiece a tirar las llaves del auto en un
cuenco.
Los ojos de Luke se abrieron de par en par, y por un segundo Remy
pensó que podría haberse sobrepasado, pero luego Luke se rio, y sonó…
celestial. – Lamento decepcionar, pero somos un poco más aburridos por
aquí de lo que estás acostumbrado.
Remy se rio y levantó las manos. – No, definitivamente esa no es mi
escena, así que me alegro de escucharlo.
Fue muy agradable ver a Luke sonreír, pero la conversación se volvió
incómoda rápidamente. Luke miró al perro, como para ver cómo estaba, pero
Remy podría asegurar de que estaba tratando de distraerse. Remy se aclaró
la garganta y señaló por encima del hombro con el pulgar. – Bueno, será
mejor que vuelva a eso. Esas cajas no se deshacen solas.
- Supongo que no. – Luke dijo en voz baja.
- ¿Estarás en casa de los Roberts mañana? – Remy esperaba que el por
favor no fuera demasiado obvio en su voz.
Luke miró a todas partes menos a Remy por un momento, moviendo los
pies y encogiéndose de hombros antes de decir: – Sí. Estaba planeando eso,
así que… – Remy sonrió y comenzó a darse la vuelta cuando Luke agregó: –
No entendí tu nombre.
Remy hizo una pausa, su mente de repente se quedó en blanco, teniendo

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que deshacerse de su desconcierto antes de decir –


Remy. Harker.
La sonrisa que recibió fue radiante. – Harker. Sin relación con
Jonathan.2
Remy se rio; encantado de que Luke entendiera la referencia. – No, no
que yo sepa.
Luke asintió, agachó la cabeza y se escondió detrás del ala de su
sombrero mientras se giraba y decía: – Nos vemos mañana, entonces.
Una vez que Remy cerró la puerta de la cocina detrás de él, se dejó caer
contra ella y respiró hondo. Dentro, dos, tres, cuatro. Fuera, dos, tres,
cuatro. Se sintió más tranquilo. Incluso relajado. Por primera vez en bastante
tiempo. Estaba tan acostumbrado a correr, a seguir moviéndose, sin
detenerse nunca para tomarse un minuto y respirar realmente, que era
extraño sentirse de repente quieto. Como cuando has estado viajando en un
automóvil o en un tren durante mucho tiempo y, de repente, te detienes y
sales, y el suelo se siente tan sólido bajo tus pies, y todo se ha ralentizado a
tu alrededor.
Moviéndose tranquilamente, regresó al comedor y recogió la caja que
había dejado allí. La interminable lista de tareas se había reducido a una.
Caminó penosamente escaleras arriba, girando a la izquierda en la parte
superior. Había dos habitaciones aquí, dormitorios oficialmente, pero ahora
una sería su oficina. O al menos la habitación donde podría instalar sus
computadoras. Fue perfecto por dos razones. Uno, la puerta tenía cerradura.
Tendría que reemplazar la anterior, por supuesto. Consiguió una nueva
cerradura antes de salir de Portland. Y dos, daba a la casa de la izquierda.

2
Jonathan Harker es uno de los protagonistas de la novela de horror de 1897 Drácula de Bram Stoker. Su
viaje a Transilvania y posterior encuentro con el Conde Drácula y sus hijas en el Castillo Drácula constituyen
el dramático inicio de la novela y en la mayoría de las adaptaciones cinematográficas.
El centro de la habitación lucía una pila de cajas, un escritorio y un par
de archivadores que habían traído los chicos de mudanzas. Dejó la caja que
llevaba con las demás que había sacado del coche.
Cogió una de ellas y la colocó en el escritorio en el medio de la
habitación, tarareando un poco para sí mismo mientras abría la Leatherman
que guardaba en su bolsillo, y usó la navaja para cortar la cinta que mantenía
cerrada la caja. Apartando las tapas a un lado, miró hacia la ventana. No era
grande, pero sería lo suficientemente grande. Las cortinas de red tendrían
que irse, pero las dejaría por ahora.
Costó un poco sacar el estuche rígido de la caja de cartón. Había sido un
ajuste perfecto meter la cosa, pero valió la pena el esfuerzo de ocultarlo, dado
que parecía tan caro como realmente era. Dejando a un lado algunas cosas,
dejó el estuche y pasó las manos por la superficie texturizada antes de abrir
los pestillos. Una pequeña voz en el fondo de su mente seguía diciéndole: “No
tienes que hacer esto. Aún puedes retroceder.” Pero era muy silenciosa y
Remy ya casi no reconocía a quién pertenecía. Además, era difícil recordar el
consejo del Dr. Byrne:
“Cuando lo encuentres, no hay necesidad de apresurar las cosas. Si
está destinado a ser, si él realmente es el indicado para ti, te lo hará saber.
Solo mantén la cabeza. No habrá confusión”.
- No hay duda. – Remy dijo en voz alta, pasando sus manos sobre la
cámara acurrucada en la rígida ropa de cama de espuma, su selección de
lentes de largo alcance durmiendo junto a ella. Suspiró y les dio unas
palmaditas cariñosas. – Es hora de despertar, colegas.
Tardó unos minutos en instalar la cámara en su trípode, con la pesada
lente colgando de la parte delantera. No podía ver mucho a través del visor:
dos tercios del jardín, una pequeña parte de la cocina en el piso de abajo y
muy poco a través de las persianas del piso de arriba. – Es un comienzo. –

ALEX JANE 19
EL DEMONIO DE AL LADO

Remy murmuró, ajustando la distancia focal, y soltando un pequeño grito


ahogado cuando vio a Luke inclinado sobre el fregadero de la cocina,
flexionando los antebrazos mientras lavaba un vaso bajo el chorro de agua. –
Es un comienzo.
CAPITULO DOS

Empezar lento era exactamente como Remy comenzaba casi todo. Tenía
una línea de tiempo, por supuesto. La planificación es fundamental. Una
meta sin un plan es simplemente un sueño, y un plan sin una línea de tiempo
es una receta para el desastre… o al menos había sido algo así la frase que se
le quedó grabada en la cabeza cuando era niño.
Sin embargo, parpadear despierto en el sofá no era lo ideal. Tenía la
cabeza un poco turbia por la media botella de vino que había decidido beber
la noche anterior cuando desempacó lo esencial y luego se quedó despierto
hasta las 3:00 a.m. refinando su plan de acción.
Se demoró en la ducha, agarró un batido – la licuadora ensordeció
cuando el sonido rebotó en las paredes de la cocina vacía – y se puso su ropa
de correr. Se aseguró de atarse los cordones y ajustar la correa de su reloj
deportivo en el escalón delantero. La calle estaba desierta, pero nunca se
podía tener demasiado cuidado con quién podía estar mirando. La ruta le

ALEX JANE 21
EL DEMONIO DE AL LADO

resultaba bastante familiar, ya que la había memorizado a partir de mapas y


aplicaciones en ejecución, pero era agradable sentir el camino palpitar bajo
sus pies y sentir el olor de los árboles en su nariz. Mantuvo la carrera corta,
ocho kilómetros más o menos, pero estaba sudando a través de su camiseta
cuando regresó a la casa.
Una persona normal podría haber instalado el equipo del gimnasio en
el sótano, pero Remy tenía otros planes para ese espacio en particular. En
cambio, eligió la habitación trasera de la sala de estar en el piso principal.
Todo su equipo estaba todavía en cajas, pero sacó sus bandas de estiramiento
y el rodillo, y pasó veinte minutos enfriándose. Esa mierda era la parte que
menos le gustaba de su recién descubierta rutina de ejercicios, no tanto
porque el estiramiento doliera (eso le gustaba bastante), pero siempre
llegaba cuando sentía que había terminado con el ejercicio y quería seguir
adelante con cosas más importantes. El entrenador personal que lo ayudó a
aprender a cuidar su cuerpo en Portland se aseguró de explicarle por qué
estaba haciendo cada estiramiento y cómo aprender sobre su cuerpo haría a
Remy más fuerte en última instancia, y eso no había sido tan malo.
Especialmente cuando el tipo podía remangarse la pierna de Remy sobre su
hombro y follarlo cuando pensaba que nadie los atraparía. Hacer los
movimientos solo era algo aburrido después de ese tipo de atención y por lo
general terminaba masturbándose con los recuerdos en la ducha.
El resto de la mañana la pasó desempacando al azar algunas cosas,
limpiando armarios y luego llenándolos con cristalería y platos, sacando
plástico de burbujas de los muebles para tener un lugar para comer y
colgando ropa en el armario. No sintió ningún tipo de urgencia, simplemente
se conmovió por el nuevo lugar, tarareando hasta que encontró sus parlantes
inalámbricos y puso algo de música, mirando por la ventana de vez en cuando
o mirando a través del visor de su cámara si pasaba, tratando de vislumbrar
lo que pudiera estar pasando en la puerta de al lado.
A las 2:00 p.m. dio la vuelta, tuvo el tiempo suficiente para ponerse una
camisa un poco más bonita, agarrar la cacerola limpia y la toalla en la que
venía antes de tener que pegarse una sonrisa y salir, llegando elegantemente
tarde para enfrentar al vecindario en el lugar de Robert.
Mientras giraba la llave para cerrar, se detuvo por un segundo,
preguntándose si no debería llamar a la puerta de Luke para que pudieran
caminar juntos. Demasiado pronto, le recordó la voz en su cabeza. Parecía
algo que el Dr. Byrne le diría, pero algunos días era difícil saber de dónde
venían algunas de las ideas que tenía en la cabeza.
Sin embargo, resultó ser un buen consejo. Luke ya estaba de pie en el
patio trasero de los Roberts con una cerveza en la mano cuando Cate trajo a
Remy, lo llevó por el codo y lo presentó como una vaca premiada. Remy
asintió, sonrió y fingió estar interesado en todos, tratando de evaluar quién
podría ser un problema o una ventaja. Sus mejillas ya estaban tensas por el
esfuerzo de sonreír cuando se enfrentó de nuevo a esos ojos grises. Remy no
estaba seguro de qué decir cuando Cate comenzó a presentarlos, pero se
alegró en silencio cuando Luke tomó el control y, por alguna razón, actuó
como si nunca se hubieran conocido.
- Luke Boucher. – Luke extendió la mano.
Remy se sorprendió por un segundo, pero tomó la apertura y le estrechó
la mano. – Remy Harker.
Cate estaba sonriendo a los dos, ajena al hecho de que ambos estaban
haciendo todo lo posible por actuar como extraños. – Es tan agradable tener
una nueva cara, ¿no crees, Luke?
Remy pensó que Luke se veía como si fuera a arruinarlo riendo, pero lo
cubrió bien con una ligera tos antes de responder. – Sí. Seguro. ¿Ya te has
establecido?

ALEX JANE 23
EL DEMONIO DE AL LADO

- Hasta ahora. – Remy respondió, deseando que la mujer que sostenía


su brazo se evaporara o cayera muerta. Cualquiera estaría bien.
Luke suspiró un poco, mirando a su alrededor mientras bajaba la cabeza
para mirar la bebida en su mano. – ¿En qué, eh, en qué negocio estás? –
Preguntó, claramente luchando con la situación.
Remy lo entendió. Era ruidoso, con la música y los hombres riéndose a
carcajadas en la parrilla, las mujeres charlando, los niños gritando en la
piscina. Daría cualquier cosa por que fueran solo ellos dos. – Seguridad.
Principalmente con computadoras. Consultor para un par de firmas.
Luke asintió y sonrió mientras miraba hacia arriba. – Todo eso está más
allá de mí. Puedo administrar Facebook y eso es todo.
Cate se burló. – Oh, eso no es cierto. Ayudaste a Ashley cuando su
computadora portátil se estropeó.
Luke se encogió de hombros y murmuró. – Me las arreglo. – Pero Remy
tuvo un indicio de que su desgana era un toque de falsa modestia. O quizás
inseguridad. Podría trabajar con eso.
- ¿Tú qué tal?
Luke se veía un poco incómodo y no tuvo la oportunidad de responder
antes de que Cate hablara. – Luke maneja el departamento de parques.
- En realidad. – Remy no había querido parecer tan sorprendido. –
¿Como un guardaparque?
Luke solo se encogió de hombros. – Trabajo en la oficina la mitad del
tiempo, pero todavía puedo deambular por el bosque, aunque solo sea para
ver a las personas que hacen el trabajo real. – Dijo en voz baja. – ¿Qué hay
de ti? ¿Te gusta cazar?
Una sonrisa jugó en los labios de Remy, pero negó con la cabeza. – No,
no soy un gran deportista. Lo más cerca que estoy de disparar a cualquier
cosa es con una cámara.
- Fotografía. – Luke se animó y pareció genuinamente interesado. –No
tengo paciencia para eso, pero tenía un amigo que solía disfrutarlo. Sus fotos
eran... algo.
Remy sintió una punzada de celos fuera de lugar. Paciencia. Toma tu
tiempo. – Yo era igual, pero un amigo me ayudó a empezar y no he mirado
atrás desde entonces.
Cate abrió la boca para hablar, pero luego alguien la llamó por su
nombre. – Dispara. ¿Estarán bien aquí un minuto?
No era realmente una pregunta, no con la forma en que palmeó el brazo
de Remy y desapareció. Los dos hombres la vieron marcharse.
- Ella es inofensiva. Un poco intensa, pero está bien. – La voz de Luke
era tranquila como si estuviera destinada únicamente a Remy. Íntimo casi. –
Probablemente hizo su mes presentarte a todo el mundo.
- Incluyéndote a ti. – Remy dijo, con una sonrisa irónica.
Luke le devolvió la sonrisa. – Espero que haya estado bien. Pensé que
también podría dejarla tener su momento. – Hubo un zumbido y Luke sacó
su teléfono celular del bolsillo solo para mirar la pantalla. – Es… es trabajo.
Tengo que irme.
Remy frunció el ceño. – ¿En domingo?
- No hay descanso para los malvados.
Remy asintió y tuvo que estar de acuerdo. – Nos vemos, supongo.
Luke comenzó a moverse, pero Remy lo detuvo, sin tocarlo del todo,
aunque la forma en que Luke se apartó bruscamente cuando Remy extendió
la mano, bien podría haberlo hecho. – Sabes, si quisieras dejarte caer por mi
casa, podría… mostrarte algunas fotos en algún momento.
Luke entrecerró los ojos y miró ansiosamente hacia la salida. – Claro. –
Murmuró finalmente. – En algún momento. Mira, realmente tengo que...
Remy dio un paso atrás y lo dejó irse, viéndolo alejarse y queriendo

ALEX JANE 25
EL DEMONIO DE AL LADO

golpear su puño contra el costado de su cabeza y gritar ¡Demasiado pronto!


¡Demasiado pronto! Sin saber si estaba hablando de su torpe invitación o del
hecho de que Luke se estaba moviendo fuera de su vista.
La tarde se prolongó después de eso y cuando la reunión estaba por
terminar, Remy estaba a punto de golpear hasta la muerte a la siguiente
persona que hiciera algún tipo de referencia deportiva, o le preguntara si lo
habían asustado. Cuando regresó a su propia casa y cerró la puerta principal
detrás de él, estaba exhausto. Aun así, se quitó la camisa y se dirigió a la
habitación trasera, preparó su banco de pesas y se ejercitó durante casi una
hora antes de colapsar en el suelo, con el pecho agitado y manchas negras
bailando frente a sus ojos.
Duchándose un poco aturdido, dejó que sus manos jabonosas
recorrieran su cuerpo con sólo una vaga intención de limpiarse, y luego se
secó y se puso un par de pantalones de chándal delgados. Estaba más
tranquilo al menos para el ritual, y una vez que estuvo sentado en su oficina,
el estrés del día casi había terminado. También ayudó que tuviera trabajo en
el que concentrarse.
Hurgando en una caja de cartón, encontró el nuevo cuaderno que
compró antes de salir de Portland y arrancó el celofán. El mantenimiento de
registros era importante y, aunque le gustaba tener todo computarizado en
estos días, también se sentía más cómodo con una copia impresa. Y habría
mucho que derribar.
Su plan de acción le dio un mes para prepararse, tómalo con calma, y
aunque un golpe de suerte lo llevó a Pittsburgh antes de lo que pretendía, no
había razón para demorarse. Los planes eran buenos pero la flexibilidad era
mejor.
Mañana era lunes. Abrió el libro, alisó las páginas y escribió la fecha en
la parte superior con su pulcra mano. Sería la única entrada fácilmente
discernible en todo el libro. El resto estaría en el código taquigráfico de barra
oblicua que había desarrollado a lo largo de los años. Era incomprensible
para alguien más excepto él, por lo que no le preocupaba escribir las cosas.
Se necesitarían más de dos maestros de escuela jubilados de Saldana para
descifrar todo lo que había escrito. Además, la pequeña caja fuerte que trajo
con él era de vanguardia. Y una trampa explosiva para destruir todo lo que
contenía dentro si alguien lograba abrir la puerta. No tomaba riesgos sin
cubrir todas sus bases. Era una de sus mejores cualidades. Al menos,
esperaba que Luke lo viera de esa manera, una vez que viera todo el esfuerzo
que Remy estaba haciendo, las largas horas, la dedicación y el sacrificio.
Por un momento, Remy pensó que vio una luz que entraba por la
ventana y se puso de pie, ajustando el ángulo de la cámara con la manija del
trípode. La vista era espantosa, medio oscurecida por una especie de planta
en la ventana y el ángulo oblicuo que miraba hacia la cocina, pero Remy pudo
ver entrar a Luke, sus piernas vestidas con mezclilla y sus pies descalzos,
abriendo el refrigerador y luego cerrándolo de nuevo.
Remy suspiró y volvió a sentarse cuando la luz se apagó de nuevo. Hizo
una nota en el libro, y luego una nota mental para asegurarse de arrancar
cada hoja de esa planta tan pronto como tuviera la oportunidad. Cuando sea
que fuera.

TARDÓ un poco más de lo que le hubiera gustado arreglar algo tan simple
como una planta muerta, pero como siempre, su atención al detalle fue
minuciosa. Había un método en su… bueno, y se apegaba a lo que le había
funcionado en el pasado.
Primero, la rutina: la de Luke, no la suya. Aunque después de un tiempo
la vida de Remy se alineó con la de Luke por defecto. Tanto como pudiera sin
tener ojos en la casa. Luke solo dormía unas cinco horas por noche, lo que
ALEX JANE 27
EL DEMONIO DE AL LADO

significaba que Remy solo dormía alrededor de cuatro. Pero Luke estaba
fuera la mayor parte del día, lo que le dio a Remy tiempo para ponerse al día
con una siesta o dos si se sentía particularmente cansado. Algunos días,
Remy seguía a Luke de un lado a otro, mirándolo desde la distancia mientras
se registraba con los guardaparques cumpliendo con su deber desde un
segundo automóvil que tenía con otro nombre. El Nissan no era tan llamativo
visualmente incluso con los cristales tintados, pero al ser eléctrico era
prácticamente silencioso, lo que lo convertía en un gran coche de vigilancia.
Pero una vez que logró colar un rastreador debajo del chasis de la camioneta
de Luke, sintió que no tenía que vigilarlo cada segundo, satisfecho con
rastrear el punto azul parpadeante que se movía en una de las ventanas
abiertas alineadas en las pantallas de computadora.
Registraba todo, por supuesto: cada reunión que tenía Luke, cada
descanso para ir al baño, lo que comió ese día. Estar en su escritorio
significaba que Remy tenía más tiempo para ir al grano.
Encontrar a Luke en las redes sociales no tomó mucho tiempo, aunque
él no estaba mintiendo acerca de usarlo con dificultad. Remy logró extraer
algunas cuentas olvidadas de sitios minoristas y de citas en línea, pero no
había mucho para continuar. Era difícil saber si Luke simplemente no era un
gran usuario de Internet o si realmente era muy cuidadoso con su huella
digital. Había algo deliberadamente, casualmente, inseguro en algunas
entradas que encontró, casi como si estuviera dejando un rastro a propósito
para mostrar que no pensaba en la seguridad en línea, mientras que, al
mismo tiempo, no revelaba nada.
Hizo que Remy quisiera estrellarse la cara contra el escritorio. La
frustración de estar fuera de la vida de Luke cuando tan desesperadamente
quería estar dentro, lo estaba matando. Al final, reprimirse fue demasiado.
Era jueves, lo que parecía el día óptimo. Luke tendía a estar cansado en
esa parte de la semana, pero no tanto como para beber tanto como los
viernes. Llegó a casa a las 6:30 p.m. y, como solía hacer, empujó el cubo de
basura vacío que siempre sacaba por la mañana para recogerlo, cuando el
camión apareció a la vista, retrocedió para almacenar en la parte trasera de
su garaje.
Remy había estado cocinando un solo plato toda la tarde. No es que la
receta fuera difícil, pero tuvo que probar varias versiones antes de ser feliz.
El resto del día lo paso ordenando la parte trasera del porche, agregando
algunas plantas y pintura, generalmente haciendo que pareciera que había
algo que celebrar.
- Se ve bien. – Luke dijo, mientras colocaba el contenedor en su lugar
junto a la casa.
Remy colocó el plato de comida en la nueva mesa y retrocedió,
moviéndose hacia la cerca y dando una mirada al lugar. – Me alegra que te
guste. Especialmente porque eres tú quien tiene que mirarlo. – Luke sonrió
y Remy solo tuvo que esperar un momento antes de que sus ojos se posaran
en el plato. Fue demasiado fácil. – Hey, ¿quieres unirte a mí para cenar?
Como que arruiné mis cantidades, obtuve suficiente para que me dure hasta
el Día de Acción de Gracias.
Luke parecía sospechoso y negó con la cabeza, haciendo todo lo posible
por ocultar sus reservas detrás de un cortés – Oh, no. Gracias. No quiero
imponerme.
Remy se encogió de hombros. – Está bien, de verdad. Me estarías
haciendo un favor. Además, me estarías ayudando a celebrar. Piensa en ello
como la fiesta de inauguración más aburrida del mundo.
No hizo falta mucho más que eso. Luke se resistió un poco, pero al final
Remy deslizó un plato de comida frente a él y trató de no parecer demasiado
complacido, especialmente cuando Luke tomó su primer bocado.

ALEX JANE 29
EL DEMONIO DE AL LADO

- Esto es bueno. – Dijo, arqueando las cejas con sorpresa.


Remy sonrió, el elogio lo calentó, y levantó su cerveza en un vago saludo.
– Gracias a Dios. – Una risa brotó de él, pero logró controlarla. –Mi hermana
siempre envía recetas. Exige pruebas fotográficas de que no estoy comiendo
comida para llevar en todas las comidas al menos una vez a la semana.
- No te ves exactamente como si estuvieras comiendo comida chatarra
todo el día. – Luke dijo, sin levantar la vista de su plato. Remy casi se
atraganta con el brócoli. Luke pareció darse cuenta demasiado tarde de lo
que había insinuado. Hizo una breve pausa, masticando más lentamente,
pero luego se aclaró la garganta y dijo. – Pero luego solo tengo que mirar un
taco y todos mis pantalones se encogen.
Remy sonrió. – No soy fanático ni nada, pero soy bastante exigente con
lo que pongo en mi cuerpo. ¿Sabes a qué me refiero?
Luke se sonrojó, apenas, y Remy estaba bastante seguro de que Luke
sabía exactamente de lo que estaba hablando.
Remy no lo presionó. Pasaron a temas de conversación más seguros y él
logró resistirse a más declaraciones con doble sentido. Por mucho que
hubiera disfrutado de la reacción que le había dado el último, entendía que
era demasiado pronto para que Luke actuara de acuerdo con sus
sentimientos. Así que se contentó con hablar sobre el trabajo, las rutas de
senderismo y las cosas mundanas en las que tenía poco interés. Al final, valió
la pena.
- ¿El chico del cable ya vino?
Remy negó con la cabeza. – No, por alguna razón se están tomando su
tiempo. Es casi como si no quisieran mi dinero. – Suspiró. – Ahora dicen que
no estarán aquí hasta el lunes, lo que significa que me perderé el juego este
fin de semana.
Luke se encogió de hombros, haciendo una pausa por un segundo
mientras se llevaba la cerveza a los labios para decir: – Eres bienvenido a
mirarlo conmigo.
Remy quería dar un puñetazo en el aire, pero frunció el ceño y dijo –
Oh, no quisiera sacarte…
- ¿Seriamente? – Luke le lanzó una mirada despectiva. – Me acabas de
alimentar. Es lo menos que puedo hacer. Además, apenas me molesta; un par
de chicos pueden venir del trabajo. Paul suele pasar también. Ni siquiera
tendré que cambiar de canal.
Remy hizo una pausa, deliberada y larga, queriendo mantener la
apariencia de desgana por el bien de Luke. – De acuerdo. Sí. Eso sería bueno.
Gracias.
- No hay problema. Para eso están los vecinos, ¿verdad?
Remy sonrió para sí mismo y terminó su cerveza. – Verdad.

POR supuesto, una vez que fue el domingo, Remy no actuó tan bueno sobre
ser invitado. Con cinco minutos para el final, estaba de pie sobre un plato de
nachos, con los brazos apoyados en la mesa, tratando de no temblar. Era
difícil saber si eran nervios o pura adrenalina.
Esta era la parte que odiaba. No la sonrisa falsa que tenía que plasmar
en su rostro, o la pequeña charla sobre un deporte en el que no tenía interés,
o tener que estafar a personas que él sabía que conocían exactamente de lo
que estaban hablando cuando él solo había tenido unas pocas horas para
investigar el tema. No, era la duda que se apoderaba de él en los momentos
menos oportunos la que realmente le fastidiaba la cabeza. La vocecita que le
decía que estaba loco por intentar siquiera lograrlo, que verían a través de él,
que se despertaría a la mañana siguiente con un equipo SWAT derribando su
puerta o, peor aún, que Luke lo mirara a los ojos y decirle que no. Sabía que
no estaba loco, al menos, estaba bastante seguro de que no lo estaba, pero a
ALEX JANE 31
EL DEMONIO DE AL LADO

veces se lo preguntaba.
Afortunadamente, lo único más fuerte que sus propios recelos fue el
reconfortante recuerdo de la voz del Dr. Byrne. No cedas al miedo, Remy.
Puedes hacerlo. Creo en ti. Respira profundo, hijo. Respiraciones
profundas.
Sus manos temblaron cuando recogió el plato, pero estaban lo
suficientemente firmes cuando golpeó la puerta trasera de la casa de Luke
después de saltar la cerca baja. Se las arregló para hacer contacto visual y
estrechar la mano de los amigos de Luke, teniendo que fingir que no tenía
idea de quiénes eran o que también conocía sus vidas al revés, al menos en el
papel. Dio un suspiro de alivio cuando finalmente pudo deslizar el jodido
ficus que había estado oscureciendo su vista a lo largo del alféizar de la
ventana cuando fue a la cocina a buscar una cerveza del refrigerador. Se
demoró, tocando lugares donde sabía que las manos de Luke debían haber
tocado: mangos, cubiertos, los billetes sobre la mesa. Cuando fue al baño, con
el sonido de los chicos riéndose de la broma que había contado aún
resonando en sus oídos, se tomó un momento para hurgar en la cesta,
sacando una camiseta apestosa que se llevó a la cara, respirando. en el olor,
embriagador por el olor amargo. Empujando la tela en su boca, la chupó solo
por un segundo, saboreando el sudor, la piel y el hedor, sin atreverse a
arriesgarse más que eso, no queriendo tener que explicar cómo se corrió
sobre sus pantalones cortos cuando se suponía que debía estar lavándose las
manos.
La tarde transcurrió agradablemente al final y se fue con la contraseña
del sistema de alarma, una impresión de las llaves de la casa de Luke y media
bolsa de pretzels que Luke le impuso en el último minuto. En general,
consideró que tuvo un día bastante bueno.
EL lunes por la mañana, salió de la cama y caminó directamente a su
computadora para pulsar enviar en el correo electrónico en el que había
estado trabajando hasta las 2:00 a.m. Algo oficial buscando hacer con el
seguro que pensó que funcionaría mejor. A mitad de cepillarse los dientes,
Remy escuchó el timbre de su computadora. Todavía tenía espuma en el labio
cuando hizo clic y descubrió que el troyano incrustado en el correo
electrónico había hecho lo suyo y tenía el control total de la computadora de
Luke. Se sentó pesadamente en su silla, mirando a la otra pantalla más
pequeña en su escritorio que mostraba la transmisión de su cámara: Luke
hojeando ociosamente las páginas de una revista mientras se metía cereal en
la boca, todavía oscurecido a pesar de mover la planta.
Remy se sintió aliviado, pero también un poco decepcionado con Luke.
Pensó que tendría más cuidado. O al menos ser más un desafío. Aun así, la
emoción de poder sumergirse profundamente en el mundo privado de Luke
no dolió.
Hizo café y accedió de forma remota al teléfono celular de Luke usando
el software que descargó de la web oscura. No era el programa más elegante,
pero hizo su trabajo y solo costó alrededor de $ 100. Eso tomó un poco más
de lo previsto y Remy estaba retrasado cuando finalmente salió de la casa y
se dirigió al apartado de correos que alquiló hace un año con un nombre
falso. Recogió algunas provisiones y el paquete que había estado esperando,
y luego pasó el resto del día fundiendo y limando una llave de la puerta
trasera de Luke.
El martes estaba lloviendo. Así que los planes que tenía Remy se dejaron
en un segundo plano. Irrumpir en la casa de alguien fue fácil. Irrumpir y no
dejar rastro fue la parte difícil. Y había demasiado en juego para que una
mancha de barro o una huella seca lo delataran.
El miércoles el suelo todavía estaba húmedo. Remy se ejercitó hasta que

ALEX JANE 33
EL DEMONIO DE AL LADO

vomitó para evitar saltar la valla y probar la nueva llave.


El miércoles por la noche se había quedado seco, afortunadamente.
Remy se sentó en silencio en la mesa del comedor, escuchando el tráfico
distante afuera, y esperó exactamente una hora después de que Luke se fuera
a trabajar antes de tomar su bolso y salir por la puerta trasera hacia el jardín
de Luke.
Sus manos estaban firmes cuando presionó la llave en la cerradura y no
entró en pánico cuando no giró. Le tomó un par de intentos, cada uno de los
cuales puntuó porque limó cuidadosamente donde creía que podía sentir la
llave pegada, la estrecha lima redonda raspaba silenciosamente contra el
metal mientras se aseguraba de que el polvo fino producido fuera a la tela
que había traído para el propósito. Una vez dentro, la alarma era bastante
estándar, e incluso sin el código, podría haberla desactivado. Pero tener el
código era más fácil, especialmente porque hacerlo de esta manera
significaba que podía seguir adelante con el largo juego encubierto que había
planeado sin tener que explicar los cables cortados o las carcasas rotas.
De pie en la sala de estar de Luke, lejos de las ventanas, pasando la mano
por el cojín del sofá donde Luke había estado sentado viendo el juego el
domingo, Remy estuvo tentado de acostarse y descansar la cabeza donde
estuvo el regazo de Luke. Si hubiera tenido más tiempo, o tal vez si esto no
fuera tan importante, podría haberse desnudado y puesto cómodo en la cama
de Luke, tal vez frotándose contra las sábanas. Pero esto era importante. Si
iba a conseguir lo que quería esta vez, tenía que mantener la cabeza clara.
Tomando una respiración profunda, Remy se agachó y abrió la
cremallera de la bolsa a sus pies, abriendo los lados con ambas manos.
Metódicamente, sacó las cámaras inalámbricas y las colocó en una
cuadrícula. Cada una tenía aproximadamente una pulgada cuadrada con una
lente diminuta en el frente y una antena en la parte posterior. Remy había
ido por un modelo de calidad ligeramente mejor esta vez. Obtener una señal
de su oficina no debería ser un problema, pero la idea de ver a Luke en alta
definición lo hizo dejar caer un par de cientos adicionales en el hardware.
Además, mayor tiempo de batería no estaría de más.
Trabajó rápido, pero con diligencia, moviéndose por la casa, colocando
cada cámara con una mano experta, comprobando la cobertura en la tableta
que había conectado al receptor. Ocasionalmente tuvo que sacrificar un
punto ciego en la habitación para asegurarse de que la cámara no fuera
descubierta, pero cuando terminó, apenas había un centímetro en toda la
casa que no pudiera ver en la pantalla que tenía en la mano.
Las cámaras tenían alguna capacidad de audio, pero agregó un par de
micrófonos ocultos por si acaso. También colocó micrófonos en el teléfono
fijo, deseando que la gente todavía usara esos viejos teléfonos rotativos para
poder disfrutar de una pequeña fantasía de espía de la vieja escuela,
desenroscando la boquilla y colocando un micrófono de moneda en ella.
Hizo tiempo para usar el cepillo de dientes de Luke, le hizo una felación
hasta que estuvo duro, y tomó un par de cosas pequeñas del cesto de la ropa
sucia. Encontró el alijo de juguetes sexuales con bastante facilidad: su mano
temblorosa rozó los consoladores y los tapones anales en el cajón inferior.
Contempló tomar uno y tuvo que luchar para dejarlos atrás. Habría tiempo
para eso más tarde.
Al final, toda la operación tomó menos tiempo del día de lo que había
pensado, y cuando Luke se detuvo en el camino de entrada, Remy estaba
sentado en su silla de oficina, con los ojos fijos, sin pestañear en la pantalla
de su computadora llena de discretas cajas de alta definición, video en vivo,
color, lamiendo el dorso de su cuchara de helado, su lengua ancha y plana,
arrastrándola lentamente cuando vio a Luke abrir la puerta principal y entrar
a su casa.

ALEX JANE 35
EL DEMONIO DE AL LADO

Mi casa ahora Remy pensó por un momento extraño. Podría haber


sonreído, pero estaba demasiado embelesado, (mirando a Luke arrojar sus
llaves sobre la mesa junto a la puerta, antes de quitarse los zapatos y dirigirse
a la cocina) para registrarlo.
Remy suspiró y se hundió en su silla. Había algo tranquilizador en ver a
Luke así, sus ojos revoloteando entre las imágenes en su pantalla mientras el
hombre se movía por la casa, agarrando un bocadillo del refrigerador,
abriendo su correo, echando una meada. Sabía que realmente debería estar
tomando notas, catalogando la rutina doméstica de Luke con más detalle:
qué vestía, la marca de agua embotellada que bebía, qué canal estaba en la
televisión cuando la encendía, pero quería un momento, algo privado entre
los dos.
Cuando Luke tomó un trago de su botella, Remy hizo lo mismo con su
té. Hacer eco de la acción se sintió bien, hacer una conexión como esa. Estaba
pensando distraídamente que debería conseguir un televisor para la oficina
para que pudieran ver la televisión juntos también cuando sonó el teléfono
fijo de Luke. Remy suspiró, lamentando la pérdida de su noche juntos, pero
obedientemente sacó su libreta. Todo estaba configurado para grabar
automáticamente, pero Remy había estado trabajando con la tecnología el
tiempo suficiente para respaldar todo de una forma u otra. Además, su
taquigrafía era bastante buena y quería que siguiera siendo así. Nunca estaba
de más practicar.
- ¿Hola?
- Hey Soy yo. – Remy no reconoció la voz. Era masculina, de la misma
edad, gentil en algunos aspectos, no muy diferente a la voz de Luke.
- ¿Todo bien?
Hubo una carcajada al otro lado de la línea. – ¿En serio? ¿No puedo
simplemente llamarte?
- Uh, no. Creo que la última vez fue porque olvidaste el cumpleaños de
mamá y antes de eso fue porque me necesitabas para recoger esa cosa…
La voz del otro lado se rio. – Sí, está bien. Aunque esta vez no tengo
nada para ti.
- ¿Solo en un cabo suelto?
- Algo así. Estoy en la fila del DMV.
Luke rio. – Es bueno saber que no tienes que aburrirte muchísimo para
descolgar el teléfono. ¿A cuántas personas llamaste antes que a mí?
- Tres. No estaban en casa. – Luke se rio y Remy sintió una punzada de
celos por la facilidad entre los dos. – ¿Viste el juego?
Luke se burló. – ¿Crees que me lo perdería? Tuve una ronda de algunos
amigos. Fue agradable en realidad, incluso si nos masacraron.
- Ah, no estuvo tan mal. No como Chicago. – Luke dejó escapar un
suspiro y asintió con la cabeza a pesar de que Remy fue el único que lo vio. –
Entonces. Estos amigos. ¿Alguien en particular que quieras mencionar?
- Dios, suenas como mamá. – Luke frunció el ceño. – No. Te lo dije. Es
demasiado pronto.
- ¿Qué pasa con el nuevo vecino? – Los ojos de Remy se abrieron
lentamente con sorpresa. – ¿Dijiste que es lindo?
El corazón de Remy comenzó a latir con fuerza en su pecho. Una cosa
era saber que Luke era consciente de él, pero ¿qué le había contado a su
familia sobre él? Una punzada de miedo lo atravesó al pensar en el
compromiso. ¿Se estaba moviendo demasiado rápido? ¿Estaba Remy
realmente listo para conocer a los padres? ¿Era el tipo de hombre con el que
el hermano de Luke se llevaría bien? Podría serlo. Con el tiempo suficiente,
Remy podría ser cualquier persona que se propusiera. No pudo aspirar aire
a sus pulmones por un segundo. Al menos, no hasta que Luke respondió: –
Nah, no es mi tipo.

ALEX JANE 37
EL DEMONIO DE AL LADO

Sorprendentemente, fue vergüenza lo que lo golpeó primero. Había


fallado, despedido, indigno, y eso lo avergonzaba. Su pecho dolía con el peso
de la emoción y forzó a Remy a jadear. En su conmoción, se perdió el giro
que había tomado la conversación, pero luego Luke se rio y la vergüenza se
convirtió rápidamente en ira surgida de la vergüenza. Remy no explotaba a
menudo. La mayoría de las veces era tan ecuánime cuando sucedía, relajado,
dirían algunos. Pero cuando lo perdía…
Remy siempre se confundía cuando la gente hablaba de la niebla roja
como si fuera una metáfora. Bien podría serlo para ellos, pero para Remy,
era tan real. Cuando llegaba la rabia, llegaba rápido, descendiendo como un
pesado velo. Su brazo barrió su escritorio, tirando sus libros y teclado,
bolígrafos, papeles, cables y taza de té al suelo en un tsunami revuelto
mientras rugía. El sonido que salía de su cuerpo le quemó la garganta, y luego
todo se volvió borroso hasta que se encontró sentado en el suelo en un rincón
de la oficina, con las rodillas dobladas, las manos apretadas en puños tan
apretados que sus uñas habían dejado lunas rojas incrustadas en el interior
de sus palmas.
Jadeó, tratando de recuperar el aliento y se pasó una mano por la frente
sudorosa mientras miraba alrededor de la habitación. Las computadoras
estaban bien, ligeramente torcidas pero intactas. Se sintió
momentáneamente aliviado de haber empacado su cámara y lentes antes, ya
no era necesario con el CCTV instalado. Especialmente porque su trípode era
un desastre destrozado al otro lado de la habitación bajo una desagradable
hendidura en el panel de yeso. El archivador estaba de lado y, aunque la
estantería todavía estaba en pie, la mitad de los estantes estaban vacíos.
Remy se llevó las manos a la cara, listo para enterrarlas, pero cuando las
levantó, pudo ver que sus nudillos estaban sangrando y tenía un rasguño
desagradable en una muñeca. Suspirando, se incorporó y fue al baño para
lavarse las manos y tratar los cortes. Quería dormir, agotado incluso después
de haberse mojado la cara con agua. Pero no podía salir de la oficina así,
incluso si su pesadilla había sucedido y se había equivocado en toda la
situación.
Casi se veía peor cuando volvió a entrar, pero enderezó los muebles y
reabasteció sus pilas de libros, cajas e impresiones. Estaba levantando la silla
de la oficina, tratando de colocarla sobre las ruedas giratorias, cuando
escuchó el chasquido de la ducha a través de uno de los altavoces que
colgaban de la mesa. Solo fue para mostrar lo distraído que estaba porque ni
siquiera se había dado cuenta de que Luke había terminado su llamada, y
mucho menos se había duchado.
Levantó el altavoz, lo volvió a colocar con cuidado en su lugar y
reposicionó las tres pantallas, girándolas justo cuando Luke terminaba de
secarse con la toalla. Cuando Luke regresó al dormitorio, manchado de rosa
en la alimentación de color, Remy se agachó para sentarse en la silla. La
habitación estaba en desorden a su alrededor, pero el mundo entero parecía
desvanecerse y solo era Remy, todavía con los ojos rojos y dolorido por su
arrebato, y Luke, desnudo, con la polla dura y saludando frente a él mientras
caminaba.
Remy todavía estaba enojado, herido por el rechazo, más herido que
enojado en realidad, pero, aun así, la forma en que Luke estaba desfilando
así lo hizo sentir como si el perdón pudiera estar sobre la mesa. O lo habría
hecho si pudiera hacer que un pensamiento coherente pasara por su cabeza.
Pensó que Luke podría ir directamente al armario, su casi erección fue
el resultado de los esfuerzos que se había perdido en la ducha, pero en cambio
sorprendió a Remy sacando un cajón de la mesita de noche.
Cuando Luke se echó hacia atrás en la cama, levantando las rodillas y
destapando la botella en su mano, Remy ahogó un sonido que rayaba en un

ALEX JANE 39
EL DEMONIO DE AL LADO

sollozo, y su mano inmediatamente buscó a tientas para desabrochar sus


jeans. No podía sacar su polla lo suficientemente rápido, los nudillos partidos
raspando los dientes de su cremallera, queriendo gemir cuando Luke lo hizo
mientras presionaba sus brillantes dedos en su agujero. El ángulo de la
cámara al final de la cama no era perfecto, no con el peso de Luke
presionándolo contra el suave colchón, pero ocasionalmente inclinaba las
caderas hacia arriba, follando en su puño, y Remy quería llorar ante la visión
de él, vulnerable y expuesto.
El propio puño de Remy igualó el ritmo de Luke, los dos moviéndose
juntos. Remy se humedeció los labios, deseando poder poner sus dientes en
la nuez de Adán de Luke cuando se arqueó y expuso su garganta. Estaba tan
cerca, tratando de ignorar la incomodidad de la silla y el hecho de que estaba
usando demasiada ropa. Podía escuchar a Luke jadeando con fuerza,
gimiendo mientras movía sus manos más rápido, follando hacia abajo en sus
dedos y luego hacia arriba en su mano. Cuando se corrió, el sonido que salió
de su boca fue parcialmente amortiguado cuando giró el rostro hacia la
almohada a su lado, pero estuvo lo suficientemente cerca del nombre de
Remy que Remy gritó y lo siguió, su orgasmo arrancando de él con tanta
fuerza que sus bolas dolieron.
Se sentó allí por un momento, sin atreverse a abrir los ojos, sin querer
romper el hechizo. Cuando lo hizo, Luke se estaba limpiando los dedos con
un pañuelo de papel y sonriendo. Murmuró algo sobre deber haberlo hecho
antes de la ducha, y caminó de regreso al baño, y Remy se vio obligado a tocar
la pantalla con la mano, pasando un dedo por el lugar donde las mejillas de
Luke brillaban mientras caminaba. Y lo perdonó.
CAPITULO TRES

En un mundo ideal, Remy comenzaría a ejecutar su plan un lunes por


la misma razón por la que alfabetizaba su biblioteca y etiquetaba todos sus
cables. Pero el hecho mismo de que le gustara que las cosas estuvieran
organizadas y metódicas era la razón por la que sabía que tenía que empezar
un jueves esta vez. Tomando un sorbo de café, pasó la página de su diario de
escritorio, la escritura codificada rasposa iluminada solo por los lúmenes
apagados que provenían de la lámpara de su escritorio, mirando las palabras
que no significarían nada para nadie más que encender un fuego de emoción
y anhelo en sus entrañas.
Despertar temprano no había sido un problema. Apenas había
dormido, tenía que arreglárselas con los ejercicios de relajación que el Dr.
Byrne le enseñó, con la esperanza de que al menos su cuerpo pudiera
descansar un poco incluso si su cerebro no lo hiciera. La alarma que puso
anteriormente apenas tuvo tiempo de activarse antes de que la apagara y

ALEX JANE 41
EL DEMONIO DE AL LADO

saltara de la cama. Era una tortura tratar de no desviarse de su plan, que era
simplemente seguir su rutina normal tanto como fuera posible. Aun así, le
sudaban las manos mientras se ataba los zapatos para correr. Los apretó en
puños antes de salir a la mañana, con la esperanza de poder controlarse una
vez que llegara a la carretera principal y comenzara a correr.
La ruta que había planeado estaba bien practicada y su plan se
desarrolló sin problemas. Podría haber sido mejor en el invierno, haciendo
todo lo que tenía que hacer al amparo de la oscuridad, pero los ensayos
habían ido bien y sabía que no había ninguna razón para que la mañana fuera
diferente. Excepto por un giro de mala suerte. E incluso entonces tenía
planes de contingencia en el culo.
Correr el último tramo a lo largo de la carretera principal lo dejó sin
aliento lo suficiente como para convencer a cualquiera de que había corrido
sus kilómetros habituales en lugar de la ruta abreviada. Y cuando subió por
la pendiente de la casa, casi quiso llorar porque su sincronización era tan
perfecta.
Luke estaba allí, inclinado sobre el motor de su camioneta, luciendo
desconcertado y acosado, y tan malditamente perfecto mientras maldecía y
murmuraba en voz baja, sus pantalones de trabajo se estiraban apretados
sobre su trasero mientras cambiaba su peso, Remy quería tomarlo justo allí
en la calle.
Era difícil tomarse las cosas con calma, caminar a grandes zancadas
por el camino hacia la puerta principal, abrir la bolsa de su bíceps y sacar las
llaves. El ruido hizo que Luke mirara.
- Problemas con el coche. – Remy ofreció con una inclinación de la
barbilla, sin aliento por más razones que su carrera.
Luke suspiró y se rascó la cabeza. – No entiendo qué le pasa a esa
maldita cosa. Anoche iba bien.
Remy dijo con simpatía y jugueteó con sus llaves. – ¿Quieres que le
eche un vistazo? ¿No sé mucho sobre automóviles, pero es posible que pueda
ahorrarte una tarifa de llamada?
- Sí, seguro. – Luke dijo, retrocediendo. – No puede hacerse peor que
yo. Soy un inútil cuando se trata de estas cosas.
Remy esbozó su mejor sonrisa y trotó por el pequeño césped para
pararse junto a Luke. – Bueno, como dije, no sé mucho más que lo que
aprendí al ver a mi papá trasteando. – Las diversas clases de la escuela
nocturna que tomó habían dolido mucho. Hizo todo lo posible para
apachurrar y pinchar, haciendo malabarismos con varios cables y demás,
dándose cuenta de que no tenía ni idea por un momento, y luego dijo: –¿Por
qué no lo intentas ahora?
Luke se encogió de hombros, pero se subió obedientemente a la cabina.
Remy lo escuchó girar el motor antes de que Luke gritara: – Nada. – Remy
hizo algunos ruidos de golpes antes de que Luke lo intentara de nuevo,
confiado en que no vería que Remy estaba fingiendo con la capucha tapada
oscureciendo su vista. Cuando eso falló, Remy se agachó y rápidamente
volvió a conectar el cable que anteriormente había aflojado antes de gritarle
a Luke que lo intentara de nuevo.
Cuando el motor rugió a la vida, hubo un grito feliz desde la camioneta.
Remy también quería gritar, pero bajó el capó de golpe, asegurándolo en su
lugar antes de moverse hacia el lado del conductor. Luke le sonrió. – Y ahí
me decías que no sabías nada. ¿Qué era?
Remy se sonrojó un poco ante el elogio. Se sentía bien, incluso si era
por las razones equivocadas. – ¿Honestamente? ¡No tengo idea! – Se rio,
agradecido de que Luke también lo hiciera. – Algo debe haber estado
demasiado apretado o demasiado flojo. No puedo garantizar haber arreglado
lo que estaba mal.

ALEX JANE 43
EL DEMONIO DE AL LADO

Luke se encogió de hombros y se puso el cinturón de seguridad. – Está


bien. Siempre que me lleve al centro. No puedo llegar tarde a esta reunión de
hoy. Te lo agradezco.
- Hey. – Remy dijo en voz baja. – Déjame darte mi número de celular
en caso de que vuelva a fallar.
- ¿Estás haciendo llamadas ahora? – Luke sonrió, pero abrió su
teléfono y se lo entregó.
- No, pero al menos puedo llevarte a casa. Voy a estar en el centro más
tarde si te quedas atascado. – Fue un milagro que se las arreglara para
escribir su número en la libreta de direcciones sin reírse nerviosamente, y
mucho menos devolverle el teléfono a Luke a través de la puerta abierta sin
dejarlo caer.
- Lo tendré en cuenta. Tengo que irme, pero gracias de nuevo, hombre.
- Mi placer. – Remy retrocedió para que Luke pudiera cerrar la puerta
y comenzó a caminar hacia su casa antes de que Luke se alejara, sintiendo
que todo iba a salir bien.
Remy fue al centro más tarde ese día, pero solo para dejar una nota
debajo del limpiaparabrisas de Luke diciéndole que lo habían llamado por
otro trabajo. Parecía lo suficientemente factible y tenía sentido que Remy
conociera la camioneta de Luke. Esperó frente al estacionamiento en su auto
de vigilancia, trabajando en algunos de los trabajos que pagaban sus facturas
y su proyecto paralelo durante aproximadamente una hora hasta que Luke
salió del edificio. Remy pensó que iría a la cafetería a la vuelta de la esquina,
pero se sintió complacido cuando Luke se tomó el tiempo para detenerse a
revisar la nota. Contuvo la respiración cuando Luke frunció el ceño ante las
palabras antes de levantar la cabeza y mirar a ambos lados de la calle. Remy
no respiró en absoluto hasta que Luke comenzó a caminar. Dobló la nota y la
deslizó en el bolsillo de sus jeans mientras sacaba su celular del mismo
bolsillo. Dos minutos más tarde, el celular de Remy hizo ping con un mensaje
de texto de Luke para decir gracias por el aviso, pero el vehículo parecía estar
funcionando bien.
Presionando su frente contra la pantalla, Remy no se molestó en luchar
contra el impulso de tocar su entrepierna con la palma de la mano antes de
enviar un casual: No hay problema. No quería parecer demasiado ansioso.
No todavía, de todos modos. Pasó el tiempo mientras Luke iba a comprar un
sándwich al ver algunas imágenes de vigilancia antiguas de Luke regando su
jardín. Remy folló su puño mientras miraba, corriéndose con un gruñido en
un pañuelo de papel que rápidamente embolsó, agradecido por los cristales
tintados y por poder controlar su ADN.

TENER una razón legítima para conocer el número de Luke resultó


complicado los siguientes pocos días. Remy quería llamar, quería oír su voz,
oír el aliento de Luke en su oído. En el pasado, podría haber hecho
precisamente eso. No habría sido una dificultad conseguir un teléfono de
prepago y hacer algunas llamadas. No es como si no hubiera hecho antes ese
tipo de cosas por diversión; marcar al azar un número para ver quién
contestaría. Obtener una emoción barata cuando el afortunado destinatario
perdía gradualmente la mierda a medida que aumentaba el número de
llamadas: llamadas silenciosas nocturnas, respiración pesada, aquellas en
las que usaba mucho lubricante y el altavoz para que pudieran escucharlo
de cerca, gruñendo a través de su clímax mientras gritaban insultos en la
línea. Pero como siempre, la voz del Dr. Byrne estaba en su oído. Paciencia.
Cuidadoso. Remy pensaba a veces que odiaba y amaba al Dr. Byrne en igual
medida, pero sobre todo sabía que el buen médico tenía razón. Si iba a hacer
esto, necesitaba estar en su juego, no gastar bromas infantiles.

ALEX JANE 45
EL DEMONIO DE AL LADO

ABORDAR a Luke en la cafetería alrededor de la esquina desde su oficina la


semana siguiente salió mejor de lo que esperaba. Luke estaba entrando
mientras Remy salía. Remy fingió sorpresa y no entretenerse, simplemente
intercambió cortesías antes de dejar a Luke en su descanso para almorzar.
La sonrisa amistosa de Luke fue todo en lo que pudo pensar cuando llegó a
casa como si la curva de sus labios hubiera quemado un rizo alegre en la
parte posterior de los ojos de Remy. Esa noche no pudo dormir y se quedó
despierto hasta las 3:00 a.m., alternativamente viendo a Luke dormir y
ejercitándose en el gimnasio de la casa. No se dio cuenta de que se había
quedado dormido en la silla de su oficina hasta que se despertó de un
sobresalto con su alarma y un crujido en el cuello.

CUANDO Luke salió del edificio del consejo el día siguiente y vio a Remy
inclinado contra su camioneta, su avance casi se ralentizó hasta detenerse.
La expresión de su rostro (confusión, duda, un poco de miedo), era tan
deliciosa que Remy quería lamerla de inmediato. En cambio, dio su mejor
sonrisa.
- Pensé que podía toparme contigo. – Dijo, alegre y ligero.
- Lo hiciste. – Luke dijo. No era una pregunta exactamente y tampoco
parecía inclinado a fingir que lo era.
Remy solo sonrió más ampliamente y se encogió de hombros,
sosteniendo una bolsa de papel de la cafetería. – Terminé con mi cliente un
poco antes, así que pensé en celebrar.
- ¿Con jamón de centeno? – Luke preguntó mientras miraba dentro de
la bolsa.
- Ah, ¿debería haber comprado algo más? Solo pensé…
Luke tragó saliva, todavía luciendo incómodo como el infierno, pero
levantó su mano para cortar a Remy. – Está bien, yo sólo… no quiero darte…
– Miró hacia otro lado y suspiró, y Remy no podría haber pedido una mejor
apertura si él mismo lo hubiera escrito.
- Hey. – Dijo en voz baja. – Es sólo un sándwich, ¿de acuerdo? Quiero
decir, no te acostumbres. Voy a estar trabajando en ese trabajo industrial la
semana que viene, así que tendrás que conseguir tu propio almuerzo.
Enyesó la sonrisa que había practicado en el espejo durante unos dos
días en su rostro, amistoso, divertido, pero no burlón, coqueto si Luke
quería que lo fuera, pero en última instancia inofensivo, y rezó para que
hiciera el truco.
Cuando Luke soltó una carcajada y se movió para apoyarse en la
camioneta junto a Remy, parecía que había funcionado. – Estoy seguro de
que viviré. Es posible que no tengas tanta suerte si estás ahí fuera. Espero
que te guste lo mexicano porque la única comida decente es el camión de
comida que aparca junto al concesionario de coches.
Remy se encogió de hombros y estiró el cuerpo para pasarle la taza de
café a Luke. – Me gusta la comida mexicana. Sin embargo, no
necesariamente le agrado, por lo que es posible que desees mantener las
ventanas cerradas durante un par de semanas.
La risa que salió de Luke fue hermosa. Casi tan buena como la diatriba
de improperios y portazos que se produjo tres semanas después.

REMY dolía con la decepción de no poder ver el evento de cerca, teniendo


que conformarse con mirar a través de binoculares desde el coche de
vigilancia. Habría dado cualquier cosa por haber estado allí, por sentir el
calor saliendo de la piel de Luke, por saborear el sudor empapando las axilas
de su camiseta mientras se enfurecía alrededor de su camioneta, por
disfrutar de la furia y la rabia apenas contenida. No hubo demasiado daño.
ALEX JANE 47
EL DEMONIO DE AL LADO

Y fue superficial en el mejor de los casos. Luke, sin embargo, estaba


comprensiblemente enojado al encontrar los arañazos en su pintura.
Aunque, los rasguños podrían haber subestimado el alcance de la
destrucción. Más bien, alguien había ido a la puerta del lado del conductor
con una cortadora de césped.
Cuando Luke se detuvo frente a su casa más tarde esa noche, Remy
regresaba de la casa de los Roberts, dejando un libro que Cate le había
prestado la semana anterior. Dejando escapar un silbido agudo, Remy negó
con la cabeza y colocó las manos en las caderas mientras se paraba frente a
la casa de Luke.
- Jesús. ¿A quién has cabreado?
Luke sintió un tic en la mandíbula, pero mantuvo la cabeza
admirablemente mientras arrastraba su bolso desde el asiento trasero. –
Malditamente si lo sé, pero podría haberlo hecho sin esto. Todo parece ir
mal últimamente. Siento que debo haber roto un espejo o algo así.
- Hey. – Remy dijo, golpeando a Luke en el hombro. – ¿Por qué no
vienes a comer conmigo esta noche? – Luke comenzó a protestar, diciendo
que no quería imponerse, pero Remy no quería nada de eso. – En serio,
toma una ducha y luego ven. Incluso pediré pizza en caso de que te preocupe
que tu mala suerte infecte mi estufa o algo así. Vamos. Tengo cerveza que
solo se desperdiciará de otra manera.
Luke soltó una carcajada y asintió de mala gana. – Okey. – Suspiró. –
Terminaré en treinta.
Remy necesitó tres intentos para que sus llaves entraran en la puerta.
Una vez dentro, tuvo que contener las lágrimas, sus ojos ardían por el
esfuerzo mientras fruncía el rostro, su emoción amenazaba con derramarse
en una ráfaga de emoción. Todos sus meses de planificación finalmente
estaban llegando a un punto crítico. Estaba funcionando. Realmente estaba
funcionando.
Fue tan ridículamente simple en retrospectiva, a pesar de todos sus
planes. Un cable suelto aquí, una multa de estacionamiento allá, un puñado
de vasos rotos, plantas muertas y llamadas telefónicas perdidas; pequeñas
cosas que arruinarían el día de Luke. Solo un poco. Lo suficiente como para
que Remy pudiera estar allí con la oferta de un aventón o una bebida o una
sonrisa amistosa para que Luke se sintiera un poco mejor. Había sido la roca
de Luke, un buen amigo y un buen vecino. Y ahora iba a recibir su
recompensa. Por fin.
Mantén la cabeza, Remy.
Limpiándose la humedad de sus ojos, Remy tomó un largo respiro para
calmarse y trató de recomponerse. Luke había dicho treinta minutos, lo que
significaba que Remy tenía que estar listo en veinte. No podía arriesgarse a
que Luke llegara cuando no estaba preparado. La idea de arruinar todo esto
después de haber llegado tan lejos le pesó mucho mientras recorría la casa
por última vez.
Llegó a tiempo en lo que respecta a su plan maestro, por lo que estuvo
anticipando esta noche durante más de una semana. Le había dado tiempo
para ordenar su lugar, o al menos, limpiar cualquier cosa vagamente
incriminatoria. Las puertas que debían cerrarse estaban cerradas. La
mayoría de sus notas estaban codificadas de todos modos, pero aun así no
quería responder ninguna pregunta incómoda, por lo que también se habían
almacenado. Cualquier lugar que Luke podría encontrar por sí solo había
sido limpiado, pero no demasiado. Había matado a Remy dejar pequeñas
bolsas de polvo y huellas dactilares grasientas por todo el lugar, pero tenía
que seguir con la artimaña de ser un soltero normal y corriente un poco más.
Cuando se convenció de que la escena estaba preparada, se cambió de
ropa y pidió comida, estaba más tranquilo. Al menos, hasta que escuchó un

ALEX JANE 49
EL DEMONIO DE AL LADO

leve chirrido del linóleo y se dio la vuelta para encontrar a Luke parado justo
detrás de él en la cocina.
Remy se apretó el pecho y graznó.
Luke también saltó antes de empezar a reír. – Mierda, lo siento. La
puerta trasera estaba abierta, así que… ¿no me escuchaste entrar?
Remy estaba extrañamente nervioso. Debe haber estado más que
preocupado por no haber escuchado a Luke acercarse tanto detrás de él. –
No. – Dijo, honestamente. – Dios, casi me has dado un infarto.
Luke sonrió y le dio una palmada en el hombro. – No hasta después de
que hayamos comido, ¿de acuerdo?
- De acuerdo. – Remy negó con la cabeza y abrió el refrigerador,
tomando dos cervezas de la caja que había abierto ingeniosamente antes. –
La comida debería estar aquí pronto. Ven y cuéntame sobre tu día de
mierda. A menos que creas que eso también me dará un ataque al corazón.
Luke tomó la botella que le ofrecieron y siguió a Remy a la sala de estar,
dejándose caer en el extremo opuesto del sofá cuando Remy tomó asiento.
Ambos hombres habían optado por pantalones de chándal y camisetas
holgadas, aparentemente en la misma página cuando se trataba de
comodidad, aunque Remy pensó que parecía que Luke se había peinado un
poco su cabello mojado, y podía oler el enjuague bucal de menta incluso con
un acre de cojines entre ellos.
- No quiero sonar como una perra llorona, pero no tengo ni idea de por
dónde empezar. – Luke suspiró y se pasó la mano por la frente. – Las cosas
parecen seguir yendo mal últimamente.
- ¿Cómo qué? – Remy preguntó antes de llevarse la cerveza a los labios.
- La mayoría de las cosas que ya sabes. Primero, supongo, fue el camión
jodiéndome esa mañana. – Remy asintió con la cabeza como si solo
estuviera recordando, pero se quedó callado para dejar que Luke
continuara. – Luego ha sido una cosa tras otra. Me robaron la tarjeta de
crédito el día que trajiste esa lasaña. Parecían conejos o algo que vinieron y
excavaron parte del jardín. Una de las ventanas del dormitorio se rompió de
alguna manera, así que debía ser reemplazada. Luego, la caldera se enfrió la
semana pasada, lo que significó un par de duchas frías.
- Sabes que podrías haberte duchado aquí. – Remy comenzó, pero Luke
lo rechazó.
- Lo sé y todavía aprecio la oferta. ¿Qué más? Oh, hace dos días, descubrí
que la promoción por la que había estado buscando fracasó por razones que
todavía no entiendo, y ahora esto con el auto… – Suspiró profundamente y
tomó un trago de su botella. – Honestamente, siento que estoy al borde de
mi ingenio.
- ¿Perdiste tu pata de conejo de la suerte o algo así? – La mirada que
Luke dirigió a Remy puso fin a cualquier pensamiento de que la broma
pudiera romper el hielo. Remy levantó las manos, a punto de intentar un
rumbo diferente, pero sonó el timbre, robándole el momento.
El chico del reparto era lindo, pero no de su tipo, aún así le dio una
generosa propina de todos modos. No había ninguna pretensión de ser
civilizados ni de ir a la cocina a buscar platos o servilletas. Luke simplemente
quitó las revistas de la mesa de café frente al sofá para que Remy tirara
ambas cajas.
- No sabía lo que querías. – Remy mintió. – Espero que esto esté bien.
– No había optado por las dos mejores opciones de Luke, eso habría sido un
poco obvio, pero ordenó su favorito y el que Luke prefería cuando intentaba
estar saludable. Al desplazarse por su TiVo, se decidieron por los aspectos
más destacados de un juego que se había celebrado el fin de semana para
poder comer y hablar fácilmente sin silencios incómodos. Ocasionalmente,
Remy se levantaba a buscar más cerveza. Había comprado algo decente, no

ALEX JANE 51
EL DEMONIO DE AL LADO

exactamente para el gusto; más por el contenido de alcohol más alto que
esperaba que hiciera avanzar las cosas. Luke protestó un par de veces, pero
Remy solo tuvo que presionar con un "no es como si estuvieras conduciendo
a algún lado" o "después del mes que has tenido te lo mereces" y Luke
suspiraba y a regañadientes tomaba la botella de su mano.
La velada transcurrió agradablemente y Remy pudo ver a Luke
relajándose visiblemente: sus hombros se aflojaron, su risa fluyó con
facilidad, se deslizó lentamente hacia los cojines, sus muslos se extendieron
y luego, en un momento, se quitó los zapatos para poder meter un pie debajo
de su pierna para poder volverse hacia Remy mientras hablaban.
Un pensamiento cruzó por su mente de que tal vez debería haber
reemplazado sus propias bebidas con agua cuando vio a Luke mirándolo a
través de sus pestañas y sonriendo. Remy quería estar seguro de que no
estaba imaginando los toques casuales o la forma en que la mano de Luke
acariciaba el cuello de su botella de cerveza, o lamiendo sus labios mientras
Remy hablaba. Pero no había duda de que habían gravitado juntos en el sofá
hasta donde estaban tan cerca que era fácil inclinarse sobre el vacío entre
ellos y depositar un beso en los labios de Luke. Fue suave pero confiado.
Remy quería que Luke supiera que él sabía lo que estaba haciendo. Quería
lamer los lúpulos y condimentos de él. Quería comérselo vivo si Luke se lo
permitía.
Por un momento, el corazón de Remy estuvo en su boca, pensando que
Luke no iba a devolverle el beso, sus labios cálidos y flexibles contra él. Pero
si él correspondió, el gesto fue tan fugaz, que casi no contó. No cuando Luke
se apartó de él, rompiendo el contacto y murmurando: – Lo siento, lo siento.
Remy respiró profundo y soltó el aire de manera uniforme. Su corazón
latía con fuerza en su pecho, sabiendo que estaba tan cerca. Paciencia.
Puedes hacer esto, Remy.
Se sentaron allí el tiempo suficiente para que Remy hiciera su punto,
pero no lo suficiente como para que temiera que Luke se levantara y se fuera.
- No es por conveniencia. – Remy dijo finalmente. Tuvo el efecto
deseado. Luke levantó la vista del suelo, aparentemente confundido. Remy
se aclaró la garganta. – No es que seas conveniente, como, quiero decir, es
un poco agradable que ambos seamos gays y tú vives justo al lado, pero no
es por eso que lo hice. Te besé. Quiero decir, me gustas. Mucho. Por eso. Yo
sólo… no quiero que pienses que ando besando a todos mis amigos.
La expresión abierta de Luke se arrugó como si estuviera sufriendo,
frunciendo el ceño hacia el espacio entre ellos como si lo hubiera ofendido.
– Sé que sólo… no estoy buscando nada en este momento. Una relación.
De alguna manera Remy se las arregló para encogerse de hombros y
lucir desconcertado. – Depende de tu definición de relación, ¿cierto? ¿No es
una relación lo que tenemos ahora?
Luke soltó una carcajada y tomó un trago de su botella. – No seas tonto.
Sabes a lo que me refiero.
- Sí. – Remy dijo en voz baja. – Sí, lo sé. Aunque me desconcierta,
porque seamos sinceros, soy una gran captura.
La risa que dejó escapar Luke y la forma en que se relajó de nuevo en los
cojines hizo que Remy se endureciera, la forma sutil en la que se estaba
rindiendo, cediendo. – Oh, soy muy consciente de eso. Es solo que… estuve
en una relación bastante seria y salió mal. Realmente mal. No estoy seguro
de estar listo para pasar por eso de nuevo.
Remy quería reír sorprendido. Pero se las arregló para mantener su voz
firme y gentilmente inquisitiva cuando preguntó: – ¿Quieres hablar de eso?
- No. – Luke resopló. – Realmente no.
- No pudo haber sido tan malo. – Remy negó con la cabeza y se sentó
más recto. – En realidad, ¿qué diablos sé? Ignórame. Mi última relación no

ALEX JANE 53
EL DEMONIO DE AL LADO

fue apenas de corazones y flores.


- ¿Sí?
- Sí.
- ¿Quieres hablar de ello
Tocando la etiqueta de su cerveza, Remy se encogió de hombros. –En
realidad no. No quiero que pienses mal de mí.
Las cejas de Luke se alzaron. – Wow. Tú fuiste el malo, ¿eh?
- No, no exactamente. – Remy hizo una mueca. – Simplemente no un
gran juez de carácter.
Obtuvo exactamente la reacción que estuvo esperando. Luke hizo una
pausa, su lenguaje corporal se suavizó, rezumando empatía. Se giró
levemente en su asiento. – Sí, conozco ese sentimiento. Es difícil cuando
alguien resulta no ser quien pensabas. – Remy asintió, recogiendo un hilo
suelto que salía de la costura de sus pantalones y esperó. Sin embargo, Luke
no lo hizo esperar mucho. – ¿Qué hizo el tuyo?
Suspirando, Remy se movió en su asiento. – Infidelidad principalmente.
Resulta que teníamos un amigo en común.
- No suena tan mal.
Remy logró soltar una carcajada, aunque era amarga y fría. – Bueno, el
amigo era mi terapeuta.
Luke hizo una mueca. – Incómodo.
- Y su marido. – Remy sonrió, pero sabía que era solo una forma que
estaba haciendo su boca, que no llegaba a sus ojos.
- Mierda. – Luke susurró. Luego se acercó y tomó la mano de Remy. Su
piel era suave cuando curvó sus dedos alrededor de los de Remy, y estaba
ligeramente húmeda por la condensación de la cerveza que había estado
sosteniendo. – Los hombres son bastardos. No puedes confiar en ellos.
El sentimiento hizo reír a Remy a pesar de que era doloroso admitirlo.
Sin embargo, pensó que no debería detenerse allí. Mejor sacarlo todo
mientras tuviera la oportunidad. – Lo peor fue que no lo rompí de
inmediato. Lo amaba, pero, aun así, tal vez soy el bastardo.
Luke le apretó la mano. – Lo dudo. Aunque creo que todavía te gano en
ese frente.
Remy negó con la cabeza. – Lo dudo. – Luke inclinó la cabeza y miró
hacia otro lado. – Vamos, entonces. Quid pro quo. – Luke se rio, amarga y
fríamente, pero Remy solo tiró de su mano. – Será mejor que me lo digas
antes de que recobremos la sobriedad y pierdas los nervios. ¿Qué hizo el
tuyo?
La espera fue insoportable. Ver a Luke luchar con sus dudas, su sentido
de autoconservación y las emociones que cruzaban su rostro fue una agonía.
Valió la pena.
- Él asesinó a alguien.
- ¿Él hizo qué? – Luke comenzó a alejarse, pero Remy se aferró a su
mano. – Lo siento, yo sólo… ¿quieres decir como en un accidente de coche
o algo así?
Luke negó con la cabeza. – No. Realmente lo amaba y pensé que éramos
felices. Normal, ¿sabes? Entonces, un día, recibí una llamada telefónica para
decirme que entró en una estación de policía y se entregó. Confesó…
Remy soltó la mano de Luke entonces, levantándola para cubrir su boca.
Podía oler el sudor de Luke en sus dedos. – ¿Cuándo pasó?
Luke suspiró profundamente y juntó las manos cuando se inclinó hacia
adelante para descansar los brazos sobre las rodillas. – Hace casi dos años.
No sabía qué hacer. La gente… la gente no te mira de la misma manera
después. Pensaron que tal vez yo lo sabía o que… lo ayudé. Tuve que salir de
allí, así que sólo me fui. Vine aquí. Empecé de nuevo. Jesús, no sé por qué
te estoy diciendo esto.

ALEX JANE 55
EL DEMONIO DE AL LADO

Remy lo sabía y estaba empezando a arrepentirse, dada la agonía que la


confesión parecía estar causando a Luke. Pero luego su cerebro comenzó a
hacer esa cosa en la que se aferraba a un detalle y no podía, no podía, dejarlo
ir. – ¿Hace dos años… cuando estabas en Nueva York? – Luke había
mencionado vivir allí de pasada un par de veces, por lo que parecía
razonable hacer la pregunta.
Luke asintió ajeno al salto que Remy estaba a punto de dar.
- Oh, Dios mío, Sonny Wilder. – La cabeza de Luke giró bruscamente al
oír el nombre, sus ojos se agrandaron por el miedo, pero Remy no pudo
evitar susurrar: – ¿Me estás diciendo que estabas con Sonny Wilder?
Luke se levantó del asiento y se dirigió hacia la puerta, pero Remy fue
más rápido, a pesar de que su cabeza se extendía por el alcohol. Bloqueó el
camino, acercándose a Luke, diciendo – Lo siento, lo-lo siento, ¿de acuerdo?
No te vayas. No quise… – Sus manos temblaron, pero su mirada permaneció
firme. – No diré nada, lo juro. No lo hice, quiero decir, solo leí lo que había
en los periódicos, pero ni siquiera te mencionaron. No tienes ningún motivo
para esconderte de mí ahora.
- No es tan fácil. – Luke murmuró, pasando sus manos por su cabello. –
Siempre estoy dudando de mí mismo. No confío en mis propios ojos o en mi
juicio. Lo amaba y resultó ser una especie de… ¿Ves? ¿Ves por qué tengo que
decirte que no? ¿A pesar de que me gustas? ¿Te quiero?
Remy dio un paso adelante, el temblor en sus manos disminuyó,
sonando confiado y seguro. – Te lo prometo, Luke, no soy como él. Puede
que no sea perfecto, pero definitivamente no soy como él. Puedes confiar en
mí.
CAPITULO CUATRO

Fue difícil ver partir a Luke. Aún más difícil cerrar la puerta cuando
desapareció de la vista. Tal vez Remy no hubiera podido dejarlo ir si no
hubiera podido subir corriendo las escaleras, abrir la puerta de su oficina y
encender los monitores de su computadora. Cobraron vida, y Remy solo
tardó unos segundos en presionar las teclas correctas y tener la transmisión
en vivo de las cámaras de vigilancia frente a él.
Luke ya estaba en la cocina para entonces, bebiendo un gran vaso de
agua sobre el fregadero. Comprobó su pulso cuando terminó y se frotó
violentamente los ojos. Remy pensó que podría caminar o llorar o algo, pero
Luke solo se acercó a su habitación, se desnudó mientras caminaba y cayó
desnudo en la cama.
Remy se relajó en su silla mientras observaba el pecho de Luke subir y
bajar, la inhalación-exhalación se ralentizó gradualmente a medida que se
deslizó hacia la inconsciencia. Ya se había convertido en un hábito: ver a Luke

ALEX JANE 57
EL DEMONIO DE AL LADO

dormirse. Era, a la vez, relajante y enloquecedor, estar allí con él en ese


momento, pero todavía demasiado lejos para sentir las suaves bocanadas
mientras su respiración se ralentizaba o el cambio en la temperatura de su
piel.
Esa noche fue diferente. Normalmente, Remy se relajaría junto con él;
imaginando cómo sería quedarse dormido con la cabeza sobre el pecho de
Luke o con las piernas enredadas. Pero después de su conversación, y la
asombrosa confesión de Luke, incluso si estuviera en posición de acostarse
junto a su amigo, Remy no lo habría aceptado. Él estaría haciendo esto
mismo: ver a Luke quedarse dormido, con un puño ligeramente curvado
sobre su boca, preguntándose en qué diablos se había metido.
Fue el beso lo que realmente le molestó. Había esperado intimidad,
incluso la había planeado, pero algo en la forma en que sucedieron las cosas
lo molestaba. Y no solo porque la velada no se desarrolló como quería. Sabía
que el beso sería bueno, supuso que Luke también lo rechazaría, sabía que
tendría que revelar un pequeño sucio secreto para que Luke se abriera, pero
sucedió… mal. Se suponía que debía encantar a Luke, no necesariamente
llevarlo a la cama, pero lo suficientemente cerca, poner su mano sobre la
verga del chico, al menos. Pero no sucedió de esa manera y Remy no pudo
entender exactamente por qué.
El beso fue perfecto, tan perfecto de hecho que Remy perdió la
concentración. Quizás por eso soltó el nombre de Sonny Wilder. Fue
impactante. O al menos sorprendió a Luke lo suficiente como para que se
cerrara. No es que tampoco hubiera inquietado a Remy. Fue lo último que
Remy esperó y de alguna manera perdió el hilo. Había perdido una
oportunidad, había dejado que Luke se despidiera sin protestar y lo dejó ir
sin conseguir lo que quería.
Tenía que deshacerse de sus dudas, volver a meter la cabeza en el juego
y no dejar que esta metedura de pata confesional lo desviara del rumbo.
Podría haber sido más suave, pero empujó eso atrás. Podría hacerlo
funcionar.
Al menos, pensó que podía. Tal vez hubiera podido hacerlo, pero por
alguna razón, a partir de ese momento, Luke parecía estar escapándose de su
agarre.
A la mañana siguiente, Remy pensó que podría atrapar a Luke cuando
se iba al trabajo, tranquilizarlo un poco y tal vez preparar el terreno para otra
cita. Quizás podría cancelar la suscripción de cable de Luke o meterse con su
camioneta nuevamente para ablandarlo. Pero cuando llegó a la puerta
principal, Luke ya estaba saliendo de su camino de entrada. La conmoción
debió mostrarse en el rostro de Remy si el asentimiento avergonzado y algo
culpable que Luke le dio mientras pasaba conduciendo fue algo por lo que
pasar.
No terminó ahí.
Dondequiera que Remy supiera que se suponía que estaba Luke, no lo
estaba. Y donde no debería estar, aparecía como si fuera la cosa más natural
del mundo. Chocar con Remy en el supermercado, sin inmutarse, aunque sin
entusiasmo, al verlo pasar por la sección de frutas y verduras. Saliendo del
lugar de los Roberts cuando Remy estaba a punto de llamar a la puerta.
Caminando por la oficina de correos cuando Remy estaba recogiendo un
paquete de su apartado de correos. Fue más que un poco inquietante.
Lo que Remy imaginó que era un problema técnico, un pequeño error
de su parte al principio, al final de la semana no tenía ninguna duda de que
su error debió haber iniciado una cascada de idioteces, ya que, incluso con
todos sus rastreadores y cámaras no podía seguir al hombre durante más de
cinco minutos, y estaba viviendo en un constante estado de sorpresa. Peor
aún, apenas había podido decirle más de dos palabras a Luke en todos sus

ALEX JANE 59
EL DEMONIO DE AL LADO

encuentros aleatorios, y mucho menos comenzar a reparar el daño que había


causado. Su tiempo siempre parecía estar fuera de lugar y las reacciones de
Luke hacia él eran erróneas. Simplemente no estaba siguiendo el patrón, el
que Remy había trabajado tan duro para documentar. Incluso después de
que finalmente pudo arrinconar a Luke cuando llegó una noche y
gentilmente se ofreció a llevarlo a tomar un café — “Solo para charlar. Tienes
que saber que esto no cambia nada para mí, Luke. Aún soy tu amigo.” – Luke
lo había despedido, cortésmente por supuesto, pero, aun así, Remy se había
ido a casa y había atravesado la pared con el puño. Había pasado treinta
minutos colocándose hielo en la mano antes de admitir que ya no podía hacer
esto. No sin ayuda.

POCOS días después, se deslizó hacia el jardín mientras Lucas envolvía el


cable alrededor de su cortacésped, listo para volver a ponerlo en el garaje.
El olor a hierba cortada y jazmín era celestial cuando se acercó a la puerta.
Luke lo miró con el ceño fruncido de esa manera que la gente a veces
lo hacía, pensando que algo andaba mal, pero sin poder decir qué. Al menos,
Remy esperaba que fuera así.
- Hey. – Remy dijo, metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans.
Luke asintió con la cabeza, pero volvió a lo que estaba haciendo. Remy se
aclaró la garganta. – Mira, solo quería hacerte saber que me iré por unos
días.
- ¿Todo bien?
Remy se encogió de hombros. – Sí. Solo una cosa de trabajo.
- Está bien. Mantendré un ojo en el lugar por ti.
- Gracias. Cuando vuelva, hablaremos, ¿no? – Luke suspiró
profundamente y puso sus manos en sus caderas, pero Remy lo interrumpió
antes de que pudiera rechazarlo. – No, de verdad. Sé que piensas que esto
cambia algo, pero te juro que no. El pasado es el pasado en lo que a mí
respecta. No me importa eso. Y cuando regrese podré demostrártelo.
- ¿Ah, sí? – Luke se movió, mirando sus pies.
Remy se erizó hasta que vio la leve curva en los labios de Luke y el
brillo en sus ojos cuando lo miró. Soltando una carcajada, Remy cruzó los
brazos sobre el pecho y asintió con torpeza. – Sí.
- ¿Y cómo vas a hacer eso? – Sonaba exactamente como un desafío.
- Ya verás. – Remy dijo con confianza mientras se alejaba. – Te veo el
domingo.
No obtuvo respuesta y tampoco la buscó.

EL viaje sería largo. Volar no era una opción, no cuando permanecer bajo el
radar era esencial. Que la AST3 lo palpara, que le tomaran una foto y que se
registrara su ubicación eran demasiado llamativos para lo que tenía en
mente. Estaba preparado, había estado preparado para esto durante mucho
tiempo. Había muchas pequeñas cosas que tener en su lugar. Cosas como
instalar temporizadores para todas sus luces y la televisión,
independientemente de si estaba en casa o no, por lo que sus luces se
encendían a la misma hora todos los días y sonaba como si alguien estuviera
en casa, incluso cuando no lo estaba. Era un recorte de cartón con ruedas
lejos de Home Alone4, pero funcionó. Otra precaución era asegurarse de
haber estacionado su auto en el garaje y nunca lo había dejado en la calle

3 La TSA por sus siglas en inglés, Administración de Seguridad en el Transporte es una agencia del
Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que gestiona sistemas de seguridad en los
aeropuertos, en los Metros y en los ferrocarriles norteamericanos que se implantó tras el atentado del 11 de
septiembre de 2001.

4 Sólo en Casa, Mi Pobre Angelito, película icónica de Macaulay Culkin.

ALEX JANE 61
EL DEMONIO DE AL LADO

desde el primer día. Solo ser visto cuando él quería ser visto. Este tipo de
engaño había sido una forma de vida durante algún tiempo, pero ayudaba en
momentos como estos cuando tenía que estar fuera por un tiempo y no
quería que nadie pudiera recordar ningún detalle de su ausencia. Era mejor
sembrar temprano las semillas de la duda y mantenerlas calientes.
Otras cosas tenían que estar bien sincronizadas. Guardar dinero en
efectivo en montones y montones para poder pagar la gasolina y las
habitaciones de motel sin tener que retirar grandes cantidades de su cuenta
bancaria de una sola vez. Teñirse el pelo era fastidioso. No le gustaba la forma
en que su viejo estilo se veía en él ahora que estaba acostumbrado al color de
Remy. Pero era necesario, así que lo tragó. No importaba que la peluca que
usaba, una que daba una buena aproximación a la apariencia que Remy había
tomado antes de mudarse a Pittsburg, funcionó lo suficientemente bien como
para engañar a los vecinos desde la distancia y, con suerte, a Luke de cerca
durante los pocos minutos que duró su conversación sobre la valla antes de
que se fuera. La cosa le hacía sudar la cabeza hasta que le picaba y la odiaba.
El viaje fue bastante agradable. Partió hacia el sur por la mañana y
llegó a Carolina del Norte al anochecer. Decidiendo no alquilar una
habitación de motel, terminó durmiendo en el auto en una calle secundaria
durante unas horas antes de continuar. Cuando llegó a Jacksonville, ya era
tarde.
El motel que encontró era agradable. No demasiado cutre pero
tampoco demasiado atento a su clientela. La habitación doble que alquilaba
estaba casi limpia, aunque no querría encender una luz negra pronto. La
alfombra era de un beige jaspeado, e incluso podría haber comenzado de esa
manera, aunque el papel de la pared se estaba rizando en algunos lugares. Le
tomó dos minutos cerrar la puerta y revisar las ventanas, y luego se derrumbó
en una de las camas y durmió entre los ruidos del tráfico de la carretera
cercana hasta el anochecer. Cuando se despertó, pidió dos pizzas del local
que dejó un menú en la mesita de noche, que resultó ser bastante bueno, se
dio una ducha y luego se metió en la otra cama para mantener las apariencias
con la limpieza, y volvió a caer dormido.
Cuando sonó la alarma a la mañana siguiente, Remy ya estaba
despierto, mirando al techo, ensayando cómo se desarrollaría el día en su
cabeza. No se dio cuenta de que le temblaban las manos hasta que dejó caer
la pasta de dientes por la camisa de dormir y por todo el fregadero.
Afortunadamente, había logrado controlarse antes de tener que ponerse un
nuevo par de lentillas de colores. Le gustaban tanto como llevar la estúpida
peluca, de la que estaba muy agradecido de deshacerse durante el día.
El traje era nuevo. O mayormente nuevo. Lo había usado en la casa
varias veces y lo envió a la tintorería para airearlo un poco, pero el estilo
estaba más actualizado. Había contemplado sacar el anterior, pero cuando
inevitablemente se revisarán las imágenes de seguridad, no quería que lo
vieran vistiendo los mismos trajes que hace dos años. Su credencial del
Colegio de Abogados se había mantenido actualizada y las cartas del bufete
de abogados estaban todas en regla. Cerró el maletín y miró una vez más su
corbata en el espejo. Le pareció algo divertido, aunque un poco extraño,
mirar en el espejo y no ver a Remy, sino a Ray, mirándolo fijamente.
Había sido Ray durante poco más de tres años, pero no había pensado
mucho en él desde que se mudó a nuevos pastos. No le echaba de menos —
el consumo excesivo de alcohol, las largas horas de trabajo — lo único bueno
que salió de su situación fue conocer al Dr. Byrne y darle un giro a su vida. O
más bien convertirse en Remy. Al menos Remy tenía una oportunidad con
Luke. Luke nunca le habría dado a Ray la hora del día, y mucho menos le
habría abierto el corazón.
Al salir de la habitación, Remy no salió de su camino para llamar la

ALEX JANE 63
EL DEMONIO DE AL LADO

atención sobre sí mismo. Sin embargo, siempre era mejor pecar de cauteloso.
Fingir ser dos hombres compartiendo una habitación ayudaba enormemente
cuando entrabas como un hombre y salías como otro. Tomó un taxi hasta el
aeropuerto. Después de ir al baño para cambiarse de abrigo y retrasar un
poco más a cualquiera que lo buscara, fue directamente al punto de alquiler
de autos más cercano. Ray todavía tenía un crédito bastante bueno gracias a
un poco de indagación en el sistema bancario, por lo que su tarjeta de crédito
no causó problemas.
El viaje a Raiford fue sencillo. Además, había estado antes. Se había
dicho a sí mismo que las visitas eran simplemente para sentar las bases, pero
la emoción que lo atravesaba cuando entró en el estacionamiento hizo que
fuera difícil negar que quería estar allí.
Ya hacía suficiente calor como para recordar por qué detestaba
Florida, el calor que irradiaba el amplio y llano estacionamiento tenía la
camisa pegada a la espalda debajo de la chaqueta cuando lo llamaron a la
recepción, a pesar de que apenas eran las nueve de la mañana.
El guardia de turno era mayor y parecía experimentado. Aun así,
levantó las cejas cuando Ray le dijo a quién necesitaba ver.
- No estás tratando de sacarlo, ¿verdad?
Ray se rio, dejando que un poco de Nueva Jersey se filtrara en su voz
mientras murmuraba: – ¿Por qué demonios querría alguien hacer eso?
El guardia gruñó y le indicó que pasara a los casilleros. Guardó sus
llaves y billetera, y luego se quitó los zapatos y se quitó la chaqueta mientras
el oficial asignado a él revisaba su maletín, sacando un bolígrafo y algunos
clips que había dejado allí accidentalmente a propósito. Ray se había reunido
con el guardia la última vez que estuvo en la ciudad y fue amable,
conversador, pero profesional. Habían salido a tomar unas copas y Ray le
había dado una mamada antes de que el tipo se dirigiera a casa con su esposa
e hijos. En cuanto al trabajo de base, no lo había odiado. También ayudó que
el guardia en cuestión parecía estar buscando una actuación repetida a juzgar
por la forma en que se tomó un poco de tiempo extra para pasar sus manos
por el cabello de Ray y sobre la hinchazón de su trasero. Ray se inclinó hacia
el toque, pensando que debería aprovechar cualquier cosa que le ayudara a
calmar sus nervios. Y las fichas de negociación nunca hacían daño.
El viaje entre el área de búsqueda y la sala de reuniones fue una
interminable ronda de puertas, timbres y cerraduras. Los fuertes ecos de sus
pasos y el ajetreo habitual de la vida en prisión hicieron que a Ray le doliera
la cabeza cuando llegaron a la habitación.
- Ya conoces el ejercicio. – Le recordó su escolta. – Él estará pronto.
- Gracias. ¿Te veo luego?
El guardia sonrió. – Seguro. Más tarde. – Luego cerró la puerta con un
ruido metálico.
Remy respiró hondo, tratando de no ceder a la claustrofobia. La
habitación no era pequeña de ninguna manera. La mesa atornillada al suelo
en el centro de la habitación era lo suficientemente grande como para que
quien estuviera a un lado no pudiera cruzarla. De hecho, tenía una línea
pintada en el centro que a Remy le habían informado que bajo ninguna
circunstancia se permitía cruzar. No había ventanas, salvo los pequeños
paneles de vidrio reforzado de las puertas que se reflejaban entre sí en lados
opuestos de la habitación. Remy miró las cámaras de seguridad en las
esquinas del techo, sabiendo que estaba siendo observado y esperando que
su emoción se convirtiera en nervios.
Sacó la silla del visitante, se puso cómodo, sacó una pila de papeles de
su maletín y los dejó sobre la mesa, y esperó.
La primera vez que pasó por este proceso, casi se desmayó de ansiedad,
pensando que lo atraparían, que alguien lo sabría, que el Dr. Byrne solo

ALEX JANE 65
EL DEMONIO DE AL LADO

estaba jugando con él y estaba tratando de que lo atraparan para salvar su


propia piel. Pero ahora lo sabía mejor.
Remy se ajustó la corbata y se aclaró la garganta de nuevo, casi
estirándose para enderezar la pila de papeles en la mesa frente a él antes de
pensarlo mejor y poner sus manos en su regazo nuevamente. Pensó que
estaba bien verse un poco nervioso. Nadie sabría que eran las cámaras sobre
él, en lugar del hombre que estaba a punto de ver, lo que le hacía sudar las
palmas de las manos.
El timbre sonó fuerte, haciéndolo saltar. Mirando hacia la pesada
puerta, se abrió lentamente. El prisionero que lo atravesó estaba esposado,
con las manos apretadas frente a él, unidas al ancho cinturón de cuero que le
rodeaba la cintura. Se movió lentamente, la cadena corta entre los grilletes
de sus tobillos apenas le permitía algún movimiento. Había una barba
incipiente sobre su barbilla y su rostro parecía desnudo sin las gafas de
montura oscura que Remy estaba tan acostumbrado a ver.
Los dos guardias que flanqueaban al hombre lo llevaron a la silla del
otro lado de la mesa, tomándose su tiempo para esposarle las manos a un
extremo de la cadena que atravesaba el agujero en el centro de la mesa y los
pies al otro.
Mientras retrocedían, uno dijo: – Tienen una hora. Podemos verlos,
pero el sonido está apagado. Si necesitan algo, simplemente golpeen la
puerta. Estaremos afuera.
El prisionero giró levemente la cabeza y dijo en voz baja: – Gracias,
Charlie. – Su voz era tan suave y tranquila como Remy recordaba.
Charlie asintió con la cabeza, pero el otro guardia se burló. – ¿No hay
un gracias para mí?
El prisionero no se molestó en responder, pero la mirada que le dirigió
hizo que la sangre de Remy se congelara. Terminó conteniendo la respiración
hasta que la puerta se cerró.
- Entonces. – Dijo el prisionero con un suspiro. – Déjame mirarte.
- Gracias por recibirme, Dr. Byrne. – Remy se enderezó y casi quiso
llorar de alivio.
El Dr. Byrne frunció el ceño. – Preferiría que no me llamaras así. Jack
está bien.
- Lo siento, yo no… – Remy tragó saliva, sintiendo como si ya la hubiera
cagado.
- Remy, está bien. Bien podría mantener esto informal, en cualquier
caso. Siendo como es la última vez que te veré. O al menos asumo…
Remy dejó escapar el aliento que estaba conteniendo con un enfático
“Sí”.
- ¿Lo encontraste?
- Hice.
Como atrapado en un momento de felicidad, los ojos de Jack se
cerraron. – ¿Cómo… cómo está?
Remy no sabía por dónde empezar. – Es… hermoso. Justo como dijiste
que sería. Hermoso y tan dulce, apenas sé qué hacer conmigo mismo.
Una lágrima rompió el rabillo exterior del ojo de Jack, se filtró en sus
patas de gallo, mojando la piel allí. – Está bien. – Susurró. – Él está bien.
Asintiendo enfáticamente, Remy comenzó a mover los papeles, al
menos tratando de parecer como si estuvieran discutiendo algo oficial. –
Lo está. Muy bien. No duerme lo suficiente, pero está comiendo bien y no
ha tenido ni siquiera un resfriado en más de un año. ¿Puedo conseguirte sus
registros médicos si lo deseas?
Sacudiendo la cabeza, Jack sonrió, con tristeza en sus ojos. – No.
Gracias, Remy. Cuéntame sobre tu progreso.
Remy se pavoneó bajo la atención y lo acompañó a través del

ALEX JANE 67
EL DEMONIO DE AL LADO

programa y le dijo que se había preparado. La mayoría de los papeles y


fotografías que traía eran una tontería, pero había algunos que tenían
significado. Había pasado mucho tiempo tomando fotografías de nada,
simplemente para poner a Luke en segundo plano, en el trabajo, en casa.
Algunas de las tomas tenían pantallas o superficies reflectantes, que había
manipulado para mostrar imágenes fijas de la vigilancia de la casa. Para el
observador casual, las imágenes ocultas no se habrían registrado, por lo que
no había peligro de que los oficiales echaran un vistazo rápido durante sus
controles. Pero Jack sabía lo que estaba buscando, especialmente cuando
Remy estaba ahí para señalarlo. Era frustrante, Remy podía decir, no solo
que Jack no podía ver las imágenes originales, sino que no podía tomar las
fotos en sus manos, solo podía mirarlas desde la distancia.
- Mmmm, me gusta este. – Las esposas mordieron dolorosamente las
muñecas de Jack mientras se esforzaba por acercarse. Era una toma amplia
de una calle, pero en la esquina de una de las fachadas de las tiendas había
un reflejo: una imagen de Luke masturbándose en su cama, con la cabeza
echada hacia atrás contra las almohadas y su erección sobresaliendo de su
puño.
Remy tragó saliva. – Me alegro.
- ¿Viste esto?
- Sí. – Susurró.
- ¿Te tocaste?
Remy asintió, incapaz de encontrar su voz.
Jack dijo de nuevo. – ¿Ya has tenido… intimidad con él?
Remy tuvo que aclararse la garganta. – Lo besé.
Una leve sonrisa tiró de los labios de Jack. – ¿Y cómo sabía? – Miró
hacia arriba cuando Remy no respondió, su expresión se convirtió en
preocupación cuando vio la desgana en el rostro de Remy. – ¿Pasó algo?
- Sí. Yo-yo lo besé y… – Remy respiró hondo, tratando de mantenerse
unido. – Bueno, él… él me dijo. Acerca de ti.
Jack se dejó caer hacia atrás en su silla como si le hubieran cortado
las cuerdas. – ¿Él te dijo?
Remy se frotó la frente y se horrorizó al encontrar su piel sudorosa. –
Me dijo lo suficiente como para que yo no pudiera fingir no saber de quién
estaba hablando.
Remy pensó por un momento que Jack podría llorar. Nunca lo había
visto tan afectado. Fue sorprendente en cierto modo. Todo el tiempo que lo
había conocido, cuando Remy comenzó a ver al Dr. Byrne como un paciente,
durante todo el juicio, cuando se supo que el Dr. Jack Byrne era uno de
muchos alias, y que Jackson Wilder prefería que lo llamaran Sonny por sus
víctimas, a través de las amenazas de muerte y la sentencia, Remy nunca lo
había visto más que tranquilo, profesional y en control. La forma en que el
hombre frente a él se estaba desmoronando, su pecho respiraba entre
sollozos, su rostro se arrugaba por el dolor; era la primera vez que Remy
realmente le tuvo miedo, pensando que finalmente podría perder el control.
Jack se sentó allí, roto por un tiempo antes de toser y sentarse como
si nada hubiera pasado. Extendió sus manos lo mejor que pudo sobre la
mesa y dijo con calma: – Podrías haberme dicho todo esto por teléfono,
Remy. ¿Por qué estás aquí?
- Yo solo… desde que me lo dijo, me ha estado evitando. No puedo
tenerlo solo por más de un minuto, no importa lo que haga. Está rompiendo
todos sus patrones y siento que lo estoy perdiendo. Necesito su ayuda, Dr.
Byrne. Y, además, le debo esto. Me ha encomendado esta tarea, esta
responsabilidad, y no quiero defraudarlo. Lo mínimo que podía hacer era
traerle esto.
Había guardado lo mejor para el final. Sacando la fotografía de la pila,

ALEX JANE 69
EL DEMONIO DE AL LADO

la empujó hacia adelante. No había escondido esta. Luke estaba allí, sencillo
como el día, apoyado contra una pared, con el teléfono celular pegado a la
oreja, riendo.
Un pequeño sonido salió de la garganta de Jack cuando Remy deslizó
la fotografía por la mesa. Se esforzó hacia adelante para ver, sus ojos
brillaban con pura emoción y no poca tristeza. Remy sintió tanta pena por él
en ese momento, sabiendo que fácilmente podría estar él al otro lado de la
mesa. Acercó la imagen cada vez más. Cuando casi tocó la línea, un altavoz
cobró vida. – Eso es suficiente, señor. No cruce la línea.
Remy hizo una mueca y se volvió hacia la cámara para pedir disculpas.
Sin embargo, Jack no apartó los ojos de la imagen.
- ¿Qué es lo único que siempre te pedí durante nuestras sesiones,
Remy?
- Um… honestidad. – Remy se movió en su asiento.
Jack sonrió, solo un poco. – Dime algo honesto.
Remy tragó saliva. Sabía lo que quería. – Hay un guardia. Lyle Ascot.
Jack asintió lentamente. – Lo conozco. Creo que su esposa acaba de
tener un bebé.
- La última vez que estuve aquí, fuimos a tomar algo.
- ¿Te jodió?
Remy negó. – No. No como… sólo una mamada.
- ¿Entonces te jodió la boca?
Remy asintió. – Me tocó cuando me registró hoy. Y me preguntó si
pasaría la noche.
Jack asintió y juntó las manos. – ¿Y…?
De repente hizo calor en la habitación. Remy tocó su cuello y se aclaró
la garganta de nuevo. – Me gustó… cuando me puso las manos encima.
Esperaba que tú también lo disfrutaras. Me costó pensar en contártelo.
Jack lo examinó de cerca por un momento, aunque pareció una
eternidad la forma en que Remy se sintió como un insecto bajo un
microscopio. Cuando Jack finalmente se recostó, Remy exhaló un suspiro de
alivio. – Viniste aquí por mi consejo. Esto es todo lo que puedo decirte. Te
pedí que hicieras algo importante, como dijiste, pero supongo que lo vital es
que no pierdas de vista lo que realmente es importante.
Remy estuvo confundido por un momento, pero luego murmuró –
Honestidad. – Fue agradable cuando Jack asintió.
- Hicimos un buen trabajo, creo, en tus sesiones. No quiero que
desperdicies eso. Úsalo. Eres un mentiroso, Remy, uno de los mejores. Usas
tus habilidades para llegar a lugares donde no deberías estar y ver cosas que
nunca deberías saber. Y estoy muy contento de que hayas llegado a entender
que es un regalo en tu caso. Pero hay un momento para el engaño y un
momento para la honestidad. Y ahora es el momento de decir la verdad. –
Remy quería protestar, exponer sus planes y su línea de tiempo y todos los
preparativos que había hecho, pero una mirada de Jack lo silenció. – Me
prometiste que te encargarías de esto por mí. ¿Estabas mintiendo entonces?
- Dios, no, yo nunca…
- Entonces cuida de él, Remy. Muéstrale. Sé que fallé, pero… sé que no
me decepcionarás.
Jack miró a la cámara en la esquina y en segundos la puerta sonó y los
dos guardias de antes entraron. Remy se apresuró a recoger todos los
documentos mientras sacaban a Jack de las esposas de la mesa.
- Aprecio su preocupación, Sr. Blumdale. – Jack dijo mientras lo
manejaban. – Pero ya no necesitaré sus servicios.
Remy hizo una mueca, en parte porque sabía que esto vendría, pero se
había distraído, pero también, no estaba seguro de estar listo para despedirse
todavía. – Ojalá lo reconsiderara, Sr. Wilder. Tal vez podría hablar con uno

ALEX JANE 71
EL DEMONIO DE AL LADO

de los socios…
- No te preocupes. – Jack fue arrastrado a ponerse de pie por los
hombres corpulentos a cada lado. Por alguna razón, sus esfuerzos parecieron
divertir a Jack. – Oh, una última cosa. ¿Sobre ese otro asunto? ¿Ya elegiste
un regalo?
Los guardias parecían un poco perplejos, pero Remy sabía
exactamente lo que estaba preguntando. – Sí, señor. Tengo el perfecto.
- Bien. – Jack asintió. – Bien. – Sonrió levemente y luego comenzó a
arrastrar los pies hacia la puerta incluso antes de que los guardias tuvieran
la oportunidad de moverlo.
Remy lo vio irse, conmocionado hasta que la puerta se cerró de golpe.
Solo tuvo unos segundos antes de que se abriera la puerta opuesta y su
escolta estuviera lista para sacarlo.
- ¿Todo salió bien? – Preguntó el oficial Ascot mientras caminaban
hacia los casilleros.
Remy soltó una carcajada, solo recordando que era Ray hablando,
cuando dijo – Si con estar bien, te refieres a ser despedido, entonces seguro.
- Sucede. ¿Quieres tomar un trago más tarde?
Remy sonrió para sí mismo, pero negó con la cabeza. – No puedo;
tengo que volver y ver si todavía tengo trabajo.
Lyle se encogió de hombros. – La próxima vez entonces.
- Claro. La próxima vez.

EL viaje de regreso a casa fue el espejo del que hizo para llegar allí. No tuvo
problema al volver al aeropuerto para dejar el alquiler y luego tomar un taxi
de regreso al motel. Tan pronto como regresó a su habitación, se desnudó y
se dio una ducha para quitarse el hedor de la cárcel de su piel. Había elegido
los lentes de colores mientras la ducha alcanzaba la temperatura,
enrojeciéndolos, pero el haber comenzado su transformación no le impidió
tomarse un largo momento para mirar el reflejo de Ray en el espejo. Tuvo
que limpiar el vapor de la superficie dos veces con grandes movimientos de
su mano, y luego usó la misma mano y su maquinilla de afeitar eléctrica para
limpiar los últimos rastros de Ray del planeta. Se enjuagó la cabeza calva
debajo del cabezal de la ducha cuando terminó.
Se vistió con las cosas de Remy y la peluca que picaba de Remy, que
era mil veces peor sin pelo debajo, y luego se dirigió a un restaurante a comer.
Todo el tiempo reflexionando sobre lo que el Dr. Byrne le había dicho: la
enormidad de sus responsabilidades y cómo iba a llevar a cabo sus últimos
deseos.
La siesta que tomó después de comer fue casi involuntaria, como
resultado de la adrenalina que abandonó su cuerpo, pero se despertó
sintiéndose descansado, miró la habitación, limpió todo lo que pensó que
podría haber tocado y revisó dos veces los desagües. Luego dejó caer la llave
en el escritorio y se dirigió a Pittsburgh cuando se encendieron las luces de
la calle.
Condujo durante la noche, se detuvo a tomar un café una o dos veces,
y luego tomó una breve siesta en algún lugar de Charlotte en una parada de
camiones. Se detuvo dos veces más para comer, pero hizo buen tiempo y
finalmente se detuvo en el camino de entrada al anochecer.
Las luces de la casa estaban encendidas como esperaba y podía
escuchar la televisión cuando salió de su coche. Una cosa que no esperaba
cuando salió del garaje a la habitación del sótano fue la ausencia de pitidos
en el panel de alarma cuando su mano se movió automáticamente para
teclear el número.
Eso y el olor químico de un trapo suave que le tapó la boca y la nariz y
una voz suave en su oído mientras el mundo se oscurecía.

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EL DEMONIO DE AL LADO

- No luches contra eso, cariño. Es peor si luchas.


CAPITULO CINCO

Fue el zumbido de lo que Remy se dio cuenta por primera vez. Era bajo
pero insistente y parecía venir de todas partes como si tuviera la cabeza en
un cubo de abejas. Intentar hablar fue un fracaso. Su lengua era espesa,
llenándole la boca, y cuando intentó tragar, su garganta estaba seca y
dolorida. No se le ocurrió que su malestar era otra cosa que la resaca más
extraña del mundo hasta que trató de darse la vuelta y volver a dormir. El
dolor en las muñecas y la garganta le hizo darse cuenta de que no solo estaba
sentado, sino que estaba bastante bien atado a una silla.
Tosiendo, abrió un ojo, haciendo una mueca cuando la luz lo alcanzó,
puntos brillantes estallaron alrededor de su visión periférica. Tomando una
respiración profunda, la conciencia de su entorno comenzó a fluir hacia atrás.
Estaba en su sótano, lo sabía con certeza por las paredes del enfermizo color
albaricoque, estaba atado a la vieja silla de madera de respaldo alto que tenía
allí abajo, con las piernas inmovilizadas en los tobillos y las rodillas, las

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EL DEMONIO DE AL LADO

manos atadas a los muslos y los codos atados a sus costados, con un cordón
alrededor de sus caderas, pecho y garganta, y sentado en la mesa frente a él,
vestido con jeans claros y una camiseta negra ajustada, estaba Luke.
O al menos se parecía a Luke. Remy lo miró entrecerrando los ojos
mientras abría el otro ojo, tratando de averiguar exactamente qué era
diferente. Fue solo cuando Luke se deslizó de la mesa, doblando ligeramente
la cintura para presionar sus dedos contra la arteria en el cuello de Remy que
entendió que era simplemente su lenguaje corporal lo que había cambiado.
- ¿Cómo están las náuseas?
Remy tosió de nuevo, la correa alrededor de su pecho dificultaba la
respiración completa que necesitaba. – Está bien. – Dijo con voz ronca.
Parpadeó un par de veces, deseando alejar la neblina. – Mi visión es… y el
zumbido…
Luke parecía despreocupado y retrocedió para volver a ocupar su lugar
en la mesa, subiendo las caderas antes de retroceder. – Eso pasará en un
minuto. – Sonrió levemente y Remy se horrorizó al ver que se veía tan…
amable. Preocupado. – Créeme, soy doctor. – Llorar era una opción, pero
Remy pensó que no quería agravar a su captor, así que mantuvo la
compostura. Al menos hasta que Luke dijo: – Bueno. Supongo que
deberíamos comenzar con las presentaciones. – Fijó a Remy con una mirada
que habría hecho que la vejiga de cualquiera se aflojara. – ¿Quién diablos
eres?
Esta era fácil. Él podría hacer esto. – Soy Remy.
Luke negó con la cabeza. – No.
- Sí, sí lo soy. He sido otra gente, pero te juro… – La mirada que recibió
en respuesta lo hizo reconsiderar y apretó la mandíbula cerrada.
Los ojos de Luke se entrecerraron, considerándolo. Algo en la fácil
capitulación de Remy pareció aplacar a Luke y puso los hombros en blanco.
– De acuerdo, podemos trabajar en eso. La pregunta más urgente en este
punto es… – Extendiendo la mano detrás de él, arrastró una caja de cartón
hasta el borde de la mesa. Haciendo una pausa por un segundo, miró hacia
arriba para medir la reacción de Remy mientras la empujaba por el borde y
una cascada de cámaras y receptores, cada uno que Remy había colocado en
la casa de Luke por su apariencia, cayeron alrededor de los pies de Remy. –
¿Quién te envió?
Un sollozo salió de la garganta de Remy antes de que pudiera
detenerlo. – Yo no…
Luke estuvo de repente sobre él; agarrando su barbilla con tanta
fuerza, Remy sintió sus uñas romper su piel con un pop. – No. – Luke
susurró. – No lo hagas.
Remy lo miró a los ojos, todo su cuerpo temblaba incontrolablemente.
Tenía miedo, mucho miedo, pero más que eso, era asombro, estar tan cerca,
saber que el cuerpo de Luke estaba a solo unos centímetros de distancia, y
que Luke podía verlo. Verlo de verdad. – El Dr. Byrne. – Susurró, su voz
entrecortada, saliva pegada a sus labios. – El Dr. Byrne me envió.
La expresión de Luke no cambió, pero el aliento explosivo y la forma
en que dejó caer la barbilla de Remy como si se estuviera quemando
ciertamente lo hicieron parecer sorprendido. Luke se dio la vuelta y se pasó
las manos por la cara, deteniéndose sólo un segundo para suspirar antes de
volverse.
- ¿Es ahí donde has estado? ¿Viéndolo? – Remy asintió. Luke volvió a
la mesa y volvió a su posición. – ¿Cómo? ¿Cómo entraste?
Remy tragó, su garganta todavía escocía por lo que sea que Luke le
había dosificado. – Como su abogado. – Luke pareció sorprendido y curioso,
por lo que Remy comenzó desde el principio.
- Realmente no sé cómo nos conocimos. Pensé que lo había elegido,

ALEX JANE 77
EL DEMONIO DE AL LADO

pero ahora me lo pregunto… de todos modos, creo que él sabía lo que iba a
pasar, que tendría que entregarse, así que hicimos un plan. Creé una
identidad para poder ser parte del bufete de abogados, o al menos aparentar
serlo cuando fuera a juicio. Solo lo vi un par de veces después de que lo
arrestaron.
¿Te envió tras de mí? – Luke parecía tranquilo sobre la admisión.
- Sí.
- ¿Qué tenía en mente?
- Él dijo, – la voz de Remy se quebró. – Dijo que me dejaría eso a mí.
Pero sabía que yo tengo lo que se necesita para cuidar de ti.
Las cejas de Luke se alzaron. – Él dijo eso. – Remy asintió, pero Luke
negó con la cabeza como si no creyera una palabra de eso. – Jackson, mi
Jackson, ¿dijo eso? – Remy asintió de nuevo, con tanta fuerza que el cordón
alrededor de su cuello raspó contra su piel ya irritada, y presionó su tráquea,
haciéndolo toser de nuevo. Luke ladeó la cabeza y frunció el ceño, mirando a
todo el mundo como un halcón. – ¿Has matado a alguien antes?
- No exactamente.
Luke rio. – Entonces, ¿qué estaba pensando?
- Yo-yo puedo espiar. Y p-planear…
- Sí, he visto tu estación de espionaje. ¿Entradas codificadas? ¿En
serio?
- Puedo analizar datos, predecir patrones a través de marcadores de
comportamiento…
- ¿Así que envió un mirón detrás de mí? Siento que debería sentirme
insultado.
- ¡Identidades falsas! Puedo hacer que los fantasmas aparezcan y
desaparezcan…
Remy casi gritó de miedo cuando Luke se lanzó de la mesa y se paró
entre sus piernas. Remy quería juntar sus rodillas para protegerse, pero no
pudo gracias a la cinta adhesiva que sujetaba sus tobillos a las patas de la
silla. No impidió que sus piernas lo intentaran de todos modos, esforzándose
infructuosamente contra sus ataduras.
Luke se hundió lentamente en cuclillas. Tocando con un dedo su
barbilla, miró a Remy, cuyo pecho se retorcía con una emoción que bordeaba
el pánico. Mocos y lágrimas empapaban su labio superior, le dolía la garganta
mientras trataba de inclinar la cabeza hacia abajo para mirar a Luke mientras
tocaba sus rodillas ligeramente.
- Dime. – Luke murmuró mientras recorría los muslos de Remy con
las yemas de sus dedos. – ¿Por qué Jackson está en prisión?
- No-no entiendo. – Remy dijo.
- Es una pregunta bastante simple.
Remy exhaló con fuerza cuando Luke encontró el bulto en su
entrepierna, a pesar de que su toque se mantuvo ligero. – Oh Dios. Yo… él se
entregó en…
- No. – Luke negó con la cabeza, rompiendo el contacto por un
segundo, antes de poner sus manos hacia abajo con más firmeza, amasando
la polla de Remy con brusquedad a través de la tela. – Dime por qué Jackson
está en prisión.
Remy parpadeó para eliminar las lágrimas que se formaban en las
esquinas de sus ojos. – Yo no… por los asesinatos…
Las manos de Luke se fueron de nuevo y Remy sollozó entonces. Luke
suspiró y pareció un poco decepcionado mientras abría los botones de la
bragueta de Remy uno por uno. – Última oportunidad.
Las lágrimas brotaron espontáneamente de los ojos de Remy; no podía
retenerlas. Su garganta se apretó tanto que no estaba seguro de poder hablar,
hasta que susurró: – Porque te amaba. Porque alguien notó el patrón. Los

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federales estaban a-acercándose tanto…


Luke metió la mano en la ropa interior de Remy, liberando su dura
longitud con poca delicadeza. Su toque era agonizante con lo duro y sensible
que Remy estaba. Cuando Luke comenzó a moverse, acariciando la espalda
del prepucio de Remy, revelando su cabeza oscura, Luke miró a través de sus
pestañas hacia la boca abierta de Remy y preguntó – ¿Entonces…?
Remy trató de tragar, pero su garganta estaba demasiado seca.
Tosiendo, dijo con voz ronca – Entonces, se sacrificó para que pudieras ser
libre. Está ahí porque quiere estarlo. Por ti.
Una sonrisa cruel torció los labios de Luke antes de que su lengua
saliera para lamerlos. – ¿Y qué hay de ti? ¿Harías eso por mí? ¿Lo harías?
- Sí. – Remy susurró, creyéndolo con cada fibra de su ser. – Sí. Te amo.
Haría cualquier cosa por ti.
Luke rio. – ¿Cualquier cosa, eh? Ya veremos.
Con eso, bajó la cabeza y se tragó a Remy entero. Remy gritó y siguió
llorando. No había ternura en lo que estaba haciendo Luke. Remy se
preguntó si era una recompensa o un castigo mientras la mano y la boca de
Luke trabajaban juntas para arrancarle el orgasmo. Ya había estado lo
suficientemente cerca como para que el contraste de las ásperas callosidades
secas de Luke y la succión húmeda, casi dolorosa, hiciera que sus bolas se
tensaran casi de inmediato. Remy se sacudió violentamente al correrse,
presionando contra sus ataduras mientras gritaba una y otra vez, solo se
quedó en silencio cuando alcanzó su punto máximo, empujando hacia arriba
para golpear la garganta de Luke mientras tragaba cada gota.
Remy no podía dejar de temblar, sus dientes castañeando en su cabeza
al ver a Luke caer hacia atrás para sentarse sobre sus talones. Al pasarse el
dorso de la mano por la boca, el rostro de Luke estaba impasible, casi
indiferente por lo que acababa de suceder.
- Le daré algo de crédito a Jackson. – Dijo en voz baja. – Tiene gusto.
O lo tenía.
Remy casi no captó las últimas palabras, pero claramente su confusión
debió reflejarse en su rostro cuando Luke respiró hondo y sonrió. – Oh, me
llamó ayer. – Remy solo pudo parpadear. Luke se puso de pie, ajustando el
bulto en la parte delantera de sus jeans mientras lo hacía. – No sé cómo lo
logró, pero llamó. Fue bueno escucharlo. Sonaba… bien. – Luke se frotó la
frente al recostarse contra la mesa y luego cruzó los brazos sobre el pecho. –
Me dijo que te cuidara. –Sonrió, la risa jugando en el borde de sus ojos. –
Como si yo no te hubiera visto ya.
Remy tosió y negó con la cabeza. – ¿Tú-lo sabías?
Luke se encogió de hombros y se inclinó por la cintura, uniendo sus
rostros. – Tenía una idea.
- Hijo de puta. – Remy susurró, cuando la sonrisa de Luke se convirtió
en una mueca. Remy no pudo evitar repetirlo, relajándose en sus ataduras y
comenzaba a reír. Luke se rio también, presionando sus frentes juntas antes
de que sus párpados se cerraran, y cerró el espacio entre ellos, colocando sus
labios en los de Remy. Era la antítesis de los minutos anteriores, aunque
Luke era tan tierno y dulce, Remy aún tembló con la dulzura de todo.
Mientras Luke se alejaba, Remy medio se atragantó tratando de perseguir el
sabor de él, de ellos, en sus labios.
Luke sonrió satisfecho. – Odio estar equivocado con esta mierda. – Se
puso de pie abruptamente y caminó hacia el respaldo de la silla, aflojando
bruscamente la cinta y el cordón que mantenía a Remy en su lugar. – Dijo
que fuiste a verlo; que todo estaría bien. Nos despedimos.
Algo se rompió y los brazos de Remy cayeron a los lados. Los levantó
con cautela, frotándose las doloridas muñecas mientras Luke se ponía en
cuclillas a su lado y comenzaba a aflojar las piernas. – Salió en las noticias

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EL DEMONIO DE AL LADO

esta mañana. Maldito tonto tomó a un guardia como rehén o algo así. Se las
arregló para cortarlo un poco antes de que lo derribaran. –Luke negó con la
cabeza y se puso de pie, murmurando – Supongo que lo quería de esa
manera.
- ¿El Dr. Byrne está muerto? – Remy se cubrió la cara. – Mierda.
Mierda, esperaba que él no…
- Ahora. – La voz de Luke era suave, al igual que la mano que puso
sobre el hombro de Remy. – Debiste saber que iba a terminar de esta manera.
Es lo que él quería. – Remy sintió que la mano se deslizaba por debajo de su
brazo y lo levantaba de la silla. – Vamos. Vamos a limpiarte.
Subieron las escaleras lentamente. El cuerpo de Remy estaba
adolorido cuando la adrenalina despejó sus músculos y se apoyó
pesadamente en Luke. Cuando llegaron al baño, Remy había esperado que
Luke lo dejara allí, o tal vez se uniera a él al menos. En cambio, Luke cerró la
tapa del inodoro y se sentó, contento de ver a Remy desnudarse y meterse en
la bañera. Cuando Remy corrió la cortina de la ducha, Luke se aclaró la
garganta. Remy casi abrió la boca para protestar, pero se resignó a un piso
mojado e hizo todo lo posible por mantener su cuerpo entre el rocío y el resto
de la habitación.
Luke no habló, no movió un músculo ni pareció afectado de ninguna
manera mientras miraba. Remy no montó exactamente un espectáculo, pero
sabía cómo girarse y enjabonarse para verse lo mejor posible. Después de la
actuación de Luke en el sótano, se sintió justo al menos intentar devolverle
el favor. Cuando Remy cerró el agua, Luke se puso de pie y sacudió la toalla
que había estado en la barandilla, sosteniéndola para que Remy entrara.
Remy fue a tomarla, pero Luke gruñó molesto, apartó las manos y procedió
a secarlo. Remy puso los ojos en blanco, pero levantó los brazos y dejó que
Luke se saliera con la suya. Sólo cuando terminó, pasó la toalla por última
vez sobre la cabeza desnuda de Remy y murmuró – Te ves raro sin pelo.
- Volverá a crecer.
- Lo sé. – Luke lo besó, un beso rápido en sus labios y otro en su frente
sin barba. – Vamos a vestirte antes de que te resfríes.
Siguiéndolo mientras se trasladaban al dormitorio, las extremidades
de Remy estaban pesadas por el cansancio sin que la adrenalina lo
mantuviera erguido y dos largos días conduciendo detrás de él. Se dejó caer
en el borde de su cama, anhelando simplemente recostarse y quedarse
dormido. Luke rebuscó en sus cajones, arrojando periódicamente prendas a
la cabeza de Remy. Bóxers negros, pantalones de chándal delgados como el
papel, su vieja camiseta favorita — el logo se desvaneció hasta quedar
irreconocible pero suave como la mantequilla — y una sudadera gastada. No
fue hasta que Remy estuvo vestido que se dio cuenta de que Luke lo había
adaptado para su comodidad. Sabía que el hombre podía ser amable, a pesar
de todo, pero el gesto le dio ganas de empezar a lloriquear de nuevo.
- Sé que estás cansado, – Luke dijo, incluso mientras levantaba a Remy
de su asiento – pero necesitas comer algo antes de dormir.
Remy asintió con la cabeza y se dejó llevar por las escaleras y se sentó
en el taburete de la cocina. Se apoyó contra la pared, mirando a Luke
preocuparse por hacer queso asado en la sandwichera y calentar un par de
latas de sopa que habían estado languideciendo en el fondo del armario para
emergencias en el microondas.
Luke insistió en que Remy solo llevara un par de botellas de agua a la
mesa del comedor, trayendo todo lo demás él mismo. Hizo sonreír a Remy;
la forma en que Luke colocó cuidadosamente el cuenco frente a él para no
derramar la sopa.
- ¿Qué? – Luke frunció el ceño cuando lo vio.
- Tú estás… – Remy solo pudo suspirar y encogerse de hombros. –Me

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estás cuidando. Es agradable.


- Sí. – Luke frunció el ceño mientras abría su sándwich, el queso
rezumaba y era fibroso. – ¿Por qué no iba a hacerlo?
- No hay razón… yo sólo, no importa.
- ¿Qué? ¿Un psicópata asesino serial no puede ser un buen amigo? –
Luke le sonrió. – Es 2019, ya sabes.
Remy se rio; Se alegró de que la sopa no hubiera llegado a sus labios,
de lo contrario estaría por toda la mesa. – Supongo que sí.
Luke se quedó callado un rato. Ambos lo estaban, pero Luke rompió el
silencio cuando dijo en voz baja – Jackson solía hacerme sopa y queso asado
después… – Tomó los restos de su sándwich, convirtiendo la corteza en
migajas. – Nunca lo conseguiré como él.
Mientras trataba de pensar en una forma de responder, la masticación
de Remy disminuyó. – ¿Cómo se conocieron? Él nunca me lo dijo. – Parecía
bastante natural preguntar, aunque estuvo preocupado por un momento de
que Luke pudiera pensar que era insensible.
No parecía que así fuera cuando Luke empezó a hablar. – Nos
conocimos en un bar. Yo era estudiante de medicina y él se ofreció a pagar la
cuenta. Después me jodió en el callejón. Dios, tuve moretones durante una
semana. A él le gustaba lo duro, pero a mí también. – Luke sonrió ante el
rubor de calor que calentó las mejillas de Remy. – En serio, ¿no lo sabías?
Murmuró pensativamente cuando Remy negó con la cabeza y
continuó. – Nunca salimos exactamente. No al principio. Nos
encontrábamos, jodíamos. Eso fue todo. No puedo recordar cuál de nosotros
sugirió tomar un tercero… – Frunció el ceño ante la nada y luego sacudió el
recuerdo. – Al principio estuvo bien. Pero como a los dos nos gustaba, bueno,
ya sabes, lo extremo, tuvimos un inconveniente cuando alguien amenazó con
quejarse.
- ¿Quejarse?
Luke se encogió de hombros. – No llegó hasta la policía, pero estuvo
cerca.
- ¿Qué pasó? – Remy estaba absorto.
- Tuve la brillante idea de poner en práctica mi formación médica.
Siempre me fue bastante bien con el lado de la química. Ya probaste mi
brebaje antes. Funciona mejor que el cloroformo, más barato de hacer que el
Rohypnol. A largo plazo los efectos probablemente no serían agradables,
pero eso no solía ser un problema, ya que no teníamos la misma pareja más
de una vez. Fue bueno. Pudimos… complacernos, y a menudo ellos no se
daban cuenta. Entonces yo…
Luke se movió en su asiento y miró fijamente su sopa mientras removía
el líquido rojo en forma de ocho.
Remy pensó que podría caerse de su asiento con la anticipación.
- El primero fue un accidente. – Luke se aclaró la garganta. – La asfixia
es todo diversión y juegos hasta que alguien se rompe el hioides. Jackson
estaba horrorizado, por supuesto. Más o menos. El tipo murió en su
apartamento, así que no estaba contento con el desorden. Hizo que todo
desapareciera. Limpió todo bien. Por la forma en que me jodió hasta dejarme
sin sentido después, pensé que no estaba completamente traumatizado.
- Se convirtió en un desafío. Salíamos, rastreábamos hasta que
encontrábamos a alguien, lo llevábamos de regreso a nuestro lugar. – Luke
sonrió, suave y lleno de afecto. – Amaba que Jackson no me quitara los ojos
de encima, no importaba lo que yo hiciera o cómo le suplicaran, me miraba
directamente como si yo fuera su mundo.
Remy tuvo que apartar la mirada, asustado de que sus crecientes celos
se mostraran de alguna manera. Luke pareció verlo y volvió al momento. –
Fue realmente descuidado, la forma en que hicimos las cosas. Al menos al

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EL DEMONIO DE AL LADO

principio. Creo que realmente creíamos que cada uno sería el último. Que
nos atraparían. Pero no lo fuimos. Diez años y nunca. Por supuesto, cuando
lo hicieron, cuando alguien empezó a armar las cosas, lo primero que supe
fue despertarme con un Querido John y la cara de Jackson en las putas
noticias de las seis.
- ¿No dijo nada antes de eso?
Luke sorbió un poco de sopa de su cuchara. – Nop. Pero ese era
Jackson. Siempre limpiando mis líos. – Hizo una pausa, algo confundido al
ver a Remy luchando con la línea de tiempo. – ¿Y tú? ¿Cómo lo conociste?
Remy se reclinó en su silla, sin saber cómo empezar. O quizás incluso
si debería empezar. Pero la curiosidad de Luke no parecía vacilar, incluso
dejó la cuchara sobre la mesa y cruzó las manos, como si estuviera listo para
esperar a que Remy se fuera si tenía que hacerlo.
- Tengo, – Remy comenzó, y luego se corrigió a sí mismo. – Tenía
problemas de manejo de la ira.
Luke hizo un sonido comprensivo. – ¿Sesiones designadas por la
corte?
Remy asintió. – Pensé que la terapia sería una pérdida de tiempo, pero
el Dr. Byrne era diferente.
- Diré. – Luke soltó una carcajada. – Sabes que en realidad no era
psicólogo, ¿verdad? Obtuvo esos certificados de grado en Internet.
- No me importaba eso. – Remy se encogió de hombros. – Me dio
concentración. Me ayudó. Me hizo mucho más bien que cualquier otra
persona en mi vida. – Mordió su sándwich. – Creo que al principio él podría
haber tenido algo más en mente.
- No me sorprendería. Trajo a algunos pacientes a casa para que los
conociéramos.
Remy quería maldecir el descuido del Dr. Byrne, pero se mordió la
lengua. – Bueno, cambió de opinión acerca de matarme. Comenzó a
asignarme diferentes tareas, a ponerme a prueba, supongo.
- ¿Cómo qué? – Luke preguntó, cautivado, pero aun dando un
mordisco a su sándwich.
- Como rastrear a personas al azar. Descubrir cosas oscuras sobre
celebridades. Obtener un buen registro en papel e identificaciones falsas para
hacerme pasar por un abogado si fuera necesario.
- Lo que hiciste.
- Yo-yo no sabía. Que él se iba a entregar así. – De repente, era muy
importante que Luke supiera que Remy no podía haber detenido a Jackson.
Luke pareció imperturbable. – ¿Habrías intentado detenerlo de
haberlo sabido?
Había una leve sonrisa en sus labios y las mejillas de Remy se
sonrojaron tanto que tuvo que dejar caer la barbilla, mientras murmuraba –
No, probablemente no.
Luke se inclinó un poco hacia adelante. – ¿Y por qué es eso?
- Sabes por qué. – Luke no lo estaba comprando, levantó una ceja y
sonrió de la manera burlona que tenía. Remy tuvo que tragarse su vergüenza,
aunque se sentía espesa en su garganta. – Porque… porque te quería para mí.
– Las palabras fueron apenas más que un suspiro, pero fue lo mejor que pudo
lograr.
Luke resopló y se sentó. – ¿Y cómo crees que se sintió Jackson acerca
de eso?
De cualquier otra persona, podría haber sido una pregunta extraña o
quizás una diseñada para culparlo, pero Remy tenía la sensación de que Luke
estaba genuinamente curioso. – A él le gustó, creo. – Remy dijo, tomando
con cuidado su cuchara y revolviendo su sopa. – Solía dejar fotos tuyas en su
oficina para que las viera. En marcos elegantes, como si quisiera mostrarte.

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EL DEMONIO DE AL LADO

- ¿Solo para ti? – Luke preguntó, su curiosidad picada.


- Sí. – Remy se rio en voz baja. – Llegué temprano una vez y lo
sorprendí sacándolas. Me quedé después y él las volvió a poner en su bolso
tan pronto como me fui.
Luke hizo una pausa y por un momento Remy pensó que había dicho
algo mal. – ¿No estabas bromeando antes, entonces? ¿Cuándo dijiste que
estabas enamorado del marido de tu terapeuta?
- Oh. No. Eso era cierto. Todo cierto.
Luke miró sus manos descansando en su regazo, luciendo tan
vulnerable por un momento fugaz que Remy no estaba muy seguro de qué
hacer. – No puedo creer que Jackson me entregaría a un extraño justo así.
Remy se rio de nuevo, más fuerte esta vez. – Oh, me hizo trabajar por
el privilegio. Cuando desapareciste, no me dijo nada. Solo que, si yo era la
persona adecuada para ti, entonces tenía que encontrarte yo mismo. –
Quería alcanzar el otro lado de la mesa para tomar la mano de Luke, pero se
detuvo. No se lo había ganado todavía. – Hiciste un buen trabajo, por cierto.
Me tomó casi un año encontrarte y soy el mejor que conozco en este tipo de
cosas.
- Y ahora que me has encontrado, – Luke dijo en voz baja mientras
miraba hacia arriba. – ¿Qué planeas hacer conmigo?
Por un segundo, Remy solo pudo parpadear estúpidamente. – Cuidar
de ti, por supuesto. Como el Dr. Byrne me pidió.
- ¿Eso es todo? ¿Ser mi cuidador? – Hubo un brillo en los ojos de Luke,
que emocionó y asustó a Remy hasta la médula.
- Si-si eso es todo lo que quieres de mí, sí. Pero te amo. Quiero estar
contigo.
Luke sonrió. – ¿En verdad? – Era asombroso cómo esa palabra podía
sonar tanto como un desafío. – ¿Y qué harías para probarlo?
- Cualquier cosa. – Remy hizo una mueca cuando la palabra salió de
sus labios. Con cualquier otra persona, el sentimiento podría ser una
hipérbole romántica, pero con Luke… Remy había leído los informes médicos
y sabía muy bien cómo le gustaba a Luke mostrar su afecto.
Luke rio. – Dios, me gustas. Incluso antes de estar seguro de que sabías
quién era yo, me gustaste. – Apartó la silla de la mesa y se desabrochó el
cinturón. – Ven aquí para que pueda mostrarte cuánto.
Cinco minutos después, Luke suspiró mientras bajaba por la garganta
de Remy. Remy se atragantó alrededor de la polla de Luke, aliviado de que
hubiera terminado de alguna manera: Luke había follado su boca sin
descanso tan pronto como abrió los labios, su gruesa polla golpeó la parte
posterior de la garganta de Remy, haciéndolo miserable y agitado, incapaz de
escapar del agarre de hierro de Luke incluso si hubiera tenido la inclinación.
Probar la esencia amarga de Luke dentro de él era como un sacramento, una
promesa de que Luke era parte de él ahora tanto como las lágrimas que
corrían por su rostro y la polla goteando contra su ropa interior pertenecían
a Luke.
Luke lo miró finalmente. Incluso cuando soltó su agarre, Remy todavía
podía sentir el lugar donde las yemas de sus dedos se habían clavado en su
carne. Luke no escondió su polla, dejándola colgando allí, resbaladiza y
triunfante mientras Luke limpiaba las lágrimas y los mocos de la cara de
Remy mientras tosía y jadeaba por aire. – Dios, eres hermoso. – Luke
murmuró. – Veo por qué Jackson te eligió. Me alegro de que haya decidido
tenerte para mí.
Remy no dijo nada. No pudo. Pero se permitió inclinarse hacia
adelante hasta que su rostro quedó enterrado en el vientre de Luke y sus
brazos rodearon la cintura de Luke. Luke dejó que Remy lo abrazara un rato;
acariciando su cabeza y diciendo cosas que lo hicieron sonrojar. Remy nunca

ALEX JANE 89
EL DEMONIO DE AL LADO

se había sentido tan amado, especialmente cuando Luke insistió en que se


movieran al sofá, y le trajo miel caliente y limón para su garganta, y una toalla
húmeda para pasarle por la cara. Cuando Luke le preguntó si le gustaba ese
tipo de cosas o si solo tenía la intención de someterse al sexo duro para entrar
en los buenos libros de Luke, Remy tomó su mano y pasó los dedos por el
charco de semen en sus pantalones cortos. Luke se rio estridentemente, y
luego insistió en ver por sí mismo y limpiar a Remy con entusiasmo con su
lengua antes de dejar la toalla cerca de él.
- ¿Me odiarías mucho si te dijera que no quiero apresurarme en nada?
– Luke preguntó en voz baja después de un rato, con los ojos fijos en la
cerveza que estaba girando en sus manos. Soltó una carcajada y miró a Remy
en el otro extremo del sofá para agregar. – Sin contar el último par de horas.
- Supongo que tendría sentido ser cauteloso. – Remy forzó una sonrisa,
a pesar de que la decepción lo estaba aplastando.
- Quizás podríamos tener un período de prueba. ¿Ver cómo va, tal vez?
Remy asintió, pero mantuvo la cabeza gacha. Nunca había esperado
que Luke cayera en sus brazos y fuera suyo para siempre, no realmente. Pero
su fantasía iba a ser difícil de abandonar ahora que había probado lo que
podía tener.
- Eso es lo que hace la gente común, ¿verdad? – Luke le tocó la pierna
para tranquilizarlo. – ¿Citas? Haría más creíble nuestra fachada, ¿verdad?
- Sí. Sí, eso tendría sentido. – Remy suspiró y se frotó la sien. – Creo
que Cate nos ha apoyado desde el primer día, por lo que las citas podrían
llamar la atención.
Luke gimió e inclinó la cabeza hacia el techo. – Dios, esa perra
entrometida me pica la piel. Pero tienes razón. Deberíamos hacerlo según las
reglas, entonces. Cena y una película. Flores. Darle un espectáculo real. –
Luke rio. – ¿Qué más? Paseos por el parque. Regalos.
Remy tuvo que sonreír ante eso. – T-tengo algo para ti. Un regalo. –
Odió sonrojarse al decirlo, pero la sonrisa radiante en el rostro de Luke hizo
que la vergüenza valiera la pena.
- ¿De verdad? – Luke se deslizó hacia adelante, adorablemente ansioso
para un asesino a sangre fría. – ¿Puedo tenerlo ahora?
Remy sonrió y tomó su mano. – Pensé que podríamos recogerlo, ya
sabes, juntos.
- Me gustaría eso. – Luke dijo, tocando su cara con ternura. – Me
gustaría mucho.

ALEX JANE 91
EL DEMONIO DE AL LADO

CAPITULO SEIS

- El tipo de la izquierda con la camiseta roja. – Remy extendió los


binoculares. Luke se veía claramente impresionado y casi un poco aburrido,
pero accedió después de que Remy apuntó los lentes en su dirección de
nuevo. Cuando Remy puso los ojos en blanco y miró sus notas, Luke se acercó
a regañadientes los binoculares a los ojos con un suspiro. – Gregor
Mattisson. Veinticinco. Actualmente entre trabajos. Hace su alquiler
vendiendo marihuana a estudiantes de secundaria y enganchando cuando
está desesperado.
Solo habían estado aparcados en el callejón frente al club durante un
par de minutos cuando Gregor salió. Estaba lo suficientemente oscuro como
para ocultarlos, pero había suficiente luz para que Remy pudiera ver su
cuaderno con claridad.
- No me importa nada de eso. – Luke dijo, sin quitarse los binoculares
de la cara. Su voz sonaba indiferente, pero su cuello estaba enrojecido donde
se elevaba desde su Henley, y se pasó la lengua lentamente por el labio
inferior.
- Oh. Oh, yo… – Las inseguridades de Remy lo desgarraron. Tenía
tantas ganas de complacer a Luke y ya era una decepción. Buscando a tientas
el archivo en su regazo, trató de despejarlo antes de que pudiera
avergonzarse más.
Pero entonces la mano de Luke estaba sobre la suya, deteniendo su
movimiento, su voz amable mientras miraba a Remy con una mirada
penetrante. – No quise decirlo así, amor. Quién es, es menos importante que
por qué lo elegiste. Eres tú quien me importa, Remy. Estoy haciendo esto por
ti, ¿sabes? Por nosotros.
Remy asintió, aunque realmente no lo sabía. No habían hablado
mucho más la noche en que se enteraron del secreto mejor guardado del otro.
Remy estaba exhausto, por su largo viaje y la conmoción de Luke atacándolo.
No es que no hubiera disfrutado esa parte de la velada, habían sido todas sus
fantasías hechas realidad, pero la bajada de lo alto lo había aniquilado. Luke
lo había llevado a la cama, deslizándose bajo las sábanas con él, y lo había
abrazado hasta la mañana. Remy había dormido bien, lo cual fue una
sorpresa. Compartir una cama en el pasado lo había vuelto cauteloso y, en el
mejor de los casos, le había alterado el sueño. Pero había dormido toda la
noche, seguro y contento en el abrazo de Luke. Luke parecía haber hecho lo
mismo, luciendo renovado y feliz mientras charlaban nerviosamente durante
el desayuno como recién casados virginales.
Luke seguía insistiendo en que “salieran” por un tiempo antes de dar
su decisión final. Había amado a Jackson, por lo que parecía apropiado que
se tomara un tiempo para llorar, al menos para Remy le parecía así. Cuando
le dijo esto a Luke, el hombre sonrió y dejó en claro que el arreglo era para
beneficio de Remy también. Los gustos de Luke iban al extremo, y si no

ALEX JANE 93
EL DEMONIO DE AL LADO

llegaba a exigirlos fuera de su relación, entonces Remy sería quien tendría


que cumplir los deseos de Luke. La idea no horrorizó mucho a Remy. Le
gustaba el sexo duro, tanto dar como recibir, por lo que la idea de que Luke
quisiera estrangularlo, golpearlo o cortarlo solo lo hizo más decidido a
mantener a Luke más allá de su período de prueba.
Luke apretó la mano de Remy una vez y luego volvió a observar a
Gregor a través de los binoculares. – ¿Te gustan estas cosas, eh? ¿Intriga y
misterio? ¿Identidades secretas y andar a escondidas?
- Supongo que sí. – Remy se encogió de hombros a pesar de que Luke
no estaba mirando.
- A mí también. – Luke sonrió. – Mis padres piensan que soy actor.
Ayuda cuando tengo que seguir cambiando mi apariencia. Además, es
divertido.
Remy no podía estar en desacuerdo, pensando en ese primer fin de
semana y Luke fingiendo encontrarse con Remy por primera vez en el patio
trasero de los Roberts. El recuerdo le hizo sonreír. – También soy bueno en
estas cosas, así que eso ayuda. Además, entiendo el aspecto técnico, las
computadoras, la investigación, los ángulos de la cámara.
- ¿Entonces eres un nerd? – Luke le sonrió, pero no había malicia en
ello, solo afecto.
- Sí. – Tu nerd, quiso agregar, pero en cambio dijo – Me gusta cómo
me hace sentir.
- ¿Y cómo es eso? – La pregunta era lo suficientemente genuina, no
burlona sino curiosa.
Remy tuvo que pensar por un momento antes de decidirse. –Poderoso.
Como si nadie pudiera esconderme nada.
- Como un dios.
Remy tuvo que sonreír a pesar de que sus mejillas comenzaron a arder
por su propia arrogancia. – Sí. Como un dios.
Luke soltó una carcajada. – Conozco ese sentimiento. – Dejó los
binoculares en su regazo y se giró un poco en su asiento para mirar a Remy.
– Entonces, ¿por qué este tipo? ¿Por qué él?
- Oh. – Remy se aclaró la garganta y miró sus notas. – En el papel, tiene
sentido. Él, um, no tiene familia ni un horario del que hablar, así que, si se
pierde, es posible que no se note durante unos días, posiblemente semanas.
Incluso entonces no parece que tenga mucho de una vida social. Todos sus
amigos lo usan para sus conexiones con las drogas; ni siquiera parece
gustarles mucho. Si su cuerpo aparece, cuento con que la policía irá
directamente a la solución fácil.
- Traficante de drogas de bajo nivel asesinado por otros traficantes de
drogas. – Luke murmuró. – Eso tiene sentido. Pero eso no es lo que te
pregunté. ¿Por qué él, Remy?
Por un momento, Remy no estaba seguro de lo que estaba preguntando
Luke. Tragó saliva y negó con la cabeza; su boca se abrió, pero no salió
ninguna palabra. Mirando hacia abajo, hojeó su cuaderno, buscando alguna
pista, pero la mano de Luke lo detuvo nuevamente, atrapando ambas manos
de Remy debajo de la suya.
- Porque… – Remy cerró los ojos y respiró hondo. – Porque lo odio. –
Respiró fuera.
- ¿Lo conoces, entonces?
Remy negó con la cabeza. – No a él, sino a hombres como él. Egoísta,
arrogante, no se preocupan por nadie más que ellos mismos. El tipo de
persona que piensa que lo ha pasado mal, pero si les muestras la más mínima
compasión, se aprovecharán, y también de tu billetera. Tal vez te deje con
una patada por ser lo suficientemente estúpido como para haberlos ayudado
en primer lugar. Lo odio. Odio la forma en que camina y habla, sus estúpidas

ALEX JANE 95
EL DEMONIO DE AL LADO

botas de vaquero y su apestoso cabello gelificado. Lo odio tanto que quiero


borrarlo de la faz de la tierra. Pero quiero escucharlo gritar antes de que se
vaya.
Luke estuvo callado durante tanto tiempo, Remy tenía miedo de abrir
los ojos, excepto que cuando lo hizo, Luke lo estaba mirando con una leve
sonrisa y mucho deseo en sus ojos. – Creo que se están mostrando tus
problemas de manejo de la ira.
Remy tuvo que reírse de eso, pasando una mano temblorosa por su
rostro. – Creo que los estoy manejando bien.
- Sí. Lo haces. – La mano de Luke ahuecó su rostro. – Y me alegro de
poder ayudarte con eso. – Un coche pasó, iluminando el interior del coche
por un segundo, y Luke apartó la mano. – ¿Asumo que tienes un plan
infalible para ponerte en contacto con este tipo?
Le tomó un segundo responder, pero Remy asintió y examinó sus notas
de nuevo. – Lo más pronto que podríamos hacerlo sería la semana que viene.
– Era extraño cómo las palabras que salían de su boca sonaban como si
estuviera haciendo una cita con el médico o viendo una película, no como
arreglos para asesinar a un hombre. – Su renta vence el día cuatro y ahora
tiene suficiente ahorro, pero puedo vaciar su cuenta fácilmente y presionarlo
para que busque algo de dinero fácil. Soy su tipo, así que creo que podría
persuadirlo de que venga conmigo si tengo un fajo de billetes bastante grande
en la mano. – Luke expresó su aprobación por lo que Remy continuó. – Elegí
cuatro posibles ubicaciones para llevarlo…
- No. – Luke interrumpió. – Lo tengo cubierto.
- ¿E-estás seguro? Quiero decir, ¿estará bien en tan poco tiempo?
Podríamos dejarlo un mes si…
La sonrisa que Luke le dio fue brillante, cegadores dientes de tiburón
en la penumbra del auto, y solo lo suficientemente intimidante como para
que Remy cerrara la boca en lugar de cagar sus pantalones cortos. – Ya tengo
un lugar. Realmente creo que te va a gustar.
- Está bien, entonces. – Remy dijo en voz baja, mirando hacia atrás al
otro lado de la calle hacia Gregor. El hombre le susurraba al oído a un chico,
deslizando discretamente una envoltura de algo en su mano. – Entonces, la
semana que viene.

EN realidad, fue más fácil de lo que Remy anticipó meter a Gregor en su


coche. Haciéndolo parecer como si sus fondos hubieran sido borrados fue
bastante fácil. Remy había hecho lo mismo un par de veces en los meses
anteriores simplemente para observar lo que Gregor haría al respecto. Como
un reloj, lanzó un ataque, rompió un par de cosas que estaban en su
apartamento de mierda, pero terminó tratando de atrapar a cualquiera que
pareciera capaz de tirar algo de dinero en su camino por sexo.
Luke casi se partió una costilla de risa cuando vio el disfraz de Remy.
No se veía mal necesariamente. – Abogado desesperado. – Fue lo que Luke
había dicho entre carcajadas, que en realidad era la mirada que Remy estaba
buscando. Independientemente, pasó la mayor parte del tiempo anhelando
que su cabello volviera a crecer, ya que la peluca que lucía le picaba más que
la que llevaba todos los días.
El traje semi caro, las bolsas debajo de los ojos y la colonia cara
funcionaron bastante bien cuando Remy se detuvo junto a Gregor mientras
se dirigía al siguiente bar gay de su lista. El automóvil, cortesía de Luke, fue
robado del estacionamiento a largo plazo en el aeropuerto, por lo que no
había posibilidad de que lo detuvieran. Brillaba lo suficiente como para
llamar la atención de Gregor, especialmente cuando Remy lo llamó.
- Hola, cariño.
- Hola, um… – Remy no tuvo que fingir el tirón nervioso en su voz. –
ALEX JANE 97
EL DEMONIO DE AL LADO

Un amigo te recomendó.
Gregor sonrió como si supiera exactamente a qué amigo se refería
Remy. – ¿Lo hizo? ¿Y qué cree que puedo hacer por ti?
- Uh. ¿Dos? Quiero decir… dos de nosotros. ¿Juntos?
La sonrisa de Gregor vaciló, pero mantuvo la calma. – Realmente ya
no hago eso.
- Tengo efectivo. – Remy dijo, sacando el dinero que traía del bolsillo
de su chaqueta. Buscó a tientas y el pliegue de los años cincuenta se derramó
como una baraja de cartas en el espacio para los pies. Luke le había hecho
practicar durante una hora para que pareciera que no había ensayado. Dada
la forma en que los ojos de Gregor se iluminaron, la artimaña funcionó.
Agachándose para agarrar el dinero, Remy tartamudeó – Yo-yo no
sabía cuánto…
Tenía más que decir, palabras cuidadosamente elegidas y una entrega
practicada, planes de contingencia si eso no funcionaba, pero no los necesitó.
Cuando se incorporó, apretando el dinero contra el pecho, Gregor ya se
abrochaba el cinturón de seguridad en el asiento del pasajero.
- No te preocupes, bebé. Estoy seguro de que podemos resolverlo.
Afortunadamente, no intentó entablar conversación. El viaje iba a
tomar un tiempo y Remy no estaba seguro de poder garantizar que su puño
no terminaría subiendo por la garganta del tipo si iba a gritar durante todo
el viaje. Cuando salieron de la ciudad y se adentraron en las colinas, Gregor
comenzó a temblar, observando las luces menguantes en la distancia con
cierta inquietud.
- Oye, mira, sé que dije que sí y todo, pero pensé que me ibas a llevar a
un hotel, no de vacaciones.
Remy sonrió para sí mismo y soltó una pequeña risa. – No está lejos.
Tiene un lugar aquí. Uno que su esposa no conoce.
Gregor frunció el ceño, claramente todavía descontento por el arreglo,
pero se recostó, aparentemente resignado mientras conducían hacia la
noche. Se mordió la uña del pulgar, manteniendo los ojos fuera de la ventana
y la boca cerrada. Remy encendió la radio de todos modos, por si acaso
decidía volver a quejarse. Una o dos veces creyó ver a Gregor intentar
encubiertamente de jalar la manija de la puerta. No habría importado, el
coche estaba cerrado herméticamente, pero Remy fingió no haber notado la
ansiedad de Gregor.
Él mismo se sentía un poco ansioso. Normalmente, hacía un ensayo,
verificaba rutas y planes de salida, y exploraba un área durante días antes de
interactuar con alguien, pero esta era la primera vez que estaba en la cabaña
de Luke.
Luke no era el dueño del edificio. Por lo que pudo decir, nadie lo era.
Era una vieja cabaña de caza que se estaba pudriendo en el bosque. Luke la
había encontrado, la había arreglado un poco y la había usado para sus
propios fines desde entonces. Remy odiaba la idea de que un lugar pudiera
llevar a alguien lo suficientemente entrometido a la evidencia de varios
asesinatos, pero Luke parecía pensar que tenía todas las bases cubiertas. Para
cuando llegaron, Remy pudo ver por qué.
La cabaña era simplemente eso, un edificio de troncos de estilo antiguo
asentado en lo profundo del bosque con un sendero simple que conducía a
él, que era casi invisible desde la carretera. Si el tiempo estaba húmedo, la
pista podría haberse vuelto intransitable, pero el tiempo había estado seco
durante semanas.
Las luces estaban encendidas en la cabaña, brillando doradas en las
dos pequeñas ventanas, la luz se derramaba sobre el suelo sin vigilancia
alrededor del edificio. Cuando Remy salió del coche, la puerta principal se
abrió y la silueta de Luke se recortó en la entrada.

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EL DEMONIO DE AL LADO

- Lo lograste. – Gritó. – Y trajiste a un amigo. Qué maravilloso. –Era


extraño cómo podía sonar tan diferente cuando se lo proponía. Remy podía
cambiar su apariencia por capricho, pero ni siquiera él hacía voces. La voz en
cuestión era la de Luke seguro, pero sonaba ligero y de alguna manera frágil.
Amanerado y tonto. Gregor, que se había asustado cada vez más a medida
que se acercaban a la cabaña, aparentemente se había tranquilizado con el
tono inofensivo y sonrió mientras salía del lado del pasajero. Luke le devolvió
la sonrisa, hablando con Remy, aunque no apartó los ojos de Gregor cuando
le preguntó: – ¿No nos vas a presentar?
Remy casi se rio ante la pretensión de estar demasiado excitado, la
emoción burbujeando en su estómago con anticipación. – Feliz cumpleaños.
– Dijo, dejando caer un beso en la mejilla de Luke mientras pasaba rozando
y entraba en la cabaña.
- Ciertamente lo parece. – Luke murmuró mientras Gregor entraba.
Apretó a Luke en la puerta, frotándose contra él a pesar de que había mucho
espacio para ambos. El gesto fue lascivo, innecesario, y exactamente el tipo
de cosa que Remy esperaba de alguien como Gregor.
La cabaña era pequeña pero no abarrotada. Remy había medio
esperado algo de una película de terror — todo cuernos de ciervo y
salpicaduras de sangre — pero la habitación era cálida y cómoda. Todos los
muebles parecían usados pero limpios. El sofá de cuero tenía un par de
bonitas mantas y había una alfombra gruesa en el suelo desnudo. Luke había
encendido el fuego y había un cubo lleno de hielo con media docena de
cervezas. La música sonaba suavemente y la gran maleta que Luke había
traído con él estaba apoyada en un rincón. Sin una cabeza de ciervo a la vista.
- Bonito lugar tienes aquí. – Gregor dijo mientras se quitaba la
chaqueta y escudriñaba la habitación. – Me gusta lo que has hecho.
Remy miró a Luke, intentando con todas sus fuerzas reprimir sus
risitas nerviosas. No pudo evitarlo. No tenía idea de lo que vendría
exactamente, pero el hecho de que Gregor se arreglara y tratara de actuar
como si fuera una especie de dios del sexo, en lugar del patético perdedor que
estaba a punto de que le cortaran la garganta, le pareció muy gracioso, y no
podía detenerse.
Luke captó la mirada de Remy por un segundo. Luke hizo todo lo
posible por ignorarlo, pero dejó de fingir cuando suspiró y sus hombros se
hundieron. – ¿De verdad? – Dijo, sonando cariñosamente exasperado, y
exactamente como él de nuevo. – Estás matando el estado de ánimo, Remy.
- Lo siento, yo… – Fue todo lo que Remy pudo decir antes de estallar
en carcajadas. Se inclinó, puso las manos en las rodillas y se rio más fuerte
que nunca.
Luke puso los ojos en blanco y cerró la puerta, echó el pestillo y sacó la
llave del agujero. Gregor parecía confundido, asustado y divertido por
turnos, sus ojos revoloteando entre los dos.
- ¿Esto es… es una broma?
- Depende de tu definición de broma.
El tono de Luke claramente no era tranquilizador cuando Gregor se
dirigió hacia la puerta, dándoles a ambos un amplio espacio, sus manos
levantadas frente a su pecho como si eso hiciera alguna diferencia. – Hey,
hombre, estaba dispuesto a joder, pero si esto es una mierda extraña… – Sus
palabras se secaron cuando probó la manija de la puerta y encontró la puerta
cerrada.
Luke se encogió de hombros y parecía decididamente no arrepentido.
– Lo siento, hombre, pero las necesidades deben satisfacerse.
Girándose lentamente, el rostro de Gregor se puso pálido mientras
susurraba – Oh, Dios. Si esto es por el dinero que le debo a Sebastián, dile
que yo…

ALEX JANE 101


EL DEMONIO DE AL LADO

- ¿Quién es Sebastián? – Luke le preguntó a Remy por encima del


hombro.
Remy tosió, se recompuso y se quitó la peluca de la cabeza mientras se
secaba los ojos. – El jefe del distribuidor de Gregor. Gregor le debe dos de los
grandes. – Frotó su mano sobre la ligera pelusa que comenzaba a crecer de
nuevo en su desnuda cabeza. – Un trabajo desagradable. Le gusta romper las
rótulas de la gente.
Luke hizo una mueca. – Auch. – Se volvió para dirigirse a Gregor. – Se
va a cabrear cuando huyas con su dinero, hombre.
- ¡Hey, no! Yo no lo…
De repente, Gregor decidió que hablar para salir de la situación no iba
a funcionar, así que se lanzó al otro lado de la habitación. Remy no sabía si
iba por una ventana o la puerta trasera, pero no importaba, Luke estuvo
sobre él antes de que pudiera dar más de unos pocos pasos.
Tirándolo al suelo, Luke tenía un antebrazo cruzado sobre su garganta,
y otro apoyado contra la parte posterior de la cabeza de Gregor más rápido
de lo que Remy podía siquiera moverse. Luke colocó al hombre que luchaba
en su regazo, envolvió sus piernas alrededor de él para evitar que se
retorciera, lo hizo callar suavemente mientras la desesperada agitación de
Gregor se desaceleraba y se detenía, y se deslizaba hasta la inconsciencia.
Como se le indicó, Remy recuperó la cuerda y la cinta adhesiva de la
maleta, y juntos lo desnudaron y ataron de la manera que Luke prefería. Luke
habló con Remy a través del proceso, explicando por qué el uso de ciertos
nudos y la mejor manera de asegurar a alguien para que pudiera tomarse su
tiempo, infligiendo castigo en partes separadas del cuerpo sin temor a que se
liberaran. Parecía que había habido un montón de prueba y error antes de
que lo hiciera bien. Cuando terminaron, extendieron gruesas láminas de
plástico en la esquina de la habitación junto al fuego, arrastraron a Gregor y
le esposaron las manos por encima de la cabeza a un anillo de hierro, que
parecía estar allí únicamente con ese propósito — la lona de plástico
crujiendo y chirriando bajo la piel húmeda de Gregor mientras lo colocaban.
- Podemos detener esto ahora. – Luke dijo en voz baja, entre jadeos.
Se puso de pie, con las manos en las caderas, mirando a Gregor atado a sus
pies. Remy lo miró confundido, preguntándose qué podría haber hecho mal
para que Luke cambiara de opinión. – Una vez que hagamos esto, no hay
vuelta atrás. – Luke se volvió para mirarlo. – No para ti.
- No. – Dijo, negando con la cabeza. Remy sabía que Luke solo lo decía
por su propio bien, pero, aun así, le dolía un poco que pensara que Remy era
tan traidor. – Lo haré si realmente quieres que lo haga, pero en lo que a mí
respecta, estoy totalmente de acuerdo.
Los labios de Luke se curvaron en una sonrisa y a Remy le pareció
como si algo en él se relajara en ese momento. – Todo dentro, ¿eh? Eso suena
bastante permanente.
- Podría serlo. – Remy respiró profundo. – Si quieres que lo sea.
Luke gruñó y miró a Gregor desplomado en un rincón. – Creo que
nuestro invitado va a estar dormido por un rato. ¿Quieres entretenerme
hasta que se despierte?
Cuando Remy asintió, Luke atrapó su boca en un doloroso beso que
hizo que los dedos de los pies de Remy se levantaran del suelo con la fuerza
de la forma en que lo agarraba. Las uñas de Luke arañaron mientras le
arrancaba el viejo traje de su cuerpo, los botones volaron por la habitación
cuando Luke rasgó la camisa de Remy, la tela se desgarró cuando bajó el
cierre de Remy, los dientes de Luke mordían cualquier piel recién
descubierta hasta que Remy estuvo desnudo frente al fuego.
Los ojos de Luke ardieron mientras recorrían su cuerpo y, por un
momento, Remy se sintió genuinamente asustado. Si no hubiera un hombre

ALEX JANE 103


EL DEMONIO DE AL LADO

inconsciente en la esquina de la habitación esperando morir, podría haber


intentado escapar él mismo, corriendo desnudo hacia la noche.
Luke se acercó a la maleta y metió la mano en uno de los bolsillos. Sacó
una bolsita con dos dedos y arrojó el paquete sobre el sofá. – Tienes el tiempo
que me lleva desnudarme y prepararme.
Remy se quedó boquiabierto ante lo que llevaba Luke — una camisa
ligera con la mayoría de los botones desabrochados y un par de jeans — y se
apresuró a abrir el paquete de lubricante con dedos temblorosos. Tampoco
ayudó saber que Luke iba de comando debajo de sus jeans, o que podía ver
la línea de la verga de Luke presionando contra la tela.
Se las arregló para meter dos dedos dentro de él antes de que Luke le
apartara la mano de una palmada. Lo siguiente que supo Remy fue que Luke
lo tomó por la nuca y lo empujó hacia el cojín del sofá. La manta olía a nuevo,
pero aún tenía un olor a polvo. Por un segundo, Remy pensó que Luke tenía
la intención de asfixiarlo, pero cuando lo soltó lo suficiente para subir las
caderas de Remy, Remy inclinó la cabeza hacia un lado y Luke no lo
reprendió. Tal vez lo hubiera hecho, pero estaba demasiado ocupado
colocando su polla en la entrada de Remy para prestar atención.
La presión contundente fue demasiada. Remy sintió que se abría, pero
sabía que no estaba listo. Habiendo acomodado la polla de Luke en su boca,
Remy tenía una idea del tamaño de él y tenía serias dudas de que ser follado
por el culo fuera tan fácil. El músculo estaba tenso e inflexible, y quemaba
tanto que Remy pensó que jamás podría relajarse lo suficiente, sin importar
lo fuerte que jadeara por el dolor. A Luke no pareció importarle la resistencia
y siguió presionando. Remy trató de no retorcerse o gritar, pero la intrusión
dolió, a pesar de lo mucho que había soñado con este momento. A pesar de
que lo habían jodido antes, parecía apropiado que su primera vez con Luke
doliera así de bien, como si los hombres que habían hecho esto antes no
fueran nada y Luke fuera el único que realmente lo tenía.
Cuando Remy hizo un ruido de protesta contra el dolor, Luke solo
presionó más fuerte, empujando hacia abajo la parte baja de la espalda de
Remy para que inclinara sus caderas. – Vamos, amor. Voy a entrar
independiente de quieres o no. Será mejor que me dejes escucharte.
Cuando Luke finalmente entró, Remy gritó, un sonido confuso y
femenino que parecía imposible saliendo de su garganta. Luke lo abofeteó
oblicuamente, pero con fuerza, en la parte de su rostro que podía alcanzar, y
comenzó a golpear como si no tuviera que sujetar a Remy en su lugar para
hacerlo. Gruñó y aulló por encima de él, añadiendo su voz a los gritos de dolor
de Remy y al sonido de piel chocando contra piel.
Cuando Luke se detuvo y trató de poner a Remy boca arriba, Remy
luchó instintivamente contra él por un segundo, antes de recordar quién era
y por qué estaba allí en primer lugar. Cuando Luke lo empujó de nuevo, Remy
gimió de placer en lugar de dolor mientras miraba los ojos oscuros de Luke.
El Dr. Byrne había intentado prepararlo para esto, pero en realidad, nada
podría haberlo hecho. La agonía física no era nada comparada con la
sensación de ser deseado tan desesperadamente y tan completamente.
Cuando Luke puso sus manos alrededor de la garganta de Remy y apretó
mientras empujaba dentro de él más violentamente, Remy simplemente
cerró los ojos, preparado para dar lo que fuera necesario para hacer feliz a
Luke.
No estaba seguro de si fue la hipoxia o los dientes de Luke rompiendo
la piel cuando lo mordió en el pecho lo que lo hizo correrse, pero hubo un
momento en el que podría haber jurado que perdió el conocimiento cuando
sus bolas se tensaron y su polla se descargó entre ellos.

LUKE tiró de uno de los edredones hacia abajo sobre ellos cuando se
ALEX JANE 105
EL DEMONIO DE AL LADO

acomodó detrás de Remy, siendo la cuchara grande, y jadeando levemente


por sus esfuerzos. Remy realmente no quería dejar de tocarlo. Quería estirar
la mano o volverse para mirarlo, pero en lugar de eso, se sintió reconfortado
por la línea de calor contra su cuerpo. Aun así, se sentía a la deriva sin las
manos de Luke sobre él después de haber sido poseído tan intensamente.
- Tengo curiosidad. – Luke dijo, con total naturalidad. Hizo que Remy
se estremeciera. – Sé que planeaste esto por un tiempo, pero ¿cómo te las
arreglaste para conseguir la casa de al lado? Eso no podría haber sido fácil.
Remy tragó saliva alrededor del nudo en su garganta. Estuvo medio
tentado de interpretar todo como una coincidencia, pero ya habían pasado
ese punto. Mucho más allá de eso.
- Yo, eh, rastreé a la familia, de la anciana que vivía allí.
- Aida. – Luke corrigió. Dijo el nombre con cariño.
Remy asintió levemente. – Tiene, tenía, una sobrina, Lauren, en Nueva
Jersey. Alquilé un lugar allí por un tiempo. Empecé a ir a su gimnasio.
- ¿Cómo es ella?
La pregunta tomó a Remy por sorpresa. – Um…
Luke suspiró y rozó sus labios contra la oreja de Remy. – ¿Tiene
bonitas tetas? ¿Te la follaste? ¿Sabe bien?
- ¡Dios, no! – Su disgusto apaciguó a Luke, aparentemente, mientras
le daba un suave beso en la yugular de Remy antes de apartarse de nuevo.
- Está bien. ¿Cuál fue tu ángulo?
- Yo, eh. – Remy cerró los ojos, odiando la forma en que sonaba tan
incompetente, torpe. – Divorciado, esperando saber de un nuevo trabajo.
- En Pittsburgh.
Remy asintió. – Mantuve tanta distancia como pude, pero lo
suficientemente cerca como para gustarle a ella.
- Definitivamente no queremos que ella venga a tomar algo. – Se sintió
como aprobación, y los dedos de Remy chirriaron contra el cuero debajo de
ellos cuando Luke deslizó su brazo sobre la cintura de Remy, el peso sólido
contra su cadera. – ¿Cuánto esperaste?
- Cuatro meses. – El aliento de Remy se estremeció. – Había planeado
por seis.
- ¿Qué te hizo cambiar de opinión? – La yema de un dedo trazó
ligeramente un círculo en la parte posterior de la muñeca de Remy.
- El nieto.
Jadeó cuando Luke tiró de Remy hacia atrás y lo miró a la cara con ojos
danzantes. – ¿El accidente de coche? ¿Fuiste tú?
Remy casi le reclama, pero no era tan estúpido. – No. Pero el momento
parecía correcto. Escuché a Lauren hablar con su amiga sobre las facturas
médicas y… bueno, era demasiado bueno para dejarlo pasar. Pensé que
querrían deshacerse del lugar rápidamente si necesitaban el dinero.
La yema del dedo saltó a la cadera de Remy, dibujando un perezoso
ocho en su piel. – Y ahí estabas tú, y por casualidad tenías que mudarte. ¿Qué
usaste?
Aclarándose la garganta, Remy trató de sonar tranquilo, aunque sus
palabras salieron como un susurro. – Yoduro de metilo. Inyectado en los
chocolates que le gustaban. Los mismos que Lauren…
- Los conseguía para Navidad. – Luke asintió con la cabeza, la yema
del dedo se había graduado para arañar ronchas en la piel de Remy.
- Pensé en un accidente cerebrovascular, pero tuve suerte.
Luke asintió con la cabeza, murmurando: – Siempre le decía que
arreglara esa alfombra. – Suspiró y se inclinó hacia adelante para presionar
sus labios contra el hombro de Remy, cuando la yema del dedo finalmente
encontró su camino primero hacia la polla pegajosa de Remy, y luego se
convirtió en un puño alrededor de su escroto. – Ella no murió de inmediato,

ALEX JANE 107


EL DEMONIO DE AL LADO

¿sabes?
Las uñas presionando en el saco de sus bolas hicieron que Remy
jadeara. – ¿No?
Luke negó con la cabeza, el cabello caía alrededor de su rostro. Hizo un
gesto en el hombro de Remy mientras comenzaba a levantarlo lentamente. –
No. Tomó un tiempo.
El aliento de Remy se estremeció. Trató de no moverse; Temiendo
romper el hechizo. Cerrando los ojos, se concentró en la sensación del cuerpo
de Luke cerrando la fracción entre ellos y presionando contra su costado, su
polla hipersensible se endurecía traicioneramente con cada caricia de la
mano de Luke, y el aliento caliente en la oreja de Remy mientras Luke
susurraba: – Podía oírla. Llamar. Suplicándome que la ayudara. Hablar con
Dios como si realmente estuviera escuchando.
- Estabas escuchando.
Luke sonrió contra su piel y luego presionó sus dientes en la mandíbula
de Remy. – Ella suplicó. – Dijo, su mano se aceleró, tirando del prepucio de
Remy dolorosamente, pero no lo suficiente como para evitar que su orgasmo
volviera a crecer. – Sabía que se estaba muriendo. Podía escucharla llorar.
Ayúdame, oh Dios, no quiero morir aquí, por favor ayúdame. No sé si fue
la caída o lo que le diste, pero le dolía tanto, podía escuchar el dolor en su
voz. Casi me acerco allí. Cuando ella se cagaba. La humillación de estar tirada
allí en sus propios excrementos, sintiendo que su vida se desvanecía, yo
solo… – Se inclinó, buscando la boca de Remy, y lo besó, sus labios separando
los de Remy, saboreándolo delicadamente. Remy se abrió, queriendo que el
beso se hiciera más profundo, pero Luke se apartó. – Fue hermoso, tan
hermoso. – Susurró. – Gracias por una de las mejores noches de mi vida. No
sabía que fuiste tú. Te hubiera amado desde el momento en que te vi.
Hubo un ruido procedente de la esquina. Remy estiró la cabeza para
encontrar a Gregor despierto, con los ojos muy abiertos por el terror, las
lágrimas corrían por su rostro enrojecido mientras los miraba. Remy ni
siquiera pensó. Apartó el edredón, exponiéndose a sí mismo, su cuerpo
devastado, los arañazos y las marcas de sangre en él, los moretones que
estaban comenzando a florecer en su piel, la mano de Luke desnudando
violentamente su pene. Quería que Gregor viera cuánto lo amaban y qué tan
lejos estaba dispuesto a llegar para amar a Luke a cambio.
La mano de Luke se movió más rápido mientras lamía el costado de la
garganta de Remy, y Remy gimió, arqueando la espalda. – Duele. – Susurró.
– Duele mucho.
Luke gimió y lo besó de nuevo. – ¿A él le gusta? ¿Verte sufrir? ¿Ver lo
hermoso que sufres por mí? – Las palabras fueron un susurro contra los
labios húmedos de Remy.
Él miró hacia atrás; se encontró con los ojos asustados de Gregor y
negó con la cabeza. – No. No, no creo que lo haga.
- Bien. – Luke murmuró. – Pero tendrá que esperar su turno.
- ¿Qué… qué planeas hacerle?
Queriendo ver la reacción de Gregor, Remy no quitó los ojos de él,
bebiendo de su angustia, pero sintió a Luke sonreír contra su piel de todos
modos, cuando respondió: – Lo que quieras, mi amor. – Luke murmuró: –
Quiero que este sea mi regalo para ti tanto como lo es para mí.
La respiración de Remy se aceleró; jadeos cortos y afilados cuando
Luke exprimió otro orgasmo de su cuerpo, pero se las arregló para decir: –
El atizador. Dale el atizador. – Antes de gritar y cubrir el puño de Luke con
un chorrito de semen delgado, sus abdominales contrayéndose
violentamente mientras se estremecía a través de él.
Luke sonrió y lo besó, y luego se secó la mano en la manta mientras se
levantaba. Se veía hermoso a la luz del fuego, como un Dios, todo músculo y

ALEX JANE 109


EL DEMONIO DE AL LADO

carne terrible bañada en llamas. Sonrió a Gregor, que estaba mortalmente


silencioso, tratando de no respirar como si de alguna manera pudieran
olvidarse de él, mientras se agachaba, con la polla colgando pesadamente
entre sus piernas. Extendiendo la mano, agarró uno de los hierros que había
colocado antes entre los troncos, girando un poco la pesada varilla y luego
levantando el extremo al rojo vivo por un segundo, antes de volver a
colocarlo. Esbozó una pequeña sonrisa cuando Gregor gimió, pero negó con
la cabeza. – Llegaremos al plato principal, amor. Pero comencemos con un
aperitivo, ¿de acuerdo? Tenemos toda la noche.
Remy se cubrió de nuevo con el edredón y se acurrucó en la calidez de
la tela, aliviado por su calidez y el sonido de Gregor gritando detrás de la cinta
adhesiva, para ver cómo su nueva vida se desarrollaba frente a él.
CAPITULO SIETE

Cuando Luke mencionó que la cabaña tenía ducha, Remy se mostró


escéptico. Resultó que la configuración era una versión mejor que el cubo con
agujeros que había esperado. Pero solo justo. El agua caliente no era
exactamente caliente o infinita, pero él se paró debajo de la ligera llovizna
todo el tiempo que pudo, esperando que el agua tibia calmara sus músculos
doloridos. Se había duchado la noche anterior con Luke, su amante enjuagó
la sangre de su piel, todavía alto por la adrenalina, su visión aguda y su
músculo felizmente usado de todas las formas posibles. A la luz fría de la
tarde siguiente, estaba simplemente cansado y dolorido, y quería irse a casa
para entrar en un coma cálido. Luke estaba silbando en la otra habitación
cuando terminó de empacar el resto de sus cosas, y el sonido alegre hizo que
Remy sonriera, incluso mientras pasaba sus manos por las costras que se
formaban sobre las marcas de mordiscos en su cuerpo y los tiernos
moretones en su piel. Luke había silbado intermitentemente la noche

ALEX JANE 111


EL DEMONIO DE AL LADO

anterior. Era extraño en cierto modo, él actuaba de manera tan normal, no


enfurecido ni loco, conversando y silbando una melodía feliz, pero también
era gratificante verlo tan feliz mientras trabajaba, sabiendo que Remy había
ayudado a que sucediera.
Remy no tenía idea de qué esperar. Luke había estado frenético con él
mientras follaban en el sofá, pero cuando se trató de Gregor, fue una persona
diferente: se tomó su tiempo, metódico en lugar de lento, como si fuera un
artista, creando meticulosamente algo hermoso para su audiencia de una
persona. Remy estaba asombrado de que se le permitiera presenciar su
creación. Cuando Luke lo invitó a ayudar a la mitad de la noche, Remy se
sonrojó y se levantó de su asiento en el sofá, ofreciendo su cuerpo dispuesto
y agradecido por la oportunidad a pesar de que estaba totalmente fuera de su
alcance. Pero Luke insistió en que fuera una experiencia de aprendizaje, por
lo que Remy simplemente la abrazó como tal.
La mitad de los artículos que Luke recuperó de la maleta que habían
traído con ellos desconcertaron a Remy. Al principio no tenía idea de lo que
Luke podría necesitar con algunas de las cosas, pero se hizo obvio una vez
que Luke comenzó a aplicarlas a la forma sangrienta de Gregor. Algunos
habían sorprendido tanto a Remy como a Gregor. Los hierros, por ejemplo,
de varios tamaños y formas, que Luke había dispuesto en el fuego abierto,
eran menos para causar heridas que para cauterizar heridas. “No queremos
dejar que se desangren demasiado rápido. De lo contrario, es una pérdida
de la noche y de todo el esfuerzo por conseguir traerlos”. Algunas cosas
como los cortapernos tenían sentido, aunque Remy no se había dado cuenta
de hasta qué punto a Luke le gustaba usarlos, o cuántas partes de sí misma
podía perder una persona antes de desmayarse.
Se habían detenido a descansar un par de veces. Luke había traído una
pizza y algunas cervezas de la ciudad, y él y Remy se habían relajado para
charlar y recuperar el aliento. Remy había pensado que Luke podría querer
tomarse un descanso durante una de las veces que Gregor se desmayó, pero
Luke lo había querido despierto en esos momentos, rompiendo sales
aromáticas debajo de su nariz y abofeteando su rostro hasta que parpadeó y
comenzó a llorar de nuevo. Gregor los había visto desde su rincón como un
animal asustado, parpadeando la sangre de sus ojos, todo su cuerpo
temblando de adrenalina y anticipación mientras comían costras rellenas de
queso y debatían qué película querían ver el fin de semana, sus respiraciones
temblorosas y suaves gimoteos eran el mejor tipo de música de fondo. Fue
agradable.
Para cuando el cielo amenazó con aclararse, no quedaba mucho de
Gregor. Luke, vestido de sangre, rojo desde el cuello hasta los pies, desnudo
y glorioso, había usado una toalla húmeda para limpiar la carne que quedaba
adherida a la cara de Gregor para poder ver mejor la luz apagarse cuando
Luke extendió la mano dentro de Gregor y la apagó, presionando un tierno
beso en los labios de Gregor mientras exhalaba su último aliento. Una
lágrima se había deslizado por la mejilla de Remy, abrumado por la
intimidad de todo, y la bondad que Luke había mostrado al permitirle ser
parte de ella. Se sentaron juntos en silencio por un momento antes de que
Luke lo pusiera de pie y lo llevara a la ducha para que pudieran limpiarse
juntos antes de caer de nuevo en el sofá y sucumbir al sueño envuelto en sus
extremidades.
Despertar fue extraño, como abrir los ojos después de la peor fiesta de
fraternidad de su vida. Había carne por todas partes. O al menos en la
esquina que Luke había preparado.
Luke se rio cuando vio la consternación en el rostro de Remy. – No es
tan malo. – Ofreció. – Deberías haber estado aquí antes de que pensáramos
en usar las láminas de plástico.

ALEX JANE 113


EL DEMONIO DE AL LADO

- No estoy seguro de que Jackson me hubiera querido allí para eso. –


Remy murmuró mientras se ponía un par de guantes de látex, y luego un par
de guantes de goma por encima, pero Luke solo se encogió de hombros.
- No lo sé. Debiste gustarle a Jackson. ¿Quizás habría sido bueno estar
todos juntos? – Sacudió la cabeza, suspirando. – No lo sé. Supongo que
nunca lo sabremos ahora.
Remy quería consolarlo, pero pensó que tal vez no ayudaría. Luke y
Jackson estuvieron juntos durante mucho tiempo. Era justo que se
lamentara. No quitó lo que sentían el uno por el otro. La relación de Luke y
Jackson fue algo especial, pero Remy también podría serlo. Y, además, estaba
bien que algunas cosas fueran privadas.
En un esfuerzo por distraer a Luke de sus cavilaciones, Remy
preguntó: – ¿Vamos a enterrar a este tipo o…?
- Solía congelarlos por un tiempo. – Dijo con indiferencia. – Tenía uno
de esos congeladores de arcón. Reduce el desorden. Pero me compré un
juguete nuevo, así que eso no importa tanto.
Remy frunció el ceño, preguntándose qué podía querer decir. Todavía
se preguntaba cuándo Luke comenzó a traer trozos y piezas de metal y
maquinaria del exterior para ensamblarlos en el porche trasero. Por
separado, las partes de la máquina parecían un montón de basura, pero
cuando Luke terminó de ponerlas todas juntas… en realidad todavía parecían
un montón de basura, pero Luke se emocionó cuando accionó el interruptor
y el motor empezó a zumbar. Agarrando uno de los cubos de Gregor, Luke
vertió el contenido en la tolva en la parte superior. El ruido resultante fue un
rugido repugnante de huesos crujientes y salpicaduras húmedas cuando los
restos casi licuados llenaron el cubo de abajo.
- Por favor, no me digas que también tienes un negocio de suministro
de carne. – Remy dijo inexpresivamente.
- ¡Ja! Boucher e hijos, salchichas gourmet y carne de cerdo molida. –
Luke ululó y alcanzó una sierra para huesos. – Nah. Estos bosques, – Señaló
a su alrededor con la herramienta. – están llenos de cerdos salvajes. Se
tragarán todo esto en un minuto caluroso.
- ¿Cerdos?
- Sí. Les encantan las cosas. Ya ni siquiera tengo que ir a buscarlos.
Escuchan el sonido del molinillo y vienen corriendo para cenar.
Remy lo miró fijamente, incapaz de obtener nada a través de su cerebro
más que – ¿Cerdos?
Luke se rio y se inclinó, agarró una pierna con una mano y cortó la
rodilla, sacudiendo la cabeza como si Remy fuera el loco.
Fiel a su palabra, unos quince minutos más tarde, cuando casi habían
terminado, el primer cerdo enorme rompió la línea de árboles, con el hocico
levantado, olfateando su premio. La boca de Remy se abrió al verlo, y el
tamaño de él, especialmente cuando a su nueva llegada se unieron un grupo
de amigos.
- Honestamente pensé que estabas bromeando.
Luke pareció encontrar eso gracioso. – ¿En serio? Convertimos a un
hombre en sopa, pero ¿crees que jabalíes en un bosque son descabellados? –
Se rio entre dientes y colocó otro cubo en una carretilla. – Vamos. Ellos saben
que no deben acercarse a la cabaña.
Remy caminaba con dificultad detrás de él, a través de la hierba alta,
preguntándose cómo estaba evitando que los cubos se derrumbaran
mientras se tambaleaban sobre el terreno irregular. Era un buen día, y Remy
volvió su rostro hacia el sol, que había encontrado su camino a través del
dosel. Todo estaba en silencio excepto por el sonido de los insectos y los
pájaros, y el chirrido de la carretilla. A Remy le pareció extraño de alguna
manera, estar allí con Luke, pero también con Gregor. Aunque Gregor era un

ALEX JANE 115


EL DEMONIO DE AL LADO

cubo de desechos y no volvería a sentir el sol.


- ¿Estás bien? – Luke preguntó después de un rato. Estaban parados
hombro con hombro, viendo a los cerdos comer su cena. Remy solo pudo
encogerse de hombros. Luke se estiró y puso su brazo alrededor de los
hombros de Remy. – ¿Te sientes culpable?
- No. No exactamente. – Era difícil expresarlo con palabras. – Me
siento… tranquilo. Como, realmente tranquilo por primera vez en mi vida.
Pero no puedo entender el hecho de que Gregor simplemente se ha ido,
¿sabes? Como si hubiera un espacio donde una vez estuvo una persona. Y
nosotros hicimos ese espacio. – Remy sacudió la cabeza. – Solo estoy siendo
raro. Ignórame.
- No, lo entiendo. Creo que está bien sentirse mal por matar a alguien.
Jackson lo hizo al principio. Solía sorprenderlo llorando a veces… – La boca
de Luke se cerró de golpe como si tuviera miedo de revelar algo demasiado
personal. – Sin embargo, se recuperó. Espero que tú también lo hagas.
Quiero decir… supongo que quieres…
Remy lo interrumpió con un beso. Fue suave y breve al principio, pero
Luke vino por más, igual de tierno, moviendo sus manos para tomar la
mandíbula de Remy y palmear su cuello. Remy estaba casi sin aliento cuando
se separaron.
- Por supuesto que quiero. Quise decir lo que dije. Te amo. Quiero estar
contigo. – Sintiendo la vacilación de Luke, se echó hacia atrás un poco más.
– Sé que probablemente te parezca un poco exagerado, pero tienes que
recordar, siento como si te conociera desde hace años.
- Supongo. ¿Todavía estás bien con tomarte esto con calma? No estoy
seguro de estar listo para hacer promesas por el momento. – Luke parecía
nervioso y Remy estuvo tentado a reír. Era el mismo Luke de la noche
anterior, pero en lugar de ser un ángel feroz envuelto en una violencia
sangrienta, era un hombre, mordiéndose el labio y cambiando su peso de un
pie a otro.
- Remy sonrió. – Sí. Muy bien.
- Eso es bueno escuchar. – Luke sonrió. – Vamos. Todavía tenemos
mucho por hacer.
Remy gimió, pero dejó que Luke lo llevara de regreso a la cabaña. No
estaba bromeando sobre tener mucho que hacer.
El plástico había hecho un buen trabajo al contener la mayor parte de
la sangre, pero Luke soltó un poco de spray y una luz negra y pronto estaba
dirigiendo a Remy a centímetros de la cabaña que parecía intacta a simple
vista. La forma meticulosa en la que Luke eliminó hasta el último rastro de
Gregor hizo que el corazón de Remy cantara. Si no estuviera ya enamorado
de él entonces, se habría enamorado en esos momentos después de que Luke
le entregó a Remy un cepillo de dientes, una botella de lejía en aerosol y
señaló una mancha de sangre en la pared.
- Sabes que esto no lo eliminará por completo. – Remy dijo más de lo
que preguntó, mientras se arrastraba entre un lugar y el siguiente.
Luke solo se encogió de hombros. – No importa. Se trata más de dañar
la evidencia que de esterilizar el lugar.
- Sabes, ahora pueden obtener ADN preciso a partir del rastro más
pequeño.
Luke resopló con burla. – Y ves demasiada televisión. ¿También crees
en el Conejo de Pascua?
Una vez que Luke estuvo satisfecho, sacó más lejía y limpió todo el
lugar nuevamente. Al final, Remy no podía oler nada más que la quemadura
de cloro en sus fosas nasales, y no estaba seguro de que alguna vez pudiera
estar de pie dado lo mucho que le dolían las rodillas de gatear sobre el piso
duro. Incluso el sofá no escapó a una buena limpieza.

ALEX JANE 117


EL DEMONIO DE AL LADO

Todo lo demás, incluida la ropa, la alfombra y las mantas, Luke lo


metió en bolsas negras. – ¿No los vamos a quemar? – Remy preguntó.
- Aquí no. El humo llamará demasiado la atención. La gente nota ese
tipo de cosas. – Luke dijo, sin levantar la vista de su tarea. – Hay un lugar en
el camino de regreso a la ciudad que tiene un incinerador.
Remy frunció el ceño. – Suena arriesgado. – La idea de ir a un lugar
con cámaras de seguridad o empleados, sin importar cuán despistados, en la
camioneta que Luke usaba todos los días, sin haber examinado el área
primero hizo que Remy se estremeciera, pero Luke lo ignoró.
- Está bien. Tengo el código de la llave y puedo salir en dos minutos. –
Miró hacia arriba, y al ver que Remy claramente no parecía estar convencido,
siguió sonando un poco irritado. – Te juro que está bien. Lo he usado muchas
veces.
A Remy todavía no le gustaba la situación, pero murmuró: – De
acuerdo.
Luke escaneó la habitación por última vez antes de señalar con la
cabeza hacia la ducha. – Ve a limpiarte. Entonces podemos irnos.

CUANDO cesó el silbido, Remy volvió a sí mismo. El agua se adhería a un


rastro de calor, pero estaba lo suficientemente fría como para hacer temblar
a Remy cuando salió y agarró la toalla que Luke le había dejado. La puerta se
abrió justo cuando Remy se estaba secando un pie, inclinado y
balanceándose, exponiéndose de la peor manera.
Luke resopló. – ¿Eres decente?
- No estoy seguro de que eso haya sido verdad. – Remy murmuró
mientras dejaba caer su pie en el suelo, poniéndose en altura.
Luke se humedeció los labios. – No sé. – Extendiendo la mano, sus
dedos encontraron la marca del mordisco en el pecho de Remy. Presionando
su pulgar contra la costra, Luke sonrió cuando Remy siseó ante la picadura
cuando la herida se volvió a abrir, supurando un líquido transparente. – Te
ves bastante decente para mí. – Suspiró y movió su mano en un movimiento
amplio sobre los pectorales de Remy, mapeando los moretones allí. – Cristo,
te quiero de la peor manera. Quiero tanto tu polla dentro de mí. – Remy dio
un paso hacia él, feliz de hacerlo, pero Luke negó con la cabeza. – Ahora no.
¿No a menos que quieras limpiar la cabaña de nuevo?
- Mierda. Eso es tan injusto.
Luke rio. – Cuéntame sobre eso. – Miró hacia abajo a la polla
engrosada de Remy y suspiró. – Será mejor que te vistas antes de que ambos
hagamos algo de lo que nos arrepintamos.
Empezó a darse la vuelta, pero Remy lo agarró por la muñeca y lo
apretó con fuerza. – Oye. Solo quería decirte… gracias. Por darme una
oportunidad. Sé que no podría haber sido fácil para ti después de Jackson,
pero… bueno, solo quería decirte que te lo agradezco. Incluso si decides que
no quieres… ya sabes.
Luke estaba en silencio y quieto, manteniendo sus ojos en el marco de
la puerta, y Remy estaba convencido de que había cometido un error hasta
que Luke finalmente se volvió para mirarlo. – Podría decirte exactamente lo
mismo. Siendo como terminaron las cosas… Vamos. Vístete. Salgamos de
aquí.
Remy hizo lo que le dijo, aunque frunció el ceño cuando pensó en lo
que Luke no había terminado de decir.
Nunca se le había ocurrido hasta entonces que tal vez Luke podría
sentirse responsable de que Jackson terminara en prisión o muriera de la
forma en que lo hizo. Que Luke se sintiera culpable por cualquier cosa era un
concepto extraño, pero estaba claro que no era el asesino directo que Remy

ALEX JANE 119


EL DEMONIO DE AL LADO

una vez había imaginado que era.


Todavía estaba tratando de resolver las cosas cuando Luke terminó de
cerrar el lugar, ambos extrañamente tristes de irse, como si hubieran pasado
un mes de vacaciones en lugar de treinta y seis horas en el bosque.
- ¿Te arrepientes? – Luke preguntó mientras caminaba hacia donde
Remy estaba apoyado contra el costado del auto robado.
- En absoluto. – Remy dijo, seguro mientras negaba con la cabeza. –
¿Tú?
Luke dejó que una mano se deslizara alrededor de la cintura de Remy
y lo empujó contra su cuerpo. – Nop. Tal vez debiste encontrarme antes para
que pudiéramos haber estado haciendo esto ya.
- Si los deseos fueran caballos… – Remy murmuró, rozando sus labios
a lo largo de la mejilla de Luke.
Luke respiró hondo y soltó el aire lentamente mientras inclinaba las
caderas para encontrar la entrepierna de Remy. Los párpados de Remy
parpadearon ante el calor entre ellos, pero Luke ya se estaba alejando. –
Supongo que será mejor que llevemos este programa a la carretera.
Se adentraron en el bosque por separado, lejos de la cabaña y de la
carretera principal. Apenas estaba fuera de la carretera, pero Remy se alegró
de haber estudiado el mapa antes de aventurarse allí. Llegaron al lugar
designado después de un rato y estacionaron. Remy se apresuró desde el auto
robado a la camioneta de Luke, y luego puso una lista de reproducción para
el viaje a casa mientras Luke empapaba el auto robado con gasolina y lo
prendía. No se quedaron a mirar; pensando que la columna de humo
resultante llevaría a alguien a investigar más temprano que tarde. Además,
se estaba haciendo tarde y Luke tenía que ir a trabajar por la mañana.
El viaje a casa fue bastante agradable. Era agradable ver el área a la luz
del día, incluso si las sombras ya eran largas en el suelo. Luke estaba bastante
callado, solo preguntó si Remy quería cambiar la música un par de veces, y
luego se detuvieron en una puerta de tela metálica en el exterior de un
edificio industrial.
- Vuelvo enseguida. – Fue toda la advertencia que recibió Remy antes
de que Luke saltara y tomara las dos bolsas de basura del maletero.
Remy vio como la mano enguantada de Luke marcó un código que
abrió la puerta, y luego desapareció dentro del complejo por unos pocos
minutos antes de volver a salir con las manos vacías.
Condujeron por un corto tiempo en silencio antes de que Remy tuviera
el coraje de preguntar – Entonces… ¿ahora qué?
Luke miró por encima, aparentemente sin querer apartar los ojos de la
carretera más tiempo del necesario. – ¿Qué quieres decir?
- No lo sé, supongo, no sé lo que esperaba.
Luke sonrió. – ¿Un poco anticlimático para ti?
- Quizás. – Remy murmuró, encogiendo un hombro y odiando sonar
como un niño petulante. Tomó un respiro profundo. – Pensé que tal vez
habría algo… dramático. Alguna revelación o algo así. Pero, sólo estoy
cansado y dolorido.
- A veces me pongo muy triste después. – Luke dijo en voz baja como
si estuviera revelando su secreto más profundo. – No tan culpable, pero sí,
entiendo cómo te sientes. Creo que es tanta prisa, como si nada más pudiera
llegar a ser tan emocionante, que después me siento un poco…
- ¿Vacío? – Remy ofreció. Luke asintió brevemente. Remy reflexionó
sobre el pensamiento antes de agregar: – ¿Va a mejorar o empeorar las cosas
que yo esté cerca?
- Oh, mejorar. – Luke parecía emocionado. – He extrañado tener a
alguien con quien hablar de eso. Supongo que podemos mantener vivo el
momento entre nosotros dos. Si quieres, por supuesto.

ALEX JANE 121


EL DEMONIO DE AL LADO

- Sí. – Remy suspiró, sonando para todo el mundo como si estuviera


haciendo un compromiso en ese momento. – Quiero saber cómo se siente
tan mal para ti.
- Estabas justo ahí. – Luke murmuró, prestando más atención a los
carriles que se fusionaban, al parecer.
Remy negó con la cabeza y miró por la ventana lateral a la ciudad
debajo de ellos. – Vi lo que hiciste, pero no pude sentir lo que sentías; cómo
te emocionó o te hizo sentir. ¿Crees que es tonto? ¿Que yo quiera eso?
- No. – Luke negó. – No, es… agradable. Supongo… Supongo que solo
esperaba que te parecieras más a Jackson, ya sabes, solo querer ayudar con
la limpieza y mirar un poco. Me gusta que estés interesado. No lo sé, supongo
que siempre pensé que Jackson me estaba complaciendo. Creo que será
bueno compartir esto.
- Escuché que los intereses comunes son buenos para las relaciones. –
Remy hablaba en serio, pero Luke se rio de todos modos. – Tendremos que
hacer algo para conocernos.
- ¿No te conozco ya?
- Yo… – Remy se movió en su asiento y miró sus manos. – No me
gustan los deportes. A Remy sí, pero no a mí. No me importan, pero…
- No me gusta el pepperoni en mi pizza. – Luke interrumpió. – O
aguacate. O cilantro.
Un grito ahogado escapó de la boca de Remy antes de que pudiera
detenerlo. – ¿Pero te comiste esa cosa mexicana que hice la semana pasada?
Estaba lleno de eso.
- Sí. – Luke dijo como si Remy fuera una especie de idiota. – Lo hiciste
para nosotros. Sin embargo, todavía sabía a jabón.
- No me gustan los gatos. O los perros en realidad. No soy una persona
de animales.
- Odio el aire libre. Odio acampar en particular.
- ¿No fuiste ya dos veces este año? – Luke asintió y Remy tuvo que reír
entonces. – Jesucristo, ¿qué te gusta?
- ¿Quieres que te lo cuente o sería más divertido para ti descubrirlo por
ti mismo? No quisiera privarte de la erección que te da la investigación.
- Mierda, no, dime algo.
- Me gustas tú. – Luke lo miró y le sonrió. – Me gustan los deportes y
los perros. Me gusta leer, sobre todo biografías. No soy muy goloso, pero el
helado de tarta de manzana de mi madre es lo mejor que he comido. Me gusta
mi familia, incluso si a veces pueden ser un poco molestos.
- ¿De verdad hablas con tu hermano dos veces por semana? – Remy
preguntó en voz baja, casi como si la pregunta fuera más una intrusión que
el hecho de haber escuchado todas esas conversaciones durante meses.
Luke volvió a mirar, pero esta vez no estaba sonriendo. – ¿Con quién
crees que he estado hablando? – Remy solo se encogió de hombros y miró
por la ventana, lo que Luke encontró más molesto que nada por el sonido de
su respuesta. – Sí, es mi hermano, idiota. Y mi mamá es realmente mi
mamá… ¿pensaste que fingí una familia?
- No lo sé. – Remy murmuró. – Realmente pensé que te gustaba esa
cosa con todo el cilantro.
Luke se rio, aunque el sonido se convirtió en un gemido cuando se
acercaron a la casa. – Ah, mierda. Bueno, casi nos salimos con la nuestra.
Remy miró hacia arriba, medio esperando que la policía estuviera en
la puerta de su casa, pero solo eran Paul y Cate pareciendo haber salido a dar
un paseo por la noche, o simplemente merodeando fuera de sus patios
delanteros para atraparlos en el acto. Se desinfló, sin sentir que tuviera la
energía para montar un espectáculo, pero también sabiendo que era el
momento exacto en el que tendría que hacer precisamente eso.

ALEX JANE 123


EL DEMONIO DE AL LADO

- Con qué quieres ir. – Preguntó en voz baja, sin levantar la vista de sus
manos como si estuviera revisando su teléfono.
- La cena sería lo más fácil. – Luke murmuró mientras saludaba a la
pareja y entraba en el camino de entrada. – ¿Ese lugar hípster en la quinta?
- Dios, no. Ve con Olive Garden. La hará feliz, además hay dos en caso
de que sienta la necesidad de asegurarse.
Remy suspiró. Odiaba Olive Garden, incluso cuando era una comida
ficticia. Aun así, logró pegar una sonrisa cursi mientras salía del auto con los
sonidos de Luke saludando a la pareja. La única gracia salvadora en toda la
situación era que él y Luke parecían poder deslizarse sin problemas en esta
danza del engaño, moviéndose juntos como si hubieran estado practicando
durante años.
- ¿Así que parece que ustedes dos se están llevando bien? – Cate
preguntó, claramente ya fantaseando sobre cuál de ellos tenía el rol de activo.
- Bastante bien. – Remy dijo, sonriendo levemente. – Incluso si me
robó la mitad de mis palitos de pan.
- ¡Hey! Te duermes, pierdes. ¿O esa regla solo se aplica a la tarta de
queso?
Remy se rio y golpeó el hombro de Luke cuando se acercó a él. – Me
sorprende que haya espacio para la tarta de queso.
- Debería haberte advertido sobre el gusto por lo dulce de Luke,
supongo. – Paul bromeó, claramente haciendo un esfuerzo concertado para
parecer cómodo con sus amigos saliendo, incluso si Remy pudo ver su nariz
arrugándose con un poco de disgusto.
- Deberían venir a cenar la semana que viene. – Cate dijo, su rostro
cansado se animó al pensarlo. – Hago un delicioso pastel de queso de
chocolate blanco. Incluso pueden llevarse lo que quede a casa para
compartir.
- Eso suena genial. Estoy libre todas las noches menos los miércoles. –
Remy se volvió hacia Luke. – ¿Y tú?
- ¿Estás seguro de que no quieres que me quede afuera para que te
quedes con todo el postre? – Todos rieron cortésmente y Remy comenzó a
contar los segundos hasta que pudo dejar la farsa. Luke se encogió de
hombros. – Sí, estaría dispuesto a eso.
- Súper. – Cate parecía feliz como una lombriz. – Digamos el jueves,
¿de acuerdo?
Remy resistió el impulso de juntar sus manos y decir “¡Sí, vamos!” en
lugar de asentir con la cabeza y, en general, poner excusas para decir buenas
noches.
Vio a los Roberts alejarse, parado casualmente junto a Luke, y
murmuró – Quieres entrar un rato.
- Pensé que nunca lo preguntarías. – Luke respondió en voz baja, y
ambos se deslizaron hacia la casa.
Las luces estaban encendidas, al igual que la televisión gracias a los
temporizadores de seguridad de Remy, dando al lugar una sensación
acogedora tan pronto como entraron a la habitación. Remy no se molestó en
quitarse los zapatos, solo arrojó sus llaves en el cuenco de la unidad de
televisión y atravesó la casa hasta la cocina.
Luke lo siguió, sin hablar, pero aparentemente tan relajado en el lugar
de Remy como en el suyo. Apoyado contra una de las encimeras de la cocina,
esperó con los brazos cruzados sobre el pecho hasta que Remy le entregó una
fría del refrigerador antes de decir – Sabes que va a hacer una cazuela,
¿verdad?
Remy se rio levemente e imitó la posición de Luke, apoyándose en el
mostrador opuesto y cruzando los pies por los tobillos. – Me gusta la cazuela.
Además, creo que es bueno que sea predecible.

ALEX JANE 125


EL DEMONIO DE AL LADO

- Lo harías. – Luke se llevó la botella a los labios y tomó un trago. –


¿Captaste la mirada en el rostro de Paul cuando me tocaste?
Remy asintió. – Sí. ¿Quieres hacer algo al respecto?
- No cago donde como si puedo evitarlo. – Luke dijo. – Aunque un poco
de sexo semipúblico podría ayudarlo a aceptar lo que sea que esté
reprimiendo, ¿no crees?
- He visto el historial de su navegador. Créeme, el tipo no está
embotellando nada. – Luke levantó una ceja interrogante y Remy quería reír.
– Digamos que compra muchas toallitas húmedas para pantalla y
probablemente no debería quedarse solo con ninguna adolescente que te
importe.
Todo lo que hizo Luke fue encogerse de hombros y decir: – Supongo
que cada uno a lo suyo.
Después de un minuto de intentar pensar en algo normal que decir,
Remy se rindió. – Entonces, ¿a-así es esto?
- ¿Qué? – Luke parecía confundido.
- ¿Salimos y matamos a un tipo y luego volvemos a casa y hacemos
planes para la cena y cotilleamos sobre los vecinos?
Luke soltó una carcajada. – Te dije que sería decepcionante. – Pareció
medir la decepción de Remy antes de caminar hacia él, dejando su botella en
el mostrador para poder agarrar ambos bíceps de Remy cuando se paró
frente a él. – Mira. La forma en que debes pensar es que ¿lo qué pasó anoche?
No es mi vida. Y no será nuestra vida. Es sólo un… pasatiempo.
- ¿Un pasatiempo?
- Claro. Como el golf o… los bolos. Supongo que hay una opción para
ser profesional, pero entonces demasiada gente sabría cómo encontrarme, y
me gusta no tener que mirar por encima del hombro. Y no estoy loco. No
estoy fuera de control. No he colapsado. No tengo un gatillo. Simplemente…
simplemente me gusta.
Remy se permitió relajarse un poco, lanzándose hacia adelante hasta
que su cabeza descansó sobre el hombro de Luke. – Simplemente no encajas,
¿sabes? Toda la investigación sobre creación de perfiles dice…
- De todo lo que habla esa mierda es de personas que han sido
atrapadas. Pero no nos van a atrapar. ¿O sí? – Remy negó con la cabeza, o lo
que pudo sacudir la cabeza sin romper el contacto con el hombro de Luke.
Luke suspiró y lo acercó más. – Sé que te sientes un poco deprimido en este
momento, pero eso pasará. Oye. ¿Quieres irrumpir en mi casa y reemplazar
algunas de esas cámaras ocultas que tanto te gustan? ¿Eso te animará?
Remy se rio entre dientes a pesar de sí mismo. – Puede que ya lo haya
hecho. – Susurró, sonriendo contra la camiseta de Luke cuando lo escuchó
reír también.
- Ese es mi chico. – Luke le susurró y le besó la sien. – ¿Sabes que
podríamos molestar a los Roberts si quisieras? ¿Podrías follarme mientras
vemos a Paul masturbarse? ¿Podría condimentar la cena el jueves?
Empujándolo ligeramente, Remy se enderezó y dijo con una sonrisa –
Dices las cosas más dulces.
Luke se encogió de hombros. – Solo quiero que seas feliz. Conocerte y
hacerte feliz. Incluso si eso significa tener que comer tarta de queso e ir a su
estúpido club de lectura por un tiempo más.
- Y comer comida mexicana que no te gusta.
- Sí. – Luke casi gritó. – Exactamente eso. Y si podemos dar de comer
a los cerdos de vez en cuando, espero que tú también estés deprimido. –
Entonces hizo una pausa, inclinando la cabeza hacia un lado. – Supongo que
realmente no hablamos de lo que quieres en todo esto.
Para Remy, la respuesta era obvia. – Tú. Solo tú. Quiero estar ahí para
ti de la forma que quieras.

ALEX JANE 127


EL DEMONIO DE AL LADO

- ¿Incluso si es aburrido y doméstico?


La respuesta de Remy fue acercarse y besar a Luke suavemente en los
labios. Los fuertes brazos de Luke lo rodearon, acercándolo, pero el beso
permaneció tierno y dulce a pesar de la energía que vibraba entre ellos.
- ¿Quédate esta noche? – Remy susurró, sin albergar la esperanza de
que Luke dijera que sí, y no se sorprendió cuando Luke sonrió contra sus
labios y negó con la cabeza.
- Esta noche, los dos necesitamos espacio. Y dormir. – Se echó hacia
atrás, mirando a los ojos de Remy. – Pero mañana, dejemos las cosas claras,
¿no? Tú y yo. O al menos Remy y Luke. Nos saludaremos antes de ir a
trabajar. Tal vez nos reunamos para almorzar si no estás demasiado ocupado.
Puedo comprar comida para llevar de camino a casa y podemos hacer planes
para el fin de semana con comida china.
- Suena… normal. – Remy dijo con una sonrisa. – Y bien. Creo que un
nuevo comienzo suena bien.
Luke sonrió y Remy tuvo la sensación de que todo iba a estar bien. –
Pensé que te podría gustar cómo sonaba eso. ¿Te veré mañana entonces?
- Sí. – Remy respondió. – Sí, lo harás.
EPILOGO
Tres Años Después

Reuben se reía de algo que decía Pete cuando oyó abrirse la puerta del
bar. Mirando por encima del hombro, vio a Luis deslizarse dentro y sacudirse
la lluvia de su chaqueta antes de verlo entre la multitud. Dos años habían
estado viviendo en Seattle, y aún Luis no pensaba en cargar un paraguas con
él.
Se volvió hacia la mesa, solo para ver a Pete negando con la cabeza,
aparentemente pensando lo mismo. – Tu hermano no aprende, ¿verdad?
En Seattle, eran simplemente hermanos para el mundo exterior. Luis
se había mudado allí primero. Cinco agonizantes meses, Reuben se había
quedado en Pittsburgh, muriendo un poco todos los días, extrañándolo como
loco. Ciertamente había ayudado con la tapadera que Luke y Remy habían
tenido una mala ruptura cuando Luke fue trasladado a otra oficina. Remy
estaba deprimido y trabajaba, hacía ejercicio y sufría durante la cena una vez
ALEX JANE 129
EL DEMONIO DE AL LADO

a la semana con los Roberts mientras Luis se establecía, hacía amigos,


alquilaba una casa, tejía su telaraña para el tiempo que Remy no podía
soportar vivir en un lugar con recuerdos tan tristes, Reuben, recién
divorciado y tratando de recuperarse, podría materializarse para quedarse
con su hermano menor por un tiempo.
Soltando una carcajada, Reuben hizo una pausa antes de tomar un
trago de su vaso. – ¿Qué puedo decir? Lo dejaron caer de cabeza cuando era
niño.
- Eso explicará el chongo en su cabeza, entonces. – Pete se rio entre
dientes.
Reuben había conocido a Pete el primer día en el sitio de construcción
donde había encontrado trabajo. Era bastante callado, un buen padre de
familia al que le gustaban las folladas ocasionales con Linda cuando
compraba, y un anhelo por los coches italianos que nunca podría permitirse.
Al principio, había sido un medio para lograr un fin. Reuben simplemente se
había hecho amigo de él para mezclarse. Pero después de un tiempo, y con el
suave aliento de Luis, su amistad se había convertido en algo real.
A Reuben siempre le había sorprendido que Luis tuviera una red social
tan rica. En Pittsburgh, Luke había tolerado a sus vecinos, pero realmente le
agradaban las personas con las que había trabajado. Reuben siempre había
tenido problemas para hacer amigos, pero con Luis allí para calmar sus
inseguridades, le resultó más fácil socializar y también lo disfrutó. Pete era
un buen tipo y era agradable estar cerca de alguien que no parecía querer
nada más que dejarse llevar. Luis tenía un montón de amigos, en su mayoría
personal docente de las escuelas en las que sustituía, y estaban bien. Pero
aun así era bueno tener un amigo suyo.
Riendo junto con Pete, Reuben no pudo encontrar la manera de
defender a su hermano. Al principio, le había costado un poco acostumbrarse
a la apariencia hípster de Luis, pero finalmente a Reuben le gustó. No le
gustaba tanto dormir con la cara llena de pelo, pero había cosas en su
apariencia que también habían sido un ajuste para Luis. Aunque no le
encantaba exactamente el esfuerzo que le costaba mantener su nuevo cuerpo
cuando todo lo que Luis tenía que hacer era fingir que hacía yoga una vez a
la semana.
Trabajar en la construcción ayudó a Reuben a mantener su nuevo físico
voluminoso. Cargar ladrillos y cavar zanjas todo el día lo mantenía activo,
pero pasar horas adicionales en el gimnasio se volvió aburrido después de un
tiempo. Al menos podía consolarse con el hecho de que a Luis finalmente le
picaban los pies y quería seguir adelante.
A Luis, en cambio, le encantó la facilidad con la que Reuben pudo
transformarse. Ayudó a su manera, dedicando tiempo a “motivar” a Reuben
en el gimnasio por cualquier medio necesario, y tomando la carga de
organizar sus intensas necesidades dietéticas, manejar sus macros y
proteínas, y todas las cosas para las que Reuben no tenía paciencia a pesar
de su amor por el orden. No dolía que a Luis le encantaran los resultados, la
sensación de él, los músculos duros y la piel tensa, la forma en que Reuben
podía maltratarlo con tanta facilidad. Tan pronto como Luis se dio cuenta de
que Reuben podía sostenerlo y follarlo contra la pared, se tomó dos días de
enfermedad para que pudieran hacer eso. Por supuesto, Reuben había ido al
baño a la mañana siguiente para encontrar la palabra “CACHAS escrita en su
enorme pecho con marcador permanente. Maldijo mientras lo restregaba
ineficazmente con un paño al sonido de la risa aullante de Luis proveniente
del dormitorio.
Era difícil no envidiar que Luis lo tuviera tan fácil en comparación.
Había adelgazado un poco, había dejado que su vientre se ablandara y su
cabello creciera, manteniendo su barba lo suficientemente larga como para

ALEX JANE 131


EL DEMONIO DE AL LADO

llamarla barba. Ahora era un maestro suplente, con trabajo regular en un par
de escuelas secundarias de su distrito. Era muy querido por el personal,
aunque los alumnos lo hacían pasar mal. Después de su primera semana con
una clase particularmente difícil, se quejaba incesantemente con Reuben
sobre uno de los chicos. Reuben había hecho un esfuerzo por encontrar a
alguien que nadie echara de menos y que luciera lo suficientemente similar
como para que Luis pudiera perder sus frustraciones de manera segura sin
destripar a su alumno en su salón de clases. Le tomó un mes alinear sus
horarios, pero Luis tuvo la oportunidad de hacer gritar al tipo durante un par
de horas en el bosque antes de golpearlo hasta matarlo con una palanca, y se
sintió mucho mejor después.
Sus vidas eran bastante normales la mayor parte del tiempo, pero no
habían dejado de cazar. Reuben llevaba un registro de la frecuencia, el lugar
y el momento en que se mantenía un patrón fuera de las muertes. Planearon
vacaciones, solo para conducir a otra parte y darse un capricho. A veces había
meses entre asesinatos, en ocasiones, con semanas de diferencia. Florida
durante las vacaciones de primavera, Nueva Orleans para el Mardi Gras, el
ocasional excursionista extraviado en la naturaleza; había muchas formas de
camuflar a los desaparecidos. Ocasionalmente habían usado la cabaña,
manteniendo un “amigo especial”, como los llamaba Luis, para una estadía
prolongada, pero Reuben lo odiaba. Para él, el riesgo era demasiado.
Demasiados rastros de evidencia, demasiadas posibilidades de que alguien
lo encontrara, demasiados cerdos amistosos y bien alimentados
deambulando por el lugar. Al final, tuvieron una pelea ardiente, que terminó
con Luis saliendo furioso y regresando a casa dos días después apestando a
humo de leña. Reuben había estado tan agradecido de que Luis le hubiera
cedido la cabaña, se había sometido a una paliza tan fuerte que había pasado
una noche en el hospital y había tenido que presentar un informe policial
sobre un atraco. Había valido la pena mantener a Luis a salvo un poco más.
Luis se dejó caer en la silla junto a él y le dio una ligera palmada en el
hombro a Reuben. – Empezaron sin mí.
- Si te esperábamos, todos estaríamos recogiendo nuestras fichas de
sobriedad de AA. – Reuben gruñó. – Consigue una ronda, ¿quieres?
- Bien, gruñón. – Luis murmuró mientras levantaba una nalga de la
silla para sacar la billetera de su bolsillo. – ¿Llamaste a mamá sobre el fin de
semana?
Reuben maldijo entre dientes y se frotó la sien. – No. Lo olvidé.
- Jesucristo, Rubén…
- Sí, sí, lo sé.
- Mañana a primera hora, ¿de acuerdo? – Luis dijo mientras se ponía
de pie. Aparentemente satisfecho con el gruñido irritado que le dio Reuben,
se fue al bar.
- Por eso es el favorito. – Pete dijo en broma. Reuben le arrojó un
posavasos, pero no estuvo en desacuerdo.
No era mentira. No es que Reuben realmente necesitara llamar, sino
que Luis era el favorito. Principalmente fue porque la mamá en cuestión era
la de Luis. Aunque ella y el resto de la familia llamaban a Luis Junior cuando
estaban cerca. Reuben fue llamado, a su vez, “cariño”, “hermano” o “la perra
de Junior” específicamente por la hermana de Luis cuando se burlaba de
ellos.
Luis les había presentado a Reuben unos seis meses después de
conocerse. Conduciendo hasta la granja familiar, las manos de Reuben
habían estado sudando de miedo tanto que Luis prácticamente se había reído
todo el camino. La semana anterior habían secuestrado, violado y mutilado
a un portero del hospital a plena luz del día, pero eso había sido un paseo por
el parque comparado con la ansiedad de tener que pararse frente al padre de

ALEX JANE 133


EL DEMONIO DE AL LADO

Luis y estrecharle la mano.


La familia de Luis era muy… normal. Tan normal que a Reuben le costó
algo de tiempo descubrir cómo Luis se había convertido en la forma en que
lo había hecho. La propia familia de Reuben no existía; una tía en algún lugar
que podría o no haber engendrado primos, pero Reuben realmente no lo
sabía. Sus únicos recuerdos eran desagradables y no valía la pena recordarlos
en absoluto. No había pensado en su familia, la familia real, en mucho tiempo
antes de conocer al Dr. Byrne y haberle ofrecido la oportunidad de su vida.
Ahora la familia de Luis era su familia. Lo habían aceptado de todo
corazón. Cuando Luis y Reuben se casaron el año anterior, la ceremonia
había sido en su pequeño ayuntamiento rodeado de lirios y parientes
amorosos. Hubo algunos intolerantes homofóbicos, pero no lo suficiente
como para irritar a la familia de Luis. Estaban hechos de un material más
duro. Dolió un poco no poder usar sus anillos una vez que regresaron a
Seattle, guardándolos para ocasiones especiales: su aniversario, visitas
familiares y cuando estaban masacrando personas, obviamente. Maridos
asesinos, los llamaba Luis, y eso hacía sonreír a Reuben cada vez que pensaba
en ello.
Por supuesto, Luis siendo Luis, le encantaba sacar el tema del
hermano, burlarse de Reuben al respecto mientras lo besaba, esperando
hasta que Reuben estuviera dentro de él y demasiado cerca para hacer algo
más que follarlo más fuerte para evitar que Luis hablara. Luis se reiría,
gritaría y aguantaría por su vida, saboreando la incomodidad de Reuben, el
horror del dolor y le fruncía el culo. Reuben tenía sus límites, pero rascarlos
hacía muy feliz a Luis. Reuben nunca había tenido el corazón para decirle
que se detuviera, incluso cuando tiraba su trasero flaco al suelo cuando
terminaban y se iba a la ducha sin él. Su marido tenía el sentido del humor
más extraño.
Reuben miró con inquietud la bandeja que se deslizó sobre la mesa
frente a él. Esperaban las cervezas, pero estaba cuestionando la sabiduría de
los tragos que lo acompañaban cuando Luis se sentó a su lado. Reuben lo
miró fijamente. – Espero que no estés pensando en conducir a casa.
Luis lo despidió. – Conseguiremos un taxi. Tengo buenas noticias que
deben celebrarse. – Le sirvió una de las bebidas a Pete antes de darle un
whisky a Reuben. – Vamos, gruñón. Puede que nunca suceda.
- Sí. Vamos, gruñón. – Pete repitió, sonriendo a través de la mesa
mientras se llevaba la cerveza a los labios.
Reuben frunció el ceño. – No me llames así. Ya es bastante malo
cuando el idiota lo hace.
Pete rio. – No lo fastidies. Compró una ronda.
- Él también comprará la próxima. – Reuben refunfuñó.
- Sí lo que sea. – Luis sonrió y levantó su vaso de chupito. – Tengo
buenas y malas noticias.
- Las buenas noticias, por el amor de Dios. – Pete dijo, que parecía más
sediento a cada minuto.
Luis se aclaró la garganta. – Conseguí el puesto permanente que
solicité el mes pasado. Están mirando al nuevo profesor de historia e historia
del arte para Centennial Academy.
Reuben se movió en su silla para mirarlo. – Estás bromeando. Bien
hecho, hermano. – Se inclinó y atrajo a Luis en un abrazo fraternal.
- Entonces, ¿cuáles son las malas noticias? – Pete preguntó.
Luis hizo una mueca. – La mala noticia es que la escuela está en
Kentucky, así que los dejaré tristes sacos en el futuro previsible.
Hubo un gemido general y murmullos de tristeza alrededor de la mesa,
pero Luis negó con la cabeza y sostuvo su vaso más alto. – No, no, esto es una
celebración. He estado buscando este trabajo durante los últimos cuatro

ALEX JANE 135


EL DEMONIO DE AL LADO

años. Y volveré, no se preocupen.


Las quejas se convirtieron en suaves burlas de una naturaleza más
positiva, se cortaron los tragos y se le indicó a una camarera que trajera unos
cuantos más.
- Supongo que esto significa que debería empezar a buscar un lugar
para vivir, ¿eh? – Reuben apoyó la cabeza en una mano y el codo en la mesa.
Luis se encogió de hombros. – ¿Siempre podrías aceptar la oferta del
tío Rudy?
Reuben gimió, pero Pete intervino: – ¿Qué oferta es esa?
- Oh, él tiene esta empresa en casa. Es construcción, sobre todo
montaje de tiendas, alguno que otro contrato doméstico. Quiere que vuelva
y dirija los sitios.
Las cejas de Pete se alzaron. – Entonces, ¿podrías entrar como
capataz? ¿Con mejor paga? ¿Trabajando para una empresa decente? –
Reuben asintió. – ¿Y no quieres hacer esto porque…?
Pete dejó que la pregunta colgara allí y también Reuben. Fue Luis
quien respondió al final. – Porque la ex esposa de alguien todavía vive a dos
cuadras de la oficina, y aunque han pasado casi dos años desde el divorcio,
El Gran Reuben es un cobarde. ¿No es así, gruñón?
- No soy un cobarde. – Espetó. – Solo me gustaría mantener mis bolas
donde se supone que deben estar gracias.
- Sí, bueno, puedes explicárselo a mamá el fin de semana. – Luis sonrió
y luego le dio un puñetazo en el hombro. – Crucemos ese puente cuando
lleguemos a él, ¿eh?
Entonces Reuben tuvo que sonreír. – Sí. Quizás. Suficiente de mí. Esta
es tu noche para celebrar. – Sostuvo su vaso en alto y se rio. – Felicidades
hermano.
REUBEN dejó a Luis en el taxi para pagar, en lugar de tomar el paso
delantero hacia su casa. Era sábado por la noche, así que no le preocupaba
demasiado la resaca al día siguiente. Podría dormir hasta tarde y pensar en
recoger su camioneta en el estacionamiento del centro por la tarde.
Al abrir la puerta principal del pequeño estudio, Reuben dejó la puerta
entreabierta, suspirando mientras se tambaleaba hacia el sofá y se
desplomaba, listo para recostarse y estrellarse sin siquiera quitarse las botas.
Luis resopló, claramente impresionado por su estado cuando entró y
cerró la puerta, murmurando – Peso ligero – en voz baja.
- Tuve un día largo. – Reuben se quejó, aunque estaba tan perplejo y
molesto como cualquiera porque su tolerancia al alcohol no había
aumentado proporcionalmente a su tamaño.
- Perdón si te tomé por sorpresa antes. – Luis dijo desde la cocina.
Cuando volvió a la vista, tenía dos botellas de agua y una expresión de
disculpa en el rostro que Reuben no consideró necesaria.
- Oye. – Dijo gentilmente cuando la muñeca de Luis estuvo lo
suficientemente cerca para agarrarla. – Sabía que vendría. No es como si no
hubiéramos hablado de ello ni nada. Además, ayudó a vendérselo a Pete, así
que…
- Me importa un carajo Pete. – Luis murmuró, permitiendo que
Reuben lo pusiera suavemente en su regazo, abriendo las piernas y
deslizando sus muslos a ambos lados de los de Reuben para montarlo a
horcajadas. – Debería haber dicho algo antes.
Reuben se limitó a encogerse de hombros y rodeó la cintura de Luis
con los brazos. – Sin daño no hay falta. ¿Quieres chuparme a modo de
compensación?
Luis soltó una carcajada antes de inclinarse hacia adelante para
susurrar – Fóllame como si quisieras después y tienes un trato.

ALEX JANE 137


EL DEMONIO DE AL LADO

Reuben se rio, pero se deslizó hacia adelante y levantó a Luis con muy
poco esfuerzo, llevándolo hacia uno de los dormitorios. Alternaban las
noches en el que dormían y rara vez hacían las camas por la mañana si surgía
la necesidad de mantener las apariencias.
Se besaron mientras Reuben caminaba, los brazos de Luis colgando
casualmente sobre sus hombros, sus piernas apretadas alrededor de la
cintura de Reuben. Reuben podía sentir el golpeteo de las botellas de agua
que se balanceaban entre sus omóplatos mientras las movía.
- ¿Quieres hablar sobre el plan? – Preguntó mientras dejaba a Luis sin
ceremonias en la cama.
Luis negó con la cabeza, descartando las botellas de agua a favor de
atacar el cinturón de Reuben. – Nah. Tengo mejores cosas que hacer con mi
boca. Pero adelante.
La sonrisa que le lanzó a Reuben lo hizo sentir como el hombre más
afortunado del mundo. Tuvo tanto miedo cuando se fue de Pittsburgh a
Seattle de que todo con Luis fuera demasiado diferente. Luke, se dijo a sí
mismo, se había ido, reemplazado por este nuevo hombre, al igual que Remy
había sido reemplazado por Reuben. Pero después de solo unos segundos de
reunirse, supo que el hombre con el que había regresado a casa era del que
había estado enamorado años antes de que Luke existiera.
No pasó mucho tiempo antes de que Reuben tuviera sus dedos
retorcidos en el largo cabello de Luis, gruñendo mientras empujaba su polla
en la garganta de Luis, ignorando la forma en que Luis le arañaba los
antebrazos, desesperado por respirar. Estaba a punto de correrse cuando
Luis marcó el ritmo de verdad, sin duda su esposo era serio. Reuben estaba
más que un poco enojado cuando, después de raspar ruidosamente un poco
de aire en sus pulmones descuidados, Luis miró hacia arriba y dijo –
¿Podemos hacerlo una vez más antes de irnos?
Gruñendo su desaprobación, Reuben forzó su polla goteando hacia
atrás entre los labios de Luis, gruñendo cuando sintió los dientes. Solo por
eso, apretó la nariz de Luis para cerrarla y terminó con brusquedad, viendo
el ruido que salía de los lados de la boca de Luis mientras se retiraba
lentamente. Luis vomitó, pero se lo merecía, y fue mucho más divertido que
decir “no”. Reuben se distraía cuando lo empujaba a forzar sus planes
cuidadosamente trazados a realizarse demasiado pronto o con muy poca
preparación. Aún no los habían capturado y Reuben no tenía planes de
permitir que eso sucediera en el futuro.
Luis se secó la boca, tosiendo y con un brillo en los ojos que Reuben
sabía que significaba que la venganza sería una mierda. Reuben lo besó de
todos modos. – Tengo muchas ganas de pasar un rato con tus padres. – Luis
se limitó a sonar y se quitó la camisa.
Estaban planeando tomarse unas semanas para hacer la transición a
un nuevo lugar pasando el rato con los parientes políticos. Darse cuenta de
que eran actores ayudó a vender la idea de “descansar” entre trabajos, así
como viajar y cambiar su apariencia. Especialmente cuando nadie en casa
tenía muchas ganas de viajar, visitar o comprobar lo que estaban haciendo.
– Yo también. – Dijo, su voz ronca por el manejo brusco. – Me dará tiempo
para estudiar también.
Tirando de sus jeans hasta el piso, Reuben frunció el ceño a Luis. –
¿Estudiar para qué?
- Quiero ser policía la próxima vez.
- ¿Un policía? – Reuben no pudo ocultar la incredulidad en su voz.
- Sí, he tenido suficiente de enseñar. – Luis respondió mientras se
ponía de pie y abrochaba el botón de sus jeans. – ¿Crees que podríamos
lograrlo?
Habían escupido algunas ideas sobre su nueva vida y nuevas

ALEX JANE 139


EL DEMONIO DE AL LADO

identidades de vez en cuando, pero Reuben estaba bastante seguro de que


Luis no había mencionado esto antes. Reflexionó sobre la idea cuando
terminaron de desvestirse, y Luis lo dejó vagar en sus pensamientos,
simplemente sonriendo mientras se iba a cepillar los dientes.
Reuben estaba bajo las sábanas cuando regresó. – Creo que podríamos
hacer eso. Además, sé que ya tienes las esposas.
Luis le sonrió y saltó sobre la cama. – ¿Qué hay de ti? ¿Alguna idea?
Reuben negó con la cabeza. – Solo algo que no requiera que haga tanto
ejercicio. Me gustaría poder usar algo ajustado para variar.
- ¿El trabajo de nerd confinado está bien para ti?
Reuben se rio y acercó a Luis. – Puedo trabajar con eso.
- Estoy emocionado. – Luis se estremeció.
- Yo también. – Reuben lo besó suave y escrutadoramente. – Un nuevo
comienzo es justo lo que necesitamos.
- Absolutamente. – Luis susurró. – Nuevo comienzo. Sangre fresca en
nuestras venas. Podemos hacer esto, ¿no?
Reuben no se molestó en responder, al menos, no con palabras. Ambos
ya sabían la respuesta.

FIN
AGRADECIMIENTOS

La mayor rebanada del pastel de agradecimiento por este libro es para


Kat, Agnes y Katze por tener la idea de Criminal Delights y armar esta
colección en primer lugar… y luego, por supuesto, hacer todo el trabajo
pesado arreglando y organizando todo, ustedes son increíbles. También
agradecemos a Natasha por el fantástico trabajo de portada en el exterior y a
Zoe por hacer que las palabras se vean tan bien por dentro.
Muchas gracias, como siempre, a las lectoras beta, Milly, Annabel y
Beverly, por recorrer con dificultad los diversos borradores de esto, y a
Victoria por trabajar duro para editar y pulir y hacerme sonar vagamente
coherente. No podría haber pedido un mejor equipo en este.
Se necesita un pueblo como siempre y agradezco la ayuda, el apoyo y
el aliento de todos, no importa cuán fugaz sea, más de lo que puedo expresar
adecuadamente.

ALEX JANE 141


EL DEMONIO DE AL LADO

SOBRE EL AUTOR

Después de pasar demasiado tiempo creando historias en su cabeza,


Alex finalmente se armó de valor para escribirlas y se dio cuenta de que,
después de todo, era muy divertido verlas en la página.
Libre de aspiraciones de grandeza literaria, Alex simplemente espera
entretener hilando una buena historia de amor y vida, envuelta en un final
feliz. Aunque, si sus personajes tienen que atravesar el infierno para llegar
allí, ella está de acuerdo con eso.
Con sólo un gusto disfuncional de la música y un perro tuerto para
llenar sus días, Alex escribe y camina por la costa sur de Inglaterra, incluso
cuando su corazón y su corrector ortográfico están en Nueva York.

www.alexjane.info

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