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PORNOGRAFÍA Y VIOLENCIA EN LAS COMUNICACIONES SOCIALES: UNA

RESPUESTA PASTORAL

Los medios de comunicación social han tenido y continúan teniendo un importante papel
en el proceso de transformación individual y social, ocasionando cambios profundos en la
manera de pensar y actuar de la gente.

Algunos cambios han resultado positivos, pero muchos han sido negativos. Pues se han
estado dando nuevas violaciones de la dignidad humana y de los valores e ideales
cristianos, donde las comunicaciones sociales tienen su parte de responsabilidad.

Uno de los fenómenos alarmantes de estos años ha sido la


creciente difusión de la pornografía y la generalización de la
violencia en los medios de comunicación social. Libros y
redes, cine y televisión muestran frecuentemente
comportamientos violentos o de sexualidad permisiva que
casi llegan al umbral de la pornografía y que son moralmente
inaceptables.

Se entiende por pornografía, como una violación que reduce la persona y el cuerpo
humano a un objeto anónimo destinado a una mala utilización con la intención de obtener
una gratificación concupiscente. La violencia, puede ser entendida como la presentación
destinada a excitar instintos humanos fundamentales hacia actos contrarios a la dignidad
de la persona.

La pornografía y la exaltación de la violencia son viejas realidades de la condición humana


dañada por el pecado. Sin embargo, en el último cuarto de siglo han adquirido una
amplitud nueva. Las comunicaciones han hecho la pornografía y la violencia accesibles al
gran público, comenzando a corromper los valores morales.

Es evidente que uno de los efectos de la pornografía es el pecado y los niños y jóvenes
son especialmente vulnerables y expuestos a ser víctimas. Una exposición frecuente de los
niños a la violencia en las comunicaciones sociales puede resultar turbadora para ellos, al
ser todavía incapaces de distinguir claramente la fantasía de la realidad.

La pornografía favorece insalubres preocupaciones en los terrenos de la imaginación y el


comportamiento. Puede interferir en el desarrollo moral de la persona y en la maduración
de las relaciones humanas sanas y adultas, especialmente en el matrimonio y en la
familia.
En el peor de los casos, la pornografía puede actuar como agente de incitación o de
reforzamiento, un cómplice indirecto, en agresiones sexuales graves y peligrosas, tales
como la pedofilia, los secuestros y asesinatos. 

Uno de los motivos básicos de la difusión de la pornografía y de la violencia sádica, en el


ámbito de los medios de comunicación, parece ser la propagación de una moral permisiva,
basada en la búsqueda de la satisfacción individual a todo coste. 

Causas que contribuyen a la escalada de la pornografía y la violencia en la media:

 El beneficio económico de la industria pornográfica.


 falsos argumentos libertarios, exigiendo la tolerancia hacia la pornografía.
 la ausencia de leyes cuidadosamente preparadas o la falta de aplicación.
 confusión y apatía por parte de muchos.

Conclusion

La propagación de la pornografía y de la violencia a través de los medios de comunicación


social es un gran fenomeno, debido a que la sociedad lo percibe como algo correcto,
normal y aceptable ya que nos ofrece un supuesto “placer”.

Un “placer” momentaneo, que a lo largo ocasiona un horrible daño a nuestra alma y ser.
Puesto a que la constante practica de esto crea una obsesión insana que nos puede llevar
a la masturbación y/o al deseo de ser participe de este tipo de actos.

Gracias a la facilidad de acceso a este contenido nadie puede considerarse inmune a sus
efectos, poniendo en riesgo asi a los niños y los jóvenes. Estos actos en contra de la
dignidad del individuo destruyen las vidas humanas, explotan a los seres humanos,
inspiran actitudes antisociales como el menosprecio de los demás; llevando a creer que el
ser humano es solo un objeto que sirve para esa forma de placer incorrecta.

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