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CAPITULO I: FACTORES CRIMINOLÓGICOS

1. FACTORES SOCIALES DE LA CRIMINALIDAD

Las teorías que tratan de explicar los factores “causales” de la criminalidad se resumen en dos tipos:

biológicas y sociales.

Las teorías biológicas sostienen que los factores están siempre en el individuo, terreno sobre el cual

obra el ambiente; de tal modo que lo social sólo incidirá sobre la forma y frecuencia del delito.

Las teorías sociológicas, en cambio, dan importancia absoluta o predominante a los factores externos

o sociales y confieren escaso valor a lo individual (los hombres, naciendo iguales, serán buenos o

malos conforme al ambiente en el cual vivan y se desarrollan).

Por esto desde hace mucho tiempo, en criminología se habla de factores endógenos y exógenos

(internos y externos) de la criminalidad; los primeros han sido definidos como aquellos que por su

naturaleza son intrínsecos al sujeto, en tanto que ser biológico y psíquico (la herencia, por ejemplo);

y los segundos, como aquellos que, siendo extraños a la naturaleza constitutiva del ser humano, la

influyen en forma variable según las condiciones del medio y la capacidad de percepción del sujeto.

A estos últimos se los divide en físicos (medio ambiente no constituido por seres humanos, altitud,

latitud, clima, medios de comunicación, barrio, habitación, etc.), familiares (antecedentes de la

familia, su composición, sus condiciones morales, económicas y culturales) y sociales (amistades,

trabajo, centros de diversión, organización social y política, la cultura del medio, la economía, la

influencia religiosa, etc.).

En realidad, entre estos factores (endógenos y exógenos) existen relaciones inescindibles y sólo se

los separa con fines de estudio, pues, tanto los unos como los otros influyen en la producción del

delito, concurriendo en constelación.

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Quedó señalado que los factores sociales de la criminalidad son elementos extraños a la naturaleza

constitutiva del ser humano, pero que la influyen en forma variable según las condiciones del medio

y la capacidad de percepción del sujeto; agregamos ahora, que la Sociología Criminal ha destacado

la importancia de los factores político, cultural, educativo, económico y ecológico entre otros.

1.1. EL FACTOR POLÍTICO

Cuando se habla de este factor se está haciendo referencia al gobierno, a la administración pública.

En este sentido, si se considera la criminalidad como un fenómeno sociopolítico, aparece adecuado

pensar que la misma siempre estará presente en toda sociedad que tenga un gobierno que la gobierne

o la “desgobierne”, según expresa (con mucho acierto, creemos.) Manuel López Rey (1976).

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En realidad, en sentido estricto, sin organización política no existiría el delito (Parmellee, 1925)

puesto que ningún hecho es considerado delictivo hasta que el Estado le da esa definición. En este

sentido, la naturaleza de los delitos está en gran parte determinada por la naturaleza de la organización

política vigente en un tiempo y lugar dados; así, por ejemplo, en USA. habrá algunos delitos que no

existen en la UU.RR.SS y viceversa (aunque también los habrá similares).

Por otra parte, cuando el gobierno es mal administrador (gobiernos ineficaces y corruptos), puede

constituirse en factor inmediato de producción de conductas delictivas (los comentarios huelgan);

también lo será en forma indirecta, en la medida en que cree condiciones favorables a la conducta

delictiva y no tome las pertinentes medidas de prevención.

1.2. EL FACTOR CULTURAL

Cultural es el nombre con que se designa a todas las realizaciones características de los grupos

humanos.

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Para la escuela positivista moderna el delito refleja, en buena parte, el ritmo evolutivo cultural de toda

sociedad: a mayor cultura y desarrollo de la tecnología, el delito, en consecuencia, presentará

variaciones cualitativas y cuantitativas.

Dentro de esta perspectiva, la Sociología Criminal se ha ocupado de estudiar, entre otras, las

relaciones posibles entre criminalidad y grado de instrucción, criminalidad y medios colectivos de

difusión (cine, televisión, radio y prensa) criminalidad y actividades recreativas.

a. Criminalidad y grado de instrucción: Durante el siglo pasado prevaleció la idea de que el

desarrollo de la instrucción haría disminuir la delincuencia, sin embargo, las investigaciones

realizadas al respecto en Europa y en USA. no produjeron resultados definitivos. Se encontró,

sin embargo, que el analfabetismo no juega papel esencial con relación a la delincuencia

(como también se creyó durante mucho tiempo); su nivel puede permanecer igual, aunque se

generalice la instrucción (en Francia, de 1851 a 1931, disminuyó el número de analfabetos

en un 90%, pero el nivel de criminalidad no experimentó variación).

Se ha argüido, también, que la mayoría de los delincuentes están reclutados entre los

analfabetos, lo cual es estadísticamente cierto, pero ello no contradice la anterior conclusión,

sino que obedece a otras razones que han sido aclaradas por la Criminología de la Reacción

Social.

b. Criminalidad y medios de comunicación social: El cine, la televisión, la radio y la prensa no

son malos ni buenos en sí mismos (sólo son vehículos de difusión); si pueden serlo los

mensajes que por su intermedio llegan al público.

Entre los investigadores europeos, es criterio generalizado que el cine tiene efectos

perniciosos sobre los espectadores juveniles, por su característica falta de espíritu crítico y

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por su tendencia hacia la identificación, que los puede llevar a reproducir conductas que han

visto en las pantallas.

La televisión cumple un papel similar al del cine, con la ventaja del relativo aislamiento del

espectador, pero con la desventaja de la invasión del hogar y la gratuidad del espectáculo;

hechos que favorecen el que diariamente la violencia, el crimen, el desorden familiar y la

negación de los valores morales establecidos, sean proyectados dentro del hogar.

Aquí el problema reviste mayor gravedad por el poco o ningún control de calidad en la

programación de las televisoras comerciales; y porque, además de a los jóvenes y adultos, su

influencia alcanza también al público infantil.

En opinión de Arnoldo García Iturbe (1972), el cine y la TV suelen ser verdaderas cátedras

de delincuencia (en la actualidad, el cine y la televisión están marcadamente orientados hacia

el sexo, la violencia y el delito), los cuales, puestos como lo están al servicio del escándalo y

del mal gusto, causan un grave daño a nuestra población, especialmente a nuestros jóvenes.

Una de las características de nuestros cines (señala) es que en las funciones correspondientes

a películas censura A (aptas para todo público) se proyectan como propaganda partes de

películas censura B y censura C, precisamente las partes más escandalosas y más violentas.

En cuanto a la radio, ésta ha perdido atractivo frente al embate de la televisión, pero sigue

teniendo su público, el cual a fuerza de la apabullante repetición de los “slogans” puede ser

manipulado en sus apreciaciones. También predominan en ella los mensajes negativos,

especialmente en los espacios informativos, en los cuales se suelen reseñar los hechos

delictivos en forma más detallada (prensa hablada) y en la emisión de radionovelas a las

cuales se trata de hacer más efectivas en su truculencia para compensar la ausencia de las

imágenes.

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A la prensa se confiere menor influencia criminógena. En todo caso, el público analfabeto

está fuera de su área de influencia directa; pero, como todo medio de comunicación social, la

prensa puede ser usada como instrumento de manipulación colectiva y siempre podrá

constituir para algunos sujetos (adolescentes y jóvenes, en especial) una fuente suplementaria

de estímulos que los oriente hacia las conductas antisociales. Aparte de las páginas completas

de propaganda gráfica de las películas en las que en forma nítida se presentan desnudos y

escenas porno atentatorias contra la personalidad en formación de los niños, que en todo

hogar tienen acceso a los periódicos y que, desde luego, no necesitan saber leer para

interpretar gráficas.

Se ha señalado que la prensa peruana tiene los siguientes aspectos negativos:

 Tendencia sensacionalista (algunos diarios).

 Publicación de fotografías o ilustraciones obscenas, vulgares o de mal gusto

(publicidad de carteleras de cine y teatro).

 Y el enfoque exagerado en la información sobre hechos delictuosos.

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1.3. EL FACTOR ECONÓMICO

El socialismo científico de fines del siglo pasado consideró que la criminalidad era un fenómeno de

anormalidad social por influencia económica; en tanto que la llamada “escuela socialista”, la

consideró como una consecuencia directa del capitalismo.

Hoy se sabe, sin embargo, que en los países de regímenes no capitalistas también existe la

criminalidad.

En verdad, el factor económico en la criminalidad es de extrema complejidad, baste saber que, por

ejemplo, tanto la pobreza como la riqueza pueden influir en su producción.

a. En relación con la pobreza, es un hecho que la carencia de los medios indispensables para la

satisfacción misma de las necesidades individuales y familiares (falta de trabajo, de vivienda

adecuada, de servicios elementales, etc.), puede crear en los individuos un estado emocional

susceptible de transformarse en sentimiento de inferioridad y de frustración que, así mismo,

puede convertirse en odio o resentimiento hacia toda la sociedad, considerada como

responsable de tales penurias. También puede generar rebeldía constante que suele traducirse

en frecuente violación a las leyes, consideradas como instrumento de opresión y explotación;

pudiendo, además, generar irrespeto hacia las autoridades; actitudes todas ellas que pueden

desencadenar en perpetración de delitos.

b. En cuanto a la riqueza, no es menos cierto que las situaciones de bonanza y de extrema

facilidad para la obtención de los bienes en la sociedad de consumo (lo cual conlleva a la

perdida de la conciencia del valor de los objetos) se constituye, en gran medida, en fuente de

la más moderna criminalidad: la criminalidad no convencional (económica, de cuello blanco,

de los poderosos.).

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1.4. EL FACTOR ECOLÓGICO

La ecología es el estudio de las relaciones entre los organismos y sus hábitats. Tiene tres ramas:

botánica, animal y humana. A esta última se le denomina también Ecología Social, en cuanto se la

considera una rama de la Sociología que se ocupa del estudio de las áreas de habitación humana y de

la distribución espacial de los rasgos o complejos sociales y culturales.

Ahora bien, en relación con la delincuencia, vamos a encontrar que a comienzos del siglo pasado

Adolfo Quételet, publico su famosa obra “Física Social” en la cual dio a conocer sus no menos

famosas “Leyes térmicas de la delincuencia”, basadas en la influencia del medio geográfico sobre el

individuo, las cuales formuló en la forma siguiente:

a. En invierno se comete mayor número de delitos contra el patrimonio que en verano.

b. Los delitos contra las personas se cometen en mayor número en verano.

c. Los delitos contra las personas tienden a aumentar según nos aproximamos al ecuador y, a la

inversa, los delitos contra la propiedad disminuyen.

d. Los delitos sexuales se cometen con mayor frecuencia en primavera.

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Desde luego, se trata de estudios estadísticos, realizados en Europa, donde las cuatro estaciones tienen

ciclos bien diferenciados y en condiciones que hoy día son ya historia lejana. Por lo demás, la

criminología moderna entiende que existen relaciones dialécticas entre los factores del delito, los

cuales, en todo caso, ejercerían su influencia en constelación.

Middendorff por su parte, ha señalado que el ambiente local puede ejercer un fuerte influjo sobre la

extensión y clases de la criminalidad. Esta es la teoría de “los influjos locales”, de gran desarrollo en

USA con el nombre de Ecología Social o método sociológico, usado en el estudio de las relaciones

especiales o distributivas de los seres humanos y las formas sociales. En este sentido son grupos

ecológicos los formados por los habitantes de la ciudad y los habitantes del campo; así como los de

las ciudades portuarias, barrios bajos y distintos fronterizos.

En este sentido ha sido utilizado también en el estudio de la criminalidad, especialmente en USA,

donde se ha encontrado que las cifras más altas de delincuencia corresponden a lo que han

denominado “áreas de desorganización social”, las cuales están caracterizadas por una prosperidad

deteriorada, existencia de “gans”, heterogeneidad cultural y social, y ausencia de controles sociales.

La teoría ecológica aparece estrechamente relacionada con la llamada “escuela de Chicago”, en la

que destaca la obra de Trasher (Goppinger, 1975), quien estudió 1.313 bandas integradas por unos

25.000 miembros. Esta investigación permitió a trasher observar las zonas de permanencia y de acción

de las mismas y constató la existencia de una zona de bandas, que denominó “gangland”, la cual

describió geográfica y socialmente como una especie de terreno intermedio (zona de fábricas, terrenos

de ferrocarril, áreas a la sombra de grandes edificios de oficinas y almacenes), todas las cuales tienen

un control social mínimo.

En Latinoamérica, señala Héctor Solís Quiroga (1977), se tiene la experiencia de que las zonas que

circundan los mercados hay mayor delincuencia que en otras, al igual que en los suburbios de las

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ciudades. Señala también que parece tener relación con la mayor o menor delincuencia de un lugar,

el tiempo que las familias vivan en él, el hecho que las viviendas sean rentadas o adquiridas en

condominio, la homogeneidad de la población, la densidad de población, el tamaño de la ciudad, el

conocimiento y trato que unos tengan con los otros.

Los resultados de estas investigaciones (ecológicas) han sido importantes para la política criminal,

pues han permitido la elaboración de mapas y planos en donde se indican las zonas criminógenas de

un determinado país, región o ciudad, facilitándole así su tarea, especialmente en el aspecto

represivopolicial.

Quedan aún sin explicación, no obstante, la no-delincuencia de muchos jóvenes de esas “áreas de

delincuencia”, al igual que la delincuencia que se produce fuera de las mismas; así mismo, queda

planteado saber si tales áreas realmente generan delincuencia o si, más bien, ataren a personas que ya

son delincuentes.

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2. CRIMINOPATOLOGIA Y CAUSA CRIMINOLOGICA

La Criminología de la Anormalidad o “Criminopatología” se interesa por las causas de la conducta

anormal. En un principio las patologías eran estudiadas por la “Demonología”, la cual estudiaba a los

seres perversos, como el diablo, que podía habitar dentro de una persona y controlar su mente. Pero

luego vino el nacimiento de la “Psiquiatría” y de la “Psicología”, para acabar con esas ideas

equivocadas sobre los demonios.

Fue el médico LOUIS PHILLIPE PINEL quien se declaró contra los tratos crueles que se les daba a

los enfermos mentales pensando que estaban poseídos y se les torturaba constantemente, hecho por

el cual se le considera como “el Padre de la Psiquiatría”.

La Criminología de la Anormalidad “es el área especializada de la Criminología General que estudia

las conductas desadaptadas, antisociales y delictuosas en sus causas, consiste en proporcionar una

descripción ordenada de todas las irregularidades de la conducta, cualquiera que pueda ser su grado

de severidad, clasificándolas y tratando explicar cómo aparecieron”. También se le podrá encontrar

con el nombre de Criminología Etiológica-Multifactorial.

La Criminopatología dependerá de la criminogénesis que es el estudio de la variedad de factores y

causas que dan como consecuencia la conducta antisocial y de la criminodinámica que es la

interacción que hay entre éstos factores y causas, y saber los efectos que han tenido en el individuo;

es decir, cómo actúan en el sujeto.

Oportunamente para este tema, el psicólogo, JOSÉ BUENDÍA, apunta datos de interés criminológico

y señala que: “el análisis causal de los procesos de desarrollo y de los resultados de estos procesos de

desarrollo tiene dos características importantes; por una parte, el desarrollo es esencialmente un

proceso histórico en un tiempo; por otra parte, el desarrollo es raramente el resultado de un solo factor

o de un solo proceso. Está determinado por una multitud de factores y una multitud de mecanismos

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que interaccionan entre ellos. La complejidad metodológica para analizar el proceso de desarrollo

tiene difícil acceso por la complejidad y la multiplicidad de factores que participan en esta

interacción”.

El estudio de los factores causales de la

antisocialidad surge como medida para poder

establecer adecuadamente la prevención que se

llevará a cabo conociendo las causas de origen

personal y social. En el estudio del desarrollo, se

debe detectar la existencia de criminopatologías para

poder tratarlas y reprimirlas, y las ya llevadas a cabo,

controlarlas. Tiene como función el conocimiento y

la comprensión del ser humano psíquicamente perturbado. En la búsqueda de éstas se distinguen los

conceptos de: causa criminógena, factor criminógeno, móvil criminógeno y factores causales

criminógenos. Con éstos se podrá determinar las influencias que determinan el comportamiento.

2.1. PRINCIPALES CAUSAS DE LA CRIMINOPATOLOGÍA

a. Factor ecológico: en relación con la delincuencia, se puede encontrar que a comienzos del

siglo pasado Adolfo Quételet, anuncio su famosa obra “Física Social” en la cual dio a conocer

sus no menos famosas “Leyes térmicas de la delincuencia”, establecidas en la influencia del

medio geográfico sobre el individuo, las cuales expresó en la forma siguiente: en invierno se

realiza mayor número de delitos contra el patrimonio que en verano, las infracciones contra

las personas se cometen en mayor número en verano, los delitos contra las personas tienden

a acrecentar según cuando se aproxima al ecuador y, a la contrapuesta, los delitos contra la

propiedad reducen y por último los delitos sexuales se cometen con mayor periodicidad en

primavera.

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b. Factor económico: en relación con la pobreza, se cree que es un hecho que la privación de

los medios necesarios para la satisfacción misma de las necesidades propias y familiares (falta

de labor, de vivienda apropiada, de servicios básicos, entre otros.), puede establecer en los

individuos un estado emocional susceptible de convertirse en sentimiento de inferioridad y

de fracaso que, así mismo, puede convertirse en odio o rencor hacia toda la sociedad, estimada

como responsable de tales penurias. También puede crear desobediencia constante que suele

traducirse en frecuente violación a las legislaciones, apreciadas como herramienta de

dominación y explotación; pudiendo, además, crear desacato hacia las jurisdicciones,

cualidades todas ellas que pueden terminar en realización de delitos.

c. Factor cultural: dentro de esta perspectiva, la Sociología Criminal se ha encargado de

estudiar, las relaciones posibles entre criminalidad y nivel de educación, criminalidad y

medios colectivos de propagación (cine, televisión, radio y prensa) criminalidad y actividades

recreativas.

d. Factor político: en este sentido, si se considera la criminalidad como un fenómeno

sociopolítico, surge apropiado pensar que la misma siempre estará presente en toda sociedad

que tenga un gobierno que la gobierne o la “desgobierne”.

Existen algunas teorías que intentan explicar las causas de la criminología, están constituidas en dos

tipos, sociales y biológicas. Las teorías sociológicas dan importancia incondicional o predominante a

los factores externos o sociales y conceden escaso valor a lo individual (los hombres, naciendo

semejantes, serán buenos o malos conforme al ambiente en el cual viven y se despliegan). Las teorías

biológicas, en cambio, mantienen que las causas se encuentran siempre en el sujeto, terreno sobre el

cual obra el ambiente; de tal manera que lo social sólo incidirá sobre el perfil y continuidad del delito.

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Este tema aborda un significado muy importante para la sociedad, por esto desde hace mucho

tiempo, en criminología se habla de causas endógenos y exógenos (internos y externos) de la

criminalidad, los primeros han sido determinados como aquellos que por su naturaleza son específicos

al sujeto, en tanto que ser biológico y psíquico (la herencia, por ejemplo) y los segundos, como

aquellos que siendo raros a la naturaleza constitutiva del ser humano, la intervienen en forma

inconstante según las situaciones del medio y la capacidad de apreciación del sujeto. A estos últimos

se los fragmenta en físicos (medio ambiente no formado por seres humanos, elevación, latitud,

temperatura, medios de comunicación, barrio, domicilio, entre otros), familiares (antecedentes de la

familia, su constitución, sus circunstancias morales, económicas y culturales) y sociales (amistades,

trabajo, centros de esparcimiento, ordenación social y política, la cultura del medio, la economía, la

atribución religiosa, entre otros).

2.2. CAUSAS DEL ACTO DELICTIVO

No resulta extraño que desde antiguo se hayan querido conocer las causas que impulsan a ciertas

personas a cometer un crimen porque ello permitía combatir la criminalidad con mayor eficacia. Sin

embargo, las nociones de lo que es o no es criminal varían con el tiempo, y ello, unido a la propia

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multiplicidad de los delitos, ha dificultado a los historiadores, sociólogos y criminólogos la

elaboración de una teoría general del fenómeno criminal y de sus causas.

Muchos han expuesto atrevidas teorías pero todas tienen un fondo de incertidumbre.

La Escuela Clásica ha propuesto que todas las personas actúan de acuerdo con su libre voluntad,

ejercida de forma racional, y también asegura que la actividad ilegal está motivada por los mismos

principios que la actividad legal, buscando la satisfacción y eludiendo el sufrimiento. La única

diferencia es que la primera se efectúa rompiendo las reglas, es decir, incumpliendo la ley.

En la segunda mitad del siglo XIX surge la Escuela Positivista de criminología, que pudo postular la

existencia de factores sociales, personales y ambientales como determinantes del comportamiento

criminal. Los principales integrantes de esta escuela (Lombroso, Ferry y Garofalo) aseguraban que

en el delincuente se podía encontrar algún elemento congénito, por lo que la responsabilidad recae

sobre el propio individuo. Por lo contrario, los franceses consideraron el medio social como el caldo

de cultivo de la delincuencia, por eso ellos opinaban que la sociedad era la responsable y que el

delincuente era una víctima del orden social.

Según las teorías psicológicas, las diferencias existentes en inteligencia, personalidad y otros factores,

no sólo dividen a los criminales del resto sino que constituyen la causa de sus delitos.

Así, afirman que la falta de inteligencia fomenta el crimen, puesto que hace que las personas sean

incapaces de controlar sus emociones y deseos

En cuanto a todo esto, se han enunciado otros muchos tipos de teorías al respecto.

3. POLITICA CRIMINOLOGICA

En un estudio sobre la Política Criminológica, la concibe como un instrumento de cambio social,

supera en mucho la idea que se tenía en la primera mitad de este siglo. Actualmente la Política

Criminológica busca, con gran ambición, enfrentarse a la crisis de la justicia, replanteando estrategias

de desarrollo social, mediante la elaboración sistemática de un plan de desarrollo integral, basado en

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informes sociales previos, proporcionando las rutas sociales adecuadas a los requerimientos de

desarrollo nacional.

3.1. CONCEPTO DE LA POLITICA CRIMINOLOGICA

Teniendo en cuenta que el fin del Derecho Criminal es la lucha contra el delito, podemos decir que

la Política Criminal es la ciencia o arte (o práctica) de los medios de que se sirve el Estado para

prevenir y reprimir los delitos. El concepto de delito, a que la política se refiere, es más amplio que

el ordinario; es decir, comprende no sólo los hechos que son delitos objetiva y subjetivamente, sino

también los hechos que son delitos objetivamente nada más (por ser cometidos por personas no

imputables) o subjetivamente tan sólo (delito putativo y delito imposible), la política criminal es una

ciencia que se ocupa de la Política de reforma del Derecho Penal (en sentido amplio) y de la ejecución

de la lucha contra el crimen por medio del Derecho Penal, En los últimos años, 1974-76, se ha ido

ampliando el contenido de la Política Criminológica.

3.2. POLITICA CRIMINOLOGICA

En lo que se refiere al adjetivo "criminal", éste se utiliza como sinónimo de criminoso. Por lo que

autores como GRAMÁTICA y BELLONI prefieren usar el término anti criminal. Son Utilizados los

términos de "Desviación" y de "Patología Social" ya que, como afirma FRANCISCO CANESTRI, "

hay una nueva gama de hechos como los accidentes de tránsito, el abuso de las drogas, la polución

tóxica. el crimen es una amenaza para la salud pública y conducta antisocial. Estos hechos que alteran

la paz, la seguridad y la salud públicas, deben estudiarse como una expresión de Patología Social.

Entendiendo el crimen en esta amplia acepción, la política que ha de seguirse es anti-criminal y no

criminal.

3.3. POLITICA CRIMINOLOGICA Y DERECHO

La Política Criminológica es simplemente "el aprovechamiento práctico, por parte del legislador, de

los conocimientos adquiridos por las ciencias penales, a fin de dictar las disposiciones pertinentes

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para el logro de la conservación básica del orden social". Previamente afirma que la Política

Criminológica, que se enfrenta con los fines y contenidos sociales del Derecho Penal, está situada

fuera de lo jurídico. La Política Criminológica no es en primer lugar, ni exclusivamente, la tarea de

los juristas. La Política Criminológica no está ya fundada en una Criminología del derecho tal que la

impostura de formas más amplias escapa al dominio de lo Jurídico y de lo Judicial.

3.4. POLITICA CRIMINOLOGICA Y POLITICA SOCIAL

En la actualidad la sociedad se transforma con gran velocidad, produciendo factores criminógenos y

nuevas formas de criminalidad. Es necesario analizar estudiar la estructura que lo ha producido estas

formas y modalidades de la criminalidad se han desarrollado, no así el sistema de prevención; que en

el momento actual se encuentran desvinculados de los cambios técnicos y científicos, lo que acarrea

su ineficacia, « La prevención criminológica ha dejado de caminar por los rieles del progreso, sus

vectores se dirigen cada uno simultáneamente a diversas direcciones, sin una planificación

debidamente integrada. Es necesario asimismo estudiar las repercusiones del delito en todos sus

aspectos en relación con la vida nacional.

4. FACTORES DE LA CRIMINOLOGÍA

Los factores de la criminología es todo aquello que favorece a la comisión de conductas, para

Mayorca es “un estimo endógeno, exógeno o mixto que concurre a la formación del fenómeno

criminal”.

Los factores de la criminología se dividen en dos:

4.1. FACTORES ENDÓGENOS

Los factores endógenos se refieren a los que nacen con el sujeto y actúan hacia el medio exterior

produciendo ciertos resultados. Existe relación entre la actividad del organismo con las conductas

antisociales. Para el Dr. Solís Quiroga “son causas endógenas somáticas las que se manifiestan en el

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cuerpo, así como las anomalías o defectos y enfermedades corporales, hereditarias o adquiridas,

también particularidades en su desarrollo.

4.2. FACTORES EXÓGENOS

Son factores exógenos los que se refieren al ambiente natural (clima, lluvia, calor, frío, humedad,

etc.) y los ambientes artificiales formados por el ser humano (el barrio, la vivienda, los medios de

comunicación, etc.). El ambiente natural y artificial constituyen un estímulo constante al que el sujeto

interactúa continuamente. Para el psicólogo Carl Rogers en sus teorías sobre la potencialidad innata

de los seres humanos a la actualización óptima, considera que el ambiente puede fomentar o impedir

la conducta humana. Un ser humano puede ser orientado a dedicarse a patrones de comportamiento

contrarios a las tendencias innatas del buen desarrollo (DiCaprio, 2005).

Para otros autores el ambiente es una fuente principal de influencia sobre las personas en desarrollo,

lo que a menudo pasa por alto. Una persona en desarrollo está en el centro de varios sistemas

ambientales, que incluyen desde la familia hasta la cultura. Se piensa que estos sistemas, interactúan

con los individuos e influyen sobre el desarrollo en formas importantes (Shaffer, 1999).

El ambiente se refiere a lo que nos rodea: la familia, los amigos, la escuela y muchos otros factores

más, incluyendo además el clima. Los seres humanos viven en un medio al cual se adaptan. Si el

medio se modifica, se supone que el ser humano debe adaptarse a la nueva situación, pero cuando no

se presenta la adaptación, surge un conflicto sin resolver entre el individuo y su medio, y causa una

inadaptación psíquica. El ambiente es el campo en el que actúa la personalidad, si se pierde, es

probable que aparezcan trastornos en ésta; por ejemplo, el desempleo con la falta de dinero, en un

comienzo produce sentimientos de inseguridad al desvalorizarse la persona y después, origina

ansiedad y frustración, luego viene el deseo de obtener los bienes por cualquier medio o el suicidio

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en casos trágicos. Si a esto se le agregan las presiones familiares de tener hijos y familia, será una

presión fuerte para el sujeto que padezca del desempleo.

Las actitudes mostradas al ambiente o a la colectividad pueden ser por conflictos internos. La

enemistad social, la indiferencia, el mal humor, etc. son la más clara evidencia de problemas internos

debidos a la no satisfacción de nuestras necesidades básicas.

TIPOS DE FACTORES EXOGENOS

a. EL MEDIO FÍSICO

Se han realizado investigaciones de la relación entre las condiciones ambientales y el delito.

El factor climático es de importante análisis, se ha comprobado que el acto antisocial se da

bajo ciertas circunstancias influidas por el clima. La Criminología Ambiental o Geográfica,

demuestra que la antisocialidad se centra en lugares específicos de la ciudad.

Un estudio hecho por Werner Wolff (1976) en especial al delito de robo, arrojó los siguientes

resultados:

 Se reveló que el volumen total de delitos es mayor durante las bajas económicas

y la elevación de precios en los artículos de primera necesidad, y que existe una

relación entre los delitos contra la propiedad.

 La proporción de delitos es mayor en las ciudades en las que el contraste entre la

riqueza y la miseria es más notorio. La correlación entre la antisocialidad y el

desempleo es notable.

 Respecto al estado económico de los delincuentes, la mayoría son de clase pobre,

pero no hay que olvidar que también abundan los delitos en las clases sociales

altas, que son llevados por la avaricia y el poder o posibilidad.

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 La comparación de los cambios de estación con el delito, indica que los robos

aumentan en los meses fríos, debido a que en ellos es mayor la necesidad de

alimentos, ropas y abrigo.

Una Política Criminológica ambiental se nota claramente en la opinión del conductista

Skinner quien sostiene que la conducta humana puede ser dirigida, sin tratar de influir en la

mente ni de cambiar la personalidad, sino cambiando el medio (Shaffer, 1999).

Desafortunadamente, en la actualidad, lo que se pretende es incrementar la cantidad de

policías, más unidades, oficiales, policía de proximidad y la presencia del Ejército es la

política represiva.

b. MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La socialización depende de la transferencia de información por medio de la comunicación.

Para entender el proceso social de comunicación y de cómo éste afecta al individuo, debemos

entender qué es comunicación, ésta se refiere a la transmisión y recibimiento de ideas e

información. Así, los medios de comunicación son los recursos con los que se cuentan para

transmitir información de cualquier tipo.

Los medios de comunicación según Ramírez Cavassa, pueden ser: “visuales (anuncios,

publicaciones), auditivos (radio) y audiovisuales (televisión, filmes por cualquier medio), se

emplean según las necesidades, el momento y el impacto buscado; es decir, los diversos

medios se aplican con un criterio de oportunidad, eficacia y rentabilidad”.

La comunicación es un proceso natural y necesario. La comunicación es importante porque

en ella van las ideas, las costumbres, los hábitos, etc., pero también tiene su lado negativo

que es el que se muestra en los siguientes renglones. El empleo negativo de los medios de

comunicación tiene una explicación relacionada con el sistema económico. Empresas fuertes

manejan éstos para manipular a los receptores y obtener beneficios. Según Reyes Echandia,

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“el sexo, la violencia y el crimen, son disfrazados con mensajes discretos que son absorbidos

por sus destinarios”; por ello los medios de comunicación se han transformado en medios

idóneos de enriquecimiento sin importar sus consecuencias negativas y razón por la que

invierten grandes cantidades de tiempo y dinero para lograr tener más audiencia (rating).

El comportamiento desarrollado por la influencia de los medios de comunicación tiene base

en la imitación de las conductas observadas o escuchadas en éstos. La imitación consiste en

copiar las conductas de otra persona real o irreal y que son admiradas por la persona que las

imita. Se llaman conductas imitativas a las situaciones que se asemejan al comportamiento

de un modelo previamente observado por un sujeto. Para Eduardo Lozano, “la actividad

individual es la fuente y origen de todas las uniformidades sociales, que produce la imitación;

por tanto, ésta es una vía por la cual los fenómenos cunden y se extienden socialmente, una

vez que una conducta original se ha realizado, y sufre efectos de ejemplo”.

En observaciones clásicas se demuestra la existencia de la imitación en respuestas que antes

de ser exhibidas a un observador no se presentaban, y que, sin embargo, al ser expuestos de

manera intencional a imágenes violentas, se presentaron respuestas de tipo agresivo y

violento similares a las expuestas de manera gráfica. También, los niños agresivos suelen

tener padres agresivos por lo que es evidente que el mayor número de modelos imitativos

durante la primera infancia se generan en el seno familiar. Cuando se adquiere una conducta

nueva por medio de la imitación las consecuencias de ejecutar la conducta pueden fortalecerla

o debilitarla, dependiendo de que dicha conducta sea reforzada o castigada (Vázquez Rosado,

2004)

El radio, la televisión, los periódicos, el Internet y otros medios fuertes de comunicación,

utilizan en la difusión de sus programas o de su información, diseños especiales que logran

obtener la atención de las personas de una manera que se atrapan en éstos. Para Bryan Key,

“en los medios de comunicación se presenta el fenómeno subliminal en el que están incluidas

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técnicas que tratan de despertar en el individuo una ilusión de realidad para atraer la atención

de los emisores y que hacen que millones de seres humanos sean manipulados”.

A continuación, se hace una breve descripción de los efectos de algunos medios de

comunicación:

 Televisión: En cuanto a los contenidos televisivos, lo interesante es cómo son

interpretados por la audiencia que los está mirando. Así, parece ser que los

comerciales son los principales agentes de difusión de estereotipos sexuales y de

género; por otro lado, estos estereotipos se pueden manipular para que aparezcan

como agresivos, como ejemplos clásicos las caricaturas, y una seria de héroes que se

presentan de forma animada por dibujos, o de forma más apegada a la realidad. Al

fomentar modelos de conducta, la TV ejerce mecanismos que promueven el cambio

de actitudes hacia las figuras con las que se relaciona el niño, de este modo, si al

personaje le molestan sus padres o la escuela, ese modelo generará pautas nuevas de

conducta que el niño asimila y ejecuta.

 Los videojuegos: Mediante la exposición de realidades virtuales, algunos de los

videojuegos, tienen la capacidad de entrenar al niño en la dinámica de la violencia,

de modo que al presentarle situaciones similares a las reales y hacerlo ejecutar

acciones dentro de ésta, le va instruyendo en cómo se debe desenvolver en la realidad

que vive. Inclusive algunas de las técnicas de entrenamiento de algunos ejércitos,

usan este tipo de simulación computarizada para entrenar a soldados novatos en el

manejo de las armas y tácticas militares.

 Internet: La alta facilidad con la que se puede ingresar a la World Wide Web (www)

y la gran gama de contenidos de todo tipo, facilitan el acceso a información de

contenidos violentos, pornográficos, de difícil manejo aún para los padres de niños

que tienen estas facilidades. Está bien documentado que los asesinatos que han estado

22
ocurriendo en algunas de las escuelas de EU, tienen su influencia en grupos

manipuladores de jóvenes que no tienen una identidad bien establecida y que, a través

de esta Red, son reclutados para prácticas de ésta índole.

Por otro lado el Internet se ha convertido en una herramienta indispensable para el

intercambio de información, incluso ha superado los alcances que alguna vez se

contemplaron, existe una revolución tecnológica y creativa en los medios

electrónicos que en la actualidad todo está al alcance a través del explorador, se han

creado sitios gratuitos como los blogs, fotolog, páginas web gratis, hi5, Sonico,

blogspot, youtube, entre miles de herramientas que atrapan a jóvenes y adultos,

además de los chats y la diversidad de páginas con cualquier tipo de tema, los

anteriores permiten el intercambio de información, facilitan reuniones, contactos y

demás situaciones.

Además de lo anterior, no existe contexto de la vida que se vea libre de la influencia

de los medios de comunicación, la prensa y la televisión parecen haberse convertido

en los medios más fuertes de difusión de la pornografía y la violencia, incluso los

reporteros han pasado a convertirse en investigadores criminales y ministeriales, se

incluyen demás en los delitos que ocurren, investigan por su propia cuenta y difunden

información que solo corresponde a los órganos encargados de procuración de

justicia. Estos hechos han logrado que los mismos delincuentes interactúen con los

medios y transmitan mensajes de amenazas, para lo cual los medios están muy al

pendiente; por otra parte, las víctimas de los delitos pasan a ser héroes, peritos e

investigadores.

Todas las actividades anteriores son reflejadas diariamente por los medios de

comunicación, influyendo en niños, adolescentes, jóvenes y adultos, que también se

han puesto en contacto persistente con la violencia. El presenciar actos de violencia

23
influye a que los receptores tomen una conducta violenta, en vez de adoptar una

conducta tranquila que requiera meditación. No debe pasarse la realidad de que se

está educando a los menores y a los adolescentes, para matar, destruir, espiar y

desconfiar, y que esto ha transformado el sentido de la existencia, que incita a vivir

el momento ante la inseguridad posterior, es por eso la importancia de adaptar a los

individuos a las normas sociales adecuadas.

La limitación del tiempo que los menores puedan ver la televisión y del tipo de

programas que pueda ver, en particular durante los primeros años de vida, es muy

útil para su desarrollo correcto, también deben considerarse el radio, el Internet, las

revistas y otros.

c. LA FAMILIA CRIMINÓGENA

La familia como factor criminógeno es la unidad básica de las conductas antisociales, la cual

formará la personalidad violenta y agresiva, así como la manera incorrecta de relacionarse

con el medio o la sociedad, agrediendo a los demás por las causas de sus conflictos internos.

Lo anterior es fácil de observar, se pueden ver cómo hay familias en las que se dan las

groserías en exceso, los padres se comunican o se expresan de sus hijos con maldiciones, los

humillan delante de los vecinos o de personas desconocidos, habrá familias en las que las

groserías serán parte de la vida diaria, como si éstas fueran la manera de expresarse. Será

importante hacer un estudio de los tipos de personalidades que existen dentro de esos grupos

familiares para determinar la influencia que la familia criminógena tiene sobre sus

integrantes.

En la familia se presentan varios problemas criminógenos, entre ellos, el arraigo, que puede

ser de manera positiva o negativa, y en la manera negativa, produce frustraciones y odio a los

24
padres. Los menores están limitados en muchos aspectos, lo que da lugar a una constante

disputa entre los miembros. Los problemas familiares no sólo repercuten en el menor, sino

que también a cualquier edad, cuando se realiza alguna conducta antisocial y es investigada

en sus orígenes, se descubre que existen o existieron problemas familiares. Más

frecuentemente, la familia puede tener carácter criminógeno cuando los padres se encuentran

en situaciones de alcohol (drogadicción), promiscuidad, prostitución, en condiciones de

abandono, y esto contribuye de manera decisiva a poner a los miembros en la antisocialidad.

Un problema cada vez más común es el de los padres con hijos de diferentes matrimonios o

enlaces, es difícil escoger bien a la persona con la que se va a formar la familia, pero cuando

se tiene una familia y por gusto o por error se hacen hijos con alguien más, los hijos de esa

otra unión, en su mayoría (más no como una regla rígida) serán drogadictos, alcohólicos o

delincuentes; además de que los hijos no sean muy productivos para la sociedad; también, se

desarrolla un odio al padre, el distanciamiento frecuente y los problemas económicos son

causantes de este resentimiento. Todas estas condiciones favorecen a las conductas

antisociales, tanto del padre con sus familias, como de la madre por las dificultades para

mantener a los hijos o por la falta de atención, y de los hijos de una familia y de otra, por el

dinero y la atención. Es fácil mirar estos casos, en los que los hijos andan la mayor parte del

tiempo desbalagados por la calle, con posibles malas compañías que coinciden en la situación.

Problema que verdaderamente interesa son las familias numerosas, ya que difícilmente

encuentran alojamiento adecuado por no contar con ingresos considerables. Éste no es un

problema que la familia por si misma pueda resolver, sino que es un problema que la solución

puede ser dada de cierta manera por el Estado a través de sus dependencias. Los padres en su

desesperación golpean a sus hijos y esto da lugar a que sean retirados de su tutela y pasar a

cargo del DIF (en el caso de México como órgano protector de la familia y los niños) u otra

institución.

25
El hogar que no es atractivo para el individuo produce depresión, ocasiona que no se sienta a

gusto en dicho, esto se les acusa a los padres por no tener la capacidad para mejorarlo, o entre

los mismos padres se reclaman porque no han podido hacer de su hogar un ambiente de

satisfacción. Al tema se encuentran los tipos de violencia familiar, que pueden ser la

psicológica; por ejemplo, humillaciones, reclamos, etc. y física (golpes y maltratos),

impidiendo la madurez emocional. Para Ramírez Pérez, existen agresiones que pueden ser

perdonadas por los ofendidos, siempre y cuando exista la disculpa y el hecho no vuelva a

repetirse; pero en otras ocasiones éstas generalmente encuentran la manera de desarrollar el

coraje que con el tiempo se convierte en odio y no permite el olvido, pero si el

distanciamiento, motivando la venganza, ya sea que se exteriorice o no.

Esta situación da lugar a muchos problemas como lo son el estar estresado por problemas en

casa; no existe la comunicación ni la buena relación porque siempre hay desprecio hacia algún

miembro de la familia; los hijos sienten presión por el exceso de autoridad de los padres; o

por el contrario, éstos se sienten menos porque los hijos no hacen caso a su intento de

autoridad; a esto se le agrega el consumo de alcohol debido a que los hijos no toleran a los

padres o éstos no están satisfechos con la familia que tienen; se da el distanciamiento con la

familia, se llega tarde a casa o no se llega porque la relación entre sus miembros no es buena,

no hay comunicación; se da el exceso de exigencias por parte de los padres para con los hijos

como las buenas calificaciones, tener limpia la recamara, etc. o por parte de los hijos hacia

los padres como pedir más dinero, pedir más libertad.

Además de lo anterior, también se da algo que es verdaderamente terrible, que es la

humillación de los padres hacia los hijos y viceversa, y peor es que se hace el circulo de que

todos tienen la culpa menos ‘yo’; los padres te creen débil e ignorante, igual los hijos porque

no han logrado una estabilidad social y económica; los padres no comparten los mismos

gustos con los hijos ni ellos con los padres y de ahí vienen las críticas y los regaños.

26
La familia ha sido impactada de manera fuerte y constante por la crisis económica y más si

la familia es de muchos integrantes, problema que ha ido deteriorando la comunicación, la

fidelidad, la tolerancia, el respeto, la confianza, el perdón, la alegría, la paz, la cercanía, etc.,

que sumadas todas ellas dan como resultado la desintegración familiar negativa.

Importante hacer la diferencia entre desintegración positiva y negativa; que, para el Dr.

Ramiro Ramírez: la positiva se refiere a cuando los miembros de la familia (los hijos) se van

de su familia de origen para formar la propia o para independizarse; y la negativa se refiere a

la desintegración porque los hijos son sacados de sus casas por los padres, cuando la relación

no es de confianza, etc. No sólo se da la desintegración negativa de los hijos con los padres,

sino que también se da en el matrimonio como lo están las parejas que se divorcian por

incompatibilidad, por problemas sexuales, por pobreza, por ser débil, por no tener

comunicación, por infidelidades, por vicios, etc.

Este problema va en aumento también por abandono del padre, el problema de las madres

solteras, es algo que afecta notablemente a los hijos, llevándolos la mayoría de las veces a la

conducta antisocial; por ejemplo, los niños se quedan solos en casa porque la madre tiene que

trabajar, también se podrá dar el caso en el que la madre se prostituya o caiga en depresión y

esto afecta a los hijos, haciéndolos que recurran a las drogas o las malas compañías para

liberar su frustración de un hogar sano. La frustración y el enojo constante, llevan a la

depresión y ésta dirige a actuar de manera violenta, ya sea que se robe para obtener algo, que

se inicie pelea con los familiares, y sin poder resolver esto, puede que lleve al suicidio.

En conclusión, la vida familiar poco atractiva y desorganizada tiene influencia en el desarrollo

de la personalidad disocial y antisocial. Es necesario crear una educación familiar para

desarrollar mejores relaciones familiares entre sus individuos, en donde todos merezcan su

tiempo y comprensión, en donde no se abandonen a sus miembros y no se dé lugar a la

frustración.

27
d. FACTORES SOCIALES

Para Solís Quiroga, “son factores exógenos sociales los que se refieren a las amistades, las

compañías perjudiciales, las pandillas, los centros de diversiones y de vicio, la estructura

social, la organización política, la cultura, el trabajo, la educación, etc.”.

El factor social se refiere a la influencia que tiene la sociedad, la crisis económica; la

desigualdad social; crecimiento demográfico descontrolado (que por lo tanto lleva a la

reducción del espacio vital y a la concentración poblacional numerosa); migración de una

ciudad a otra como consecuencia de la pobreza por falta de empleo; la mala administración

de justicia; la ineficiencia en los centros de readaptación social, cuerpos de seguridad

corruptos e insuficientes; exceso de lugares de vicio, venta incontrolada de alcohol y otras

sustancias de efectos estimulantes; y la falta de Política Criminológica. Todas estas

circunstancias, sucesos, eventos y acontecimientos influyen en un individuo para realizar una

conducta antisocial o para provocarle trastornos de la personalidad: ansiedad, insomnio,

depresión, despersonalización, esquizofrenia, etc.

e. Cultura

Cultura es todo lo que el ser humano ha creado en el ámbito de los valores y en el ámbito de

los antivalores con resultados favorables y de crecimiento del ser humano y con resultados

desfavorables y de auto destrucción.

La cultura ejerce su influencia sobre el individuo desde que éste nace, y aun desde antes. La

cultura es la que determina la actitud hacia la anormalidad. Los trastornos mentales existen

en todas las culturas, pero parecen aumentar con el crecimiento de restricciones, por una

parte, y con las responsabilidades personales por otra.

f. Subcultura antisocial

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Para el desarrollo de la antisocialidad las circunstancias exteriores tienen una gran

importancia para su proceso, sobre todo, en la medida en que esas circunstancias exteriores

aportan la ocasión para realizar un acto criminal. Existe el respeto y es considerado por la

mayoría, pero dentro de una misma sociedad hay ciertos grupos que se separan de ese respeto,

de las normas de la cultura global y entran en conflicto con ella.

Para Roberto Tocavén, “la subcultura criminal es común, y se caracteriza en las clases

sociales pobres, que sufriendo algún daño o frustración de una clase elevada se torna hacia

los actos criminales dentro de su propia sociedad. Se empieza primero con la delincuencia de

pandilla, que puede ser el campo de cultivo para una delincuencia individual posterior”.

Así, el comportamiento antisocial es aprendido a través de un proceso de comunicación con

miembros del grupo o subcultura. Ahí aprenderá móviles, lugares, espacios y tiempos. Entre

los miembros de la subcultura hay valores bien definidos: jerarquía, respeto, disciplina,

unión, protección, etc. Se crean grupos bien definidos que son fáciles de distinguir en la

sociedad: los darks, los rockeros, los vaqueros, los cholos, los raperos, los emos, y grupos

mixtos. Sin que éstos impliquen ser delincuentes, se observa la ramificación de subgrupos y

ciertos tienden a la criminalidad o a los trastornos de personalidad inducidos por los demás.

Se puede explicar el fenómeno del delito a partir de una condición de anomia, definida como

la ausencia de normas en el individuo, principalmente en períodos de recesión económica,

cuando las oportunidades de lucha y obtención están suspendidas laboral y educativamente.

Aunque el término “anomia” proviene de una corriente sociológica; en la que, se estudia la

generalidad, bien sabido es que todo fenómeno social, afecta en lo individual, por eso, se

puede entender a la anomia como consecuencia directa en un sujeto. Emilio Durkheim,

creador del concepto de anomia señala que la sociedad carece de normas que regulan la

actividad humana y que la conducen a la criminalidad, esto se puede entender como la falta

de un plan de desarrollo nacional sin un marco referencial sobre determinados criterios

29
(fenómenos) que atender, así se tienen múltiples problemas que conllevan a la desviación:

falta de espacios públicos de recreación, falta de alumbrado, de transporte, de trabajo, de

escuelas, son factores que orillan a la frustración - antisocialidad.

g. Educación

La antisocialidad ocasionada por un sujeto con suficientes conocimientos permite la

posibilidad de relacionarse más con su futura víctima o de envolverla mejor, es decir,

manipularla. Con mayores conocimientos es más probable que el antisocial salga más fácil

de la situación en la que lo podrían descubrir; por ejemplo, en los delitos de fraude sobresale

la inteligencia del autor de tal delito, la habilidad para engañar a las personas, requiere de

inteligencia para engañar al sujeto y así obtener algún bien de él. El defraudador debe

envolver o seducir a su víctima para que ésta le proporcione los productos necesarios al

delincuente.

En la situación anterior se demuestra más la peligrosidad del individuo, ya que lo ha planeado

y le ha tomado un tiempo el realizarlo de manera correcta (premeditación). Esto indica cómo

hasta los que están preparados profesionalmente para algo, abusan de sus conocimientos; por

otro lado, en las condiciones en las que se carece de educación, se presenta más el delito de

robo que no requiere de mucha inteligencia para cometerlo, sólo en los casos en los que es

bien preparado para obtener mayores ganancias y tratar de no ser descubierto.

La delincuencia ha llegado a ser un verdadero arte; tomando en cuenta el significado de esta

palabra, habilidad y hace referencia a la realización de acciones que requieren una

especialización; por ejemplo, podemos ver a los que se organizan para delinquir; es decir, a

la delincuencia organizada, ésta requiere de una estructura u organigrama que dirija las

actividades de todos sus integrantes.

30
La educación es la presentación ordenada de hechos, ideas, habilidades y técnicas a los

estudiantes. A pesar de que los seres humanos han sobrevivido y evolucionado como especie

por su capacidad para transmitir conocimiento, la sociedad es la encargada de establecer

instituciones de educación que por medio de personas especializadas transmiten esos

conocimientos.

Pero no sólo la escuela es la institución en la que se adquiere educación, el hogar es el primero

y más importante centro de educación que se ve reflejado en el comportamiento diario y en

el actuar hacia los demás, de nada sirve estar bien educados profesionalmente si en el hogar

la educación fue de mala calidad en el sentido de que hizo falta actitud comprensiva y

humanista en los integrantes de la familia y que se proyecta hacia el exterior en las relaciones

sociales.

Por otro lado, la antisocialidad ha ido aumentando cada vez más entre los estudiantes, desde

niveles de primaria hasta universitarios; cuando en realidad o por lógica debería ser lo

contrario. Esto puede deberse a que la educación no está siendo aprovechada adecuadamente

por los estudiantes. Con eso se llega a la conclusión de que si no hay cambios en la conducta

por lo tanto no hay educación. Se ha observado que la educación desde el kinder hasta la

preparatoria, es una repetición de lo mismo, pero ampliando el grado de complejidad de los

temas, pero a pesar de esto, hay algo que está fallando, ya que no todos aprovechan la

educación para aplicarla en su propio bien. Es necesario poner especial atención en esta área

por el fundamento de que es mejor prevenir que castigar. Deberá ser la escuela en cualquiera

de sus niveles la que colabore con la prevención de conductas antisociales, posiblemente, en

lugar de tener materias agobiantes de Física, Matemáticas y Química, deberían de incluirse

en los Planes de Estudio materias de aplicación a la vida diaria y que formen en el individuo

un pensamiento general de la sociedad y puedan aplicar lo que saben de manera productiva;

por ejemplo, incluir Psicología, Medicina, Contabilidad, Mecánica, Dietología (estudio del

31
régimen alimenticio), Sexología, Filosofía, Sociología, Derecho, entre muchas otras materias

que pueden ser aprendidas desde preparatoria y que podrán influir de mejor forma a los

estudiantes, en vez de los casi inútiles e inaplicables números y fórmulas que los jóvenes

pocas veces asimilan.

Existe otro problema relacionado con la educación, que es la falta de la misma, el abandono

escolar, no siempre debe traducirse como factor causal de la antisocialidad, pero en la mayoría

de los casos sí, la falta de educación, el no tener conocimientos universitarios o profesionales

dan como resultado la falta de un empleo bien pagado, y conduce a trabajar en algún

restaurante, en alguna tienda, en un mercado, de obrero, de cargador, etc., oficios en los que

por muy bien que paguen, no se podrá tener una vida completamente satisfactoria (en muchos

casos), y menos si se tiene familia que mantener, siempre habrá carencias y desde eso, ya se

estará buscando desarrollar alguna actividad antisocial para poder equilibrar las carencias que

se tengan.

Es importante que el Estado ofrezca educación preparatoria y profesional de manera correcta

y con fuerte influencia, pues desde esta perspectiva resulta evidente que entre más

preparación tenga el individuo en todos los sentidos: académicos, individuales, sociales, etc.,

es posible que menor sea la incidencia en este tipo de prácticas criminales.

32
CAPITULO II: LA MODERNA CRIMINOLOGIA CIENTIFICA

Modelos Teóricos explicativos del comportamiento criminal. Biología Criminal, Psicología

Criminal y Sociología Criminal.

Con la lucha de Escuelas se perfilaron en el panorama criminológico tres orientaciones relativamente

definidas: las biológicas, las psicológicas y las sociológicas.

Las primeras, LAS BIOLÓGICAS, miran de nuevo hacia el hombre delincuente, tratando de

localizar e identificar en alguna parte de su cuerpo, en el funcionamiento de éste, el factor diferencial

que explica la conducta delictiva. Esta se supone consecuencia de alguna patología, disfunción o

trastorno orgánico. Las hipótesis son tan variadas como disciplinas y especialidades existen en el

ámbito de las ciencias, antropológicas, biotipológicas, endocrinológicas, genéticas,

neurofisiológicas, bioquímicas, etc.

Las orientaciones psicológicas, entendido este término, en su acepción más lata, buscan la

explicación del comportamiento delictivo en el mundo anímico del hombre, en procesos psíquicos

anormales (psicopatología) o en vivencias subconscientes que tienen su origen en el pasado remoto

del individuo y solo pueden ser captadas a través de la introspección (psicoanálisis); o incluso,

estiman que el comportamiento criminal, en su génesis (aprendizaje), estructura y dinámica, tiene

idénticas características y se rige por las mismas pautas que el comportamiento no criminal (teorías

psicológicas del aprendizaje)

Por último, las orientaciones sociológicas contemplan el hecho delictivo como “fenómeno social”,

aplicando al análisis del mismo diversos marcos teóricos precisos: ecológico, estructural

funcionalista, subcultural, conflictual, interaccionista, etc.

33
En todo caso la actual polémica discurre por el cauce pacífico del método empírico, del método

científico.

1. MODELOS BIOLOGICOS

Las orientaciones biológicas que a continuación se exponen arrojan muy elevado nivel de

empirismo: déficit inevitable de muchas construcciones sociológicas y psicológicas. Sin embargo,

el potencial de abstracción de las mismas es más reducido que en aquéllas. Poseen una

incuestionable vocación clínica y terapéutica, que prima sobre otras proyecciones del saber

científico.

El aprovechamiento político criminal, no obstante, del núcleo de conocimientos que suministran, no

siempre se verá libre de grandes dificultades prácticas y de sospechas de todo tipo. Aunque sea un

error identificar estas teorías, sin distinguir las moderadas de las radicales, con el movimiento

neolombrosiano o post-lombrosiano, lo cierto es que son las más próximas a algunos de los ideales

del positivismo criminológico, pues parten de la premisa de que el hombre delincuente es “distinto”

del no delincuente (principio positivista de la diversidad) y que en dicho factor diferencial reside la

explicación última del comportamiento delictivo: la búsqueda de un trastorno, patología, disfunción

o anormalidad, es una de las características comunes a todos los enfoques biológicos.

Constituyen las orientaciones biológicas el contrapunto de las teorías ambientalistas, la otra cara de

la moneda. La gran tentación a que se hallan sometidas y, a la que a menudo, sucumben sus sectores

más radicales, es la de generalizar indebidamente, suponiendo la existencia de relaciones de causa a

efecto, de leyes universales, allí donde, a lo sumo sólo existe una correlación, válida exclusivamente

para el concreto caso examinado.

34
Pero, con sus limitaciones y condicionamientos, el enfoque biológico tiene su lugar y función en el

seno de la Criminología científica interdisciplinaria. Pues el sustrato biológico del individuo

representa un valioso y relevante potencial: sin duda alguna, el código biológico y genético es uno

de los componentes del continuo y fecundo proceso de interacción, proceso abierto y dinámico en el

que se inserta la conducta, del hombre. Desmentido el dogma clásico de la “equipotencialidad”

corresponde a estos modelos biológicos explicar científicamente la relevancia criminógena de ciertas

variables, pues la existencia de un dato biológico diferencial parece ser una realidad incuestionable;

y las concepciones ambientalistas no son capaces de fundamentar, por definición, por qué el crimen

se distribuye de forma no homogénea, concentrándose en torno a muy reducidos grupos humanos,

cuyos individuos acaparan significativamente la comisión de la mayor parte de los delitos.

No obstante, y desde un punto de vista político, las concepciones biologicistas radicales reflejan una

visión arrogante del orden social, cuyo complejo de superioridad conduce a atribuir el delito a

patologías del individuo, salvando así la incuestionabilidad de un sistema que se cree perfecto y

legitimado por el consenso. Los modelos biologicistas evolucionan hacia paradigmas cada vez más

complejos, dinámicos e integradores, capaces de ponderar la pluralidad de factores que interactúan

en el fenómeno delictivo. Así se explica, tal vez, el giro hacia la moderación que se acusa en el seno

de los modelos biologicistas. Ha entrado en crisis el arquetipo del ser humano de las teorías radicales,

del determinismo biológico, fiel y natural aliado del pesimismo antropológico, un ser humano preso

de su herencia, esclavo de su pasado, de la carga biológica y genética que recibe y hace del mismo

un producto terminado; un ser encerrado en sí mismo e incomunicado respecto a los demás, mero

objeto de la historia e incapaz de decidir por sí y trasformar la sociedad que le condiciona.

Baste aquí con una breve exposición de las áreas donde se han realizado las principales

investigaciones biológicas, con la síntesis de sus postulados.

35
1.1. ANTROPOMETRIA

La Criminología, en sus orígenes históricos, se halla estrechamente unida a la

Antropología. Esta se identificó inicialmente con la Antropometría (medida de las

dimensiones del cuerpo humano), ya que todos sus esfuerzos se orientaron a fundamentar

una supuesta correlación entre determinadas características o medidas corporales de la

persona y la delincuencia.

Los principales progresos en el campo de la Antropometría se debieron a A. Bertillon (1857

1914) Bertillon ideó un complejo sistema de medidas colaterales –once-, que unidas a la

fotografía de los delincuentes pretendía servir como instrumento de identificación de éstos.

Según su creador, midiendo la estatura, la longitud de la cabeza, la del dedo medio, la

máxima de los brazos, etc., pudieron ser identificados muchos delincuentes que, en otro

caso, hubieran escapado a la justicia. Ciertamente, el Bertillonage despertó numerosas

críticas y rechazos, pero acabó siendo adoptado por la policía y los presidios de todo el

mundo.

Rechazada la teoría Lombrosiana del delincuente nato, es innecesario advertir que el

Bertillonage solo puede ser entendido como un método de identificación del delincuente,

unido a otras técmicas más modernas, y siempre en el marco de la Criminalística. Pero que,

en modo alguno, aporta una teoría explicativa del hecho criminal (Criminología)

1.2. ANTROPOLOGIA

Las investigaciones realizadas en este ámbito son particularmente tributarias de la herencia

Lombrosiana, ya que la hipótesis fundamental de la antropología Criminal es la existencia

de un tipo humano inferior, degenerado, hipo evolutivo (el tipo criminal), dotado de

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características singulares, distintas de los demás individuos no delincuentes, y con una

poderosa carga hereditaria. El médico de prisiones inglés Goring y el antropólogo de

Haward Otón son las dos figuras más señeras de la Antropología Criminal. El primero, aún

propugnando la tesis de la inferioridad, de base hereditaria, del delincuente, negó la

existencia de un tipo físico de criminal. El segundo, por el contrario, se aproximó

considerablemente a la doctrina Lombrosiana, admitiendo no sólo haber identificado

estigmas en la población criminal, sino incluso la posibilidad de describir características

degenerativas diferenciales para los respectivos subgrupos de delincuentes.

Goring (1870 1919) autor, al parecer, de un valioso estudio biométrico estadístico (“The

English Convict: A Statistical Study), publicado en 1913, refutó la metodología y tesis

Lombrosianas.

“The English Convict” es un estudio biométrico, con sólido respaldo estadístico, con el que

Goring respondía a un célebre reto de Lombroso.

Para el autor, Lombroso se sirvió de un método anatómico-patológico, basado en la

observación directa, pero sin instrumentos de medición objetivos, infiriendo, en

consecuencia, la supuesta normalidad o anormalidad del individuo de los estigmas así

detectados. En su lugar, Goring se mostró partidario de un método estadístico, que podría

ofrecer mediciones precisas y fiables, con independencia de posibles prejuicios del

investigador. Sus conclusiones fueron dos: en primer lugar, que carecían de fundamento

científico la tesis Lombrosiana del delincuente como tipo físico, sui géneris, en sentido

antropológico. Goring no encontró estigmas degenerativos ni diferencias sensibles entre el

grupo criminal y el no criminal. En segundo lugar, que si había base empírica para mantener

37
la inferioridad del criminal y el carácter hereditario de ésta. Ahora bien, según Goring dicha

inferioridad y el déficit psíquico de inteligencia, en que se concretaba no debía de

interpretarse en sentido patológico, como expresión de anormalidad en el delincuente.

E. A. HOOTÓN, antropólogo, público en 1939 su obra “The american criminal. An

Anthropological Study”, en la que rebate las tesis de Goring. Según Hootón, el criminal es

un ser orgánicamente inferior, y el delito producto o resultante del impacto del medio en un

organismo humano de casta o rango inferior; de modo que sólo puede ser suprimido (el

crimen) extirpando el sustrato físico, psíquico o moral de dicha interioridad, o mediante su

total segregación en un medio socialmente aséptico. A su juicio, existen diferencias

significativas entre delincuentes y no delincuentes y, a su vez, entre los distintos subgrupos

criminales. La inferioridad física sería relevante, sobre todo, por aparecer asociada a la

inferioridad mental, siendo causa de aquélla la herencia, y no factores circunstanciales o

situacionales.

Los delincuentes, según la investigación de Hootón, serían inferiores a los no delincuentes

en casi todas las medidas corporales. Y algunos rasgos físicos reflejarían fielmente la

inferioridad constitucional de éstos: poca frente e inclinada, cuello largo y delgado,

hombros caídos; labios finos, breves ángulos mandibulares, maxilares poco ajustados, muy

perceptibles punto de Darwin, orejas pequeñas con los bordes del pabellón auditivo

ligeramente enroscado, rostros tensos, mandíbulas estrechas, secreción nasal muy

abundante, predominio de ojos azul-grisáceos, escaseando los ojos azules y oscuros, con

pliegues pronunciados y cejas poco pobladas. El tatuaje, por último sería mas frecuente

entre los delincuentes.

Hootón, además creyó poder constatar una clara correlación entre determinadas

38
características físicas y las diferentes clases de delincuentes: así, los individuos altos y

delgados serían proclives a la comisión de asesinatos y atracos: los altos y corpulentos,

homicidios, falsificaciones y estafas; los bajos, hurtos y desvalijamientos; los baños y

gruesos, violaciones y abusos sexuales, etc.

Cabe citar también a L.P. Vervaek y al belga De Greef. El primero puso especial énfasis

en el código biológico individual y el de la herencia. A su juicio, el medio social no crea

nada, se limita a desarrollar, o evitar el desarrollo en su caso, de los caracteres hereditarios.

De Greef es uno de los partidarios de la teoría de la personalidad criminal, esto es, de la

supuesta existencia de una entidad global, específicamente criminal, dotada, en cuanto

personalidad unitaria, de unas características anatomofisiológicas propias, producto de una

degeneración que tendría su origen en múltiples taras.

Por último, DI TULLIO, representa lo que él mismo denominó “una nueva fase en la

evolución de la doctrina Lombrosiana y de la Antropología Criminal” que subraya la

importancia del examen clínico y psicofisiológico del delincuente, a fin de captar la

dinámica motivacional del comportamiento delictivo y trazar la base integral de los

programas terapéuticos. El método biotipológico constitucionalista de Di Tullio presta

particular atención al proceso dinámico de formación de la personalidad, por oposición al

enfoque estático lombrosiano. En su conocida Antropología Criminal, publicada en 1950,

se refirió Di Tullio a un tipo de delincuente de base constitucional y orientación hipo

evolutiva, el cual, por causas hereditarias, congénitas o adquiridas, presenta un escaso

desarrollo de las características individuales que se pueden considerar de más reciente

adquisición y de mayor dignidad evolutiva. Según Di Tullio la herencia, sin embargo, no

transmite la criminalidad sino sólo la predisposición criminal o proceso mórbido que

39
requiere, además, la concurrencia de otros factores criminógenos. A Di Tullio se debe,

también, una conocida tipología criminal de base endocrinológica.

1.3. BIOTIPOLOGÍA

La Biotipología es una disciplina científica que versa sobre el tipo humano atendiendo al

predominio de un órgano o función. La premisa de las investigaciones biotipológicas es la

existencia de una correlación entre las características físicas del individuo y sus rasgos

psicológicos, entre tipo somático o corporal y tipo mental, carácter y temperamento.

Sería excesivo calificar de Neolombrosianos, a todos los representantes de la Biotipología

criminal, por el hecho de que hayan constatado una correlación estadística entre

determinadas características morfológicas o constitucionales típicas y específicas

manifestaciones delictivas, entre constitución física y temperamento. Entre otras razones,

porque afirman, por ejemplo, la significativa presencia del tipo atlético o del mesomórfico

en la población criminal no prejuzga nada. No significa, sin más atribuir relevancia

etiológica ni valor predictivo a tal constatación, sino advertir simplemente una correlación

estadística que, puede tener toda suerte de explicaciones, entre otras la decisiva influencia

de los procesos de selección social.

Existen numerosas tipologías según las diversas Escuelas y criterios clasificatorios

utilizados por las mismas.

En la Escuela Italiana sobresalen tres autores: Pende, Viola y Bárbara. Viola distingue dos

tipos fundamentales: el brevilíneo y el longilíneo, en el primero, el desarrollo del cuerpo es

horizontal: el predominio del sistema vegetativo produce individuos enérgicos y vitales; el

tipo longilíneo, por el contrario, significa la prioridad de la vida de relación, se trata de

40
personas de mayor estatura, tórax alargado y miembros largos, abúlicas y depresivas, con

tendencia a la introversión y fantasía.

Bárbara considera que el tronco expresa la vida vegetativa y las extremidades la de relación,

por lo que distingue dos tipos extremos y un tercero intermedio, con sus subtipos: el

braquitipo (excedente, antagónico y deficiente), el longitipo (con las mismas modalidades)

y el normotivo (macrosómico y microsómico)

Por último, Pende ponderando también factores endocrinológicos, distingue el tipo

longilíneo-esténico (individuos fuertes, delgados, con hiperfunción y tiroides y

suprarrenales), el longilíneo-asténico (débiles, delgados, con escaso desarrollo muscular e

hipofunción de las suprarrenales), el brevilíneo-esténico (fuertes, musculares, de reacciones

lentas, con hipotiroidismo y con hiperfunción de las suprarrenales) y el brevilíneo-asténico

(gordos, débiles, lentos de reacciones y con hipofunción de pituitaria y tiroides).

Mayor importancia tienen las tipologías acuñadas por las Escuelas alemana y

Norteamericana.

El representante más conocido de la Escuela Alemana es Kretshmeer (1888 1964) y su

tipología llevaría consigo las siguientes características corporales. El tipo leptosomático

obra, publicada en 1921, (korperbau and Charakter).

Kretschmeer elaboró una doble tipología, constitucional y caracterológica distinguiendo,

de una parte, los tipos (constitucionales) leptosomático, atlético, pícnico y displástico (y

mixtos); y de otra, los tipos (caracterológicos) esquizotímico, ciclotímico y viscoso. El autor

trazaría las oportunas correlaciones e interdependencias entre unos y otros tipos.

41
La primera: cuerpo alargado y delgado, cabeza pequeña, nariz puntiaguda (su

representación geométrica: una línea vertical); el tipo atlético: gran desarrollo del esqueleto

y musculatura, tórax y cabeza grande (representación geométrica: una pirámide invertida)

el tipo pícnico: gran desarrollo de las cavidades viscerales, abdomen prominente, cabeza

redonda y ancha, extremidades cortas y tendencia a la obesidad (representación gráfica:

circular); el tipo displástico: características muy exageradas de individuos que no encajan

en los tipos anteriores, con tres variantes o subtipos (gigantismo, obeso e infantilismo

eunocoide); el tipo mixto, el más frecuente, procede de una combinación de los anteriores

por vía hereditaria.

Relacionando los tipos constitucionales anteriores con las correspondientes características

psicológicas, formula Kretschmeer una segunda tipología distinguiendo al efecto los tipos

esquizotímico, ciclotímico y viscoso.

Al tipo esquizotímico pertenecen individuos de constitución leptosomática y de

temperamento introvertido; cabe, a su vez, una subdivisión: los subtipos hiperestésicos

(personas nerviosas, irritables e idealistas), intermedios (frías, enérgicas, serenas) y

anestésicos (apáticos, solitarios, indolentes). Cuando el tipo se agrava, surge una modalidad

esquizoide: la enfermedad mental correspondiente sería la esquizofrenia. Al tipo

ciclotímico corresponden personas extrovertidas, de constitución pícnica; aunque pueda

oscilar de un extremo a otro, de la alegría a la tristeza, existen tres subcategorías: individuos

hipomaníacos (continua alegría, en continuo movimiento), sintónicos (realistas, prácticos,

humoristas) y flemáticos (tranquilos, silenciosos, tristes) cuando el tipo se exacerba aparece

la modalidad cicloide, y la enfermedad mental correlativa, la ciclofenía (maníaco

42
depresivo). Por último, al tipo viscoso pertenecen individuos de constitución atlética, que

oscilan entre el tipo leptosomático y el pícnico (personas tranquilas, pasivas, por lo general,

etc)

En cuanto a las relaciones entre tipo y criminalidad, Kretschmeer llega a la conclusión de

que los pícnicos arrojan los índices más bajos de delincuencia, siendo raras veces

habituales; los leptosomáticos, son de difícil tratamiento y proclives a la reincidencia,

siguiendo a los atléticos en porcentajes de criminalidad: abundan entre los leptosomáticos

los ladrones y estafadores; los atléticos, a juicio de Kretschmeer, son violentos y

representan los cocientes más altos de delincuencia.

Kretschmeer advirtió, también, un fundamento endocrino en las conexiones biológicas más

profundas existentes entre los tipos de estructura corporal y el temperamento.

Es muy lógico admitir, pensaba Kretschmeer, que los grandes tipos temperamentales

normales de los ciclotímicos y esquizotímicos se produzcan en su correlación empírica con

la estructura somática, en virtud de una acción paralela humoral (químico sanguíneo)

semejante a la admitida en los casos patológicos; en el entendido de que no se trataría

exclusivamente de las glándulas sanguíneas en sentido estricto, sino del quimismo

sanguíneo total.

A Kretschmeer corresponde el mérito histórico de haber iniciado las teorías somatotípicas.

Su tesis, moderada, se limita a resaltar la afinidad estadísticamente comprobada entre

constitución somática o corporal (constitución corporal) y rasgos caracterológico-

temperamentales (carácter), sin pretensiones causales o etiológicas. Es más Kretschmeer

43
rechazó la hipótesis de un tipo somático de delincuente.

En el ámbito metodológico, no obstante, suele reprochársele un cierto déficit empírico-

estadístico; a lo que se añade la escasa información existente sobre el modo en que se

distribuyen los diversos tipos constitucionales en la población general, y la ausencia de

grupo de control que hace muy problemática cualquier generalización sobre el valor o rango

etiológico de un determinado tipo en el comportamiento criminal.

En la Escuela Norteamericana destacan W. Sheldon, el matrimonio Glueck y JB Cortés.

W. Sheldon publica en 1949 “Varieties of delinquent Youth”, obra que mejora

considerablemente el soporte metodológico de las teorías constitucionales.

Representa una línea de investigación dinámica, sometida a un complejo marco teórico y

plural de factores integrados, cuyas categorías el autor no aísla de cualquier posible

interacción con factores ambientales. De hecho, la clasificación de Sheldon tiene un

fundamento experimental, basado en la historia de casos individuales: 200 jóvenes

delincuentes de un Centro de tratamiento y reeducación en Boston.

Su enfoque tiene claras connotaciones embriológicas, pues Sheldon parte del blastodermo,

unidad celular de la que procede todo individuo; y distingue tres capas concéntricas que, de

dentro a fuera, reciben, respectivamente, el nombre de endodermo, mesodermo y

ectodermo. De acuerdo con los datos que suministran la embriología y la fisiología del

desarrollo elabora dos tipologías: física y mental (rasgos corporales y características

temperamentales correspondientes), según el predominio del estrato en cuestión, de los

44
órganos o funciones que representa, las vísceras digestivas (endodermo), huesos, músculos,

tendones, sistema motor, etc., (mesodermo), tejido nervioso, piel, etc., (ectodermo).

Según Sheldon, las características somáticas o estáticas darían lugar a tres tipos: el tipo

endomorfo, el mesoformo y el ectomorfo.

El endomorfo evidenciaría: vísceras digestivas pesadas y muy desarrolladas, con

estructuras somáticas relativamente débiles: bajo peso específico, tendencia a la gordura,

formas redondeadas, miembros cortos, piel con vello y suave; el mesomorfo, gran

desarrollo de las estructuras somáticas (huesos, músculos, tejido conjuntivo), alto peso

específico, duro erecto, fuerte y resistente; tronco grande, pecho consistente, manos

grandes, el ectomorfo, por último cuerpo frágil, alargado, delicado; extremidades largas y

delgadas, músculos pobres, tórax chato, huesos pocos consistentes y finos, hombros caídos,

cara pequeña, nariz afilada y pelo fino.

A cada tipo físico o corporal, le corresponderían unos rasgos caracterológicos y

temperamentales propios, esto es, de tres tipos: el viscerotónico, el somatotónico y el

cerebrotónico, respectivamente.

El tipo viscerotónico es el endomorfo; cómodo, lento, glotón, sociable, cortés, tolerante,

hogareño y extrovertido; el somatotónico, es mesomorfo; firme, aventurero, enérgico,

atlético, ambicioso, osado, agresivo, inestable, dinámico; el cerebrotónico es ectomorfo;

rígido, rápido, aprensivo, controlado, asocial, hipersensible, solitario, pleno de problemas

de carácter funcional, alergias, insomnios, sensible al ruido, introvertido, etc.; la conclusión

de Sheldon fue clara: predominio acusado del componente mesomorfo en el grupo de

criminales, en comparación con el grupo de control. Los jóvenes delincuentes eran

45
acusadamente mesomorfos y escasamente ectomorfos. Más aún: Sutherland, después de

revisar las figuras aportadas por Sheldon, llegó a la conclusión de que el más delincuente

de aquellos jóvenes (por sus carreras criminales) era significativamente más mesomorfo

que el menos delincuente.

A pesar de las críticas formuladas contra esta tesis, el equipo de Sheldon ha realizado un

seguimiento (análisis longitudinal) del grupo de 200 individuos a través de sucesivas

evaluaciones y a lo largo de los últimos treinta años, confirmando la tesis inicial: la muestra

de sujetos delincuentes apunta hacia el componente mesomórfico, mientras el grupo de

control, integrado por unos 4,000 estudiantes de un College americano, es menos

mesomórfico y más ectomórfico.

Sheldon, finalmente, comparte las conclusiones más espectaculares de Otón, en cuanto a la

inferioridad estructural y orgánica del delincuente.

El matrimonio Glueck llegó también a la conclusión de que la mayor parte de los

delincuentes eran dominantemente mesomórficos, y desde luego en proporción muy

superior a la detectada en el grupo de control.

La obra del matrimonio Glueck, realizada en 1950 y 1956, compara dos grupos de 500

jóvenes –el grupo criminal y el grupo de control-, manteniendo constantes la edad, nivel

intelectual, factor racial, área de residencia, etc. El análisis de los autores incluye el de 67

rasgos de la personalidad y 42 factores socioculturales, al objeto de comprobar cuál de ellos

se hallaba más asociado al delito.

46
Constataron que los individuos mesomórficos exhiben unos rasgos especialmente idóneos

para la comisión de actos violentos, fortaleza física, energía, insensibilidad, tendencia a

expresar por la acción sus tensiones y frustraciones, así como para liberarse de ciertos

frenos que inhiben las conductas antisociales, como sentimientos de inadecuación, acusado

sometimiento a la autoridad, inestabilidad emocional, etc. Comprobaron, también, otro dato

significativo: que los individuos mesomórficos que llegaban a criminales ostentaban unos

rasgos de personalidad no encontrados en todos los mesomórficos; así, la susceptibilidad

al contagio de enfermedades propias de la infancia, destructividad, conflictos emocionales,

etc. Tres factores socioculturales, además se hallarían estrechamente asociados con la

delincuencia en los individuos mesomórficos: desatención de las actividades domésticas

ordinarias, ausencia de diversiones y actividades de recreo en familia y falta de

oportunidades de esparcimiento en el propio hogar.

No obstante, el matrimonio Glueck tampoco pudo librarse de numerosas críticas y reservas,

fundamentalmente por las características de la muestra del grupo de control (delincuentes

institucionalizados y residentes) cuya singularidad impide generalizaciones válidas para el

total de la población criminal; pero también, por una cierta imprecisión en el proceso de

asignación de tipos y raigambre constitucionalista, que ha permitido a Sutherland calificar

de nueva frenología la orientación de Sheldon y de los Glueck.-

Especial mención tiene el enfoque Biosocial de J. Cortés, psicólogo de la Universidad de

Georgetown, a quien se debe una de la más interesantes aportaciones a la moderna teoría

constitucionalista.

Su análisis, dinámico, plural e integrador, relativiza la transcendencia del ipso físico

47
constitucional, al considerar que éste no es inalterable, no es un producto definitivamente

terminado, sino el resultado de un proceso continuo de interacción en el que intervienen

tanto la dotación genética como las influencias ambientales que recibe el sujeto en los

distintos momentos de su vida. Desde un punto de vista metodológico, Cortes no limitó su

estudio al de delincuentes institucionalizados, por lo que su investigación es más fiable y

susceptible de generalización. El autor llegó también a la conclusión de que el grupo

criminal es predominantemente mesomórfico.

En efecto, comparando dos grupos de 100 individuos –100 delincuentes y otros 100 no

delincuentes, como grupo de control- halló una asociación estadísticamente significativa

entre delincuencia y grupo corporal: un 57% de los delincuentes era prioritaria y

acosadamente mesomórficos, y sólo un 19% del grupo de control pertenecía a dicho tipo,

según los respectivos somatotipos medios.

A su vez, Cortés examinó la correlación existente entre tipo físico o constitucional y

temperamento, encontrando que la mesomorfía se halla asociada con la necesidad de éxito

y poder, con la agresividad, con la extraversión e impulsividad; datos a los que se unía otro

de carácter sociofamiliar: cuanto más mesomorfo es un individuo delincuente, menos

disciplina y control parece recibir en el ámbito familiar.

48
En conclusión, para Cortés: criminales y no criminales difieren en lo físico, pues los

delincuentes son más mesomórficos, están dotados de mayor energía; son

potencialmente más agresivos desde un punto de vista temperamental; y,

motivacionalmente, exigen una necesidad más elevada de éxito y poder que los no

delincuentes.

1.4. MODERNA NEUROFISIOLOGÍA

El descubrimiento del electroencefalógrafo (EEG), aparato que permite el registro

gráfico de la actividad eléctrica del cerebro, ha potenciado una serie de investigaciones

científicas que permiten demostrar una clara correlación entre determinadas

irregularidades o disfunciones cerebrales y la conducta humana, concretamente, la

criminal.

Son ya muchos los trabajos que asocian determinadas conductas delictivas o desviadas

(criminalidad violenta, suicidio, delitos sin motivos aparentes) a concretas patologías

cerebrales (disfunción cerebral mínima, anomalías encefalográficas, etc.)

Unos estudios se limitan a la lectura e interpretación del electroencefalograma EEG,

examinando las respectivas ondas cerebrales de delincuentes y no delincuentes. Otros,

más fiables, tratan de confirmar los resultados obtenidos con la ayuda de tests

psicológicos.

Un trabajo muy conocido es el publicado en 1970 por Monroe, quien examinó casi un

centenar de delincuentes cuyas sentencias fueron conmutadas por un tratamiento de

duración indeterminada.

49
Monroe llegó a dos conclusiones: en primer lugar, la evidencia de disfunciones

neurológicas en sujetos no considerados anteriormente como afectados por las mismas;

En segundo lugar, que sólo una parte mínima de los analizados acusaron tales

anormalidades en el óvulo temporal, lugar convencionalmente considerado como el

centro de la agresividad. A juicio de Monroe el grupo que manifestaba anomalías en el

EEG era el más agresivo, antisocial y conflictivo de la institución, presentando más

cicatrices y marcas de nacimiento que el grupo con un EEG regular.

A la tesis de Monroe se ha reprochado por algún autor (Silverman) que tales anomalías

serían producto de la prisionalización –consecuencia, por tanto, y no causa-, al haberse

detectado semejantes irregularidades o disfunciones electroencefalográficas en

enfermos esquizofrénicos hospitalizados por largo tiempo.

Otros estudios electroencefalográficos han pretendido verificar dos hipótesis:

a) Que muchos de los denominados crímenes violentos sin motivo aparente

responden a anomalías cerebrales graves que detecta sólo el electroencefalograma

EEG, pero que pasarían desapercibidas en un examen clínico;

b) En segundo lugar, que existe una determinada conexión entre concretos hechos

delictivos cometidos por jóvenes, producto de personalidades inmaduras, y

singulares disfunciones cerebrales.

Lo primero se infiere de un trabajo de Sttaford, Clark y Taylor, quienes después de

investigar a 94 personas que esperaban juicio por asesinato, detectaron anomalías

electroencefalográficas en más de la mitad de ellas. Lo segundo, se afirma que Rl

Sessions Hodge y W. Grey Walter, quienes asocian el ritmo delta (slower rhythms,

delta rhytms) observado en el electroencefalograma EEG con manifestaciones propias

50
de una personalidad inmadura, lo que, a juicio de los mismos, podría explicar muchos

delitos juveniles.

Las otras muchas investigaciones neurofisiológicas pueden sistematizarse de acuerdo

con una conocida clasificación de las disfunciones examinadas:

Disfunción cerebral mínima (MBD: niminal brain dysfunction) definida como una

anomalía de la estructura cerebral, suele asociarse a los casos extremos de la misma:

comportamientos antisociales, desajustes en los mecanismos cerebrales de estímulo y

control, problemas de percepción visual, hiperactividad, agresividad, etc.

Una manifestación específica de tal anomalía serían las reacciones explosivas que

explican numerosos comportamientos eventualmente delictivos: malos tratos al

cónyuge e hijos, abusos sexuales en niños, suicidio, agresividad, homicidios sin

motivos aparentes, etc.

A propósito de la disfunción cerebral mínima cabe citar el trabajo de TD ROBIN, quien

después de examinar a adolescentes suicidas llegó a la conclusión, verificada por test,

de que más de un 60% de ellos había padecido disfunciones cerebrales. También LT,

YEUDALL analizó 70 pacientes criminales, comprobando que todos ellos se

caracterizaban por una disfunción cerebral. También LT. YEUDALL analizó 70

residentes criminales, comprobando que todos ellos se caracterizaban por una

disfunción cerebral lateral del hemisferio dominante del cerebro, creyendo estar en

condiciones de predecir con una aproximación del 95% la reincidencia de los

delincuentes violentos mediante tal técnica. Por último, las de Murria y otros, quienes

creyeron haber constatado una significativa asociación estadística entre la disfunción

cerebral mínima y dificultades graves o trastornos de aprendizaje en el niño.

Anomalías electroencefalográficas (EEG ABNORMALITY). Diversas investigaciones

51
llaman la atención sobre la relación existente entre anomalías electroencefalográficas y

comportamientos delictivos, especialmente violentos.

Destacan, entre todas, las de Williams y Zayed. El primero examinó a 335 delincuentes

agresivos, subdivididos en dos grupos, los violentos habituales y los ocasionales,

observando que los índices de anomalías electroencefalográficas eran muy superiores

en el primer grupo. Zayed, por su parte, puso de relieve el desproporcionado número

de anomalías electroencefalográficas detectadas en una muestra de asesinos; tesis en la

línea de otros muchos trabajos que suelen asociar las ondas cerebrales lentas y

bilaterales a comportamientos hostiles, hipercríticos, irritables e impulsivos.

Otras disfunciones cerebrales. La hipótesis de que las dolencias cerebrales pueden

explicar muchos crímenes violentos, ha tratado de verificarse a propósito de concretas

patologías: fundamentalmente, los tumores, shocks traumáticos, determinadas

dolencias y patologías del sistema nervioso central (arterosclerosis cerebral, epilepsia,

demencia senil, síndrome de Korsakoff, corea de Huntington, etc.), etc.

Diversos estudios clínicos, por ejemplo, parecen haber demostrado que incluso

personas pacíficas afectadas por procesos tumorales en el cerebro se tornan violentos y

causan graves daños a familiares y seres queridos por los cambios profundos de

personalidad y problemas psicológicos que aquellos conllevan: episodios psicóticos,

alucinaciones, irritabilidad, depresión, e incluso ataques homicidas. Lo que sucede,

también, con otros shocks traumáticos (vg. Accidentes de tráfico), que pueden alterar

la personalidad ocasionando graves trastornos de conducta. Las patologías de sistema

nervioso central antes citadas, suelen asociarse a pérdidas de memoria, del sentido de

la orientación, trastornos emocionales, irritabilidad y accesos de cólera, etc. Por último,

autores como W. Enke, Lempp y otros, creen haber podido verificar una sólida

correlación entre trastornos conductuales (comportamientos antisociales) y daños

52
cerebrales padecidos en la infancia.

53
CONCLUSIONES

En la criminalidad podemos observar un verdadero conflicto de voluntades: la perversa del

hombre delincuente, siempre dispuesto a atentar contra la vida, honra y bienes de sus

conciudadanos y, por otro lado, la voluntad de la colectividad. La infracción está determinada por

dos factores: factor individuo y factor sociedad. Cada uno de ellos tienen una acción propia y

caracterizada en la evolución y producción del fenómeno sociológico y criminal, que aún sigue

perdurando.

54
BIBLIOGRAFIA

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 Enciclopedia Encarta 2002. “Criminología”

 PSICOLOGIA CRIMINAL, Miguel Angel Soria Verde, Dolores Sáiz Roca.

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Estudia

 https://hectorberducido.wordpress.com/d-procesal-penal-ii/

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 https://www.monografias.com/trabajos98/delincuencia-como-fenomeno-social-y-su-

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 https://www.infoderechopenal.es/2014/03/factores-endogenos-criminologia.html

 https://hectorberducido.files.wordpress.com/2008/04/b2020el-objeto-de-la-

criminologia-delito-delincuente-victima-control-social.pdf

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