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Un hombre construyó un faro en medio del desierto a pesar de que todos se burlaban de él y pensaban que era una locura. Una vez terminado el faro y encendida su luz, mágicamente apareció un mar con buques, ballenas, puertos, piratas y sirenas. El constructor del faro no se sorprendió porque sabía que encender una luz en la oscuridad puede hacer aparecer muchas maravillas.
Un hombre construyó un faro en medio del desierto a pesar de que todos se burlaban de él y pensaban que era una locura. Una vez terminado el faro y encendida su luz, mágicamente apareció un mar con buques, ballenas, puertos, piratas y sirenas. El constructor del faro no se sorprendió porque sabía que encender una luz en la oscuridad puede hacer aparecer muchas maravillas.
Un hombre construyó un faro en medio del desierto a pesar de que todos se burlaban de él y pensaban que era una locura. Una vez terminado el faro y encendida su luz, mágicamente apareció un mar con buques, ballenas, puertos, piratas y sirenas. El constructor del faro no se sorprendió porque sabía que encender una luz en la oscuridad puede hacer aparecer muchas maravillas.
Este era un hombre que se puso a construir un faro en
medio del desierto. Todos se burlaban de él y lo llamaban loco. ¿Para qué un faro en medio del desierto? El hombre no hacía caso y seguía, callado, su labor. Un día por fin acabó el faro. En la noche sin luna y sin estrellas el espléndido rayo empezó a girar en las tinieblas del aire, como si la vía láctea se hubiera convertido en carrusel. Y sucedió que en el momento que el faro comenzó a dar su luz, surgió de pronto en el desierto un mar, y hubo en el mar buques transatlánticos, y vuelos de submarinos de ballenas, y puertos con mercaderes de Venecia, y piratas de barba roja, y holandeses errantes, y sirenas. Todos se asombraron, menos el constructor del faro. Sabía él que, si alguien enciende una luz en medio de la oscuridad, al brillo de esa luz surgirán... muchas maravillas.