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--- editorial para viernes 23 de diciembre ---

Resilvestración, la nueva
forma de cuidar la naturaleza (((título)))
En el mundo se está extendiendo un nuevo concepto de conservación a gran escala, que trata
de devolver a los ecosistemas su modo de vida antes de la intervención humana.
El nuevo enfoque se llama “Rewilding” o “Resilvestración”, que como su nombre lo sugiere
busca restaurar la integridad ecológica del ambiente y reducir el impacto humano sobre el
mismo.
En un principio, el término se acuñó para poner en marcha ciertas estrategias enfocadas en
reintroducir especies superdepredadoras clave en un ecosistema, buscando así la restauración
del equilibrio trófico del mismo.
Un claro ejemplo de esto son los lobos de Yellowstone, que fueron liberados en el parque tras
el crecimiento masivo de alces por la desaparición de este cazador en el año 1926.
Pero hoy en día la resilvestración abarca un paraguas terminológico multidisciplinar. No solo
se trata de reintroducir especies, sino que se busca una restauración ecológica hasta el punto
en el que el ecosistema sea capaz de autorregularse de forma natural de nuevo.
Es decir, se trata de devolver a los ecosistemas su modo de vida antes de la intervención
humana, y después dejar que la naturaleza haga su trabajo, encargándose ella de
autoabastecerse.
Esto implica construir pasos por encima de las carreteras para que los animales puedan
cruzar, abrir el acceso a los ríos y recuperar canales antiguos, o reintroducir a los carnívoros
originales de cada zona en lugares con abundantes herbívoros.
Esta filosofía conservacionista, muy exitosa en varios lugares, también se ha extendido en
nuestro país, donde funciona Rewilding Argentina, una fundación creada para enfrentar y
revertir la extinción de especies y la degradación ambiental.
La entidad, por ejemplo, busca devolver el guanaco a las provincias de La Pampa y Santa
Cruz. Esta especie, uno de los mayores herbívoros de Sudamérica, fue muy abundante en el
pasado en zonas llanas y montañosas, frías y subtropicales a lo largo de todas las latitudes de
Argentina.
Su persecución desde la llegada del hombre blanco produjo una retracción notable de
individuos en su área de distribución. Como resultado, el guanaco se encuentra casi extinto
en las regiones chaqueña, pampeana y del espinal.
El ser humano aumenta cada vez más el consumo de recursos naturales, lo que se traduce en
cambios ambientales a nivel ecosistémico y global. Según la Unión Internacional Para la
Conservación de la Naturaleza (IUCN), 32.000 especies de seres vivos se encuentran, ahora
mismo, en peligro.
El panorama no es mucho más alentador si se miran cifras más específicas. Por ejemplo,
científicos teorizan que se están extinguiendo entre 150 y 200 especies cada día. Muchas de
ellas, de hecho, nunca llegarán a ser descubiertas ni clasificadas.
A veces las modificaciones antrópicas son completamente irreversibles, pero en otras
ocasiones la biología de la conservación tiene ciertas herramientas como la resilvestración
para revertir la degradación ambiental, reintroduciendo la vida silvestre donde estaba en
peligro de extinción.
De lo que se trata es de salvar la biodiversidad, recuperando en su mayor grado la
autorregulación que un día caracterizó al ecosistema dañado. Una vez restaurados los
ecosistemas originales, la naturaleza se encargará de mantenerlos con vida, como ha hecho
durante millones de años.

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En el mundo se está extendiendo un nuevo concepto de conservación a gran escala, que trata
de devolver a los ecosistemas su modo de vida antes de la intervención humana.

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