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Sobre la Configuración

Epistemológicadel Paradigma Humanista


Miguel Martínez Miguélez 1, 2

Resumen

Este artículo trata de exponer cuatro ideas clave que nutren la


dinámica y devenir de la vida académica actual: en primer lugar, que
“todo pensar humano profundo” adopta un paradigma epistémico,
consciente o inconscientemente; segundo, que ese paradigma
juega un papel fundamental en la vida académica de la docencia e
investigación; tercero, que el paradigma humanista cubre y satisface,
en nuestros tiempos y a un nivel muy satisfactorio, las aspiraciones
intelectuales de los investigadores en las ciencias humanas; y,
cuarto, se señalan cuáles son las urgencias epistémicas actuales en
este paradigma humanista.

Abstract

This article tries to present four key ideas that nourish contemporary
academic life dynamics and evolution: firstly, ‘’all human deep thinking’’
takes, consciously or in-consciously, an epistemic paradigm form; secondly,
this paradigm plays a fundamental role in academic life teaching and
y humanist pa
research; thirdly, paradigm,
p radigm, –in our times, and at an excellent
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2 En este artículo, se siguen los consejos de la Real Academia para la ortografía y
acentos.
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1. Introducción

Toma de Conciencia: Rigor de la Ciencia e Intuición de la


Metafísica

Cuando Einstein llegó a Nueva York, en 1930, y ya la Teoría de la


Relatividad General había sido bien establecida con el eclipse total del
Sol en 1919, existía una expectativa general para su recibimiento, y, en
la esperada rueda de prensa, el representante del New York Times le hizo
una pregunta cuyo contenido era muy debatido en esos días. La pregunta
fue: “¿Hay alguna relación entre la Ciencia y la Metafísica?”. Y Einstein le
respondió: “Science itself is Metaphysics”, “la ciencia misma es metafísica”
(Clark, 1972: 520). Los mejores comentarios a esta respuesta en el
área académica fueron muy complejos, pero todos en la línea de que la
metafísica, como núcleo central de la Filosofía, jugaba, en el desarrollo de
la ciencia, el mismo papel que los cimientos de un edificio en su solidez.

El filósofo presocrático Heráclito, del siglo VI-V a.C., es famoso por una
frase muy conocida: “nadie se baña dos veces en el mismo río”; a lo cual
responde su agudo alumno Cratilo: “y ni siquiera una sola vez, porque
el agua está siempre fluyendo” (diálogos platónicos Cratilo, Teeteto).
Pudiéramos decir que, en la cultura occidental, nunca ha habido un “flujo”
de pensamientos, ideas, enfoques y teorías tan vasto y variado, ya sea a
nivel personal y familiar, o en el área social, política, económica, ética y
espiritual, como a lo largo del siglo XX. Pareciera que un tsunami epistémico
ha invadido todos los campos. Estos cambios continuos plantean a la
docencia e investigación universitarias un desafío y un problema muy serios:
¿qué es lo verdadero?, ¿cuándo algo está científicamente demostrado?,
¿con qué criterios debemos juzgarlo si la Ciencia y la Metafísica no pueden
separarse? ¿Es suficiente
sufici e te que un docente o un investigador terminen una
cien
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En efecto, segsegún Lloyd,


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significaddo depende del contexto sistémico en que se usa. Y algo parecido
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científico, como verdad, verificar, demostrar, lógica, dialéctica, datos,


objetivo, subjetivo, epistemología, metodología, y otros, todo lo cual genera
–como la llama Horgan (1998: 253, 311)– una ciencia irónica, algo que es
todo menos ciencia, si la entendemos ya sea como la define Aristóteles,
o como la entienden Kant o Einstein; es decir, respectivamente, como
demostración (Aristóteles), como basada en principios (Kant) o como
creación de teorías (Einstein).

Hoy día, por ejemplo, llama nuestra atención el hecho de que, si


consultamos la primera edición de la Enciclopedia Británica (diccionario
de máxima autoridad a nivel mundial), y buscamos la palabra flogisto
(en su original griego: materia inflamable), nos dice que “el flogisto es
un “hecho demostrado”; luego, si consultamos, en la tercera edición, la
misma palabra, nos dice que “el flogisto NO existe; que es una teoría
antigua”. La pregunta lógica, entonces, es: ¿cómo lo demostraron en la
primera edición? Igualmente, y a un nivel todavía más serio, tenemos
que, en 1903, el químico sueco Svante Arrhenius obtuviera el Premio
Nobel por su teoría electrolítica de la disociación, y que el mismo Premio
de Química le fuera concedido, en 1936, al holandés Peter Debye, por
defender prácticamente lo contrario: la insostenibilidad d de la teoría de
Arrhenius.

Con esto no estoy negando el valor de las investigaciones científicas en


ninguna ciencia, sino solo señalando un ejemplo de la evolución de la
ciencia; es decir, que la verdadera ciencia nunca es dogmática, sino que
solo es temporal, local e, incluso, personal, como señaló ya Aristóteles en
su obra principal la Metafísica al precisar el proceso mental del pensamiento:
“lo que aparece no es simplemente verdadero, sino tan solo lo es para
aquel a quien le parece, cuando le parece, en cuanto le parece y tal como
le parece…; porque no todas las cosas parecen lo mismo a todos, y aun
a uno mismo no siempre las mismas parecen iguales, sino muchas veces
contrarias, ha
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hasta mo ttiempo...;
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dialéctico, gestáltico,
cual p ide un
pide una nueva “arq quitectura semántica”.
“arquitectura

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De una manera particular, las rutinas mentales que automatizan la vida


y anulan el pensamiento, están en abierta contradicción con los estudios
avanzados. La epistemología actual nos hace ver que persisten en la cien-
cia tradicional muchas actitudes y procedimientos que, rigurosamente
riguro
i samente ha-
blando, solo podemos ubicar en el terreno de los hábitos mentales. Así se
deben calificar, en las Ciencias Humanas sobre todo, las explicaciones
causales lineales cuando se les otorga un valor absoluto (ya que carecen
de evidencia), las leyes de probabilidadd (que son leyes estocásticas, es
decir, que solo indican una tendencia), la plena objetividad d (que no
existe, ni siquiera en física), la inferencia inductiva (que es injustificable),
la verificación empírica (que son términos autocontradictorios) y otros
aspectos centrales de la ciencia clásica cuando se cree ciegamente en
ellos.

Aunque esa tarea ha sido siempre la principal de la Filosofía, en


nuestros tiempos comenzó, en forma amplia, continua y consistente, a
mediados del siglo XX. Efectivamente, hasta la década de los años 50
–salvo contadas excepciones como la de los físicos cuánticos, la de los
psicólogos de la Gestaltt con la Gestaltpsychologie y la de la Teoría de
Sistemas– el principio básico de la ciencia era el principio de reducción o
de simplificación: lo social se reducía a lo psicológico, este a lo biológico
y lo biológico a lo físico, que hacía consistir el conocimiento del todo
en el conocimiento de sus partes, partes que consideraba aisladamente,
siguiendo la segunda máxima del consejo de René Descartes en el Discurso
del Método: “fragmentar todo problema en tantos elementos simples y
separados como fuera posible” (1974:48). Esta posición ya fue rebatida
histórica y magistralmente por Blas Pascal (1623-1662). Las grandes
intuiciones de Pascal, como las de todo gran pensador, se nos anticiparon
en la solución de muchos de nuestros acuciantes problemas actuales.
Así, la riqueza epistemológica encerrada en el párrafo que sigue no tiene
parangón:
paranggónón: “Siendo ttodasodas las partes causadas y causantes, ayudadas
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2. Epistemología del Paradigma Humanista

En la actividad académica se ha vuelto imperioso desnudar las


contradicciones, las aporías, las antinomias, las paradojas, las
parcialidades y las insuficiencias del paradigma que ha dominado, desde
el Renacimiento, el conocimiento científico. Desde mediados del siglo XX,
sobre todo, se han replanteado en forma crítica las bases epistemológicas
de los métodos y de la misma ciencia, y se sostiene que, sin una base
epistemológica que le dé sentido, no pueden existir conocimientos
en disciplina alguna. Precisamente, este término tiene, en griego, tres
componentes: epi-stem-logos: sobre-piedra-tratado.

Esta situación no es algo superficial, ni solo coyuntural; el problema es


mucho más profundo y serio: su raíz llega hasta las estructuras lógicas
de nuestra mente, hasta los procesos que sigue nuestra razón en el modo
de conceptualizar y dar sentido a las realidades; por ello, este problema
desafía nuestro modo de entender, reta nuestra lógica clásica, reclama
un alerta, pide mayor sensibilidadd intelectual, exige una actitud crítica
constante, y todo ello bajo la amenaza de dejar sin rumbo y sin sentido
nuestros conocimientos considerados como los más seguros por ser
“científicos”, pero, repetimos, ¿con qué concepto de ciencia? “Si funciona
–dicen algunos– está bien”; pero resulta que lo que funcionaba para
Newton, no funcionaba para Einstein.

¿Cómo hacer, entonces, para que, en nuestra comunicación oral o escrita, y


en nuestra docencia y cultura en general, el lector (o el oyente) entiendan
lo mismo que tiene en su mente el autor o el hablante y haya plena
comunicación? Esto solo se consigue, por lo menos parcialmente, en
la medida en que usemos un lenguaje riguroso (que pone atención a los
detalles), sistemático (ordenadonado lógicamente) y autocrítico (que usa una
(ordeena
fina hermenéutica
herme
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icaa y, aunn así, dedesconfía
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que el todo es igual a la suma de sus partes, como pensaba Descartes
y los positivistas ingleses), sino que siempre son sistémicas, y están

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constituidas por un conjunto de elementos interdependientes e inseparables


que buscan una meta, un objetivo, pero nunca los podemos ver todos
ni apreciar y ponderar la naturaleza y función que desempeña cada uno
en el todo que constituyen, pues se nos presentan en forma poliédrica.
Ni siquiera podemos medir la posición y la velocidadd de un automóvil al
mismo tiempo.

También se suele repetir frecuentemente que “la historia es la maestra de


la vida” y que “el que no conoce la historia está condenado a repetirla”. En
efecto, pareciera que los genios más insignes y destacados se adelantaran
demasiado a su tiempo para ser comprendidos y seguidos por sus
contemporáneos; así, ahora llevamos 24 siglos, para entender lo que
Platón solucionó perfectamente en su diálogo Teeteto o De la Ciencia, que,
en resumidas cuentas, lo expresó también después Aristóteles en su obra
Metafísica: “el todo es más que la suma de sus partes”, expresión que es
mucho más citada y repetida que comprendida (Libro iv, caps. 5,6).

Nuestras realidades no son atomísticas sino que siempre son sistémicas, ya


que, –como nos señala Ludwig von Bertalanffy (1981:47)– “desde el átomo
hasta la galaxia vivimos en un mundo de sistemas”: en el macrocosmos, el
cosmos de tamaño intermedio y en el microcosmos; en nuestro mismo
organismo todos son sistemas: sistema circulatorio, sistema respiratorio,
sistema nervioso, sistema inmunológico, sistema digestivo, sistema
reproductor, sistema muscular, sistema óseo, etc., donde “no podemos
comprender el todo sin ver sus partes, pero podemos ver las partes sin com-
prender el todo” (Polanyi: 1966:22); además, a los sistemas no podemos
aplicarles las 4 leyes de la matemática sin más ni más: la ley aditiva de los
elementos, la conmutativa, la asociativa y la distributiva de los mismos; y,
si lo hacemos, siempre será con “concesiones epistémicas” en la relación
“cualitativa/cuantitativa”. En fin de cuentas, la ciencia siempre nos pide y
precisión,
exige pr
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e isión, y p por
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a falta de precisión explotó el Challenger, aunque
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ras filmanando el despegue, y, por falta de precisión, se
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trata de integrarlo todo en la dinámica: sujeto ļ objeto), y donde,

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en esa dinámica y libertad de la mente humana, se dan fenómenos de


sinergía psíquica, de telequinesia, de premonición, de resonancia mórfica
(Sheldrake, 1990) y otros fenómenos de energía cada vez más estudiados,
especialmente por los físicos de los Institutos Internacionales más
avanzados (como el de Stanford, el de Santa Fe, el CERN de Ginebra, etc.)
cuyo objeto de estudio es, frecuentemente, inobservable; estos estudios
hacen frecuente referencia a la conciencia, y señalan que nuestro cerebro
mismo puede ser visto como infinitamente interconectado, con ondas
electromagnéticas, gravitacionales y otras todavía no bien conocidas, con
el resto del universo, como, en parte, indica la Teoría de la Relatividad
General. De modo que, el objeto y el sujeto, hoy día, son otros, no son
los mismos que en tiempos pasados.

Ahora bien, cambiando el objeto y cambiando el sujeto, ha cambiado


todo: estamos en “otro mundo”. Y no podemos seguir adelante, como dice
el gran filósofo existencialista del siglo XX, Martín Heidegger (1974): “una
cosa es contar cuentos de los entes y otra es apresar el ser de los entes.
Para esta última tarea, faltan no solo, en los más de los casos, las palabras,
sino, ante todo, la gramática” (p. 49).

También entendemos por qué el eminente físico y humanista austríaco


y Premio Nobel Erwin Schrödinger, que es uno de los científicos más
connotados por ser autor de la más famosa ecuación de la mecánica
cuántica, base de la física moderna (Schrödinger equation), analiza, ya
desde 1944, en sus obras, la naturaleza de la ciencia física en sí misma
y sus limitaciones a la hora de ser aplicada a la complejidad de los seres
vivos. Su obra What is life? (1967/1944), sobre todo, fijó una piedra miliaria
en la historia de la ciencia. Schrödinger llega a un consejo o sugerencia
final, que es el siguiente: “la actitud científica tiene que ser reconstruida,
la ciencia debe rehacerse de nuevo. Esta atención y solicitud es una
necesidad” ((scientific
scie
sc attitude
ientific attitu
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anew. Care needed.”
re is ne eded (p.
ded.” (pp. 122).

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nos ayudarán a poner las bases sólidas indispensables que exigen nuestras

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diferentes disciplinas, ya que muchos supuestos “conocimientos” de uso


corriente no son sino hábitos mentales y hasta simples rutinas o códigos
numéricos que hay que memorizar, como señala Martín Heidegger, en
una de sus últimas obras, con título ¿Qué significa pensar? (2005); dice
este autor que “la mayoría de los hombres no saben pensar, porque el
verdadero objeto del pensar rehúye de una mente superficial y banal y
porque terminan pensando lo que no merece la pena” (pp. 16-20).

Los más grandes problemas de nuestro tiempo son ahora los problemas
humanos, lo cual nos pide un enfoque humanista y desemboca en una
nueva filosofía o teoría de la ciencia: el paradigma humanista. Su tesis
básica sostiene que las teorías científicas son parte de todo el contexto
cultural, el cual, por consiguiente, las influencia en sus formulaciones. Por
lo tanto, toda teoría científica tiene su parte filosófica o una metateoría
con rostro humano.

Con base en este último planteamiento las teorías científicas deberán


formular explícitamente los presupuestos filosóficos que aceptan, ya que
estos afectan ampliamente las construcciones hipotéticas y la elección
de los métodos que van a usar. Y, en el área de las Ciencias Humanas,
entre estos presupuestos, es de una importancia capital la formulación
explícita de los presupuestos concernientes a la “filosofía del hombre”
que se acepta.

El concepto del ser humano que tiene la psicología humanista es suma-


mente rico y complejo. Esta orientación no desea excluir de su estudio
nada de todo lo que, según su enfoque, mejor identifica y distingue al
hombre, como es la libertad, la creatividad, los valores, el amor, actuar
con un propósito y dirigirse hacia una meta, la auto-realización, el sentido
de la vida, del sufrim
sufrimiento
miento y de la misma muerte.

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ya nos señaló Kant hace más de dos siglos: Immanuel Kant, en efecto, en
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rincip pal obra, La Crítica de la Razón Pura (1781),

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había alertado que “el maduro juicio de nuestra época no quiere seguir
contentándose con un saber aparente y exige de la razón la más difícil de
sus tareas, a saber, que de nuevo emprenda su propio conocimiento” (p.
121). Esto, sobre todo, con el fin de superar lo que él y Heidegger (1974)
llamaron el realismo ingenuo, es decir, el conocimiento sensorial de lo
que está “ante los ojos” (p. 135).

Caminando al margen de este enfoque, la Psicología se había ido con-


centrando en el estudio de las funciones del hombre, perdiendo de vista
al hombre mismo; se dedicaba a lo secundario y periférico (estudio de la
conducta externa), dando del hombre una imagen parcial, incompleta y
unilateral, y descuidaba lo primario y esencial.

El movimiento humanista, más que una Escuela Psicológica, aunque hay


que reconocerle a la Psicología que la batalla principal se ha realizado
en su seno, es una nueva orientación hacia la Ciencia y, en general, hacia
la vida misma, un modo de pensar sobre el hombre y toda la empresa
científica que modifica la imagen que tenemos de los seres humanos y
libera a la Psicología de varias restricciones artificiales que le impusieron
teorías que ahora aparecen superadas. No se puede decir que los
proponentes principales de esta orientación psicológica –Abraham
Maslow, Carl Rogers, Gordon Allport, Charlotte Bühler, Rollo May, Viktor
Frankl, Wilhelm Dilthey, Edward Spranger, William Stern, Kurt Lewin,
Kurt Goldstein, Gardner Murphy, Erich Fromm, Fritz Perls, al igual que
un gran número de otros psicólogos actuales– tengan una ideología
básica común, pero tanto ellos como los demás psicólogos humanistas
simpatizan o comparten muchas posiciones sostenidas por la Psicología
de la Gestalt, la Psicología Adleriana, la Junguiana, la Neo-Freudiana,
la Psicología del Yo, la Existencial, la Fenomenológica, la Self-theory, la
Transaccional y la Proactiva.

esto,
Y, por est d e iintegrando
sto, siguiendo ntteg
egra
r nd
do las ideas de la Asociación de Ps Psicología
Psic
icol
o ogía
Humanista,
Humani podemos
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nista, podemo cuatro
eñalar cuatr características
araccterísticcas ccomo
ro car om
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en los autores máss reepresentativos de esta aoorientación
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cológ gica:

Una
1. U na atención centrada
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huma iente ccomo
consccie omo
fenómeno
fenómmeno p primario
rim
mario estudiar
o ineludiblee al es d ar aall homb
estudi hombre.
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re. Lass expl
p icacione
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teóricas externa
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erna son conconsideradas
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riores y
secundarias ante la experiencia misma y ante la significación de ésta
para
p
pa persona.
ra la pe
p rsona.

FI
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MARTÍNEZ

2. Un énfasis en cualidades tan profundamente humanas como


la elección, la creatividad, la valoración y la auto-realización, en
cuanto opuestas a un pensar sobre los seres humanos en términos
mecanicistas y reduccionistas.

3. Fidelidad al significado y valor cuando se eligen los problemas


de estudio e investigación, y oposición al énfasis que se pone en la
objetividad metodológica a expensas de la significación.

4. Especial aprecio por la dignidad y valor del ser humano e interés en


el desarrollo del potencial inherente a cada persona.

Charlotte Bühler comparte la prioridad de estas características, pero suele


hacer énfasis especial en “el estudio y comprensión de la persona como
un todo” –actitud holístico-gestáltica– y en la relación que la Psicología
Humanista tiene con el Existencialismo, como base filosófica subyacente,
y particularmente en la experiencia de la intencionalidad, como “parte
más íntima de la persona y de su motivación”. La intencionalidad, que
tanta relevancia ha tenido desde Brentano para acá, es efectivamente
una nota distintiva de la orientación humanista. Sin el conocimiento de
los valores, metas y propósitos que animan la conducta humana, esta
permanecería siendo siempre un misterio. Frecuentemente nos revela
menos el conocer lo que una persona hace que por qué lo hace (ver nuestra
obra La Psicología Humanista, 2da edic., cap. 11: sobre la Intencionalidad).

El ser humano es una unidad irreductible; cada una de sus “partes” está
relacionada con todas las demás. La coordinación e interacción mutua
de los procesos no permite aislarlos sin que pierdan su naturaleza, su
relevancia y su significado. Haciéndolo, tenemos sencillamente otra
cosa. Por esto, es necesario aprender la gran lección de la Psicología de
la Ges
Gestalt,
sta l , la cual n
talt nos muestra
oss mu
m estra que “el todo contiene propiedades que
no se encuentran
encu uen
e tran n en la ssuma
u a de las partes”. De aquí, la necesidad de
um
una
un metodología
metodoologíaa holista, sta, que
hoolist qu sea ez ccientífica
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n amente
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respetuosa de de laa naturaleza h humana.
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E esta líneaa dee prioridades
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función
funcióión de su objeto o y jjamás
amás podrá sacrificarse la naturaleza del objeto a
una metodología prestada y más fácil de aplicar, hecho del cual la Historia
de la Psicología
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Psic
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os oofrece
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j mp
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3. Urgencias Epistémicas en el Paradigma Humanista

La velocidad y ritmo de cambio en todas las áreas del conocimiento se ha


incrementado de tal manera en las últimas décadas, que la actualización
constante se hace indispensable. Veamos cinco áreas de mayor urgencia,
aunque solo sea en forma mucho más breve de lo que ellas requieren.

3.1 Necesidad de adoptar un “paradigma sistémico”.

El mundo en que hoy vivimos se caracteriza por sus interconexiones a


un nivel global en el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos,
sociales y ambientales, son todos recíprocamente interdependientes.
Para describir este mundo de manera adecuada necesitamos una
perspectiva más amplia, holista y ecológica que no nos pueden ofrecer
las concepciones reduccionistas del mundo ni las diferentes disciplinas
aisladamente; necesitamos una nueva visión de la realidad, un nuevo
“paradigma”, es decir, una transformación fundamental de nuestro modo
de pensar, de nuestro modo de percibir y de nuestro modo de valorar.

Al fin de cuentas, eso es también lo que requiere la comprensión de la


naturaleza humana de cada uno de nosotros mismos, ya que somos un
“todo físico-químico-biológico-psicológico-social-cultural-espiritual” que
funciona maravillosamente y que constituye nuestra vida y nuestro ser.
Y cualquier área que nosotros cultivemos debiera tener en cuenta y ser
respaldada por un paradigma que las integre a todas. Un conocimiento de
algo, sin referencia y ubicación en un estatuto epistemológico que le dé
sentido y proyección, queda huérfano y resulta ininteligible; es decir, que
ni siquiera sería conocimiento.
seríaa conocimi o. En
iento E efecto, “conocer es siempre aprehender
un dato een
n una cierta
erta función,
cier fu bajo
unción, ba j una cierta relación, en tanto significa
ajo sign
g ifica
algo den
dentro determinada
entro de unaa det terminada esestructura”
struccturra” (Merleau-Ponty,
(Merrleeau-Pon
Ponty
ty, 19 275).
1976: 27
75)
5.

Todo método,
método, por lo o tanto,
tant
ta n o, está insertoo en
insserto n un paradigma;
pararadiggma; pero
peero elel paradig-
para
pa radigg-
ma, a su
su vez, está ubicado
ubica cado dentro dede una
una estructura
estructurura cognoscitiva
cognosciiti v o marco
tiva mararco
general fi
filosófico
filosó o,, sim
ófiico o simplemente,
mplemente e, socio-histórico.
soci i o. Esto
cio-histórric o hayy que
que ponerlo
ponerlo o en
evidencia. Pero esta
esta tarea equivale
equ ivale a descubrir
uiv desc
de scub rirr las
ubri las raíces
raíc
ra es epistemológicas
íces epi
pist
stem
emolológ
ógic
icas
a
o etno-epistémicas
émicas de la cultura occidental, o de otras culturas que, a
etno-epistém
su vez, generan saberes alternos. La naturaleza íntima de los sistemas

FI
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MARTÍNEZ

o estructuras dinámicas, en efecto, su entidad esencial, está constituida


por la relación entre las partes, y no por éstas tomadas en sí. La relación
es una entidad emergente, nueva, en ese “todo integrado”. El punto
crucial y limitante de nuestra matemática tradicional, por ejemplo, se debe
a su carácter abstracto, a su incapacidad de captar la entidad relacional.
La abstracción es la posibilidad de considerar un objeto o un grupo de
objetos desde un solo punto de vista, prescindiendo de todas las restantes
particularidades que pueda tener.

El enfoque sistémico es indispensable cuando tratamos con estructuras


dinámicas o sistemas que no se componen de elementos homogéneos
y, por lo tanto, no se le pueden aplicar las cuatro leyes que constituyen
nuestra matemática actual sin desnaturalizarlos, la ley aditiva de
elementos, la conmutativa, la asociativa y la distributiva de los mismos,
pues, en realidad, no son “elementos homogéneos”, ni agregados, ni
“partes”, sino constituyentes de una entidad superior; las realidades
sistémicas se componen de elementos o constituyentes heterogéneos, y
son lo que son por su posición o por la función que desempeñan en la
estructura o sistema total, donde “cada parte de una conoce dinámicamente
a cada una de las otras” (como dice Köhler, 1967: pássim); es más, el
buen o mal funcionamiento de un elemento repercute o compromete el
funcionamiento de todo el sistema: ejemplos de ello los tenemos en todos
los seres vivos y aun en nuestra tecnología actual.

El gran biólogo Ludwig von Bertalanffy (1981), creador de la Teoría de


Sistemas, señaló (desde 1972) que para entender matemáticamente,
por ejemplo, los conceptos biológicos de diferenciación, desarrollo,
equifinalidad, totalidad, generación, auto-reparación, etcétera, (todos
sistémicos) necesitaríamos unas matemáticas gestálticas, en las que
fuera fundamental, no la noción de cantidad, sino la de relación, forma y
orden.
ordenn.

El
El principio de
d eexclusión
xclusión dell físic
físico
co cu
cuántico W Wolfgang
olfg
ol fgan
anggP Pauli, porr su
aulii, po
p s parte,
estableció,
estableció, y ya
a desde 1925, que las
e laas “leyes-sistemas”
“leyyes
es-sis
istemamas”s” no o son derivables
de las leyes que
que rigen a sus componentes.
comp
m ononentess. Las
Lass propiedades
propiei da dess que
dade q e exhibe,
qu
por
por ejemplo,, un n átomo en cuanto
cuaanto unun todo,
toddo, sese gobiernan
gobierernan n porr leyes
leyes no
relacionadas
reelacion a as con
o ad n aquellas que
que rigen
riigen a sus “partes
“partes separadas”;
separadadas”; ” el todo es
entendido
entetendido explicado
o y expllic
icad
ado po conceptos
por conc
ncep
epto característicos
toss ca
cara
ract
cter
erís
ísti coss de niveles
tico nive
ni vele superiores
less su
supperiores
de org
organización.
aniización. Y es
rgan este principio se extiende a todos los sistemas
o estructuras dinámicas que constituyen nuestro mundo: sistemas

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atómicos, sistemas moleculares, sistemas celulares, sistemas biológicos,


psicológicos, sociológicos, culturales, etcétera. La naturaleza de la gran
mayoría de los entes o realidades es un todo polisistémico que se rebela
cuando es reducido a sus elementos. Y se rebela, precisamente, porque
así, reducido, pierde las cualidades emergentes del “todo” y la acción de
éstas sobre cada una de las partes. Pero, ¿quién puede conocer las partes
y también el todo? Solo aquel que buscaba Platón (1972), en el diálogo
Fedro –que no sabemos si lo encontró, aunque parece que no– cuando
escribió: “Si encuentro a alguien capaz de ver las cosas en su multiplicidad
y, al mismo tiempo, en su unidad, ese es el hombre al que yo busco como
a un dios” (p. 866).

En la práctica, el funcionamiento de los organismos, en general, sigue


los modelos cíclicos de flujo de información conocidos como retro-ali-
mentación. Por ejemplo, el componente A puede afectar al B; este puede
influir en el C; y el C, a su vez, puede afectar “retro-activamente” al A,
de suerte que el círculo se cierra. Cuando este sistema deja de funcionar,
la interrupción suele estar causada por múltiples factores que pueden
amplificarse recíprocamente por medio de unos circuitos de retroacción
que son interdependientes. Muchas veces carece de importancia deter-
minar cuál de estos factores ha sido la causa inicial de la avería, pues los
resultados pueden ser idénticos.

Los organismos vivientes, además, son sistemas abiertos, y esto significa


que deben mantener un intercambio continuo de energía y de materia
con su entorno para seguir viviendo. Este intercambio implica el absorber
estructuras orgánicas, descomponerlas y usar parte de sus componentes
para mantener e, incluso, para aumentar el orden del organismo.

3.2 Conciencia
Concie
Co ncia de lla
ienc “complejidad”
a “com
mplejidad” de nuestras realidades

Es deber
deb ciencia
ber de la cien ncia
a ofrecer una expexplicación
plica rigurosa
ación rig gurrosa y co completa
comp
mpleta d dee la
complejidad
compleejidad d de los he hechos
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y modelos
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intelectua ualmmente satisfactorios
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ara nues strra mente inquisitiva.
te inq
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va.
Pero, all mismomo tiempo,
tie
empo o, este proceso
procceso de lla ciencia
a cienci no
cia n o puede p partir
arti
ar tirr de la
nada, o ala azar, ssino
ino qu siempre
que siemprpre loohhace
ace
ac asumiendo
e as
asum
umie
iend
ndoo un
unosos presupuestos
pres
pr esup
upue uest
stos
o
que juzga ev evidentes,
evide entes, seguros os y confiables; y, cuando no es así, puede
llegar a conclusiones decepcionantes, como la que experimentó el gran
matemático
mate
ma t co y llógico
teemááti ógic
óg alemán
icco al
alem
emán Gottlob
án G ottl
ot tlob
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ob Frege,
rege
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ge,, en
ge construcción
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c ón
ó ddee suu lógica

ógi
gica
ca

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MARTÍNEZ

matemática: “cuando apenas habíamos completado el edificio –dice– se


nos hundieron los cimientos” (Racionero-Medina 1990: 88).

¿Qué es la Complejidad? Desde el inicio de las Universidades occidentales


en la Edad Media, toda tesis doctoral debía ser precedida por una parte
introductoria que llevaba por título “definitio terminorum”. Definir los
términos a ser usados era considerado algo imprescindible para lograr una
buena comunicación. Esta “prudencia” es hoy día olvidada por muchos
autores, razón por la cual, a veces, sostienen (de facto) teorías, hipótesis o
posiciones que no comparten ellos mismos, o que sus traductores no han
entendido; “traduttore traditore” (traductor traidor), dicen los italianos.

Para no ser víctimas de semejante situación y poder referirnos con


seguridad a lo que entendemos por el término “complejidad” o “pensamiento
complejo”, señalamos, con Edgar Morin (1999, 2000) que la “complejidad”
es un tejido (de complexus: lo que está tejido en su conjunto) de:

v
v constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados;

vv presenta la relación paradójica entre lo uno y lo múltiple;

vv tiene una estructura sistémico-organizacional;

vv su futuro, generalmente, es impredecible;

vv lo complejo se construye y se mantiene por la auto-organización;

vv es un sistema abierto y está siempre en proceso de cambio que


revela, a veces, autonomía y, a veces, dependencia, por eso, está
llejos
le jos del eq
qui
uili
libr
b io;
equilibrio;

vv y pr
roducce emergenc
produce cias ccon
emergencias on p ropied
edaddes n
propiedades uevaas que no eexistían
ue
nuevas xistían
prev
via
i mente en los eelementos
previamente leme
mennto
os aisla
lado
os.
aislados.

E videntemen
Evidentemente, nte, ccomo
omo nuestr ras rea
nuestras ealida
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realidades cambmbian segú
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en
n un ninive
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sociaiall, cultural
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espi
piri
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espiritual), ), eell ti
tipo
po d
dee te
tejijido
do,, de rred
tejido, ed
d o de
tramaa, ma
trama, mantendrá su u si
sistema dinámico general, pero cambiará siguiendo
aquel sabio adagio “mutatis mutandis”, válido para todas las analogías o
mode
mo delo
de los;
lo
modelos; s eess de
s; deci
c r,
decir,r q ue u
que na eestructura
una stru
st ruct
ru ctur
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ná mica
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is teema een n ca
cada
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una

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de esas áreas, aun manteniendo la idea matrizz del mismo concepto de


complejidad, en realidad no tienen nada exactamente igual. ¡Y aquí es
donde se complica su estudio!

3.3 Implicaciones de la “neurociencia” actual

Con el estudio del fenómeno phi de la Gestaltpsychologie, se aclaró


la naturaleza del movimiento aparente, base, posteriormente, del cine;
también, esta Psicología de la Percepción aclara cómo todo problema
gnoseológico es un problema de percepción en el juego figura/fondo.

A la constatación de este tipo de percepción llegó también James Lighthill,


presidente de la International Union of Theoretical and Applied Mechanics,
con su solemne declaración pronunciada más recientemente (1986):

Aquí debo detenerme –dijo Lighthill desde el Presidium– y hablar


en nombre de la gran Fraternidadd que formamos los ex expertos
pertos de
la Mecánica. Somos muy conscientes, hoy, de que el entusiasmo
que alimentó a nuestros predecesores ante el éxito maravilloso
de la mecánica newtoniana, los condujo a hacer generalizaciones
en el dominio de la predictibilidad (...) que reconocemos ahora
como falsas. Queremos colectivamente presentar nuestras excu-
sas por haber inducido a error a un público culto, divulgando, en
relación con el determinismo de los sistemas que satisfacen las
leyes newtonianas del movimiento, ideas que, después de 1960,
se han demostrado incorrectas (p. 38).

Esta confesi
confesión
sión necesita
ón no necesi comentario
ita com
omentario alguno, pues, como dice el lema
de la just
justicia procesal,
stiicia proce
esa confesión
s l, “aa co
confesió pruebas”.
ión de reo, relevo de pr
p uebas”.

Sin embargo,
mbargo, el Premio
em emio Nobel de Química
Prem
Pr Químmicaa (de
(de 1977),
77)), Ilya
1977 Ily
lyaa Prigogine,
Prrig
gog
ogin
inee, la
l
comenta
comennta afirmando o lo siguiente: “Es cierto
erto que cada
cie cadda uno o dee nosotros
nos
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o ro
os
puede cometer
c meter errores
co errooress y después debe
debee excusarse
ex
xcusarse e por
or haberlos
haberlo os cometido,
cometitid
do,
pero es algo totalmente
totaalmen nte excepcional
ionaal oír a llos
excepccio os expertos
ex
xpe r os reconocer
pert reconocer que que
durante tr
tres siglos
los se han equivocado
res siglo equi
uiv do en
vocado en un punto
pun to esencial
unto esen
es enci
cial de
al d e su ppropio
ropi
ro pio
campo de inves
investigación”
estigación” (1 (1994:
1994: 28).

FI
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MARTÍNEZ

De esta forma, la orientación postpositivista efectúa un rescate del sujeto y


de su importancia. Así, la observación no sería pura e inmaculada (como
si fuera percibida por “el ojo de Dios”), sino que implicaría una inserción
de lo observado en un marco referencial o fondo, constituido por nuestras
experiencias, valores, intereses, actitudes y creencias, que es el que le
daría el sentido que tiene para nosotros. De ahí, la frase de Michael
Polanyi: “todo conocimiento es conocimiento personal” (y así titula su
obra fundamental: Personal Knowledge,
d 1958: 171).

El cerebro humano tiene una capacidad estereognósica que también la


experimentamos y la vivimos, por ejemplo, cuando oímos una orquesta o
un buen equipo de sonido y las ondas altas y bajas llegan a nuestro oído
mezcladas con todos sus armónicos y sentimos una polifonía “estereofónica
agradable”. Algo similar sucede, según el Premio Nobel en Neurofisiología
John Eccles (1985), cuando nuestro cerebro tiene una intuición de una
realidad sistémica compleja, que es “una síntesis perceptiva superior de la
estereognosia en profundidad, la cual constituye una interpretación global
del objeto” (p. 588).

También Hegel (1966) trató muchas veces el movimiento de la


autoconciencia y precisó muy bien que éste es:

un movimiento dialéctico del pensamiento, donde el ser en síí pasa a


ser un ser para la conciencia y lo verdadero es el ser para ella de ese
ser en sí. Pero, entre la pura aprehensión de ese objeto en sí y la
reflexión de la conciencia sobre sí misma, yo me veo repelido hacia el
punto de partida y arrastrado de nuevo al mismo ciclo, que se supera
en cada uno de sus momentos y como totalidad, pues la conciencia
vuelve a recorrer necesariamente ese ciclo, pero, al mismo tiempo, no
lo recorre ya del mi
mismo
m smo modo que la primera vez (pp. 58-59).

Según
Seegún Bateson
Bateso (1972,
son (19 972,
2 11980),
980) nuestra
0), nues
estrra mirada da sse desplaza
e de
desp
splazaaddesde
esdede los objetos
hacia
hacia las relaciones
ones y hacia las
relaacion la diversas
as div
iverrsaas y paradojales
dojalees formas
parrado mas de
form
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inte
t racción
entre esas rel
relaciones; interesa
elaaciones; se inte eresa poror llos
os procesos
proc
pr sus
ocessos y su “extrañas”
us “ex
xtr
trañ
añasas” lógicas
(lógica difusa,
difusaa, lógica
ló modal,
modall, lógica
ógicca polivalente,
ló poliva n e, lógica
valent lógiica paraconsistente,
p raacons
pa nsistente,
lógica
ló del caos,
caaos, eteetc.)
c.) como ttambién
ambién n por lass “l “lógicas”
lógicas” d de
e las coconexiones
dee dichos
dicho procesos
os proc e os con lla
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onte
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xto)
o) qque
u los con
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ntit ene. En
esa búsqueda
b squ
bú ueda de re relaciones
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cio
ones y d de ““relaciones
e “r ellacio entre
i nes ent relaciones”
tre reelaci
cion
ones”” (de los
“patrones –patterns– que conectan” y que se enmarañan unos con otros),
se percibirá imposibilidad
percibirá la impo “mapa”
p sibilidad de todo “mapa para
p ” pa
p ra contener el “territorio”.

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GEST
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Merleau-Ponty (1976) afirma que las estructuras no pueden ser definidas


en términos de realidad exterior, sino en términos de conocimiento,
ya que son objetos de la percepción y no realidades físicas; por eso, las
estructuras no pueden ser definidas como cosas del mundo físico, sino
como conjuntos percibidos y, esencialmente, consisten en una red de
relaciones percibidas que, más que conocida, es vivida por el sujeto (pp.
204, 243).

Esta vivencia sería la que produce en nuestra mente una imagen


estereognósica integrando y formando la síntesis (Verbindung) de que
nos habla Kant como el verdadero entendimiento humano, que nunca nos
viene “dado” de fuera, sino que siempre es y lo produce solo nuestra
mente, “el enlace es –dice él– la representación de la unidad sintética
de la diversidad (1787: 246).

Bateson (1972,1980) considera “patologías” y “ceguera civilizatoria”


al modo atomístico de proceder mental, y Abraham Maslow, padre de
la Psicología Humanista, expresó esta misma idea en su obra cumbre
(1970), al afirmar: “recientemente me he sentido cada vez más inclinado
a creer que el modo atomista de pensar es una forma de psicopatología
mitigada o, al menos, un aspecto del síndrome de inmadurez cognitiva”
(p. xi).

3.4 Uso de inter- y trans-disciplinariedad

Si analizamos psicológicamente los postulados implícitos en todo proceso


mental, constataremos que toda disciplina, para ser tal, siempre ha tenido
raíces no sosolo interdisciplinarias
olo interdiscip plinaari
rias sino también transdisciplinarias, de lo
contrarioo no p podría
odrí conocimiento
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como coconocimiento demostrable.
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es más, lo sserá
e á aun cuando
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e trate de disyunción entre ciencia y arte, en
cualquier conquista de conocimiento (1984: 348).

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No obstante toda esta argumentación, y aunque sea contundente, los


procesos académicos en la búsqueda del saber también tienen una cara
o vertiente de estrategia pedagógica que hay que cuidar para que sean
exitosos. Lo primero que se desea y pide a un miembro de un equipo de
investigación inter- o transdisciplinaria es que trate de prescindir (por lo
menos temporalmente) de la plataforma intelectual fija por la que está
acostumbrado a navegar y a ver el mundo en su disciplina: este es un
prolegómeno fenomenológico. Esto no es algo fácil, ya que una persona,
en cierta forma, se define por sus concepciones y por la estructura
paradigmática e ideológica de sus valores y creencias sobre el mundo,
los cuales le relacionan una cosa con otra y dan sentido al todo. Por
esto, pedirle a una persona que se prepare para cuestionar esa estructura
conceptual, es como pedirle que se prepare para abandonar una parte de
sí mismo.

De aquí que la marcha del trabajo inter- o transdisciplinario y la utili-


zación de los métodos con que se realiza, puedan generar una profunda
ansiedad. Las personas necesitan tiempo para cambiar sus puntos de
vista, pues no están cambiando algo externo a sí mismas, sino que, más
bien, se están cambiando a sí mismas. Es necesario un apoyo personal, y
el mejor apoyo es crear un clima de respeto, amistad y valoración de toda
persona y de sus opiniones.

A esto conviene añadir que se puede apreciar lo que otra persona puede
decir, pero, al mismo tiempo, sentir cierto rechazo por su disciplina. Los
esfuerzos inter- o transdisciplinarios no tienen mayor éxito cuando los
participantes no sienten respeto por las áreas del saber o los métodos de
los otros. La mayoría de nosotros tiene pre-juicios sobre una u otra área
de la ciencia: contra los ingenieros porque “tienen la cabeza cuadrada”,
contra los médicos o algunas de sus especialidades porque son unos
“matasanos”, contraa lo
los filósofos o algunas de sus escuelas porque “viven
en llas nubes”,
as n ubes”, co
ub contra
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lo teólogos o algunas orientaciones religiosas
porque “no vviven
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que por acumulación de conocimientos, progresa por la transformación
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de sus viejo principios.
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Y, como último, un pensamiento más espiritual: en nuestro mundo cristiano,


Jesús resumió e integró toda la moral, toda la ética, toda la política, toda la
educación y toda la psicoterapia en la vivencia fraternal e implicaciones de
dos solos conceptos: “Padre nuestro”.

3.5 Integración de la evaluación cualitativa con la ponderación


cuantitativa

El nuevo estilo de la visión de la realidad se basa en la comprensión de las


relaciones y dependencias recíprocas y esenciales de todos los fenómenos:
físicos, biológicos, psicológicos, sociales y culturales. La epistemología actual
está relacionada con el mundo en que vivimos, que es un mundo de sistemas
o un gran sistema de sistemas.

Pero todo sistema está compuesto por un gran número de entidades


relacionadas, es decir, de todo tipo de variables: algunas son antecedentes
y permanentes, otras son solo intervinientes cuando se dan determinadas
condiciones y pueden desaparecer si se dan otras; igualmente, unas
juegan roles esenciales o fundamentales, mientras otras solo desarrollan un
papel secundario y pasajero; hay variables que, aunque parecen diminutas
en apariencia, desempeñan una actividad desencadenante de procesos
decisivos, etcétera.

Y todo esto, si bien tiene nombres similares en las diferentes disciplinas,


cambia mucho cuando hablamos de física, de química, de biología,
psicología, sociología, economía o ciencia política: los sistemas de cada
disciplina tienen muchas cosas similares sin que tengan nada igual. Y la
complejidad
inmensa comp l jidad que encierran
mple encie ran también nos lleva a tomar conciencia
cier
de que estamos utilizando
estamos uti tilizand lenguaje
do un lengnguaje analógico en cada caso, lo cual nos
impide h hacer generalizaciones
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ién mos en cuenta las relaciones indirectas que se
que tengamos
tengam
dan entre las múltiples variables de “todo sistema”. De aquí, la importancia

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de los programas computacionales para poder ayudar a nuestra mente a


considerar muchas cosas a la vez, ya que, por su propia naturaleza, no
puede hacerlo conscientemente, aunque sí en forma inconsciente, pues,
en plena actividad mental, va al doble de la velocidad de las PC que tanto
admiramos.

Y, en esta tarea, el novedoso programa computacional Mic-Mac (Matrices


de Impactos Cruzados y Multiplicación Aplicada a la Clasificación, de
Michel Godet y otros, 1997, 2001, 2004, París) lo hace excelentemente
con la multiplicación matricial, integrando los aspectos de las influencias
y dependencias, directas e indirectas, de la evaluación cualitativa de las
variables, con sus variantes de ponderación cuantitativa, uniendo, así, las
bondades de ambos métodos.

La necesidad de enfrentar realidades compuestas de múltiples variables,


tanto cualitativas como cuantitativas, obligó a perfeccionar las técnicas de
análisis estructural y a utilizar otros modos de representación basados en
matrices y gráficos. Los informes periódicos del Club de Roma y muchas
publicaciones y comunicaciones de la Unesco promovieron y avalaron estos
estudios de Prospectiva y el Análisis Estructural a nivel internacional.

La matriz de influencias y dependencias que se forma entre las variables


describe e ilustra el sistema en estudio que une todos sus componentes.
Mediante el análisis de estas relaciones, el método permite destacar las
variables que son esenciales y aquellas que juegan un papel importante en la
evolución del sistema, con el fin de modificarlas y mejorarlo

La mayor ventaja que nos ofrece el Mic-Mac es la gran cantidad de variables


con que puede trabajar (hasta 70 o más) y el ser sensible incluso a las
relaciones
relacion
nes
e indirectas de influencias y dependencias que se dan entre ellas,
pueden
quee puedden ser mu
muy e osas 3.
numerosas
uy nummer

3 Una ilustración
ilustraciión bastante amplia de este programa y suficiente para aplicarlo,
la tiene en Martínez, M. (2012, cap. 12); también lo puede bajar de mi Página de Internet
<http://prof.usb.ve/miguelm>
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