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Dra.

Gladys Adamson

¿Dónde se halla la sabiduría que hemos


perdido con el conocimiento, dónde se
halla el conocimiento que hemos perdido
con la información?” T.S. Eliot

Un oscuro e ignoto filósofo napolitano que vivió en el siglo XVIII en plena época de
auge del racionalismo de Descartes ,Giambattista Vico, se opuso al hegemónico cogito
ergo sum cartesiano y planteó Verum est factum ipsum, “Lo verdadero es lo hecho
mismo”. Rescata la acción, el hacer y es desde allí que surge lo verdadero La verdad
para el hombre es lo que él mismo hace. “En Dios esta la primera verdad porque Dios
es el primer hacedor”. El criterio de verdad acerca de una cosa es hacerla. Se opone a
Descartes planteando “ciertamente el pensar no es causa de que yo sea espíritu sino
su señal”. La certeza de que se piensa no es ciencia sino conciencia. Habla de la “divina
facilidad de hacer” que representa la natural forma de conocer del hombre. La
facultad especial del conocimiento es el ingenio o actividad de síntesis del espíritu. Se
opone al análisis tan caro a Descartes en su método de conocimiento.

Dos siglos después Lacan plantea el “discurso universitario” como una variante del
“discurso del amo”. Este autor desarrolla cuatro tipo de estructuras vinculares, cuatro
posibles lazos sociales a los que denomina cuatro discursos. Implican una estructura
básica de comunicación. Lacan hace de cada discurso un matema. En cada discurso
hay cuatro lugares en la estructura:

· Un Agente: que es el lugar de donde parte el movimiento de ese discurso que va


hacia el lugar del otro.
· El otro que es interpelado desde el Agente
· El lugar del producto: todo discurso dirigido a otro da lugar a un producto
· Hay un lugar que es el de la verdad.

A partir de este planteo de Lacan es posible pensar como actúa el agente- docente con
respecto a aquel, otro-alumno, que recibe la intervención de ese agente.

En el discurso universitario el agente-docente ocupa el lugar del saber (S2). Hay


alguien que interpela al otro desde el lugar del que posee el saber . El agente-docente
desde este lugar se dirige al goce del otro, al goce de los alumnos que están en
posición de gozar del hecho de aprender. Pero les impide gozar. El agente-docente-
universitario pone a los alumnos en régimen: quiere que todos sean iguales y repitan
un saber estandarizado. Todo discurso, incluido el discurso universitario produce
subjetividad. Se producen sujetos, pero ¿Qué tipo de sujetos?. Son sujetos
estandarizados, todos iguales. El discurso universitario toma el goce de cada uno que
es lo mas particular que tiene cada alumno y lo mete en régimen. Por eso Lacan
plantea que el discurso universitario es una variante del discurso del amo. La
estructura del discurso universitario tiene el significante amo en el lugar de la verdad.
La verdad del Agente-docente en el discurso universitario es que es un amo. Lacan
plante que este tipo de discurso hace que los sujetos universitarios, tradicionalmente
se rebelen. Lo normal del estudiantado es la posición de rebeldía. Porque es la manera
de demostrar que este discurso, en última instancia fracasa. Que no quieren, no
aceptan el lugar en el que quiere colocarlos el Agente-docente y hacer de su goce un
estándar.

El concepto de aprendizaje en el ECRO de E. Pichon Rivière

La concepción de E. Pichon Rivière de aprendizaje es un concepto amplio. El proceso


de aprendizaje no solo transcurre en los recintos cerrados de las aulas (aprendizaje en
sentido restringido) sino también, en la vida cotidiana, en lo que la sabiduría popular
llama la universidad de la calle. Por que? porque lo que circula por los claustros
universitarios es fundamentalmente información teórica pero que solo aspira a su
repetición uniforme. El concepto de aprendizaje en Pichon Rivière compromete a los
referentes subjetivos, a los modelos con que pensamos, sentimos y hacemos.
Aprender es el proceso por el cual el esquema referencial subjetivo se conmueve
hasta el punto de desestructurarse frente al nuevo conocimiento y debe enfrentar el
proceso de volver a estructurarse..

Aprendizaje y socialización

El concepto de aprendizaje, en este autor, se halla articulado con el de socialización. La


socialización es posible porque a través de las intermediaciones de las tramas
vinculares que sostienen a cada sujeto ya se trate de ámbitos grupales, institucionales
o comunitarios, este, va construyendo un esquema referencial, un “cristal con que
mira” al mundo y se mira a si mismo. Este “aparato para pensar” la realidad contiene
los modelos de pensar, sentir y hacer que conforman la identidad de cada uno/a.

Aprendizaje y crisis de la modernidad:

Pichón Rivière llama la atención que la subjetividad moderna es un tipo especial de


subjetividad. Su esquema referencial, como estructura subjetiva, está sometida a
constantes cambios y exigida a permanentes procesos de desestructuración y
reestructuración. La crisis de la modernidad no es algo que acontece solo en el mundo
externo, “allá lejos y hace tiempo”. La crisis de la modernidad constituye el drama
subjetivo de cada sujeto moderno singular. Es una subjetividad que debe estar
preparado para operar en la incertidumbre, para sostenerse aun en la condición de
precariedad de sentido que caracteriza a nuestra cultura posmoderna.

Dada esta condición, el sujeto sano es el sujeto que aprende, es el tolera y está
dispuesto a que su esquema referencial quede sometido a procesos de
desestructuración – reestructuración.

En síntesis: es en esta sociedad marcada por el cambio y por la “precariedad de


sentido” que el ser humano debe construir un “aparato para pensar la realidad” que le
permita insertarse y pertenecer al campo simbólico propio de su cultura y la
subcultura en la que está inserto.

Este “aparato para pensar” nos permite percibir, distinguir, sentir, organizar y operar
en la realidad. A partir de un largo proceso de identificaciones con rasgos de las
estructuras vinculares en las cuales estamos inmersos construimos, en el mejor de los
casos este esquema referencial que nos estabiliza una cierta manera de concebir al
mundo que de otra manera emergería en su condición de desmesura, inabarcabilidad
y caos.

Es aquí donde aparece E. Pichón Rivière, en su condición de genio, anticipando


problemáticas en la década del sesenta que solo a partir de los 80 aparecen como
hegemónicas en el campo intelectual de las Ciencias Sociales. En los años 60 E. Pichón
planteaba que debemos pensar a la subjetividad en su condición de moderna y a la
sociedad como estructura en permanente cambio y
que tiende a producir, al impactar en los sujetos, una fragmentación de las
significaciones sociales (*). Por ello plantea que así como necesitamos un esquema
conceptual, un sistema de ideas que guíen nuestra acción en el mundo, necesitamos
que este sistema de ideas, este aparato para pensar, opere también como un sistema
abierto que permita su modificación. Es la interrelación dialéctica mutuamente
transformante con el medio lo que guiará la ratificación o rectificación del marco
referencial subjetivo. Concretamente plantea que nuestro esquema referencial debe
permanecer flexible, permeable a los cambios. E. Pichón Rivière no concibe a las
modificaciones del esquema referencial como una renuncia sino como las
modificaciones necesarias para una adaptación activa a la realidad y para que, ante los
cambios en el contexto los deseos y proyectos sigan siendo posibles.

Para E. Pichon Rivière hay dos posibilidades para el sujeto moderno: 1) que la
estrategia que guíe su interrelación con el mundo surja inconscientemente producto
de un esquema referencial que reproduce las condiciones de su conformación o 2)
que su estrategia posea la direccionalidad de su deseo, de un proyecto de ser
relativamente-autónomo que se plantea una relación mutuamente transformante con
su contexto.

Todo esquema referencial es inevitablemente propio de una cultura en un momento


histórico-social determinado. Somos siempre emisarios y emergentes de la sociedad
que nos vio nacer. Todo esquema referencial es a la vez producción social y
producción individual y se construye a través de los vínculos humanos. Las estructuras
vinculares que albergan y sostienen la socialización humana, logran que se constituyan
subjetividades que producen y reproducen la sociedad en que viven.

Enrique Pichón Rivière nos sitúa frente al desafío de pensarnos como sujetos signados
por el cambio, insertos en una sociedad que también se modifica permanentemente y
que actualmente ha sido definida como “contexto de turbulencia” (Mario Robirosa).
Ello nos obliga a pensar al sujeto y a la sociedad en condiciones de creación y
mutabilidad. E. Pichón Rivière rescata así nuestra condición de creadores. Porque no
concibe ningún sistema como cerrado y producido “para siempre”, porque todos los
sistemas, el sujeto, los grupos, las instituciones, los marcos teóricos, su ECRO están
abiertos a la producción de las innovaciones a las cuales inexorablemente nos va a
someter la sociedad desde su condición de modernidad.

(*) “Engranaje y Envoltura” de “Psicología de la vida cotidiana” Ed. Nueva Visión “Una sociedad estable le permite al
individuo reconocerse a través de una serie de funciones fijas que actúan como espejos dándole un rostro. Pero hoy esos
espejos como los de un siniestro parque de diversiones, devuelven una imagen distorsionada e irreconocible. La
confusión de roles sociales, que atañe tanto al hombre como a la mujer, la quiebra de estereotipos de pensamiento y
conducta, la incertidumbre acerca de un destino imprevisible, desembocan en una situación critica y angustiante que
exige ser esclarecida”.

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