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FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS

ESCUELA DE DERECHO

MATERIA:
DERECHO
ROMANO

PREPARADO POR:
LIC. JUAN SANTANA JIMENEZ

DOCEN
TE:
DR. JESUS MARTINEZ

MATERIAL AUTORIZADO PARA USO


LOCAL
No está permitida la copia de este material sin la expresa autorización de su
autor

1
ESCUELA DE DERECHO

Programa de Asignatura

Nombre de la asignatura : Derecho Romano I


Carga académica :3
Modalidad :
Clave : DER-143
Pre-requisito : BACH.
Fecha de elaboración : Octubre 2006
Responsable elaboración : Lic.
Presentado a : Lic.
Director(a) Escuela de

Modificaciones:
1ª:Fecha: Responsable:
2ª:Fecha: Responsable:
3ª:Fecha: Responsable:

CONTENIDO:
Justificación
Propósitos
Contenido de
unidades Metodología
Evaluación
Bibliografía

Octubre de 2006

2
JUSTIFICACION:

OBJETIVOS:
Los estudiantes conocerán los conceptos básicos y la importancia del Derecho Romano
y establecerán las semejanzas y diferencias del Derecho Romano con la Legislación
Dominicana.

CONTENIDO:
TEMA I:
Noción de Derecho Romano. Fuentes del Derecho Romano. Formación y desarrollo del
Derecho Romano. Los Comicios por Curias. Los Comicios por Centurias. Los Comicios
por Tribus. La Ley de la XII Tablas. Advenimiento del Imperio. Ley Regia. Los
Senadoconsultos. Las constituciones Imperiales. Ley de Citas. Trabajos de codificación
anteriores a Justiniano. Trabajos Legislativos de Justiniano. Derecho posterior a
Justiniano.

TEMA II:
Las personas. Esclavos y Libres. Los ciudadanos. Los no ciudadanos. Adquisición y
pérdida de la ciudadanía. Ingenios y Libertinos. Condición de los Manumitidos.
Personas “Alieni Juris” y “Sui Juris”. Fuentes de la Potestad Paterna. El concubinato.

TEMA III:
La adopción. La Legitimación. Disolución de la autoridad paterna. Del Mancipium. La
Tutela. La Curatela. Reglas comunes a las diferentes curatelas. La Capitis Demicas. Las
personas morales.

TEMA IV:
Las Cosas. Hechos y Negocios Jurídicos. Forma Interna y Forma Externa. Elementos
del Negocio Jurídico. Interpretación. Invalidez, Conversión y Convalidación. Extinción
de los Derechos nacidos del Negocio Jurídico.

TEMA V:
Los derechos reales. La Propiedad. La Posesión. Modos de Adquisición. La
Servidumbre. El Usufructo. Derechos Reales Pretorianos. La Enfiteusis. La Hipoteca.
La Prenda.

METODOLOGIA
Cátedra del profesor, discusiones grupales, trabajos de investigación y seminarios.

EVALUACION

a) Diagnóstica: al inicio del curso se determinan las competencias de entrada del


estudiante.
b) Formativa: durante el desarrollo del curso se determinan el proceso y las
deficiencias del estudiante, para reforzarlo o corregirlo.
c) Sumativa: consiste en pruebas parciales y trabajos prácticos para totalizar un
resultado final del estudiante en el curso.

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BIBLIOGRAFIA
1. Tratado Elemental de Derecho Romano. Eugene Petit.

2.- Derecho privado romano, Antonio Ortega Carrillo de Albornoz.


Páginas 52-53.

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INDICE

TEMA I: NOCION Y FUENTES DEL DERECHO ROMANO


Noció n de Derecho Romano: Concepto. 7
Fuentes del Derecho Romano: Escrita. Clasificació n. 8
No escritas. 10
Formació n y desarrollo del Derecho Romano. 10
Los Comicios por Curias. 11
Los Comicios por Centurias. 14
Los Comicios por Tribus. 15
La Ley de la XII Tablas. 16
Advenimiento del Imperio. 17
Ley Regia. 18
Los Senadoconsultos. 19
Las constituciones Imperiales: Clasificació n. 20
Ley de Citas. 21
Trabajos de codificació n anteriores a Justiniano. 22
Trabajos Legislativos de Justiniano: Có digo. Las Instituciones. 24
El Digesto. La Novelas: Clasificació n. 26
Importancia de la obra de Justiniano. 28
Derecho posterior a Justiniano. 30

TEMA II: LAS PERSONAS.


Las personas. 37
Personas físicas y morales. 37
Esclavos y Libres. 39
Situació n de los esclavos. 41
Causas de la esclavitud. 41
Clases de esclavos. 42
Modo de extinguir la esclavitud. 43
Personas libres. 45
Los ciudadanos. 45
Los no ciudadanos. 47
Adquisició n y pérdida de la ciudadanía. 47
Ingenuos y Libertinos. 48
Condició n de los Manumitidos. 51

5
Personas “Alieni Juris” y “Sui Juris”. 51
Fuentes de la Potestad Paterna. 53
Condiciones de validez del Matrimonio. 54
El concubinato. 54

TEMA III: LA ADOPCION


La adopció n o androgatio: su evolució n. 62
Forma de adrogació n. 63
La Legitimació n. 64
Disolució n de la autoridad paterna. 64
Del Mancipium. 65
La Tutela. 66
El tutor. 67
Clases de tutela. 67
La Curatela. 68
Clases de Curatelas. 69
Reglas comunes a las diferentes curatelas. 70
La Capitis Deminutio. 71
Las personas morales. Su reconocimiento. 71

TEMA IV: LAS COSAS


Las Cosas: Clasificació n. 77
Res extra Comercium. 78
Res incomercium. 79
Res mancipi y Res nec macipi. 80
Cosas corporales e incomporales. 81
Cosas muebles e inmuebles. 81
Cosas Consumibles y no consumibles. 82
Cosas fungibles y no fungibles. 82
Cosas divisibles e indivisibles. 83
Cosas simples y Compuestas. 83
Cosas Principales y accesorias. 84
Cosas fructíferas y no fructíferas. 84
Hechos y Negocios Jurídicos. 85
Hechos no voluntarios y hechos voluntarios o actos Jurídicos. 85
Forma. 86
Clases negocio jurídico: Unilaterales y bilaterales. 86

6
Negocios formales o Solemnes y no formales o no solemnes 87
Negocio oneroso y gratuito. 87
Negocios causales y abstratos. 87
Negocio Morti causa e inter vivos. 88
Forma interna y externa del acto jurídico. 88
Clases de formas. 88
Elementos del Negocio Jurídico. 88
Interpretació n. Invalidez, Conversió n y Convalidació n. 89
Extinció n de los Derechos nacidos del Negocio Jurídico. 91
Modo de extinció n de las obligaciones. 91

TEMA V: LOS DERECHOS REALES


Los derechos reales. 97
Preceptos termoló gicos sobre los derechos reales. 98
Distinció n entre derechos reales y personales. 99
Noció n de derecho subjetivo real. 100
Clasificació n de los derechos reales. 102
La Propiedad: Evolució n Histó rica. 103
La Posesió n. Naturaleza jurídica. 107
Modos de Adquisició n. 109
Forma originarias y derivadas. 110
A título universal y a título particular. 110
Del derecho civil y del derecho de gentes. 110
Convencionales y no convencionales. 111
La Ocupatio. 111
La Servidumbre: Prediales y su divisió n. 112
Constitució n de a servidumbres Prediales. 113
Extinció n de la servidumbres prediales. 115
Servidumbres personales: 115
El Usufructo. 117
Derechos Reales Pretorianos. 117
La Enfiteusis. 118
La Hipoteca. 119
La Prenda. 120

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TEMA I: NOCION Y FUENTES DEL DERECHO ROMANO

Noción de Derecho Romano: Concepto. Fuentes del Derecho Romano: escrita,


clasificación. No escritas. Formación y desarrollo del Derecho Romano. Los
Comicios por Curias. Los Comicios por Centurias. Los Comicios por Tribus. La
Ley de la XII Tablas. Advenimiento del Imperio. Ley Regia. Los
Senadoconsultos. Las constituciones Imperiales: Clasificación. Ley de Citas.
Trabajos de codificación anteriores a Justiniano. Trabajos Legislativos de
Justiniano: Código. Las Instituciones. El Digesto. La Novelas: Clasificación.
Importancia de la obra de Justiniano. Derecho posterior a Justiniano.

Noción de Derecho Romano.


Motivos para estudiar la legislació n romana:
a) Por utilidad histórica: El derecho francés, tiene dos orígenes; el
Derecho romano y la costumbre, del derecho romano fueron extraídas
grandes partes del có digo civil, y sin un conocimiento previo de este
derecho, no puede un abogado o jurisconsulto emplearse a fondo, sin
ser má s que un prá ctico, y, nunca llegando así a elevar su oficio a los
niveles de ciencia y arte.1
b) El derecho romano debe ser estudiado como un modelo: sus
Jurisconsultos se distinguieron por una ló gica notable y una gran
firmeza de aná lisis y de deducció n. El derecho romano es un poderoso
auxiliar para el estudio del derecho que nos ocupa, este constituye el
fondo de la mayoría de las legislaciones de América y
Europa; Alemania tiene como fuentes de su derecho al derecho
germá nico y al derecho romano; Españ a, el derecho romano y el
canó nico e Italia al derecho romano.
C) El derecho romano es indispensable para el estudio de la
historia y la literatura romanas: Los ciudadanos comunes
el Roma tenían conocimiento del derecho, para estudiar la historia
romana es necesario conocer su derecho, pues, los textos traducidos
son difíciles de comprender, porque se hayan impregnados de la
esencia del derecho romano.

Derecho Romano. Es el conjunto de principios de derecho que rigió la


sociedad romana en las diversas épocas de su existencia, hasta la
muerte del emperador justiniano. El estudio del derecho romano no
ha cesado ni siquiera luego de que fueran adoptados los có digos

1
EUGENE PETIT. Tratado Elemental de Derecho Romano.

8
napoleó nicos por nuestro sistema legal, aunque pareciera innecesario
el estudio de estas leyes ya caducas, los jurisconsultos, tratadistas,
abogados y estudiantes; y por la necesidad que tenemos de conocer
la historia de la fuente principal del derecho que nos ocupa, por esto
debemos estudiar el derecho romano.

Aunque en los primeros siglos este derecho estuvo subordinado a


la religió n, no por ello dejo de conservar su dominio propio. Los
romanos tenían diferentes expresiones para designar a
las instituciones de origen divino y aquellas que pertenecían a los
hombres: Fas es el derecho sagrado, (Lex divina), Jus es la obra
humana (Lex humana) Luego al debilitarse esta distinció n, la
palabra Jus se aplica a todo el derecho. El Jus fue en principio para los
romanos; Un conjunto de reglas fijadas por la autoridad, las cuales
estaba el ciudadano obligado a obedecer.

Los romanos confundieron muchas veces el derecho con la


moral. Ulpiano la definía segú n Celso; como: "El arte de lo que es bueno
y de lo que es justo", pero no es misió n del Legislador consagrar como
regla de derecho todo lo que es bueno.

Los preceptos morales a veces escapan a la sanció n de la ley positiva,


fijan má s bien los deberes del hombre consigo mismo que sus
relaciones con otros semejantes.
No conviene, sin embargo, exagerar el alcance de esta confusió n. No
surge de la teoría pura. En la prá ctica los romanos distinguieron
cuidadosamente el dominio del derecho del de la moral. Posiblemente
ninguna legislació n ha observado mejor esta separació n,
absteniéndose de reglamentar todo lo que concierne a la conciencia,
asegurando así el respeto de la libertad individual.

Fuentes del Derecho Romano.


Se llama Fuente de Derecho, a todo aquello que origina la aparició n de
una norma jurídica. Se habla de fuente porque se piensa que de ella
nacen o aparecen las normas jurídicas.

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Fuentes escritas: Son aquellas fuentes que se encuentran plasmadas o
tipificadas en el ordenamiento jurídico, y que influyen
indiscutiblemente en la creació n de normas constitucionales.

Para los Romanos la ley, aludía al derecho escrito, por oposició n al


derecho no escrito, lo cual se entendía de la declaració n normativa
fundada en un acuerdo. Si el acuerdo era de todo el pueblo Romano, la
ley era pú blica; si se fundaba en una relació n entre particulares, la ley
era privada. De tal manera se entiende que las fuentes escritas para los
romanos eran la ley.

Se clasifican las fuentes escritas en:


a. Lex (ley): Es lo que el pueblo manda y establece, con el nombre de
pueblo se indican todos los ciudadanos incluidos los patricios. El
pueblo romano era llamado perió dicamente a comicios, el resultado de
estos era una LEX. Conceptualmente podríamos decir que la LEX es el
resultado de un comicio.

b. Plebiscitos: Es, "a lo que la plebe manda y establece". Los plebiscitos


serian también el resultado de comicios, pero sin la intervenció n de los
patricios. Estos comicios recibieron el nombre de "concilios de la
plebe" y lo que en ellos se resolvía tomaba el nombre de "Plebiscitum".

c. Senadoconsultos: Es lo que el Senado manda y establece, pero no es


cualquier resolució n del Senado, sino aquella en que es interrogado
por el emperador sobre alguna cuestió n jurídica.2

d. Constituciones de los emperadores: Son decisiones del emperador.


Segú n Ulpiano, estas decisiones son fuente de Derecho, en virtud de
que cada Emperador recibe esa potestad de la LEX por la que el pueblo
lo designo.

e. Ejercicios del Ius Edicendi: Algunos magistrado, principalmente en


épocas de la repú blica, tenían la facultad de dar "edictos" que era una
forma de "programa de acció n". El uso preponderante de esta fuente

2
EUGENE PETIT. Tratado Elemental de Derecho Romano.

1
fue por parte de los pretores que emitían un edicto que era una suerte
de listado de acciones judiciales. El ius edicendi (derecho de publicar
edictos) luego fue asumido por los emperadores.

f. Respuestas de los juristas: Algunos juristas tenían la facultad de dar


respuestas a consultas jurídicas, que después (por una u otra razó n) se
convertían en obligatorias para los jueces.

g. Las mores maiorum: Fueron fuente formal durante la etapa arcaica.


Se llama así a los modos o estilos de vida de los antepasados,
erró neamente simplificados como costumbres.

Fuentes no escritas.
Las fuentes no escritas son aquellas que no son imprescindibles para la
creació n de un ordenamiento jurídico, las cuales no se encuentran
plasmada en ninguna norma jurídica. Y entre ellas tenemos la
costumbre los usos y tradiciones. Estas nacen de los hechos
y procesos sociales que concurren en el nacimiento del derecho y con
el tiempo se van haciendo ley.

Todas estas fuentes no han contribuido simultá neamente a formar el


derecho romano. Nutriéronle en épocas diversas, segú n el estado
social y la organizació n del poder legislativo. Es, pues, necesario hacer
brevemente la historia de ese derecho, es decir, ver en suma como el
derecho romano ha nacido, como se ha desarrollado, y cuá l ha sido su
destino.

Formación y desarrollo del Derecho Romano.


Se considera el derecho privado de los romanos desde el punto de vista
de su desenvolvimiento, desde la fundació n de Roma hasta el reinado
de Justiniano, distinguense cuatro periodos:
1º. De la fundació n de Roma a la Ley de las XII tablas (1 a 304 de
Roma).

2º. De la Ley de las XII Tablas al fin de la Republica (304 a 723 de


Roma).

1
3º. Del advenimiento del Imperio a la muerte de Alejandro Severo (723
a 988 de Roma, o 235 de la era cristiana).

4º. De la muerte de Alejandro Severo a la muerte de Justiniano (225 a


565 de la cristiana).

Durante el primer periodo, el derecho romano está todavía en la


infancia. Se compone de costumbres antiguas de los pueblos itá licos
que fundaron la nueva ciudad.

En el segundo, fijado por la ley de las XII tablas, se desarrolla gracias a


la interpretació n de los pontífices y de los jurisconsultos, y toma
cará cter de derecho nacional.

El tercer periodo marca su apogeo. Felizmente extendido al contacto


de las legislaciones extranjeras, coordinado y adaptado conforme a la
prá ctica por ingenios eminentes, alcanza, bajo los Antoninos, su má s
alto grado de perfecció n.

A partir de Diocleciano y durante todo el Bajo Imperio, se estaciona.


Los emperadores buscan la manera de poner las leyes en relació n con
las costumbre de una sociedad nueva, y sancionan algunas excelentes
constituciones. Pero el derecho, como ciencia, está aquejado de una
verdadera decadencia, y este ú ltimo periodo se distingue, sobre todo,
por los trabajos de codificació n.

Los Comicios por Curias.


Aú n resulta oscuro para los historiadores el origen de Roma, segú n los
poetas legendarios; tres pueblos formaron a Roma, uno de origen
latino, rumnenses, cuyo jefe era Ró mulo; otro de raza Sabina,
los titienses, con su jefe Tacio; Y los de raza etrusca, los luceres cuyo
jefe tenía el título de Lucumo. Estos se reunieron en la orilla izquierda
del Tiber y fundaron a Roma.

Cada tribu estaba dividida en diez curias que comprendía cada una un
cierto nú mero de gentes, la curia era una divisió n artificial,
las Gens eran un grupo natural formado sobre la base del parentesco.

1
Cada Gens comprendía el conjunto de personas descendientes por
línea de varones de un autor comú n. A la muerte de estos, sus hijos se
convierten en jefes de familias distintas. Estas familias conservan el
distintivo de su comú n origen. Cada familia esta puesta bajo la
autoridad de un jefe paterfamilia.

Estos patres y sus descendientes, componen las gentes de las 30 curias


primitivas, y forman la clase de los patricios. Patricii, constituyendo
una nobleza de raza y solo ellos podían participar en el gobierno del
Estado, gozando de todos los privilegios del ciudadano romano.

Los clientes; eran personas que estaban agrupadas bajo la protecció n


del jefe, que era su patró n, creando derechos y deberes. El patró n debía
a sus clientes socorro y asistencia, los defendía en justicia y les daba
tierras para que la cultivaran; por su parte el cliente debía a su patrono
abnegació n, asistiéndole con su persona, siguiéndole a la guerra y
aportando de su fortuna, para pagar por su rescate en caso de
cautiverio, para dotar a sus hijas o para pagar las multas a que el
patró n fuese condenado. Eran ordenes recíprocas enérgicamente
sancionadas; de alguna de las partes no cumplirlas era
declarado sacer y podía ser muerto impunemente.

El origen de la clientela y su desarrollo es fruto todavía hoy de


conjeturas. Estos debieron ser los libertos y sus descendientes, luego
los extranjeros llegados a Roma por derecho de asilo que se ponían
bajo la protecció n de un jefe patricio y luego las comunidades
conquistadas que fueron trasladadas a Roma en su totalidad o en parte
y que acrecentaron el nú mero de las clientelas.

Segú n los autores antiguos, al principio en Roma solo existían dos


clases: los Patricio y los clientes y luego vino a sumarse una nueva
clase de personas; Los plebeyos o la plebe(plebis), quienes ocupaban
un rango inferior en la ciudad, no tenían participació n en el gobierno, y
no podían acceder a las funciones pú blicas y no podían casarse
legítimamente con los patricios. El origen de la plebe es desconocido,
estos pudieron haber sido antiguos clientes independizados de sus
jefes, al extinguirse la gens de su patró n, o, que hayan sido las

1
mareadas de extranjeros venidos de los pueblos conquistados que
fueran demasiado para poder engrosar las filas de la clientela. Los
vencidos de condició n inferior aumentaron la muchedumbre de
plebeyos, quienes no tardaron entonces en hacer que sus reclamos
fueran escuchados, creando así la eterna lucha de clases entre patricios
y plebeyos.

La forma de gobierno es Moná rquica, pero no una monarquía absoluta


el Rey en una especie de jefe de una repú blica aristocrá tica,
la soberanía reside en las curias, quienes ejercen el poder en las
asambleas o comicios, las comitia curiata. El rey es elegido de forma
vitalicia y es conferido de autoridad suprema; era a la vez jefe del
ejército, sumo sacerdote y Magistrado judicial, tanto para lo civil como
para lo criminal. A su muerte y mientras es elegido un nuevo Rey, el
poder es ejercido por un Inter. rex tomado del senado.

El senado estaba compuesto, al principio por los patres o seniors, es


decir los de má s edad entre los jefes de familias patricias. Hubo
probablemente en los primeros tiempos 100 senadores. Bajo Tarquino
el antiguo ese nú mero llegó a 300. El senado formaba un consejo para
asesorar al Rey.

Eran los miembros de las treinta curias, patricios y clientes, constituyó


la forma má s antigua de poder legislativo. Sus decisiones se convertían
en leyes, leges curiatas, elegían e investían a los monarcas, e instituían
sobre la paz y la guerra, la composició n de las familias y la transmisió n
de los bienes; la adrogació n y el testamento.

Estos se reunían en Roma en el foro llamado comitium. Solo el Rey


tenía derecho a convocarlos y a someterles proyectos. La unidad del
voto era la curia, dentro de cada curia se vota por cabeza para tener la
opinió n de la curia, dieciséis curias pronunciá ndose en el mismo
sentido formaban la mayoría. Pero la ley solamente es perfecta cuando
ha recibido la sanció n del senado, la suctoritas patrum.

El problema con esta organizació n era que solo los patricios sufrían la
carga de los impuestos y del servicio militar, aunque solo ellos

1
participaban en la vida política y social. La plebe permanecía extrañ ada
de las cargas pú blicas así como de la administració n de la ciudad.

Tarquino quiso eliminar esta desigualdad creando tribus solamente


compuesta por plebeyos, pero no lo pudo lograr y solo pudo aumentar
el nú mero de los miembros de treinta curias haciendo entrar en ellas a
algú n nú mero de familias plebeyas que eran llamadas minoces gentes.
La palabra curia, proviene de coviria, que significa, hombre armado
con una lanza; por eso los Comicios Curiados, una de las instituciones
políticas de este período, era una asamblea de ciudadanos en
condiciones de portar armas.

Era una asamblea deliberativa del patriado romano (clase privilegiada


en oposició n al resto de la població n, llamados plebeyos), formada por
los miembros de las 30 curias. En época de paz, resolvía problemas
cotidianos, y en época de guerra, sus miembros componían el ejército.3

Estos comicios curiados eran convocados y presididos, por el má s


importante funcionario de la Monarquía: el Rey, que también
designaba a los miembros del otro organismo del estado, que era el
Senado.

El Rey era titular del derecho de guerra y de paz, siendo su cargo


electivo, y no hereditario. El Rey saliente era el que nombraba al
sucesor, si no lo hubiera designado, ejercían el cargo, por turno, los
miembros del Senado, 5 días cada uno, con el título de interrex, con
facultad para designar al sucesor del monarca.

Los Comicios por Centurias.


Servio Tulio establece una nueva divisió n del pueblo, formada no ya
por el origen del ciudadano, sino por sus medios de fortuna, abarcando
el conjunto de la població n, así fueron los plebeyos llamados a
concurrir junto a los patricios, al servicio militar, al pago de impuestos
y también a la confecció n de las leyes en asambleas llamadas comicios
por centurias. En el añ o 166 Servio Tulio divide a Roma en 4 regiones
o tribus urbanas y a la campiñ a en un cierto nú mero de tribus
3
EUGENE PETIT. Tratado Elemental de Derecho Romano.

1
rusticas sin distinció n de orígenes, esta divisió n es solo geográ fica y
administrativa y comprende tanto a plebeyos como a patricios.

Se estableció el censo. Todo jefe de familia debió ser inscrito en la


tribu donde tenía domicilio. Debía declarar bajo juramento: el nombre
y edad de su mujer y la de sus hijos, el monto de su fortuna, incluyendo
sus esclavos. El que no cumplía esta obligació n(incensus) era castigado
con la esclavitud y se le confiscaban sus bienes. Estas declaraciones
eran inscritas en un registro donde a cada jefe de familia se le
reservaba un capítulo (capuz) y eran renovadas cada cinco añ os.

Conocida a través del censo la fortuna de cada ciudadano, Servio Tulio


estableció las bases para la repartició n de la població n, desde el punto
de vista del servicio militar y del pago de los impuestos. Fueron
divididos los ciudadanos en cinco clases; Los que tenían
un patrimonio que alcanzaba a 100,000 ases, comprendían la primera
clase; los de 75,000 ases la 2da; 50 000 los de 3ra; los de 25,000 los de
4ta. Y los de 11,000 la 5ta clase. Estas clases son divididas en centurias.
Teniendo un nú mero igual de centurias juniores (de 16 a 40 añ os)y
seniores (de 46 a 60 añ os).
La primera clase tiene 80 centurias; 20 la segunda; 20 en la tercera; 20
en la 4ta. Y 30 en la 5ta. Estas 170 centurias componían el ejército
regular.
Con estas reformas, Servio Tulio aseguró el reclutamiento en el
ejército, distribuyó la carga de los impuestos de todos los ciudadanos
de acuerdo a su fortuna y sustituyó la preponderancia en el estado de
los que por raza podían acceder a él, poniéndolo en manos de la
aristocracia, por medio de la fortuna de los ciudadanos.
Los Comicios por Tribus.
Al caer la monarquía en el 245, el Rey fue sustituido por dos
Magistrados patricios, elegidos por un añ o, y con iguales poderes,
los có nsules. La autoridad religiosa es separada de los poderes civiles y
confiada a un gran pontífice. Esto apenas favoreció a los plebeyos
quienes continuaron excluidos de toda magistratura. Siguiendo una
existencia de lo má s calamitosa. Estos tenían que tomar dinero a
crédito, y no podían pagar, estando sometidos a la pobreza extrema se
marcharon de Roma hacia el monte Aventino, es así como logran que

1
los patricios le concedan ciertas concesiones; Logran tener dos
protectores de sus intereses; los tribuna pelvis, quienes
eran plebeyos. Estos fueron declarados inviolables y tenían derecho
al veto que podían oponer en Roma dentro de un radio de una milla
en torno de Roma, a las decisiones de los magistrados, có nsules y el
senado.4

De ahí nace la costumbre de convocar a la plebe en asambleas


llamadas plebiscitos, que aunque no tenían fuerza obligatoria má s que
para ella misma. Los patricios nunca asistieron a estos concilia
pelvis. Esta forma dió inicio a una tercera especie de comicios, los
comicios por tribus, comitia tributa, con preponderancia de los
plebeyos, que contaban con mayoría de nú mero a su favor. Así fue
obtenida otra importante concesió n por los plebeyos, con una ley fija
llamada la ley de las XII tablas.

La Ley de la XII Tablas.


Los Romanos quisieron asesorarse en el estudio de una legislació n
célebre entonces, la de Grecia, y para ello, enviaron en el añ o 301 a tres
patricios a Grecia, en donde estaban en vigor las leyes de Soló n y
de Licurgo. Estos regresaron al cabo de un añ o, trayendo consigo las
leyes griegas. Hermodoro, desterrado de É feso les ayudó en la tarea de
confeccionar de la ley de las XII tablas.

Al añ o siguiente, las magistraturas fueron suspendidas de comú n


acuerdo, y todos los poderes fueron confiados a diez magistrados
patricios, elegidos en los comicios por centurias, los dicenviros,
quienes eran los encargados de hacer la ley. Al cabo de un añ o,
publicaron sus trabajos, escritos sobre diez tablas, y luego en el 304
nombrase otros disenviros que añ adieron dos tablas má s para
completar doce. Después los magistrados quisieron quedarse
ilegalmente en el poder, y fueron derrocados restableciéndose los
có nsules, los tribunos y todas las antiguas magistraturas.

La ley dicenviral fue grabada sobre tablas de bronce y expuesta en el


foro; Aunque no se sabe hoy DIA cual fue la suerte de estas,
4
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

1
el texto todavía es familiar a los jurisconsultos del fin de la repú blica y
de los primeros siglos del imperio. Del contenido autentico de las XII
tablas, solo han llegado al presente algunos fragmentos, conservados
en los tratados de algunos jurisconsultos que comentaron la ley, sobre
todo Gayo del que han sido insertados 18 extractos en el Digesto de
Justiniano. Desde el siglo XVII, se ha intentado reconstruir la ley de las
XII tablas, se ha logrado en gran parte por lo menos conservar el
significado de estas, mas este trabajo no descansa sobre ninguna base
seria pues en modo alguno se ha probado que cada tabla formara un
todo completo y que el contenido haya sido determinado de otra
manera que por el azar de la escritura.

Sabemos por lo que nos ha llegado de la ley dicenviral, que esta tenía
un cará cter esencialmente romano, y que ella no es, como a veces se ha
querido pretender decir, una copia simple de las leyes griegas.

La ley de las XII tablas reglamenta a la vez el derecho pú blico y el


derecho privado. Los romanos la consideran como la propia fuente de
su derecho. Es la ley por excelencia y todo lo que deriva de ella es
calificado de legitimum, las leyes posteriores no hicieron má s que
desarrollar el derecho de las XII tablas y jamá s hasta Justiniano,
ninguna de sus disposiciones fue abrogada. Aunque imperfecta, esta
ley realizó un verdadero progreso. Había en lo sucesivo una ley
pú blica, aplicable a todos los ciudadanos.

Advenimiento del Imperio.


Principios del siglo VIII: la constitució n republicana de Roma es
reemplazada por una monarquía absoluta. Después de la batalla de
Actium, quedó como ú nico señ or Octavio, quien reú ne en sus manos
todos los poderes. Después de haber tomado los títulos de Imperator y
de Augustus, se hace conceder sucesivamente por el pueblo y por el
senado, de 723 a 741 el poder proconsular, que le da el mando de
todos los ejércitos del Imperio.

Nacido bajo el nombre Cayo Octavio Turino y célebre bajo el nombre


de Caius Lulius Caesar Augustus o Cayo Julio César Augusto, conocido
en españ ol como César Augusto y má s habitualmente como só lo

1
Augusto, fue el “PRIMER EMPERADOR DEL IMPERIO ROMANO”
quedando investido de potestades con cará cter: (i) tribunicia que hace
de su persona inviolable y le otorga el derecho de veto sobre todos los
magistrados; (ii) de cará cter censorial, que le permite completar el
senado y proceder a su depuració n, y, por ú ltimo; (iii) de poder
religioso, como el que tenían los reyes en tiempos pasados.

Octavio Augusto no suprimió ninguna de las magistraturas, es decir, los


có nsules, pretores y tribunos continuaron acompañ ando al emperador
como lo hacían en tiempos de la Repú blica. No obstante, si estableció
nuevas dignidades.

Ley Regia.
Después del mandato del Emperador Augusto, sus sucesores reciben
los mismos poderes, no ya por concesiones sucesivas, sino de una sola
vez, por efecto de una ley, renovada a cada advenimiento, y
denominada lex regia o lex de imperio.5

Esta ley otorgaba al emperador, entre otros privilegios, el derecho de


hacer todo lo que él juzgara ú til para el bien del Estado; es decir, el
poder absoluto. Votada por el senado, dicha ley era en seguida
ratificada por el pueblo, sin duda en los comicios por tribus.

El paso de la constitució n republicana a la era del Emperador, no


significó la suspensió n de sus leyes. En realidad, todas las instituciones
del periodo republicano subsistieron, aunque modificá ndose
paulatinamente bajo el nuevo régimen, con la sola diferencia de que la
repú blica estuvo gobernada por un magistrado supremo y vitalicio
investido de poderes extraordinarios.

Y aunque es verdad que en cabeza del Emperador quedaron las


antiguas magistraturas, Augusto estuvo auxiliado en el desempeñ o de
su cargo por varios funcionarios cuyas dignidades fueron creadas bajo
su mandato: (i) Praefectus urbis o gobernador de la ciudad, que puede
considerarse como el lugarteniente en ausencia del Emperador, y que
reú ne las funciones que tenían los antiguos ediles de la jurisdicció n
5
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

1
criminal en Roma y en el radio de cien millas, y llega después a tener la
civil, siendo juez de apelació n de los demá s Tribunales de la ciudad,
incluso del Pretor; (ii) el Praefectus praetorii, que al principio solo tuvo
funciones puramente militares, pero después tuvo participació n en
todas las medidas políticas y concurrió a la decisió n de los juicios que
se sometían al Emperador; (iii) el Praefectus annonae, encargado de la
policía de las subsistencias, y de juzgar de los delitos a ella referentes;
(iv) el Praefectus vigilium, que cuidaba de evitar los robos e incendios
y de castigar a sus autores; (v) y los Praefecti aerarii, que
reemplazaron a los cuestores en los asuntos de hacienda.

Se crea también el cargo de Consilium Principis o Aula Regia, Consejo


compuesto de magistrados, de funcionarios de diferentes clases y de
senadores designados primeramente por la suerte y renovados cada
seis meses o anualmente, y después elegidos por el príncipe. Estos
individuos le seguían aun en campañ a, le ayudaban con sus consejos, y
se puede decir que participaban con él de la autoridad soberana.

Los Senadoconsultos.
El Senadoconsulto (en latín: Senatusconsultum) es una de las fuentes
del derecho romano. En la época republicana consistía en un parecer u
opinió n de cará cter consultivo y no vinculante dado por el Senado a un
magistrado.

En la época imperial deviene un acto, con fuerza de ley, emanado del


Senado, previo y en algunos casos muy raros (por
ejemplo, Senadoconsulto Macedoniano o Senadoconsulto Veleyano), de
otros sujetos.

Es famosa la definició n del senadoconsulto formulada por el jurista


romano Gayo en sus Institutiones: G. 1.4
«Senatus consultum est quod senatus iubet atque constituit; idque
legis vicem optinet, quamvis fuerit quaesitum» (Traducido al españ ol
sería: "El senadoconsulto tiene fuerza de ley, por má s que alguien lo
haya puesto como objeto de discusió n").

2
Los senadoconsultos fueron en el Derecho Romano opiniones del
Senado, que tuvieron a partir del Imperio, fuerza de ley. Son definidos
por Gayo, en sus Institutas, como “lo que el Senado ordena y establece”.

Los senadoconsultos o “senatus-consultum” eran decisiones que


tomaba el Senado en sesió n pú blica (a puertas abiertas) convocados
por el Rey en la Monarquía; y durante la época republicana, por un
Magistrado que tuviera el “ius agendi cum populo”, este Magistrado a
su vez presidía la sesió n. Siempre se hacían de día, convocá ndose
previamente a los auspicios.

Las constituciones Imperiales.


Una constitució n imperial (en latín, constitutio principis), en derecho
romano, es lo que el emperador manda en el ejercicio de sus funciones
por edicto o epístola, creando una norma jurídica (lex).

Las relaciones del emperador con sus sú bditos permitían que éstos
pudieran proponerle una apelació n directamente. Las decisiones del
emperador se plasmaban normalmente en forma
de epístolas (epistulae).

Las Constituciones Imperiales o “leges” eran las normas


jurídicas emanadas de los emperadores, las que adquirieron gran
primacía, sobre todos los edictos, durante el Bajo Imperio o Dominado,
período iniciado con el reinado del emperador Diocleciano en el añ o
284 hasta el añ o 565, donde el emperador estaba investido de poderes
divinos. Es un “dominus”, que significa dueñ o, amo o señ or. En el Bajo
Imperio, el emperador se halla investido de potestad legislativa, y las
Constituciones Imperiales fueron la ú nica fuente de derecho.

Clasificación de las constituciones imperiales.


Las Constituciones pueden clasificarse en:
Edicto, dirigidas a toda o parte de la població n, son aquellas que
derivan del derecho de ordenar (jus edicendi) del emperador, el que
posee como consecuencia de tener ya
el mando (imperium)proconsular.

2
Decreta, son las decisiones de controversias judiciales, referidas extra
ordinem al conocimiento de los emperadores, en primera instancia o
en apelació n.

Rescripta, son respuestas que otorgan los emperadores sobre


cuestiones de derecho que les son sometidas a su consideració n por
oficiales pú blicos y privados.
Mandata, son las instrucciones impartidas por los emperadores a los
ó rganos de la administració n periférica, gobernadores de provincia,
tanto de las provincias senaturiales como de las imperiales. Nunca
está n explícitamente enumeradas como constituciones, pero no hay
duda alguna de que son también fuentes de derecho.

Algunas normas de derecho privado son introducidas a través de ellas.


A diferencia de otras constituciones, tienen vigor mientras el príncipe
de quien emanan, permanece en el poder. El sucesor suele confirmarla.
Cada provincia tiene su colecció n, llevada de acuerdo a un orden
cronoló gico, la que constituye el estatuto de su organizació n
administrativa.

Las constituciones de todo tipo son recogidas en los Comentarios, de


los que hay tantos como categorías de aquéllas. Se lleva, como dijimos,
un estricto orden cronoló gico. De las constituciones de Marco Aurelio
se recuerdan colecciones llamadas Semestría, tratá ndose
probablemente de selecciones publicadas cada seis meses.6

Ley de Citas.
Es una época de decadencia del derecho, solo queda la costumbre y las
constituciones imperiales, los emperadores eran asesorados por los
jurisconsultos, pero primaba la decisió n del emperador "Quod
principis placuit Tegis habet vigorem" (lo que el pincipe quiere tiene
fuerza de ley).

La ley de citas de 426 es una norma que regulaba la recitatio de las


obras de los juristas romanos ante los tribunales, es decir, establecía

6
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

2
qué juristas podían ser invocados y los criterios para la decisió n
del juez cuando éstos habían expresado opiniones diversas.

Esta ley era propiamente una constitució n imperial de 7 de


noviembre de 426, redactada en Rá vena por el emperador de
occidente Valentiniano III y dirigida al Senado de Roma. Por ello, con la
expresió n ley de citas se hace referencia só lo a la parte en que ésta se
refiere a la cita de las obras de los juristas, puesto que su texto era má s
extenso y se refería a otras materias, como derecho
sucesorio y donaciones.

Establecía que só lo podían citarse las obras


de Gayo, Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino. Si sus opiniones eran
distintas, prevalecía la mayoritaria. En cambio, si no existía mayoría en
un sentido o había empate, prevalecía la opinió n de Papiniano. En caso
que este ú ltimo no se hubiera manifestado al respecto, el juez quedaba
libre de elegir entre las opiniones presentadas.

Respecto a otros juristas de relieve como son Escévola, Sabiniano o


Juliano, quedaron desautorizados dado que no fue posible determinar
la antigü edad de sus obras.

Trabajos de codificación anteriores a Justiniano.


Marco Aurelio Severo Alejandro, conocido como Alejandro Severo, fue
el ú ltimo emperador romano de la Dinastía Severa, que reinó desde el
añ o 222 hasta el día 18 de marzo del añ o 235, día en el que fue
asesinado. Justiniano I el Grande, emperador del Imperio Romano
Clá sico desde el 1 de agosto del añ o 527 hasta su muerte el 13 de
noviembre del añ o 565. En este período del derecho romano “A las
reglas de derecho clá sico desarrolladas en los escritos de los
jurisconsultos, las constituciones imperiales, cuyo nú mero iba
continuamente en aumento, añ adían sin cesar reglas nuevas.

Formaban toda una legislació n, que designaban con el nombre de


“leges”, por oposició n al “jus”, es decir, al Derecho procedente de todas
las otras fuentes. Bien pronto se hizo sentir la necesidad de reunirlas
para hacer colecciones. Estos trabajos está n destinados a clasificar las

2
Constituciones y las otras partes del Derecho, llevá ndolas con mayor
facilidad a conocimiento del pú blico, que ante todo distingue este
período, y que después de haber llegado a ensayos de codificació n má s
o menos imperfectos só lo fueron llevados a buen fin bajo Justiniano”.

Las primeras colecciones de las Constituciones, designadas bajo el


nombre de Có digos, tuvieron un cará cter privado a cargo de dos
jurisconsultos de los cuales poco se sabe. Ellos fueron Gregorianus o
Gregorius y Hermogenianus o Hermó genes.

El Código Gregoriano, publicado bajo el reinado de Diocleciano,


contiene una serie de constituciones desde Séptimo Severo hasta
Diocleciano. La má s antigua que se tiene data del añ o 196 y, la má s
reciente del añ o 295. Está dividida en libros y en títulos. El Có digo
Hermogeniano parece ser el complemento del anterior, al cual sigue.
Só lo está dividido en títulos, reuniendo Constituciones desde
Diocleciano hasta Valentiniano I, desde 291 hasta 365.

Código Teodosiano. En el añ o 429, Teodosio II concibió el proyecto de


un trabajo oficial legislativo. Una Comisió n de ocho miembros fue
encargada de reunir y clasificar todas las Constituciones imperiales
desde Constantino y de reunir ademá s una colecció n conteniendo
extractos de trabajos de jurisconsultos. Este trabajo, pues, debía de
promulgarse a la vez sobre el jus y sobre las leges. Pero parece ser que
la Comisió n no supo cumplir su tarea. En el añ o 496 designó el
emperador otra Comisió n de dieciséis miembros, que só lo tenían que
ocuparse de leges, y debió reunir las Constituciones de Constantino y
de sus sucesores. Por otra parte, estaba autorizada para llevar a los
textos las modificaciones que juzgara necesarias para hacerlos má s
claros, facilitando su aplicació n.

Esta colecció n, dividida en dieciséis libros, fue terminada y publicada


en Oriente en el añ o 438, bajo el nombre de Có digo Teodosiano. El
mismo añ o fue comunicado al Senado de Roma y declarada obligatoria
en Occidente, donde reinaba Valentiniano III. Fue hecha la prohibició n
de invocar en justicia desde las calendas de enero del añ o 493, otras
constituciones diferentes.

2
A partir de este momento, Teodosio y sus sucesores hasta llegar a
Justiniano, publicaron tanto en Occidente como en Oriente,
Constituciones que recibieron el nombre de Nuevas Teodosianas y
Post-Teodosianas.

No obstante, desde el añ o 476, en Occidente fue derribado el


emperador romano y los nuevos conquistadores comenzaron
simultá neamente a imponer nuevas publicaciones de leyes que debían
ser acatadas por los ahora ciudadanos romanos.

Trabajos Legislativos de Justiniano.


Justiniano rigió el Imperio Romano de Oriente desde el añ o 527 al 565.
Su gobierno puede calificarse de esplendoroso. Los esfuerzos de
su política se encaminaron a restablecer el antiguo Imperium
romanum, y para ello dirigió su atenció n a reconquistar los territorios
de Occidente que habían caído en poder de los bá rbaros.
Paralelamente, su obra legislativa no obedece má s que a esta
restauració n del antiguo Imperio romano.

En Oriente, ya Teodosio, en la primera mitad del siglo V, había


intentado una codificació n del derecho, obteniendo por resultado el
Codex Theodosianus. También en Occidente, los Estados germá nicos
habían realizado intentos de codificació n. La misió n que se impuso
Justiniano era semejante a la de éstos.

En la legislació n justinianea destacan dos características principales:


1ª.- En ella se observa la tendencia a construir un Derecho en
consonancia con los tiempos.
2ª.- Los compiladores, y, por tanto, la legislació n resultante, se hallan
sometidos a la autoridad de todos los elementos de la época clá sica.

La obra de Justiniano, que a partir de la Edad media se denominó


Corpus Iuris Civilis, a pesar de su cará cter unitario, estaba compuesta
por los siguientes elementos: Código, Digesto, Instituciones y
Novelas.7

7
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

2
Código de Justiniano
Es una compilació n legislativa llevada a cabo por el emperador de
Bizancio Justiniano I (527-565). Bajo sus auspicios se realizaron cuatro
importantes obras que, a partir de la edició n completa publicada en
1583 por Dionisio Godofredo en Ginebra, se denominaron Corpus Iuris
Civilis. En esta obra podemos distinguir cuatro partes.

Las Instituciones
Etimoló gicamente significa instituciones. Contienen una síntesis de
preceptos y doctrina en cuatro libros de reducida extensió n que
abordan las siguientes materias: el primero, de las personas; el
segundo, de la divisió n de las cosas, de la propiedad, de los
demá s derechos reales y del testamento; el tercero, de la sucesió n
intestada y de las obligaciones que proceden del contrato; y el cuarto,
de las obligaciones ex delito y de las acciones, con un apéndice de
publicis iudiciis. La obra es fruto del encargo que Justiniano hizo a los
juristas Triboniano, Teó filo y Doroteo: realizar una obra
de lenguaje accesible que pudiera sustituir a las Instituciones de Gayo
en las escuelas. Así fue promulgada el 21 de noviembre de 533
dedicada a la juventud estudiosa y má s tarde, el 30 de diciembre del
mismo añ o, adquirió fuerza de ley.

El Código
Justiniano dictó el 13 de febrero del añ o 528
una constitució n denominada " Haec quae necesrio" , por ser estas las
palabras iníciales de su texto, en la cual designó una comisió n a la que
encomendó la tarea de proceder a la recopilació n de las leyes, o sean
las constituciones imperiales vigentes en la época, que habrían de
tomar de los có digos Gregorianos, Hermogeniano y Teodosiano,
agregá ndole las constituciones posteriores del mismo Teodosio II y las
llamadas novelas post-teodosianas.

Existió una comisió n que recibió el encargo de reunir las


constituciones imperiales; el emperador dio su autorizació n para
proceder a una recopilació n de las que tuvieran en vigencia en ese
momento, pudiendo modificar su redacció n y hasta su contenido, a fin
de adaptarlas a las necesidades actuales, ya que la obra perseguía una

2
finalidad: facilitar la aplicació n del derecho, transcurrido unos meses
la comisió n presentó su proyecto al emperador. Quién el 7 de abril del
añ o 526 publicó una constitució n que fijaba el día 16 de abril de ese
mismo añ o la entrada en vigencia del " Novus Iustiniano Codex" , o sea
el " Nuevo Có digo" , que fue nuevo con relació n a los có digos que se
habían tenido en cuenta, pero que dejó de serlo , cuando
posteriormente el mismo Justiniano ordenó en el añ o 534 la redacció n
de una nueva recopilació n, que fue aprobada por el emperador con el
título de " Codees repetitae praelectionis" y que es, el " Nuevo Có digo
Justinianeo" .

El texto del primitivo có digo Justiniano (529), al que se le denomina "


Codex Vetus" , no ha llegado hasta nosotros y só lo se conserva en un
manuscrito conocido por " Papiro de Oxyrrinco" , publicado en 1922
un fragmento de su índice en que figuran los " inscriptiones" de las
constituciones incluidas en los títulos II, que no fue incluida en el
nuevo del añ o 534, circunstancia ésta que demuestra que en el
momento en que Justiniano ordenó la redacció n del primer codees no
había concebido todavía la idea de hacer compilar un cuerpo de
doctrina jurídica como el Digesto, ya que, de lo contrario, no se
explicaría aquella inclusió n.

El Digesto
Nombre tomado en tributo al anterior Digesto, que etimoló gicamente
significa enciclopedia, compuesto por Juliano. Dividido en 50 libros, es
la parte má s voluminosa del Corpus y está formada por una reunió n de
fragmentos procedentes de las obras de los grandes juristas,
armonizando una edició n oficial de los má s selectos de
la jurisprudencia romana.

El 15 de diciembre de 530 Justiniano encargó a Triboniano que


seleccionara unos colaboradores que juzgara con la capacidad
necesaria para acometer la abrumadora tarea de compilar con cará cter
oficial los precedentes jurisprudenciales que integraban el ius, pero
que no estaban recogidos en leges. Para darle un cará cter unitario se
procedió también a ordenar y eliminar las repeticiones, y resolver los

2
aspectos contradictorios de la ley existente e incluso variar el tenor
literal de todos los documentos, si hacía falta para lograrlo.

El Derecho de juristas recogido en el Digesto es el fruto de la aplicació n


profesional, y por su propia naturaleza es fragmentaria, por lo que
resulta indudable el enorme esfuerzo que conllevó esta empresa, que
ademá s se caracterizó por la tremenda riqueza por su contenido, que
todavía resulta actual. Los 50 libros de que consta se encuentran
divididos en títulos, dentro de los cuales se incluyen los fragmentos,
cada uno con la inscriptio que indica el nombre del jurisconsulto, el
nú mero del libro y el título de la obra originaria de la que proceden, no
contá ndose con una sistemá tica prá ctica en la ordenació n interna de
cada título.8

Las Novelas
Nombre cuyo origen es el de Novellae constitutiones post Codicem.
Contienen las constituciones promulgadas por Justiniano después de
publicar la compilació n integrada por las tres secciones ya descritas. A
diferencia de las partes anteriores, las Novelas no está n recopiladas
como unidad formal que responda al designio de un soberano, sino que
se conocen a través de colecciones particulares.

El auténtico esplendor del trabajo de Justiniano se produjo unos seis


siglos má s tarde de la publicació n de estas obras, cuando
la cultura europea adoptó su legado como una referencia cargada de
autoridad y muy ú til para la formació n de los nuevos juristas en un
Derecho comú n. El gran mérito de la obra de Justiniano fue condensar
el saber jurídico de Roma y actuar como el eslabó n de continuidad para
que ese pensamientopasara a la conciencia jurídica europea
suponiendo, sin duda, el segundo gran momento de expansió n
del Derecho romano.

Las " Novellae Leges" se clasificaron en:


Epidome Iuliani: Es una colecció n de 124 novelas que se encuentran
en orden cronoló gico y escritas en latín, estas se le atribuyen a

8
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

2
un profesor de Constantinopla, llamado Juliano. Se cree que fue
compuesta en tiempos de Justiniano, aproximadamente en el añ o
555. Estas se transmitió en manuscritos en el siglo VII.9
Las Auténticas (Authenticum): Esta es una colecció n de 134 novelas,
que fueron publicadas entre los añ os 535 y 556, estas está n ordenadas
cronoló gicamente hasta el No. 124. Su traducció n al latín no se realizó
de manera fiel, y su nombre proviene por haberse otorgado
autenticidad por los juristas de Bolonia, tras tenerlas por falsas, se
hicieron aproximadamente en el siglo XI.

Colección Anónima: Es una colecció n de 168 novelas que


originalmente se redactaron en griego y fueron llevadas a cabo bajo
Tiberio II. En su mayoría pertenecen a Justiniano, otras a Justiniano II
y Tiberio II.
Importancia de la obra jurídica de Justiniano
De todas aquellas maravillosas obras podríamos decir que desde el
punto de vista jurídico de la mayoría de los juristas má s destacados de
toda la época romana; y desde el punto de vista de la legislació n
Justiniana, las novelas vienen a ser má s importantes por ser
la producció n jurídica de Justiniano; y las Institutas, desde el punto de
vista de la enseñ anza. Toda esta obra se perdió desde la caída del
imperio Romano. La obra jurídica de Justiniano tiene tres aspectos de
importancia:
1. Desde el punto de vista histó rico: Esta obra se preservó a través
del tiempo y de la barbarie, toda la tradició n romana, por cuanto una
vez que se produce la expulsió n de los bá rbaros que mantenían el
Imperio de Occidente, la obra jurídica de Justiniano vuelve a entrar el
periodo de vigencia.

Sus obras se aprecian a través del tiempo al ser estudiadas por todos,
ya que sobresale su inteligencia y la voluntad perseverante de sus
obras que al pasar del tiempo son estimadas.

2. Desde el punto de vista de su codificació n: Comprende todos los


aspectos del derecho positivo romano que se había desarrollado desde
9
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

2
la época clá sica en razó n que no só lo se codifican las clá sicas
constituciones imperiales promulgadas desde el reinado de Adriano,
sino que también se codifica la jurisprudencia, es decir, todas las
obras escritas y publicadas por los jurisconsultos clá sicos que habían
obtenido el ius publicae respondendi, es decir, la facultad de responder
consultas jurídicas con fuerza de leyes.
Por haber tenido la intenció n, aparentemente, de transmitir a los siglos
futuros lo esencial del derecho romano y a su vez el ingenio de
aplicarlo a la vida y a las costumbres de su tiempo.

3. Desde el punto de vista legislativo: En virtud que Justiniano le da


fuerza legal a todas las partes de las cuales dividió el corpus iuris civilis
haciéndolas normas de cará cter obligatorio para todos los ciudadanos
romanos.

Es justo reconocerlo como el autor de excelentes reformas, ya que


nunca sale de un tema sin dar la solució n definitiva. Sus leyes son
inelegantes, y enemigo de las sutilezas.

" Los trabajas de Justiniano tiene un doble cará cter: a) en primer lugar
es una obra de codificació n, obra completa abrazando todas las partes
del derecho, el jus y las leges; b) es también una obra de legislació n.
Justiniano no se contenta só lo con codificar; da fuerza de ley a todas
sus compilaciones, a las Institutas, al Digesto y al Có digo. Prohíbe
el comentario del Digesto con el objeto de evitar controversias y
ú nicamente permite traducir su texto al griego con tal de que la
traducció n sea literal; hacer sumarios (índices) o en fin, completar las
disposiciones de un título.

La obra de Justiniano ha sido apreciada de diferentes maneras, pero


para hacer un juicio hay que tener presente el fin que se proponía
alcanzar. Que haya tenido el pensamiento de trasmitir a los
siglos futuros un cuadro de conjunto del derecho romano, tal cual lo
representaban las obras de los grandes jurisconsultos, es difícil
afirmarlo. Pero lo má s cierto, es que ha querido extraer de todas las
fuentes, y crear segú n la necesidad reglas de derecho en relació n con
la civilizació n y las costumbres de su tiempo. Es pues sobre todo como

3
legislador, que hay que examinarlo. En este punto de vista es justo
reconocer que Justiniano es el autor de excelentes reformas.

Derecho posterior a Justiniano.


Cerca de nueve siglos sobrevivió a Justiniano el imperio de Oriente.
Como la lengua en que estaban escritos sus trabajos legislativos no era
la vulgar, las traducciones, los compendios y los comentarios hechos
contra la prohibició n expresa de Justiniano vinieron a sustituir a los
có digos originales, al mismo tiempo que las novelas de sus sucesores
los modificaron en algunos puntos. De aquí provino la necesidad de
una nueva redacció n del Derecho que estaban en observancia.

El emperador Basilio I el Macedonio emprendió su formació n. Después


de publicar (añ o 876) un Compendio del Derecho Romano en griego,
que a manera de las Instituciones de Justiniano sirviera de libro
elemental, concibió el proyecto de componer una gran obra que
reuniese todas las colecciones del emperador y las leyes posteriores. A
su hijo y sucesor Leó n el Filó sofo estaba reservada la gloria de llevar a
término este trabajo, que con el nombre de Basílicas promulgó en 887.
Las Basílicas está n escritas en griego y divididas en seis partes, y en
sesenta libros clasificados por títulos y materias. Constantino VII
Porphirogeneta hizo una nueva publicació n en 944. De este cuerpo de
Derecho se conservan treinta y seis libros completos, siete en parte y
solo fragmentos de los 17 restantes.

En los añ os que mediaron desde el 887 hasta el de 893 publicó el


emperador Leó n diferentes constituciones que alteraban algunos
puntos del Derecho de Justiniano: las colectó el mismo en ciento trece
novelas; escritas originariamente en griego, fueron traducidas al latín
por Agileo en 1560, y después insertas en el cuerpo del Derecho, en
cuyas diferentes ediciones suelen encontrarse. A mediados del siglo
XIV publicó Constantino Harmenopoulos, escritos griego, una obra
elemental del Derecho dividida en seis libros, que llegó a tener una
gran autoridad.

Cuando la nacionalidad de Grecia pereció con la toma de


Constantinopla por los turcos (añ o 1453), las leyes civiles de los

3
vencidos continuaron rigiéndolos por gracia de los vencedores: así se
puede decir que ocurrió allí una cosa muy semejante a lo acaecido en el
imperio de Occidente, en que los bá rbaros dejaron a los naturales el
libre uso de sus leyes introduciéndose de este modo el derecho de
castas. La ciencia del Derecho quedó reducida a la nulidad: revestido el
clero de la confianza del pueblo, decidía las cuestiones de derecho
privado que entre los particulares se suscitaban. Grecia, después de
reconquistar su independencia, ha tratado de reconstruir el Derecho
revisando las Basílicas; pero en la redacció n de la obra se ha arreglado
a la forma que se da a los có digos má s modernos. 10

10
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

3
CUESTIONARIO UNIDAD I

1.- Explique los Motivos para estudiar la legislació n romana.

2.- Defina Derecho Romano.

3.- Explique el termino fuente.

4.- Explique sobre las Fuentes del Derecho Romano.

5.- Defina Fuentes escritas.

6.- Clasifican las fuentes escritas y explique.

3
7.- Explique sobre las Fuentes no escritas.

8.- Explique sobre la Formació n y desarrollo del Derecho Romano.

9.- Explique sobre los Comicios por Curias.

10.- Explique sobre los Comicios por Centurias.

11.- Explique sobre los Comicios por Tribus.

12.- Explique sobre la Ley de la XII Tablas.

3
13.- Explique sobre el Advenimiento del Imperio.

14.- Explique sobre la Ley Regia.

15.- Explique sobre los Senadoconsultos.

16.- Explique sobre la constituciones Imperiales.

17.- Clasificació n de las constituciones imperiales y defina.

18.- Explique sobre la Ley de Citas.

19.- Explique sobre los Trabajos de codificació n anteriores a


Justiniano.

3
20.- Explique sobre los Trabajos Legislativos de Justiniano.

21.- Explique del Có digo de Justiniano.

22.- Explique sobre las Instituciones.

23.- Explique sobre el Có digo.

24.- Explique sobre el Digesto.

25.- Explique sobre las Novelas.

26.- Las " Novellae Leges" se clasificaron en:

3
27.- Explique sobre Epidome Iuliani.

28.- Explique sobre Las Auténticas (Authenticum).

29.- Explique sobre la Colecció n Anó nima.

30.- Importancia de la obra jurídica de Justiniano

31.- Explique sobre el Derecho posterior a Justiniano.

3
TEMA II: LAS PERSONAS.

Las personas. Personas físicas y morales. Esclavos y Libres. Situación de los


esclavos. Causas de la esclavitud. Clases de esclavos. Modo de extinguir la
esclavitud. Personas libres. Los ciudadanos. Los no ciudadanos. Adquisición y
pérdida de la ciudadanía. Ingenuos y Libertinos. Condición de los
Manumitidos. Personas “Alieni Juris” y “Sui Juris”. Fuentes de la Potestad
Paterna. Condiciones de validez del Matrimonio. El concubinato.

Las personas.
La palabra persona designaba, en el sentido propio, la má scara de la
cuales servían en escena los actores romanos dando amplitud a voz
(personare). De ahí que se la empleara en el sentido figurado para
expresar el papel que un individuo pueda estar llamado a representar
en sociedad; por ejemplo, la persona del jefe de familia, la persona del
tutor. Pero esta personas solo interesan a los jurisconsultos en el
sentido de los derechos que pueden tener y obligaciones que les está n
impuestas. De donde surge otra significació n mas extensa, segú n la
cual se entiende por persona todo ser susceptible de derechos y
obligaciones.

Persona física:
En Roma para ser considerado persona física tenías que tener tres
status; status libertatis (ser libre), status civitatis (ser ciudadano)
y estatus familiae (no estar bajo ninguna potestad. 11

La falta de un status se le conocía como capitis deminutio.


La teoría de las personas físicas o naturales implica el examen
del status personarum u hominum, es decir, de la condició n en que se
encuentra una persona respecto a una determinada situació n (status).
La situació n (el status) puede afectar decisivamente a la capacidad
jurídica, en cuanto que no goza de ésta quien no
tiene libertad (status libertatis) o la ciudadanía (status civitatis). De
otra parte, só lo la distinta situació n en lafamilia (no la situació n
familiar misma, el status familiae) influye en la capacidad jurídica.
El derecho romano reconocía cierta capacidad jurídica de ciertos entes
sociales a los que denominaba corpora y en épocas posteriores con

11
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

3
el conocimiento de la representació n directa, nació la persona jurídica
con características propias y definidas tales como las corporaciones y
fundaciones, dá ndoles categoría de sujetos de derecho aptas para
adquirir derechos y contraer obligaciones. La capacidad de estas
personas jurídicas está n limitadas específicamente a la adquisició n y
ejercicio de derechos patrimoniales, los cuales son susceptibles de
apreciació n pecuniaria y de lucro, Poseen bienes comunes y fondos
propios, intervienen en las relaciones sociales por medio de un
representante.
Las personas morales.
El derecho romano clasificó al igual que la doctrina moderna a las
personas jurídicas en personas jurídicas de derecho pú blico y de
derecho privado. Entre las personas jurídicas de derecho
pú blico tenemos al Estado, los Municipios y las Ciudades. Las personas
de derecho privado son: las Corporaciones y las Fundaciones.
Las Corporaciones son un conjunto de personas que se reú nen para
realizar fines comunes de utilidad general persiguiendo la obtenció n
de lucro. Las corporaciones estaban constituidas por directores y
administradores, miembros asociados , un síndico o representante
legal y una caja comú n.

Las Fundaciones son asociaciones de personas ajena a la obtenció n de


lucro y que persiguen un objetivo asistencial, piadoso, hospitalario, de
allí la denominació n de fundaciones piae causa . Este tipo de asociació n
se desarrolla, fundamentalmente, en el imperio cristiano.

En el derecho romano, los elementos esenciales de una sociedad eran


el consentimiento de las partes, el aporte de los socios, el fin
econó mico lícito comú n, y la affectio societatis (relació n de fraternidad
entre los socios).

Las sociedades se clasificaban segú n la extensió n de los aportes de los


socios y de acuerdo a la naturaleza de tales aportes. Tenían reglas
establecidas en clá usulas para el reparto de ganancias, si no habían
reglas se distribuían por partes iguales entre los socios. Las
obligaciones fundamentales de los socios consisten en realizar el
aporte prometido y gestionar los negocios.

3
También tenían establecidos las causa de extinció n de la sociedad ( el
cumplimiento del término, la pérdida del patrimonio social, el mutuo
disentimiento, la renuncia de uno de los socios).

En el derecho moderno las personas jurídicas se definen como


colectividades de personas o bienes, jurídicamente organizadas y
elevadas por la ley a la condició n de sujetos de derecho. La ley les
imprime esa personalidad a través de ciertas formalidades prescritas
por la ley misma.

Esclavos y Libres.
La esclavitud es la condició n de las personas que está n bajo la
propiedad de un amo. En vigor en todos los pueblos antiguos, fue en
ellos considerada esta institució n como de derecho de gentes. Era un
elemento esencial de las sociedades antiguas, y se ve con sorpresa que
los má s grandes filó sofos aceptasen este principio como necesario y
natural.

No hay duda de que ciertos espíritus mas clarividentes reconocen, que,


por naturaleza, todos los hombres son iguales y libres, y tal verdad ha
tenido su expresió n en varios textos de los jurisconsulto romanos. Peri
aunque el cristianismo la haya proclamado con entereza, apenas ha
salido del dominio de la teoría. La institució n había penetrado arto
profundamente en las costumbres, para que fuese posible su
desaparició n. Salvo las medidas legales que desde el primer siglo del
Imperio protegen al esclavo contra los excesos de poder del señ or, y
salvo una notable disminució n de la causas de servidumbre, como
también una facilidad mayor acordada por Justiniano para las
manumisiones, la esclavitud florece bajo este príncipe como en los
primeros siglos de Roma.

En Roma la persona física tenía que tener tres estatus: Status libertatis,
status civitatis y status familiae. En este capítulo abordaremos los
concerniente al primer estatus mencionado.

4
En Roma los hombres se dividían en libres y esclavos. Só lo los libres
tenían capacidad jurídica. El esclavo era la persona la que la norma
positiva privaba una situació n de libertad. Só lo se terminaba cuando se
declaraba una institució n de libertad.

La esclavitud ocupa un papel muy relevante en la historia política,


econó mica y social de Roma. La condició n y la consideració n del
esclavo variaron mucho a lo largo del tiempo. En época primitiva la
posició n del esclavo en la casa roma era igual a la de cualquier
sometido al pater familia.12

La esclavitud adquirió mucha importancia tras conquistas militares de


un tiempo de la repú blica. Se produjo una gran cantidad de prisioneros
convertidos en esclavos a Roma. Esos esclavos fueron utilizados como
mano de obrar para el cultivo de los latifundios. Al aumentar el nú mero
de esclavos, va empeorando su situació n y se convierte en mero
instrumento de trabajo. Eso da lugar alas grandes sublevaciones de
esclavos y que se produce en el ú ltimo siglo de la repú blica. La má s
famosa de ella llegó a poner en peligro la estabilidad del Estado
romano.
Nos estamos refiriendo a la gran sublevació n de esclavos liderado por
Espartaco. Segú n Luis Guzmá n Palomino Espartaco logró liderar a 120
000 hombres.
En esa misma época comienza una corriente humanitaria para mejorar
la situació n de los esclavos. Se adoptan medida legislativas que limitan
las facultades del dueñ o sobre el esclavo entre ellas la que prohíbe
arrojar al esclavo a las fieras sin la autorizació n del magistrado; privar
al dueñ o de la propiedad del esclavo cuando lo abandona por viejo o
enfermo.
La situación de los esclavos.
El esclavo no es una persona: es un cosa (res). Su condició n personal es
lamentable. La esclavitud es la negació n de la personalidad. El esclavo
en el origen (homo, servus, mancipium) no es una persona, no tiene
familia: su unió n (contubernium) es un puro hecho, no
un matrimonio (matrimonium); no tiene patrimonio; no puede
12
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

4
comparecer en justicia. Siendo una "res, puede ser objeto de propiedad
exclusiva o colectiva. Pertenece a una persona que ejerce sobre él la
"Dominica potesta".

Causas de la esclavitud.
a) Nacimiento: Nacía esclavo el hijo de madre esclava aunque hubiera
sido concebido por un hombre libre. En un primer momento se atendía
a la condició n de la madre en el momento del parto pero el derecho
clá sico estableció que el hijo sería libre si la madre fue libre durante
algú n momento de la gestació n.

b) Cautividad de guerra: Es la má s importante. Los prisioneros de


guerra pasaba a ser propiedad el Estado romano y éste o bien los
dedicaba a servicios pú blicos o los vendía a particulares. El prisionero
romano no es legalmente un esclavo aunque se le designe con ese
nombre y su situació n era semejante a la esclavitud. Si fuera un esclavo
perdía la totalidad de sus derechos y personalidad. Para evitar esto se
crearon dos medios:

1. Ius post liminii. El prisionero romano que fuera liberado o


consiguiera escapar del enemigo readquiría la libertad y se integraba
en la situació n anterior como si nunca hubiera esclavo. La cautividad
só lo producía la extinció n de las situaciones jurídicas de derecho como
el matrimonio y la posesió n. Las demá s relaciones como la patria
potestad se mantenían en suspenso. Si el prisionero romano moría
en poder del enemigo, la suspensió n temporal del derecho se
convertiría en pérdida definitiva de tal forma que se consideraba
que la muerte se producía en situació n de esclavitud provocando
muchas consecuencias con respecto a la sucesió n hereditaria.

2. Fictis legis crneliae. Se considera que en el momento de caer


prisionero murió siguiendo siendo libre y no que haya muerto bajo el
mando del enemigo.

c) Condena penal: Las personas que eran condenadas apenas graves


se convertiría en esclavos como las que trabajaban las minas o a
los juegos de gladiadores.

4
d) Sustraerse al censo.

e) Infrequens: Era la persona que no acudía para prestar


el servicio militar.

f) Hombre libre mayor de 21 añ os que se hacía vender como esclavo


puesto de acuerdo con un tercero para dividirse después el precio.

g) Mujer libre que tuviese relaciones sexuales con un esclavo a pesar


de la tercera negativa del dueñ o.

h) Fur manifestar: Persona que realiza un robo.

i) Ingratitud del esclavo liberado con respecto a su dueño.

j) Noxae deditio: Entre del autor de un delito a la víctima por parte


quien tiene potestad.

Clases de esclavos.
En el hecho, existen numerosas variedades de esclavos. Los unos
empleados en los trabajos de los campos, los otros dedicados a las
profesiones manuales, al comercio, a la industria, o al estudio de las
artes liberales.

El esclavo ordinario ejerce una cierta autoridad sobre otros esclavos


bajos sus ó rdenes, pero estas diferencias dependen de la voluntad del
amo, quien con una simple señ a puede cambiar si condició n.

En el derecho, hay también variedades muy numerosas de esclavos


"sine domino", o sea que no tiene amo, incapaces de figurar en un acto
jurídico y sin ninguna esperanza de ser libertados. Es el ú ltimo grado
de esclavitud.

Los esclavos que se encuentran en un condició n mediana, es decir, los


que tienen un amo que les sirve de personalidad para figurar en los
actos jurídicos pueden salir de la esclavitud por la liberació n, otras,
pertenecen a una clase má s favorecida: los esclavos pú blicos,

4
dedicados a empleos de un orden elevado: como la conservació n de los
caminos, la guardia en las prisiones, la recaudació n de los impuestos .
Estos esclavos pueden poseer un peculio y disponer de la mitad de sus
bienes por testamento.

Los esclavos libres por destinació n (statu liberi). Ejemplo: Flavio hace
un testamento por el cual libera a un esclavo bajo la condició n que
levante, a su muerte, un mausoleo. Producido como haya puesto la
ú ltima piedra del mausoleo quedara libre. Hasta el momento hay una
esperanza de libertad que constituye un espacio de derecho.

Modos de extinción de la esclavitud: La Manumissio


La manumissio es el acto por el que el dueñ o concede la liberta del
esclavo; es una declaració n de voluntad otorgada a entregar la libertad
y la ciudadanía. Existían distintos tipos:

Manumissio vindicta: Consiste en un proceso fingido, celebrado


conforme al ritual de la in iure cesio, sobre la condició n de libertad. Se
actú a ante el magistrado (pretor, có nsul, gobernador) por
comparecencia del dominus y de un tercero. El tercero, previamente
convenido con el dominus interviene en lugar del servus, tocá ndole
con una varita y afirmando solemnemente que es un hombre libre. Tal
afirmació n no es contradicha por el dominus, y el magistrado confirma
la declaració n.13

Manumissio censu: consiste en la inscripció n del esclavo, con el


consentimiento del dueñ o, en la lista del censo de los ciudadanos. Tal
forma de manumisió n desapareció hacia los ú ltimos tiempos de la
Repú blica.

Manumissio testamento: Es una declaració n de libertad hecha por


el dominus en testamento, bien de modo directo o indirectamente. La
primera se ordena con palabras imperativas y otorga la libertad tan
pronto como la herencia es aceptad por cualquier heredero. La
segunda implica un simple ruego del testador a cualquier beneficiado

13
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

4
por la herencia de conceder la libertad a un esclavo determinado. La
persona a quien se le dirige el ruego (heredero, legatario,
fideicomisario) viene obligadamente a la manumisió n del esclavo, y
hecha que sea esta, se convierte en liberto suyo.

Por concesión del Estado


Durante la repú blica se declararon libres a esclavos que habían tenido
una conducta ejemplar denunciando la comisió n de delitos y durante la
época imperial se dictaron normas por las que se concedía la libertad
en determinados casos. Destaca el caso del esclavo que era vendido con
la condició n de que el comprado lo manumitiese cuando hubiera
pasado un cierto tiempo.14

Se establecieron limitaciones a la libertad de manumitir. El emperador


Augusto por razones políticas, morales y raciales adoptó medidas
legislativas que limitaron las manumisiones y lo hizo a través de
dos leyes fundamentales:

a) Lex furia naninia (2 a.C.). Estableció límites cuantitativos a las


manumisiones hechas por testamento:
- El que tenía 3 esclavos podía manumitir 2.

- De 4 a 10 esclavos manumitía la mitad.

- De 11 a 30 esclavos manumitía un tercio.

- De 31 a 100 esclavos manumitía un quinto.

Como tope má ximo se podía manumitir 100 esclavos.

b) Lex aelia senti (4 a.C.). Establecía que:


- El manumitente tenía que ser mayor de 20 añ os y el esclavo
manumitido no podía menor de de 30 añ os.

- Declaraba nulas manumisiones realizadas en fraude de acreedores.

14
ÁLVAREZ SUÁREZ, URSICINO, curso de derecho romano, Madrid, revista de derecho privado,
1955.

4
- Los esclavos manumitidos que hubieran sufrido penas infamantes no
se convertían en ciudadanos sino que integraban una categoría de
libres que eran peregrini dediticii.

Las personas libres.


Toda persona que no sea esclava es libre. Pero hay diferencias muy
importantes en la condició n de las personas libres. Podemos
subdividirlas en ciudadanos y no ciudadanos, en Ingenuos y libertos.

Los ciudadanos.
La distinció n de ciudadanos y no ciudadanos es de suma importancia
en época en que el derecho de ciudadanía confería a sus titulares el
acceso a las instituciones del derecho civil. Pero con el correr del
tiempo, circunstancias de toda índole (políticas, econó micas, sociales,
etc.), le hicieron perder paulatinamente su interés, hasta que,
finalmente en Edicto de Antonio Caracalla, sancionado en el añ o 212
d.J.C., hizo desaparecer definitivamente esta distinció n al conceder a
todos los habitantes del Imperio la ciudadanía romana.

El ciudadano romano que no haya sido incapacitado por alguna causa


particular, goza de todas las prerrogativas que constituyen el jus
civitatis; es decir; participa de todas las instituciones del derecho civil
romano, pú blico y privado.

Entre las ventajas que resultan, las que caracterizan la condició n de


ciudadano en el orden privado son: el connubium y el commercium .

a) El connubium, es decir, la aptitud para contraer matrimonio de


derecho civil, llamado justa nuptia, la ú nica que produce entre el padre
y los hijos el poder paternal y la agnació n.

b) El commercium, que es el derecho para adquirir y transmitir la


propiedad, valiéndose de los medios establecidos por el derecho civil,
tal como la mancipatio. Por vía de consecuencia,
el commercium permite al ciudadano tener el testamenti factio, es
decir el derecho de transmitir su sucesió n por testamento, y ser
instituido heredero.

4
A estas esenciales ventajas en derecho privado, el ciudadano unía en el
orden político:

a) El jus suffragii, derecho a votar en los comicios para hacer la ley y


proceder a la elecció n de magistrados.

b) Los jus honorum, o derecho para ejercer funciones pú blicas o


religiosas. En fin, otros ciertos privilegios estaban también unidos a la
cualidad del ciudadano. Citaremos especialmente la provocatio ad
populum, que es el derecho a no sufrir una pena capital pronunciada
por algú n magistrado que no sea un dictador y que la sentencia haya
sido aprobada por la comotiatis maximus, es decir, los comicios por
centurias.

Adquisición de la ciudadanía.
La ciudadanía se adquiere por nacimiento, disposició n de las ley y
concesió n del poder pú blico.

a) Nace ciudadano el procreado por un ciudadano romano en justas


nupcias, esto es, en matrimonio con ciudadana romana, o con mujer
latina o peregrina que tiene el conubium. Se atiende aquí a la condició n
del padre en el momento de la concepció n.

El hijo nacido de personas no unidas en justas nupcias, sigue la


condició n de la madre en el momento del parto. Una lex Minicia cambió
este régimen, al disponer que el hijo de un extranjero o de un latino
siguiese la condició n del padre. Por un senadoconsulto de Adriano se
modificó , a su vez la prescripció n de dicha ley, en términos de
considerar ciudadano al nacido de un latino y de una ciudadana
romana.

b) Por concepto legal se adquiría, en determinados casos, la condició n


de ciudadano. Acostumbrá ndose citar por ejemplo una disposició n de
la ley Acilia repetundarum (123 ó 122 a.c), en virtud de la cual se
concedía la ciudadanía al provincial que hubiese salido victorioso en
un proceso de concusió n contra un magistrado romano.

4
c) La ciudadanía se otorgó también por el poder pú blico, esto es, por el
pueblo o sus delegados, durante la Repú blica, y por los emperadores,
después. La concesió n se hacía tanto a personas singulares, cuanto a
los habitantes de un ciudad o de una regió n entera. Circunstancias de
varia índole determinaron que unas veces la ciudadanía fuese
completa, mientras otras venía limitada a algunos de sus elementos
constitutivos. Así por ejemplo, hay ciudades que no participan del
derecho de voto (civitatis sine sufragio).15

Tras la guerra social del siglo I a.c. , la ciudadanía se extendió a


toda Italia. Má s tarde, en el 212 d.c., la constitutio Antoniniana, de
Caracalla, declaro ciudadanos a todos los habitantes del orbe romano.

Pérdida de la ciudadanía.
El ciudadano romano perdía el derecho de ciudadanía:
1.- Por todas las causas de reducció n a esclavitud, pues la perdida de la
libertad arrastra la pérdida de la ciudadanía.
2.- Por el efecto de ciertas condenas como la interdicció n del agua y del
fuego y la deportació n.

Y en fin, dicationes, cuando abandona por su voluntad la patria para


hacerse ciudadano de otra ciudad extranjera.

Los no ciudadanos.
Los nos ciudadanos carecen del derecho de ciudadanía. Su rango, en el
orden jurídico-social, no es uniforme. Así, pueden distinguirse dos
categorías: los peregrinos, que se hallan privados en forma absoluta
(salvo en concesiones especiales) del ejercicio de los derechos civiles, y
los latinos, a quienes se conceden algunas prerrogativas del jus
civitatis. Los latinos se subdividen en: veteres, coloniarii y junianos.

Los no ciudadanos o extranjeros, en un principio, está n privados de las


ventajas que confiere el derecho de ciudad romana y só lo participan de
las instituciones derivadas del jus gentium. En la lengua primitiva se
les designa con el nombre con de hostis; al enemigo se le
llama perduellis; pero, afortunadamente, el lenguaje se modifica; hostis
15
ÁLVAREZ SUÁREZ, URSICINO, curso de derecho romano, Madrid, revista de derecho privado,
1955.

4
significa el enemigo; y los extranjeros que no tienen el derecho de
ciudadanía y con los cuales Roma no está en guerra, se califican
de peregrini. Sin embargo su condició n no es uniforme. Así y todo, los
hay má s favorecidos que ocupan un rango intermedió entre los
ciudadanos y el comú n de los peregrinos: éstos son latinos. Pero hay
que distinguir los peregrini propiamente dichos y los latini.
Los peregrinos son los habitantes de los países que han hecho tratados
de alianza con Roma, o que se han sometido má s tarde a la dominació n
romana reduciéndose al estado de provinvia. Había gran nú mero de
peregrinos que llegaban y fijaban su residencia en Roma; si afluencia
hizo necesaria la creació n del practor peregrinus.

Ingenuos y
Libertinos. Ingenuos
Ingenuo es aquel que es libre desde que nació , haya sido procreado por
el matrimonio de dos ingenuos o de dos libertinos, o bien de un
libertino y otro ingenuo: y aunque nazca de madre libre y padre
esclavo, será sin embargo ingenuo, del mismo modo que el que nace de
madre libre y padre incierto; pues ha sido habido del vulgo.

Basta que la madre haya sido libre al tiempo del nacimiento aun
cuando en el de la concepció n fuere esclava; y por el contrario, si en el
de esta fue libre y después pariere siendo esclava, no obstante será
libre el que naciere pues la calamidad de la madre no debe perjudicar
al que está en el vientre.

De ahí se han preguntado si manumitida una sierva preñ ada y después


reducida otra vez a la esclavitud pariere, será el parto libre o siervo; y
Marciano dice ser libre: pues basta a aquel que está en el ú tero haber
tenido la madre libre durante el tiempo intermedio para que él lo sea,
lo que es verdadero.

Habiendo uno nacido ingenuo no le perjudica el haber estado en


servidumbre y haber después manumitido; pues está mandado muchas
veces que la manumisió n no dañ a la ingenuidad.

4
Libertinos.
Los libertos o libertinos eran esclavos liberados. Muchos de ellos
seguían ligados a sus antiguos dueñ os pero ahora en una relació n
llamada o denominada de “clientes”, es decir, una especie de
dependencia “simbó lica”.

Cada mañ ana, los libertos o libertinos estaban obligados a ir a casa de


su “patró n” a rendirle homenaje como expresió n de agradecimiento,
respeto y fidelidad. Si no lo hacen serían considerados “ingratos” y por
lo tanto eran despreciados por su comunidad.

Algunos seguían ocupándose de los asuntos del que había su amo pero con
la diferencia de que ahora tenían más dignidad y percibían un sueldo a
cambio. Un liberto podía ganar dinero, casarse, formar un patrimonio y
heredar bienes a sus hijos. Casi todos los libertos se dedicaban al comercio
y había muchos artesanos, tenderos o negociantes. No era extraño que un
liberto hiciera fortuna pero eso le traía el odio de la mayoría de los hombres
nacidos libres porque estos consideraban injusto que alguien que había sido
esclavo tuviera más riqueza que ellos y como consecuencia de este
sentimiento, no tenían un lugar definido en la sociedad; podían ser muy
ricos pero despreciados por su condición de libertos.

Adquirían tal carácter quienes dejaban de ser esclavos mediante las formas
establecidas, denominadas manumisiones, que podían ser solemnes o,
privados o menos solemnes.

Modos Solemnes. Por modos solemnes de manumisió n tenemos el


censo, la vindicta y el testamento.

Censo. El esclavo adquiría la libertad por el censo cuando, con la


autorizació n de su amo, se inscribía como libre en los registros del
censo. Dicho modo só lo podía tener lugar cada cinco (5) añ os, aunque
su prá ctica desapareció má s tarde al ser suprimido por el Emperador
Vespaciano.16

16
ÁLVAREZ SUÁREZ, URSICINO, curso de derecho romano, Madrid, revista de derecho privado,
1955.

5
Vindicta. La vindicta implicaba un proceso ficticio tendiente a
reivindicar la libertad. Para ello ante el magistrado comparecían el
esclavo, el dueñ o y el assertor libertatis, quien provisto de una varita
(vindicta), con la que tocaba al primero, hacía la afirmació n de que ese
esclavo era libre, sin que el amo contradijera ese aserto; y el supuesto
juicio concluía con el reconocimiento de la condició n libre del esclavo
por parte del magistrado, ante el cual su comparecencia ú nicamente
había sido como objeto materia del fingido litigio.

Testamento. La liberació n testamentaria tuvo dos (2) formas: La


directamente hecha por el amo a través de clá usula de su testamento; y
aquella que se producía por legado per damnationem, cuando en el
testamento el dueñ o imponía al heredero la obligació n de manumitir al
esclavo indicado, o cuando, a través de fideicomiso, el amo rogaba al
heredero dar la libertad al esclavo, caso en el cual incumbía a ese
heredero ejecutar el acto jurídico de la manumisió n.

Modos privados. El derecho pretorio aceptó , por su parte, los llamados


modos privados de manumitir, menos solemnes, que durante gran
tiempo no convertían en romanos a los beneficiados; pero que
Justiniano, segú n se afirma, asimiló a los modos pú blicos. Fueron esos
modos privados los conocidos con las expresiones per epistolam,
consistente en carta dirigida por el dueñ o al esclavo para comunicarle
la libertad; inter amicos, que consistía en declaració n que en reunió n
de amigos hacía el amo de otorgar la libertad al esclavo; per mensam,
en cuya virtud el amo invitaba al esclavo a compartir la mesa; e in
sacro sanctis eclesiis, que radicaba en la declaració n de libertad del
esclavo hecha por el amo ante los fieles de la iglesia. Todos esos modos,
para ser vá lidos, requerían de la presencia de cinco testigos.
Condición de los Manumitidos.
Manumisió n de esclavos, en la antigua Roma, es el nombre que recibía
el proceso de liberar a un esclavo, tras lo cual se convertía en
un liberto. La manumisió n fue una prá ctica comú n en Roma y sus
dominios a lo largo de su historia. Un esclavo, por afecto, favores
prestados, méritos, cualidades personales, buena voluntad del
propietario, podía convertirse en liberto e incluso ser aceptado e
incorporado a la alta sociedad romana, como es caso de algunos

5
libertos imperiales, que por el sistema de promoció n social, así como
por su excepcional riqueza o experiencia, alcanzaron la cima de la
escala social llegando a desempeñ ar cargos políticos gracias al apoyo
de la aristocracia romana. Pero lo má s habitual era que se les siguiera
viendo como siervos, no permitiéndoles olvidar su pasado, y la mayor
parte de los libertos simplemente subieron un peldañ o en la
estratificació n social romana, pasando a formar parte de la plebe y con
ello la necesidad de ganarse la vida con su trabajo, por lo que muchos
de ellos siguieron trabajando para sus anteriores propietarios, ahora
patronos.

En Roma existían dos formas de otorgar la manumisió n: una solemne,


por la cual el esclavo manumitido pasaba a ser considerado libre y con
calidad de ciudadano romano, y la segunda, no solemne, en la que el
esclavo era liberado, pero no se le otorgaba la ciudadanía romana sino
que quedaba en condició n de ciudadano latino (latini iuniani), esto
obligaba al liberado latino a traspasar todos sus bienes a su antiguo
dueñ o al momento de su muerte.

Personas “Alieni Juris” y “Sui Juris”.


Las personas consideradas en la familia se dividen en dos clases segú n
sean alieni iuis o sui iris. Se llaman alieni iuris las personas sometidas a
la autoridad de otro.

Las personas libres de toda autoridad, dependiendo de ellas mismas se


llaman sui iuris.

Personas alieni iuris La familia está organizada en Roma sobre la base


del patriarcado; el papel del paterfamilias era el principal y de ahí que
la madre ocupara un lugar completamente secundario. La familia se
desarrollaba exclusivamente por vía de los varones, la mujer al casarse
salía de su familia civil para pasar a formar parte de la familia del
marido.

Son las personas sometidas a la autoridad de otro. Por tanto, en el


derecho clá sico hay cuatro potestades:
1ro. La potestad del amo sobre el esclavo;

5
2do. La patria potestad;

3ro. La manus, potestad del marido y a veces de un tercero, sobre la


mujer casada; y

4to. El mancipium, potestad especial de un hombre libre sobre


una persona libre. Bajo Justiniano, la manus y el mancipium cayeron en
desuso.

Las personas “Sui Juris”.


Las sui iuris no está n sometidas a ninguna de las cuatro potestades
precedentemente estudiadas , y no dependen má s de ellas mismas. Se
dividen en capaces que pueden cumplir por si solas los actos jurídicos,
e incapaces, para las cuales el derecho tiene organizada una
protecció n, dá ndoles bien un tutor o un curador.

Son las personas libres de toda potestad y que só lo dependen de sí


mismas. El hombre sui juris es llamado paterfamilias o jefe de familia.
Este título implica el derecho de tener un patrimonio, y de ejercer,
sobre otro, las cuatro clases de potestad. El ciudadano sui juris lo
disfruta, sea cual sea su edad, y aunque no tenga de hecho persona
alguna bajo su potestad. La mujer llamada sui juris es llamada también
materfamilias, esté o no casada, siempre que sea de costumbres
honestas. Puede tener patrimonio y ejercer la potestad del amo sobre
los esclavos; pero la autoridad paternal, la manus y el mancipium só lo
pertenecen a los hombres.17

Fuentes de la Potestad Paterna.


La principal fuente de la potestad paterna son las "iustae nuptiae" (el
matrimonio legítimo), pero cuando de ellas no nacen varones que
perpetú en la descendencia, el antiguo derecho civil permitía la
adrogació n y después vinieron la adopció n y la legitimació n.

17
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

5
a) La Filiación.
Es el lazo natural que relaciona a un infante con sus autores, produce
efectos segú n la naturaleza de la unió n de donde resulta. La filiació n
má s plena es la que emana de las "iustae nuptiae" y que vale para los
hijos la calificació n de "liberi iusti" (hijos legítimos). La filiació n para
producir efectos, debe ser legalmente cierta; esta certidumbre existe
siempre con respecto a la madre, porque el parto es un hecho fá cil de
constatar. La paternidad es naturalmente incierta, pero el matrimonio
la suministra y éste es su gran fin social.

Para saber si la mujer ha podido concebir durante el matrimonio, se


determinaron los límites extremos de la duració n del embarazo; el
límite menor del embarazo será de ciento ochenta días y el mayor de
trescientos; el hijo será "iustus" si nace después de ciento ochenta días,
contados desde la celebració n del matrimonio, o dentro de los
trescientos días siguientes a la disolució n de las "iustae nuptiae" (del
matrimonio legítimo).

Los principales efectos de la filiació n legítima son:


1) da lugar a la asignació n o parentesco civil;

2) crea una obligació n reciproca de darse alimentos y para el hijo


comprende ademá s el beneficio de la educació n;

3) el infante debe respeto a sus ascendientes;

4) el padre comunica a sus hijos su calidad de ciudadano romano y su


condició n social.

Condiciones de validez del matrimonio.


Cuatro condiciones son necesarias para que el matrimonio sea vá lido:
1) La pubertad de los esposos; 2) Su consentimiento; 3) El
consentimiento del jefe de familia; 4) El connubium.

1) La pubertad es la edad en que las facultades físicas del hombre y de


la mujer está n suficientemente desarrollados para permitirles realizar
el principal objeto del matrimonio: tener hijos que perpetú en la

5
familia. Desde el principio, la pubertad se fijó a los doce añ os para las
hijas; en cuanto a los hijos, solo se les reconocía pú beres en la edad que
el padre de familia encontraba en ellos, por el examen de su cuerpo, las
señ ales de la pubertad.

2) Su consentimiento de los esposos. Las personas que se casan deben


consentir en ello libremente. Es probable que durante mucho tiempo lo
severo de la autoridad paterna permitió al jefe de familia obligar a sus
hijos al matrimonio; pero ciertamente, bajo el Imperio ya no les
pertenece este derecho.

3) El consentimiento del jefe de familia. Si los que se casan son sui


juris, no tienen necesidad del consentimiento de nadie. Pero los hijos
bajo potestad deben obtener el consentimiento del jefe de familia.

4) El connubium. Es la aptitud legal para contraer las justa Nuptia. Lo


primero que se necesita para disfrutarla es ser ciudadano romano. Por
lo tanto, en el derecho antiguo estaban privados del connubium los
esclavos, los latinos, salvo los latini veteres, y los peregrinos, excepto
concesiones especiales. Bajo Justiniano, y con la extensió n del derecho
de ciudadanía, los ú nicos que no tuvieron el connubium fueron los
esclavos y los barbaros.

El concubinato.
Los Romanos dan el nombre de concubinatus a una unió n de orden
inferior, pero duradera, y que así se diferenciaba de las relaciones
pasajeras consideradas como ilícitas.

Precisamente la estabilidad del concubinato fue la característica que lo


distinguió de otras relaciones esporá dicas y pasajeras, consideradas
ilícitas. El concubinato fue muy frecuente en la época imperial, y
constituía uno unió n de hecho perfectamente lícita.

La causa de su difusió n parece encontrarse en la recordada legislació n


matrimonial de Augusto que prohibía el matrimonio con personas de
rango social inferior: así un senador, al no poder
contraer matrimonio con una liberta o con mujer de dudosa

5
reputació n, acudía al concubinato y tomaba una concubina; en la
misma situació n se encontraban los soldados, quienes desde Augusto
no podían contraer matrimonio hasta que hubiesen finalizado el
servicio militar, y dado que su duració n era muy dilatada, resultaba
inevitable que recurriesen al concubinato. Esta injusta prohibició n
auspiciada por Augusto, fue derogada doscientos añ os má s tarde por
Septimio Severo.

Los emperadores cristianos, si bien por vía indirecta, buscaron la


manera de hacer desaparecer el concubinato, ofreciendo, por ejemplo,
a aquellas personas que vivían en concubinato y tenían hijos naturales,
legitimarlos, siempre que transformasen su unió n en matrimonio
legítimo; a pesar de ello, el concubinato subsistió como institució n
tolerada por la Iglesia. Es má s, el mismo Justiniano, mostrá ndose
favorable, conectó al concubinato determinados efectos, como
conceder a la concubina y a los hijos naturales un limitado derecho de
sucesió n intestada, convirtiéndolo así, desde el punto de vista social, en
una especie de matrimonio de orden inferior, que exigía en la prá ctica
los mismos requisitos que el matrimonio legítimo. El concubinato no
fue abolido hasta el siglo IX por una constitució n de Leó n el Filó sofo.18

18
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

5
CUESTIONARIO UNIDAD II

1.- Explique sobre las palabra persona.

2.- Definició n de persona.

3.- Explique que era necesario en Roma paran ser considerado


Persona física.

4.- Explique sobre las Personas Morales.

5.- Defina la esclavitud .

6.- En Roma la persona física tenía que tener tres estatus que son:

7.- En Roma los hombres se dividían en:

5
8.- Explique sobre la situació n de los esclavos.

9.- Explique sobre las Causas de la esclavitud.

10.- Explique sobre las Clases de esclavos.

11.- Explique sobre Modos de extinció n de la esclavitud.

12.- El emperador Augusto por razones políticas, morales y raciales


adoptó medidas legislativas que limitaron las manumisiones y lo hizo a
través de dos leyes fundamentales, cuales fueron:

13.- Explique sobre las Personas libres.

5
14.- Toda persona que no sea esclava es libre. Pero hay diferencias
muy importantes en la condició n de las personas libres. Como está n
dividida.

15.- Explique sobre los ciudadanos.

16.- Cuá les eran las ventajas que resultan de condició n de ciudadano
en el orden privado y explique.

17.- A estas esenciales ventajas en derecho privado, el ciudadano unía


en el orden político.

18.- Explique sobre la Adquisició n de la ciudadanía.

5
19.- Explique sobre la Pérdida de la ciudadanía.

20.- Explique sobre los no ciudadanos.

21.- Quienes eran los Ingenuos.

22.- Quienes eran los Libertos o Libertinos.

23.- Explique sobre el Modos Solemnes.

24.- Explique el modo de Censo.

25.- Explique sobre la Vindicta.

26.- Explique sobre el Testamento.

6
27.- Explique sobre Modos privados.

28.-Explique sobre la Condició n de los Manumitidos.

29.- Explique sobre las Personas “Alieni Juris” y “Sui Juris”.

30.-Explique sobre la Personas alieni iuris.

31.- Explique sobre Las personas “Sui Juris”.

32.- Explique sobre las Fuentes de la Potestad Paterna.

6
33.- Explique cuá les son las Condiciones de validez del matrimonio y
explique.

34.- Explique sobre el concubinato.

6
TEMA III: LA ADOPCION

La adopción o androgatio: su evolución. Forma de adrogación. La


Legitimación. Disolución de la autoridad paterna. Del Mancipium. La Tutela.
El tutor. Clases de tutela. La Curatela. Clases de Curatelas. Reglas comunes a
las diferentes curatelas. La Capitis Deminutio. Las personas morales. Su
reconocimiento.

La adopción. Su evolución ("Adrogatio").


La adopció n es una intitucion de derecho civil, por la que se establecen
entre dos personas relaciones aná logas a las que crean la justa nuptia,
entre el hijo y el jefe de familia. De esta manera hace caer bajo la
autoridad paterna e introduce en la familia civil a personas que no
tienen, generalmente, ningú n lazo de parentesco natural con el jefe.19

La adopció n solo tiene toda su importancia en una sociedad


aristocrá tica, donde la voluntad del jefe influye sobre la compasió n de
la familia, tal como en la sociedad romana. Proporciona el medio de
asegurar la perpetuidad de las familias en época en la que cada una
tenía su papel político en el Estado, y en que la extinció n del culto
domestico implicaba una especie de deshonor.

No pudiendo ser continuada má s que por los hijos varones nacidos ex


justis nuptiis, la familia civil estaba expuesta a una rá pida extinció n,
sea por la esterilidad de las uniones, se por la descendencia femenina,
y entonces la adopció n se imponía como una necesidad. Má s tarde se
modificó este cará cter con la constitució n primitiva de la familia, y bajo
Justiniano la adopció n perdió la mayor parte de su eficacia.

Hay dos clases de adopciones: 1) La adopció n de una persona sui juris,


que es la adrogació n, 2) La adopció n de una persona alieni juris, que es
la adopció n propiamente dicha.

La adopció n es un acto solemne y personalísimo, que hace caer a un


ciudadano romano bajo la potestad de otro ciudadano, estableciendo
entre ellos artificialmente las mismas relaciones civiles que hubieran
nacido de la procreació n "ex iustis nuptiis" (de matrimonio legítimo).
19
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

6
Formas de la Adrogación.
Existe la creencia de que la adrogació n es el género de adopció n má s
antiguo. Sus formas y caracteres primitivos permiten considerarla
como contemporá nea del origen mismo de Roma.

La adrogació n solo podía tener lugar después de una encuesta


practicada por los pontífices, a base de una decisió n de los comicios
por curias, populi auctoritate.

La adrogació n es designada así, porque el que adroga es rogado, es


decir, interrogado si quiere que la persona a la que va a adrogar sea
para él hijo segú n el derecho, y al que es adrogado, se le pregunta si
consiente que así se haga.

En la adrogació n se distinguen tres épocas. En la primera el colegio de


los pontífices debe estudiar el proyecto de la adrogació n. Después el
proyecto es aprobado por los comicios por curias, ante las cuales se
hacen tres preguntas o "rogationes": una al adrogante: ¿Quiere tener al
adrogado por "iustus filius"?. La segunda al adrogado: ¿Consiente en
que el adrogante adquiera sobre él la "patria potestas"?. La tercera
"rogatio" se hacía al pueblo para saber si consagraba la voluntad de las
partes.

En la segunda época los comicios por curias estaban representados por


treinta lictores y es evidente que só lo la voluntad de los pontífices fue
la que decidió .

En la tercera, la voluntad del príncipe termina por imponerse y


substituir a la de los pontífices, por potestad del Emperador.
Efectos de la Adrogació n. 20

El adrogado cae bajo la potestad del adrogante con el mismo título que
un descendiente nacido "ex iustis nuptiis" , también pasan a la nueva
familia sus descendientes y todos pierden los derechos de agnació n
inherentes a su antigua familia, tomando el nombre de la familia del
20
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

6
adrogante; los bienes del adrogado pasan a poder del adrogante,
posteriormente Justiniano dispuso que só lo tuviera el usufructo de
ellos, quedando la "nuda proprietas" para el adrogado. El adrogado
queda obligado a las cargas del municipio del adrogante. Si má s tarde
fuera emancipado, dejará de ser hijo del adrogante y ciudadano de
aquella ciudad.

La adopció n. Produce la extinció n de la "patria potestas" del padre


natural y la creació n de una nueva "potestas". En la adrogació n só lo se
crea la "patria potestas".

La Legitimación. Legitimatio.
Presupone una relació n natural de padre a hijo, que excluye la idea de
una potestad adquirida por efecto del nacimiento. Constituye para el
padre unas manera de obtener la potestad paterna sobre sus hijos que
han nacido "sui iuris". Es la legitimació n má s plena en sus efectos que
la adopció n, pues engendra en principio relaciones idénticas a aquellas
que resultan del nacimiento "ex iustis nuptiis". Implica la certidumbre
legal de la paternidad, por lo que no se extendía a los hijos vulgo
"quaesiti"-espú rios.

La legitimació n de los hijos habidos de una concubina pudo llevarse al


cabo mediante el matrimonio subsecuente. Justiniano reglamenta la
legitimació n, exigiendo tres condiciones:

1) que en el día de la concepció n no exista obstá culo legal para el


matrimonio;

2) que se redacte un "instrumentum dotale o nuptiale";

3) que los hijos la consientan. Cuando el matrimonio era imposible, el


padre podía dirigirse al emperador para que por rescripto legitimara a
sus hijos.

Disolución de la autoridad paterna.


La "patria potestas" se extingue por:
a) Acontecimientos Fortuitos.

6
1. La muerte del paterfamilias, en cuyo caso los que estaban sometidos
directamente se hará n "sui iuris". 2. la pérdida de la ciudadanía del
padre. 3. la reducció n a la esclavitud del padre. 4. la elevació n del hijo a
ciertas dignidades tanto religiosas como políticas. 5. La caída en
esclavitud del hijo. 6. la hija por caer "in manu"

b) Actos Solemnes. Los actos solemnes que ponen fin a la "patria


potestas" son la entrega en adopció n y la emancipació n. En el derecho
de Justiniano la adopció n hecha por un ascendiente es la ú nica que
extingue la potestad del padre.

La emancipació n no es necesariamente una ruina o un castigo para el


hijo, ya que en lugar de pasar a una nueva potestad se torna "sui iuris"
y puede tener patrimonio propio. Vista en sus procedimientos, la
emancipació n no es má s que una combinació n de manumisió n vindicta
y de la mancipació n. Es una aplicació n de los tres principios siguientes:
1) La potestad paterna da derecho para vender al hijo y someterlo al
"mancipium" de un tercero.

2) Cuando se trata de un hijo varó n en el primer grado, la potestad


paterna se rompe por tres mancipaciones sucesivas, con respecto a los
otros descendientes basta con una.

3) El "mancipium" se disuelve, como la "dominica potestas", por una


manumisió n vindicta.

En sus efectos el emancipado se vuelve " sui iuris", conservando sus


derechos anexos a la cognació n, aunque no los de la agnació n. El pretor
le conserva sus derechos de sucesió n con relació n al padre y a los
ascendientes paternos.21

Del Mancipium.
Fue otro de los poderes extrañ os a que pudieron estar sometidas las
personas físicas o naturales en Roma y se producía cuando un pá ter
optaba por dar en venta a uno cualquiera de los sometidos a su

21
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

6
potestad, con lo que el adquirente pasaba a ser titular de un poder muy
parecido al de la patria potestad.

La forma primitiva de la venta romana lo fue la mancipatio (de manus


y capere: tomar con la mano), institució n que consistía en un rito
solemne y sacramental que, en realidad, permitía realizar toda clase de
contratos, como los de adquisició n o transferencia del dominio.

Esa mancipatio también fue empleada para la venta de los hijos con la
consecuencial adquisició n por parte del comprador del poder del
mancipium, el cual no impedía que el hijo vendido siguiera siendo
jurídicamente libre, pero con la obligació n de trabajar para la persona
compradora.

El mancipium tuvo por sustento la organizació n plebeya de la familia


romana, dentro de la cual, como ya se ha manifestado, el pá ter era el
dueñ o absoluto de todos los bienes y de todas las personas que de él
dependían, a las cuales podía dar en venta, real o fingida.

La venta era real: 1) Cuando el pá ter daba en venta al hijo para la


obtenció n de un lucro, y 2) Cuando abandonaba noxalmente al hijo, lo
cual tenía lugar en aquellos eventos en que, siendo responsable de
actos de éste, se deshacía de esa responsabilidad entregá ndolo en
mancipium a la persona lesionada.

La venta era fingida cuando el hijo era dado en adopció n, o cuando se


practicaba la emancipació n. Por ú ltimo, cabe destacar que el
mancipium se diferenciaba de la esclavitud en que el sometido a ese
poder extrañ o conservaba la condició n de hombre libre, aunque estaba
obligado a trabajar para el comprador cuando el negocio era real.

La Tutela.
Por el só lo hecho de ser "sui iuris" no todas las personas son capaces,
algunas son incapaces bien por: 1) Falta de edad; 2) o por razó n
de sexo (las mujeres en el derecho antiguo estaban en tutela perpetua);
3) por locura; y 4) por pró digos. En los dos primeros casos se les asiste

6
de un tutor, en los dos ú ltimos se les nombra un curador, lo mismo que
al menor de veinticinco añ os.

Tutela es como la definió Servio, una autoridad y un poder que el


derecho civil da y confiere sobre un individuo libre, con el fin de
protegerlo en la impotencia en que se encuentra de hacerlo él mismo a
causa de su edad.
La tutela no es una fuerza y potestad, sino un derecho. Las potestades
familiares son cuatro: la "dominica potestas, patria potestas, manus y
mancipium".

El Tutor.
Son aquellos que tienen esta autoridad y este poder y su nombre
deriva de la naturaleza misma de su misió n: se les llama tutores, es
decir, protectores y defensores, del mismo modo que se llama sacristá n
al que guarda los templos.

La tutela generalmente es un oficio que corresponde a los varones, las


mujeres no pudieron ser nombradas; sin embargo, en el derecho
posterior, el emperador podía acceder a su solicitud.
Clases de Tutela.
a) Tutela Legítima. La ley llama a la tutela legítima en primer término
a los agnados y después a los gentiles.

1. Tutela Legítima de los Agnados. Las tutelas diferidas por la ley


está n fundadas sobre el llamamiento del tutor a la sucesió n legítima
del pupilo, puesto que la buena administració n de su patrimonio
interesa particularmente a las personas que algú n día pueden ser
llamadas a heredarle.

2. Tutela Legítima de los Gentiles. En ausencia de agnados, los


gentiles eran llamados a la sucesió n, de donde debería de serles
impuesta también la tutela.

Hay otras tutelas legítimas de menor importancia: a) la tutela


legítima del patrón y b) la tutela legítima del ascendiente
emancipador.

6
Tutela Testamentaria. En la ley de las Doce Tablas se permitió que los
padres nombrará n tutores para sus hijos impú beres en el testamento,
con tal que éstos estuvieran bajo su potestad, por tanto, nadie puede
nombrar tutor en su testamento si no para el que al morir tenía como
heredero de propio derecho, o le tendría si viviera. El tutor
testamentario debía ser señ alado nominativamente y en forma
imperativa y el heredero también podía ser nombrado tutor.22

Tutela Dativa. Tiene lugar cuando no hay tutor testamentario ni


legítimo o cuando hay necesidad de nombrar un tutor "certae causae".

Incapacidad y Excusas para el desempeño de la tutela.


En el derecho clá sico hay cinco categorías de personas incapaces:
1) los peregrinos;

2) los esclavos;

3) los impú beros, a menos que se trate de tutela legítima;

4) los sordos y los mudos;

5) las mujeres. Justiniano generaliza la incapacidad de los impú beros y


añ ade nuevas causas que afectaron a los menores de veinticinco añ os,
a los militares, a los obispos; permitió tutelar a la madre y a la abuela a
falta de tutor testamentario.

Son causas de excusa para el desempeño de la tutela: la enfermedad,


la extrema pobreza, el desempeñ o de un cargo pú blico, el nú mero de
hijos, por encontrarse en campañ a, por tener un proceso pendiente en
contra del pupilo, por analfabetismo, por estar ya desempeñ ando tres
tutelas o tres curatelas, por haber cumplido los setenta añ os.; así como
la enemistad manifiesta del nombrado tutor, con el padre de los
huérfanos.

22
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

6
La Curatela.
La curatela, como la tutela, es una carga pú blica establecida para
proteger a las personas que no pueden hacerlo por sí mismas, aunque
cuenten con la mayoría de edad; pero difiere de la tutela tanto por su
naturaleza cuanto por las personas a las cuales se aplica.
El tutor se da a la persona, el curador se da para los bienes; esto
significa que el curador está investido de los mismos poderes
de gestió n que el tutor, pero él no autoriza, la "auctoritatis interpositio"
está remplazada por un simple "consensus" que da a la persona en
curatela cuando figura en un acto jurídico. Este "consensus" no tiene
nada de solemne y puede ser dado antes, en o después del negocio, en
este ú ltimo caso vale como ratificació n. Por otra parte, a diferencia del
tutor, el curador se ocupa tanto de los bienes como de la persona física
del incapaz, por tanto, si éste se encuentra enfermo debe procurar los
medios para su restablecimiento.
Clases de Curatela.
La curatela pude ser legítima, cuando la ley la otorga al agnado má s
pró ximo y a falta de éste a los gentiles; o bien puede ser honoraria,
cuando el magistrado, a falta de curador legítimo, hace las
designaciones.
Por disposició n de las Doce Tablas, se da un curador a las personas
pú beras y "sui iuris" afectadas de locura o interdictas por prodigalidad.
Después esta curatela fue extendida a los sordos, mudos, "mente capti"
y a los enfermos graves. Comú nmente se da también curador a los
menores de veinticinco añ os y excepcionalmente a los pupilos.

Cuando los locos tenía un intervalo lú cido se consideraban como


plenamente capaces, no siendo así, son nulos sus actos sin distinguir si
hacen mejor o peor su condició n. Mientras el loco tiene intervalos
lú cidos, el curador conserva su título, pero pierde sus funciones, para
asumirlas en cuanto vuelva a manifestarse la locura.

a) Curatela de los Pupilos.


El impú bero en tutela puede por excepció n tener un curador en los
siguientes casos:

7
1) Cuando el tutor logra excusarse temporalmente da lugar al
nombramiento de un curador, que só lo administra; si hiciere falta
autorizar, entonces se procede a nombrar un tutor especial.

2) Cuando ha sido rechazada una excusa al tutor y éste apela al


magistrado superior, mientras se resuelve su apelació n se da un
curador al pupilo.
3) Cuando el tutor sostiene un proceso contra su pupilo.

4) Cuando un tutor es incapaz, aun siendo fiel, se le adjunta un curador.


b) Curatelas Especiales.
Fuera de los casos comunes, había curatelas especiales:
1) Como la que se da al impú bero que está en tutela, para ciertos actos
en los cuales el derecho antiguo le daba un tutor "praetorius" (cuando
había un proceso entre el tutor y el pupilo).

2) Como la del "alieni iuris" que tiene bienes adventicios cuya


administració n le ha sido quitada al padre.

3) También es una curatela especial la que se da por el magistrado al


simplemente concebido llamado a una sucesió n.

4) Finalmente las curatelas propuestas para la administració n de los


bienes de un cautivo, de una herencia yacente o de un deudor
insolvente.

Reglas comunes a las diferentes curatelas.


Los curadores deben cumplir iguales formalidades que los tutores.
1. Dar la satisdatio cuando los curadores eran legítimos.

2. El curador está obligado a rendir cuentas por la actio, dada la gestió n


de negocios, directa y contraria a su favor.

3. Las garantías concedidas al loco, al pró digo y al menor, eran casi las
mismas que las del pupilo, tenían efecto:

7
El privilegium exigendi. Constantino otorgó una hipoteca tá cita para
los menores.

La actio ex stipulatu, si el curador dio satisdatio.

La acció n subsidiaria, contra los magistrados encargados de exigir


fiadores solventes.

La in integrum restitutio, como ú ltimo recurso que se concede al


menor.

La Capitis Deminutio.
La capitis deminutio supone siempre una salida de la familia civil a la
que se pertenecía, sea por caer en esclavitud definitiva o perder la
ciudadanía romana, sea por cambiar de familia, sea por la
emancipació n, que libera de patria potestad. El cautiverio de guerra no
suponía una capitis deminutio definitiva, por la razó n de que el
prisionero podía recuperar su derecho por el regreso (posliminium).

Clases de capitis deminutio


Capitis deminutio máxima: La capitis deminutio má xima es cuando
alguien pierde a la vez la ciudadanía y la libertad, lo cual acaece con los
que no se empadronan en el censo, los cuales se manda que sean
vendidos, segú n las normas censuales, cuyo derecho hoy en día no está
en uso.
Capitis deminutio media: La capitis deminutio es media cuando se
pierde la ciudadanía, pero se conserva la libertad, lo cual acaece al que
sufre la interdicció n del agua y del fuego.
Capitis deminutio mínima: La capitis deminutio es mínima cuando se
conservan la ciudadanía y la libertad, pero varía el status del hombre:
lo cual sucede a quellos que son adoptados, así como a las que verifican
la coemptio, y con los que se dan en mancipio o son manumitidos del
mancipio: de tal manera que cuantas veces alguien es mancipado o
manumitido, tantas veces sufre capitis deminutio.23

23
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

7
Las personas morales.
La persona moral, llamada en derecho moderno persona jurídica, era
distinta de la persona física o natural. La personalidad existía en el ser
humano libre, por el hecho de serlo; la personalidad moral, o jurídica,
radicaba en ciertas entidades pú blicas o privadas, como el Estado, los
municipios, las corporaciones, etcétera, que si bien se hallaban
integradas por seres humanos y se manifestaban por medio de estos,
eran, como personas, distintas de aquellos seres humanos, y tenían un
patrimonio propio con el cual desarrollaban sus actividades. En los
textos se utiliza el término universitas para designar a la persona
moral.

Los romanos no desarrollaron una clasificació n para las personas


jurídicas. Sin embargo algunos tratadistas las reagrupan
conceptualmente en: a) universitas personarum como un grupo de
personas y b) universitas rerum para el caso en que un patrimonio es
determinado para un fin.

Dentro de las universitas personarum se encuentran:

a) El Estado o populus romanus dentro de los cuales está n los


municipiae y coloniae;

b) Las corporaciones o asociaciones las cuales estaban integradas por


tres personas como mínimo, con un fin lícito y una caja comú n o
patrimonio independiente del de sus miembros.

Como ejemplo típico de las universitas rerum está n:

a) Las fundaciones. Estos "patrimonios fundacionales" tuvieron a


partir de JUSTINIANO la capacidad para recibir por testamento, cobrar
créditos, entablar acciones judiciales, realizar permutas, etc.

Su reconocimiento.
En un principio la persona moral surgía con dicha calidad por la sola
voluntad de las personas físicas que entraban a formarla. Pero
habiéndose llegado a considerar peligrosa aquella libertad ilimitada, se

7
estableció que solo una ley, un senadoconsulto, o una constitució n
imperial, podían conferir personería jurídica a la respectiva entidad.

Por lo demá s, la persona moral era una persona real y verdadera con
todos los atributos de la personalidad civil. Solo que para ejercer esos
atributos necesitaba de la actividad de los seres humanos. Esa
actividad podía ser desarrollada por los esclavos pertenecientes a la
persona moral, considerados no como persona, que no lo eran, sino
como instrumentos de gestió n econó mica. O bien podía confiarse la
administració n del patrimonio a una persona física, que obraba a
manera de ó rgano de la persona moral y que se designaba con el
nom¬bre de actor, syndicus o magister.24

24
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

7
CUESTIONARIO UNIDAD III

1.- Explique sobre la adopció n. Su evolució n.

2.- Explique sobre las Formas de la Adrogació n.

3.- Explique sobre la Legitimació n. Legitimatio.

4.- Explique sobre la Disolució n de la autoridad paterna.

5.- Explique sobre Del Mancipium.

6.- Explique sobre la Tutela.

7
7.- Explique sobre el Tutor.

8.- Explique sobre las Clases de Tutela.

9.- Explique sobre la Incapacidad y Excusas para el desempeñ o de la


tutela.

10.- Explique sobre las causas de excusa para el desempeñ o de la


tutela.

11.- Explique sobre la Curatela.

12.- Explique sobre las Clases de Curatela.

7
13.- Explique sobre las Reglas comunes a las diferentes curatelas.

14.- Explique sobre La Capitis Deminutio.

15.- Clases de capitis deminutio y explique.

16.- Explique sobre Las personas morales.

17.- Explique sobre su reconocimiento.

7
TEMA IV: LAS COSAS

Las Cosas: Clasificación. Res extra Comercium. Res incomercium. Res


mancipi y Res nec macipi. Cosas corporales e incomporales. Cosas muebles e
inmuebles. Cosas Consumibles y no consumibles. Cosas fungibles y no
fungibles. Cosas divisibles e indivisibles. Cosas simples y Compuestas. Cosas
Principales y accesorias. Cosas fructíferas y no fructíferas. Hechos y Negocios
Jurídicos. Hechos no voluntarios y hechos voluntarios o actos Jurídicos.
Forma. Clases negocio jurídico: Unilaterales y bilaterales. Negocios formales
o Solemnes y no formales o no solemnes. Negocio oneroso y gratuito.
Negocios causales y abstratos. Negocio Morti causa e inter vivos. Forma
interna y externa del acto jurídico. Clases de formas. Elementos del Negocio
Jurídico. Interpretación. Invalidez, Conversión y Convalidación. Extinción de
los Derechos nacidos del Negocio Jurídico. Modo de extinción de las
obligaciones.

Las Cosas.
El patrimonio es el conjunto de bienes y derechos susceptibles de
valoració n econó mica que pertenecían al paterfamilias.

El vocablo cosa (Res), de diversos significados en el lenguaje vulgar,


tiene también en el léxico jurídico una refexibilidad idiomá tica que ha
dado lugar a que se viertan distintos conceptos a fin de precisar su
alcance en derecho.25

Algunos comprenden bajo la palabra RES todo lo que forma el haber de


los particulares, al paso que otros entienden que para que un objeto
sea cosa en el sentido del derecho, es necesario que sea ú til, es decir,
accesible y deseable para el individuo.

Por nuestra parte entendemos que así como la


palabra persona designa en el léxico jurídico al sujeto activo o pasivo
de las relaciones jurídicas, la palabra RES se usa indicar aquello que
puede ser objeto de derechos, es decir, todo cuanto tenga entidad
corporal o espiritual, natural o artificial, real o abstracta y sea
susceptible de apreciació n econó mica.

Los jurisconsultos romanos no dieron una definició n ni comprendieron


tal vez que cosa es todo lo que puede ser objeto de los derechos, sino

25
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

7
que la refirieron al objeto material (corpus) en oposició n de los actos
del hombre. Denota una cosa corporal, físicamente delimitada y
jurídicamente independiente.
Clasificación de las cosas.
En las fuentes romanas encontramos una clá sica divisió n de las cosas
que las distingue en RES Intra patrimonium y en RES extra
patrimonium, segú n que se encontraran entre los bienes econó micos
de los particulares o fuera de ellos.

Con esta clasificació n las fuentes querían diferenciar las cosas


susceptibles de relaciones jurídicas, de las que no fueran pero tenía el
defecto de aludir a un hecho o situació n actual, que la cosa se hallara o
no comprendida en el patrimonio de una persona, como sería un
animal salvaje, que habría que reputar RES extra patrimonium hasta el
momento de su aprehensió n.

Por ello se considera equivalente, pero má s comprensiva y precisa,


otra distinció n, que aunque no se la formula expresamente como la
anterior no es ajena al lenguaje de las fuentes.

Es la que clasifica las cosas en RES INCOMMERCIO Y RES EXTRA


COMMERCIUM, y que sirve para designar las que entran en el trá fico
jurídico de los particulares y las que está n excluidas de dicho trá fico
por disposició n de la ley.

Llá mense, ademá s res nullius las cosa in commersio que no


son propiedad de nadie y res derelictae aquellas a cuya propiedad ha
renunciado su dueñ o por abandono.

Sobre la base de la distinció n extra commercium y res incommercio


haremos el estudio de las diferentes clases de cosas.

Res extra commercium.


En la categoría de la res extra commercium se encuentran las cosas no
susceptibles de relaciones jurídico – patrimoniales por prescripció n
divina o por disposició n de la ley positiva de donde surge la divisió n de
cosas fuera del comercio por causa divina (res divini iuris: cosas de

7
derecho divino) o por causa humana ( res humani iuris: cosas de
derecho humano).

a) Res divini iuris; sacrae, religiosae, sanctae.


Entre las cosas de derecho divino se hallaban las cosas sagradas ( res
sacrae) que eran la consagradas a los dioses superiores y puestas bajo
su autoridad, como los templos, los terrenos, los utensilios que
utilizaban en las ceremonias religiosas, y también los donativos hechos
a la divinidad; las cosas religiosas (res religiosae), que eran las
consagradas a los dioses inferiores.

Por ejemplo los sepulcros, y la tierra donde se encontraba depositado


un cadáver, y las cosas santas (res santae), como los muros y las
puertas de la ciudad a los que se acostumbraba colocar bajo la
protecció n de los dioses.

b) Res humani iuris; communes, publicae, universitates.


Entre las cosa humanas excluidas del trá fico jurídico se contaban las
cosas comunes (res communes ó mnium), es decir, las que por derecho
natural pertenecían a todos los hombres: el aire, el agua, el mar y sus
riveras; las cosas pú blicas (res publicae); que eran las propias del
pueblo, esto es, de la comunidad organizada como Estado y entre las
que se pueden mencionarlos ríos y sus orillas, los puertos, las vías
pú blicas, y las res universitates, esto es las cosas que integraban el
patrimonio de una comunidad y que estaban afectadas al uso de sus
miembros, como los teatros, los foros, los bañ os pú blicos, las plazas,
etc.

Res incommercio.
La gran categoría de cosas que podrían servir de objeto a relaciones
jurídico- patrimoniales era la res incommercio, es decir, las cosas
susceptibles de apropiació n individual.

Dentro de esta clase se comprendían la mayoría de los objetos


corporales de que podía disponer el hombre para satisfacer sus
necesidades, y abarca los siguientes grupos:

8
Res mancipi y res nec mancipi, cosas corporales e incorporales,
muebles e inmuebles, consumibles y no consumibles, fungibles y no
fungibles, divisibles e indivisibles, simples y compuestas, principales y
accesorias, y fructíferas y no fructíferas.

a) Res mancipi y Res nec mancipi.


La distinció n entre res mancipi y res nec mancipi tiene gran
importancia histó rica, porque habría sido la primera clasificació n a la
que los romanos reconocieron un interés prá ctico, desde la ley de las
doce tablas.

Eran mancipi las cosas cuya propiedad - en cierto modo privilegiada –


se transmitía por un modo del derecho civil formal y solemne, la
mancipatio, o mediante la in iure cesio, que importaba un
ficticio proceso de reivindicació n realizado formalmente ante el
magistrado.

Eran cosas mancipables las de mayor valor en la


primitiva economía agrícola, como los fundos o las heredades y las
cosas situadas en el suelo de Italia, Las servidumbres rurales de paso (
via, iter, actus) y de acueducto ( aquae ductus) los esclavos y
los animales de tiro y carga. Todas las demá s cosas se agrupaban
dentro de la clase de la res nec mancipi.

Ambas clases de cosas mantuvieron su distinció n hasta la época del


derecho clá sico, no obstante que los valores econó micos se habían
modificado profundamente con el transcurso el tiempo. Desaparecida
má s adelante la diferencia entre las cosas situadas en el suelo itá lico
(italicum solum) y las radicadas en suelo provincial (provinciale
solum) y generalizada la tradició n como medio normal de transmitir la
propiedad, la oposició n entre cosas mancipi y nec mancipi, perdió
interés prá ctico.

Decadente la mancipatio en el derecho imperial, en Emperador


Justiniano la suprimió definitivamente como modo de adquisició n
del dominio.

8
b) Cosas corporales e incorporales.
Distinguían las fuentes romanas (Gayo, 2, 12 a 14 – inst. 2, 2, 1) las
cosas corporales de las incorporales, clasificació n que habría
obedecido a la influencia de la filosofía helénica sobre el derecho
romano.

Las primeras eran aquellas cuya materialidad eran percibidas por los
sentidos, es decir, las cosas tangibles ( quae tangi possunt), como un
fundo, un esclavo, al paso que eran incorporales, por el contrario, las
que son producto de una abstracció n, esto es que no pueden palparse
(quae tangi non possunt), como un crédito, el derecho de propiedad de
servidumbre, etcétera.

c) Cosas muebles e inmuebles.


La categoría de cosas muebles e inmuebles, que habría llegado a
imponerse en el derecho post clá sico al desaparecer la tradicional
distinció n de res mancipi y res nec mancipi, parte dela posibilidad o no
de trasladar la cosa de un sitio a otro.

Así son muebles (res mobiles) las cosas inanimadas que pueden
trasladarse de un lugar a otro por una fuerza exterior, sin ser
deterioradas en su sustancia o su forma, al paso que son inmuebles las
que de acuerdo con su naturaleza, físicamente es imposible que
cambien de lugar dentro de la clase de los mobilia se encuentran los
semovientes (se moventes), como los animales que se mueven de un
sitio a otro por sus propìos medios.26

Pertenecían a la categoría de las cosas inmuebles los fundos (fundi) o


predios. Se dividían en urbanos (praedia urbana), si en ellos estaba
construido un edificio, y en rú sticos (praedia rustica), cuando eran
terrenos sin edificació n, estuvieran en la ciudad o en el campo.

Los fundos rú sticos podían tener límites determinados


por accidentes naturales del terreno (agri arcifini) o trazados
especialmente por agrirmensores (agrilimitati).

26
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

8
Dentro de los fundos cabía también la distinció n en itá licos y
provinciales. Los primeros eran los situados en Italia o en ciudades a
las que se les hubiera concedido el ius italicum; los segundos los que
estaban enclavados en provincias. Sobre los fundo itá licos el titular
tenía el derecho civil o quiritario, en tanto que sobre lo fundos
provinciales solo una posesió n sometida al pago de un tributo
(tributum o estipendium).

d) Cosas consumibles y no consumibles.


Distinguieron también los romanos las cosas consumibles (res quae
usu consumuntur), es decir aquellas cuyo uso o destino normal las
destruye física o econó micamente, como los alimentos y el dinero, de
las cosas no consumibles (res quae non consumuntur), que son las
susceptibles de un uso repetido sin que provoque otra consecuencia
que su mayor o menor desgaste.

e) Cosas fungibles y no fungibles.


Otras clases de cosas entre las res in commercio, son las fungibles y las
no fungibles. Las primeras son las que pueden sustituirse por otras de
la misma categoría, es decir que no se toman en cuenta como
individualidades, sino en cantidad, por su peso, nú mero o medida, (res
quae pondere, nú mero, mensurave constant). Son no fungibles,
en cambio, las que tienen su propia individualidad y que no admiten,
por ende, la sustitució n de una por otra. Integran las cosas fungibles, el
vino, el trigo, el dinero, mientras que corresponden a las no fungibles
una obra de arte, un esclavo, un fundo.

Sirve también para distiguír las cosas fungibles de las no fungibles el


hecho que las primeras son designadas segú n el género (genus) a que
pertenecen mientras las segundas comprenden una cosa particular,
determinada conforme su individualidad (species).

Así, una cosa es fungible cuando en la relació n jurídica de que es objeto


se la considera má s bien segú n su género o su cantidad que segú n su
especie, de suerte que el sujeto habrá de devolverla en su género ( in
genere) o en la misma cantidad y cualidad ( in eadem quantitate et
qualitate).

8
Esta distinció n carece en gran parte de precisió n, porque así como la
fungibilidad es una cuestió n objetiva, la determinació n genérica es
subjetiva, pues depende exclusivamente de lo que opinen las partes.
Los esclavos no eran cosas fungibles pero nada impedía que un
vendedor se comprometiese a entregar a un nú mero de ellos sin
individualizarlos.
En este caso se estaba frente a una obligació n genérica, que se
cumpliría entregando el genus.27

f) Cosas divisibles e indivisibles


Las cosas pueden ser divisibles o indivisibles. Un objeto corpó reo es
físicamente divisible cuando sin ser destruido enteramente puede ser
fraccionado en porciones reales cada una de las cuales, después de la
divisió n, forma un todo particular e independiente, que conserva en
proporció n la utilidad de la cosa originaria; es indivisible, en cambio, el
que no admite partició n sin sufrir dañ o o menoscabo o, como dicen las
fuentes, sin que la cosa perezca.
Un fundo es cosa divisible; un animal, una pintura son indivisibles. Hay
cosas legalmente divisibles, sin distinguir si la partició n física es
posible o no, cuando muchas personas pueden poseerla en comú n, es
decir, en proporciones ideales o intelectuales (partes insertae), que es
lo que ocurre en el régimen de la copropiedad, en el que los
copropietarios poseen pro indiviso.

También hay cosas legalmente indivisibles cuando en ellas no se


concibe la idea de una parte, como acaece en las servidumbres, que los
romanos consideraban res incorporalis.

g) Cosas simples y compuestas.


Se distinguían también las cosas simples de las compuestas. Aquellas
constituían un solo todo, una unidad orgá nica e independiente
(corpora quae uno spiritu continentur) como un esclavo, una viga, una
piedra. Cosas compuestas eran las que resultaban de la suma o
agrupamiento de cosas simples. É stas ú ltimas se dividían en dos
categorías, segú n que la aglomeració n de cosas simples fuera material
y tuviese aspecto compacto, como una nave o un edificio (corpora ex
contingentibus o universitas rerum coherentium), o que el vínculo de
27
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

8
unió n de los componentes simples fuera inmaterial y cada uno de ellos
conservara su independencia, como por ejemplo un rebañ o o
una biblioteca caso en el cual se habla de universalidades de cosas
(corpora ex distantibus o universitas rerum distantium).

h) Cosas principales y accesorias.


Conocieron igualmente los romanos la clasificació n de cosas en
principales y accesorias, considerando que las primeras eran aquellas
cuya existencia y naturaleza está n determinadas por si solas, sirviendo
inmediatamente y por ellas mismas a las necesidades del hombre; y las
accesorias, las que estaban subordinadas o dependían de otra
principal, como el marco respecto del cuadro, la piedra preciosa en
relació n al anillo que está engarzada.
A propó sito de las cosas accesorias regía el principio de que lo
accesorio sigue la suerte de lo principal (accessorium sequitur
principale).

i) Cosas fructíferas y no fructíferas.


Dentro de las cosas fructíferas se comprenden aquellas que,
manteniendo su naturaleza y su destino, dan
con cará cter perió dico cierto producto o fruto (fructus), que se
convierte al separá rselo natural o artificialmente en cosa autó noma.
Son cosas no fructíferas las que no tienen esa cualidad.

Son frutos, por consiguiente, los productos naturales que má s o menos


perió dicamente suministran las cosas sin disminuir su esencia, como la
leñ a de los bosques, la cría de los animales, la lana, la leche, y las frutas
de los á rboles.

Se entiende igualmente que pertenecen a la noció n de frutos, las rentas


en dinero que suministra el empleo de un capital, los alquileres, etc.,
que para diferenciarlos de los anteriores se los ha llamado frutos
civiles.

Los frutos pueden hallarse en diverso estados: pendentes, cuando


está n adheridos a la cosa productiva; percepti, cuando se los ha
cosechado, percipiendi, si estaban para cosechar y no se los cosechó
por falta de diligencia; existentes o extantes, cuando se hayan todavía

8
en poder del poseedor de la cosa y consumidos o consumpti si han sido
consumidos, transformados o enajenados.

En lo que concierne a los gastos o impensas (impensae), que es todo lo


que se desembolsa para una cosa determinada o se emplea en ella, se
distinguen los gastos para conseguir los frutos de una cosa fructífera,
de los gastos para la cosa misma.

A su vez, dentro de éstos ú ltimos cabe diferenciar las impensas


necesarias, las ú tiles y las voluptuarias, segú n estén destinadas a
conservar la cosa, aumentar su utilidad o renta o a embellecerla,
haciéndola servir para lujo o placer.

Hechos y Negocios Jurídicos.


El hecho que produce consecuencias jurídicas tanto puede pertenecer
al mundo humano como al mundo de la naturaleza. Se distingue así
entre hechos voluntarios y hechos no voluntarios.

Hechos no voluntarios
Hechos no voluntarios son los independientes de la voluntad del
hombre, como el nacimiento o la muerte de una persona, el transcurso
del tiempo, la caída de un edificio. Mayor significació n e importancia
tienen los hechos traídos a la vida por una determinació n de la
voluntad, como la aceptació n de una herencia, el matrimonio, la
ocupació n o el abandono de una cosa.

Hechos voluntarios o actos jurídicos


Los hechos voluntarios son llamados propiamente actos jurídicos.
Dentro de ellos hay que distinguir dos típicas categorías: a) el acto
ilícito, perseguidor de un fin prohibido por la ley, y contra el cual ésta
reacciona, con miras a restaurar el orden jurídico; b) el negocio
jurídico, acto enderezado al logro de un fin que la norma jurídica
reconoce y tutela.

Negocios Jurídicos.
El negocio jurídico es una manifestació n de voluntad encaminada a la
consecució n de un fin prá ctico permitido y protegido por la ley.

8
Consecuencia del negocio jurídico es la adquisició n, la modificació n o la
pérdida de un derecho subjetivo, segú n conformidad con el fin
prá ctico. Si todavía no cabe hablar de identificació n entre el fin
prá ctico apetecido por el sujeto y el efecto del negocio jurídico, debe
señ alarse la progresiva tendencia del Derecho a cohonestar uno y otro.

Los juristas romanos no han elaborado una teoría general del negocio
jurídico. El mismo término negotium no tiene, ni mucho menos, el
significado que actualmente le atribuimos. La teoría general del
negocio jurídico es fruto de un proceso de abstracció n, llevado a los
términos en que hoy se nos ofrece por obra primero de los
pandectistas, y luego de los civilistas.

Una de las características del temperamento latino es la tendencia


hacia la concreció n y la tipicidad. Esto no significa, sin embargo, que los
juristas de Roma no hayan tenido conciencia de la generalidad de
algunos conceptos e instituciones. Bajo determinados aspectos,
agrupan y aproximan determinadas figuras, siempre que la reunió n y
engarce no violente una cierta razó n y medida de homogeneidad. En
cualquier caso, no cabe negar el fundamento romano de las doctrinas
de la condició n y del término, de las relaciones entre voluntad y
manifestació n de la causa, etcétera.

Clases de negocios jurídicos en Derecho romano


La categorías del negocio jurídico está integrada por una amplia
variedad de figuras. Atendiendo a las particulares circunstancias con
que las mismas se presentan, se formulan diferentes clasificaciones. He
aquí las principales:

Negocios unilaterales y bilaterales


Se llama unilateral al negocio jurídico puesto en existencia por la
voluntad de un solo sujeto, como sucede, v. gr., con el testamento, la
aceptació n de herencia, la emancipació n.

Es bilateral el creado por las voluntades de dos sujetos, en cuanto


venidas a concierto, es decir, a acuerdo –consensus–, como
la compraventa, la adopció n, el matrimonio.

8
Negocios formales o solemnes y no formales o no solemnes
Se dicen formales o solemnes aquellos negocios respecto de los cuales
está prescrita por el ordenamiento jurídico la observancia de una
forma precisa y taxativa. No formales o no solemnes son los negocios
en los que la manifestació n de voluntad puede tener lugar de cualquier
modo. En el á mbito del ius civile, todos los negocios está n dominados
por el imperativo de la forma. El principio de la libertad formal o, si se
quiere, el de la no exigencia de una forma determinada y rigurosa,
encuentra su reconocimiento en las corrientes del ius honorarium y
del ius gentium.28
Negocios onerosos y gratuitos
Los primeros importan la adquisició n de un derecho o de una ventaja
econó mica mediante una contrapartida. Se trata, en todo caso, de un
cambio de prestaciones, de un recíproco desprendimiento patrimonial,
como ocurre, por ejemplo, en la compraventa. En los negocios
gratuitos, la adquisició n se verifica sin una pérdida correspondiente,
como en la donació n.

Negocios causales y abstractos


En los primeros, el fin prá ctico que, de modo inmediato, persiguen las
partes, se unimisma con el negocio, dotando a éste de una estructura y
de una funció n uniformes. Así, v. gr., el negocio "compraventa" es
inseparable del fin prá ctica que se sustancia en el cambio de cosa por
precio.

Este fin prá ctico, que técnicamente se llama "causa", no aparece en los
negocios abstractos. Tal no significa, sin embargo, que no exista, sino
que se prescinde de su inmediata consideració n, habida cuenta de que
el acto sirve a varios fines. En la stipulatio, por ejemplo, se hace una
promesa –centum dari spondes? spondeo–, pero no se indica el fin de
la misma. No se dice aquí si la promesa obedece a una donació n, a un
pago, a una prestació n de garantía a una constitució n de dote, etc.

28 AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y


A.C. de Linares, Madrid 1879.

8
El negocio causal no produce efecto alguno cuando resulte probada la
ilicitud del fin o su propia falta; el negocio abstracto, en iguales
circunstancias, es llevado a sus ú ltimas consecuencias, si bien sea dable
neutralizar o paralizar con remedios particulares sus efectos.

Negocios "mortis causa" e "inter vivos"


Negocios mortis causa son aquellos que tienen por objeto regular el
destino del patrimonio o de particulares bienes después de la muerte
del disponente. De modo contrario, los negocios inter vivos gozan de
eficacia en vida de ambas partes.

Forma: Interna y Externa del Negocio Jurídico.


La forma del negocio jurídico La forma es la manera de ser del negocio,
la manera de realizarse. La forma no solo es un elemento del negocio,
junto con el precepto y su causa, sino que constituye la vestidura
exterior de dichos elementos; la forma es la sujeció n de la
manifestació n de voluntad a un modelo preestablecido, que constituye
la fisonomía del negocio.

En sentido estricto es aquel medio de solemnidad determinada y


especial al que por la ley o por voluntad de las partes han de ajustarse
algunos negocios jurídicos que, por eso, se llaman formales o solemnes.

Clases de forma.
La forma del negocio jurídico se clasifica de acuerdo a tres pará metros,
a saber;
a) Por la fuente que la exige; la forma puede ser voluntaria o legal,
segú n lo determinen las partes de acuerdo a un convenimiento intuitu
personae o bien acogiéndose a lo dispuesto en la ley.29

b) Por la manera en que se exprese; puede ser verbal y escrita, lo cual


suponemos que se explica por sí mismo; y

c) La Forma Privada o Pú blica; siendo el elemento diferenciador entre


ambas la presencia o no de un funcionario pú blico competente.

29
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C.
de Linares, Madrid 1879.

8
Elementos del Negocio Jurídico.
Voluntad: Para que los Negocios Jurídicos se puedan efectuar es
necesario que existan declaraciones de voluntad, por lo tanto la
voluntad es la esencia, el elemento bá sico y primario del mismo. Para
que la voluntad sea la base del negocio jurídico es necesario que
cumpla con ciertos pará metros como lo son:

Capacidad: La persona debe actuar de manera racional, consciente y


que reú na las condiciones exigidas por el Derecho.

No viciada: No debe existir ninguna circunstancia o vicio que excluya o


disminuya aquella cualidad

Exteriorización: Que se manifieste.

Concordancia: Que la manifestació n no esté en desacuerdo con la


voluntad interna.

Objeto: En sentido propio, objeto inmediato del negocio jurídico son


los derechos y obligaciones que produce; y objeto mediato del mismo
es la prestació n, que puede consistir en un acto positivo (dar o hacer) o
negativo (abstenció n) de una persona.

Causa: Es cierto que toda declaració n de voluntad requiere


esencialmente un motivo y una finalidad, ambas ideas en Derecho se
entremezclan en el vocablo causa.

Forma: En sentido amplio, forma del negocio jurídico el medio por el


cual se produce y exterioriza la declaració n de voluntad.

En sentido estricto es aquel medio de solemnidad determinada y


especial al que por la ley o por voluntad de las partes han de ajustarse
algunos negocios jurídicos que, por eso, se llaman formales o solemnes.

Interpretación.
Interpretar un negocio jurídico es "indagar" su significado y su alcance.
Como dice ENNECCERUS, la interpretació n como misió n es "averiguar

9
el sentido que en una declaració n de voluntad es decisivo para el
Derecho". Y como a todo negocio ha de serle atribuido un sentido,
todas las declaraciones de voluntad especialmente las má s dudosas u
oscuras, exigen y presuponen una funció n interpretativa.

Interpretar no es "fijar los hechos" (la prueba se encarga de ello), ni


"aplicar la norma", es decir, determinar las consecuencia jurídica por
"subsumir" los hechos en el supuesto de la misma norma. Interpretar
es "averiguar el sentido" de una declaració n de voluntad, para la cual
también será necesario algunas veces "integrar" tal declaració n
llenando las lagunas que tuviera. Así, pues, la interpretació n, en sentido
amplio, incluye: a) el "esclarecimiento" del texto dudoso, oscuro o
ambiguo, y b) la "integració n" de las omisiones o lagunas.

En sentido estricto, interpretació n se refiere solamente a


"esclarecimiento" y se opone a "integració n".

Invalidez, Conversión y Convalidación.


El negocio afectado de invalidez no puede producir efectos jurídicos,
de acuerdo con un principio general. Sin embargo, es dable
convalidarlo, mediante la confirmació n o ratificació n –ratihabitio–, que
tiene lugar, por ejemplo, cuando el paterfamilias reconoce la deuda
causada por préstamo hecho al hijo contra la prohibició n del
senadoconsulto Macedoniano.

De igual modo, un cambio en las circunstancias que originariamente


acompañ aron al negocio, puede fundamentar su convalidació n, cual
acaece cuando el có nyuge donatario muere sin revocar la donació n.

La conversió n tiene lugar cuando un negocio que es nulo, por no reunir


los requisitos específicos de un determinado tipo, puede surtir los
mismos efectos prá cticos mediante otro negocio de tipo distinto. Así, v.
gr., el senadoconsulto Neroniano dispuso que los legados que fuesen
nulos en la forma adoptada por el testador, tuviesen validez en otra
forma a la que fuera dable ajustarse.

Cabe que la conversió n se opera por propia determinació n del sujeto, y

9
así acaece, por ejemplo, cuando el testador dispone que
el testamento nulo como tal surta efectos como codicilo.

Extinción de los Derechos nacidos del Negocio Jurídico.


Se extingue el "Acto Generador" y lo que hemos llamado elementos
naturales del negocio, que son los efectos del negocio y obligaciones
que produce el Acto Generador.

Modo de extinción de las obligaciones.


Modos Indirectos: Son aquellos cuyo efecto es destruir el acto
generador de la obligació n, la cual obtiene la anulació n del contrato
por error o por otro vicio del consentimiento.

Modos Directos: Son aquellos que no afectan el acto generador y que


permite extinguir la obligació n de manera inmediata, Ej. el pago de una
deuda.

Modo Satisfactorio: Son aquellos que el propio tiempo extingue,


procuran al acreedor directa o indirectamente la prestació n debida a
un equivalente a ella.

Modo No Satisfactorio: Son aquellos que extinguen la obligació n sin


que el acreedor obtenga en forma alguna ni la prestació n ni su
equivalente. Ej. La pérdida de la cosa debida.30

30
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

9
CUESTIONARIO UNIDAD IV

1.- Defina patrimonio.

2.- Concepto de cosa.

3.- Explique sobre la Clasificació n de las cosas.

4.- Explique sobre la Res extra commercium.

5.- Hable de la Res divini iuris; sacrae, religiosae, sanctae.

6.- Hable de la Res humani iuris; communes, publicae, universitates.

9
7. –Explique sobre Res incommercio.

8.- Explique sobre Res mancipi y Res nec mancipi.

9.- Explique sobre Cosas corporales e incorporales.

10.- Explique sobre Cosas muebles e inmuebles.

11.- Explique sobre Cosas consumibles y no consumibles.

12.- Explique sobre Cosas fungibles y no fungibles.

13.- Explique sobre Cosas divisibles e indivisibles.

9
14.- Explique sobre Cosas simples y compuestas.

15.- Explique sobre Cosas principales y accesorias.

16.- Explique sobre Cosas fructíferas y no fructíferas.

17.- Explique sobre Hechos y Negocios Jurídicos.

18.- Explique sobre Hechos no voluntarios.

19.- Explique sobre Hechos voluntarios o actos jurídicos.

20.- Explique sobre Negocios Jurídicos.

9
21.- Explique sobre Clases de negocios jurídicos en Derecho romano.

22.- Explique sobre Negocios unilaterales y bilaterales.

23.- Explique sobre Negocios formales o solemnes y no formales o no


solemnes.

24.- Expliques sobre Negocios onerosos y gratuitos.

25.- Explique sobre Negocios causales y abstractos.

26.- Explique sobre Negocios "mortis causa" e "inter vivos".

27.- Explique sobre Forma del Negocio Jurídico.

9
28.- Explique sobre la Clases de forma.

29.- Explique sobre los Elementos del Negocio Jurídico.

30.- Explique sobre la Interpretació n.

31.- Explique sobre la Invalidez, Conversió n y Convalidació n.

32. Explique sobre la Extinció n de los Derechos nacidos del Negocio


Jurídico.

33.- Modo de extinció n de las obligaciones y explique.

9
TEMA V: LOS DERECHOS REALES

Los derechos reales. Preceptos termológicos sobre los derechos reales.


Distinción entre derechos reales y personales. Noción de derecho subjetivo
real. Clasificación de los derechos reales. La Propiedad: Evolución Histórica.
La Posesión. Naturaleza jurídica. Modos de Adquisición. Forma originarias y
derivadas. A título universal y a título particular. Del derecho civil y del
derecho de gentes. Convencionales y no convencionales. Ocupatio. La
Servidumbre: Prediales y su división. Constitución de a servidumbres
Prediales. Extinción de la servidumbres prediales. Servidumbres personales:
El Usufructo. Derechos Reales Pretorianos. La Enfiteusis. La Hipoteca. La
Prenda.

Los derechos reales.


En toda relació n jurídica, sea real u obligacional, existe un titular sujeto
activo de la relació n sustancial, que tiene la facultad de pretender una
determinada conducta (unas veces positiva, otras negativas), frente al
sujeto pasivo que está constreñ ido a realizarla. El sujeto activo tiene,
por así hablar, un poder jurídico frente al sujeto pasivo que tiene un
deber jurídico (un derecho real). 31

Cuando el sujeto pasivo no cumple su obligació n, el titular del derecho


intentará hacerlo valer en juicio, convirtiendo, así, la relació n
sustancial en relació n procesal: el sujeto activo se convierte en
demandante y el sujeto pasivo en demandado.

Una vez establecidas estas premisas vá lidas para los derechos


patrimoniales en general, pasamos a encuadrarlas dentro del
Ordenamiento jurídico romano. A este respecto, el sistema de las
Instituciones de Gayo comprende: personae, res y actiones.

El á mbito de las personae abarca nuestra teoría de la capacidad


jurídica y el derecho de familia. Bajo el apartado res, Gayo comprende
tanto los derechos reales como los derechos de obligaciones.
Finalmente, las actiones hacen referencia al proceso y a los distintos
medios para hacer valer nuestros derechos.

31
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

9
Es claro, pues, que si bien en el antiguo Derecho romano no existía la
moderna contraposició n entre Derechos patrimoniales (derechos
reales y derechos de obligaciones) y Derecho de familia, en el derecho
clá sico se presentan estas esferas como completamente distintas. La
antítesis se refleja, también nítidamente en las Instituciones
Justinianeas.

Ahora bien, dentro de los Derechos patrimoniales, la doctrina


tradicional distingue dos grandes categorías de derechos: los derechos
reales de una parte, y los derechos personales o de obligació n, de otra
(son los créditos).

El derecho real es el poder jurídico que ejerce una persona (física o


jurídica) sobre una cosa de manera directa e inmediata para un
aprovechamiento total o parcial, siendo este derecho oponible a
terceros. La figura proviene del Derecho romano ius in re o derecho
sobre la cosa (ver Derecho de cosas). Es un término que se utiliza en
contraposició n a los derechos personales o de crédito.

Precisiones terminológicas sobre los derecho reales.


Por lo que se refiere a los derechos personales los romanos, al igual
que el Derecho moderno, utilizan un término para identificarlos:
obligationes (obligaciones). Sin embargo la moderna denominació n
"derechos reales" o derechos sobre las cosas, aunque acuñ ada sobre las
fuentes, no es romana.

Se ha dicho que res (o incluso corpus), son términos que en las fuentes
designan la propiedad, y ius in re el derecho sobre las cosas ajenas (lo
que la doctrina moderna denomina, siguiendo la terminología
medieval, iura in re aliena). Sin embargo, tanto res como ius in re son
usados con bastante vaguedad en los textos y sería peligroso
equipararlos a nuestras actuales categorías de derechos reales.

Esta incertidumbre terminoló gica, no quiere decir que los juristas


romanos no delimitaran y pergeñ aran divinamente la categoría de los
derechos reales y la distinguiesen nítidamente de aquella otra de los
derechos personales.

9
Distinción entre derechos reales y personales.
Dicha distinció n la contemplaron desde el punto de vista del proceso,
trasladá ndola al campo de las acciones: la actio in rem como tutela de
los derechos reales; la actio in personam para proteger los derechos
subjetivos de obligació n.
El objeto de la actio in personam lo constituye una persona
determinada, una prestació n y el derecho a exigirla. La acció n personal
se ejercita cuando se pretende del demandado el cumplimiento de un
deber jurídico.

Por el contrario, el objeto de la actio in rem es una cosa, mejor aú n, una


serie mayor o menor de facultades sobre la misma. La acció n nace en el
momento de la violació n y se ejercita, no frente a una persona
determinada a priori (que en sí misma no tiene relevancia), sino frente
a cualquiera que constituya un obstá culo entre el actor y la cosa objeto
del derecho real.

Así, en el derecho real de propiedad el propietario (titular en la


relació n sustancial, demandante en la relació n procesal) podría
ejercitar la reivindicatio contra todo aquél que constituya un obstá culo
que le impida el libre ejercicio de sus facultades de goce y disfrute
sobre la cosa que le pertenece. Es evidente que el tercero que
obstaculiza es desconocido, en principio, y no tiene ninguna relació n
personal con el actor. De todo lo dicho se desprende que:

El titular de un derecho de obligació n tiene la facultad de exigir una


conducta (positiva o negativa) frente a un sujeto determinado en base
a una relació n existente entre ellos; dicha relació n puede nacer ex
contractu (acuerdo considerado contrato) o ex delicto (acto ilícito
considerado delito). 32

En el contrato de mutuo, por ejemplo, el mutuante entrega al mutuario


una determinada cantidad de dinero, acordando que se la devolverá
pasado un tiempo determinado. Ya que el crédito es una relació n entre
dos personas, el acreedor (mutuante y titular del derecho de
32
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

1
obligació n) no puede existir el cumplimiento má s que al deudor
(mutuario y sujeto pasivo), en base al contrato de mutuo
perfeccionado entre ellos.
Contrariamente, el titular de un derecho real tiene la facultad de exigir
una conducta (siempre negativa) frente a un sujeto o sujetos
determinados en base, no a una relació n personal, sino a una relació n
entre dichos sujetos y la cosa. La conducta negativa que el titular de un
derecho real tiene derecho a exigir puede consistir:

a) En un pati, esto es, soportar que otros realicen una determinada


actividad sobre una cosa que le pertenece. Así, en el derecho real de
servidumbre predial de paso (iter), el titular (dueñ o del fundo
dominante) tiene la facultad de exigir del dueñ o del fundo sirviente
(sujeto pasivo) que soporte el paso a través de su fundo, sin
obstaculizarlo.

b) En un non facere, esto es, abstenerse de realizar una determinada


actividad sobre una cosa que le pertenece. Así, en la servidumbre altius
non tollendi, el dueñ o del fundo dominante, titular del derecho real,
tendrá la facultad de exigir del dueñ o del fundo sirviente que no eleve
un edificio má s allá de una determinada altura.

En ambos casos, el sujeto activo, titular del derecho, tiene la facultad de


exigir una conducta frente a un sujeto determinado por la
circunstancia de ser propietario del fundo sirviente,
independientemente de toda relació n personal con el mismo. Y tanto
es así, que tal conducta negativa podrá exigirla frente a un nú mero
indeterminado de sujetos, tantos cuantos sean los sucesivos
propietarios del fundo sirviente, en base a su relació n con la cosa,
objeto del derecho real.

Noción de derecho subjetivo real


Teniendo en cuenta los argumentos que preceden, quizá no resuelva
nada definir el derecho real como aquella relació n inmediata del
hombre con la cosa.

En efecto, es claro que en la propiedad y el usufructo, tanto el

1
propietario como el usufructuario se encuentran en relació n inmediata
con la cosa. Pero también el arrendatario está en relació n directa con la
cosa y, es má s, de ella obtiene una ventaja inmediata y, sin embargo,
tanto los juristas romanos como el derecho moderno incluyen esta
figura dentro del derecho de obligaciones y protegen al titular con
una actio in personam y no con una actio in rem.

Ademá s, las mismas facultades sobre una cosa pueden ser atribuidas a
un individuo, tanto en virtud de un derecho real, como en base a un
derecho de obligació n. Pongo un ejemplo: yo puedo conceder al vecino
la facultad de hacer derivar el agua hacia su fundo, desde el mío donde
nace un manantial. Ahora bien, esta facultad puede concedérsela, o
bien constituyendo a su favor una servidumbre de aquae ductus, o a
través de un contrato.

En ambos casos, la relació n del hombre con la cosa es inmediata e


idéntica, y en ambos casos yo estaría obligado a soportar que hiciesen
derivar el agua desde mi fundo al vecino y, sin embargo, la primera
relació n es real, la segunda pertenece al campo de las obligaciones. La
distinció n, pues, hay que buscarla en otra parte.

Es evidente que, si bien no es incorrecto sostener que el derecho real


se explica como una relació n inmediata del sujeto (titular del derecho)
con la cosa, esto só lo no es suficiente; sería necesario que concurran
otros elementos para completar tal concepto:

En primer lugar, que el titular del derecho obtenga una ventaja (no
necesariamente econó mica) directamente de la cosa sin necesidad de
cooperació n activa por parte de otro u otros sujetos.

En segundo lugar, el derecho real afecta a la cosa y la sigue donde


quiera que vaya. El titular puede reclamarla de cualquiera que la tenga
en ese momento. Así, si obtengo del propietario de una cosa un
derecho de usufructo sobre ella, tengo la facultad de reclamar este
derecho no só lo frente a él, sino también frente a aquéllos a los que él
haya enajenado sucesivamente la cosa.

1
Finalmente, que frente al titular de un derecho real se encuentre
vinculado, no un sujeto específicamente determinado (como ocurre en
el derecho de obligaciones), sino un nú mero indefinido de personas.
Así, si me hago conceder la facultad de pasar por el fundo vecino
mediante un contrato, só lo estará obligado a dejarme paso el actual
propietario del fundo, esto es, aquél de quien me he hecho conceder la
facultad a título puramente obligacional. Si por el contrario ha
constituido a mi favor el derecho real de servidumbre de paso estará
vinculado, no só lo el propietario actual del fundo a través del cual paso,
sino también todos los sucesivos propietarios que en un fundo puedan
adquirir el fundo.

Concluyendo, podríamos afirmar que el derecho subjetivo real se


entiende como una relació n inmediata del hombre con la cosa, en la
cual, frente al titular, que obtiene una ventaja econó mica sin necesidad
de la colaboració n activa de otros, se encuentran vinculadas, no un
sujeto determinado, sino una serie indefinida de personas,
individualizadas en base a su relació n con la cosa, y cuya conducta es
siempre negativa.
La tajante separació n entre ambas categorías no presenta la misma
nitidez en época tardía, donde las diferencias van atenuá ndose
progresivamente, siendo en la prá ctica todavía má s tenues en el
Derecho Privado moderno.33

Clasificación de los derechos reales.


La propiedad constituye el derecho real por excelencia; se presenta
como el má s eminente y atribuye al titular un poder pleno sobre la
cosa. Dicho poder no se manifiesta siempre de la misma forma sino que
reviste diversos grados de intensidad y se ejercita con mayor o menor
amplitud segú n los casos.

Este hecho justo a las exigencias prá cticas hizo surgir, frente al
Derecho de propiedad, otros derechos protegidos por actiones in
rem que se presentaban como derechos limitadores de la propiedad de
otro sujeto: son los comprendidos por los intérpretes bajo la
33
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

1
denominació n iura in re aliena, término éste no romano, pero acuñ ado
Los má s antiguos derechos reales sobre cosa ajena son las servitutes,
el ususfructus y el usus. Es muy posible que estos derechos fueran
configurados en un principio sobre el modelo del derecho de
propiedad y protegido por la misma acció n real (reivindicatio). Só lo
má s tarde, en época clá sica, se presentan como figuras típicas y
determinadas que separadas de la propiedad se conciben como
derechos reales sobre cosa ajena. Por ejemplo, si tenemos la propiedad
de un fundo podremos conceder a un vecino la facultad de pasar a
través del mismo. Es claro que nuestra propiedad ha sufrido una
limitació n y nuestras facultades una disminució n, pero el derecho de
propiedad subsiste y continuamos siendo propietarios.

Má s tarde, y gracias a la labor del Pretor se consolidan el pignus


datum (prenda sin desplazamiento o hipoteca). La doctrina los
contempla como derechos reales de garantía, precisamente porque se
constituyen a favor del acreedor para garantizar el cumplimiento de la
obligació n.

Finalmente, por lo que se refiere a los derechos reales de superficies


y emphiteusis, surge el primero a partir del arrendamiento de fundos a
perpetuidad, y el segundo a partir de la possessio de los agri vectigales,
situació n semejante a la propiedad, y protegida por el Pretor mediante
una actio in rem.

En la época post-clá sica y Justinianea las categorías mencionadas


apenas sufren modificació n salvo que bajo el nombre de servitutes, a
má s de los iura praediorum se comprenden el ususfructus y el usus,
identificados como servitutes personarum. Ademá s,
la habitatio (derecho a habitar una casa ajena) se considera como ius in
re aliena independiente, desconectá ndose, por fin, bien del usus, bien
del ususfructus.

La Propiedad.
El término propiedad proviene del vocablo latino propietas, derivado,
a su vez, deproprium, o sea, “lo que pertenece a una persona o es
propia de ella, locució n que viene de la raíz prope, que significa cerca,

1
con lo que quiere anotar cierta unidad o adherencias no físicas sino
moral de las cosas o la persona”.

Los romanos carecieron, en las etapas iniciales de su historia jurídica,


de la palabra adecuada para expresar la idea abstracta del derecho de
propiedad. Durante la época de Ciceró n se utilizó el
vocablo mancipium, a fin de designar la propiedad romana y,
posteriormente, los términos dominium, dominium legitimum y
propietas fueron usados en igual sentido. La propiedad, que no era
legitimada por el derecho civil, se expresaba con los vocablos in boni
esse o in bonis haberes. De allí surgió la denominació n dominium
bonitarium, opuesta al dominium quiritarium que hacía referencia a la
propiedad amparada por el derecho civil.34

De los conceptos anteriores, se desprende la decisió n que, en forma


explícita, hace la doctrina romanista de la propiedad reconocida por el
derecho civil, denominada dominio quiritario y de la propiedad
permitida por el derecho pretoriano, llamada dominio o propiedad
bonitaria.
La propiedad es definida por Accarías, como aquello “en virtud de lo
cual las ventajas que puede procurar una cosa corporal son atribuidas
totalmente a una persona determinada”.

Girard la concibe como el “derecho real por excelencia, el má s conocido


y antiguo de lodos los derechos reales o el dominio completo o
exclusivo que ejerce una persona sobre una cosa corporal (plena in res
potestas)”.
Por lo tanto:
a) La propiedad es el señ orío má s general que existe sobre la cosa.

b) La propiedad procura ventajas a su titular, quien, no só lo usa y goza


la cosa, sino que abusa y dispone de ella a voluntad, por estar
sometida, exclusivamente, a su poder.

34
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

1
c) EI señ orío no requiere que el titular del derecho esté en contacto
inmediato y permanente con la cosa, sino que es suficiente la
posibilidad de ejercerlo libremente, con lo cual dicho derecho conserva
toda su plenitud.

d) El derecho de propiedad se ejerce sobre una cosa corpó rea o


tangible. No tiene validez en relació n con las cosas incorporales, pues
éstas no pueden entregarse, poseerse o constituir dominio. Só lo son
susceptibles de cuasi-posesió n, cuasi-tradition y cuasi dominio, aun
cuando ellas forman parte del patrimonio.

Sin embargo, el derecho justinianeo permitió la propiedad, también de


las cosas incorporales, en razó n, justamente, de su susceptibilidad de
cuasi-posesió n o cuasi-tradition, los cuales eran medios de trasmisió n
de derechos.

e) La propiedad es un derecho. Esto significa, que al titular del derecho


de propiedad le asiste un título jurídico. Este es el fenó meno concreto
en el cual descansa y se legitima el derecho y el cual invoca el titular
cuando, por perturbació n o despojo, se le lesiona en su derecho.

f) La propiedad es el derecho real por excelencia. Es un vínculo directo


entre el sujeto y el objeto. Se ejercita sin consideració n a personas
determinadas. La sociedad debe respetar el ejercicio legítimo de ese
derecho, por lo que todos los miembros de la sociedad, sin excepció n,
está n obligados a abstenerse de perturbarlo. Es considerado el derecho
real porexcelencia por cuanto todos los demá s derechos reales se
subordinan a él.

g) La propiedad es, de los derechos reales, el má s antiguo y conocido.

h) EI derecho de propiedad se defiende, con la actio reivindicatio


(acció n reivindicatoria) o acció n real, que permite al propietario
perseguir y exigir la cosa, de manos de quien se encuentre.

Finalmente, se podría definir la propiedad como el derecho real de


usar, gozar y disponer de las cosas, de las cuales se es propietario,

1
sujeto a las restricciones impuestas por la ley y defendible por la
acció n reivindicatoria.

Evolución Histórica
En los primeros tiempos de Roma la ú nica propiedad conocida era la
propiedad quiritaria que se le denominaba “dominium ex iure
quiritium”, por estar sancionada por el derecho civil, requiriéndose
para ser propietario:
1) Que se tratara de una cosa mancipi;

2) Que el propietario fuera ciudadano romano; y,

3) Que el dominio se hubiera adquirido por “mancipatio” o por “in iure


cessio”.

Pero, en una época indeterminada se opera una evolució n en el


régimen de la propiedad. En efecto, en la época anterior la tradició n, o
sea la entrega de la cosa, de manos del propietario a un tercero, no
importaba la traslació n de la propiedad; pues, el adquirente só lo
recibía la posesió n de la cosa y el enajenante conservaba la propiedad
quiritaria de la cosa hasta tanto aquella adquiriese por usucapió n; para
lo cual era necesario, que hubiera estado poseyendo esa cosa durante
un añ o si se trataba de una cosa mueble o durante dos añ os si se
trataba de un inmueble; pero, mientras transcurría ese lapso ocurría lo
siguiente:

a) Que el vendedor continuaba siendo propietario quiritario de la cosa;


y,

b) Que el comprador era só lo propietario bonitario, reconocido por el


derecho natural.

Paulatinamente el pretor, en defensa de este poseedor, fue acordando


prerrogativas para beneficiar al adquirente, semejantes a las que el
derecho de propiedad confería a su titular; y así le concedió :

1
1) La llamada “acció n publiciana”, para cuando el propietario quiritario
le arrebatara la posesió n de la cosa trasmitida pudiera recuperarla
ejerciendo esta acció n, que es parecida en sus efectos a la acció n
reivindicatoria concedida por el derecho civil al propietario quiritario.

2) La “exceptio doli”, pues como los frutos de la cosa pertenecían al


propietario bonitario, puede oponer esta excepció n al enajenante en
caso de que éste pretenda la propiedad de estos frutos.

3) La “exceptio rei venditae ettraditae”, para el caso en que el vendedor


pretenda, haciendo valer su título que le otorga el derecho civil, ejercer
la acció n reivindicatoria; en cuyo caso, el adquirente, puede oponerle
esta excepció n, paralizando así la acció n reivindicatoria del propietario
quiritario.

EI régimen de la propiedad bonitaria al principio se aplicó só lo a las


cosas mancipi, pero luego el pretor la concedió en numerosas
ocasiones en que el derecho quiritario negaba a ciertas personas el
dominio quiritario no obstante lo equitativo de sus pretensiones;
citá ndose entre estos casos el del “bonorum possessor”, o sea el
heredero segú n el derecho pretoriano, que tiene los bienes obtenidos
“inbonis” en tanto que el heredero segú n el derecho civil, los tiene
segú n el derecho quiritario; y, segundo el “bonorum emptor”, o sea el
comprador del patrimonio de un insolvente, que adquiere este
patrimonio “in bonis”, en tanto que el insolvente conserva el dominio
segú n el derecho quiritario.35

La Posesión.
Etimoló gicamente, el término posesió n deriva de la locució n latina
possessio, que a su vez proviene de possidere, palabra compuesta de
sedere y el prefijo pos y que equivale a poder sentarse o fijarse.

La propiedad entrañ a un poder jurídico sobre las cosas. La posesió n un


poder meramente material. Posesió n es el poder físico que se ejerce
sobre una cosa, con intenció n de manejarse como verdadero
propietario de ella.
35
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

1
La posesió n consiste, en el hecho de tener bajo nuestro poder una cosa,
con la intenció n de conducirse con ella, como verdadero propietario.

Del concepto anterior, se deduce:


a) Que la posesión es un hecho. Se sostiene que la propiedad es el
derecho que se tiene sobre la cosa. Cuando se dice que una persona es
propietaria de una cosa, nos referimos a un vínculo puramente
conceptual de titularidad jurídica entre la persona y la cosa. Es decir,
que en virtud del título que asiste al propietario, la propiedad es un
poder jurídico al que va unida la disposició n de la cosa. En cambio,
cuando se está en posesió n de una cosa, efectivamente -tiene la cosa en
su poder-, que de hecho la cosa esta a su disposició n, que se sirve de
ella -poseedor-. Implica la posesió n, por tanto, una relació n de potestad
entre una persona y una cosa. Al poseedor, le es suficiente el ejercicio
del derecho para obtener protecció n posesoria, ya que tiene la
intenció n de someter la cosa al ejercicio de un derecho de propiedad,
pues se comporta como dueñ o con ella. La posesió n, pues, es el poder
físico que se ejerce sobre la cosa, poder que está valorado en sí misma,
independientemente de que sea o no conforme a derecho.

b) Que el objeto de la posesión es toda cosa corporal in commercium.

c) Que el poseedor tiene el goce y el disfrute de la cosa, con


independencia jurídica y económica.

d) Que la cuestión de la legitimidad e ilegitimidad es ajena a la esencia


misma de la posesión.

e) Que el poseedor se comporta con la cosa, como propietario de la


misma.

f) Que la propiedad implica la posesión, pero ambas pueden existir


separadamente:

1) Propiedad sin posesión: cuando la cosa se encuentra en poder de


un tercero, que la retiene con á nimo de dueñ o.

1
2) Posesión sin propiedad: cuando se tiene la cosa sin á nimo de
dueñ o, sin el derecho a su propiedad.
Naturaleza Jurídica
¿Es la posesió n un hecho o un derecho?
Algunos sostienen que la posesió n es un hecho amparado por el
ordenamiento jurídico, otros, como lHERING, exponente de la doctrina
objetiva de la posesió n, afirman que la posesió n es un derecho,
integrado por un interés el cual es el elemento sustancial y el amparo
jurídico al mismo, sus medios de defensa.

Este gran jurisconsulto es el creador de la teoría del interés. Segú n su


concepció n, la posesió n determina la relació n jurídica entre el
poseedor y la cosa poseída, colocá ndose así al lado de su propiedad y
de ello deduce, como conclusió n, que la protecció n o defensa de la
posesió n debe ser entendida como un complemento necesario de la
protecció n de la propiedad. Es así que, siendo los “derechos
jurídicamente protegidos y, actuando la posesió n como fuente de
interés, ésta se configura como un derecho que reclama protecció n y
debe ser defendida”.

SAVIGNY, por su parte, señ ala que la posesió n, en su esencia, es un


hecho, porque se funda en circunstancias materiales, sin las cuales la
misma no existiría, por tanto, su violació n no constituye una
trasgresió n al orden jurídico, pero a su vez expresa que, por sus
consecuencias jurídicas, participa de la naturaleza de un derecho.
Admite entonces, que la posesió n entra en el dominio del derecho (no
só lo en razó n de sus efectos, sino como causa determinante de los
mismos. Ha sido llamada teoría subjetiva de la posesió n.
propiedad.

Modos de Adquisición.
Modos Originarios de adquirir la Propiedad
Se entiende por adquisició n de la propiedad el modo de convertirse en
propietario de una cosa conforme al derecho.
La adquisició n de la propiedad puede tener lugar de las siguientes
Formas:

1
1) En forma originaria o derivada
La forma originaria, es el modo de adquirir la propiedad de una cosa
que no pertenecía a nadie, sin que haya trasmisió n de propiedad de un
propietario anterior al adquirente. Ejemplo, lo que ocurre en la
ocupació n.

En tanto que constituye un modo de adquisició n derivado cuando se


produce por transmisió n de la propiedad, que hace al adquirente, el
anterior propietario.36

El interés prá ctico de esta distinció n radica en que el adquirente


derivado sufre las cargas reales, servidumbres e hipotecas, que el
propietario anterior hubiera constituido sobre su cosa. En tanto que, el
adquirente originario, adquiere la cosa libre de toda carga o gravamen.
2) Adquisición a título universal y a título particular
La adquisició n a título universal es la que hacía adquirir un patrimonio
íntegramente o una parte alícuota de él; por ejemplo, la sucesió n por
parte del heredero; la adrogació n, por parte del adrogante.

La adquisició n a título particular, es la que hace entrar en el


patrimonio del adquirente una cosa determinada o un conjunto de
cosas determinadas.

El interés prá ctico de esta distinció n radica, en que el adquirente a


título universal está obligado al pago de las deudas de la persona a
quien sucede; en tanto que, el adquirente a título particular, no está
obligado a pagar esas deudas.
La adquisició n a título universal es también llamada adquisició n
mortis causa, en cambio la adquisició n a título particular es llamada
también inter vivos.

36
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

1
3) Del derecho civil y del derecho de gentes
Adquisiciones del derecho civil, eran los modos de adquirir
establecidos por el derecho civil romano, tales eran: la mancipatio, la in
iure cessio, la usucapio, la adiudicatio y la lex.

Adquisiciones del derecho de gentes, eran los modos de adquirir


establecidos por este derecho, entre los cuales se pueden mencionar: la
ocupació n, la tradició n, la prescripció n, etc.

El interés prá ctico de la distinció n de estas dos maneras de adquirir


radica, en que las adquisiciones del derecho civil no podían emplearse
sino por las personas que tuvieran el ius commercium; en cambio las
del derecho de gentes podían emplearse por los peregrinos.

4) Convencionales y No Convencionales
Las adquisiciones convencionales, son aquellas que resultaban de un
acuerdo de voluntades entre el enajenante y el adquirente, como
ocurría por ejemplo: en la mancipatio, en la in iurecessio, en la
tradició n.

Las adquisiciones no convencionales, eran las que no implicaban


ningú n acuerdo de voluntades, como ocurría por ejemplo: en la
ocupació n, en la usucapió n, en la adjudicació n y en la ley.

Occupatio
La “occupatio” u ocupació n, era un modo de adquirir la propiedad del
derecho de gentes, y consiste en tomar posesió n de una cosa que no
pertenece a nadie, de una res nullius. La adquisició n de la posesió n y
de la propiedad son concomitantes.

Los requisitos para que tenga lugar la ocupació n son los siguientes:
a) Que el sujeto sea capaz;

b) Que tome posesió n de la cosa; y,

c) Que la cosa no pertenezca a nadie.

1
Pueden ser adquiridas por ocupación:
1) Las cosas que no han pertenecido nunca a nadie, por ejemplo: la
caza y la pesca.

2) Las res derelictae, o sea, aquellas cosas que han sido abandonadas
por su dueñ o, con la intenció n de no seguir siendo propietario de ellas.

3) Los animales salvajes, los peces y las aves, que pasan a ser
propiedad del primer ocupante, así sean tomados en fundo propio o en
fundo ajeno; pero el propietario del fundo ajeno puede impedir al
cazador o al pescador entrar en su fundo, y si este viola esa prohibició n
puede ser perseguido por la acció n de injuria.

4) Las cosas tomadas al enemigo. Las cosas muebles y los cautivos,


tomados individualmente por un soldado, le pertenecían por
ocupació n; pero, el botín tomado colectivamente por la armada o los
enemigos rendidos al ejército o a la escuadra romana, pertenecían al
Estado. Igual ocurría con los inmuebles situados en los territorios
conquistados que no pueden ser objeto de ocupació n individual, y por
tanto pertenecían al estado romano.
5) Las piedras preciosas, las perlas y otras cosas que se hallen sobre las
riberas, pertenecen al descubridor, que es su primer ocupante.

6) La isla nacida en el mar, aunque rara, pertenece al primer ocupante.

La Servidumbre.
La servidumbre, que segú n el derecho romano se comprendía bajo la
denominació n general de “ius in re aliena”, era un derecho real sobre
una cosa ajena, en beneficio de un fundo o de una persona
determinada.

De ahí que en el derecho romano se clasificaran las servidumbres en


prediales y personales, segú n que fueran establecidas en beneficio de
un predio o de una persona.

1
Tal clasificació n no ha sido seguida por el derecho moderno, segú n el
cual no hay sino servidumbres prediales, esto es, sobre un predio y en
beneficio de otro predio de distinto dueñ o.

Servidumbres Prediales ("Servitutes Praediorum")


La servidumbre predial consistía en un gravamen sobre un predio
determinado, en beneficio exclusivo de otro predio de distinto dueñ o.
Entraban, pues, en la composició n de la servidumbre predial los
siguientes elementos:

1°) un predio que soportara el gravamen (predio sirviente);

2°) un predio de distinto dueñ o que se beneficiara del gravamen


(predio dominante);

3°) el gravamen, que implicaba una limitació n del derecho de dominio


para el dueñ o del predio sirviente, y que al propio tiempo debía
constituir un beneficio para el predio dominante, y

4°) el titular del derecho de servidumbre, que era el propietario del


predio dominante.

Divisiones de las servidumbres prediales.


Desde el derecho romano se han clasificado las servidumbres prediales
en urbanas y rú sticas o rurales. Las primeras eran las que se
establecían entre fundos urbanos, o por lo menos en beneficio de un
predio urbano. Las segundas entre fundos rurales, o al menos, en
beneficio de un fundo rural. Pero debe advertirse que para los efectos
de esta clasificació n, se entendía por fundo urbano una casa o un
edificio, aun cuando estuviera en el campo, y por fundo rural todo
terreno no edificado, cualquiera que fuera su situació n.

Se dividían también las servidumbres prediales en positivas y


negativas, segú n que el gravamen consistiera en permitir una acció n o
en abstenerse de algo.

1
Otra clasificació n tradicional de las servidumbres ha sido la de
continuas y discontinuas, aparentes e inaparentes. Continuas las que
implican una acció n continuada, o inacció n, sin necesidad de un hecho
actual del hombre para su ejercicio; discontinuas, las que necesitan
para su ejercicio un hecho actual del hombre; aparentes las que se
manifiestan por señ ales exteriores permanentes; inaparentes las que
no ostentan tales señ ales.37

Como ejemplos de servidumbres prediales entre los romanos, pueden


citarse: la servidumbre de pasaje o de trá nsito consistente en el
derecho de transitar por sobre el predio sirviente para beneficio del
predio dominante; la de acueducto, o derecho de conducir el agua al
través del predio sirviente para llevarla al predio dominante; la de
aquae hauriendae, o derecho de tomar el agua del pozo o de la fuente
del predio sirviente para beneficio del predio dominante; y la de aquae
educendae, o derecho de hacer pasar al predio sirviente el agua que
sale del predio dominante.

Como ejemplos de servidumbres urbanas pueden citarse: el ius tigni


immitendi, o derecho de introducir vigas en la pared del predio
sirviente; el ius honréis ferendi, o derecho de hacer descansar una
edificació n sobre el muro del predio sirviente; el ius altius non tollendi,
o derecho de que no se le levante la construcció n del predio sirviente
para no perjudicar la vista o la luz del predio dominante, y el ius
fluminis recipiendi, o derecho a que el predio sirviente reciba las aguas
lluvias que caen del predio dominante.

Constitución de las servidumbres prediales.


De una manera general y después de un proceso evolutivo en armonía
con el progreso del derecho, llegó a admitirse que las servidumbres
pudieran constituirse por medios semejantes a los que servían para
adquirir el dominio. Aquella evolució n culminó bajo el derecho de
JUSTINIANO, en que se consagraron, como medios de constituir las
servidumbres:
1) La cuasi tradició n con causa en un contrato, en pactos y

37
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

1
estipulaciones. Se convenía por las dos partes en constituir
determinada servidumbre y el dueñ o del predio sirviente ponía al
dueñ o del predio dominante en posibilidad física de ejercerla. Era, por
así decirlo, la entrega o tradició n del derecho de servidumbre (quasi
traditio).

2) La reserva de determinada servidumbre cuando una persona


enajenaba un predio a favor de otra. Podía el enajenante reservar
sobre el predio enajenado determinada servidumbre para beneficio de
otro predio del cual fuera dueñ o.

3) El testamento.

4) La usucapió n.

Extinción de las servidumbres prediales.


Las servidumbres prediales se extinguían:

1) Por el no uso durante diez añ os entre presentes y veinte entre


ausentes;

2) Por la destrucció n total de uno de los predios;

3) Por la confusió n, o sea el hecho de venir a ser los dos predios de


propiedad de una sola persona, y
4) Por la renuncia expresa o tá cita de la servidumbre por el dueñ o del
predio dominante.

Servidumbres personales
Segú n el derecho romano, las servidumbres personales eran: el
usufructo, el uso, la habitació n y los servicios de los esclavos o de los
animales ajenos (operae servorum).

a) Usufructo. Segú n las Instituciones de JUSTINIANO, el usufructo se


define como el derecho de usar y disfrutar las cosas ajenas, sin alterar
la sustancia. El titular del derecho de usufructo se llama usufructuario

1
y tiene dos de los elementos o atributos del dominio: el usus y el
fructus (ius utendi y ius fruendi).

El dueñ o de la cosa de que otro tiene el usufructo se llama nudo


propietario. El gravamen constitutivo de la servidumbre consistía,
segú n los romanos, en carecer de aquellos dos atributos del dominio: el
usus y el fructus. Y ese mismo gravamen lleva consigo el beneficio para
la persona del usufructuario, o sea para el titular de ese derecho de
servidumbre personal. 38

En general el usufructo se constituía por los mismos medios de


constitució n de la servidumbre predial, y se extinguía:

1°) Por la muerte del usufructuario, como que era un derecho


inherente a su persona e intransmisible a los herederos;

2°) por la capitis deminutio del usufructuario, a excepció n de la


mínima bajo el derecho de JUSTINIANO;

3°) por la destrucció n de la cosa materia del usufructo;

4°) por el no uso durante determinado lapso de tiempo, generalmente


el mismo que para la usucapió n;

5°) por la renuncia del usufructuario en beneficio del nudo propietario;


6°) por la reunió n del usufructo con la nuda propiedad, mediante la
adquisició n de esta por el usufructuario;

7°) por la expiració n del tiempo fijado para su duració n.

b) El uso. El uso era el derecho de usar de una cosa ajena, segú n su


naturaleza y destino, sin derecho sobre los frutos. El titular del derecho
de uso se denomina usuario y tiene uno de los atributos del dominio: el
ius utendi o usus. A este atributo estaba limitado el ejercicio de su
derecho. El gravamen para el dueñ o de la cosa consistía en la privació n

38
ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado romano

1
de ese elemento del derecho de propiedad, lo que al propio tiempo
llevaba en sí el beneficio para el titular de este derecho de servidumbre
personal.

c) La habitación. Era un derecho de uso pero limitado este a la


habitació n de una casa, que también podía ser arrendada por el titular
del derecho.

d) Operae servorum. Consistía este derecho de servidumbre personal


en aprovecharse de los esclavos ajenos, aunque estos también podían
ser alqui¬lados por el titular del derecho.

El Usufructo.
El usufructo, se origina del latín usus que significa uso y de fructus que
quiere decir frutos y es el derecho de usar de la cosa ajena y
aprovecharse de todos sus frutos sin deteriorarla.

Es aquel derecho real de usar y gozar de una cosa


cuya propiedad pertenece a otro, con tal que no se altere su sustancia.

"El derecho de usufructo es un derecho real que consiste en la facultad


de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma y substancia, y
de restituirla a su dueñ o."

A la definició n legal, se le hace una crítica en el sentido que no


incorpora, al cuasiusufructo, solamente al usufructo propiamente
dicho, al finalizar diciendo con cargo de restituirla a su dueñ o.

De tal definició n, pueden desglosarse sus características y elementos.

Derechos Reales Pretorianos.


El derecho pretoriano o en latín ius praetorium fue el derecho creado
por el magistrado romano a través de sus preceptos. Es decir que estos
edictos del derecho privado se desarrollaron en la antigua Roma por
los pretores de ese entonces.

1
El Compendio señ ala que los pretores podían confirmar, complementar
o apoyar el derecho civil, o sea, el derecho romano fundamental basado
en la ley estatutaria. Debido al formalismo inherente, la ley civil no fue
capaz de adaptarse al rá pido desarrollo de las relaciones econó micas
de una sociedad esclavista, y por lo tanto, a finales de la época
republicana, el derecho pretoriano se había convertido esencialmente
en un sistema judicial independiente.

Cuando un pretor asumió la presidencia emitió un edicto especial


(edictum tralaticium) para proporcionar má s protecció n a los dueñ os
de propiedades privadas. El edicto referente a la introducció n de
nuevas demandas y otros medios procesales que para todos los
efectos, anulado leyes obsoletas. Se mantuvo en vigor durante un añ o.
En la elaboració n de su edicto, cada nuevo pretor usa los principios
jurídicos má s importantes de sus predecesores.

Los pretores se convirtieron en legisladores má s activos en la mitad


del siglo II antes de Cristo, después de la promulgació n de la Lex
Aebutia, lo que le dio el derecho al pretor que durante un juicio en la
corte, elaborar instrucciones legales obligatorias para los jueces
(fó rmulas). Derecho pretoriano reformó significativamente dichas
instituciones del derecho privado como posesió n, contratos, y la
herencia. Propiedad-a Bonitarian forma especial de pretoriana
herencia-fue creado sobre la base del derecho pretoriano. Después de
la caída de la repú blica, la actividad legislativa de los pretores conflicto
con el creciente poder de los emperadores. El desarrollo del derecho
pretoriano cesó en el siglo II dC, cuando el jurista Salvio Juliano, por
instrucciones del emperador Adriano, compilado el texto final del
edicto pretoriano (edictum perpetuum Hadriani), una codificació n del
derecho pretoriano. En los siglos IV y V dC, los sistemas de derecho
pretoriano y el derecho civil se crecían cerca juntos, llegando a ser un
solo sistema.

La Enfiteusis.
La enfiteusis, palabra que procede del griego (plantar, sembrar), nació
del arrendamiento de tierras incultas, a largo plazo o a perpetuidad,
que los emperadores solían dar a los particulares, con la obligació n

1
para el colono de cultivarlas y plantarlas. Esta prá ctica fue igualmente
seguida por los grandes propietarios y dio origen al derecho real del
colono sobre las tierras, creado por el pretor y denominado enfiteusis.
En la época de JUSTINIANO se refundieron el ius in agro vectigalis y la
enfiteusis en una misma situació n y se sometieron a un mismo régimen
legal.39

La Hipoteca.
Segú n el derecho romano, la hipoteca era un derecho real accesorio
sobre una cosa mueble o inmueble, destinado a garantizar el pago de
una deuda.

La institució n de la hipoteca surgió lentamente a la vida jurídica


mediante una evolució n progresiva. Con la finalidad de obtener una
garantía para el acreedor, distinta de las seguridades puramente
personales, se acostumbró primeramente lo que se lla¬mó enajenació n
fiduciaria. Quien contraía una deuda, enajenaba a favor del acreedor
una cosa determinada, pero conviniendo por un pacto llamado de
fiducia, que al pagarse la deuda volviera la cosa al patrimonio del
deudor.

Luego vino la institució n de la prenda (pignus). El deudor entregaba a


su acreedor la posesió n de una cosa en garantía de pago. El acreedor
conservaba dicha posesió n mientras no se le pagara la deuda.

Posteriormente se vio el verdadero origen de la hipoteca en el


arrendamiento de fundos rurales. Para garantizar al arrendador el
pago del arrendamiento, se estableció que por un convenio entre el
arrendador y el arrendatario, los ganados y utensilios agrícolas
llevados al predio por el arrendatario quedaran afectos al pago, sin que
salieran del poder de este. Si el arrendatario no pagaba, se permitía al
arrendador tomar la posesió n de aquellas cosas por medio de una
acció n llamada interdicto salviano.

39
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

1
Vino en seguida un progreso en la institució n. Mediante convenio entre
arrendador y arrendatario de un predio rú stico, el primero quedaba
investido de un verdadero derecho real sobre los ganados y utensilios
agrícolas del arrendatario, el cual podía hacer efectivo no solo contra
este, en caso de no pagar, sino contra toda persona que hubiera
adquirido las cosas afectadas al pago. Ese gravamen sobre las cosas
acompañ aba, pues, a estas en cualquier poder en que se hallaran, y
daba lugar a que el acreedor obtuviera su posesió n si no se le pagaba la
deuda. Esta acció n del acreedor para hacerse a la posesió n de las cosas
gravadas, en caso de no ser pagado, se denominó acció n serviana.

Finalmente, aquella institució n se generalizó para todas las cosas,


cuales¬quiera que fuesen la naturaleza y el origen del crédito que
trataba de garanti¬zarse. El que contraía una deuda podía, por un
simple convenio con el acreedor, gravar en garantía del pago una o má s
cosas de su propiedad, muebles o inmue¬bles, sin que por el solo
hecho del gravamen salieran de su poder. El acreedor adquiría por ese
modo sobre las cosas gravadas un derecho real que, en caso de no ser
pagado, hacía efectivo por medio de la acció n llamada quasi serviana o
hipotecaria, extensiva a todas las personas que adquirieran las cosas
gra¬vadas con posterioridad a la constitució n del gravamen.

La acció n quasi serviana o hipotecaría se dirigía en un principio a


obtener la posesió n de las cosas gravadas en caso de no pagarse la
deuda. El acreedor adquiría entonces la posesió n y seguía teniéndola, a
manera de prenda mientras no se le pagara.

Pero aquella situació n podía hacerse indefinida, por lo cual vino a


es¬tablecerse primeramente que por convenio de las partes, al
constituirse el gravamen, el acreedor se hiciera dueñ o de las cosas
gravadas en caso de no ser pagado. En seguida se permitió convenir
entre acreedor y deudor, que en caso de no pago, el acreedor pudiera
vender las cosas gravadas para pagarse con su precio.
Y ú ltimamente culminó aquel proceso evolutivo, estableciéndose que
sin necesidad de convenio expreso entre las partes, el acreedor
hipotecario tenía el derecho de vender las cosas gravadas para pagarse
con su precio en caso de que llegado el día del pago no se hiciera este.

1
De este modo vino a consagrarse en las instituciones jurídicas de Roma
el derecho real de hipoteca con los mismos caracteres generales que lo
distin¬guen en el derecho civil moderno, salvo su extensió n en cuanto
a las cosas susceptibles de él, que era mayor en el derecho romano,
pues tenía lugar sobre los bienes muebles e inmuebles, al paso que en
el derecho moderno solo tiene lugar sobre los inmuebles.

La Prenda.
La prenda (pignus datum) es el Derecho real constituido por el deudor
(pignorante) a favor del acreedor (pignoraticio) sobre una cosa propia
o de un tercero con su consentimiento, transmitiéndole ademá s la
posesió n de la misma como garantía del cumplimiento de la obligació n.
La transmisió n de la posesió n de la cosa pignorada al acreedor, es
también requisito de la prenda en el artículo 1863 del Có digo Civil
españ ol.40

El deudor pignorante tiene la actio pignoraticia para reclamar la cosa


pignorada de manos del acreedor, una vez cumplida la obligació n
asegurada. De la palabra latina pignus derivan en castellano la forma
culta "pignorar, "pignoració n", y la vulgar "empeñ ar", "empeñ o".

La prenda es un contrato real, bilateral imperfecto, por el cual un


deudor entrega a su acreedor la posesió n de una cosa propia o de un
tercero, con su consentimiento, para garantizar su obligació n,
acordando que le será restituida una vez cumplida la obligació n
garantizada, o lo que es lo mismo, una vez extinguida la deuda.

40
AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F. Giner, G. de Ascárate y A.C. de
Linares, Madrid 1879.

1
CUESTIONARIO UNIDAD V

1.- Explique sobre los derechos reales.

2.- Haga algunas Precisiones terminoló gicas sobre los derecho reales.

3.- Explique sobre la distinció n entre derechos reales y personales.

4.- Noció n de derecho subjetivo real.

5.- Clasificació n de los derechos reales.

6.- Hable de la Propiedad.

1
7.- Explique sobre la Evolució n Histó rica.

8.- Explique sobre la Posesió n.

9.- La propiedad implica la posesió n, pero ambas pueden existir


separadamente en que caso.

10.- Naturaleza Jurídica de la Posesió n.

11.- Modos Originarios de adquirir la Propiedad.

12.- La adquisició n de la propiedad puede tener lugar de las siguientes


Formas:

13.- Explique la forma originaria o derivada.

1
14.- Explique la Adquisició n a título universal y a título particular.

15.- Explique sobre Del derecho civil y del derecho de gentes.

16.- Explique sobre las Convencionales y No Convencionales.

17.- Explique Occupatio.

18.- Los requisitos para que tenga lugar la ocupació n son los
siguientes:

19.- Pueden ser adquiridas por ocupació n:

20.- Explique La Servidumbre.

1
21.- Explique sobre Servidumbres Prediales ("Servitutes Praediorum").

22.- Explique sobre las Divisiones de las servidumbres prediales.

23.- Explique sobre la Constitució n de las servidumbres prediales.

24.- Explique sobre la Extinció n de las servidumbres prediales.

25.- Explique sobre las Servidumbres personales.

26.- Explique sobre El Usufructo.

27.- Explique sobre los Derechos Reales Pretorianos.

1
28.- Explique sobre La Enfiteusis.

29.- Explique sobre La Hipoteca.

30.- Explique sobre La Prenda.

1
BIBLIOGRAFIA

1.- EUGENE PETIT. Tratado Elemental de Derecho Romano.

2.- ANTONIO ORTEGA CARRILLO DE ALBORNOZ. Derecho privado


romano, Pá ginas 52-53.

3.- FABIAN VELEZ PEREZ, www. Internet

4.- AHERENS, E, Compendio de la historia del derecho romano, tr. F.


Giner, G. de Ascá rate y A.C. de Linares, Madrid 1879.

5.- ÁLVAREZ SUÁREZ, URSICINO, curso de derecho romano,


Madrid, revista de derecho privado, 1955.

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