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TRABAJO DE INVESTIGACIÓN TEÓRICO Y PRÁCTICO

Nombre: Felipe Ignacio Fuentes Pacheco.

Profesor: Mario Alfredo Cayul Estrada.

Fecha: 03/07.

Materia: Derecho procesal ordinario.


Medidas precautorias.

La definición de medida precautoria la extraemos del libro “Manual de derecho procesal”, del
profesor Mario Casarino Viterbo, donde nos señala que: las medidas precautorias se definen
como los medios que la ley franquea al demandante para que asegure el resultado de la acción
que ha interpuesto. Donde el objeto que buscan estas medidas es, asegurar el resultado de la
acción interpuesta por el demandante. En doctrina, las medidas precautorias pertenecen al grupo
de las acciones cautelares; y su ejercicio da origen a un proceso, también de naturaleza cautelar,
el cual podrá pasar tanto por la fase de cognición o declarativa como por la de ejecución o
cumplimiento. Las medidas precautorias tienen su fuente directa en el titulo V libro II del Código
de Procedimiento Civil. O sea, los artículos 290 al 302, que se encuentran dentro del juicio
ordinario.

Existen 3 clases de medidas precautorias las que enumera el artículo 290 del Código de
Procedimiento Civil; las demás que autorizan expresamente las leyes y a que se refiere el artículo
300 del mismo Código y las que puede solicitar el actor, que no sea de las anteriormente
indicadas, y a que se refiere el artículo 298 del mismo Código, en su parte final.

Para comenzar, haré un análisis sobre las medidas precautorias enumeradas en el artículo 290 del
CPC.

El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda. las medidas precautorias que enumera el
artículo 290; y para que tenga aplicación, la demanda ha de tener por objeto una cosa. El
secuestro a su vez es de dos clases: convencional y judicial. el secuestro como medida precautoria
tiene lugar en dos casos:

1) En la situación prevista por el artículo 901 del Código Civil, o sea, cuando reivindicándose una
cosa corporal mueble, hubiere motivo de temer que se pierda o deteriore en manos del poseedor.

2) Cuando se entablen otras acciones con relación a cosa mueble determinada y haya motivo de
temer que se pierda o deteriore en manos de la persona que, sin ser poseedora de dicha cosa, la
tenga en su poder (art. 291 CPC).

Como segundo numeral del artículo 290, tenemos: El nombramiento de uno o más interventores.
El interventor judicial es la persona designada por el juez con el objeto de que controle la
administración de los bienes materia del juicio, y que aún se hallan en poder del demandado.

Como tercer numeral del artículo 290, tenemos: La retención de bienes determinados. La medida
precautoria de retención de bienes determinados recae exclusivamente sobre dinero o cosas
muebles. Su objeto preciso es asegurar el resultado de la acción instaurada, impidiendo que el
demandado disponga de ese dinero o de esas cosas muebles durante el curso del juicio, a fin de
que, en definitiva, respondan al cumplimiento de la sentencia que se dicte. Se utiliza para
asegurar el resultado de acciones personales o de créditos. la retención de bienes determinados
puede hacerse en manos del mismo demandante, del demandado o de un tercero

La medida precautoria de retención de bienes determinados tiene lugar:

1° En caso de que las facultades del demandado no ofrezcan suficiente garantía;

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2° En caso de que haya motivo racional para creer que el demandado procurará ocultar sus
bienes;

3° En los demás casos determinados por la ley.

Como cuarto numeral del artículo 290, tenemos: La prohibición de celebrar actos o contratos
sobre bienes determinados. Esta última medida precautoria consiste en que mediante ella se
impide al demandado que celebre cualquier clase de acto o contrato sobre los bienes objeto de la
misma. El inciso 1° del artículo 296 del Código de Procedimiento Civil dispone que "la
prohibición de celebrar actos o contratos podrá decretarse con relación a los bienes que son
materia del juicio, y también respecto de otros bienes determinados del demandado...". Esta
última medida puede recaer sobre dos clases de bienes del demandado:

1) sobre bienes materia del juicio, y 2) sobre bienes ajenos al juicio.

Si la prohibición de celebrar actos o contratos se pide sobre bienes materia del juicio, bastará que
el demandante invoque esta circunstancia para que el tribunal pueda decretarla. Por el contrario,
si la prohibición de celebrar actos o contratos se solicita sobre otros bienes determinados del
demandado, será necesario que las facultades del demandado no ofrezcan suficiente garantía para
asegurar el resultado del juicio. Lo que se persigue con esta medida es, impedir que la cosa
materia del juicio salga de su patrimonio o se vea menoscabada en su integridad jurídica. una vez
decretada la medida precautoria de prohibición, cualquiera que sea la naturaleza de los bienes
sobre los cuales ha recaído, produce efectos entre las partes y frente a terceros.

El procedimiento para las medidas precautorias se distingue ya que consta de distintos requisitos.

a) Las medidas precautorias señaladas en el artículo 290 exigen la concurrencia de un doble


grupo de requisitos legales, a saber: los generales sobre concesión de medidas precautorias, y los
especiales señalados por la ley para cada clase de medida precautoria en particular. Los requisitos
generales sobre concesión de medidas precautorias son dos: que se limiten a los bienes necesarios
para responder a los resultados del pleito, y que el demandante acompañe comprobantes que
constituyan a lo menos presunción grave del derecho que se reclama (art. 298, CPC). La
equivalencia entre los bienes objeto de la medida precautoria y el monto del juicio es una
condición general e indispensable que debe tomarse muy en consideración al solicitarse y
decretarse una medida precautoria, cualquiera que ésta sea. El legislador se contenta con
comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho reclamado. Por
consiguiente, el tribunal, en presencia de estos comprobantes, tendrá que examinar someramente
si la acción tiene probabilidades de ser acogida en definitiva y, en caso afirmativo, concederá la
medida solicitada, siempre que concurran además los requisitos específicos de la medida de que
se trate. Estos requisitos son: Los requisitos especiales, o específicos como también se les llama,
sobre concesión de medidas precautorias, el requisito específico de concesión de la medida
precautoria, en ciertos casos, está constituido por la circunstancia de que la ley misma autoriza
conceder dicha medida en el caso concreto de que se trata; y, en otros, el requisito específico
consiste en las circunstancias de que el demandante tenga justo motivo de temer que la cosa
objeto del juicio se pierda o deteriore en manos del demandado, o que estime que las facultades
económicas del demandado no son suficientes para asegurar el resultado del juicio, o que tenga
motivo racional para creer que el demandado procurará ocultar sus bienes.

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b) Las medidas precautorias contempladas en la parte final del artículo 298 son aquellas no
autorizadas expresamente por las leyes, y que, no obstante, pueden ser solicitadas por el actor
para asegurar el resultado de su acción. También deben concurrir los requisitos generales de toda
medida precautoria; a saber: que se limiten a los bienes necesarios para responder a los resultados
del pleito, y que se acompañen por el demandante comprobantes que constituyan a lo menos
presunción grave del derecho que reclama (art. 298, parte 1a, CPC); y, además, un requisito
especial de mucha importancia, o sea, el otorgamiento de caución para responder el actor de los
perjuicios que se originen, si el tribunal así lo estima necesario (art. 298, parte final, CPC).

c) Por último, las medidas precautorias contempladas en el artículo 300 son aquellas que
consagran las leyes de fondo o las procesales y que no dicen relación con las anteriormente
analizadas. Para decretar esta última clase de medidas precautorias creemos que solamente deben
concurrir los requisitos particulares que exija el texto legal especial que las consagra.

El inciso 1° del artículo 290 del código de procedimiento civil, nos señala en su disposición la
oportunidad para pedir medidas precautorias, donde señala "para asegurar el resultado de la
acción, puede el demandante en cualquier estado del juicio, aun cuando no esté contestada la
demanda, pedir una o más de las siguientes medidas". la concesión de una medida precautoria,
puede ejercitarlo durante todo el curso del juicio. El artículo 433 del Código de Procedimiento
Civil también establece que, a pesar de que las partes se encuentren citadas para oír sentencia,
puede pedir el demandante una o más de las medidas precautorias indicadas en el artículo 290 del
mismo Código.

Si ésta es en cualquier estado del juicio, quiere decir que podrán pedirse las medidas precautorias
tanto cuando el juicio se encuentre en la primera instancia, cuanto en la segunda y, aún, en vía de
casación.

La reglamentación para la tramitación de la solicitud que realiza el demandante para pedir una
medida precautoria, el legislador la prevé en tres situaciones:

a) Primera situación: El demandante presenta su solicitud de medida precautoria ante el tribunal


que está conociendo del juicio principal, y en ella pide que, para asegurar el resultado de su
acción, se le concedan una o más de las medidas señaladas en el artículo 290 del Código de
Procedimiento Civil. Expondrá, además, que esta medida es indispensable para asegurar el
resultado de su acción y que concurren los requisitos generales y los especiales para decretarla.

b) Segunda situación: El demandante presenta su solicitud de medida precautoria ante el tribunal


que está conociendo del juicio principal, y en ella pide que, para asegurar el resultado de la
acción, necesita se le concedan una o más de las medidas precautorias señaladas en el artículo
290 del Código de Procedimiento Civil; pero agrega que aún le faltan los comprobantes exigidos
por la ley para acreditar a lo menos presunción grave del derecho que reclama.

c) Tercera situación: El demandante presenta su solicitud de medida precautoria ante el tribunal


que está conociendo del juicio principal, y en ella pide que, para asegurar el resultado de su
acción, necesita se le concedan una o más de las medidas precautorias señaladas en el artículo
290 del Código de Procedimiento Civil. Expondrá, además, que concurren todos los requisitos
generales y especiales para decretarla; acompañará, al efecto, los comprobantes que constituyan a
lo menos presunción grave del derecho que reclama; y agregará que la medida precautoria debe

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llevarse a efecto antes de notificarse al demandado, por las graves razones que también hará valer
(art. 302, inc. 2°, CPC).

Resumiendo lo antes mencionado, si bien la ley y la práctica de nuestros tribunales coinciden en


que la petición de medidas precautorias da origen a un incidente, que debe tramitarse de acuerdo
con las reglas generales y por cuerda separada, difieren, fundamentalmente, en que mientras para
la primera las medidas precautorias pueden dar origen a un incidente -lo cual acontecerá cuando
el demandado se oponga a ella una vez decretada-, para la segunda, en cambio, el incidente se
plantea tan pronto el demandante solicita una o más de las medidas precautorias señaladas en la
ley.

El artículo 301 del CPC nos señala los efectos que estas medidas producen "todas estas medidas
son esencialmente provisionales; en consecuencia, deberán hacerse cesar siempre que
desaparezca el peligro que se ha procurado evitar o se otorguen cauciones suficientes".

Decretada una medida precautoria y cumplida la resolución respectiva, puede dejarse sin efecto si
posteriormente concurren las dos siguientes circunstancias: que haya desaparecido el peligro que
por medio de ellas se procuró evitar, o bien se otorguen cauciones suficientes. Puede también
haberse negado lugar a una solicitud de medida precautoria, por estimarse que no concurren todos
los requisitos exigidos por la ley para decretarla, y posteriormente reiterarse esa solicitud y ser
acogida, por existir ahora los requisitos antes señalados. En consecuencia, decretada una medida
precautoria, o bien denegada la solicitud respectiva, podrá pedirse posteriormente que se la deje
sin efecto, o que se acceda a ella, por haber en ambos casos variado las circunstancias que se
tuvieron en vista al pronunciarse la solicitud respectiva; sin que el demandante, en el primer caso,
o el demandado, en el segundo, puedan oponerse en razón de que la primitiva resolución ha
producido cosa juzgada.

las resoluciones que conceden una medida precautoria, una vez ejecutoriada, producen la acción
de cosa juzgada, por cuanto pueden pedirse su ejecución o cumplimiento; pero las resoluciones
que conceden o deniegan una medida precautoria, una vez firmes, no pueden servir de
fundamento a la excepción de cosa juzgada, ni siquiera a la excepción de cosa juzgada formal,
pues aun dentro del mismo proceso en que fueron dictadas, pueden dejarse sin efecto su carácter
provisional, señalado expresamente por la ley.

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Las medidas perjudiciales.

El concepto que se le ha dado a las medidas prejudiciales es el siguiente “los medios que franquea
la ley a las partes litigantes para preparar su entrada al juicio”.

Donde el legislador, para asegurar el derecho de defensa de ambas partes litigantes, tanto de
demandante como demandado, establece la institución de medidas prejudiciales.

No debemos confundir entre las medidas prejudiciales con las precautorias, debido a que las
primeras pueden solicitarlas tanto el demandante como el demandado; en cambio, las segundas
sólo le compete al demandante. Las primeras tienen por objeto preparar la entrada al juicio; en
cambio, las segundas tienen por objeto asegurar el resultado de la acción instaurada. Las
primeras, por su propia finalidad, deben solicitarse antes de la iniciación del juicio; en cambio, las
segundas, por esa misma razón, se solicitan en cualquier estado del mismo. En resumen, ambas
instituciones difieren en cuanto a su titular, finalidad y oportunidad.

El campo de aplicación está dado por el artículo 273 del CPC, donde nos señala "el juicio
ordinario podrá prepararse, exigiendo el que pretende demandar de aquel contra quien se propone
dirigir la demanda..." Algunas de las medidas que a continuación enumera, parecen dar a entender
que las medidas prejudiciales sólo tienen aplicación en la clase de juicio antes indicado, o sea, en
el juicio ordinario.

Sin embargo, en presencia de lo que dispone el artículo 3° del mismo Código donde señala que
se aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén

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sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza. Puede concluirse que las
medidas prejudiciales son disposiciones comunes a todo procedimiento.

Las medidas prejudiciales pueden clasificarse desde diversos puntos de vista:

a) según la parte que puede solicitar medidas prejudiciales, se clasifican en: medidas perjudiciales
del futuro demandante y medidas perjudiciales del futuro demandado.

b) Según la finalidad de las medidas prejudiciales, pueden clasificarse en: medidas prejudiciales
destinadas a preparar la demanda, medidas prejudiciales destinadas a procurarse pruebas que
pueden desaparecer y medidas prejudiciales destinadas a asegurar el resultado de la acción que se
va a instaurar.

c) según su naturaleza, también pueden clasificarse en: medidas prejudiciales propiamente dichas
y medidas prejudiciales precautorias.

Ahora toca analizar cada uno de los incisos del artículo 273, el inciso 1° Declaración jurada
acerca de algún hecho relativo a la capacidad del futuro demandado para parecer en juicio, o a su
personería o al nombre y domicilio de sus representantes. En la práctica solamente puede pedirla
el futuro demandante en contra del futuro demandado; y, en atención a su finalidad, pertenece a
las medidas prejudiciales destinadas a preparar la demanda. Su objetivo es triple, pues la
declaración jurada exigida por el futuro demandante al futuro demandado puede versar sobre
algún hecho relativo a su capacidad para parecer en juicio, sobre su personería o sobre el nombre
y domicilio de sus representantes. Esta medida prejudicial se decretará sólo cuando, a juicio del
tribunal, sea necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio (art. 273, inc. final, CPC).
Puede suceder que el futuro demandado se resista a cumplir la medida prejudicial decretada. En
tales casos, la ley autoriza para imponer al desobediente multa que no exceda de dos sueldos
vitales, o arrestos hasta de dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal; sin perjuicio
de repetir la orden y apercibimiento (art. 274 CPC).

El inciso 2° La exhibición de la cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata de entablar.
También solamente puede pedirla el futuro demandante en contra del futuro demandado; y, en
atención a su finalidad, pertenece asimismo a las medidas prejudiciales destinadas a preparar la
demanda. La acción que pretende instaurar el futuro demandante ha de tener por objeto una cosa,
esta cosa debe ser corporal, por la propia finalidad de la medida prejudicial de que se trata. El
tribunal decretará esta medida prejudicial sólo cuando, a su juicio, sea necesaria para que el
demandante pueda entrar al juicio (art. 273, inc. final, CPC). La manera de proceder a la
exhibición de esta cosa varía según ella se encuentre en poder del propio interesado, esto es, del
futuro demandado, o de terceras personas. Si se halla en poder del propio interesado, se hará
mostrando el objeto que deba exhibirse o autorizando al futuro demandante para que lo reconozca
y dándole facilidades para ello. Si se halla en poder de terceros, cumplirá la persona a quien se
ordene la exhibición, expresando el nombre y residencia de dichos terceros, o el lugar donde el
objeto se encuentre (art. 275 CPC).El solicitante tendrá derecho, siempre que lo exija, a que se
deje en el proceso razón de la clase y estado actual de la cosa exhibida (art. 283, parte final,
CPC). Si se niega a efectuar la exhibición de la cosa en los términos antes señalados, podrá
apremiarse al desobediente con multas que no excedan de dos sueldos vitales,* o arrestos hasta de
dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal, y aun decretarse allanamiento del local

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donde se halle el objeto cuya exhibición se pide. Iguales apremios podrán decretarse contra los
terceros que, siendo meros tenedores del objeto, se nieguen a exhibirlo (arts. 274 y 276 CPC).

El inciso 3° La exhibición de sentencias, testamentos, inventarios, tasaciones, títulos de propiedad


u otros instrumentos públicos o privados que por su naturaleza puedan interesar a diversas
personas. Solamente puede pedirla el futuro demandante en contra del futuro demandado; y, en
atención a su finalidad, también pertenece a las medidas prejudiciales destinadas a preparar la
demanda. Este inciso nos señala la exhibición de instrumentos públicos o privados; pero que han
de revestir una característica especial, o sea, que por su naturaleza puedan interesar a diversas
personas. Se trata entonces de una cuestión de hecho, que habrá que examinar a la luz de cada
caso en particular. El tribunal decretará esta medida prejudicial sólo cuando, a su juicio, sea
necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio (art. 273, inc. final,CPC).

Si los documentos cuya exhibición se pretende se encuentren en poder de terceros, la medida


prejudicial no produciría los efectos pretendidos por el solicitante; y no tendría más camino que
pedir esa exhibición durante el curso del juicio. Por el contrario, si los documentos cuya
exhibición se ha solicitado, se encuentran en poder del futuro demandado y este desobedece la
medida prejudicial decretada, incurre en la sanción de perder el derecho de hacerlos valer
después, salvo que el demandante los haga también valer en apoyo de su defensa, que se
justifique o aparezca de manifiesto que no los pudo exhibir antes, o que se refieren a hechos
distintos de aquellos que motivaron la solicitud de exhibición (art. 277, CPC). se entiende sin
perjuicio de poder también apremiar al desobediente con multa o arresto en la forma establecida
en el artículo 274, y aun decretarse allanamiento del local donde se halle el instrumento cuya
exhibición se pide (arts. 276 y 277 CPC).

El inciso 4° Exhibición de los libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el
solicitante. solamente puede pedirla el futuro demandante en contra del futuro demandado; y, en
atención a su finalidad, también pertenece a las medidas prejudiciales destinadas a preparar la
demanda. La exhibición ha de tener por objeto libros de contabilidad y todavía debe tratarse de
libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el solicitante. Sin embargo, existe
una limitación, establecida en la parte final del N° 4° del artículo 273 del CPC, cuando dice: "sin
perjuicio de lo dispuesto en los artículos 42 y 43 del Código de Comercio".

La exhibición de los libros de contabilidad será decretada por el tribunal sólo cuando, a su juicio,
sea necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio (art. 273, inc. final, CPC); y
siempre que el solicitante lo exija, se dejará en el proceso copia de las piezas que se presenten. O
de su parte conducente. Una vez decretada la exhibición de los libros de contabilidad, si la
persona quien incumbe dar cumplimiento a esta medida la desobedece, encontrándose dichos
libros en su poder incurrirá en doble sanción: perderá el derecho de hacer valer después, salvo las
forma que establece el artículo 277, sin perjuicio de poder ser apremiada con multas que no
excedan dos sueldos vitales o con arrestos no superiores a dos meses, y aun de decretarse el
allanamiento del local donde se encuentren los libros. Si estos libros que se rehúsan pertenecen a
un comerciante, incurre en las sanciones anteriores y también en las del párrafo 2°, titulo II, libro
I, del código de comercio.

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El inciso 4° el reconocimiento jurado de firma puesta en instrumento privado, este inciso puede
ser solicitado tanto por el futuro demandante como por el futuro demandado y también a
diferencia de las anteriores, en atención a su finalidad, está destinada a preparar la demanda o su
contestación. Esta diligencia se decretará en todo caso, o es decir coma hasta que se pida para que
el tribunal le ordene, sin que tenga que calificar si es o no necesaria para entrar en el juicio punto
será asimismo indispensable que el tribunal al decretar fije una audiencia para que ella se lleve a
efecto. si se rehúsa el reconocimiento de firma, puesta en instrumento privado, como medida
prejudicial, se procederá en formalidad a las reglas establecidas para el reconocimiento judicial de
documentos en el juicio ejecutivo; si el citado no comparece o solo da respuestas evasivas, se
dará por reconocida la firma.

Medida prejudicial precautoria.

Los artículos 279 y 289 del CPC aluden a esta, solo le corresponde solicitarla al futuro
demandante, y en atención a su finalidad constituye el ejemplo típico de medidas prejudiciales
destinadas a asegurar el resultado de la acción que se pretende instaurar. Esta medida presenta un
doble carácter: son perjudiciales, en el sentido de que son previas al juicio, y son precautorias, en
cuanto están llamadas a asegurar el resultado de la futura acción. para que puedan decretarse estas
medidas prejudiciales, la ley exige la concurrencia de tres requisitos copulativos;

a) Que existan motivos graves y calificados para solicitarlas;

b) Que se determine el monto de los bienes sobre que deben recaer las medidas precautorias; y

c) Que se rinda fianza u otra garantía suficiente, a juicio del tribunal, para responder por los
perjuicios que se originen y multas que se impongan (art. 279, CPC).

Una vez que el tribunal ha aceptado la solicitud de medidas prejudiciales precautorias, pesan
sobre el futuro demandante dos importantes obligaciones: a) debe presentar su demanda en el
término de diez días, y b) debe pedir que se mantengan las medidas decretadas (art. 280, inc. 1°,
parte 1a, CPC). La petición de que se mantengan las medidas precautorias decretadas deberá
formularse en el cuaderno de medida prejudicial, naturalmente junto con la presentación de la
demanda; pero no en este mismo y último escrito, esta petición deberá ser resuelta directamente
por el tribunal; esto es, manteniendo la ya decretada, o bien ordenando alzarla.

Existen diversas situaciones que pueden presentarse frente a las obligaciones anteriores y sus
consecuencias de orden legal. Puede acontecer: a) que el futuro demandante no deduzca
oportunamente su demanda; b) que, a pesar de haber deducido oportunamente su demanda, no
pida que continúen en vigor las medidas precautorias decretadas; yc) que, a pesar de haberse
presentado oportunamente la demanda y pedido la mantención de las medidas, al resolver sobre
esta petición, el tribunal decida no mantenerlas. Se trata de una presunción legal establecida en
beneficio de la persona en contra de quien se solicitaron estas medidas, y destinada a evitarle
tener que rendir prueba dentro del pleito sobre indemnización de perjuicios, que podrá iniciar en
contra del que pidió las medidas precautorias, acerca del dolo con que este último actuó en las
gestiones respectivas.

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Existen nuevas medidas prejudiciales que se encuentran establecidas en el artículo 281 del CPC
y esta es la Inspección personal del tribunal, informe de peritos nombrados por el mismo, o
certificado de ministro de fe. Presentan la característica de que pueden ser solicitadas tanto por el
futuro demandante como por el futuro demandado (art. 288 CPC); y, en atención a su finalidad,
pertenecen a la categoría de las medidas prejudiciales destinadas a procurarse pruebas que pueden
desaparecer. La inspección personal del tribunal es un medio probatorio destinado a acreditar
hechos o circunstancias materiales en el juicio mediante la observación y constatación de ellas
efectuadas por el tribunal. Para decretar este medio probatorio como medida prejudicial, la ley
requiere que exista peligro inminente de un daño o perjuicio, o se trate de hechos que puedan
fácilmente desaparecer (art. 281, inc. 1°, CPC).El informe pericial es otro medio probatorio, y
consiste en la presentación de un dictamen de personas que tienen versación sobre las materias o
hechos a que dicho dictamen se refiere y que han sido controvertidos en el juicio mismo.

El certificado de ministro de fe, dentro de la teoría general de la prueba, constituye un


instrumento público; y, como medida prejudicial, podrá decretarse en los mismos casos que las
dos anteriores. Para la ejecución de estas medidas se dará previamente conocimiento a la persona
a quien se trata de demandar. este conocimiento también habrá que dárselo a la persona a quien se
cree va a desempeñar el papel de demandante en caso de que alguna de estas medidas
prejudiciales la solicite el futuro demandado:

Otra medida prejudicial, está contemplada en el artículo 282 del CPC, que puede ser solicitada
únicamente por la persona que desea instaurar una demanda, o sea, por el futuro demandante; y,
en atención a su finalidad, también está destinada a preparar la demanda. la petición principal de
esta medida prejudicial consistirá en que quien tenga la cosa de que procede la acción o que es
objeto de ella, exponga sí es poseedor o mero tenedor de la misma; y, para el caso de exponer que
es mero tenedor, subsidiariamente se solicitará que preste juramento sobre el nombre y residencia
de la persona en cuyo nombre la tiene y que exhiba el título de su tenencia o jure carecer de él. En
caso de negativa para practicar cualquiera de las diligencias antes enunciadas, se podrá apremiar a
la persona a quien se intente demandar. La exhibición del título de mera tenencia dará también
derecho al futuro actor, siempre que lo exija, a que se deje en el proceso copia de todo el
documento o de la parte pertinente.

Otra medida prejudicial, está contemplada en el artículo 284 del CPC, puede ser solicitada tanto
por el futuro demandante como por el futuro demandado (art. 288 CPC); y, en atención a su
finalidad, está destinada a procurarse un medio probatorio que pudiera desaparecer. La confesión
se exigirá al tenor de los hechos expuestos por el solicitante, pero calificados previamente de
conducentes por el tribunal.

La persona a quien se le exige esta confesión podrá adoptar tres actitudes: que preste la confesión
solicitada; que se ausente dentro de los treinta días subsiguientes al de la notificación sin absolver
las posiciones, o que se ausente dentro de ese plazo sin absolver posiciones, pero dejando
apoderado con autorización e instrucciones bastantes para hacerlo durante la secuela del juicio.
Esta sanción de darla por confesa tendrá que ajustarse a lo prescrito en el artículo 394 del Código
de Procedimiento Civil, o sea, será necesario examinar previamente si las preguntas objeto de la
confesión están o no categóricamente afirmadas, pues solamente las primeras son las que se darán
por confesadas.

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Otra medida prejudicial, está consagrada en el artículo 285 del CPC, puede ser solicitada
exclusivamente por el futuro demandante; y, en atención a su finalidad, está destinada a preparar
la acción que se piensa instaurar. Tendrá lugar esta medida prejudicial siempre que haya motivo
fundado para temer que una persona se ausente en breve tiempo del país (arts. 284 y 285, parte
1a, CPC). El objetivo directo de la medida prejudicial en cuestión es que la persona cuya ausencia
se teme, constituya en el lugar donde va a entablarse el juicio, apodera-do que le represente y que
responda por las costas y multas en que sea condenado

Otra medida prejudicial, está consagrada en el artículo 286 del CPC, puede solicitarla el futuro
demandante o el futuro demandado; y, en atención a su finalidad, pertenece a las medidas
prejudiciales destinadas a procurarse pruebas que pueden desaparecer. Tendrá lugar esta medida
prejudicial respecto de testigos cuyas declaraciones, por razón de impedimentos graves, haya
fundado temor de que no puedan recibirse oportunamente. Las declaraciones versarán sobre los
puntos que indique la parte que solicita la diligencia, calificados de conducentes por el tribunal.
Contra esta resolución podrán interponerse recursos, ya que la ley no los prohíbe como en el caso
de la absolución de posiciones.

Para practicar esta diligencia, se dará previamente conocimiento a la parte en contra de quien se
ha solicitado la diligencia, sólo cuando se halle en el lugar donde se expidió la orden o donde
deba tomarse la declaración; y en los demás casos se procederá con intervención del defensor de
ausentes.

Para finalizar, sobre las medidas perjudiciales, es necesario mencionar los requisitos para
decretarlas, Deben concurrir requisitos generales, aplicable a toda medida prejudicial; y requisitos
especiales, que solo dicen relación con la medida prejudicial de que se trate.

Los requisitos generales para decretar medidas prejudiciales son dos:

a) que el que la solicite exprese la acción que se propone deducir y someramente sus
fundamentos.

b) Que se decreten sin audiencia de la persona contra quien se piden, salvo los casos en que
expresamente se exige su intervención.

Los requisitos especiales, son aquellos que deben concurrir para decretar una determinada medida
prejudicial en particular.

Incidentes.

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Para comenzar con los incidentes, primeramente, hay que definir este concepto etimológicamente,
donde el libro los incidentes de Julio E. Salas, nos señala que incidente es "lo que sobreviene
accesoriamente en algún asunto o negocio fuera de lo principal". Donde también la doctrina y
jurisprudencia de diversos países concuerdan que estos son procesos que tienen relación directa
con otro principal pendiente.

La expresión incidente tiene una acepción amplia y otra restringida. La primera de ellas significa
todo lo que sobreviene en el curso de un asunto o negocio y tiene con éste algún enlace. La
segunda es la propiamente jurídica. El autor Hugo Alsina nos señala que "llámase incidente o
artículo todo acontecimiento que sobreviene entre los litigantes durante el curso de la instancia,
tanto en el juicio ordinario como en los especiales".

La Real Academia de la Lengua, al definir el incidente, indica que es toda "cuestión distinta del
asunto principal del juicio, pero con él relacionada, que se ventila y decide por separado, a veces
sin suspender el curso de aquél, y otras suspendiéndolo".

En nuestra legislación, los incidentes están reglamentados en los artículos 82 a 91.

El artículo 82 nos señala "Toda cuestión accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento
especial con audiencia de las partes, se tramitará como incidente y se sujetará a las reglas de este
título, si no tiene señalada por la ley una tramitación especial".

De lo cual se desprende que los incidentes son toda cuestión accesoria que requiere de un
pronunciamiento especial del tribunal, con o sin audiencia de las partes.

La definición del artículo 82, ha generado varios debates debido a que solo son algunos que
consideran como requisito esencial de los incidentes el trámite de la audiencia de las partes.
Según esta opinión, el artículo en referencia señala los elementos de los incidentes, elementos que
son copulativos, de tal manera que, si uno de ellos falta, no estaríamos en presencia de un
incidente. El trámite de la audiencia de las partes, vale decir, oírlas a todas ellas mediante un
decreto que confiere traslado, es tan necesario, dice, como el carácter accesorio del incidente, o la
necesidad de un pronunciamiento especial por parte del tribunal. Este artículo no establece que
sólo son incidentes las cuestiones accesorias de un juicio que requieren un pronunciamiento
especial con audiencia de las partes, sino simplemente determina que toda cuestión accesoria,
para cuya resolución se necesita audiencia de las partes, es una especie determinada de incidentes,
ya que la ley reconoce expresamente la calidad de incidentes a ciertas controversias anexas a la
cuestión principal en que no es de rigor conferir traslado a la parte contraria.

Existen cuestiones de esta naturaleza que se fallan sin audiencia de las partes. Así el artículo 89,
establece que "no obstante, el tribunal podrá resolver de plano aquellas peticiones cuyo fallo se
pueda fundar en hechos que consten del proceso, o sean de pública notoriedad, loque el tribunal
consignará en su resolución". Igualmente, los artículos 84 y 86 preceptúa que, en determinadas
situaciones, algunos incidentes se rechazarán de plano, esto es, sin oír a las partes.

La jurisprudencia de nuestros tribunales ha dispuesto que “la calidad de un incidente se determina


más que por la tramitación, por la esencial condición de su definición, o sea, de cuestión
accesoria de un juicio o procedimiento que requiere pronunciamiento especial".

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Resumiendo lo antes dicho la audiencia previa de las partes en un incidente es un requisito
formal, más no de fondo. Puede existir o no, y sin embargo estarse en presencia de un incidente.

Del artículo 82 se deduce que los elementos necesarios para la existencia jurídica de un incidente
son dos: 1

a) la accesoriedad respecto del objeto principal del pleito, y

b) un pronunciamiento especial del tribunal.

Con respecto al primero, convendría agregar otro, “que no tengan señalada tramitación especial
en la ley”.

Corresponde ahora, definir cada uno de estos elementos.

La jurisprudencia ha manifestado que “si un incidente no versa sobre una cuestión accesoria del
pleito, sino que dicen relación con el fondo de la causa, entonces el incidente no puede admitirse
y debe esperarse lo que se resuelva, en definitiva.”

El artículo 84, autoriza al juez para rechazar de plano todo incidente que no tenga conexión con el
problema que es materia del juicio, lo que demuestra que solo deben considerarse, jurídicamente
hablando, como incidentes aquellos asuntos relacionados con la cuestión principal, no
permitiéndose dar la tramitación de tales situaciones ajenas a ella.

Especial pronunciamiento del tribunal; Tan pronto cuando la controversia accesoria está en estado
de ser fallada, el juez deberá dictar la respectiva resolución, sin esperar que la cuestión principal
lo esté. Este pronunciamiento especial del tribunal se materializa en un auto o en una sentencia
interlocutoria. En la práctica es común que la resolución de un incidente aparezca incorporada en
una sentencia definitiva, sin que pierda, por cierto, Su carácter propio citado, pero ello contraría
al espíritu del legislador, lo que es qué, toda incidencia se resuelva tan pronto como haya
promovido y quede en estado de fallo, con independencia de la cuestión principal. La práctica
introducida por los tribunales no modifica el carácter de auto o de sentencia interlocutoria que
puede tener la resolución recaída en un incidente, pues la circunstancia de que se la haya
incorporado la sentencia definitiva no hace variar su carácter o naturaleza, ni puede alterar lo
referente a la procedencia o improcedencia de los recursos de que legalmente susceptible.

El legislador ha tratado de evitar que la institución de los incidentes, en manos de litigantes


inescrupulosos, se convierta en un factor perturbador del procedimiento, para ello lo ha
reglamentado en una forma más o menos rigurosa. ha determinado la oportunidad en que deben
promoverse, ha ideado medidas tendientes a restringir su número y le ha dado una tramitación
breve; todo con la finalidad de obtener una justicia rápida, expedita, eficaz y económica, libre de
toda mala fe y de propósitos torcidos. Los incidentes no pueden eliminarse, ya que precisamente
obedecen a una necesidad, cuál es permitir que los fundamental del pleito se desenvuelve
normalmente sin tropiezos, y a la vez que las cuestiones accesorias tengan la atención y
tratamiento que merecen.

Incidente especial.

Los incidentes tienen múltiples clasificaciones:

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Los primeros son los incidentes conexos e inconexos. Los primeros son aquellos que tienen
relación directa con el asunto que es materia del juicio. Los segundos son aquellos que no tienen
relación alguna con el asunto que es materia del juicio. Esta clasificación se desprende del
artículo 84 del Código de Procedimiento Civil; y su importancia radica en la distinta actitud que
debe asumir el tribunal frente a ellos. Los incidentes conexos deben ser admitidos a tramitación;
los inconexos pueden ser rechazados de plano.

Los incidentes se clasifican en ordinarios o especiales, según las reglas de su tramitación. Los
primeros son aquellos cuya sustanciación está determinada en el Título IX del Libro I del Código
de Procedimiento Civil. En este libro se contienen, como su nombre lo establece, aquellas normas
que son aplicables a todos los juicios, a menos de disponerse en cada caso particular una cosa
diversa. Se desprende la existencia de ellos en toda clase de juicios, los que se rigen conforme al
procedimiento del Título IX, a menos que la ley, en cientos casos, les haya señalado una
tramitación especial.

Los incidentes especiales son aquellos que, atendidas sus funciones específicas, el legislador ha
sometido a una tramitación determinada, indicando taxativamente cuáles son; de tal manera que
aquellos no contemplados especialmente por ley han de ventilarse con sujeción de las normas de
carácter general a que nos estamos refiriendo.

Por esta razón, son mucho más numerosos los incidentes ordinarios, ya que su número depende
de la imaginación o arbitrio de los litigantes, en tanto que los especiales están determinados en la
ley. Estos son: acumulación de autos, cuestiones de competencia, implicancias y recusaciones,
privilegio de pobreza, costas, desistimiento de la demanda y abandono de la instancia.

Dada la generalidad de las reglas del Título IX, ellas aplican supletoriamente a los incidentes
especiales en todos aquellos trámites no expresamente señalados por ley para estos. Cabe llegar a
tal conclusión aplicando de esta materia, por analogía, el principio contenido en el artículo 3°,
según el cual el procedimiento ordinario rige para todas las gestiones, trámites y actuaciones que
no estén sometidos a una regla especial diversa.

Los incidentes se dividen, atendiendo al efecto que producen en la tramitación del asunto
principal, en incidente de previo y especial pronunciamiento y en incidente que deben tramitarse
en ramo separado, sea que suspendan o no el curso de aquel.

El Principio de la economía procesal tiende a evitar que el tribunal y las partes desarrollen una
labor inútil, susceptible luego de ser anulada. Es por eso que se obliga a los litigantes a promover
las incidencias tan pronto como llegan a su conocimiento los hechos que las causan y habilitan al
juez para resolverlas a medida que se vayan promoviendo, sin esperar a hacerlo la sentencia
definitiva. El legislador para armonizar lo antes dicho ha idealizado un sistema ecléctico que
consiste en permitir que ciertos incidentes, mientras no se resuelven, suspenden el conocimiento
del pleito, en tanto que otros pueden sustanciarse en cuaderna parte, para así no ser obstáculo en
el conocimiento del asunto principal.

Dice así el artículo 87 donde distingue dos clases de incidentes. "Si el incidente es de aquellos sin
cuya previa resolución no se puede seguir sustanciando la causa principal, se suspenderá el curso
de ésta, y el incidente se tramitará en la misma pieza de autos. En el caso contrario, no se
suspenderá el curso de la causa principal, y el incidente se substanciará en ramo separado".

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Se concluye de la disposición citada, que el incidente de previo y especial pronunciamiento es
aquel que mientras no sea resuelto paraliza la sustanciación de la causa principal y que se tramita
en la misma pieza de autos.

En cambio, son incidentes que deben sustanciarse en ramo separado a aquellos que no impiden el
curso de la causa porque su resolución no es necesaria para la continuación de ellas.

Como regla de carácter práctico, serán incidentes de previo y especial pronunciamiento: a) los
relativos a la nulidad de actuaciones y resoluciones, porque es necesario subsanar todo defecto
procesal antes de seguir el curso del proceso para evitar gasto de tiempo.

b) los referentes a la capacidad de las partes o de sus procuradores, cuando se fundan en hechos
ocurridos después de contestada la demanda, vale decir, cuando ya no proceden las excepciones
dilatorias, y en general, a los presupuestos procesales.

Los litigantes que promuevan un incidente con la intención de dilatar la duración del pleito lo
interpondrán con el carácter de previo y especial pronunciamiento; será entonces el juez quien
deberá ordenar el procedimiento a seguir, sin atender a lo que manifiesten las partes, sino a la
circunstancia de ser o no la cuestión propuesta un obstáculo a la continuidad del pleito. Se
consagra la regla general de que los incidentes deben tramitarse en cuaderno separado, salvo los
casos en que la ley determine especialmente lo contrario.

La regla general, es que todo incidente debe formularse tan pronto llegue a conocimiento de la
parte que lo promueve el hecho que le sirve de fundamento. Esto se desprende del artículo 84, inc
2° del CPC. Que nos señala: “Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con
su principio, como defecto legal en el modo de proponer la demanda, deberá promoverlo la parte
an-tes de hacer cualquier gestión principal en el pleito” También del artículo 85, inc 1 del CPC.
Que señala: "Todo incidente originado de un hecho que acontezca durante el juicio, deberá
promoverse tan pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva".

La violación de esta regla general, o sea, la promoción de un incidente fuera de la oportunidad


legal antes indicada. tiene su correspondiente sanción, señalada en la misma ley.

Si el incidente formulado temporalmente es de aquellos que nacen de un hecho anterior al juicio o


coexistente con su principio, será rechazado de oficio por el tribunal.
sí es de aquellos originados de un hecho que acontezca durante el juicio, y consta en el proceso
este conocimiento y la parte ha practicado una gestión posterior a dicho conocimiento, será
rechazado de plano.
Sí es de aquellos que han debido promoverse simultáneamente, también serán rechazados de
plano.
Existe una excepción a la regla antes mencionada, que consiste que si el incidente tiende a
corregir un vicio que anula el proceso o se funda en la omisión de una circunstancia esencial para
la ritualidad o la marcha del juicio, podrá oponerse en cualquier momento.
Para evitar la multiplicidad de incidentes por una misma persona, el legislador ha impuesto penas,
referido a cuando una parte haya promovido y perdido dos o más incidentes en un mismo juicio,
no podrá promover ningún otro sin que previamente deposite en arcas fiscales la cantidad que el
tribunal fije, la que fluctúa entre una y diez unidades tributarias mensuales, la cual se aplicará a
beneficio fiscal por vía de multa, si se desecha también el nuevo incidente. El incidente que se
formula sin previa consignación se tendrá por no interpuesto y se extinguirá el derecho de
promoverlo nuevamente.

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En la resolución que deseche el segundo de los incidentes, el tribunal, de oficio, fijará la suma
que debe depositar el litigante para que pueda promover un nuevo incidente, el que deberá
tramitarse necesariamente en cuaderno separado. El juez podrá aumentar la cuantía del depósito
hasta por el doble si observare mala fe en la interposición de los nuevos incidentes que presente
dicho litigante.
Estas restricciones ya mencionadas, no rigen para la parte que goce de privilegio de pobreza en el
juicio, pero si existiera mala fe o dilatar el proceso, en su interposición, el tribunal, de oficio, o a
petición de parte, podrá imponer personalmente al abogado o al mandatario judicial que lo
hubiere promovido por vía de pena, una multa a beneficio fiscal de una a diez unidades tributarias
mensuales.
En la tramitación de los incidentes, se deberá distinguir, si es conexo, si se ha formulado en
tiempo oportuno, si es o no de previo y especial pronunciamiento, y si ha sido promovido por
alguna de las partes litigantes que está obligada a consignar. Debido a que, si el incidente es
inconexo, el juez podrá rechazarlo de plano; si el incidente es extemporáneo, el juez debe
rechazar de oficio o de plano; si es de previo y especial pronunciamiento, deberá tramitarlo en la
misma pieza de autos, y, en caso contrario, en ramo separado; y si se formula sin previa
consignación, debiendo consignarse, se tendrá por no promovido.
Utilizando un ejemplo, si un incidente es conexo, y ha sido promovido en tiempo oportuno y que
no ha tenido problema de consignación, se deberá proveer la solicitud respectiva, concediendo un
plazo de tres días a la parte contraria para responder. En la práctica se redacta como “traslado y
autos”
La parte contraria a aquella que promovió el incidente en el juicio dispone del plazo de tres días
para responder, o sea para exponer al tribunal lo que crea conveniente en orden a su derecho. Su
escrito llevará como suma "responde". Este plazo de tres días es de carácter fatal por tratarse de
un plazo señalado en el Código de Procedimiento Civil de acuerdo a lo previsto en su artículo 64.
Vencido este plazo, haya o no contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si a
su juicio, no hay necesidad de prueba.
El tribunal puede adoptar dos actitudes, una vez que la parte contraria ha respondido en el
incidente o no haya dicho nada en el plazo dado.
Las actitudes son: a) Resolver la cuestión, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba; y b) O bien,
recibir el incidente a prueba, procediendo de acuerdo con lo establecido en el artículo 90 del
Código de Procedimiento Civil. El juez recibirá a prueba el incidente, en caso de que se hayan
controvertido en él hechos sustanciales y pertinentes.
La resolución que recibe a prueba el incidente se notifica por el estado diario y no es apelable.
Hay un caso en que el juez puede fallar de plano, esto acontecerá cuando estos hechos consten del
proceso o sean de pública notoriedad. Se ha incorporado así a la prueba incidental la doctrina del
hecho notorio, el cual no necesita ser acreditado, bastando en su lugar que el tribunal consigne en
la resolución respectiva aquellas circunstancias.
Notificada la resolución que recibe el incidente a prueba, se abre un término probatorio de ocho
días para que dentro de él se la rinda, y se justifiquen también las tachas de los testigos, si hay
lugar a ellas. Dentro de los dos primeros días deberá acompañar cada parte una nómina de los
testigos de que piensa valerse, con expresión del nombre y apellido, domicilio profesión u oficio.
Sólo se examinarán testigos que figuren en dicha nómina.
Se han introducido diversas modificaciones a la prueba testimonial en los incidentes frente al
juicio ordinario: reducción de los recursos que pueden interponerse en contra de la resolución que
recibe a prueba el incidente; reducción del término probatorio; reducción del plazo para presentar
lista de testigos; examen exclusivo de los testigos que figuren en la lista; y examen de los testigos
al tenor de los puntos señalados por el juez y no al de las minutas presentadas por las partes.
La prueba se rinde en conformidad a las reglas establecidas para la prueba principal, que es de
ocho días, que es el término probatorio ordinario en el incidente; también existe un término
probatorio extraordinario, en el caso de que se rinda prueba fuera del lugar en que se sigue el
juicio. Lo dicho anteriormente está contemplado en el artículo 90, inc 3° del CPC que dice:
"Cuando hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio,

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podrá el tribunal, por motivos fundados, ampliar una sola vez el término por el número de días
que estime necesarios, no excediendo en ningún caso del plazo total de treinta días, contados
desde que se recibió el incidente aprueba". Este término es inapelable.
El artículo 91 del CPC, dice “vencido el término de prueba, hayan o no rendido las partes, y aun
cuando éstas no lo pidan, fallará el tribunal inmediatamente, a más tardar, dentro de tercero día, la
cuestión que haya dado origen al incidente. Después del vencimiento del término probatorio el
tribunal, por propia iniciativa, inmediatamente, o a más tardar dentro de tercero día, debe fallar el
incidente pendiente. La resolución que falla un incidente podrá ser un auto o una sentencia
interlocutoria; y, en este caso, podrá ser interlocutoria que ponga término al juicio o haga
imposible su prosecución, o no. La naturaleza procesal de esta resolución tiene suma importancia
para los efectos de los recursos. Así, si es auto, sólo será susceptible de reposición; si es sentencia
interlocutoria, en cambio, será susceptible de apelación; y, todavía, si es interlocutoria que ponga
término al juicio o haga imposible su continuación, será susceptible de casación.
La acumulación de autos.
La acumulación de autos es la reunión de dos o más procesos que se tramitan separadamente.
Este es el primer incidente especial que reglamenta el Código de Procedimiento Civil en el título
X del libro I. Estos incidentes se fundamenta en evitar la repetición o aumento de los procesos, el
recargo inútil en la labor de los jueces y, principalmente, las decisiones contradictorias que
pueden recaer en esos diversos procesos, que versan sobre materias tan íntimamente ligadas entre
sí. Su justificación está dada por razones de economía y orden público.
Los artículos que versan sobre este incidente son los artículos del 92 al 100 del CPC y la ley N°
18.175, sobre quiebras. Los primeros son de aplicación general y los segundos son de aplicación
especial.
Para que proceda la acumulación de autos, se infiere que los requisitos están dados en los artículo
92 y 95, y estos son:
a) que exista una causa legal.
b) que los juicios se encuentren sometidos a una misma clase de procedimientos.
c) que la sustanciación de todos los juicios se encuentre en instancias análogas.
El primer requisito, que exista una causa legal, está establecido en el artículo 92, que señala:
"Habrá, por tanto, lugar a ella: 1° Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean
iguales a las que se hayan deducido en otro, o cuando unas y otras emanen directa e
inmediatamente de unos mismos hechos; 2° Cuando las personas y el objeto o materia de los
juicios sean idénticos, aunque las acciones sean distintas; y 3° En general, siempre que la
sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba producir la excepción de cosa juzgada en
otro".
En el inciso 1° se contemplan dos casos.
El primero dice relación con acción o acciones entabladas en un juicio iguales a las que se hayan
deducido en otro.
El segundo caso tiene lugar cuando las acciones hechas valer en un juicio emanan directa e
inmediatamente de los mismos hechos de que provienen las acciones hechas valer en otro juicio
diverso.
En el inciso 2° para que proceda la acumulación de autos es cuando las personas y el objeto o
materia de los juicios son idénticos, aunque las acciones sean distintas. Lo que debe ser diverso
entre ambos juicios son sus causas de pedir.
En el inciso 3° la causa legal es la de que la sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba
producir la excepción de cosa juzgada en otro. Se pide la acumulación de autos en esta causal
acontecerá cada vez que, en un juicio, sin ser exactamente idéntico a otro, la sentencia que ponga
término al primero de ellos deba producir cosa juzgada en el otro.
El segundo requisito, que haya identidad de procedimientos, está consignado en el artículo 95 del
CPC, al decir que, para que pueda tener lugar la acumulación, se requiere que los juicios se
encuentren sometidos a una misma clase de procedimiento.

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El tercer requisito, la analogía de instancias, lo exige también el artículo 95, al prescribir que,
para que pueda tener lugar la acumulación, se requiere que la sustanciación de todos los juicios se
encuentre en instancias análogas. La ley habla de instancias análogas y no idénticas, seguramente
para significar que la acumulación de autos tendrá lugar cuando ambos procesos estén en la
primera o en la segunda instancia, a pesar de que estas instancias están radicadas ante tribunales
jerárquicamente distintos.
La iniciativa de este incidente puede darse, ya sea de oficio y a petición de parte. La primera de
ellas tiene lugar cuando los procesos se encuentran en un mismo tribunal y en todos los demás
casos, esta iniciativa será a petición de parte.
El artículo 94 del CPC, nos indica quién es la parte legítima para solicitar este incidente,
señalando: "Se considerará parte legítima para solicitarla todo el que haya sido admitido como
parte integrante en cualquiera de los juicios cuya tramitación se pretende.
El artículo 98 inciso final del CPC, nos señala ante qué tribunal se pide la acumulación de autos,
indicándonos que se deberá solicitar ante el tribunal a quien corresponda continuar conociendo en
conformidad al artículo 96". Para saber ante qué tribunal se solicita este incidente, es necesario
determinar si los procesos están sometidos a tribunales de igual jerarquía o de jerarquía diversa.
Si los tribunales son de igual jerarquía, entra en juego otra circunstancia, la antigüedad de los
procesos; esto es, debe pedirse la acumulación al juez que está conociendo del proceso más
antiguo. En caso de que los tribunales sean de distinta jerarquía, la acumulación de autos debe
pedirse al tribunal de jerarquía más alta de aquellos que conocen los procesos de cuya
acumulación se trate.
El artículo anteriormente señalado, también nos señala en que oportunidad la acumulación de
autos se debe solicitar, se desprende que este incidente se puede pedir en cualquier estado del
juicio antes de la sentencia de término; y si se trata de juicios ejecutivos, antes del pago de la
obligación.
La ley distingue entre los juicios de declaración y los juicios ejecutivos. En los primeros, la
acumulación de autos podrá pedirse desde su iniciación hasta la dictación de la sentencia de
término. El juicio se entenderá iniciado desde que se haya notificado la demanda; y la sentencia
de término es aquella que pone fin a la última instancia del pleito. En los segundos, o sea, en los
juicios ejecutivos, el pago de las obligaciones es la circunstancia que viene a extinguir el derecho
de solicitar la correspondiente acumulación de autos.
Una vez que se pide la acumulación de autos, se concede un plazo de tres días a la otra parte para
que exponga lo conveniente sobre ella. Si pasa este tiempo, hay o no hay respuesta, el tribunal
resolverá, haciendo traer previamente a la vista todos los procesos cuya acumulación se solicite,
si todos están pendientes ante él. En caso contrario, podrá pedir que se le remitan los que se sigan
ante otros tribunales.
La resolución que falla el incidente de acumulación de autos será susceptible de todos los
recursos legales; y en cuanto al recurso de apelación, se concederá en el solo efecto devolutivo,
sea que la resolución acoja o deniegue la acumulación solicitada.
Este incidente es de previo y especial pronunciamiento, de suerte que deberá tramitarse en la
misma pieza principal y suspenderá el curso normal.
Una vez que se ejecuta la resolución de acumulación de autos o que ella cause ejecutoria, se
producen importantes efectos en los diversos procesos cuya acumulación se trata. Estos efectos
dicen relación ya con el tribunal, ya con el procedimiento
Respecto del tribunal, si los procesos se tramitan ante el mismo, no ocurre nada, pues el tribunal
que era competente para conocer de los procesos separados, con mayor razón lo será para conocer
de ellos una vez acumulados. Pero si los procesos estaban entregados, al conocimiento de
diversos tribunales, su acumulación tiene la virtud de hacer radicar la competencia de los
tribunales acumulados en uno solo; o sea, en aquel en que por expresa disposición de la ley debe
operarse la acumulación, dejando de ser competentes los demás jueces que conocían de los
procesos separados.
En cuanto al procedimiento, una vez producida la acumulación de autos, el curso de los juicios
que estén más avanzados se suspenderán hasta que todos lleguen a un mismo estado.

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La solución aceptada por nuestra ley es seguir dicha tramitación, pero sin que sea común el pleito
más adelantado, para lo cual se suspende el procedimiento con respecto a éste hasta que el otro
los otros lleguen a la misma etapa.
Cuestiones de competencia.
Las reglas de competencia son aquellas disposiciones que nos señalan qué tribunal precisa tiene
atribuciones o facultades para conocer de un determinado negocio judicial. En el caso de que un
tribunal llamado a intervenir en un asunto y las partes interesadas en el mismo estimen que ese
tribunal carece de competencia para intervenir en dicho negocio, cuando es promovido por las
partes recibe el nombre de cuestión de competencia y cuando se suscita entre 2 o más tribunales
se llama contienda de competencia.
Las cuestiones de competencia son aquellos incidentes que formulan las partes litigantes ante los
tribunales en orden a la facultad que tenga o no para conocer de un determinado negocio judicial.
Las cuestiones de competencia tienen diferentes maneras de promoverse y estas son por
inhibitoria o por declinatoria.
La primera que es la cuestión de competencia por inhibitoria es aquella que intenta ante el
tribunal a quien se cree competente, pidiéndole que se dirija al que está conociendo del negocio
para que se inhiba y le remita los autos.
la segunda qué es la cuestión de competencia por declinatoria, es aquella que se propone ante el
tribunal a quien se cree incompetente para conocer del negocio que le está sometido, indicándole
cuál es el que se estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento.
La diferencia entre estas dos consiste en que la primera se plantea ante el tribunal al que se cree
competente, y la segunda, ante el tribunal al cual se cree incompetente. Además, también de lo
anterior la declaración de incompetencia, en el caso de la inhibitoria, se pide por intermedio o a
través de otro órgano jurisdiccional; y en el caso de la de declinatoria, esta declaración se solicita
directamente del órgano jurisdiccional respectivo.
Las cuestiones de competencia por inhibitoria o por declinatoria tienden a reclamar de la
competencia del tribunal que está conociendo de un determinado negocio judicial, sea esta
competencia absoluta o competencia relativa. En otros términos, la cuestión de competencia
puede plantearse en razón de fuero, materia, cuantía o territorio.
La oportunidad para formular alguna de estas, por regla general habrá que plantear antes de hacer
cualquier gestión en el juicio.
Para tramitar la inhibitoria, intervienen dos tribunales: el requirente y el requerido. El primero de
ellos es aquel ante el cual planteamos la cuestión de competencia y cuya competencia firmamos y
el segundo es aquel que está conociendo el del negocio judicial y cuya competencia
desconocemos.
La solicitud de inhibitoria se presenta ante el tribunal requirente, quién en presencia de tal
solicitud, puede con solo el mérito de lo que es exponga la parte y de los documentos que
presente o que el Tribunal de oficio mande agregar, si lo juzga necesario acceder a la solicitud o
negar lugar a ella. Si el tribunal requirente niega lugar a la solicitud, esta es rechazada y el juicio
sigue adelante su curso normal, en cambio si el requirente accede A la solicitud, dirigirá al que
esté conociendo del negocio la correspondiente comunicación, con inserción de la solicitud de la
parte y de los demás documentos que estima necesario para fundar su competencia.
Si el tribunal requerido accede a la inhibición y esta sentencia queda ejecutoriada, remitirá los
autos al requirente, es decir, que ha quedado definitivamente resuelta la cuestión de competencia
y radicado el negocio ante este último tribunal. En cambio, si el tribunal requerido la deniega, se
pondrá en conocimiento del otro tribunal, y cada uno, con citación de la parte que gestione ante
él, remitirá los autos al tribunal a quien corresponda a responder la contienda.
El tribunal superior que resuelva la contienda declarará cuál de los inferiores es competente o que
ninguno de ellos lo es. Esta resolución que dicta el tribunal es pronunciada en única instancia, y,
una vez expedida, el mismo que la dictó remitirá los autos ante el tribunal declarado competente,
para que éste comience o siga conociendo el asunto y comunicará lo resuelto al otro tribunal.

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Según el artículo 107 del CPC. La ley, ha establecido que “son apelables solamente la resolución
que niega lugar a la solicitud de inhibición a que se refiere el artículo 102 y la que pronuncie el
tribunal requerido accediendo a la inhibición”.
Según el artículo 108 del CPC. Donde señala si el tribunal requirente niega lugar a la solicitud de
inhibitoria, la parte que promovió la cuestión de competencia puede apelar de ella, y, concedido
dicho recurso, será llevado ante el tribunal a quien corresponde conocer de la contienda de
competencia; pero cuando los tribunales dependan de diversos superiores, iguales en jerarquía,
conocerá de la apelación el superior del tribunal que dictó la sentencia recurrida, en este caso, el
superior del tribunal requirente
Expedida la resolución, el mismo tribunal que la dictó remitirá los autos que ante el orden al
tribunal declarado competente, para que éste comience o siga conociendo el negocio, y
comunicará lo resuelto al otro tribunal.
Simplificando lo antes dicho, si el tribunal requirente niega lugar a la solicitud de inhibitoria o al
tribunal requerido accede a esta misma solicitud, y las partes respectivamente agraviadas apelan
de dichas resoluciones, la cuestión de competencia pendiente es resuelta por el Tribunal Superior
respectivo, por vía de apelación, como si en realidad se estuvieran ya en presencia de una
verdadera contienda de competencia.
Para tramitar la declinatoria, solamente hay un tribunal, y es aquel que está conociendo el negocio
judicial y al cual estimamos incompetente. Esta se propondrá ante el tribunal a quien se cree
incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el que se
estima competente y pidiéndoles abstenga de dicho conocimiento. No solamente hay que afirmar
ante el tribunal que está conociendo del negocio que es incompetente, sino que también hay que
expresar cuál es el tribunal que, a nuestro juicio, tiene competencia para conocer del negocio de
qué se trata.
Según el inciso final del artículo 111 del CPC. La declinatoria se tramita según la regla
establecida para los incidentes.
La resolución que acoja la declinatoria de competencia será apelable sólo en el efecto devolutivo,
al igual que la que rechace también se concederá sólo en el efecto devolutivo.
Mientras se halla pendiente el incidente de declinatoria de competencia se suspenderá el curso de
la causa principal, pero el tribunal que esté conociendo de ella podrá liberar aquellas providencias
que tengan el carácter de urgente.
Las implicancias y recusaciones.
Las implicancias y recusaciones son causas legales que, una vez contratadas y declaradas hace
que un juez con competencia suficiente para conocer de un determinado negocio judicial deje de
tenerla, debido a que carece de imparcialidad. Estas también son conocidas como inhabilidades.
La ley clasifica estas inhabilidades en implicancias y recusaciones, donde las implicancias tienen
un carácter más grave que las recusaciones.
Según el artículo 113 del CPC. Los funcionarios públicos inhabilitados pueden ser tanto: los
jueces de tribunales unipersonales, los jueces de tribunales colegiados, los abogados integrantes,
los funcionarios auxiliares de la administración de Justicia, los jueces árbitros, los actuarios de los
juicios arbitrales y, los peritos.
Los artículos 195 y 196 del COT. nos señala quiénes son los que conocen las causas de
implicancias, si el tribunal es unipersonal, el propio juez, y si es colegiado, el propio tribunal, con
la exclusión del miembro o miembros de cuya implicancia se trata. En cambio, las causas de
recusación, las conoce generalmente el Tribunal Superior de aquel que se trata de inhabilitar.
Sobre los jueces pesa la obligación de hacer constar en el proceso las causas legales de
implicancia o de recusación que puedan afectarles. En el caso de las implicancias, el juez, no solo
deja constancia, sino que además debe declararse inhabilitado para continuar conociendo el
negocio que depende de su resolución. En el caso que se trate de la recusación de un juez del
tribunal unipersonal y la de un juez de tribunal colegiado. En el primero de ellos se debe dejar
constancia de la recusación Y, declararse inhabilitado, en caso del tribunal colegiado, se debe
dejar constancia de la recusación y esperar la actitud que asuma la parte directamente interesada
en ella. Estos son verdaderos incidentes especiales.

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La declaración de implicancias que requiere fundarse en causa legal se pide antes de toda gestión
que ataña el fondo del negocio, o antes de que comience a actuar la persona contra quien se
dirige, siempre que la causa alegada exista ya y sea conocida de la parte. En los casos de que la
causa sea posterior o no haya llegado al conocimiento de la parte, se deberá proponer tan pronto
como se tenga noticia de ella. Si se pide la declaración de implicancia después de haberse tenido
noticia de ella, podrá el tribunal imponer a la parte que maliciosamente haya retardado el reclamo
de implicancia, una multa que no exceda de un sueldo vital.
La declaración de recusación que necesita fundarse en causa legal se pide antes de toda gestión
que atañe al fondo del negocio o antes que comience a actuar la persona contra quien se dirige,
siempre que la causa alegada exista ya y sea conocida de la parte. Al igual que la declaración de
implicancia, puede acontecer que la causa legal de recusación sea posterior o no haya llegado a
conocimiento de la parte, al suceder esto se deberá promover la recusación tan pronto como tenga
noticias de ella, pues si no justifica esta última circunstancia será sencillamente desechada la
solicitud. Asimismo, la ley puede permitir que el beneficiado de la recusación renuncie a ella,
según lo detallado en el artículo 125 del CPC. El legislador ha permitido a los tribunales, ya sea a
petición de parte, o de oficio, después de haberse rechazado en la causa dos o más recusaciones
interpuestas por un mismo litigante, un plazo para que se deduzcan dentro de él todos los
conceptos procedentes en derecho, bajo apercibimiento de no ser oídos después, respecto de
aquellas causales que se funden en derecho o circunstancias que hayan acaecido con anterioridad
al decreto que fija dicho plazo.
En el caso que las recusaciones se interpongan por causas sobrevinientes a la fecha de este
decreto se admitirán, pero con una multa, en el caso de que sea desestimada, puede también la
corte interponer el recurrente, a más de una multa establecida pero que no podrá exceder más de
un sueldo vital, por cada instancia.
La declaración de implicancia o recusación que no necesite fundarse en causa legal se hace valer
en el momento en que se estime conveniente.
Los artículos 202, 203 y 204 del COT. Nos señalan que las causas de implicancia o recusación se
hacen valer ante el tribunal que, según la ley, es el competente para conocer de ella. El Código de
Procedimiento Civil, Nos aclara que la implicancia de un juez que desempeña tribunal
unipersonal se hará valer ante él mismo; la recusación de un juez que desempeñe tribunal
unipersonal, Y la implicancia y recusación de los miembros de los tribunales colegiados se harán
valer ante el tribunal que, según la ley, deba conocer de estos incidentes; la implicancia y
recusación de los funcionarios subalterno se reclamarán ante el tribunal que conozca del negocio
en que aquéllos deban intervenir.
Para tramitar la solicitud de implicancia o recusación, se presentará ante el tribunal
correspondiente; Los efectos que se desprenden de esta tramitación se deberá distinguir si se debe
o no expresar causa legal.
Si la implicancia o recusación, es aquella que no necesita expresar causa, se admitirá sin más
trámite. por el contrario, si la implicancia o recusación debe fundarse en causa legal, para que se
dé curso, el ocurrente que no goce de privilegios de pobreza, Deberá acompañar boleta de
consignación en arcas fiscales por las cantidades siguientes: en la implicancia o recusación del
presidente, ministros o fiscales de la Corte Suprema, una unidad tributaria mensual; en la del
presidente, ministros o fiscales de una Corte de Apelaciones, media unidad tributaria mensual, en
la de un juez letrado o de un subrogante legal, juez árbitro, defensor público, relator, perito,
secretario o receptor, un cuarto de unidad tributaria mensual. Esta consignación se elevará al
doble o al triple o sucesivamente, en los casos de una nueva solicitud de inhabilitación por una
misma parte.
El tribunal, puede asumir 3 actitudes diferentes, la primera de ellas es cuando estima que la causa
alegada no es legal, o que no la constituyen los hechos en que se funda, o que estos no aparecen
debidamente especificados; en tales casos, el tribunal desechará desde luego la solicitud, la
segunda de ellas es cuando estima que la causa ligada es legal, que la constituyen los hechos en
que se fundan y que éstos aparecen debidamente especificados pero no consta el tribunal o no
aparece de manifiesto; se recibe aprueba el incidente y se tramitará en cuaderno separado de la
causa principal, por último la tercera de ellas es cuando estima que la causa alegada es legal, que
la constituyen los hechos en que se fundan, que estos aparecen debidamente especificados y que

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los hechos en que se funda constan al tribunal los resultan de los antecedentes acompañados o
que el mismo Tribunal de oficio manda agregar; se declarará sin más trámites.
Son inapelable en las sentencias que pronuncie el juez de un tribunal unipersonal aceptando la
implicancia deducida ante él, las que pronuncie un tribunal colegiado aceptando o rechazando la
implicancia de uno o más de sus miembros, y las que pronuncia un Tribunal Superior aceptando o
rechazando una recusación del juez inferior. En el caso de las apelaciones, las conocerá el
tribunal a quién le corresponde la segunda instancia. Toda sentencia sobre implicados y
recusación será transcrita de oficio el juez o tribunal a quien afecte.
En el caso que una sentencia rechaza la implicancia o recusación, se condena en costas al que la
haya reclamado, y se le impondrá una multa que no baje de la mitad ni exceda del doble de la
suma que ha debido consignar para ser admitida a tramitación la solicitud respectiva.
Si la sentencia declara bastante la causal de implicancia o recusación, esto es cuando la causa
alegada es legal, los hechos en que se funda la constituyen y estos hechos aparecen debidamente
especificados, pero necesitan ser objeto de prueba. Esta declaración se le pone en conocimiento al
funcionario, en contra que se le interpuso la implicancia de recusación, para que se abstenga del
asunto mientras no se resuelva este incidente.
Por último, si la sentencia acoge en definitiva la implicancia o recusación, el magistrado
funcionario, queda definitivamente inhibido del conocimiento del negocio principal de qué se
trata e inmediatamente lo reemplazará el correspondiente subrogante legal, con todas las
facultades y atribuciones del subrogado.
El tribunal declara de oficio, el abandono de este incidente, en el caso de que no se realice nada
en el transcurso de diez días, también la podrá realizarla otra parte litigante, este transcurso de
días, es de días hábiles y el plazo lo señala el código de procedimiento civil, esta declaración de
abandono se decretará con situación de la parte que lo ha promovido, sólo cuando se trate de una
recusación, debido a que la declaración de abandono del incidente implicancia se decreta de
plano.
Existe así también, un caso en el que una parte promueve un incidente de recusación que quiere
hacer valer contra un juez, pero, no quiere someterse a los trámites del incidente respectivo por lo
cual se somete a reclamar esta causa de una manera menos solemne. Se denomina como
recusación amistosa, y así lo dispone el artículo 124 del CPC.
Se deberán realizar estos incidentes en una sola gestión, en el caso de que se deban surtir efecto
en diferentes juicios de las mismas partes o, también cuando sean varios los demandantes o
demandados, el incidente pronunciado por alguno de ellos no se renueva por los otros, a menos
de que se funde alguna causa personal del recusante.
El privilegio de pobreza.
El privilegio de pobreza es un beneficio, que se da por ley o por la autoridad judicial, a las
personas de baja situación económica, para qué los asuntos judiciales que tengan estos, sean
atendidos de manera gratuita por los abogados, procuradores y receptores de turno y de las otras
franquicias señaladas por ley. Podrá este beneficio ser legal o judicial según su fuente y origen.
El privilegio de pobreza de manera judicial se obtiene Debido a previa sentencia de juez y
después de observar la tramitación que la ley señala para este caso, constituye un incidente
especial y cuya tramitación se rige por el código de procedimiento civil.
Este incidente, siempre se deberá pedir al tribunal a quien corresponde conocer en única o
primera instancia del asunto en que haya de tener efecto. También se puede tramitar este
incidente en una sola gestión en el caso de que haya varias causas determinadas y entre las
mismas partes, Solo si el reconocimiento corresponde al mismo tribunal en primera instancia.
Este beneficio se puede solicitar en cualquier estado del juicio y aún desde antes de su iniciación.
Para obtener este privilegio de pobreza, se usará el papel que corresponda; pero los derechos que
se causen sólo podrán reclamarse en caso de que no se dé lugar a la solicitud. La solicitud
respectiva se presentará al tribunal competente y en ella se expresarán los motivos en que se
funde. El tribunal provee este beneficio y ordena que se rinda información para acreditarlos, con
solo la situación de la parte contra quien litigue o halla de litigar el que solicite el privilegio, y
además ordenará la formación de cuaderno separado.

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La información será sumaria, se rendirá sin notificación ni intervención de contradictor, y sin
pruebas señalamiento de término probatorio.
Son dos las actitudes que puede tomar la parte contra quien se litiga o haya de litigar el que
solicita el privilegio, una vez que se notifica y dentro del término legal. Estas actitudes son las
siguientes: que no se oponga en el término legal, o que se oponga dentro del mismo.
Si la parte que ha sido citada no se opone dentro de tercero día, desde que se le da el beneficio del
privilegio, se rinde la información y se resuelve con el mérito de ella y de los demás antecedentes
acompañados o que el tribunal mande agregar. En cambio, si hay oposición de dicha parte, se
tramita de forma incidental, de acuerdo a las reglas generales, o sea, traslado y autos a la parte
que se licitó el privilegio, recepción del incidente a prueba y sentencia.
Si se apela a la sentencia que acepta este beneficio, esta se concede sólo en el efecto devolutivo,
es decir, mientras penda la apelación, el solicitante entrará a gozar del privilegio solicitado, sí
perjuicio de lo que en definitiva se resuelva en dicho recurso.
Para gozar del privilegio de pobreza, no es necesario que el requirente sea pobre, sino que
justifique que su situación económica, no es suficiente para soportar los gastos que un
determinado y concreto negocio judicial le demande.
Hay un caso particular, en que se facilita la prueba y este lo dispone el artículo 135 del CPC.
Donde señala: "se estimará como presunción legal de pobreza la circunstancia de encontrarse
preso el que solicita el privilegio, sea por sentencia condenatoria, sea durante la sustanciación del
juicio criminal"
Puede suceder que en la gestión del privilegio pobreza, los funcionarios judiciales se opongan
cuando ésta los puede afectar. Estos serán oídos si se presenta antes que se reserve el
correspondiente y; en el caso de que sean varios, litigaban por una cuerda en los trámites
posteriores a su presentación, el fin de esta medida es no entorpecer la marcha regular del
incidente.
Las sentencias que recaen en el incidente de privilegio de pobreza, solo producen acción de cosa
juzgada, es decir que exigen su cumplimiento o ejecución. En cambio, ni siquiera produce la
excepción de cosa juzgada formal, porque si en el futuro cambian las circunstancias que se
tuvieron en vista de dictarla, podría eventualmente pronunciarse una nueva sentencia totalmente
contradictoria a la anterior, aún dentro del mismo proceso en que ésta fue pronunciada. Cuando el
litigante declarado como pobre y este no realice o gestione personalmente ni tenga en el proceso
mandatario constituido en forma legal, se le brindará el procurador de pobres sin mandato
expreso.
El desistimiento de la demanda.
Este incidente es un acto procesal en cuya virtud el demandante manifiesta su propósito de no
continuar ejercitando la acción en contra del demandado una vez que aquélla le fuere notificada.
Se dice así entonces, que el actor tiene la obligación de que se lleve adelante el juicio hasta la
sentencia definitiva, pero no impide que éste en el transcurso del proceso, pueda optar a desistirse
de la pretensión que haya hecho valer. De él depende si quieres seguir adelante con el juicio o no.
La doctrina hace una distinción entre el desistimiento del derecho y el desistimiento de la acción.
El primero Implica que la pretensión jurídica hecha valer en el juicio es infundada, por lo cual
también involucra la renuncia de la acción. La segunda hace referencia a la renuncia de la acción
ejercitada. A su vez, también se distinguen los efectos que producen estos dos, siendo el
desistimiento del derecho, produce el efecto de rescisión del derecho y la acción, en cambio el
desistimiento de la acción solo borra los actos de procedimiento. Nuestro derecho, sólo
reglamenta el desistimiento de la demanda o la acción y el efecto que produce que es extinguir la
acción y en consecuencia el derecho mismo.
Se distingue también, el desistimiento de la acción con el desistimiento de un acto de
procedimiento de los cuales, estos no deben ser confundidos. El primero de ellos extingue la
instancia y la posibilidad de renovar la acción y el segundo se extingue el derecho a que el acto se
refiere, Este acto puede emanar tanto de un demandante como de un demandado.
Para desistirse de la demanda, se requiere una capacidad suficiente de parte del que fórmula este
desistimiento. Esta capacidad está regulada en el Código Civil, por lo tanto, si el desistimiento se

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hace por medio de un representante legal, tendrá este que sujetarse a todas las trabas sobre
disposición de bienes de su representado. En cambio, si el desistimiento se realiza por medio de
un mandatario, éste se tendrá que estar premunido de la facultad especial, siempre y cuando el
desistimiento se produzca en la primera instancia.
El desistimiento de un acto del procedimiento, lo puede hacer el litigante de una manera personal
o bien por medio de representante legal o de mandatario, aun cuando este último tenga solo la
Facultad ordinaria del mandato judicial.
Se distingue también, la oportunidad del desistimiento según si el desistimiento se ha planteado
antes de notificar a la demanda o después de su notificación.
En el caso de que el desistimiento se haya hecho antes de notificar la demanda, el actor se podrá
retirarla sin trámite alguno y ésta se considerará como no presentada, Se trata de un retiro
material de la demanda por lo cual no produce efecto alguno en el proceso. En cambio, en el caso
de que el desistimiento se realiza después de notificada la demanda, el actor puede en cualquier
estado del juicio desistirse de la demanda ante el tribunal que conozca del asunto, pero al pedir
esto, se somete a los trámites establecidos para los incidentes. Al referirse en cualquier estado del
juicio, este también se podrá realizar incluso en estado de situación para sentencia.
En la tramitación del desistimiento de la demanda, se debe distinguir, si es el desistimiento de la
acción principal o de la acción reconvencional. Ambos desistimientos se plantean ante el tribunal
que conoce el asunto. El desistimiento de la demanda se somete a los trámites establecidos para
los incidentes, es decir, al plantearse el desistimiento, el tribunal provee la solicitud y le confiere
traslado por 3 días al demandado, haya o no respuesta en el término indicado, el tribunal recibirá
a prueba el incidente o dictará sentencia. En cambio, el desistimiento de la reconvención se
entiende aceptado sin declaración expresa, por el hecho de proponerse, salvo que la parte
contraria deduzca oposición dentro de un tercero día después de notificada. En el caso dicho
recientemente se tramitará la oposición como incidente y podrá su resolución reservarse para la
sentencia definitiva.
Las diferencias entre los desistimientos anteriormente mencionados consisten: en que el
desistimiento de la demanda da origen a la tramitación de un incidente, en cambio el
desistimiento de la reconvención, sólo en el caso que la parte contraria se oponga a él; y que el
incidente que da origen al desistimiento de la demanda tendrá que ser resuelto en conformidad a
las reglas generales, es decir, una vez tramitado; en cambio el fallo sobre el incidente de la
reconvención puede el tribunal reservarlo para la definitiva.
El demandado puede asumir 3 actitudes frente a este desistimiento de la demanda, estas actitudes
son: aceptar el desistimiento de la demanda, o ponerse, o aceptarlo solo condicionalmente. En el
caso de que se acepte, el tribunal solo podrá aceptarlo; si se opone, el tribunal negará lugar al
desistimiento y; por último, si el demandado solamente acepta condicionalmente, el tribunal
señalará la forma en que debe tenerse por desistido al actor.
Desde el momento en que se falló un incidente estableciendo derechos permanentes en favor de
las partes, será una sentencia interlocutoria, se deberá distinguir a su vez si esta sentencia
interlocutoria acepta o rechaza el desistimiento.
Si acepta el desistimiento de la demanda, será aceptable el recurso de apelación y de casación. En
cambio, si se rechaza el desistimiento de la demanda, sólo será aceptable el recurso de apelación.
El efecto que produce la sentencia dentro del proceso se distingue, ya que, si la resolución niega
lugar al desistimiento, el juicio continuará adelante como si nada hubiera pasado; si el
desistimiento es aceptado en forma condicional, se deberá indicar la manera en que debe tenerse
por desistido el actor.
En cambio, el efecto que produce la sentencia fuera del proceso, si esta hubiera aceptado el
desistimiento, haya o no habido oposición, extingue las acciones a que él se refiere, con relación a
las partes litigantes y a toda la persona a quien habría afectado la sentencia del juicio a que se
pone fin. Para la ley, el desistimiento de la demanda no significa que se pierda el procedimiento,
sino que lisa y llanamente extingue la acción o acciones hechas valer en la demanda y, por
consiguiente, se extingue o se pierde el derecho material que estas acciones protegían.
La sentencia que acoge el desistimiento se considera como una sentencia definitiva desestimatoria
de la demanda, por lo cual produce el efecto de cosa juzgada, de modo que, si el actor decide

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hacer valer la pretensión a la que ya se haya desistido, en un nuevo juicio, el demandado se
defendería oponiendo la excepción de cosa juzgada. Esta excepción se puede hacer entre las
mismas personas que eran partes en el primer juicio; como también, entre las demás personas que
hubiera afectado la sentencia definitiva.
El abandono del procedimiento.
El abandono del procedimiento es la extinción o pérdida total del procedimiento, se produce
cuando todas las partes, que están litigando en un juicio, no realizan absolutamente nada, durante
un determinado espacio de tiempo.
El elemento generador del abandono del procedimiento es la paralización del proceso por un
determinado tiempo. Se funda en un carácter subjetivo y objetivo. El primero de ellos que es el
carácter subjetivo ve en el abandono, que las partes tienen su voluntad de abandonarlo, sin que
llegue tradicionalmente a la dictación de la sentencia. El segundo, qué es el carácter objetivo
observa que la pendencia indefinida en los procesos atenta en contra de la seguridad y buen orden
jurídico, lo cual es necesario extirpar.
Los artículos 152 y 153 del CPC, nos induce a señalar que los requisitos para que proceda el
abandono del procedimiento son:
a) Que el juicio, no se haya seguido durante seis meses y que no se haya realizado ni una gestión
útil.
b) Que ambas partes dentro del proceso, no hayan querido proseguir con el juicio.
c) Que no se haya dictado ninguna sentencia ejecutoriada en la causa.
El primer requisito nos dice que la paralización del proceso es de 6 meses, éste se comienza a
contar, desde la última resolución ha sido alguna gestión útil para dar curso progresivo a los
autos.
El segundo requisito, nos señala que para que haya abandono del procedimiento, todas las partes
deben haber cesado su continuidad dentro del proceso, ya sean partes directas o indirectas e
incluso terceros deben haber adoptado esta actitud de no continuar. Que haya cesación, significa
que no se realiza ninguna actividad útil para que siga adelante el procedimiento, por lo cual se
quiere que el proceso llegue a su fin.
El tercer requisito, es que no se haya dictado ninguna sentencia ejecutoriada en la causa. Habrá
lugar a alegar el abandono del procedimiento, de parte del demandado durante todo el juicio y
hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Se dice que una sentencia ya se
encuentra ejecutoriada, cuando concurren algunas situaciones contempladas en el artículo 174 del
CPC.
Para el abandono del procedimiento en un juicio ejecutivo, se deberá respetar algunos requisitos
para solicitarla:
a) En el caso de que el ejecutado opuso excepciones dentro del término de emplazamiento y no se
haya dictado alguna sentencia ejecutoriada en la causa que se pronuncie respecto de ellas. Él
deberá solicitar el abandono del procedimiento, siempre y cuando se cumplan con algunos
requisitos que pide la ley como lo son: que se paralice el juicio Ejecutivo durante 6 meses, que
todas las partes hayan cesado en la continuación del juicio y por último que no haya habido
alguna sentencia ejecutoriada en la causa.
b) En el caso de qué el ejecutado opuso excepciones dentro del término de emplazamiento y se ha
dictado o alguna sentencia condenatoria ejecutoriada en la causa que se pronuncie respecto de
ellas o en el caso de que el ejecutado no opuso excepciones dentro del término emplazamiento,
donde se omite la dictación de sentencia y basta el mandamiento para que el acreedor pueda
perseguir la realización de los bienes embargados y el pago. Cuando concurren alguna de estas
dos situaciones, la ley faculta al ejecutado para que solicite el abandono del procedimiento, No
obstante, existe una sentencia ejecutoriada en la causa, dado que debe continuar la tramitación en
el cuaderno de apremio para perseguir la realización de los bienes embargados y el pago. El plazo
para declarar el abandono del procedimiento se contará desde la fecha de la última gestión útil
que se haya realizado en el procedimiento de apremio que es destinada a obtener el cumplimiento
forzado de la obligación, donde luego de ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el plazo
para exponer excepciones, este plazo será de tres años.

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Puede ocurrir que la última diligencia que se haya realizado en el cuaderno de apremio sea con
fecha anterior a aquella en que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva condenatoria o en que
venció el plazo para oponer excepciones, este plazo ya de tres años se contará desde que acaeció
alguna de estas situaciones. La ley contempla una excepción, dónde si declara el abandono el
procedimiento sin que medie oposición del ejecutante, este no será condenado en costas.
La ley solo permite que el derecho de alegar el abandono del procedimiento, lo realice el litigante
que dentro del proceso desempeña el papel de demandado, como lo dispone así el artículo 153 del
CPC, donde señala “el abandono podrá hacerse valer solo por el demandado...”. Este abandono
significa una sanción de carácter procesal a la parte que realice este abandono, que en este caso
sería el demandante negligente.
En el caso de que el demandado realice una demanda de reconvención, las partes pasan a
cambiarse los papeles, es decir, el demandante pasa a ser el demandado de la reconvención y el
que realice la gestión de la reconvención será la parte demandante, esto quiere decir que no hay ni
un problema para que el nuevo demandado tenga el derecho de alegar el abandono del
procedimiento.
El legislador, le propone al beneficiario de alegar el abandono del procedimiento, es decir a la
parte demandada, dos medios para alegar dicho abandono: por vía de acción o por vía de
excepción.
La primera de ellas, cuando se alega por vía de acción, el demandado, cuando visualiza que se
han cumplido los requisitos legales para alegarlo, toma la iniciativa en el proceso y pide la
declaración de abandono.
la segunda de ellas, cuando se alega por vía de excepción, donde concurren los requisitos legales
para que se alegue, el demandante pretende reiniciar la tramitación del pleito, por lo cual el
demandado hace una gestión, con el objeto de pedir la declaración de abandono del
procedimiento.
Además de los elementos ya mencionados como forma para alegar el abandono del
procedimiento, también se puede agregar que este se puede realizar durante todo el juicio, en
cualquier instancia que se encuentra el proceso, y hasta que se haya dictado sentencia
ejecutoriada en la causa. Siempre y cuando el proceso esté vigente, es decir, desde el momento en
que la demanda ya ha sido notificada.
Cuando se alegue el abandono del procedimiento por vía de excepción, la solicitud será aceptada;
pero se puede realizar cualquier otra gestión que no tenga como objeto legal el abandono. En este
caso la ley le impone una sanción. En esta misma sanción puede incurrir el demandado, si es él
quien renueva el procedimiento sin solicitar el correspondiente abandono del procedimiento, ya
que la ley no distingue quién sea la parte que renueva el procedimiento abandonado, para hacer
caer al demandado en la sanción de renuncia al derecho de solicitar el abandono.
Como ya se ha mencionado, el abandono del procedimiento se puede realizar mediante vía de
acción o de excepción, y éste se tramitará como un incidente. Este se tramitará con las normas de
los incidentes ordinarios, pero se clasifica como incidente especial, por los requisitos especiales
que deben concurrir para que se llegue a realizar, además de los efectos dentro y fuera del
proceso.
El recurso que emana en contra de esta resolución que resuelve el incidente de abandono del
procedimiento, se distingue, ya que, se deberá determinar si fue producido en primera o en
segunda instancia y también si este incidente fue acogido o no.
En el caso de que la resolución fue pronunciada en primera instancia y se niega lugar al abandono
del procedimiento, será susceptible el recurso de apelación, en el momento en que estamos en
presencia de una sentencia interlocutoria.
En el caso de que la resolución fue pronunciada en segunda instancia y se niega lugar al
abandono del procedimiento, no será susceptible a ningún recurso debido a que los incidentes
promovidos en segunda instancia no son apelables, pero si es procedente el recurso de casación,
debido a que se trata de una sentencia interlocutoria que no pone término al juicio ni hace
imposible su continuación.

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En el caso de que la resolución fue pronunciada en primera instancia y acoge el incidente del
abandono del procedimiento, también será susceptible de recurso de apelación y de casación en la
forma, desde el momento en que estamos en presencia de una sentencia interlocutoria que pone
fin al juicio o hace imposible su prosecución. Si el tribunal de alzada del de primera instancia,
confirma esta resolución este nuevo fallo será susceptible de recurso de casación, ya sea, de
forma o fondo, por cuánto es una sentencia interlocutoria inapelable, de las cuales ponen fin al
juicio o hacen imposible su continuación.
Por último, en el caso de que la resolución fue pronunciada en segunda instancia isa acoges este
incidente, solamente será susceptible de recurso de casación, de forma y de fondo, debido a que
las resoluciones que recaen en los incidentes promovidos en la segunda instancia son inapelables
y se trata de una sentencia interlocutoria que pone término el juicio o hace imposible su
continuación.
Una vez que se ejecuta el abandono del procedimiento, las partes pierden el derecho de continuar
con el procedimiento abandonado y hacerlo valer en un nuevo juicio. En virtud de la sentencia
ejecutoriada que declara este incidente, se entiende que no están extinguidas las acciones o
excepciones de las partes, y subsistirán con todo su valor los actos y contratos de que resulten
definitivamente constituidos.
Declarado el abandono del procedimiento, el demandante puede renovar la acción que fue objeto
en la primera demanda en un nuevo juicio, y el demandado, a su vez, en este nuevo juicio, puede
deducir las mismas decisiones que opuso en el primero. En el nuevo juicio se puede oponer una
nueva excepción que es: la excepción de prescripción.
La ley se refiere a los “actos”, que son aquellos que deben considerarse todas aquellas
resoluciones pronunciadas en el proceso abandonado que imponen derechos permanentes en
favor de las partes; y los “contratos”, son todo acuerdo de voluntad tendiente a producir efectos
en el juicio.
El artículo 157 del CPC, nos señala algunos juicios en que no procede alegarse el abandono del
procedimiento, como lo son: los juicios de qué habrá, los de división o liquidaciones de
herencias, sociedades o comunidades. Otros juicios que tampoco se puede alegar el abandono del
procedimiento, son los contemplados en los artículos 146 y 201 del código tributario.

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