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CAPITULO I 2 DE LOS CONTRATOS

LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES placer y sin pensar siquiera en la adquisición del dominio. Esto es, por lo
demás, lo que ocurre siempre: quien ejecuta un acto jurídico no lo hace con
el propósito de producir tal o cual efecto jurídico, sino para obtener un fin
práctico determinado, generalmente de orden económico. Quien compra o
toma en arrendamiento una cosa no lo hace para que se produzcan los
efectos propios de estos contratos, sino porque le es necesaria, y si el efecto
jurídico se produce, es porque el fin práctico perseguido por su autor se
logra mediante un acto a que la ley reviste de eficacia jurídica2.

2. ACTOS UNILATERALES Y BILATERALES. Los actos jurídicos, atendiendo al número


de voluntades que precisan para generarse, se dividen en unilaterales y bilaterales.
Son unilaterales los que sólo requieren una voluntad para generarse, es
decir, aquellos en que basta la manifestación de voluntad de un individuo
A. GENERALIDADES para que produzcan el efecto que les es propio: el testamento, la repudiación
de una herencia o legado, la ocupación, el reconocimiento de un hijo natural,
el recurso judicial que interrumpe una prescripción, la confesión en juicio, la
1. NOCIÓN DEL ACTO JURÍDICO. Acto jurídico es la manifestación1 unilateral o bilate- ratificación de un acto anulable o del ejecutado por un mandatario extralimi-
ral de voluntad ejecutada con arreglo a la ley y destinada a producir un efecto jurídico tando sus facultades, la aceptación del beneficio de una estipulación a favor de
que puede consistir en la creación, conservación, modificación, transmisión, transfe- otro, la renuncia de una prescripción cumplida.
rencia o extinción de un derecho. Son tales la tradición, la compraventa, el Los actos jurídicos unilaterales son simples si emanan de una sola perso-
testamento, el pago, la emancipación, la repudiación de una herencia, la na, como el testamento y los demás ya citados, y colectivos si emanan de varias
ocupación. personas cuyos intereses son los mismos, como el reparto de dividendos
Lo que constituye en su esencia al acto jurídico es ser un acto voluntario acordado por una junta de accionistas de una sociedad anónima, el recono-
ejecutado con la mira de producir un efecto jurídico. cimiento de un hijo natural hecho por ambos padres a la vez, la renuncia de
En esto se diferencia del hecho jurídico propiamente tal y del acto ilícito un derecho poseído en común hecha por todos sus titulares3. La circunstan-
(delito y cuasidelito): aquél también produce efectos jurídicos, pero no por cia de que en el acto intervengan dos o más personas no le quita su carácter
obra de la voluntad humana sino de la naturaleza. Así ocurre con la muerte de unilateral. Esta clasificación, como dijimos, no se hace atendiendo al
o el nacimiento de una persona, la avulsión, la formación de isla. El acto número de personas que intervienen en él, sino al número de voluntades
ilícito, aunque voluntario, no ha sido ejecutado con la mira de producir un que es indispensable para su generación: dicho reparto puede ser decidido
efecto jurídico; no es éste el fin perseguido por su autor. Los efectos jurídi- por un solo accionista, para el reconocimiento de un hijo natural basta la
cos que de este acto derivan, en vez de tender a realizar ese fin, tienden a sola voluntad del padre o madre que reconoce, la renuncia de un derecho
reparar o hacer cesar el daño que ese mismo fin produjo y, en consecuencia, requiere únicamente la voluntad de su titular.
son siempre contrarios a la voluntad del agente. Los actos unilaterales no degeneran en bilaterales por el hecho de que
El acto jurídico no deja de ser tal porque su autor, al ejecutarlo, no haya deban ser autorizados por un tercero –tal sucede con los de las mujeres casa-
tenido el propósito o la intención de producir el efecto jurídico que le es das o de los menores, que deben ser autorizados por sus maridos, padres o
propio. Lo es aunque éste no haya previsto y ni siquiera conocido las conse- curadores, según el caso– o aprobados por la autoridad pública –como ocurre
cuencias jurídicas que de él emanan. Lo que caracteriza al acto jurídico no es con las fundaciones, cuyos estatutos deben ser aprobados por el Presidente
tanto que se realice precisamente con ese objeto como que por su naturaleza de la República–, porque en ambos casos no hay sino una sola voluntad, la
o, mejor dicho, por disposición de la ley, esté destinado a producir efectos del autor del acto. La del representante interviene para completar la de
jurídicos. Así, la caza y la pesca no dejan de ser actos jurídicos, si el cazador o
el pescador se apropia de la presa, aunque éste cace o pesque por mero 2 CLARO SOLAR, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, tomo XI, Nº 680, pág. 7; DE
RUGGIERO, Instituciones de Derecho Civil, tomo I, versión española de la 4a. edición italiana, pág. 249;
COVIELLO, obra citada, pág. 343.
1 Creemos, con C OVIELLO (Doctrina General de Derecho Civil, versión española de la cuarta 3 D EMOGUE, Traité des obligations en général, tomo I, Nº 16 in fine, pág. 36 y Nº 16 ter, pág. 40;
edición italiana, pág. 344), que es preferible decir manifestación y no declaración de voluntad, CLARO SOLAR, obra citada, tomo XI, Nº 681, pág. 8; COVIELLO, obra citada, versión española de la 4a.
porque así quedan comprendidos aún los casos en que la voluntad no necesita darse a conocer a edición italiana, págs. 345 y 346; DE RUGGIERO, obra citada, tomo I, versión española de la 4a. edición
otra persona, como ocurre en el testamento, y aquellos en que la voluntad se expresa por meros italiana, pág. 250; ENNECCERUS, K IPP Y WOLFF, Tratado de Derecho Civil, Parte General, volumen II,
hechos. versión española de la 39a. edición alemana, pág. 71, Nº 3.

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LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES 3 4 DE LOS CONTRATOS

aquél y la de la autoridad es un requisito exigido por consideraciones de voluntades de dos o más personas destinado a crear obligaciones6. Así lo reconoce
interés público: constituye un acto administrativo que, respecto del acto a que nuestro Código Civil, cuando en el art. 1438 dice que “contrato o convención
se refiere, es una formalidad del mismo4. es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no
Son actos jurídicos bilaterales los que no pueden existir sin el acuerdo de hacer alguna cosa”.
dos o más voluntades, aquellos que, para generarse, requieren la concurren- Entre nosotros, sólo son contratos las convenciones que crean obligacio-
cia de las voluntades de dos o más personas; la de un solo individuo sería nes. El acto jurídico que no las crea, aunque sea bilateral, no lo es. La tradi-
incapaz de crearlos. Tales son la tradición, el pago efectivo, la novación, ción, por ejemplo, es una convención, porque requiere el concurso de las
todos los contratos. voluntades del tradente y del adquirente; pero no es contrato, porque no crea
obligaciones. Otro tanto cabe decir de la solución o pago efectivo, de la
3. CONCEPTO DE LA CONVENCIÓN. Los actos jurídicos unilaterales se denominan remisión.
actos jurídicos simplemente. Esta expresión tiene, pues, un doble sentido: uno De lo dicho resulta que el contrato es un acto jurídico, porque lo genera la
amplio, que comprende toda manifestación de voluntad destinada a producir un voluntad humana y está destinado a producir efectos jurídicos; es un acto
efecto jurídico, y uno restringido, que comprende los actos jurídicos unilaterales. bilateral o convención, porque, para generarse, requiere el concurso de las
Los actos jurídicos bilaterales se denominan convenciones. La convención es, voluntades de dos o más personas, y es una clase especial de convención, porque
según esto, la manifestación bilateral de voluntad ejecutada con arreglo a la ley y sólo tiene por objeto crear obligaciones.
destinada a producir un efecto jurídico, que puede consistir en la creación, conserva-
ción, modificación, transferencia o extinción de un derecho. En otras palabras, todo 5. DIFERENCIAS ENTRE EL CONTRATO Y LA CONVENCIÓN. No es, pues, lo mismo
acuerdo de las voluntades de dos o más personas destinadas a producir cual- contrato que convención7, a pesar de que los arts. 1437 y 1438 del C. C., al
quier efecto jurídico5. Su nombre, que viene de venire cum (venir, tratar jun- señalar las fuentes de las obligaciones y al definir el contrato, respectivamen-
tos), indica que sólo existe mediante el concurso de dos o más voluntades. te, han hecho sinónimas ambas expresiones, toda vez que hablan de contrato o
Poco importa el objeto del acuerdo. Consista en la creación, la conserva- convención. La convención es el género y el contrato, la especie.
ción, la modificación, la transferencia o la extinción de un derecho, el acto Todo acuerdo de voluntades, cualquiera que sea su objeto, ya consista en
será convención si se ha generado mediante una manifestación bilateral de crear, modificar, conservar, transferir o extinguir un derecho, es convención.
voluntad. Son convenciones tanto la tradición, que transfiere un derecho, Sólo es contrato la convención creadora de obligaciones. Todo contrato es
como la novación, que extingue obligaciones, y los contratos, que las crean, necesariamente una convención; pero no toda convención es contrato. Por
pues todas ellas precisan la concurrencia de las voluntades de dos personas, esto, en una acepción más restringida, la voz convención se emplea para refe-
a lo menos. rirse a los actos jurídicos bilaterales que no tengan por objeto crear obligacio-
Es, pues, erróneo decir que sólo es convención el acuerdo de voluntades nes.
destinado a extinguir obligaciones, Prueba de ello es que hay numerosísimas El Código identificó ambas expresiones porque el contrato es la más fre-
manifestaciones bilaterales de voluntad que no extinguen obligaciones y que cuente de las convenciones y porque prácticamente la distinción entre con-
no por eso dejan de ser convenciones, pues nacen del acuerdo de voluntades. trato y convención no tiene mayor importancia, pues uno y otra se rigen por
Tales son las prórrogas de plazo acordadas entre el deudor y acreedor, las las mismas reglas generales8.
estipulaciones que modifiquen la tasa del interés convenido, que cambien el
lugar señalado para el cumplimiento de una obligación o que alteren la 6 G AUDEMET, obra citada, pág. 21; PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 944, pág. 341;
manera de ejercer una servidumbre, etc. BONNECASE, obra citada, tomo II, Nº 186, pág. 217; D E PAGE, Traité Elémentaire de Droit Civil belge, tomo
II, Nº 447, pág. 385; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 13, pág. 17; JOSSERAND, obra citada,
tomo II, 3a. edición, Nº 13, pág. 9; D EMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 22, pág. 66; GIORGI, Teoría de las
4. DEFINICIÓN DEL CONTRATO. Si el acuerdo o concurso de voluntades tiene por obligaciones en el derecho moderno, tomo III, versión española, págs. 5 y 6, págs. 19 y 20.
objeto crear obligaciones, recibe el nombre específico de contrato. Podemos El art. 1321 del C. C. italiano de 1942 define el contrato diciendo que es el acuerdo de dos o
definirlo como la convención generadora de obligaciones o bien el acuerdo de las más partes para constituir, reglar o extinguir entre ellas un vínculo jurídico patrimonial. Definición
análoga contiene el art. 1133 del C. C. de Venezuela de 1942.
DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española de la 4a. edición italiana, págs. 255 a 259,
estima, por eso, que no puede limitarse el concepto de contrato, como lo hacen nuestro Código y
4 DEMOGUE , obra citada, tomo I, Nº 16 bis, pág. 37; C LARO SOLAR, obra citada, tomo XI, Nº 681, el francés, a sólo el acuerdo de voluntades generador de obligaciones.
págs. 8 y 9. ENNECCERUS, KIPP Y WOLFF, obra citada, Derecho de las obligaciones, volumen II, pág. 141, estiman
5 PLANIOL Y R IPERT, Traité Pratique de Droit Civil Français, tomo VI, Nº 13, pág. 16; JOSSERAND, Cour asimismo que el contrato puede crear, extinguir o modificar obligaciones.
de Droit Civil Positif Français, tomo II, 3a. edición, Nº 13, pág. 8; GAUDEMET, Théorie Générale des 7 En sentido contrario: DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 447, pág. 385; DE RUGGIERO , obra
Obligations, pág. 21; CLARO SOLAR, obra citada, tomo XI, Nº 681, pág. 8; P LANIOL, Traité Elémentaire de citada, tomo II, versión española de la 4a. edición italiana, pág. 258.
Droit Civil, tomo II, 10a. edición, Nº 994, pág. 341; BONNECASE, Précis de Droit Civil, tomo II, Nº 186, 8 CLARO S OLAR, obra citada, tomo XI, Nº 681, pág. 9; D E P AGE, obra citada, tomo II, Nº 447, pág.
pág. 216; DEMOGUE , obra citada, tomo I, Nº 22, pág. 65. 385; COLIN Y CAPITANT, Cours Elémentaire de Droit Civil Français, tomo II, 8a. edición, Nº 8, pág. 9.
LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES 5 6 DE LOS CONTRATOS

6. DIFERENCIAS ENTRE EL CONTRATO Y LA OBLIGACIÓN. Tampoco debe confundirse 8. IMPORTANCIA DEL CONSENTIMIENTO EN LOS CONTRATOS. La piedra angular sobre
el contrato con la obligación, como lo ha hecho el art. 1438 que, al definir que descansa el contrato es el consentimiento, esto es, el acuerdo de las voluntades
aquél, ha definido más bien la obligación, porque es en ella, y no en el de dos o más personas sobre un objeto jurídico. El contrato consiste esencialmente
contrato, en donde el deudor debe dar, hacer o no hacer algo. El contrato es en un acuerdo de voluntades destinado a crear obligaciones; sin él no lo hay.
el acto jurídico creador de obligaciones, y la obligación es la necesidad jurídi- Todo contrato, cualquiera que sea el número de obligaciones que engendre,
ca en que el deudor se halla de dar, hacer o no hacer alguna cosa, la obliga- impóngalas a ambas partes o sólo a una, supone necesariamente ese acuerdo.
ción nace del contrato y éste, del acuerdo de voluntades. El contrato es la De ahí que sean partes en el contrato quienes concurran a él con su voluntad:
fuente de la obligación; ésta, su efecto o consecuencia10. Todo contrato crea sólo a ellos obliga y aprovecha (art. 1545). Los demás quedan ajenos al con-
obligaciones, en tanto que no toda obligación nace necesariamente de un trato; son terceros a su respecto: no les afectan las obligaciones que crea ni les
contrato, pues hay otros hechos que también las generan (arts. 1437). La aprovechan los derechos que genera14.
obligación es todo vínculo jurídico, cualquiera que sea su origen, que coloca
a una persona en la necesidad de realizar una prestación o una abstención, 9. CONTRATOS COLECTIVOS. Hay, sin embargo, casos en que la ley, por conside-
mientras que el contrato es el acuerdo de voluntades para crear ese vínculo. raciones de interés general, admite que quienes no han prestado su consenti-
miento queden ligados con un contrato celebrado por otros. Es lo que ocurre
7. CARACTERÍSTICA ESENCIAL DEL CONTRATO. Para que haya contrato, basta que en el contrato colectivo, que puede definirse como el que afecta a todos los miem-
exista un acuerdo de voluntades de dos o más personas que genere obligacio- bros de un grupo o colectividad determinada, aunque no hayan consentido en él, por el
nes. Nada más exigen los arts. 1437 y 1438. solo hecho de formar parte de dicho grupo o colectividad 15.
No es necesario, como creen algunos11, que los contratantes tengan inte- Si se exigiere la unanimidad, seguramente el contrato fracasaría; nunca
reses opuestos. Basta recordar que la sociedad es un contrato, no obstante faltaría uno que se opusiere a su celebración. Para obviar este inconveniente,
que los intereses de los socios, aunque distintos no son opuestos, pues todos la ley acepta que estos contratos puedan celebrarse con la voluntad de la
convergen al mismo fin12. mayoría de los interesados. Esta voluntad es obligatoria para todos, inclusive
No es necesario tampoco que el contrato sólo deba crear obligaciones y para la minoría16.
que éstas sean de efectos transitorios o temporales, de modo que no serían Tales son:
contratos aquellos actos, como el matrimonio, las capitulaciones matrimonia- 1º El convenio judicial de acreedores, que puede versar sobre cualquiera de
les, la sociedad, el contrato colectivo de trabajo, que, a más de crear obliga- los objetos a que se refiere el art. 146 de la ley de quiebras y que se conside-
ciones, dan origen a un estado o situación jurídica permanente. La ley no ra aceptado cuando cuenta con el consentimiento del fallido y reúne en su
contempla tal exigencia; por el contrario, la rechaza abiertamente, pues al favor los votos de los dos tercios de los acreedores concurrentes que repre-
matrimonio (art. 102), a la sociedad (art. 2053) y al contrato colectivo de senten las tres cuartas partes del total pasivo con derecho a voto, excluidos
trabajo (art. 3º del C. del T.) los define y considera como contratos. Por lo los acreedores que menciona el art. 148 de la misma ley. Aprobado definiti-
demás, la distinción entre contratos que crean obligaciones de efectos transi- vamente el convenio, será obligatorio para todos los acreedores comprendi-
torios o temporales y contratos que generan un estado o situación permanen- dos en él, inclusive los inasistentes y los que votaron en contra (art. 159 de
te carece de todo interés práctico; siendo patrimoniales, unos y otros se rigen, la ley de quiebras. Lo dicho sólo reza con el convenio judicial. El convenio
por lo general, por las mismas reglas. Creemos, pues, con Josserand, que la extrajudicial requiere la unanimidad de los acreedores (art. 138, Nº 1º, de la
expresión contrato debe darse a todo acuerdo de voluntades generador de ley de quiebras).
obligaciones, cualesquiera que sean los intereses de las partes, la intervención 2º Las asociaciones de canalistas que quieran gozar de los beneficios esta-
que les haya cabido en su formación y la extensión y duración de los efectos a blecidos por la ley Nº 2.139, de 20 de noviembre de 1908. Según el art. 21 de
que dé origen13. esta ley, las comunidades de agua que estaban organizadas en esa fecha
pueden modificar sus estatutos para el efecto de constituirse en tales asocia-
ciones por acuerdo de la junta de socios tomado por mayoría de votos,

9 Nota omitida por el autor en el texto original.


10 DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 443, pág. 377 y Nº 477, pág. 385. 14 PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 946, pág. 343.
11 D EMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 16 bis, pág. 37; CLARO SOLAR, obra citada, tomo XI, Nº 681, 15 BONNECASE, obra citada, tomo II, Nº 569, pág. 487; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición,
pág. 9. Nº 35, pág. 26.
12DE PAGE, obra citada, Nº 447, pág. 386; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 13, pág. 18. 16 PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 946, pág. 343; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
13 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, N os. 14 y 15, págs. 9 y 10. En el mismo sentido tomo VI, Nº 26, pág. 32; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 35, pág. 26; COLIN Y
DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nos. 22 y 23, págs. 65 y 66. CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 10, pág. 12.
LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES 7 8 DE LOS CONTRATOS

aunque aquéllos establezcan otra mayoría para la reforma. Las comunidades contratos en cuanto nacen del consentimiento de las partes, quienes tienen
de agua que no se regían por estatutos formados por los comuneros, tam- plena libertad para celebrarlos o no; pero una vez pactados, sus efectos y
bién pueden constituirse en tales asociaciones si así lo acuerda la mayoría de duración se imponen a ellas imperativamente18. De ahí que muchos autores
los interesados, que represente más de la mitad de los derechos de agua. los consideren como una institución.
3º Los acuerdos entre una sociedad anónima y los tenedores de bonos o “debentu- El dominio verdaderamente propio del contrato son las relaciones patri-
res” emitidos por ella con arreglo a la ley Nº 4.657, de 25 de septiembre de 1929. moniales, en especial las relativas a los derechos personales o créditos, por-
Tales acuerdos, si son adoptados en la forma y por la mayoría que prescriben que en lo referente a los derechos reales, el papel de la voluntad es más
los arts. 47 a 59 de esa ley, serán obligatorios para todos los tenedores de limitado: las partes no pueden alterar a su arbitrio la organización de la
bonos de la emisión correspondiente. propiedad, ni crear derechos reales no establecidos por la ley19.
4º El sindicato industrial. Según el art. 382 del C. del T., la organización del El contrato, por consiguiente, puede engendrar obligaciones de valor
sindicato deberá ser acordada por el 55%, a lo menos, de los obreros de la pecuniario o patrimonial y de mero carácter moral20 y no solamente las pri-
empresa a que se refiere, y obtenida la personalidad jurídica del sindicato, se meras, como han sostenidos algunos21. Se hallan en el segundo caso el matri-
considerarán sindicalizados todos los obreros de la misma empresa, fábrica o monio, la adopción, el contrato por el cual se prohíbe la publicación de la
industria y sujetos, por lo mismo, a sus estatutos y a las obligaciones que ellos fotografía de uno de los contratantes para evitar el ridículo a que tal publica-
impongan o que el directorio del sindicato acuerde. ción pudiere dar origen, y la convención creadora de una corporación; esta
5º El contrato colectivo de trabajo, de que tratan los arts. 17 a 23 del Código convención es un contrato, pues impone obligaciones a sus autores, pero sus
del Trabajo, que es obligatorio tanto para los obreros pertenecientes al sindi- fines son meramente morales y no pecuniarios.
cato que lo pactó como para los que ingresen a él con posterioridad a la
celebración del contrato (arts. 17 y 20 de ese Código), y cuyas estipulaciones 11. COSAS QUE SE DISTINGUEN EN UN CONTRATO. En cada contrato se distinguen
pasan a ser cláusulas obligatorias o parte integrante aún de los contratos las cosas que son de su esencia, las que son de su naturaleza, y las puramente
individuales que se celebren durante la vigencia del contrato colectivo (art. accidentales (art. 1444).
18 del C. del T.). De estas tres cosas, en realidad, sólo son requisitos constitutivos del con-
trato las de su esencia, porque sólo ellas son elementos necesarios para la
10. DOMINIO DEL CONTRATO. El dominio del contrato es vastísimo: tiene cabida existencia o perfeccionamiento del contrato. Las cosas de su naturaleza y las
en el Derecho Público, en el Derecho Internacional y en el Derecho Privado. puramente accidentales son efectos del contrato, son las consecuencias que de
Los contratos administrativos desempeñan un papel de primer orden en la él derivan por disposición de la ley –cosas de la naturaleza– o por voluntad de
Administración Pública. Los tratados son verdaderos contratos entre Estados. las partes –cosas accidentales22.
Unos y otros están sujetos, en principio, a las mismas reglas que rigen los Las cosas de la esencia pueden ser comunes a todo contrato –tales son las
contratos en el Derecho Civil. que enumera el art. 1445– o particulares a una determinada especie de con-
Pero el campo más fecundo del contrato es el Derecho Privado, en donde trato.
no sólo tiene aplicación en materia patrimonial sino también en el derecho
de familia. El matrimonio (art. 102) y la adopción (art. 1º de la ley Nº 5.343, 1º COSAS DE LA ESENCIA. Son cosas de la esencia de un contrato aquellas sin las
de 6 de enero de 1934, sobre adopción) son contratos, puesto que nacen de cuales o no produce efecto alguno o degenera en otro contrato diferente (art. 1444).
un acuerdo de voluntades que genera obligaciones17. Estas cosas son los elementos indispensables para que el contrato se
Entre estos contratos creadores de derechos y obligaciones de familia y los forme. Son, además, las que le dan su fisonomía propia y lo diferencian de
contratos meramente patrimoniales hay, sin embargo, una diferencia funda-
mental: los contratantes no pueden alterar ni modificar los efectos que les
atribuye la ley, ni señalarles una duración distinta de la que ésta les fija, ni 18 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 24, pág. 30; DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 23
pactar otros contratos que los contemplados expresamente por la ley. Son ter, pág. 76; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 10, pág. 11; ENNECCERUS, KIPP Y
WOLFF, Tratado de Derecho Civil, Parte General, volumen II, versión española, pág. 289.
19 P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 25, pág. 31; C OLIN Y C APITANT, obra citada, tomo II,
8a. edición, Nº 10, pág. 11 in fine.
20 DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 5, pág. 8 y Nº 23, pág. 68.
17 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 16, pág. 12; PLANIOL Y RIPERT , obra citada, 21 D E RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 13. Este criterio ha prevalecido en
tomo VI, Nº 24, pág. 30; D EMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 23 ter, pág. 76; C OLIN Y CAPITANT, obra el C. C. italiano de 1942: según el art. 1321 de este C., el contrato es el acuerdo de dos o más partes
citada, tomo II, 8a. edición, Nº 10, pág. 11; ENNECCERUS, KIPP Y WOLFF, Tratado de Derecho Civil, Parte para constituir, reglar o extinguir entre ellas un vínculo jurídico patrimonial.
General, volumen II, versión española de la 39a. edición alemana, pág. 70, Nº 2. 22 ENNECCERUS , KIPP Y WOLFF, Tratado de Derecho Civil, Parte General, volumen II, versión españo-
GIORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 7, pág. 21, cree que estos contratos no la, pág. 290; G IORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 37, pág. 47; COVIELLO, obra citada,
pueden calificarse de tales en el sentido riguroso de la palabra. versión española, pág. 355.
LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES 9 10 DE LOS CONTRATOS

los otros. De ahí que su omisión o alteración acarree o la ineficacia del mismo sin necesidad de estipulación; las accidentales, sólo cuando se estipu-
contrato o su transformación en otro diferente. Las partes no pueden, por lan. Mientras la estipulación de las partes es necesaria para suprimir las cosas
lo mismo, alterarlas o suprimirlas; ésta es una de las limitaciones que tiene de la naturaleza del contrato, tratándose de las accidentales, esta estipulación
la autonomía de la voluntad (Nº 14)23. es necesaria para incorporarlas a él. Estas cosas forman parte del contrato
En la compraventa, por ejemplo, son cosas de su esencia la cosa y el cuando así lo convienen aquéllas.
precio. Si falta el precio no hay venta, y si el precio consiste en otra cosa y no Tales son: el señalamiento del lugar, forma y época del pago del precio, la
en dinero, habrá permuta. Igualmente, si en el arrendamiento no hay precio, estipulación de la solidaridad y de la indivisibilidad cuando la ley no las ha
podrá haber comodato, pero en ningún caso arrendamiento. El contrato de establecido, el pacto comisorio en un contrato unilateral, el pacto de intere-
sociedad sin participación en los beneficios y pérdidas no es tal: será otro ses en el mutuo, las modalidades a que las partes subordinen la existencia o el
contrato o no habrá ninguno, según las circunstancias (arts. 2055 y 2086). cumplimiento de sus obligaciones (condición, plazo, modo, etc.)26.

2º C OSAS DE LA NATURALEZA. Son cosas de la naturaleza de un contrato las que,


no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle sin necesidad de una cláusula B. LA AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD27
especial (art. 1444).
A diferencia de lo que ocurre con las cosas de la esencia, las de la
naturaleza no son necesarias para la formación del contrato y para que éste 12. CONCEPTO. En materia contractual, la voluntad es soberana; es ella la que
adquiera su fisonomía propia; el contrato existe aun sin ellas. Pueden, pues, dicta el derecho. El contrato nace del acuerdo de voluntades, y es este acuer-
omitirse sin que el contrato pierda su eficacia o degenere en otro diferente. do el que, salvas ciertas restricciones impuestas por razones de orden público
Estas cosas se subentienden en el contrato por el solo ministerio de la ley, o de moral o con el propósito de proteger a los incapaces, determina con
le pertenecen sin necesidad de una cláusula especial. No es, por tanto, me- entera libertad los efectos que el contrato ha de producir y la extensión y
nester que las partes las estipulen24. Estipularlas es, en realidad, inútil y, a duración del mismo. En esto consiste el principio de la autonomía de la voluntad,
veces, peligroso, porque mientras más cláusulas tenga un contrato más posibi- principio básico de nuestro derecho contractual y admitido, por lo demás,
lidad hay de que se susciten discusiones en su interpretación y ejecución. universalmente.
En la compraventa es cosa de la naturaleza del contrato la obligación de La autonomía de la voluntad es, según esto, la libertad de que gozan los particu-
sanear la evicción y los vicios redhibitorios: no es necesario estipularla, por- lares para pactar los contratos que les plazcan, y de determinar su contenido, efectos y
que la ley la subentiende, y puede faltar sin que por eso deje de haber duración.
compraventa. Lo mismo ocurre con la obligación del porteador o del fletante
de responder de las pérdidas, faltas o averías que sobrevengan a las mercade- 13. CONSECUENCIAS DE ESTE PRINCIPIO. En virtud de esta autonomía, los particu-
rías transportadas; se trata de una obligación de la naturaleza y no de la lares pueden pactar toda clase de contratos, sean o no de los especialmente
esencia del contrato de transporte o fletamento, que las partes pueden, por reglados por la ley; combinar unos y otros entre sí; atribuir a los contratos que
tanto, modificar y aun suprimir. Así lo ha fallado la Corte Suprema25. celebren efectos diferentes de los que les atribuye la ley y aun modificar su
estructura, por ejemplo, estipulando un pacto comisorio en un contrato uni-
3º COSAS ACCIDENTALES. Son cosas accidentales a un contrato aquellas que ni esen- lateral, subordinando la existencia de un contrato consensual al otorgamien-
cial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales to de una escritura (arts. 1802 y 1921 del C. C.) o convirtiendo en bilateral un
(art. 1444). contrato que por su naturaleza es unilateral; alterar, modificar y aun suprimir
Las cosas de la esencia y de la naturaleza de un contrato forman parte del las obligaciones que son de la naturaleza de un contrato; determinar el conte-
nido del contrato, principalmente su objeto, y la extensión y efectos de los
derechos y obligaciones que engendre; fijar su duración; señalar las modali-
dades que han de afectarles; determinar, entre las legislaciones de los diver-
23 D E R UGGIERO, obra citada, tomo I, versión española, págs. 252 y 253; C OVIELLO, obra citada,
sos Estados, aquella por la cual ha de regirse el contrato, etc.28.
versión española, págs. 354 y 355; ENNECCERUS, K IPP Y WOLFF, Tratado de Derecho Civil, Parte General,
volumen II, versión española, pág. 290.
24 Véanse los autores citados en la nota precedente.
25 Rev., tomo 27, 2a. parte, sec. 1 a., pág. 724. Este mismo tribunal había fallado anteriormente 26Véanse los autores citados en la nota 23.
que siendo de la esencia del contrato de transporte la obligación de entregar las mercaderías 27Las ideas expuestas en este párrafo son las mismas que expusimos en nuestra conferencia
transportadas a la persona a quien van dirigidas, las partes no pueden celebrar pactos que tiendan “El contrato dirigido”, que se publica en la obra Las actuales orientaciones del Derecho, Editorial
a dejarla sin cumplimiento, por cuyo motivo carece de valor la cláusula por la cual el porteador se Nascimento, Santiago de Chile, 1942, pág. 11.
desliga de toda responsabilidad por las pérdidas totales o parciales que sufran las mercaderías 28 DE PAGE , obra citada, tomo II, Nº 462, pág. 401; PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 14,
durante el viaje: Rev., tomo 23, 2a. parte, sec. 1a. , pág. 400 (Corte Suprema). pág. 19; D EMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 27, pág. 81; C LARO S OLAR, obra citada, tomo XI, Nº 749,
LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES 11 12 DE LOS CONTRATOS

De ahí que las leyes relativas a los contratos sean, por lo general, supletorias ciones matrimoniales, la sucesión abintestato, el testamento presunto del di-
de la voluntad de las partes; sólo se aplican en el silencio de éstas29. Y que la funto33.
misión del juez, en caso de litigio, sea interpretar o restablecer esa voluntad, pero
no crearla, ni mucho menos sustituirla por la suya30. 16. CRÍTICAS A ESTE PRINCIPIO. Estas exageraciones, unidas a las transformacio-
nes económicas y sociales de los últimos tiempos, han provocado severas
14. LIMITACIONES DE ESTE PRINCIPIO. Esta autonomía no es, sin embargo, abso- críticas en contra de este principio.
luta; tiene sus limitaciones. Desde luego, las partes no pueden alterar o modi- No sólo se ha negado a la voluntad toda fuerza creadora de obligaciones y
ficar las cosas que son de la esencia del contrato que pacten, pues, de hacerlo, se ha sostenido que la ley debe considerar únicamente la voluntad declarada,
éste o no produciría efecto alguno, o degeneraría en otro diferente (art. cualquiera que haya sido la voluntad real o interna, pues da mayores seguri-
1444)31; no podrían, por ejemplo, estipular una compraventa o un arrenda- dades a los terceros34, sino que el principio mismo de la autonomía ha sido
miento sin precio. No pueden tampoco estipular nada que vaya contra las atacado en sus fundamentos.
prohibiciones legales, el orden público o las buenas costumbres; tales estipulaciones No es efectivo, se dice, que un contrato no pueda engendrar injusticias, ni
serían nulas absolutamente por ilicitud de objeto o de causa, según las cir- que ambos contratantes se encuentren en el mismo pie de igualdad. Segura-
cunstancias (arts. 10, 1461, 1466, 1467 y 1682)32. mente será así si se considera la igualdad jurídica; pero si se atiende a la
igualdad real, efectiva, ella casi nunca existe. Generalmente es uno de los
15. FUNDAMENTO DE ESTE PRINCIPIO. El principio de la autonomía de la volun- contratantes quien impone las condiciones del contrato, a las cuales el otro se
tad es la aplicación en materia contractual de las doctrinas liberales e indivi- limita a adherir. Así sucede en los llamados contratos de adhesión, que hoy día
dualistas proclamadas por la Revolución Francesa y que alcanzaron su mayor representan tal vez la parte más considerable de la vida contractual. Aun en
auge durante el siglo pasado. Si los derechos son meras facultades que la ley los contratos cuyas condiciones son libremente discutidas siempre uno de los
reconoce existir en el individuo y la libertad es la base de toda actividad contratantes suele beneficiarse más que el otro, porque de ordinario los con-
humana, es lógico que aquél pueda obrar como mejor le plazca, no siendo, tratos se celebran bajo la presión de necesidades más o menos imperiosas.
naturalmente, contra el orden público o las buenas costumbres. ¿Quién podría sostener que el obrero y el patrón discuten las condiciones del
Consecuencia de ello es que la voluntad debe ser limitada sólo en casos contrato de trabajo en un pie de perfecta igualdad económica y material y en
extremos, y que en materia contractual la intervención legislativa debe redu- idénticas circunstancias de vida?
cirse al mínimo, porque siendo el contrato el resultado del libre acuerdo de Se dice también que, por sobre los intereses particulares, está el interés de
las voluntades entre personas colocadas en un perfecto pie de igualdad jurídi- todos, de la colectividad, interés que los individuos, al contratar, no siempre
ca, no puede ser fuente de abusos ni engendrar ninguna injusticia. tienen en vista. Dejarlos, pues, en absoluta libertad, para obrar como les
Esta teoría da tal importancia a la voluntad que, según ella, numerosas plazca, puede ser motivo de perturbaciones económicas y aun sociales, que es
disposiciones legales no serían sino la interpretación de la voluntad tácita o deber del poder público prevenir y evitar35.
presunta de los interesados. Así, la sociedad conyugal sería el régimen matri-
monial tácitamente adoptado por los cónyuges que no han pactado capitula- 17. DEFENSA DE LA LIBERTAD CONTRACTUAL. Aunque reconocemos la justicia de
estas críticas, no creemos que deban exagerarse y llegar al extremo de procla-
mar como régimen conveniente el de la supresión de la libertad contractual.
Desde luego, no se ha demostrado prácticamente que este régimen sea el
mejor, por el contrario, en la propia Rusia soviética, cuna del comunismo, la
pág. 113; ENNECCERUS, KIPP Y WOLFF, obra citada, Derecho de obligaciones, volumen I, versión española,
pág. 141, Nº 2, y volumen II, versión española, pág. 1.
legislación ha ido evolucionando y los códigos vigentes reconocen una cierta
El art. 1322 del reciente C. C. italiano reconoce a las partes el derecho de determinar con toda libertad en las transacciones privadas36. Es que en verdad la libertad contrac-
libertad el contenido del contrato dentro de los límites legales y de las normas corporativas y de tual es indispensable para el desarrollo del comercio y para el progreso
pactar aun aquellos contratos que la ley no regle, siempre que tiendan a la realización de intereses
dignos de ser protegidos por el ordenamiento jurídico.
33 DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 27, pág. 83 in fine; P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI,
Nº 14, pág. 21.
29 D E PAGE , obra citada, tomo II, Nº 462, pág. 402; PLANIOL Y R IPERT, tomo VI, Nº 27, pág. 33; 34 DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 30, pág. 86 y Nº 32, pág. 88; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 27, pág. 84. tomo VI, Nº 15, pág. 22.
30 DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 27, pág. 83; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 14, 35 P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 15, pág. 23; DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 463,
pág. 20. pág. 404; DEMOGUE, obra citada, tomo I, Nº 28, pág. 84; CLARO SOLAR, obra citada, tomo XI, Nº 749,
31 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 17, pág. 24.
pág. 115.
32 P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 17, pág. 24; DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 462, 36 ELIACHEVITCH, T AGER Y NOLDE, Traité de Droit Civil et Commercial des Soviets, tomo II, Nº 29,
pág. 402. pág. 55.
LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES 13 14 DE LOS CONTRATOS

económico y material de los pueblos, pues no sacrifica el interés privado, forzoso dirigir las relaciones contractuales, sea prohibiendo las que se esti-
que es el gran acicate de la producción. Es, por lo demás, el complemento man nocivas, fomentando las que se consideran beneficiosas, reglando el
obligado de un régimen económico y político que, como el nuestro, reco- comercio de tal o cual producto o actividad, dictando medidas protectoras en
noce la propiedad privada y la libertad de trabajo (art. 10, Nos. 10 y 14, de la favor de aquellos que, por su inferioridad económica, están más expuestos a
C. P. del E.)37. Pero como nadie puede desconocer que la libertad absoluta sucumbir, o señalando las condiciones de precio, duración, circunstancias y
tiene los inconvenientes apuntados, creemos también que el legislador debe demás en que han de celebrarse los contratos para obtener las finalidades
adoptar las medidas necesarias para evitar los abusos y las injusticias que económicas que el Estado conceptúe convenientes.
puedan derivarse de los contratos y para proteger a aquel de los contratan- De este modo, como dice Josserand39, el contrato, fenómeno privado e
tes que se halle en situación de inferioridad con respecto al otro. Hay sí que individual, pasó a ser un fenómeno social, cuya existencia y efectos interesa-
procurar que tales medidas sean bien estudiadas, lo que, por desgracia, no ban por igual a quienes lo habían convenido y al Estado.
ocurre, a fin de que no se conviertan en trabas de tal naturaleza que dificul- Manifestaciones de la tendencia que hemos expuesto son el desarrollo
ten o hagan imposible el comercio jurídico. creciente de la lesión en la vida contractual, la admisión del abuso del dere-
cho en los contratos y la teoría de la imprevisión, que autoriza al juez para
18. EL CONTRATO DIRIGIDO38. Es precisamente en este sentido que se orienta la destruir o modificar aquellos contratos cuya ejecución llega a ser ruinosa para
tendencia legislativa actual. Para emplear una expresión feliz de Josserand, una de las partes a causa de circunstancias posteriores extraordinarias e im-
vivimos hoy día bajo el régimen del contrato dirigido, es decir, del contrato previstas al tiempo de su celebración40.
reglamentado y fiscalizado por los poderes públicos en su formación, ejecu-
ción y duración. A un régimen de economía dirigida no puede convenir sino 19. DERECHO COMPARADO. Esta evolución –que constituye una prueba más de
un contrato dirigido; de lo contrario, aquélla no podría marchar. Los contra- que el derecho, como que es el trasunto real de la vida, debe adaptarse a las
tos son los vehículos jurídicos de la circulación y distribución de las riquezas. necesidades sociales y no éstas a él– es un fenómeno universal, que se observa
A esto contribuyeron causas políticas y económicas: el desarrollo de las tanto en los países democráticos como en los totalitarios.
ideas socialistas, la formación de grandes grupos económicos (sociedades, Son numerosas la leyes dictadas en Estados Unidos de Norteamérica, en
carteles, trusts) que han eliminado la libre concurrencia y obligado al público Italia, Bélgica, Alemania y otros países destinadas a fijar los precios de venta
consumidor a aceptar las condiciones impuestas por ellos, y muy especialmen- de ciertos artículos, la cantidad en que éstos pueden exportarse o importarse
te la crisis producida a raíz de la guerra de 1914, que evidenció la impotencia o los salarios que deben pagarse en ciertas industrias, a controlar las operacio-
de la economía liberal para una adecuada circulación y distribución de las nes de cambio internacional, etc. En Francia se han dictado asimismo leyes
riquezas, con su consecuencia ineludible: la depreciación monetaria. de moratoria, otras que suspenden el ejercicio de las acciones judiciales con-
En presencia de tales hechos, los poderes públicos hubieron de interve- tra cierta categoría de deudores, que prorrogan los contratos vigentes, que
nir y el Estado empezó a dirigir la economía. Convencido de que las iniciati- autorizan para reajustar el precio del arrendamiento de los predios rústicos o
vas particulares eran incapaces de asegurar el correcto funcionamiento de que lisa y llanamente rebajan las rentas de arrendamiento en los contratos ya
las actividades económicas, tomó a su cargo la dirección de estas actividades pactados, que fijan el precio de venta de ciertos productos y otras, como la
y entró a intervenir de lleno en la vida contractual misma. Si las riquezas conocida ley Failliot, de 21 de enero de 1918, que autorizó a los tribunales
circulan y se distribuyen mediante los contratos, para dirigir la economía, es para decretar la resolución de los contratos de arrendamiento de locales
comerciales pactados antes del 5 de agosto de 191441.
37 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 16, pág. 23; CLARO SOLAR, obra citada, tomo XI,
Nº 749, pág. 116. 20. LEGISLACIÓN CHILENA. Nuestro país también experimentó esta evolución.
38 Véanse, sobre esta materia: RIPERT , Le régime démocratique et le droit civil moderne, Nos. 92 a 104, Fueron numerosas las leyes dictadas para regular o dirigir las relaciones con-
págs. 177 a 204 y Nos. 137 a 166, págs. 269 a 325; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 15 tractuales. Podemos señalar las siguientes:
bis, pág. 11 y Nos. 403 a 405 bis, págs. 223 a 228; J OSSERAND, “Apercu général des tendences actuelles 1º El Código del Trabajo que, en lo concerniente al contrato de trabajo,
de la théorie des contrats”, artículo publicado en la Revue Trimestrielle de Droit Civil, tomo 36, año
1937, pág. 1; JOSSERAND, “La transformation du droit des obligations et des contrats depuis la dictó una reglamentación minuciosa acerca de la edad de los obreros y
promulgation du Code Civil Français”, estudio publicado en Le Droit Civil Français, Livre-Souvenir des empleados, de la duración del trabajo, del feriado, de la forma y época del
journées du Droit Civil Français (Montreal, 31 août - 2 septembre 1934), pág. 29; JOSSERAND, “La
“publicisation” du contrat”, estudio publicado en Introduction a l’étude de Droit Comparé, Recueil
d’Etudes en l’honneur d’Edouard Lambert, tomo III, año 1938, pág. 143; GAUDIN DE LAGRANGE, La crise du 39 Cours de Droit Civil Positif Français, tomo II, 3a. edición, Nº 15 bis, pág. 11.
contrat et le rôle du juge; MORIN, La loi et le contrat; la décadence de leur souveraineté, y las siguientes 40 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 404, pág. 224; DE PAGE, obra citada, Nº 463,
memorias de prueba: HERNÁN PARADA COBO, Algunos aspectos de la transformación social del Derecho Civil, pág. 404; P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 18, pág. 25.
Imprenta El Imparcial, Santiago de Chile, 1938, Capítulo III, secciones 1a. y 2a.; EDUARDO MARZI 41 J OSSERAND, obra citada, tomo II, 3 a. edición, Nº 405, pág. 226; PLANIOL Y RIPERT, obra citada,
ESCOBAR, Decadencia de la libertad contractual, Talleres Gráficos “El Tamaya”, Ovalle (Chile), 1942. tomo VI, Nº 25, pág. 27.
LOS CONTRATOS. NOCIONES GENERALES 15 16 DE LOS CONTRATOS

pago del salario o sueldo, de la duración del contrato de las causales de contrata no se le puede pagar un sueldo inferior al vital. Como dice Ripert,
expiración del mismo, de las indemnizaciones a que tienen derecho el obrero “el legislador sustituye así al libre contrato del C. C. una forma que es semi-
y el empleado, etc. Para asegurar la eficacia de toda esta reglamentación, el contractual y semilegal, en la cual la declaración de voluntad sólo es necesa-
art. 575 del Código del Trabajo declaró irrenunciables los derechos otorga- ria para reconocer la sumisión de una de las partes a la situación impuesta
dos por las leyes del trabajo. por la ley”42.
2º La ley 7.295, publicada en el Diario Oficial del 22 de octubre de 1942, y Cualesquiera que sean las opiniones que se tengan en materia política o
cuyo texto definitivo se fijó por decreto de 30 de septiembre de 1942, señaló económica, forzoso es reconocer que esta intervención legislativa en las rela-
el procedimiento para fijar el sueldo vital de los empleados particulares y ciones contractuales es saludable, siempre que, como dice Josserand43, tienda
dispuso que ninguno de estos empleados podría percibir una remuneración a organizar el contrato racional y equitativamente. Los poderes públicos no
inferior a él y estableció la forma de reajustar anualmente este sueldo. pueden mirar con indiferencia los contratos que celebren los particulares por
3º La ley Nº 4.694, de 27 de noviembre de 1929, que fijó el límite del las repercusiones que producen en la economía general, y porque las causas
interés convencional en los contratos de mutuo de dinero y de depósito antes anotadas conducen a veces a injusticias atroces sobre todo en los contra-
irregular. tos relativos al trabajo humano y a los artículos de primera necesidad. Si el
4º La ley Nº 6.844, de 4 de marzo de 1941, que dispuso que el monto contrato es un fenómeno social, si cada día es mayor la dependencia del
líquido anual de las rentas de arrendamiento de los inmuebles destinados en individuo respecto de la colectividad en que vive, es incuestionable el dere-
todo o parte a la habitación, y a que se refiere la misma ley, no podrá exceder cho del Estado de proteger a los débiles y para evitar que el contrato sea
del 7% del avalúo fiscal. fuente de abusos o de lucros indebidos.
5º El decreto ley Nº 48, de 20 de junio de 1932, complementado por el Pero, al mismo tiempo, el legislador no debe olvidar que el contrato tiene
decreto ley Nº 271, de 23 de julio de 1932, que estableció la moratoria para por base la fe jurada, la palabra empeñada y que hay conveniencia en que
diversas clases de obligaciones. ésta se cumpla. El respeto a los compromisos contraídos es una de las bases
6º La ley Nº 5.107, de 19 de abril de 1932, que sometió a control las de nuestra civilización y lo que diferencia al hombre de nuestra época del de
operaciones de cambio internacional y las exportaciones y prohibió la expor- las sociedades primitivas. Son, por eso, censurables las medidas destinadas a
tación de oro por toda persona, a excepción del Banco Central de Chile. destruir o modificar los contratos vigentes y sólo podrían justificarse en casos
7º La ley Nº 5.394, de 6 de febrero de 1934, modificada por la ley de extrema necesidad. Tales medidas conducen poco a poco a formar la
Nº 5.713, de 4 de octubre de 1935, que facultó a la Junta de Exportación conciencia de los deudores de que nada importa ligarse por una obligación,
Agrícola –después Instituto de Economía Agrícola– para fijar los precios del pues ésta, cualquier día, podrá eludirse fácilmente. Se destruye así la confian-
trigo, de la harina y del pan. za y, con ella, la seguridad jurídica.
8º La ley sobre impuesto a los alcoholes y bebidas alcohólicas, cuyo texto Creemos, pues, en resumen que si es aceptable que el legislador dirija la
definitivo se fijó por decreto Nº 1.000, de 24 de marzo 1943, señaló las normas vida contractual, procurando por medio de disposiciones imperativas o prohi-
con arreglo a las cuales podía hacerse el comercio del vino y demás bebidas bitivas o de una reglamentación adecuada el equilibrio y la justicia en las
alcohólicas y las cantidades en que uno y otras podían ser expendidos. relaciones contractuales, son, en cambio, absolutamente inaceptables aque-
9º El decreto ley Nº 520, de 30 de agosto de 1932, que creó el Comisariato llas medidas que tiendan a desorganizar el contrato, destruyendo o modifican-
General de Subsistencias y Precios, organismo que podía fijar el precio de do los compromisos válidamente contraídos o permitiendo al deudor desli-
venta de los artículos de primera necesidad y de uso o consumo habitual en garse de ellos con facilidad. “Organización y socialización del contrato, sí,
todo lo referido a alimentos, vestuarios, calefacción, alumbrado, transporte, dice Josserand; desorganización y anarquía contractual, no”44.
productos medicinales y materias primas de dichas especies y servicios, y que
el Presidente de la República declarara tales.

21. RESULTADO Y APRECIACIÓN DE ESTA TENDENCIA. De lo expuesto fluye que el


contrato moderno dejó de ser en muchos casos un acto libremente pactado
por los contratantes, toda vez que la ley regula imperativamente sus condi-
ciones en términos que aquéllos no pueden eludirlas. Es cierto que conser-
van su libertad de contratar o no; pero esta libertad es sólo para pactar el
contrato, porque si lo pactan, las más de las veces no pueden hacerlo como
les plazca, sino en las condiciones legales: se puede vender o no vender 42 Le régime démocratique et le droit civil moderne; Nº 153, pág. 303.
trigo, pero si se vende debe hacerse al precio fijado por el Instituto de 43 Obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 405 bis, pág. 227.
Economía Agrícola; se puede contratar o no un empleado, pero si se le 44 Obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 405 bis, pág. 228.
CAPITULO II 18 DE LOS CONTRATOS

CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS A. CONTRATOS UNILATERALES


Y BILATERALES

23. DEFINICIÓN. Un contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga


para con otra, que no contrae obligación alguna, y bilateral o sinalagmático, cuando
las partes contratantes se obligan recíprocamente (art. 1439).
Para hacer esta clasificación, no se atiende al número de obligaciones que
crea el contrato, sino al número de partes que quedan obligadas en el momento
de su formación: si por efecto del contrato, y desde su celebración, ambos
contratantes se obligan recíprocamente de modo que cada uno asume, a la
vez, el papel de acreedor y de deudor, el contrato es bilateral2. Si sólo uno de
ellos se obliga, sin que el otro contraiga ninguna obligación, si hay, por lo
mismo, un deudor y un acreedor, el contrato es unilateral3, cualquiera que
22. ENUMERACIÓN. Los contratos pueden clasificarse en diversas formas, se- sea el número de obligaciones que imponga a la parte deudora. Por numero-
gún sea el aspecto desde el cual se les considere. sas que sean las obligaciones que engendre, si todas graban a uno de los
1º Atendiendo al número de partes que quedan obligadas, se dividen en contratantes, de modo que siempre hay un solo deudor y un solo acreedor, el
unilaterales y bilaterales (art. 1439). contrato no pierde, por eso, su carácter de unilateral4. Tal ocurre con el
2º Atendiendo a la utilidad que reportan a los contratantes, en gratuitos y comodato: no obstante obligar al comodatario a diversas prestaciones, em-
onerosos (art. 1440). plear la cosa en el uso convenido, conservarla con el mayor cuidado y resti-
3º Atendiendo a la equivalencia de las prestaciones de las partes en conmu- tuirla en el tiempo estipulado o, a falta de convención, después del uso para
tativos y aleatorios (art. 1441). que ha sido prestada (arts. 2177, 2178 y 2180), es siempre unilateral.
4º Atendiendo a como subsisten, en principales y accesorios (art. 1442). Son bilaterales: la compraventa, el arrendamiento, la permuta, la sociedad,
5º Atendiendo a su perfeccionamiento, en consensuales, reales y solemnes el mandato remunerado, la transacción, el contrato de trabajo, el transporte,
(art. 1443). el seguro, la cuenta corriente mercantil. Son unilaterales: el mutuo, el como-
6º Atendiendo a su denominación y reglamentación por la ley en nomina- dato, el depósito, la prenda, la fianza, la anticresis, la donación, el mandato
dos e innominados. gratuito, la renta vitalicia.
7º Atendiendo a la manera como se produce el acuerdo de las partes, en
contratos de libre discusión y de adhesión.
8º Atendiendo a si requieren el consentimiento de todos o sólo de algu- 24. DIFERENCIA ENTRE CONTRATO UNILATERAL Y ACTO JURÍDICO UNILATERAL. No debe
nos de los que quedan afectados por el contrato, en individuales y colectivos. confundirse el contrato unilateral con el acto jurídico unilateral. Acto jurídico
9º Atendiendo a su ejecución, en contratos de ejecución instantánea y de unilateral es el que, para generarse, requiere la manifestación de voluntad de
ejecución o tracto sucesivo. un solo individuo, en tanto que contrato unilateral es el que impone obligacio-
De estas clasificaciones, el Código sólo contempla las cinco primeras. Las nes a uno de los contratantes. La unilateralidad en los actos jurídicos mira a
otras son formuladas por la doctrina1; pero no por eso dejan de corresponder su formación, y en los contratos, a sus efectos. El contrato unilateral es siempre
a la realidad. Por las consecuencias jurídicas que de ellas se desprenden, las un acto jurídico bilateral; jamás podría ser un acto jurídico unilateral. Todo contra-
más importantes son las asignadas con los Nos. 1, 2 y 5. to, de cualquiera naturaleza que sea, supone necesariamente un acuerdo de

2 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 21, pág. 15; DE PAGE, obra citada, tomo II,
Nº 450, pág. 389; PLANIOL Y R IPERT, obra citada, tomo VI, Nº 33, pág. 39; G AUDEMET, obra citada,
pág. 22; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 948, pág. 344; DEMOGUE, obra citada, tomo II,
Nº 914, pág. 889; C OLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 13, pág. 14.
1 BONNECASE , obra citada, tomo II, Nº 596, pág. 486; DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 449, 3 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 33, pág. 39; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3 a.
pág. 388; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nos. 19 y 20, págs. 13 y 14; PLANIOL Y RIPERT, edición, Nº 21, pág. 15; DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 450, pág. 390; GAUDEMET, obra citada,
obra citada, tomo VI, Nº 32, pág. 38. tomo II, pág. 22; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 948, pág. 344; DEMOGUE, obra citada,
El Código de las obligaciones y de los contratos de la República Libanesa contempla expresa- tomo II, Nº 914, pág. 890; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 13, pág. 14.
mente las clasificaciones mencionadas en los Nos. 6º, 7º y 8º (arts. 172, 173 y 175). 4 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 21, pág. 15.

17
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 19 20 DE LOS CONTRATOS

voluntades y cuando el acto jurídico se genera mediante tal acuerdo es bilate- do correctamente el contrato y deducido las consecuencias jurídicas inheren-
ral5. Acto jurídico unilateral y contrato son, pues, conceptos excluyentes. tes a la naturaleza que le han atribuido, es una cuestión de derecho suscepti-
ble de casación10.
25. NATURALEZA DE ESTA CLASIFICACIÓN. La clasificación de los contratos en
bilaterales y unilaterales no es de orden público6. Los contratantes, de acuer- 26. CONTRATOS BILATERALES IMPERFECTOS. El hecho de que un contrato unilate-
do con el principio de la autonomía de la voluntad, pueden dar a los contra- ral, con posterioridad a su formación, pueda imponer obligaciones a cargo del
tos que celebren uno u otro carácter, según que se impongan obligaciones otro contratante, no lo transforma en bilateral. El depósito y el comodato
recíprocas o las impongan a cargo de uno de ellos solamente. sólo imponen obligaciones al depositario y al comodatario: conservar la cosa
Si respecto de los contratos bilaterales esto no parece posible, de ordina- con el cuidado debido, restituirla, etc.; pero puede ocurrir que uno y otro,
rio, pues la supresión de alguna de las obligaciones que son de su esencia los con motivo de esa conservación, hayan incurrido en gastos o sufrido perjui-
privarían de todo efecto o los harían degenerar en otros diferentes (art. 1444), cios que el comodante o el depositante deban indemnizarles, en cuyo caso
–tal ocurriría con una compraventa o un arrendamiento en que se pactare éstos quedarían obligados respecto de ellos (arts. 2191, 2192 y 2235 del C.
que el comprador o el arrendatario no tuviere obligación de pagar el precio–, C.). Algo análogo puede suceder en el mandato cuando el mandatario ha
hay casos, sin embargo, en que las partes les pueden dar el carácter de unila- hecho gastos personales con motivo de la ejecución del mandato o ha incurri-
terales. Así sucede con el mandato, que si por regla general es bilateral, pues do en pérdidas, sin su culpa y por causa del mandato (art. 2158, Nos. 2º y 5º).
todo mandato se presume remunerado7, como se desprende del Nº 3º del art. Estos contratos unilaterales, que, por hechos posteriores, eventuales y a
2158, que obliga al mandante a pagar al mandatario la remuneración estipu- veces extraños al contrato mismo, pueden imponer obligaciones a cargo del
lada o usual, nada obsta a que las partes estipulen un mandato gratuito, en otro contratante, fueron denominados desde antiguo bilaterales o sinalagmáti-
cuyo caso sería unilateral. El art. 2117 dice expresamente que el mandato cos imperfectos11 para diferenciarlos de los perfectos, que son aquéllos que, desde
puede ser gratuito o remunerado. su formación, imponen obligaciones recíprocas a los contratantes.
Tratándose de los contratos unilaterales, en cambio, las partes pueden sin Nuestro Código no reconoce esta categoría12. Tales contratos son unilate-
inconveniente convertir en bilateral un contrato que por su naturaleza es rales y se rigen, en consecuencia, por las reglas aplicables a éstos, porque,
unilateral, sin que por eso degenere en otro diferente8. La donación, por para determinar si un contrato es unilateral o bilateral, no se considera el
ejemplo, que es unilateral por naturaleza, pasa a ser bilateral si impone un número de partes que en definitiva pueden resultar obligadas con motivo u
gravamen pecuniario al donatario (arts. 1405 y 1426)9. ocasión del contrato sino el de partes que se obligan desde su formación.
Establecer si un contrato es unilateral o bilateral es una cuestión de Este es el instante que determina su naturaleza: si el contrato, al tiempo de
hecho que los jueces de fondo deciden soberanamente; consiste en averiguar formarse, genera obligaciones recíprocas, es bilateral; en caso contrario, uni-
la intención de los contratantes. Pero determinar si esos jueces han califica- lateral, y así se ha fallado13. Los contratos sinalagmáticos imperfectos, al
formarse, sólo imponen obligaciones a uno de los contratantes. Las que
pueden imponer al otro, aunque tengan por causa el contrato, son eventua-
5 P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 948, pág. 344; JOSSERAND, obra citada, tomo II, les y se generan con posterioridad a su formación, pues necesitan además de
3a. edición, Nº 21, pág. 15; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 33, pág. 39; D E PAGE, obra otros hechos que, las más de las veces, son de realización incierta y ajenos al
citada, tomo II, Nº 447, pág. 386; ENNECCERUS, KIPP Y WOLFF, obra citada, Derecho de las obligaciones, contrato, como que podrían producirse aun entre personas no ligadas con-
volumen I, pág. 161; GIORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 25 in fine, pág. 38; DE
RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 266. tractualmente14.
6 DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 452, pág. 393; CLARO SOLAR, obra citada, tomo X, Nº 637,
pág. 572.
7 Rev., tomo 31, 2a. parte, sec. 1a., pág. 11 (Corte Suprema); tomo 34, 2a. parte, sec. 1a., pág. 435.
8 P LANIOL Y R IPERT, obra citada, tomo VI, Nº 36, pág. 43; DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 452, 10 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 36, pág. 43; D EMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 914,
pág. 393; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 26, pág. 18; D EMOGUE, obra citada, tomo II, pág. 891; CLARO SOLAR, obra citada, tomo X, Nº 637, pág. 572.
Nº 914, pág. 890. En contra D E RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 267 in fine, 11 E NNECCERUS, KIPP Y W OLFF, obra citada, Derecho de las obligaciones, volumen I, versión española,
quien estima que el contrato unilateral no se convierte en bilateral por el hecho de que los pág. 162, denominan estos contratos no rigurosamente unilaterales.
contratantes estipulen una obligación a cargo de la otra parte. 12 CLARO SOLAR, obra citada, tomo X, Nº 636, pág. 572.
9 No ocurre lo mismo con el depósito. Si éste es remunerado, degenera en arrendamiento de 13 Rev., tomo 37, 2a. parte, sec. 1a., pág. 285 (Corte Suprema).
servicios (art. 2219 C. C.). 14 GAUDEMET , obra citada, pág. 22; BONNECASE , obra citada, tomo II, Nº 595, pág. 486; PLANIOL Y
Si la solución contraria se admite en Francia, ello se debe a que el art. 1928 del C. C. francés, RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 35, pág. 40; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nos. 24 y 25,
que autoriza expresamente la estipulación de un salario por el depósito, no contiene un precepto págs. 17 y 18; DE P AGE, obra citada, tomo II, Nº 453, pág. 394; DEMOGUE, obra citada, tomo II,
análogo al inc. 2º de nuestro art. 2219; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 26, pág. 18 y Nº 914, pág. 890; C OLIN Y CAPITANT, tomo II, 8a. edición, Nº 14, pág. 15; P LANIOL, obra citada, tomo II,
Nº 1362, pág. 802; P LANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 36, pág. 43; D E P AGE, obra citada, tomo 10a. edición, Nº 950, pág. 346; CLARO SOLAR, obra citada, tomo X, Nº 636 in fine, pág. 572; GIORGI,
II, Nº 452, pág. 393; DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 914, pág. 890; P LANIOL, obra citada, tomo II, obra citada, tomo III, versión española, Nº 25, pág. 37; DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión
10a. edición, Nº 2205, pág. 739. española, págs. 267 y 268.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 21 22 DE LOS CONTRATOS

27. INTERÉS DE ESTA CLASIFICACIÓN. Esta clasificación presenta un interés prácti- obligaciones recíprocas debe sufrir la pérdida fortuita del cuerpo cierto que
co considerable, porque para muchos efectos los contratos bilaterales y unila- es objeto de una de ellas, si el deudor o el acreedor o, en otros términos, si
terales están sometidos a reglas enteramente distintas, a saber: extinguida una de las obligaciones por la causa ya señalada, la otra también se
1º En los contratos bilaterales, las obligaciones de ambas partes están extingue o subsiste y debe, no obstante, ejecutarse20. En los contratos unilate-
ligadas entre sí en forma tal que se llega a decir que se sirven recíprocamente rales, como se comprende, este problema no se puede presentar: si en ellos
de causa. Sería, pues, injusto y contrario a la intención de las partes y al hay un solo deudor y un solo acreedor, la pérdida fortuita de la cosa será
equilibrio mismo del contrato, obligar a una a su cumplimiento, mientras la siempre para éste; esa pérdida extingue la obligación (art. 1670)21.
otra lo rehusare15. Nada de esto ocurre en el contrato unilateral, ya que en él
hay un solo deudor y un solo acreedor, que podrá reclamar su ejecución en el
momento oportuno sin ningún inconveniente. B. CONTRATOS GRATUITOS Y ONEROSOS
De aquí resulta:
a) que la regla de que “la mora purga la mora”, contenida en el art.
1552 del C. C., sólo tiene cabida en los contratos bilaterales, mas no en los 28. DEFINICIÓN. Un contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por
unilaterales, ni aunque por haberse pactado dos de estos contratos conjun- objeto la utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y es oneroso
tamente, como en el caso de un mutuo caucionado con prenda, cada parte cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a
pueda quedar obligada en favor de la otra, porque tal reciprocidad de beneficio del otro (art. 1440).
obligaciones no emana de un mismo y único contrato sino de contratos Para hacer esta clasificación, se atiende a la utilidad que el contrato repor-
diferentes, cada uno de los cuales es unilateral. Así lo ha fallado la Corte ta a las partes. Si ambas la obtienen, es oneroso, porque en tal caso ambas
Suprema16. Los contratos bilaterales deben cumplirse “pasando, pasando”. deben soportar un gravamen; de otro modo no habría beneficio recíproco.
En ellos, ninguno de los contratantes puede exigir al otro su cumplimiento Por eso se llama oneroso: cada contratante no reporta utilidad del contrato
si, por su parte, no lo ha cumplido o no se allana a cumplirlo en la forma y sino mediante un sacrificio. Si sólo una de las partes la obtiene, el contrato es
tiempo debidos. De lo contrario, el demandado podría oponer a la deman- gratuito o de beneficencia; para obtener la utilidad que recibió, no le ha sido
da la excepción contemplada en ese artículo y que la doctrina denomina menester ningún sacrificio. El gravamen lo soporta el otro contratante única-
non adimpleti contractus17. mente.
b) que la condición resolutoria tácita establecida en el art. 1489 del C. C. Son contratos onerosos: la compraventa, la permuta, el arrendamiento, la
sólo se subentiende en los contratos bilaterales. En los unilaterales no existe, sociedad, la transacción22, el mandato remunerado23, el mutuo con interés, el
a menos que las partes la estipulen expresamente, lo que pueden hacer en contrato de trabajo, el transporte, la renta vitalicia, el juego y la apuesta, el
virtud del principio de la autonomía de la voluntad18; así lo reconoce el art. seguro. Se ha fallado que la cesión de parte de un derecho de herencia con
2271 respecto de la renta vitalicia. La doctrina la denomina entonces pacto cargo para el cesionario de contribuir a los gastos que sea menester efectuar
comisorio. De ahí que en el mutuo con interés, salvo estipulación expresa en para entrar en posesión de los bienes hereditarios y de cooperar personal-
contrario, el acreedor no puede pedir la restitución del dinero prestado en mente al fin indicado, es onerosa, pues tiene por objeto la utilidad de ambos
caso de mora del mutuario en el pago de los intereses convenidos19. contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro24.
2º El problema de los riesgos sólo tiene cabida en los contratos bilaterales, Son gratuitos o de beneficencia: la donación, el mutuo sin interés, el
porque consiste precisamente en determinar cuál de los contratantes de comodato, el depósito, el mandato gratuito, la fianza, la prenda y la hipoteca
sin remuneración.
Para calificar un contrato de oneroso, no se atiende, pues, a la reciproci-
15 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 23, pág. 16; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
tomo VI, Nº 34, pág. 39; D E P AGE, obra citada, tomo II, Nº 451, pág. 391; COLIN Y CAPITANT, obra
citada, tomo II, 8a. edición, Nº 13, pág. 14.
16 Rev., tomo 37, 2a. parte, sec. 1a., pág. 285.
20 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 23, pág. 17; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
17 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 23, pág. 17; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
tomo VI, Nº 34, pág. 40; BONNECASE, obra citada, tomo II, Nº 595, pág. 486; G AUDEMET, obra citada,
tomo VI, Nº 34, pág. 39; DE PAGE , obra citada, tomo II, Nº 451, pág. 391; P LANIOL, obra citada, tomo pág. 22; D E PAGE , obra citada, tomo II, Nº 451, pág. 392; PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición,
II, 10a. edición, Nº 949, pág. 344; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 13, pág. 15; Nº 949, pág. 344; C OLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 13, pág. 15.
ENNECCERUS, KIPP Y WOLFF, obra citada, Derecho de las obligaciones, volumen I, versión española, pág. 163; 21 DE PAGE , obra citada, tomo II, Nº 451, pág. 392; C OLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II,
DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 268. 8a. edición, Nº 13, pág. 15.
18 P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 34, pág. 40; DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 451,
22 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 895.
pág. 391; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 949, pág. 345. 23 P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 951, pág. 347; GAUDEMET , obra citada, tomo II,
19 DE PAGE , obra citada, tomo II, Nº 451, pág. 392; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición,
pág. 23; DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 269.
Nº 386, pág. 214; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10 a. edición, Nº 949, pág. 345. 24 Rev., tomo 19, 2a. parte, sec. 1a., pág. 241 (Corte Suprema).
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 23 24 DE LOS CONTRATOS

dad de obligaciones que genere, como erradamente lo dice el art. 1106 del 30. DIFICULTADES PRÁCTICAS. No es fácil, a veces, en la práctica determinar si
C. C. francés25, sino a la reciprocidad de beneficios que comporte. Basta que un contrato es oneroso o gratuito. Para ello, hay que considerarlo en conjun-
ambos contratantes obtengan utilidad del contrato, aunque engendre obliga- to, es decir, en su aspecto material y en su aspecto intencional o psicológico32.
ciones a cargo de uno de ellos, para que aquél sea oneroso. Es lo que ocurre Deberá, pues, averiguarse cuál es la utilidad real y efectiva que el contrato
en el mutuo con interés: aunque unilateral, porque sólo el mutuario se obliga reporta a las partes33 y la intención con que han procedido al celebrarlo. A
a restituir el dinero prestado y a pagar los intereses convenidos, el contrato menudo, bajo las apariencias de un contrato oneroso se oculta uno gratuito o
tiene por objeto la utilidad de ambas partes, la de aquél, puesto que goza del de beneficencia y viceversa. A veces, habrá también que tomar en cuenta las
dinero, y la del mutuante, que percibe los intereses26. relaciones jurídicas anteriores o futuras entre las partes, ya que sólo así se
Síguese de lo dicho que si los contratos bilaterales son siempre onerosos podrá saber si el gravamen que se impone una de ellas tiene o no compensa-
–la reciprocidad de obligaciones supone necesariamente la de utilidades–, ción34. Así, la constitución de una caución por el deudor en favor de su
no sucede lo mismo con los unilaterales. Si estos, por lo general, son gratui- acreedor, que se la exige como requisito sine qua non para celebrar el contra-
tos, nada obsta para que en ocasiones puedan ser onerosos. Tal es el caso to principal, es un contrato oneroso; tiene por objeto la utilidad de ambas
del mutuo con interés a que acabamos de referirnos27. Es que en realidad, y partes35. Pero si el deudor de una obligación ya constituida otorga la caución
salvo casos excepcionales28, el carácter oneroso o gratuito no es de la esen- espontáneamente, sin exigencias del acreedor, la caución será gratuita, por-
cia de los contratos29. que sólo tiene por objeto la utilidad del acreedor, sufriendo el gravamen el
deudor. Si la caución la constituye un tercero, habrá que distinguir las rela-
29. SUBDIVISIONES DE LOS CONTRATOS GRATUITOS Y ONEROSOS. Los contratos gratui- ciones entre el acreedor y el tercero y entre éste y el deudor. Entre el acree-
tos o de beneficencia pueden importar o no una disminución de patrimonio dor y el tercero, siempre que éste no se halle afecto a la deuda, como codeu-
de parte del que sufre el gravamen. Lo primero ocurre en la donación (art. dor solidario o por otra causa, la caución será gratuita en todo caso, porque
1398): en ella hay transferencia de bienes de un patrimonio a otro30. Lo entonces sólo tiene por objeto la utilidad del acreedor36. En cambio, el con-
segundo, en la fianza y en el mandato gratuitos, en el comodato, en el mutuo trato que medie entre el deudor y el tercero, y en virtud del cual éste ha
sin interés, en el depósito. Estos contratos, que la doctrina denomina desintere- otorgado la caución (fianza, prenda o hipoteca), será gratuito si el tercero
sados, son gratuitos, porque sólo tienen por objeto la utilidad de una de las otorgó la caución por mera liberalidad, sin exigir ninguna prestación del
partes, sufriendo la otra el gravamen; pero no constituyen donación, porque deudor, y será oneroso si el tercero exige del deudor una remuneración
el que presta el servicio no disminuye su patrimonio31. Así lo dicen expresa- pecuniaria u otra prestación cualquiera por el servicio que le presta37, el art.
mente los arts. 1395, 1396 y 1397. 2341 del Código Civil autoriza expresamente la estipulación de esta remune-
Los contratos onerosos se subdividen, a su vez, en conmutativos y aleatorios ración en favor del fiador.
(art. 1441). Nos ocuparemos de ellos en la sección siguiente (Nos. 32 a 36). Algo análogo puede ocurrir en la novación, en la estipulación a favor de
otro y en la dación en pago. Se ha fallado que la dación en pago de un
derecho hereditario, hecha por el deudor a su acreedor, a fin de extinguir la
obligación que tenía para con él, es onerosa, pues tiene por objeto la utilidad
de ambos38.
25 El art. 1106 del C. C. francés dice: “El contrato a título oneroso es el que sujeta a cada una de Igualmente, los regalos, obsequios o servicios que los comerciantes suelen
las partes a dar o a hacer alguna cosa”. hacer a sus clientes en diversas formas son contratos onerosos39; tienen por
26 GAUDEMET , obra citada, tomo II, pág. 23; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 952,
pág. 347; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 27, pág. 19; D EMOGUE, obra citada, tomo II, objeto la utilidad de ambos contratantes. Tales obsequios y servicios, aunque
Nº 916, pág. 894; E NNECCERUS, KIPP Y WOLFF, obra citada, Derecho de las obligaciones , volumen I, versión
española, Nº 5, pág. 142; GIORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 26, pág. 39; DE
RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 269. 32 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 28, pág. 19; DEMOGUE, obra citada, tomo II,
27 GAUDEMET , obra citada, tomo II, pág. 23; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 952,
Nº 916, pág. 894; P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 39, pág. 47.
pág. 347; P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 37, pág. 44; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo 33 Para este efecto, sólo se considerarán las prestaciones que el contrato imponga obligatoria-
II, 8a. edición, Nº 12, pág. 14; DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 269; GIORGI, mente a las partes y no las voluntarias, ni las que queden a su exclusivo arbitrio: DEMOGUE, obra
obra citada, tomo III, versión española, Nº 26, pág. 39. citada, tomo II, Nº 916, pág. 893.
28 Pueden señalarse al efecto los contratos bilaterales, por la razón ya dicha; el depósito, que si 34 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 39, pág. 47.
es remunerado degenera en arrendamiento de servicios (art. 2219), y el comodato, en que el uso 35 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 905.
de la cosa debe suministrarse gratuitamente (art. 2174); de lo contrario habría arrendamiento. 36 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 905, estimo, en cambio, que la caución constitui-
29 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 894.
da por un tercero es siempre onerosa respecto del acreedor, porque tiene por objeto robustecer
30 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 29, pág. 20; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
una obligación preexistente.
tomo VI, Nº 37, pág. 44; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 12, pág. 13. 37 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 905.
31 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 29, pág. 20; PLANIOL Y RIPERT , obra citada, 38 Rev., tomo 35, 2a. parte, sec. 1a., pág. 12 (Corte Suprema).
tomo VI, Nº 37, pág. 44; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 12, pág. 13. 39 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, págs. 897 y 905.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 25 26 DE LOS CONTRATOS

aparentemente gratuitos, son determinados por un fin de lucro y no de mera dad de dinero con cargo de alimentar a determinado individuo mientras éste
liberalidad, cual es aumentar la clientela del comerciante. viva48, cuando un tercero, mediante remuneración del deudor, afianza una
Por utilidad no sólo debe entenderse una pecuniaria sino también una obligación ajena o la cauciona con prenda o hipoteca: contrato gratuito entre
moral40. Quien paga para que un director de orquesta toque un trozo de el fiador o el dueño de la cosa empeñada o hipotecada y el acreedor, puesto
música determinado41, quien manda decir misas por el alma de un difunto, que sólo tiene por objeto la utilidad de éste, es oneroso entre el fiador o ese
ejecuta un contrato oneroso42. dueño y el deudor, porque reporta utilidad a ambos49.
Ambas partes obtienen utilidad, y si bien la del que paga es meramente Establecer si el contrato es oneroso o gratuito es una cuestión de hecho
moral, no por eso menos efectiva. que los jueces del fondo deciden soberanamente. Se reduce a averiguar si el
La utilidad también puede ser aleatoria43; no es menester que sea cierta. contrato reporta utilidad para una o para ambas partes mediante el examen
Los contratos onerosos pueden ser aleatorios por expresa disposición de la de la prueba rendida y de la intención de los contratantes50. Pero determinar
ley (art. 1441) si esos jueces han calificado correctamente el contrato y deducido las conse-
No es necesario tampoco que la utilidad sea actual, que se produzca de cuencias jurídicas inherentes al carácter que le han atribuido, es una cuestión
inmediato. Una utilidad futura es suficiente. Quien ayuda a otro en la ejecu- de derecho susceptible de casación. Se ha fallado que es nula la sentencia que
ción de un trabajo bajo la promesa de que éste, a su vez, lo ayudará en igual desconoce el carácter de onerosa a una dación en pago hecha por el deudor
forma, celebra un contrato oneroso44. a su acreedor, porque, dados los antecedentes que la generaron, tal dación
La utilidad puede redundar en beneficio de las partes mismas o de un tenía por objeto la utilidad de ambos51.
tercero. La ley no ha hecho distinciones y tan útil nos es lo que incrementa
nuestro patrimonio como lo que beneficia a un tercero a quien nos interesa 31. INTERÉS DE ESTA CLASIFICACIÓN. La clasificación de los contratos en onero-
favorecer45. Así, el seguro de vida en favor de un tercero es un contrato sos y gratuitos presenta interés:
oneroso, a pesar de que la utilidad la reportará el beneficiario y no el 1º Para determinar el efecto que produce el error en la persona. Por regla
asegurado. general, ésta es indiferente en los contratos onerosos, aunque hay excepcio-
Un contrato puede ser oneroso en parte y gratuito en el resto46. Tal nes: la transacción (art. 2456), la sociedad colectiva. En ellos, por lo tanto, el
ocurre con las donaciones con gravamen y con las remuneratorias: valen error en la persona no produce, de ordinario, ningún efecto. Los contratos
como donaciones sólo en cuanto exceden al gravamen que imponen o al gratuitos, en cambio, son generalmente intuitus personae; no se hace una do-
servicio que remuneran (arts. 1188, 1405 y 1434). nación a cualquiera. De ahí que en ellos el error en la persona vicie general-
Un contrato, por último, puede ser oneroso entre dos personas y gratuito mente el consentimiento (art. 1455)52.
entre una de ellas y un tercero. Así suele ocurrir cuando en la operación 2º Para determinar la responsabilidad del deudor en caso de incumplimiento
intervienen tres partes con intereses distintos47. El seguro de vida contratado de su obligación: ella varía según que el contrato reporte utilidad a ambos
en favor de un tercero con animus donandi es un contrato oneroso entre el contratantes o a uno de ellos solamente (art. 1547)53.
asegurador y el asegurado; respecto del beneficiario, es gratuito, una verdade- 3º Para determinar la responsabilidad del deudor en caso de evicción de la cosa
ra donación. Lo mismo sucede cuando una persona entrega a otra una canti- materia del contrato: mientras en los contratos onerosos el deudor responde
de la evicción (arts. 1837, 1900, 1916, 1930, 2085), en los gratuitos, por lo
general, no le afecta responsabilidad por esta causa (arts. 1422, 1423 y 1435).
40 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 39, pág. 47; D EMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, 4º Para determinar la procedencia de la acción pauliana. A este respecto,
págs. 895 y 906. la ley es más exigente tratándose de los contratos onerosos que de los
41 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 896.
42 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 896.
43 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 39, pág. 47; D EMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916,
48 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 902 in fine.
pág. 906.
49 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 905.
44 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 897; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI,
50 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 28, pág. 19; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
Nº 39, pág. 47.
45 G IORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 26, pág. 38; DE RUGGIERO, obra citada, tomo VI, Nº 39, pág. 46; DEMOGUE , obra citada, tomo II, Nº 916, pág. 893.
51 Rev., tomo 35, 2a. parte, sec. 1a., pág. 12 (Corte Suprema).
tomo II, versión española, pág. 269 in fine.
52 PLANIOL, obra citada, tomo II, 10 a. edición, Nº 953, pág. 347; JOSSERAND, obra citada, tomo II,
46 D EMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 916, págs. 898 y 906 in fine; DE RUGGIERO, obra citada,
tomo II, versión española, pág. 269, nota 1. En contra: PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 39, 3a. edición, Nº 31, pág. 21; P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 38, pág. 45; COLIN Y CAPITANT,
pág. 47, si bien reconocen que hay casos en que a un mismo contrato se aplican distributivamente obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 12, pág. 14.
53 P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 953, pág. 347; GAUDEMET , obra citada, tomo II,
las reglas de los contratos onerosos y las de los gratuitos, lo que en el fondo importa aceptar la
opinión expresada en el texto. pág. 23; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 31, pág. 22; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
47 PLANIOL Y R IPERT, obra citada, tomo VI, Nº 39 in fine, pág. 48; D EMOGUE, obra citada, tomo II, tomo VI, Nº 38, pág. 45; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 12, pág. 14; DE
Nº 916, págs. 901 y 906. RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 270.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 27 28 DE LOS CONTRATOS

gratuitos, porque mientras para aquéllos es menester, a más de perjuicio del Otro tanto ocurre en el préstamo a la gruesa ventura: si el siniestro se produ-
acreedor, que hayan sido celebrados estando de mala fe el otorgante y el ce, la obligación del mutuario se extingue (art. 1168 C. de C.). En la renta
adquirente, respecto de los segundos, basta la mala fe del deudor y el perjui- vitalicia, en cambio, obra como plazo extintivo: muerta la persona de cuya
cio del acreedor (art. 2468)54. existencia pende la duración de la renta, ésta cesará de deberse, pero la
5º Para determinar el carácter civil o mercantil del contrato: los contratos obligación existió y se cumplió. El acontecimiento incierto considerado por
gratuitos no son nunca comerciales, a menos que accedan a un contrato de las partes afecta en este caso a la extensión de la obligación: el que se obligó a
esta especie; el comercio supone necesariamente un fin de lucro55. pagar la renta pagará más o menos, pero en todo caso pagará algo58.
6º Para determinar la transmisibilidad de los derechos del acreedor condicional
que fallece entre el contrato y el cumplimiento de la condición: mientras en 34. RECIPROCIDAD DE LA CONTINGENCIA DE GANANCIA O PÉRDIDA. La contingencia de
los contratos onerosos esos derechos son transmisibles, en ciertos contratos ganancia o pérdida existe para ambas partes. Un contrato no puede ser aleatorio
gratuitos, como la donación entre vivos, son intransmisibles (art. 1492). para una sin serlo también para la otra, porque, siendo oneroso, lo que constitu-
ye ganancia para uno de los contratantes necesariamente ha de importar pérdida
para el otro, y viceversa59. En el seguro, por ejemplo, hay contingencia de ganan-
C. CONTRATOS CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS cia o pérdida para el asegurador y para el asegurado: para aquél, pagar el seguro
si el siniestro sobreviene; para el segundo, pagar las primas sin compensación si
el siniestro no acaece60. Lo mismo sucede en la renta vitalicia: si la persona de
32. DEFINICIÓN. Esta clasificación, como se desprende del art. 1441, es una subdi- cuya vida pende la renta vive largo tiempo, hay pérdida para el que la debe y
visión de los contratos onerosos56. ganancia para el acreedor; a la inversa, si muere luego de constituida la renta,
El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a hay pérdida para el acreedor y beneficio para el deudor.
dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o Es cierto que cuando uno de los contratantes es una empresa cuyo giro
hacer a su vez; y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o habitual es celebrar esta clase de contratos –una compañía de seguros, por
pérdida, se llama aleatorio (art. 1441). ejemplo– el álea no existe para ella en razón de la organización misma del
Lo que caracteriza al contrato conmutativo es que las prestaciones de las negocio, que tiende a repartir las pérdidas entre todos los asegurados, sir-
partes se miran como equivalentes: lo que cada una da se considera, en con- viéndose al efecto de las primas pagadas por éstos. Pero esta circunstancia
cepto de ella, como que corresponde en valor a lo que de la otra recibe. Y, no desvirtúa la conclusión antedicha, porque no deriva de la naturaleza
por lo mismo, los contratantes pueden apreciar, desde la celebración del misma del contrato considerado individualmente sino de una situación de
contrato, el beneficio o pérdida que éste les significa. En el contrato aleato- hecho ajena a él61.
rio, en cambio, la extensión y, a veces, la existencia misma de las prestaciones
dependen de un acontecimiento incierto; los contratantes no pueden cono-
cer, desde su celebración, el beneficio o la pérdida que reportarán del contra- 35. CARÁCTER EXCEPCIONAL DE LOS CONTRATOS ALEATORIOS. La casi totalidad de
to. En esto consiste lo aleatorio. Ello lo sabrán una vez producido el aconteci- los contratos onerosos son conmutativos62. Los contratos aleatorios constitu-
miento incierto del cual han hecho depender sus obligaciones57. yen la excepción63. Por eso, en la duda sobre si un contrato es conmutativo o
aleatorio, deberá tenérsele por conmutativo. Son contratos aleatorios: el jue-
go y la apuesta lícitos. La constitución de renta y de censo vitalicios, el seguro,
33. FORMAS EN QUE PUEDE OBRAR EL ACONTECIMIENTO INCIERTO. El acontecimiento el préstamo a la gruesa ventura (art. 2258)64.
incierto puede obrar como condición o como plazo, según afecte a la existencia
o al ejercicio de los derechos de las partes. Obra como condición en la
58 PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 956, pág. 348; PLANIOL Y RIPERT , obra citada,
apuesta, ya que si él se realiza, la prestación debida por una de ellas desaparece.
tomo VI, Nº 40, pág. 49.
59 PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 957, pág. 348; D EMOGUE, obra citada, tomo II,
54 PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 953, pág. 347; PLANIOL Y RIPERT , obra citada, Nº 915, pág. 891; P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, pág. 49, nota 1; G AUDEMET, obra citada,
tomo VI, Nº 38, pág. 45; DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 270. pág. 24; DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 271.
55 GAUDEMET, obra citada, pág. 23; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 953, pág. 347; 60 GAUDEMET , obra citada, pág. 24; PLANIOL, obra citada, tomo II, 10 a. edición, Nº 957, pág. 348.
61 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, pág. 49, nota 1; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II,
PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 38, pág. 45; D E R UGGIERO, obra citada, tomo II, versión
española, pág. 270. 8a. edición, Nº 20, pág. 20.
56 G IORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 27, pág. 40; DE RUGGIERO, obra citada, 62 Un contrato unilateral si es oneroso, puede también ser conmutativo: tal ocurre con el

tomo II, versión española, pág. 270. mutuo con interés: D E RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 270.
57 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 30, pág. 20. PLANIOL Y RIPERT , obra citada, 63 PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 955, pág. 348.
64 La enumeración del art. 2258 no es taxativa. Así resulta del propio texto de este artículo,
tomo VI, Nº 40, pág. 48; GAUDEMET, obra citada, pág. 24; D E PAGE , obra citada, tomo II, Nº 457,
pág. 400; PLANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 954, pág. 347; DE RUGGIERO, obra citada, pues según él los contratos aleatorios allí mencionados no son los únicos sino los principales; luego
tomo II, versión española, pág. 270; GIORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 27, pág. 40. hay otros.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 29 30 DE LOS CONTRATOS

Pero, como el carácter aleatorio o conmutativo no es de la esencia de los El contrato principal no necesita de otro para existir; tiene vida propia. La
contratos, las partes pueden hacer aleatorio uno naturalmente conmutativo. generalidad de los contratos son principales: la compraventa, la permuta, el
Tal es el caso de la venta de la suerte (art. 1813), de la venta de un derecho arrendamiento, el mandato, el contrato de trabajo, la transacción, etc. El
litigioso, en que lo vendido es precisamente el evento incierto de la litis contrato accesorio, en cambio, supone necesariamente la existencia de una
(art. 1911), o de una venta cuyo precio se paga parte al contado y el resto obligación principal, sin la cual no puede existir, porque su objeto es asegu-
por anualidades que cesarán a la muerte del vendedor65. rar el cumplimiento de ella. Poco importa la naturaleza de esta obligación:
Los jueces de fondo establecen soberanamente si la intención de las par- contractual, cuasicontractual, delictual, cuasidelictual o legal; lo esencial es
tes fue o no dar al contrato carácter aleatorio; pero determinar si esos jueces que haya una obligación preexistente71. Nuestro Código no incurrió en el
han calificado acertadamente el contrato y deducido de él las consecuencias error de algunos autores72 de definir el contrato accesorio como el que tiene
jurídicas inherentes al carácter que le han señalado, es una cuestión de dere- por objeto asegurar el cumplimiento de un contrato principal, sino el de una
cho que cae bajo la censura del tribunal de casación66. obligación principal, expresión más amplia y comprensiva que aquélla.
Según el art. 1442 sólo son contratos accesorios los que tienen por objeto
36. INTERÉS DE ESTA CLASIFICACIÓN. Esta clasificación sólo presenta intereses en asegurar el cumplimiento de una obligación principal, es decir, las cauciones;
materia de lesión. En el estado actual de nuestra legislación, la lesión no tiene éstas son precisamente las que se contraen para la seguridad de otra obliga-
jamás cabida en un contrato aleatorio; las partes, al celebrarlo, saben de ción propia o ajena (art. 46). Las expresiones contrato accesorio y caución son,
antemano que una resultará lesionada necesariamente. En esa inteligencia pues, sinónimas; para convencerse, basta leer comparativamente los arts. 46 y
han contratado67. Por eso, la compraventa y la permuta de minas no son 1442 que definen uno y otra en términos más o menos idénticos. Son contra-
rescindibles por lesión enorme (art. 77 C. de M.): los negocios mineros son tos accesorios: la fianza, la prenda, la hipoteca, la anticresis, la cláusula penal,
aleatorios por naturaleza. o sea, los llamados contratos de garantía.
La jurisprudencia francesa admite, sin embargo, la rescisión por lesión
enorme de la compraventa de inmuebles celebrada mediante una renta vitali- 38. INTERÉS DE ESTA CLASIFICACIÓN. Esta clasificación sólo interesa en cuanto a
cia, si las circunstancias demuestran que entre las prestaciones de las partes que el contrato accesorio sigue la suerte del principal: la nulidad, la rescisión,
hay tal desequilibrio que, aun en el caso más favorable, siempre una resultaría la resolución, en general, la extinción de éste, acarrea la de aquél (art. 2381,
lesionada68. En otras ocasiones, ha invalidado estos contratos fundándose en Nº 3º, 2434 y 2516); lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Pero no
la carencia de precio real69. ocurre lo inverso.
En cambio, los contratos conmutativos pueden ser rescindidos por le-
sión70; pero sólo en los casos señalados por la ley: compraventa y permuta de 39. CONTRATOS DEPENDIENTES. Hay también ciertos contratos que, para produ-
inmuebles (arts. 1888 y 1900). cir los efectos que les son propios, requieren la existencia de otro, pero que
no tienen por objeto asegurar su cumplimiento. Tales son las capitulaciones
matrimoniales, que suponen la existencia del matrimonio a que se refieren,
D. CONTRATOS PRINCIPALES Y ACCESORIOS su objeto es reglar los intereses pecuniarios de los cónyuges; la incorporación
de nuevos socios a una sociedad o a una persona jurídica ya constituida73; la
fusión de una sociedad con otra; el contrato de novación, como lo denomina
37. DEFINICIÓN. El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo, sin necesi- el art. 1630, y, en general, todos los contratos que celebren las partes en
dad de otra convención. Es accesorio cuando tiene por objeto asegurar el cumplimiento ejecución o como consecuencia del que las liga74, por ejemplo, el aumento de
de una obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin ella (art. 1442). capital de una sociedad, la posposición de una hipoteca en favor de otra
constituida posteriormente.
65 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 40, pág. 49 in fine y pág. 50, nota 1; JOSSERAND, obra Estos contratos, que se denominan dependientes, puesto que están subor-
citada, tomo II, Nº 30, pág. 21. dinados a otros, no pueden calificarse de accesorios entre nosotros, no
66 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 40, pág. 50.
67 J OSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 30, pág. 21; GAUDEMET , obra citada, pág. 24 in
fine; BONNECASE, obra citada, tomo II, Nº 595 in fine, pág. 486; P LANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo
71 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 39, pág. 14; B ONNECASE, obra citada, tomo II,
VI, Nº 41, pág. 50; P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 958, pág. 348; DE PAGE, obra citada,
tomo II, Nº 457, pág. 400. Nº 596 in fine, pág. 487.
68 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 30 in fine, pág. 21 y Nº 1052, pág. 625; P LANIOL 72 P LANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 959, pág. 348; DE P AGE, obra citada, tomo II,

Y R IPERT, obra citada, tomo II, Nº 41, pág. 51. Nº 458, pág. 400; GAUDEMET, obra citada, pág. 25; P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 44, pág.
69 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 41, pág. 50 in fine. 53.
70 PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 958, pág. 348; GAUDEMET , obra citada, pág. 24 73 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 44, pág. 54.
74 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 44, pág. 54 in fine.
in fine.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 31 32 DE LOS CONTRATOS

encuadran en la definición del art. 1442, toda vez que su objeto no es asegu- llo de la civilización, el aumento creciente de los negocios y la necesidad de
rar el cumplimiento de una obligación principal, sino reglar, modificar, am- que éstos se realicen rápidamente han traído poco a poco la abolición de las
pliar o complementar los efectos de un contrato preexistente. solemnidades. Hoy impera el principio de que la sola voluntad basta para
No obstante, siguen, en principio, la suerte del contrato de que dependen generar un contrato80.
o al cual subordinan sus efectos; sin él, no tienen razón de ser. Por eso, la
nulidad de este último obsta a que produzcan los efectos que les son propios, 41. CONTRATOS CONSENSUALES. Un contrato es consensual cuando se perfeccio-
salvo en cuanto puedan importar una ratificación del mismo, en cuyo caso su na por el solo consentimiento de las partes, en cualquiera forma que éste se
celebración habría validado el contrato del cual dependen o al cual se hallan exprese, aunque sea verbalmente81. Basta el acuerdo de aquéllas acerca de las
subordinados75. Si, por ejemplo, una de las sociedades que se fusionan es diversas cláusulas del contrato para que éste se forme, sin necesidad de que las
nula, no puede haber fusión76; si la sociedad a la cual se incorporan los obligaciones que engendre se cumplan, que la cosa a que se refiere se entre-
nuevos socios, también lo es, la incorporación no produce ningún efecto; si la gue, que se otorgue un instrumento, ni que se observe otra formalidad.
obligación que se nova es nula, lo es la novación misma (art. 1630); si la La expresión consensual no significa que el contrato requiera el consenti-
hipoteca en cuyo favor se opera la posposición es nula, la posposición no miento de las partes –para existir todo contrato lo necesita–, sino que basta él
surtiría efecto; carecería de utilidad77. para que se perfeccione. Por eso el art. 1443 habla del solo consentimiento. Si se
A la inversa, la nulidad del contrato dependiente no acarrea la de aquel al suprimiera la palabra solo, la definición no señalaría su característica esencial
cual está subordinado, a menos que entre ellos haya tal vinculación que no y comprendería todo contrato, pues todos requieren el consentimiento de las
puedan concebirse uno sin otro, hecho que los jueces del fondo establecen partes para existir.
soberanamente, pues se trata de determinar la intención de los contratantes78. Son contratos consensuales: la compraventa (art. 1801), la permuta (art.
Por lo que hace al efecto que produce en las capitulaciones matrimoniales 1898), el arrendamiento, la sociedad, el mandato (art. 2123), la transacción,
la nulidad o la no celebración del matrimonio, véase nuestro Tratado Práctico el juego, la apuesta, la fianza, el contrato de trabajo82, el contrato de cambio
de las capitulaciones matrimoniales, de la sociedad conyugal y de los bienes reservados (art. 621 del C. de C.).
de la mujer casada, Nos. 136 a 141, págs. 106 a 109.
42. CONTRATOS SOLEMNES.83 Un contrato es solemne cuando, aparte del con-
sentimiento, requiere, para perfeccionarse, la observancia de ciertas formali-
E. CONTRATOS CONSENSUALES, REALES Y SOLEMNES dades externas denominadas solemnidades, sin las cuales no produce ningún
efecto civil84. El consentimiento de las partes no basta para generar estos
40. D EFINICIÓN. Esta clasificación, que es una de las más importantes, se contratos; es menester que se exteriorice solemnemente. Mientras así no
hace atendiendo al modo como se forma el contrato, a su perfecciona- ocurre, no hay en realidad consentimiento. Puede decirse que en estos
miento. contratos el cumplimiento de la solemnidad importa la manifestación mis-
El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria la tradición –léase ma del consentimiento: sólo consiente quien lo hace en la forma solemne
entrega– de la cosa a que se refiere. señalada por la ley. Antes de ello no hay contrato85, aunque las partes estén
Es solemne cuando está sujeto a la observancia de ciertas formalidades especiales, de
manera que sin ellas no produce ningún efecto civil. 80 P LANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 95, pág. 116; Nº 112; GAUDEMET , obra citada,
Es consensual cuando se perfecciona por el solo consentimiento (art. 1443). pág. 27; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 15, pág. 88; COLIN Y CAPITANT, obra citada,
La regla general es que los contratos sean consensuales. Los contratos tomo II, 8a. edición, Nº 16, pág. 17; DE PAGE, obra citada, tomo I, Nº 27, pág. 39; P LANIOL, obra
solemnes y reales constituyen la excepción79. Las solemnidades son de dere- citada, tomo II, 10a. edición, Nº 964, pág. 350.
81 DE PAGE , obra citada, tomo II, Nº 454, pág. 394; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición,
cho estricto; no las hay sin un texto legal expreso. No ocurría así en Roma;
Nº 149, pág. 87; COLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 15, págs. 15 y 16.
en el Derecho Romano la mayoría de los contratos era solemne. El desarro- 82 La escritura exigida por el art. 4º del C. del T. es por vía de prueba y no de solemnidad,
como se desprende de ese mismo artículo, que contempla el caso de que el contrato se pacte
verbalmente, y del art. 119 del citado Código, que señala las sanciones en que incurre la parte por
75
cuya negativa u omisión no se otorgó la escritura.
DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 918, pág. 913 y Nº 924, pág. 927. 83 En los contratos solemnes, las partes pueden retractarse del contrato, aunque hayan firmado
76 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 923, pág. 926.
77-78 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 924, pág. 927.
la respectiva escritura pública, mientras la escritura no haya sido autorizada por el notario. Rev.,
79 PLANIOL Y R IPERT, obra citada, tomo VI, Nº 112, pág. 142; J OSSERAND, obra citada, tomo III, 3 a.
tomo 47, 2a. parte, sec. 1a., pág. 389 y tomo 50, 2a. parte, sec. 1a. , pág. 1.
84 D E PAGE , obra citada, tomo I, Nº 28, pág. 39; tomo II, Nº 454, pág. 394; PLANIOL, obra citada,
edición, Nº 149, pág. 87; GAUDEMET, obra citada, pág. 139, DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 454, tomo II, 10a. edición, Nº 992, pág. 358; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 152, pág. 89;
pág. 395; PLANIOL , obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 963, pág. 349; DE RUGGIERO, obra citada, PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 112, pág. 142; GAUDEMET, obra citada, pág. 139.
tomo II, versión española, pág. 263. 85 Rev., tomo 30, 2a. parte, sec. 1a., pág. 362 (Corte Suprema).
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 33 34 DE LOS CONTRATOS

de acuerdo en sus elementos y lo hayan cumplido. La omisión de la solemni- mento cualquiera de los contratantes puede retractarse sin responsabilidad
dad produce nulidad absoluta (art. 1682). Forma dat esse rei 86. Una compra- alguna89.
venta de un inmueble convenida verbalmente es nula de nulidad absoluta, Estas solemnidades voluntarias no son propiamente solemnidades, por-
aunque el vendedor lo haya entregado y el comprador haya pagado el precio. que su omisión, si bien impide que el contrato se forme, no lo anula. Tanto
Las solemnidades son de varias clases: escritura pública o privada, ins- es así que si las partes lo ejecutan, no obstante no haber cumplido con la
cripción en un registro, presencia de un funcionario público y de testigos, solemnidad a que acordaron someterlo, ya no pueden retractarse (arts. 1802
etc. y 1921); al obrar de este modo, dejaron sin efecto su anterior estipulación y
Pero sólo son tales aquellas formalidades que la ley exige en consideración a la restablecieron el carácter consensual del contrato.
naturaleza del contrato (art. 1682), aquellas cuya omisión produce nulidad ab- En la duda acerca de la voluntad de las partes, se tendrá al contrato por
soluta. no solemne; es su naturaleza ordinaria.
Las formalidades habilitantes, esto es, las que se exigen en consideración al
estado o calidad de los contratantes (art. 1682), las medidas de publicidad, los 43. CONTRATOS REALES. Un contrato es real cuando se perfecciona por la
instrumentos exigidos ad probationem, no son solemnidades: no se exigen para el entrega de la cosa a que se refiere. El art. 1443 habla impropiamente de
perfeccionamiento del contrato, sino con otros fines. La sanción de su omisión tradición. Es preferible decir entrega, porque es una voz genérica, en tanto
no es, por tanto, la nulidad absoluta, sino la relativa, la inoponibilidad del que tradición es la entrega destinada a transferir el dominio, y en la mayor
contrato respecto de terceros o la imposibilidad de probarlo por testigos, parte de los contratos reales la entrega no constituye tradición. Tal es el
según el caso87. Volveremos sobre este particular al tratar de las solemnidades caso del comodato, del depósito, de la anticresis. En el mutuo, en cambio,
en los contratos. hay tradición; el mutuo es un contrato traslaticio de dominio (art. 2197).
Son contratos solemnes: el matrimonio (arts. 16 y 31 Ley Mat. Civil), la En la prenda, la entrega importa, a la vez, entrega de la cosa, y tradición del
adopción, las capitulaciones matrimoniales (art. 1716), la promesa de contra- derecho real de prenda.
to (art. 1554), la compraventa y la permuta de bienes raíces, servidumbres, En los contratos reales, a más del consentimiento necesario para todo
censos y sucesiones hereditarias (arts. 1801, 1898 y 1900), las sociedades co- contrato, es esencial la entrega de la cosa sobre que recae. Puede decirse que
merciales de todas clases (arts. 350, 425, 427, 440, 441, 474 y 491 del C. de esa entrega importa la manifestación misma del consentimiento; éste sólo
C.), las sociedades anónimas civiles (art. 2064), las sociedades de responsabili- existe cuando ella se realiza. Antes no hay contrato, aunque las partes estén
dad limitada, sean civiles o comerciales, la donación de una cosa que valga de acuerdo en sus elementos esenciales. Podrá haber una promesa de contra-
más de dos mil pesos (art. 1401), el mandato judicial (art. 8º C. de P. C.), el to real, si concurren los requisitos del art. 155490; pero el contrato real sólo se
mandato para contraer matrimonio (art. 15 Ley Reg. Civil) o para inscribir perfeccionará cuando la cosa se entregue. Se dice que la naturaleza de las
un hijo ilegítimo indicando el nombre del padre o de la madre (art. 280, cosas así lo exige, porque siendo la obligación esencial del deudor restituir el
Nº 2º, C. C.), el seguro (art. 514 C. de C.), la fianza mercantil (art. 820 C. de objeto materia del contrato, tal obligación no puede existir ni cumplirse sin
C.), el compromiso o nombramiento de árbitro (art. 183 L. O. A. T.). que previamente haya recibido dicho objeto91.
Por regla general, es la ley la que da a un contrato el carácter de solemne. Son contratos reales: el mutuo (art. 2197), el comodato (art. 2174), el
Pero ello no obsta a que las partes puedan también convenir en hacer solem- depósito (art. 2212), la prenda (art. 2386) y la anticresis (art. 2437).
ne un contrato que naturalmente no lo es; tal ocurre en los casos a que se
refieren los arts. 1802 y 1921. Cuando así sucede, el contrato no se reputa
perfecto mientras no se otorgue la solemnidad convenida88 y hasta ese mo- 44. CONTRATOS QUE PARTICIPAN DE UN DOBLE CARÁCTER. Hay contratos que son
solemnes y reales, a la vez, porque, a más de ciertas solemnidades exigen,
para su perfeccionamiento, la entrega de la cosa sobre que versan o del
86 D E P AGE, obra citada, tomo II, Nº 454, pág. 395; GAUDEMET , obra citada, pág. 139; PLANIOL Y
RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 113, pág. 142; DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión española, 89 GAUDEMET , obra citada, pág. 140; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 111, pág. 140;
pág. 272; COVIELLO, obra citada, versión española, pág. 391. Nº 115 in fine, pág. 146; DE PAGE , obra citada, tomo II, Nº 454, pág. 396; C LARO SOLAR, obra citada,
Por regla general, la omisión de la solemnidad acarrea la nulidad total del contrato. Hay, sin tomo X, Nº 653, pág. 582; tomo XI, 748, pág. 111.
embargo, casos en que esa omisión sólo lo anula en parte. Así ocurre en la donación entre vivos, 90 La promesa de un contrato real está expresamente contemplada en el Nº 4º del art. 1554
que si no se insinuare, sólo tendrá efecto hasta el valor de dos mil pesos, y será nula en el exceso cuando dice que el contrato prometido debe especificarse de tal manera que solo falte, para que
(art. 1401). En el mismo sentido C OVIELLO, obra citada, versión española, pág. 395. sea perfecto, la tradición de la cosa.
87 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 113, pág. 142; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. 91 P LANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 119, pág. 149; J OSSERAND, obra citada, tomo II,
edición, Nº 151, pág. 88; DE PAGE , obra citada, tomo I, Nos. 29 y 30, págs. 40 y 41; tomo II, Nº 454, 3a. edición, Nº 153, pág. 90; PLANIOL, obra citada, tomo II, 10a. edición, Nº 995, pág. 359; DE PAGE,
págs. 395 y 396; GAUDEMET, obra citada, pág. 140; DE RUGGIERO, obra citada, tomo II, versión obra citada, tomo II, Nº 455, pág. 396; C OLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 15,
española, pág. 272; COVIELLO, obra citada, versión española, pág. 391. pág. 16, GIORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 29, pág. 41; DE RUGGIERO, obra citada,
88 Rev., tomo 25, 2a. parte, sec. 1a., pág. 65 (Corte Suprema). tomo II, versión española, pág. 265.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 35 36 DE LOS CONTRATOS

derecho a que se refieren, entrega que generalmente se hace por la inscripción encargar su custodia al depositario, garantizar la obligación principal que liga
en un registro. Tales son: la hipoteca (arts. 2409 y 2410)92, la donación entre a las partes.
vivos cuando recae sobre inmuebles (art. 1400)93, la constitución de renta La restitución de la cosa es la consecuencia de haber sido entregada y si es
vitalicia (art. 2269)94, la prenda agraria (art. 5º de la ley Nº 4.097, de 25 de cierto que esta restitución no es posible sin que haya habido entrega previa,
septiembre de 1926, modificada por la ley 4.163, de 25 de agosto de 1927), la nada obsta a que el contrato pueda formarse sin ella. Ahí está, para demos-
prenda industrial (art. 27 de la ley Nº 5.687, de 17 de septiembre de 1935)95. trarlo, el arrendamiento: el arrendatario está obligado a restituir la cosa arren-
dada al vencimiento del término estipulado y este contrato, sin embargo, es y
45. CRÍTICA DE LA NOCIÓN DE CONTRATO REAL. No obstante que la noción de ha sido siempre consensual y bilateral.
contrato real se hace descansar en la naturaleza misma de las cosas, numero- ¿Qué inconveniente material o jurídico puede existir entonces para que el
sos autores la combaten y sostienen que es artificiosa y que bien puede des- mutuo, el comodato y el depósito, por ejemplo, sean contratos consensuales
aparecer del derecho. Sus críticas son fundadas. en que el mutuante, el comodante y el depositante se obliguen a entregar la
Desde luego, no es efectivo que en los contratos reales la principal y más cosa con tal o cual fin y el mutuario, el comodatario y el depositario a resti-
esencial obligación del deudor sea restituir la cosa. El mutuante, el comodan- tuirla al término del uso, goce o custodia?
te, el depositante o el deudor prendario no entregan la cosa con el exclusivo Habría así un solo contrato en vez de dos sucesivos, como ocurre actual-
fin de que el mutuario, el depositario o el acreedor prendario la restituyan. El mente en aquellos casos en que el contrato real va precedido de una prome-
fin esencial del contrato y, por consiguiente, de la entrega, es otro muy sa, y la entrega de la cosa no sería un requisito para la formación del contra-
diverso: procurar al mutuario y al comodatario el uso y goce de la cosa, to, sino el primer acto de ejecución del mismo96. Si, por ejemplo, una perso-
na conviene con otra en darle una cosa en comodato, mientras ésta no se
entregue, hay, en realidad, una promesa de comodato, si se cumplen todos
92 De estos artículos se desprende que la solemnidades en el contrato de hipoteca son la los requisitos del art. 1554, y, entregada la cosa, un comodato. Desaparecida
escritura pública y la inscripción en el registro conservatorio. El artículo 2410 dispone expresamente que la noción de contrato real, habría un contrato de comodato únicamente en
sin la inscripción la hipoteca no tendrá valor alguno, y, según el art. 1443, el contrato es solemne que la entrega de la cosa por el comodante sería el cumplimiento de su
cuando está sujeto a la observancia de ciertas formalidades especiales, de manera que sin ellas no
produce ningún efecto civil. principal obligación. Es lo que sucede entre nosotros en el contrato de crédi-
Pero la inscripción, además de ser una solemnidad y un medio de publicidad, es también la to en cuenta corriente bancaria: éste es un contrato consensual en que la
tradición del derecho real de hipoteca, que debe efectuar el deudor al acreedor (art. 686), puesto entrega del dinero por el banco es el cumplimiento de su principal obliga-
que dentro del sistema de nuestro Código la transferencia y constitución de todo derecho real ción (art. 1º de la ley sobre cuentas corrientes bancarias y cheques, cuyo texto
requiere una tradición. “Mientras ésta no se verifica, dice el Mensaje, un contrato puede ser
perfecto, puede producir obligaciones y derechos entre las partes, pero no transfiere ningún derecho definitivo se fijó por decreto Nº 394, de 23 de marzo de 1926).
real”. Este se adquiere, tratándose de inmuebles o derechos reales constituidos en ellos, exceptua-
das ciertas servidumbres, mediante la inscripción. La inscripción de la hipoteca es, pues, la tradi- 46. DERECHO COMPARADO. Esta doctrina ha triunfado en la legislación. Mu-
ción del derecho real de hipoteca y si el contrato de hipoteca no se perfecciona sin ella, es exacto
calificarlo de real, sin perjuicio de su carácter solemne que también tiene. chos Códigos modernos consideran los contratos de comodato, de mutuo y
Acerca del doble papel de solemnidad y de tradición que desempeña la inscripción en la aun de depósito como consensuales, en los que una de las obligaciones que
hipoteca, véase ALESSANDRI, FERNANDO , La hipoteca en la legislación chilena, Nº 107, pág. 111. generan es la del comodante y del mutuante de entregar la cosa al comodata-
93 Este contrato es solemne y real a la vez, porque según el art. 1400 la donación entre vivos de
rio y al mutuario, respectivamente, o la del depositario de recibir la cosa
cualquiera especie de bienes raíces no valdrá si no es otorgada por escritura pública e inscrita en el
competente registro. Ambas son, pues, solemnidades, ya que sin ellas la donación no valdrá; en esto confiada en depósito. Tal es el caso de los Códigos de las obligaciones de
consisten precisamente las solemnidades, según los arts. 1443 y 1682. Pero como es además tradi- Suiza (arts. 305, 312 y 472), de Turquía (arts. 299, 306 y 463) y del Código
ción, de acuerdo con el art. 686, resulta que la donación entre vivos cuando recae sobre inmuebles Civil mexicano (arts. 2497, 2384 y 2516). Según el Código de las obligaciones
es también real, toda vez que, para su perfeccionamiento, necesita la tradición de la cosa donada. de la República de Polonia, el mutuo (art. 430) y el comodato (art. 419) son
94 La constitución de renta vitalicia es solemne en cuanto debe otorgarse por escritura pública,
y es real, porque no se perfecciona sino por la entrega del precio. La omisión de una u otra obsta, contratos consensuales. En el Código de las obligaciones y de los contratos de
por tanto, a su perfeccionamiento. la República Libanesa, el comodato es un contrato consensual (art. 729);
95 Estas prendas son contratos solemnes porque para su perfeccionamiento entre las partes y
pero el mutuo (art. 754) y el depósito (arts. 690 y 695) son reales. En todos
respecto de terceros, requieren escritura pública o privada, debiendo, en este último caso, ser estos Códigos, sin embargo, el contrato de prenda es real.
autorizada la firma por un notario. Tratándose de la prenda agraria, en las localidades en que no
exista notario la firma puede ser autorizada por el oficial del Registro Civil. Y son reales, porque
exigen, además, la entrega de la cosa empeñada, entrega que se hace ficticiamente mediante la
inscripción del contrato en el registro respectivo. 96 D E P AGE, obra citada, tomo II, Nº 455, pág. 396; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición,
La compraventa de bienes raíces, en cambio, es solemne únicamente porque, según el art.
1801, para su perfeccionamiento sólo requiere escritura pública. La inscripción no es solemnidad; Nº 38, pág. 28 y Nº 154, pág. 91; P LANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 120, pág. 151; DEMOGUE,
no desempeña otro papel que el de tradición del inmueble vendido (arts. 686 y 1824). Su omisión, obra citada, tomo II, Nº 502, pág. 64; C OLIN Y CAPITANT, obra citada, tomo II, 8a. edición, Nº 15,
por tanto, no anula el contrato; no produce otro efecto que el que señalan los arts. 1489 y 1826. pág. 16; GIORGI, obra citada, tomo III, versión española, Nº 29, pág. 42.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS 37 38 DE LOS CONTRATOS

El concepto de contrato real subsiste en los mismos términos que entre sobre que versó fueron materiales unos e inmateriales otros, los más fueron
nosotros en los Códigos francés (arts. 1875, 1892, 1915, 1919 y 2071)97, italia- de aquellos que no caben dentro de una denominación especial por referirse
no, español, holandés, chino, japonés, belga98, argentino, brasileño, urugua- a un conjunto de atenciones para alivio y consuelo del estado moral de una
yo, peruano, venezolano, ecuatoriano, colombiano, cubano, etc. persona104. El mismo tribunal ha calificado también de innominado el contra-
Según el Código Civil alemán, el mutuo (arts. 607 y 610) y la prenda (art. to por el cual se cede a una persona, por un precio prefijado, el derecho de
1205) son contratos reales y, aunque este Código no se pronuncia acerca de explotar o usufructuar a perpetuidad o por tiempo indefinido al carbón que
la naturaleza del comodato (art. 598) y del depósito (art. 688), la mayoría de exista o existiere en el fundo de la otra parte105.
los autores estima que tienen también ese carácter99. Estos contratos se rigen por las reglas aplicables a todo acto y declaración
de voluntad y por lo que estipulen las partes, sin perjuicio de que en caso
necesario se pueda recurrir, por analogía, a las reglas del contrato nominado
F. OTRAS CLASIFICACIONES más similar106. Se ha fallado que si el contrato sub lite no es ninguno de los
definidos por el C. C., debe calificarse de innominado y regirse por la ley del
propio contrato y por las disposiciones legales que, por analogía, puedan
47. CONTRATOS NOMINADOS E INNOMINADOS. Esta clasificación no se hace tanto avenirse a sus peculiares modalidades107.
en consideración a que el contrato tenga o no nombre –los contratos innomi- Esta clasificación tenía gran importancia en el Derecho Romano. En él
nados también lo tienen–, sino a que este nombre se lo asigne la ley y muy sólo los contratos nominados daban acción para exigir su cumplimiento; los
principalmente al hecho de que ésta lo reglamente o no100. contratos innominados o pactos no la otorgaban sino en caso de que la otra parte
Contratos nominados son los que tienen un nombre y una reglamentación estableci- los cumpliere. Hoy día, en cambio, no la tiene. En virtud del principio consa-
dos por la ley101: la compraventa, la permuta, el arrendamiento, la sociedad, el grado en el art. 1545 y de la libertad de que gozan las partes para pactar
mutuo, el depósito, la fianza, el seguro, la hipoteca, el juego y la apuesta, el cualquiera clase de contrato, todo el que celebren, sea o no de los reglamen-
contrato de trabajo, en una palabra, todos los contratos reglados en nuestra tados por la ley, tiene igual fuerza obligatoria.
legislación positiva. El legislador los ha reglamentado en razón de su impor-
tancia y frecuencia, a fin de ahorrar a las partes la necesidad de ocuparse de 48. CONTRATOS COMPLEJOS O MIXTOS. Los contratos innominados no deben
los detalles relativos a sus efectos, alcance, etc. confundirse con los complejos o mixtos, que son los constituidos por diversos
Contratos innominados son los que han quedado fuera de las previsiones del contratos, cada uno de los cuales conserva su individualidad y queda someti-
legislador y carecen, por lo mismo, de nombre y de reglamentación legales102. Su do a las reglas que lo rigen: un arrendamiento con promesa de venta; un
característica es, pues, la ausencia de reglamentación por la ley. Las partes transporte terrestre seguido de un fletamento; una venta de trigo con présta-
pueden celebrarlos en virtud del principio de la autonomía de la volun- mo de los sacos que lo contienen; el caso de una persona a quien se contrata
tad103. Son tales el contrato de talaje, de hospedaje, de edición, de posterga- como factor de un negocio y se le confiere mandato con este objeto o el del
ción bursátil. La Corte Suprema ha calificado de innominado el contrato en administrador de una sociedad anónima a quien se nombra a la vez director
virtud del cual una persona abandonó su familia y el centro de sus relaciones técnico de la misma: en ambos casos hay un mandato y un contrato de trabajo
en Santiago para trasladarse a París, a fin de cuidar a otra como hija y en la conjuntos; del abogado a quien se le entregan los documentos necesarios
forma que requerían su edad y su estado achacoso, a cambio de la promesa para la defensa: hay mandato y depósito a la vez108.
que esta última le hizo de remunerar ampliamente sus sacrificios hasta ase- En estos casos, como dice Demogue, no hay contrato innominado, sino
gurarle su porvenir con gran parte de su fortuna, porque si bien los servicios dos contratos distintos, aunque agrupados o reunidos, cada uno de los cuales
se regirá por las reglas que le son propias y podrá extinguirse independiente-
mente del otro, a menos que la intención expresa o tácita de las partes haya
97 JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 154, pág. 91; P LANIOL Y RIPERT, obra citada,
tomo VI, Nº 121, pág. 152; DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 502, pág. 64.
98 DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 455, pág. 398. 104 Rev., tomo 7, 2a. parte, sec. 1a. , pág. 5.
99 ENNECCERUS , KIPP Y WOLFF, obra citada, Derecho de obligaciones, volumen II, versión española, 105 Rev., tomo 21, 2a. parte, sec. 1a., pág. 391.
págs. 212 (comodato) y 356 (depósito). 106 PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 42 in fine, pág. 52; JOSSERAND, obra citada, tomo II,
100 D EMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 917, pág. 908.
3a. edición, Nº 19, pág. 13; G AUDEMET, obra citada, pág. 25; ENNECCERUS, KIPP Y WOLFF, obra citada,
101 DEMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 917, pág. 908; GAUDEMET, obra citada, pág. 25; PLANIOL Y
Derecho de obligaciones, volumen II, versión española, Nº V, pág. 3.
RIPERT, obra citada, tomo VI, Nº 42, pág. 51; JOSSERAND, obra citada, tomo II, 3a. edición, Nº 19, 107 Rev., tomo 29, 2a. parte, sec. 1a., pág. 167. La Corte Suprema ha declarado, sin embargo, que
pág. 13. no procede en derecho aplicar a los diversos contratos, sea cual fuere su clase o naturaleza, por
102 PLANIOL Y RIPERT , obra citada, tomo VI, Nº 42, pág. 51; JOSSERAND, obra citada, tomo II,
analogía o por una mera semejanza con otros, las reglas particulares que a éstos corresponden:
3a. edición, Nº 19, pág. 14; DE PAGE, obra citada, tomo II, Nº 460, pág. 401. Rev., tomo 21, 2a. parte, sec. 1a. , pág. 391.
103 Rev., tomo 21, 2a. parte, sec. 1a., pág. 391 (Corte Suprema). 108 D EMOGUE, obra citada, tomo II, Nº 917, pág. 909.

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