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Me gustaría comenzar este breve ensayo con una pregunta planteada por Carlos
Monsiváis en 1998 y recuperada en 2002: ¿Por qué estudiar al protestantismo
mexicano?1 Porque es la historia de “…los cambios culturales que vienen de la
conversión y de la adherencia a una religión nueva.”2 Es una historia de la
intolerancia hacia los “otros”; de una minoría que no comparte la misma creencia de
una mayoría; es la historia de los disidentes.
Sin embargo, una vez que estos disidentes formaron parte de la historia de
México, también irrumpieron en sus procesos históricos. Tal es el caso de Zitácuaro,
Michoacán, donde la presencia de los presbiterianos3 ha sido notable a partir de su
establecimiento en 1877. La huella presbiteriana es visible desde su templo, ubicado
frente a la Plaza de la Constitución, hasta su obra educativa: la Escuela Primaria
Urbana Federal “Leona Vicario”, la Escuela Secundaria Federal no. 1 “Nicolás
Romero” y el Centro de Estudios Panamericano, colegio privado, además de estar
asentados sobre antiguos edificios que le pertenecieron a los presbiterianos, son
muestra de los esfuerzos educativos de los misioneros protestantes.4
1
Carlos Monsiváis y Carlos Martínez García. Protestantismo, diversidad y tolerancia. (México:
Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2002), 83. Consultado en:
appweb.cndh.org.mx/biblioteca/archivos/pdfs/Var_7.pdf
2
Ibídem, 84.
3
La Iglesia Presbiteriana se distingue de las demás iglesias de origen calvinistas, surgidas a partir
del siglo XVI, por su forma de gobierno: un grupo de ancianos o presbíteros, forman un cuerpo
colegial entre los miembros laicos de la iglesia y, en conjunto con el ministro o pastor, toman las
decisiones eclesiásticas. La elección de los ancianos se realiza entre los miembros laicos de la
comunidad religiosa. La idea democrática representativa caracteriza a las iglesias presbiterianas.
4
En el edificio de la preparatoria del Centro de Estudios Panamericano yace la primera piedra del
antiguo dormitorio para varones.
1
nacionalista y, a través de la visión de ser los “elegidos por Dios”, lucharan para
alcanzar los frutos de la Revolución.
Estas leyes representaron un gran reto para las iglesias protestantes, y sobre
todo para la iglesia Presbiteriana, cuyos recursos económicos y espirituales, es
decir, los misioneros, eran extranjeros. Vale la pena preguntarnos, ¿cómo afectaron
estas leyes a las actividades de los presbiterianos zitacuarenses? Y ¿cómo este
grupo protestante siguió contribuyendo en el objetivo de apoyar el progreso del
Estado Posrevolucionario? Para ello veremos algunos actores que participaron en
este proceso de defensa y continuidad de la obra misionera, así como los
mecanismos en los que se apoyaron para preservar las actividades de la iglesia
presbiteriana en esta región.
5
Daniel A. Barceló Rojas (comp.) Michoacán. Revolución y Constitución en las entidades federativas
de México. (México: Secretaría de Gobernación, Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México e Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2016), pp. 229-
265.
2
y durante la Segunda intervención (1862-1867) también forman parte de este
periodo pues, consideran, a través de la Divina Providencia, el Evangelio pudo
entrar a México a través de estas guerras.6
6
Comité Pro-Centenario. 1872-1972: Centenario. Iglesia Nacional Presbiteriana de México.
(Monterrey, Nuevo León: s/ed., 1973), pp. 31-37.
7
Melina Rankin. Veinte años entre los mexicanos. Relato de una labor misionera. (Nuevo León:
Fondo Editorial de Nuevo León, 2008), pp.11-12.
8
Véase: Jacqueline Covo, “Capítulo IV. Las ideas religiosas y la imagen del clero”, en Las ideas de
la Reforma en México (1855-1861), Jacqueline Covo (México, Universidad Nacional Autónoma de
México, 1983), pp.147-228.
3
Benito Juárez expidió un decreto la ley sobre tolerancia de cultos en la República
Mexicana. En 1859 un grupo de sacerdotes católicos y algunos feligreses,
abandonaron la Iglesia Católica buscando reformar una Iglesia nacional, ajena a la
influencia del Papa; este grupo apoyó la constitución liberal y fueron llamados
“Padres Constitucionalistas”. En este grupo encontramos al sacerdote Aguas y
Palacios, Sóstenes Juárez, Arcadio Morales quien fue un artesano hilador de oro,
que impulsó la obra presbiteriana principalmente en la capital del país.9
El grupo de reformistas mexicanos contó con muy poco apoyo por parte del
gobierno liberal mexicano; por su parte, las congregaciones protestantes
comenzaron a llegar a México a partir de 1872 hasta 1874,10 pues contaron con la
garantía de libertad de culto del presidente Lerdo de Tejada, así como la facilidad
para adquirir propiedades. El trabajo en conjunto aportó beneficios para ambos
grupos: las misiones protestantes absorbieron a las congregaciones que los
reformistas mexicanos habían creado; Arcadio Morales y Juan Amador cedieron sus
redes congregacionales a los presbiterianos, a cambio, recibieron títulos como
reverendos o pastores, que los destacaban de la comunidad. Además, recibían
sueldos, entre 40 a 60 pesos mensuales, por un trabajo que normalmente no era
remunerado. Los misioneros estadounidenses se vieron en la necesidad de darles
una educación adecuada a estos líderes de la iglesia.11
9
Jean-Pierre Bastián. Los disidentes. (México: FCE, 2008), pp.48 y 68.
10
Las congregaciones protestantes que se establecieron en 1872 fueron los Presbiterianos del Norte,
los Bautistas, Metodistas, la Iglesia Episcopal; en 1874 llegó la Iglesia Presbiteriana del Sur.
11
Bastián, op. cit., pp. 67-68.
12
Ibídem., pp. 71-79.
4
presbiterianos, podían aspirar a un cargo de gobierno dentro de sus iglesias, ya sea
como diáconos o ancianos, elevando su estatus dentro de la comunidad espiritual.
El presbiterianismo encontró una rápida respuesta entre los zitacuarenses por una
razón específica, además de la desestructuración a causa del tren, y es por su
pasado liberal. Es aquí donde se presentó una clara relación entre el liberalismo con
el calvinismo que forjaron un fuerte anticlericalismo. Los zitacuarenses forjaron un
ideal de nacionalismo entorno a su pasado reciente.
13
Leticia Mendoza García. Protestantismo liberal en Michoacán. El presbiterianismo en el distrito de
Zitácuaro 1877-1901. [Tesis de Maestría] (Morelia, Michoacán: Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas, 2011), p.6.
14
El primer incendio fue a manos de Félix María Calleja el 12 enero de 1812. Samuel Ruíz Madrigal.
Zitácuaro, Ciudad Heroica y Tenencias. (Morelia: s/Ed., 2007), pp. 32-34.
5
estadounidenses presbiterianas. Fue así como, en 1876, llegaron dos colportores:
Nicanor Gómez y Juan Granados, quienes iniciaron cultos protestantes dentro de
las casas de los conversos. Ambos personajes prepararon el camino para que, al
siguiente año, se establecieran las misiones presbiterianas. Esta nueva práctica
religiosa fue aceptada con rapidez y su consolidación fue notable con la
construcción de la misión en 1879 y con presencia del pastor presbiteriano
mexicano Hexiquio Forcada.15 Las facilidades que el gobierno les brindó a los
extranjeros, en 1888, se adquirió la propiedad donde se comenzó a construir el
templo “Getzemaní” así como la casa pastoral y una escuela de primeras letras.16
15
Mendoza García, op. cit., p.95.
16
Ibídem., p.96.
17
Ibídem., p.102.
6
La educación presbiteriana
A finales del siglo XIX, el gobierno del estado de Michoacán impulsó una serie
de leyes de instrucción pública donde el método lancasteriano siguió dentro del
proyecto educativo. Desde la ley de 1870 hasta la de 1881, el título para maestro
dejó de ser un requisito; con sólo un curso de seis meses en una escuela
lancasteriana bastaba para que el docente pudiera ejercer en las escuelas de las
primeras letras. Los presbiterianos aprovecharon su necesidad de extender el
18
Apolonio C. Vazquez. Los que sembraron con lágrimas. Apuntes históricos del presbiterianismo
en México. (México: Publicaciones El Faro,1985), p.336.
7
Evangelio junto con la preocupación del estado para fomentar la educación, crearon
escuelas de primeras letras.19
Una vez que la Iglesia Presbiteriana de Zitácuaro pudo actuar con libertad
económica, en 1893, Pedro Vallastra, pastor y docente de la congregación de El
Aguacate, fundó la escuela para niños “Melchor Ocampo”. En febrero de 1902, el
Reverendo Andrés Pérez y su esposa Arcadia Vega de Pérez, fundaron la escuela
particular para niñas “Leona Vicario”. Aunque en 1905, la misión presbiteriana
suspendió las actividades de ambas escuelas. En 1910, la segunda institución
reabrió sus puertas bajo el nombre de “Centenarista Leona Vicario” donde las
19
Eduardo N. Mijangos y Leticia Mendoza García, “Instrucción cívica y liberal del presbiterianismo
en el distrito de Zitácuaro, 1894-1902” en Tzitzun, número 54 (julio-diciembre), 2011, p.56.
20
Ibídem., p. 59.
21
Ibídem., p. 60.
8
maestras presbiterianas Raquel Reyna, Eufemia Manjarrez Colín y Esperanza
Gallegos, estuvieron a cargo de la institución hasta 1914 cuando estalló la
Revolución.22 Estas maestras no sólo se dedicaron a las labores educativas y
religiosas a través de la Unión Femenil, sino que también fueron mujeres activas en
la política de la localidad. La profesora Eufemia Manjarrez participó en la
organización de las mujeres liberales; fue la primera mujer presidente municipal en
el país, ocupando el cargo de 1960-1961.23
22
Samuel Ruiz Madrigal. Secundaria Federal Nicolás Romero…orgullo de los zitacuarenses.
(México: Morevallado Editores, 2011), pp.31-32.
23
Samuel Ruíz Madrigal. Zitácuaro, su historia. (México: s/Ed., 2006), p.121.
24
Mijangos y Mendoza García, op. cit., pp.73-75.
9
Los presbiterianos zitacuarenses ante la construcción del Estado
Posrevolucionario.
10
hombres, pastores presbiterianos, siguiendo sus ideas liberales y bajo la doctrina
de los “elegidos”, sintieron que su participación revolucionaria y contra De la Huerta
era su obligación como elegidos por Dios.
25
Leticia Mendoza García. Política Religiosa en Michoacán: las diversidades evangélicas 1910-1932.
(Morelia: Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
2017), p.19.
26
Enrique Guerra Manzano, “El Estado mexicano y el faccionalismo político: Zitácuaro, Michoacán,
1928-1940) en Política Cultura, número 29, 2008, p. 193.
27
Ruiz Madrigal. Secundaria Federal…, op. cit., pp.34-39.
11
escuela de Manga de Clavo fungiera como un plantel industrial agrícola, donde los
estudiantes aprendieran a cultivar la tierra a través de técnicas modernas y sacar
mayor beneficio de los productos agrícolas. A pesar de sus esfuerzos, la escuela de
Graybill cerró por problemas económicos. No obstante, en 1929 decidió establecer
una escuela secundaria que le diera continuidad a las otras instituciones educativas
presbiterianas, que eran de primeras letras. Bajo el nombre de “Melchor Ocampo”,
la secundaria contó con un internado para señoritas y otro para varones. Esta
escuela secundaria duró abierta hasta 1934, cuando tras la implementación de la
educación socialista, el gobierno le retiró a los presbiterianos sus escuelas.28
¿Cómo fue posible que los presbiterianos pudieran continuar con sus
escuelas hasta 1934? Los hombres y las mujeres presbiterianas se esforzaron para
apoyar a los gobiernos en turno y así evitar la nacionalización de sus bienes, así
como la continuidad de las obras educativas. La propia institución no se opuso a los
cambios, sino que respaldaron las iniciativas del gobierno estatal con quien no
compitieron ni rivalizaron en su poder. Por supuesto, la división de la Junta Patriótica
Liberal ayudó, en cierta medida, a balancear los intereses del estado.
Por otra parte, los liberales radicales, de entre los que destacó Neftalí N.
Cejudo, formaron el Partido Agrarista de Zitácuaro el cual terminó por adherirse al
Partido Socialista Michoacano y apoyaron a la campaña gubernamental de
Francisco J. Múgica. Este grupo presionó al gobierno distrital y a la Junta para que
facilitaran la repartición de las tierras. Es interesante ver cómo Cejudo tuvo a su
disposición una amplia red que le permitió luchar contra la Junta: no sólo se valió
de los campesinos y desposeídos, también se apoyó en su amistad con Francisco
28
Vazquez, op. cit., pp.56-58.
12
J. Múgica, con el presidente Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles y hacia la
década de 1934, Cejudo fue el intermediario de Lázaro Cárdenas en Zitácuaro.29
29
Guerra Manzano, op. cit., p.194.
30
Leticia Mendoza García, “Bautistas y Presbiterianos en la política de Francisco J. Múgica y Sidronio
Sánchez Pineda”, en Historia Mexicana, vol. 67, número 3, 2016, p. 1242.
31
Ibídem., p.1244.
13
La profesora presbiteriana Evangelina Rodríguez, apoyó el trabajo de la
inspectora María del Refugio García, una activista mugiquista, para lograr llevar a
cabo el proyecto educativo de Múgica de una educación rural. Evangelina
Rodríguez no sólo logró crear una estrecha amistad con Francisco Múgica, sino que
demostró la importancia de las escuelas presbiterianas para el cumplimiento de los
objetivos educativos del estado michoacano. En 1925 obtuvo el cargo de inspectora
en Zitácuaro. El gobierno del estado vio con buenos ojos la labor de las escuelas
presbiterianas para la integración del campo al proyecto de nación, por lo tanto,
ignoraron que tanto las escuelas como las congregaciones presbiterianas eran
dirigidas por predicadores extranjeros.32
Conclusiones
32
Ibídem., pp., 1219-1245.
14
fue un factor importante al momento de que el Estado Posrevolucionario reacomodó
sus políticas. Si bien tanto los artículos 3, 27 y 130 de la Constitución Federal
afectaba a las iglesias de todas las denominaciones, en Zitácuaro, las misiones
presbiterianas no se vieron realmente afectadas.
15
Bibliografía
16
15. Vázquez, Apolonio C. Los que sembraron con lágrimas. Apuntes históricos
del presbiterianismo en México. (México: Publicaciones El Faro,1985), 351
p.
17