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Una mirada al desempleo tecnológico en la Cuarta Revolución Industrial

Estado del arte

Andrés Isaías Ramírez Barrera

Escuela de Administración y Contaduría Pública. Facultad de Ciencias Económicas

Universidad Nacional de Colombia

2016015: Metodología de la Investigación I

Dr. María Isabel Serrano Montiel

17 de junio 2020
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Una mirada al desempleo tecnológico en la Cuarta Revolución Industrial

Resumen

El presente documento explora el concepto del desempleo tecnológico en el contexto de la

Cuarta Revolución Industrial en búsqueda de mayor comprensión del fenómeno social y sus

implicaciones en el mercado laboral en relación con la inteligencia artificial y la Segunda

Edad de las Maquinas.

Palabras clave:

Cuarta Revolución Industrial, inteligencia artificial, automatización, robótica,

desempleo tecnológico, aprendizaje automático, sistemas ciberfísicos, conectividad,

desarrollo tecnológico, transformación digital, industrialización digital, integración digital,

internet de las cosas, Industria 4.0

Introducción

La era de la Cuarta Revolución Industrial ha llegado, una revolución inherente y

significativamente distinta a las anteriores, todo está cambiando, es un ascenso de alta

tecnología: inteligencia artificial, automatización, robótica, autos autónomos, edición

genética…, representa oportunidades, cambios, desempleo tecnológico, y problemas sociales

a través de un mundo acelerado e hiperconectado (Pinto et al., 2019). A diferencia de las

revoluciones industriales precedentes, la velocidad del cambio y transformación es superior

trayendo consigo disrupciones, y llevando a cambios en toda la sociedad (Schwab, 2017). En

consecuencia, el mundo ha cambiado drásticamente, la humanidad construye su futuro por

medio de la tecnología y reconfigura su naturaleza ontológica a través de transformaciones

intempestivas al interior de la Cuarta Revolución Industrial.


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Así mismo, la innovación que caracteriza a la Cuarta Revolución Industrial es la

incorporación de inteligencia artificial, sensores avanzados y aprendizaje automático a

sistemas robóticos y la integración con avances en nanotecnología e impresión 3D para

construir sistemas de mayor grado de adaptabilidad, sistemas ciberfísicos integrados a una

red de servicios descentralizada (Muñoz, 2016). En otros términos, la conectividad de la

industria y la sociedad se asume en la Cuarta Revolución Industrial, y se asocia a un mundo

basado en el desarrollo tecnológico de la robotización, la inteligencia artificial y las factorías

inteligentes (Avis, 2018). En ese sentido, la nueva ola de cambio tecnológico representa una

fusión progresiva de conocimiento, ciencia y técnica en búsqueda de sistemas de

computación que transciendan del mundo digital al físico en pro de operaciones hiper-

conectadas de mayor complejidad y alta eficiencia en procesos industriales.

La Cuarta Revolución Industrial comienza en el siglo XXI, una transformación digital

hacia una nueva era: industrialización digital, inteligencia artificial, impresión tridimensional,

robots inteligentes, biotecnología, realidad virtual, vehículos autónomos, inteligencia de

datos, integración digital, … un conjunto de colectivo de conceptos tecnológicos y

organizaciones de la cadena de valor con base en sistemas ciberfísicos, internet de las cosas e

internet de los servicios, y se distingue radicalmente a las anteriores revoluciones industriales

por la combinación de tecnológicas por medio de interacción de campos: físico, digital y

biológico (Kurt, 2019). De igual modo, el término Cuarta Revolución Industrial se utiliza

para describir los acelerados cambios en la tecnología, la industria y la sociedad en general,

originalmente como Industria 4.0 en Alemania, se relacionó a la dirección política de los

cambios industriales necesarios para digitalizar procesos de fabricación y crear redes para los

procesos de compra y distribución (Wilkesmann y Wilkesmann, 2018).


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Así, en términos generales, la Cuarta Revolución Industrial representa cambios

irreversibles, reorganización, interdisciplinariedad, adaptación, evolución, emergencias,

complejidad creciente e innovación radical a partir de la integración tecnológica en

diversidad de niveles y campos para generar desde la industria nuevas fases que se extienden,

alteran y reconfiguran el funcionamiento de la sociedad.

Preocupación: ¿La Segunda Edad de las Maquinas y el fin del trabajo?

La actual ola de cambio tecnológico basada en los avances de la inteligencia artificial (IA)

ha creado un temor generalizado a la pérdida de empleos y a un mayor aumento de la

desigualdad; es decir, la IA está reemplazando las tareas mentales en lugar de las físicas, que

fueron el objetivo de anteriores movimientos de mecanización (Ernst et al., 2019). Robots

altamente eficientes, computadoras avanzadas que realizan diagnósticos médicos precisos o

investigaciones legales efectivas, todos están haciendo incursiones en áreas donde los

humanos alguna vez ostentaron una ventaja diferencial, tecnologías emergentes con potencial

de impactar el mercado laborar de forma significativa (Walker, 2014). En ese sentido, el

cambio tecnológico y el mercado laborar confluyen intrínsecamente asociados, y la relación

se complejiza en medio de cambios tecnológicos acelerados y procesos de sustitución.

Actualmente, las empresas están automatizando los espacios de trabajo con tecnologías

avanzadas, la Segunda Edad de las Máquinas ha iniciado, y discutir las implicaciones del

desafío axiológico sobre la naturaleza del desempleo tecnológico al propósito corporativo

implica de forma imperativa repensar proactivamente que tipo de automatización deben

implementar las firmas (Kim & Scheller-Wolf, 2019). Según Brynjolfsson y McAfee (2014),

la Segunda Edad de las Máquinas está revolucionando al mundo de forma acelerada en una

ola de integración tecnológica en la Industria 4.0, y las posibles implicaciones de este

aumento de la productividad son actualmente elemento de debate entre los economistas.


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A principios del siglo XIX, David Ricardo fue el primero en describir el fenómeno del

desempleo tecnológico en medio de la Revolución Industrial; posteriormente, Marx, Engels,

y más adelante Keynes son asociados con el término (Rab-Kettler & Lehnervp, 2019).

Finalmente, el desempleo tecnológico es un concepto extendido por John Keynes a partir de

1930, donde la balanza laboral resulta negativa debido la incapacidad de la nueva economía

de crear empleos en la medida que destruye y desplaza los existentes (Bonilla, 2015). Por lo

tanto, el desempleo tecnológico constituye la disminución del número de trabajadores

consecuente de la “aplicación de tecnología o innovaciones … en la medida en que

representan la racionalización de los procesos de producción y el aumento de la

productividad laboral, sin la contrapartida necesaria en términos de aumento de la demanda

de trabajo” (Bastos, 2011, p. 105).

En ese orden de ideas, el desempleo tecnológico no constituye un problema de origen

reciente, representa un concepto de carácter económico con importantes implicaciones

sociales y humanas, inherente a los resultados del desarrollo tecnológico desde la Primera

Revolución Industrial y se expande hasta la actualidad a partir de los cambios y

transformaciones históricas que reconfiguraron el funcionamiento de la sociedad desde la

industria y el desarrollo tecnológico.


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Igualmente, la controversia del desempleo tecnológico como resultado del alcance de un

rendimiento a nivel humano por parte de la inteligencia artificial ha generado extensas

preocupaciones, y los investigadores difieren en la posible dimensión de sus efectos en el

mercado laboral en las próximas décadas (Chen & Lee, 2019). Adicionalmente, existen

perspectivas contrastantes, por un lado, los críticos expresan desaprobación frente a los

estudios prospectivos y alarmistas frente al masividad del desempleo tecnológico y los altos

riesgos de sustitución laboral, principalmente en Estados Unidos y Europa, por carecer de

validez y presentar metodologías inconstantes, a la vez que estudios retrospectivos indican

que la robótica está disminuyendo oportunidades de empleo en la industria manufacturera

estadounidense, situación contraria, Alemania, donde no se evidencia reducción, y para el

caso de China la tecnología basada en IA se constituye como elemento céntrico de su plan de

desarrollo económico (Frank et al., 2019).

En ese sentido, el desempleo tecnológico representa un problema hipercomplejo en medio

de la era de la automatización, la Cuarta Revolución Industrial, donde emergen diversas

perspectivas incompatibles que invitan a espacios de reflexión y dialogo en la compleja

relación en construcción de seres humanos y maquinas.

Así mismo, para Schumpeter (citado por Haas, 2018), el problema del desempleo

tecnológico es un subproducto inevitable pero temporal del proceso de innovación y

desarrollo económico: un proceso en el que se inventan nuevos bienes y métodos de

producción y son adoptados por el sistema económico, se extienden y gradualmente

reemplazan a los antiguos, es un proceso de destrucción creativa, que aumenta la riqueza

material de la sociedad e implican hasta cierto punto la generación como la destrucción de la

variedad económica.
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Por otra parte, según Kapeliushnikov (2019), la reducción de la demanda de mano de obra

bajo el impacto de las nuevas tecnologías es una posibilidad exclusivamente teórica que

nunca antes se ha realizado en la práctica; a nivel de las empresas individuales, existe una

fuerte relación positiva entre las innovaciones y el crecimiento del empleo, el progreso

tecnológico actúa como un ciclo positivo o neutro, pero no como factor negativo.

Así, la discusión sobre los efectos de los nuevos avances tecnológicos: digitalización,

automatización, robótica e inteligencia artificial; sobre el futuro del trabajo es un tema de

amplio interés académico y de política pública, además, la problema principal a nivel social

es la posibilidad de generar una reducción masiva de puestos de trabajo (Dodel & Mesch,

2020). Igualmente, se ha expuesto y argumentado que la reciente ola de IA y automatización

difieren de las anteriores Tecnologías de Propósito General (GPT), en el sentido de que

conducirán a un rápido cambio en los requisitos de las tareas subyacentes de las ocupaciones

(Das et al., 2020). En relación con lo anterior, el problema del desempleo tecnológico se

dimensiona y extrapola al interior de la cuarta ola de automatización con múltiples

perspectivas que representan un tema fundamental y obligatorio de investigación a nivel

político, económico, social y humano.

Así, el problema constante frente al desempleo tecnológico es un tema predominante entre

los investigadores de la Inteligencia Artificial (Samothrakis, 2018). Y la perspectiva de un

desempleo tecnológico masivo plantea interrogantes sobre la responsabilidad de la tecnología

y la innovación; sin embargo, hasta la fecha el debate sobre innovación responsable ha

prestado insuficiente atención a estos asuntos (Naastepad & Mulder, 2018). En ese orden de

ideas, la innovación responsable requiere una llamada urgente a la investigación, el debate y

la acción desde un pensamiento crítico colectivo, una sociedad verdaderamente responsable,

un desarrollo con conciencia social.


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El desarrollo de la automatización ha provocado un aumento de la automatización inteligente,

que tiene capacidades que van mucho más allá de la simple automatización "fija" o "de

proceso" que surgieron en los años 50 y 60. Los sistemas de automatización inteligentes

pueden combinar la inteligencia basada en datos con la automatización de procesos para

ampliar la eficiencia, la precisión y la capacidad de la automatización tradicional (Cherry,

2020). En ese sentido, la mayoría de proyecciones de creación de empleo en la cuarta

revolución industrial son negativas, el cambio de la estructura de la industria afecta

directamente al mercado laboral, y se sugieren que numerosos trabajos serán reemplazados

por robots y sistemas de inteligencia artificial, existirán nuevos empleos en nuevas industrias,

pero la cantidad de empleos que desaparezcan superará ampliamente el número de nuevas

ocupaciones, y el problema no es sólo el número de empleos sino además, la calidad del

trabajo (Jung, 2020).

Así mismo, los enfoques dominantes del desempleo tecnológico en la Cuarta Revolución

Industrial son la digitalización de sustitución y la digitalización de tareas, el primero se

centra en las disrupciones laborales de las nuevas tecnologías digitales y sus efectos:

automatización, eliminación y desplazamiento de la fuerza de trabajo; por el contrario, el

segundo enfoque está direccionado en presentar a la digitalización y la robotización como

eliminadores únicamente de tareas específicas, potenciando la reducción de algunos empleos

y la creación de nuevos con tareas y cualificaciones digitales que posibilitan el crecimiento

del empleo a nivel global (Sánchez, 2019). En ese sentido, las perspectivas dominantes son

incompatibles y contrastantes, y representan posiciones extrapoladas en medio de una era de

cambios y bifurcaciones con serias implicaciones a nivel social en fenómenos de complejidad

creciente.
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Epílogo

El desempleo tecnológico representa un problema inminente, una apertura creciente entre los

rendimientos del trabajo y los del capital, y se han propuesto diversas soluciones a este

problema: desde la estrategia ludita de rechazar la innovación y la tecnología, soluciones de

progresión basadas en la provisión de planes de bienestar y de empleo público, hasta la

introducción de un ingreso mínimo básico o renta básica universal, además, economistas han

hablado de la concesión de subsidios y subvenciones a las microempresas y a los trabajadores

autónomos, la introducción de una semana laboral más corta y la propiedad pública de la

infraestructura tecnológica (Peters, 2017). En ese orden de ideas, la búsqueda de soluciones

representa un proceso colectivo y multidimensional más allá de la perspectiva económica o

social para generar espacios de dialogo y planeación estratégica para hacer frente a la

problemática con procesos y medidas efectivas que respeten y promuevan el bien común de

la sociedad en general.

Así mismo, con el continuo aumento de la capacidad de inteligencia artificial, las personas

alfabetizadas digitalmente se están volviendo cada vez más valiosas con la capacidad de

participar en los debates sobre las leyes y las políticas relativas a la inteligencia artificial

(Novakova, 2020). Sin embargo, en el contexto actual, el ingreso básico universal (UBI) ha

obtenido un serio apoyo entre los académicos y los profesionales de los negocios, líderes

empresariales y tecnológicos: Elon Musk, Mark Zuckerberg y Richard Branson, han

expresado su apoyo a alguna forma de ingreso básico ciudadano garantizado desconectado

del trabajo (Cherry, 2020). Por lo tanto, frente a la problemática del fin del empleo se están

generando debates desde la academia y la industria en búsqueda de soluciones, las cuales

constituyen asuntos políticos de vital importancia para la sociedad.


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Por otra parte, los investigadores y los responsables políticos contemporáneos predicen

que estas tendencias provocarán una nueva ola de desempleo tecnológico, y hay un debate en

curso sobre cuántos empleos u ocupaciones se ganarán o perderán (Brynjolfsson y McAfee,

2014). De hecho, según la "Teoría de la Compensación", a largo plazo, los mecanismos de

compensación contrarrestan el desempleo creado por el progreso tecnológico (Vivarelli,

2014). En esta línea, el desempleo tecnológico es sólo temporal: la economía experimenta un

cambio estructural en lugar del llamado "fin del trabajo (Vermeulen, Kesselhut, Pyka y

Saviotti (2018).

Finalmente, más allá de las predicciones y los modelos prospectivos y retrospectivos, es

necesario e imperativo la concientización hacia la innovación responsable desde una

perspectiva humanística y la reflexión frente a la integración del ser humano y la tecnología.


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