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La Colección Paul Thommen del American Museum of

Natural History de Nueva York


Benjamin Ballester

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Benjamin Ballester. La Colección Paul Thommen del American Museum of Natural History de Nueva
York. Taltalia, 2019, 12, pp.109-116. �10.5281/zenodo.3750463�. �hal-02870610�

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abroad, or from public or private research centers. publics ou privés.
ÍNDICE

Palabras del Director 5


Editorial 7
Benjamín Ballester
Presentación y transcripción de un artículo de Augusto Capdeville ante la Société 11 - 17
Scientifique du Chili: pueblos prehistóricos de la zona marítima de Taltal

Nicolás Richard y Consuelo Hernández


Notas sobre los motores en las caletas del litoral de Taltal 19 - 35
Claudio Galeno-Ibaceta, José Antonio González y Marcelo Lufin
De la vista más bonita a las exigencias sanitarias: establecimientos hoteleros, 37 - 61
medios y salud pública en la modernización de la vida urbana de Antofagasta

Enrique Cortés Larravide


Algunos datos acerca de los habitantes de la costa de Caldera, Paposo y Cobija 63 - 71
a finales del Siglo XVIII: la visita de indios por Eduardo de la Cerda, 1792, valle de
Copiapó

Patricio Espejo
La planta experimental del Sistema Guggenheim en la oficina salitrera Cecilia de 73 - 91
Antofagasta (1922-1923)

Horacio Larraín y Daniela Rivera


Aspectos antropológicos de la Provincia de Tarapacá según el relato del químico 93 - 108
inglés William Bollaert en 1854, con especial referencia a la descripción de grupos
changos de la costa árida del norte de Chile

Benjamín Ballester
La colección Paul Thommen del American Museum of Natural History de Nueva 109 - 116
York

Damir Galaz-Mandakovic
Luces yugoslavas para el oscuro puerto de Tocopilla. De la innovación 117 - 133
a la obsolescencia (1914-1942)

Reseña Sergio Prenafeta


La Puerta del Desierto: Estado y Región en Atacama. Taltal, 1850 – 1900 de Miltón 135 - 136
Godoy Orellana

Normas Editoriales 137 - 140


TALTALIA Nº12 (2019), pp. 109-116. DOI: 10.5281/zenodo.3750463 109

LA COLECCIÓN PAUL THOMMEN DEL AMERICAN MUSEUM


OF NATURAL HISTORY DE NUEVA YORK

THE PAUL THOMMEN COLLECTION FROM THE AMERICAN


MUSEUM OF NATURAL HISTORY OF NEW YORK
Benjamín Ballester1

resumen
Ante un Augusto Capdeville Rojas casi omnipresente en la historia de la ar-
queología de Taltal, aparece en escena un excavador de sitios y coleccionista
de objetos precolombinos desconocido para la gran mayoría. Paul Thommen
hace entrada gracias al archivo de Junius Bird, a las cartas de John Cooper y
a los materiales depositados en el American Museum of Natural History de
Nueva York. La tentativa del artículo es comenzar a abrir la palestra de acto-
res de la historia de la arqueología nortina e indagar en los museos del mun-
do tras aquellos objetos desconocidos provenientes del litoral del desierto de
Atacama. El fin último es estudiar a los coleccionistas que los acumularon y
transportaron con tal de entender sus razones, motivaciones y época.

Palabras clave: coleccionismo, archivo, museo, fotografía, arqueología.

abstract
Beside to an Augusto Capdeville Rojas almost omnipresent in the history of
the Taltal’s archeology, an excavator of sites and collector of pre-Colum-
bian objects unknown to the vast majority appears on the scene. Paul
Thommen makes entry thanks to the Junius Bird archive, John Cooper’s let-
ters and the materials deposited in the American Museum of Natural History
in New York. The attempt of the article is to begin to open the arena of ac-
tors in the history of national archeology and to scrutinize in the museums
of the world in search of those unknown objects that come from the Atacama
desert coast. The ultimate goal is to study the collectors who accumulated
and transported them in order to understand their reasons, motivations and
epoch.

Key words: collecting, archive, museum, photography, archaeology.

1. UMR 7041 ArScAn, Équipe Ethnologie Préhistorique, Université Paris 1 Panthéon Sorbonne, Francia.
benjaminballesterr@gmail.com
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Poca duda cabe que Augusto Capde- con los cuales conformaron colecciones
ville ha sido el arqueólogo más importan- que luego podían ser exhibidas entre cír-
te de Taltal. Su protagonismo se debe en culos de migrantes y elites locales, ador-
parte a su prolija labor de registro y a sus nar las vitrinas de hoteles y restaurantes,
comunicaciones epistolares con algu- o ser vendidas a comerciantes de anti-
nos de los más connotados arqueólogos, güedades en todo el planeta. Para nuestra
historiadores y naturalistas de su épo- tranquilidad, esta asimetría aún puede
ca, entre los que destacan dentro de una revertirse.
larga lista Max Uhle, Ricardo Latcham,
Uno de estos desconocidos coleccio-
Aureliano Oyarzún, Jacinto Jijón y Cama-
nistas y excavadores de sitios arqueoló-
ño, Gualterio Looser, Martín Gusinde y
gicos de Taltal fue Paul L. Thommen. De
John Cooper. Conocemos en profundidad
ascendencia suiza, estuvo entre 1916 y
el trabajo de campo y los objetos que re-
1922 en el puerto de Taltal por razones
cuperó gracias a sus publicaciones en el
de negocios (Bird 1965). Estas fechas lo
Boletín de la Academia Nacional de His-
hacen contemporáneo a Augusto Capde-
toria de Quito entre 1921 y 1923, por su
ville en la ciudad (1897-1924), de oficios
artículo de 1928 en la Revista Chilena de
diferentes pero de pasatiempos compar-
Historia Natural, pero especialmente por
tidos. Durante su estadía construyó una
el trabajo de archivo y compilación reali-
importante colección de objetos preco-
zado por Grete Mostny al editar su famo-
lombinos, una parte extraídos por él mis-
so epistolario en 1964.
mo desde los cementerios y otra compra-
Su omnipresencia ha opacado, no da a saqueadores locales que abundaron
obstante y sin querer, otras agencias de luego de la caída de la industria salitrera
similares características de épocas pre- (Ballester y San Francisco 2017; Looser
vias, contemporáneas y posteriores. La 1932). En las décadas posteriores Paul
asimetría de visibilidad es consecuen- Thommen se radicó en Lima y se convir-
cia de los estudiosos de la arqueología tió en un reconocido empresario de la ca-
nortina, que por distintas razones han pital del Perú (Cámara de Comercio Sui-
puesto el foco sobre algunos individuos za en el Perú 1991, 2012). En 1937 formó
en desmedro de otros. Una de las princi- junto a Richard O. Custer la Compañía
pales causas es que otros actores no pro- Mercantil-Técnica Custer & Thommen
dujeron el volumen de escritos, dibujos, S.A., que cambiaría de nombre varias ve-
fotografías y registros en comparación a ces, aunque continuaría con su labor de
Augusto Capdeville, volviéndolos menos representación en la importación y man-
atractivos a quién busca el pasado de la tención de maquinarias y equipos para
arqueología o al que rastrea los objetos industrias, minas y carreteras. En 1948
remanentes de los antiguos habitantes de fue accionista y miembro fundador de la
Taltal. Aún así, por menores que sean sus Compañía de Seguros y Reaseguros Pe-
obras y colecciones, estas no dejan de ser ruano-Suiza S.A. Presencia empresarial
significativas a la hora de reconstruir la en Lima que le significó en 1952 ser nom-
historia de las intervenciones arqueoló- brado presidente del Consejo Económico
gicas en Taltal, de comprender las razo- Consultivo Suiza-Perú luego de su crea-
nes que tuvieron ciertos individuos por ción el 27 de mayo de ese mismo año.
excavar los yacimientos y de extraer des-
de sus fosas artefactos precolombinos,
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Su figura se encuentra completamen- retoma en profundidad en su artículo de


te ausente de la historiografía arqueoló- 1965. Continuando con el manuscrito,
gica salvo por breves reseñas de Junius cuando analiza la posición de cada uno
Bird (1943, 1965). Fue justamente gracias de los tipos de objetos en la secuencia
a sus escritos y archivos documentales de Taltal utiliza en todo momento como
que descubrimos a Paul Thommen y co- referente temporal la cultura Inca: el “ni-
nocimos la existencia de su colección de vel Inca”, material “post Inca” y “niveles
objetos hoy depositada en el American Pre-Inca”. En el resto del escrito Bird co-
Museum of Natural History de Nueva rrelaciona estas piezas con los hallazgos
York. Entre los archivos de Bird resguar- de otras zonas de Chile como Chiloé, el
dados en el museo existe una carpeta que Cabo de Hornos y Angol, lugares que él
contiene 17 páginas mecanografiadas y conocía por sus viajes previos o por re-
una fotografía. En el borde superior iz- ferencias personales de Dillman Bullock.
quierdo de la primera página se lee “Com- En la parte final del manuscrito Bird ex-
ments on the Thommen Collection by J. hibe los artefactos líticos de la Colección
Bird writen preparing a selected exhibit Thommen a través de sus propios bocetos
long before working in N. Chile”. Al cen- acompañados de una breve descripción
tro y más abajo lleva como título, “Tho- escrita. Se trata de ilustraciones en tin-
mmen Collection, Taltal, Chile. Projectile ta negra de las siluetas en planta de los
and knife points”. El documento es eso, bifaces líticos, en algunos casos junto a
las notas de estudio y reflexiones perso- vistas de perfil de la pieza y en el centro
nales que Bird realizó de la colección de del dibujo un esquema de su sección.
objetos de Paul Thommen luego de ana-
Parte de estas reflexiones fueron más
lizarla como preparación para su expedi-
tarde publicadas por Junius Bird. En su
ción arqueológica al norte de Chile. Esta
famosa monografía de 1943 sitúa a Paul
práctica no es extraña, pues Bird inves-
Thommen como un coleccionista con-
tigó en profundidad todo aquello que se
temporáneo y del mismo nivel que Au-
había escrito sobre la costa del desierto
gusto Capdeville. En sus propias pala-
de Atacama antes de comenzar su trave-
bras la Colección Thommen del museo se
sía; la biblioteca del laboratorio que hoy
componía de “una serie de objetos afila-
lleva su nombre en el quinto piso del mu-
dos alargados, con forma de pico en uno
seo y sus archivos son fiel reflejo de la
o ambos extremos, diseños que certera-
prolijidad en su trabajo (Ballester 2017).
mente no son comunes” (Bird 1943: 286-
El texto es una lectura de los objetos 287; la traducción es mía). Más tarde, en
de la Colección Thommen a la luz de la su artículo de 1965, Bird aclara que obtu-
discusión que por aquellos años se daba vo algunas luces sobre lo que en aquellos
en torno a los materiales y la historia de años ocurría y se debatía en Taltal gracias
Taltal, en espacial acerca de la idea de a conversaciones que sostuvo con Tho-
la evolución de la industria lítica desde mmen, quien había estado ahí por nego-
un estado primitivo y de artefactos tos- cios décadas atrás, aprovechando para
cos catalogados como paleolíticos, hacia hacer sus propias excavaciones y com-
otros posteriores de características más prar algunos objetos precolombinos.
elaboradas y sofisticadas. Debate en el
Previo a Junius Bird, la primera re-
cual hace mención explícita al trabajo
ferencia sobre la Colección Thommen
de Ricardo Latcham (1939), y que luego
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proviene de manos del profesor John norteamericano se desprende que el chi-


Montgomery Cooper, del Departamento leno ofreció vender parte de su propia co-
de Antropología de la Catholic Univer- lección a la Smithsonian Institution con
sity of America de Washington. El Padre Cooper como intermediario, pues este
Cooper, como lo llamaban sus cercanos, solía cooperar regularmente con ella. La
es conocido en Chile por su acucioso tra- oferta fue rechazada por falta de dinero.
bajo bibliográfico y documental relativo En su defecto, Cooper propone comprar
a las tribus de Tierra del Fuego (Cooper él mismo algunos ejemplares de la épo-
1917, 1946). Si bien en sus publicaciones ca paleolítica para su colección privada
la alusión al desierto de Atacama es prác- y así usarlos como insumo en las clases
ticamente nula, escribió tres cartas que que impartía en la universidad. En una
son fundamentales. El 8 de noviembre carta posterior le recomienda contactar
de 1924 John Cooper redactó en inglés también al Field Museum de Chicago o al
la primera de ellas dirigida a Augusto Peabody Museum de Harvard para la ven-
Capdeville bajo recomendación de Max ta de la colección.
Uhle, a quién había encontrado en Go-
De acuerdo a John Cooper la colección
temburgo, Suecia, en septiembre de ese
de Paul Thommen fue ofrecida a fines de
mismo año (Mostny 1964). Cooper bus-
1924 y en abril de 1925 ya había sido com-
caba información sobre una colección de
prada por el American Museum of Natu-
objetos de piedra y hueso proveniente de
ral History de Nueva York (Mostny 1964).
Taltal, recientemente ofrecida al Ameri-
La única fotografía que poseemos de la
can Museum of Natural History de Nueva
colección proviene de los archivos de Ju-
York por parte de un sujeto de apellido
nius Bird y tiene escrito en su reverso el
Thummen -en realidad, Thommen. En
año 1922, justo tres años antes de su ven-
sus propias palabras “la colección men-
ta al museo. Bird (1965:265) asegura que
cionada contiene algunos cientos de pie-
Thommen estuvo en Taltal por negocios
zas de las momias de Taltal, incluyendo
entre 1916 y 1922, por lo que la fotografía
cerca de 20 artefactos del tipo paleolíti-
posee inscrita la fecha de salida de este
co” (Mostny 1964: 332; la traducción es
último desde el puerto salitrero, proba-
mía). Interroga a Capdeville sobre este
blemente el proceso de síntesis de sus
señor Thummen, si posee información
exploraciones, excavaciones y compra de
sobre su persona y las circunstancias en
objetos precolombinos. Todos los docu-
las cuales esta colección fue construida.
mentos, tanto de Bird como de Cooper,
En una siguiente carta, datada al 10 de
insisten en que la colección de Thommen
abril de 1925, ahora escrita en italiano,
se componía de objetos que personal-
Cooper agradece a Capdeville el envío de
mente habría recuperado de sus propias
algunos documentos y de una bellissime
excavaciones y de otros que habría com-
fotografíe. Lamentablemente no conoce-
prado a terceros. No sabemos aun si uno
mos las cartas que Capdeville envía en ré-
plica a Cooper 2 , pero de las respuestas del
John Montgomery Cooper, compuesto de 72 cajas que
alcanzan los casi 12 metros lineales de legajos. Junto
2. Es muy probable que las cartas de respuesta enviadas a sermones, publicaciones y artículos se halla reunida
por Augusto Capdeville se encuentren aun depositadas también su correspondencia entre los años 1908 y 1964,
en el archivo documental de la Catholic University of en total 22 cajas de documentos, años en que Cooper
America de Washington, en Estados Unidos. En este ar- y Capdeville sostuvieron su discusión epistolar (1924-
chivo existe una sección dedicada a los documentos de 1925).
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de estos vendedores fue Augusto Capde- se disponen en vertical, otras horizonta-


ville o no, solo sus cartas de respuesta a les, unas pocas en diagonal; existe una
Copper resolverían la incógnita. clara simetría en su orientación. Como
toda seriación, la clasificación posee un
La fotografía en cuestión es intere-
orden. En la parte inferior se encuentran
sante en sí misma (figura 1). Se trata de
los artefactos líticos más toscos, de color
una composición visual producida a tra-
oscuro, probablemente hechos sobre ba-
vés del montaje de una serie de objetos
salto. Son aquellos objetos que la arqueo-
precolombinos en un orden establecido.
logía de comienzos del siglo XX clasificó
El cuadro de la imagen está dividido en
por décadas como los utensilios más pri-
cuatro secciones horizontales, todas de
mitivos y antiguos de Taltal e inclusive
distinto espesor y una encima de la otra,
de América, debido a la baja inversión de
para dar una noción de sucesión vertical
trabajo, su reducido grado de formati-
a los objetos de cada capa. En pocas pa-
zación y sus similitudes formales. El se-
labras, la imagen expresa una seriación
gundo grupo de abajo hacia arriba exhibe
a través de una lógica estrati-gráfica. En
objetos de una mayor diversidad en sus
cada bloque los objetos fueron dispuestos
formas, materias primas y funciones. Se
uno al lado del otro, agrupados de acuerdo
aprecia un brazalete o tobillera, un lastre
a sus atributos materiales. Algunas piezas

Figura 1. Fotografía de algunos de los materiales que componen la Colección Thommen de Taltal (Archivo Junius Bird
del American Museum of National History de Nueva York).
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de potera, pesas de anzuelos compuestos temporal a los otros y al nosotros-colec-


asociadas a sus barbas de hueso, algunas cionista, uniendo a quienes vivieron en
barbas de arpón, un anzuelo de concha y Taltal en el pasado previo a los europeos
otro de hueso, cuchillos bifaciales de dis- con aquellos que lo hacían día a día en el
tintas dimensiones junto a puntas líticas bullicioso puerto salitrero. Busca expre-
de diversas formas y características. En sar continuidad y sucesión.
la tercera sección aparecen los vástagos
Fue justamente Junius Bird (1943,
y barbas de arpón, así como la cerámica
1965) quien quebró estos arquetipos. Fi-
y los objetos de metal, acompañados de
nalizado el estudio de los materiales e
cabezales líticos de otros diseños y de
impresiones de Paul Thommen y de leer
nuevos colgantes. Un acercamiento a la
en detalle el debate que se gestaba en
fotografía permite apreciar que la cerá-
Sudamérica sobre el Paleolítico de Taltal,
mica es decorada: en su cara se ven vo-
emprendió viaje al norte de Chile para
lutas y camélidos esquemáticos en tra-
testear él mismo estas ideas en los yaci-
zos lineales, rasgos estilísticos típicos de
mientos arqueológicos. Luego de excavar
las vasijas Copiapó Negro sobre Rojo de
los conchales de Punta Morada y Morro
los momentos tardíos de la secuencia li-
Colorado, cuidadoso de controlar la es-
toral. En el último grupo, el superior, se
tratigrafía y distinguiendo capa por capa,
concentran cabezales líticos pequeños,
notó de inmediato que los a esa altura fa-
todos similares entre sí, de pedúnculos
mosos artefactos toscos de basaltos no se
reducidos, atribuibles probablemente a
restringían únicamente a los niveles in-
la arquería. Al final, otro fragmento ce-
feriores y más antiguos, sino que estaban
rámico.
presentes a lo largo de toda la secuencia
La secuencia de seriación es clásica. ocupacional, de principio a fin. Su dife-
Despliega una sucesión material de lo rencia -nos enseña Bird- es funcional, no
simple a lo complejo, de lo primitivo a cronológica; se trata solo de una catego-
lo avanzado, expresión de las formas de ría de objeto, no de un fósil tipo de una
entender la historia y la evolución de las época. Esto significaba que la fotografía
sociedades de principios del siglo XX. La de Thommen, tal como gran parte del
imagen replica fielmente el esquema de debate, respondía más a aquello que se
las edades y estadios de la historia del escondía en la cabeza de los investigado-
Viejo Mundo popular en aquellos años, res, que a algo que ocurrió en el pasado
desde el Paleolítico o la Edad de Piedra, preeuropeo de Taltal.
pasando por la explosión artesanal del
Gestos como este muestran cómo las
Neolítico con la incorporación de la cerá-
profundas y ancladas ideas de las perso-
mica, la aparición de los adornos corpo-
nas suelen ser más fuertes que cualquier
rales y finalmente el auge de los metales.
evidencia externa a ellas. Cuestión que
En su conjunto, la fotografía, en cuanto
no es exclusiva solo a la vieja arqueolo-
testimonio material del orden del colec-
gía, sino también un fenómeno contem-
cionista, exhibe de forma elocuente su
poráneo y aun habitual. Si bien Junius
manera de entender la historia no solo
Bird rompió la tendencia previa, en la
a escala global (humanidad), sino tam-
actualidad existen todavía resabios de
bién en la escena local (Atacama y Tal-
estas representaciones. Así, por ejemplo,
tal) (Akin 1996). Al forzar la noción de
cada vez se hace más extensa la era “ar-
linealidad, sitúa en un mismo esquema
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caica” del pasado de Taltal, acercándola posibilidad de comprender la historia de


de más en más hacia la presente. Por el la arqueología de Taltal y de todo el lito-
otro lado, lo chango, una denominación ral del norte de Chile. Lo es no solo por
usada popularmente desde fines del siglo aquello que podríamos decir del estudio
XVIII por los europeos para referirse al de esos objetos de factura preeuropea,
nativo litoral, de contenido denigrante sino también de todas las circunstancia
y significado ofensivo -según los diccio- y fenómenos ocurridos en torno a su bús-
narios antiguos un ser torpe y fastidioso, queda, excavación, venta, acumulación,
cuyo comportamiento se asemeja al de un ensamblaje, tráfico, ostentación, exhibi-
simio-, se ha ido retrotrayendo progresi- ción y depósito (Akin 1996; Elsner y Car-
vamente hacia el pasado. Incluso museos, dinal 1994; Pearce 1994; Pomian 1990).
congresos y publicaciones tienden a re- No olvidemos nunca que aun fuera de sus
presentar sucios, desnudos y chascones redes precolombinas estos objetos anti-
tanto a changos como a sus ancestros guos continuaron y aún continúan arti-
“arcaicos”, todos ellos dignos exponentes culando personas, forjando relaciones
de la moda de la Edad de Piedra. De esta sociales, teniendo valor y dando sentido
manera, aunque el referente de las ideas en la realidad en que se desenvuelven.
cambió, el contenido sigue siendo prác-
ticamente el mismo. Desechado el con-
cepto de Paleolítico, la historia del litoral
devino doblemente primitiva con el paso
del tiempo: desde un extremo en el pa-
sado remoto y desde el otro en el choque
colonial -¡imaginen ahora al chango ar-
caico!-. Ambos extremos de la historia se
han ido uniendo poco a poco para formar
un continuum primitivista, una barbarie
amplificada resultado de la contracción
del espacio-tiempo en las ideas de ciertos
investigadores.

***
Sin lugar a dudas, deben existir decenas
de casos como el de Paul Thommen que AGRADECIMIENTOS
aun ignoramos. Sus colecciones yacen en
museos en Chile y el mundo sin haber sido
estudiadas, carentes de toda referencia Fondecyt 1190263. A Sumru Aricanli y al
escrita, invisibles más allá del cajón que American Museum of Natural History de
los resguarda o del viejo libro de inven- Nueva York por facilitar las colecciones y
tario que registró su ingreso décadas o el archivo documental de Junius Bird. A
tal vez siglos atrás. La tarea de búsqueda Marcela Sepúlveda por la compañía y el
es ardua, pero necesaria, pues tras estos tiempo. A Alex San Francisco por su lec-
objetos, colecciones e individuos, yace la tura y comentarios.
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REFERENCIAS

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