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Patricio Espejo
La planta experimental del Sistema Guggenheim en la oficina salitrera Cecilia de 73 - 91
Antofagasta (1922-1923)
Benjamín Ballester
La colección Paul Thommen del American Museum of Natural History de Nueva 109 - 116
York
Damir Galaz-Mandakovic
Luces yugoslavas para el oscuro puerto de Tocopilla. De la innovación 117 - 133
a la obsolescencia (1914-1942)
resumen
Ante un Augusto Capdeville Rojas casi omnipresente en la historia de la ar-
queología de Taltal, aparece en escena un excavador de sitios y coleccionista
de objetos precolombinos desconocido para la gran mayoría. Paul Thommen
hace entrada gracias al archivo de Junius Bird, a las cartas de John Cooper y
a los materiales depositados en el American Museum of Natural History de
Nueva York. La tentativa del artículo es comenzar a abrir la palestra de acto-
res de la historia de la arqueología nortina e indagar en los museos del mun-
do tras aquellos objetos desconocidos provenientes del litoral del desierto de
Atacama. El fin último es estudiar a los coleccionistas que los acumularon y
transportaron con tal de entender sus razones, motivaciones y época.
abstract
Beside to an Augusto Capdeville Rojas almost omnipresent in the history of
the Taltal’s archeology, an excavator of sites and collector of pre-Colum-
bian objects unknown to the vast majority appears on the scene. Paul
Thommen makes entry thanks to the Junius Bird archive, John Cooper’s let-
ters and the materials deposited in the American Museum of Natural History
in New York. The attempt of the article is to begin to open the arena of ac-
tors in the history of national archeology and to scrutinize in the museums
of the world in search of those unknown objects that come from the Atacama
desert coast. The ultimate goal is to study the collectors who accumulated
and transported them in order to understand their reasons, motivations and
epoch.
1. UMR 7041 ArScAn, Équipe Ethnologie Préhistorique, Université Paris 1 Panthéon Sorbonne, Francia.
benjaminballesterr@gmail.com
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Poca duda cabe que Augusto Capde- con los cuales conformaron colecciones
ville ha sido el arqueólogo más importan- que luego podían ser exhibidas entre cír-
te de Taltal. Su protagonismo se debe en culos de migrantes y elites locales, ador-
parte a su prolija labor de registro y a sus nar las vitrinas de hoteles y restaurantes,
comunicaciones epistolares con algu- o ser vendidas a comerciantes de anti-
nos de los más connotados arqueólogos, güedades en todo el planeta. Para nuestra
historiadores y naturalistas de su épo- tranquilidad, esta asimetría aún puede
ca, entre los que destacan dentro de una revertirse.
larga lista Max Uhle, Ricardo Latcham,
Uno de estos desconocidos coleccio-
Aureliano Oyarzún, Jacinto Jijón y Cama-
nistas y excavadores de sitios arqueoló-
ño, Gualterio Looser, Martín Gusinde y
gicos de Taltal fue Paul L. Thommen. De
John Cooper. Conocemos en profundidad
ascendencia suiza, estuvo entre 1916 y
el trabajo de campo y los objetos que re-
1922 en el puerto de Taltal por razones
cuperó gracias a sus publicaciones en el
de negocios (Bird 1965). Estas fechas lo
Boletín de la Academia Nacional de His-
hacen contemporáneo a Augusto Capde-
toria de Quito entre 1921 y 1923, por su
ville en la ciudad (1897-1924), de oficios
artículo de 1928 en la Revista Chilena de
diferentes pero de pasatiempos compar-
Historia Natural, pero especialmente por
tidos. Durante su estadía construyó una
el trabajo de archivo y compilación reali-
importante colección de objetos preco-
zado por Grete Mostny al editar su famo-
lombinos, una parte extraídos por él mis-
so epistolario en 1964.
mo desde los cementerios y otra compra-
Su omnipresencia ha opacado, no da a saqueadores locales que abundaron
obstante y sin querer, otras agencias de luego de la caída de la industria salitrera
similares características de épocas pre- (Ballester y San Francisco 2017; Looser
vias, contemporáneas y posteriores. La 1932). En las décadas posteriores Paul
asimetría de visibilidad es consecuen- Thommen se radicó en Lima y se convir-
cia de los estudiosos de la arqueología tió en un reconocido empresario de la ca-
nortina, que por distintas razones han pital del Perú (Cámara de Comercio Sui-
puesto el foco sobre algunos individuos za en el Perú 1991, 2012). En 1937 formó
en desmedro de otros. Una de las princi- junto a Richard O. Custer la Compañía
pales causas es que otros actores no pro- Mercantil-Técnica Custer & Thommen
dujeron el volumen de escritos, dibujos, S.A., que cambiaría de nombre varias ve-
fotografías y registros en comparación a ces, aunque continuaría con su labor de
Augusto Capdeville, volviéndolos menos representación en la importación y man-
atractivos a quién busca el pasado de la tención de maquinarias y equipos para
arqueología o al que rastrea los objetos industrias, minas y carreteras. En 1948
remanentes de los antiguos habitantes de fue accionista y miembro fundador de la
Taltal. Aún así, por menores que sean sus Compañía de Seguros y Reaseguros Pe-
obras y colecciones, estas no dejan de ser ruano-Suiza S.A. Presencia empresarial
significativas a la hora de reconstruir la en Lima que le significó en 1952 ser nom-
historia de las intervenciones arqueoló- brado presidente del Consejo Económico
gicas en Taltal, de comprender las razo- Consultivo Suiza-Perú luego de su crea-
nes que tuvieron ciertos individuos por ción el 27 de mayo de ese mismo año.
excavar los yacimientos y de extraer des-
de sus fosas artefactos precolombinos,
LA COLECCIÓN PAUL THOMMEN DEL AMERICAN MUSEUM OF NATURAL HISTORY... | Benjamín Ballester 111
Figura 1. Fotografía de algunos de los materiales que componen la Colección Thommen de Taltal (Archivo Junius Bird
del American Museum of National History de Nueva York).
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Sin lugar a dudas, deben existir decenas
de casos como el de Paul Thommen que AGRADECIMIENTOS
aun ignoramos. Sus colecciones yacen en
museos en Chile y el mundo sin haber sido
estudiadas, carentes de toda referencia Fondecyt 1190263. A Sumru Aricanli y al
escrita, invisibles más allá del cajón que American Museum of Natural History de
los resguarda o del viejo libro de inven- Nueva York por facilitar las colecciones y
tario que registró su ingreso décadas o el archivo documental de Junius Bird. A
tal vez siglos atrás. La tarea de búsqueda Marcela Sepúlveda por la compañía y el
es ardua, pero necesaria, pues tras estos tiempo. A Alex San Francisco por su lec-
objetos, colecciones e individuos, yace la tura y comentarios.
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REFERENCIAS