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Tema 10: La crisis política del siglo XVII.

La Guerra de los Treinta Años


(1618 – 1648)

1. CONFLICTOS QUE SE DIRIMEN

La atmósfera anterior al conflicto era una pacifista y en cierta manera relajada, pero ahora se
nos viene una vuelta de tuerca y se regresa a la guerra.

La Guerra de los Treinta años tiene un origen local en el momento del estallido, pero enseguida
enlazó con otros conflictos preexistentes y que estaban latentes. También afecta a otros
continentes, porque las potencias resolverán sus problemas en suelo colonial. Es una guerra
mundial básicamente.

En esta guerra se dirimen muchos temas que interesaban al orden político europeo. Significa la
crisis política del siglo XVII, por lo que entendemos que el sistema político que llevaba ya un siglo
funcionando ya lo no lo hacía bien. El sistema que ya no funcionaba era la monarquía y
hegemonía de los Habsburgo. Triunfaban los imperios, las construcciones políticas
supranacionales. Se produce la culminación de la rivalidad histórica entre Francia y España. La
hegemonía del catolicismo también cambiará con el choque definitivo entre este y la reforma.

2. CARACTERÍSTICAS DEL CONFLICTO

Se produce una enorme evolución y aumento de los ejércitos, además del rearme. Los ejércitos
al principio de la GTA estaban compuestos por mercenarios. Los mercenarios eran contratados
por los estados, pero estos no se hacían cargo de su manutención, por lo que los guerreros se
tenían que abastecer en el terreno mediante el pillaje. Las tropas que mejor funcionaron y los
más famosos fueron los tercios españoles, quienes eran soldados profesionales organizados por
la monarquía hispánica, pero tienen mucho que ver con estos primeros mercenarios
mencionados. Los tercios no eran permanentes, sino que se formaban cuando había guerra.
Cosechaban muchas victorias y socialmente procedían de la baja nobleza, son los hidalgos
pobres que se tenían que buscar la vida. Este tipo de guerra y soldados se ven desfasados con la
GTA, aunque no serán eliminados.

A partir de entonces el núcleo de los ejércitos lo suponían soldados no profesionales, por la


población civil mediante las levas. Son soldados de origen nacional que se ven vinculados por la
causa y que son movilizados por el estado, quien se compromete a abastecerlos y se empieza a
emplear otras tácticas.

Dejando a un lado la materia militar, también juega un papel importante la diplomacia, que
entra en escena con la creación de alianzas muy artificiales y efímeras entre países que tienen
poco en común. También es importante la resistencia financiera y veremos como aumenta la
presión fiscal en casi todos los países. No se dejan de lado las técnicas mercantilistas de la
guerra económica, donde entran los ámbitos coloniales.

Como ya sabemos el pacifismo estratégico se rompe y entramos ahora en una etapa de


reputacionismo en el que se defiende que lo más importante es el honor de un país y se exaltan
las glorias de la guerra, la ambición, las políticas duras…

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3. PROBLEMAS RELIGIOSOS EN EL IMPERIO

En 1555 se firma la Paz de Augsburgo por la que los príncipes luteranos y católicos sin que ello
suponga una causa de guerra. Bajo el lema de cuius regio, euius religio cada príncipe tenía el
derecho a elegir entre catolicismo y luteranismo, y lo hacía por todos sus súbditos, no pudiendo
estos elegir su propia religión.

En un primer momento esta paz fue un triunfo e incluso funcionó, pero con el tiempo surgirán
problemas, como que solo se dan dos opciones y no se proponen más. Una importante religión
que empieza a tener protagonismo en el imperio es el calvinismo y no se puede pertenecer a
ella. A partir de la segunda mitad el siglo XVI se expande la religión con lo que conocemos como
reforma y casi a principios del siglo XVII empieza a reaccionar el catolicismo. En la reforma se
habían extendido y obtenido más territorios y estados de los que tenían en 1555. Ese
crecimiento de la reforma en el siglo XVI había alarmado a los católicos quienes crearan la
contrarreforma a principio del siglo XVII tras el concilio de Trento.

Esta contrarreforma está liderada por los jesuitas, quienes tenían un perfil casi militar cuyo
objetivo era recuperar tierras católicas dentro del imperio. Esta guerra religiosa tendrá guerras
sangrientas como la del obispado de Bolonia, que casi cae en manos de protestantes.

En general los soberanos católicos serán más intransigentes. Las cosas irán empeorando y
endureciéndose. Se tomaron medidas contra los protestantes y las revueltas fueron sofocadas
y se creó un clima de malestar. Esto nos indica que los protestantes fueron los primeros en
armarse.

Se creó entonces en el 1608 la Unión Evangélica, que será la liga militar protestante del Imperio.
Lo que hicieron fue prometerse ayuda militar mutua entre ellos. Eligieron como líder a Federico
V (príncipe del Palatinado). Era el Paladín de los protestantes.

Por lo tanto, automáticamente al año siguiente los católicos organizan su propia liga, la Liga
Santa. En ese año ya hubo un encontronazo en una crisis sucesoria en unos ducados de
Alemania, en la que unos estados de Alemania podrían ser protestantes o católicos, ganando los
católicos. No llegaron a las armas porque finalmente llegaron a un acuerdo repartiéndose
tierras. La liga católica tendrá como paladín al Duque de Baviera Maximiliano I.

4. LA CARTA DE MAJESTAD

La guerra comienza en Bohemia, corona a manos de los Habsburgo. Bohemia es un lugar


particular del imperio, ya que está situada cerca de la frontera con los turcos, es importante para
que los Habsburgo salgan elegidos como emperadores, además de que es donde los Habsburgo
empiezan a tener problemas. Esto se debió a que en el lugar había un gran abanico de religiones,
pero dominaba la religión original, el husismo, una religión protestante de carácter nacionalista
con origen en el siglo XV.

El emperador Rodolfo II en 1609, en el contexto de las ligas religiosas, se encontró con el


problema de que había rebeliones en Hungría y Transilvania, entre otros lugares, además de que
estaba en guerra con los turcos. Todo ello coincidió con una rebelión en su propia familia, los
Habsburgo. Su hermano Matías y otros parientes quisieron quitarle el poder declarándolo
“incapaz” (loco), aunque él seguía ostentando el poder de manera oficial. Rodolfo II no se
sometió, por lo que llevó a cabo una maniobra política en la que se aseguraría la fidelidad de los
checos (bohemios): les concedió la Carta de Majestad en 1609, que suponía un edicto de
libertad religiosa para los protestantes.

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Rodolfo II muere dos años después y le sucederá su hermano Matías como Matías I. No estaba
de acuerdo con la Carta de Majestad, pero no se atrevió a revocarla. Los problemas vienen
cuando elige a su sucesor, dándole el título de Rey de Bohemia. Su sucesor fue su sobrino
Fernando, el que será Fernando II. Ello fue en 1617 e inmediatamente revoca la Carta de
Majestad, porque era un jesuita y no tenía tolerancia por los protestantes. Pone en marcha una
política muy autoritaria, centralista, germanófila, contrarreformista e intransigente.

Los bohemios se rebelan y reivindicarán sus derechos frente al nuevo rey con la formación de
asambleas. En una de ellas es cuando se produce la Defenestración de Praga, concretamente
en mayo de 1618 en el castillo de Hradschin. La defenestración consistía en tirar por la ventana
a alguien, en este caso fue a los representantes que había mandado Fernando II en su nombre,
Martinitz y Slawata. Dice la leyenda que resultaron ilesos porque ellos eran los que llevaban la
razón, pero la cuestión es que no murieron y significó la represión de Fernando II y la sublevación
de los bohemios. Este es el comienzo de la Guerra de los 30 años.

5. LA REVUELTA DE BOHEMIA

La revuelta originada en Bohemia se expande y habrá simpatías en otros territorios, como


Hungría, estado con un perfil étnico particular, con monarquía electiva… y Austria. Es un
conflicto que despierta simpatías porque los bohemios están defendiendo su religión y
personalidad nacional y étnica (son eslavos, no germanos). Están reaccionando contra un rey
que no actúa de una manera legal, no escucha a los representantes de los estamentos, que tiene
una política imperial, universalista, mientras que los bohemios reivindican el estado nación.
Recibirán el apoyo de la Unión Evangélica, de los turcos y de los transilvanos.

En 1619 morirá el emperador Matías I, por lo que Fernando II se convertirá en emperador


además de Rey de Bohemia. Hay posturas reacias a que este personaje sea el emperador del
imperio y que quieren que ocupe su lugar Federico del Palatinado, e incluso será proclamado
en algunos estados como el emperador Federico V en 1619. Esta rebelión, a pesar de tener
muchos simpatizantes, se acabará pronto. En vistas de que Federico del Palatinado le estaba
arrebatando el poder a Fernando II, este hace llamar a la Liga Santa y a sus parientes españoles
para que le ayuden a ostentar por completo el poder. Así es como la revuelta termina pronto,
con la acción de los Tercios españoles en la batalla que conocemos como Mont Blanc en 1620.
Triunfa así el bando católico.

6. LA REPRESIÓN IMPERIAL

Lo que acontece es una dura represión que significa el triunfo de la centralización,


germanización y de la política autoritaria de Fernando II. Se lleva a cabo una importante
recatolización de Bohemia y una enorme presión fiscal para erradicar el protestantismo.
Federico del Palatinado tuvo que huir al extranjero y le arrebataron el Palatinado para
entregárselo al Duque de Baviera en 1623. Así, Bohemia queda totalmente reprimida: no hay
libertades de ningún tipo, por lo que asistimos a un auténtico absolutismo. Llega un momento
en el que el protestantismo es prohibido y sus seguidores son expulsados (250 mil personas).

7. EXPIRACIÓN DE LA TREGUA DE LOS DOCE AÑOS

Por otro lado, en el 1621 expira la Tregua de los Doce años entre la MH y los Países Bajos
sublevados, por lo que había que renovarla o que empezar de nuevo a guerrear, y la primera
opción no estaba presente en ninguno de los dos bandos.

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En el 1621 también muere el rey de España y Portugal Felipe III, se produce la caída del duque
de Lerma, quien llevó a cabo las políticas de conciliación y paz y ya habían echado del poder,
además, también echaron a Oldenbarnevelt del gobierno y lo ejecutaron por arminiano.

Ahora es cuando triunfa la postura reputacionista, y tenemos en España al partido de los


halcones con Baltasar de Zúñiga y Gaspar de Guzmán, quienes estarán cerca del que será el
nuevo rey de España desde 1621, Felipe IV, con 16 años y muy influenciable. Sus validos le
convencerán para que se llegue a la guerra con los Países Bajos sublevados. El hombre de
confianza de Felipe IV en un primer momento será Baltasar de Zúñiga, pero cuando muere será
Gaspar de Guzmán, el Condeduque de Olivares. En el bando de Holanda tenemos al estatúder
Mauricio de Nassau, el príncipe de Orange y líder de los gomaristas. Todos ellos estaban de
acuerdo con volver a la guerra, por lo que eso es lo que se hace, se vuelve a la guerra.

No se había infringido como tal la tregua, pero sí se habían llevado a cabo algunas hostilidades
contra la MH, lo que no apaciguó los ánimos. Algunas de estas hostilidades son la ocupación de
plazas y factorías portuguesas en Asia, además de obstaculizar la Pax Hispánica animando a los
venecianos, por ejemplo, a que se revelasen, el contrabando monetario, el bloque del puerto de
Amberes, el principal puerto de los Países Bajos españoles.

Así es como podemos constatar que las Provincias Unidas estaban deseosas de iniciar la guerra
porque creían que la revuelta Bohemio-palatina no debía quedarse así; estaban a favor del
protestantismo, en especial del calvinismo.

8. REANUDACIÓN DE LA GUERRA DE LOS OCHENTA AÑOS

En realidad, la guerra empezó en 1586 y se vio interrumpida por la Tregua de los Doce años, por
lo que el total de años en guerra son 80.

Durante los primeros 20 años veremos las campañas en los Países Bajos. En un primer momento
la MH iba acumulando victorias porque tenían el mejor ejército de la época. Se perfeccionaron
las técnicas de asedio y se celebraron conquistas de ciudades importantes, como Fleurus y Breda
en 1625. Aquí falleció el estatúder Mauricio de Nassau, por lo que fue una doble victoria por la
parte española. No solo la guerra contra los PB triunfaba por parte de la MH, sino que también
obtenía victorias en otros conflictos armados de la época, como el que tuvo con los ingleses,
quienes asaltaron Cádiz.

Los neerlandeses en tierra perdían territorios porque la fuerza española era más fuerte, pero no
ocurría lo mismo en el mar. A través de las medidas de presión económicas que ya conocemos
(confiscaciones, bloqueos, embargos, corso, contrabando, asaltos…) es como triunfaban en el
mar los neerlandeses. En 1621, además, en cuanto se reanuda la guerra, fundan una nueva
compañía privilegiada de comercio, en este caso la compañía de Indias Occidentales (WIC). Ya
tenían desde tiempos atrás la compañía de las Indias Orientales, a través de la que quitaron las
colonias de Portugal en Asia. Ambas están creadas y financiadas por el estado y la nueva
compañía se dedicará a quitarle colonias americanas a los españoles. Tenían el apoyo del
ejército y conquistaron puntos estratégicos, como la punta de Araya (en Venezuela), islas
caribeñas, el puerto de Bahía en Brasil en 1624, el de Pernambuco también en Brasil en 1630.
Sabemos que las colonias portuguesas eran más débiles y estaban menos protegidas que las
tradicionalmente españolas, por lo que es ahí donde atacarán los holandeses. Algunas de estas
conquistas las perderán, pero otras las volverán a conquistar

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En 1628 consiguen apoderarse de la flota de Indias, que iba defendida por buques de guerra. La
compañía holandesa sorprendió a la flota cuando salía de América cargada de oro y plata y se
hicieron con los recursos de un año completo de la MH.

También conseguirán colonias portuguesas en la costa africana, en Guinea y Angola, lo que


significa que empezarán a comerciar con los esclavos y ya no será un monopolio portugués este
comercio. Se hicieron también con la isla de Taiwán, en cierta parte en manos de los españoles,
y con el comercio en exclusiva con Japón, país en proceso de cerrarse, de rechazar relaciones
con los europeos, pero los holandeses consiguieron que se hiciese una excepción con ellos. Así,
los holandeses son los únicos europeos admitidos en Japón para comerciar. Se establecen en el
puerto de Nagasaki. Empieza tímidamente en los años 20 y en los años 40 está dando grandes
resultados.

9. LA FASE DANESA DE LA GUERRA

Habíamos quedado en una gran represión, pero no todo el mundo se quedará con los brazos
cruzados. En general, los príncipes protestantes de Europa no están muy contentos y se sienten
avasallados por los Habsburgo. Formarán de esta manera una alianza en 1625, la Liga de la Haya,
porque les preocupa la situación de los protestantes del imperio que están tiranizados. Se
nutrirá sobre todo de príncipes alemanes protestantes, pero también de otros estados que nada
tenían que ver, como las Provincias Unidas, Inglaterra o Dinamarca, aunque este último país sí
tenía que ver, porque el rey era el duque de Holstein y de Schleswig.

Esta nueva alianza tenía buenas intenciones, pero dudaba en la forma de intervenir porque
todos los aliados tenían otros asuntos más importantes que resolver. El primer país en intervenir
y tomar la iniciativa fue Dinamarca, con Christian IV como rey. Decidió intervenir militarmente
en ayuda de los protestantes del imperio. Este personaje era un protestante entusiasta, pero
además vio la oportunidad de combatir el autoritarismo del emperador y ampliar los límites de
su imperio danés, sobre todo en el Báltico. Tuvo que hacer muchos esfuerzos para conseguir la
guerra, como poner dinero de su bolsillo, convencer a la dieta de Dinamarca… El resultado no
fue muy bueno y aquí es cuando empieza la segunda fase de la Guerra de los Treinta Años, que
es cuando Dinamarca decide darle a la misma esa segunda parte, la fase danesa.

El resultado no fue bueno porque Christian IV contaba solo con sus fuerzas, que no eran muchas,
y además tuvo que contratar mercenarios alemanes cuyo papel no fue demasiado bueno porque
se tuvieron que enfrentar a un ejército invencible, el del emperador. Este ejército contaba con
el apoyo de la Liga Católica dirigida por Baviera y de los tercios españoles. Se fueron cosechando
una derrota tras otra para los daneses, como las de Hessen y Lutter en 1626, además de la
invasión por parte del ejército imperial de la península de Jutlandia en 1627. Por todo ello, lo
único que queda ya es capitular.

La fase danesa de la guerra acaba con la Paz de Lübeck en 1629 y con la derrota danesa. Los
daneses perderán territorios bálticos, el ducado de Mecklenburgo (Wallenstein), pero se
conservó la Dinamarca histórica. Se comprometen a su vez a no intervenir más en los asuntos
del imperio.

10. EL EDICTO DE RESTITUCIÓN

La gran consecuencia de la fase danesa de la guerra es que el emperador Fernando II considera


que lo sucedido enmarca el momento perfecto para reeditar las medidas centralizadoras,
absolutistas y germanizadoras que antes había aplicado a los territorios bohemios sublevados.

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Son medidas que le dan más poder. Una de las políticas más famosas fue el Edicto de
Restitución. Consistía en reclamar todas las posesiones y bienes materiales que habían
pertenecido a la iglesia católica en el pasado y que en algún momento habían sido secularizadas
y por ello caído en manos protestantes en el último siglo. Esta acción fue vista como un abuso,
no solo ya por parte de los protestantes, sino también por los príncipes católicos. Estos últimos
empezaron a sentirse incómodos porque el emperador se sentía omnipotente y porque eran
muy celosos de su autonomía.

Esta desconfianza de los católicos se empezó a notar ya en 1630 en la Dieta de Ratisbona, en la


que los príncipes le ponen obstáculos en prácticamente todo al emperador. Uno de los
pequeños enfrentamientos fue cuando el emperador quiso nombrar como Rey de Romanos a
su hijo y los príncipes le pusieron bastantes condiciones. Los príncipes también obligaron a que
el emperador destituyera a su hombre de confianza, a Wallenstein, hombre financiero y general
de guerra.

11. LA INTERVENCIÓN SUECA

Después de todo lo acontecido no podía sino suceder otra cosa que otra fase de la guerra, ahora
sueca. Los príncipes de Europa siguen bastante alarmados por la actitud del emperador, por lo
que frente al Edicto de Restitución y los demás abusos, intervendrán en Alemania en ayuda de
los protestantes. Suecia será quien tome la iniciativa al mando del rey Gustavo Adolfo II, quien
aspira a beneficiarse de la guerra y conquistar territorios en el continente.

Esta fase sueca trae bastantes novedades. El rey sueco Gustavo Adolfo II recibió financiación
extranjera especialmente de Francia, aunque no de soldados. Lo extraño es que Francia ni forma
parte de la Liga de la Haya, ni del Imperio, y además lo más lógico es que se alineara con los
católicos y no con los protestantes. Su alineación no era abierta aún, pero sí real y se materializó
en el Tratado de Bärwalde en 1631. Solo ayudaba económicamente porque los recursos
militares estaban destinados y empleados en la guerra fría con la MH.

De esta manera, los suecos intervienen a partir de 1631 en Alemania en contra del emperador
y en ayuda de todos los príncipes protestantes. La provocación última por parte del emperador
y que detona la intervención sueca fue la toma de la ciudad de Magdeburgo en 1631, que se
había convertido en un bastión en contra del Edicto de Restitución. Así es como empiezan a
intervenir los suecos, a partir de la toma de dicha ciudad.

Gustavo Adolfo II introdujo innovaciones en cómo se debía dirigir una campaña. Así, el núcleo
de su ejército ya no eran mercenarios, eran ciudadanos suecos reclutados por levas. Desarrolló
técnicas y tácticas nuevas: el rey aprovechó el curso de los ríos alemanes y los convirtió en
medios de comunicación para avanzar rápidamente por el territorio. También le dio un nuevo
papel a la artillería ligera e inventó prácticamente una nueva forma para financiar sus campañas:
en lugar de imponer impuestos a los suecos cada vez más elevados, castigó a los alemanes con
rescates de sus propias ciudades. El rey sueco cosechará victorias bastante llamativas, como la
de Breitenfeld en 1631 y la de Lützen en 1632, donde falleció el rey.

Cuando muere el rey Gustavo Adolfo II se sobreviene el problema de que no designó un


heredero, aunque tenía una hija menor de edad (6 años). La guerra, por ello, la tenía que dirigir
otra persona, y esta será el canciller Oxenstierna. Tuvo problemas internos y por ello sufrió la
de derrota contra el Cardenal-Infante, el dirigente de las tropas españolas y hermano de Felipe
IV, en Nordlingen en 1634. Esta derrota no quiere decir que los suecos se retiren de la guerra,
sino que continúan y veremos un punto de inflexión en la guerra.

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12. LA RECONCILIACIÓN DE ALEMANIA

Los alemanes, tanto católicos como protestantes, empiezan a alarmarse porque el territorio está
devastado después de tantos años de guerra y se dan cuenta de que la guerra no les favorece
nada, y que Alemania se está convirtiendo en un campo de batalla para ejércitos extranjeros
que vienen a arreglar sus propios asuntos y proyectar sus ambiciones, y al final no están
luchando ni por Alemania ni por los alemanes. De esta manera, los príncipes católicos y
protestantes deciden firmar la paz entre ellos en 1635 en la Paz de Praga. Este acuerdo significa
el fin de la lucha civil en Alemania, además de que interviene el emperador Fernando II, en el
final de su reinado y dispuesto a relajar la situación y restricciones.

En teoría, con la paz de Praga debería haber acabado la Guerra de los Treinta Años porque la
causa ha desaparecido, pero no fue así, ya que los ejércitos extranjeros no abandonarán el
territorio así como así, como los suecos, quienes están consiguiendo en Centroeuropa grandes
conquistas y ganando dinero a costa del rescate de ciudades. Es más, intervendrán nuevas
potencias, entrando ahora en la última fase de la GTA, la fase francesa.

13. FASE FRANCESA DE LA GUERRA : DE LA GUERRA ENCUBIERTA A LA GUERRA ABIERTA

Francia decide intervenir en la guerra a partir de 1635. Anteriormente a esta fecha, lo había
hecho de forma encubierta mediante la guerra fría con la MH y con la ayuda financiera a países
protestantes como Suecia y las Provincias Unidas. Además, había estado formando una pequeña
liga, la liga de Lyon, con todos aquellos estados de los que dependían las redes de
comunicaciones españolas que ya hemos mencionado. El objetivo de su creación fue tentar o
rebelar a Venecia, Saboya y Suiza, quienes tenían acuerdos con la MH, además de desprestigiar
a la MH a los ojos de los demás países mediante la propaganda.

Para entrar en la guerra tuvo que hacer un gran esfuerzo económico y redobló la presión fiscal
sobre el pueblo francés y enfrentar la oposición interna, pero Richelieu, hombre de estado del
momento, consiguió hacerles frente y entrar en la guerra. La misma situación se vivía en España
con el conde duque de Olivares, el hombre que dirigía la guerra y contra quien hubo mucha
oposición interna también. Todo ello tendrá unos costes importantes, tanto para Francia como
para España.

Es en 1635 cuando Francia decide declarar la guerra abierta a la MH para disputarse la


hegemonía.

14. ESPAÑA ATRAPADA ENTRE FRANCIA Y LOS PAÍSES BAJOS

La guerra tendrá lugar en todas las fronteras que compartan, es decir, en los PB, los pirineos, el
norte de Italia, el Rin… Es una guerra muy deslocalizada, por lo que hay que tener ejércitos en
todas partes. Al principio se defienden muy bien los españoles, pero el equilibrio era muy difícil
de mantener, ya que los franceses sabían muy bien el punto débil de la MH: el camino español.
En cuanto este comienza a desmoronarse, empieza a hundirse la fuerza militar de la MH. Esto
empieza desde 1637, dura muy poco la igualdad.

En 1637 los franceses conquistan el Franco Condado y Luxemburgo, en 1638 la zona del Rin, es
decir, Alsacia y Breisach, en 1639 en la zona de los Pirineos, el Rosellón.

Cuando los españoles no tienen otra opción más que echarse al mar para seguir guerreando
después de que el camino español cayera destruido, se encuentran allí al otro enemigo de la
guerra, a los PB. Al final la armada española acaba destruida por los holandeses.

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Consecuentemente, sin armada ni camino, las posesiones españolas en los PB se quedan
aisladas y no les llegan suministros militares ni alimentarios. Además, empiezan a surgir
rebeliones internas debido a los altos impuestos a los que está sometida la población ibérica y
las derrotas tanto en tierra como en la mar. Es entonces cuando se rebelan Cataluña y Portugal
en 1640, son las llamadas secesiones de Cataluña y Portugal. Se intenta someter a ambos
territorios, pero el intento es fallido.

Ahora es cuando se sobrevienen las grandes derrotas españolas en el ámbito internacional. Una
de ellas es en la batalla de Rocroi en 1643, en la que los franceses aniquilan a los tercios
españoles, quienes hasta entonces componían un ejército invencible; Dunquerque en 1646 y en
Lens en 1648.

15. LA DERROTA DE FERNANDO III

En los años 40 vemos como se va formando una cadena de victorias suecas y francesas que
hacen que el bando católico acabe rindiéndose. Francia y Suecia acaban aliándose en 1645 y
compartiendo la victoria. Derrotan al emperador, además, que ahora era Fernando III, hijo de
Fernando II que se caracterizaba por no ser tan intransigente. En materia militar no obtuvo
demasiados éxitos porque las fuerzas imperiales no podían solas con los tercios.

Llega el momento en el que se firma la paz en 1648, cunado las invasiones suecas ya habían
llegado a Viena, Baviera y Praga, el corazón del imperio Habsburgo.

16. LA PAZ DE WESTFALIA EN 1648: ENTRE ESTADOS

-Paz más importante de todo el temario, grabar a fuego (dicho por la señora Clara Bejarano).-

Esta es una paz muy importante, porque dirime un antes y un después. Es la que divide la alta y
baja edad moderna. Fueron varias paces que se firmaron en distintos puntos del territorio de
Westfalia. Las que destacamos son:

Paz de Münster

Los vencidos firman con los países protestantes (Suecia, Provincias Unidas). El vencedor,
claramente, es Suecia y el vencido es el emperador. Suecia, así, recibirá una compensación
económica y otra territorial a las orillas del báltico: Pomerania, obispados de Verden y Bremen,
punto de Wismar, isla de Rügen, desembocaduras de grandes ríos).

Algunos territorios ahora reciben la independencia y por fin son un estado. Es el caso de las
Provincias Unidas, que la MH permite su independencia y les otorga además territorios
(Maastricht, Generalidad, colonias portuguesas ocupadas, expansión asiática…) y ventajas
comerciales (cierre del Escalda, comercio con América, tratados comerciales…)

Paz de Osnabrück

En esta paz se firma con los países católicos, es decir, Francia, país que recibe nuevos territorios
(algunos fronterizos con los PB españoles, los obispados de Metz, Toul y Verdun), la mayoría en
la zona del Rin, Alsacia, Breisach y Philippsbourg. Estos últimos son territorios de habla alemana.

Francia firmó la paz con el imperio, pero con España decidieron que no iban a capitular, sino que
iban a continuar la guerra. Ello quiere decir que la Guerra de los Treinta años acaba, pero que
las hostilidades entre Francia y España no. En esta nueva postulación de la guerra no puede
intervenir ninguna otra potencia, y mucho menos el emperador.

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De esta guerra sale un nuevo orden europeo. Los conceptos de imperios supranacionales y de
mediación del papa, por ejemplo, se vienen abajo, se vuelven obsoletos. Es la primera paz en la
que se reconoce una autoridad a la reunión de los países que puede tomar decisiones y emitir
una legislación que sea supranacional. A partir de este momento se entiende que no debe haber
una hegemonía europea, sino que a todos los estados se les debe reconocer por defecto su
soberanía, el ejercer como iguales. Sin embargo, en la práctica el predominio va a ser de los
estados del norte sobre los del sur. La religión ya no es un motivo para declarar la guerra a nadie.
Se crean, además, estados tapones que se interpondrían entre países más proclives a expandirse
y sus potenciales víctimas.

16.1. LA PAZ DE WESTFALIA: EL IMPERIO

Hay territorios que estaban dentro del imperio pero que después de la paz quedan totalmente
independizados, porque en realidad ya eran más que independientes, pero este es el momento
en el que toda Europa les reconoce ya como un país. Es el caso de las Provincias Unidas y Suiza.

Hay una cierta reconciliación entre bandos. A todos los estados alemanes que habían sido
represaliados por parte del emperador por haberse rebelado contra él, a destacar el Palatinado
y Bohemia, se les devolverán sus territorios y dignidad. Se considerarán los territorios de ambos
bandos que habían sufrido las consecuencias de la guerra enormemente y se les compensará
con la concesión de nuevos territorios y privilegios para que actúen como estados tapón. Estos
estados son Brandemburgo, Mecklenburgo, Sajonia y Baviera (se anexiona el Palatinado), son
los que más triunfan en esta paz, los que consiguen más privilegios. Se convierten en los grandes
estados alemanes y actuarán como estados tapón.

Los conflictos de religión dejan de ser conflictos, ya que es legítimo tanto el ser católico como
luterano. Ahora se reconoce una tercera opción religiosa: calvinista. Todas las religiosas dichas
son legítimas, pero no se puede hablar de libertad ni tolerancia religiosa como tal, ya que solo
se reconocen estas 3 religiones. Hay una novedad, y es que la religión no depende de la voluntad
de los príncipes, sino que ahora cada estado se adscribe a una confesión de manera
permanente, por lo que las religiones toman un carácter territorial delimitada. Si el príncipe del
estado en cuestión no simpatiza con la religión imperante tendrá que aceptarla aún así.

Se produce la retirada del Edicto de Restitución. Casi que la mayor consecuencia de la Guerra
de los Treinta Años es que el Sacro Imperio deja de ser operativo y se produce así el fin de los
grandes imperios. El cargo seguirá existiendo, pero nadie le reconoce la autoridad al emperador
porque ha triunfado el concepto de estado nación, por lo que todos los estados son
independientes y tienen libertad para elegir su política exterior, interior y religión, entre otras
cuestiones. Esta paz lo que conlleva es la independencia de derecho de cada uno de los estados
que componían el enorme imperio.

La Dieta (asamblea de los príncipes) triunfa y tiene una autoridad absoluta sobre el emperador.
Para que esto sea así se escoge como garantes de los príncipes alemanes a los dos estados más
fuertes: Francia y Suecia, los ganadores de la guerra. Estos países se quedan con cierta autoridad
para intervenir en el imperio si el emperador intentara recuperar protagonismo. Ahora también
forman parte del imperio, es decir, sus soberanos tienen algunos territorios dentro del imperio.
La cosa es que la dinastía de los Habsburgo ha perdido la guerra y aunque siga en el trono
imperial no implica influencia alguna. Su autoridad puede ser llevada hasta el autoritarismo si
se desea, pero en los territorios de herencia. De hecho, harán esto y se dan cuenta de que
pueden extenderse hacia el este. Empiezan a construir un nuevo imperio, el que será el Imperio
Austro-Húngaro.

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