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PROFESOR TULIO ÁLVAREZ PROCESO CIVIL 15 de julio de 2020

RECURSO DE CASACIÓN1
PARTE ADJETIVA INTRODUCTORIA

1. ANUNCIO. 2. CUANTIA. 3. LEGITIMIDAD PARA EJERCER EL RECURSO. 4.


ADMISIÓN DEL RECURSO. 5. SENTENCIAS RECURRIBLES.

1. ANUNCIO DEL RECURSO DE CASACIÓN

El lapso de diez (10) días para anunciar el recurso de casación, un mecanismo justificado en
la necesidad de uniformar los criterios de interpretación del derecho y de controlar la
función jurisdiccional cuando se infringe el derecho o se quebrantan formas esenciales,
comienza al día siguiente de la sentencia definitiva que pone fin al proceso o de la sentencia
interlocutoria, en los casos que resulte procedente. En el supuesto de que éstas sean
dictadas fuera del lapso ordinario o el de diferimiento, el Tribunal deberá notificar a las
partes y se realizará el cómputo en forma posterior a la última de las notificaciones. Si se
anuncia y admite el recurso, se le dará curso remitiéndose inmediatamente el expediente a
la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia. De lo contrario, la parte
afectada podrá, dentro de los cinco (5) días contados desde la fecha de la negativa de
admisión, proponer el recurso de hecho ante el tribunal que negó la admisión del de
casación.

1.1. FORMA DEL ANUNCIO

No existen formas sacramentales, en el derecho venezolano, para la realización de actos o


presentación de diligencias y escritos en el proceso; sin embargo, lo más aconsejable será
que, al anunciar el recurso, se precise con toda claridad que se anuncia “recurso de
casación” en contra de la sentencia de que se trate, aunque la Sala ha sido laxa al analizar
la manifestación de voluntad en los casos en que el recurrente no indicó con precisión que
anunciaba recurso de casación, “a pesar de que lo correcto y conveniente es que, en toda
diligencia en la cual se pretenda anunciar el recurso extraordinario de casación, se
mencione la palabra “anuncio”, acompañada del nombre del recurso que se anuncia, en
este caso “anuncio recurso de casación”.2

1
Elaborado por Tulio Alberto Álvarez, Profesor Titular UCAB-UCV, en ocasión a sus clases telemáticas en
la coyuntura de la crisis del COVID-19, solo con fines de apoyo docente a sus alumnos.
2
s.S.C.C. N° RC.00673-03 ratificada en numerosos fallos, entre otros s.S.C.C. N° RC.00252-09.
2 CÓMPUTO DEL LAPSO PARA EL ANUNCIO

En el computo debe considerarse la interpretación con carácter vinculante dada al artículo


197 del Código de Procedimiento Civil por la Sala Constitucional, al decidir el recurso de
nulidad por inconstitucionalidad de la mencionada norma.3 De manera que el lapso procesal
establecido para contestar la demanda o los términos o lapsos procesales establecidos para
ejercer oposición a cualquier providencia judicial, deben ser computados por días en que
efectivamente el tribunal despache, en virtud de que la naturaleza de tales actos se
encuentran vinculadas directamente con el derecho a la defensa y al debido proceso;
igualmente, se especifica que los términos o lapsos procesales establecidos para ejercer
cualquier acto de impugnación ante el tribunal de instancia, tales como recurso de hecho,
recurso de queja, recurso de regulación de competencia o apelación, también deben ser
computados por días en que efectivamente el tribunal despache.

Lo mismo aplica con los lapsos para el anuncio, formalización, contestación, réplica y
contrarréplica del recurso de casación establecidos en los artículos 317 y 318 del Código de
Procedimiento Civil que deben ser computados por días calendarios consecutivos.4
3
En s.S.C. N° 80-01 se modificó el mencionado artículo: “ante la prohibición absoluta de actuación del
Tribunal fuera de días y horas de despachos, conforme lo dispone el Código de Procedimiento Civil, debe
entenderse, que por regla general los términos y lapsos a los cuales se refiere dicho artículo, tienen que
computarse efectivamente por días consecutivos, en los cuales el Tribunal acuerde dar despacho, no siendo
computables a esos fines aquellos en los cuales el Juez decida no despachar, ni los sábados, ni los
domingos, ni el Jueves y Viernes Santos, ni los días declarados de fiesta o no laborables por ley, criterio
que debe ser aplicado en concatenación con lo dispuesto en los artículos 199 y 200 del Código de
Procedimiento Civil, que establecen: ‘Artículo 199.- Los términos o lapsos de años o meses se computarán
desde el día siguiente al de la fecha del acto que da lugar al lapso, y concluirán el día de fecha igual a la
del acto, del año o mes que corresponda para completar el número del lapso.El lapso que, según la regla
anterior, debiera cumplirse en un día de que carezca el mes, se entenderá vencido el último de ese mes.
Artículo 200.- En los casos de los dos artículos anteriores, cuando el vencimiento del lapso ocurra en uno
de los días exceptuados del cómputo por el artículo 197, el acto correspondiente se realizará en el día
laborable siguiente’. En virtud de lo expuesto, esta Sala declara parcialmente nula la norma contenida en
el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, y a tal efecto, ordena que se tenga la redacción de la
misma de la siguiente manera: ‘Artículo 197. Los términos o lapsos procesales se computarán por días
calendarios consecutivos excepto los sábados, los domingos, el Jueves y el Viernes Santo, los declarados
días de fiesta por la Ley de Fiestas Nacionales, los declarados no laborables por otras leyes, ni aquellos en
los cuales el Tribunal disponga no despachar’”.
4
Inmediatamente, ante la solicitud de aclaratoria, la Sala Constitucional dictó la s.S.C. N° 319-01 que
clarificó la situación en forma bastante amplia: “... En consecuencia, estima esta Sala que la aplicación del
artículo 197, y como tal, el considerar para el cómputo de los términos o lapsos los días en que
efectivamente despache el tribunal, no puede obedecer a que se esté ante un lapso o término “largo o
corto”, sino en atención a que el acto procesal de que se trate involucre o de alguna manera afecte el
derecho a la defensa de las partes; en contraposición a aquellos que con su transcurrir no lo involucren.
Así por ejemplo, el lapso procesal establecido para contestar la demanda o los términos o lapsos procesales
establecidos para ejercer oposición a cualquier providencia judicial, deben ser computados por días en que
efectivamente el tribunal despache, en virtud de que la naturaleza de tales actos se encuentran vinculadas
directamente con el derecho a la defensa y al debido proceso. Por otro lado, también se puede mencionar
que los términos o lapsos procesales establecidos para ejercer cualquier acto de impugnación ante el
En los términos o lapsos procesales señalados por días no se computará aquel en que se
dicte la providencia o se verifique el acto que dé lugar a la apertura del lapso; por otra
parte, los mismos no podrán prorrogarse ni abrirse de nuevo después de cumplidos, sino en
los casos expresamente determinados por la Ley, o cuando una causa no imputable a la
parte que lo solicite lo haga necesario. En consecuencia, en la eventualidad que el error en
la determinación de los lapsos sea imputable al Juez, la causa deberá reponerse al estado de
que se subsane el error cometido.5

1.2.1. CÓMPUTO EN CASO DE SENTENCIA DICTADA DENTRO DEL LAPSO


LEGAL

tribunal de instancia; tales como, recurso de hecho, recurso de queja, recurso de regulación de
competencia o apelación, también deben ser computados por días en que efectivamente el tribunal
despache. En ese mismo orden de ideas, y en atención a los términos en que ha sido planteada la presente
solicitud, esta Sala establece que, a los fines de garantizar la tutela judicial efectiva, los lapsos para
sentenciar así como el de prórroga contemplado en los artículos 515, 521 y 251 del Código de
Procedimiento Civil, deben ser computados por días calendarios consecutivos sin atender a las excepciones
establecidas en el artículo 197 eiusdem. El lapso para la formalización, contestación, réplica y
contrarréplica del recurso de casación establecidos en los artículos 317 y 318 del mismo texto legal, deben
ser computados por días calendarios consecutivos sin atender a las excepciones establecidas en el artículo
197 eiusdem. Los lapsos para los actos conciliatorios consagrados en los artículos 756 y 757 eiusdem, así
como el lapso para la comparecencia a través de edictos previsto en el artículo 231 de dicho texto legal, y
los lapso de carteles, tales como, los previstos en los artículos 223, 550 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, serán computados por días calendarios consecutivos, sin atender a las excepciones
establecidas en el artículo 197 eiusdem. El lapso para proponer la demanda después que haya operado la
perención previsto en el artículo 271 del Código de Procedimiento Civil, igualmente serán computado por
días calendarios consecutivos sin atender a las excepciones establecidas en el artículo 197 eiusdem. El
lapso que tiene la Sala de Casación Civil de este Alto Tribunal para sentenciar, así como el que tiene el
Juez de Reenvío, establecido en los artículos 319 y 522 del texto que rige la materia serán computados por
días calendarios consecutivos, sin atender a las excepciones establecidas en el artículo 197 del Código de
Procedimiento Civil. El lapso para intentar la invalidación contemplado en el artículo 335 del Código de
Procedimiento Civil, será computado conforme a la regla prevista en el artículo 199 eiusdem, por tratarse
de un lapso cuya unidad de tiempo es mensual. Los lapsos para la suspensión de la causa principal, según
lo pautado en los artículos 374 y 386 del Código de Procedimiento Civil, serán computados por días
calendarios continuos, sin atender a las excepciones establecidas en el artículo 197 eiusdem. El lapso de
treinta días para la evacuación de las pruebas contemplado en el artículo 392 íbidem, así como el lapso
para su promoción, admisión y oposición será computado por días en que efectivamente el tribunal
despache, en atención a lo dispuesto en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, por encontrarse
vinculada directamente la naturaleza de dicho acto al derecho a la defensa y al debido proceso de cada una
de las partes. El lapso para que los árbitros dicten sentencia según lo dispuesto en el artículo 614,
parágrafo cuarto, del Código de Procedimiento Civil, se computará por días calendarios consecutivos sin
atender a las excepciones previstas en el artículo 197 eiusdem. Y, por último el término de la distancia debe
ser computado por días calendarios consecutivos, sin atender a las excepciones establecidas en el artículo
197 del Código de Procedimiento Civil. Así se decide...”
5
s.S.C.C. N° RC.00249-03.
Presentados los informes o en su caso, cumplido que sea el auto para mejor proveer en
segunda instancia o pasado el término señalado para su cumplimiento, el Tribunal dictará
su fallo dentro de los treinta (30) días siguientes si la sentencia fuere interlocutoria y
sesenta (60) si fuere definitiva. Este término se dejará transcurrir íntegramente a los efectos
del anuncio del recurso de casación. En este caso, con independencia de la fecha en que se
haya publicado la sentencia, el primer día del lapso para efectuar el anuncio será el día
siguiente al vencimiento del lapso de sesenta (60) días al que me he referido, o de su única
prórroga de treinta (30) días que deberá constar expresamente en auto de diferimiento. La
totalidad del lapso para el anuncio se computará en días de despacho del tribunal.

1.2.2 CÓMPUTO EN CASO DE SENTENCIA DICTADA FUERA DE LAPSO

La sentencia dictada fuera del lapso de diferimiento deberá ser notificada a las partes, sin lo
cual no correrá el lapso para el anuncio del recurso. En este caso, el lapso comienza al día
siguiente de la fecha en que conste en autos la última notificación de las partes o, si la
notificación hubiere sido hecha por carteles, al día siguiente del vencimiento del término
(no menor de diez días), que haya sido determinado y que fije el cartel a que se refiere el
artículo 233 del Código de Procedimiento Civil.

1.2.3 CÓMPUTO EN CASO DE HABERSE SOLICITADO ACLARATORIA

Como la aclaratoria, concebida como pedimento de parte para los puntos dudosos, se salven
las omisiones o se rectifiquen los errores de copia, no es un recurso sino una facultad que
concede la Ley; y la misma puede solicitarse el día de la publicación de la sentencia o el día
de despacho siguiente, la jurisprudencia ha sostenido que, de producirse la solicitud, no se
suspenden los lapsos de los eventuales recursos para impugnar el fallo.6

1.3 EL PROBLEMA DE LA EXTEMPORANEIDAD DEL ANUNCIO

La temática de la extemporaneidad fue debatida y produjo multiplicidad de decisiones


contradictorias en las diversas salas del Tribunal Supremo de Justicia. La extemporaneidad
del anuncio posterior al vencimiento del término no ha sido disputada en virtud del
principio de preclusión de los lapsos y términos. No sucedió lo mismo con el anuncio
anticipado, ya que la Sala de Casación Civil los consideraba extemporáneos. Pero el
carácter vinculante de la Sala Constitucional siempre se impone:

6
s.S.C.C N° RC.00450-04
Esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, ha señalado en
diversas sentencias (nos. 1590/2001; 2234/2001; 1891/2003) que la
interposición anticipada de los medios procesales estipulados para impugnar
las sentencias, no puede ser considerada como una actitud negligente de la
parte perdidosa, sino que más bien debe ser observada como una expresión
diligente de la disconformidad con la decisión adversa, con lo cual no se
produce lesión alguna en el derecho de la contraparte, siempre y cuando se
dejen transcurrir los lapsos pendientes.

Asimismo, apuntó esta Sala en la decisión del 9 de noviembre de 2001 (Caso:


Horst Alejandro Ferrero Kellerhoff) que, “tal interpretación, sólo podría
derivarse de un ritualismo excesivo, que desconoce al proceso como
instrumento eficaz para la materialización de la justicia, en franca
contravención con los preceptos del derecho a la tutela judicial efectiva que
postula la Carta Magna. En efecto, si la sentencia que ha de impugnarse ya ha
sido publicada, aún encontrándose la causa en el término para dictar
sentencia, nada obsta para que las partes anuncien el recurso correspondiente,
pues tal circunstancia mal podría afectar a su contraria, siempre y cuando los
lapsos pendientes se dejen transcurrir, para garantizar a esta otra la
correspondiente instancia recursiva. Con tales señalamientos, deja entonces la
Sala clara sus posiciones frente a las circunstancias narradas, apercibiendo al
a quo sobre el estricto cumplimiento que deberá dar a las mismas en lo
sucesivo”.

En el caso bajo examen observa la Sala que, la Sala de Casación Civil de este
Tribunal Supremo de Justicia declaró inadmisible el recurso de casación por
considerar que el anuncio del mismo había sido realizado extemporáneamente,
esto es, antes de que comenzara a correr el lapso respectivo, el día siguiente de
haber sido notificadas todas las partes.

De tal forma, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia obvió
la interpretación constitucional hecha por esta Sala Constitucional en las
sentencias señaladas ut supra, dictadas con anterioridad al fallo impugnado,
con lo que queda inmersa en el tercer supuesto de revisión, establecido
jurisprudencialmente por esta Sala.

En conclusión, de conformidad con lo expresado esta Sala anula la decisión


impugnada mediante revisión y, en consecuencia, la causa debe ser repuesta al
estado en que la Sala de Casación Civil dicte nueva sentencia del recurso de
casación, ajustándose a la doctrina vinculante de esta Sala. Así se
declara...”.7

2. LA CUANTÍA

La definición de una cuantía restrictiva es uno de los elementos que confiere carácter
extraordinario a la casación y constituye requisito esencial para determinar la admisibilidad
del recurso. En 1985, año de entrada en vigencia del Código de Procedimiento Civil, se
fijó la cuantía en una cantidad fija de doscientos cincuenta mil bolívares (Bs. 250.000) por
lo que se asumía que el Ejecutivo Nacional, oída la opinión de la Corte Suprema de Justicia
y del Consejo de la Judicatura, podía ajustarla de acuerdo a los cambios macroeconómicos
del país. Fue así que mediante Decreto Nº 1.029 de fecha 22 de enero de 1996, vigente
desde el 22 de abril de 1996 por la vacatio de tres meses, aumentó la cuantía en la suma de
cinco millones de bolívares (Bs. 5.000.000), para los recursos propuestos en juicios civiles,
mercantiles y laudos arbitrales; y, contradictoriamente al sentido de lo social,8 a más de tres
millones de bolívares (Bs. 3.000.000) en los juicios laborales; límite este que,
posteriormente, por interpretación extensiva de la Sala fue aplicado a los procedimientos de
tránsito y especiales contenciosos agrarios.9

La aprobación de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,10 como ya indiqué,


carente de los más elementales requerimientos técnicos, estableció para todo recurso o
acción interpuesta ante cualquier Sala una cuantía superior a tres mil (3000) unidades
tributarias, lo que permite una permanente actualización con base a los índices que rigen la
economía nacional emanados del Banco Central de Venezuela. Tal requerimiento llevó a la

7
s.S.C. N° 429-04 que constriñó al cambio de criterio de la Sala de Casación Civil en s.S.C. N° RC.00089-05
y sucesivas.
8
Digo que fue contradictorio por cuanto el ejercicio profesional me ha enseñado que la Casación era utilizada
en esos tiempos, en que aun estaba en formación el principio de la corrección monetaria, para alargar los
procesos y perjudicar a los trabajadores. Además, no hay que olvidar que hasta en lo social la casación estaba
impregnada de formalismos y rigurosidad que dificultaban la defensa del trabajador, eterno débil económico
más que jurídico. De manera que la forma de beneficiar a los trabajadores era aumentar la cuantía y no
disminuirla.
9
En materia de tránsito ese parámetro se mantuvo hasta el 31 de julio de 2001 al uniformarse en s.S.C.C. N°
216-01con los procesos civiles y mercantiles en cinco millones de bolívares (Bs. 5.000.000) por cuanto dicha
materia afecta directamente derechos e intereses privados.
10
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.991 Extraordinario,
del 29 de julio de 2010; reimpresa por error material en la Gaceta Oficial Nº 39.483, del 9 de agosto de 2010,
y Nº 39.522, del 1° de octubre de 2010. Derogó la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37.942 de fecha 20 de mayo de
2004, cuyo efecto inmediato fue la derogatoria de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia,
publicada en la Gaceta Oficial Nº 1.893 Extraordinario del 30 de julio de 1976.
Sala de Casación Civil a ratificar su criterio previo de la fecha del anuncio del recurso de
casación como determinante de la cuantía requerida.11

Ahora bien, ese parámetro de la vigencia de la ley para exigir la nueva cuantía contradice el
principio de la perpetuatio jurisdictionis en cuanto a que “la jurisdicción y la competencia
se determinan conforme a la situación de hecho existente para el momento de la
presentación de la demanda, y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores
de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa”, tal como lo regula el artículo 3
del Código de Procedimiento Civil. En este aspecto la Sala Constitucional intervino a través
de un obiter dictum en el marco de un rechazo de un recurso de casación:

De manera que, aún cuando las leyes procesales son de aplicación inmediata,
las mismas no pueden tener efecto retroactivo respecto a los actos y hechos ya
cumplidos y sus efectos procesales no verificados todavía; es decir, la ley no
debe establecer correcciones en el iter procedimental salvo que sólo sean
aplicables a futuro, pues de aceptarse así las partes estarían expuestas a sufrir
las consecuencias de los cambios sobrevenidos durante el desarrollo del
mismo, más aún cuando el artículo 24 de la Carta Magna prevé que las leyes
de procedimiento son de aplicación inmediata a los procesos en curso, no así
deben ceder en su aplicación ante el supremo derecho a la justicia y de la
tutela judicial efectiva, cuando la cuantía fue estimada bajo la vigencia de una
ley anterior.

Al respecto, siendo uno de los pilares fundamentales de la justicia la confianza


que tienen los particulares que un órgano del Poder Público, actúe de manera
semejante a la que ha venido actuando, frente a circunstancias similares o
parecidas, considera la Sala que las modificaciones posteriores que determinen
el quantum necesario para acceder a la sede casacional, pueden afectar
eventualmente a las partes, pues no están en capacidad de prever, las
alteraciones que en el futuro puedan ocurrir en relación con esa situación y en
caso de ser previsible, no tienen la seguridad que sucedan. En tal sentido, esta
Sala en aras de preservar la seguridad jurídica, la tutela judicial efectiva y el
debido proceso, establece que la cuantía necesaria para acceder a casación,
debe ser la misma que imperaba para el momento en que se interpuso la
demanda, pues es en ese momento en el cual el actor determina el derecho a la

11
Efectivamente en s.S.C.C. N° RC.00801-04 se ratificó el criterio interpretativo sobre los términos del
Decreto Nº 1.029 de fecha 22 de enero de 1996, contenido en s.S.C.C. N° 42-96 de la extinta Corte Suprema
de Justicia. Comoquiera que el valor de la unidad tributaria, fijado por el Servicio Nacional Integrado de
Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT) mediante providencia N° 0048 dictada el 9 de febrero de
2004, publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 37.877 del 11 de febrero de
2004 era de veinticuatro mil setecientos bolívares (1 U.T. X Bs. 24.700), la cantidad efectiva de la cuantía
debía exceder de setenta y cuatro millones cien mil bolívares (Bs. 74.100.000), exigida en aquellos casos en
que el anuncio del referido recurso extraordinario se haya formulado después del 20 de mayo de 2004.
jurisdicción y la competencia por la cuantía y por ello considera cumplido el
quantum requerido por el legislador para acceder en sede casacional, pues las
partes no están en disposición de prever las modificaciones de la cuantía a que
hubiere lugar durante la tramitación del proceso para acceder en casación. Así
se decide.

Por otra parte, con la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, la cuantía para acceder en casación quedó modificada, en
efecto el artículo 18 lo siguiente: “(…) El Tribunal Supremo de Justicia
conocerá y tramitará, en la Sala que corresponda, los recursos o acciones, que
deban conocer de acuerdo con las leyes, cuando la cuantía exceda de tres mil
unidades tributarias (3.000 U.T.) (…)”.

De lo anterior se colige, que para acceder a la sede casacional de acuerdo con


la referida ley la cuantía del juicio deberá exceder a las tres mil unidades
tributarias (3.000 U.T.). Sin embargo, ante los incrementos anuales que sufre
la unidad tributaria pudiera estar afectándose o limitándose la posibilidad de
los administrados de acceder en casación ante las respectivas Salas del
Tribunal Supremo de Justicia; en tal sentido, el Juzgador correspondiente
deberá determinar -con base a los parámetros anteriormente expuestos- la
cuantía exigida para el momento en que fue presentada la demanda, y en caso
que la cuantía exigida sea la establecida en la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, deberá calcularse la unidad tributaria vigente para el
momento en el cual fue interpuesta la referida demanda.

En segundo lugar, resulta perentorio precisar el supuesto de admisibilidad del


recurso de casación interpuesto contra las sentencias dictadas por los
Tribunales de reenvío, en torno al requisito aquí analizado. Al respecto, no
deberá tomarse en consideración la cuantía para recurrir de una sentencia de
reenvío, pues asiste a la parte interesada, un derecho adquirido a la revisión
del fallo por la sede casacional; lo contrario implicaría la violación de los
derechos constitucionales al debido proceso, a la defensa, de acceso a la
justicia y a la igualdad procesal.

Ahora bien, el presente criterio no se aplica en el caso objeto de la presente


solicitud de revisión en salvaguarda a la tutela judicial efectiva y a la
confianza legítima que tienen los particulares en la estabilidad de las
decisiones judiciales, pues la decisión contra la cual se recurre en revisión fue
dictada en el año 2002, momento para el cual el criterio vigente para acceder
en casación era distinto al que hoy se establece en el presente obiter dictum.

En tal sentido, sólo se aplicará este criterio a las nuevas demandas que se
inicien con posterioridad a la publicación en la Gaceta Oficial del presente
fallo y para las causas que se encuentren en trámite siempre que el tribunal
correspondiente aún no hubiere emitido pronunciamiento sobre la
admisibilidad del recurso de casación. Así se declara.12

En consecuencia, el monto de la cuantía para acceder a casación se determina sobre la base


exigible para el momento de interposición de la demanda.

2.1. DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA

Despejado el caso de las demandas cuyo thema decidendum está vinculado al estado y la
capacidad de las personas, no valorables en dinero, la diversidad de hipótesis obliga a
discriminar las soluciones tomando en consideración la situación de hecho concreta. Casos
especiales son la reconvención y el supuesto en que el demandado opone la compensación,
ya que si la cuantía de los mismos es superior a la indicada o estimada en el líbelo, serán
estas últimas las que se consideraran para la determinación de la cuantía del juicio, tal como
lo evidencia el artículo 50 del Código de Procedimiento Civil. Los artículos 29 al 39
eiusdem fijan los parámetros:

2.1.1 CUANDO CONSTE EL VALOR DE LA COSA DEMANDADA

 Para determinar el valor de la demanda se sumarán al capital los intereses vencidos,


los gastos hechos en la cobranza y la estimación de los daños y perjuicios anteriores
a la presentación de la demanda. En tal sentido, aun cuando se incluya en el petitum
el pago de los intereses que se sigan venciendo, y los daños y perjuicios que se
continuaren produciendo después de incoado el juicio, éstos no serán tomados en
cuenta a los efectos de la determinación de la cuantía.

 Si se demanda una cantidad que fuere parte pero no saldo de una obligación más
cuantiosa; el valor de la demanda lo determinará la totalidad del valor de dicha
obligación, si ésta estuviere discutida.

 Cuando una demanda contenga varios puntos, se sumará el valor de todos ellos para
determinar el de la causa, si dependen del mismo título.

 En los casos de litis consorcio activo; es decir, cuando varias personas demanden de
una o más, en un mismo juicio, el pago de la parte que las demandantes tengan en
un mismo crédito, el valor de la causa se determinará por la suma total de las partes
reclamadas.

12
El obiter dictum in comento está contenido en s.S.C.C. N° RH.00735-05. Tal decisión determinó el cambio
de doctrina de la Sala de Casación Civil adoptando el criterio vinculante en s.S.C.C. N° 735-05 y, más
recientemente, en s.S.C.C. N° RC.00095-09.
 Si se demandan prestaciones alimentarias periódicas, el valor de la demanda se
determinará por el monto de las prestaciones reclamadas; pero si la obligación
estuviere discutida, su determinación se hará por la suma de dos anualidades.

 Cuando se demande el pago de una renta de cualquier denominación, el valor se


determinará acumulando las anualidades reclamadas, pero si el título estuviere
discutido, el valor se determinará acumulando diez anualidades. Esta regla se aplica
también para determinar el valor de las causas relativas a prestaciones enfitéuticas.

 En las demandas sobre validez o continuación de un arrendamiento, el valor se


determinará acumulando las pensiones sobre las cuales se litigue y sus accesorios.
Si el contrato fuere por tiempo indeterminado, el valor se determinará acumulando
las pensiones o cánones de un año.

 En estos casos, o en otros semejantes, si la prestación debe hacerse en especie, su


valor se estimará por los precios corrientes en el mercado.

2.1.2 CUANDO EL VALOR DE LA COSA DEMANDADA NO CONSTE, PERO


SEA APRECIABLE EN DINERO.

En estos casos, el demandante deberá estimar la cuantía en el libelo; de no haber


contradicción en el monto estimado, éste será el determinante de la cuantía. Al efectuar la
contestación de la demanda y sólo en esta oportunidad, el demandado podrá rechazar la
estimación si la considerare exagerada o insuficiente; la impugnación al monto estimado
por el actor en el libelo, deberá ser razonada y probada; en el caso que el demandado se
limite a rechazar pura y simplemente la estimación hecha por el actor, queda firme la
cuantía establecida en la pretensión. En caso de impugnación, el Juez deberá decidir sobre
la estimación, en capítulo previo a la sentencia definitiva, so pena de incurrir en el vicio de
incongruencia negativa.13 La Sala de Casación profundizó en esta posibilidad:

Ahora bien, es también doctrina de la Sala constante y pacífica desde el 7 de


marzo de 1985 que:

...Si bien el legislador ordena estimar la demanda apreciable en dinero, cuyo


valor no conste o sea de difícil determinación, ocurre con frecuencia que el
actor omite este requisito o estima en forma imprecisa, exagerada o demasiado
reducida. La Sala, ante estos diversos supuestos, partiendo de la idea de
considerar como errónea la interpretación del artículo 74 del Código de

13
Tal como lo establece la s.S.C.C. N° RC.00300-03.
Procedimiento Civil, al confundir la estimación de la demanda con el objeto
mismo de la acción (Sent. 30-11-59. G.F. Nº. 26. 2ª. Etapa, pág. 165) y con el
fin de evitar lesión a los principios que rigen la competencia judicial de orden
público por razón del valor de la demanda, había venido fijando el interés
principal del juicio tomando como base los siguientes factores: a) elementos de
cálculo contenidos en el propio libelo (Sent. 18-12-79. G.F. Nº. 106. 3ª. Etapa.
Vol. II. pág. 1.377); b) cuando constara en forma cierta en la demanda o
querella o en los documentos a ella anexados (Sent. 21-2-80. G.F. Nº. 107. 3ª.
Etapa. Anexo ‘A’. pág. 345); c) dictaminar sobre la cuantía con base en
elementos ínsitos en los autos, para evitar lesión a los principios que rigen la
competencia por razón del valor del juicio (Sent. 14-12-72. G.F. Nº. 78. 2ª.
Etapa. pág. 602 y ss (Sic)); y d) respecto de la materia interdictal, mediante el
examen del propio libelo o de la documentación acompañada para solicitar la
protección posesoria, procedió la Sala a fijar el monto del interés del juicio
(Sent. 18-5-78. G.F. Nº. 100. 3ª. Etapa. Vol. I., pág. 715).

Ahora bien, de acuerdo con las anteriores doctrinas, influida quizás por la idea
de no lesionar los principios de orden público que rigen la competencia por
razón del valor de la demanda, la Sala en no pocas oportunidades fijó
oficiosamente la cuantía del juicio en contra de lo que aconseja una vetusta
tradición interpretativa. Percatada de lo que considera una forma defectuosa y
confusa para fijar la estimación de la demanda, se aparta en consecuencia de
la senda por donde ha transitado hasta ahora, para ajustarse a las que
considera interpretaciones más estrictas de la moderna técnica procesal en
relación con la cuantía del juicio. Las ideas emitidas a continuación
constituyen una valiosa contribución al interesante problema jurídico debatido
y sólo aspiran a que tengan la fuerza suficiente como para aclarar
definitivamente la cuestión y evitar en el futuro dudas y confusiones.

En relación con la estimación de la demanda, el legislador en el artículo 74 del


Código de Procedimiento Civil hace una distinción entre demandas apreciables
e inapreciables en dinero. Esta distinción es básica en cuanto a la
determinación de la cuantía, porque con respecto a las apreciables en dinero
señala el legislador las reglas para determinarlas y en cuanto a las que son
matemáticamente difíciles de apreciar en dinero, la ley otorga al demandante
el derecho de estimar prudencialmente su demanda, y al demandado, por su
parte, el derecho de impugnar la estimación, cuando la considere exagerada, al
contestar de fondo la demanda. Sucesivamente, desde el artículo 68 del Código
de Procedimiento Civil hasta el artículo 73 ejusdem, ambos inclusive, el
legislador se ocupa de establecer las reglas que rigen la cuantía de las
demandas apreciables en dinero.
Ahora bien, existen otras demandas, también apreciables en dinero, cuya
cuantía resulta difícil determinar, ya que sería necesario realizar, previamente
al juicio, una investigación de por sí compleja, sometida generalmente al
resultado de pruebas especiales, lo cual dificultaría en grado extremo la
estimación previa. Es por ello que el legislador, colocado en la alternativa de
autorizar un pleito previo, que no tendría otro objeto que determinar el valor
de la demanda, o dejar a la prudencia del propio actor la fijación de este valor,
ha preferido esta última solución por ser las más breve y sencilla, ya que no
debe confundirse el valor de la competencia, o sea el de la relación procesal,
con el valor de la cosa, objeto de la contienda. El legislador, además, otorga al
demandado el derecho de impugnar toda estimación que traspase los límites de
lo justo, verdadero o razonable, no solamente cuando es excesiva, sino también
cuando es mínima o demasiado reducida.

Los problemas interpretativos han surgido cuando, debiendo el actor estimar la


demanda, conforme a las normas legales arriba mencionadas, omite cumplir
este requisito o bien lo hace en forma exagerada o demasiado reducida. A falta
de disposición expresa, la cuestión relacionada con la omisión del actor en
estimar la demanda, es difícil de resolverla. Mientras tanto, a juicio de la Sala
y a falta de texto legal expreso, cuando el actor omite estimar su demanda,
siendo apreciable en dinero, él debe cargar con las consecuencias de su falta,
en virtud del viejo y sabio aforismo de que nadie puede prevalerse de su propia
culpa, recogido en parte por nuestro artículo 233 del Código de Procedimiento
Civil. Ahora bien, en caso de que el actor estime en forma exagerada o
demasiado reducida, el artículo 74 del Código de Procedimiento Civil otorga
al demandado el derecho de impugnar la estimación, cuando conteste de fondo
la demanda.14

Cuando por virtud de la determinación que haga el Juez en la sentencia, la causa resulte por
su cuantía de la competencia de un Tribunal distinto, será éste quien resolverá sobre el
fondo de la demanda, y no será motivo de reposición la incompetencia sobrevenida del Juez
ante quien se propuso la demanda originalmente. Es necesario enfatizar que la estimación
sólo será considerada válida a los efectos de la determinación de la cuantía en el supuesto
de que el valor de la cosa no conste. Si constare el valor, la determinación deberá efectuarse
sobre la base de lo señalado en el punto anterior (7.2.1.1).15

14
Auto del 7-3-85 de la Sala de Casación Civil relacionado con el recurso de hecho en el juicio incoado por
Rafael Barbella Pitaluga contra Abel Orlando García Suarez, citado en s.S.C.C. N° 379-00.
15
Cfr. s.S.C.C. N° RC.00545-03.
2.1.3 CASOS EN LOS CUALES NO CONSTA EN LAS ACTAS DEL EXPEDIENTE
EL LIBELO DE LA DEMANDA

En ocasión de un recurso de casación en el que se ventilaba una incidencia de oposición a


una medida de embargo surgida en el juicio principal, el cual fue citado supra, la Sala de
Casación Civil se encontró con una situación que es recurrente cuando el objeto del recurso
son sentencias interlocutorias: Al examinar el expediente, no apareció la copia certificada
del libelo de la demanda donde se pudiera constatar el monto de la misma. Fue doctrina
pacífica aplicada con rigurosidad extrema que el libelo de la demanda era el único
instrumento esencial para determinar el requisito de la cuantía indispensable para la
admisión del recurso de casación:

En esta última hipótesis (la impugnación de la estimación), en la que el actor


estima y el demandado considera exagerado o demasiado reducida dicha
estimación, pueden presentarse varios supuestos importantes, a saber: a) Si el
demandado no rechaza la estimación del actor, en la oportunidad de la
contestación de fondo de la demanda, ello equivale a una omisión tácita y no
podrá impugnarla con posterioridad a ese acto. La estimación del actor será la
cuantía definitiva del juicio. b) Estima el actor y contradice pura y simplemente
el demandado. En este caso el actor deberá probar su estimación, con
fundamento en el principio: ‘La carga de la prueba incumbe a quien alega un
hecho, ya sea demandante o demandado, no al que lo niega’. En consecuencia,
si el actor no prueba, debe declararse que no existe ninguna estimación. c)
Estima el actor y es contradicha por el demandado dicha estimación, porque la
considera exagerada o reducida, y adiciona, además, una nueva cuantía,
debería probar el demandado su alegación, porque si bien tácitamente admite
el derecho del actor para estimar la demanda, agrega un elemento
absolutamente nuevo, no sólo cuando considera exagerada o demasiado
reducida la estimación, sino cuando señala una nueva cuantía. Y finalmente si
fuere el caso, la Sala puede establecer definitivamente la cuantía, únicamente
del análisis de los elementos de cálculo contenidos en el propio libelo de la
demanda.

De esta manera se abandona expresamente las jurisprudencias que hasta ahora


habían prevalecido, en el sentido de fijar el interés principal del juicio
tomando como elemento de cálculo factores contenidos en los documentos
anexados a la demanda o querella; en los propios autos para evitar lesión a los
principales que rigen la competencia en razón de la cuantía, y respecto de los
interdictos, fijar el interés del juicio mediante el examen de la documentación
acompañada para solicitar la protección posesoria. En lo sucesivo, se reitera,
la Sala tomará únicamente en consideración, para la estimación del interés
principal del juicio, elementos de cálculo contenidos en el propio libelo de la
demanda o querella interdictal.
Es también de principio, el hecho de que la doctrina considera el rechazo de la
estimación de la demanda como una defensa perentoria que debe ser opuesta
expresamente al contestar de fondo la demanda, de manera que el Juez, en su
decisión, resuelva también la cuestión en forma expresa, positiva y precisa.
Para Cuenca, el rechazo de la estimación de la demanda es una defensa
perentoria de hecho, y no le basta simplemente al demandado rechazar la
estimación, sino es indispensable que en el debate probatorio demuestre que la
estimación es excesiva o demasiado reducida.

Aplicados los anteriores conceptos al caso de autos, encuentra la Sala ajustado


a derecho el razonamiento jurídico utilizado por la recurrida para declarar
inadmisible el recurso de casación anunciado contra su decisión de fecha 15 de
octubre de 1984. En efecto, si los recurrentes no rechazaron la estimación de la
demanda en el acto de contestar de fondo la misma, la estimación en treinta mil
bolívares (Bs. 30.000,00), realizada por el actor en su libelo, conserva su
fuerza y produce efectos jurídicos importantes, entre ellos, el de servir de base
para la admisibilidad o no del recurso de casación.

El argumento de los recurrentes, en el sentido de que los documentos


acompañados al libelo de la demanda, de las pruebas y demás actos
procesales, consta de manera cierta en el expediente que el interés principal
del pleito excede los treinta mil bolívares (Bs. 30.000,00), fijados por el actor,
es igualmente inadmisible para la Sala, pues si se aceptara, se le estaría
admitiendo extemporáneamente ‘una defensa perentoria de hecho’, que, como
se ha expresado, ha debido ser propuesta por los interesados en la oportunidad
de contestar de fondo la demanda. El recurso de hecho, en consecuencia, no es
procedente y así se establece....”16

Pero la Sala cambió de criterio al considerar que estaba tratando el tema con extrema
formalidad y que, tal inflexibilidad, era contradictoria con la naturaleza intrínseca del
principio de exhaustividad de la sentencia, que impone al juzgador el deber de pronunciarse
sobre todas las alegaciones y peticiones de las partes; además de contrariar el alcance del
artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, relacionado con los elementos de
convicción que puede utilizar el juez para decidir:

…el criterio restringido que inveteradamente hasta ahora se ha sostenido con


relación a que, es el libelo de la demanda el único instrumento esencial para
determinar el requisito de la cuantía indispensable para la admisión del

16
Auto del 7-3-85 de la Sala de Casación Civil relacionado con el recurso de hecho en el juicio incoado por
Rafael Barbella Pitaluga contra Abel Orlando García Suarez, citado en s.S.C.C. N° 379-00.
recurso de casación, atenta contra el efecto probatorio de aquellos documentos
en los cuales la fe pública del funcionario que los suscribe o los avala con su
actuación inherente al cargo que desempeña, se vea anulada, sin
fundamentación legal alguna que pueda amparar tal situación, impidiéndole al
juez plasmar la verdad como el norte de sus actos, la cual procurará conocer
en los límites de su oficio.

Considerando, entre otras, las observaciones precedentes, esta Sala de


Casación Civil a los efectos de atemperar la inflexibilidad del criterio in
comento y sin restarle la importancia que tiene el escrito de la demanda para
establecer la cuantía exigida en la admisión del recurso de casación, abandona
expresamente el criterio sustentado en la indicada decisión de fecha 7 de marzo
de 1985, ratificada en sentencias del 25 de marzo de 1992 y 8 de febrero de
1995 y así sucesivamente en todos los autos y fallos que hasta la presente fecha
se han publicado y ESTABLECE, que para los recursos que se admitan a partir
de la fecha de publicación de este fallo, tendrán valor demostrativo a los
efectos de verificar la cuantía de la demanda, como requisito para la admisión
del recurso casacionista, todos aquellos documentos autorizados con las
solemnidades del caso por un juez u otro funcionario o empleado público que
tenga facultada para dar fe pública en el ejercicio de sus funciones pueda
haber dejado claramente determinado dicha cuantía, que en abundamiento
podrán ser corroborado con los indicios procesales existentes en las actas,
siendo que éstos por sí solos, no servirán como elementos determinantes para
establecer la cuantía de la demanda.

No obstante, considerando que los recursos fueron anunciados y formalizados


bajo la vigencia de la doctrina precedentemente transcrita y acogida en forma
pacífica y reiterada en decisiones de reciente data, la Sala estima, que el nuevo
criterio que establece por vía de esta sentencia, no le es aplicable al caso ya
estudiado, por cuanto, el efecto de su vigencia es a partir del día siguiente de la
publicación de este fallo. Así se establece.17

2.2 DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA EN SENTENCIAS DE REENVÍO

La extinta Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia consideraba que el


requisito de cuantía para la admisión del recurso de casación debía ser examinado sólo en la
primera oportunidad en que se interpusiera el recurso en razón de garantizar el equilibrio
entre las partes. En efecto, se trata de la posibilidad de una casación múltiple, además del
recurso de nulidad que expresamente se establece en materia de casación para una decisión

17
s.S.C. N° 352-00 confirmada por s.S.C.C. N° 379-00, anteriormente citad a.
de reenvío que se aparta del criterio interpretativo que le fue establecido.18 De manera que,
una vez que un tema sustanciado en un expediente tuvo casación no procede la revisión de
tal requisito si vuelve a plantearse el control por este mismo mecanismo.

Pero un criterio tan sano y lógico fue modificado por la Sala de Casación con base a la
interpretación del artículo 101 de Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, vigente
para ese momento:

Uniendo todo lo anterior se concluye que, cada vez que casado o anulado un
fallo se intentare contra la nueva sentencia recurso de nulidad o de casación, o
ambos, se debe proceder de la siguiente manera:

a) El recurso de nulidad formulado en tiempo oportuno, sólo se admitirá en


aquellos casos en los cuales exista doctrina vinculante para el juez de reenvío;
es decir, cuando el fallo anterior no haya sido fulminado como consecuencia de
un recurso por errores in procedendo sino debido a un recurso fundado en
errores in iudicando, aun y cuando entre uno y otro fallo el proceso haya
devenido en un juicio de menor cuantía.

18
Este recurso de nulidad procede porque, en la sentencia que casa a la de instancia, se establece una doctrina
que vincula al juez de reenvío y ésta puede ser desacatada en la segunda operación desarrollada por el ad quo.
No es procedente en el supuesto de que la sentencia originaria haya sido casada por errores in procedendo,
caso en el que se produce una necesaria reposición que anula absolutamente el fallo. Efectivamente, ha dicho
la Sala: “En el sentido expuesto, debe entenderse la viabilidad del recurso de nulidad que plantea el
artículo 323 del Código de Procedimiento Civil, en este único supuesto: cuando la Sala de Casación Civil
ha casado una sentencia por error de juicio o error in iudicando, y el Juez de reenvío contraría la doctrina
desarrollada en el fallo. No puede intentarse el recurso de nulidad cuando la Sala de Casación Civil ha
casado una sentencia por vicio de actividad, ya que en este caso se repone la causa y se sustancia de nuevo
el juicio por el Juez de reenvío que no está atado sino por la obligación de respetar las reglas de derecho,
en dicha sustanciación, y en la elaboración de la nueva sentencia. De conformidad con el análisis que
antecede y después de profundas consideraciones sobre el efecto distinto de la sentencia de casación por
defectos de actividad y aquella por errores de juicio, esta Sala se aparta de su doctrina, imperante hasta
ahora, en el sentido establecido en la sentencia de fecha 28 de septiembre de 1967, ratificada entre otras,
en fechas 08 de febrero de 1995, 12 de julio de 1995, 14 de agosto de 1996, 23 de octubre de 1996, y 12 de
noviembre de 1997, que admitía el recurso de nulidad contra el fallo de reenvío ocasionado por la casación
del fallo por vicios de actividad, y se establece que el recurso de nulidad procede solamente contra la
sentencia de reenvío ocasionada por la casación fundamentada en errores de juicio que vinculan
inexorablemente al Juez de reenvío a la doctrina, tanto estimatoria, como desestimatoria que impone la
Sala de Casación Civil en su sentencia. Igualmente se concluye que como consecuencia del efecto de la
reposición en la casación por defecto de actividad, el Tribunal de reenvío que sustancia de nuevo la causa
adquiere, pleno conocimiento de la misma, revisando la totalidad de los juicios de hecho y de derecho, sin
ninguna vinculación a la sentencia de casación primigenia y, en consecuencia, contra su sentencia
procede solamente el recurso de casación.” [s.S.C.C. N° 181-98] Sentencia 181 de la Sala de Casación Civil
de la antigua Corte Suprema de Justicia de fecha 24 de abril de 1998 con ponencia de Aníbal Rueda, en el
juicio incoado por la sociedad mercantil Inversora Findam, S.A., contra la corporación La Porfia, C.A.,
expediente Nº 97-422, citada en s.S.C.C N° 105-00. Puede verificarse también en Ramírez & Garay, tomo
CXLVII (147) correspondiente al 2° trimestre del año 1998 [616-98], p.p. 467 y ss.
b) El recurso de casación se admitirá siempre y cuando el fallo recurrido sea
uno de aquéllos contra los cuales estaba consagrado el medio de impugnación
para la fecha en que se publicó la nueva decisión, teniendo en cuenta para ello
la naturaleza del juicio y, de ser apreciable en dinero, que se trate de uno de
mayor cuantía, independientemente de cual haya sido el motivo por el cual se
había casado el fallo que motivó el reenvío.

c) Si se ejercen ambos recursos, se admitirá de ellos el que reúna las


condiciones antes dichas y, de ser ambos, se dará a cada uno el trámite
correspondiente pero sólo se pasará a decidir el de casación si el de nulidad es
declarado improcedente.19

Una decisión que afectó el derecho a la defensa y fue contradictoria con el principio pro
actione, lo que a su vez motivó la intervención de la Sala Constitucional, vía revisión, para
definir que el requisito de la cuantía, a los efectos de la admisión del recurso de casación,
será examinado sólo en la primera oportunidad en que se interponga el recurso y, en
consecuencia, en los recursos contra las sentencias de reenvío posteriores, no será necesario
practicar tal examen nuevamente. Este es otro ejemplo que confirma la importancia del
nuevo esquema de control procedimental que vengo explicando a lo largo de estas páginas,
en el proceso de integración del derecho a través de la interpretación constitucional:

Ahora bien, la sentencia recurrida, dictada el 31 de octubre de 2000,


basándose en una decisión de la propia Sala de Casación Civil del 13 de abril
de 2000, cambió el criterio que venía sosteniendo, y estableció como
perentorio, cumplir con una nueva exigencia de la Sala, para casos similares al
que se estudia, dejando sin efecto la admisión del recurso de casación, el cual
había sido anunciado incluso con anterioridad al fallo del 13 de abril de 2000,
motivo por el cual esta Sala Constitucional considera que se violó el principio
de seguridad jurídica que debe garantizar el Estado Venezolano.

Quiere dejar claro esta Sala, que no se trata de que los criterios
jurisprudenciales no sean revisados, y sincronizados con las exigencias propias
del desarrollo y cambio social, sino que esa revisión no sea aplicada de
manera indiscriminada, ni con efectos retroactivos, vale decir, que los
requerimientos que nazcan del nuevo criterio, sean exigidos para los casos
futuros, y que se respeten en consecuencia, las circunstancias fácticas e incluso
de derecho, que existían para el momento en el cual se haya presentado el
debate que se decida en el presente.

19
s.S.C.C N° 105-00.
Considera la Sala, que negar la admisión de un recurso de casación
previamente admitido, y bajo las circunstancias antes expuestas, es nugatorio
de la garantía de ser juzgado por un juez natural, establecida en el numeral 4
del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, lo
cual conlleva la violación del derecho a un debido proceso, y el hecho de que
la Sala Civil no examine los argumentos de la recurrente, en contra de la
sentencia de reenvío, va en detrimento directo del derecho a la defensa, todo lo
cual se conjuga y sin lugar a dudas impide que la administración de justicia
imparta una tutela judicial efectiva.

Igualmente, observa esta Sala, que exigir una nueva cuantía para la admisión
del nuevo recurso de casación intentado contra la sentencia de reenvío, atenta
contra el principio de la perpetuatio jurisdictionis…20

2.3 EFECTOS DE LA CUANTÍA EN LAS COSTAS PROCESALES

Como se ha indicado, con la interposición del libelo de demanda se establecen los


parámetros in tempore para la determinación de competencia y, en virtud de la vigencia del
principio de la perpetuatio jurisdictionis, las circunstancias posteriores no deben modificar
la definición efectuada. Se establece así la cuantía en función del libelo de la demanda,
conforme a los principios analizados supra; sin que pueda modificarse por otras causas, ni
siquiera por el resultado de la sentencia. Pero entonces se plantea la duda por el
establecimiento del criterio de fijación de costas contenido en el artículo 286 del Código de
Procedimiento Civil:

Las costas que deba pagar la parte vencida por honorarios del
apoderado de la parte contraria estarán sujetas a retasa. En ningún
caso estos honorarios excederán del treinta por ciento (30%) del
valor de lo litigado. Cuando intervengan varios abogados, la parte
vencida sólo estará obligada a pagar los honorarios por el importe
de lo que percibiría uno solo, sin perjuicio del derecho de retasa.

En tal sentido, la casación civil ha considerado que no se violentan los artículos 273, 274 y
286 del Código de Procedimiento Civil, al condenar en costas a los demandados con base
en la estimación del valor del juicio hecha por el actor en el libelo de la demanda.21

20
s.S.C. N° 1032-03. No le bastó a la Sala Constitucional tal decisión y dictó posteriormente el obiter dictum
contenido en s.S.C. N° 1573-05, citado supra.
21
En s.S.C.C. N° 495-02 se definió: “De acuerdo a los citados criterios jurisprudenciales, el valor de lo
litigado es aquel desarrollado o plasmado en el libelo de demanda, conforme al conjunto de alegatos de
hecho y de derecho que conforman la pretensión, valor que por mandato procesal debe estar estimado en
ese libelo, y que el demandado, al no compartirlo, puede objetarlo o contradecirlo en su escrito de
contestación al fondo. Si bien es cierto que la cuantía estimada en el libelo es subjetiva en el asunto como
3. LEGITIMIDAD PARA EL EJERCICIO DEL RECURSO

En el recurso de casación el interés procesal viene dado por el carácter de parte en el juicio
y el hecho de su vencimiento en forma total o parcial; razón por la cual carece de interés
procesal quien haya obtenido la satisfacción integra de su petito o, en el caso del
demandado, al constatarse que fue desestimada en forma absoluta la pretensión del actor
contenida en el libelo.22

Caso distinto es la tercería adhesiva prevista en el artículo 370.3 del Código de


Procedimiento Civil, en la cual el adherente es concebido como auxiliar de la parte cuya
posición sostiene en el proceso y, por tal circunstancia, se incorpora en el estado en que se
encuentre la causa, siempre supeditado a las actuaciones del actor principal y a su eventual
voluntad de materializar los medios de autocomposición procesal. En tal sentido, estaría
legitimado para ejercer el recurso de casación en armonía de la estrategia procesal que
desarrolle la parte a cuya pretensión se adhiere.23

el hoy examinado por esta Sala, ha podido ocurrir lo inverso, es decir, que de determinar los jueces de
instancia, por ejemplo, la inexistencia del daño moral o la ruptura del nexo de causalidad, o un hecho de
la víctima que eximiera de responsabilidad al demandado, este último venciera la controversia, y sería el
actor quien tendría que pagar las costas procesales en proporción a su propia estimación. Siempre queda
la posibilidad para el demandado de contradecir la cuantía estimada en el libelo de demanda, pero tal
contradicción debe estar acompañada de argumentos que aunque distribuyen la carga de la prueba en
contra del demandado, le proporcionan al Juez elementos tangibles para pronunciarse sobre un sólido
contradictorio, y no en razón de la mera afirmación de que la cuantía es exagerada, lo cual siempre
conduce a dejar firme la estimada por el actor”.
22
s.S.C.C. N° 301-01.
23
En s.S.C. N° RC.00319-04 se encuentra contenido tal criterio: “La Sala ha sostenido en torno a la tercería
adhesiva, que “...ésta tiene lugar cuando el tercero concurre sosteniendo las razones de una de las partes
en litigio; por esa razón, “...el tercero adhesivo es aquél que interviene por tener un interés personal y
actual en la defensa de la pretensión de una de las partes, es decir, su interés procesal lo constituye la
existencia de una relación de hecho o de derecho tutelada por el ordenamiento jurídico; sin embargo,
dicha intervención es accesoria, y por ello debe adecuarse a la posición asumida por la parte principal, sin
que puede actuar en contradicción con la coadyuvada...” (Sentencia N° 357 de 10 de diciembre de 1997,
caso: Corporación Degil, C.A., expediente N° 97-240). También, es criterio reiterado de este Alto
Tribunal, que la legitimidad para interponer el recurso extraordinario de casación la da únicamente la de
ser parte en el juicio en el cual se intente el recurso, diferente a la legitimidad para apelar, donde no se
requiere ser parte, bastando que se tenga un interés inmediato en lo que sea objeto o materia del juicio,
“...ya porque resulta perjudicado por la decisión, bien porque pueda hacerse ejecutoria contra el mismo,
bien porque haga nugatorio su derecho, lo menoscabe o desmejore...” (Sentencia de fecha 13 de julio de
2000, Hugo Martínez contra sucesores de Félix Zerpa). Entonces, en principio son partes en el proceso el
demandante y el demandado, y aquellas que han asumido tal condición, al intervenir en la causa en
alguna de las formas previstas en el artículo 370 del Código Civil, y de allí se deriva su legitimación para
interponer el recurso de casación. Sin embargo, el tercero adhesivo sólo estará legitimado para ejercer el
recurso de casación siempre y cuando sus actos y declaraciones no perjudiquen la situación de la parte a
cuya pretensión se adhiere, ya que al ser la intervención accesoria de la parte a la que pretende coadyuvar,
Veremos infra, al trabajar la fase de ejecución de sentencia y el tema de las medidas
cautelares, la obligatoriedad del tercero afectado por la medida recaída sobre bienes de su
propiedad de acudir a la vía de tercería para contrarrestar la orden de secuestro, la
prohibición de enajenar y gravar, las medidas complementarias relacionadas con nominadas
y, en general, las medidas cautelares innominadas que lesionen su interés. En estos casos,
dada la admisibilidad de la casación contra las decisiones interlocutorias que causan
gravamen irreparable en la definitiva, el tercerista tendrá legitimidad para anunciar el
recurso de casación si correspondiere de acuerdo con los otros elementos de admisibilidad.
En este mismo sentido, en fase de ejecución de sentencia, surgen también situaciones
conflictivas por cuanto el tercero puede oponerse a que la sentencia sea ejecutada cuando la
tercería apareciere fundamentada en instrumento público fehaciente; y allí, esa exigencia,
está referida a la admisibilidad de la tercería mientras que la obligación de prestar caución
suficiente lo está con relación a la suspensión de la ejecución.24

En el caso de la comunidad ordinaria no se presentan dudas ya que cada comunero está


habilitado para ejercer las acciones judiciales frente a los terceros en beneficio o para la
conservación de la cosa común.25 En el supuesto específico de la comunidad conyugal, la

no le está permitido ir en contra de su voluntad, ni tampoco modificarla ni desmejorarla. Advierte la Sala


que en el caso bajo examen, la ciudadana Bertha Fuentes Fernández carece de legitimación para recurrir
en casación, pues su intervención en el juicio fue con ánimo de coadyuvar a la parte actora en su
pretensión, y esta última desistió de la acción, por lo cual no le es posible oponerse a la voluntad de la parte
coadyuvada de renunciar a la demanda, mediante el ejercicio del recurso de casación contra el auto que
homologó ese acto de autocomposición procesal”.
24
Sin embargo, debo advertir que en s.S.C. N°341-02 se indicó: “Indudablemente que son situaciones
procesales distintas la sentencia ejecutada y la sentencia en fase de ejecución, es de importancia relevante
esta diferenciación interpretativa en razón a los efectos y consecuencias para el ejercicio de otras acciones
y recursos. En ese sentido con relación al caso que ocupa a esta Suprema Jurisdicción, el legislador en el
artículo 376 del Código de Procedimiento Civil, estableció la posibilidad legal de que se presente una
acción de tercería antes de haberse ejecutado la sentencia. En igual forma se interpreta de dicha norma,
que el instrumento público fehaciente no es requisito para admitir dicha tercería, sino para suspender la
ejecución. En el sub iudidce el ad quem, de la evidencia que se desprende del transcrito parcial de su
sentencia realizado anteriormente, sin lugar a dudas que infringió el debido proceso al confirmar la
declaratoria de inadmisibilidad de la demanda de tercería sobre el errado sustento de que la sentencia ya
“...estaba en proceso de ejecución...” y que el ”...el tercero opositor dejó de presentar instrumento público
fehaciente del derecho que le asiste...”; negándole de esta forma el acceso a los Órganos de la
Administración de Justicia, al establecer condiciones de inadmisibilidad no previstas para el caso en
particular, infringiendo consecuencialmente el contenido y alcance de los artículo 341, 370 ordinal 1° y
376 del Código de Procedimiento Civil, razón suficiente para que la Sala proceda a corregir el error
delatado, restituya el orden público y el debido proceso violentados, a través de la facultad ya expresada
que le confiere el artículo 320 eiusdem, anulado tanto el fallo recurrido como el del tribunal de primer
grado, ordenando se dicte nueva sentencia con sujeción a esta decisión, tal como se hará de manera,
expresa, positiva y precisa en el dispositivo de esta sentencia. Así se resuelve”.
25
En s.S.C. N° RC.00637-03 aparece: “En efecto, el problema planteado versa sobre si la parte actora,
propietaria del 50% de los derechos del inmueble, podía demandar el cumplimiento de contrato de
arrendamiento, sin estar acompañada por la copropietaria Gama Inversiones C.A., que posee el otro 50%
legitimación conjunta sólo es exigible en los casos que la norma prevé la administración
conjunta.26

de los derechos y acciones del inmueble. La comunidad se refiere a un derecho real que se encuentra
distribuido entre varios, es decir, la titularidad, en vez de ser de una persona, es de un grupo de personas.
Lo anterior significa que el derecho de propiedad no está dividido en partes materiales o ideales sino que
cada copropietario tiene un derecho de propiedad pleno, cualitativamente igual al derecho del propietario
exclusivo, y cuantitativamente diverso, al estar limitado por la concurrencia de los derechos iguales de los
otros copropietarios. Es decir, el derecho de cada comunero se refiere y afecta a toda la cosa, no a una
fracción de la misma, pero como debe coexistir con los derechos de los otros comuneros, es un derecho
restringido en cuanto a la extensión de sus facultades. Por consiguiente, el derecho de cada comunero
produce para él los mismos efectos que produce el derecho exclusivo de un propietario sobre una misma
cosa. Este rasgo es importante a los efectos de la defensa judicial de su derecho frente a terceros o frente a
los restantes condóminos, pues cada copropietario ha de ser tenido como propietario de la cosa entera,
aunque sea una propiedad limitada por los derechos de los otros copropietarios; como tal, está facultado
para ejercer las acciones judiciales frente a los terceros en beneficio o para la conservación de la cosa
común, sobre todo en caso de negligencia de los demás. Desde este punto de vista, cada comunero está
legitimado para intentar la acción judicial por sí mismo y no por cuenta de los otros, a menos que éstos lo
hayan encargado de ello”.
26
Según resulta de s.S.C.C. N° 126-00: “El encabezamiento de la disposición transcrita faculta a cada uno
de los cónyuges para administrar por sí solo los bienes de la comunidad que hubiere adquirido con su
trabajo personal o por cualquier otro título legítimo, sin embargo, establece como excepción de tal regla, y
por tanto, exige consentimiento de ambos, cuando los bienes gananciales de los que se ha de disponer a
cualquier título, sean inmuebles, derechos o bienes muebles sometidos a régimen de publicidad, acciones,
obligaciones y cuotas de compañías, fondos de comercio, así como aportes de dichos bienes a sociedades.
Así mismo, la referida disposición señala que en estos casos la legitimación en juicio para las respectivas
acciones corresponderá a los dos en forma conjunta. La Sala considera que la legitimación conjunta a que
alude la disposición que se examina, se requiere exclusivamente en aquellos casos que excepcionalmente
prevé la norma para administración conjunta, esto es, cuando se refiera a la disposición de inmuebles,
derechos o bienes muebles sometidos a régimen de publicidad, acciones, obligaciones y cuotas de
compañías, fondos de comercio, así como aportes de dichos bienes a sociedades. Por tanto, la legitimación
en juicio derivada de los actos de administración realizados por los cónyuges, por sí solos, sobre los bienes
de la comunidad que hubieren adquirido con su trabajo personal o por cualquier otro título legítimo,
corresponderán exclusivamente a aquél que los hubiere efectuado. En este sentido, la Sala de Casación
Civil de la extinta Corte Suprema de Justicia, en fallo de fecha 3 de junio de 1998, estableció lo siguiente:
‘Es evidente que la intención del legislador de 1982, plasmada claramente en la letra de los artículos
vigentes citados supra [168, 169, 170, 171 y 172 del Código Civil], fue la de mejor proteger los bienes de los
cónyuges en la comunidad de gananciales. Así, el artículo 168 del nuevo Código restringió las facultades
administrativas amplias que tenía el marido en el Código derogado y equiparó a la mujer con aquél en la
administración de dichos bienes. Igualmente equiparó a la mujer con el marido en materia de disposición
de los bienes comunes, al exigir el vigente artículo 168 el consentimiento de ambos cónyuges para enajenar
o gravar a título oneroso o gratuito los bienes que en dicho artículo se señala, estableciendo además que la
legitimación en juicio en tales casos comprende a los dos en forma conjunta. Estas disposiciones colocaron
a la mujer en situación de igualdad, en cuanto a la posibilidad de enajenar y obligar a título oneroso los
bienes comunes, como se evidencia de una interpretación concordada de los artículos 168 y 170 del
derogado Código. Ahora bien, por argumento a contrario de lo dispuesto en el artículo 168 del Código
Civil vigente, cualquiera de los cónyuges puede actuar libremente para administrar o disponer, y
consiguientemente estar en juicio, en todo lo no expresamente restringido por este artículo 168; y ello
acarrea responsabilidad para la comunidad conyugal. No obstante, con la finalidad de proteger a cada uno
de los cónyuges de los excesos de una administración irregular o de los riesgos que puedan derivarse de la
imprudencia del otro, el artículo 171 del Código Civil vigente prevé que el cónyuge que se encuentre en esa
4. ADMISIÓN DEL RECURSO

Vencido el lapso de diez días que se concede para el anuncio, el Tribunal contra cuya
sentencia se recurre lo oirá; y admitirá o negará el recurso de casación, al primer día
inmediato siguiente. En el primer caso, hará constar en el auto el día del calendario que
correspondió al último de los diez que se dan para el anuncio; en caso de negativa, razonará
en dicho auto los motivos del rechazo. Sin embargo, vale aclarar, la admisión del recurso de
casación depende en definitiva de la Sala de Casación Civil, la cual decidirá al respecto con
independencia de lo que haya determinado el tribunal de instancia.27

Lo importante es que el lapso de diez días transcurre fatalmente, razón por la cual, en caso
de no producirse pronunciamiento expreso, el anunciante tendrá que consignar su escrito de
formalización ante la Sala de Casación Civil dentro de los 40 días continuos siguientes a los
diez días del anuncio, más el término de la distancia si tal fuere el caso. En tal caso la
propia Sala requerirá el expediente e impondrá multa al Juez por su omisión. Vencido el
lapso para anunciar el recurso sin que la parte lo proponga, se remitirá el expediente al
Tribunal a quien corresponda la ejecución.

4.1. RECURSO DE HECHO

El recurso de hecho es un mecanismo que garantiza el derecho a la defensa de la parte que


se encuentra en tres supuestos: a) Los dos previstos en el artículo 305 del Código de
Procedimiento Civil referidos a la negativa de la apelación o al caso que ésta sea oída en un
solo efecto; y 2) El que nos atañe en este punto, previsto en el artículo 316 eiusdem, en
contra de la negativa del recurso de casación y que está dirigido a dejar sin efecto el
rechazo cuando es infundado, lo que implicará eventualmente que se admita el mecanismo
casacional. En este último supuesto, el Tribunal que negó el recurso conservará el
expediente durante cinco días a fin de que el interesado pueda intentar el recurso de hecho
y, materializado el mismo en las actas procesales, el tribunal deberá remitir el expediente a
la Sala de Casación Civil para que ésta lo decida dentro de los cinco días siguientes al
recibo del mismo, con preferencia a cualquier otro asunto.

La decisión que sea asumida por la Sala se limita a un pronunciamiento sobre el auto
denegatorio del recurso de casación, sin entrar al examen de fondo de la sentencia. De
declararse con lugar el recurso de hecho, comenzará a correr, al día siguiente de dicha
declaratoria, el lapso de formalización más el término de distancia que fijará la misma Sala;

situación de posible perjuicio, pueda solicitar del juez las providencias conducentes a evitar aquel peligro y
si ello no bastare, pedir la separación de bienes’.
27
s.S.C.C. N° 171-02: “... De acuerdo con doctrina reiterada de esta Sala, al Tribunal Supremo de Justicia
compete decidir, en último término, acerca de la admisibilidad del recurso de casación propuesto, no
obstante la admisión que hubiese realizado la instancia. En tal caso podrá revocar el auto de admisión si lo
encontrase contrario a derecho, y declarar inadmisible el recurso interpuesto...”.
caso contrario, el expediente se remitirá directamente al Juez que deba conocer de la
ejecución con expresa participación de dicha remisión al Tribunal que remitió el
expediente. En la hipótesis de que la decisión de admitir el recurso de hecho se produzca
vencido el lapso de cinco días a que se refiere el artículo 316 del Código de Procedimiento
Civil, el lapso de 40 días para formalizar el recurso de casación se computará a partir de la
última notificación que se haga a las partes.28

28
Criterio fijado en s.S.C. N° 2314-07, en materia laboral, pero que ratifica un criterio previo en s.S.C. N°
431-00: “Ahora bien, en el presente caso se le solicitó a esta Sala Constitucional el ejercicio de la facultad
de revisión, visto el perecimiento declarado por parte de la Sala de Casación Social de este Tribunal
Supremo de Justicia, del recurso de casación anunciado contra la decisión dictada el 25 de abril de 2005,
por el Juzgado Cuarto Superior del Régimen Procesal Transitorio del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, por no haber formalizado el recurso dentro lapso previsto
para ello. Al respecto, se evidencia de actas que la Sala de Casación Social declaró perecido el recurso por
cuanto transcurridos los veinte días a que alude el artículo 177 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo
para la formalización ésta no se produjo. En tal sentido, el cómputo de la Secretaría de Sala de Casación
Social determinó que dicho lapso inició el 22 de marzo de 2007 (día siguiente al auto de esa Sala que
declaró con lugar el recurso de hecho) y venció el 10 de abril del mismo año. Para decidir, la Sala
observa: El artículo 170 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo establece que “dentro de los cinco (5)
días hábiles siguientes al recibo de las actuaciones” la Sala de Casación Social decidirá el recurso de
hecho intentado en caso de negativa de admisión del recurso de casación. Del expediente se constata que la
Sala de Casación Social recibió las actuaciones necesarias para emitir su decisión en relación con el
recurso de hecho intentado el 19 de diciembre de 2006; no obstante, la decisión no fue dictada dentro del
plazo exigido por el artículo 170 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, sino transcurridos más de tres
meses después de la recepción del expediente, esto es, el 21 de marzo de 2007, oportunidad en la cual fue
declarado con lugar el recurso de hecho intentado y se admitió el recurso de casación anunciado. Ahora
bien, del cómputo realizado por esta Sala a los fines de determinar con exactitud cuándo fenecieron los
cinco días hábiles dentro de los cuales debió decidir la Sala de Casación Social el recurso de hecho
ejercido por la parte actora, se advierte que, excluyendo los días en los cuales no se dio despacho (entre el
20 de diciembre de 2006 hasta el 23 diciembre del mismo año) y los días correspondientes a las vacaciones
judiciales (entre el 24 de diciembre de 2006 hasta el 7 de enero de 2007), dicho lapso venció el 15 de enero
de 2007. Por tanto, a partir del 16 de enero de 2007 cesó la estadía a derecho de las partes, razón por la
cual la sentencia dictada el 21 de marzo de 2007 por la Sala de Casación Social debió notificarse a las
partes, a tenor de lo estipulado en los artículos 251 y 233 del Código de Procedimiento Civil, aplicables
analógicamente en atención a lo dispuesto en el artículo 11 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo (...)
De allí que, a juicio de esta Sala, la falta de notificación de las partes de la sentencia dictada fuera de
lapso; y adicional a ello, el hecho de dejar transcurrir el lapso para presentar el escrito de formalización
del recurso de casación anunciado, resultó en el caso concreto violatorio del derecho a la defensa y al
debido proceso de la parte actora establecido en el artículo 49 de nuestra Carta Magna. Así se decide”.
Inmediatamente, este criterio vinculante fue acogido por la Casación.
4.2. PERECIMIENTO DEL RECURSO

El perecimiento es atinente al recurso de casación y al término para efectuar la


formalización del mismo ex artículo 325 del Código de Procedimiento Civil. Una situación
que presenta diferencias esenciales con la perención que es una forma de extinción del
proceso regulada en los artículos 267 al 271 eiusdem;29 y puede ser declarada en cualquier
estado y grado del proceso.30 Pero la perención no se consagra en términos absolutos razón
por la cual se hace fundamental el análisis de la situación de hecho concreta para

29
s.S.C. N° 1167-01: “La extinción del proceso tiene lugar por varias causas, una es la falta de impulso
procesal oportuno por ambos litigantes o por el actor, lo que da lugar a la perención (artículo 267 del
Código de Procedimiento Civil); pero hay otras que castigan, más que la falta general y continua de
impulso procesal por las partes en lo que a ellas corresponde, el incumplimiento de determinadas
actividades prevenidas dentro del devenir procesal, para las cuales el legislador exigió brevedad”.
30
En s.S.C. N° 956-01, la Sala Constitucional fijó una interpretación con carácter vinculante definiendo su
verdadera naturaleza: “…El Código de Procedimiento Civil establece la institución denominada perención
de la instancia. Dicho Código señala que toda instancia se extingue por el transcurso de un año sin
haberse ejecutado ningún acto de procedimiento por las partes (artículo 267); y agrega, que la inactividad
del juez después de vista la causa, lo que se entiende que es solo con relación al fallo de fondo, no
producirá la perención. Ella tampoco tendrá lugar cuando el proceso se encuentre en consulta legal, ante
el juez que ha de conocerla (artículo 270 del Código de Procedimiento Civil). En su esencia, tal disposición
persigue sancionar la inactividad de las partes (de todos los litigantes), y la sanción se verifica de derecho,
la que no es renunciable por las partes, tal como lo señala el artículo 269 del Código de Procedimiento
Civil. El efecto de la perención declarada es que se extingue el proceso, por lo que ella no ataca a la
acción, y las decisiones que produzcan efectos, y las pruebas que resulten de los autos, continuarán
teniendo plena validez. Simplemente, la perención finaliza el proceso, el cual no continuará adelante a
partir de la declaratoria de aquélla. Como la acción no se ve afectada por la perención, la demanda puede
volverse a proponer, y si con ella (la perimida) se hubiere interrumpido la prescripción, tal interrupción
sigue produciendo efectos. Por tratarse de una ‘sanción’ a la inactividad de las partes, la perención, una
vez verificado el supuesto que la permite, puede declararse de oficio, sin que valga en contra que las partes
o una de ellas actuó después que se consumieron los plazos cuando se produjo la inactividad. Esta última
puede tener lugar cuando no se insta o impulsa el proceso en un lapso legal establecido, o cuando el
demandante no realiza una actividad específica en determinados plazos (caso del artículo 354 del Código
de Procedimiento Civil, por ejemplo) a la cual lo requiere el Tribunal, a instancia de su contraparte; o
cuando debiendo comparecer a una determinada actuación, no lo hace (artículos 756 y 758 del Código de
Procedimiento Civil). De estas dos posibilidades para los fines de este fallo, a la Sala le interesa la primera
de ellas: la perención que nace por falta de impulso procesal propio. Estos términos no son otros que los
indicados en el artículo 267 del Código de Procedimiento Civil: 1) El transcurso de un año sin haberse
ejecutado ningún acto de procedimiento por las partes. 2) El transcurso de treinta días desde la fecha
de admisión de la demanda, sin que el demandante hubiere cumplido las obligaciones que le impone la ley
para que sea practicada la citación del demandado. 3) El transcurso de treinta días a contar desde la
fecha de la reforma de la demanda, realizada antes de la citación del demandado, si el demandante no
hubiese cumplido con las obligaciones que le impone la ley para que sea practicada la citación del
demandado. 4) El transcurso de seis meses contados desde la suspensión del proceso por la muerte de
alguno de los litigantes (artículo 144 del Código de Procedimiento Civil), o por haber perdido el carácter
con que obraba, sin que los interesados hubiesen gestionado la continuación de la causa, ni dado
cumplimiento a las obligaciones que la ley les impone para proseguirla”.
determinar su materialización y el efecto que de tales circunstancias deriven en la secuencia
procedimental.31
31
Idem, s.S.C. N° 956-01: “Sin embargo, el principio -enunciado en el artículo 267 aludido- de que la
perención no corre después de vista la causa, no es absoluto, ya que si después de vista la causa, se
suspende el proceso por más de seis meses, por la muerte de alguno de los litigantes o por la pérdida del
carácter con que obraba, sin que transcurrido dicho término los interesados gestionen la continuación de
la causa, ni cumplan las obligaciones que la ley les impone para proseguirla, perimirá la instancia, así ella
se encuentre en estado de sentencia, ya que el supuesto del ordinal 3° del artículo 267 no excluye
expresamente la perención si la causa ya se ha visto, y realmente en estos supuestos (ordinal 3°), la
inactividad procesal es atribuible a las partes, por lo que ellas deben asumir sus consecuencias. Por ello, el
ordinal 3° del artículo 267 del Código de Procedimiento Civil al señalar: ‘También se extingue la
instancia’, no distingue en qué estado ella se encuentra, en contraposición con los otros ordinales de dicha
norma, y con el enunciado general de la misma. Suele comentarse que la perención no tiene lugar cuando
el juicio está en suspenso. A juicio de esta Sala hay que diferenciar la naturaleza de la detención procesal,
ya que si ella es producto de una suspensión por algún motivo legal, durante la suspensión, el juez pierde
la facultad de impulsar de oficio el proceso hasta su conclusión (artículo 14 del Código de Procedimiento
Civil), y éste entra en un estado de latencia mientras dure el término legal de suspensión, pero transcurrido
éste, así no exista impulso de los sujetos procesales, el proceso automáticamente debe continuar, y si no lo
hace, comienza a computarse el término para perimir, tal como lo evidencia el ordinal 3° del artículo 267
del Código de Procedimiento Civil cuando resta del lapso de perención el término de suspensión legal, el
cual previniendo que a partir de la terminación del lapso legal de suspensión comience a contarse el de
perención, ya que la causa continúa y si no se activa y por ello se paraliza, perimirá. La perención tiene
lugar cuando el proceso se encuentra paralizado y las partes o no están o han dejado de estar a derecho. Se
trata de una relación procesal que no se formó, o que, constituida, se rompió. El comienzo de la
paralización es el punto de partida para la perención, y el tiempo que ella dure será el plazo para que se
extinga la instancia. Estando la causa en estado de sentencia, ella puede paralizarse, rompiéndose la
estada a derecho de las partes, por lo que el Tribunal no puede actuar, y se hace necesario para su
continuación, que uno de los litigantes la inste y sean notificadas las partes no peticionantes o sus
apoderados. En ese estado, la paralización puede nacer de situaciones casuísticas que necesariamente
conducen a tal figura caracterizada por la ruptura de la permanencia a derecho de las partes, como puede
suceder si las diversas piezas de un expediente que se encuentra en estado de sentencia se desarticulan y se
envían a diversos tribunales, sin que el tribunal a quien le corresponde la última pieza para sentenciar,
pueda hacerlo, ya que no tiene el resto de los autos y no sabe dónde se encuentran. Ante tal situación, la
causa se paraliza, las partes dejan de estar a derecho, y al juez no queda otra posibilidad, sino esperar que
los interesados le indiquen (producto de sus investigaciones) dónde se encuentra el resto de las piezas, a fin
[de] que las recabe, conforme el expediente total, y a petición de parte, reconstituya a derecho a los
litigantes. Tal situación ha sucedido con motivo de las reorganizaciones de las competencias de los
tribunales, lo que conoce la Sala por notoriedad judicial. Surge así una inactividad imputable a las partes,
que ocurre en estado de sentencia, y que configura una carga incumplida de los litigantes, es a ellos a
quien perjudica, y no al tribunal que se encuentra imposibilitado de actuar. Algo similar ocurría cuando
no estaba vigente el principio de gratuidad de la justicia y las partes no consignaban el papel sellado
necesario para sentenciar. Estos son los principios generales sobre perención de la instancia, los cuales
son aplicables plenamente al proceso civil y a los procesos que se rijan por el Código de Procedimiento
Civil (proceso común). Las causas en suspenso no se desvinculan del iter procesal. El juicio se detiene y
continúa automáticamente en el estado en que se encontraba cuando se detuvo, sin necesidad de notificar
a nadie, ya que la estadía a derecho de las partes no se ha roto. El artículo 202 del Código de
Procedimiento Civil, marca los principios al respecto, mientras que el 14 eiusdem, establece que las
suspensiones tienen lugar por motivos, pautados en la ley, tal como lo hacen -por ejemplo- los artículos
202, 354, 367, 387, 756 y 758 del Código de Procedimiento Civil. Para que exista paralización, es necesario
que ni las partes ni el Tribunal actúen en las oportunidades señaladas en la ley para ello, por lo que esta
La excepción a esa declaratoria se produce en ocasión de que el procedimiento se encuentre
en estado de sentencia.32 Pero la interpretación que de la perención hacía la casación civil
no era acorde con los parámetros trazados por la Sala Constitucional por lo que ésta se vio
constreñida a retomar el tema de la interpretación de las disposiciones de los artículos 269,
270 y 271 del Código de Procedimiento Civil, en ocasión de un recurso de revisión:

De los artículos transcritos resaltan los siguientes aspectos:

1. Que la perención se verifica de derecho; por tanto, puede declararse de


oficio;
2. Que la perención no es renunciable por las partes;
3. Que la decisión que declare la perención puede ser apelada;
4. Que su declaratoria no impide que se vuelva a proponer la demanda –la
cual podrá interponerse luego de que transcurran noventa días después de que
se haya verificado- ni extingue los efectos de las decisiones dictadas; tal como
lo afirmó el fallo núm. 956/2001, transcrito supra;
5. Que la perención solo extingue el proceso.

Así pues, por una parte se advierte que es imperativo que el Tribunal notifique
de la decisión que declaró la perención a las partes, en cualquiera de los
supuestos que prevé el artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, con el
fin de garantizar su derecho a la defensa; y solo a partir de que ocurra la
misma comienza a transcurrir el lapso para ejercer el recurso de apelación
correspondiente.

inactividad de los sujetos procesales, rompe la estadía a derecho de las partes, las desvincula, y por ello si
el proceso se va a reanudar, y recomienza en el siguiente estadio procesal a aquél donde ocurrió la
inactividad colectiva, habrá que notificar a los litigantes de tal reanudación, habrá que reconstituir a
derecho a las partes, tal como lo previó el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil. Ese es el criterio
que gobierna al artículo 257 eiusdem”.
32
Ibídem, s.S.C. N° 956-01: “Cuando, en el término para sentenciar y en el de diferimiento, no se
sentencia, la causa se paraliza y cesa la estadía a derecho de las partes. Para que el proceso continúe se
necesita el impulso de uno de los sujetos procesales, ya que es la inactividad de éstos lo que produce la
parálisis, y en el caso de la sentencia emitida extemporáneamente, el legislador consideró que es el
Tribunal quien actúa y pone en movimiento el juicio en relación con las partes, quienes son los que tienen
el interés en ejercer su derecho a la defensa (interposición de recursos, aclaratorias, nombramientos de
expertos para la experticia complementaria, etc.). Para que corra la perención la clave es la paralización
de la causa. Sólo en la que se encuentra en tal situación puede ocurrir la perención, siempre que la
parálisis sea de la incumbencia de las partes, ya que según el Código de Procedimiento Civil, la inactividad
del juez después de vista la causa no producirá la perención. Siendo la perención un ‘castigo’ a la
inactividad de las partes, la de los jueces no puede perjudicar a los litigantes, ya que el incumplimiento del
deber de administrar justicia oportuna es sólo de la responsabilidad de los sentenciadores, a menos que la
falta de oportuno fallo dependa de hechos imputables a las partes, como ocurre en los ejemplos antes
especificados. La anterior interpretación tiene plena validez para todos los procesos que se rigen por el
Código de Procedimiento Civil (…)”.
Por otra parte, es preciso indicar el momento a partir del cual comienza a
transcurrir el lapso de noventa (90) días para volver a proponer la demanda,
luego de haberse declarado la perención; ya que pareciera que la Sala de
Casación Civil de este máximo Tribunal realizó una interpretación matizada
del artículo 271 del Código de Procedimiento Civil, pues conforme lo señala la
misma pareciera que tal lapso se cuenta a partir de la firmeza del fallo mero
declarativo de perención. Sin embargo, si se entiende de tal manera se estaría
prolongando un lapso que no prevé el dispositivo legal, que a la letra dispone
que este comenzará a contarse “después de verificada la perención”.

Según la Real Academia Española, el vocablo “verificar” alude a “comprobar


o examinar la verdad de algo” y conforme a la norma citada, en el caso de la
perención, el Juez realiza esta acción al momento de comprobar que la misma
ocurrió, bien sea de oficio o a petición de parte. Por tanto, a la letra de lo
previsto en el citado artículo 271 del Código de Procedimiento Civil, es a
partir del momento en que el Juez realiza tal acción y emite el pronunciamiento
correspondiente, cuando comienza a transcurrir el lapso para que la parte
demandante vuelva a interponer la demanda, que nada tiene que ver con el
momento a partir del cual comienza a transcurrir el lapso para ejercer el
recurso de apelación.

Esta Sala debe advertir que la interpretación analógica que realizó la Sala de
Casación Civil de este máximo Tribunal del artículo 1.982 del Código Civil a
la perención no es congruente, puesto que el aludido dispositivo legal está
referido a las prescripciones breves y en nada se asemeja a la caducidad de la
acción, aunado a que esta última figura tiene su propia prescripción legal.33

El perecimiento del recurso de casación opera cuando la formalización no se presenta


dentro de los 40 días siguientes al vencimiento de los 10 días que se conceden para efectuar
el anuncio o, sí fuera ese el caso, siguientes al de la declaratoria con lugar del recurso de
hecho, más el término de la distancia que se haya fijado entre la sede del Tribunal que dictó
la sentencia recurrida y la ciudad de Caracas. También se declara un recurso perecido, aún
en caso de ser formalizado dentro de los términos anteriormente señalados, en el supuesto
de que el escrito de formalización no cumpla con los requisitos establecidos en el artículo
317 del Código de Procedimiento Civil. Este último aspecto es lo que constituye la
adecuada técnica de formalización a la que he hecho referencia supra.

En cuanto al vencimiento del lapso para formalizar no se presentan dudas porque la


preclusión depende del cómputo. Pero en el segundo aspecto se presentan serios
inconvenientes por la posibilidad de lesión del derecho de defensa implícita en una

33
s.S.C. N° 263-12.
declaratoria de inadecuación del recurso. La casación ha definido que el incumplimiento de
los requisitos establecidos en el artículo 317 eiusdem no puede determinarse en forma
apriorística sino que es necesario realizar el examen de todas y cada una de las denuncias
por separado para determinar si cumple o no con tales requisitos. Esto implica que, en caso
de incumplimiento, se debe desechar una a una la respectiva denuncia y sólo en el caso de
que ninguna de las denuncias se adecue a la técnica casacional se declarará perecido el
recurso. Esto también implica que con solo prosperar una sola de las denuncias el recurso
debe ser declarado con lugar.34

4.3. RECLAMO

El reclamo es el mecanismo idóneo para sancionar al titular del tribunal responsable de


frustrar u obstaculizar el anuncio del recurso de casación, sin perjuicio de que declare
admitido el recurso posteriormente y se proceda a su tramitación. Será procedente también
en el caso del recurso de hecho por la profunda vinculación existente entre ambos.35

5. SENTENCIAS RECURRIBLES

El carácter extraordinario del recurso de casación también deriva de las limitaciones a que
está sujeta la Sala que la circunscribe al conocimiento de los recursos de casación
anunciados y formalizados en juicios civiles, mercantiles y marítimos; de los recursos de
hecho contra la negativa de admitir el de casación; de los conflictos de competencia que

34
En este sentido, se debe revisar s.S.C.C. N° RC.00594-06.
35
s.S.C.C. N° REC.00240-05: “…esta Sala ha indicado que ‘por cuanto la negativa de admisión del
recurso de casación puede dar origen al recurso de hecho correspondiente...también el reclamo comprende
la obstaculización de este recurso’. (Ver entre otras, Sent. 17/9/03, caso: Contraloría General del Estado
Falcón / Salud Familiar 3-A S.R.L.). Al mismo tiempo este Alto Tribunal ha establecido reiteradamente,
que los supuestos de procedencia del reclamo son los siguientes: ‘...1) Contra la conducta de los jueces,
concretamente del titular de la recurrida, que procure frustrar u obstaculizar el anuncio del recurso de
casación. 2) Contra la conducta de cualquiera otra persona, que procure entorpecer la tramitación y
admisión del recurso de casación. 3) Que en ambos casos, debe entenderse que la frustración y
entorpecimiento se refieren exclusivamente al recurso de casación y no a otro recurso. 4) Por cuanto la
negativa de admisión del recurso de casación puede dar origen al recurso de hecho correspondiente; la
Sala interpreta que también el reclamo comprende la obstaculización de este recurso. 5) Que en el
supuesto contemplado con el Nº 1 la Corte puede declarar admitido el recurso; en tanto que en el supuesto
señalado Nº 2, la Corte ordenará, de ser procedente, el trámite y admisión. 6) Que las sanciones difieren
según se trate de los supuestos señalados 1º y 2º...”. (Sent. 21/4/94, caso América Rendón Mata c/ Croerca
C.A., reiterada en fecha 16 de febrero de 2001). Ahora bien, de acuerdo a los criterios jurisprudenciales
precedentemente citados, el reclamo debe ser declarado procedente si la conducta del juez tuvo por objeto
frustrar u obstaculizar la tramitación o admisión del recurso de casación o del recurso de hecho, este
último, por estar directamente vinculado con la admisibilidad del mencionado recurso extraordinario”.
surjan entre tribunales, sean ordinarios o especiales, cuando no exista otro tribunal superior
y común a ellos en el orden jerárquico; y conforme a los artículos 314 y 323 del Código de
Procedimiento Civil de los reclamos relativos a la tramitación del anuncio y admisión del
recurso de casación, así como también de los recursos de nulidad propuestos contra
sentencias de última instancia que desacaten la doctrina establecida por la Sala al decidir el
recurso de casación. Por otra parte, a la Sala compete el conocimiento de los recursos de
interpretación sobre el contenido y alcance de los textos legales, si se trata de materia afín
con su competencia, así como de las solicitudes de avocamiento de juicios que cursen ante
tribunales de inferior jerarquía a ella de acuerdo con lo establecido con la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia.

Veamos la variedad de decisiones que están sujetas a control de casación.

5.1. SENTENCIAS DE ÚLTIMA INSTANCIA EN JUICIOS ORDINARIOS DE


NATURALEZA CIVIL, MERCANTIL O MARÍTIMA

La primera hipótesis es la de sentencias de última instancia que pongan fin a los juicios
civiles o mercantiles ordinarios, cuyo interés principal exceda de las cuantías a que he
hecho referencia supra. Pero existen excepciones a la regla de agotamiento del segundo
grado de jurisdicción:

5.1 CASACIÓN PER SALTUM

El caso de la denominada casación per saltum implica la recurribilidad inmediata de juicios


que se tramitan en única instancia, como el de la invalidación a que he hecho referencia. En
tal supuesto, el recurso de casación debe anunciarse en forma directa, sin interponer
previamente el recurso ordinario de apelación so pena de negativa por ser un recurso
inexistente para el caso específico.36 Situación delicada por cuanto la interposición de la
apelación implicaría el vencimiento del plazo de anuncio.

5.2. CASO ESPECIAL DE SENTENCIAS DEFINITIVAS FORMALES

La doctrina de la Sala de Casación Civil define como sentencia definitiva formal aquella
que cumpla con los siguientes requisitos:

i. Que se produzca en la oportunidad en que deba dictarse la sentencia definitiva de


última instancia, es decir, ya sustanciado el proceso en su conjunto; y

36
En este sentido, s.S.C.C. N° 143-01 ratificada por s.S.C.C. N° RH.00057-05.
ii. Que no decida la controversia, sino que reponga la causa a un estado procesal
anterior, dejando sin efecto la sentencia de la instancia inferior que se había dictado
sobre el fondo del asunto.

En el último supuesto, cabe advertir que la casación ha evaluado cuidadosamente la


procedencia del recurso sobre la base de la doctrina de la reposición inútil y las definiciones
sobre debido proceso, al punto que ha considerado que el Juez Superior comete una
subversión procesal que violenta el derecho a la defensa al ordenar una reposición inútil:

…es ampliamente conocido por el foro jurídico que la reposición trae


aparejada la nulidad, por lo que los jurisdicentes deben revisar muy
cuidadosamente y a la luz de sus consecuencias, la conveniencia en declararla
sólo cuando se hayan menoscabado derechos como el de defensa y debido
proceso, o se haya violentado el orden público y siempre que dichas fallas no
puedan subsanarse de otra manera, lo que deviene en que tal reposición debe
decretarse cuando realmente se persiga con ella una finalidad útil, pues de no
ser este el supuesto se estarían violentando los mismos derechos que
presuntamente se deben proteger cuando se acuerda.

Por otra parte, considera la Sala importante resaltar que tal y como lo señalan
los artículos 212 y 213 del Código de Procedimiento Civil, y lo ha sentado su
pacífica doctrina, la reposición debe acordarse cuando alguna de las partes la
solicite por verse afectado por un acto de procedimiento viciado de nulidad,
puesto que si ella realiza nuevas actuaciones sin reclamarla, debe entenderse
que renuncia a tal derecho; por no haberlo hecho en la primera oportunidad
de conformidad con lo establecido en el artículo 213 del Código de
Procedimiento Civil, y sólo podrá ser decretada la reposición oficiosamente
por el juez , en aquellos casos, se repite, que se trate de quebrantamientos de
orden público absoluto.

En el texto analizado y reproducido en primer término (artículo 206 del Código


de Procedimiento Civil), se aprecia la intención del legislador referida a que la
reposición de los juicios ocurra sólo excepcionalmente, ello para preservar los
principios de estabilidad de los mismos y de economía procesal y, por otra
parte, es necesario establecer que el vicio afecta al orden público, para que se
justifique la nulidad de la sentencia y, consecuencial, reposición de la causa.

Asimismo, es de vieja data el principio según el cual la reposición debe


perseguir un fin útil, razón por la que debe limitarse su utilización a aquellos
casos en los cuales se altere la estabilidad del proceso.
El segundo de los artículos trascritos (209) impone al juez del segundo grado,
como consecuencia del efecto devolutivo de la apelación, el deber de resolver
el fondo de la controversia; razón por la que su efecto no es la reposición de la
causa sino el conocimiento y decisión del asunto, no pudiendo el ad quem, con
base a esta disposición subvertir el orden público procesal, ordenando una
reposición inútil; pues tales actuaciones procesales deben, además de corregir
vicios en los que efectivamente se haya incurrido en el iter procesal, perseguir
una finalidad beneficiosa que coadyuve a restaurar el equilibrio procesal,
garantizando a los litigantes el derecho a la defensa”.37

La reposición inútil derivaría en una “evidente inmotivación en su fallo” que infringe los
artículos 15, 209 y 243.4 del Código de Procedimiento Civil. Por tanto, el juez de segundo
grado de jurisdicción está obligado a decidir el fondo del asunto:

En acatamiento a la preceptiva legal contenida en el citado, artículo 209 del


Código de Procedimiento Civil, es deber del juez del segundo grado de
jurisdicción pronunciarse sobre el fondo de la controversia, aun cuando
encuentre que la sentencia apelada se halle viciada por defectos de forma lo
que, por vía de consecuencia, deviene en que en ningún caso debe el ad quem
ordenar la reposición de la causa esgrimiendo para ello que la decisión
apelada, está viciada de nulidad en razón del incumplimiento de los requisitos
intrínsecos que deben contener las sentencias y que están establecidos a tenor
del artículo 243 del Código Adjetivo Civil, pues en el actual régimen procesal
el jurisdicente del conocimiento jerárquico vertical debe reexaminar la
controversia y proceder a corregir los defectos de forma en que hubiese
incurrido la sentencia de primera instancia.

Ahora bien, en el caso que ocupa la atención de la Sala la conducta del


juzgador superior desatendió la ratio legis del artículo 209 del Código de
Procedimiento Civil, pues ella le imponía conocer y decidir el fondo de lo
litigado, luego de declarar la nulidad de la sentencia de la primera instancia
conforme al artículo 244 eiusdem.

El ad quem, en el caso bajo decisión, ordenó la reposición de la causa porque


en su decir, en el fallo del juez del mérito se había omitido pronunciamiento
sobre alegaciones de los litigantes; en consecuencia, al haber procedido de
esta manera, incurrió en un caso evidente de reposición inútil subvirtiendo la
forma procesal prevista en el citado artículo 209, ello en razón de que por
motivo de la apelación la alzada adquiere plena jurisdicción para juzgar los

37
s.S.C.C. N° RC.00540-06.
hechos y aplicar el derecho, lo que le permite al ad quem realizar un nuevo
examen y análisis de la controversia.

Ahora bien, para fundamentar de su decisión el ad quem se apoyó en la


preceptiva legal contenida en el propio artículo 209 del Código de
Procedimiento Civil y expresó, como se evidencia del texto de la recurrida
trascrito supra, que por cuanto el juez de la causa dejó de decidir de forma
expresa, positiva y precisa y sin atenerse a lo alegado y probado en autos,
debía reponerse la causa al estado de que fuera corregido el referido vicio;
cuando su deber ineludible es el de resolver el fondo de la controversia y
corregir los vicios en que incurrió el juez del mérito, para de esta manera
garantizar el derecho a la defensa, restaurar el orden procesal desequilibrado
en resguardo del principio de economía procesal y realizar la consecuencia
fundamental del efecto devolutivo de la apelación cual es la revisión y decisión
de la materia sometida a su conocimiento.

La reposición decretada indebidamente cercenó la estabilidad del proceso que


ha debido confluir en una decisión de mérito o fondo, pero que el tribunal ad
quem, con su conducta, evadiendo su obligación de dar a lo justificables una
tutela jurisdiccional efectiva, les conculcó el derecho de defensa consolidando,
lo que se supone, sin más, la ‘nulidad por nulidad’

Asimismo resulta pertinente acotar que para dictar su decisión el ad quem no


realizó motivación alguna que apuntalara sus dichos, pues sólo resalta que el a
quo dejó de decidir “…un cúmulo de defensas esenciales, que de haber sido
acogidas hubiesen tenido influencia decisiva en el dispositivo de la
recurrida…”, alegando asimismo “…el juez de la cognición nada resolvió
sobre puntos cruciales que se le plantearon…”.

La inmotivación o falta de fundamento es el vicio que provoca la omisión de


uno de los requisitos fundamentales de la sentencia, consagrado en el ordinal
4º) del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, que ordena que la
sentencia deberá contener los motivos de hecho y de derecho de la decisión.

Para cumplir con este requisito es obligación del ad quem hacer expresa
consideración al respecto, so pena de incurrir en el vicio de inmotivación, lo
que obstaculiza conocer las razones que tuvo para ordenar, como lo hizo, la
reposición de la causa.38

38
Idem, ratificada en s.S.C.C. N° RC.000372-11. Más reciente, en s.S.C.C. N° RC.000485-12: “Sobre el
particular, cabe señalar que esta Sala a propósito de un caso en que, la parte fue diligente en procura de una
actuación procesal conducida por el sentenciador, no obstante fue sancionada por éste negando su derecho de
defensa, en esa oportunidad se estableció lo siguiente: “…El juez –debe- hacer una interpretación favorable,
En consecuencia, lejos de tramitar la casación por la vía normal, la Sala ha definido que
tiene suficiente prerrogativa para extender su examen hasta el fondo de la controversia sin
formalismos cuando detecte infracciones de orden público y constitucionales, aunque no se
hayan denunciado; entonces, casará de oficio la sentencia, la anulará y ordenará corregir los
vicios evidenciados.39

5.3. SENTENCIAS INTERLOCUTORIAS

Al proponerse el recurso contra la sentencia que puso fin al juicio, quedan comprendidas en
él las interlocutorias que hubieren producido un gravamen no reparado en la sentencia que
se ataca, condicionado al agotamiento en tiempo oportuno de los recursos ordinarios.

no a la parte, sino en beneficio del triunfo de la justicia y del hallazgo de la verdad, a lo que está obligado
por mandato constitucional y legal, en uso de su poder de dirección, ya que de lo contrario atenta
notablemente contra el derecho de defensa de la parte que actuó de forma diligente y que no obstante ello, se
vio perjudicada por una conducta no imputable a ella…”. (Vid. sentencia de fecha 29 de abril de 2008, caso:
Sociedad Civil Agropecuaria Guanapa, contra José Nicola Iamartino Díaz). En refuerzo de lo anterior, cabe
mencionar que los errores del órgano jurisdiccional, inclusive en los cómputos del proceso y su consecuente
sujeción por la parte, no pueden causar un perjuicio a ésta por ceñirse a los mismos (…) Respecto del anterior
pronunciamiento, específicamente que el término previsto en el artículo 386 del Código de Procedimiento
Civil, opera como una forma de perención, por cuanto si no se despliega “…actividad alguna ni por el
tribunal ni por las partes…”, independientemente si la negligencia es imputable al tribunal o la parte
interesada, el acto precluye fatalmente dando cabida al iter siguiente, esta Sala debe advertir, primero, que de
conformidad con lo previsto en el encabezamiento del artículo 267 del Código adjetivo “…la renuencia del
sentenciador en dictar la providencia que se requiere para destrabar la causa, no puede ser atribuida a las
partes… En otras palabras, no se puede castigar a los litigantes con la perención de la instancia si la
inactividad en el juicio le es imputable al juez…”, y por otro lado, es importante tomar en consideración que
las normas de perención son de estricto orden formal, por lo tanto, se debe estar atento al cumplimiento de la
finalidad del acto, el cual de verificarse, imposibilita que éste sea anulado, verbigracia, si la consignación de
los emolumentos para la citación del demandado, tiene lugar dos (2) días después de transcurridos los 30 días
luego de la admisión de la demanda y es practicada válidamente la referida citación, verificándose actos de
interés de la partes, no podrá ser declarada la perención, pues en este caso se habrá cumplido la finalidad de la
norma, cual es que se cite al demandado. (Respecto de estos temas ver sentencias de esta Sala de fechas, 25 de
marzo de 2010 y 24 de enero de 2012, casos: Instituto Universitario de Tecnología y Administración
Industrial I.U.T.A., contra el Banco De Venezuela y Banplus Banco Comercial, C.A contra Roberto
Mastrocesare Frezzini y otra, respectivamente).
39
En s.S.C.C. N° RC.000483-12 que reitera s.S.C. N° RC.00105-09: “Ante cualquiera otra consideración, la
Sala estima conveniente decidir preliminarmente acerca de la admisibilidad del recurso de casación
interpuesto, en atención a su doctrina pacífica, reiterada y consolidada conforme a la cual estableció, que
es en definitiva al Tribunal Supremo de Justicia a quien le corresponde decidirlo, no obstante, haberlo
admitido la instancia, facultad que ejerce, bien de oficio o a instancia de parte, cuando observare que la
admisión se hizo violentando los preceptos legales que regulan la materia, esto es, que se incumpla lo
dispuesto en el artículo 312 del Código de Procedimiento Civil, caso en el cual la Sala podrá revocar el
auto de admisión y, por vía de consecuencia, deberá declarar inadmisible el recurso de casación”. (Vid.
sentencia Nº 105, de fecha 9 de marzo de 2009, Caso: William Alberto Dulcey Tarazona y otros contra María
Magdalena Briceño Galvis y otra).
Complementando al punto anterior, las sentencias interlocutorias no tienen casación de
inmediato si no ponen fin al juicio ni impiden su continuación, aunque causen gravamen
irreparable; y, ratifico, las sentencias interlocutorias de reposición pueden ser objeto de
casación inmediata y tienen casación propia, razón por la que no podrán ser incluidas en la
oportunidad de impugnar la definitiva.40

Ha sido pacífico y reiterado el criterio casacional estableciendo que contra los fallos
interlocutorios que no ponen fin al juicio, sino que simplemente producen un gravamen que
podrá o no ser reparado en la sentencia definitiva, no es admisible de inmediato el recurso
de casación, sino comprendido en el anuncio contra la definitiva. En este sentido:

Asimismo, la Sala Constitucional, reiterando un criterio de esta Sala de


Casación Civil, ha establecido que las impugnaciones contra las sentencias
interlocutorias que causen un gravamen no reparado en el fallo de última
instancia, deben hacerse sólo en la oportunidad procesal en que se ejerce el
recurso de casación, y ésta se da cuando se anuncie dicho recurso contra la
sentencia de última instancia que no subsanó el agravio. Por tanto, si la
sentencia recurrida no pone fin al juicio ni impide su continuación, esta Sala
estima que la misma no tiene acceso a casación de inmediato sino en forma
refleja, ya que, de acuerdo con el principio de concentración procesal y de
conformidad con lo dispuesto en el penúltimo párrafo del artículo 312 del
Código de Procedimiento Civil, en la sola y única oportunidad de la decisión
del recurso de casación que se ejerza contra la sentencia definitiva, deberán
ser decididas las impugnaciones contra esta última y las interlocutorias,
considerando que si la definitiva repara el gravamen causado por éstas, habrá
desaparecido el interés procesal para recurrir.41

40
Se ha negado la casación para sentencias interlocutorias que niegan la admisión de la reconvención, en
s.S.C.C. N° 225-00: “…tal pronunciamiento no es recurrible en casación, pues, no impide el ejercicio de la
acción, sino que niega que pueda discutirse la pretensión en el actual proceso”; en cambio, se ha admitido
para aquellas que declaran con lugar alguna de las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 9°, 10° y
11° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil. En tales casos, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 357 eiusdem, en caso de que sean declaradas con lugar, se oirá la apelación en ambos efectos. Sí la
decisión resulta confirmada por la alzada es admisible el recurso de casación por cuanto tal decisión pone fin
al juicio. Igual ocurre en la eventualidad que la declaratoria con lugar sea decretada por la alzada al conocer
del recurso de apelación.
41
En s.S.C.C. N° RC.000483-12 que reitera s.S.C.C. N° 77-00. Igualmente, la Sala Constitucional confirmó
tal criterio en s.S.C. N° 1282-10: “…observa la Sala que la decisión accionada es una interlocutoria que no
pone fin al juicio ni impide su continuación, puesto que se pronuncia acerca de la improcedencia del
alegato de perención de la instancia que fue formulado por la apoderada judicial de la parte demandada,
DIMACE, S.A., lo cual, sin embargo, supone que, la misma podía ser impugnada a través de un recurso de
casación, ejercido de manera diferida, contra el fallo definitivo para subsanar el agravio que alega la
accionante haber sufrido. Sobre este particular, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia en sentencia n.° RH-000153 del 8 de marzo de 2006, (caso: José Miguel Gómez Diez contra Nancy
Espinoza de Gómez), ha establecido lo siguiente: ‘La decisión contra la cual se anunció y negó el recurso
extraordinario de casación, tal como se reseñó precedentemente, confirmó la decisión del juzgado de la
5.4. SENTENCIAS INTERLOCUTORIAS EN MATERIA PREVENTIVA

La casación civil creó un importante precedente sobre la admisibilidad del recurso de


casación contra la decisión que acuerde, niegue, modifique, suspenda o revoque una
medida cautelar bajo la consideración de que son interlocutorias con fuerza de definitiva,
asimilables a una sentencia de fondo, en cuanto a la materia autónoma que se debate en la
incidencia. Adicionalmente, estableció el deber del juez de decretar la medida cuando
considere que están debidamente cumplidos los requisitos establecidos en el artículo 585
del Código de Procedimiento Civil, tal como analizaremos infra al desarrollar el tema de las
medidas cautelares.42

cognición, que declaró improcedente la solicitud de perención de la instancia, intentada por el abogado
Hermes Morón Panneflek, por no ser parte en el proceso, ni demostró interés alguno para fundamentar
dicha solicitud. Ahora bien, la decisión del juzgado ad-quem, hoy recurrida en casación, constituye una
decisión interlocutoria que no pone fin al juicio ni impide su continuación, por el contrario, la denegatoria
de solicitud de la perención de la instancia conlleva a la continuación del procedimiento, y en caso de
causar un gravamen, el mismo podrá ser reparado o no en la decisión definitiva. En cuanto a la
admisibilidad del recurso de casación contra las decisiones interlocutorias que no ponen fin al juicio, sino
que simplemente producen un gravamen que podrá o no ser reparado en la definitiva, la Sala ha
establecido en reiterada jurisprudencia, entre ellas, la sentencia N° RH.00499, de fecha 26 de julio de
2005, caso: Rosina Clemente de Adamo y Otros contra María Felicidad de Dos Santos de Moniz y Otros, lo
siguiente: ‘...Las impugnaciones contra las sentencias interlocutorias que causen un gravamen no
reparado en el fallo de última instancia, deben hacerse sólo en la oportunidad procesal en que se ejerce el
recurso de casación, y ésta se da cuando se anuncie dicho recurso contra la sentencia de última instancia
que no subsanó el agravio...’. Por tanto, dado que la sentencia recurrida no pone fin al juicio ni impide su
continuación, esta Sala estima que la misma no tiene acceso a casación de inmediato sino en forma refleja,
ya que, de acuerdo con el principio de concentración procesal y de conformidad con lo dispuesto en el
penúltimo párrafo del artículo 312 del Código de Procedimiento Civil, en la sola y única oportunidad de la
decisión del recurso de casación que se ejerza contra la sentencia definitiva, deberán ser decididas las
impugnaciones contra esta última y las interlocutorias, considerando que si la definitiva repara el
gravamen causado por éstas, habrá desaparecido el interés procesal para recurrir”.
42
s.S.C.C. N° RC.00407-05: “…La Sala abandona el citado criterio, ya que el juez debe decretar la medida
si están llenos los extremos de ley, sin que pueda escudarse en su discrecionalidad para negarla. En
consecuencia, en lo sucesivo deberá admitirse el recurso de casación contra las decisiones que nieguen las
medidas preventivas, al igual que aquellas que las acuerden, modifiquen, suspendan o revoquen, pues
todas ellas son interlocutorias con fuerza de definitiva, asimilables a una sentencia de fondo en cuanto a la
materia autónoma que se debate en la incidencia (…) Como puede observarse, el juez de alzada expresó
erradamente que de conformidad con el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil ‘...el juez tiene la
más amplia potestad mediante su poder cautelar para autorizar, prohibir o acordar la ejecución de
determinados actos para garantizar la efectividad del derecho cuya procedencia es al menos presumible’;
puesto que para el decreto de una medida cautelar deben estar cumplidos los extremos exigidos para su
decreto, esto es, la presunción grave del derecho que se reclama (“fumus boni iuris”) y, el riesgo real y
comprobable de que resulte ilusoria la ejecución de la sentencia definitiva (“periculum in mora”). Además,
el Juez debe limitar las medidas a los bienes que sean estrictamente necesarios para garantizar las resultas
del juicio…”; confirmada posteriormente en s.S.C.C. N° RH.00073-09: “Aplicando el criterio
jurisprudencial supra parcialmente transcrito al caso de especie, se concluye que la sentencia recurrida
constituye una decisión interlocutoria con fuerza de definitiva, asimilable a una sentencia de fondo en
Para finalizar este punto, cabe advertir que la Sala de Casación Civil modificó su criterio
sobre la admisibilidad del Recurso de Casación y, en consecuencia, sentó la Inadmisibilidad
de tal recurso contra las decisiones emanadas de los tribunales de segunda instancia que
acuerden las medidas cautelares negadas por los tribunales pertenecientes al primer grado
de la jurisdicción:

En el caso examinado, el juzgador de la segunda instancia -tal como se dejó


señalado precedentemente- revocó el auto del a quo que negó las cautelares
solicitadas, y ordenó decretar las mismas, por considerar que según su criterio,
sí quedaron demostrados los extremos de ley para dictarlas, decisión contra la
cual la parte demandada, ejerció el recurso de casación objeto del presente
análisis. Ese pronunciamiento del ad quem constituye, a criterio de la Sala, una
interlocutoria que no pone fin a la incidencia de medidas cautelares, ya que al
ser ordenado por el juez superior el decreto de aquellas cautelas negadas por
el a quo, por considerar que se cumplen los extremos exigidos por la ley para
su procedencia, se está dictando una decisión que según el procedimiento ut
supra señalado, debe producirse inicialmente, inaudita altera parte, pudiendo
los intervinientes interesados, una vez remitido el cuaderno respectivo al
tribunal de primera instancia; interponer su oposición, a los fines de la
tramitación de la incidencia, en la cual se producirá decisión que puede ser
impugnada a través del recurso de apelación (...) Así pues, la Sala, evidencia
que a pesar de que se trata de decisiones que por sus características propias,
constituyen interlocutorias que no concluyen la incidencia cautelar, y tienen
carácter provisional, ya que pueden ser modificadas posteriormente por el
mismo juez que las decretó, y contra ellas, una vez decretadas, nace por
mandato de la propia ley, la posibilidad de oponerse o no, lo cual genera la
sustanciación del procedimiento pautado a tales efectos; se les ha permitido el
acceso a casación en contravención a lo estipulado en el ordinal 1º del artículo
312 ejusdem. En atención a lo anterior, esta Sala luego de analizado el punto
detenidamente, estima conveniente modificar el criterio imperante hasta la
fecha, en cuanto a la admisibilidad del recurso contra este tipo de decisiones,
que por su naturaleza constituyen interlocutorias que no ponen fin a la
incidencia cautelar ni impiden su continuación, por el contrario, permiten que
se siga sustanciando la incidencia cautelar, así pues se abandona
expresamente la jurisprudencia que hasta ahora había prevalecido. En tal

relación a la materia autónoma que se debate en la incidencia, por cuanto la misma declaró sin lugar el
recurso procesal de apelación ejercido contra la decisión del a quo que declaró sin lugar la oposición a la
medida de secuestro decretada, quedando así confirmada dicha decisión; y dada la naturaleza de la misma
es susceptible de ser revisada en sede casacional. Conforme a lo anteriormente expresado, esta Sala
considera que el recurso extraordinario de casación anunciado en el presente juicio resulta admisible, todo
lo cual conlleva a la declaratoria con lugar del recurso de hecho propuesto, tal como se declarará de
manera expresa, positiva y precisa en el dispositivo del presente fallo. Así se decide”.
sentido, a partir de la publicación del presente fallo, no serán conocidos en
casación los recursos interpuestos contra dichas decisiones, lo que implica que
anunciado el recurso de casación debe ser declarado inadmisible. Así se
decide. 43

5.5. DECISIONES QUE RESUELVAN INCIDENCIAS DE RECUSACIÓN E


INHIBICIÓN

Luego de una evolución un tanto accidentada en que la Sala de Casación Civil de la extinta
Corte Suprema de Justicia había considerado que sólo excepcionalmente, cuando el Juez se
pronunciaba sobre su propia recusación, impidiendo la apertura de la incidencia, era posible
recurrir en apelación contra dicha providencia y revisar en casación la sentencia dictada al
efecto, el criterio de la inadmisibilidad de las decisiones que resuelven las incidencias de
recusación e inhibición ha sido radicalmente modificado. Esto ha sido en función de la
álgida consideración del principio del juez natural como materia de orden público, lo que
ha implicado establecer los supuestos en los cuales es admisible el recurso:

La Sala (…) en aras de lograr la uniformidad de la jurisprudencia, abandona


el sostenido en la sentencia de 26 de junio de 1996 (José de Jesús Contreras c/
Ana Cecilia López de Guerrero), conforme al cual no es posible la admisión del
recurso de casación contra las providencias recaídas en las incidencias de
recusación e inhibición. En consecuencia, excepcionalmente se admitirá dicho
recurso en los siguientes supuestos:

1. Cuando in limine litis el propio funcionario declara inadmisible la


recusación propuesta en su contra, desde luego que en este caso, lejos de
resolverla, lo que hace es impedir que nazca la incidencia.

2. Cuando se alega la subversión del procedimiento y la consecuente violación


del derecho a la defensa, por cuanto en ello está interesado el orden público.

43
s.S.C.C. N° RC.00352-07. Los casos previos en los cuales la Sala conoció del recurso de casación
interpuesto contra sentencias dictadas en segunda instancia que acuerdan medidas preventivas negadas por el
a quo, se materializaron en la Sentencia Nº 276 dictada el 31 de marzo de 2004, caso DALTON EMILIO
SAAVEDRA BRAVO contra DELICATESES RICO PAN C.A. y los ciudadanos NORMA MARÍA
CELESTE AYALA y JOSE PASCUAL MANZINI MARVAL, relativa a incidencia de medidas preventivas
surgida en el juicio por resolución de contrato de compra venta; y la Sentencia Nº 632 dictada el 8 de agosto
de 2006, caso: VENEZUELAN HEAVY INDUSTRIES, C.A. (VHICOA) contra MERCAYAG, C.A., en la
cual se resolvió el recurso de casación interpuesto contra la decisión del ad quem que revocó el auto del a quo
que negaba la medida preventiva solicitada, y en consecuencia, acordó la misma; Sentencia de fecha 6 de
febrero de 2006, caso: DELMIS J. RONDON R. contra la sociedad mercantil SAMPIERI & FORTUNATO
S.A., en incidencia de medidas surgidas en juicio por cobro de bolívares, en la cual se admitió el recurso de
casación.
Por cuanto en asuntos de esta naturaleza se encuentra interesado el derecho a
la defensa y el acceso a la justicia de los recurrentes, el nuevo criterio se
aplicará de inmediato, es decir, los juicios que se encuentren en curso, desde
luego que ello en ningún caso limitará sino ampliará las facultades de los
litigantes pues además de que no existe conflicto inter partes sino entre alguna
o todas de ellas y el funcionario respectivo, tampoco se produce la suspensión
del procedimiento a tenor de lo dispuesto en el artículo 93 del Código de
Procedimiento Civil, con la advertencia de que esta Sala de Casación Civil
será estricta en el supuesto de observar que alguno de los litigantes ejerció de
manera temeraria su derecho a recurrir. Así se declara.44

Esta temática debe ser complementada con la precisión que hizo la Sala Constitucional a
través de un obiter dictum que viene a reglar el proceso en materia de recusación y,
ciertamente, ha contribuido a aminorar una práctica nociva ejecutado por los jueces que
obstaculizan los procesos de recusación:

La celeridad procesal constituye, entre otros, uno de los principales motivos


que impulsó la reforma al Código de Procedimiento Civil en 1987, tal como se
aprecia de la Exposición de Motivos de dicho cuerpo normativo, celeridad que,
estima esta Sala, incluso debe abarcar la etapa posterior a la decisión de la
incidencia de recusación o inhibición, específicamente en cuanto a la remisión
inmediata del expediente se refiere, tal como se deduce del artículo 93 del
Código de Procedimiento Civil cuando indica que, en caso de que la
recusación o la inhibición sean declaradas sin lugar, se “…pasará los autos al
inhibido o recusado…”. Sin embargo, la Sala advierte que la norma es
imperfecta al no regular los efectos de su incumplimiento.

Tales reflexiones las motivan las consecuencias que produjo, en el presente


caso, que el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Estado Barinas no decidiera la inhibición en el lapso fijado por la ley ni
tampoco remitiera de forma inmediata tales resultas al tribunal de origen, ya
que a consecuencia de este retardo procesal un Tribunal sustituto interino
resolvió el fondo de la controversia a pesar de haber quedado desestimada la
inhibición, lo que a pesar de no atentar contra el principio del juez natural,
determinó que se apartara del caso un juez a quien mediante distribución, le
había correspondido su conocimiento.

Ciertamente, tal como se indicó en el capítulo anterior, la interpretación que se


le ha venido dando al artículo 93 del Código de Procedimiento Civil ha

44
s.S.C. N° RH.00468-04.
permitido que, en supuestos como el que hoy nos ocupa, se preserve la validez
de una posible sentencia dictada por el Tribunal sustituto interino, puesto que,
tal como lo señaló la Sala de Casación Civil de la entonces Corte Suprema de
Justicia, en sentencia dictada el 17 de marzo de 1993 (caso: Armando Ramírez
D’ Andreis vs. Centro Porcino Caujarito, C.A.) “…los orígenes del Art. 93 del
C.P.C. deben remontarse a las críticas antes referidas del maestro Borjas en
sus famosos comentarios, en los que se destacaba que el sistema acogido en el
Art. 118 se prestaba a que las partes abusaran de la recusación, con el solo fin
de demorar el proceso, ya que el curso de la causa se suspendía mientras se
resolvía la incidencia…”

De ese modo, frente a los riesgos de dilación procesal abusiva de las partes,
posibles bajo el Código derogado de 1916, la norma contenida en el vigente
artículo 93 del Código de Procedimiento Civil reformado (1987), tuvo una
función correctiva; y además resultaba cónsona con el principio de celeridad
procesal establecido en el artículo 10 eiusdem. En otras palabras, para
corregir los retardos procesales de los jueces, la reforma judicial de 1987 tuvo
como prioridad la celeridad del proceso; la cual igualmente constituye un
principio prioritario para el Constituyente venezolano de 1999 tal como se
recoge en los artículos 26 y 257 constitucionales.

Considera esta Sala, que en el caso bajo análisis, tan pronto fue declarada sin
lugar la inhibición planteada por la Jueza Temporal del Juzgado Segundo de
Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del
Estado Barinas, ya no se justificaba que la jueza sustituta interina, a cargo del
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la misma
Circunscripción Judicial, siguiera conociendo del caso, sin embargo, el hecho
de que ésta última no estuviera notificada de las resultas de la incidencia de
inhibición, le permitía dictar sentencia como alzada en el juicio principal,
salvo, claro está, que alguna de las partes le hubiera informado de aquella
decisión, mediante la consignación de la copia respectiva.

Es por todo ello que esta Sala, a los fines de evitar los posibles riesgos de
subversión procesal y desconocimiento del principio de celeridad procesal y de
transparencia, que deben guiar la función jurisdiccional, haciendo uso de sus
amplios poderes como máximo intérprete de la Constitución; y a los fines de
asegurar la integridad y efectiva vigencia de los derechos constitucionales que
puedan estar en juego en futuras ocasiones, resuelve con carácter vinculante a
partir de la publicación del presente fallo en la Gaceta Oficial:

1.- Que las decisiones que resuelvan las incidencias relativas a la recusación o
inhibición deberán ser notificadas dentro de las veinticuatro (24) horas
siguientes al juez o jueza inhibido o recusado y al sustituto temporal.
2.- Que la causal legal alegada por el juez o jueza inhibido debe ser
constatable objetivamente de las actas del expediente; ya que de no ser así
podría presumirse la temeridad de la actuación judicial, sin perjuicio de la
responsabilidad disciplinaria que acarrearía la indebida dilación procesal por
esta causa.

Todo ello con el ánimo de atenuar la preocupación existente en el foro en


cuanto al uso indiscriminado que de las instituciones de la recusación y la
inhibición puedan hacer tanto las partes como los propios jueces
respectivamente, al extremo de llegar a ser motivadas por factores
extraprocesales.45

45
s.S.C. N° 1175-10.

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