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ANOTACIONES INTRODUCTORIAS A LA DISCIPLINA. CONCEPTOS FUNDAMENTALES.

DEFINICIONES.
© Miguel A. Berlanga

Definiciones ‘clásicas’ (Antes se hablaba de musicología comparada)


Sólo a partir de 1950, con las propuestas de Jaap Kunst1, comenzó a generalizarse el término
Etnomusicología para designar a nuestra disciplina. Kunst fue el primero que escribió un libro
dedicado específicamente a la disciplina, en el que aparecía el término en el título del libro 2.

La primera clasificación ‘moderna’ en la que la Etnomusicología (sin llamarse aún así) había quedado
propuesta como formando parte de los estudios de musicología tuvo lugar 65 años antes, cuando el
alemán Guido Adler, en 1885, propuso una bipartición de los estudios musicológicos en dos grandes
sectores: el histórico y el sistemático. Adler incluyó cuatro subapartados dentro del sistemático, que
corresponderían a) al estudio de la armonía, ritmo, melodía etc, b) al estudio de la estética, c) al de
la pedagogía y didáctica musical y por último (d) a la comparación con perspectiva etnológica. El
nombre que propuso para este subapartado, vergleichende musikwissenschaft, fue rápidamente
aceptado y vertido a otras lenguas como musicologie comparée, comparative musicology,
musicología comparada. etnología: estudio de la nación /cultura

Esta clasificación refleja los criterios cientifistas de finales del siglo XIX: la música europea de
autor -la estudiada por la musicología histórica- era la verdaderamente digna de estudio. El resto de
músicas, fueran artísticas de otras culturas o folklóricas o ‘tribales’, quedaba como el sujeto de
estudio de la Musicología Comparada, subdisciplina menor y auxiliar de la musicología histórica.
Y es que la Etnomusicología en sus fases primeras (el surgimiento del Folclore como disciplina y la
Musicología Comparada) se definía, más que por el método de trabajo o por sus presupuestos
teóricos, por el tipo de músicas estudiadas: las folklóricas europeas o las no occidentales, fueran
éstas ‘cultas’ o ‘tribales’. Las fuentes usadas fueron principalmente orales, aunque no se despreciaban
las escritas. La Musicología histórica, por su parte, parecía rehuir el estudio de toda música que no
fuera de tradición culta occidental y usaba casi en exclusiva las fuentes orales. escritas
En España la Etnomusicología estuvo asociada hasta los años 80 del pasado siglo XX a los estudios
de folclore musical en su versión ‘romántica’ inicial. A todo profesor de Etnomusicología se le
suponía especialista en músicas tradicionales, folklóricas o populares,3 la Etnomusicología sería una
parcela de los estudios musicológicos que se ocupa en exclusiva de las músicas ‘de tradición oral’.
El etnomusicólogo trabajaría principalmente con las fuentes orales, mientras que el musicólogo se
ocuparía de la música registrada en fuentes escritas, grosso modo la conceptuada como música de
tradición culta occidental.
La selección de algunas definiciones más actuales de Etnomusicología, ayudará a constatar que la
situación ha evolucionado. Anticipamos que no es fácil encontrar una definición sencilla y
absolutamente compartida sobre lo que sea la Etnomusicología como disciplina. Esto se debe
justamente a la evolución y diversificación de la disciplina en los últimos cuarenta años, y a la
consecuente diversidad de objetos de estudio, de teorías asumidas y de metodologías usadas.

Definiciones modernas de Etnomusicología. No qué tipo de música se estudia, sino como se estudia

Para Elen Myers la Etnomusicología sería “la parte de la musicología en la que se pone un especial

1 Funcionario al servicio del gobierno holandés en sus colonias, e investigador de la música de Java.
2 En la primera edición, de manera aún algo ‘enmascarado’: Musicológica: A Study of the Nature of
Ethnomusicology, its Problems, methods and Representative Personalities. Pero en una segunda edición ya apareció bajo
el título de Ethno-Musicology (1956) y por fin en 1959 con el de Ethnomusicology.
3 Sobre los términos ‘tradicional’, ‘folclórica’ y ‘popular’ asociados a música, los analizaremos más abajo.
(Si el factor de la cultura es fundamental, el trabajo en situ, en campo, es fundamental)

énfasis en el estudio de la música en su contexto cultural”. (Myers, 1992: 6).


Para Josep Crivillé, el término Etnomusicología sería el universalmente aceptado para designar “la
conjunción de las investigaciones etnológicas y musicológicas” (Crivillé, 1988: 25).
Para Ramón Pelinski la Etnomusicología es “un campo de estudios cuya finalidad principal es
investigar las músicas del mundo para comprender las significaciones que la gente les atribuye”
(Pelinski, 1998: 37). Debido a la variedad de enfoques existentes entre los etnomusicólogos, este
autor también afirma que en realidad “lo que hay, son etnomusicólogos, quienes, cada cual a su
manera, en escritos más o menos académicos, tratan de responder a la cuestión de qué significa la
música como práctica humana” (Ibidem: 35).
Por su parte, Luis Díaz Viana escribe en Música y Culturas (Díaz Viana, 1993: 85): “También
llamada etnología musical, la Etnomusicología es la rama de la antropología que estudia la música
(todo tipo de música) en la cultura, o, más exactamente, “la música como cultura” (Merriam).
Este autor continúa la definición declarando que en el seno de la Musicología, la Etnomusicología
sigue siendo entendida, anacrónicamente, como una rama de la Musicología que se ocuparía (Ibidem)
“de las canciones populares y de la música ‘de los primitivos’ o más ampliamente de ‘la música
imperante en las costumbres de los pueblos’”. Entendemos que el anacronismo lo aplica al objeto de
estudio, y no a ser rama de la Musicología más que de la antropología.

Véase que las definiciones más modernas sí coinciden (parcialmente) en que ninguna caracteriza
a la Etnomusicología por el tipo de músicas que estudia. Myers la ve como la parte de la
Musicología que pone énfasis en lo contextual, sin referirse al tipo de músicas que se estudia.
Tampoco lo hacen los otros tres autores. Crivillé la ve como conjunción de disciplinas
(musicológicas y etnológicas). Pelinski pone el acento en el estudio de la música como cultura, en la
línea de Alan Merriam. Y Díaz Viana de igual manera, la identifica como el estudio de la música (de
todas las músicas) como cultura, aunque a ello une un aspecto de defensa del estatus antropológico
de la etnomusicología.
Y es que ciertamente desde mitad del siglo pasado, se fue generalizando la tendencia a superar la
división arriba comentada, y así algunos etnomusicólogos, como el rumano Constantin Brailoiu
(década de los 50), el norteamericano Alan Merriam (década de los 60) el inglés John Blacking (en
los 70) o Christofer Small (década de los 80) pueden estudiarse hoy como hitos en el camino hacia
esta nueva consideración de la etnomusicología.
En efecto, hoy día la Etnomusicología no se define por el tipo de músicas que estudia, sino por el
modo de estudiarlas. Asunto diverso es que, de hecho, muchos etnomusicólogos sigamos
interesados por temas ‘clásicos’ de estudio de la etnomusicología, pero sus objetivos en efecto se han
diversificado. Volveremos sobre esto a propósito de la teoría, metodología e historia.
Constantin Brailoiu afirmó (1973: 131) que la diferencia entre musicólogos historiadores y
etnomusicólogos radicaba en que los primeros rechazaban todo documento oral y los segundos toda
fuente escrita. Esta afirmación ya no refleja el panorama, porque muchos etnomusicólogos trabajan
con fuentes escritas (aunque quizás como secundarias) y los musicólogos valoran las fuentes orales.
Pero sirve para destacar una de las aportaciones del hacer habitual de los etnomusicólogos (no la
única ni a nuestro juicio la más importante): el énfasis y valoración de los documentos orales y de
los procesos de difusión de la música, especificidad que puede también poner al servició de la
investigación propiamente histórica. Instrumento metodológico compartido por casi todos los
etnomusicólogos es el trabajo de campo, del que hablaremos en otro tema.
Para concluir con el apartado de definiciones de la Etnomusicología, fue el norteamericano Alan
Merriam quien, entre los años 60 a 80 del pasado siglo (XX), abanderó el proyecdto de que la
Etnomusicología se definiera no en función de lo que los etnomusicólogos hacían habitualmente,
sino por lo que la etnomusicología debería llegar a ser. Sus propuestas a favor de que asumiera ser
definida como el estudio de la música en la cultura (1964) y poco más tarde, dando un paso más,
como el estudio de la música como cultura (1973) fueron poco a poco aceptadas en términos
generales. Una vez definido esto (el estatus teórico o epistemológico de la disciplina), sería más fácil,
según él, establecer la metodología4.
Si pulsamos lo que sucede en España desde hace tres décadas, compartiremos la afirmación de que
la unidad de la Etnomusicología es sólo nominal: la diversidad de orientaciones que caben dentro de
ella es grande: los temas de investigación, las metodologías usadas, los presupuestos teóricos
asumidos… son muy diversos. La lectura de las actas de Congresos Internacionales, de revistas
especializadas o de bibliografía no española sobre la materia, confirma que esta afirmación también
es válida para fuera de nuestras fronteras. Como Josep Martí puso de manifiesto (Martí, 2000: 27),
basta repasar el directorio de cualquier sociedad etnomusicológica (en España la SibE) para constatar
el amplio elenco de intereses de sus miembros: en cuanto a músicas objeto de estudio, aparecen
desde los más ‘clásicos’ de la etnomusicología, como las músicas tradicionales, hasta músicas
urbanas, de todo tipo: flamenco, blues, jazz, rock, soul, rap... La amplitud de músicas que estudia la
etnomusicología es un estado de cosas aceptado, y las músicas de tipo tradicional son solo una
más de las estudiadas por los etnomusicólogos. Y además hoy día se han ampliado los enfoques,
sobre todo a partir de la llegada de la posmodernidad: La globalización y las músicas populares, la
hibridación y el sincretismo musical como reflejo de las hibridaciones sociales y culturales, música
y salud, música, guerra y violencia, música y género, etc. etc.

Quizá uno de los puntos de confluencia, compartido por todos es el uso del trabajo de campo
como instrumento metodológico.

4 Veremos que esto no se cumplió exactamente, porque la diversidad de campos de investigación conlleva una
diversidad de métodos.

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