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Otro testimonio son las palabras del papa Juan XXII, en 1318, cuando aún
vivían contemporáneos de los que habían sido de nuestro Santo Padre: Movido por el
celo de un amor ferviente hacia nuestra Orden, fundada con gloria en otro tiempo por
inspiración divina.
El Padre Vargas en su crónica latina, nos proporciona otro eslabón precioso con
palabras del capítulo general de 1325, celebrado en Barcelona: Puesto que la Santísima
Virgen María Madre de Dios fue la verdadera fundadora de nuestra sagrada Orden y la
reconocemos por Patrona y Protectora, es digno y justo que especialmente la veneremos y
reverenciemos.
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Item más. El P. Antonio Caxal, en 1414, nos dice que se fundó la Orden a
singular alabanza y gloria de Dios y de su gloriosa Madre la Virgen, la cual es el fundamento y
la cabeza de nuestra Orden.
Lógicamente es obligado pensar que en cada casa, convento, cada iglesia, cada
fraile de la Merced, lo mismo que cada cofrade, cuestor o donado, fueron todos y cada
uno de ellos otros tantos centros de irradiación de devoción y culto a María de la
Merced.
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El culto público comenzó en la iglesia de Barcelona. Consta documentalmente
que ya en 1255 esa iglesia era visitada por los fieles y en ella se había implantado una
cofradía de la Merced. Otro documento, de 1259, nos habla de una donación de Pedro
Salat para hacer arder continuamente, día y noche, una lámpara ante el altar de Santa
María, construido en la Iglesia de Santa María de los frailes de la limosna de la Merced
de los cautivos de Barcelona. En este bendito lugar nació, asimismo, la segunda Orden
Mercedaria en la persona de Santa María de Cervellón, o el Socós, bajo la dirección del
venerable sacerdote mercedario Fray Bernardo de Corbera, primer rector de aquella
Iglesia. Ya entonces se introdujo la santa costumbre de celebrar todos los sábados la
misa de la Virgen y la salve. Hay documentos de que ambas cosas se practicaban en los
conventos de la Merced del siglo XIV. En Barcelona nació también, con la encantadora
leyenda de la aparición de nuestra Madre a Nolasco en el coro, la costumbre de
reservar la presidencia de nuestros coros a la imagen de nuestra Santísima Madre.
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La Imagen de la Merced.
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Una de las más elocuentes y populares manifestaciones del culto y devoción a
la Virgen de la Merced la constituyen sus representaciones iconográficas en estatuas,
pinturas, estampas, etc…
Desde 1494 las actas de visita del general Urgel, en Barcelona, Huesca, etc…,
hacen constar que en casi todas partes la imagen de la Merced ocupaba el lugar
preferente en el altar mayor. Las cartas de la hermandad llevan asimismo en cabeza
dicha imagen. El tema del patrocinio se mantuvo hasta el siglo XIX y principios del XX.
En el siglo XVI debió de ser la más vulgar pues figura en los catálogos de indulgencias
y resúmenes de bulas que los colectores de la limosna de la redención llevaban en sus
veredas. Modernamente son variadísimas las formas de la imaginería y de los
materiales empleados en la confección de las imágenes de la Merced.
Su fiesta.
Actualmente y desde principios del siglo XVIII celebramos una sola fiesta de la
Merced, pero antiguamente eran dos a año en los que se veneraba solamente a nuestra
Madre de la Merced.
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Orden, la diócesis de Barcelona desde 1861 y toda España desde 1888 hasta la última
reforma del Vaticano II.
Textos litúrgicos.
De esta antiguo liturgia no conocemos ningún texto (si es que los hubo) relativo
a nuestra Madre y Fundadora. El P. Americo, no obstante, dice que la oración que a
continuación mencionaremos, era la primitiva a nuestra Madre y se rezaba junto a las
letanías y otras preces en la despedida de redentores cuando iban a tierra de infieles a
redimir cautivos. Hela aquí:
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Oh Dios, cuya Madre la virgen María hemos recibido haberse aparecido al Rey
Jaime y a nuestro Padre Pedro Nolasco a fin de que instituyeran una familia de
Redentores para liberar a los fieles de Cristo del poder de los paganos, te rogamos
concedas a tu familia, por las oraciones y méritos de tal Madre, que consigamos la
deseada libertad y el perdón de los pecados.
Más tarde, en 1679, estas lecciones fueron ampliadas y se les añadió el octavo
responsorio y la oración del oficio. El responsorio es el tan conocido “Beata es Maria Dei
Genitrix…” que traducimos integro así: Bienaventurada eres María Madre de Dios, patrona
y auxiliadora nuestra, por cuya voluntad esta tu Religión fue fundada para la redención de los
fieles. Con tu santa intercesión ayúdanos Virgen Inmaculada.
Este responsorio se ha conservado hasta hoy, junto con la oración: Oh Dios, que
por medio de la gloriosa Madre de tu Hijo te dignaste enriquecer tu Iglesia con una nueva
Orden religiosa para liberar los cristianos cautivos. Te pedimos, por los méritos e intercesión de
aquella, a quien veneramos como Fundadora de esta gran obra, que seamos liberados de todo
pecado y de la esclavitud del demonio. Modernamente la palabra Fundadora ha sido
sustituida por Inspiradora.
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perdiendo importancia al ir en auge la del 24 de septiembre, quedando reducida a
simple conmemoración al ser instituida la fiesta del Santísimo Redentor el 30 de junio
de 1731, asignándosele de nuestro calendario en la reforma de Pío X, que en nuestra
Orden llevó a cabo el general el P. Inocencio López, en cuyo Propio, que mando
imprimir en 1922, quedo asignada la fiesta del Santísimo Redentor al 15 de julio, con lo
cual ya no tenía sentido la conmemoración de la fundación de la Orden en ese día.
Analicemos ahora el oficio y misa del Propio especialísimo, el que tuvo más
duración en el tiempo, casi tres siglos, de 1685 a 1978. La mayor parte de los elementos
que lo componen son pasajes del Cantar de los Cantares, muchas antífonas de maitines,
los responsorios (excepto el octavo, del que ya hemos hablado), lecturas del primer
nocturno, antífonas de laudes, capítulos o lecturas breves de las horas menores, etc. Las
cinco antífonas de vísperas nos hablan de la cautividad, de romper la vara que azota,
de vínculos de caridad… Las lecciones del segundo nocturno de maitines eran las
históricas y narraban la triple aparición de la Virgen en la noche del 2 de agosto. La del
tercer nocturno de San Ambrosio con la homilía sobre el evangelio de San Juan Stabat
iuxta crucem… Hermosa eran las antífonas del Magníficat y del Benedictus:
1.- Alabad al Señor nuestro Dios, que abandona a los que en El esperan, y en mí, su
sierva, apuró la misericordia que prometió a la casa de Israel.
2.- Saludad a María, que ha laborado mucho en nuestro favor, y decidla: Dios te Salve,
Madre de clemencia, consoladora de afligidos, redentora de cautivos. Tú eres la gloria de
Jerusalén; Tú, la alegría de Israel; Tú, el honor de nuestro pueblo.
3.- ¡Oh Virgen de las vírgenes, qué bella eres y hermosa en encantos! Tú, fuente de
virtud, compadeciéndote de los lamentos humanos, te has hecho ver para sacar de las tinieblas y
de la sombra de muerte a los prisioneros y romper sus ataduras.
No menos alegres y bellos eran los himnos traducimos a continuación para que
todos los entiendan, aunque pierdan muchísimo al no transcribirlo en latín. El de
vísperas decía:
Oh Virgen Madre de Dios, estrella sin ocaso, hermosa como la luna. Escucha nuestras
preces. Tú, que sintiendo las quejas de los cautivos les rompiste las cadenas.
Oh mil veces feliz aquel día, en que con tu presencia a Nolasco recreaste.
¡Oh fuego de amor profundísimo! Así las culpas perdona a quienes libras del yugo.
Nuestra Orden te da gracias porque con benigna voz nos dijiste que a Ti debía
consagrarse.
¡Oh divina Madre! Colma de celo a tus hijos para que con el corazón cumplamos lo que
con las palabras prometemos.
Proclama, prole escogida, a tu grandísima Madre, por quién libras a los fieles de los
despiadados lazos.
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Viendo la buenísima Madre de los prodigio de los cautivos, a tres testigos revela esta
Orden de piedad.
Se digna escoger entonces a uno solo de esos tres para que salve al prójimo de la
esclavitud, vendiéndose él.
Por la Virgen fueron rotos lazos de cautividad. Aplaudid los redimidos su gloria bajo el
altar.
¡Discípulos! es justo darle gracias de honor a los que nos ayuda a soportar bárbaras
dificultades a favor de los hermanos.
Gózate, blanca progenie, a quien la santa Madre de Dios mandó anhelar el último
vértice de la perfección.
No hay otro amor mayor que dar la vida por la salvación del prójimo, dijo la Verdad
divina.
¡Oh Cristo!, Verdadera Caridad, abrasa en amor nuestros pechos, desata los vínculos del
corazón, rompiendo las cadenas del infierno.
El evangelio sigue siendo el mismo hoy (Juan XIX, 25 – 27). La oración de las
ofrendas, entonces llamada secreta, pedía que también a nosotros nos libre
misericordiosamente de los lazos y de la cautividad del demonio, como libró a los fieles de cruel
esclavitud por ministerio de la Madre del Unigénito. La poscomunión contenía las mismas
ideas: por intercesión de María, dejadas las cadenas del cuerpo, nos libre también de
las del alma.
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c.- la libertad del cuerpo y, para todos, cautivos o no, la liberación de la
cautividad del pecado.
Liturgia actual.