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VIRGEN DE LA CANDELARIA PATRONA DE CABUDARE, PROTECTORA Y AMPARO DEL

MUNICIPIO PALAVECINO

El esfuerzo y la perseverancia con que nació Cabudare nos recuerda que la religiosidad del pueblo Venezolano,
mayoritariamente católico, es un sentimiento de pertenencia, de afirmación de “Nosotros”, en sus tradiciones,
ritos y festividades, que para el Palavecinense nació bajo la tutela a “(…) Un nuevo curato de vecinos españoles
distinto del de Doctrina de Santa Rosa bajo el Patronato de Nuestra Señora de la Candelaria, y el nombre de
Cabudare, en cuyo sitio y lugar designado erigía y erigió asimismo una iglesia parroquial bajo la advocación y
titulo del Glorioso Precursor San Juan Bautista (…)” – Auto dictado el 1 de Abril de 1818 por el Gobernador
del Arzobispado, Presbítero Don Manuel Vicente de Moya.

La festividad de la Candelaria o Purificación de la Santísima Virgen es una de las celebraciones religiosas


populares tradicionales venezolanas, relacionadas al culto a la Virgen María, reconocida en la imagen de la
Candelaria, en nombre de la cual se realizan ferias y festividades con la finalidad de rendir homenaje cada 2 de
Febrero en memoria del Santoral Católico cuando la Virgen María se presento al templo, 40 días después del
nacimiento de Jesús. Se le llama también la Purificación de Jesús en el Templo, por la misma razón, y Candela
por hacerse la Bendición de las Candelas que se encienden y van en procesión este día. Esta fiesta se instituyo
en el reinado de Justino o en el de Justiniano en el año 542. Es una de las advocaciones más antigua de la
Virgen María y la primera aparición que se conoce de esta imagen fue en la comarca de Guimar, Isla de
Tenerife entre 1400 y 1401, representada en una hermosa dama con un niño en brazos y una candela en la
mano. La devoción a “LA MORENITA” (Nombre con el cual se le conoce en el devocionario Venezolano)
llego al país en el último tercio del siglo XVII. La imagen que se conserva en el Templo San Juan Bautista de
Cabudare es una talla de madera de artesanos venezolanos de finales del siglo XVIII y se encuentra inserta en el
inventario de ese Templo desde 1853.

Dentro de nuestro acervo cultural la Bendición de las Velas del Alma, católica costumbre que conserva intacta
el pueblo creyente: unos para pedir la intercesión de la Candelaria e iluminar en las tinieblas de la agonía, o
durante el novenario de los difuntos. Los días lunes, para las Animas Benditas del Purgatorio. Otros solicitan el
amparo y auxilio en las grandes dificultades, enfermedades o calamidades pues el cirio encendido significa la
luz que ilumina la fe. Cristo que es la Luz de todas las Naciones. Algunos, de mas antaño, para invocar buena
cosecha, costumbre arraigada pues en Febrero es cuando vienen los nuevos tiempos de siembra y los labriegos
regresan al campo y lo primero que hacen es preparar los predios, quemar en la tierra el rastrojo, las yerbas
secas y raíces que estorbarían al arado. Se creyó que estos fuegos encendidos en el campo era un rito útil para
mejorar el resultado de la agricultura y significo desde entonces una fabula mística.

Sin embargo los que han creído que el uso de encender los cirios y llevarlas en procesión este día es un reto de
paganismo están en un error por cuanto en el siglo VII el Sumo Pontífice Sergio ordeno que en la procesión de
la Purificación de la Virgen María se llevasen Candelas Benditas y encendidas en conformidad con lo que se
producía en Roma en donde se marchaba procesionalmente desde la Iglesia de San Adriano hasta la Basílica de
Santa María, La Mayor.

Consecuente con el interés de desentrañar hechos y circunstancias que incidan o hayan incidido en la vida del
Venezolano, en especial al terruño Larense y al Pueblo Palavecinense, hemos venido sembrando empeño e
iniciativas al rescate de esos valores, entre estos esta que aspira, respira y transpira la renovación sublime para
Redescubrir y Propagar la fe del acervo cultural-espiritual de la devoción hacia la Patrona, la Virgen de Nuestra
Señora de la Candelaria. En esa labor hemos tocado varias puertas a cuantos pueda interesar, entre ellos al
Señor Alcalde, al Presidente de la Comisión de Cultura y Educación del Ayuntamiento, Coordinación de
Cultura, Direc. de Cultos, Fe y Paz, así como el apoyo decidido del Padre Juan de Briceño, Párroco de la Iglesia
San Juan Bautista de Cabudare, quien ha centrado sus esfuerzos en resaltar la importancia Histórica y Cultural
de esta renovación espiritual que la ciudadanía desconoce y como tarea del Año Jubilar profundizar su
devoción. Ciertamente las cuestiones de la fe no se decretan por autoridad alguna ni se ordenan en leyes
especiales. Ello es un sentimiento tan sublime y cristiano que reconocerá el culto a la Virgen de la Candelaria,
Patrona de Cabudare, Protectora y Amparo del Municipio Palavecino, protectorado nacido en lejana fecha de
1818

Oswaldo E. Lozano S.

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Columnista de Opinión

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