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RESUMEN
La agenda de política exterior de China en África forma parte de su empeño por
fomentar la cooperación entre los países en desarrollo y demostrar su condición de
superpotencia emergente. La Declaración de Pekín de 2000 y el Programa de
Cooperación China-África para el Desarrollo Económico y Social son la base de las
renovadas relaciones. China ha desarrollado relaciones diversas y variadas con
África en todas las esferas de interacción. Sin embargo, los recursos minerales y
energéticos de África, necesarios para la floreciente industria china, son el principal
atractivo de su reanudación de relaciones con África en el siglo XXI. El crecimiento
acelerado del comercio y la inversión de China en África ha suscitado controversia
entre académicos y responsables políticos en cuanto a la naturaleza de las
oportunidades y los retos para el desarrollo del continente, y si es probable que se
desarrolle un modelo neocolonial de relación similar al que existe con Occidente. El
desequilibrio en las relaciones comerciales y de inversión, debido en parte a las
asimetrías económicas, y el hecho de que China no condene a los gobiernos
africanos represivos y a las economías mal gestionadas apuntan a una política
económica exterior interesada e influida por los beneficios inmediatos a corto plazo.
Palabras clave: Compromiso, Cooperación, Compromiso, Competencia y Controversia.
Introducción
Cada vez más empresas chinas están desarrollando conexiones en África con el
objetivo de aumentar el comercio entre China y el continente africano. Sin
embargo, esta relación entre China y África no se ha producido sin tensiones. El
objetivo de este documento es analizar cómo afecta el creciente número de
empresas chinas en África a las relaciones entre China y África. Se plantean
cuestiones relacionadas con este desarrollo y sus consecuencias. ¿Es China una
potencia neocolonial africana? ¿Están libres de tensiones las relaciones entre
China y África? ¿Qué ganarían China y África con el avance de esta relación?
¿Cómo afecta al comportamiento de los Estados africanos la forma en que
reciben apoyo financiero de China? ¿Cómo afectan a las prácticas de derechos
humanos de los gobiernos africanos las condiciones asociadas a la ayuda china?
El documento presenta una visión general de las relaciones chino-africanas en
el pasado, el programa de ayuda de China a África, el Foro de Cooperación
China-África, las relaciones comerciales de China con África, con especial
énfasis en los recursos naturales y el mercado de exportación de productos
chinos y las inversiones en África, así como la controversia sobre China en
África.
La relación entre China y África se ha desarrollado notablemente en las
últimas cinco décadas y en este periodo pueden distinguirse tres períodos
distintos. Al principio, se establecieron relaciones entre China y los Estados
nación africanos a medida que éstos obtenían la independencia. Luego vino el
periodo en que China obtuvo un puesto permanente en el Consejo de Seguridad
de la ONU en 1971. La fase final abarca el periodo post-maoísta y se
caracteriza por la liberalización y posterior crecimiento de la economía china.
La relación de China con África comenzó a desarrollarse a principios de la
década de 1950. Antes de 1955, África no tenía una importancia significativa
para China, pero a partir de entonces China buscó el reconocimiento
internacional y aliados políticos, con la esperanza de reforzar las alianzas
internacionales contra el Occidente capitalista y la Unión Soviética comunista
revisionista.1 En 1955 se celebró la Conferencia de Bandung. Esta reunión de
29 estados asiáticos y africanos pretendía fomentar las relaciones económicas y
culturales entre ambos continentes. Los temas que figuraban en el orden del día
eran el colonialismo, el imperialismo y la posición hegemónica de las potencias
occidentales. Según Wright
La conferencia reforzó la unidad y la cooperación de los países asiáticos y
africanos, inspiró a los pueblos de las colonias en su lucha por la liberación
nacional y desempeñó un papel importante en la promoción de la lucha
antiimperialista y por la paz.
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XXI
1 T. M, Kanza, "Chinese and Soviet Aid to Africa: An African View", W. Weinstein (ed.),
Chinese and Soviet Aid to Africa, Praeger Publishers, Nueva York, 2006, p. 1.
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lucha anticolonial de los pueblos asiáticos y africanos.2 Lo que todos los países
tenían en común era su historia común y su percepción de la dominación blanca
por parte de Occidente. Afirmaciones como "Todos pertenecemos al Tercer
Mundo, somos países en vías de desarrollo" se oían con frecuencia en aquella
época.3
Durante la conferencia, China y los Estados africanos adoptaron los cinco
principios de "coexistencia pacífica" que habían formulado anteriormente India
y China. Estos incluían (1) el respeto mutuo de la soberanía y la integridad
territorial; (2) la no agresión mutua; (3) la no injerencia en los asuntos internos
de la otra parte; (4) la igualdad y el beneficio mutuo; y (5) la coexistencia
pacífica.4 Tras la conferencia, China apoyó a los países africanos con ayuda
económica, técnica y militar en un intento de frenar a las potencias occidentales
dominantes y crear un nuevo orden político e internacional. Al mismo tiempo,
los Estados africanos buscaban aliados que les ayudaran a ganar su lucha por la
independencia y apoyo financiero para financiar estas luchas. De 1966 a 1969,
la atención china hacia África se desvió debido a los cambios internos y a la
gran Revolución Cultural proletaria. Una vez resueltas las disputas internas,
China comenzó a establecer nuevas relaciones en el continente africano.5 Según
Larkin, las relaciones entre China y África en la década de 1970 tenían cinco
características fundamentales.
En primer lugar, el número de países africanos con lazos diplomáticos
aumentó gradualmente. En 1967, China tenía 13 misiones diplomáticas en
África y en 1974 este número había aumentado a 30. En segundo lugar, China
se incorporó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 1971,
ocupando el puesto de Taiwán, y muchos Estados africanos acogieron con
satisfacción esta decisión, ya que sus lazos políticos con China habían
aumentado a lo largo de los años. Según Moussa Traore, la presencia de la
República Popular China (RPC) en la ONU como miembro permanente del
Consejo de Seguridad (contribuirá) notablemente a reforzar la capacidad de esta
organización para mantener la paz y la seguridad internacionales.6 En tercer
lugar, el ferrocarril Tanzania-Zambia fue el mayor proyecto de ayuda del
continente en la década de 1970, y China estaba en vías de comprometerse con
más proyectos de prestigio en toda África. A los Estados leales les ofreció
edificios federales, estadios, fábricas, infraestructuras, equipos médicos y
programas de intercambio de estudiantes.7 En cuarto lugar, China siguió
apoyando los movimientos nacionalistas que reclamaban la independencia y la
2 D. J., Muekalia, "Africa and China's Strategic Partnership", African Security Studies,
Vol.13, No 1, 2004, p. 5-12.
3 B. D., Larkin, "China and Africa, 1949-1970: The Foreign Policy of the People's Republic of
China", University of California Press, 1971, p. 20.
4 Harry, Broadman, "La ruta de la seda de África: China and India's New Economic Frontier",
Washington DC, Banco Mundial, 2007, p. 6.
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5 Ibid.
6 Ibid.
7 Judith Van de Looy, "África y China: ¿Una asociación estratégica? ASC Working Paper
2006", Centro de Estudios Africanos, Países Bajos, 2006, p. 4.
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fin del imperialismo. Prestó apoyo militar a África en varias ocasiones, ya que
veía la necesidad de que los movimientos nacionalistas africanos se
desvincularan del Occidente hegemónico. De hecho, la Revista de Pekín del 26
de enero de 1973 legitimaba la oposición armada al afirmar que "la lucha
armada es la única forma de eliminar el colonialismo, el apartheid y la
discriminación racial en el sur de África y en Guinea".8 Por último, China
subrayó la existencia de una dicotomía entre las superpotencias mundiales y sus
oponentes más débiles, ayudando a estos últimos en su supervivencia.
A partir de 1978, la era posmaoísta se caracterizó por nuevas inversiones en
el sector económico con el fin de modernizar China. Por ello, la política exterior
del país se centró principalmente en la modernización económica y el aumento
de las relaciones comerciales. Según China, era necesario un entorno pacífico
para desarrollar una economía estable. La estabilidad se convirtió en el tema
principal de la política china hacia África. Unas décadas antes, China había
responsabilizado a las superpotencias de la inestabilidad del continente y había
apoyado a los Estados africanos en su lucha contra el imperialismo. Sin
embargo, China dependía en gran medida de Occidente para obtener apoyo
técnico y vínculos comerciales. China actuó como facilitador en el diálogo
Norte-Sur, pero apoyó a Zimbabue, Sudáfrica y Namibia en sus luchas contra el
imperialismo, aunque sólo indirectamente debido a su política de no injerencia.9
Durante la Guerra Fría aumentaron las tensiones entre Moscú y Washington.
China se mantuvo independiente y se centró en cambio en otros países. En
diciembre de 1982, el primer ministro chino Zhao Ziyang visitó once países
africanos y promovió los "Cuatro Principios" de la cooperación china con
África: igualdad y beneficio mutuo; énfasis en los resultados prácticos;
diversidad de formas; y desarrollo económico.10 Estos principios rectores
marcaron una nueva era en las relaciones entre China y África. China ya no
quería ayudar a África incondicionalmente y, para desarrollarse
económicamente, no podía hacerlo con costosos programas de ayuda. Además,
ya no se veía a sí misma como portavoz del Tercer Mundo. En la Revisión de
Pekín se afirmaba que "los países del Tercer Mundo no deberían tener entre
ellos relaciones de líder/seguidor. Cualquier país que intente hacerse pasar por
líder y controlar a los demás será rechazado". De hecho, durante la década de
1980, África perdió importancia para China, que buscaba el reconocimiento
internacional de Washington y Moscú e intensificó los contactos chinos con
ambos países para promover el desarrollo económico. Los Estados africanos
ya no recibían apoyo de China en su lucha contra los dictadores ni ayuda
en tiempos de necesidad porque China carecía de recursos financieros para
hacerlo.11
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9 Looy, "África y China: A Strategic Partnership", p.5.
10 Ibídem, 17.
11 Ibid.
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12 Ibid.
13 Discurso de Thabo Mbeki en la Universidad de Tsinghua, Pekín, China, 11 de diciembre de
2001.
14D. Thompson, "China's Soft Power in Africa: From the Beijing Consensus to Health
Diplomacy", China Brief, Vol. 5, No 21, 2005, p. 1-5.
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15 Muekalia, "Africa and China's Strategic Partnership", African Security Studies, Vol.13, No 1,
2004, p. 5-12.
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16 Thompson, "China's Soft Power in Africa", p. 1-5.
17 Muekalia, "Africa and China's Strategic Partnership", p. 5-12.
18 G. Shelton, "China and Africa: Building an Economic Partnership", South African
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21 Muekalia, "Africa and China's Strategic Partnership", p. 5-12.
22 Ibid.
23 Alden, "China en África", p. 147-64.
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24 Ibid.
25 Jean, Christophe Servant, "China's Trade Safari in Africa", 11 de mayo de 2005,
http://mondediplo. com /2005/05/11chinafrica/, (consultado el 11 de mayo de 2005), p. 1-5.
26 Ibid.
27 Brian, Smith, "China's Growing Trade with Africa Indicative of Sino-Western Energy Conflicts",
A1.
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China es ahora el segundo consumidor mundial de crudo, y más del 25% de sus
importaciones de petróleo proceden del Golfo de Guinea y Sudán. Su sed no
tiene límites: en 2020 se verá obligada a abastecer cerca del 60% de sus
necesidades energéticas desde el exterior, incluso desde naciones que, como
Chad, han mantenido relaciones diplomáticas con Taiwán.31 Aunque en 2004
sólo el 2% del comercio chino se realizaba con África, al continente le ha ido
especialmente bien a medida que China se ha ido abriendo al mundo.
Durante la década de 1990, el comercio entre China y África creció un 700% y,
desde el primer Foro China-África celebrado en Pekín en 2000, se han firmado más
de 40 acuerdos, duplicando el comercio hasta más de 20.000 millones de dólares en
los cuatro años transcurridos hasta finales de 2004.32 A finales de 2005, China se
había convertido en el tercer socio comercial de África, por detrás de Estados
Unidos y Francia y por delante del Reino Unido. La larga experiencia en proyectos
con el Banco Mundial ayudará a construir una "presencia en África [que] es
ilustrativa de los esfuerzos de Pekín por crear un paradigma de globalización que
favorezca a China".33 La relación económica entre África y China puede dividirse
en tres apartados: El afán de China por obtener recursos como petróleo, minerales y
alimentos; nuevos mercados de exportación para sus productos; y nuevas
oportunidades de inversión para las empresas chinas. Las exportaciones de África a
China son principalmente materias primas y petróleo, mientras que las
importaciones africanas de China consisten en productos manufacturados como
productos industriales, equipos eléctricos y maquinaria, textiles y utensilios
domésticos.
Recursos naturales
China tiene actualmente la economía de más rápido crecimiento del mundo, con
una tasa de crecimiento anual en torno al 8%. Pero un desarrollo económico tan
rápido en la era post-maoísta ha requerido un suministro constante y creciente
de petróleo. Un cambio importante se produjo en 1993, cuando China se
convirtió en importador de energía en lugar de exportador neto. La demanda
china de petróleo ha sido tan rápida que en 2004 el país se convirtió en el
segundo mayor importador de petróleo del mundo, después de Estados Unidos.
La creciente demanda se debe no sólo a una economía en expansión, sino
también a una sociedad en general más rica, con su mayor demanda de bienes
de consumo como coches y frigoríficos. Se calcula que la demanda china de
petróleo aumentará un 156% entre los años 2010 y 2025. Al igual que Estados
Unidos, China busca nuevos países y diferentes proveedores para satisfacer sus
necesidades de petróleo con el fin de diversificar sus fuentes y lograr la
seguridad energética. En África, donde recientemente se han encontrado nuevos
yacimientos, China tiene todas las posibilidades de éxito a la hora de explotar
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31Amosu Akwe, "China in Africa: It's (Still) the Governance, Stupid", 9 de marzo de 2007,
http://www.fpif.org/fpiftxt/4068/, (consultado el 9 de marzo de 2007), p. 1-4.
32 Jean Christophe Servant, "Safari comercial de China en África", p. 1-5.
33 Ibid.
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Los países intentan diversificar sus recursos energéticos para satisfacer sus
crecientes necesidades de energía. Como la necesidad de energía será aún
mayor en el futuro, cabe esperar que el escenario descrito anteriormente se haga
más común.
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Inversiones en África
El banco de exportación chino, Eximbank, había aprobado una línea de crédito
de 2.000 millones de dólares para que Angola pudiera reconstruir sus
infraestructuras - electricidad, ferrocarriles y edificios administrativos -
destruidas durante 30 años de guerra civil.36 A cambio, China recibió 10.000
barriles de petróleo al día. La línea de crédito al 1,5% a 17 años puede parecer
desventajosa para China a corto plazo, pero las empresas chinas se harán con la
mayor parte de los lucrativos contratos para la reconstrucción nacional. La
población local está descontenta. Como señaló el economista independiente
José Cerqueira:
Hay una condición en el préstamo de que el 30% se subcontratará a empresas
angoleñas, pero eso sigue dejando un 70% que no lo hará. Los empresarios
angoleños están muy preocupados por esto, porque no consiguen el negocio,
y el sector de la construcción es uno en el que los angoleños esperan poder
encontrar trabajo.37
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XXI
lanzado el primer satélite espacial de Nigeria.
36 Informe anual de China Eximbank, 2004.
37 Jonathan Holslag, "China's New Mercantilism in Central Africa", African and Asian Studies,
Vol. 5, No 2, 2006, p. 133-169.
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Como incentivo para los nacionales chinos, ocho países africanos han sido
designados oficialmente destinos turísticos. Junto a esta ofensiva económica y
comercial ha habido una intensa actividad diplomática. El Presidente Hu Jintao
ha realizado una visita muy publicitada a Gabón desde que llegó al poder en
marzo de 2003. Los ministerios chinos de Comercio y Asuntos Exteriores,
ambos con secciones africanas, han patrocinado 100 reuniones oficiales. En
países donde las relaciones con Occidente son problemáticas, China se
beneficia de su política de no implicación en la política interna. Su relación con
Sudán, condenado por Naciones Unidas por la situación en Darfur, es
emblemática de una estrategia que no se ve afectada por consideraciones
éticas.38
He Wenping es subdirector del Departamento de Relaciones
Internacionales de la Sección de Estudios Africanos de la Academia China de
Ciencias Sociales de Pekín. "El sentido común sobre los derechos humanos y la
soberanía es sólo uno de los valores comunes que comparten China y África".39
"No cabe duda de que el éxito de China en África se ha beneficiado en parte de
ello, y esos valores comunes han sentado unas bases sólidas para seguir
promoviendo las relaciones bilaterales en el futuro".40 China se estableció por
primera vez en los inexplotados yacimientos petrolíferos de Muglad, en el sur
de Sudán, hace 10 años. Ahora importa el 50% del crudo de la región, y 13 de
las 15 empresas extranjeras más importantes que operan en Sudán son chinas,
desde la China National Petroleum Corporation hasta la Zhongyuan Petroleum
Corporation. El cinismo del gobierno de Pekín se hizo patente en septiembre de
2004, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 1564,
que anunciaba un embargo de la venta de armas a Sudán. El embajador chino en
la ONU, Wang Guangya, utilizó las masacres de Darfur como pretexto para
amenazar con vetar la resolución, antes de abstenerse finalmente. La resolución
propuesta por Estados Unidos ya se había suavizado considerablemente. El
incidente es una muestra de la fuerza de los lazos que unen a los gobiernos de
Pekín y Jartum.
Muchos déspotas africanos se han hecho eco de Omar Bongo Ondimba,
presidente de Gabón y amigo de China desde hace mucho tiempo, y han
alabado el espíritu de "respeto mutuo" y la "preocupación por la diversidad" que
caracterizan el comercio y la cooperación chinos.41 Pero este safari a África ha
alarmado a las multinacionales que tradicionalmente han explotado los recursos
del continente.42 Y Estados Unidos, oficialmente comprometido con el fomento
de la buena gobernanza, empieza a perder la paciencia con
38 Shichor Yitzhak, "Sudán: China's Outpost in Africa", CB. 5, nº 21, 2005, pp. 9-11; Ibid,
"La política china hacia Darfur", CB. 7, No 7, 2007, p. 5-8.
39 Kwesi Kwaa Prah, "África y China: Then and Now", F. Manji, y Stephen, Marks (ed.),
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41 Emma Mawdsley, "China y África: Emerging Challenges to the Geographies of Power",
Brújula Geográfica Vol. 1, 2007, p. 1-17.
42 Dudley Poston, et al., "La distribución mundial de los chinos de ultramar en torno a 1990",
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43 David Shinn, y Joshua Eisenman, "Dueling Priorities for Beijing in the Horn of Africa", CB. 5,
nº 21, 2005, p. 6-9.
44 Ibid.
45 Denis Tull, "China's Engagement in Africa: Scope, Significance and Consequence", Journal of
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46 Ibid.
47 David Shinn, y Joshua Eisenman, "Dueling Priorities for Beijing in the Horn of Africa", CB. 5,
nº 21, 2005, p. 6-9.
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48 Yitzhak Shichor, "Sudán: China's Outpost in Africa", CB. 5, nº 21, 2005, pp. 9-11; Yitzhak
Shichor, "La política china hacia Darfur", CB. 7, No 7, 2007, p. 5-8.
49 He Wenping, "China-Africa Relations Moving into an Era of Rapid Development", Inside
ASIA, nº 3 & 4, 2006, p. 6.
50 Hu Jintao, "Consolidación de la amistad tradicional China-África y profundización de la
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XXI
cooperación integral China-África". Discurso en la Sesión Conjunta del Parlamento de Gabón,
Pekín: Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China, 3 de agosto de 2007,
http://www.fmprc.gov.cn/eng/wjdt/2649/t61853.htm, (consultado el 3 de agosto de 2007).
51 Ian Taylor, "China's Oil Diplomacy in Africa", International Affairs, Vol. 82, nº 5, 2006, p. 940.
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Conclusión
Hay varias razones por las que la relación entre China y muchos países
africanos se está profundizando. Esto no quiere decir que esté libre de tensiones.
De hecho, hay indicios de que, como en la mayoría de las relaciones dinámicas,
existen puntos de desacuerdo. En África preocupa que los chinos estén
inundando los mercados africanos con productos de bajo precio que perjudican
a las incipientes industrias autóctonas, por ejemplo en el sector textil,
especialmente tras la expiración del acuerdo multifibras en 2005. También
preocupa que el comercio tienda a ser unidireccional, con los africanos como
consumidores, y que esto perjudique a los productores africanos. Por otra parte,
el aumento de los préstamos de China a los países africanos corre el riesgo de
cargarles con una deuda adicional, justo cuando algunos están aliviando esa
carga a través del programa para los Países Pobres Altamente Endeudados
(PPME) y otras iniciativas. Además, aunque los chinos participan en grandes
proyectos de infraestructuras en toda África, la transferencia de tecnología es
escasa. También hay poca creación de empleo local; los proyectos chinos suelen
emplear a trabajadores chinos. La falta de voluntad general de China para
coordinar sus programas de ayuda con otros donantes también puede reducir su
impacto global. A algunos africanos les preocupa que los chinos ignoren las
normas medioambientales y laborales, lo que puede tener implicaciones
negativas para África a largo plazo. Además, el enfoque de no intervención en
materia de derechos humanos y gobernanza democrática, preferido por China,
la enfrenta cada vez más al consenso africano sobre la importancia de estas
cuestiones. Este enfoque se suma a la percepción de que China está dispuesta a
mimar a los regímenes autoritarios, incluido el de Robert Mugabe, de
Zimbabue, cuyo desgobierno y represión política han provocado siete años
consecutivos de declive económico en medio de atroces condiciones de
derechos humanos. La insistencia en la buena gobernanza por parte de la Unión
Africana y la Nueva Alianza para el Desarrollo de África demuestra que los
propios africanos consideran que la democracia, la transparencia y el respeto de
los derechos humanos son fundamentos del desarrollo sostenible. Además, las
relaciones comerciales y de ayuda entre China y África tienen implicaciones
para los países africanos. Una ventaja es el mayor margen de maniobra de los
Estados africanos ahora que ya no dependen totalmente de Occidente. Por
último, el aumento de la producción de petróleo ha disparado los ingresos de los
Estados africanos. Por otro lado, la forma china de hacer negocios con los
países africanos no tiene en cuenta los derechos humanos, el medio ambiente o
la buena gobernanza, aunque esto tampoco es infrecuente entre los países
occidentales cuando tratan con África.
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XXI
55 Ibid.
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