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TESIS
PRESENTA
SAMUEL ORLANDO GARCÍA VILLARREAL
DIRECTOR DE TESIS
Dr. ALFREDO HERNÁNDEZ LUNA
PROGRAMA DOCTORAL
TESIS
PRESENTA
SAMUEL ORLANDO GARCÍA VILLARREAL
DIRECTOR DE TESIS
Dr. ALFREDO HERNÁNDEZ LUNA
Declaración de autenticidad
DECLARO QUE:
FIRMA: ________________________________
4
Agradecimientos
A mi madre
A mis padres
A mis hermanos
Estoy muy feliz por concluir una etapa más de vida académica, desde que
comencé con este proyecto tuve la visión de contribuir al mundo académico y
estoy seguro de que al fin lo he logrado.
A mis hermanas y hermanos, les quiero dar las gracias por siempre estar
ahí, en las buenas y en las malas. Les deseo siempre lo mejor.
A mis amigos, Selene Cruz Pacheco y Pablo Toscano que han estado al
pendiente y atentos a escucharme cuando les he platicado del Doctorado.
Muchas gracias.
6
“Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen.”
Willy Brandt
Montesquieu
Fernán Caballero
7
Resumen
A mediados de la novena época, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación aprobó la tesis de jurisprudencia por contradicción con el número de tesis: P./J.
88/2000 bajo el rubro de: “JURISPRUDENCIA. SU TRANSCRIPCIÓN POR LOS
ÓRGANOS JURISDICCIONALES EN SUS RESOLUCIONES, PUEDE SER APTA PARA
FUNDARLAS Y MOTIVARLAS, A CONDICIÓN DE QUE SE DEMUESTRE SU
APLICACIÓN AL CASO”. Dicha tesis de jurisprudencia resolvería el curso de la acción de
los juzgadores al emplear tesis de jurisprudencia en sus resoluciones, por cuanto a
motivación se refiere. Lo cierto es que lejos de este resultado, lo que quedó en evidencia
con la emisión de dicho criterio es la precariedad del desarrollo que ha tenido esta figura
como fuente de Derecho en nuestro país, incluso a nivel del Tribunal Constitucional
mexicano, la instancia de mayor jerarquía en nuestro país.
misma supone que están resueltas otras necesidades mucho más apremiantes, pues, de
no ser así, no sería posible obtener provecho o disfrute alguno de su solución.
1
En “La Odisea”, mientras Odiseo está ausente, Penélope es pretendida por varios hombres,
quienes se instalan en el palacio y ventajosamente consumen su hacienda en banquetes, mientras
esperan que la reina elija a alguno para volver a casarse. Para ganar tiempo, Penélope dice a los
pretendientes que aceptará un nuevo esposo cuando termine de tejer un sudario para el
rey Laertes, padre de Odiseo. Con el fin de prolongar el mayor tiempo posible la espera, Penélope
desteje por la noche lo que teje de día;
2
En esta investigación, se puede ver esto mismo referido como la “norma fundante”, término que
estimamos adecuado precisamente para evitar que se desnaturalice el concepto de
fundamentación. para referirnos a la norma con base en la cual el juzgador decidirá el sentido del
fallo o resolverá la cuestión o las cuestiones a las que se contrae la resolución, ya sea de trámite,
de fondo o incidental.
10
indispensables para entender lo que son las tesis jurisprudenciales, qué lugar tienen en la
jerarquía de las normas y qué función o que funciones cumplen en las sentencias, por lo
que fue necesario elaborar de manera completa dichas bases teóricas, para poder
referirnos a la hipótesis a partir de bases confiables.
Se evita incurrir en las fallas del Pleno con su criterio jurisprudencial número P./J.
88/2000 (cuyas afirmaciones no están todas encadenadas en sus premisas a otros
conceptos jurídicos consolidados, dando la sensación de ser flotante y dogmático en
ciertos puntos) y comenzamos el estudio con la búsqueda del fundamento constitucional
original que justifique la presencia de esta fuente de Derecho en una determinación
judicial, pues, antes de responder que ver a qué tribunales obliga y quién puede
producirla, debe estar garantizado de forma incuestionable que, de hecho, las tesis de
jurisprudencia pueden válidamente figurar en ella y sobre todo, en calidad de qué pueden
hacer, para lo cual se hace necesario emprender distintos análisis como el de determinar
la naturaleza jurídica que corresponde a las tesis de jurisprudencia emitidas por los
tribunales de Amparo (pues solo las normas generales pueden fundar actos de autoridad
como lo son las sentencias) y, la forma en que dicha naturaleza ha sido entendida a lo
largo del tiempo por los Tribunales desde la quinta hasta los inicios de la actual onceava
época; esto, con el fin determinar qué dificultades son las que ha encontrado la
elaboración de dicha teoría en el pasado y las inconsistencias en que terminó incurriendo
y que fueron motivo de su fracaso, resolverlas y sentar sobre la experiencia adquirida, las
soluciones y la realidad y la razón, proporcionando así una teoría que sobreviva, cuando
menos, a un análisis sistemático de constitucionalidad.
otras a mediano plazo que darán certeza en el desarrollo de la labor jurídica tanto en la
impartición de justicia como en el acceso a la justicia por parte de los litigantes, junto con
algunas reflexiones en general para el jurista de esta época y de las próximas
generaciones.
Palabras clave: sentencias, jurisprudencia por tesis, motivación, fundamentación, teoría
de los usos impropios, ley de los jueces
13
CONTENIDO
RESUMEN vii
INTRODUCCIÓN 1
I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 1
II. PREGUNTAS DE LA INVESTIGACIÓN 2
III. DELIMITACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN 2
IV. JUSTIFICACIÓN 2
V. OBJETIVOS 3
VI. HIPÓTESIS 4
VII. COMPROBACIÓN DE HIPÓTESIS 5
VIII. METODOLOGÍA 5
IX. LÓGICA Y ESTRUCTURA 6
CAPÍTULO PRIMERO.
DE LAS SENTENCIAS.
Introducción capítulo primero 10
1.1 Concepto 13
1.2 De los Principios Generales de Derecho Aplicables a las Sentencias 20
1.3 Principio De Congruencia 23
1.4. Principio De Exhaustividad 33
1.5 Principio De Legalidad 40
1.7 Principio Pro Personae 51
1.8 Progresividad (No Regresividad) 63
Conclusión Capítulo Primero 74
14
CAPÍTULO SEGUNDO.
GENERALIDADES Y NOCIONES REGULARMENTE ACEPTADAS SOBRE LA
JURISPRUDENCIA.
Introducción Capítulo Segundo 79
2.1 Concepto de Jurisprudencia 79
2.2 Teorías y Escuelas de la Interpretación de las Normas 80
2.3 Acciones ante la Falta de Norma; Lagunas vs Vacíos e Integración Jurídica 84
Conclusiones Capítulo Segundo 91
CAPÍTULO TERCERO.
¿QUÉ HACEN LAS LLAMADAS “TESIS DE JURISPRUDENCIA” EN LAS
SENTENCIAS Y RESOLUCIONES JURISDICCIONALES DEL DERECHO
ADMINISTRATIVO?
Introducción Capítulo Tercero 98
3.1 La Negación de un Gran Problema 102
3.2 Jurisprudencia y Legalidad en la Constitución de 1917 105
3.3 La Arraigada Interpretación “Letrista” del 14 Constitucional 110
3.4 El Verdadero Alcance (limitado) del Artículo 94 Constitucional. 115
3.5 Teorías Ensayadas por la jurisprudencia, unificadas 118
3.5.1 Teoría de la Motivación Aplicable 118
3.5.2 Teoría de los Sistemas Ajenos 123
3.5.3 Tesis Complaciente 149
3.6 Jurisprudencia como Norma General 153
3.6.1 Rasgos Normativos Específicos 165
3.6.2 Principio de Jerarquía Legada de las Tesis de jurisprudencia 167
3.6.3 Interpretabilidad de la Jurisprudencia y el Problema de la “Reinterpretación” 168
3.7 Replanteamiento Interpretativo Acudiendo a la Interpretación Sistemática e Histórica
del Artículo 14 Constitucional que se Propone. 171
3.8 La Teoría de los Usos Propios e Impropios de las Normas Generales como Criterio
para Determinar la Función que Cumple la Cita de una Determinada Tesis de
Jurisprudencia en una Determinada Resolución Jurisdiccional. 182
3.9 El Indescifrable Criterio Plenario Derivado de la Contradicción de Tesis 17/98 191
Conclusión Capítulo Tercero 200
15
CAPÍTULO CUARTO.
TALLER DE ANÁLISIS DE SENTENCIAS
Introducción Capítulo Cuarto 209
4.1 Limitaciones Razonables en la Comprobación de la Hipótesis Central 210
4.2 Recapitulación 210
4.3 Caso 1. Insuficiente Fundamentación es Falta De Fundamentación 213
4.3.1 Análisis 214
4.4 Caso 2. Incoincidencias son Inconsistencias 216
4.4.1 Análisis Extracto “A” 218
4.4.2 Análisis Extracto “B” 222
4.4.3 Análisis Extracto “C” 224
4.5 Caso 3. Aplicación de la Norma Jurisprudencial Tergiversando y Desnaturalizando su
Contenido 225
4.5.1 Análisis Extracto “A” 227
4.6 Caso 4. Falta de Coincidencia entre el Caso Concreto y los Presupuestos de Hecho
Señalados en la Jurisprudencia Aplicada 231
Conclusión Capítulo Cuarto 249
INTRODUCCIÓN
Esto, al final del día, debilita dos de los valores fundamentales que justifican la
existencia misma del Derecho, que son Certeza y la Seguridad Jurídica, elementos
también inexcusables de la forma de gobierno concebida bajo la voz de “Estado de
Derecho”.
IV. Justificación
En un Estado de Derecho, toda decisión y toda actuación del poder público, debe
ser, con mucha o poca interpretación, el resultado de la aplicación de algún tipo de norma
preexistente.
Con una doctrina nacional tímida y adoctrinada por una Suprema Corte que no
admite razón ni concede mérito a ideas producidas fuera de ella, se justifica más que
nunca una investigación capaz de aportar reglas con las que cualquier profesional del
Derecho (Juez o no) pueda verificar el cumplimiento de la debida motivación de una
sentencia en la que se invoquen tesis de jurisprudencia, siendo éste el caso de esta
investigación.
V. Objetivos
Este trabajo de investigación, no solo pretende demostrar las fallas en el sistema a
las que se remiten las hipótesis, sino también identifica en sus propósitos el descubrir las
causas más profundas que condujeron a nuestro Derecho a colocarse en la situación
actual (a este respecto), así como el proporcionar el soporte argumentativo completo del
que actualmente no dispone, uno que subsane las carencias principales que impiden el
desarrollo de una teoría completa e incluso casuística al detalle sobre las tesis de
jurisprudencia, la o las funciones que cumple la cita de éstas en las resoluciones de
nuestros tribunales y las exigencias que esto conlleva para el juzgador.
VI. Hipótesis
2. Nuestro Derecho no cuenta con una base teórica completa sobre las tesis de
jurisprudencia y las implicaciones de hacer cita de estas en las resoluciones
jurisdiccionales.
20
Que las tesis de jurisprudencia pueden ser empleadas como el fundamento en las
sentencias.
VIII. Metodología
La metodología de la presente tesis doctoral es cualitativa bajo la perspectiva del
estudio formal deductivo – inductivo. Dado ello, la investigación documental abarca no
solo literatura jurídica, sino también comunicados, artículos noticiosos, relatos contenidos
en fuentes diversas con el fin de tener una mayor comprensión del contexto histórico-
social en el que se desarrollaron hechos con alta relevancia para esta tesis doctoral, por
ejemplo: la promulgación de la Carta Magna y sus reformas, los hechos relacionados a la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y al Consejo de la Judicatura Federal.
3
La Etnometodología pretende describir el mundo social tal y como se está continuamente
construyendo, emergiendo como realidad objetiva, ordenada, inteligible y familiar. Desde este
punto de vista, la etnometodología recomienda no tratar los hechos sociales como cosas, sino
considerar su objetividad como una realización social. Considera, además, que esta
autoorganización del mundo social no se sitúa en el Estado, la política o cualquier superestructura
abstracta sino en las actividades prácticas de la vida cotidiana de los miembros de la sociedad.
Estas actividades se realizan conjuntamente en las interacciones; y la gente las realiza
ateniéndose a los presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de la "actitud natural". Para
mayor información veáse: Diccionario Critico de Ciencias Sociales. (s/f). Etnometodología.
https://webs.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/E/etnometodologia.htm
24
Además, se produce la teoría de los usos impropios de las normas, con las que se
explica con argumentos lógicos la forma de operar de la jurisprudencia y las formas en
que puede verificarse su eficacia y principalmente, la mecánica para identificar las dos
funciones que puede tener en las sentencias, esto es, la de fundar o la de motivar. Con
esto, se responde la mayoría de las preguntas de la investigación y se propone un método
práctico y sencillo para definir cómo y cuándo el Juzgador queda obligado a motivar el uso
de la jurisprudencia.
Es aquí donde tiene lugar una afirmación del jurista austríaco que desataría una de
las discusiones más prolongadas y nutridas en la historia del derecho procesal. Kelsen
afirma que la función legislativa puede fácilmente identificarse y separarse de las demás,
por lo que, para la función administrativa y jurisdiccional, aquello resultaba
conceptualmente imposible en tanto que las dos eran en esencia idénticas o la misma
cosa en la medida que su objeto era en ambos casos la aplicación de la Ley. Y la
reacción no se hizo esperar en la doctrina. La temeraria afirmación Kelseniana para la
academia fue como un emplazamiento a juicio de intestado.
4
Para mayor información véase: Ortega, C. (s.f). La función jurisdiccional del Estado. Biblioteca
Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. https://revistas-
colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rev-facultad-derecho-mx/article/download/27831/25151
5
Para Fraga Magaña, los actos previos referidos en la tesis de Medina Lima solo son condiciones
para desarrollar el proceso, pero en ella necesariamente intervienen la acción de las partes en
defensa de sus pretensiones.
27
jurisprudencial que han experimentado. Se dará razón de las diferentes facetas del
principio de congruencia y sus alcances con relación a los elementos con los que debe
guardar proporción la sentencia.
Sentire, que originariamente procede de una raíz indoeuropea *sent- que indica la
acción de tomar una dirección después de haberse orientado, es un verbo que
expresa un completo proceso perceptivo-intelectivo, pues significa a la vez
sentir y pensar, propiamente percibir bien por los sentidos todos los matices de
una realidad y obtener un pensamiento, reflexión o juicio que constituye una
opinión bien fundamentada, de donde también su valor de opinar con
fundamento y buen criterio. Es así como la sentencia, igual puede referirse a
una frase que recoge una verdad acendrada por una larga tradición de
sabiduría y experiencia de la realidad, que la decisión bien fundamentada de
un juez tras haber percibido todos los aspectos de un problema y
reflexionado bien sobre ellos, y en todo caso a una opinión obtenida de la
percepción, el sentimiento y el pensamiento racional a la vez. Muchas
palabras se relacionan con sentire, como sentido, sensorial, consenso,
sentimiento, asentir, disentir, presentir, sensato, seso, contrasentido o centinela
(del italiano sentinella, que también procede del latín sentire). (Etimologías, 2021)6
Se trata pues, de uno de los vocablos de origen latino que reflejan desde su base
etimológica, una adecuación precisa y detallada con su significado actual, para no decir
“atemporal”. En nuestro idioma, por otra parte, el DRAE (2021)7 define sentencia como:
6
Etimologías. (2021). Sentencia. http://etimologias.dechile.net/?sentencia
7
Diccionario de la Real Academia Española. (2021). Sentencia. https://dle.rae.es/sentencia?
m=form
8
En el Derecho mexicano, esto se denomina “Laudo”.
30
sentencia definitiva
1. f. Der. sentencia en que el juzgador, concluido el juicio, resuelve finalmente
sobre el asunto principal, declarando, condenando o absolviendo.
2. f. Der. sentencia que termina el asunto o impide la continuación del juicio,
aunque contra ella sea admisible recurso extraordinario.
siglo XVII o del iuspositivismo decimonónico, reviviendo con distinto nombre y pequeños
matices, los razonamientos propios del iusnaturalismo anterior, incluso al positivismo que
tildan de anacrónico, siendo una mención obligada la del “Objetivismo Moral” tan
defendida y difundida por el jurista contemporáneo Manuel Atienza.
Por su parte, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (2011, pág.
11
46) , la sentencia la define como:
10
Enciclopedia Jurídica. (2020). Sentencia.
http://www.enciclopedia-juridica.com/d/sentencia/sentencia.htm
11
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. (2011). Guía para la educación en
derechos humanos. Acceso a la justicia y derechos humanos.
https://piensadh.cdhdf.org.mx/images/publicaciones/guia_para_la_educacion_en_derechos_human
os/2011_Acceso_justicia.pdf
32
12
Rodríguez-Aguilera, C. (1974). La Sentencia. Casa Editorial Bosch.
33
Zoraida García Castillo y José A. Santiago Jiménez (2004) 13, refieren en relación
con este punto que:
Por sentencia debe entenderse el juicio lógico de los hechos en las normas
jurídicas y la conclusión de los resolutivos que contienen la verdad legal.
(…)
Desde un punto de vista lógico, la sentencia, constituye un silogismo compuesto
por una premisa mayor (ley), una premisa menor (el caso) y una conclusión o
proposición (aplicación de la norma al caso concreto); el silogismo es una
argumentación deductiva, un raciocinio en el cual por supuestas
13
García, Z. y Santiago, J. (2004). Generalidades sobre la técnica jurídica para la elaboración de
sentencias. Revista de la Facultad de Derecho de México, 54(241).
http://www.revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/view/61466
14
Rumoroso, J. (2013). Las sentencias. Praxis de la Justicia Fiscal y Administrativa. Filosofía del
Derecho, 1(12). https://www.tfja.gob.mx/investigaciones/historico/pdf/lassentencias.pdf
34
15
Aludiendo a esta idea: “la sentencia claramente menciona que el Juez optó por conceder a la
actora la custodia de los menores “porque su apariencia y tono de voz le recordaba mucho a su
prima Katy que lo cuidaba de niño y era muy buena con él”
35
Juez, sino a la persona del Estado y su respuesta es la que realmente le interesa, pues
solo el Estado podrá satisfacer la pretensión deducida sin que con ello se cometiera un
delito. Entonces, la sentencia que en su momento llegue a dictar el Juez no será una
respuesta a título personal, sino la respuesta que el Estado ha pronunciado a través de él,
con relación a la situación que el demandante dijo estimar conflictiva en uso de su
derecho de acción.
Esto rompe con un paradigma pseudo jurídico que suele escucharse en algunos
espacios académicos, recogido en una pretensiosa frase que reza: “los jueces hablan por
sus sentencias”. Tal paradoja representa la incomprensión del Derecho convertida en
dogma con aspiración a principio; aspiración quimérica e inasequible en un Estado
Constitucional de Derecho. Las sentencias no son la voz de los jueces, sino la voz del
Estado16.
16
Esto daría pie a que: acudir ante los tribunales y recibir la respuesta del Juez según sus
convicciones, es como que cobrar un cheque y que el cajero te diga que olvidó su cartera.
36
Los criterios normativos que rigen la elaboración de las leyes son el fundamento y
la esencia de todo el sistema jurídico; asimismo, proporcionan auxilio al intérprete
de la norma jurídica en aquellos casos en que determinada situación no se
encuentra contemplada en las mismas, por lo que son de aplicación supletoria; es
por ello que su estudio reviste gran importancia, revisando para ello las opiniones
de distintos autores.
La definición anterior refleja la afiliación del autor con una de las dos corrientes
más dominantes en toda la historia del Derecho, la más antigua de todas, para ser
preciso, que explica el Derecho escrito como la derivación de un derecho natural,
preexistente, inmutable, perfecto e inalterable. Los inicios de esta ideología no se conocen
con total precisión, pero la concepción generalizada hasta nuestros días es que se
remonta como mínimo a la Gracia antigua del siglo V. Entre los seguidores del
iusnaturalismo figuran bustos de Bronce como para agregarle otro nivel al Sumaya:
Callicles, Trasímaco, Carneade, Sócrates, Hipías y Sófocles (y los sofistas) Aristóteles,
17
Covarrubias, A. (2019). Análisis e Interpretación de las Leyes Fiscales en México: Aportes para
un Modelo Teórico. Instituto Mexicanos de Contadores Públicos.
37
los estoicos, Hipias, Marco Tulio Cicerón, San Justino, San Ireneo, Clemente de
Alejandría, Orígenes, Eusebio de Césarea, San Gregorio de Nazianzo, San Basilio, San
Gregorio de Nissa, San Juan Crisóstomo, Tertuliano, San Cipriano, Lactancio, San
Ambrosio, San Jerónimo y San Agustín de Hipon, Teodero de Ciro, Santo Tomás de
Aquino, Hugo Grocio, Hobbes, Spinoza, Wolff, John Locke, Montesquieu, Hume,
Rousseau, Habermas, Weber y en épocas recientes Robert Alexy, Manuel Atienza, Miguel
Carbonell y quienes se autodenominan neo constitucionalistas. Los citados son, por
supuesto, solo algunos filósofos cuyas ideas los identifican con la doctrina del “derecho
natural”.
La otra corriente dominante no conocería la luz sino hasta el siglo XVIII. Esta
corriente rechaza la idea de un “Derecho Natural” preexistente al derecho escrito y qué,
las leyes escritas se originan a partir de éste. Esta ideología es conocida como ius
positivismo:
El positivismo cuenta con una lista bastante menos nutrida de filósofos o teóricos
adeptos y dentro de ellos figuran: Jeremy Bentham, Augusto Comte, García Maynez,
Rudolph Stammler, Alf Ross, Herbert Hart, Norberto Bobbio, Joseph Raz, Hans Kelsen,
18
Bulygin, E. (2008). Discurso pronunciado por el Dr. Eugenio Bulygin con motivo de su investidura
como doctor dhonoris causa por la Universidad de Alicante. Academia. 6(12), 319-324.
http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/rev_academia/revistas/12/discurso-pronunciado-por-el-dr-
eugenio-bulygin.pdf
38
siendo este último su principal exponente. Entre los más recientes, se encuentran
Eugenio Bulygin y Juan Antonio García Amado.
Más allá de esta discusión sobre su origen, hoy en día Bizantina 20, por lo que hace
a su forma, es la tesis más aceptada es que éstos adquieren la forma de normas o
enunciados normativos, los cuales reflejan el mayor grado de generalidad, o como lo
sostuvo Norberto Bobbio, normas generalísimas, las más generales de todo el
ordenamiento. Finalmente, en cuanto a su objeto, se coincide también con Goyes Moreno
(2010), al sostener que: “los principios generales pueden ser entendidos tanto fuente
normativa y también como máximas útiles para sistematizar y organizar el sistema
jurídico” (pág.,10)21.
19
Bustamente, T. (2010). Principios, reglas y derrotabilidad. El problema de las decisiones contra
legem. Teoría del derecho y decisión judicial. España.
http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/04/04_12843.pdf
20
Miguel Carbonell, citando a Bobbio, menciona que no viene al caso ya, fundamentar los
Derechos Humanos porque ya están ahí, por lo que el asunto ya no es filosófico, sino político; lo
que corresponde es aplicarlos. Esta misma reflexión sirve para los principios generales del
Derecho, al menos para los reconocidos por el Derecho Mexicano en Leyes, en la Carta Magna,
Tratados, tesis de jurisprudencia y criterios interpretativos aislados. Para mayor información véase:
https://www.youtube.com/watch?v=OkMi8Mop7Wk&t=1s
21
Goyes, I. (2010). Memorias del IV Congreso Nacional y II Internacional de Derecho
Constitucional, “Los Principios en el Constitucionalismo Moderno. Universidad de Nariño,
Colombia: Edinar.
39
Al hablar de principios que rigen las sentencias, nos estamos refiriendo a los
principios generales del Derecho, particularmente a aquellos que se refieren a los
presupuestos, requisitos o características que debe reunir toda sentencia o una
determinada clasificación de éstas, así como a sus efectos o cualquier otro aspecto
aplicable al dictado y producción de sentencias.
En cuanto a los principios formales, cada legislación no solo por estado sino
también por fuero y materia, podrá variar el contenido de estos principios. Por ejemplo, en
el caso del juicio de amparo, es un requisito formal que la sentencia sea dictada en el
mismo acto de la audiencia constitucional, lo cual no ocurre en el juicio de nulidad. Esto
no significa que diversas legislaciones no puedan compartir algún requisito formal, siendo
el más común y hasta donde tenemos conocimiento, aplica a todas las materias y a todas
las sentencias, es el requisito de firma, autógrafa o electrónica del juzgador.
Para efectos de este capítulo nos concentraremos en los requisitos que García y
Santiago (2004) denominan como sustanciales. Como lo mencionan dichos autores, la
mayoría en la doctrina nacional coincide en señalar que dichos principios son
congruencia, exhaustividad y motivación. Por nuestra parte, tomando en cuenta la reforma
al artículo 1 Constitucional del 10 de junio de 2011, se considera necesario agregar el
principio pro persona y el de progresividad.
22
García, Z. y Santiago, J. (2004). Generalidades sobre la técnica jurídica para la elaboración de
sentencias. Revista de la Facultad de Derecho de México, 54 (241).
http://www.revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/view/61466
40
Tomás Hutchinson (1990, pág. 28) justifica de forma clara, concisa y contundente,
la validez implícita del principio general de Derecho derivado del aludido brocardo latino,
en su artículo el principio iura novit curia en el proceso administrativo, mismo que
menciona:
23
Hutchinson, T. (1990). El principio curia novit iura en el proceso Administrativo. Revista Jurídica,
(28), 27.
42
24
Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo XXXI, Mayo de 2010, página 1833, Jurisprudencia, VI.2o.C. J/318, 164590.
https://www.catalogoderechoshumanos.com/164590-2/#:~:text=FUNDAMENTACI%C3%93N%20Y
%20MOTIVACI%C3%93N.,ATRIBUIBLE%20AL%20PROMOVENTE%20DEL
%20JUICIO.&text=SEGUNDO%20TRIBUNAL%20COLEGIADO%20EN%20MATERIA%20CIVIL
%20DEL%20SEXTO%20CIRCUITO.
43
25
Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo XXXIV, Julio de 2011, página 2161, Aislada, Tesis: I.4o.A.747 A, 161514.
26
Séptima Época, Semanario Judicial de la Federación. Volumen 217-228, Cuarta Parte, página
302, Aislada, 239791.
45
27
Séptima Época, Semanario Judicial de la Federación. Volumen 79, Cuarta Parte, página 13,
Aislada, 241405.
46
29
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 71, Octubre de 2019,
Tomo IV, página 3425, Aislada, Tesis: I.15o.C.46 C (10a.), 2020821.
30
H. Congreso del Estado de Nuevo León. (2020). Ley de Justicia Administrativa para el Estado y
municipios de Nuevo León.
http://www.hcnl.gob.mx/trabajo_legislativo/leyes/leyes/ley_de_justicia_administrativa_para_el_esta
do_de_nuevo_leon/
49
● La congruencia externa lleva implícitos los principios “iura novit curia”, y “da mihi
factum, dabo tibi ius” según los cuales, el conocimiento cabal del Derecho es una
obligación inherente a la función jurisdiccional independientemente de que lo
propongan o no las partes.
Esto implica que para hacer una correcta apreciación de la Litis el Juzgador
deberá examinar los elementos de la acción de acuerdo con las normas jurídicas
aplicables, sin que ello implique la facultad de alterar la Litis, de cambiar la clase de
pretensión ni los hechos narrados.
cuando sea un efecto natural e indisoluble del resultado alcanzado. En el caso en que se
reclame la declaratoria de interdicción en virtud de la cual se recluyó a una paciente en
contra de su voluntad en un centro hospitalario y, que por la razón que fuera, no se
hubiera solicitado la puesta en libertad de la paciente. En este caso, si el juzgador dejara
sin efectos la declaratoria de interdicción, pero no ordena la libertad de la persona recluida
contra su voluntad o incluso, decreta que la misma permanezca recluida contra su
voluntad en el hospital, evidentemente dicha sentencia resultaría incongruente, pues
estaría admitiendo la privación de la libertad de una persona sin causa legal alguna y de
ningún modo pudiera escudarse en que ello no fue solicitado en la demanda.
Este ejemplo pone de manifiesto que la Litis debe observarse en toda sentencia.
De ahí que, desde que el juez determina cuál es la causa de pedir, es imperativo que
tenga muy en claro cuál es la acción intentada, cuáles son sus efectos y cuáles serían los
efectos en caso de fueran acreditados estos.
Una sentencia será exhaustiva en cuanto haya tratado todas y cada una de las
cuestiones planteadas por las partes, sin dejar de considerar ninguna. Es decir, el
tribunal al sentenciar debe agotar todos los puntos aducidos por las partes y
referirse a todas y cada una de las pruebas rendidas. La sentencia no será
exhaustiva cuando deje de referirse a algún punto, a alguna argumentación, a
alguna prueba; en otras palabras, al dictarse una sentencia, debe tenerse mucho
cuidado en examinar, agotando todos los puntos relativos a las afirmaciones y
51
31
García, Z y Santiago, J. (2004). Generalidades sobre la técnica jurídica para la elaboración de
sentencias. Revista de la Facultad de Derecho de México, 54 (241).
http://www.revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/view/61466/54172
52
Si bien, esto podría en cierto modo beneficiar tanto a los juzgadores como a los
litigantes, si fuera una ideología homologada y unánime en nuestros tribunales; uno de los
graves problemas que tiene nuestro sistema jurisprudencial consiste en la posibilidad de
que los criterios se contradigan o confundan. ¿De qué puede quejarse el Estado Juez?
¿Con qué legitimidad expresa lo que parece un justo reclamo, si al mismo tiempo
mantiene la obligatoriedad del diverso criterio jurisprudencial siguiente?:
Novena Época
Materias(s): Común
Tesis: IV.3o.A. J/4
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXI, Abril de
2005, página 1138
Tipo: Jurisprudencia
CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. RESULTAN INOPERANTES POR
INSUFICIENTES SI NO ATACAN TODOS LOS ARGUMENTOS QUE
SUSTENTAN EL SENTIDO DE LA SENTENCIA COMBATIDA.
Resultan inoperantes los conceptos de violación expuestos en la demanda
de amparo directo que no controvierten todas las consideraciones y
fundamentos torales del fallo reclamado, cuando, por sí solos, pueden
sustentar el sentido de aquél, por lo que al no haberse controvertido y, por ende,
no demostrarse su ilegalidad, éstos continúan rigiendo el sentido de la resolución
combatida en el juicio constitucional. De ahí que los conceptos de violación
resulten inoperantes por insuficientes, pues aún de resultar fundados no
podrían conducir a conceder la protección constitucional solicitada.34
34
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXI, Abril de 2005,
página 1138, Jurisprudencia, Tesis: IV.3o.A. J/4, 178786.
55
Más preguntas surgen del texto de los dos criterios trasuntos. Por ejemplo: ¿Por
qué una sentencia tendría considerandos que no sean esenciales? Y si se contestara
esto: ¿Cómo distinguir unos de otros? ¿Y cómo se espera que distinga quién, de entrada,
considera que ninguno de ellos separadamente ni en conjunto sirven para sustentar el
sentido alcanzado?
Por otra parte, teniendo en cuenta que los jueces, en básicamente todo foro del
Derecho Mexicano, no tienen un término fatal para dictar sentencia, aunque las leyes
dispongan un plazo en particular, estos rara vez o nunca se cumplen; y que ello en
ocasiones permite a los juzgadores dictar amplias sentencias con un sinnúmero de
reiteraciones con levísimas variaciones qué, además resultan auténticos jeroglíficos y
muchas veces, no por lo técnico del lenguaje sino por lo abigarrado de su lógica o por la
ausencia total de una, se puede volver excesivamente pesado elaborar una contestación
simétrica de sus argumentos, especialmente cuando los mismos Colegiados se han
encargado de meterle en la cabeza a los litigantes que no es suficiente limitarse a decir
“aquello es un disparate y carece de todo fundamento y sentido” aun en aquellos casos en
que lo sea. Otra pregunta que surge es: ¿Dónde está el equilibrio procesal de otorgar diez
días hábiles, para estudiar y contestar en proporcionalidad simétrica una sentencia cuyo
estudio, reflexión y redacción le tomó diez meses a la Sala responsable?
35
Sexta Época, Apéndice 2000. Tomo VI, Común, Jurisprudencia SCJN, página 32,
Jurisprudencia, Tesis: 40, 917574.
36
Este desequilibrio procesal es donde debería notarse y no se nota este supuesto espíritu
garantista al que apelan los juzgadores para no estar sujetos a las Leyes, para echar abajo las
instituciones que apenas comenzaban a pasar del terreno de la teoría al de la práctica y que son el
pilar central de democracias como la de Finlandia, Dinamarca o Suecia, que detentan las
calificaciones más altas de consolidación del Estado de Derecho, como el principio de separación
de poderes, al que la Corte y el Consejo de la Judicatura, objeto de continuos ataques en la
jurisprudencia y en publicaciones “académicas” generadas y difundidas en sus aparatos de
comunicación social.
56
Sin que sea el caso mencionarlo en forma separada, sí es el caso referir que
implícito en los dos anteriores se encuentra el principio de unidad, según el cual la
sentencia debe verse como un todo indivisible:
Se ha entendido como “fundar”, el incluir la cita del precepto legal aplicable, y por
“motivar” las razones por las que éste se ajusta al caso concreto y existe una importante
cantidad de precedentes en ese sentido.
37
Octava Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo V, Segunda Parte-2, Enero-Junio de
1990, página 638, Aislada, 226404. https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/226404
38
Recordemos que para efectos de este trabajo, al referirnos al acto jurisdiccional solo nos
referimos a las sentencias, aunque partimos de la pertinente aportación de Gabino Fraga,
agregamos las resoluciones que dicta el juzgador durante el desarrollo del proceso, de ahí que las
referencias hechas a las sentencias, entiéndase por regla general extensivas a las demás
resoluciones.
39
Algunos autores lo refieren como principio de motivación, denominación que nos parece
incompleta según será expuesto.
58
De tal suerte que, admitir este criterio como algo válido, equivaldría a afirmar que
las autoridades administrativas estén obligadas a fundamentar y motivar mientras que las
jurisdiccionales solo lo estén a fundamentar o motivar, pues esto llevaría implícito que los
actos de la autoridad administrativa respondan a un mayor estándar de diligencia que las
sentencias de las autoridades jurisdiccionales, pues en ese caso, sería el ejecutivo quien
ejerciera el control constitucional sobre los jueces.
Ahora bien, previo a este criterio, durante la octava época, el Quinto Tribunal
Colegiado Civil del Primer Circuito sostuvo el mismo resultado, pero desde distinta
justificación:
41
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XII, Agosto de 2000,
página 143, Aislada, Tesis: P. CXVI/2000, 191358.
61
Lo anterior tiene su explicación porque en materia civil, las leyes gozan de unidad
en sus ordenamientos, de sistematización en su materia, y de una mayor
permanencia en sus instituciones, que permite a los afectados defenderse
apropiadamente, aunque el acto respectivo no contenga la cita de los preceptos
aplicables, a diferencia de los actos emitidos por las autoridades administrativas,
en los cuales tiene aplicación más estricta la garantía de fundamentación legal,
debido a que en esta materia son múltiples y variadas las disposiciones que se
afirman42. (Seminario Judicial de la Federación, 1991, pág. 136)
Esta tesis no fue invocada como antecedente de apoyo en la ejecutoria del Pleno,
pero lo fue por el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil, pues fue este mismo tribunal
el que se ocupó del amparo directo que, en revisión, conoció el Pleno y es en dicha
revisión que surge el criterio antes mencionado.
Cabe señalar que la referida Tercera Sala, en ese momento histórico produjo
algunos criterios de lógica cuestionable:
42
Octava Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo VIII, Diciembre de 1991, página 136.
Jurisprudencia. Tesis: I.5o.C. J/18, 220978. https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/220978
62
43
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo LXVII, página 728, Aislada, 353948.
44
Tercera Sala, Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLVI, página 4265, Aislada, 359388.
63
Una de las bondades de la lógica racional es que la aplicación de una regla válida
puede coexistir con tantas reglas válidas en tanto no sean excluyentes o contradictorias.
Esa es justamente la base del imperativo categórico de Kant. En este caso, reunir los
razonamientos de ambas tesis en un solo caso, arrojaría un resultado terrible, pues
básicamente sería lanzar un volado para dictar sentencia. El juzgador podría fallar el caso
a ciegas y sería válido, aunque realmente desconozca éste. De ningún modo puede
reputarse como un sistema confiable.
Por ahora, lo cierto es que en cuanto a este principio estamos en tierra de nadie y
mientras no sea esto definido como una obligación ineludible el fundarlas de forma
expresa señalando la norma aplicable, el principio de legalidad seguirá siendo una
moneda en el aire, tratándose de sentencias, porque, si bien al menos se reconoce la
existencia de una regla que “obliga” a expresar el fundamento legal (fundar) y los
razonamientos por los cuales se estima aplicable (motivar), también lo es que “la regla
puede aplicarse o no aplicarse” sin que podamos realmente hablar de una excepción clara
o de supuestos de excepción. Parece más bien que, la Corte se guarda una más de esas
cartas comodín para hacer “justicia o gracia” según el caso del que se trate, a cuyo
género pertenecen, por mencionar los más claros ejemplos, la facultad de atracción y la
revisión de Amparo Directo.
Cabe mencionar que, algunos años después del desafortunado criterio plenario, la
Primera Sala emitió la tesis de jurisprudencia 139/2005, nuevamente de un proyecto de la
misma ponencia de la Ministra Olga María Sánchez Cordero:
además, que exista adecuación entre los motivos aducidos y las normas aplicables
al caso.
Contradicción de tesis 133/2004-PS. Entre las sustentadas por el Segundo
Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito y el Tercer Tribunal
Colegiado del Décimo Circuito. 31 de agosto de 2005. Cinco votos. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Beatriz Joaquina Jaimes Ramos.
Tesis de jurisprudencia 139/2005. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha veintiocho de septiembre de dos mil cinco.
Nota: Esta tesis fue objeto de la denuncia relativa a la contradicción de tesis
377/2017 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desechada por
notoriamente improcedente, mediante acuerdo de 31 de octubre de 2017.45
Ahí se dispuso que esta garantía, para el caso de las resoluciones jurisdiccionales,
debía llevarse a cabo en los términos que fijan los artículos 14 y 16 Constitucionales,
precisando los elementos que deben contener y las características que deben revestir
dichos elementos para tenerla por cumplida; lo que parecería intentar reivindicar el rumbo
tras el precedente aislado que emergió de su ponencia en el Pleno. Sin embargo, la
terminología utilizada en la tesis es engañosa y no exactamente refleja lo que contiene la
ejecutoria, pues, mientras en la tesis se menciona “apoyándose en la Ley”, ello, según lo
que puede concluirse de su ejecutoria, no implica siquiera medio paso hacia atrás al
criterio alcanzado años atrás en el Pleno. La ejecutoria, de hecho, cita, recoge y avala
todas y cada una de las consideraciones de la tesis plenaria, de ahí que “apoyarse” no
significa dejarlo expresado en la sentencia, sino un mero “estar de acuerdo”, como un
apoyo tácito, ideológico, pero para lo que importa, no un apoyo expreso.
45
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXII, Diciembre de
2005, página 162, Jurisprudencia, 176546.
66
Esta tesis es peligrosa por donde se mire, tanto en lo que dice como en lo que se
omite en ella, porque a pesar de que se parece mucho a la tesis plenaria, aquí la regla
general pasó al olvido (deber citar) y la excepción (innecesario citar) se convirtió en la
regla general.
46
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 59, Octubre de 2018,
Tomo III, página 2481, Aislada, Tesis: I.4o.A.39 K (10a.), 2018204.
69
La anterior definición incluso fue acogida por los Tribunales de amparo en México,
en la tesis de rubro: Principio Pro Homine. Su Aplicación, que, según Mireya Castañeda
(2014) en su obra El Principio Pro Persona, es la primera emitida en nuestro país sobre
este tema48:
47
Pinto, M. (1997). El principio pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas para la regulación
de los derechos humanos. La aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los
tribunales locales. Editores del Puerto. https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=2557
48
Castañeda, M. (2014). El principio pro persona. Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
México.
70
Esta definición, como bien lo apunta la referida jurista Mireya Castañeda: “aborda dos
supuestos diversos (…) elección de normas y (…) la interpretación de las mismas, en dos
direcciones: la protección y la restricción de derechos humanos” (2014). No obstante,
debe señalarse que originalmente, las dos direcciones más bien deben atribuirse al Juez
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Rodolfo E. Piza Escalante, al resolver la
opinión consultiva 7/86, al establecer que en principio pro persona, el cual: “obliga a
interpretar extensivamente las normas que los consagran (los derechos humanos) y
restrictivamente aquellas que los limitan” (Castañeda, 2017) 50.
49
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo XX, Octubre de 2004,
Aislada, Tesis: I.4o.A.441 A, 180294.
50
Castañeda, M. (2017). El principio pro persona ante la ponderación de derechos. Comisión
Nacional de los Derechos Humanos. https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-
05/61_Principio_pro_persona_2018_.
71
elegirse? Y la respuesta que otorga el principio pro personae alude a que habrá
que elegir aquella interpretación que resulte más extensiva o generosa cuando se
trate de determinar el alcance protector de una norma que prevé un derecho
humano o aquella que resulte más restrictiva cuando se trate de una norma que
limite la protección de los derechos humanos.
Sobre el origen del principio pro personae, la mayoría de los autores coincide en
que si bien puede encontrarse textualmente inserto en diversos tratados internacionales
en materia de Derechos Humanos, como el artículo 29 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, artículo 5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 1.1
de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes; artículo 41 de la Convención sobre los Derechos del Niño, en realidad se
trata de un principio que es connatural a la existencia misma del protección de los
Derechos Humanos.
51
Carbonell, M. (2004). La Interpretación de los Derechos Fundamentales. Ius et Praxis, 10(1),
409-417. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-00122004000100012
72
52
Drnas, Z. (2015). La complejidad del principio pro homine. Corte Internacional de los Derechos
Humanos, (12), 98-111. https://www.corteidh.or.cr/tablas/r33496.pdf
73
Entenderlo así sería básicamente colocar en el ataúd del desuso a los Derechos
Humanos porque ya no estaríamos frente a nada nuevo. Esto, de hecho, nos llevaría a los
inicios del Derecho mismo y del Estado, pues estos inventos del hombre obedecieron,
desde un principio, a esa misma finalidad, la cual, por experiencia ya sabemos que es por
sí misma demasiado ambigua, tanto que, a la fecha, aún no ha sido posible establecer
una definición unívoca e infalible o siquiera aceptable universalmente de los conceptos de
“orden público” e “interés social”. Se supone, al menos teóricamente, que las decisiones
del Estado siempre estarán orientadas a la finalidad del mayor beneficio a la colectividad y
justamente los medios individuales de defensa de los Derechos Fundamentales lo que
buscan es proteger los intereses del individuo frente a los del Estado.
53
Drnas, Z. (2015). La complejidad del principio pro homine. Corte Internacional de los Derechos
Humanos, (12), 98-111. https://www.corteidh.or.cr/tablas/r33496.pdf
75
Sin embargo, llamarle “fórmula Otero” a la relatividad de las sentencias resulta tan
impreciso como llamarle “fórmula Otero” al Derecho de acción. El hecho de que las
sentencias sean relativas y solo se circunscriban al caso particular o a la esfera jurídica de
quien promueve el amparo sin hacer una declaración general es una consecuencia lógica
y natural del principio de legitimación activa en la causa.
Según este principio, el actor solamente podrá deducir ante tribunales, acciones
sobre los derechos de los que sea titular o tenga derecho a ejercer por ministerio de Ley o
los de aquel a quien legalmente represente. En el amparo, el quejoso acude a deducir su
acción en defensa de sus derechos fundamentales, de los cuales es titular, no puede
acudir a defender in abstracto los derechos fundamentales de todas las personas,
sencillamente porque no tiene la titularidad más que de los suyos o en todo caso, de los
de quienes demuestre tener la representación legal, a nombre de quienes acude a
promover el amparo, pero no puede acudir a deducir los derechos de todos los mexicanos
o de toda la sociedad.
En ese orden de ideas, es lógico que las sentencias de amparo solamente puedan
versar sobre el respeto a las garantías individuales o a los Derechos Fundamentales de la
persona que promueve el juicio, porque solo estos y no los de toda la sociedad, son los
que conforman la Litis del juicio y, por ende, está fuera de toda proporción que en la
sentencia se hiciera un pronunciamiento que abarque las garantías individuales de
personas que no formaron parte en el juicio. Es como si un determinado individuo
promueve el juicio de divorcio y en la sentencia se decretará el divorcio de todos los
mexicanos. La regla es que si formó parte de la Litis debe formar parte de la sentencia, y
si no formó parte de la Litis, tampoco debe hacerlo en la sentencia.
Entonces, podemos llamarle o no “Fórmula Otero”, pero lo cierto es que con o sin
Otero, las sentencias están sujetas a la materia litigiosa, y la Litis solo puede estar
conformada por aquellos derechos sobre los que el actor esté legitimado a deducir ante
tribunales, por lo que en el juicio de amparo, al igual que en cualquier otro juicio (salvo las
acciones de inconstitucionalidad), las sentencias siempre son relativas y únicamente
abarcan los derechos sometidos a la potestad del tribunal por aquellos a quienes la Ley
autoriza incitar la actuación de los tribunales sobre ellos. Por lo que, se ha considerado
que no hay verdaderamente algo a lo que llamarle “fórmula Otero” que no existiera antes
del surgimiento de la llamada “fórmula Otero”.
Esto finalmente lo vino a reconocer la Corte, ahora que puede hacer declaratorias
de inconstitucionalidad generales, en el criterio Jurisprudencial de 2016, emitido por el
Tribunal Pleno al resolver la contradicción de tesis 58/2015:
obligatoria a partir del lunes 15 de agosto de 2016, para los efectos previstos en el
punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013. 54
Sin embargo, no puede restársele mérito alguno a esta tesis de ser una de las
primeras en el tema, a pesar de provenir de un Colegiado Auxiliar, pues demuestra un
compromiso de proveer la observancia de la Constitución, sin una actitud reactiva o
conservadora, aplicando el menor beneficio o aduciendo un caso de excepción, como
suelen hacerlo los tribunales, hasta que sea la Corte quien diga cómo interpretar para
seguirla, sino que adopta una actitud proactiva y protectora.
56
Décima Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro IV, Enero de 2012, Tomo
5, página 4580. Aislada. Tesis: III.4o.(III Región) 4 K (10a.), 2000129.
83
Tipo: Aislada
PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA, INDIVISIBILIDAD Y
PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS. EN QUÉ CONSISTEN.
El tercer párrafo del artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos dispone, entre otras cuestiones, que todas las autoridades, en el
ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger
y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, los que consisten
en lo siguiente: … y iii) progresividad: constituye el compromiso de los
Estados para adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la
cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lograr
progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las
normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, principio
que no puede entenderse en el sentido de que los gobiernos no tengan la
obligación inmediata de empeñarse por lograr la realización íntegra de tales
derechos, sino en la posibilidad de ir avanzando gradual y constantemente
hacia su más completa realización, en función de sus recursos materiales;
así, este principio exige que a medida que mejora el nivel de desarrollo de un
Estado, mejore el nivel de compromiso de garantizar los derechos
económicos, sociales y culturales.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL
PRIMER CIRCUITO.
Amparo en revisión 184/2012. Margarita Quezada Labra. 16 de agosto de 2012.
Unanimidad de votos. Ponente: Jean Claude Tron Petit. Secretaria: Aideé Pineda
Núñez.57
57
Décima Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro XIX, Abril de 2013, Tomo
3, página 2254. Aislada. Tesis: I.4o.A.9 K (10a.), 2003350.
84
Por otra parte, la progresividad implica que el disfrute de los derechos siempre
debe mejorar, lo que prohíbe legislar o interpretar de forma tal que implique retrocesos; es
decir que, terreno avanzado, es terreno ganado.
Tipo: Aislada
DERECHOS HUMANOS. OBLIGACIONES CONSTITUCIONALES DE LAS
AUTORIDADES EN LA MATERIA.
Mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de
2011, vigente a partir del día siguiente de su publicación, se reformó y adicionó el
artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para
establecer diversas obligaciones a las autoridades, entre ellas, que las normas
relativas a derechos humanos se interpretarán conforme a la Constitución y a los
tratados internacionales en la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas
la protección más amplia, es decir, que los derechos humanos son los reconocidos
por la Ley Fundamental y los tratados internacionales suscritos por México, y que
la interpretación de aquélla y de las disposiciones de derechos humanos
contenidas en instrumentos internacionales y en las leyes, siempre debe ser en las
mejores condiciones para las personas. Asimismo, del párrafo tercero de dicho
precepto destaca que todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias,
deben promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, conforme
a los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad,
y que, en consecuencia, el Estado debe prevenir, investigar, sancionar y reparar
las violaciones a los derechos humanos en los términos que establezca la ley, lo
cual conlleva a que las autoridades actúen atendiendo a todas las personas por
igual, con una visión interdependiente, ya que el ejercicio de un derecho humano
implica necesariamente que se respeten y protejan múltiples derechos vinculados,
los cuales no podrán dividirse, y todo habrá de ser de manera progresiva,
prohibiendo cualquier retroceso en los medios establecidos para el ejercicio,
tutela, reparación y efectividad de aquéllos.
Amparo en revisión 531/2011. Mie Nillu Mazateco, A.C. 24 de agosto de 2011.
Cinco votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario:
Ignacio Valdés Barreiro.59
obligatoria a partir del lunes 15 de mayo de 2017, para los efectos previstos en el
punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.61
Tesis de jurisprudencia 35/2019 (10a.). Aprobada por la Segunda Sala de este Alto
Tribunal, en sesión privada del seis de febrero de dos mil diecinueve.
Esta tesis se publicó el viernes 15 de febrero de 2019 a las 10:17 horas en el
Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación
obligatoria a partir del lunes 18 de febrero de 2019, para los efectos previstos en el
punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.62
Esto pone sobre la mesa uno de los aspectos por los que más se ha criticado
fundadamente al sistema de jurisprudencia de nuestro país, abonando un nuevo inciso a
la lista de oportunidades de mejora.
62
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 63, Febrero de 2019,
Tomo I, página 980, Jurisprudencia, Tesis: 2a./J. 35/2019 (10a.), 2019325.
92
Este tema está infra estudiado y si bien, no es el tema de este trabajo, se cuenta
con la seguridad que se debe atender ahora que están sucediendo cambios en el sistema
jurisprudencial. Entendiéndolo así, la Segunda Sala habría encontrado un impedimento
para echar por tierra el avance en materia de protección de Derechos y seguridad jurídica
en los criterios de 2012 y 2016.
Así también, que la sentencia no es propiamente la voz de los jueces sino la del
Estado y debe reflejar antes la posición de éste respecto al conflicto presentado que la
postura individual del juzgador, pues, aunque se acepte, por resultar inevitable desde la
raíz etimológica misma del vocablo, que la sentencia no podría quedar exenta de ser
permeada por la moral o las convicciones personales del juzgador, ello debe quedar fuera
del texto expreso o de la justificación de la sentencia por las razones que fueron
señaladas.
Se explicó también que los principios generales del Derecho no son un mérito
exclusivo del iusnaturalismo ni del iuspositivismo, sino de ambos. Incluso, que la pugna
entre ambas escuelas es justamente la que ha hecho posible que su estudio haya
derivado en el desarrollo y perfeccionamiento continuo de figuras e instituciones como las
que hoy conocemos. En cuanto a las sentencias, les son aplicables los principios de
93
mismo sentido, pero que expresa, también, un propósito que muchos compartimos; hacer
de la impartición de justicia, algo dinámico y expedito. Sin embargo, encontramos al
mismo tiempo un Poder Judicial de la Federación indispuesto a que ello se convierta en
una realidad, en la medida que mantiene la vigencia de criterios que, con la “inoperancia”
como amenazante espada de Damócles balanceándose sobre los Derechos de sus
representados, el litigante se ve forzado a elaborar demandas con argumentaciones
reiterativas, en el afán de se tengan por combatidos todos los “argumentos” de la
sentencia que se pretenda impugnar.
Esto llegó a un punto crítico en la recta final de la Novena Época donde ya no fue
un Colegiado o una Sala, sino el Tribunal Pleno el que sostuvo ese mismo criterio, aunque
manejado como la excepción a la regla, aunque realmente resultara difícil obtener un
supuesto claramente distinto al de una sentencia que sí requiriera estar fundada en Ley y,
cómo pocos años después, aun en la Novena Época se emite jurisprudencia cuyo texto
induce al error pues aparenta exigir fundamentación pero en su ejecutoria se advierte que
sus razonamientos están basados en la tesis aislada del Pleno. Finalmente, cómo en el
más reciente criterio sobre el tema emitido por los Tribunales Colegiados, la regla general
pasó a desaparecer y la excepción se convirtió en la regla, una regla que merma la
95
Por último, dimos cuenta del Principio de Progresividad y más específicamente, del
de “no regresividad”, el cual proscribe que el Estado desconozca el alcance o nivel de
tutela que en determinado momento ya se hubiera reconocido a los Derechos Humanos.
En este punto destacamos la incomprensión inicial de este principio, que llevó a un
Tribunal Colegiado a emitir un criterio aislado en el que bajo esta denominación describe
en realidad al principio pro personae, sin demeritar la atinada forma de entender aquel y la
intención de hacer efectivos los Derechos Humanos, algo que con toda seguridad, más de
uno desearía ver en los integrantes del Pleno de nuestro máximo tribunal. En contraste
con esto e incluso, con el espíritu que subyace al principio apuntado, se encontró que la
observancia de este principio era más amplia en los criterios de 2012, en comparación
con los del 2019. En 2012, era inadmisible cualquier disminución al nivel de protección
alcanzado para cualquiera de los tres poderes, mientras que en 2019, se agregó un “sin
que se justifique plenamente”, habida cuenta que en 2016, otro de los criterios aislados de
la primera Sala establecía que el alcance y nivel de protección reconocidos ante los
96
Derechos Humanos tanto por la Constitución como por los tratados internacionales deben
ser concebidos como un mínimo que el Estado Mexicano tiene la obligación inmediata de
respetar (no regresividad) y, a la vez, el punto de partida para su desarrollo gradual (deber
positivo de progresar).
desarrollo del Derecho de nuestro país y del Derecho en general. Entre los autores cuyas
opiniones e ideas figuran en este capítulo están Miguel Carbonell, Ricardo Guastini,
Eugenio Bulygin, Canales Porras y Solís Rodríguez.
Con respecto a sus objetivos, menciona que su fin inmediato “es interpretar e
integrar el ordenamiento jurídico” (Carbonell, 1996). La interpretación jurídica es una parte
fundamental del procedimiento de aplicación del orden jurídico y se resume como el
63
Carbonell, M. (1996). Sobre el concepto de jurisprudencia en el sistema jurídico mexicano.
Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 1(87).
https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/derecho-comparado/article/view/3445/4050
98
Si bien en principio esto parece simple, en realidad está muy lejos de serlo, como
lo advierte Canales Porras (2012)64:
Esto se traduce en concebir al orden jurídico como algo preciso y conocible de tal
suerte que todo problema jurídico tiene una única solución, por lo que la labor
interpretativa tiene por objetivo descubrir dicha solución única y aplicarla al caso concreto.
64
Canales, O. (2012). La interpretación jurídica según Riccardo Guastini. DECIR Revista de la
Facultad de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Tecnológica
del Perú. 1, 141-152.
https://www.researchgate.net/publication/261913361_LA_INTERPRETACION_JURIDICA_SEGUN
_RICCARDO_GUASTINI
65
Op Cit.
99
66
Moreso, J. y Vilajosana, M. (2004). Introducción a la teoría del derecho. Marcial Pons.
101
Cabe mencionar que, el propio Guastini citado en Canales (2012) reconoce que
existen límites para interpretación jurídica, y los clasifica en:
1. Límites legales: son impuestos por la ley, cuando ésta indica la forma en que
debe realizarse la labor interpretativa, estableciendo una preferencia entre los
métodos interpretativos, o la manera en que los métodos deben aplicarse a los
textos normativos. V.g. Recordemos en nuestro Derecho, un límite más que legal,
constitucional se encuentra dado en el artículo 1 de la Constitución, que, a partir
de las reformas de 2011 obliga que la interpretación dé mayor protección a las
personas.
2. Límites naturales o factuales: se obtienen partiendo de la premisa de que “existe
un número máximo de significados atribuibles a las palabras de un texto jurídico,
de acuerdo al lenguaje ordinario y a la dogmática jurídica del ambiente cultural del
intérprete, así como las interpretaciones ya consolidadas de los textos jurídicos”.
Más allá de esto, consideramos que las ideas de esta “escuela” resultan más un
peligro que una solución. Si bien es cierto que el positivismo y la forma de aplicarlo se
ganaron algunas merecidas críticas, también lo es que movimientos reaccionarios como
éste resultan en un peligro mucho mayor, principalmente porque atentan contra uno de los
pilares que justifican y explican la existencia misma del Derecho: La seguridad jurídica.
1. Cuando para el hecho que carece de una norma que lo regule, existe una norma
con una ratio legis sustantivamente igual a la norma que se necesitaría para darle
solución;
2. Cuando el hecho o conflicto, de no recibir una solución o respuesta jurídica, iría en
contra de los principios generales del Derecho; o
67
Para algunos autores, esto que nosotros entendemos como falta de explicitud, lo entienden e
identifican como “falta de norma”, nosotros disentimos de esta concepción ya que en última
instancia, la creación de normas propiamente dichas, solo puede llevarla a cabo el congreso a
través de la Ley (formal y material).
103
Por otro lado, existe un vacío de Derecho cuando, para determinado suceso, no
existe norma jurídica aplicable, pero tampoco es necesario que el mismo sea regulado por
el Derecho. Todos estos supuestos resultan de la aplicación de los principios que
establecen que nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, y que sólo se está
obligado a aquello que está expresamente establecido por las normas (Facultad de
Derecho, 2020)68.
Bulygin en su ensayo “Los jueces, ¿crean Derecho?” sostiene que los jueces sí
crean Derecho en situaciones muy especiales, a saber: cuando se encuentra resolviendo
un conflicto de leyes, o frente a un caso respecto al que la Ley tiene una laguna,
incluyendo a las llamadas lagunas axiológicas. En estos casos, afirma, los jueces crean
68
Facultad de Derecho. (2020). Integración jurídica.
https://lafacultad.info/areas/general/integracion.ph
104
normas generales, a las cuales acudir para que su fallo no resulte arbitrario 69; sin
embargo, reconoce que estos casos son la excepción y casi no se presentan.
69
Bulygin, E. (2003). Los jueces ¿crean derecho?. Isonomía, 18.
http://www.scielo.org.mx/pdf/is/n18/n18a1.pdf
105
Por su parte, Solís Rodríguez revela sobre la naturaleza y trato del factor creativo
de la jurisprudencia en los sistemas romano-germánicos:
71
Solís, J. (2005). La jurisprudencia en las tradiciones jurídicas. Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Jurídicas.
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/4/1624/15.pdf
108
Asimismo, se ha señalado que la integración no es más que uno de los usos que
se le puede dar al resultado del ejercicio interpretativo, de ahí que nos parece ociosa la
distinción de aquellos casos donde solo se puede interpretar, con los que permiten
integrar, puesto que, en sí, ambos solo son y solo pueden ser interpretación.
ese entendido, la jurisprudencia está condicionada a la existencia de una Ley, más que a
la ausencia de norma.
Volumen XLIX, Segunda Parte, 58. Nota: Amparo directo 2349/61. Miguel Yapor Farías. 24 de julio
de 1961. Unanimidad de cuatro
votos. Ponente: Juan José González Bustamante.
110
Jurisprudencia
Materias(s): Común
Décima Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación Tomo: Libro 39, Febrero
de 2017 Tomo III
Tesis: (I Región)8o. J/2 (10a.)
Página: 1809
reglas, pues soslayarlo iría en contra de la naturaleza del artículo 181 citado. En
ese orden de ideas, si el alegante obtiene una resolución a su favor, serán
inatendibles sus planteamientos, ya que por el sentido alcanzado en el fallo, es
innecesario pronunciarse al respecto; lo mismo ocurrirá si en aquéllos se
introducen aspectos en los que pretenda mejorar o alcanzar un beneficio
mayor al ya obtenido, pues para ello debe promoverse el medio de impugnación
idóneo; pero deberán tomarse en cuenta cuando aludan a causales de
improcedencia, ya sea para desestimarlas o para declararlas fundadas pues,
además, ese aspecto es una cuestión de orden público y estudio preferente, lo
hagan valer o no las partes. Finalmente, cuando quien promueva los alegatos
no obtenga una sentencia favorable o no se ubique en los supuestos
anteriores, el tribunal podrá desestimarlos, remitiéndose a las
consideraciones de la propia ejecutoria, o bien, mediante un pronunciamiento
concreto al respecto.”
OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO DEL CENTRO AUXILIAR DE
LA PRIMERA REGIÓN, CON RESIDENCIA EN NAUCALPAN DE JUÁREZ,
ESTADO DE MÉXICO.74
Este es un claro ejemplo de cómo, sin apego ni apoyo en la Ley, o, mejor dicho, en
contra del texto expreso, a pesar de que reconoce que se trata de una adición consciente
del legislador, emite un criterio en el que hace nugatoria la voluntad del legislativo. Su
único “apoyo” en Derecho, es en realidad una diversa tesis que, a su vez, en otra época
también hizo nugatorio el derecho a presentar alegatos, al que, obviamente, debe
entenderse implícito el derecho a que se estudien y tomen en cuenta independientemente
de su contenido.
X. Contra normas generales o actos que sean materia de otro juicio de amparo
pendiente de resolución promovido por el mismo quejoso, contra las mismas
autoridades y por el propio acto reclamado, aunque las violaciones
constitucionales sean diversas, salvo que se trate de normas generales
impugnadas con motivo de actos de aplicación distintos. En este último caso,
solamente se actualizará esta causal cuando se dicte sentencia firme en alguno de
los juicios en la que se analice la constitucionalidad de las normas generales; si se
declara la constitucionalidad de la norma general, esta causal no se actualiza
respecto de los actos de aplicación, si fueron impugnados por vicios propios.77
Tan profundas son las discrepancias que pudiera incluso sostenerse que son
posturas opuestas. Pero el rasgo de interés vuelve a ser cómo el Poder Judicial nulifica un
importante avance en materia de técnica legislativa procesal que favorece de protección
de los Derechos Fundamentales, al permitir que se avance de forma independiente el
juicio que se promueva por el segundo acto de aplicación y que el primero en resolverse
76
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Tomo: Libro 64, Marzo de 2019
Tomo III, Página: 2209, Jurisprudencia, Tesis: PC.XVI.A. J/24 A (10a.), 2019458.
77
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (2021). Ley de amparo, reglamentaría de los
artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LAmp.pdf.
115
78
Del Derecho Mexicano.
116
Corte rehúye éste y otros temas relacionados y a causa de ello termina por emitir
pronunciamientos y resoluciones que acaban rayando el absurdo.
Se verá también con detalle la relación entre la jurisprudencia y los artículos 16 y el 14 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, básicos en la seguridad
jurídica, a partir de la quinta época. Se verá cómo influye la mecánica como las ideas que
están nuestra cultura jurídica sobre el artículo 14, con respecto al dictado de las
sentencias. Se analizará también el artículo 94 Constitucional hasta su actualidad en
cuanto se refiere a la Jurisprudencia, desde sus inicios, cuando esa porción normativa se
introdujo en el artículo 107.
Se propondrá una versión distinta más lógica para explicar la historia del cuarto
párrafo y de las tesis de jurisprudencia en el proyecto de Constitución de 1917, misma
que podría echar por tierra la explicación ofrecida por Acosta Romero y Pérez Fonseca 79,
acogida por la Corte, en la que sugieren que dicho sistema no estuvo considerado en el
proyecto ni en la publicación original de la Constitución de 1917, y que ello se debió a un
descuido del constituyente, que, al estar tan concentrado elaborando las garantías
sociales, olvidó incluir lo relativo a lo que ahora se concibe como jurisprudencia, versión
que resulta un tanto inverosímil.
Con base en todos los elementos se culmina resolviendo y explicando qué lugar
ocupa la Jurisprudencia en el cumplimiento de la exigencia Constitucional a cargo de los
juzgadores, de fundar y motivar sus resoluciones. Ofreceremos la visión estructural de
una teoría completa sobre el qué son formal y no solo materialmente las tesis de
jurisprudencia y la función que desempeñan o que pueden desempeñar en las sentencias.
Incluso presentaremos una fórmula o test con el cual se podrá apoyar tanto el juzgador al
emitir la sentencia y como el litigante que pretendiera elaborar un concepto de agravio por
falta o indebida motivación de las tesis invocadas, con el que podría tomar una decisión
mejor soportada de seguir esa línea impugnativa o elegir un argumento de revocabilidad
diverso.
Asimismo, abordaremos cuáles son los elementos que el juzgador tendría que
valorar para dar cumplimiento a la exigencia de motivar la aplicación de un criterio
jurisprudencial en sus sentencias y resoluciones.
79
Acosta, M., y Pérez, A. (2000). Derecho jurisprudencial mexicano. Editorial Porrúa: México.
118
Hay que tener en cuenta que en todo Estado de Derecho existe una regla general
que dispone que la Ley y no las mismas autoridades sea la que les fije a éstas sus
facultades y los alcances de sus actos. Así ocurre claramente en el caso del ejecutivo y
en esto coincide la jurisprudencia:
80
El ejemplo es meramente hipotético, porque, muy a pesar de los deseos de Gaius Iulius, mejor
conocido como “Calígula”, Incitato nunca llegó a recibir el tan anunciado nombramiento de Cónsul,
lo mismo que su anhelada invasión a Britania, que tampoco se materializó.
119
81
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXX, Agosto de 2009,
página 1069, Jurisprudencia, Tesis: P./J. 102/2009, 166612.
121
Nuestra hipótesis central plantea que, en nuestro país, los tribunales no suelen
motivar debidamente sus sentencias, cuando éstas se fundan en tesis de jurisprudencia.
123
Thomas Alva Édison dijo una vez: “no fracasé, solo descubrí las 999 formas de cómo no
hacer una bombilla”. Sin embargo, es muy probable que, haber descubierto antes la
correcta le habría salvado algo de tiempo. Aprendiendo de su experiencia, se estima un
buen acercamiento establecer primero, lo que debe tenerse como “la forma correcta de
motivar una sentencia fundada en tesis”. Sin embargo, antes de llegar a ese punto,
debemos determinar con el mayor grado de certeza posible, la viabilidad de la premisa o
presupuesto de hecho del que parte la hipótesis, lo que se reduce a una primera
pregunta, una de la mayor relevancia:
83
Anatomía y evolución de una relación de normas en conflicto.
124
84
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLI, página 3409, Aislada, 361079.
125
86
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo LXXVII, página 262, Aislada, 324385.
127
Tipo: Aislada
ACTOS RECLAMADOS, MOTIVACION Y FUNDAMENTACION DE LOS.
No es necesario que la responsable, al hacer sus consideraciones, mencione
las disposiciones de la ley por virtud de las cuales ejerce jurisdicción y está
facultada para decidir si en su concepto está acreditada o no tal o cual
causal de divorcio. La garantía constitucional en virtud de la cual las autoridades
deben motivar y fundar sus actos, tiende a evitar que los particulares queden
indefensos por ignorar si hay o no una ley que permita determinado acto, pero no
en aquellos casos en que es manifiesto que el sentenciado no quedó en
estado de indefensión.87
Amparo directo 2310/56. Juan Gutiérrez Welsh. 22 de agosto de 1956.
Unanimidad de cinco votos. Ponente: Gilberto Valenzuela.
Registro digital: 315919
Instancia: Segunda Sala
Quinta Época
Materias(s): Administrativa
Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Tomo CXXXI, página 471
Tipo: Aislada
MOTIVACION Y FUNDAMENTACION DE LOS ACTOS DE AUTORIDAD.
Aun cuando se concediera valor probatorio pleno a lo expuesto en el oficio que
contiene el acto reclamado, no obstante que conforme a la jurisprudencia
establecida, lo afirmado por las responsables, sin la prueba correspondiente, no
tiene más valor que el dicho de cualquiera de las partes, y se admitiera que el
quejoso tiene un aserradero y carece de la licencia respectiva y de derechos en
materia forestal, tales circunstancias de ningún modo justifican la violación de las
garantías que consignan los artículos 14 y 16 constitucionales, que obligan
indudablemente a todas las autoridades a fundar legalmente y motivar los
actos que impliquen molestias para las personas, sus familiares, papeles o
posesiones, y a oírlas en defensa previamente a la privación de lo que puede
pertenecerles, todo ello aunque las personas de quienes se trate carezcan de
los derechos que a su favor invoquen.
87
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo CXXIX, página 577, Aislada, 339240.
128
En todo caso, los criterios siguientes resultan ilustrativos de que los tribunales de
amparo han entendido esta Magna disposición de esa forma:
89
Fuera de la materia penal.
130
cuarto párrafo del artículo 14 constitucional, que manda que las sentencias
deben ser conforme a la letra de la ley, ya que lo contrario lleva al juzgador a
desempeñar el papel de legislador creando nuevas normas a pretexto de
interpretar las existentes, lo que carece de todo fundamento legal.
Amparo directo 6230/54. Jefe del Departamento del Distrito Federal. 5 de octubre
de 1955. Unanimidad de cinco votos. Ponente: Arturo Martínez Adame.90
90
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo CXXVI, página 73, Aislada, 366654.
91
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo CXXVIII, página 231, Aislada, 366433.
131
93
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXVII, Marzo de 2008,
página 1820, Aislada, Tesis: I.3o.C.672 C, 170012.
134
● 1951. La primera aparición tiene lugar en la adición de la fracción XIII del artículo
107, que hasta entonces llegaba hasta la fracción XII. La versión originalmente
introducida decía “jurisdicción” en lugar de “jurisprudencia” pero fue corregida vía
fe de erratas el mes siguiente: quedando de la siguiente forma: “La ley determinará
los términos y casos en que sea obligatoria la jurisprudencia de los Tribunales del
Poder Judicial de la Federación, así como los requisitos para su modificación”.
● 1967. Dicha porción normativa, pasa a formar parte del artículo 94 Constitucional
(SCJN, 2017)94
Esto, desde luego, no puede entenderse como una patente de Corso, ni como un
cheque en blanco para que la Ley establezca los términos en forma irrestricta por encima
de la propia Carta Magna. Al contrario, lleva implícita la condición que tendría cualquier
otra Ley; que los términos establecidos respeten las normas constitucionales, y que, de
ninguna manera podría implicar que la jurisprudencia quedara fuera del alcance de todo
control Constitucional.
Dicho lo anterior, es claro que esta respuesta a ningún sitio conduciría, por
razones irrebatibles como el que “no existe un órgano capacitado para hacer tal
declaración y hacerla cumplir”, pues el único actualmente que podría estar facultado para
94
Suprema Corte de Justicia de Nación. (2017). Constitución Política de Estados Unidos
Mexicanos. https://www.scjn.gob.mx/sites/default/files/cpeum/documento/2017-03/CPEUM-094.pdf
137
95
que la cita de la tesis con base en la cual se define el resultado exige, en todos los casos, de ir
acompañada de una motivación específica y diferenciada.
139
de algunas otras tesis, que no necesariamente rechazamos pero que, empleadas aquí, se
encontrarían mal encausadas, cuya selección obedeció a criterios como:
- la forma de razonar: aunque se trate sobre diversa temática
- una temática relacionada con la que nos ocupa.
- que en ella se sienten individualmente las premisas de las tesis que abordan este
tema.
96
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo CXXX, página 482, Aislada, 366278.
143
97
Sexta Época, Semanario Judicial de la Federación. Volumen LXIII, Segunda Parte, página 42,
Aislada, 807021.
98
Sexta Época, Semanario Judicial de la Federación. Volumen LXXIV, Quinta Parte, página 28,
Aislada, 274159.
144
Sexta Época
Materias(s): Común
Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Volumen LXXVI, Segunda Parte,
página 25
Tipo: Aislada
JURISPRUDENCIA, APLICACION RETROACTIVA DE LA.
La jurisprudencia no crea una norma nueva, sino que únicamente interpreta
una ya existente y es por ello que no puede afirmarse que aun en el caso de
aplicarse un criterio jurisprudencial no mantenido en la época de ejecución del acto
sobre el que se juzga, se está aplicando por ello la ley retroactivamente en
perjuicio del acusado; lo que hace la interpretación jurisprudencial es decidir
cuál es el sentido y la voluntad de la ley y si la norma que se interpreta estaba
vigente en la época en que se ejecutó la conducta, obviamente no puede hablarse
de aplicación retroactiva de la ley.
Amparo directo 8489/62. Luis J. Arredondo Contreras. 2 de octubre de 1963.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Juan José González Bustamante.
Sexta Epoca, Segunda Parte:
Volumen LXIX, página 13. Amparo directo 8131/62. Salomón Birch Cohen. 14 de
marzo de 1963. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Juan José González
Bustamante.
Volumen LXIII, página 42. Amparo directo 2771/61. Amado García Nava. 7 de
septiembre de 1962. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Manuel Rivera Silva.
Volumen LXII, página 41. Amparo directo 3486/62. Leandro Barriopedro Jiménez.
24 de agosto de 1962. Cinco votos. Ponente: Juan José González Bustamante.
Volumen LX, página 58. Amparo directo 5075/61. Amador Román Berúmen. 23 de
marzo de 1962. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Juan José González
Bustamante.
Véase: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca, Tomo
XII, diciembre de 2000, página 16, tesis P./J. 145/2000, de rubro
"JURISPRUDENCIA. SU APLICACION NO VIOLA LA GARANTIA DE
IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY.".
Nota:
145
99
Sexta Época, Semanario Judicial de la Federación. Volumen LXXVI, Segunda Parte, página 25,
Aislada, 259803.
146
Hemos dicho que esta teoría tiene como premisa que la jurisprudencia no es
norma general, y que la norma aplicada cuando “se aplica la jurisprudencia” no es ésta
sino la Ley interpretada en ella.
objetivos que persigue la motivación de los fallos, objetivos de los que no puede
sustraerse su cabal cumplimiento, so pena de desnaturalizar la esencia misma de la
exigencia, objetivos como el de hacer posible el ejercicio de algún tipo de control jurídico
sobre la sentencia, la comunicación completa a las partes respecto a los razonamientos
que condujeron al juzgador, al convencimiento de que ese resultado es el que
corresponde sentenciar en el caso, de manera que en todo caso pudiera, idealmente
traducirse este también en el convencimiento de las partes sobre la idoneidad de dicho
resultado.
Formalmente esta teoría resulta desatinada por cuanto desconoce el carácter de
norma general de las tesis de jurisprudencia, pero solo en la parte que ello implica una
carga al juzgador en beneficio del afectado por la resolución pero se lo reconoce en lo que
ello le facilita la solución con un menor esfuerzo.
En un esquema congruente cabría preguntar y esperar la respuesta a que, “si la
jurisprudencia no se entiende como norma general, ¿en calidad de qué se podría
entender “aplicada”? Si se trata de una interpretación que resulta obligatoria, los efectos
que esto produce no son otros que los de una norma jurídica general.
En otras palabras, lo que esta teoría propone es una interpretación
inmerecidamente cómoda y conveniente, pues aún diciendo que no es, (norma general) la
acepta con todos las implicaciones de una norma general, con sus características y
consiente que tenga los efectos, de norma general, entre otros, el que provea una
solución en abstracto a una problemática en concreto, sin embargo, al momento de que,
como en el caso de la aplicación de cualquier norma, se deba motivar su aplicación, ya no
se lo reconoce, para librarse de la carga de motivarla.
Esto sencillamente es inaceptable, tanto como quien presta dinero y
religiosamente o antes del plazo incluso, ya cobrando y con mala actitud, no obstante,
cuando pide prestado, adopta una actitud totalmente relajada, no cumple con el pago en
la fecha acordada e incluso reacciona con su misma mala actitud tildando a su acreedor
de “fijado”. Se trata de un nivel de incongruencia que raya en el cinismo, y esto no es
admisible en una disciplina como el Derecho y menos aún, en un país con un palmarés de
desigualdades como el nuestro; porque en este contexto, aceptar esta dinámica de “cara
gano, cruz pierdes” como sistema tolerable, no puede ser otra cosa que una sentencia de
injusticia, en la que se condena al menos favorecido a una situación aún menos favorable
ensanchando y agravando la desigualdad de por sí ya existente.
150
En los dos primeros supuestos, el uso del precepto, interpretado o no, deberá
motivarse, pues según el artículo 16 Constitucional, se deberá fundar y motivar siempre y
cuando la resolución provenga de “causa legal”, si la causa no está en la Ley, sino en los
principios generales, fundar no sería ya el concepto apropiado, pues, según la definición
que se ha hecho de éste y la que naturaleza de los principios generales, no podría citarse
el precepto, pues de ser así, se estaría resolviendo conforme a la Ley, la Constitución o
los Tratados, y se estaría en cualquiera de los supuestos previos en la prelación de
fuentes en el artículo 14 Constitucional.
imposibilidad de una lógica de lo más elemental. Así pues, al aplicar los principios
generales no es posible hablar de motivación o bien resulta innecesaria al tratarse
siempre del mismo hecho negativo (la falta de Ley aplicable) y éste deviene implícito en el
fundamento, cuando éste deriva no de la norma tangible, sino de los principios generales.
Esto es, el sentido de la sentencia no se obtiene de una disposición legal, sino de un
principio general de Derecho, en la sentencia debe entenderse implícitamente dicho que
no existe Ley aplicable.
100
Contenido en el artículo 107 Constitucional.
152
Con respecto a lo anterior, los casos en que corresponda resolver conforme con el
sistema dispuesto en el artículo 94 Constitucional y sus disposiciones reglamentarias en
la Ley de Amparo, exigir del juzgador la expresión de fundamentación y motivación más
allá de la cita de la tesis de jurisprudencia obligatoria que le vincula a resolver de la forma
en que lo hace, resultaría completamente superfluo y solo retardaría la administración de
justicia al arrojar una carga adicional al Juzgador sin que a fin práctico esto pudiera servir,
en virtud de que la Legislación de nuestro país no contempla un mecanismo accesible a
los particulares, que les permita cuestionar, combatir o defenderse de una tesis de
jurisprudencia, y esto no es ninguna novedad y ningún secreto, pues siempre ha sido de
este modo.
Incluso con las recientes reformas en las que se abrió a los particulares la
legitimación para denunciar una contradicción de tesis ante la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, la reforma en ese sentido fue cuidadosa que ello no pueda reportarle
101
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXIII, Mayo de 2006,
página 1531, Jurisprudencia, Tesis: I.4o.A. J/43, 175082.
154
beneficio alguno al particular, de ahí que solo pueda ser ejercido una vez que el asunto
esté fallado, total e irremediablemente concluido.
Lo mismo desde el punto de vista del juzgador, teniendo en cuenta que, en estos
casos, éste no necesariamente estaría de acuerdo con la determinación alcanzada en la
sentencia ni con el criterio sustentado en la tesis de jurisprudencia, no obstante ello no lo
relevaría de acatarla y resolver de conforme a su contenido ya que sería un contrasentido
y un atentado a la dignidad del juzgador el exigirle construir un argumento en el cual
sostener un criterio con el que ni siquiera coincide, esto en cuanto a su dignidad. Y sería
un contrasentido, dado que implicaría al mismo tiempo exigirle algo que por principio de
cuentas le estaría vedado; interpretar la jurisprudencia.
102
La interpretación entendida según Guastini, como “Asignarle significado a la norma”, resulta de
ninguna utilidad más allá de la doctrina y, en todo caso, correspondería a un acción diferente a la
de interpretar.
155
103
Sexta Época, Semanario Judicial de la Federación. Volumen XLIX, Segunda Parte, página 58,
Aislada, 260866.
104
Como la “violencia de género”, que exclusivamente concibe como tal la que es ejercida por el
varón en contra de la mujer o el “racismo”.
156
que, considera el autor, debe ser expulsado, desterrado para siempre de nuestro sistema
de impartición de justicia) si el afectado deseara conocer o comprender con mayor detalle
los razonamientos jurídicos por los cuales la sentencia tuvo ese desenlace, los podrá
obtener del criterio jurisprudencial y de su ejecutoria, conjuntamente con los resultandos
de la sentencia y, en caso de haberlos, de los razonamientos complementarios contenidos
la sentencia expuestos por el juzgador, que, de ninguna manera pueden tenerse como
una verdadera interpretación, en tanto que le está prohibido averiguar científicamente la
incorrección o la inconstitucionalidad del criterio, aunque fuera el caso.
Tipo: Jurisprudencia
“JURISPRUDENCIA SOBRE INCONSTITUCIONALIDAD DE LEYES. LAS
AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS NO ESTÁN OBLIGADAS A APLICARLA
AL CUMPLIR CON LA GARANTÍA DE FUNDAR Y MOTIVAR SUS ACTOS.
La obligación de las autoridades administrativas de fundar y motivar sus actos
consiste en citar de manera específica la ley exactamente aplicable al caso, así
como en expresar las circunstancias especiales, razones particulares o causas
inmediatas que se hayan tenido en consideración para la emisión del acto y la
adecuación entre los motivos aducidos y las normas aplicables y no, en citar
también la jurisprudencia respectiva, esto es, la obligación de fundar los
actos en la ley, no implica hacerlo en la forma en que haya sido interpretada
por los órganos competentes del Poder Judicial de la Federación, dado que la
jurisprudencia tiene notables diferencias con la ley y no puede ser equiparable a
ésta, principalmente porque la jurisprudencia es obra de los órganos
jurisdiccionales y la ley del órgano legislativo, es decir, la jurisprudencia no es
una norma general y sólo se aplica a casos particulares, conforme al principio de
relatividad de las sentencias que rige al juicio de garantías, por lo que resulta
erróneo sostener que los actos de las autoridades administrativas sean violatorios
del artículo 16 constitucional por no apoyarse en la jurisprudencia que declare la
inconstitucionalidad de una ley, habida cuenta que por remisión del octavo
párrafo del artículo 94 de la Constitución Federal, los preceptos 192 y 193 de
la Ley de Amparo, establecen con precisión que la jurisprudencia obliga
solamente a los órganos jurisdiccionales.”
Contradicción de tesis 40/2001-PL. Entre las sustentadas por el Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Administrativa del Sexto Circuito y el Primer Tribunal
Colegiado del Décimo Cuarto Circuito. 26 de abril de 2002. Cinco votos. Ponente:
Mariano Azuela Güitrón. Secretario: José Antonio Abel Aguilar.
Tesis de jurisprudencia 38/2002. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto
Tribunal, en sesión privada del tres de mayo de dos mil dos.
Nota: Esta tesis fue objeto de la denuncia relativa a la contradicción de tesis
190/2017 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desechada por
notoriamente improcedente, mediante acuerdo de 22 de mayo de 2017.106
106
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XV, Mayo de 2002,
página 175, Jurisprudencia, Tesis: 2a./J. 38/2002, 186921.
160
Esta segunda postura expuesta ha sido elaborada de modo que refleje en forma
sistematizada los criterios jurisprudenciales citados durante su exposición:
109
La tesis de jurisprudencia P./J. 64/2014 (10a.) citada, aparece publicada en el Semanario
Judicial de la Federación del viernes 12 de diciembre de 2014 a las 9:35 horas y en la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 13, Tomo I, diciembre de 2014, página
8, con el título y subtítulo: "JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN. NO ES SUSCEPTIBLE DE SOMETERSE A CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
Y/O CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO POR ÓRGANOS JURISDICCIONALES DE MENOR
JERARQUÍA". Esta tesis se publicó el viernes 07 de octubre de 2016 a las 10:17 horas en el
Semanario Judicial de la Federación.
164
Salas y Alberto Pérez Dayán; votó con salvedad José Fernando Franco González
Salas. Ausente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Ponente: Alberto Pérez Dayán.
Secretario: Jorge Jannu Lizárraga Delgado.110
112
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 13, Diciembre de 2014,
Tomo I, página 8, Jurisprudencia, Tesis: P./J. 64/2014 (10a.), 2008148.
168
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria:
Rosa María Rojas Vértiz Contreras.
Esta tesis se publicó el viernes 22 de abril de 2016 a las 10:22 horas en el
Semanario Judicial de la Federación.113
113
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 29, Abril de 2016, Tomo
II, página 1124, Aislada, Tesis: 1ª. CXVII/2016 (10ª.), 2011479.
169
114
Décima Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro III, Diciembre de 2011,
Tomo 5, página 3772, Aislada, Tesis: XXVII.1º.(VIII Región) 6 K (9ª.), 160553.
170
115
Notas: Esta tesis contendió en la contradicción 3/2005-PL resuelta por el Tribunal Pleno, de la
que derivó la tesis P./J. 126/2005, que aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXII, octubre de 2005, página 5, con el rubro:
"AMPARO CONTRA LEYES. DEBE ORDENARSE LA REPOSICIÓN DEL PROCEDIMIENTO SI
NO SE LLAMÓ A JUICIO A UNA DE LAS CÁMARAS DEL CONGRESO DE LA UNIÓN, AUN
CUANDO EXISTA JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
SOBRE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LA NORMA RECLAMADA."
Por ejecutoria de fecha 27 de octubre de 2004, la Primera Sala declaró inexistente la contradicción
de tesis 138/2004-PS en que participó el presente criterio.
Por ejecutoria de fecha 26 de noviembre de 2004, la Segunda Sala declaró inexistente la
contradicción de tesis 155/2004-SS en que participó el presente criterio.
171
116
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XX, Julio de 2004,
página 1331, Tesis: VIII.4o. J/4, 181226.
172
Notas: Esta tesis contendió en la contradicción 3/2005-PL resuelta por el Tribunal Pleno, de la que
derivó la tesis P./J. 126/2005, que aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, Tomo XXII, octubre de 2005, página 5, con el rubro: "AMPARO
CONTRA LEYES. DEBE ORDENARSE LA REPOSICIÓN DEL PROCEDIMIENTO SI NO SE
LLAMÓ A JUICIO A UNA DE LAS CÁMARAS DEL CONGRESO DE LA UNIÓN, AUN CUANDO
EXISTA JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN SOBRE LA
INCONSTITUCIONALIDAD DE LA NORMA RECLAMADA."
Por ejecutoria de fecha 27 de octubre de 2004, la Primera Sala declaró inexistente la contradicción
de tesis 138/2004-PS en que participó el presente criterio.
Por ejecutoria de fecha 26 de noviembre de 2004, la Segunda Sala declaró inexistente la
contradicción de tesis 155/2004-SS en que participó el presente criterio.
173
117
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 67, Junio de 2019, Tomo
III, página 1978, Jurisprudencia, Tesis: 2a./J. 84/2019 (10a.), 2020102.
174
Con todo y que esta última teoría responde a la gran mayoría si no es que a todas
las variables en juego y que, podría decirse, refleja fielmente la postura de los tribunales
de amparo capacitados para producir jurisprudencia, a juzgar por los criterios que han
elaborado por separado a lo largo del tiempo, queda en evidencia una actitud que no
corresponde a la de un Tribunal Constitucional, ni a la del garante y guardián de la
Constitución y de los Derechos Humanos.
Entenderlo y aceptarlo como válido sería tanto como admitir que los juzgadores o
los tribunales fueran como más una especie de secta, que una rama del servicio público y
esto, desde luego, es inadmisible. El ex Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, José Ramón Cossío ha expresado su desaprobación hacia esta actitud del
máximo tribunal, en su coautoría del ensayo citado enseguida:
¿Por qué la Suprema Corte podría escapar de ese control? Insistimos: salvo que
se la crea epistémicamente superior o que se admita que su jurisprudencia es
infalible, no vemos ninguna razón válida que permita pensar que la Corte está
exenta del principio pro persona. Si se admite esa exención, entonces se estaría
aceptando implícitamente que la Corte sencillamente no puede violar derechos
humanos mediante sus criterios (es, pues, infalible en ese aspecto), o bien que,
aunque se admitiese que pudiera violarlos, no son los Jueces ordinarios quienes
puedan advertirlo y resolverlo, sino ella misma a través de los medios previstos en
el sistema, como el de la sustitución de la jurisprudencia, según se pregona en la
tesis negativa. Ninguno de estos dos escenarios es constitucionalmente
admisible, pues ni los Ministros son infalibles –y nada extraordinario hay en ello–,
ni podemos consentir una actitud de soberbia institucional al considerar que la
Corte sólo se corrige a sí misma, ya que ello implicaría desconocer el alcance del
principio pro persona118.
118
Cossío, J., y Lara, R. (2021). ¿Qué hacer con la jurisprudencia que viola derechos humanos?.
Revista del Centro de Estudios Constitucionales. 1, (169-191). https://pjenlinea3.poder-
175
Por otra parte, negar el carácter de norma general a las tesis de jurisprudencia, y
sin embargo seguir empleándola con todos los efectos y todas las características de una
norma, salvo por la no sujeción a control alguno es una burda “petición de principio”,
falacia similar a aquella en la que incurrió Alexy en su distinción entre “reglas y
principios”119.
Por ahora, a punto de cierre de este subapartado, debe notarse, que con todo y
que ambas teorías al final rechazan que la jurisprudencia sea norma general, eso no
significa que coincidan; de hecho no lo hacen.
120
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XII, Septiembre de
2000, página 8, Jurisprudencia, Tesis: P./J. 88/2000, 191112.
178
Quo, atento a que “la cita del precepto aplicable de cualquier manera no es
necesaria”.
2. Luego, en el texto se observa que: “son el resultado de la interpretación de las
normas de la Constitución y disposiciones reglamentarias y, al mismo tiempo,
constituyen normas de carácter positivo obligatorias para los tribunales
judiciales o jurisdiccionales (…)” lo que permite asumir que ubica la
jurisprudencia en la fundamentación, contra lo que se desprende del rubro, en
los ambiguos términos en que fue redactado, afirmando que “puede ser apta
(la trascripción) para fundarlas y motivarlas”.
3. Más adelante dice que la transcripción: “…no es suficiente para cumplir con
la exigencia constitucional, sino que es necesario que el órgano
jurisdiccional asiente las consideraciones lógicas que demuestren, cuando
menos, su aplicabilidad al caso concreto”, también contradice al rubro
(donde dice que puede ser apta no solo para fundarlas sino para fundarlas y
motivarlas) pero coincide con lo anterior, confirmando entonces que la tesis
sería el fundamento y el juzgador debería motivar la aplicabilidad del
precedente con argumentos específicos al respecto, que es como debería
estar redactado el rubro.
4. Es importante tener en cuenta que esta tesis fue aprobada en septiembre de
2000, pero el octubre del mismo año, el mismo Tribunal Pleno aprueba otro
criterio también obligatorio en el que sostiene que: “la jurisprudencia … no
constituye una norma jurídica (…) ya que no cumple con las
características de generalidad, obligatoriedad y abstracción" y con esto
resultaría imposible que las tesis fundaran las resoluciones, de modo que la
afirmación que quedaría viva del rubro sería precisamente la que está
equivocada y que contradice a la médula de la tesis, esto es, que la sola
transcripción no es apta para motivarlas sino que deben expresase
razonamientos para demostrar su aplicabilidad.
5. Al final, esta misma falta de claridad y determinación de forma clara y
contundente, pudiera entenderse que vuelve a lo que textualmente dice el
rubro: “ (…) de ser necesario, el juzgador complemente la aplicación de
los criterios jurisprudenciales en que se apoye, con razonamientos
adicionales que aseguren el cumplimiento de la referida garantía
180
En todo caso, esta jurisprudencia quedó corta respecto a la dimensión real del
problema jurídico que pretendía resolver. El tema de cómo es que la jurisprudencia puede
emplearse para cumplir el requisito de fundamentación y el cómo con el de motivación
quedó lejos de ser resuelto.
Tampoco puede decirse que derive de una profunda interpretación del artículo 16
Constitucional. Lo que sí es posible, es afirmar que esta tesis aportó las afirmaciones en
el sentido correcto, aunque quedó a deber en los razonamientos, lo que le restó
comprensibilidad y probablemente ello sea motivo de que sea infrecuente verla invocada
en alguna resolución jurisdiccional.
Si bien podría ser engañosa la parte donde refiere “aunque no haya agregado
razonamientos ni mención de preceptos legales”, bajo la teoría de conjuntos se desprende
que tanto los razonamientos como la mención no agregados, se refieren ambos a
preceptos legales y no a la total omisión de argumento o razonamiento alguno, pues de
entenderse así sería totalmente absurdo ya que así la sentencia no guardaría diferencia
alguna con la tesis citada por el juzgador y una sentencia así difícilmente podría ser
considerada una sentencia. Recordemos que, en el rubro, la tesis indica el tema sobre el
que trata y en este caso, la tesis habla de fundamentación, y para ello no se requieren los
razonamientos sino las normas.123 Los razonamientos sí son requeridos, pero en la
motivación y no en la fundamentación.
Más adelante, en la octava época, con una mejor redacción, este criterio fue
adoptado por el entonces Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, en el criterio
aislado que a continuación se transcribe:
121
Séptima Época, Semanario Judicial de la Federación. Volumen 78, Sexta Parte, página 45,
Aislada, 254552.
122
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 264/75. José Garabana, S. de R.L. 24 de junio de 1975. Unanimidad de votos.
Ponente: Guillermo Guzmán Orozco.
123
Aunque muy probablemente la intención del tribunal fuera efectivamente sostener que la sola
trascripción hace todo el trabajo (intención que fue fuera evidenciada en la teoría de los sistemas
ajenos), también es probable que este tribunal haya tenido la noción correcta en mente y que
simplemente lo tenía tan claro como lo tenemos ahora en este trabajo, y por ende no haya atinado
en expresar la idea de manera clara o incluso que haya pecado de tibia para no confrontar a algún
radical en la Corte y no meterse en problemas, lo cierto es que en la norma jurisprudencial no es
relevante sino lo que expresa la propia norma. En las Leyes es distinto, ya que el legislativo es un
poder electo democrática y directamente en las urnas, un respaldo del que carecen los Ministros y
los Magistrados.
183
Materias(s): Común
Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Tomo X, Octubre de 1992, página
341
Tipo: Aislada
“FUNDAMENTACION DEL ACTO RECLAMADO, SE SATISFACE CON LA CITA
DE LA JURISPRUDENCIA.
Si el mandamiento que se impugna se encuentra apoyado en alguna tesis de
jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el requisito
constitucional de legal fundamentación del acto de autoridad debe estimarse
satisfecho, pues la jurisprudencia es la interpretación de la ley que el máximo
Tribunal del país efectúa en determinado sentido, cuya observancia es obligatoria
de conformidad con el artículo 192 de la Ley de Amparo, por lo que su aplicación
de parte de la autoridad responsable lleva concomitante la de la ley
interpretada.124 125
Esta tesis perfecciona la de la séptima época con una mejor redacción, cuidando
que la terminología no diera pie a invadir el campo de la motivación. De hecho,
atendiendo a la forma en que se resolvió este asunto que derivó en ese criterio aislado
(AD. 368/92 del Segundo Colegiado del Cuarto Circuito, Ponencia del Magistrado Leandro
Fernández Castillo) y a la litis en el mismo (esto puede encontrarse en la ejecutoria de la
contradicción que derivó en la tesis complaciente) se obtiene que efectivamente el único
tema sobre el que se pronunciaba ahí era fundamentación, porque se habían expresado
razonamientos para justificar la aplicación de los criterios y del sentido alcanzado:
124
Octava Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo X, Octubre de 1992, página 341,
Aislada, 218186.
125
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO. Amparo directo 368/92. Idalia
Sánchez viuda de Ramón. 12 de agosto de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Leandro
Fernández Castillo. Secretario: Juan Manuel Rodríguez Gámez.
184
Magistrado de la Primera Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado, quien
el veintisiete de abril de mil novecientos noventa y dos dictó la sentencia
definitiva que en el caso a estudio constituye el acto reclamado, al tenor de los
siguientes puntos resolutivos: ‘PRIMERO: Son improcedentes los agravios
formulados con motivo del recurso de apelación hecho valer por la señora Idalia
Sánchez viuda de Ramón dentro del presente juicio, por tanto; SEGUNDO: Se
confirma en todas y cada una de sus partes la sentencia definitiva de fecha siete
de junio de mil novecientos noventa y uno, pronunciada por el ciudadano Juez
Cuarto de lo Civil del Primer Distrito Judicial en el Estado, dentro del expediente
número 285/91, relativo al juicio sumario de desahucio promovido por la señora
María Leticia Chapa de Villarreal, por sus propios derechos, en contra de la
mencionada recurrente señora Idalia Sánchez de Ramón, y cuyos puntos
resolutivos quedaron precisados en el resultando único de la presente resolución;
TERCERO: Se condena a la demandada recurrente a pagar a su contraparte los
gastos y costas originados con motivo de la tramitación de ambas instancias en
este juicio; CUARTO: Notifíquese personalmente.’.
sólo tiene como función examinar el procedimiento del inferior, para decidir si la
sentencia por éste pronunciada estima debidamente el derecho. Es así que la
circunstancia a la que alude la recurrente de haber firmado el contrato base de la
acción únicamente en calidad de testigo, se considera por esta autoridad como
una nueva excepción, ya que en ningún momento ni en su contestación ni
durante la secuela del juicio en la primera instancia adujo dicha circunstancia, por
lo que resulta improcedente su pretensión de hacerla valer en este recurso. Para
robustecer lo anterior se transcribe ejecutoria de la Corte que establece:
«AGRAVIOS EN LA APELACIÓN.-El tribunal de apelación no puede resolver
cuestiones que no llegaron a ser planteadas en la litis de primera instancia,
puesto que el Juez a quo no estuvo en condiciones de tomarlas en cuenta al
dictar resolución.» AD. 5950/73. 3a. Sala. Séptima Época. Volumen 69. Cuarta
Parte. Pág. 13.-Igualmente y dentro del primer agravio expresado por la apelante
y que ahora se estudia, se declara improcedente el motivo de inconformidad
hecho valer en el sentido de que el a quo debió declarar procedentes sus
excepciones, ya que al contrario (sic) base de la acción le falta la firma del
arrendatario. Al respecto esta Sala considera que lo expresado por la
apelante en los términos expuestos no puede considerarse propiamente
como agravio, ya que la apelante sólo se limita a reproducir un argumento
de los que hizo valer en primera instancia y que fue estudiado y resuelto
por el Juez de origen y en virtud de que no combate en manera alguna las
consideraciones que el a quo utiliza como base para su sentencia y en
especial las que le sirvieran de fundamento para resolver el punto
específico al que alude, deviene desestimar dicho motivo de inconformidad
por no constituir propiamente un agravio; así lo ha establecido la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en jurisprudencia definitiva, que a la letra dice:
«AGRAVIOS. NO LO SON LAS AFIRMACIONES QUE NO RAZONAN CONTRA
LOS FUNDAMENTOS DEL FALLO QUE ATACAN.-No puede considerarse
como agravio la simple manifestación u opinión del recurrente de inconformidad
con el sentido de la sentencia recurrida por considerarla ilegal, ya que el mismo
debe impugnar con razonamientos, los que la hayan fundado.». Jurisprudencia
322, Séptima Época, Pág. 539, 2a. Sala, Tercera Parte, Apéndice 1917-1975.’.
"...
186
Siendo así, no podríamos, sino estar de acuerdo con la tesis, ya que únicamente
se refiere a la fundamentación y no a la motivación, lo que apuntaría más o menos
en el sentido de nuestra postura.
126
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo VII, Mayo de 1998,
página 1021, Aislada, Tesis: I.4o.T.19 K, 196297.
127
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 75/97. Petróleos Mexicanos. 24 de febrero de 1997. Unanimidad de votos.
Ponente: Isaías Corona Ortiz. Secretario: Enrique Munguía Padilla.
Amparo directo 804/92. Felipe Arellano Arellano y otros. 18 de marzo de 1992. Unanimidad de
votos. Ponente: Fortino Valencia Sandoval. Secretario: Leonardo A. López Taboada.
189
128
Pleno de trámite la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Contradicción de Tesis 17/98.
191
Algo que será abordado con mayor detalle más adelante, es que, en México
resulta inaplicable la teoría de la norma individual, porque lo prohíbe el artículo 14
Constitucional en su segundo párrafo. De ahí que la referencia de complementar la
aplicación del criterio con razonamientos adicionales se presta a las malas
interpretaciones con las cuales podría evadirse o decirse que “eso no fue lo que se quiso
decir”, cuando se encontrara en la situación “apropiada” para ello, argumentando, por
ejemplo, que “si son adicionales es porque se entiende que la sola cita sí es suficiente,
como se indica en el rubro al decir que la transcripción “puede ser apta” para fundar y
motivar.
algo que, a nuestro parecer, no sería posible obtener del artículo 16 pues rompería
con el principio de separación de poderes implícito tanto en el 14 como en el 16, lo
que incorrectamente ha sido denominado principio de legalidad, en realidad es una
manifestación distinta del principio de frenos y contrapesos en la división de
poderes.
Basta revisar el historial de criterios en torno al tema, acudir al texto de las tesis y
de sus respectivas ejecutorias, emitidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y
los Tribunales Colegiados desde la novena época hasta los días presentes (inicios de la
undécima), para encontrar, no una evolución unidireccional hacia la protección más
amplia, sino un vaivén de posiciones en contrapunto. Dicha aportación se visualizó en el
capítulo anterior y vendría a ser resuelto con el principio de progresividad, sin que esto
sea todavía una realidad.
ley vigente en la época de realización de los hechos que motivaron el juicio del
que emana el acto reclamado y que es inexacto que al aplicarse la jurisprudencia
formada con posterioridad a la fecha del acto reclamado en el juicio de garantías, y
que interpreta la ley que rige a dicho acto, se viole en perjuicio del quejoso el
principio contenido en el artículo 14 constitucional en el sentido de prohibir la
aplicación retroactiva de la ley. Sin embargo, el entonces tribunal en pleno del
más alto tribunal de la Nación al resolver el amparo en revisión número
1711/88, fallado el veintidós de agosto de mil novecientos ochenta y nueve,
por unanimidad de veinte votos, sostuvo el criterio en torno a la naturaleza de
la jurisprudencia que se opone al que informan las aludidas tesis
jurisprudenciales de la Primera y Cuarta Salas, al sostener que el
establecimiento de una jurisprudencia es la creación de una norma general y
que esta norma general es la que determina el carácter obligatorio del criterio
sustentado, pues se trata de una norma positiva, ya que ha cumplido con los
requisitos formales que la Ley de Amparo establece como proceso de creación de
la norma jurisprudencial. En consecuencia si la jurisprudencia que establecen los
órganos facultados del Poder Judicial de la Federación, es la creación de una
norma general, es decir, una norma positiva, resulta ineludible el que deba
equipararse a una ley y, por ende es lógico sostener que se encuentra
condicionada por la garantía prevista en el primer párrafo del artículo 14
constitucional. En este sentido, si se aplica la jurisprudencia formada con
posterioridad a la fecha del acto reclamado en el juicio de amparo, época en la que
existía distinta jurisprudencia, y que interpreta la ley que rige a dicho acto, tal
aplicación sería retroactiva; empero, si por lo que hace a la ley, la doctrina y la
jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia han admitido su aplicación
retroactiva, cuando ésta se hace en beneficio de persona alguna, así también la
jurisprudencia puede aplicarse retroactivamente si se hace dicha aplicación en
beneficio y no en perjuicio de una persona, al tenor de lo que establece el
invocado artículo 14 constitucional.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Amparo en revisión 346/95. Raúl Tecuapetla Tecuatl. 8 de diciembre de 1995.
Unanimidad de votos. Ponente: Juan Manuel Martínez Martínez. Secretaria: Leticia
Mena Cardeña.
197
Nota: Esta tesis contendió en la contradicción 3/2001-PS que fue declarada sin
materia por la Primera Sala, toda vez que sobre el tema tratado existe la tesis P./J.
145/2000, que aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XII, diciembre de 2000, página 16, con el rubro:
"JURISPRUDENCIA. SU APLICACIÓN NO VIOLA LA GARANTÍA DE
IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY”.129
Del contexto aquí reseñado se obtiene que:
referidos tribunales hacen de la ley, y que aquélla no constituye una norma jurídica
nueva equiparable a la ley, ya que no cumple con las características de
generalidad, obligatoriedad y abstracción, es inconcuso que al aplicarse, no
viola el principio de irretroactividad, consagrado en el artículo 14 constitucional.
Contradicción de tesis 5/97. Entre las sustentadas por el Tercer Tribunal Colegiado
en Materia Administrativa del Primer Circuito y el Cuarto Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito. 10 de octubre de 2000. Unanimidad de diez votos. Ausente: José
de Jesús Gudiño Pelayo. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas.
Secretario: Carlos Mena Adame.
El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada hoy veintisiete de noviembre en
curso, aprobó, con el número 145/2000, la tesis jurisprudencial que antecede.
México, Distrito Federal, a veintisiete de noviembre de dos mil.131
Lo anterior significa que el 10 de octubre del 2000 deja de ser considerada norma
general porque, según afirma esta tesis, no goza de las características de generalidad
y abstracción. Con este criterio, el Pleno, bajo la ponencia de Sánchez Cordero, aprueba
una involución hacia la postura ya superada según la cual las tesis no son normas
generales.
131
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XII, Diciembre de 2000,
página 16, Jurisprudencia, Tesis: P./J. 145/2000, 190663.
201
Así las cosas, la Segunda Sala vota en sesión privada por unanimidad una
redacción en sentido contrario a como lo hizo en el Pleno el día inmediato anterior y de
esta manera, la jurisprudencia vuelve a gozar de los atributos de generalidad y
abstracción, lo que significa que vuelve a ser norma general en opinión de esos 5
132
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XII, Noviembre de
2000, página 319, Jurisprudencia, Tesis: 2a./J. 94/2000, 190917.
202
ministros que integraban la Segunda Sala, por separado, mas, si se les hubiera
preguntado integrando el Pleno, frente a los otros 6 Ministros, ¿su respuesta seguiría
siendo que no, como lo fue el día anterior? Aquí nuevamente volvemos tener que
quedarnos en el misterio, pues la aprobación de esta tesis se llevó a cabo en sesión
privada, de ahí que no exista forma de saber si se tocó este tema, o simplemente se
aprobó en modo autómata.
Más tarde. en 2002, la Segunda Sala vuelve al criterio que votó en el Pleno el 10
de octubre de 2000 en la tesis jurisprudencial en el tema de vinculatoriedad para las
autoridades administrativas y de nueva cuenta sostiene que las tesis de jurisprudencia no
revisten características de generalidad y abstracción, por lo que en la contradicción de
tesis 40/2000 una vez más las tesis de la jurisprudencia mexicana dejan de ser normas
generales:
tanto constituye una fuente relevante para el Derecho, en virtud de que, como se
ha precisado, permite tanto a gobernantes como gobernados, conocer la forma
en que opera el sistema jurídico a través del entendimiento no sólo de las reglas
relevantes, sino de los principios implicados y perseguidos por el Derecho y
determinando qué resolución los desarrolla en mayor medida, esto es, se erige
como una norma jurídica que impacta en todo el Derecho a efecto de aportar
una visión real o completa del mismo.134
135
Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 30, mayo de 2016, Tomo
III, página 2094, Jurisprudencia, Tesis: PC.IV.L. J/3 K (10a.), 2011703.
207
Por cuanto a la citada emitida por el Pleno del Trabajo del Cuarto Circuito, a pesar
de su ambigüedad, (en cuanto a que “no es una norma nueva, sino que sólo establece el
verdadero alcance de una norma previamente existente” lo cual en cierto modo parece
volver a 1988 y las ideas de la motivación aplicable y de hecho en la ejecutoria establece
que el criterio de la jurisprudencia 145/2000 no puede entenderse superado), el hecho de
citar un criterio de la Corte en donde se afirma eso sin poder contradecirlo 137 solo puede
interpretarse que lo acepta, aunque aparentemente lo haga a regañadientes y no
precisamente convencidos de que así sea.
Esto no debe confundirse con el hecho de que los efectos de las sentencias se
proyecten hacia el futuro y la situación que en adelante deberán guardar los Derechos
materia del litigio, pues una cosa es la litis y otra los efectos. Ahora bien, no basta con
decir “ya se decidió y sí es norma general, todos vuelvan a sus casas”, el reconocimiento
es un presupuesto necesario para elaborar una teoría clarificadora del tema original que
nos ocupa. La estabilidad de este reconocimiento resultará muy positiva, porque permite
iniciar libremente el desarrollo de una teoría que depure la problemática con bases
ciertas, sólidas, confiables y duraderas, así como al desarrollo evolutivo de conceptos
que, en las idas y vueltas a los mismos criterios polarizados citados anteriormente,
sencillamente no es posible. Con todo y la inclusión de la prohibición de irretroactividad en
la nueva Ley, no sería descabellado pensar que el día de mañana pudiera emitirse un
criterio que afirmara todo lo contrario, ni que un día después regresaran al que hoy
prevalece. Algo bastante lamentable.
138
Ya sea elaborando iniciativas, haciendo “lobbing” a reformas de su interés o directamente,
emitiendo mandamientos generales en forma de norma general, con efectos de norma general,
capaces de modificar los efectos o la vigencia de las normas generales, para, posteriormente
negarles la calidad de normas, selectivamente, según sea para que todo lo puedan, o para que,
como cualquier otra norma quede sujeta a control constitucional y convencional y por un ente
externo.
211
que, si no puede fundamentar, esto no es solo para que no aparezca como la norma
aplicada, sino que tampoco sea capaz de obligar un contenido específico en las Leyes,
sobre las que no hay debate respecto a su carácter de normas generales. Si, son normas
especiales, dirigidas únicamente hacia los tribunales y que solo los obligan a ellos, el 13
constitucional impediría que éstas puedan aplicarse o trascender hacia los gobernados,
de modo que la jurisprudencia así, debería no ser más bien algo que, de hecho, no existe
y que bastante falta hace en nuestro país, un manual metodológico para homologar en
todos los tribunales, la forma en que deben elaborarse las sentencias y la
metodología que deberían emplear todos los tribunales de nuestro país para
interpretar las normas que se involucren en las decisiones jurisdiccionales, algo que
resulta bastante más congruente con el texto constitucional, con el principio de separación
de poderes, con el principio de legalidad, con una sana lógica entendida y aplicada a la
función que desempeñan los tribunales y los jueces, o mejor dicho, a la que deben
desempeñar. ¿Y, cuál es ésta?
De lo que concluimos que ese aforismo de que: “los jueces hablan por sus
sentencias” es una visión romántica y quijotesca del Derecho y que, independientemente
de ello, es falsa. Sostuvimos ahí que las sentencias no son la voz de los jueces, sino la
voz del Estado.
1.- Si no puede fundamentar, entonces tampoco puede tener efecto material propio
de una norma, al menos vinculante y determinante sobre el contenido del Derecho
aplicable (pues eso también es fundar). La teoría de la motivación aplicable, pretende
reubicar a las tesis hacia la motivación, pero solo de nombre, pues, para efectos prácticos
seguiría fundamentando, lo que la revela como una mera defraudación al texto
214
constitucional al reubicarla solo para no estar obligado a motivar su aplicación, una burda
falacia; reduccionismo 101.
2- Que tampoco pueden ser empleadas como lo han sido, esto es, como
argumentos de autoridad equiparables a las leyes. Y en este caso tendríamos que
coincidir parcialmente con aquellos criterios en los que se ha sostenido que las tesis de
jurisprudencia no gozan de abstracción, parcialmente porque esta afirmación suele ir
acompañada de la afirmación categórica de no ser normas generales, envolviendo
generalidad y abstracción en un mismo envase cuando no tendría que ser ni es así.
Pero, regresando al tema tras este paréntesis, párrafos atrás mencionamos que
las tesis no podrían ser Leyes, ni equiparadas a ésta, incluso, que no son normas
equivalentes o equiparables a Leyes, sino únicamente interpretaciones de la ley aplicada
en determinado contexto, y bajo ciertas condiciones, de las que no es posible desvincular,
pues su existencia no podría explicarse de distinta manera, sin esas “determinadas
condiciones”.
Siendo así, y teniendo en cuenta que no fue posible la demostración de que las
tesis de jurisprudencia estén autorizadas o reconocidas en la por Constitución como
una fuente de Derecho apta para constituir la fundamentación de las resoluciones
de los tribunales, como sí lo están, en forma expresa, la Ley y los principios
generales… ¿entonces en qué podría traducirse la obligatoriedad de éstas, entendidas
como interpretaciones y cómo no podrían ser aplicadas, o más específico, cómo se podría
manifestar su obligatoriedad?
Solo en esta forma, insistimos, podría entenderse una fuerza vinculante del
precedente, entendido no como la norma aplicada sino como “interpretación
obligatoria de la Ley que solo obliga a los tribunales”, y que como tal, no requeriría
motivación, pues únicamente tendría lugar en las operaciones ocurridas en el fuero
interno del juzgador, o en sus apuntes, pero fuera de la sentencia, pues en ella se
tendría que plasmar no el precedente sino el razonamiento empleado en el precedente,
aplicado al caso con su fundamentación y su motivación propia, esto es, que la
sentencia sería no una evocación sino una réplica paso a paso del razonamiento,
donde las premisas, los sujetos, la problemática y en general todos los elementos
del precedente serían reemplazados por los sus contrapartes en el caso por
resolver.
De tal suerte, ni siquiera en esta forma, resultaría aceptable que la sola cita de una
tesis jurisprudencial o de su ejecutoria sea suficiente para tener por cabalmente satisfecha
la exigencia a cargo de tribunales de motivar debidamente sus sentencias y resoluciones.
Con esto quedaría demostrado que no existe manera, ni siendo fundamentación, ni no
siéndole, que una tesis pueda, por sí misma, con su mera transcripción, aceptarse y
tenerse como el cumplimiento cabal a la exigencia de motivar debidamente la sentencia.
Previo a las reformas de 2011, la Constitución solo admitía que la Ley determinará
su obligatoriedad cuando versará sobre la interpretación de Leyes, de Tratados, de
Reglamentos, y de la Constitución misma, lo que dejaría fuera a las propias tesis
jurisprudenciales al no estar incluidas en la lista; sin embargo, en la práctica esa
redacción no impidió que se generarán tesis de interpretación de otras jurisprudencias,
mismas que subsisten a la fecha y obran en el Semanario Judicial. De cualquier modo,
220
con las reformas de 2011, este problema, si es que lo fue alguna vez y no parece que lo
haya sido, dejó de serlo.
No obstante, concluimos que, por el momento y hasta nuevo aviso (que podría
llegar en cualquier momento), las tesis son normas generales como lo son las leyes o los
reglamentos, en esa característica de la generalidad, sin embargo, más allá de eso
¿cuáles serían sus rasgos específicos, los que les separan, distingue de otras normas?
Por otra parte, se trata de normas secundarias o derivadas, pues, al igual que en
el caso de los reglamentos, que requieren de una ley sobre la cual proveer en la esfera
administrativa su exacta observancia, por lo que no se consideran de existencia
autónoma, (excepción hecha de los reglamentos autónomos que derivan de un mandato
constitucional directo) ni son autosuficientes, como las emitidas por el poder legislativo
federal o por sus símiles de las entidades federativas. No pueden atentar ni sobrepasar el
contenido de la norma interpretada, ni contradecirla. Esto parecería un contrasentido
cuando pensamos en la jurisprudencia que declara la inconstitucionalidad de leyes
federales y/o locales, sin embargo, en estos casos la norma interpretada no es la ley
sobre cuya inconstitucionalidad se pronuncian… la norma interpretada es la Constitución
y es a partir de ésta que se determina la inconstitucionalidad de un precepto legal, inferior
y subordinado a la Constitución.
Esto nos conduce a un principio con el que resolvemos una cuestión, a menudo
evadida en la doctrina, y por supuesto, también en la jurisprudencia (lo que hasta cierto
punto es correcto, pues ésta debería evitar pronunciarse sobre temas donde tiene un
conflicto de interés). Se trata de la posición jerárquica de las tesis de jurisprudencia, al
222
amparo de la teoría de la pirámide jerarquizada de normas ideada por Hans Kelsen. Este
principio lo denominamos:
En efecto, dado que la jurisprudencia sólo es, hasta el momento, vinculante para
los jueces y juzgadores, su contexto sólo puede ocurrir dentro de un procedimiento
224
jurisdiccional y dependerá siempre de que el rector del proceso la aplique. Con estos
caracteres no puede ser sino una norma heteroaplicativa.
En otras palabras, las tesis de jurisprudencia son una fuente formal del Derecho
Mexicano que se manifiesta en forma de normas de hipótesis concreta y espectro
reducido a un contexto específico y determinado, a cargo de los tribunales facultados para
producirlas, cuyo objeto es la interpretación de normas generales aplicadas.
Volúmen LI, página 68. Amparo directo 155/61. Amado Zazueta y Zazueta. 11 de
septiembre de 1961. Cinco votos. Ponente: Juan José González Bustamante.
Nota: En el Volumen LI, página 68, esta tesis aparece bajo el rubro
"JURISPRUDENCIA, NO ES LEY EN SENTIDO ESTRICTO.".
Estos son factores que, si bien corresponden en gran parte al ámbito de la política,
no son ajenos al Derecho, dependen de éste y el Derecho de aquellos; ésta es la esencia
del Estado Democrático de Derecho. De ahí que surja y es muy válido que lo haga, la
interrogante de si más allá del argumento de autoridad que concibe la jurisprudencia
como norma inderrotable (característica que produciría indirectamente la imposibilidad de
interpretar la jurisprudencia) ¿Es viable desde un punto de vista formal, fundar una
sentencia en la interpretación de una tesis de jurisprudencia de interpretación de la Ley?
Y, si lo es, ¿hasta qué punto? Es decir, ¿Cuántos eslabones de sobre interpretación es
226
válido agregar a la cadena?, habida cuenta que cada uno nos aleja un poco más del
objeto encadenado, en este caso, la Ley.
142
Para mayor información, véase: https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/176225
143
Para mayor información, véase: https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/193748
228
No obstante, para el tema que nos ocupa sí encontramos que uno de los
principales desaciertos que ha ralentizado el desarrollo de una teoría plausible radica por
una parte en esa visión anquilosada que “se tiene” del artículo 14 Constitucional, que lejos
de interpretar diviniza el texto, desdeñando factores como el histórico, elemento
imprescindible en una interpretación sistemática, altamente relevante para descubrir su
sentido original.
un país y la de otro, o la de una región, materia), pues el concepto únicamente admite ser
entendido como unidad nominal de una multiplicidad de reglas, así sean miles de criterios
(en el sentido amplio de la palabra criterio, no como tesis porque no las hay fuera de
México), todo ese conocimiento o el conocimiento de todos ellos integra “la
jurisprudencia”, y si se elimina la mitad de esos criterios, los que quedan seguirán siendo
“la jurisprudencia”, algo así como hablar de “la probidad”, la “decencia”, conceptos
integrados por una serie de elementos que denotan una determinada cualidad en una
determinada época o contexto, no hay una probidad y otra probidad, ni ésta decencia o
aquella según cada acto decente que se produzca.
Más allá de que la historia haya sido una o la otra, en el plano estrictamente
hermenéutico, esta interpretación devolvería la congruencia a la totalidad del artículo 14,
una de la que bajo la intelección actual carece para consigo misma y la exigencia de
resolver conforme a “leyes expedidas con anterioridad al hecho” que, si aceptamos la
teoría de la norma individualizada de Bullygin, eso no sería posible.
144
El sitio de la Corte, al momento de elaborar este trabajo, contiene un apartado en el que puede
consultarse la “jurisprudencia histórica”, que es como se denomina a la que se produjo en las
primeras cuatro épocas. Una búsqueda en este apartado revela que la Jurisprudencia de esos
años sí coincidía con lo que en el resto del mundo se concibe bajo esa denominación.
232
El primer párrafo del artículo 14 señalado, al referir que a ninguna ley se dará
aplicación retroactiva en perjuicio, invariablemente sería violentado si tomamos como
fundamento la interpretación jurídica como ejercicio interpretativo, al menos en los litigios
civiles en todas sus subramas y en los administrativos donde hay tercero. Esto vendría a
echar por tierra, al menos en Derecho Mexicano, la tesis de Bullygin de que el Juez, a
falta de norma, el Juez crea la norma que necesita, para luego fundar en ella y así
resolver el conflicto de forma “no arbitraria” 145. Esto, conforme al artículo 14 constitucional
no sería admisible, pues no basta con que la resolución esté fundada en una norma de
Derecho, sino que es necesario que ésta sea anterior.
Ahora bien, ¿De dónde se obtiene que la “interpretación jurídica de la ley” deba
entenderse referida a los enunciados interpretativos llevados a cabo por los tribunales en
asuntos anteriores?
145
Bulygin, E. (2003). Los jueces ¿crean derecho?. Isonomía, (18), 7-25.
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-
02182003000100001&lng=es&tlng=es.
233
Por acertado y adelantado que resulte el criterio trasunto, la cuestión quedaría aún
inconclusa e incompleta, pues no responde: ¿Dónde quedaría entonces la interpretación
como ejercicio de desentrañar la voluntad del legislador dentro o no del artículo 14
Constitucional? En respuesta es necesario apelar a un conocimiento unánimemente
admitido en la actualidad; que la interpretación (como ejercicio interpretativo) es inherente
a la función jurisdiccional del Estado y en específico cuando se trata de la aplicación de
toda clase de normas; un requisito sine qua non de realización previa a la aplicación del
Derecho en cualquier ámbito y cualesquiera que fuera su naturaleza, por lo que resultaría
inocuo e innecesario prohibir o permitir el uso de la interpretación en sentido amplio, pues
toda norma es en principio interpretable, incluso aquellas tan claras como para ser
alcanzadas por el brocardo latino in claris non fit interpretatio pues, incluso para llegar al
146
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XVIII, Octubre de 2003,
página 1039, Aislada, Tesis: IX.1o.71 K, 183029.
235
conocimiento de que la norma goza de una claridad tal, es necesario primero haber
acudido a algún método interpretativo.
Lo que, en términos de la referida disposición, está vedado a los jueces es que sus
sentencias se funden entera o primordialmente (fundar stricto sensu) en normas que no
sean Leyes (o la Constitución o algún Tratado suscrito por el Estado mexicano) o
Jurisprudencia de interpretación de la Ley o de una norma superior a la Ley (de la
236
● Ley ordinaria (federal, local, general, nacional, etc.), propiamente dicha, en sentido
formal y material.
Y solo a falta de las anteriores o cuando ello no fuera posible, resolverá con
fundamento en un cuarto tipo de norma:
Artículo 14.- En los juicios de índole no penal, la sentencia definitiva deberá ser
conforme a la jurisprudencia de interpretación de la Ley, si sobre el tema de la litis
la hubiera, en caso contrario el juzgador acudirá a la interpretación de la Ley, o la
aplicará a la letra si fuera lo suficientemente clara. A falta de Ley, se fundará en los
principios generales del Derecho.147
Así las cosas, incluso la propia Ley queda ubicada en un segundo plano, solo para
aquellos casos en los que la jurisprudencia no se haya pronunciado ya, donde aún no
haya fijado una postura, donde no haya producido ya su propia norma. Esto tiene serias
implicaciones en otros aspectos de alto impacto jurídico los cuales abordaremos más
adelante, y en ese punto retomaremos las consideraciones aquí expuestas.
Ahora bien, esto no implica, como se había adelantado ya, que quede proscrito o
vedado para el juzgador, invocar en la argumentación de sus sentencias a normas de
naturaleza distinta como pudieran ser los reglamentos administrativos, circulares, entre
otros, pues dichas normas son admitidas en las sentencias a las que se refiere el cuarto
párrafo del artículo 14 Constitucional, lo que incluso es congruente con el hecho de que
147
Está es una propuesta del nuevo artículo.
239
los juzgadores pueden y deben valerse de los métodos interpretativos que tenga
expeditos. Lo que no está permitido es que el sentido de la sentencia se funde en ellas, o
que éstas tengan un papel determinante sobre los efectos específicos del fallo, pues
dichas normas solamente pueden figurar en forma complementaria o argumental en la
resolución, apoyando la aplicación de la norma decisiva elegida por el Juzgador.
3.8 La Teoría de los Usos Propios e Impropios de las Normas Generales como
Criterio para Determinar la Función que Cumple la Cita de una Determinada Tesis
de Jurisprudencia en una Determinada Resolución Jurisdiccional.
El juzgador, al resolver, debe fundar el sentido de su determinación ya sea en la
Ley o en Jurisprudencia de Interpretación de la Ley (o de normas de mayor jerarquía), la
que, como hemos visto, adquiere la jerarquía de la Ley o de la norma que interpreta (a
excepción de la Constitución y de cualquier norma a la par de ésta) sin que esto signifique
que la jurisprudencia se vuelva Ley y menos aún, que se vuelva norma Constitucional o
Ley Suprema, aunque en cuanto al contenido de la norma pueda estimarse que, atender a
lo dispuesto en una norma jurisprudencial de interpretación de la Ley, es atender a la Ley
y hacia abajo debe operar igual, no hacia arriba, aunque en este caso, ello es
consecuencia de la naturaleza de la Constitución y los Tratados, no de la de la
Jurisprudencia.
sentencias, para convencer a las partes de que el resultado alcanzado es el que corresponde
conforme a Derecho y especialmente a la parte que perjudica la sentencia. Convencer o crear
convicción en las partes escapa con facilidad a función jurisdiccional, cuya labor consiste en
resolver, explicar cómo llegó a esa conclusión, lo que en esencia se cumple expresando la norma
aplicable y los razonamientos que demuestren que esa es la norma que resulta aplicable a las
circunstancias específicas que presenta el caso. Y la labor del litigante es esta misma, pero desde
su perspectiva en la que se propone la salida del litigante, por más que su planteamiento presente
una solución, no estará motivando, pues carece de autoridad para dictar determinaciones, que son
a las que recae la motivación. Asimismo, hablar de argumentar cuando la determinación ya está
tomada, resulta intrínsecamente ocioso. Finalmente, la realidad habla por sí sola; la parte no
favorecida con la resolución recurre la sentencia cuando puede hacerlo y cuando no lo hace, rara
vez es así porque la sentencia le dio buenas razones para no exigir aquello a lo que sintió tener
derecho, lo suficiente como para enfrascarse en una batalla legal. El beneficio que recibe la parte
cuando el juez cumple con su deber de motivar es entender la resolución, no para convencerse y
dejarse morir, sino para estar en aptitud de combatirla eficientemente o y solo en el caso de que
nada no sea recurrible, entonces pudiera ayudarle a entender cómo funciona el Derecho, en qué
condiciones sería procedente conceder la pretensión que dedujo, cuales son los verdaderos
alcances de su derecho, ante quién debe ejercer esa acción o ante quién no hacerlo, en esos
casos cualquier enseñanza es buena, pero, si en última instancia ninguna encuentra el afectado, la
sentencia igual cumplió su objetivo primario y el único que está obligada a servir.
241
de los conflictos de normas en el tiempo y por foro) pero sí podrían figurar en los
razonamientos demostrativos, siempre que la cita sea relevante, conduzca a la
demostración de la aplicabilidad de la norma que se estima aplicable y que, en todo caso
se identifique con claridad cuál es la norma aplicada.
De ahí que, no por el hecho de que en la resolución aparece citada una tesis de
jurisprudencia significa que el juzgador esté aplicándola o que la resolución se encuentre
fundada en dicha tesis.
Cierto es que la vocación natural de toda norma jurídica radica en ser obedecida
y/o aplicada, de manera que cuando las autoridades las aplican o los particulares las
obedecen de forma espontánea, se puede decir que la norma sirve a los usos propios que
corresponden a las normas de índole jurídica. De hecho, estas dos acciones son la forma
en que tradicionalmente suele explicarse la eficacia de las normas jurídicas.
impropios” de las normas de Derecho? Bien, en principio debe aclararse que esto nada
tiene que ver con los “usos alternativos del Derecho” referidos generalmente en los
trabajos sobre las distintas técnicas de interpretación jurídica, en donde son identificados
con el objetivo nivelador de las leyes tutelares como la Ley Federal del Trabajo.
Para definir eso a lo que sí nos referimos, debemos partir del concepto
generalizado de la eficacia jurídica, que por nuestra parte identificamos con lo que debe
entenderse por “usos propios” de las normas:
1. Que no sea posible hallar un verdadero nexo de utilidad para la resolución del
asunto (en el caso de sentencias), o de la petición (en una resolución de trámite u
otra) vg. Acreditar un extremo que no forma parte de la litis.
2. Que la cita o referencia a la norma sea para explicar la aplicabilidad de la(s)
diversa(s) normas con fundamento en la(s) cual(es) se pronuncia sobre en la
materia de la resolución.
ejerce esas facultades que son propias del Estado, tiene el carácter de autoridad. Si lleva a cabo
esas acciones sin gozar de esa representación parcial y específica conferida por el Estado, muy
probablemente lo que hace se denomine con mayor exactitud “delincuencia” antes que “acto de
aplicación de la Ley”.
244
Con esta visión del catálogo de disposiciones como sistema normativo se afirma
que una norma prueba su eficacia no solo cuando es acatada voluntariamente por la
sociedad o cuando es aplicada por la autoridad competente, esto es, cuando obtiene su
propia realización sirviendo a usos propios, sino también cuando, sirve por usos
impropios, dando lugar a “la realización” de una norma diversa, al ser tomada,
interpretada y empleada por el juzgador como elemento en la construcción de un
razonamiento plausible con el que justifica la aplicación de una norma diversa que estima,
es la que resulta aplicable al caso.
3. Podría también darse el caso que no haga una ni otra cosa, aquí estaríamos en el
supuesto referido con el inciso 1 antes expuesto, donde no es posible advertir un
nexo de utilidad entre la tesis citada y lo resuelto por el juez a la materia de la
determinación o la demostración de aplicabilidad de la diversa norma con
fundamento en la cual resuelve. Lamentablemente esto es más común de lo que
podría sugerir la sana lógica, y aunque las Leyes no lo autorizan expresamente,
tampoco lo prohíben. Esto, a pesar de ir en contra de la seguridad jurídica que
toda manifestación del poder del Estado le debe a los gobernados, ha sido
entendido en la jurisprudencia e incluso en algunos sectores de la Doctrina como
un derecho a favor de los jueces, de forma similar a las libertades de los
particulares. De modo que éstos se han concedido a sí mismos, la libertad de
introducir afirmaciones irrelevantes, innecesarias e inconducentes a la sentencia,
sin que esto afecte la validez del acto, siempre y cuando efectivamente sean
irrelevantes e inconducentes, es decir, que no produzcan ningún efecto pernicioso
personal y directo a ninguna de las partes.
246
Esto es así, porque resultaría imposible y contrario a la sana lógica que debiera
motivarse la motivación misma, lo que, si bien pareciera ser el mismo caso que al hablar
de “interpretar la interpretación” de las tesis de jurisprudencia, lo cierto es que no es así,
porque la interpretación sí recae sobre toda norma, y las tesis de jurisprudencia tienen
esta naturaleza normativa. En cambio, la motivación recae, no a la norma, sino a la
aplicación de ésta, de tal suerte que, es válido afirmar que la fundamentación es un
requisito sine qua non, un presupuesto fáctico essentialis para cumplir con la motivación,
pues es a ésta, a la fundamentación y no a la norma en sí, ni a la decisión jurisdiccional
por sí sola, a lo que recae la motivación. Este criterio ya fue expresado en tesis emitida
por el entonces Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito.
Hemos visto entonces que, por tratarse de normas generales que recogen la
interpretación que de la Ley se ha producido siguiendo las formas del orden jurídico,
entiéndase, la que han producido los tribunales en sede jurisdiccional, mediante en los
procedimientos ante ellos ventilados, es constitucionalmente válido que las tesis de
jurisprudencia constituyan la fundamentación en las resoluciones judiciales, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 14 Constitucional, pues en su correcta
interpretación, la referencia a la “interpretación jurídica” debe entenderse respecto a estas
normas producidas por los tribunales de Amparo facultados para ello de ahí que sí se
150
Octava Época, Semanario Judicial de la Federación. Tomo I, Segunda Parte-1, Enero Junio de
1988, página 146, Aislada, 231062.
151
TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO TERCER CIRCUITO. Amparo en revisión 618/87.
Sabino Ordaz Pacheco. 28 de enero de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Robustiano Ruiz
Martínez. Secretaria: Rosalía Moreno Ruiz. Véase: Jurisprudencia 373, página 636, Segunda Sala,
Apéndice 1917- 85.
248
El papel en las resoluciones jurisdiccionales es, por usos propios, el mismo que
corresponde a la Ley Suprema u ordinaria, el de proveer fundamentación y siempre que
aparezcan cumpliendo esta finalidad deberán entenderse aplicadas, lo que genera como
consecuencia el requisito que obliga al juzgador a motivar la aplicación de cualquier
norma, esto es, de proveer una explicación razonable y suficiente del por qué en el caso
concreto procede resolver conforme a la tesis que estimó aplicable.
Esto implica que, en ningún caso, la misma tesis u otra que sostenga lo mismo,
podrá figurar como fundamentación y como motivación a la vez, las tesis de jurisprudencia
individualmente concebidas, al ser aplicadas, no puede motivarse a sí mismas, pero sí
pueden participar en la motivación de la o las otras que se apliquen.
una teoría general que defina claramente con un razonamiento sólido y robusto que la
aplicación de tesis de aisladas o de jurisprudencia en las sentencias deba motivarse en la
misma forma en que se debe hacer con los preceptos de la Ley según el principio de
legalidad. Esto nos obliga a reevaluar nuestra posición con respecto a la polémica
afirmación de Kelsen, en el sentido de que no es posible diferenciar el acto o la función
jurisdiccional del acto de la función administrativa del Estado, que en principio pareciera
disparatada, en tanto que sí existen diferencias, algunas de ellas muy notorias. Sin
embargo, desde la perspectiva de una “teoría pura”, y apelando a la lógica subyacente en
ésta, la de sustraer del Derecho todas aquellas valoraciones que no pertenecen
estrictamente al ámbito jurídico, limitándose a la estimación de los elementos
“jurídicamente relevantes”, encontramos que la afirmación del austríaco no es
desacertada para efectos del cumplimiento de la obligación de fundar y motivar sus
determinaciones el Estado, tanto cuando aplica la Ley por conducto del ejecutivo como
cuando lo hace por medio de la rama jurisdiccional, resolviendo conflictos entre partes
beligerantes.
También, que más allá de los motivos que haya tenido la Corte para emitir criterios
unánimes de ida, de vuelta y de regreso sobre la aceptación o negación de la naturaleza
jurídica normativa de la jurisprudencia, lo cierto es que si se pretende dar una respuesta
congruente y estable que valide y sostenga la posición de la jurisprudencia como fuente
de Derecho en las sentencias, no puede sino aceptarse que las tesis de jurisprudencia
poseen las mismas características de generalidad y abstracción que poseen las Leyes, y
que, para todo efecto, deben ser consideradas como lo que son, normas generales.
También que la introducción de la porción normativa que hoy ocupa los párrafos
undécimo y duodécimo del artículo 94 Constitucional, introducida en principio como primer
párrafo de la fracción XIII del artículo 107 Constitucional, incorporada al texto de la Carta
Magna en 1951, no es la norma habilitante original de las normas generales de
interpretación judicial de la Ley, que llamamos “jurisprudencias”, “tesis de jurisprudencia”
como una forma válida para fundar las resoluciones jurisdiccionales, que si así se
entendiera, quedarían fuera de norma, más de 30 años de producción de criterios, lo que
suma aproximadamente 100,000 tesis.
En ningún caso, la misma tesis u otra que sostenga lo mismo, podrá figurar como
fundamentación y como motivación a la vez, las tesis de jurisprudencia individualmente
concebidas, al ser aplicadas, no puede motivarse a sí mismas, pero si pueden participar
en la motivación de la o las que se apliquen, ni será exigible motivar las tesis cuando
éstas aparezcan citadas, pero no aplicadas sino por usos impropios, como parte de la
motivación.
Esto de ninguna manera limita la posibilidad de que el juzgador utilice las
herramientas de interpretación para desentrañar la intención del legislador, del
constituyente, o del emisor o suscriptor del tratado o el sentido correcto del criterio
jurisprudencial o aislado de que se trate. Por el contrario, esa facultad de interpretar las
leyes y cualquier otra clase de normas generales es una condición sine qua non, y un
atributo inalienable de la función jurisdiccional que llevan a cabo los tribunales, por lo que,
su inclusión en una norma Constitucional carecería de justificación del mismo modo que
establezca que podrá usar plumas o libretas para hacer apuntes, o una que obligara a las
personas a respirar o a parpadear.
Las tesis que versan sobre disposiciones administrativas inferiores a la Ley, y las
que interpretan otras tesis de jurisprudencia, no están prohibidas en la segunda fase, una
vez que se ha determinado que no existe disposición legal o jurisprudencia de
interpretación de Ley aplicable al caso, y en la primera fase, están permitidas pero no
pueden fundar enteramente ni determinar el contenido de la resolución, sino que
únicamente podrán tener un carácter complementario y/o argumental, para fortalecer la
aplicación de la norma en que se funde la resolución, es decir, en la motivación.
En este punto ya hemos elaborado teorías a partir de las cuales podemos tasar y
determinar sí una sentencia por cuanto al empleo de tesis jurisprudenciales puede
estimarse en principio apegada a nuestra constitución y los parámetros para determinar
en cada caso si la invocación de dichas tesis requeriría o no ser motivada, al tiempo que
hemos visto los problemas surgidos en la práctica a causa de la falta de una base teórica
sólida y estable. Derribamos mitos, vencimos tabúes, reparamos concepciones erróneas,
consolidamos la constitucionalidad de nuestro muy sui generis modelo jurisprudencial,
aportaciones de sumo valiosas en el hoy infravalorado ámbito teórico. Suficiente con la
teoría, ahora es momento de ponerlas a prueba, y descubrir si funcionan para un efecto
sobre el que, hoy en día no ha sido elaborada una teoría sólida; justamente una que sirva
para determinar cuándo y cómo el juzgador ha colmado satisfactoriamente su obligación
de fundar y motivar sus resoluciones, específicamente por lo que respecta al uso de tesis
de jurisprudencia.
4.2 Recapitulación
En el capítulo anterior establecimos que los juzgadores pueden emplear tesis de
jurisprudencia en sus resoluciones, ya sea que se trate de sentencias o de resoluciones
dictadas durante el trámite de los asuntos sujetos ante su potestad, que esto es
258
Hemos visto que, aun cuando nuestros tribunales han hecho extensiva la actividad
jurisprudencial a la interpretación de normas derivadas de la Ley como los reglamentos o
las propias tesis de jurisprudencia, sólo la jurisprudencia de interpretación de las leyes, de
la Constitución o de los Tratados Internacionales puede válidamente fundamentar una
resolución jurisdiccional. Las demás también pueden llegar a figurar en las sentencias,
pero únicamente en el ámbito de la motivación, esto es, para justificar la aplicabilidad de
otra norma apta para fundar la sentencia, pero no constituir el fundamento por sí mismas,
fenómeno que explicamos bajo la teoría de los usos impropios de las normas.
Por último, establecimos que cuando se emplea una tesis de interpretación como
fundamento de la resolución jurisdiccional, se entenderá que la tesis de interpretación ha
sido aplicada y cuando esto ocurre, requerirá que el juzgador motive su aplicación
expresando los razonamientos correspondientes con los que justifique que la misma
resulta aplicable al caso concreto por lo que debe producirse el resultado previsto en ella
y usualmente el propio juzgador, para facilitar la inteligibilidad de sus determinaciones,
hará una clara referencia ésta como la norma fundamental de la determinación, utilizando
conectores lógicos de causa – efecto antes o después de aquella, como: “con fundamento
en”, “por lo anterior” o similares. Y que, por el contrario, sí la tesis figura en la parte
argumentativa y no como la norma aplicable ni como factor determinante del sentido de la
resolución o sus efectos entonces, no requerirá de motivación pues la tesis en sí misma
estará desempeñando esa función. En esa medida, dejamos sentado que la misma tesis
no puede cumplir ambas funciones (fundamentación y motivación), o cumple una o
cumple la otra. Es común que el juzgador las utilice como la confirmación de alguna de las
premisas que darán pie a la aplicación de la norma fundamento. Cuando el juzgador es
diligente y actúa de buena fe, regularmente será fácil distinguir si una disposición legal o
una tesis en el cuerpo de la resolución cumplen una función argumental o fundamental.
Pero este no siempre será el caso y las causas humanas de esto pudieran ser tan
variadas como pueda pensarse.
4.3 Caso 1. Caso Límite. Auto de trámite, que niega acceso al expediente
electrónico, invocando como fundamento un “criterio” de la SCJN del que no se
proporcionan datos que lo identifiquen, ni se transcribe y tampoco se motiva.
4.3.1 Análisis
En este auto de trámite, encontramos que, en respuesta a la petición del
autorizado de la parte quejosa, recae una respuesta en sentido negativo en la que no se
observa ningún elemento de los que hemos establecido con anterioridad, pues no se
invoca la Ley o una Jurisprudencia de Interpretación de la Ley, y tampoco se aplican los
principios generales del Derecho. Solo hace referencia a que “la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, ya ha establecido criterio”.
152
Suprema Corte de Justicia de la Nación. (2021). Recurso de Queja (concluido) derivado de
amparo indirecto. Expediente: 71/2020.
262
bastante más rápido solicitar al cliente la firma y promover la solicitud a su nombre, pero,
si esto no fuera posible, el recurso procedente sería el mencionado.
Pero, si suponemos que el criterio al que trata de aludir el auto, está contenido en
una tesis de jurisprudencia, aislada u obligatoria y si la misma hubiera sido transcrita en el
cuerpo de la resolución, evidentemente, al coincidir con el resultado alcanzado en la
resolución, estaríamos en el caso de una tesis que figura como fundamentación y no
como motivación y por lo tanto requeriría de una motivación expresa, la cual
probablemente ya esté hecha en el auto, pero no es posible afirmarlo con certeza pues,
es imposible determinar si la resolución está motivada si no se ha expresado el
fundamento, en la medida que la motivación implica justificar o acreditar la subsunción de
los hechos a la norma, de modo que a falta de expresión de la norma, no es posible hacer
o verificar subsunción alguna.
Extracto “A”:
“De lo que se colige que, la motivación y fundamentación vertida por la
demandada a efecto de imponer la multa relativa no se ajusta a derecho, tomando
en cuenta que no se invocó el precepto legal que establezca las operaciones que,
calificadas como vulnerables, dan origen a la obligación de presentar los avisos a
que alude la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con
Recursos de Procedencia Ilícita, para efecto de considerar que el incumplimiento
que se le imputa a la actora con motivo del requerimiento formulado con la
finalidad de que procediera a la presentación de los mismos, configuraba la
infracción prevista en el artículo 53, primer párrafo, de la Ley Federal para la
Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y,
por tanto, generaba la sanción contemplada en el diverso 54, primer párrafo,
fracción I, del mismo Ordenamiento. Así, la omisión de mérito conlleva que el acto
de autoridad impugnado adolezca del requisito de la debida fundamentación y
motivación, establecido en los artículos 16 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y 3°, de la Ley Federal de Procedimiento
Administrativo, en tanto que para efectos de considerar que la promovente incurrió
en el incumplimiento que se le atribuye, a saber, en la omisión de atender el
requerimiento con número de control V1AV031700321R, notificado el 8 de agosto
de 2017, resultaba necesario que la demandada precisara, además de los
elementos que le permitieron concluir que incurrió en la conducta infractora, los
dispositivos legales de cuyo contenido se advierta que estaba sujeta a la
presentación de los avisos a que alude el artículo 18 de la Ley Federal para la
Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita,
por los cuales se giró el requerimiento cuyo incumplimiento originó que a la
posterioridad fuera sancionada con la imposición de la multa combatida, en el
entendido de que no puede sancionársele por la presentación de una obligación
de la cual no se acreditó fehacientemente que tuviera la carga de atender, lo que
genera que la fundamentación y motivación plasmada en la resolución
controvertida sea insuficiente para sustentar la legalidad de la multa cuestionada la
que, por tratarse de una sanción, debe basarse en el principio de tipicidad de la
conducta infractora para determinar la responsabilidad correspondiente, lo que no
acontece en la especie, al no haberse circunstanciado los hechos que tuvo en
265
Extracto “B”
Ahora bien, toda vez que el derecho administrativo sancionador y el derecho penal
son manifestaciones de la potestad punitiva del Estado y dada la unidad de ésta,
en la interpretación constitucional de los principios del derecho administrativo
sancionador debe acudirse al aducido principio de tipicidad, normalmente referido
a la materia penal, haciéndolo extensivo a las infracciones y sanciones
administrativas, de modo tal que si cierta disposición administrativa establece una
153
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (2017). Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo. https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFPCA_270117.pdf
267
154
Suprema Corte de Justicia de la Nación. (1989). Competencia. Es Necesario Fundarla en el
Texto Mismo del Acto de Molestia. Tercera Parte, Volumen II, Página 1037.
155
Quinta Época. FUNDAMENTACIÓN DE LA RESOLUCIÓN IMPUGNADA.- NO PUEDE
MEJORARSE EN LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA. Revista Oficial número 48, Tribunal
Federal de Justicia Administrativa. Año IV, diciembre de 2004, página 311.
270
Sin embargo, en el caso de la primera, en modo alguno puede ésta soportar los
efectos dados por el tribunal a la nulidad decretada, esto es, dejar a la autoridad en la
libertad de insistir en imponer o no sanción respecto a los mismos hechos, en principio
porque la tesis se refiere a un supuesto diferente al del caso, pero incluso, si se
considerara aplicable por analogía, el resultado debió haber sido que se impidiera a
la autoridad a insistir en una sanción por los mismos hechos, pues este es el sentido
de la jurisprudencia de ahí que no tenga mucho sentido invocarla en el sentido que
lo hace el juzgador, si la conclusión a la que arriba es la diametralmente opuesta.
Para el caso de esta tesis en este contexto y en esta sentencia, podría ser
expresado como:
● Falta de fundamentación. Partiendo del hecho de que esta tesis no soporta ese
Extracto “C”
En consecuencia, al resultar fundada la causal de impugnación analizada, esta
Instrucción considera innecesario entrar al estudio de los restantes conceptos de
anulación, toda vez que cualquiera que fuera el resultado, no variaría el sentido del
presente fallo, lo que es acorde a la Jurisprudencia I.2o.A. J/23, emitida por el Segundo
Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, consultable en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, tomo X, agosto de mil
novecientos noventa y nueve, página 647, que prescribe lo siguiente:
Véase que la tesis refiere que debe ponderarse en cada caso, atendiendo a la
naturaleza de la litis, para estimar el perjuicio real que pudiera ocasionarse a la actora
con la falta de estudio del resto de los argumentos a fin de determinar si ésta resultaría o
no inocua. De modo que, la debida aplicación de esta tesis requeriría cuando menos una
156
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo X, agosto de mil
novecientos noventa y nueve, página 647, I.2o.A. J/23.
272
ponderación, así fuera mínima de por qué en este caso y con ésta litis, sería inocuo entrar
al estudio de los demás conceptos pero de ninguna manera puede suplirse éste con la
mera transcripción de la tesis, habida cuenta que en el caso de ésta en particular, se trata
de una fórmula vacía que no se refiere solo a uno sino a dos casos y dos escenarios
posibles y la única solución univoca dada en la misma, es justamente la necesidad de
llevar a cabo esa estimación de la litis para poder con elementos, determinar que,
efectivamente, a ningún resultado práctico podría conducir el análisis de los conceptos
restantes.
Para el caso de esta tesis en este contexto y en esta sentencia, podría ser
expresado como:
favorece su argumento.
Extracto “A”
“Efectivamente, en los conceptos de violación segundo y sexto hace valer la
inconstitucionalidad de los artículos 25, párrafo segundo, y 281 de la Ley del
Seguro Social, por violar el principio de proporcionalidad tributaria, así como el de
legalidad, previstos por el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
Estamos claramente ante un caso donde la tesis sirve a usos propios, hay
correspondencia entre la consecuencia prevista en la norma con una de las
determinaciones en la sentencia, específicamente, la de no proceder al estudio de los
planteamientos de inconstitucionalidad de normas generales hecho por la parte quejosa.
Esto conduce a que sí hay aplicación de la tesis, y por ende, ésta forma parte de la
fundamentación, siendo así no puede cumplir la función de motivar, sino que exige del
juzgador una motivación específica en el fallo.
todo momento ahorrar texto ocioso, antes que omitir aspectos jurídicos determinantes
específicos del caso para la cabal comprensión de lo sentenciado, se omitiría, por
ejemplo, la justificación sobre la no transcripción de los conceptos de violación, que
resulta absolutamente ociosa, máxime considerando que ningún alegato refirió la
sentencia estar hecho valer a ese respecto en la demanda, por lo que ello resulta
totalmente ajeno a la litis.
El texto completo de la tesis es el siguiente:
En cuanto al inciso “b”, además de exigir entrar en terreno especulativo sin ningún
provecho, el amparo indirecto y el directo tienen una mecánica distinta, tan es así que en
el caso del segundo, el acto reclamado no es la Ley sino la sentencia y, si bien, algunas
causales de improcedencia se han tomado del indirecto para la inoperancia en el Directo,
278
esto no implica que, ex profeso pueda generalizarse en una regla absoluta ni extenderse
hacia todas las posibles causas de improcedencia en el indirecto contra leyes y normas
generales.
159
Inaplicabilidad stricto sensu
279
Extracto “A”:
que sean materia de otro juicio de amparo pendiente de resolución promovido por
el mismo quejoso, contra las mismas autoridades y por el propio acto reclamado,
aunque las violaciones constitucionales sean diversas.
Debe destacarse que la premisa sobre la que descansa la hipótesis legal que se
comenta es el principio de preclusión que rige al juicio de amparo, conforme al
cual, la inconstitucionalidad de un acto sólo puede impugnarse una sola
ocasión, por lo que no es válido que el quejoso pretenda perfeccionar su
acción constitucional con la presentación de una segunda demanda o más.
Para ello durante la vigencia de la Ley de Amparo abrogada, la jurisprudencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación previó la figura de la ampliación de la
demanda, la cual, no obstante, se sujetaba a ciertos requisitos ahora previstos en
el artículo 111 de la ley de la materia vigente.
161
Quinta Época, Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tomo CIII, página 2899, 310391.
282
162
Décima Época, Suprema Corte de Justicia de la Nación y su Gaceta, Libro 63, Tomo III, Página
3029, 2019187.
284
que merece valor probatorio en términos de los numerales 129, 197 y 202 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de
Amparo según su numeral 2o, cuyo alcance demostrativo acredita los actos
reclamados y las autoridades responsables señalados por la parte quejosa en la
demanda que dio origen al juicio de amparo 1479/2019 radicado en el Juzgado
Segundo de Distrito en Materia Administrativa en el Estado de Nuevo León. En
cuanto al tercero de los requisitos para actualizar la causa de improcedencia
(reclamar los mismos actos o normas), es posible apreciar en la siguiente tabla los
actos reclamados en ambos juicios de amparo:
Actos reclamados en la demanda del juicio de Actos reclamados en la demanda del juicio de
amparo 104/2020 del Juzgado Primero de amparo 1479/2019 del Juzgado Segundo de
Distrito en Materia Administrativa en el Estado Distrito en Materia Administrativa en el
de Nuevo León Estado de Nuevo León
Reglamento para la prestación del Servicio de Reglamento para la prestación del Servicio
Agua y Drenaje, artículos 6, 16, 17 y 18. de Agua y Drenaje, artículos 6, 16, 17 y 18
El Acuerdo por el cual se aprueba la reforma por El Acuerdo por el cual se aprueba la reforma
modificación al artículo primero del acuerdo por modificación al artículo primero del
administrativo de tarifa 2003, para la zona acuerdo administrativo de tarifa 2003, para la
conurbada del área metropolitana de Monterrey zona conurbada del área metropolitana de
y al artículo Primero del acuerdo administrativo Monterrey y al artículo Primero del acuerdo
de tarifa 2003, publicado el 28 de diciembre de administrativo de tarifa 2003, publicado el 28
2007, artículos 1 a 4. de diciembre de 2007.
Las Bases Generales o Lineamientos de las Las Bases Generales o Lineamientos de las
Cuotas de Aportación para Infraestructura Cuotas de Aportación para Infraestructura
determinadas por el Consejo de Administración determinadas por el Consejo de
de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey, Administración de Servicios de Agua y
párrafo 2.3 Locales Comerciales e Industriales. Drenaje de Monterrey, párrafo 2.3 Locales
Además, su inclusión en la cláusula quinta del Comerciales e Industriales. Además, su
contrato de adhesión. inclusión en la cláusula quinta del contrato de
adhesión.
Ley que crea una Institución Pública Ley que crea una Institución Pública
Descentralizada con Personalidad Jurídica Descentralizada con Personalidad Jurídica
Propia y con domicilio en la ciudad de Propia y con domicilio en la ciudad de
Monterrey que se denominará Servicios de Monterrey que se denominará Servicios de
Agua y Drenaje de Monterrey; artículos 10, 17, 3 Agua y Drenaje de Monterrey; artículos 10 y
incisos d), e) y f). 17.
Ley de Agua Potable y Saneamiento del Estado Ley de Agua Potable y Saneamiento del
de Nuevo León, artículos 43, fracción III, 44 y Estado de Nuevo León, artículo 43 fracción
transitorio quinto III.
Ahora bien, ¿en qué radica el hecho de que se trate de una motivación indebida?
En primer término, debe decirse que quien elaboró esta resolución, en muchos sentidos
hizo un buen trabajo. No estamos ante una falta de motivación sino ante un error en cierta
medida inducido por la autoridad responsable, pero que termina siendo imputable al
juzgador que emite la sentencia, al no verificar los detalles y la completitud de la
información que parcialmente le presentó aquella.
demanda de amparo contra actos que son una consecuencia legal de los
reclamados en la primera demanda, si se tuvo conocimiento de aquéllos con
posterioridad de los originalmente reclamados y ya no se pudo ampliar la demanda
por haberse celebrado la audiencia constitucional.
amparo, diverso pero relacionado con los reclamados; sin embargo, no es la única que
puede presentarse en el plano de los hechos, pues pero no agota todas las causas por las
que de hecho podría darse el caso que no fuera posible ampliar y justamente se presenta
en este caso en el que, indebidamente había determinado el juez de distrito desechar una
ampliación bajo el argumento de que no podía modificarse la litis porque ya estaba
cerrada. Esto en sí mismo representa un impedimento para ampliar en ese juicio, al
menos hasta tanto se resolviera el recurso de queja promovido en contra de esa
determinación.
La inclusión jurisprudencial que refiere el Juez sí ocurrió, pero hasta 2003, cuando
finalmente la Corte alcanzó consenso en cuanto a los términos para la procedencia de la
ampliación, mismos que se incorporaron a la Ley de Amparo actual, y que resultan muy
distintos a los de 1949 como se observa en este precedente de la Quinta Época.
Recordemos, a propósito, que en dicha época no podrían haberse producido tesis de
jurisprudencia obligatorias, solo tesis aisladas, lo que pone de relieve la inexactitud
contextual señalada:
La pérdida de contexto temporal de las tesis es uno de los errores más comunes
cuando se trata de aplicación de éstas y en ello la propia Suprema Corte de Justicia de la
Nación lleva también una buena dosis de responsabilidad dada la continua acumulación
compulsiva de criterios por un lado y por el otro, la falta de mecanismos periódicos de
revisión y depuración o por lo menos, de señalamiento de cuáles criterios han quedado en
la obsolescencia, por motivos diversos a la contradicción de tesis. De hecho, el criterio de
la Corte es que la jurisprudencia conserva su obligatoriedad a pesar de haberse emitido
sin observar los presupuestos que dispone la Ley de Amparo, pero no puede observarse
si no ha cumplido el requisito y el procedimiento que la Ley dispone para estimarla
superada, lo que resulta no solo dispar a lo establecido en el 94 Constitucional, sino que
lo contradice diametralmente.
164
Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación, Tomo CV, Página: 1833, Aislada, 369225.
292
Esto nos lleva a una última parte del análisis de la indebida aplicación de la
jurisprudencia en la sentencia que nos encontramos analizando. La indebida motivación
en la aplicación de jurisprudencia no solo puede presentarse en forma de actos positivos,
sino también bajo la modalidad de la omisión, esto es, cuando, existiendo jurisprudencia
vinculante en un determinado aspecto que deba ser abordado o que simplemente se
aborde en la sentencia, éste sea ignorado, pasado por alto o incluso contradicho
expresamente empleando un criterio no vinculante o de menor jerarquía, o incluso sin
expresión de un fundamento en sí, sino meramente actuando en contra como lo
determina el precedente obligatorio en cuestión.
Sólo podrá presentarse una segunda demanda de amparo contra actos que
son una consecuencia legal de los reclamados en la primera demanda, si se tuvo
conocimiento de aquéllos con posterioridad de los originalmente reclamados
y ya no se pudo ampliar la demanda por haberse celebrado la audiencia
constitucional.
Sin embargo, este criterio ni siquiera debería existir; nunca debió siquiera
publicarse, pues dicho precedente entra en franco conflicto tanto con la Ley de Amparo
como con la jurisprudencia de la Segunda Sala, producida previamente, durante la misma
10ª época:
servidor público tendrá las siguientes obligaciones: I. Cumplir el servicio que le sea
encomendado y abstenerse de cualquier acto u omisión que cause la suspensión o
deficiencia en dicho servicio o implique abuso o ejercicio indebido de un empleo
cargo o comisión.166
166
Consejo de la Judicatura Federal (CJF). (2022). Criterios en Materia Disciplinaria del CJF.
https://www.cjf.gob.mx/apps/criteriossed/PDFCriterioNum?NumeroCriterio=2
297
Sirve de base para el estudio de esta, tener en cuenta que la relación contractual que
nace del suministro y uso de energía eléctrica, entre la Comisión Federal de Electricidad y
el particular, históricamente se ha clasificado como de naturaleza administrativa, por el
hecho de ser la Comisión un ente del gobierno que fondea sus actividades, de control,
generación, transmisión y comercialización de energía, con los recursos públicos que el
mismo Estado destina a ella para su funcionamiento. A pesar de ello, en dos mil diecisiete
a través de reforma Constitucional se reformó la naturaleza jurídica de la misma y se le
denominó empresa productiva del estado, representando un nuevo paradigma en materia
energética en el país.
La autoridad responsable hace uso de un criterio que, si bien tenía relación directa
y vinculante con las pretensiones del accionante, no debía de aplicarse en forma
retroactiva, en total perjuicio del justiciable. Al corresponder a un criterio que fue publicado
con posterioridad a la presentación de la demanda de nulidad. Considerando que el
criterio que prevalecía por temporalidad y por consistir en el criterio más favorecedor para
la parte actora, era la tesis que contiene lo siguiente:
167
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Segunda Sala. Décima Época. 2009410. 2a.
XLII/2015 (10a.). Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 19, Junio de 2015, 1071.
299
para justificar sus decisiones. Dando como resultado, fallos tendientes a impugnarse por
la falta de adecuada fundamentación y motivación de criterios, que dejaron a un lado la
norma que más protegía al gobernado. En eso es puntual la Ley de Amparo al determinar
los casos en que las tesis aisladas son aptas para constituir jurisprudencia por reiteración
de criterios, y éste no era el caso de las tesis aisladas aplicadas, en ese preciso
momento, por no haber alcanzado la cantidad de votos que exige la norma, ni haber
constatado en cinco sentencias interrumpidas sustentando el mismo criterio.
Se escudriñe esta primera sentencia, por la verdad jurídica que impera en ella, al valer
como última instancia que contaba con la facultad de resolver sobre la indebida aplicación
y ausencia de interpretación, de la jurisprudencia que se usó como fundamento para
desechar la demanda de nulidad interpuesta ante el entonces llamado Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa, aunado a las características propias de la jurisprudencia
por lo que se aterriza toda aquella información, en el caso concreto.
169
EZQUIAGA, F en MALEM, J. El error judicial. La formación de los jueces. Fundación Coloquio
Jurídico Europeo. Madrid, 2009
302
Al aplicarlo se revela que los juzgadores tienen una noción de cuándo deben
motivar, sin embargo, la falta de un método que específicamente les oriente con
seguridad genera la tentación de sobre argumentar, e incluso, protegerse
innecesariamente de contraargumentos futuros, lo que, si se mantuviera como un
estándar volvería un tanto más tediosa la labor de producir sentencias, como la de leerlas
y combatirlas, por lo que un método como el propuesto, concentraría los esmeros de
magistrados, jueces y secretarios en los aspectos donde se requieren, produciendo
sentencias concisas y que fácilmente pueda una instancia superior ya sea confirmar o
revocar.
Finalmente, resulta palmario que los no existe una guía ni una disposición en la
Ley como la que existía en su momento, en la que se conminaba al juzgador a
pronunciarse y justificar la aplicabilidad de los precedentes jurisprudenciales que invoquen
304
Conclusiones Generales
Ahora bien, en el mundo del “deber ser” ¿Qué tan apropiado resulta en un orden
jurídico, contar con una jurisprudencia con estas características exorbitantes? Tomando
en cuenta de que somos el único Estado Nación con una jurisprudencia con estos
atributos, la anterior es una pregunta sobre cuya respuesta estamos obligados a
reflexionar los profesionales que hacemos la praxis del Derecho mexicano.
Basta con extender un poco más esta lógica sin sentido, donde, suponiendo que
algún día efectivamente llegaran a entrar en funciones los Plenos Regionales, lo que
seguiría sería instalar Plenos Cardinales, para el Sur, Norte, Este y Oeste y así
sucesivamente, dando lugar a una proliferación cada vez mayor de “verdades legales” y
de normas “obligatorias”, alejando cada vez más al problema de la solución definitiva,
ensanchando el intervalo temporal y con ello el número de asuntos con una tramitación
angustiosa para ambas partes o solo para el particular en materia administrativa, al no
poder anticipar en qué sentido podrá resolverse, si la sentencia se dictará antes o
después de que la Corte resuelva si ya está planteada la contradicción de criterios o si
acaso alguno de los sujetos (todos públicos) tendrá la bondad de denunciarla, sabiendo
que la única manera en que se le permitiera hacerlo, sería cuando ya sea demasiado
tarde para que le alcance siquiera una mínima porción de esa justicia, es decir, cuando su
propio asunto haya sido fallado y se convierta en uno de los criterios contendientes.
307
Dicha tesis será “obligatoria” solo para los 3 juzgados de distrito con jurisdicción en
el Circuito, sin embargo, como bien lo sabemos, la autoridad responsable interpondrá una
revisión en contra de la sentencia donde se aplique dicha tesis. Es aquí donde queda
patente la verdadera utilidad de dicha jurisprudencia, pues la misma no gozará de
obligatoriedad para los otros dos colegiados e incluso, tampoco será vinculante para el
mismo que la produjo.
Supongamos que uno de los otros dos Colegiados hace una interpretación
diferente y llega a la conclusión de que la misma regla es constitucional, y resuelve cinco
asuntos en ese sentido. Así los juzgados de Distrito en esas condiciones tendrán dos tesis
“obligatorias” que le ordenan lo contrario. De manera que alguien finalmente decide
denunciar la contradicción ante el Pleno de Circuito. Para cuando éste resuelva, habrán
transcurrido como mínimo dos años y para ese momento, ya estarán en trámite
probablemente otros 600 amparos contra el primer acto de aplicación.
En otro circuito ocurre lo mismo y su pleno resuelve en sentido diverso, así que el
asunto llega a la Corte y probablemente dentro de 5 años ésta resolverá una cosa o la
otra, realmente no interesa porque la “verdad legal” pues habrá para entonces
transcurrido 7 años, lo que habrá provocado que una buena parte de esos negocios a los
que perjudica esa regla de la miscelánea, simplemente habrán cerrado sus operaciones al
resultar incosteable su viabilidad.
Para que la jurisprudencia de los Colegiados tenga una utilidad, es necesario que
la parte a la que no le favorezca la aplicación de la tesis, se resigne a perder y acepte
como “buen mártir” su derrota en última instancia.
Esto, sin duda resulta altamente cuestionable por cuanto a la jurisprudencia de los
colegiados. Estas mismas consideraciones valen para las tesis aisladas, que son otro
despropósito que en nada abona a la certeza que, se supone, es uno de los principales
fines que persigue nuestra jurisprudencia.
¿Por qué los congresos, que son lo que emiten Leyes, no funcionan de manera
que cada Diputado tenga la facultad de promulgar las leyes (obligatorias por supuesto)
que considere necesarias, sin perjuicio de que otro diputado promulgue una en distinto
sentido, para que luego una comisión determine, durante la vigencia de éstas, cuál debe
310
de nuestro país, como sería entendida en otras partes del mundo, pues, salvo que
pertenezcas al Consejo de la Judicatura Federal, no es posible consultar libremente ni
siquiera la totalidad de las sentencias que los propios órganos califican como relevantes,
ya que las que, de entrada, pudieran servir de apoyo para beneficio de un quejoso al
elaborar un planteamiento en una demanda de amparo nueva, (ejemplo, en materia
administrativa, las que conceden amparo contra normas generales), no pueden
consultarse libremente a pesar de ya encontrarse capturadas. Para estas y muchas otras
se necesita elevar una solicitud al Consejo de la Judicatura Federal y hacer un trámite
que, al final del día carece de justificación válida, máxime considerando que, cuando se
da respuesta a la petición en sentido positivo, lo que se entrega es una versión con datos
personales suprimidos, lo que el propio Consejo de la Judicatura Federal denomina
“versión pública”, que irónicamente no es pública, pues está sujeto a aprobación (y sobre
ello no tampoco hay reglas claras y uniformes).
En el Título Segundo de dicho acuerdo se indica que por “tesis” debe entenderse
“la expresión por escrito, en forma abstracta, de un criterio jurídico establecido al
resolver un caso concreto” (cursivas nuestras), lo cual implica que la tesis “no es
un extracto, una síntesis o un resumen de la resolución”. Es decir que las tesis son
redactadas extrayendo de las sentencias un criterio jurídico que se considere
relevante, pero que, en sentido estricto, puede no corresponder con la redacción
exacta contenida en la sentencia, aunque, desde luego, sí debe recoger la esencia
de dicho criterio.
313
De acuerdo con el mismo título del Acuerdo, estas tesis se compondrán de tres
elementos: rubro, texto y precedente. El “rubro” es definido como “el enunciado
gramatical que identifica al criterio interpretativo plasmado en la tesis” y que tiene
como objeto “reflejar con toda concisión, congruencia y claridad la esencia de
dicho criterio y facilitar su localización, proporcionando una idea cierta del mismo”.
dichas tesis. Esto incentiva la utilización incorrecta de las tesis, las cuales en
algunos casos son argumentadas por las partes y aplicadas por los jueces a
situaciones fácticas muy distintas de las que se derivó el criterio obligatorio.
Ahora bien, el propio Acuerdo establece que la labor de identificación del criterio y
la redacción del proyecto de tesis les corresponde en principio a los secretarios
que participen en la redacción de los proyectos de sentencia respectivos. Dichos
proyectos de tesis deben ser aprobados por el Ministro o Magistrado
correspondiente y una vez esto serán puestos a consideración de los demás
integrantes del órgano jurisdiccional a través de su Secretaría General. En el caso
de la Suprema Corte, el Acuerdo también habilita a un área de la Corte
denominada “Coordinación General de Sistematización y Compilación de Tesis”
para someter a consideración de los Ministros los proyectos de tesis “que estime
convenientes”. Una vez presentados los proyectos de tesis, los Ministros de la
Corte y los Magistrados de Tribunales Colegiados deberán realizar una sesión
privada para aprobar dichos proyectos y, si es el caso, ordenar su publicación en
el Semanario Judicial de la Federación.
(…)
En cualquier caso, el hecho de que sea necesaria una doble aprobación (de la
sentencia primero y de la tesis después) puede derivar en resultados absurdos,
pero nada descabellados. Por ejemplo, si la Corte o un Tribunal Colegiado de
Circuito sostienen un mismo criterio en cinco o más sentencias aprobadas cada
una de ellas por unanimidad pero, posteriormente, no se logran poner de acuerdo
316
los Ministros o Magistrados, no sobre la sustancia del criterio reiterado, sino sobre
la redacción de la tesis que debería contenerlo, dicho criterio por más reiterado
que esté y por más apoyo que tenga de los integrantes del órgano jurisdiccional
correspondiente, no llegará a constituir un criterio obligatorio para otras
autoridades, por una simple discrepancia de redacción. Si la naturaleza de un
sistema de jurisprudencia implica que deban seguirse los parámetros normativos
establecidos en casos previos similares, lo anterior contribuye a la
desnaturalización del sistema, toda vez que puede llegar a impedir que un criterio
sostenido reiteradamente por un tribunal –así fuese por unanimidad– no sirva
como precedente obligatorio, por una discrepancia intrascendente en cuanto a la
redacción de la tesis en la que forzosamente tiene que estar contenido para ser
obligatorio.170
Sin embargo, afirmar que ello pueda identificarse como una “incorrecta utilización”
de la jurisprudencia, esto es, que la aplicación de un criterio fijado en un asunto con
determinadas características, en la sentencia de un asunto con características
completamente distintas pueda identificarse como una “indebida motivación” de esta
última sentencia en cuanto al uso de la jurisprudencia, sería desatinado, al menos en
nuestro sistema, precisamente porque está construido para funcionar de esta manera.
170
Román, E. y Martínez, C. (Marzo, 2021). Reglas que desnaturalizan y desalientan. Sobre el
sistema de jurisprudencia en México.
317
casos en los cuales surgen, ello implicaría una reforma al sistema tan profunda y
compleja que pudiese despertar poco entusiasmo. Por ello, quizá sea una solución
más plausible en el corto plazo exigir a los jueces, como mínimo, una labor más
crítica en la utilización de la jurisprudencia, dejando de lado la salida fácil que el
sistema incentivo y asumiendo con plena responsabilidad la verificación fáctica
entre los casos de los cuales surge la tesis y aquellos en los cuales pretenda
aplicarlos171.
Sin embargo, tenemos que disentir de lo señalado por el autor en cita, pues, en
realidad, cuando la aplicación del criterio contenido en una tesis de jurisprudencia en un
caso con características distintas a las de los casos resueltos en las ejecutorias de las
cuales deriva la tesis de jurisprudencia que contiene el referido criterio, tiene un resultado
indeseable o uno que se aleja de la ratio decidendi con el establecimiento del criterio
jurisprudencial, pero conforme al rubro y texto de la tesis aplicada, entonces no estamos
ante un caso de indebida motivación en el uso de la jurisprudencia en la sentencia que lo
aplica.
Por otra parte, aunque no fuera así, lo que acabaría por suceder sería
probablemente algo igualmente indeseable; que en la mayoría de los casos (los menos
importantes) la jurisprudencia se aplique por obligatoria, mientras que en algunos “casos
especiales” donde los jueces sientan la exigencia de hacer “una labor más crítica en la
utilización de la jurisprudencia” no se aplique y esta no aplicación termine avalándose por
una instancia definitiva como la Corte o un Tribunal Colegiado que con anterioridad haya
avalado su aplicación o incluso o aún peor, que su inaplicación termine por ser avalada
por el propio órgano jurisdiccional que emitiera originalmente la jurisprudencia inaplicada y
171
Román, E. y Martínez, C. (Marzo, 2021). Reglas que desnaturalizan y desalientan. Sobre el
sistema de jurisprudencia en México.
318
que a pesar de ello haga nada por enmendar el error en la redacción de su tesis de
jurisprudencia.
Un caso típico de Jurisprudencia vista lo que no es, como una expresión de norma
abstracta idéntico a una norma del legislativo, compuesta exclusivamente de un supuesto
amplísimo y abstracto, desprovisto de todo contexto, como una norma reglamentaria pero
con capacidad de crear Derecho, lo podremos encontrar en el ejemplo que a
continuación se presenta:
Pese a las apuntadas diferencias entre la Litis del asunto de origen y la tesis de
jurisprudencia emitida por la Corte, lo cierto es que fue necesaria una reforma
constitucional para que el Pleno de Circuito de Aguascalientes pudiera emitir
jurisprudencia apartándose de la malograda tesis plenaria de 2001, misma que se
reproduce enseguida:
172
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XIV, Julio de 2001,
página 693, Jurisprudencia, Tesis: P./J. 92/2001, 189353.
321
En cualquiera de los casos que hemos referido, ¿acaso sería una exigencia válida
a, digamos, los Jueces de Distrito, que “asuman una labor más crítica” en la
jurisprudencia de su literalidad en referencia a su redacción, que no procedan a su
aplicación en automático, como si se tratara de normas abstractas para las cuales, los
elementos fácticos de los asuntos de los que provienen tuvieran ninguna o casi ninguna
relevancia y que, en cambio verifique las circunstancias donde se originó la jurisprudencia
en cada caso? Partiendo de la premisa que estamos en el contexto de derecho mexicano.
¿De qué lado está el “deber ser” en este particular?
Causa cierta extrañeza que el jurista en cita, Román González, haya advertido y
descrito con tanta certeza las diferencias del sistema mexicano para con los demás
sistemas que se basan en la relevancia del precedente y que, por otro lado, proponga una
solución que más bien pareciera una trampa para tener causa de sancionar a jueces
175
Camarena, R. (2013). La derrotabilidad del precedente constitucional a propósito de la C.T.
299/2013. Revista del Centro de Estudios Constitucionales, (4), 313 y 314.
325
● Ya lo hemos dicho unas cuantas veces en este apartado, y esto obedece a que no
● En el Derecho Mexicano, y esto debe decirse con todas sus letras, al establecer
176
Por increíble que parezca, esta definición, que difícilmente podría encontrarse más alejada de la
realidad, proviene de una Doctora en Derecho del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM, y es la definición con la que inicia lo que llama una “cápsula informativa” cuyo tema es
precisamente la jurisprudencia en México. https://www.youtube.com/watch?v=FghedW_lViI Abril
2021.
326
177
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXII, agosto
de 2010, P./J.72/2010, 164120.
178
Contradicción de tesis 36/2007-PL. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 30 de abril de 2009. Unanimidad de diez votos.
Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Secretario:
Alfredo Villeda Ayala.
Contradicción de tesis 34/2007-PL. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 5 de enero de 2010. Once votos. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretaria: Constanza Tort San Román.
Contradicción de tesis 37/2007-PL. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 5 de enero de 2010. Once votos. Ponente: Sergio A. Valls
Hernández. Secretaria: Paola Yaber Coronado.
Contradicción de tesis 45/2007-PL. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 5 de enero de 2010. Once votos. Ponente: José Ramón
Cossío Díaz. Secretario: Julio Veredín Sena Velázquez.
328
El ejemplo más claro y más reciente que hay de esto, es precisamente la última
“reforma de gran calado” que presentó en una simulación en fraude claro al texto
constitucional, la Suprema Corte de Justicia de la Nación al C. Presidente de la República
para que éste la hiciera suya.
Contradicción de tesis 6/2007-PL. Entre las sustentadas por la Primera y la Segunda Salas de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 11 de marzo de 2010. Mayoría de nueve votos en relación
con los puntos resolutivos de la sentencia respectiva; votaron en contra: Sergio Salvador Aguirre
Anguiano y Sergio A. Valls Hernández; unanimidad de once votos en relación con el criterio
contenido en esta tesis. Ponente: Luis María Aguilar Morales. Secretario: Francisco Gorka Migoni
Goslinga.
329
179
No puede hablarse de una “nueva metodología” cuando es anterior a la reforma que
supuestamente se cumplimenta en el acuerdo. En un considerando anterior se menciona que dicha
“nueva” metodología se estableció en noviembre de 2019 y consiste en que: “(…) La tesis hace
referencia al criterio jurídico para un caso concreto. La tesis debe ser redactada con
estructura de una regla, compuesta por un supuesto de hecho que describa las
circunstancias fácticas que constituyen el campo de aplicación de la regla y una
consecuencia jurídica donde se establezca la solución normativa. (…)”. Esto en realidad no es
diferente a los criterios que se producían ya en la quinta época.
330
Suprema Corte de Justicia de la Nación por mayoría de ocho votos, y por las Salas, por
mayoría de cuatro votos, en la totalidad de los asuntos de su competencia, serán
obligatorias para todas las autoridades jurisdiccionales de la Federación y de las
entidades federativas, en los términos precisados en el Punto Noveno del presente
180
Acuerdo General.
180
Diario Oficial de la Federación. (2021). ACUERDO General número 1/2021, de ocho de abril de
dos mil veintiuno, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por el que se determina
el inicio de la Undécima Época del Semanario Judicial de la Federación, y se establecen sus
bases. Secretaría de Gobernación. https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?
codigo=5615937&fecha=15/04/2021#gsc.tab=0
331
Una pauta y una metodología estandarizada resolvería una gran parte del rezago
que existe actualmente en los tribunales de la unión. El argumento en contra que se suele
emplear para esto es que se afecta la libertad de criterio y resolutiva de los juzgadores y
tribunales, apelando a una independencia judicial concebida de forma muy peculiar y
cuestionable. Si en realidad se desea defender a capa y espada la independencia judicial
de todos los jueces, la lucha debiera empezar con la abolición del sistema actual y pasar
a un sistema de jurisprudencia tradicional, en donde los tribunales no crean disposiciones
abstractas, y abren el contenido de todos sus debates, todas sus deliberaciones y todas
sus sentencias, y que sea predicando con el ejemplo y por imitación que la legitimidad de
sus fallos y no su autoridad sea el origen de su fuerza vinculante.
Un tema que guarda íntima relación con los hallazgos en esta investigación es el
de la retroactividad de la jurisprudencia, considerando que la gran mayoría de los
precedentes de los que se obtuvo la estimación respecto a la naturaleza de la
333
Resulta incorrecta la solución alcanzada por la Corte, al concluir que para que
tenga lugar la aplicación retroactiva que prohíbe la Ley de Amparo, sea necesario que
previamente hubiera una tesis de jurisprudencia en el sentido contrario y que la nueva
venga a substituir a aquella, configurándose así la lesión a un derecho adquirido y no a
una mera expectativa cuando no existiera previamente un criterio en sentido contrario.
La razón para considerar inexacta esta apreciación se basa en que con ella se
desconoce la mecánica de la relación que se da entre la jurisprudencia de interpretación y
la norma interpretada, para lo cual procedo a explicarla como una extensión
complementaria a la exégesis del artículo 14 Constitucional, en relación a su segundo
párrafo, en los siguientes términos:
Esto implica que una vez que la jurisprudencia interpreta una Ley, ocurre algo muy
cercano a una sustitución, aunque sin llegar a este grado, pues la norma
interpretada no se extingue ni desaparece, pues si lo hiciera, la Jurisprudencia se
extinguiría con ella, al carecer de objeto. Algo muy cercano a esta mecánica, pero
en materia de contratos administrativos se le conoce como subrogación.
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