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ÉTICA Y VALORES
LECTURA:
LOS VALORES
SEMANA I
NOMBRE DEL CURSO: Ética y valores.
Nombre de la lectura: Tipo de valores.
VALORES
Una sociedad para ser considerada como una sociedad vivible exige un núcleo mínimo de
instituciones y valores compartidos por los asociados, resaltando que la presencia de estos
mínimos compartidos no anula las diferencias, por el contrario, las hace posible y la potencia.
Adela Cortina
¿Sabías que la religión musulmana establece que a las mujeres debe practicárseles la
ablación del clítoris para evitar que experimenten placer sexual? Actualmente esta
operación se sigue practicando a muchas mujeres en el mundo árabe, pues sólo son
consideradas aptas para concebir. Y también podemos citar que la Iglesia católica condena
l a utilización de los diversos medios anticonceptivos por parte de las mujeres, aunque
ha aceptado en casos especiales el uso del preservativo por parte de los hombres; acepta
únicamente el modo natural del biorritmo como medida para la no concepción peor aún,
aplica la excomunión a la mujer que se practica un aborto legal como el aceptado en caso
de una violación. O bien, el hinduismo, que hoy en día en algunos casos ordena que una
viuda deba correr la misma suerte que el cuerpo de su difunto marido que es cremado
según la tradición religiosa.
Ante estos ejemplos que se contraponen con la razón, es necesario subrayar que el respeto
a la vida humana y a la integridad personal son valores universales que están por encima
de cualquier legislación o religión particular; superan al derecho de gente que es el
limitado a una cultura regional o continental. Los valores, como los derechos humanos,
tienen vigencia universal.
En toda convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento el
principio de que todo ser humano es persona; es decir, una naturaleza dotada de
inteligencia y libertad, y que al mismo tiempo es fuente de derechos y deberes que, al ser
universales e inviolables, son también absolutamente inalienables.
En la actualidad, y después de años de lucha protagonizados por hombres ilustres, como
el multicitado Martin Luther King, la raza negra ha conseguido un mayor
reconocimiento en lo que a igualdad de derechos se refiere.
Las diferencias entre las personas no están en el color, en el sexo, en la posición social ni en
ninguna otra circunstancia. La diferencia sustantiva radica en los valores constitutivos
de cada uno de ellos, en el grado de desarrollo humano que hayan conseguido y en
la capacidad de servicio a los intereses de la sociedad. Además, el índice de madurez o de
evolución a que haya llegado el individuo determinará la calidad de sus relaciones con su
medio. Sin los valores, las relaciones entre los hombres, entre los grupos y entre las naciones
se tornarían difíciles y peligrosas.
Respecto a los valores: un valor puede perder su carácter absoluto, dependiendo de las
personas, grupos o sociedades que lo sostengan, por ejemplo: eructar en la mesa es una
cortesía que un ciudadano árabe tiene para quien le ha invitado a comer y muestra su
agrado y satisfacción. Si hicieras lo mismo en nuestro país, serías tachado de maleducado.
Otro ejemplo sería que en el istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, las mujeres son las que
bailan y los hombres observan; mientras que entre los musulmanes, los que bailan
son los varones. Nos encontramos aquí con referentes de valores relativos que obedecen
a un contexto cultural y un lugar determinados. ¿Conoces otros ejemplos parecidos?
El problema con la relatividad histórica de los valores es que podemos caer en la negación
de los mismos. Hace 30 años se luchaba por una mayor libertad sexual, y ahora que la
hemos conseguido, se menosprecia su importancia y se califica de «ñoño» o puritano a
cualquiera que se atreva a criticar las costumbres sexuales de hoy en día, aunque en ese
mismo orden de ideas no debemos perder de vista el extremo excesivo como en el caso de
los «spring breakers», que lejos de ser un logro a la libertad sexual de las personas puede
acercarse más bien a un libertinaje desmedido.
Lo que es bueno para ti, puede no serlo para otros. Entonces, ¿qué te hace pensar que
lo que tú eliges como valioso es mejor? Cualquier objeto o conducta puede ser valiosa,
todo depende de su armonización con otras cosas, aun si no la captas, pues esa
armonización se da mucho antes de que tú la descubras y la observes. En eso radica la
objetividad de los valores. Por ejemplo, cuando tus padres te piden que te cuides y
no consumas alcohol (sobriedad), no consumir alcohol es un valor objetivo y aunque no
puedas verlo de momento, la sobriedad (no consumir alcohol) se relaciona con un estilo sano
de vida.
Decir que los valores son objetivos equivale a afirmar que éstos existen en la realidad
independientemente de que sean conocidos o no. No vale que le des o no importancia a la
sobriedad; es un valor que existe. En cambio, afirmar la subjetividad de un valor quiere
decir que los valores son creados por el sujeto. Por ejemplo, si en tu familia toman, pero
tú no. Esto quiere decir que has creado este valor. Esta objetividad y subjetividad no son
mutuamente excluyentes, sino que por lo general se complementan, ya que puede ser que
mientras existe una relación de adecuación entre dos cosas (la objetividad del valor), en
este caso la persona y el objeto, es también posible que esta persona añada por su cuenta
(subjetividad) un elemento de preferibilidad al mismo objeto.
Normalmente, a esa parte subjetiva del valor se le conoce como valorización, que
muchas veces es confundida con el valor, que es objetivo, ya que se da independiente del
conocimiento que se tenga o no de él: en cambio, la valorización es subjetiva, ya que
depende de las personas que juzgan; aun así, para que sea valiosa, debe tener un poco de
objetividad, es decir, necesita basarse efectivamente en los hechos reales que se
están juzgando y no ser un producto de conductas viciosas o
circunstancias desfavorables del que juzga. Siguiendo con el ejemplo de la
sobriedad, tu experiencia seguramente te habrá dado más elementos concretos para
juzgar que la sobriedad es un valor mucho más deseable que el abuso en la ingesta de
bebidas alcohólicas.
Los valores superiores no son obligatorios, pero su práctica y vivencia facilitan nuestras
relaciones con los otros y embellecen y dan contenido a nuestras vidas. No estamos
obligados a conceder nuestra amistad, nuestro amor y nuestra comprensión, pero
cuando lo hacemos libremente adquirimos mucho mérito ante nuestra conciencia y ante los
ojos de los demás. Dar amor, comprensión y respeto a otras personas constituye una
prueba de nuestra naturaleza humana.
Un hombre que posea valores nunca destruirá la vida de nadie por ninguna razón,
aunque no sea castigado por la ley ni censurado por la sociedad.
Por lo tanto, para hacer una clasificación de los valores utilizaremos el siguiente criterio: el
valor será más importante y ocupará una categoría más elevada en cuanto perfeccione
al hombre en un estrato cada vez más íntimamente humano. Entonces, de acuerdo con este
criterio, tenemos que los valores se pueden clasificar en:
1. Valores infrahumanos. Son aquellos que tienen en común todos los seres: la fuerza,
la agilidad, la salud, la capacidad de experimentar placer. etc. Todos éstos pueden ser
poseídos por los mismos seres.
2. Valores humanos infra morales. Son todos los valores exclusivos del hombre o que lo
perfeccionan como tal; éstos son:
4. Valores rel i gi osos . Son los valores sobrehumanos, sobrenaturales. Son la santidad,
la amistad divina (gracia), la caridad. Estos valores perfeccionan al hombre de un modo
superior, ya no sólo del que tiene más íntimo como persona, sino en un plano que no
está dentro de los moldes naturales de lo humano. Aquí se deja la puerta abierta a todo
lo sobrenatural que provenga de Dios. Su estudio corresponde más bien a la teología.
2. Valores vitales: noble y vulgar: sano y enfermo; enérgico e inerte; fuerte y débil.
La importancia de una correcta jerarquía de valores reside, sobre todo, en la facilidad que
puede proporcionar para una eficaz orientación de la vida entera. Quien no tenga clara la
jerarquía de valores normalmente se encontrará confundido frente a una decisión que
deba tomar.
¿Qué es más importante para ti: el valor de la amistad o del conocimiento? ¿Por qué?
Respecto al orden de los valores, podemos utilizar ciertos criterios propuestos por Max
Scheler:
a) Duración. Es superior un valor que dura más que otro. Esto se refiere a la duración
del bien en que está encarnado un valor. El amor filial dura más que el amor personal.
b) Divisibilidad. Es superior un valor cuanto menos pueda dividirse. Una obra de arte no
se puede dividir; en cambio, los alimentos sí.
c) Fundamentación. Son más altos los valores que sirven de fundamento a otro. Por ej. La
inteligencia fundamenta el conocimiento científico.
e) Relatividad. Para que haya relatividad, necesitamos privilegiar algún valor con el carácter
de absoluto. Así consideraremos como más altos los valores más próximos al valor
absoluto.
A partir de dichos criterios puedes organizar tu propia jerarquía de valores. El máximo
inconveniente consiste en la facilidad de ese orden, ya que una cosa es lo que un sujeto
dice acerca de su jerarquía de valores y otra es lo que de hecho realiza a lo largo de su vida.
Los valores éticos demuestran la personalidad del individuo, una imagen positiva o negativa,
como consecuencia de su conducta. Asimismo, se pueden apreciar las convicciones, los
sentimientos y los intereses que la persona posee.
Por ejemplo, el individuo que lucha por la justicia y la libertad, valores considerados como
positivos, son el reflejo de una persona justa. Pero, de lo contrario, se observa un ser humano
apático ante dichos valores y que da cierto apoyo a las injusticias.
Por tanto, los valores éticos permiten regular la conducta del individuo para lograr el
bienestar colectivo y, una convivencia armoniosa y pacífica en la sociedad.
Juicio ético
El ser humano vive en un constante juicio ético, lo que se refiere a razonar y determinar qué
acción, conducta o actitud es la más acertada en un momento determinado, en función a las
normas y valores impuestos por la sociedad.
Cuando el individuo se encuentra frente a un juicio ético es importante comprender el
problema ético, buscar la mejor solución que no perjudique a otros individuos y reflexionar
porque fue la mejor solución ante esa situación.