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Santiago Tobón Marín

ID 000507331

El hombre: ¿alma unida al cuerpo? ¿antropología en relación?

Introducción

El hombre como ser racional, ha de ser visto como aquel que está constituido por
alma y cuerpo; un ser que ha de ir en busca de su Proairesis; en búsqueda de un espacio
tal en el cual relacionarse; aunque es conocido como ser virtuoso cuya naturalidad del
alma es el bien, ha de ser visto por otras fuentes como un ser egoísta e individual; por
ello es menesteroso dar a conocer la relación de diferentes planteamientos de filósofos
entre sí, pues se ha de presenciar la concepción antropológica totalmente distinta de este
ser.

Aristóteles, Tomás de Aquino y Thomas Hobbes, tres grandes pensadores de la


filosofía serán los que han de plantear con sus ideas la concepción de hombre; pues
aunque las diferencias son claras, en cierto modo se ha de establecer un dialogo entre sí;
formulando de una manera adecuada una idea antropológica de ver a aquel hombre,
constituido primeramente como el mayor problema, tanto para la filosofía como para si
mismo. Por todo esto, a continuación se tomará en cuenta la relación entre alma y
cuerpo planteada tanto por Aristóteles como Tomás de Aquino; seguidamente se tendrá
en cuenta la relación del acto humano; y por ultimo la relación antropológica entre estos
tres grandes pensadores.
El hombre: relación alma y cuerpo

El hombre, ha de ser entendido como aquel ente conformado por alma y cuerpo,
entendiendo primeramente al alma como aquella que es poseedora del areté, el alma
para los filósofos antiguos ha de ser conocida principalmente como aquel sumo bien del
hombre, de allí que viene la idea del dualismo, el cual separa al alma del cuerpo, el cual
se creía que era aquella cárcel del alma.

En continuidad, Aristóteles presenta una antropología, de la cual se hablará mas


adelante, que se basa fundamentalmente en la materia en relación con el cuerpo y la
forma en relación con el alma. En este primer punto es claro y menesteroso tomar la
idea del alma; pues para dar una breve apertura a la idea es claro entender de que
Aristóteles plantea una idea que será luego más clarificada por la idea del Aquinate, en
la cual plantea de que “el alma y el cuerpo se necesitan como se necesitan la forma y la
materia”, es en este punto donde se da a entender desde el primer punto de vista, de que
el alma sin el cuerpo no puede vivir, por consiguiente al morir el cuerpo el alma de
algún modo desaparece, pues no tiene “recipiente” tal donde morar, por así decirlo; pues
es claro de que el alma necesita de un movimiento para poder existir. Pues el alma es
aquella que en modo tal es poseedora de la psykhé, y es donde se da a clarificar en este
punto la unidad del alma con el cuerpo, debido que tanto lo psíquico como la razón han
de ser percibidos primeramente por los sentidos y sensaciones, mediante una
experiencia obtenida.

Antes de dar a entender los tipos del alma que plantea Aristóteles, es menester
dar a conocer seguidamente la idea de Tomás de Aquino sobre el cuerpo y el alma; pues
teniendo en cuenta sus diferentes ideas, trata en cierto punto de complementar lo
planteado principalmente por Aristóteles, pero dar a entender que este complementar no
va en el punto de querer cambiar alguna idea, sino más bien va por la vía de querer
aclarar. Ya como se mostraba anteriormente la idea de este gran filosofo sobre el alma,
el Aquinate vuelve sobre está idea dando a entender respectivamente casi que el mismo
punto de vista, pues plantea muy claramente Silvana Filippi, retomando los escritos de
Tomás de Aquino, “el alma es forma del cuerpo justamente en tanto que es sustancia”
(2007) pues se da a entender de que el alma es forma del cuerpo tanto por su esencia
más no como algo sobrepuesto, aunque ésta en cierto modo ha de superar la condición
corporal, lo cual permite que esta pase a existir por sí.

Por otro lado, el Aquinate enjugado por las ideas cristianas, se contrapone en una
idea a Aristóteles, pues quiere dar a entender que el alma sin el cuerpo sigue
existencialmente completa; pero por otra parte da la razón al filósofo griego al dar a
entender de que aunque el alma esté completa existencialmente, en su esencia está
incompleta “esperando la resurrección final del cuerpo, al que estuvieron unidas durante
la vida eterna” (Echauri s.f.). Y no es tanto de cristianizar las ideas filosóficas, es más
claro dar a entender esta unión entre alma y cuerpo desde una razón y pensamiento más
científico, y es que se hacen claras las ideas; pues es claro de que el alma es propia del
cuerpo desde esta concepción Tomista, pues no ha de estar unida por otras cosas, sino
que se hace participe del existir mismo del cuerpo, porque al no ser así solo sería como
una especie de añadido o una unión accidental entre ellos.

Aristóteles, como ya se había mostrado anteriormente trata de dar claridad a la


idea del alma, tratando de definirla en tres aspectos concretos, dando así un a especie de
división entre ella; se retoman entonces los aspectos en los cuales se ha de hacer clara
esta idea planteada. Aristóteles divide el alma en: alma vegetativa, alma sensitiva, alma
intelectiva o racional. Idea tal sería claramente retomada por Tomás de Aquino, en
algunos de sus escritos, para tratar de definir la vida humana; dando a entender también
la idea de la inmortalidad del alma.

El Aquinate sustenta de que el alma es solo una, llevando en un primer punto


contraparte con Aristóteles; pero vuelve y retoma el argumento al platear que pese a que
el alma es solamente una, está constituida ya no por otras divisiones de alma como la
llama el maestro Aristóteles, sino que está constituida por las llamadas potencias, que
son: la potencia vegetativa, potencia intelectiva y la potencia sensitiva; que son por así
decirlo un tipo de constitución del anima, lo cual permite, la plena libertad del hombre
en tanto a lo suprasensible que le constituye.
El acto humano: Aristóteles y Tomás de Aquino

El acto humano en relación con estos grandes pensadores ha de desprender se


primeramente de la idea de Aristóteles, pues se es claro dar a entender de que sin los
planteamientos dados por las fuentes aristotélicas, la filosofía tomista no hubiera tenido
estas bases tan sumamente importantes; dando a entender por consiguiente de que sus
ideas son muy concordes entre sí, a diferencia del tinte teológico de Tomás de Aquino.

Seguidamente, el acto humano ha de definirse en principales aspectos como lo


voluntario, es propio del hombre este acto humano, pues aunque los niños han de tener
una razón, es un uso de razón imperfecto, y menos se ha de comparar con los animales
que no tienen en sí esta razón. Por todo esto, plantea muy claramente el Aquinate:
“debido a que el hombre conoce el fin de cada uno de sus actos, seguidamente se puede
decir de que sus actos han de ser voluntarios” (Crespo, s.f); claro de esto dar a entender
de que el acto humano debe estar relacionado con un tipo de teleología, está
fundamentado en la búsqueda y el estudio de un fin; por lo tanto es claro dar a entender
que solo el hombre como creatura tanto racional como pensante ha de ser capaz de que
sus actos sean racionales, propios de su naturaleza; en tanto que solo las creaturas y
seres irracionales son poseedoras de actos imperfectos, pues han de carecer de la
voluntad cuyo apetito es lo racional, por tanto a su vez éste ha de convertirse tanto en un
acto libre, como en un acto moral.

Siguiendo las ideas aristotélicas, Tomás señala que los principios de los actos
humanos se dividen en dos aspectos: la razón y el apetito, principios tales son causantes
de movimiento, permiten que aquel motor inmóvil que es el alma, sea movido por el
mecanismo o motor móvil que es el cuerpo; mecanismo tal ha de ser movido por lo
práctico, lo cual después del intelecto especulativo ha de ser movida por la causa
primera.
Antropología: relación entre Aristóteles, Tomás de Aquino y Thomas Hobbes

El hombre es aquel animal con capacidad de culturalización, aquel ser que ha de


ir “por encima de las demás creaturas”(Aquino, s.f), pues el uso adecuado de la razón
permite de que el hombre cree en su alrededor un mundo que pasa de encerrarlo en su
propia jaula, a un mundo que está encerrado en la jaula del hombre.

El hombre como se planteaba anteriormente, es un animal racional, en relación


con la búsqueda de un fin y de la verdad; el hombre se ha de entender claramente de que
no es solo un alma encerrada en un cuerpo, idea tal que se comparte con estos tres
grandes pensadores, pues el hombre ha de verse como una unidad que ha de obedecer a
su propia naturaleza; pudiéndose plantear primeramente como solamente lo corpóreo,
pues aunque el alma ha de ser necesaria para la razón, ésta ha de necesitar de lo
corpóreo, de lo tangible para existir, de algo que la mueva, pues “cada cuerpo y cada ser
se distingue por el movimiento” (Hobbes, s.f). Aunque es en este punto en donde se ve
una clara contraparte en donde Hobbes da a entender de que no es necesaria el alma
para poder que el hombre exista, Aristóteles y el Aquinate conciben al hombre como un
ser dual, pero aunque así se concibe, se encuentra cierta relación con Hobbes, pues la
filosofía aristotélica y tomista plantean de que el cuerpo ha de existir sin alma, aunque
en este punto el hombre se convertiría en un ser irracional o no realizado en sí; aunque
la razón se tiene que ver como una sustracción de lo que captan los sentidos, pues no es
algo en sí propio del hombre; por ello clara es la idea del hombre como un ser
vocacional; es llamado a estar en una constante realización en sí.

En continuidad, el hombre es realizado como un ser individual, movido por una


voluntad propia según da a entender Aristóteles, y he allí que entra Hobbes a dar a
entender en sus ideas, que con el individualismo y es más, acompañado de una política
y un poder el hombre se convierte en un ser egoísta y en cierto modo pesimista; y
aunque el Aquinate dé a entender que el hombre es un ser moral, el giro total se ha de
dar por los sentidos, pues aunque la moral y la ética busquen un “buen vivir”, el
pesimismo y el egoísmo dado se ha de terminar solamente con la muerte según Hobbes,
pero con esta muerte es donde el hombre puede encontrar aquella esperanza de una
resurrección y un encuentro con el alma y la virtud.

Conclusión

El hombre se considera como un ser racional, se ha de distinguir por su


capacidad razonable mayor a los demás seres, dotado así mismo tanto de un alma como
de las diferentes potencias que lo han de constituir. Aunque visto como uno de los
mayores problemas para la filosofía y para si mismo, se ha de considerar como aquel
misterio, que retoma la antropología y metafísica para tratar de buscar una solución para
sí mismo, y es que también el hombre busca ya no el ser individual, sino tratar de salir
del egoísmo y el pesimismo, para buscar una relación en el entorno de culturalización
que ha creado. Por todo esto basta agregar que el hombre pese a todo “es el ser viviente
que a pesar de todo vive” (Unamuno, s.f).

Bibliografía
Crespo, Ricardo F. el acto humano: Aristóteles y Tomás de Aquino. Universidad Nacional de
cuyo, s.f.

Descotte, Manuel Luis. Thomas Hobbes: Antropología y Política en el Leviatan. Argentina:


Instituciones politicas Argentinas, s.f.

Echauri, R. el pensamiento de Étienne Gilson. s.f.

Filippi, Silvana. la unidad de cuerpo y alma en la antrpología tomista. argentina: Universidad


Nacional del Rosario, s.f.

filosofía griega: Aristóteles. s.f.

https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/17220/La%20visi%C3%B3n%20de
%20hombre%20y%20de%20sociedad%20desde%20Santo%20Tom%C3%A1s%20de
%20Aquino.pdf?sequence=1. s.f.

https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/17220/La%20visi%C3%B3n%20de
%20hombre%20y%20de%20sociedad%20desde%20Santo%20Tom%C3%A1s%20de
%20Aquino.pdf?sequence=1. s.f.

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