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Los ojos del perro siberiano 

es una novela juvenil del escritor argentino Antonio Santa Ana. Trata sobre el
estigma provocado por el VIH en una familia de clase alta y está protagonizada por un joven que narra cómo
esta enfermedad afecta a su hermano, contagiado, y a quienes le rodean.
Un muchacho está a punto de viajar hacia Estados Unidos y quiere desprenderse de toda la carga de su
historia y la de su hermano, que ha fallecido. Se trata de Ezequiel, su hermano mayor, que era 13 años mayor
que él.

El padre de estos hermanos era un hombre muy inflexible y enfocaba todas sus energías a sus negocios. Su
madre era una aficionada a las plantas y les dedicaba toda su atención. Vivían en una zona muy cómoda, en
una casa grande cerca del río, pues era una familia de clase alta.

Ezequiel era el primogénito. Era deportista, tenía el pelo negro y los ojos azules. Durante muchos años fue hijo
único, por lo que era el favorito de sus padres. El hermano menor, en cambio, tenía el cabello castaño y los
ojos marrones y había sido un niño no deseado, por lo que lo dejaban al margen de muchos asuntos que
involucraban a la familia, en especial cuando comenzaron los problemas de rebeldía de Ezequiel.

La novia de Ezequiel, Virginia, se había quedado embarazada y él desafió a sus padres y a sus amigos
negándose a casarse con ella. Al final, Virginia interrumpió el embarazo. Después de este evento, Ezequiel
contrajo VIH y sus padres rompieron toda relación con él y evitaron que se comunicara con su hermano
menor. Le contaron a sus amigos que Ezequiel estaba enfermo de leucemia, ya que les parecía menos
vergonzoso para la familia.

El hermano menor descubre que Ezequiel tiene VIH porque se lo cuenta su mejor amigo, Mariano, que lo
supo a través de su hermana, Florencia, pues sus padres le habían contado a ésta la historia de Ezequiel para
que la tomara como ejemplo y no cometiera los mismos errores. Mariano se aleja del protagonista por miedo
a contagiarse; él, sin decírselo a sus padres, decide buscar a su hermano para recomponer los lazos perdidos
antes de que Ezequiel muriera.

Ezequiel lo recibe feliz y le cuenta la historia de su perra siberiana, Sacha, a la que rescató de un criadero en
el que iban a sacrificarla por no ser una perrita de raza. Ezequiel le cuenta a su hermano que en los ojos de
Sacha siempre ve amor, no como en las miradas de sus familiares humanos. También le cuenta que Sacha es
su mejor amiga y la única que no le juzga por su enfermedad.
Ezequiel y su hermano conversan durante horas y se conocen mucho más en profundidad, creando así un
poderoso lazo fraternal. Deciden jugar en la cancha de fútbol, escuchar música y salir a caminar para disfrutar
de sus últimos días juntos.

Eventualmente Ezequiel muere a causa de su enfermedad y su hermano está a su lado cuando esto sucede.
Está triste por lo sucedido, pero también feliz por haber dejado atrás los prejuicios y haber compartido los
últimos momentos de vida de su hermano a su lado. También se queda con la sabiduría de su hermano, al que
su enfermedad nunca le arrebató las ganas de vivir.
Los ojos del perro siberiano es un libro sencillo y fácil de leer. Pertenece al género de la literatura juvenil, por
lo que es fácil detectar sus enseñanzas: en este caso, los prejuicios contra el VIH y cómo éstos, a veces,
pueden ser más dañinos que la propia enfermedad, pues lo que más lamentaba Ezequiel no era sólo tener
VIH, sino que su familia lo repudie por ello.

También nos enseña el valor de los animales, pues incide en cómo Sacha, la perra siberiana de Ezequiel, es la
única que lo mira con amor y sin prejuicios. Se trata de una perrita que iba a ser sacrificada por no ser de raza,
algo deleznable en nuestra sociedad, y que demuestra que las mascotas son grandes amigas y un gran soporte
para las personas, por lo que se merecen toda la felicidad y amor del mundo, ya que es lo que ellas nos dan a
cambio de nada.

Este libro nos enseña a ser más como Ezequiel y como Sacha: personas que sientan las ganas de vivir y
disfruten del día a día, y también personas sin prejuicios que miren con amor a sus seres queridos.
Personajes de Los ojos del perro siberiano

Personajes principales

 Protagonista: un muchacho cuyo nombre nunca se especifica. Es el hermano menor de Ezequiel y lo visita
frecuentemente, aunque sus padres no estén de acuerdo.

 Ezequiel: hermano mayor del protagonista, un joven enfermo de VIH que vive junto a una perra siberiana
llamada Sacha.
 Sacha: una perra siberiana que es la compañera y mejor amiga de Ezequiel. Es el único ser de su entorno
que lo mira sin juzgarlo.

Personajes secundarios

 Padres de Ezequiel: padres del protagonista y de su hermano. Son personas de clase alta que, al enterarse
de la enfermedad que padece su hijo, deciden aislarlo y ocultarlo.

 La abuela: una señora mayor, cariñosa con sus nietos aunque no los vea a menudo. Vive en el campo y está
muy pendiente de Ezequiel, a quien visita de vez en cuando.

 Mariano: el mejor amigo de la infancia del protagonista.

 Nicolás: antiguo amigo de Ezequiel, lo llevó al criadero de perros en el que conoció a Sacha.

 Virginia: antigua novia de Ezequiel. Él la dejó cuando le obligaron a casarse con ella.

 Florencia: hermana mayor de Mariano.

 Padres de Mariano: amigos de los padres de Ezequiel. El padre de Mariano jugaba al tenis todos los sábados
con el padre de Ezequiel.
Narraciones extraordinarias
Con este título y también con el de Historias extraordinarias son conocidos los relatos del escritor
norteamericano Edgar Allan Poe, que, publicados originariamente en diferentes revistas, fueron después
reunidos en dos volúmenes: Cuentos de lo grotesco y lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque,
Filadelfia, 1840) y Cuentos (Tales, Nueva York, 1845). Traducidos por Baudelaire después de 1848 y
presentados al público francés bajo el título de Histoires extraordinaires y Nouvelles histoires extraordinaires,
muy pronto se hicieron universalmente famosos.
Poe pertenece, con Hawthorne y Melville, a aquel período de la literatura norteamericana situado entre 1840
y la guerra de Secesión, en el que el espíritu del país buscaba e intentaba abrirse paso y transformar la
experiencia en expresión, mediante la evasión, el dolor y la inquietud. De los tres, Poe es el que posee
indudablemente un temperamento más turbulento y morboso: soñador y extraño a las pasiones corrientes,
consigue crearse un mundo irreal en el que el horror fantástico no excluye la lucidez, que expresa
perfectamente con su admirable estilo, puro y atrevido, "apretado -dice Baudelaire- como las mallas de una
armadura".
Una facultad de análisis vigorosa y minuciosa se une en Poe a una imaginación maravillosamente fecunda. En
sus narraciones, oscilando entre la sombra del misterio y el análisis de los detalles, se muestra su capacidad de
dar vida y expresión a aquellas oscuras regiones que se extienden desde los extremos límites de lo probable a
los misteriosos confines de la superstición y de la irrealidad. Las Narraciones extraordinarias integran relatos
de variada temática y diferente tono; con todo, y con el riesgo de cometer arbitrariedades, es posible
clasificarlos en grupos por características afines.
En un primer grupo, formado por algunas narraciones casi todas juveniles, el autor se deja llevar por una
fuerte inclinación hacia las posibilidades de la técnica, que le conduce (capricho frecuente de la época) a
relacionar todas las situaciones de sus cuentos, incluso las menos susceptibles de ello, con los adelantos de las
diferentes ciencias. Así, en Las aventuras de un tal Hans Pfaal (The adventures of one Hans Pfaal) nos cuenta
el fantástico viaje que el personaje realiza en un globo construido por él mismo, con el que llega a la luna. Y
en La noticia sensacional del globo (The Balloon-Goase) describe una travesía del Atlántico efectuada en tres
días de tempestad, tripulando un globo cuya estructura se detalla minuciosamente.
En cuentos como los citados, Poe se adelanta a la moderna literatura de ciencia-ficción: la semejanza de sus
argumentos con las posteriores novelas de Julio Verne es palmaria. En El descubrimiento de von
Kempelen (Von Kempelen and his Discovery), va siguiendo los intentos de un alquimista que persigue
transformar en oro metales de escaso valor. Y en Un descenso al Maelstrom (A descent into the Maelstrom),
un marino, cuya barca se ve envuelta por un torbellino, se salva metiéndose en un tonel y dejándose llevar,
confiando en el principio según el cual un cilindro que flota en un torbellino resiste más que ningún otro
cuerpo la fuerza de la atracción.
Lo pretendidamente científico puede, sin embargo, quedar diluido ante la aparición de elementos más
próximos a lo mágico o lo sobrenatural. En El manuscrito encontrado dentro de una botella (MS. Found in a
Bottle), el motivo científico de la exploración de las desconocidas tierras polares se funde con el elemento
fantástico del buque fantasma, perpetuamente en equilibrio al borde del abismo. Y en Revelación
mesmérica (Mesmerie Revelation) y en La verdad sobre el caso del señor Waldemar (The Facts in the Case of
Mr. Waldemar), se trata la cuestión del espiritismo y la posibilidad de mantener en vida, mediante el estado
hipnótico, a seres que han muerto físicamente, rozando así el misterio del más allá.
De la metempsicosis tratan Metzengerstein, historia de un caballo que renace merced a las llamas que
destruyen una pintura y hacen morir en el fuego al nuevo dueño, y Un cuento de las Montañas Escabrosas (A
Tale of the Ragged Mountains), en la cual el protagonista, paseando por los abruptos montes americanos,
revive, en medio de una decoración oriental, la escena de la batalla en la que bajo otro nombre murió cien
años antes.
Un segundo grupo estaría compuesto por una serie de narraciones que podrían ser calificadas como de
"horror, pasión y terror". A pesar de que el propio autor dijo que "existen ciertos temas de interés, pero
demasiado horribles para cumplir el fin de una legítima ficción", Edgar Allan Poe incurre en ellos de buen
grado, como en El entierro prematuro (The premature Burial), que insiste en el terror de ser sepultado vivo,
citando ejemplos y experiencias. El pozo y el péndulo (The Pit and the Pendulum) es una morbosa descripción
de los horrores de la Inquisición; el condenado, tendido en el borde de un pozo, ve aproximarse, con el ritmo
de un péndulo, el filo de una guadaña que le cortará el pecho.
Este grupo contiene los cuentos que más se asocian a Poe en tanto que genial maestro de la literatura de
terror. El final de La máscara de la Muerte Roja (The Masque of the red Death) es una horrenda y alucinante
visión. La Muerte Roja, una terrible peste, asola el reino. Al terminar una espléndida fiesta organizada por el
príncipe, que se ha encerrado con su séquito en un castillo para escapar de la peste, aparece el fantasma de la
Muerte Roja, el cual, con su sola presencia, contagia y mata a todos los que habían pretendido eludirla.
El cuento anterior todavía puede leerse como un castigo al egoísmo y soberbia del príncipe y sus cortesanos.
Sin embargo, el motivo de la venganza fríamente calculada y ejecutada con impunidad es la base de algunos
de sus relatos más macabros. Hop-Frog, el bufón, con un espíritu diabólicamente cruel, se venga de los
palaciegos que se divertían a su costa, induciéndolos, mediante una trágica burla, a espolvorearse con resina,
a la que luego prende fuego. Y el protagonista de El barril de amontillado (The Cask of Amontillado), después
de haber meditado largamente su venganza, empareda vivo al que le ofendió en la pared de su bodega,
adonde le ha atraído con la excusa de hacerle saborear un vino del que se dice experto conocedor.
Tal amoralidad contrasta con la conciencia de culpa que arrastra a algunos personajes. El espíritu del
perverso (The Imp of the Perverse) examina el espíritu paradójico del protagonista, que, después de haber
cometido un delito perfecto, sin dejar rastro alguno, se siente obsesionado hasta el punto de que acaba por
confesarlo. El sentimiento de culpa, bajo la forma de un gato negro, persigue al asesino de una mujer en El
gato negro (The Black Cat). Y en El corazón delator (The Telltale Heart), el criminal confiesa el homicidio
cuando cree oír latir el corazón de la víctima, cuyo cadáver había ocultado bajo un pavimento de madera.
En William Wilson, el verdadero "yo", obsesionado por un sentimiento de culpabilidad e incapaz de soportar
por más tiempo el peso de sus propios pecados y debilidades, concibe un doble que será, al mismo tiempo, el
instigador y el autor indirecto de todos sus males: motivo romántico que hallamos en Alfred de
Musset, Adelbert von Chamisso, E.T.A. Hoffmann y Oscar Wilde. Y en La caída de la casa Usher (The Fall of the
House of Usher), otro de sus cuentos más celebrados, el horror proviene, ante todo, del ambiente, de la
atmósfera que rodea al castillo como un vapor pestífero, por lo que la casa parece identificarse con el destino
de sus habitantes: con ellos desaparece en las turbias aguas del estanque.
Otro grupo de narraciones insisten en el motivo del vampirismo femenino; la pasión amorosa es, para Poe, un
sentimiento morboso, una necesidad de posesión que termina en el aniquilamiento y la muerte. En Ligeia,
símbolo de una voluntad exaltada sobre los límites del poder humano, los ojos de la mujer muerta reviven en
los ojos de otra mujer; en Berenice, la facultad de atención, anormal y morbosa, se concentra íntegramente en
los dientes, hasta inspirar un macabro delito; en Morella, una mujer se reencarna en el cuerpo de su propia
hija.
En El retrato oval (The Oval Portrait), un pintor mata lenta e inconscientemente a la mujer que adora mientras
le hace un retrato, sin advertir que para dar vida al cuadro la roba al original. La cita (The Assignation) es, con
el romántico fondo de una noche veneciana, la historia de dos infelices amantes que, a pesar de vivir alejados,
se envenenan a la misma hora. La caja oblonga (The Oblong Box) es el medio que emplea un marido
enamorado para llevar consigo, a través de los mares, el cadáver de su esposa, hundiéndose con ella durante
una tempestad. En Leonora, el vampirismo inicial queda atenuado por un vivo sentido de la belleza de la
naturaleza; parecido sentido es el que da origen a algunas narraciones en las que la obsesión parece mitigarse
con la reposada descripción del paisaje, como en La isla del hada (The Island of the Fay), El castillo de
Arnheim (The Domain of Arnheim) y La casa de Landor (Landor's Cottage).
Otras narraciones podrían calificarse de "grotescas", como La noche mil dos de Scherezade (The Thousand and
Second Tale of Scherezade), en la que se demuestra que la verdad es más extraña que la ficción y que los
modernos inventos y algunos fenómenos raros de la naturaleza pueden parecer inverosímiles a un espíritu
ignorante; o El sistema del doctor Alquitrán y del profesor Pluma (The System of Doctor Tar and Professor
Feather), en que nos describe, no sin un sabor de melancólica ironía, un manicomio en el que los locos hacen
de médicos y los médicos son tratados como locos.
De tono burlesco son, a su vez, Los anteojos (The Spectacles), historia de un miope que, no queriendo pasar
por tal, está a punto de casarse con su propia bisabuela; El duque de l'Omelette, donde el protagonista,
después de muerto, discute y acomete al diablo, terminando por volver a la tierra; El diablo en el
campanario (The Devil in the Belfry), narración de un incidente insólito en una tranquila aldea de Holanda;
y Tres domingos en una semana (Three Sundays in a Week), cuento que extrae su comicidad de la diferencia
de latitudes.
En un último grupo de narraciones, la acción está vinculada a un ejercicio particularmente agudo y excepcional
de la facultad analítica, que lleva a la resolución de un intrincado enigma. En El escarabajo de oro (The Gold
Bug), la interpretación de un criptograma trazado sobre un trozo de pergamino permite descubrir un tesoro
escondido. Edgar Allan Poe es considerado el inaugurador de la narración policíaca por tres de los relatos
contenidos en este grupo, todos ellos protagonizados por Augusto Dupin, que con su aguda perspicacia logra
resolver problemas aparentemente insolubles.
Los tres son verdaderas joyas del género. Los crímenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue)
narra el salvaje asesinato de dos mujeres, que no consigue descubrir la policía, ya que han sido cometidos por
un gorila; en El misterio de Marie Rogêt (The Mystery of Marie Roget) se reconstruye la historia de una
muchacha misteriosamente desaparecida y asesinada, y en La carta robada (The purloined Letter) se llega al
hallazgo de un importante documento que había sido escondido mediante el paradójico mecanismo de dejarlo
al descubierto.

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