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Combatir la pobreza desde las

aulas
Una investigación reciente sobre la relación entre pobreza y desempeño
académico demostró que las personas más pobres tienen mayor dificultad para
cumplir mejor los objetivos en los salones de clase.

Los estudiantes provenientes de estratos bajos son afectados por varios problemas
psicosociales que los llevan a tener un menor compromiso en las aulas. A esa
conclusión llegó un estudio publicado en la revista estadounidense Educational
Leadership, en el que participaron 81.000 jóvenes.

Estas son las razones más frecuentes con sus posibles soluciones:

1. Mala salud y nutrición precaria


La investigación revela que las personas de clase baja tienen hábitos menos saludables
que los de una persona de clase media. Tienden a hacer menos ejercicio y no reciben
atención médica apropiada ni oportuna porque no están afiliadas a una entidad
prestadora del servicio de salud. Además, carecen de recursos para financiar una
alimentación balanceada.
Los niños que crecen en familias con bajos ingresos no consumen todas las calorías
que necesitan para su desarrollo físico y mental. Cuando un estudiante tiene una
alimentación mala es más difícil que se concentre, escuche y aprenda. Esto también
afecta el comportamiento, los niños pueden estar bajos de ánimo y de energía.

Solución

Los dos nutrientes principales para el cerebro son oxígeno y glucosa, juntos reaccionan
para producir la energía que hace funcionar las células.
La clave para promover la oxigenación del cerebro, además de una alimentación
balanceada, es la actividad física. Un ejercicio como el yoga contribuye a mejorar el
aprendizaje. Otras actividades como el juego libre y practicar teatro fortalecen la buena
memoria.

2. Un vocabulario pobre
Los niños de estrato bajo aprenden menos palabras en casa. Un estudio demuestra que
un niño como estos escucha en promedio 13 millones de palabras en cuatro años,
mientras que uno de clase media puede llegar a escuchar 26 millones en el mismo
tiempo, y uno de clase alta 46 millones.
Por eso, algunos niños de familias de bajos ingresos tienden a no entender las palabras
que usan sus profesores. Por eso, dejan de leer y piensan que la escuela es aburrida,
tampoco participan en clase por pena con sus compañeros.

Solución

Los docentes deben alentar a sus estudiantes a usar nuevas palabras. Una buena
estrategia es crear fichas de vocabulario con su significado y una oración empleando el
término correctamente.
Esta práctica puede ser evaluada pidiéndoles a los alumnos que participen en un juego
en donde el profesor introducirá fichas con palabras en una bolsa y sacará una para que
construyan una frase.
Otro juego divertido puede ser asignar a cada día una palabra. Cuando un estudiante la
use de manera adecuada puede ser premiado con un punto.
3. Bajas expectativas a futuro
El estudio demuestra que los niños de estrato bajo se encuentran desmotivados y poco
optimistas, lo que los hace ser depresivos, piensan que no tienen la inteligencia para
triunfar en el futuro y paran de esforzarse.
Solución

Los docentes deben esforzarse por conocer a sus estudiantes y sus familias y
enseñarles cosas cotidianas, refiriéndose a cosas positivas. También es importante
premiar los logros, realizar una retroalimentación diaria para hacer seguimiento de los
avances y no usar frases condescendientes sino hacer hincapié en el esfuerzo y la
dedicación.

4. Incapacidad de relacionarse
Tres de cada cuatro niños de estratos socioeconómicos bajos tiene padres separados.
Si la salud, alimentación, educación y gastos de la casa están concentrados en un solo
padre, el estrés en casa generará tensión en la vida del niño.

Solución

Los profesores deben hacer sus clases en un ambiente familiar y aprender el nombre
completo de cada uno de sus estudiantes, preguntarles sobre sus familias, hobbies y lo
que es importante para ellos.
Asumiendo el reto
Estos cuatro problemas afectan la memoria, la atención, la percepción y el lenguaje de
los jóvenes. La falla de la mayoría de los profesores es que en sus clases dan mucha
información en muy poco tiempo, y los estudiantes todavía no han desarrollado toda su
capacidad retentiva.
No se puede decir que en manos de los maestros está la misión de acabar la pobreza,
pero sí pueden fortalecer sus métodos de enseñanza para lograr cambiar las
expectativas de los estudiantes de las poblaciones más vulnerables.

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