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CONSAGRACIÓN
" Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” Mateo
11:29
INTRODUCCIÓN
Ya hemos estudiado cómo Jesús seleccionó a sus discípulos y luego aplicó
el principio de asociación, ahora estudiemos de la consagración.
Jesús contaba con que los hombres que le acompañaban le obedecieran. No les exigió
que fueran inteligentes, pero tenían que ser fieles. Se les llamaba "discípulos" en el
sentido de "aprendices" o "alumnos" del Maestro. Fue inevitable que les llamaran
"cristianos", porque con el tiempo los seguidores obedientes invariablemente adoptan las
características del líder.
A los discípulos se les pidió desde el comienzo, que siguieran a Jesús, y esto implicaba fe
en la persona de Cristo y obediencia a su palabra. Nadie sigue a una persona en la que
no confía, ni da con sinceridad el paso de fe a no ser que esté dispuesto a obedecer lo
que el líder dice.
1. EN EL CAMINO DE LA OBEDIENCIA HAY UNA CRUZ (Mateo 11:29)
Seguir a Jesús pareció al principio bastante fácil, pero no es así cuando se camina
un poco lejos con Él.
Seguirle, implica una entrega total de la vida, a la soberanía de Dios y una
separación completa del pecado (Lucas 16:13, Mateo 5:17-20).
La norma de conducta era el amor perfecto. El amor debía manifestarse en
obediencia a Dios y en dedicación a aquellos por quienes Cristo murió (Mateo
5:48, Juan 14:22-23).
Había una cruz en esto: la negación voluntaria del yo por los demás (Lucas 9:23-
25).
Esta exigencia pareció muy dura a muchos (Juan 6:25-29, 60, 66).
2. LA CONSAGRACIÓN IMPLICA PAGAR UN PRECIO
Nadie podía seguir a Jesús por todo el curso de su vida a menos que se separara
del mundo; los que pretendieron hacerlo sin llenar esta condición, cargaron su
conciencia de angustia y tragedia (Mateo 27:3-10).
Jesús no tenía tiempo ni deseo de dedicarse a los que querían poner sus propias
condiciones de discipulado. El que quería ser discípulo de Jesús tenía primero que
calcular el costo (Lucas 14:28-33; 9:62; Mateo 8:19-22).
Pocos quisieron pagar el precio, por eso Jesús también confrontó a los discípulos
que le quedaron: ¿Queréis acaso iros también vosotros? (Juan 6:67-68).
3. OBEDECER ES APRENDER
La comprensión de los discípulos se vio limitada por su fragilidad humana (Mateo
16:22-23).
A los discípulos les resultó difícil aceptar la enseñanza del servicio humilde.
Pleiteaban por puestos en el Reino (Mateo 18:1-5).
Santiago (Jacobo) y Juan mostraban su ambición (Mateo 20:20-22).
Eran duros al juzgar a otros que no estaban de acuerdo con ellos. (Lucas 9:51-
56).
Eran intolerantes e impacientes con los padres que querían que Jesús bendijera
a sus hijos (Marcos10:13).
Jesús soportó con paciencia la inmadurez y fallas humanas, porque a pesar de
todo, deseaban seguirle.
Los defectos pueden ser eliminados a medida que se crece en gracia y
conocimiento.
La obediencia a Cristo se constituyó en el medio por el cual ellos fueron
aprendiendo más. Todo el que obedeció aprendió la verdad (Juan 7:17, Juan 8:31-
32).
La obediencia suprema se interpretó como la expresión del amor, "Si me amáis,
guardad mis mandamientos". (Juan 14:15, 21-24; 15:10-14).
4. JESÚS EJEMPLO MÁXIMO DE OBEDIENCIA
La obediencia absoluta a la voluntad de Dios fue el principio rector de la vida de
Jesús (Juan 4:34, 6:38, 15:10).
La cruz fue el remate glorioso de la entrega de Jesús al cumplimiento de la
voluntad del Padre,
Su entrega fue hasta la muerte (Mateo 27:42, 20:28, Lucas 19:10).
Cuando Jesús hablaba de obediencia, era algo que los discípulos podían ver, Él
fue la obediencia encarnada en forma humana.
Nadie pudo hacer caso omiso de esta lección, así como Jesús halló la
bienaventuranza en hacer la voluntad del Padre, sus seguidores hallarían la suya.
Obedecer es el único deber del siervo. (Lucas 17:7-10, Juan. 13:15).
APLICACIÓN TEOTERÁPICA
Como hijos y siervos de Dios, hemos sido llamados a obedecer sin estar buscando
razones para hacerlo, pues solo así avanzaremos en la vida y cumpliremos la misión a la
que Dios nos ha llamado.
Nuestra vida solo puede ser moldeada en obediencia. Nadie puede ser líder, a menos que
haya aprendido a seguir a su líder, solo así estará en capacidad de enseñar a sus hijos
espirituales a obedecer.
Junto a Jesús no caben las insubordinaciones. La única manera de enfrentarse a Satanás
es adherirse al único que lo ha vencido: Jesucristo. Debemos escoger unos pocos, e
inculcar en ellos el significado de la obediencia.
Bibliografía
Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia. CF2 Módulo 1, tercera edición, págs. 215-
218