Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
METONIMIA
Tanto en el lenguaje oral como en el escrito es común encontrarnos con frases como estas:
“Compré a Shakespeare en el supermercado”; “Dame un vaso de agua”; “Hay personas que
no tienen corazón”. Si dentro de diez siglos, un antropólogo carente de sentido común
pretendiera estudiar nuestra cultura a partir de estas oraciones, si las tomara al pie de la
letra para interpretar cómo fuimos, llegaría a la asombrosa certeza de que nuestra
civilización logró un gran desarrollo, pues nuestros vasos, violentando las leyes de la
materia, estaban hechos de agua y no de cristal o plástico, y el órgano denominado
“corazón” era ya tan prescindible como el apéndice; además, debido a la desesperada
situación económica de los artistas, cualquiera podía comprarlos en el mercado de esclavos
de la cultura.
En realidad, no es necesario que transcurran diez siglos; basta toparnos con un mesero de
mente obtusa, para que nos reprenda por pedir “un vaso de agua” y nos diga, convencido
de que es el dueño de la más decantada verdad, que no existen los vasos de agua sino los
vasos con agua. Pero nuestra petición es correcta, aunque haya gente incapaz de entender
esa clase de frases que se caracterizan porque el significado de una palabra se transfiere a
otra. No hay nadie, con un poco de sentido común, que no capte la expresión: “Mi hermano
vive persiguiendo faldas”, quiere decir: “Mi hermano vive persiguiendo mujeres”. O que,
cuando un político declara: “La mujer tiene derecho a desempeñar cargos de importancia en
las empresas públicas y privadas de México”, se esté refiriendo a todas mujeres, aunque
diga en singular “la mujer”y aunque solo sea un discurso de campaña. Y otro tanto ocurre
con la afirmación: “En África, el hombre lucha para que sus derechos sean reconocidos
jurídicamente”. En este ejemplo, el hombre no es individuo, es más que todos los individuos
de género masculino: incluye también a las mujeres.
Es importante señalar que la relación entre una palabra y aquella que la sustituye puede ser
de muy distintas clases. Por ejemplo, podemos reemplazar una obra por su autor: Leí a
Cervantes. (Leí un libro de Cervantes.) También como hemos visto es posible enunciar en
singular y que se comprenda que nos referimos a un plural: la mujer tiene derecho.. (Las
mujeres tienen derecho…) Podemos indicar asimismo el todo por una de sus partes: Voy a
pedir tu mano. (Voy a pedirte por esposa.) O destacar alguna parte o aspecto de un
individuo como se hace con los apodos: decirle El chino a alguien de piel amarilla o de pelo
rizado. O enunciar un sentimiento mediante el nombre del órgano o zona del cuerpo cuya
localización se le atribuye: Hay buenos cerebros en mi clase. (Hay personas inteligentes). O
un conjunto de individuos por la palabra que los agrupa: un término abstracto: la juventud
por los jóvenes: la juventud no tiene empleo. (Los jóvenes no tienen empleo).
Estas expresiones de sentido figurado -se caracterizan porque una palabra sustituye a otra
y es tomada como se expresara lo que la palabra omitida significa- invitan por sus
peculiaridades y diferencias a un minucioso análisis con miras a la clasificación: a
reflexionar acerca de si en una frase determinada se da la sustitución de la causa por el
efecto (metonimia) o de la parte por el todo (sinécdoque) o de si se usa un hombre común
como si fuera el genérico (antonomasia). Sin embargo, puesto que este no es un libro de
retórica sino un valor práctico adoptaremos con ánimo didáctico una perspectiva funcional y
Escalante, B. (2019). Curso de redacción para escritores y periodistas. Porrúa: México.
Para quienes desean contar con mayores recursos para expresarse, es suficiente
comprender que las palabras relacionadas entre sí en la metonimia (la que aparece en el
texto y la omitida) no se vinculan al azar: su fuerza radica en que pertenecen a un mismo
conjunto físico, o a que son parte de un conjunto cultural, referencial, ideológico o histórico
determinados. Por ejemplo, aunque la falda no es parte de la mujer (los escoceses la usan,
los griegos la usaban), en nuestro cultura la falda es un símbolo de la mujer.
Las principales relaciones implícitas que hay entre la palabra enunciada y la palabra omitida
son:
7. Una zona del cuerpo por la capacidad o sentimiento que se supone reside allí:
Tu hermano reacciona con las vísceras. (Tu hermano reacciona con las pasiones, con el
instinto.)
10. La materia de que algo está hecho por el nombre del objeto.
Hubo espléndidas acuarelas en la exposición del Museo Carrillo Gil. (Hubo espléndidos
cuadros pintados con acuarela en la exposición del Museo Carrillo Gil.)