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La decisión de la Corte Suprema 

de despenalizar el aborto en
México ha sido celebrada (sin grandes alaracas en la calle) como
la liberación de obstáculos que impulsará a los Estados que
componen el país a legislar en consecuencia. Pero lo dictado por el
tribunal no obliga al poder legislativo —es decir, los Congresos
Estatales— a modificar sus Códigos Penales. Apenas Coahuila, el
Estado sobre el que se presentó la cuestión de constitucionalidad,
tendrá que intervenir sobre él, puesto que su artículo 196 ha
quedado invalidado. El presidente de la Corte, Arturo Zaldívar,
abogó por sacar de ese Código Penal todo lo referente al aborto,
pero no fue el caso.
En México el aborto está autorizado por la Constitución, pero de
los 32 Estados solo cuatro —la capital, Oaxaca, Hidalgo y
Veracruz— tienen una ley de plazos que permite la interrupción
del embarazo libremente en las 12 primeras semanas de gestación.
Y después de ese tiempo, en algunos supuestos como el peligro
para la vida de la madre o malformaciones en el feto, entre otros.
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Un sofá sale volando de un rascacielos durante una tormenta en Turquía | EL PAÍS
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A partir de ahora, ¿qué va a ocurrir en los otros Estados?


Dependerá de su voluntad, es decir, de los diputados, redactar
nuevas leyes a la luz de la decisión de la Corte. Podrán, entonces,
seguir mandando a tribunales a las mujeres que aborten fuera de la
normativa local, pero el proceso judicial no permitirá que entren
en la cárcel. Eso es todo. Aunque no es poco. Y el mayor
beneficio por ahora: las mujeres y quienes las ayudaron a abortar
podrán salir de la cárcel. Beneficio retroactivo.
La decisión de la Corte Suprema sienta jurisprudencia, pero eso
solo significa que los jueces locales y federales deberán ceñirse a
esa determinación. Y eso es así porque tras la última reforma del
poder judicial basta con una resolución por mayoría calificada, ni
siquiera unanimidad como la que se ha alcanzado en este caso,
para que la jurisprudencia opere. Antes se precisaban cinco
decisiones similares por unanimidad. No habrá, por tanto, cárcel
para las mujeres. O como señaló el ponente de la resolución, Luis
María Aguilar, “se destierra la amenaza de la prisión sobre las
mujeres y el estigma”.

De esta forma, la interrupción libre del embarazo encuentra en los


tribunales una amplia permisividad que no es tal en la mayoría de
las leyes estatales. Esa diferencia no libra a las mujeres a transitar
por un proceso jurídico, aunque sepan que lo van a ganar.
Ateniéndose solo a lo dictado por la Corte, México sería uno de
los países más permisivos para abortar. Y no falta quien se
pregunta si una embarazada puede decidir frenar su gestación
porque le dé la gana en el séptimo mes, por ejemplo. Es cierto,
como dijo la ministra Margarita Ríos Farjat, que “nadie se
embaraza para abortar”, pero así como hay una enorme casuística
a partir de la cual se puede comprender la necesidad de un aborto
más allá de las 12 semanas de plazo (malformaciones que se
detectan tardíamente, cambio radical en el estado de salud de la
madre, descubrimiento del embarazo más allá de los meses
previstos para frenarlo), no se entendería que se interrumpiera la
gestación sin más ni más en el sexto mes. ¿Cómo salvar este
extremo?
Los ministros de la Corte han debatido este asunto, y alguno se
manifestó a favor de poner un plazo en el que limitar la
despenalización, pero finalmente no se impuso porque el resto de
los magistrados entienden que esto queda fuera de su quehacer y
cae del lado del poder legislativo. Esa es la razón que puede
animar a los Estados a remozar sus leyes. Dependerá, desde luego,
del empuje de aquellos partidos políticos que estén dispuestos a
dar un paso adelante en esta materia. Y en México los avances
están llegando día con día, si bien más lentos de lo que desearían
millones de mujeres. “Es similiar a lo que ha pasado con el
matrimonio del mismo sexo, que tienen que presentar amparos
para poder casarse. Lo que ocurre en estos casos es que los
Estados pueden mirar para otro lado y no perseguir estos delitos,
porque saben que acabarán en amparos que ganarán los
demandantes porque ahora invocarán el derecho humano sobre el
que ha sentenciado la Corte”, explica el ministro en retiro del
Tribunal José Ramón Cossío.

Los partidos que quieren promover cambios en las legislaciones


locales encontrarán un obstáculo añadido. No pueden presentar
una causa de inconstitucionalidad sobre la ley, puesto que eso solo
puede hacerse en los 30 días siguientes a ser aprobada. Por tanto,
primero tendrían que hacer una nueva ley y luego presentar la
inconstitucionalidad. Una vía muerta si los gobiernos más
conservadores se niegan a reformar la norma sobre el aborto.
Lo que sí han señalado los ministros en la exhaustiva ponencia de
Aguilar es la necesidad de tutelar también al feto, más cuando más
avanzada esté la gestación. Ahora el legislador tiene pistas para
proceder. Todo conduce a una ley de plazos y supuestos. “Es
posible que haya todavía jueces que dicten cárcel para algunas
mujeres, y eso las obligaría a pleitear en los procesos locales y
federales primero y a solicitar un amparo después ante un juez de
distrito. Este sí tendría que seguir, finalmente, la jurisprudencia”,
dice Melissa Ayala, abogada responsable de litigios en la
organización por el aborto Gire. En todo caso, la prisión
preventiva tampoco se contempla, porque solo se dicta para delitos
graves.
Las organizaciones de mujeres, entre ellas Gire, que sostienen una
lucha de décadas por esta causa, han manifestado su alegría por la
decisión judicial de este martes. Aunque saben que falta mucho
por andar, ahora hay menos piedras en el camino.

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