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u Si yo volviera a ser niño"

Sublimación ... , perversión , magia ,


amor , muerte .
Un aporte al estudio de los procesos
de identificación masiva

.••Haydée Celia Kohan

Introducción

El presente trabajo apunta a detectar procesos que podrían adscri-


birse al registro pasional y que acontecen en adultos con ciertas
características (¿carencia de figura paterna?, ¿trastornos de su iden-
tidad sexual?, ¿desarraigo?, ¿sobreadaptación?), y que han logrado
en forma sublimada o reactiva identificarse masivamente, en los casos
que describo, con los niños o con el niño, o en ocasiones consagrar
su vida a la infancia: seres tales como pedagogos, poetas, artistas,
que han creado piezas literarias acabadas o desarrollado métodos
(pedagógicos) revolucionarios, inspirados en la niñez.

"Dirección: República de la India 2985, piso 11, (1425) Capital Federal, R.


Argentina.
754 Haydée Celia Kohan

En estos sujetos, según se desprende de algunos ejemplos, esta


identificación masiva con lo infantil, reviste o implica un alto riesgo,
que podría compararse (la falta de angustia señal ante el peligro que
suele acompañar la trayectoria de estos sujetos, la falta de auto-
cuestionamiento, aparente, o la entrega a la situación en forma tal
en que pareciera que la valorización de la "causa" por el yo es pro-
porcional al riesgo de muerte), podría compararse, digo, con el re-
verso de la leyenda del Flautista de Harnelin, en la cual los niños
eran atraídos hacia la muerte sin que ofrecieran resistencia, cautivados
por la dulce melodía que provenía del instrumento del enigmático
músico.
La indefensión que emana del infante y el anhelo del sujeto de
retornar a las circunstancias del narcisismo originario podrían tener
significación en el desencadenamiento de estos procesos, en los cuales
las personas implicadas parecen buscar una respuesta a un proyecto
identificatorio vital, que no han podido hasta entonces resolver.
En las páginas que siguen, ejemplificaré con algunos aspectos de
las vidas y las obras de J anusz Korczak, mártir del holocausto nazi,
fallecido en Treblinka en agosto de 1942, y autor de Si yo volviera
a ser niño, y de Antoine de Saint-Exupéry, piloto civil y voluntario
de guerra, muerto en acción el 30 de julio de 1944, y autor de El
Principito.
No quisiera seguir adelante, ni adentrarme en el estudio de estas
personas-personajes, sin aclarar antes que en ningún momento, lle-
vada por el "interés científico", he perdido de vista la magnitud
inapreciable que el significado del aporte de estos seres ha tenido
para la cultura, para la civilización, la humanidad, y la niñez, y que,
si me permito descorrer en parte el enigma de sus vidas (en algunos
aspectos, doloroso) me guía, amén del interés de la investigación,
un interés "práctico", ya que es cada vez mayor el número de este
tipo de pacientes, que, en su versión cotidiana, se acercan a pedirnos
ayuda: me refiero a los sobreadaptados.

Janusz Korczak

Personalidad: Todas las biografías de Janusz Korczak comienzan con


el instante de su muerte en las cámaras de gas del campo de Tre-
blinka, en agosto de 1942.
Dice la biografía de M. Jaworsky: "La vida de J. Korczak tiene dos
extremos que no son seguros: su nacimiento el 22 de julio de 1878
"Si yo volviera a ser niño" 755

o 79 (negligencia del Registro) y el momento en que fue asesinado


en Treblinka, a comienzos o a mediados del mes de agosto de 1942".
Jaworsky describe dolorosamente la "arquitectura edilicia" de los
campos de exterminio y explica que Korczak tenía la posibilidad
(por ser una figura mundialmente famosa como pedagogo) de no
acompañar a los pequeños, ya que personas "arias" le facilitaban
franquear el muro del ghetto. Pero él prefirió acompañar a sus pe-
queños en su último viaje.
Otra historiadora, Irena Krzywicka dice que en el instante de la
exterminación, sus amigos arios y judíos le suplicaron que huyera.
Su muerte era inútil. El podría ser útil fundando otros orfanatos en
el mundo. Todos, con sentido común, le decían que su muerte era
como la de un médico que se mata por no poder salvar a su paciente
de un mal incurable. Pero él quería poder mirar a sus pequeños a
los ojos a último momento y decirles con sangre fría que "partían
de excursión al campo", endomingados, con una canción en los labios
(aunque muchos afirman que los pequeños sabían hacia dónde se
dirigían, pero no querían entristecer "a su querido doctor").
Mark Turkow, prologuista de la edición castellana, escribe: "De-
cían los sabios hebreos que el mundo se mantiene gracias a la bondad
de 36 santos, que viven mezclados entre los hombres: nadie los
conoce y viven sin gozar de la existencia terrenal". Si esta arcaica
leyenda es cierta, J. Korczak es uno de esos "elegidos". Vivió y murió
por un ideal, el más sublime de todos los valores humanos: el niño.
Datos biográficos: El verdadero nombre de Janus Korczak es Henryk
Goldschmidt. Hijo de una familia acomodada de Varsovia, recibió
una educación esmerada. Cuando Henryk nació, ya hacía varias ge-
neraciones que la familia Goldschmidt se había asimilado a la cultura
polaca, o algunos integrantes se habían convertido al cristianismo.
Korczak fue criado en un ambiente librepensador y ateo, pero "más
tarde, él sólo, rencontró a Dios en su vida. Pero no era el Dios de
una religión definida, sino su propio Dios" 1. El abuelo había sido
médico y el padre abogado. Al tener cinco años, Henryk refiere en
su "diario" la muerte de su amado canario. El lo enterró y le puso
una cruz, pero el hijo del mucamo le dijo "que el canario era judío"
(y Henryk también) "y que los cristianos iban al cielo y los judíos,
a un lugar que no era el infierno, pero una cámara sombría". Según
Korczak, pensó en eso para siempre. Cuando Henryk tenía 11 años
falleció el padre, lo que puso fin a una vida holgada y los Golds-
chmidt se vieron reducidos a una existencia modesta.
Veamos. Una familia librepensadora que lo priva de Dios. Ren-
cuentro con un "Dios propio" (¿sublimación?, ¿ registro schrebe-
riano?). El amado canario muerto en pleno Edipo. Al tener 11 años,
muere el padre, que da la seguridad, la riqueza, el bienestar. ¿Qué
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queda? La aphanisis... "Mejor no guardar nada para sí, porque


igual le será arrancado, como el paraíso o la cruz por el niño 'goi'."
De allí en más, el camino conduce a la "cámara sombría".
Korczak concluyó su carrera de médico en 1906. En cuanto se
recibió fue mimado por las clases pudientes, pero ya en 1908 se retiró
de la vida "mundana" y comenzó a visitar los orfanatos, donde re-
cibía una paga exigua, hasta que terminó por ingresar a uno de ellos
como residente, el de Maryna Falska, y luego, por disidencias con
ella, fundar su propio orfanato. Viajó, realizó cursos, escribió textos,
todo en función de su pasión por los niños y de una forma peculiar
de entenderlos, verlos, encararlos, como algo cambiante, lleno de
energía, en permanente cambio ("Confesiones de una Mariposa" ... ).
Cuando se inquiere algo acerca de la vida sentimental, "terrenal",
de Korczak, se lee: "Korczak era de una naturaleza extremadamente
sentimental, pero hubo de llegar a una plena capacidad de sublima-
ción de sus sentimientos. Ello no sin antes padecer"... Según
Korczak el momento de la "decisión definitoria" aconteció en 1907
en que él decidió no "fundar un hogar", ya que los esclavos no tienen
tampoco derecho a hacerlo. "Yo encadené mi vida", dice en 1937, "a
ser un extranjero en este mundo. He elegido como 'mis hijos' a la in-
fancia y su causa". En los internados en que habitó, compartía la
comida de los niños y evidentemente llevó la identificación con ellos
hasta sus últimas consecuencias.

La novela Si yo volviera a ser niño: Pasaré a referirme a esta ex-


cepcional pieza de ficción, en que no sólo Korczak se identifica con
el niño, sino que desarrolla un extraordinario juego de espejos en
que el adulto que él fue, habitando el niño que es ahora, observa
y orienta a los niños, o le habla (en su fuero interno) a los adultos,
ahora que es niño y comprende así, "siendo el otro", lo que antes no
comprendía. (Especialmente el desamparo infantil, la falta de "leyes"
que los protejan, de "garantías constitucionales", el tamaño real del
niño, que no mediando ley alguna se constituye en desventaja. Tam-
bién la posibilidad de que el niño se enamore, respete, se arrepienta,
se vengue, o desee ser grande para escapar a un "callejón sin salida".)
La lectura del texto permite develar un cierto mundo "schrebe-
riano", en la visión de Korczak niño, o grande, que en algunos mo-
mentos parece rozar aspectos patológicos de la personalidad del autor.
Pero en general, campean el buen humor, el talento, y la intuición.
Korczak comienza su novela así:

"Estoy tumbado en la cama y no duermo. Recuerdo que cuando era chico


solía muchas veces pensar qué haría cuando creciera ... Cuando sea grande,
decía, construiré una casita para mis padres... Para mamá, un pequeño
ItSi yo volviera a ser niño" 757
perrito faldero ... O si prefiere un gato, que sea un gato. O un gato y un
perro. El perrito llevará una cintita roja y el gato una celeste ( ... ). Una vez
de chico, llegué a preguntar: Mamá, ¿la cintita roja le queda mejor al perro
o al gato? Y mamá dijo: 'Has vuelto a romperte los pantalones'.
y a papá le pregunté: ¿Todo anciano necesita un banquito debajo de los
pies cuando está sentado? Y papá me respondió: 'Todo alumno debe tener
buenas notas'. Después dejé de preguntar. Me respondía yo mismo".

A pesar de este panorama de incomprensión, el adulto que escribe


continúa con nostalgia de sus sueños infantiles y sus espectativas
para cuando fuera grande, y dice:

"Y mientras pensaba, crecía de verdad ... Ya tengo reloj, bigotes, escritorio,
cajones. Tengo todo. Como los grandes. Soy maestro. Y no me siento con-
tento. No tengo padre ni madre. Y tengo muchos disgustos. Los grandes
son desgraciados. No es verdad que pueden hacer lo que quieren. Ya no
lloramos, porque no vale la pena ... "

Así pensando, se le aparece un gnomo, que se ofrece a satisfacer su


anhelo: "Me llamaste y vine. ¿Qué quieres?" Y Korczak reflexiona:
"Es fácil pedir algo cuando se lo desea sin mucho interés". Por fin
formula su deseo.
Hay una serie de ingeniosas circunstancias que el personaje des-
cribe acerca de su metamorfosis. Esta se produce en parte como la
de la "Bella Durmiente del Bosque", en el sentido de que reaparecen
su madre y su padre y aparece una hermanita menor, que no es-
taba en su anterior existencia (ya que él habla de "una casita para
tres"). La alfombra del cuarto recobra sus colores de antaño, pero en
cambio la enseñanza es "moderna" como cuando él era maestro, hay
automóviles, como no los había "cuando él era niño por primera vez"
y el niño (del que no se dice el nombre ni la edad, pero que se puede
ubicar entre los 8 y 9 años) ignora cómo es que conoce el camino
al colegio, cómo aparecen en su cuaderno los "deberes del día an-
terior" y se pregunta si debe mostrar que sabe la hora o no, para
no traicionarse, etc.
El segundo capítulo, denominado "El primer día", contiene una
admirable referencia a lo que yo considero podría adscribirse a los
fenómenos de "identificación primaria", presentes en las etapas pos-
teriores de evolución del sujeto (niños mayores o adultos), en que
la persona, enfrentada con situaciones enteramente nuevas (país ex-
tranjero o idioma, idiosincrasias diferentes, o regímenes políticos),
debe al principio recurrir a una suerte de "mimesis" en parte volun-
taria, pero en gran parte "inmediata y anterior a toda carga de objeto"
(como caminar como gente de otro país, etc.), en la cual coexiste un
"yo observador" (la anterior identificación, sedimentada en el yo,
identificación secundaria, consecuencia de la resignación de objetos
758 Haydée Celia Kohan

reales o fantasmáticos) con estas nuevas adquisiciones "rápidas"


que en caso de no mediar una elaboración, se pierden al cambiar
las circunstancias, o se pierden las adquisiciones anteriores si persiste
en esto *.
El niño, al principio, oculta que resuelve los deberes en un santia-
mén. Dice: "No digo a nadie que he sido grande. Simulo que siempre
fui un muchacho. Miro y espero".
Ese primer día, entremezclándose con la alegría de sentir su cuerpo
joven y su curiosidad por todo, comienzan los sinsabores: un compa-
ñerito le pide el cuaderno y él tiembla de que la maestra lo note.
Atropella al director, que lo acogota y le grita: "[Mocoso, llamaré
a tu madre!" Viejas y renovadas angustias. "Es extraño, piensa,
nadie acogota a un adulto porque tropieza. ¡Nunca lo había pensado
cuando era grande!"
A medida que transcurren las horas y la novela (toda la acción
se desarrolla en cuatro días), se perfila el hecho de que Korczak
describe un recorrido desde que el sujeto es niño hasta que es grande,
y en ambos polos hay sólo frustraciones, dificultades y algo más
que "frustraciones": abismos o situaciones insoportables. Me parece
interesante señalar este aspecto parangonándolo con El Principito
porque, aunque se trata de obras y de personas tan diferentes en
apariencia (otra generación, otro país), la situación sin salida es
idéntica en ambas.
Dice: "¿Me sentía mejor cuando era grande?"
Sin embargo compara:

"El niño es como la primavera o como el sol Alegría y belleza. De pronto


un rayo. ¡Tormenta! El adulto vive como en medio de una neblina. Una
neblina triste lo rodea."

Dos horas de clase de ese "primer día" permiten al pedagogo Korczak


describir los procesos de la inspiración y de la creatividad.

"Inspiración es cuando algo difícil se vuelve fácil. Todo sale bien, y uno no
sabe siquiera cómo lo hizo. Está cansado pero contento. A los niños que
trabajan con inspiración el maestro los estorba, los corrige. La inspiración
es una conversación con Dios. Nadie tiene derecho a interrumpirla. En ese
momento necesitamos estar solos. Cuando uno termina, se asombra como
si no fuera suyo" =.

En la clase de dibujo el protagonista dibuja un tríptico. Es un mo-


mento clave de la obra. El niño dice que se preocupa de "ennegrecer
el fondo", para mostrar lo que quiere expresar. En una parte del

" Estas ideas han sido desarrolladas por mí en un trabajo denominado "Si yo
fuera usted, Melanie Klein".
** Nótese la connotación religiosa, también presente en Saint-Exupéry.
"Si yo volviera a ser niño" 759

tríptico se ve un recreo en que un maestro cuelga a un nmo de su


oreja y lo flagela. En otra, una clase en que todos son fustigados
con la vara. En la tercera, un muchacho está desnudo, el portero lo
sostiene y el maestro le pega con un látigo. Se esmera en poner de
relieve rostro por rostro. Incluso, el de él mismo cuando era niño,
en la primera fila *.
Sin advertirlo, Korczak y el niño que representa nos revelan el
mundo "schreberiano" que anida en él y que luego se materializó
trágicamente.
La clase siguiente es de geografía. Los esquimales. "¿No se derriten
las chozas? ¿Qué hacen si se extravían? ¿Los niños saben leer?"
Los niños sólo terminan de entender los conceptos en el recreo
donde juegan "a los esquimales". Intercambian información. Es una
oportunidad para que Korczak nos muestre los procesos del aprender
que él tan bien parece dominar. Al terminar el día, los chicos salen
de la escuela, tratando de lamerse la nariz. Pasa una señora que los
insulta: "[Maleducadosl" ¡No se da cuenta de que son perros de
San Bernardo!
A la tarde, el niño juega con su hermana Irene, que parece tener
seis años. La muñeca es un "ladrón" y nuestro niño un detective.
"Tal es la realidad de los mayores descubrimientos humanos. Todo
en el mundo es Irene escondiendo su muñeca y yo demostrando que
no hay escondite que no se pueda descubrir".
Hay reflexiones acerca de la brutalidad de algunos niños que los
mayores no vigilan, el sentimiento de justicia en los niños, y los cas-
tigos corporales. Dice:

"Vivimos como un pueblo de pigmeos sojuzgados por gigantescos sacerdotes,


que poseen la fuerza del músculo y una sabiduría secreta. El único amigo
nuestro entre vosotros es el artista."

De pronto, como en los cuentos de hadas, cuando parece todo triste,


opaco y desolado, se produce un encuentro mágico. En este caso,
con un perrito parado, en una calle solitaria. Antes de este encuentro,
aparece por primera y única vez en la novela el padre, para retarlo.

"Ese día tomé un camino diferente y encontré un pequeño perrito parado


sobre la nieve, muy chiquitín y muy asustado."

El perrito se hace inmediatamente su amigo, pero debe deshacerse


de él porque no cuenta con dinero para comprarle leche y porque
sabe que no tendrá permiso para llevarlo a su casa. También nota la

" Considero que este "Tríptico" representa la escena primaria, sádica innorn-
brable, a la que nunca se debe llegar, "la cámara sombría", y que se agazapa en
los recovecos abisales de estos sujetos.
760 Haydée Celia Kohan

dificultad de pedir dinero para cosas baladíes (cordones nuevos) y


comienza a ver lo espantoso que es ser niño: "Tal vez sólo un preso
desea así la libertad".
y aparece el amor. Una primita que viene de otra ciudad para una
fiesta hace reflexionar al autor acerca del amor en los niños: "Maru-
jita tiene pelo suave. Ojos dulces". El niño va al colegio como em-
bobado y canta durante la clase sin darse cuenta, hasta que todos
se ríen y él lo nota. "[Oué hermoso si todas las muchachas se pare-
cieran a Marujita!"
Pero Marujita no puede volver cuando quiera y él no puede ir a
visitarla. "[Quizá no se vean nunca más!" Los niños no tienen dinero
para viajar donde quieren. Quiere construirse un trineo para jugar
sobre la nieve y no le alcanza. "[Tristeza, tristeza y más tristeza!"
No puede hablar con los adultos porque se burlarían. Planta una
alverjilla cuando conoce a Marujita y florece. "Antes no había nada,
y ahora esta flor pequeñita." Lleva al colegio una tarjeta de Marujita
para mostrársela a su mejor amigo. Se la arrebatan. La rompen, llora.
Es el fin. La maestra lo reta. No atiende en clase. Lo llaman "inco-
rregible". Aparte se asusta de que está escribiendo cada vez con más
dificultad.

"Ahora parece que Marujita es coqueta. Bailaría con cualquiera y toda la


noche. Odio a Marujita. ¡Es una tonta! [Coqueta! [ ... ] Cuando quise ser
niño, me olvidé por completo de ciertas cosas. ¡La falta de dinero, la
esclavitud!"
"En la monotonía de mi vida de adulto, solía pensar en los hermosos años
de mi infancia. Vuelvo a ellos. Me dejo tentar por el recuerdo: y he aquí
que entro en la monotonía de los días infantiles. No he ganado nada y he
perdido la fuerza que da la resignación."
"Quise volver a ser niño para escapar de las tristezas de los grandes, pero
ahora tengo las de los niños... que duelen mucho más."

En ese momento el gnomo acude otra vez en su auxilio.


Antes de pasar a referirme a Saint-Exupéry, quisiera señalar los
elementos comunes que existen entre Si yo volviera a ser niño y
El Principito, que más adelante comentaré. Uno de ellos es el en-
cuentro mágico con un ser pequeño y desvalido. Otro, la vivencia
dolorosa y sin salida, de los sentimientos de amor, que hablan ---con-
sidero- de un yo narcisistamente catectizado, de modo que propone
solamente caminos circulares y centrípetos. Otro elemento, derivado
de la sutil observación de ambos pensadores, es la capacidad del
niño de conectarse con el dibujo en otra tópica y el fracaso del mismo
como puente con el adulto.
"Si yo volviera a ser niño" 761

Saint-Exupéry

Un bosquejo de la vida y la obra: Antaine de Saint-Exupéry nació en


Lyon, el 29 de junio de 1900. Al tener 4 años falleció su padre, el
Conde de Saint-Exupéry. Desde su tierna infancia, se interesó por las
letras, los inventos, la aviación y el dibujo. Según su madre, sus her-
manas y sus biógrafos, siendo niño se hablaba de él como "el Rey
Aklin", o "el príncipe", que impartía órdenes en sus juegos. Demos-
traba su carácter "principesco", por ejemplo, despertando a su madre
y sus hermanos a cualquier hora de la noche para leerles sus poemas
o para que escucharan el relato de sus inventos aeronáuticos. Saint-
Exupéry consideró a la infancia (y a su infancia) como lo "único
feliz".
En "Cartas a su madre", desde la Argentina (1930-32) escribe:

"La cosa más buena, más amiga, que he conocido en mi vida, es la estufita del
cuarto de Saint Moris. Nunca tuve un amigo igual. Estar enfermo era una
suerte maravillosa. Lo que me ha enseñado la inmensidad no es la vía láctea,
ni la aviación, ni el mar, sino el segundo lecho de su cuarto ... "

Estufa. .. (mona de alambre). Lecho. .. (inmensidad).


Los biógrafos describen tres romances de Saint-Exupéry. A los 22
años, conoció a una joven de la nobleza francesa, en cuyo hogar fue
recibido. A raíz de un grave accidente, ella le pidió que abandonara
la aviación. Ese pedido hizo que Antaine la considerara "deseosa de
domesticarlo". "No hice mis provisiones para encerrarlas en una
mujer, y en ella complacerme".
Lo más curioso es que dejó a la dama, pero también la aviación,
y se dedicó a vender camiones durante unos años. En esa época de
1925 conoció por una amiga a Gide, Malraux, Gallimard, Prevost, y
se inició en la publicación de sus escritos.
Otra gran ilusión y luego desilusión fue una mujer de cafetín,
hermosa y dulce. La dejó porque un día volvió al cuarto y la vio
zurciéndole medias. Sintió que era una "vaca" y se asqueó. No quiso
volver a verla.
De 1930 al 32 vivió en la Argentina, como piloto inspector de la
Aeroposta del Sur. Aquí conoció a Consuelo, entonces viuda de Gómez
Carrillo. La propuesta matrimonial, de "respeto mutuo", que él mismo
le había formulado, y lo asqueado que luego se mostró de sus resul-
tados, no sólo resultan asombrosos, sino que llama la atención que Wl
762 Haydée Celia Kohan

argentino como Aybar (piloto y compañero, luego radicado en París


por Aerolíneas) publique algo degradante para una mujer. Eso haría
pensar que había "algo" que ocultar. Escribe Aybar:

"Le dio una libertad espiritual, que alentó en ella desnudar su pasado im-
prudente, y mostrar un temperamento sin freno. Saint-Exupéry la soportó
hasta convencerse de que no podía convivir con ella, sin convertirse en un
crápula. Meses después de aquel desastre [bastardillas mías], logró rehacerse
y restablecer su equilibrio moral."

En La Ciudadela, que se ha dicho alude a Consuelo, escribe Saint-


Exupéry:

"La siento a ella toda palpitante, echada aquí, como la trucha en la arena ...
Quien sea el hombre que surja, la satisfará... Pero vanamente: pues no
hay hombre para calmarla... [Luego se embarca en reflexiones acerca de
que para ser amada, la mujer debe ser custodia de la llama del hogar y ver
al hombre como a Dios.]

¿Mujer domesticante? ¿Mujer aprisionante? ¿Mujer "vaca"? ¿Mujer


insaciable?
Ninguna iba a aprisionar ni a saciar su ansia irrefrenable y su nece-
sidad de golpearse contra los bordes de una jaula (este mundo) y
probar más y más sus límites hasta que la "Gran Mujer" lo acogiera
en su regazo, en su "inmensidad" y junto a su "estufita". Las cartas
a su madre (¿quizá por la influencia de Buenos Aires?) parecen
letras del tango "La Cumparsita",
Antoine de Saint-Exupéry fue entre nosotros, los argentinos, un per-
sonaje enigmático. De niños lo asociábamos al dibujo de un pequeño
planeta y un "Principito". Algunos sabían que había residido aquí
como piloto de pruebas. En realidad en ese entonces todo en la avia-
ción eran pruebas, casi viajes espaciales. Cuando llegó a estas orillas,
ya había obtenido un galardón de la Academia de Letras Francesa, en
1929. Desde que en 1925 se perfiló como escritor, nunca abandonó la
literatura, cosa que sí hizo con la aviación, de la que, sobre todo por
sus dolencias físicas, se alejó por períodos.
Su existencia real está casi toda detrás de sus páginas, vertida
en su estilo peculiar, que culminó en El Principito y La Ciudadela
(obra póstuma). Lo más importante es la filosofía que trasmite sin
vacilaciones: En cada hombre, hay un Dios: sólo tiene que descubrirlo
un día. La mujer, tentadora involuntaria (exactamente como se des-
prende de la obra de Goethe, especialmente de Dr. Fausto), desvía
al hombre de su destino de grandeza. El trasfondo de su obra con-
tiene tres personajes, pero que no son el padre, la madre y el niño,
sino Adán, Eva y la serpiente.
"Si yo volviera a ser niño" 763

Su mensaje póstumo a las futuras generaciones, contenido en parte


en El Principito, sería: este mundo es absurdo y provisorio, y hay
que buscar "fuera de él" el camino hacia sí mismo.
Quisiera hacer una reflexión acerca de Saint-Exupéry y la Argen-
tina, y sus comentarios, reflejados epistolarmente, de que "odiaba
la Argentina y Buenos Aires [ ... ] porque era cuadrada, casas cua-
dradas, campos cuadrados, con un molino, sin estaciones climáticas,
sin aire". Nada más acertado. Pero aquí fue rico por primera y única
vez en su vida. Ganaba "25.000 francos y no sabía qué hacer con
ellos". Un libro que escribió aquí le valió ser conocido en EE.UU.
porque Hitchcock compró el guión para un film. Aquí recibió la
Legión de Honor (en la Embajada) por sus méritos en la aviación.
Aquí recibió una prolongada visita de su madre con la cual viajó
por unas vacaciones a París, y aquí se enamoró y se casó por primera
y única vez en su vida. Si el amor es la relación del yo con los
objetos de placer, Saint-Exupéry odiaba lo "placentero".
Su vida aquí quedó reflejada en novelas, cartas, donde relata per-
manentes hazañas, actos de temeridad para inaugurar nuevas rutas.
Actos de salvataje donde demostró un compañerismo conmovedor.
En 1932, Air France se constituyó en la fusión de todas las "aero-
postas", y Saint-Exupéry quedó afuera.
Cuando se desencadenó la guerra decidió participar en las acciones
bélicas. "Un concilio de médicos había sometido a acrobacias ab-
surdas a este dueño del cielo", escribe.
La ventaja de los alemanes lo exasperaba. Al rendirse su país, emi-
gró a una Norteamérica a la que le faltaba un año para Pearl Harbor.
En Francia dejó a su amigo Leon Werth, poeta judío, a quien le dedica
El Principito. Entonces se produjo su ruptura matrimonial. Se hizo
estrella de los salones. Sus dolencias óseas se agravaron y debió ser
intervenido. A pedido de su editor, como "cuento de Navidad" de
1942, escribió El Principito, siendo alojado para ello en un lugar
paradisíaco, cerca de Nueva York.
Dice Aybar:

"Volcó en él todo lo que anidaba en su alma desde que era hombre ... Fue
un homenaje a los niños, pero también un reconocimiento a un pequeño
personaje, que vivía en su espíritu, que solía hablar por él en sus dedica-
torias. Que se posaba en el margen de una página, cuando le era difícil, como
poeta, atrapar una imagen en vano perseguida.
Cuando dibujaba ese paje o serafín, sus amigos decían: 'Ese niño debería
hablar', a lo que él respondía: ... 'Lo que diría sería un tanto melancólico.'''

Cuando el 6 de agosto de 1943, se publicó El Principito, Saint-Exu-


péry volaba por Africa, como piloto civil "enganchado", hacia su
Último destino.
764 Haydée Celia Kohan

Había puesto a salvo, a mi entender, el ser que hablaría por él y


que explicaría al mundo que "la muerte resuelve todos los enigmas
y perfecciona la vida" ...
¿ Cuál era el "falso self" y cuál el "verdadero" de Saint-Exupéry?
En todo caso, al entregar su "principito" fue juzgado severamente
por su falso self que parecía estar resuelto a decirle "adiós" a ambos.
Es extraño (y no lo es) el hecho de que al igual que Korczak,
Saint-Exupéry era conocido por sus "verdugos". Gozaba de la estima
del pueblo alemán, que no deseaba contarlo entre sus víctimas. El
soldado que lo derribó, el capitán Kant y otros, erigieron un altar
en su memoria. Así, el suicidio de Exupéry, como el de Korczak,
reclutaba culpables.
A último momento el estado físico de Antoine era deplorable y, en
caso de incendio o ataque, era sabido que no podía por sí mismo
saltar del avión.
Dice su biógrafo Aybar:

"La alteración física y mental iba adueñándose de Saint-Exupéry, Su dolor


físico parecía venir de 'más lejos'. Algo fracasaba en su mundo Ideal, si
estaba privado de cumplir su deber. Su vida carecía de sentido social y era
sólo frustración, a los ojos del poeta, y del héroe que estaba naciendo en él."

El biógrafo relata peleas permanentes con su médico:

"Sentía una patética necesidad de continuar una discusión que ya se había


dado por concluida. Se quejaba de una imaginaria fractura y aunque le mos-
traban que no la había, pero que guardara reposo, él deseaba reintegrarse
como 'fracturado'. Había estado abusando de somníferos, que le afectaron
el duodeno. Sospechó entonces que los médicos sospechaban un cáncer. (No
tenía paz, entre sus deseos de aventurarse, su hipocondría y su tendencia
a burlarse y agredir.)"

El 31 de julio de 1944 el diario de la escuadrilla reza:

"Un muy triste acontecimiento viene a empañar la alegría que todos expe-
rimentábamos ante la aproximación de la victoria: el comandante Saint-
Exupéry no ha regresado. ¿Puede haberse posado en Suiza? Pero pensamos
que no tendrá la alegría de entrar con nosotros en la Francia liberada."

El escribía cuatro días antes de su muerte:

"Hago la guerra lo más profundamente que puedo [bastardillas mías]. Soy


el decano de los pilotos de guerra de todo el universo [literalmente se inter-
naba en territorio prohibido para sacar fotos]. Si soy 'bajado' nada lamen-
taré. El futuro hormiguero me espanta [se refiere al hacinamiento urbano].
Yo nací para ser jardinero. La muerte perfecciona la vida. Si vuelvo con
vida, se planteará para mí un problema: ¿Qué se puede decir a los hom-
bres? No me interesan las cosas que subsisten. ¿Qué quedará de lo que
amo?"
"Si )'0 volviera a ser niño" 765

Varias veces en los últimos días, tuvieron que sacarlo de su Loocked


averiado. Medía 1,85, y sus heridas y fracturas lo hacían casi un
inválido. Los que lo buscaron conjeturaban que no habría podido
saltar. Además antes de partir había dejado escrito:

"Ahora iré 'hasta el fin'. No está lejos ya. 'Quedar' me es vertiginosamente


indiferente."

En "El Correo del Sur", escrito varios años antes, le hace decir a su
personaje Bemis:

"Lo que yo buscaba estaba oculto detrás de cada cosa, y me parecía que
con un esfuerzo lo iba a comprender. Me parece que ya el navío zozobra.
Me parece que ya el niño se apacigua. Me parece, en fin, que ese estreme-
cimiento de mástiles, velas y esperanzas, entra en el mar ...••

El Principito. Describir, cuestionar, estudiar o tratar el mensaje


de El Principito es una tarea delicada, por lo magno de su signifi-
cado y por su condición de obra de arte, quizás incuestionable.
Desde hace cuarenta años, cuando dos personas jóvenes empiezan
a tratarse suelen preguntarse si han leído El Principito.

Intentaré plantear algunos interrogantes, en la línea de las ideas que


desarrollo, y hacer algunos comentarios: ¿Contiene algún mensaje
El Principito? Y en todo caso, ¿cuál es? ¿Hay varios? ¿Coincidentes?
¿Contradictorios?
Veamos: un aviador que a los seis años de edad había sido desa-
lentado del dibujo tiene una "panne" en el desierto de Sahara y luego
de verificar que cuenta con agua para 8 días y tratar de arreglar su
motor, se duerme y al despertar ve ante sí un diminuto "princípito"
que no parece fatigado ni hambriento y que le pide que "le dibuje
un corderito muy pequeño".
Hasta los seis años, el aviador-niño había dibujado boas que se
tragaban elefantes enteros, inspirado en lecturas del "Bosque Virgen",
y como los mayores no lo comprendían y tomaban el dibujo "por
un sombrero" hacía las boas transparentes y en su interior se veía
el elefante: pero el resultado era que lo mandaban a estudiar geo-
grafía y matemáticas. El autor dice irónicamente que así fue como
aprendió a distinguir entre China y Arizona, pero que "vivió solo, sin
nadie con quien hablar verdaderamente" hasta el momento de la
"panne".
El principito comprende por supuesto el dibujo de la "boa abierta
y la boa cerrada" y el de un cordero pequeño representado por una
caja con agujeritos. Inmediatamente se revelan algunos enigmas,
amén de que el principito no es terráqueo y que 110 padece de las
766 Haydée Celia Kohan

necesidades "vitales", pero sí las del registro de lo afectivo y de una


"pasión de saber" imperiosa. Existe un mundo de los niños, al cual
parece pertenecer el principito, y un mundo "de las personas mayo-
res", al cual el aviador no pertenece y teme llegar a pertenecer algún
día.
De pronto el principito presenta el motivo de su pasión y de su
presencia en la Tierra: el estar aquí forma parte de un viaje para
"olvidar penas de amor". Una rosa única en el mundo en su pequeño
planeta lo ha cautivado y los desplantes de su "reina" lo indujeron
a emigrar.
El principito reflexiona: "Debí haber adivinado su ternura, detrás
de sus pobres astucias. No debí haber huido jamás. Era demasiado
j oven para amarla ... "
¿Podemos pensar, como algunos autores, que aquí se reflejan las
propias ideas de Saint-Exupéry acerca de su propia experiencia de
amor con Consuelo? ¿u otras?
Antes de la partida, quizá tarde, el principito comprendió que la
rosa lo amaba y que por orgullo no había querido demostrárselo.
El principito recorre diferentes planetas, en los que, al modo dan-
tesco, se tropieza con la codicia, el vicio, la vanidad. Los seres-pa-
siones que allí habitan le dan pena o le producen desprecio. A todos
responde con una refinada descalificación. Por fin llega a la Tierra.
En la Tierra lo recibe "la víbora",a la cual inmediatamente explica
lo de la flor. También el niño trata de descalificar a la víbora, di-
ciéndole que "no puede viajar, porque no tiene patas" a lo cual la
víbora responde:

"Puedo llevarte más lejos que un navío ... a quien toco, lo vuelvo a la tierra
de donde salió ... Puedo un día, si extrañas mucho tu planeta, 'ayudarte'
... 'Te he comprendido bien [dice el principito] pero ¿Por qué hablas siem-
pre con enigmas?' 'Yo los resuelvo todos' [dice la víbora.]"

Es este el primer "objeto" que le pone límites al principito y que le


muestra cómo la búsqueda de lo perfecto conduce a "resolver todos
los enigmas".
Otra etapa del recorrido de nuestro principito es el descubrimiento
del jardín de rosas, y la comprobación de que su rosa no es única
en el mundo. Reflexiona acerca de que "no es un gran príncipe"
ya que sus posesiones se reducen a volcanes que le llegan a la ro-
dilla y esa rosa ordinaria ",

* Considero que en condiciones favorables (como ocurno con Goethe, que al


escribir el Werther se salvó del suicidio), Saint-Exupéry podría haber en-
contrado en este personaje y el fracaso de su mundo fantasmático respuestas
a su conflicto identifica torio. Pero no fue así. Cuando El Principito se publicó,
ya Saint-Exupéry volaba hacia lo "infinito".
"Si yo volviera a ser niño" 767

Esta experiencia con las rosas y "la" rosa es capitalizada por el


príncipe, a través de un nuevo encuentro. Esta vez con un zorro.
Posiblemente se trata del padre ausente, cuasi moribundo, borroso
(como objeto del mundo interno del niño que fue Antaine). Sabe-
mos que la catectización de los objetos de la realidad coincide con
la catectización y el encuentro del yo con sus primeros haberes: el
propio cuerpo y el yo de un "otro". Esto puede estar interferido en
varias circunstancias, en que la escisión entre lo sexual y lo narci-
sista tiene importancia. En caso de que el sujeto se decida a dar el
paso y encontrar un "otro" arriesga libido pero amplía su yo con
nuevas identificaciones.
El zorro representa el acceso al orden simbólico o a las pautas
dialécticas de la vida y la muerte. Le explica al príncipe que "nada es
perfecto". Por ejemplo, el planeta del niño es lindo porque no tiene
cazadores, pero es malo porque no tiene gallinas. Vida y muerte son
necesarias. Amor y tristeza. Animarse a querer y luego extrañar. El
zorro simbolizará con el trigo la blonda cabellera del principito, y
así la recuperará al perderla. Le explica los secretos del amor (tu
rosa es única, para ti, por el tiempo que empleaste en ella) y de la
responsabilidad sobre lo amado. Pero parece, por el desenlace, que
el principito prefiere la muerte a la deshonra de amar.
De pronto, en la "realidad" hay una situación límite: ambos, avia-
dor y niño, están amenazados de morir de sed. Pero el niño descubre
un aljibe, tan misterioso como él mismo. (Creo que en ese instante,
en verdad, ambos "mueren". ¿Habrán sido estas experiencias límite
a las que se expuso Saint-Exupéry, "más allá del principio de placer",
las que propiciaron luego que se adentrase "más y más" en 1944 en
territorio enemigo?)
A pesar de la "salvación" y del encuentro con el zorro, el principito
decide acudir a la víbora con la que se había citado al año de su
llegada a la Tierra, "para que lo ayude a volver a su planeta". El
aviador ha encontrado la solución a su desperfecto y comprueba ató-
nito que el propósito del hombrecito es ser picado por la víbora y
"volver a su asteroide". "Lo estreché entre mis brazos", dice, y "sin
embargo se escurría verticalmente hacia un abismo, sin que yo pu-
diera hacer nada por retenerlo" (¿angustia de Exupéry ante su falta
de descendencia, sensación de vida falsa?)

"Comprende [dice el principito] No puedo con mi cuerpo. Es demasiado


pesado. Pero será como una vieja corteza abandonada. Tendré pozos de
agua en todas las estrellas. Luego cayó suavemente a Tierra." *

* En personas con estas características (sobreadaptación, embarcados en pa-


siones intelectuales), hay tendencia, según describieron Winnicott, o Joyce
McDougall, a ubicar sus padecimientos en el cuerpo como una "vieja corteza
abandonada", y luego dejar el cuerpo librado a su suerte.
768 Haydée Celia Kohan

El autor explica a los mnos que el principito existe porque en las


estrellas "ríen quinientos millones de cascabeles". Ahora, si el cordero
que llevaba el principito se comió un día la rosa tan amada (porque
él en realidad se olvidó de dibujarle un bozal), entonces, todos esos
cascabeles se transformarán en lágrimas". Y para él mismo, según
relata el aviador, a partir de ese encuentro, ya nada en el mundo
podrá ser igual, si el cordero sí o no, comió a la rosa.

Conclusiones teóricas. Comentarios bibliográficos

Para finalizar, y a modo de "conclusiones", queriendo dejar apertu-


ras para ulteriores propuestas o indagaciones sobre el tema, quisiera
realizar algunas referencias teóricas a ciertos aspectos que he desa-
rrollado en el texto.
En "Introducción del narcisismo" (1914), Freud muestra que una
forma de abordar el tema es a partir de las perturbaciones a que el
narcisismo está expuesto en el niño, y luego sus resabios en el adulto.
Cita a Heine:

"Enfermo estaba y ese fue


de la Creación el motivo."

El amor sorprende al yo y pone a prueba la autoestima, la movi-


lidad de las catexias y la capacidad de buscar retribución a las inves-
tiduras libidinales.
Dice:

"El yo se empobrece en favor de estas investiduras, [ ... ] y vuelve a enri-


quecerse por las satisfacciones de objeto [ ... ] y por el cumplimiento del
ideal. Cuando el ideal del yo, se confunde con el yo ideal, [ ... ] ser de nuevo
como en la infancia su propio ideal, estamos en los dominios de la per-
versión."

Explica Freud (ideas que fueron ampliadas por McDougall) cómo los
procesos sublimatorios pueden entrar en interesantes conexiones con
la formación del ideal (cuando el ideal sigue caminos de la desvia-
ción sexual) y cómo puede confundirse la no sexualidad, destinada
a contener la violencia, la muerte o el desenfreno, con la sublimación.
Winnicott (1965) se refiere, en su artículo "Deformaciones del yo",
a un yo verdadero y uno falso (que en realidad sería "artificial").
Describe etapas de la coexistencia del yo verdadero y el falso "desde
"Si yo volviera a ser niño" 769

aquellas en que el falso se presenta como el verdadero, hasta que


sólo está presente para protegerlo". En estas vicisitudes, que pueden
ocurrir espontáneamente, o en análisis, la persona total puede correr
riesgos fatales, cuando el ser falso decide eclipsarse para permitir
la emergencia del verdadero. Si este plan fracasa, el ser falso puede
decidir la muerte de "ambos" para proteger de la denigración al ser
verdadero.
Winnicott describe casos en que el "falso self" se ubica en la mente:
"El falso self produce una disociación entre la actividad intelectual y la
existencia psicosomática (física, real) del sujeto. A los ojos del mundo, el
individuo aparece como un ejemplo de grandes méritos académicos. Este
tiene en cambio la sensación de estar viviendo una farsa. (¿Celos del self
verdadero? ¿Odio asesino por robarse la vida?) Cuando tales individuos se
destruyen a sí mismos, de una u otra manera, el hecho produce un shock
en quienes habían puesto grandes esperanzas en ellos."

Joyce McDougall,en Alegato por una cierta anormalidad, se refiere no


a los "buenos neuróticos clásicos", sino a aquellos que "se han inter-
nado en los complejos caminos de la desviación sexual".
"Yen los cuales la necesidad vital se entremezcla en la práctica perversa,
en un dimensión evocadora de la desesperación ... ¿O podría ser un deseo
diferente el que se expresa? Muy frecuentemente [estos sujetos] pueden
prescindir de la resolución orgiástica, como de la relación amorosa. [ ... ]
[En ellos] la amenaza que pesa sobre la sexualidad es más antigua y con-
cierne al derecho a una existencia separada y un pensamiento independiente.
Se trata del peligro de desaparecer en el otro y de desear esa "desaparición".
Morir para escapar al peligro que representa 'el otro.'''

La autora concluye:
"Si el niño agazapado en el fondo de cada hombre es la causa de su sufri-
miento, también es la fuente del arte :v de la poesía. Estos sujetos luchan
contra el 'espectro de la normalidad' [ ... ) Es necesario saber comunicarse
con ese niño mágico narcisista, so pena de asfixiarlo."

En el capítulo "Escena primaria y argumento perverso", describe


una constelación que se repite, en estos sujetos con "desviación se-
xual" (perversos, psicosomáticos), con una madre idealizada intrusiva
y un padre borroso en el mundo objetal interno. La escena primaria
estrafalaria, reinventada al infinito, encubre una madre omnipresen-
temente intrusiva en el inconsciente. El suicidio de estos sujetos puede
sobrevenir cuando (en momentos de amor objetal) se desprenden del
"collage" madre-padre, "trozos esenciales del padre" (comparar con
Winnicott) que representan lo bueno escondido y petrificado.
Piera Aulagnier (1977) en su libro Los destinos del placer se re-
fiere a "la pasión" en el capítulo "Relaciones de asimetría y su proto-
tipo". Según Aulagnier, la pasión se desata cuando un objeto se ha
770 Haydée Celia Kohan

convertido para el yo del sujeto en fuente de todo placer y ha des-


plazado al yo en el registro de sus necesidades. Incluye en este con-
cepto "la pasión de saber", la que muy a menudo se tiende a olvidar,
que no está al abrigo de los peligros de la pasión.
Una característica de este registro es la falta de cualquier duda
entre las representaciones creadas por el pensamiento de estos su-
jetos y la realidad que esos pensamientos suponen representar (lo
contrario del obsesivo).

"El encuentro con la situación pasional sorprende al sujeto, sumergido en


un proyecto identifica torio tambaleante. La intensidad pasional suele ser
proporcional al riesgo de muerte que corren estos sujetos... La pasión
consiste, en el fondo, en un plan tanático, organizado en base a una nece-
sidad de placer, emanada de un objeto (droga, otro sujeto, 'saber') que
provoca en sí mismo un deterioro o posibilidades de producirlo... La defu-
sión instintiva se nota en que cada vez más se ahonda el divorcio entre lo
experimentado-pensado y entre lo vivido-recordado, privilegiándose el se-
gundo término de la ecuación."

Creo haber transmitido mis ideas sobre el tema que me ocupa, y, al


mostrar las concomitancias teóricas con autores conocidos, entiendo
que he creado un "espacio de confrontación", para que colegas que
participan de diferentes puntos de referencia teórico se vean facili-
tados en el abordaje de esta problemática de la sublimación, la per-
versión, la magia, el amor y la muerte.

Resumen

El presente trabajo apunta a detectar procesos que podrían adscribirse al re-


gistro pasional, y que acontecen en adultos con ciertas características (¿caren-
cia de figura paterna?, ¿trastornos de su identidad sexual?, ¿desarraigo?, ¿sobre-
adaptación? .. ) que han logrado en forma sublimada, o reactiva, identificarse
masivamente con los niños y en ocasiones consagrar su vida a la infancia:
seres tales como pedagogos, poetas, artistas, que han creado piezas literarias
acabadas, () desarrollado métodos pedagógicos revolucionarios, inspirados en
la niñez.
En estos sujetos, según se desprende de algunos ejemplos, esta identificación
masiva con lo infantil, reviste, o implica, un alto riesgo que podría compararse
(por la falta de angustia señal ante el peligro que suele acompañar la trayec-
toria de estos sujetos, la falta de tensión aparente, o la entrega a la situación
en forma tal que pareciera que la valorización por el yo es proporcional al
riesgo de muerte) con el reverso de la leyenda del "Flautista de Hamelin", en
que (en este caso) los niños eran atraídos hacia la muerte, sin que ofrecieran
resistencia, cautivados por la dulce melodía que emanaba del instrumento del
enigmático músico.
La indefensión que emana del infante )' el anhelo de retornar a las circuns-
tancias del narcisismo originario podrían tener significado en el desencadena-
miento de estos procesos, en los cuales las personas implicadas parecen buscar
¡//la respuesta a un proyecto idcntiiicatorio vital, que 170 han podido hasta
entonces resolver.
"Si yo volviera a ser niño" 771

Se ejemplifica con algunos aspectos de la vida y obra de Ianusz Korczak,


mártir del holocausto nazi, fallecido en Treblinka en agosto de 1942 y autor
de Si yo volviera a ser niño, y de Antoine de Saint-Exupéry, piloto civil y
voluntario de guerra, muerto en acción el 30 de julio de 1944, y autor de
El Principito.

Résumé

"SI lE REDEVENAlS UN ENFANT": SUBLlMATION ... PERVERSION .


MAGIE ... AMOUR ... MORT .
(Un apport a l'étude des processus d'identiiication massive)

Ce travail essaye de déterminer des processus pouvant s'inscrire dans le re-


gistre passionnel. Ces processus se produisent chez des adultes qui ont cero
taines caractéristiques particulieres (un manque d'image paternelle?, des
troubles dans leur identité sexuelle?, un déracinement?, une suradaptation? .. )
et qui, de facón sublimés ou réactive, ont pu s'identifier massivement aux
enfants, et rnéme parfois, consacrer leur vie a l'enfance: il s'agit de pédago-
gues, de poétes et d'artistes qui ont créé des piéces littéraires accomplies ou
encore, qui ont développé, en s'inspirant sur l'enfance, des méthodes péda-
gogiques révolutionnaires.
Sur la base de certains exemples, nous pouvons voir que pour ces sujets,
cette identification massive avec ce qui est enfantin, recouvre ou implique un
grave risque comparable au verso de la légende du "Flütiste de Hamelin".
11 existe la un manque d'angoísse signalétique devant le danger qui, souvent,
accompagne le chemin de ce genre de sujets, ainsí qu'un manque de tension
apparente, ou encore, un .engagement dans la situation qui fait penser que la
valorisation par le moi est proportionnelle au risque de mort. En fait, dan s
la légende du "Flütiste de Hamelin", les enfants étaient attirés vers la mort
sans offrir la moindre résistance, car ils étaient envoütés par la douce mélodie
qui provenait de l'instrument de ce musicien énigmatique.
L'indéfension émanant de l'enfant ainsi que le souhait de se rapporter aux
circonstances du narcissisme originaire, pourraient avoir un sens dan s le
déchainement de ces processus: la, les personnes concernées, semblent chercher
une réponse ~. un projet identificatoíre vital, qu'il leur a été impossible de
résoudre auparavant.
Certains aspects de la vie et de l'oeuvre de Janusz Korczak, sont donnés a
maniere d'exemple. Ce dernier fut un martyre de l'holocauste nazi, qui mourut
a Treblinka en aoüt 1942; il est l'auteur de l'ouvrage: Si je redevenais un
enjant. Un autre auteur qui sert d'exemple a ce travail est Antoine de Saint-
Exupéry, pilote civil et volontaire de guerre, mort en combat le 30 juillet
1944, auteur de: Le petit Prince.

Summary

"IF 1 WERE A CHILD AGAlN": SUBLlMATION PERVERSION ...


MAGIC LOVE ... DEATH
(A contribution to the study 01 Massive Ldentijication Processes)

The purpose of this paper is to detect processes that could be adscribed to


the realm of passions ami which are found in adults with ccrtain characte-
ristics (lack of a father figure? a disturbed sexual identity? uprootedness?
772 Haydée Celia Kohan

overadjustment? .. ) and who have managed, in a sublimated or reactive way,


to identijy themselves massively witñ children and sornetimes consagrate
their Jives to them: teachers, poets, artists, who have created excellent literary
works or developed revolutionary pedagogic methods, inspired in childhood.
In certain cases, as may be seen in sorne of these individual s, this massive
identification with the infantile implies a serious risk (the absence of the
signal anxiety in the face of danger that is apparent in many of these indi-
viduals, the absence of apparent tension or such absorbing dedication that
it would seem as though Ego esteem is in proportion with the risk of dying)
that could be compared with a situation opposite to that of the "Flute Player
of Hamelin", in which (in this case) the children were lured towards death
without offering resistance, captivated by the sweet tune played by the enig-
matic musician.
The iniant's helplessness and tite longing to return to the circunstances of
primary narcissism might well play a role in triggering off these processes,
in whicñ the individuals involved seem to look [or an answer to a vital iden-
tijicatory project they ha ve not been able to carry out.
As an illustration, the paper deals with sorne aspects of the life and work
of Janusz Korczak, a martyr of the Naci holocaust, who died in Treblinka in
August of 1942 and is the author of lf 1 Were a Child Again ... , and of Antoine
de Saint-Exupéry, a f1ier and author of The Little Prince, who fought in the
war as a volunteer and was kilIed in action on July 30, 1944.

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