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Isótopos de hidrógeno
El isótopo de hidrógeno más común, 11Htiene un núcleo que consiste en un solo protón.
Este isótopo, a veces llamado protio*, constituye el 99.9844% del hidrógeno presente en la
naturaleza.Se conocen otros dos isótopos de hidrógeno: 2.1H, cuyo núcleo contiene un protóny
un neutrón, y 31 H, en cuyo núcleo hay un protón y dos neutrones .El isótopo 21 H, llamado
deuterio, constituye 0.0156% del hidrógeno de origen natural y no es radiactivo. Se suele asignar
al deuterio el símbolo D en las fórmulas químicas,como en el D2O, por ejemplo, conocido como
agua pesada.
Debido a que un átomo de deuterio tiene aproximadamente el doble de masa que un átomo de
protio, las propiedades de las sustancias que contienen deuterio varían en alguna medida respecto
a los análogos “normales” que contienen protio. Por ejemplo, los puntos de fusión y de ebullición
normales del D2O son de 3.81°C y 101.42°C, respectivamente, en tanto que los del H2O son de
0.00°C y 100.00°C. Como sería de esperar, la densidad del D2O a 25°C (1.104 g/mL es mayor
que la del H2O (0.997 g/mL). La sustitución de protio por deuterio (un proceso llamado
deuteración) también puede tener un profundo efecto en las velocidades de las reacciones, un
fenómeno que se conoce como un efecto isotópico cinético. De hecho, se puede obtener agua
pesada por electrólisis de agua ordinaria porque el D2O sufre electrólisis a una velocidad menor
y, por tanto, se concentra durante la electrólisis.
El tercer isótopo, 3 1H, se conoce como tritio. Es radiactivo, con una vida media
de 12.3 años.
El deuterio y el tritio han resultado valiosos en el estudio de las reacciones de compuestos que
contienen hidrógeno. Se “marca” un compuesto sustituyendo uno o más átomos de hidrógeno
ordinario por deuterio o tritio en lugares específicos de una molécula. Comparando la ubicación
de la marca en los reactivos con su ubicación en los productos, suele ser posible inferir el
mecanismo de reacción. Por ejemplo, cuando se disuelve alcohol metílico (CH3OH) en D2O, el
átomo de H del enlace O—H se intercambia rápidamente por átomos de D del D2O y se forma
CH3OD. Los átomos de H del grupo CH3 no se intercambian. Este experimento demuestra la
estabilidad cinética de los enlaces C—H y pone de manifiesto la rapidez con la que el enlace O—
H de la molécula se rompe y se forma de nuevo.
Preparación de hidrógeno
Cuando se necesita una cantidad pequeña de H2 en el laboratorio, habitualmente se
obtiene de la reacción entre un metal activo, como el zinc, y un ácido fuerte diluido,
como HCl o H2SO4
Esta mezcla, conocida como gas de agua, se utiliza como combustible industrial.
La electrólisis simple del agua consume demasiada energía y, en consecuencia,
es demasiado costosa para la producción comercial de H2. Sin embargo, se forma H2
como producto secundario de la electrólisis de soluciones de salmuera (NaCl) para
la producción de Cl2 y NaOH:
Compuestos binarios de hidrógeno
El hidrógeno reacciona con otros elementos para formar compuestos de tres tipos
generales: (1) hidruros iónicos, (2) hidruros metálicos y (3) hidruros moleculares.
Los metales alcalinos y los metales alcalinotérreos más pesados (Ca, Sr y Ba) forman
hidruros iónicos. Estos metales activos son mucho menos electronegativos que
el hidrógeno. En consecuencia, el hidrógeno toma electrones de ellos y forma iones
hidruro (H_) como se muestra en seguida:
Los hidruros iónicos son sólidos de alto punto de fusión (el LiH funde a 680°C).
El ion hidruro es muy básico y reacciona fácilmente con compuestos que tienen protones, incluso
débilmente ácidos, para formar H2. Por ejemplo, el H_ reacciona de inmediato con el H2O:
Por consiguiente, los hidruros iónicos sirven como fuentes convenientes (aunque costosas) de H2.
El hidruro de calcio (CaH2) se vende en el comercio y se utiliza para inflar balsas salvavidas,
globos meteorológicos y otros dispositivos similares, donde se desea un medio simple y compacto
de generar H2.
La reacción entre H_ y H2O es no sólo una reacción ácido-base, sino además una reacción redox.
El ion H_, por tanto, es una buena base y un buen agente reductor. De hecho, los hidruros reducen
el O2 a OH_:
Por esta razón, los hidruros se guardan normalmente en un ambiente libre de humedad
y también de aire.
Se forman hidruros metálicos cuando el hidrógeno reacciona con metales de transición. Estos
compuestos se llaman así porque conservan su conductividad y otras propiedades metálicas. En
muchos hidruros metálicos, la proporción de átomos de metal a átomos de hidrógeno no es fija ni
una relación de números enteros pequeños.
La composición puede variar dentro de ciertos límites, según las condiciones de la síntesis. Por
ejemplo, se puede producir TiH2, pero las preparaciones dan por lo regular TiH1.8, que tiene
alrededor de 10% menos hidrógeno que el TiH2. Estos hidruros metálicos no estequiométricos se
conocen también como hidruros intersticiales.
Se les puede considerar como soluciones de átomos de hidrógeno en el metal, donde los átomos
de hidrógeno ocupan los huecos de los intersticios entre los átomos metálicos de la red sólida. Sin
embargo, esta descripción implica una simplificación excesiva, porque hay indicios de interacción
química entre el metal y el hidrógeno.
Los hidruros moleculares, formados por no metales y semimetales, son gases o líquidos en
condiciones estándar. En la figura 22.7 ≪ se enumeran los hidruros moleculares simples junto
con su energía libre estándar de formación, ∆G°f . En cada familia, la estabilidad térmica (cuya
medida es ∆G°f ) disminuye al descender a lo largo de la familia. (Recuérdese que, cuanto más
estable es un compuesto con respecto a sus elementos en condiciones estándar, tanto más negativa
es ∆G°f .)
Actualmente, el hidrógeno se utiliza casi exclusivamente como materia prima para otros
productos químicos, como el amoníaco (NH3), un producto esencial para producir fertilizantes
nitrogenados, metanol (CH3OH) y etanol (C2H5OH). En las refinerías de petróleo se añade
también al petróleo pesado a fin de producir combustibles para el transporte. Hoy en día, la
producción de amoníaco y el refinado de petróleo suponen dos terceras partes del uso mundial
del hidrógeno. La demanda industrial del hidrógenoya es un mercado global muy importante, con
una demanda total de unos 115 millones de toneladas métricas en 201810, con un valor de 135
500 millones de dólares11, y experimenta un rápido crecimiento.
No obstante, el hidrógeno también tiene un gran potencial como «portador de energía química o
vector energético». Contiene más energía por unidad de peso que los combustibles fósiles. Como
combustible, el hidrógeno puede reconvertirse en electricidad o en calor mediante la siguiente
reacción química:
2H2 + O2 → 2H2O + electricidad + calor. Esto puede realizarse mediante la combustión (como
el gas natural o el carbón en las centrales eléctricas, o el combustible en los vehículos a motor) o
mediante oxidación en las pilas de combustible.
En ambos casos, el hidrógeno no produce dióxido de carbono (CO2), partículas (PM), óxidos de
azufre (SOx), óxidos de nitrógeno (NOx), ni aumenta el ozono al nivel del suelo (O3).
Su único producto derivado es el vapor de agua (H2O), que es totalmente inocuo. Así, a menudo
se citan las ventajas del hidrógeno para mitigar el cambio climático y la contaminación
atmosférica local.
No obstante, es muy importante subrayar que el hidrógeno no es una fuente de energía. No puede
extraerse del suelo ni de la atmósfera, como el crudo o la radiación solar. Por el contrario, es un
portador de energía o vector energético, igual que la electricidad. Esto significa que debe
producirse utilizando otras fuentes de energía. En la actualidad, más del 99 % de toda la
producción específica de hidrógeno se realiza a partir de combustibles fósiles, lo que produce una
importante huella de CO2.
De hecho, hoy en día la producción de hidrógeno es responsable de unas emisiones anuales
equivalentes a las del Reino Unido (RU) e Indonesia combinadas13. Con los actuales métodos de
producción, el hidrógeno no desempeña ningún papel en los esfuerzos de descarbonización
mundiales. No obstante, existen otros métodos de producción que se revisarán en la próxima
sección.
Métodos de producción
Las diversas maneras de producir hidrógeno suelen describirse mediante distintos códigos de
color (véase la Tabla 1). El «gris» se utiliza en referencia a la producción de hidrógeno mediante
combustibles fósiles. En ocasiones se denomina también hidrógeno «marrón» (si se basa en brown
coal o lignito) o hidrógeno «negro» (si se basa en black coal o antracita). Con mucho, la mayor
parte del hidrógeno (alrededor del 75 %) se produce mediante reformado de metano con vapor
(SMR), que combina gas natural y agua calentada en forma de vapor. El resultado es hidrógeno
y dióxido de carbono. A continuación viene la gasificación del carbón, que representa otro 23 %
de la producción de hidrógeno. Estos métodos de producción no son adecuados para alcanzar los
objetivos de cero emisiones netas debido a la gran cantidad de emisiones de CO2 que generan.
En teoría, ambos procesos de producción pueden estar equipados con tecnología de captura y
almacenamiento de carbono (CAC), en cuyo caso se denomina hidrógeno «azul». Las tecnologías
de CAC solo permiten capturar el 85-95 % de las emisiones de CO2como mucho, por lo que la
producción de hidrógeno azul emite menos carbono que la de sus homólogos gris o negro, pero
todavía no es neutro en carbono. Además, la continua dependencia de la extracción de gas natural
entraña un riesgo de emisiones indirectas (fugas) de metano, un gas de efecto invernadero mucho
más potente que el CO2. Igualmente, dicha instalación implica costes adicionales para la captura,
el transporte y el almacenamiento del CO2, y pueden enfrentarse a problemas de aceptación
social. En términos de seguridad energética, el hidrógeno azul sigue dependiendo de una base de
recursos finita, está expuesto a las fluctuaciones en el precio de los combustibles fósiles y puede
implicar una dependencia constante de importaciones procedentes de países proveedores
inestables.
Otra vía de producción es el denominado hidrógeno «turquesa».
Utiliza gas natural como materia prima, pero no produce emisiones de CO2. Mediante el proceso
de pirolisis, el metano o el gas natural (CH4) se descomponen en hidrógeno gaseoso (H2) y
carbono sólido (C). Resulta interesante mencionar que ya existe un mercado para el carbono
sólido que ofrece oportunidades de explotar una fuente de ingresos adicional. Lo mismo se aplica
al CO2 en escenarios que permiten la utilización del dióxido de carbono capturado, pero el
carbono sólido se almacena con mayor facilidad que el CO2 gaseoso. Para que esta técnica de
producción sea neutra en carbono, el calor de alta temperatura debe generarse mediante energías
renovables o energía nuclear, y los residuos de carbono deben retenerse de forma permanente. En
este momento, el hidrógeno «turquesa» se encuentra en fase piloto.
El hidrógeno «verde» se obtiene a partir de la electrolisis del agua, utilizando electricidad
generada mediante fuentes renovables.
Las emisiones de gases de efecto invernadero durante todo el ciclo de la producción de hidrógeno
mediante electrolisis son prácticamente cero si la electricidad se produce a partir de fuentes
renovables, como la energía solar y la eólica. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la
electricidad de la red procede de diversas fuentes. Por eso, la Comisión Europea, en su Estrategia
del Hidrógeno, establece una diferencia entre el «hidrógeno producido a partir de electricidad» y
el «hidrógeno producido a partir de energías renovables». El hidrógeno a partir de renovables
también puede producirse mediante el reformado de biogás o la conversión bioquímica de
biomasa.
Otro color en la gama de las tecnologías del hidrógeno es el «rosa», que hace referencia al
hidrógeno producido a partir de electricidad nuclear, también mediante electrolisis. El hidrógeno
rosa no suele mencionarse en las estrategias de hidrógeno europeas, pero podría convertirse en un
pilar importante de las industrias del hidrógeno en países como Rusia y China. Después, los
colores quedan algo difuminados. Algunos utilizan el hidrógeno«amarillo» para describir el
hidrógeno electrolítico usando una combinación de energías fósiles y renovables. Por último, el
hidrógeno «blanco» es el hidrógeno geológico presente de forma natural en depósitos
subterráneos y extraído mediante fracturación, aunque actualmente no existen estrategias de
explotación viables.
El hidrógeno puede obtenerse a partir de una fuente renovable como es la biomasa celulósica. La
celulosa puede convertirse en H2 mediante varios procesos termoquímicos tales como
combustión, licuefacción, pirólisis y gasificación. El material lignocelulósico se oxida
parcialmente a temperaturas superiores a 1.000 ºK, se produce una fracción gaseosa junto a un
residuo carbonoso que se reduce posteriormente para formar posteriormente H2, CO, CO2 y CH4.
La gasificación de la biomasa en presencia de O2 genera una corriente gaseosa rica en hidrógeno
que se reforma con vapor de agua a la salida del gasificador con el objetivo de producir hidrógeno
adicional. El inconveniente principal de la gasificación de biomasa es la formación de alquitrán.
Los residuos pesados polimerizan y forman estructuras más complejas que no resultan apropiadas
para producción de hidrógeno mediante reformado con vapor. La formación de alquitrán puede
minimizarse mediante diseño apropiado del gasificador, incorporación de aditivos catalíticos y
también mediante el control de las variables de operación. Los catalizadores reducen el contenido
de alquitrán pero son particularmente efectivos para mejorar la calidad y conversión de la fracción
gaseosa producida. Otro problema inherente de la gasificación de biomasa es la formación de
ceniza, que puede producir acumulación de sólido, taponamiento y desactivación. Estos
problemas se han reducido mediante extracción y fraccionamiento.
Procesos térmicos
Otros procesos renovables utilizan la energía térmica para producir hidrógeno. Estos procesos no
son catalíticos e incluyen la disociación termoquímica del agua usando el calor de una fuente
energética a elevada temperatura, como por ejemplo reactores nucleares y hornos solares. El calor
puede utilizarse para llevar a cabo reacciones químicas en serie con la producción neta de H2 y
O2 a temperaturas por encima de 950 K. Uno de estos procesos se basa en la descomposición de
un sulfato metálico. En este proceso, la primera etapa consiste en la descomposición térmica del
sulfato a temperaturas próximas a 1.100 ºK, generando el óxido metálico y gases (SO2 y O2). En
una segunda etapa el óxido metálico se oxida con vapor de agua y SO2, generando de nuevo el
propio sulfato y liberando hidrógeno. Este proceso tiene un gran atractivo, ya que no se producen
emisiones de CO2 y su eficiencia es elevada (85%); no obstante, todavía no está implantado a
escala industrial.
Bibliografía
NOUSSAN, Michel; RAIMONDI, Pier Paolo; SCITA, Rossana; and HAFNER, Manfred.
«The Role of Green and Blue Hydrogen in the Energy Transition—A Technological and
Geopolitical Perspective». Sustainability 13, n.º 1 (2021): 298.
DNV GL, «The Promise of Seasonal Storage». Position Paper, febrero de 2020.
Disponible en: https://www.dnvgl.com/publications/the-promise-of-seasonal-storage-
168761. Consulta el 18 de enero de 2021.