ISSN 2618-561X

4
Cuaderno de Experiencias en Salud

3
3ra° edición
Marzo de 2021
Santa Fe-Rafaela
Región de Salud 2
Ministerio de Salud
ISSN 2618-561X
Directoras responsables:
Luciana Galloni
María Eugenia Padrón
.

5
 Autoridades Ministerio de Salud

Ministra Sonia Martorano

Dirección Provincial de Salud Mental

Directora Celina Pochettino

Región de Salud Rafaela

Directora Eter Senn

Compilación

Luciana Galloni

María Eugenia Padrón

Diseño y arte

Martín Peralta

Comité de Redacción

Luciana Galloni

Emiliana Giussiani

Lucía Larramendi

Romina Mansilla

María Eugenia Padrón

Lucía Pussetto

6
 Índice

0 Introducción..................................................................................8

1 Construyendo el concepto
de riesgo en salud mental..................................................11

2 Salud mental y confinamiento:

preguntas y controversias.................................................16

3 DIAT (D ispositivo Integral de

Abordaje Territo rial)..............................................................19

4
Las niñas y los niños también.
El cuidado de las infancias en
contexto de Pandemia........................................................22

5 Proceso de registros en salud pública:

algunas reflexiones................................................................25

6 Entrevista a Juana Sandoval..........................................30

7 Construyendo prácticas
en tiempo de pandemia....................................................34

8
¿Ellas qué dicen?
Vivencias acerca de la
maternidad en adolescentes.........................................38

9 Acompañar la subjetividad del Otro,

desde las redes........................................................................44

10
Suicidio adolescente…
una realidad que nos vulnera.......................................48

11
Esparciendo semillas en el terreno…
Un aporte a la formación integral
de profesionales universitarias/os.............................52

12 Relato en crisis..........................................................................57

7
 0
Introducción
Nos encontramos ante la apertura
de este tercer “Cuaderno de experien-
cias en salud” en un momento consi-
derablemente diverso a los dos que lo
anteceden. Estos últimos tiempos tran-
sitados en el ámbito de la salud han
estado cargados, sin dudas, de incerti-
dumbres y angustias. Nos orientamos,
a su vez, a sostener la esperanza en el
horizonte de nuestras prácticas como un
faro que sostiene encuentros, acciones
y reflexiones. Desde este lugar, estamos
convencidas/os que en la construcción
colectiva encontraremos sostén para
nuestro andar cotidiano; y en la escritu-
ra, una inscripción transformadora.
Así es que en medio del padeci-
miento que nos ha atravesado colec-
tivamente en el discurrir de la pande-
mia, insistimos en esta escritura que nos
acompaña y permite transformar las
vivencias en relatos que puedan tras-
cender y también volver a nosotras/os al
modo de preguntas. No siempre escribi-
mos del mismo modo o desde el mismo
lugar. Si hay algo que caracteriza estos
cuadernos es que la escritura es siempre
con otras/os. Más allá de quien o quienes
sean portadores del texto, son vivencias
que nos han encontrado en acciones y
reflexiones colectivas. Nos han encon-
trado, aunque no siempre en el mismo
lugar. Es, justamente, en la pluralidad de
voces que pueden enriquecerse nues-
tras prácticas.
8
Escribir experiencias es, para no-
sotras/os, hacer lugar a esas vivencias
cotidianas que transitamos como suje-
tos que sentimos y pensamos. Agamben
(Agamben, 2015), desde cierto pesimis-
mo quizás, hablaba de la destrucción de
la experiencia en los tiempos que corren:
se le ha expropiado el sujeto a la expe-
riencia, sentenciaba. Para esto no es ne-
cesario, decía, una gran catástrofe, sino
que es suficiente con la celeridad de los
tiempos que corren, tan renuentes a la
palabra y al relato. Esta destrucción de la
experiencia se encontraba implícita en el
mismo proyecto de la ciencia moderna,
decía, que nos incitaba a enfocarnos en
los números, las leyes y los instrumentos
para construir así experimentos; o tam-
bién, a tomar distancia de aquello es-
tudiado para tender, de este modo, ha-
cia un punto de vista pretendidamente
neutral y construir así casos. Es así que
apostamos a recuperar las experiencias
como narrativa de aquellas vivencias
que transitamos cotidianamente y en las
que, además, estamos como personas
trabajadoras de la salud subjetivamente
implicadas/os. Recuperarlas e hilvanar-
las a través de la palabra para construir
relatos que en su discurrir trasciendan y
propicien el lazo social.
Estos tiempos inéditos han conlle-
vado diversas transformaciones, entre
las que podemos señalar reformas pro-
pias de las prácticas en salud. Ante el
riesgo que contempla la cercanía físi-
ca, la intrusión de la pandemia ha fun-
cionado como un quiebre que fisura la
ortodoxia. Así es que comenzaron a des-
plegarse diversas prácticas alejadas de
la tradición, como el uso de llamadas, vi-
deollamadas, mensajes, como un modo
de sostener la presencia en este esce-
nario. Prácticas que en otros momentos
podían ser desdeñadas por la ortodoxia,
comienzan a mostrarse como la oportu-
nidad de una continuidad en este con-
texto. Nos parece interesante rescatar
estas transformaciones, que propician
la creación desde el caos. No obstante,
no queremos dejar de señalar que, para
el desarrollo de estas prácticas, es ne-
cesario contar con ciertos recursos (te-
lefonía, internet, luz eléctrica). Estar ad-
vertidas/os nos permite hacer lugar a la
creación, sin dejar atrás la consideración
por la equidad, por la igualdad de opor-
tunidades en el acceso a la salud.
En este sentido, ante cierto replie-
gue mostrado por algún sector privado
en salud, el colectivo de trabajadoras y
trabajadores del Estado han mostrado
presencia y continuidad. En el desarro-
llo de alternativas, en la construcción de
espacios de escucha y circulación de la
palabra. O incluso en el sostén de la pre-
sencia misma, cuando la palabra tarda-
ba en llegar.
Así es que, desde el inicio de la pan-
demia, las prácticas y las dinámicas de
los servicios de salud se transformaron
profundamente. Aparecen aquí intentos
de diálogos teñidos de incertidumbre y
poca capacidad para planificar, siendo
la planificación en salud un eje articu-
lador de nuestras prácticas: turnos pro-
gramados, vacunación, controles de ni-
ñas/os, procesos de cuidados, reuniones
de equipos.
En este marco nos convocó la ne-
cesidad de revisar nuestro rol desde un
lugar de paridad entre la comunidad y el
equipo de salud. Aquí nadie está exen-
ta/o de enfermar. En este sentido, Alicia
Stolkiner (2020) plantea que la horizonta-
lización de la relación profesional-usua-
ria/o ha dejado en evidencia la vulnera-
9
bilidad que nos iguala y atraviesa como
colectivo. La situación de pandemia
conlleva un fuerte impacto social, situa-
ción que ha actualizado los debates en
relación con los modelos de atención del
padecimiento (Comes, 2020).
Desde la década de los ‘60, con el
surgimiento del movimiento de la Salud
Colectiva, se visibilizó la relación entre
desigualdades sociales y los modos de
vivir, enfermar y cuidar de la salud.
Si bien, hace tiempo que venimos
dialogando sobre la complejidad de los
problemas y la necesidad de pensarlos y
construirlos desde lo colectivo, hoy este
debate cobra fuerza: lo colectivo en con-
trapartida a salidas egoístas e individua-
les signadas bajo el viejo dicho “sálvese
quien pueda”. La relevancia del cuidado
mutuo hace que el punto de partida sea
encontrar qué nos une como ciudada-
nas/os, el lugar de “lo común”.
Es aquí donde toman consistencia
los conceptos de inter-sectorialidad e
inter-saberes, tantas veces debatido y
teorizado por las y los sanitaritas.
Aquí es sensato volver al plantea-
miento de Stolkiner (2012) quien afirma
que el derecho a la salud se garantiza
en el marco de políticas sociales dado
que, reconocer el derecho a la salud, re-
quiere de una política de integralidad de
derechos.
Esto último nos invita a pensar en
la importancia, por un lado, de revisar
nuestras prácticas y por el otro, de que
existan políticas de Estado y acciones
comunitarias que respondan a las ne-
cesidades de los territorios. Resulta fun-
damental construir modos de encuentro
y trabajo con y desde las comunidades.
Modos que nos desafíen a pensar en tor-
no a la construcción de salud y la trans-
formación de procesos de cuidados.
Cuidados que ponderen vínculos soli-
darios y creen condiciones justas para
afrontar los conflictos propios de vivir
en comunidad. De esta manera, es im-
periosa la necesidad de pensar trabajos
colectivos y territoriales, donde prime la
articulación con organizaciones socia-
les, instituciones y comunidades.
Desde las personas trabajadoras se
sigue exponiendo la necesidad de crear
espacios de trabajo reflexivo al interior
de los servicios y equipos. Asimismo, sur-
ge la necesidad de analizar las deman-
das, singulares en cada territorio, y ade-
cuar así propuestas de cuidados. Quizá
un punto de partida sea volver a pensar
el concepto de cuidado. La dimensión
del cuidado reconoce la importancia
del afecto y la solidaridad en los vínculos
desde donde se construyen prácticas de
atención (Franco & Merhy, 2016).
Bibliografía
Agamben, G. (2015). Infancia e historia. Ar-
gentina: Adriana Hidalgo editora.
Comes, Y. (2020). Trabajar en lo emergen-
te cuando pase la emergenia. Soberanía
Sanitaria, 47-52. Obtenido de http://revis-
tasoberaniasanitaria.com.ar/wp-content/
uploads/2020/05/edicionespecialpandemia.
pdf
Franco, T. B., & Merhy, E. E. (2016). Trabajo,
producción del cuidado y subjetividad en
salud. Buenos Aires: Lugar.
Gómez, S. A., & Stolkiner, A. (2012). Concep-
tualizando las salud mental en las prácti-
cas:Consideraciones desde el pensamiento
de la medicina social/salud colectiva lati-
noamericanas. Vertex- Revista Argentina de
Psiquiatría. Obtenido de http://www.psi.uba.
ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/
sitios_catedras/obligatorias/066_salud2/
material/unidad1/subunidad_1_1/stolkiner_
ardila_conceptualizando_la_salud_mental.
pdf
Stolkiner, A. (2020). El campo de la salud
mental y sus prácticas en la situación de
pandemia. Soberanía Sanitaria, 22-26. Ob-
tenido de http://revistasoberaniasanitaria.
com.ar/wp-content/uploads/2020/05/edi-
cionespecialpandemia.pdf

Así es que este momento inédito

nos invita a una mirada crítica de mo-
delos arcaicos de pensar y hacer salud.
Entre otros, es nuestro desafío la aper-
tura para la creación colectiva, para la
construcción conjunta de nuevas con-
ceptualizaciones en salud.

Luciana Galloni1 y María Eugenia Padrón2

1 Lic. en Psicología. Magister en gestión de Servicios y Sistema de Salud por la Universidad Nacional de Rosario (UNR),
Maestranda en Salud Pública por la Universidad de Nacional de Rosario (UNR). Docente en Universidad de Ciencias Empre-
sariales y Sociales (UCSE). Docente en la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF). Integrante del Dispositivo Interdisciplinario
(DISER. Dirección de Salud Mental. Ministerio de salud. Santa Fe). Integrante del equipo de salud de Primer Nivel de Atención
N°7- barrio 17 de Octubre (Ministerio de salud. Santa Fe) Mail: lucigalloni@hotmail.com

2 Lic. en Psicología. Doctoranda en Psicología, Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). Magíster en Psicoanálisis (UBA).
Magíster en Desarrollo Territorial, Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Docente de la Universidad Católica de Santiago del
Estero(UCES). Integrante del Instituto de Investigaciones Praxis (UTN). Integrante del Dispositivo Soporte Estratégico Regional
(DISER) Rafaela (Dirección Provincial de Salud Mental, Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe). Correo: eugeniapa-
dron@gmail.com

10
 1
estar justificada, incluso ser necesaria o
imprescindible para garantizar otros de-
rechos.

En esta instancia, y a fin de analizar

Construyendo el concepto
de riesgo en salud mental
Sandra Manassero1
Lucia Guadalupe Pussetto2
Ningún derecho es absoluto en
nuestro sistema jurídico. Todos los de-
rechos pueden ser limitados, y estar ello
justificado, incluso por la tutela de otros
derechos, generándose de esta forma
un sistema de priorizaciones. El priorizar
un derecho en relación con otro, de-
pende del entorno social, cultural, de los
procesos históricos y espaciales, de la
influencia de movimientos sociales, del
progreso científico, de las conquistas
que mujeres y hombres van realizando,
de la construcción continua del Derecho.
Las justificaciones a la restricción de de-
rechos, para ser legítimas, siempre de-
ben estar contempladas en las normas
o en resoluciones judiciales adoptadas
luego de procesos legales en los que se
respeten las garantías constitucionales.
Lo que sí es considerado absoluto y su-
perior a los derechos es la dignidad de
la persona humana, como característi-
ca innata e inherente a la misma y como
principio rector del derecho.
El derecho a la libertad también
puede restringirse y dicha restricción
puntualmente las restricciones a las li-
bertades individuales, de manera tem-
poral, en el marco de procesos de cui-
dado de salud mental, la justificación de
dicha restricción encuentra fundamento
en la ley nacional de salud mental (LSM)
N° 26.657, a fin de priorizar, en determi-
nado momento, el derecho a la vida o la
integridad física.
Si bien la ley hace la consideración
de involuntariedad en cuanto a las inter-
naciones, podría considerarse lo mismo
en cuanto a los tratamientos ambulato-
rios, aplicando aquí el principio general
del derecho Qui potest plus, potestminus
(Quien puede lo más, puede lo menos).
El criterio a adoptar para obligar a
alguien a realizar un tratamiento u obli-
garlo a permanecer internado, de forma
involuntaria, es decir sin considerar su
autonomía en relación con el tratamien-
to en un momento determinado, se debe
basar en la presencia de “riesgo cierto e
inminente para sí o para terceros” (art.
20 LSM). La ley se aparta de esta forma
de la idea de peligrosidad que hace alu-
sión a una característica personal e in-
herente al sujeto, para concentrarse en
una situación puntual, actual o inminen-
te, contextualizada, historizada y en la
que influyen factores que exceden una
mera apreciación diagnóstica.
El riesgo cierto e inminente para sí
o para terceros es un concepto abierto

1 Médica Psiquiatra. Integrante del hospital de Rafaela “Dr. Jaime Ferré” y del Dispositivo Soporte Estratégico Regional (DI-
SER, Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe). Especialización en Medicina Legal de la Universidad Nacional de Rosario
(UNR) en curso.

2 Abogada (FCJS-UNL). Licenciada en Sociología (FHUC-UNL). Integrante del equipo Interdisciplinario DISER (Dirección de
salud mental. Ministerio de Salud. Santa Fe) Mail: lucigp@hotmail.com

11
para el Derecho. La norma aquí prefie-
re que la significación del deber ser sea
construida por otros actores sociales
como son las y los profesionales a car-
go del cuidado y la salud de la pobla-
ción, dando esa pauta de legalidad con
un notorio permiso de flexibilidad clínica,
aunque nos resulte poco clara.
Por medio del decreto reglamenta-
rio (art. 20 dec. 603/2013) se especifica en
parte la idea de riesgo cierto e inminen-
te, debiendo entenderse por ello aque-
lla “(…) contingencia o proximidad de un
daño que ya es conocido como verda-
dero, seguro e indubitable que amenace
o cause perjuicio a la vida o integridad
física de la persona o de terceros.” Así el
riesgo no puede ser determinado solo
por antecedentes clínicos del sujeto, ni
por haber interrumpido un tratamiento
pasado sin que presente sintomatología,
ni por riesgos derivados de actitudes o
conductas que no estén condicionadas
por un padecimiento mental (como ser
la mera situación de estar viviendo en
algún espacio público o haber tenido
conductas delictivas por las que podría
ser considerado imputable), tampoco
será nunca suficiente un reclamo o rela-
to de familiar o vecino.
Por ende, y en sintonía con el con-
cepto de salud mental contemplado por
la ley 26.657, el riesgo que permite jus-
tificar una intervención involuntaria es
precisa y únicamente aquel que es con-
secuencia de un padecimiento mental,
entendiéndolo dentro del parámetro
conceptual adoptado por el decreto re-
glamentario N° 603/13, en su artículo 1.
La evaluación debe tomar en conside-
ración los vínculos del sujeto, su entorno
relacional, el territorio donde vive. Suele
la soledad o relaciones violentas ser in-
dicios para agravar cualquier riesgo que
12
12
presente la persona, y por el contrario
los vínculos (saludables) suelen habilitar
otras instancias de cuidado y descartar
las intervenciones involuntarias.
El criterio a adoptar, y que invadirá
la autonomía del sujeto, debe respon-
der a la necesidad de evitar un daño
que cuenta con dos características: un
grado de certeza mayor que una posi-
ble verosimilitud o potencialidad, y por
otro lado una cuestión temporal de la
concreción del mismo, la inminencia o
desarrollo actual, un daño cierto, segu-
ro, indubitable; no basta con una mera
potencialidad. Si bien ninguna conducta
humana es totalmente previsible sí exis-
ten pautas que nos alarman o advier-
ten sobre la posibilidad concreta de que
una conducta riesgosa se concrete. No
basta en que potencial o posiblemente
un sujeto se exponga a un riesgo (como
ser por ejemplo la posibilidad potencial
de interrumpir un tratamiento, o incluso
habiéndolo interrumpido el riesgo po-
tencial de presentar síntomas), sino que
ese riesgo esté próximo a concretarse o
que actualmente se esté ocasionando
un daño (en el ejemplo anterior, que el
estado actual de la persona refleje esa
concreción próxima inmediata de un
riesgo en la vida o la integridad física:
ideas autolíticas, hetero o autoagresión,
estado de abandono, descuido, deses-
tabilización clínica, alteración de signos
vitales, consumo excesivo de alcohol,
drogas o fármacos).
La valoración del riesgo cierto e in-
minente implica alguna contradicción
que se desprende de la misma letra de
la ley y se hace evidente en la evalua-
ción del sujeto en cuestión. Si hablamos
de riesgo nos referimos a probabilidad
de que suceda, la ley requiere una pro-
babilidad con cierto grado de certeza.
Probabilidad es un concepto del ámbi-
to de las ciencias duras, matemática,
física, también se utiliza en la medicina
general, pero a la hora de aplicarlo a los
padecimientos subjetivos aparecen las
contradicciones lógicas derivadas de
un universo escasamente conocido y en
donde predominan las incertezas (lo in-
cierto).
Los riesgos abundan y las probabili-
dades se tornan subjetivas y vulnerables
también al ojo de quien las analiza. Si
bien la inminencia del riesgo cobra valor,
es estrictamente necesario que la ob-
servación sea global, integrada, amplia
y completa, aportando miradas diversas
que confluyan en el evaluado, que inten-
ten reconstruir una biografía para com-
prender el estado de situación presente
e inferir acerca de las expectativas futu-
ras para ese individuo. De ese trabajo se
desprenderá el grado de compromiso
real y actual que nos acercará, o no, al
“riesgo cierto e inminente”. Para ello es
menester que un equipo interdisciplinar
se ocupe de la tarea, destacando que el
intercambio de saberes no solo enrique-
ce, sino que también minimiza el margen
de error. Dicha interdisciplina, conforme
lo dispone la ley nacional de salud men-
tal, debe construirse de forma necesaria
con al menos un/a psicóloga/o y/o psi-
quiatra en conjunto con otras personas
trabajadoras a tal efecto.
El abordaje integral en la valoración
del individuo debe tener en cuenta todos
los aspectos que conforman al ser y su
circunstancia, entendiendo al individuo
como un ser biopsicosocial. A los efectos
de establecer un procedimiento la eva-
luación considerara dos partes: el análi-
sis del estado actual del órgano psíqui-
co y una valoración pormenorizada del
contexto, también actual, en el que se
13
13
encuentra inmerso ese individuo.
Cuando hablamos de involuntarie-
dad estamos hablando de ir en contra
de la decisión del propio sujeto, lo que
nos lleva a preguntarnos, asumiendo
una práctica cimentada en el principio
de beneficencia/no maleficencia (De-
claracion Universal de Bioética y De-
rechos Humanos, 2005): ¿por qué la/el
paciente rechazaría la internación y el
tratamiento independientemente de los
riesgos presentes? ¿por qué, o en qué
circunstancias un individuo se negaría al
cuidado de su propia salud o podría en
riesgo su vida?, o más básico aún ¿por
qué una persona atentaría contra su
propia salud?, ¿la propuesta terapéutica
aliviará su padecimiento?, ¿no será más
perjudicial para su salud?, ¿existe otra
opción?
Desde una perspectiva clínica un
sujeto puede llegar a estas instancias
cuando está afectada su capacidad de
comprensión o cuando está alterada su
autonomía de voluntad. La evaluación
del estado de la conciencia comien-
za con el examen de la lucidez de la/el
paciente. El ser lúcido es “darse cuenta”
(claridad, nitidez y distinción entre los
elementos constitutivos del campo de la
conciencia), para lo cual es requisito ne-
cesario la conservación de la atención,
memoria, comprensión, el pensamien-
to normal, el control sobre la psicomo-
tilidad y la orientación. La alteración de
la lucidez deriva en una alteración de la
conciencia, con lo cual el individuo no
logra reconocer (“ese darse cuenta”) el
padecimiento y muchas veces tampoco
la situación que transita. Por otro lado, la
capacidad volitiva que determina la in-
tencionalidad de los actos también pue-
de verse afectada en trastornos vincu-
lados al control de los impulsos y de las
emociones. Estos trastornos se caracte-
rizan por ser limitantes de la autonomía
del individuo.
Hasta aquí nos centramos en lo
clínico, un examen semiológico de las
funciones mentales básicas y un corte
transversal en la historia de ese individuo
que intenta detectar el defecto u origen
del cuadro psicopatológico manifiesto;
aunque no define aún categorías diag-
nósticas, no siendo ello tampoco esen-
cial, ya podemos hablar de la existencia
de un padecimiento lo suficientemente
significativo como para requerir inter-
vención y asistencia en salud mental.
El proceso comprensivo implica de-
sarrollos intrapsíquicos complejos que
están íntimamente ligados al compo-
nente psicológico individual. Para com-
prender hay que valorar, es decir, formar
un juicio valorativo, que requiere identifi-
car, relacionar, comparar y criticar con-
tenidos ideo afectivos, lo cual nos lleva
indefectiblemente al contexto en el que
nos desarrollamos y constituimos nues-
tra subjetividad (condicionamiento so-
ciocultural).
El contexto en el que se encuentra
la/el paciente al momento de la crisis
también debe analizarse en forma ex-
haustiva, actualizada y objetiva, ya que
las dinámicas intrafamiliares y el funcio-
namiento de los sistemas y subsistemas
relacionales suele verse modificado ante
la emergencia del padecimiento, por lo
que es fundamental evitar los prejuicios
o las conclusiones anticipadas; asimis-
mo, esos subsistemas relacionales pue-
den ser beneficiosos o perjudiciales para
la salud de la persona cuyo estado se
encuentra en evaluación. En situaciones
de padecimientos crónicos los vínculos
3 Partiendo aquí de la idea de dispositivo de Michel Foucault (2005) como un conjunto heterogéneo comprensivo de
instituciones, arquitecturas, normas (decretos, leyes, reglamentos), discursos, decisiones, enunciados científicos y proposicio-
14
suelen desgastarse y el entorno dejar de
ser continente o bien dejar de existir la
posibilidad de establecer redes de con-
tención, representando estas carencias
agravantes respecto de la situación de
salud pura. En otros casos el contexto
puede resultar perjudicial, lo cual hace
evidente la necesidad de contemplar el
universo en cuestión en forma macro,
desde lo general hacia lo particular o
privado en estos casos.
Cabe destacar la importancia que
adquiere identificar la diferencia entre
entender y comprender. Cada partici-
pante en este escenario es atravesado
por cuestionamientos, muchos de ellos
en forma de dilema, que exigen un pro-
ceso de análisis y discernimiento en pos
de lograr la mayor lucidez que nos per-
mita tomar la decisión correcta.
La singularidad que domina estas
situaciones exige de intervenciones que
se construyan ipso facto, alejándonos de
criterios estandarizados o protocolos de
acción que limiten a los actores y pon-
gan en riesgo las garantías de las perso-
nas usuarias.
Una vez construido el criterio, eva-
luado el riesgo y el daño a evitar, de-
bemos preguntarnos si realizando una
práctica de cuidado involuntaria para el
sujeto se evita la continuidad o la pro-
ducción del daño, si se facilita el acceso
al cuidado de la salud y si se puede rea-
lizar a la mayor brevedad posible.
La decisión que se tome debe con-
siderarse como la que aporte mayor be-
neficio al sujeto, que sea una estrategia
terapéutica excepcional, un dispositivo
estratégico3, fundado, con vistas al fu-
turo y sobre todo que sea imposible el
cuidado de manera ambulatoria. Las
internaciones, sobre todo las involunta-
rias, ocasionarán notables influencias
en el sujeto. Por ende no se debe des-
cartar la posibilidad de intentar acordar
con la persona sobre la necesidad de su
tratamiento o internación, de construir
con ella un consentimiento informado,
pudiendo respetar incluso ciertas nega-
tivas a prácticas (determinada medica-
ción o forma de suministrarse, restriccio-
nes en la comunicación, seguimiento por
determinado profesional, internación en
determinado efector de salud), pero lo-
grando una decisión voluntaria en cuan-
to a la internación misma.
Bibliografía
Declaracion Universal de Bioética y Derechos
Humanos. (2005).
Decreto reglamentario de la ley 26.657.
(2013). N° 603/2013 . Buenos Aires, Argentina.
Foucault, M. (2005). Vigilar y castigar. Naci-
miento de la prisión. Buenos Aires: SIglo XXI.
J., B. J. s. Amparo - Cuerpo de copia - Recurso
de apelación (CCC 1ª, Córdoba, Córdoba 01
de 12 de 2016).
Kleinman, A., & Benson, P. (2004). docplayer.
Recuperado el 03 de Octubre de 2020, de
https://doclayer.es/3263439-La-vida-moral-
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so-existencial-de-la-medicina-html
Ley Nacional de Salud Mental. (2010). N°
26.657 . Buenos Aires, Argentina.

El sentido moral de nuestras deci-

siones como trabajadoras/es de salud
viene a completar y dar sentido a cual-
quier decisión de cuidado adoptada:

Nada sintetiza tanto el sentido mo-

ral de la vida como el sufrimiento, dentro
del que la enfermedad es la más común
de las variedades. El sufrimiento, incluida
la enfermedad, es una experiencia mo-
ral, y las respuestas al sufrimiento, tales
como los cuidados proporcionados por
miembros de la familia, por amigos, por
médicos y por personal de enfermería,
son actos morales. Están llenos de sig-
nificados y cargados de la responsa-
bilidad de cambiar para mejor una si-
tuación problemática. En la prestación
de cuidados de salud, el sentido moral
es fundamental; incluso más que en la
epistemología, en la economía, en la po-
lítica o en la biología. (Kleinman & Ben-
son, 2004, pág. 18)

nes filosóficas, morales, filantrópicas; todo ello siempre considerado tanto en el plano de lo que se dice o menciona (lo explí-
cito) como de lo que no (implícito). Podemos asimilar claramente una internación a esa idea de dispositivo.

15
 2
Salud mental y confinamiento:
preguntas y controversias
Lorena Culasso4
Daiana Ribero5
Introducción
En el marco del dictado de la cáte-
dra Clínica Psicológica de Adultos II, en
la Lic. en Psicología de la Universidad de
Ciencias Empresariales y Sociales, sede
Rafaela, se solicitó a lxs estudiantes la
articulación de conceptos psicoanalí-
ticos respecto a la situación sanitaria
actual que encontramos atravesando.
El presente trabajo, corresponde a una
producción interrogativa sobre el lugar
de la salud mental en este contexto.
La salud mental y las políticas públicas
La sociedad mundial vive una expe-
riencia sin precedentes, que moviliza a
todas las estructuras gubernamentales,
sanitarias y sociales. Nuestro país no es
la excepción. Por recomendación de la
Organización Mundial de la Salud (OMS)
se decreta el aislamiento preventivo y
obligatorio en Argentina desde el mes de
marzo, alternando con distanciamien-
to preventivo de acuerdo a la situación
epidemiológica de cada región.
Ahora bien, dichas decisiones sólo
parecen girar en torno a la salud física,
4 Lic. en Psicología (UCES). Especialista en Psicología Clínica, Institucional y Comunitaria (UNR). Docente en la carrera de
Psicología en UCES Rafaela y UCES San Francisco. JTP del Ciclo de Formación General en UNRAF.
5 Estudiante avanzada de la Lic. en Psicología (UCES Rafaela)
16
es decir, la prevención del contagio del
virus en la población, ocupando el primer
lugar en el escenario de crisis, pero vale
preguntarnos: ¿Qué sucede con la sa-
lud mental? ¿En qué lugar quedan otras
problemáticas que nos atraviesan como
país: el dengue, las violencias de género,
la gordofobia, el empleo, la economía?
El posicionamiento asumido a ini-
cios de la pandemia y sostenido hasta el
mes de mayo de 2020, desde los gobier-
nos nacional y provincial, interpela res-
pecto de la dificultad para garantizar la
continuidad o inicio de procesos de tra-
tamiento y acompañamiento con usua-
rixs de salud mental, tanto en el ámbito
público como privado. La salud mental,
confinada al encierro, vio reducida sus
prácticas a la atención de situaciones
de gravedad de modo presencial, quizás
no teniendo en cuenta que la situación
de encierro o aislamiento puede agravar
situaciones preexistentes, comorbilida-
des o generar nuevos síntomas. Incluso,
hasta desconociendo que el impacto
de la crisis, puede producir patologías
del orden postraumático con “secuelas
emocionales a largo plazo” (Caballe-
ro-Domínguez & Adalberto, 2020, pág. 1)
En este sentido, acordamos con lo
propuesto por dichos autores: las dis-
posiciones de salud pública para la mi-
tigación y contención de la pandemia
requieren de un esfuerzo intersectorial,
dirigido a modificar actitudes, creen-
cias y comportamientos, permitiendo
la adopción de medidas de autocuida-
do responsable, para el bien individual
y comunitario (Caballero-Domínguez &
Adalberto, 2020). Así, deviene insoslaya-
ble la comprensión tanto de la situación
actual de emergencia como de la sa-
lud desde perspectivas más integrales.
El problema es cómo hacerlo desde el
posicionamiento adoptado por quienes
ocupan los lugares de decisión. ¿Se es-
tán contemplando las consecuencias
subjetivas y sociales que puede dejar el
confinamiento? ¿Qué concepto de salud
subyace ahí donde las prácticas de sa-
lud mental no fueron reconocidas como
esenciales? ¿Cómo sería posible generar
pautas de autocuidado en la población
si se excluye a la salud mental? ¿Puede
ésta quedar reducida sólo a la atención
de crisis extremas? ¿Cuál es el mensaje
entre líneas que se transmite desde este
posicionamiento?
La relevancia de la singularidad
Es posible que esta situación quede
en la historia como un hito a nivel mun-
dial, aunque no podemos dejar de lado
que a su vez está siendo procesada por
cada psiquismo de manera singular.
Qué efectos está produciendo la crisis
sanitaria actual en las subjetividades, es
algo que aún está por verse. De allí la ne-
cesaria reflexión sobre la dimensión sub-
jetiva en el plano de la salud mental.
Según Stolkiner, no es lo mismo
hablar de encierro que de aislamiento
puesto que actualmente opera la posi-
bilidad de estar comunicadxs, de estar
vinculadxs con nuestros afectos, incluso
conviviendo con nuestros grupos fami-
liares o primarios de pertenencia. Si bien
esta situación podría devenir en una su-
puesta unión familiar, es de público co-
nocimiento que hay familias compues-
tas por abusadorxs y violentxs, lo cual
agravaría la situación durante el confi-
17
namiento.
Por otra parte, no es lo mismo cómo
se transita el aislamiento en diferentes
sectores de una misma localidad. Mien-
tras en los barrios periféricos se introdujo
así la idea de circulación inter barrial, te-
niendo en cuenta las condiciones habi-
tacionales y convivenciales específicas
(especialmente hacinamiento), las pre-
ocupaciones de la clase media giran en
torno al trabajo, la economía familiar y el
cuidado de hijxs.
Siguiendo a Stolkiner, esta situa-
ción de encierro que estamos atrave-
sando necesariamente nos interpela en
relación con los costos particulares que
tiene el aislamiento a la par que recon-
firma la falacia contenida en la idea de
que encerrar una persona puede ser un
componente para su bienestar subjetivo
(Stolkiner A. .., 2020)
Deviene necesario entonces, volver
a poner en el centro la cualidad singu-
lar de cada situación puesto que el pa-
decimiento tiene mucho que ver con las
condiciones materiales y simbólicas de
existencia en las cuales cada persona
y/o grupo social transcurre el encierro
(Stolkiner A. .., 2020). Esto supone que, a
pesar de que el coronavirus no es na-
cionalista y no discrimina géneros ni es-
tratos sociales (Benyakar, 2020) , sí se ve
atravesado por las condiciones concre-
tas de existencia, dejando a la luz des-
igualdades ya existentes entre diferentes
grupos sociales.
¿Qué hay del futuro?
Ante este estado de situación, in-
siste la pregunta “¿Volveremos a ser lxs
mismxs?”. Algunxs sostienen ilusoria-
mente la idea de que cuando termine
el confinamiento todo va a volver a la
“normalidad”, mientras que existen otros
posicionamientos más extremistas y
aluden a “nada volverá a ser igual que
antes” - para bien o para mal. Sin lugar
a dudas nos encontramos viviendo un
momento extraordinario, alejado de lo
que acostumbramos en la cotidianei-
dad de nuestras vidas. Ante semejante
situación, es sintomática la ausencia de
malestar puesto que los duelos, la an-
gustia y la incertidumbre nos atravie-
san a todxs, sin que nadie que lo pueda
evitar (Stolkiner A. , Psicología: cómo se
viven las distintas etapas de la cuaren-
tena, 2020)
Hemos tenido que renunciar a di-
versas prácticas sociales, debimos re-
configurar nuestros espacios cotidia-
nos, y nos transmiten que tiene que ser
desde el cuidado del otrx, preservando
nuestra salud y la de los semejantes.
¿Qué lugar le otorgamos a lx otrx? ¿Es
una amenaza que atenta contra nues-
tra propia integridad y, por ello, es nece-
sario el “policiamiento” entre vecinxs? ¿O
es un semejante a quien podemos cui-
dar, fomentando de esta manera lazos
de solidaridad? A fin de cuentas, se trata
de una cuestión ética. Tal como propone
Bleichmar:
Los argentinos deberemos, como
los delfines, recuperar la capacidad de
vivir y entregarnos a la alegría de reco-
menzar el camino del futuro sin por ello
ceder nuestra responsabilidad y el com-
promiso que nos cabe. Estando alerta a
los riesgos internos que nos acosan, po-
demos permitirnos, luego de tanto dolor,
el entusiasmo de compartir el sueño que
constituye el trasfondo de un nuevo pro-
yecto, de un proyecto que nos permita
volver al país que queremos. (Bleichmar,
2006, pág. 54)
Ningún futuro, ninguna premisa
18
está determinada. Siempre se trata de
una construcción singular y colectiva.
Construir en este momento, a eso es-
tamos siendo llamadxs. ¿Es posible que
esto tenga una cuota de amor?
Bibliografía
Benyacar, M. (2006). Lo disruptivo. Amenazas
individuales y colectivas: el psiquismo ante
guerras, terrorismos y catástrofes sociales.
Argentina: Biblos.
Benyakar, M. (septiembre de 09 de 2020). El
impacto disruptivo del coronavirus y la in-
munidad psíquica. Obtenido de TN: https://
tn.com.ar/opinion/el-impacto-disrupti-
vo-del-coronavirus-y-la-inmunidad-psiqui-
ca_1044459/
Bleichmar, S. (2006). No me hubiera gustado
morir en los 90. Alfaguara.
Caballero-Domínguez, C. C., & Adalberto, C.-
A. (9 de septiembre de 2020). Problemas de
salud mental en la sociedad: Un acercamien-
to desde el impacto del COVID 19 y de la cua-
rentena. Obtenido de Revistas Unimagda-
lena: http://revistas.unimagdalena.edu.co/
index.php/duazary/article/view/3467/2641
Moty, B. (2020). El impacto disruptivo... Obte-
nido de https://tn.com.ar/opinion/el-impac-
to-disruptivo-del-coronavirus-y-la-inmuni-
dad-psiquica_1044459
Stolkiner, A. .. (07 de septiembre de 2020).
Es una falacia que el encierro pueda ser un
componente para el bienestar subjetivo.
Obtenido de Revista El grito del Sur: http://
elgritodelsur.com.ar/2020/04/stolkiner-fala-
cia-encierro-bienestar-subjetivo.html
Stolkiner, A. (5 de septiembre de 2020). Psi-
cología: cómo se viven las distintas etapas
de la cuarentena. Obtenido de Diario Ámbito:
https://www.ambito.com/informacion-ge-
neral/cuarentena/psicologia-como-se-vi-
ven-las-distintas-etapas-la-n5099117
Stolkiner, A. (05 de septiembre de 2020). Te-
ner incertidumbre hoy es un acto de normali-
dad. Obtenido de Diario Ámbito: https://www.
telam.com.ar/notas/202007/487119-stolki-
ner-salud-mental-cuarentena.html
 3
DIAT (Dispositivo Integral de
Abordaje Territorial)
Yanina Sotani6
El DIAT es un dispositivo que se crea
en el año 2014 a partir del “Programa Na-
cional Recuperar Inclusión”7. En ese mo-
mento recibía el nombre de Cepla (Cen-
tro de Prevención Local de Adicciones);
presentaba como objetivo la prevención
de consumos problemáticos con fuerte
anclaje territorial.
Debido a los cambios de gestiones
a nivel nacional se fueron modificando
las modalidades de abordaje.
Abril desde los inicios de su creación
hasta la actualidad, contando actual-
mente con un edificio propio, el cual fue
finalizado el corriente año (2020).
En cuanto a los objetivos del dispo-
sitivo, el mismo se orienta a un abordaje
integral de los consumos problemáticos,
orientado a la promoción de los dere-
chos humanos, pensada esta promo-
ción como un proceso potencialmente
terapéutico en sí mismo. En este sentido,
las prácticas tienden a construir estrate-
gias comunitarias de promoción, forta-
leciendo redes territoriales, en las que las
que se propicie una asistencia integral.
A su vez, se busca desarrollar prácticas
alternativas a las tradicionales prácticas
abstencionistas, haciendo lugar a la re-
ducción de daños como posibilidad. Es-
tos objetivos del dispositivo se detallan a
continuación:
Objetivo general

Tiene como dependencia a la Se- • Propiciar el abordaje integral de los

dronar (Secretaría de Políticas Integrales consumos problemáticos orientado a la
sobre Drogas de la Nación Argentina), promoción de los derechos humanos,
en articulación con las provincias en las como proceso potencialmente terapéu-
que se ha aprobado el proyecto. tico en sí mismo

En la provincia de Santa Fe existen

varios dispositivos DIAT para el aborda- Objetivos específicos
je comunitario, algunos de los cuales
cuentan con un espacio físico propio,
mientras que otros funcionan en espa- • Generar estrategias comunitarias de
cios facilitados por otras dependencias. promoción y asistencia integral

En Rafaela el DIAT forma parte de un • Promover respuestas integrales

convenio de cogestión realizado con la
• Fortalecer redes territoriales
Sedronar y el municipio de la localidad.
Se encuentra ubicado en el barrio 2 de • Desarrollar prácticas alternativas a

6 Asistente social. Coordinadora del DIAT desde el 2014 hasta la actualidad, y Referente de Prevención, Promoción y Asis-
tencia de los Consumos Problemáticos en la Municipalidad de Rafaela (Santa Fe), Especialista en Consumos Problemáticos
(Sedronar)
7 “Recuperar Inclusión” fue el rótulo asignado a la política que se tradujo en la creación de instituciones en “zonas vul-
nerables” para la “prevención y asistencia de las adicciones” durante la gestión del sacerdote Juan Carlos Molina en la Se-
cretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), dependencia
nacional encargada de tratar con la oferta y demanda de sustancias controladas, durante 2013 y 2015.

19
las tradicionales (abstencionistas), tales
como la de reducción de daños
Descripción general del
dispositivo (DIAT)
El dispositivo presenta tres ejes de
trabajo que se entraman de manera
dinámica conformando una lógica de
abordaje específica: el abordaje territo-
rial, la asistencia y promoción, tal como
desarrollaremos a continuación.
Abordaje territorial
El encuadre de los dispositivos,
como propuesta de abordaje de los
consumos problemáticos, se establece
en la inserción territorial. Las acciones
diseñadas desde estos espacios con
la intencionalidad de intervenir en una
problemática específica se conforman
como parte de estrategias, con fines de
fortalecimiento y acompañamiento en
la autonomía progresiva.
El abordaje territorial, como eje rec-
tor de los dispositivos, es el que orienta
las acciones tanto colectivas como in-
dividuales, que apunta al reconocimien-
to de los aportes de las y los actores en
el diseño de estrategias con inserción
en comunidades con todas las parti-
cularidades que ello implica. El recono-
cimiento de las redes (institucionales e
intersubjetivas) de las que son partes
las personas usuarias del dispositivo y
las características de las comunidades,
crean condiciones para los efectos de
las intervenciones.
Asistencia
Al hablar de acceso a la asistencia
nos referimos a la posibilidad de brindar
20
20
respuestas que logren ubicar cierto lími-
te al padecimiento, entendido como su-
frimiento prolongado.
En este sentido, brindar asistencia
implica generar, mediante acciones diri-
gidas, determinados efectos en las per-
sonas usuarias que se constituyan como
límite al padecer, condicionado por his-
tóricas vulneraciones de derechos que
imposibilitan la construcción de proyec-
tos y la inclusión comunitaria.
Entendemos que el diseño de ac-
ciones dirigidas supone la intencionali-
dad de constituirse como intervenciones
terapéuticas, en el sentido de alivianar
el estado de sufrimiento a partir de sus
efectos. Además, debemos considerar
que, dependiendo del grado de comple-
jidad de la problemática, el diseño de las
estrategias está a cargo de profesiona-
les que cuenten con herramientas y sa-
beres acordes a dicha complejidad en
articulación con actores que conformen
los dispositivos o las redes locales.
Retomando el concepto de asis-
tencia y el desafío de pensar su inte-
gralidad, ponderamos los saberes es-
pecíficos que se requerirán de acuerdo
a la complejidad de cada situación que
no se remiten a un solo campo de co-
nocimiento, institución o actor, sino que
apunta a la necesidad de espacios in-
terdisciplinarios, procesos de articula-
ción inter actorales e intersectoriales y a
la participación activa de las personas
usuarias en cuestión.
Llamamos momento de primera
escucha al proceso de construcción de
demanda que está a cargo del equipo
interdisciplinario que tendrá como ob-
jetivo la contextualización del pedido de
intervención a fin de propiciar la lectura
integral de la problemática.
Promoción
Los espacios que desarrollan pro-
puestas formativas, tanto culturales, de-
portivas como artísticas y recreativas
tienen como objetivos generales la pro-
moción social y el reconocimiento de las
personas usuarias como sujetos de de-
rechos.
En este sentido, resulta estratégi-
co recuperar el valor transformador de
estas experiencias como un derecho
inalienable de los sujetos y como posi-
bilidad de generar encuentros con ac-
ciones que los impliquen; y no como un
medio para alejarlos de las situaciones
que se consideren riesgosas (con fuerte
peso estigmatizante en muchos casos).
Entonces, el diseño de propuestas para
“tiempo libre” apuntará a intervencio-
nes que promuevan el conocimiento y el
ejercicio de sus derechos.
Desde este enfoque el juego, el arte,
el deporte, posibilitan la irrupción del
cuerpo, del sentido y del sin sentido, de
la fantasía vinculada con las narrativas
populares, con los soportes culturales
que otorgan identidad y representación
en la comunidad. Por ello, las activida-
des se plantean como generadoras de
condiciones de posibilidad y no como
garantes de determinados efectos que
serán singulares en cada comunidad y
en cada sujeto.
Conformación del equipo
El DIAT presenta un equipo confor-
mado por equipo interdisciplinario de
profesionales (psicólogas, trabajado-
21
21
ras sociales, licenciada en ciencias de
la educación) y con talleristas y opera-
doras/es territoriales, nuestro funciona-
miento es trabajar siempre desde una
construcción de retroalimentación; es
decir, trabajamos en conjunto, donde
cada una o uno puede aportar para la
definición del emergente y pensar una
estrategia de intervención.
El DIAT siempre se ha caracterizado
por su trabajo comunitario, no concebi-
mos a las intervenciones si no es desde
una lógica comunitaria sumando las re-
des sociales que se construyen, es por
eso que tenemos una fuerte inserción
territorial permitiendo nuestro fortaleci-
miento vincular con la comunidad que
nos permita pensar en avances hacia
intervenciones integrales y colectivas.
Datos institucionales
Dirección: Dean Funes 1145 (barrio 2 de
Abril, Rafaela, Santa Fe)
e-mail: direccciondiat@gmail.com
Tel: 03492-290747/290748
Bibliografía
Ferreyra, F. G. (2019). “Un nuevo paradigma
en salud social”: el Programa Recuperar In-
clusión en la Sedronar del sacerdote Molina
(2013-2015). De prácticas y discursos. Cua-
dernos de Cierncias Sociales, 3-28.
 4
Las niñas y los niños también.
El cuidado de las infancias en
contexto de Pandemia
Ma. Macarena Valverde8
Ma. Belén Magiollo9
Danisa Amaya10
Elisa Moreyra11
El relato descripto a continuación
da cuenta de la experiencia de trabajo
acompañada por el Equipo Psicosocial
del hospital de Tostado. El Equipo Psico-
social está integrado por dos psicólogas
y dos asistentes sociales. Desde hace 6
años aproximadamente se atienden de-
mandas del departamento 9 de Julio y
localidades limítrofes pertenecientes a
otras provincias (Santiago de Estero y
Chaco). Ante la situación actual mundial,
se comenzaron a generar dispositivos
desde donde poder alojar la angustia de
la comunidad, priorizando el bienestar
subjetivo de la población más vulnera-
ble.
En este marco y ante la fecha que
conmemora el Día Internacional de Lu-
cha contra el Maltrato Infantil que se ce-
lebra cada 25 de abril a fin de fomentar
los derechos de las niñas y niños a nivel
mundial y concientizar e informar a la
sociedad sobre las huellas subjetivas del
maltrato en la niñez, es que se propone
8 Psicóloga integrante del hospital “Dr. Rosetani” Tostado- Santa Fe. Mail: macavalverde@hotmail.com
9 Psicóloga integrante del hospital “Dr. Rosetani” Tostado- Santa Fe
10 Trabajadora social integrante del hospital “Dr. Rosetani” Tostado- Santa Fe y hospital SAMCO Villa Minetti- Santa Fe
11 Trabajadora social integrante del hospital “Dr. Rosetani” Tostado- Santa Fe
22
22
el siguiente relato.
Es importante explicitar que mal-
trato es “(…) cualquier omisión o acción,
intencional o no, por parte de las perso-
nas a cargo del niño, niña o adolescente
que comprometan la satisfacción de sus
necesidades primarias (alimentación,
abrigo y protección contra el peligro) y
socioemocionales (interacción, afecto,
atención, estimulación y juego) por las
que se vea afectado su desarrollo físico
y emocional, su integridad y que impli-
que una vulneración de sus derechos.”
(UNICEF, 2019)
El castigo corporal está prohibido
desde la sanción del Nuevo Código Ci-
vil y Comercial de la Nación (Art. 647) y
la Ley de Protección Integral de la Niñez
(26.061). La Convención sobre los De-
rechos del Niño es taxativa en este as-
pecto y establece que el Estado tiene la
responsabilidad de asegurar políticas,
recursos y asistencia apropiados para
que la familia pueda asumir sus funcio-
nes en la crianza.
Hay vastas evidencias de que la
mayoría de las violencias contra niñas y
niños ocurren en sus hogares y la pan-
demia ha agravado esta situación de-
bido, entre otros factores, a las medidas
de confinamiento implementadas y al
aumento del estrés psicosocial de las
familias. 
La ciudad de Tostado está ubica-
da al norte de la provincia de Santa Fe,
cabecera del Departamento 9 de julio.
La extensión territorial y la ruralidad que
caracterizan la zona hacen que las dis-
tancias resulten obstáculo para conocer
situaciones que acontecen histórica-
mente. Situaciones que muchas veces
se naturalizan en torno a las violencias
en las infancias y adolescencias, como
así también a la idiosincrasia instalada
en quienes continúan sosteniendo prác-
ticas patriarcales en esta época.
A partir del decreto de aislamiento
social, preventivo y obligatorio, el equipo
de salud mental del hospital de Tostado
“Dr. Alfredo Rosetani” reunió referentes
de la localidad con el objetivo de con-
cientizar acerca de la importancia de
la protección, cuidados y buenos tratos
hacia la infancia. Desde el equipo se en-
tiende que esta realidad expone a las
personas adultas, también en estado de
vulnerabilidad, a sostener la asimetría de
responsabilidad respecto a las niñas y
los niños. Las instituciones y actores con-
vocados fueron:
• Registro Civil de la localidad de Tos-
tado
• Profesorado Nº 9- Sede Villa Minetti
• CAF Nº 7 (Centro Acción Familia)
• Escuela Especial para Discapacita-
dos Auditivos Nº2102
• Escuela Primaria Nº419
• Hospital Tostado
• Colegio San José
• Escuela Especial Nº 2036
• Escuela Primaria Nº 418
• CAJ (Centro Acción Judicial)
Se diseñó, con la colaboración de
editores y profesionales de medios gráfi-
cos, un video que fue transmitido en me-
dios de comunicación y redes sociales. El
mensaje fue claro y contundente dirigi-
do a las personas adultas. El objetivo fue
proteger a las niñas y los niños y cuidar
sus infancias.

• Club San Lorenzo

23
23
 labras y no golpes y malos tratos.
Si sabes que un niño está siendo
maltratado dentro de su casa comuní-
cate a la Subsecretaría de la niñez, ado-
lescencia y familia. Y si como adulto a
cargo de un niño, sentís que necesitas
ayuda para llevar adelante esta función,
comunícate al
(03491) 500421.”

Esta campaña, logró cristalizar la

necesidad del trabajo coordinado con
las demás instituciones de la localidad,
entendiendo que las situaciones de vio-
lencia se develan en el vínculo con esa/e
otra/o que habilita una escucha distinta
sabiéndose en un lugar de “estar para
la/el otra/o”, posibilitando traspasar el
espacio físico del lugar de trabajo y alo-
jando simbólicamente a esa/e otra/o.

Bibliografía
“¿Estás angustiado, preocupado y
asustado por esta situación? Ley Nacional 26.061. . (28 de septiembre de
2005). Protección integral de los derechos de
-LOS NIÑOS TAMBIEN las niñas, niños y adolescentes.
¿Sentís que no estás en condiciones
UNICEF. (2019). La adecuación normativa a
de sostener la paciencia y el buen la convención sobre los Derechos de Niños.
humor? Panamá. Obtenido de https://www.unicef.org
-LOS NIÑOS TAMBIEN
¿Te preocupa no saber cuando
volverás a ver a tus seres queridos?
-LOS NIÑOS TAMBIEN
Cada niño manifiesta su sufrimien-
to como puede:
-puede estar más demandante
-puede llorar sin causa aparente y
con frecuencia
-puede negarse a hacer todo lo
que se le pida
-puede estar más agresivo
-puede comer en exceso, entre
otras cosas.
Esto es un modo de decirnos que
ellos tampoco la están pasando bien.
Es necesario hablar con nuestros
hijos, escucharlos. Hace falta poner pa-

24
24
 5
Proceso de registros en salud
pública: algunas reflexiones
Luciana Galloni12
Introducción
Las ideas desarrolladas a continua-
ción intentan ordenar un conjunto de
reflexiones que puedan abonar al forta-
lecimiento del proceso institucional de
construcción de registros en salud pú-
blica. En este marco, es necesario hacer
una contextualización de los paradig-
mas en salud y las formas de concebir
a los procesos de trabajo, entendiendo
a los registros como parte de los proce-
sos de atención y vinculados a proce-
sos de institucionalización de cambios
en la política de salud pública. De esta
manera, la producción y el acceso a la
información en salud son insumos para
pensar políticas públicas tendientes a
garantizar derechos.
Al pensar la construcción de proce-
sos de atención en salud se hace inelu-
dible poner en relieve la importancia de
las personas trabajadoras en su rol pro-
tagónico y dinamizador, junto a la co-
munidad.
Paradigmas en salud
Al analizar los modelos de salud,
desde sus inicios, se advierte que los
servicios de salud se han organizado se-
12 Lic. en Psicología. Magister en gestión de Servicios y Sistema de Salud por la Universidad Nacional de Rosario (UNR),
Maestranda en Salud Pública por la Universidad de Nacional de Rosario (UNR). Docente en Universidad de Ciencias Empre-
sariales y Sociales (UCES). Docente en la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF). Integrante del Dispositivo Interdisciplinario
(DISER. Dirección de Salud Mental. Ministerio de salud. Santa Fe). Integrante del equipo de salud de Primer Nivel de Atención
N°7- barrio 17 de Octubre (Ministerio de salud. Santa Fe) Mail: lucigalloni@hotmail.com
25
25
gún un modelo de gestión que pareciera
no haber sido diseñado originariamen-
te para instituciones de la salud (Merhy,
1997). Por esto, la administración en sa-
lud ha sido concebida bajo el modelo de
organizaciones fabriles, lo que incidió en
la forma de definir, entre otras cosas, a
su productividad.
Desde el paradigma industrial, la
eficacia del proceso de trabajo en sa-
lud está dada según sea el aumento de
su producción. En un ejemplo gráfico, la
productividad en salud estaría signada
por el aumento de la cantidad de con-
sultas y de prácticas en salud. En función
a este pensamiento, Mario Rovere (2015)
explica que lo que legitimaba a un efec-
tor de salud era la producción, el autor
menciona que “(…) llevado al extremo de
lo absurdo, podría indicar que es más
importante el número de consultas o el
número de egresos que la cantidad de
problemas resueltos. Producción y resul-
tado pueden quedar fuertemente diso-
ciados.” (pág. 113)
En la actualidad, desde los equipos
de salud, se hace evidente la necesi-
dad de revisar y reflexionar respecto de
las prácticas en salud y su construcción
colectiva, no solo en términos de canti-
dad (número de atenciones y número
de prácticas) sino, más bien, en la ca-
pacidad de reconocer y atender las ne-
cesidades de salud de una población a
cargo.
Sanitaristas como Franco y Mer-
hy (2016) refieren que hay un desplaza-
miento del campo de la producción de
valor, ponderado por el paradigma in-
dustrial, hacia el campo de la produc-
ción colectiva. Esto visibiliza la relevancia
del trabajo cotidiano como instituyente
de la capacidad de reconocernos, co-
nocernos y actuar en el campo de las
prácticas sociales. Quienes trabajamos
en salud sabemos que el análisis de
los procesos de atención y su modo de
producción son la materia prima al mo-
mento de reflexionar sobre las prácticas.
Reflexionar respecto de los proce-
sos de trabajo requiere valorizar la fuer-
za que tienen las personas trabajadoras,
entre otros actores, como promotoras
de transformaciones en el sistema de
salud. En palabras de Minayo (2012), una
persona trabajadora comprometida
con su tarea es aquella que forma par-
te de la definición del propio proceso de
trabajo. Asimismo, Franco y Merhy (2016)
plantean que el producto del trabajo en
salud solamente existe durante su mis-
ma producción y para las personas di-
rectamente involucradas en el proceso,
es decir, personas trabajadoras y perso-
nas usuarias.
Por esto es inevitable entender al
proceso de registros de salud como
parte del proceso de atención que rea-
lizan los trabajadores y trabajadoras del
campo de la salud. En tal sentido, consi-
deramos que la construcción de datos,
la sistematización de información y la
producción de conocimiento son ma-
teria prima necesaria para tomar deci-
siones respecto de la gestión interna de
los efectores, trabajar en la integralidad
y continuidad del abordaje de los pro-
cesos de salud-enfermedad-cuidado,
promover la reflexión sobre las prácticas
y lograr transmisión y trascendencia de
los procesos de cuidados (Alonso & Bo-
nifazzi, 2019).
En esta línea, cobra importancia el
poder identificar los procesos de aten-
ción instituidos que, más de una vez,
reproducen prácticas liberales que res-
ponden a estrategias normativa y no a
una construcción colectiva de prácticas
territoriales para dar respuesta a las ne-
26
26
cesidades de salud de una población.
Mediante el proceso de análisis y re-
flexión sobre las propias prácticas los
equipos de salud pueden transformar
los modos de producir cuidados.
Algunas ideas sobre las prácticas
del registro
Trabajadores y trabajadoras del
primer nivel de atención reconocen la
importancia de registrar sus prácticas,
por ejemplo, en las historias clínicas y en
el sistema informático online de aten-
ciones ambulatorias. Ahora bien, en este
punto se hace necesario abrir el deba-
te respecto de: ¿cuáles son los registros
que realizan las personas trabajadoras?,
¿qué datos se registran?, y lo que se re-
gistra: ¿resulta de relevancia al momen-
to de dar continuidad a los cuidados de
salud?, ¿permite planificar en salud y/o
tomar decisiones respecto de la gestión
interna de los efectores? Por otra parte,
ante la necesidad de revisar intervencio-
nes e historizar procesos de cuidado: ¿los
registros otorgan información unificada
e interdisciplinaria?, ¿para las personas
trabajadoras los registros son parte del
proceso de trabajo en salud?, ¿para qué
se registra?, esto es, ¿qué usos y sentidos
dan las personas trabajadoras a los
registros en salud?
En consonancia con los interrogan-
tes planteados es importante reconocer
que el campo de la salud es un campo
atravesado por el conflicto producto de
las acciones de actores individuales, co-
lectivos y corporativos dotados de inte-
reses, capacidades singulares y objeti-
vos, incluso, antagónicos. Spinelli (2010)
refiere a diversos actores tales como
profesionales del campo de la salud,
gestores de salud, actores vinculados a
la política, sindicatos, representantes de
la industria farmacéutica, y da visibilidad
al rol de las personas usuarias como
actores necesariamente activos en la
construcción del sistema de salud.
Esta última idea insta a pensar a
los usuarios y usuarias como actores y
constructores del sistema de salud y nos
invita a revisar el lugar que ocupan las
personas usuarias que, más de una vez,
se ve relegado al lugar de pacientes re-
ceptores de prácticas y atención de la
salud. En este marco cabe la reflexión
respecto de la relación que tienen las
personas usuarias con la producción de
información y conocimientos en salud.
En relación con lo descripto has-
ta acá toma sentido que, al hablar de
construcción de conocimiento, hay que
trascender una descripción solo en tér-
minos de registros numéricos (cantidad
de diagnósticos, prácticas, población
adscripta) para conocer, además, cómo
se construyen estos procesos de regis-
tro y quiénes participan de los mismos.
De esta manera, y entendiendo a los
registros como modo de inscripción de
las prácticas en salud, a fin de que no se
pierda su historicidad, resulta relevante
conocer qué usos y sentidos tienen estos
registros para las personas trabajadoras
y para las personas usuarias.
Así es que, reconocer las prácticas
de registro que se sostienen desde los
efectores de salud, visibilizar la adecua-
ción de las mismas a las necesidades de
la comunidad, y pensar la relación en-
tre demanda, necesidad de las perso-
nas usuarias y cuidados de salud que se
brindan, se hace notoriamente significa-
tivo y necesario.
Procesos de trabajo en salud
Los procesos de trabajo en salud se
materializan en los actores que los pro-
ducen. Actores que son individual y co-
lectivamente productores y producidos
en cada una de sus prácticas y en el en-
cuentro con otros.
27
27
Todo espacio, en el que se pro-
ducen prácticas de salud, opera en el
campo de los procesos de subjetivación,
que se expresan en la construcción de
espacios de subjetividades comprome-
tidos con la producción de ciertos sen-
tidos para aquellas prácticas” (Franco &
Merhy , 2009, pág. 184).
Entendemos a las personas traba-
jadoras como artífices de los procesos
de trabajo que, a la vez, producen prác-
ticas de salud relacionales y situadas en
un territorio (Merhy, 2006). Así mismo, co-
nocer los procesos de trabajo en salud,
permite pensar los modos de produc-
ción del cuidado que traen inscriptos en
sí mismos las acciones de las personas
trabajadoras. Acciones que incluyen a
las personas trabajadoras, a la relación
de éstas con las personas usuarias de
los servicios de salud y con los procesos
institucionales.
Siguiendo esta línea de análisis, es
que, al reflexionar sobre la producción
de cuidados en salud es menester hacer
audible la voz de las personas trabaja-
doras, reconociéndolas como actores
protagónicos en sus procesos de trabajo
en salud. Merhy (1997) plantea que la po-
tencia del trabajo vivo, entendido como
proceso realizado por las personas tie-
ne, de manera intrínseca, el atributo de
la libertad, de la creación, de la inventiva.
La importancia del concepto de traba-
jo vivo aplicado al proceso de trabajo
en salud revela la posibilidad que tienen
los trabajadores de realizar su tarea con
alto grado de libertad, ejerciendo la ca-
pacidad de tomar decisiones sobre su
actividad producida.
Derecho a la información en salud
En el mundo contemporáneo, el libre
acceso a la información toma auge, en
1948, cuando surge la Declaración Uni-
versal de los Derechos Humanos donde
se establece que “todo individuo tiene
derecho a la libertad de expresión y de
opinión” (DUNH, art. 19). Posteriormente, y
a medida que se desarrollaban los gran-
des medios de comunicación, el dere-
cho a buscar, recibir e impartir informa-
ción pasó a ser de preocupación central.
Así, el orden de los derechos específicos
vinculados a la información, enumera-
dos en el artículo 19, traza una progresión
histórica: opinión, expresión, información
(Alvídrez, 2000).
La Organización Mundial de la Salud,
en agosto de 2007, enuncia que el dere-
cho a la salud abarca cuatro elementos:
disponibilidad, accesibilidad, aceptabili-
dad y calidad, y en ellos se incluye el de-
recho al acceso a la información (OMS,
2007).
Diversos instrumentos internacio-
nales y nacionales, entre estos la Cons-
titución de 1994, han establecido que el
acceso a la información pública es un
Derecho Humano. La Constitución de la
Provincia de Santa Fe de 1962 lo reco-
noce implícitamente como derecho en
su artículo N°19, y el Decreto Provincial
0692/2009 regula su acceso. Particular-
mente este último Decreto hace men-
ción, en su artículo N°5, a que el acceso
a la información pública constituye una
instancia de participación ciudadana
por la cual toda persona ejercita su de-
recho al requerir, consultar y recibir infor-
mación de organismos estatales. Conti-
núa, en su artículo N°7 mencionando que
la finalidad del acceso a la información
pública es permitir y promover una efec-
tiva participación ciudadana, a través
de la provisión de información com-
pleta, adecuada, oportuna y veraz. Así
también, en el mencionado documento,
se establecen las excepciones ante las
cuales la información incluida en los sis-
temas públicos no será suministrada a
la ciudadanía.
Se entiende el derecho de acceso
28
28
a la información pública como una fa-
cultad y como una obligación de los es-
tados de suministrarla, siempre garan-
tizando la confidencialidad de aquella
información sensible y/o protegida por
el secreto profesional. En este sentido, en
materia del derecho a la salud, hay nor-
mativas que resguardan la garantía al
acceso de información por parte de las
personas usuarias del sistema de salud
a fin de que puedan tomar decisiones
respecto de sus cuidados. Un ejemplo
de ello es la Ley de Derechos de los Pa-
cientes (Ley Nacional 26.529, 2009). Esta
Ley menciona en su artículo N°15 que el
usuario de los servicios de salud es el ti-
tular de su historia clínica; por ello, ante
su requerimiento, el efector de salud
debe suministrarle copia de la misma,
autenticada por autoridad competente
de la institución. Así mismo garantiza a
las personas usuarias poder tomar deci-
siones sobre su salud contando previa-
mente con toda la información necesa-
ria para ello (consentimiento informado).
Otro ejemplo es la Ley Nacional N°25.326
que en el artículo N°14 faculta al titular
de los datos, previa acreditación de su
identidad, a solicitar y obtener informa-
ción sobre los mismos. Respecto de la
confidencialidad en el uso y comunica-
ción de información personal de las per-
sonas usuarias del sistema de salud, la
misma está garantizada por las normas
antes citadas y el Código Penal Argen-
tino.
Para ir concluyendo
Las ideas trabajadas hasta acá in-
vitan a pensar en la necesidad de que
las personas trabajadoras reflexionemos
sobre la propia producción de registros,
sus usos y sentidos y sobre cómo facili-
tar el acceso de los conocimientos a la
comunidad. Focaliza la importancia de
analizar y problematizar la producción
de registros entendiéndolos cómo parte
fundamental de los procesos de cuida-
dos en salud y como construcción co-
lectiva de conocimiento.
La participación ciudadana, y el
ejercicio de los derechos, están condi-
cionados, entre otras cosas, por la infor-
mación que tienen las comunidades. La
desinformación, la información inexacta
o inoportuna afectan sustancialmente
a los procesos de participación pública.
(Castiel & Sanz-Valero, 2010). Sin conoci-
miento los derechos no se pueden ejer-
cer. El no conocer hace que no se pueda
reclamar, por esto, la falta de informa-
ción es un reforzamiento de la inequi-
dad de la salud. Estar informado permite
controlar, exigir, demandar por parte de
las personas usuarias.
La producción de conocimiento en
salud, producto de reflexiones y aprendi-
zajes entre trabajadores y comunidades,
permite aumentar el conocimiento de
los problemas locales y globales, iden-
tificar la necesidad de interacción con
otros sectores y fortalecer la organiza-
ción e inserción en acciones colectivas.
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 6
marco de la pandemia, se llevó adelan-
te a través del dispositivo de videocon-
ferencia mediante telefonía celular. Jua-
na ingresa al espacio puntualmente, se

Entrevista
a Juana Sandoval13

Juana Sandoval ha sido una de las

integrantes del Emprendimiento del Sol
desde el 2016 al 2019. Asumió un rol de
trabajadora, realizando, en tanto tal, ta-
reas vinculadas a la producción de pro-
ductos panificados.
El Emprendimiento Del Sol es un dis-
positivo sustitutivo de lógicas manico-
miales, de carácter formativo-laboral
y que se dedica a la elaboración y co-
mercialización de productos panifica-
dos. Participan del mismo usuarias/os
del sistema de salud y salud mental y es
facilitado desde el equipo DISER (Dispo-
sitivo Soporte Estratégico Regional) Ra-
faela de la Dirección Provincial de Salud
Mental.
Su objetivo es impulsar la inclusión la observa animada y parece un poco
laboral y social de usuarias/os del siste- intrigada por el proceso.
ma de salud y salud mental y su auto-
nomía. E1: Entrevistadora 1

Durante el 2018 al 2019, se llevó ade- E2: Entrevistadora 2

lante en las instalaciones de la Funda-
ción Hogar Granja El Ceibo, en Rafaela.
Actualmente, funciona en el edificio del
DIAT (Dispositivo Integral de Abordaje
Territorial).
Con el fin de recuperar su experien-
cia, el equipo DISER realizó la siguiente
entrevista a Juana, con la particulari-
dad de ser las integrantes del equipo, al
mismo tiempo, entrevistadoras y partici-
pantes del dispositivo. Destacamos así
nuestra posición no neutral y quizás lú-
dica en este rol de preguntar sobre algo
de lo que también somos parte.
Al desarrollarse la entrevista en el
E3: Entrevistadora 3
J: Juana
La entrevista inicia con la narrativa
sobre sus inicios en el emprendimien-
to.
J: - Empezamos por un proceso
bastante largo, hicimos un curso. En ese
curso aprendimos a hacer de todo un
poco alfajores de maicena, alfajores de
chocolate, pastafloras ¿qué más? ¡Ah!
tarta de frutas. Y bueno, así se empezó
todo, hasta que Gerd14 nos hizo ese lu-
garcito, para meternos ahí en la Granja a

13 Ex integrante del Emprendimiento del Sol

14 Presidente de la Fundación Hogar Granja El Ceibo, donde funcionó el emprendimiento desde el año 2017 al 2019.

30
30
trabajar y bueno, ahí empezamos a ha-
cer las galletas marinas15.
E1: - ¿Qué esperabas vos del em-
prendimiento?
J: - Yo… la cuestión era trabajar…
Trabajar y mantenerse ocupado y bue-
no, ocuparse del trabajo y mantenerse
ahí en el margen del trabajo, ¿sino cómo
hacemos? De alguna manera tenemos
que salir adelante, ¿no?
E2: - ¿Cómo fue para vos el em-
prendimiento, cómo lo viviste?
J: - Yo lo viví lindo porque hicimos
compañeros, aparte nuestras maestras,
las docentes, porque gracias a ellas, a
las docentes, nosotros aprendimos tam-
bién.
E2: - ¿Qué cosas sentís que apren-
diste en el emprendimiento?
J: - Compañerismo y compren-
sión.
(…)
J: - (…) porque nuestras maestras…
a medida que nos iban enseñando no-
sotros también teníamos que poner
nuestro empeño sino, ¿cómo íbamos a
hacer? Y después la convención era de
15 Producto que se producía en el emprendimiento y se comercializaba en una cadena de supermercados local.
31
31
que cuando teníamos algún problema
lo solucionábamos hablando y no a las
piñas.
Nos resulta interesante, y se lo seña-
lamos a Juana, este valor atribuido a la
palabra como aspecto central del dis-
positivo. En esto la conversación conti-
núa a través de la reflexión sobre la rela-
ción entre compañeras/os del mismo:
(…)
J: - [La relación] Era bien, porque
podíamos, a pesar que nos poníamos a
trabajar… charlábamos, nos decíamos
cosas pero con respeto y si nos decía-
mos cosas sin respeto la maestra nos
decía que no, que esas cosas así no se
decían.
E2: - Había como un más allá del
trabajo, por eso que decías que también
tenían buenos momentos, esto que de-
cías de la diversión, ¿no?
J: - Ah, ¡sí! También cuando nos íba-
mos a la plaza, que nos podíamos divertir,
tomar mates… bueno ahora no se puede,
pero en ese entonces sí se podía.

E1: - Y si tuvieras que decir algo del
emprendimiento, que vos decías que era
un trabajo para vos, ¿qué lo diferencia
de tus otros trabajos que tuviste o que
tenés, qué fue lo diferente en el empren-
dimiento?
J: - Fue como un trabajo respetuo-
so… un trabajo lindo.
(…)
Un hito del emprendimiento parece
haber sido el inicio de un acuerdo con
una cadena de supermercados local.
A través de este acuerdo, el emprendi-
miento se constituye como grupo pro-
veedor de esta cadena, ampliando las
posibilidades de ventas en cuanto a la
cantidad y sistematicidad de las de-
mandas. De algo de esto se conversa en
la entrevista con Juana:
E2: - ¿Cómo fue para vos esto de
vender en un supermercado?
16 Refiere a las/os trabajadoras/es del DISER, quienes acompañaban presencialmente el dispositivo.
17 En relación con que le confirmen su permanencia en ese trabajo.
32
32
J: Fue lindo, lindo en el sentido de que
no nos quedábamos solos sino que nos
acompañaba la docente, y bueno tam-
bién porque nos teníamos que manejar
solos nosotros, porque no toda la vida
va a estar nuestra maestra ahí diciendo
“no, por favor”. A veces ustedes16 también
tenían cosas que hacer, no podían estar
pendientes de nosotros y nosotros nos
teníamos que hacer responsables de al-
gunas cosas, como la boleta, el vuelto, la
plata, todo eso, si era nuestro trabajo.
(…)
E1: - ¿Qué pasó después de que te
fuiste del emprendimiento?
J: - Y bueno, me tocó una lucha, es-
tar sola, empezar a trabajar sola, sin na-
die… y con consejos de mi maestra Emi,
que siempre me decía que me ponga
alarmas para poder ir guardando mis
cosas, como por ejemplo los trapos de
pisos, palo, escoba, balde que es lo que
yo uso nomás. Siempre me acuerdo y
pongo la alarma y me suena a las once y
ya terminé de guardar todo y ¡ya está!
(…)
E2: - ¿Cómo tomaste la decisión de
irte del emprendimiento para hacer otra
cosa, cómo fue eso?
J: - Y porque empecé con las chan-
guitas. Yo de mañana no tenía nada
para hacer, entonces me dedicaba a
hacer limpiezas de casas, era una mo-
nedita extra que me entraba a mí, has-
ta que después tuve una buena relación
con una persona, Mario. Y él empezó a
buscar referencias de mí y entré a tra-
bajar ahí, que me costó un montón, por-
que primero era no, después que sí y al
final bueno, ¡sí!17
E2: - ¿Por qué elegiste ese trabajo,
qué cosas tiene que te gustaban?
J: - Primero que les gustaba como
yo limpiaba, les gusta como yo limpio,
entonces yo dije: “me quedo con este
trabajo”. Yo tengo que pagar un alqui-
ler porque no tengo casa propia y bue-
no, uno tiene que pagar el alquiler, la luz,
el agua. Está bien que nunca llega a ser
nuestro porque no es nuestro, uno tie-
ne que pagarlo si quiere tener un techo.
Raúl18 no está trabajando entonces a mí
me conviene tener este trabajo y cuidar-
lo.
E1: - ¿Y sentís que te llevaste algunas
cosas, algunos aprendizajes, que resca-
tás del emprendimiento? (…)
J: - Por ejemplo… hoy hago para mí,
porque no lo vendo. Compro las tapitas
de los alfajores de maicena y trato de
hacerlos yo. Me compro el dulce de le-
che, saco de a puchitos sólo lo que voy a
usar y me hago yo los alfajores de mai-
cena. Eso es por ejemplo lo que me tra-
je: que algunas cosas sí las puedo hacer
yo. La otra vez me puse a hacerme ga-
lletitas, pero para mí, no para vender. Las
galletas marinas, para probar cómo me
salían, me salieron bastante duras y feas
pero me las comí igual.
E1: - ¿Y cómo estás ahora en este
tiempo, cómo estás viviendo este tiem-
po de pandemia?
J: - Lo que me pasa… capaz que yo
del bolsillo ando bien pero tengo pro-
blemas psicológicos; si me pasa algún
problema trato de charlarlo con la psi-
cóloga. Antes de última las tenía a us-
tedes, que yo iba y les decía “me p asó
esto, me pasó lo otro y siempre me da-
ban un consejo. Hoy no puedo, por eso
hablo con la psicóloga y le digo lo que
me sucedió.
(…)
J: - Y en casa, de casa al trabajo y
del trabajo a casa, más que eso no se
puede, y si hay que hacer un mandado,
va Raúl, porque yo tengo alto riesgo, no
puedo salir tanto.
E1: - ¿Estás trabajando todos los
días?
J: - De lunes a sábado por la maña-
na, por las tardes no hago nada, por la
mañana sí.
18 Se refiere a su pareja.
19 Otro integrante del Emprendimiento.
33
33
E2: - ¿Hay algo que nos quieras co-
mentar Juana?
J: - Además de estar acá en casa
como les decía, voy a la casa de P. 19 a
veces cuando se puede. Pero no voy a
pasear ni de visita a tomar mates, voy a
limpiarle a la mamá, que por ahí me da
unos panes saborizados, mientras yo le
limpio su casa y me viene bien.
E2: - O sea que mantuviste la rela-
ción con algunas personas del empren-
dimiento.
J: - Con P. hasta ahora.
Es momento de ir concluyendo la
entrevista. En eso agradecemos a Juana
por habernos brindado este espacio de
encuentro y estas palabras. Y Juana no
se queda atrás, para recordarnos que el
diálogo y el encuentro es horizontal y, en
eso, cada quien se lleva algo.
J: - Y si ustedes me ayudaron en ese
entonces cuando yo no tenía trabajo y
me ayudaron mucho también cuando
yo necesité trabajo y quería una traba-
jo y ustedes me lo dieron. Ustedes fueron
las primeras que me abrieron las puer-
tas, yo no me olvido de dónde vengo y
me encantó ese trabajo con ustedes
E2: - Vos te las abriste también por
vos misma, como contabas antes, con
todo esto que hiciste y las cosas que
fuiste aprendiendo y tomando de las co-
sas que hiciste, ¿no?
J: - Es verdad.
E1: - Bueno Juana, ¡muchas gra-
cias!
J: - Muchas gracias a ustedes.
 7
Construyendo prácticas en
tiempo de pandemia
Ileana Rivarosa20
“Andar solo no duele.
Sentirse solo es otra cosa.”
Eduardo Galeano.
Me convoco a escribir, intentar po-
ner en palabras algo de lo que estamos
viviendo, como acto de hacer lazo con
otros, que es lo que nos sostiene.
Hacia fines de año 2019 aparece un
nuevo virus, el SARS-Cov-2, que en cues-
tión de meses y por la rápida transmi-
sión del mismo provocó una pandemia
que nos toca transitar, al decir de Alicia
Stolkiner “(…) cada uno de nosotros esta-
mos atravesando un episodio crítico en
curso, la pandemia del coronavirus, que
a diferencia de otras catástrofes tiene
una dimensión global, en un tiempo in-
definido por el momento.” (Stolkiner A. ,
2020)
Este implica un evento disruptivo, in-
esperado, amenazante, que desborda y
deja en suspenso los recursos psíquicos
con los que manejábamos nuestra vida
cotidiana. Un evento que nos pone frente
a la presencia innegable de la muerte, y
20 Lic. en Psicología. Egresada de la Facultad de Psicología de Rosario UNR. Integrante del equipo del Centro Integral de
Rehabilitación del Hospital Dr.Vera Candioti de Santa Fe desde 2015 a 2019. Desde mayo de 2019 integrante de los equipos del
Centro de salud N°1 y Centro de salud N°3 de Rafaela
34
34
que implica duelos por las pérdidas que
vivenciamos y por la dificultad de pro-
yectar a futuro, por lo no realizado en di-
ferentes ámbitos de la vida.
La vida cotidiana, más allá de la
cuarentena, está totalmente alterada y
perder el control de lo cotidiano nos ge-
nera inquietud, ansiedad y también an-
gustia.
La incertidumbre nos agobia.
Nunca vivimos algo así. Por ello fren-
te a este problema real que nos atra-
viesa, “(…) hablemos de lo que nos está
pasando desde los saberes que nos
habitan (…) hablemos, aunque sea sólo
para decir/nos esto está sucediendo”
(Barbagelata, 2020, pág. 3), y construya-
mos nuevos sentidos y respuestas a esto
que se nos presenta.
Siguiendo uno de los ejes de la pro-
puesta para la publicación, intento escri-
bir y hacer un recorte sobre las prácticas
circunscriptas entre abril y setiembre
de 2020, en el Centro de Salud N°1 y en
el CIC (Centro integrador comunitario),
partiendo de considerar los siguientes
interrogantes.
¿Cómo pensamos el cuidado de la
salud en este tiempo de pandemia?
¿Cómo se transformaron las
prácticas de salud para dar respuestas
a las diferentes demandas de atención
en este nuevo contexto?
A medida que transcurre el tiempo
hago la lectura de que para el equipo el
eje de trabajo es el cuidado del otro, po-
niendo en el centro de escena la vida.
En este tiempo transcurrido se re-
organizaron los espacios y algunas fun-
ciones para garantizar la atención, po-
niendo especial énfasis en los protocolos
correspondientes. Es así que los consul-
torios se modificaron para separar la
atención y evitar el entrecruzamiento de
posibles pacientes con patologías res-
piratoria y población vulnerable como:
pacientes crónicos, embarazadas, niños
y adultos mayores. Grupos vulnerables
a los que se priorizó el cuidado y la po-
sibilidad de acceso a la continuidad de
controles, vacunación y tratamientos.
La demanda espontánea por urgencias
nunca se interrumpió.
Además, se reforzó la desinfección e
higiene del centro de salud, que perma-
nece abierto de 7 a 17, estableciendo un
momento de corte para ello y utilizando
este tiempo para establecer pautas de
cuidado entre los trabajadores del equi-
po y coordinación de prácticas cotidia-
nas que se veían afectadas semana a
semana por los nuevos protocolos o si-
tuación epidemiológica en el país y en la
ciudad.
Otra prioridad fue pensar cómo im-
pacta la pandemia en los sujetos según
el contexto y condiciones de vida que
transitan. La población con la que traba-
jamos es vulnerable y la salud de cada
uno está ligada a estas condiciones. Así,
se ha repensado el modo de continuar
con los dispositivos que venían funcio-
nando, como la entrega de la vianda de
alimentos, y todas aquellas intervencio-
nes en territorio que se venían desarro-
llando a cargo del CIC (Centro Integra-
dor Comunitario).
Debido a la aparición de personas
diagnosticadas con Covid 19 en el ba-
rrio, se organizó un plan detectar don-
de cada uno del equipo participó acti-
vamente logrando el relevamiento de
las familias y la situación de cada una,
ofreciendo también información sobre
los modos de cuidado y prevención y el
seguimiento de los casos.
En general, el eje de trabajo del equi-
po se sostiene en la coordinación lleva-
da a cabo por la profesional que dirige el
efector y la comunicación hacia y entre
el equipo, estableciendo como prioritario
el cuidado de cada uno. Cuidarnos para
poder cuidar al otro colectivamente.
En este sentido, la información es un
elemento estratégico operativo para el
manejo del incidente crítico, implica más
recursos para intervenir, y disminuye la
ansiedad y la angustia propia de lo des-
conocido. En relación a los equipos de
salud, Alicia Stolkiner señala que: “(…) hay
que poner especial énfasis en el cuidado
del personal de salud como población
en riesgo físico y psíquico.” (Stolkiner A. ,
Desafíos para la salud colectiva y la sa-
lud mental, 2020)
Los integrantes del equipo vivimos
una doble exigencia: por un lado, la reali-
dad cotidiana que sufrimos todos y ade-
más la sobre exigencia, la presión y el
riesgo propio de su tarea. Muchos pade-
cemos el temor a contagiarnos y trans-
mitir la enfermedad a los hijos o familia-
res convivientes.
El contacto cotidiano con los suje-
tos enfermos, sufrientes, con sospecha y
evolución de esta y otras patologías es
emocionalmente desgastante. Por ello
pensamos en un modo de acompaña-
miento a los diferentes trabajadores a
través de la comunicación telefónica in-
dividual, ofreciendo un espacio de escu-
cha desde psicología.
Grupalmente y haciendo uso de

35
35
las redes también nos sostenemos en-
trecruzando información, compartiendo
momentos y haciendo lazo. Muchas ve-
ces apelamos al recurso del humor, tan
necesario frente a lo crítico. A partir de
estos acontecimientos difíciles el equipo
se ha fortalecido en sus vínculos y en el
sentido de trabajo en común.
Las prácticas de salud mental tam-
bién se modificaron en el modo de aten-
ción, de manera presencial y remota.
Además de dar continuidad a los trata-
mientos en curso, nuestra intervención
implica hacer lugar para alojar al otro,
para que pueda empezar a decir algo
de lo que le pasa frente a lo que irrumpe
como desconocido.
Son muchos los procesos para
abordar y sin dudas este tiempo nos pre-
senta las fuentes de sufrimiento psíquico
que Freud, en “El Malestar en la cultura”
teoriza de esta manera:
Mucho menos difícil es que llegue-
mos a experimentar desdicha. Desde
tres lados amenaza el sufrimiento, des-
de el cuerpo propio que, destinado a la
ruina y la disolución, no puede prescin-
dir del dolor y la angustia como señales
de alarma; desde el mundo exterior, que
puede abatir sus furias sobre nosotros
con fuerzas hiperpotentes, despiadadas,
destructoras; por fin, los vínculos con
otros seres humanos. Al padecer que
viene de esta fuente lo sentimos tal vez
más doloroso que a cualquier otro (…)
(Freud, 1929-1930, pág. 76)
La pandemia producida por un nue-
vo virus, devenida en una fuerza ame-
nazante que nos acecha globalmente
y que puede llegar a ocasionarnos una
enfermedad, ha modificado abrupta-
mente el lazo con el otro. En otros térmi-
nos, a fin de garantizar no sólo el cuida-
36
36
do de uno mismo sino también del otro,
se han limitado encuentros afectivos,
el cuerpo a cuerpo, el abrazo, el mate
compartido, esas costumbres tan nues-
tras se transformaron en algo riesgoso, y
sufrimos por esta falta.
Al mismo tiempo, nuestras referen-
cias institucionales cotidianas se han
perdido o modificado, como el hecho de
no asistir presencialmente a la escuela
para los niños y adolescentes, o trabajar
desde casa o con otros modos. Para to-
dos de alguna manera u otra, algo de la
rutina cotidiana, ordenadora y que im-
plicaba una ligazón a la realidad com-
partida se ha interrumpido, y esto puede
producir efectos subjetivos negativos,
que no podemos anticipar ni teorizar
aún, pero sí abordar desde las interven-
ciones en salud mental.
Frente a este devenir es importante
dar lugar a que se desplieguen las res-
puestas esperables de los sujetos fren-
te a esta situación inesperada como: el
miedo intenso, la ansiedad, el enojo, la
falta de concentración, el insomnio, la
angustia y sus manifestaciones muchas
veces en el cuerpo, abordando el im-
pacto que tiene a nivel psicológico indi-
vidual y también comunitario.
No hablamos de pacientes, no pa-
tologizamos, sino que intentamos dar
una respuesta de atención temprana en
salud mental: escuchar y contener emo-
cionalmente al sujeto.
¿Qué le preocupa? ¿qué necesita?
¿cómo impacta en su vida esta nueva
realidad? Preguntas necesarias para
ayudar a reorganizar su vida cotidiana,
conectarlo con sus redes de apoyo. In-
formar sobre los modos de cuidado para
que el sujeto recupere cierto sentido de
control propio y tranquilidad.
 Escuchar activamente para acom-
pañar en el proceso de reconocer con
qué recursos cuenta cada uno, para in-
ventar estrategias que permitan afron-
tar esta situación.
rentena. Argentina.
Freud, S. (1929-1930). El malestar en la cultura.
Amorrortu.
Stolkiner, A. (2020). Desafíos para la salud co-
lectiva y la salud mental. Rosario, Argentina.

Intervenir para potenciar el movi-

miento de lo vital y construir un nuevo
modo de vida, distinto al anterior, en me-
dio de la incertidumbre y la preocupa-
ción común que todos tenemos.

La demanda de atención en sa-

lud mental ha ido creciendo en los últi-
mos meses, los efectos de este tiempo
de pandemia se comienzan a avizorar,
además frente a la contingencia de la
circulación comunitaria en la ciudad y el
aumento de casos de personas en situa-
ción de aislamiento y enfermas, también
surge la necesidad de acompañamien-
to y la contención durante la convale-
cencia que afecta no sólo el cuerpo del
sujeto sino su estado anímico propio y
familiar.

También, aparece con mayor fuer-

za la demanda de acompañamiento a
los equipos de salud, estresados y ago-
tados física y emocionalmente.

Se nos presentan nuevos desafíos

y dificultades, que compartimos con los
colegas y equipos de salud. Como nues-
tra práctica no es sin otros, sostenemos
un espacio de encuentro con colegas de
los distintos centros de salud de la ciu-
dad y la zona, a fines de compartir los
efectos que este tiempo tiene en la sub-
jetividad, y así intentamos construir jun-
tos algunos modos de intervenir donde
se juegue algo del deseo de los sujetos
mientras atravesamos esta pandemia.

Bibliografía

Barbagelata, N. (2020). Psicoanálisis en cua-

37
37
 8
¿Ellas qué dicen? Vivencias
acerca de la maternidad en
adolescentes
María Verónica Armando21
Este artículo presenta una síntesis
de los resultados de la investigación en-
marcada en el Trabajo Final de la Maes-
tría en Salud Mental, (UNER- facultad de
Trabajo Social), acerca de las vivencias
más significativas de la maternidad para
nueve adolescentes madres usuarias de
un Centro de Atención Primaria de Sa-
lud22 de la ciudad de Rafaela (Santa Fe).
Dos ideas fundamentales sustentan
este trabajo, considerar a la maternidad
adolescente desde el embarazo como
un fenómeno social, y acercarnos al
mismo priorizando las voces de las pro-
tagonistas.
de adolescentes embarazadas. Desde
el 2015 comenzó a visualizarse un au-
mento en las consultas, y una disminu-
ción en las edades de las jóvenes al mo-
mento de quedar embarazadas. A partir
de esto, el equipo de salud organizó un
espacio de Taller/consultorio para ado-
lescentes embarazadas, con la finalidad
de realizar un acompañamiento integral;
las experiencias compartidas durante el
taller comenzaron a interpelarme sobre
sus propias vivencias respecto a la ma-
ternidad.
El relato biográfico posibilitó el abor-
daje de este interrogante, en el marco de
una metodología cualitativa, por lo cual
se construyeron nueve relatos biográfi-
cos con madres, entre 14 y 19 años. Esta
técnica facilitó el acercamiento a los
acontecimientos experimentados por las
adolescentes, en progresiones tempo-
rales, aportando elementos para com-
prender sus vivencias en la trayectoria
de maternidad; la mirada retrospectiva,
permitió dar cuenta de la reconstrucción
de sentido, de la capacidad reflexiva de
las jóvenes ante la experiencia vivida.

Con los datos recogidos y analiza-

dos, se construyó la trayectoria de ma-
ternidad en las adolescentes y se des-
tacaron las vivencias más significativas.
Al ser miembro del equipo de salud
del primer nivel de atención, estuve y es-
toy implicada en el proceso de atención
Las protagonistas
Este trabajo no se habría logrado sin
la colaboración de las adolescentes par-
ticipantes de la investigación23, quienes
dispusieron de su tiempo y abrieron una
puerta para que, con la mayor cautela y

21 Lic. en Psicología. Docente en UCSE (Universidad Católica de Santiago del Estero). Magister en Salud Mental. Integrante
del equipo de salud N°2 (Ministerio de salud de la Provincia de Santa Fe). Psicóloga en consultorio privado

22 El CAPS (Nº 2) está ubicado en la zona norte de la ciudad de Rafaela, su área programática y poblacional comprende
cinco barrios con diversidad de características: Barranquitas, Villa Dominga, Guillermo Lehmann, San José y Los Arces. La
población actual a cargo del CAPS es estimada en 20.000 habitantes aproximadamente, los cuales se caracterizan por per-
tenecer a varios grupos atravesados por condiciones socio-económicas diversas (clase media – obrera - asentamientos), y
diferentes determinantes culturales, ya que existen comunidades compuestas por personas provenientes del noroeste de la
provincia de Santa Fe, este de Santiago del Estero y del Chaco, comunidades de inmigrantes bolivianos, y personas oriundas
de la ciudad de Rafaela. Es importante mencionar esto ya que las particularidades de las comunidades se visualizan cla-
ramente en la demanda y participación de las actividades del centro de salud. Hasta el momento no se cuentan con datos
sociodemográficos específicos de cada grupo.
23 Todos los nombres utilizados en el trabajo son ficticios, a fin de garantizar el anonimato de las participantes de la
investigación y de sus hijo/as.

38
38
respeto, pudiera entrar y conocer sobre
la maternidad. Estas adolescentes que
quedaron embarazadas y decidieron
continuar con el embarazo, al momento
de realizar la investigación, atravesaban
por la crianza de sus hijos/as (desde los
2 meses hasta los 3 años); todas residen
en los barrios del área programática del
centro de salud y son usuarias del mis-
mo.
Transitan la mayor parte de sus jor-
nadas diarias por espacios e institucio-
nes del sector (escuelas, talleres, plazas)
y en barrios aledaños. La mayoría de las
familias de estas adolescentes, viven en
condiciones materiales de pobreza, y al-
gunas presentan indicadores materiales
de clase media-baja. Respecto al grupo
de convivencia, la mayoría de las ado-
lescentes viven con su pareja en casa
de familiares compartiendo los espacios
físicos, sólo dos de ellas, sus parejas e hi-
jos/as tienen un espacio propio.
Algunas consideraciones
Una idea clave para el trabajo, es la
concepción de la maternidad adoles-
cente como un fenómeno social, toman-
do distancia de aquellas posturas que
consideran, al embarazo y a la materni-
dad, como un problema individual, so-
cial, público, y/o una situación de riesgo,
que se tendría que haber evitado. Este
posicionamiento me permitió que, tanto
el proceso de construcción de los relatos
como la lectura y análisis de los mismos,
lo realizara con la menor emergencia de
juicios previos; posibilitándome conocer,
desde las protagonistas, qué les sucede
a las adolescentes en su experiencia de
maternidad, durante el transcurso del
embarazo y a posteriori del mismo.
En consonancia con lo anterior, de-
39
39
cidí apropiado referir a adolescencias y
maternidades, como construcciones so-
ciales que se particularizan en contextos
culturales y sociales que se entrelazan
en la experiencia singular de cada ado-
lescente, atendiendo de esta manera a
la diversidad y singularidad, que acon-
tece en la experiencia de maternidad.
Pensar las/los adolescentes en la ac-
tualidad, implica visibilizar experiencias
y formas de existencia que se alejan de
los parámetros estandarizados; se ob-
servan otros modos de existencia que
muestran formas diversas de ser joven.
Esta diversidad plantea el desafío de re-
conocer la complejidad y conlleva un
acercamiento a los jóvenes, a sus expe-
riencias, a sus vivencias, a sus historias,
en tanto portadores de singularidades
y diferencias que viven en condiciones
materiales concretas.
En la misma línea el abordaje de
la maternidad adolescente se conci-
be en relación a los determinantes so-
ciales y culturales, de cada contexto
social, grupo, y época, ya que aparece
como un fenómeno de alta complejidad,
que implica una dimensión subjetiva. La
perspectiva dominante, centrada en los
riesgos, ha invisibilizado la complejidad,
excluyendo las miradas de las jóvenes,
en palabras de Adaszko (2005): “Lo cierto
es que el proceso de definición del pro-
blema excluyó las miradas de los jóve-
nes –y de todos los que no eran expertos
en embarazo de adolescentes– y pres-
cribió una sola manera de responder
adecuadamente al tema.” (p.48)
En este modo de representar so-
cialmente a la maternidad adolescente
como no adecuada, subyace la con-
cepción del/la adolescente que respon-
de a la perspectiva adultocéntrica y de
clase (media y alta), que concibe que los
y las jóvenes aún no tendrían la suficien-
te madurez psicológica y no poseerían
las capacidades necesarias ejercer su
maternidad y paternidad. Es desde esta
concepción que se considera que la
maternidad adolescente como riesgosa,
inadecuada. Sin embargo, diversos de-
muestran los cambios respecto a esta
concepción, al respecto García (2007)
plantea que:
Es posible pensar, que el embara-
zo en la adolescencia nos viene a decir
algo acerca de los diferentes modos de
ser joven, ser adolescente, ser mujer, ser
varón, lo que implica reconocer que es-
tamos atravesando una mutación im-
portante en términos de subjetividades
e identidades sociales. (p. 39)
Comprender este acontecimien-
to como experiencia subjetiva, supone
vislumbrar que las experiencias de vida
no son lineales, que se producen en es-
pacios sociales y culturales concretos,
y que las significaciones que adquieren
se van transformando con el tiempo, en
lo individual y en lo social. A su vez, esto
implica pensar a las jóvenes madres
como actores sociales que tienen la ca-
pacidad de construirse a sí mismas, de
transformar sus prácticas sociales y el
contexto en el que se hallan insertas.
La trayectoria de maternidad
A fin de organizar los resultados de
la investigación, utilicé este constructo
trayectorias propuesto por Dubar (1991)
al conceptualizar la trayectoria vivida
como “(…) la manera en que los indivi-
duos reconstruyen subjetivamente los
acontecimientos que ellos juzgan signifi-
cativos de su biografía social.” (citado en
40
40
Genolet et al. p. 100)
En este trabajo definí como trayec-
toria de la maternidad, al recorrido que
realizan las adolescentes desde la me-
narca hasta el maternaje, pasando por
eventos relacionados, como el embara-
zo, el nacimiento, la relación de pareja,
que se entrelazan con factores como el
apoyo familiar y social; en lo anterior se
vislumbran los proyectos futuros.
En esta trayectoria las vivencias
más significativas de la maternidad
para las adolescentes giran en torno al
momento de la noticia del embarazo, al
nacimiento del/a hijo/a y del vínculo con
él/ella; los cambios generados en la vida
cotidiana, en los vínculos con su pareja
y con su familia, y en cómo se piensan
en el futuro, dando cuenta de la ruptura
biográfica que constituye la maternidad
en sus vidas.
La noticia del embarazo y el vínculo
con el/la hijo/a se constituyeron en an-
clas para la vida de las adolescentes, en
tanto motivaron y sostuvieron cambios
conductuales y giros existenciales, resig-
nificaron su modo de vivir, las elecciones
diarias y el proyecto futuro. Un “antes” y
un “después”, el “antes”, -centrado en el
consumo, en las salidas, en la calle, en las
pérdidas-, adquiere un matiz diferente,
se transforma al centrarse en el cuidado
del hijo, desde el embarazo. El “después”
-del embarazo- constituye el presente y
el futuro de la adolescente, surgen “nue-
vas miradas”, miradas que posibilitan la
salud, el bienestar, que devuelven a la
adolescente el poder sobre sus propios
intereses, deseos y decisiones.
Cuando yo me enteré del primer
embarazo, andaba sola, en la calle, en
la droga, tenía mala junta, vivía con mi
abuelo. Después cuando me enteré dije
“tengo que cambiar”, porque tenía que
cambiar mi vida, y me hice el control y
de ahí empecé a cambiar y sentí como
que, a pesar de todas las situaciones,
era algo hermoso. (Relato de vida de Ro-
cío, 2019)
El nacimiento del/a hijo/a marca sus
vidas, significa la cotidianeidad, reorga-
nizando las prioridades. Las adolescen-
tes manifiestan que este acontecimiento
reorientó sus vidas en cuanto a dolores
de pérdidas, duelos, a estrategias diarias
saludables, al alejarse de instancias de
consumo, de estar en la calle.
Me di cuenta lo que era antes y aho-
ra ya no. Sería, que yo tomaba mucho,
salía mucho, hacía lo que yo quería; y
ahora que yo siempre fui sola, me cues-
ta estar así con alguien, pero me voy
resolviendo sola, sería acostumbrándo-
me estar con mi hijo. (Relato de vida de
Paola, 2019)
La frase de Delfina “cuidarlo es es-
tar” sintetiza los modos en que conci-
24
ben las madres las prácticas de cuida-
do, la mayoría destinan todo su tiempo
a estar con su hijo, las excepciones se
presentan en aquellas adolescentes que
están insertas en el ámbito educativo o
laboral. En esta forma de “estar” con el/la
hijo/a, se visibiliza la percepción del mis-
mo como propio, que posibilita el empo-
deramiento de la adolescente desde el
rol de madre.
En esta etapa de la trayectoria de la
maternidad, el vínculo con el hijo es va-
lorado por las adolescentes como signi-
ficativo, con una posición de centralidad,
24 Cuidarlo es estar, estar vigilándolo en casa, en todo, ver dónde va […] hasta que ahora le digo NO y ya está, lo deja. No
es necesario que le pegue, porque a mí no me gusta pegarle como me pegaba mi papá a mí […] (Relato de vida de Delfina,
2018)
41
41
otorgándole un cariz existencial, dado la
incidencia respecto al cambio en el sen-
tido de vida de la madre adolescente,
resuenan entre las adolescentes frases
como “ellos son todo para mí”, “gracias a
ellos soy lo que soy”. El hijo es percibido
como otro con quien se puede estar, con
quien se establece una conexión afecti-
va, a quien se le brinda afecto.
La trayectoria de maternidad cons-
tituye para estas adolescentes, pertene-
cientes a sectores sociales de escasos
recursos y/o medio-bajo, un proyecto
de vida, la posibilidad de mirar para el
futuro y de sustentar otras aspiraciones.
De esta manera, cuestionan la posición
dominante que asocia a la mujer eman-
cipada, con proyectos de vida relacio-
nados al mundo académico y laboral.
Esto se enlaza con otra consideración, al
constatar que muchas de las lecturas/
análisis sobre esta temática sostienen
que las adolescentes eligen la materni-
dad como proyecto por no contar con
otras posibilidades. Sin embargo, hay
que admitir que esta concepción, tiene
un sesgo de mirada adultocéntrica, in-
telectual y de clase media, que, en algún
punto desacredita la mirada y la postu-
ra de las protagonistas, para quienes la
maternidad, además de ser una opción,
es una posibilidad de buscar espacios
saludables, de correrse de vínculos noci-
vos, es el motivo que les posibilitó cortar
con la droga, con la calle, con las diná-
micas violentas.
Mi experiencia en este trabajo re-
afirma la importancia escuchar a las
adolescentes, dejando en suspenso el
saber profesional acercarnos, conocer y
aprender sobre una realidad compleja.
Construir conjuntamente nuevas mira-
das sobre la maternidad adolescente,
que tenga en cuenta lo vivenciado, ex-
perimentado y significado en la trayec-
toria de maternidad, de tal manera que
los abordajes sean integrales, desafian-
do las lógicas de fragmentación de la
salud. Incorporar la perspectiva de las
protagonistas garantiza tanto la acce-
sibilidad a la salud, como el empode-
ramiento de las madres adolescentes
respecto al cuidado de sus hijos/as, al
desarrollo de un proyecto de vida parti-
cular y a la construcción desde la parti-
cipación social.
Los momentos más importantes
para mí fueron cuando me enteré de
que estaba embarazada de ellos dos, los
partos de ellos dos, y estar con ellos. El
nacimiento de ellos me cambió en todo
[…] cuando me enteré dije “tengo que
cambiar”, porque tenía que cambiar mi
vida… (Relato de vida de Rocío, 2019)
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43
43
 9
Acompañar la subjetividad del
Otro, desde las redes
Sofía Aguirre25
Cecilia Murillo26
En este artículo, re-historizaremos
las intervenciones llevadas adelante a
partir de recuperar los recorridos del pro-
ceso de salud de un joven de 30 años, al
que llamaremos “F”, con un diagnóstico
de retraso mental moderado-leve y de
psicosis esquizofrénica delirante. Dichas
estrategias implementadas, se enmar-
caron en la construcción de un dispo-
sitivo que pudiera efectuar un abordaje
integral que atienda la singularidad del
caso. Cabe destacar la participación
de múltiples actores en la construcción
de la estrategia de abordaje: Dispositi-
vo Integral de Abordaje Territorial (DIAT),
Dispositivo Soporte Estratégico Regional
(DISER), Centro de Salud Nro. 2 (CAPS) y
Psiquiatra de la guardia del Hospital Jai-
me Ferré.
Sobre nosotros como DIAT
El DIAT, dispositivo dependiente de
la Secretaría de Políticas Integrales sobre
25 Lic. en Psicología. Integrante de la Agencia territorial Norte de Rafaela (Secretaría de Desarrollo Humano de la Munici-
palidad de Rafaela). Integrante del Equipo técnico Rafaela del Dispositivo Integral de Abordaje Territorial (DIAT). Carrera de
Posgrado de Especialización en Psicología Clínica, Institucional y comunitaria Universidad Nacional de Rosario (UNR) Email:
sofiaguirremtr@gmail.com
26 Lic. en Psicología. Diplomada en Drogodependencia y Adicciones Universidad Católica de Santiago del Estero, Departa-
mento Académico Rafaela (UCSE). Tutora Social de la Secretaría de Producción, Empleo e Innovación de la Municipalidad de
Rafaela. Integrante del Equipo Técnico Rafaela del DIAT. Email: ceciliamurillo.rafaela@gmail.com
44
44
Drogas de la Nación Argentina (Sedro-
nar), funciona en la zona sureste de la
ciudad de Rafaela desde el mes de no-
viembre del año 2015, en aquel entonces
denominado CePLA. En aquellos tiempos
su desembarco en el Barrio 2 de abril
aconteció por los reiterados conflictos
que se presentaban en el sector, princi-
palmente en la población adolescentes
y jóvenes. Años posteriores, el dispositi-
vo es renombrado como DIAT, cuyos ejes
fundamentales de trabajo se orientan al
abordaje de los consumos problemáti-
cos desde una perspectiva interdiscipli-
nar, en donde los sujetos son parte acti-
va de la construcción de las estrategias
y herramientas de trabajo.
El DIAT está conformado por un
equipo interdisciplinario que traba-
ja para que aquella persona que está
atravesando una situación de consumo
disponga de apoyo y contención tanto
para la prevención como para el trata-
miento (Sedronar, 2020). Se posiciona al
sujeto en el centro de la escena, a través
de una visión no sólo social sino también
de salud pública para la recuperación
de sus derechos (Sedronar, 2020).
En el Dispositivo, se realizan diferen-
tes actividades destinadas a la atención
primaria de la salud (APS) mediante es-
trategias de abordaje educativo, psico-
social, laboral, cultural y recreativo para
lo cual se implementan, en función de
las realidades regionales, diversos pro-
gramas preventivos en diferentes niveles
(personal, familiar y comunitario).
Primera aproximación
La situación de F es recepcionada
por el equipo del DIAT a partir de que uno
de sus hermanos (D) se comunicara con
un área de la Municipalidad de Rafaela,
manifestando que F “hablaba sólo” y que
“no salía de su casa y cuando lo hacía se
sospechaba que consumía algún tipo de
sustancia”; en síntesis, el mensaje con-
creto era “quiero ayuda para mi herma-
no”. En primera instancia desde el Equi-
po del DIAT nos propusimos realizar una
re-historización para conocer, en caso
de que lo hubiese, el recorrido por el sis-
tema de salud de F y quiénes podrían re-
ferenciarlo por su tránsito institucional. Es
decir que, previo a pensar en armar re-
des, consideramos necesario ser capa-
ces de visualizar cuál era el entramado
de vinculaciones que anteriormente ya
se encontraba allí desde antes de solici-
tar nuestra intervención: es en el vínculo
con el otro donde podemos visibilizar las
redes invisibles (Sedronar, 2020).
Paralelamente, consideramos pri-
mordial realizar una visita al domicilio
con el objetivo de escuchar la voz de D.
Re-conectando redes
En primera instancia, integrantes del
equipo del DIAT nos reunimos con el DISER
y profesionales del equipo del CAPS N° 2
(doctor y psicóloga), con el propósito de
historizar las atenciones e intervencio-
nes realizadas desde dichos efectores
de salud. Es decir, se buscó reconocer y
reconectar aquellas redes que configu-
raron la biografía de F: todos aquellos
vínculos cercanos con los que el sujeto
contaba ya sean éstos familiares, agen-
tes sanitarios, referentes de instituciones
donde F se sentía a gusto y contenido.
45
45
Nos propusimos conocer quiénes com-
ponían dicha red, las características de
sus miembros y en función de ello, deci-
dimos a qué actores resultaba pertinen-
te convocar en este momento puntual y
con aquellos que no, planificar cómo y
cuándo hacerlo para la construcción de
herramientas y de estrategias de acom-
pañamiento (Sedronar, 2020).
El último registro de acceso al sis-
tema público de salud de F databa del
año 2018. Ese mismo año, F había sido
internado en el SAMCo Hospital Dr. Jai-
me Ferré debido a que se encontraba
desestabilizado. Familiares del joven re-
tiraron a éste, sin el alta médica corres-
pondiente, interrumpiendo de esta for-
ma el tratamiento. En ese momento, la
psiquiatra había intervenido en el caso,
explicándoles a dichos referentes fami-
liares las consecuencias de suspender
el tratamiento pero, sin contemplar las
mismas, decidieron retirarlo, hecho que
desembocó en un deterioro progresivo
de la salud psíquica de F.
Durante años F circuló informalmen-
te por el Centro de Salud Nro. 2, perma-
neciendo allí aun cuando no requería ser
atendido por alguna situación concreta
de salud. Cabe preguntarse entonces
qué movilizaba al joven a transitar dicho
espacio, qué lo anclaba allí, que le habi-
litaba a él ese lugar…
En la reunión de equipo de profesio-
nales, en primera instancia se acuerda
que F pueda ser evaluado de manera in-
tegral. Para ello se solicita que D partici-
pe activamente en el acompañamiento
de dicho proceso.
Desde el DIAT asumimos el rol de
coordinación de aquella estrategia inte-
gral de trabajo, proponiendo de manera
conjunta con diversos efectores posibili-
tar la accesibilidad de F a las atenciones
en salud. Para ello cada actor se com-
prometió a asumir roles:
- El Centro de Salud N°2 asumió la
función de efectuar una evaluación clí-
nica integral y la posibilidad de retomar
el vínculo con F. Para ello, tanto el Dr.
como la enfermera se presentaron en el
domicilio de F, quien residía junto D. Aquí
los actores generaron y habilitaron el es-
pacio de escucha y atención.
- El DISER junto al DIAT retomaron
contacto con la psiquiatra a fin de que
pueda evaluar subjetivamente a F. Se
consideró primordial convocar nueva-
mente a dicha profesional ya que ella
conocía la historia y había llevado a
cabo las estrategias para estabilizarlo
en el año 2018.
A raíz de la articulación conjunta, se
logra estabilizar clínicamente a F, alivian-
do su padecimiento subjetivo. El equipo
del DIAT decidió que era momento de
poder pasar a una segunda instancia de
abordaje ya que las condiciones que las
profesionales consideraban como ne-
cesarias habían sido alcanzadas posibi-
litando planificar próximos caminos.
Se decide volver a generar un espa-
cio de encuentro con D dado que notá-
bamos la presencia de dificultades para
poder realizar por sí solo ciertos proce-
sos de atenciones y cuidados. Se trabaja
conjuntamente sobre la importancia de
que F pueda gestionar el CUD y algún
beneficio social (Pensión Ley 5110 o No
contributiva) para que pueda acceder a
otros tipos de prestaciones en el ámbito
sanitario.
Cabe destacar que recién después
de dos meses el equipo del DIAT pudo
escuchar la voz de F ya que previamen-
46
te, al no encontrarse estabilizado psi-
quiátricamente, nuestras intervenciones
y líneas de abordaje eran efectuadas de
manera indirecta.
En proceso de ….
A raíz de que nuestra mirada refie-
re a una perspectiva relacional y mul-
tidimensional, una de nuestras tareas
como dispositivo de abordaje, además
de apuntar a la restitución de derechos,
es apuntalar estratégicamente la fun-
ción de sostén de D. Desde el equipo
junto a D se fue construyendo su figura
de acompañante en este proceso con el
propósito de que F pueda acceder a las
evaluaciones psiquiátricas mensuales, a
la administración de la medicación de
depósito y a atenciones básicas como
aquellas prestaciones que refieren a la
salud desde lógicas más preventivas y
recreativas.
En relación a lo anteriormente se-
ñalado, es necesario retomar la apre-
ciación que efectúa Stolkiner en cuanto
que la salud mental no se circunscribe
a brindar asistencia médica y/o medi-
cación psiquiátrica (Stolkiner, 2020), sino
que aquella requiere de un enfoque in-
tegral enmarcada en un contexto que
tome en cuenta cuestiones de acceso
y de derechos, tales como la accesibili-
dad a la documentación, vivienda, salud,
educación y trabajo, entre tantas otras.
Desde el paradigma desde el cual
nos posicionamos, consideramos que,
para mejorar la salud de las personas,
resulta fundamental enfocarnos en la
reconstrucción del tejido social y en el
fortalecimiento de las relaciones socia-
les: no podemos pensar en un abordaje
individual, en una recuperación/estabili-
zación aislada (Sedronar, 2020). El abor- cios transitados por F y su hermano sino
daje integral implica convocar a otro: “es también para poder preparar el terreno
con el otro”, en territorio, en contexto y que posibiliten iniciar esta restitución de
red no sólo con instituciones sino tam- derechos.
bién con actores de la sociedad civil
(Sedronar, 2020).
Bibliografía
Desde el equipo del DIAT se lleva
Sedronar. (1 de septiembre de 2020). Aborda-
adelante un espacio de acompaña- je Integral de los Consumos Problemátivos.
miento semanal para D con el objetivo Obtenido de Codaij: http://www.codajic.org/
sites/www.codajic.org/files/Manual2019.pdf
de fortalecer su figura de acompañante,
de sostén para aquel, no sólo en cues- Stolkiner, A. (14 de septiembre de 2020). Me
preocupa mucho la naturalización del ries-
tiones vinculadas a cotidianeidad sino go. Obtenido de Página 12: https://www.pa-
también aspectos subjetivos. gina12.com.ar/291795-me-preocupa-mu-
cho-la-naturalizacion-del-riesgo.
Debemos ser capaces de revisar
Vegh, I. (14 de septiembre de 2020). El Ensayo:
las prácticas propias cuando realizamos Psicoanálisis y escritura. Obtenido de Imago
cualquier posible estrategia de interven- Agenda: http://www.imagoagenda.com/ar-
ticulo.asp?idarticulo=1395
ción ante una situación (Sedronar, 2020).
Debemos interrogar nuestro quehacer
cotidiano de forma tal que nos posibili-
te no sólo interpelar a un otro sino tam-
bién a nosotras mismas como profesio-
nales de la salud: pensar si el usuario se
apropia de la propuesta de intervención
planificada, si estamos promoviendo un
papel activo en tanto sujeto de derecho,
si somos capaces de leer los emergen-
tes individuales y territoriales para re-di-
reccionar nuestras intervenciones (Se-
dronar, 2020).

A lo largo de todo este recorrido

nos fuimos encontrando ante el desafío
de tener que elaborar estrategias de in-
tervenciones que no podían planificarse
bajo las condiciones habituales ya par-
tiendo de no poder escuchar la voz de F
de forma directa, por lo tanto, tampoco
podíamos conocer sus deseos, sus ex-
pectativas, sus miedos y fortalezas… En
este escuchar a través de la voz del otro,
hubo que deconstruir y reconstruir lo
propio de lo ajeno, diferenciar lo urgen-
te de lo importante para poder significar
y resignificar no sólo los distintos espa-

47
47
 10
Suicidio adolescente…
una realidad que nos vulnera
Laura Allasia27
Magalí Pagge28
Introducción
El suicidio es un problema de sa-
lud pública y afecta a muchas/os ado-
lescentes. Definido por la Organización
Mundial de la Salud como “el acto de-
liberado de quitarse la vida” (UNICEF,
2017, pág. 7), no se trata de un fenómeno
exclusivamente individual sino que en-
vuelve una complejidad que requiere un
abordaje comunitario.
Lo expuesto aquí es el resultado de
un trabajo interdisciplinario a partir del
caso de una adolescente que concurre
al centro de salud.
Situación epidemiológica
Tal como se introdujo, el suicidio es
considerado un problema de salud pú-
blica grave y creciente a nivel mundial,
siendo importante destacar además
que, según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), la Organización Panameri-
cana de la Salud (OPS) y la Asociación
Internacional para la prevención del Sui-
cidio (AISP), por cada muerte por suicidio
se registran 20 intentos (Ministerio de Sa-
lud. Presidencia de la Nación, 2011).
27 Médica Pediatra especialista en Adolescencia del SAMCo María Juana
28 Licenciada en Psicología del SAMCo María Juana
48
48
Las estadísticas dan cuenta que
las tasas de suicidio han aumentado un
60% en los últimos 50 años y ese incre-
mento ha sido más marcado entre las
y los jóvenes, al punto de convertirlos en
la actualidad en el grupo de mayor ries-
go en un tercio de todos los países. En
otros términos, desde los primeros años
de la década del ‘90 a la actualidad, la
mortalidad por suicidios en adolescen-
tes creció más del 100%, encontrándose
a nivel mundial entre las tres primeras
causas de muerte en las personas de 15
a 44 años, lo que implica un alto impacto
en términos de años potenciales de vida
perdidos (APVP).
En Argentina, en los últimos veinte
años, la tasa de mortalidad por suicidio
creció considerablemente en los grupos
más jóvenes (15 a 24 y 25 a 34 años),
mientras que se redujo significativamen-
te en los grupos de más edad (mayores
de 55 años) que históricamente regis-
traron las tasas más altas (Ministerio de
Salud. Presidencia de la Nación, 2012).
En este punto resulta conveniente
indicar que en la adolescencia pueden
existir diferentes situaciones en respues-
ta o reacción a las crisis vitales de este
grupo etario que van desde cortes, auto-
lesiones, ideas suicidas, intentos de suici-
dio y suicidios. Su gravedad reside en la
persistencia y/o estabilidad temporal de
los síntomas, siendo conveniente no mi-
nimizar las conductas auto lesivas pues
nos hablan de un malestar o un pade-
cer en individuos donde la intervención
oportuna previene comportamientos de
riesgo a futuro.
Entre los factores que pueden
acompañar a la intención suicida es po-
sible mencionar vínculos familiares ines-
tables (peleas o incomunicación), pérdi-
da de un ser querido, depresión, abuso
sexual, físico o psicológico, aislamiento
social, sentimientos de soledad y de fra-
caso.
daderos monstruos no viven debajo de
la cama sino en tu mente”; escribió más
de ochenta frases, tan sólo dos con al-
gún signo de positividad “si existiera la
reencarnación querría ser una persona
feliz y que se acepte a sí misma”

Teniendo en cuenta que tenía habi-

Breve descripción del caso
F. de 14 años es referenciada desde
la escuela secundaria al consultorio de
adolescencia del centro de salud debido
a que presenta dificultades en la inser-
ción social con sus pares, aislamiento y
retraimiento.
lidades para el dibujo se le solicitó que
hiciera un auto retrato y en la próxima
entrevista lo trajo; en el dibujo se mos-
traba una muchacha de espaldas en
una hamaca, refiriendo que no podía
mostrar su rostro por la tristeza que sen-
tía, por lo cual en todos sus dibujos se
mostraba de espaldas.

Cursa 2° año de la escuela secun- En las entrevistas siguientes puso de

daria, con buen desempeño académico. manifiesto la necesidad de provocarse
Su familia está compuesta por padre,
madre (con antecedentes de depresión)
y cinco hermanos (uno de ellos con an-
tecedentes de patología psiquiátrica).

F. refiere no tener muchas/os ami-

gas/os y sentirse diferente a sus pares
por no compartir pensamientos o senti-
mientos propios de la edad adolescente.
Practica la religión Testigos de Jehová, al
igual que toda su familia.

Síntomas

En la primera entrevista con la pe-

diatra se mostró triste, con sentimien-
tos de soledad y expresiones de nega-
tivismo en todos los aspectos relevados.
Como estrategia, la primera tarea con-
sistió en pedir que hiciera una “lista” de
frases positivas y otra de frases nega- lesiones en su cuerpo (cortes auto infrin-
tivas. Aparecieron frases como “debe- gidos) como mecanismo de escape a
ría irme para dejar a los demás felices”, su tristeza, trastornos en la conducta ali-
“me gusta dormir porque es una manera mentaria (rechazo a ingerir alimentos y
de morirse un rato”, “no hay peor tortura vómitos provocados), los cuales estaban
que los demonios de la mente”, “los ver- motivados por una distorsión en la per-

49
49
cepción de su imagen corporal, insom-
nio, rumiación y clara ideación suicida.
Además, presentaba frecuentes crisis de
ansiedad (ataques de pánico), tanto en
su casa como en la escuela.
Algunas estrategias implementadas
Ante la severidad del caso se decide
realizar interconsulta con salud mental,
comenzando con entrevistas con psico-
logía y posterior derivación a psiquiatría.
Respetando el derecho a la privacidad y
confidencialidad, se realizaron todas las
entrevistas a la adolescente sin la pre-
sencia de sus padres. Además se pro-
porcionó información a los padres para
facilitar la contención y los signos de
alarma. Se brindó asesoramiento al co-
legio donde concurría F. y se trabajó en
conjunto para mejorar la inserción social
con sus pares.
Desde el área de psicología se tra-
bajó, fundamentalmente, sobre el forta-
lecimiento de su autoestima, se le brin-
daron herramientas para afrontar las
crisis de ansiedad. Esto le dio la posibi-
lidad de advertir las crisis antes de que
sucedan y prevenirlas. Y, en el caso de no
poder anticiparse, se le brindaron técni-
cas e información que le permitan atra-
vesarlas y lograr el autocontrol.
Se trabajó conjuntamente con la
escuela para garantizar que ésta sea
considerada por la adolescente como
un lugar seguro, pudiendo sentirse con-
tenida por la comunidad educativa. Se
les brindó información a las/os docen-
tes, junto con algunas sugerencias so-
bre cómo podrían manejar las situacio-
nes que presentaba F. Se garantizó que
pudiera cambiarse de curso al inicio de
2019, grupo con el cual se adaptó mucho
mejor, lo que le permitió disminuir la an-
siedad y la frecuencia de sus crisis.
50
50
Durante el año pasado, se la invitó a
participar de un taller que se realizó con
adolescentes de la comunidad. Ella es-
tuvo a cargo de uno de los encuentros,
donde pudo compartir con el resto sus
conocimientos sobre dibujo. Interactuar
con otras/os jóvenes (que no eran com-
pañeras/os de escuela ni de la iglesia)
contribuyó a mejorar su confianza, poner
en ejercicio sus habilidades sociales y a
mejorar su autoestima.
Conclusión
Luego de casi dos años de trata-
miento y trabajo en equipo, F. logró su
alta. Ella manifiesta sentirse a gusto con-
sigo misma. Reconoce lo sucedido, lo
acepta y afirma no querer volver a sen-
tirse de esa manera.
La diferencia crucial entre las tenta-
tivas de suicidio y el suicidio consuma-
do, puede ser la presencia de una figu-
ra, en general adulta, que representa un
soporte o apoyo con función protectora
(docentes, miembros de comunidades
religiosas, vecinas/os), y la función de la
ayuda psicoterapéutica es la de generar
la capacidad de reflexionar sobre sí mis-
mas/os, las exigencias sociales y resolu-
ción de conflictos, entre otras.
Es de suma importancia que ante
situaciones de autolesiones, ideación o
tentativa de suicidio detectadas en los
ámbitos que transitan las/os adolescen-
tes, se pongan en marcha de inmediato
los dispositivos territoriales presentes en
cada comunidad, privilegiando el traba-
jo en equipo e interdisciplinario.
Bibliografía
Dirección de Estadísticas e Información de
Salud. Ministerio de Salud Argentina. (2011).
Obtenido de http://www.deis.msal.gov.ar
Ministerio de Salud. Presidencia de la Nación
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miento de temas de salud mental en los
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en Salud Mental y Adicciones 3. Perfil epide-
miológico del suicidio en Argentina. Algunas
aproximaciones . Argentina.

Ministerio de Salud. Presidencia de la Nación.

(2012). Lineamientos para la atención del in-
tento de suicidio en adolescentes . Argentina.

UNICEF. (2017). Comunicación, infancia y

adolescencia. Guía para periodistas. Argen-
tina.

UNICEF. (2019). El suicidio en la adolescencia.

Situación en Argentina. Argentina.

51
51
 11
Esparciendo semillas en el terreno…
Un aporte a la formación integral
de profesionales universitarias/os
Lorena Culasso29
Silvana M. Moos30
Cómo hacerte saber
Que quien siembra muros, no cosecha nada
Que casi todos somos albañiles de muros
Que sería mejor construir puentes
Que sobre ellos se va a la otra orilla,
y que también se vuelve.
(Russo Rendo, 1981, pág. 24)
El siguiente artículo pretende re-
cuperar los aprendizajes y desafíos que
se derivan de la implementación del
Proyecto de Vinculación con el Medio
Socio-Comunitario que posibilitó el en-
cuentro entre docentes y estudiantes de
3 carreras que se dictan en la sede local
de la Universidad de Ciencias Empresa-
riales y Sociales (Lic. Comunicación So-
cial, Nutrición y Psicología) y 3 centros
de salud públicos de la localidad de Ra-
faela (CS N° 1, N° 2 y N° 4). El mismo se
desarrolló durante los meses de marzo a
noviembre de 2019, en los barrios Zazpe,
Barranquitas y Fátima.
Este tipo de proyectos se constitu-
yen como dispositivos de aprendizaje e
intervención que propician el acerca-
miento entre estudiantes y docentes y
29 Lic. en Psicología (UCES). Especialista en Psicología Clínica, Institucional y Comunitaria (UNR). Docente en la carrera de
Psicología en UCES Rafaela y UCES San Francisco. JTP del Ciclo de Formación General en UNRAF
30 Lic. en Comunicación Social. Coordinadora Académica y docente en UCES Sede Rafaela
52
52
con diversas instituciones locales, bus-
cando la finalidad de realizar aportes
que visibilicen y complementen el traba-
jo de éstas, a la par de brindar la posibi-
lidad de un acercamiento del alumnado
a realidades concretas, cercanas y co-
munitarias.
En esta ocasión, se describe la se-
gunda edición de la propuesta que tie-
ne como eje principal la labor desde la
Promoción de Hábitos Saludables y la
Prevención de Enfermedades Crónicas
no Transmisibles (ECNT).
De cara al terreno…
Como cuando inicia la temporada
de siembra en una huerta se requiere
realizar análisis previos, tomar decisio-
nes, adquirir y repasar conocimientos,
disponer de los recursos necesarios y,
en este caso, convocar de manera mo-
tivadora a otras personas con quienes
“sembrar a la par”. De ese modo fue el
primer tiempo de la puesta en marcha
de este proyecto.
Siendo la interdisciplina una de las
características fundamentales de esta
propuesta en y desde APS (Atención
Primaria de la Salud), la universidad se
orienta a la superación de un modelo
(tradicional) de formación académica
superior, cuyos obstáculos son como
consigna Elichiry (2009): excesiva espe-
cialización de los conocimientos, división
entre la formación profesional y laboral
y desarticulación entre teoría y práctica.
En el proceso de enseñanza-aprendiza-
je tradicional, la teoría va, en numerosas
instancias, alejada de la práctica. De
este modo, y sin posibilidad de confluen-
cia entre ambas, quien estudia accede a salud.
realidades preconfiguradas por otras/os
para su aprendizaje. Lo que sucede en la
práctica, siempre es de otro orden. De allí Tiempo de siembra y crecimiento
la importancia de trabajar en y con situa-
Una vez preparada la parcela, cada
ciones e instituciones concretas, reales,
semilla tendrá una evolución diferente,
habilitando la construcción de conoci-
avanzando unas más veloces que otras,
miento e intervenciones situadas y plena-
algunas creciendo muy cerca, otras aisla-
mente respetuosas de los procesos que
das... Algunas quedarán pequeñas, otras
ya están desarrollándose en el territorio.
darán frutos... Dependerá de la atención,
Las múltiples intervenciones elaboradas
los cuidados y también de factores ex-
se sostuvieron desde este espíritu coope-
ternos (la interacción con el medio) que
rativo, activo, ético y comprometido.
no se pueden prever. En todos los casos
En dicho sentido, la primera etapa la idea es comprometerse con el trabajo,
consistió en la conformación y fortaleci- ser flexibles y a la vez constantes respec-
miento del equipo de trabajo, para lo cual to a lo planificado, acompañar siempre y
se definió una tarea central: la construc- no perder la capacidad de asombro ante
ción de un marco común de referencia cada circunstancia que se vaya presen-
desde el cual poder dialogar y pensar tando.
conjuntamente la realidad, tal como pro-
Así fue que, habiendo conocido los
pone Stolkiner (1999) en torno al posicio-
datos generales sobre el funcionamiento
namiento interdisciplinario y a la manera
de los centros de salud, se definió el ar-
de lo que afirma Enrique Pichón-Rivière
mado de subgrupos de estudiantes, que
sobre el concepto de Esquema Concep-
participaron en reuniones con los equi-
tual Referencial Operativo (ECRO). Dicha
pos de salud interdisciplinarios. En esas
noción, supone un esquema común re-
instancias se tomó conocimiento de la
ferencial y operativo; entendido como un
realidad particular de cada sector y de
modelo de aprehensión de la realidad,
los intereses o propuestas tanto existen-
orientado a la tarea y al aprendizaje. Co-
tes como proyectadas por cada efector.
menzar a compartir un lenguaje común,
implica la construcción de un código de Recuperar las experiencias previas,
entendimiento desde el cual se facilitan registrando de ellas fortalezas y dificulta-
los intercambios y las reflexiones colecti- des, permitió hacer pie sobre los aprendi-
vas. zajes y vivencias de los equipos para, des-
de allí, generar una propuesta innovadora
Con la intención de conocer datos
y acorde a sus demandas, necesidades
situados y concretos sobre la realidad de
y posibilidades. Este aspecto es de gran
los centros de salud en Rafaela, se invi-
significancia para el aprendizaje de estu-
tó a las entonces coordinadoras locales
diantes, puesto que supone la puesta en
quienes generosamente compartieron
acto de un posicionamiento vinculado al
su experiencia. El encuentro fue un “ida
ámbito socio-comunitario: no “colonizar”,
y vuelta” dialógico, en el que estudiantes
no aterrizar con ideas previas pensadas
pudieron realizar preguntas pertinentes y
sin conocimiento de la realidad sino, por
compartir posicionamiento respecto del
el contrario, partir de lo existente, valorarlo
funcionamiento del sistema público de

53
53
y tratar de aportar una nueva mirada al definió la propuesta de intervención que
respecto. consistió en tres instancias: a) la degus-
tación de dos platos elaborados a partir
Para propiciar la reflexión sobre las
de las verduras más consumidas por la
diferencias y particularidades de cada
población, b) el obsequio de recetarios
centro de salud, se definieron encuentros
sobre los alimentos elaborados, conjun-
de trabajo en los que se dialogó sobre
tamente con información sobre estilo de
este acercamiento, instancia interesan-
vida saludable y c) la elaboración de afi-
te puesto que promovió la participación
ches con precios comparativos sobre ali-
activa, la construcción conjunta de la
mentos saludables versus alimentos pro-
propuesta, así como también la reflexión
cesados (valores reales de almacenes y
respecto de las instituciones desde una
supermercados).
postura crítica que permitiera a las/los
alumnas/os correrse del lugar “de ajeno”, Por su parte, en el CS N°2, las y los es-
de la queja o la acusación, para asumir tudiantes planificaron la intervención par-
una mirada abierta y respetuosa de los tiendo de información e ideas brindadas
múltiples atravesamientos puestos a ju- por el equipo. La intervención elaborada
gar en el escenario institucional. se adecuó a necesidades y formas de
funcionamiento institucional y consistió
Desde esta perspectiva, cada sub-
en tres actividades: a) la elaboración de
grupo elaboró una propuesta de inter-
pegatinas de vinilo que complementaron
vención que puso a dialogar con el equi-
una rayuela existente en la sala de espe-
po de salud, para poder hacer los ajustes
ra, incorporando mensajes vinculados a
necesarios y cuya implementación per-
la salud, b) la realización de una charla
mitió visibilizar particularidades propias
sobre aspectos generales de la diabetes
de cada equipo de estudiantes conju-
y c) la entrega, a posteriori, de un folleto
gadas con los tiempos institucionales y
con información básica sobre síntomas
la forma de trabajar de cada efector de
de la diabetes.
salud.
Finalmente, en el CS N° 4, las estu-
Como en el cultivo, fue necesario
diantes construyeron y validaron con el
conocer y proyectar sobre cada territo-
equipo de trabajo una propuesta, consis-
rio, para que pudiera crecer lo sembrado
tente en 3 instancias: a) charla taller “Las
acorde a las características del suelo y
emociones se sientan a la mesa”: coor-
del clima (luz, humedad, inclemencias…).
dinada por estudiantes de psicología, b)
Por ello, los resultados fueron diferentes.
Elaboración de un recetario y degustación
En el CS N°1, el trabajo tuvo diversas de preparaciones especiales navideñas y
instancias sostenidas en un posiciona- c) acompañamiento de la actividad or-
miento: partir de los saberes de la comu- ganizada por el propio CS, para el Día In-
nidad y de las personas trabajadoras del ternacional de la Diabetes: medición de
lugar. Para ello se construyó y ejecutó una glucemias, el intercambio y la entrega de
encuesta realizada por las alumnas de los recetarios a vecinos en la vía pública.
Nutrición, en la que se consultó sobre fru-
tas y verduras que la comunidad cono-
cía y consumía para elaborar recetas con Momento de la cosecha…
ellas. A partir de recabar esos datos, se

54
54
 Cultivar siempre supone toparse con
adversidades, decisiones que tomar, es-
perar y finalmente sorprenderse cuando
algo brota. He ahí el aprendizaje de quie-
nes hacen y cuidan la huerta.
En términos generales, lo que sigue
podrían constituirse en aportes para toda
experiencia que acerque la universidad al
territorio:
a) la relevancia de conocer la historia
institucional y territorial para comprender
en qué momento se encuentra previo a la
intervención;
b) la importancia de tener un breve
diagnóstico sobre el funcionamiento de
cada establecimiento para mayor clari-
dad sobre expectativas, fortalezas, posi-
bilidades y obstáculos;
c) el encuentro con resistencias pro-
pias del inter juego entre las fuerzas insti-
tuidas e instituyentes;
d) el reconocimiento de las dificul-
tades u obstáculos con que el desempe-
ño profesional puede encontrarse en el
campo concreto de intervención;
e) el valor del trabajo sostenido con
la institución y sus actores, lo cual impli-
ca la necesidad de múltiples encuentros
para poder construir confianza y lenguaje
en común.
Es que la experiencia permite reafir-
mar la necesidad de una universidad en
profunda vinculación y compromiso con
su territorio, con su realidad circundante.
La apertura y la buena disposición de
las instituciones del sistema público de
salud respecto de estos dispositivos aca-
démicos alienta la inclusión de este tipo
de dispositivos de aprendizaje e interven-
ción con la impronta que los mismos par-
tan de una construcción conjunta y per-
55
55
manentemente dialogada.
Ciertamente, queda mucho por an-
dar en este camino. Esta experiencia qui-
zás sea sólo eso, unos pequeños primeros
pasos en la revisión y transformación ha-
cia una formación universitaria de profe-
sionales situados, con conocimiento del
terreno, con experiencias reales ante los
desafíos que supone la complejidad ac-
tual en la que vivimos. Profesionales com-
prometidas/os, que incorporen además
de los saberes teóricos los saberes prácti-
cos incorporados en la vivencia de la rea-
lidad y, que fundamentalmente, sosten-
gan un posicionamiento ético y humano.
Que vayan al encuentro de los entornos
institucionales y locales, para sumarse al
modo en que se viene trabajando antes
de querer cambiarlo. Para aportar desde
la humildad de la ignorancia, lo que no
sabemos que desconocemos, y no pla-
near desde la omnipotencia de un saber
específico. Integrarse respetando el tiem-
po de los procesos así como el humus
abona la tierra compartida.
Volver a sembrar…
Así una breve descripción del cami-
no transitado durante 2019.
Partir de un terreno propicio para
cultivar, asistir a su transformación y son-
reír con satisfacción al apreciar los resul-
tados.
Desde este recorrido atravesado por
oportunidades, fortalezas y obstáculos
reconfirmamos el necesario acercamien-
to de las y los estudiantes a escenarios
concretos y a instituciones específicas.
¿De qué otra manera aprender si no es
“poniendo el cuerpo” y conectándolo con
los saberes que se fueron cimentando en
el camino?
 La universidad que mira a su territo-
rio. Una comunidad que abre sus puertas.
Personas dispuestas a enriquecerse en el
encuentro con el otro.

Un grupo de estudiantes compro-

metidas/os con una formación integral.
Equipos de trabajo que cobijan el trayec-
to. El deseo compartido de sembrar nue-
vos horizontes.

Aprender siempre es con otras y

otros. Los saberes se encuentran, se inter-
cambian y se enriquecen. En ese encuen-
tro, todos crecemos.

Esta experiencia significó preparar,

sembrar, acompañar, florecer, hacer nue-
vas semillas, para volver a sembrar-nos.

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Obtenido de Campo Psi: http://www.campop-
si.com.ar/lecturas/stolkiner.htm

56
 12
Relato en crisis
Sandra Manassero31
Crisis: Tiene varias acepciones eti-
mológicas conocidas. Derivada del grie-
go, significa decisión, juicio, discernimien-
to, aunque la más utilizada tal vez sea la
traducción del vocablo chino, donde la
palabra está conformada por dos ca-
racteres que significan, al leerse conjun-
tamente, “riesgo + oportunidad”. En me-
dicina se refiere a separación o rotura, un
cambio brusco, profundo o culminante
en un proceso de salud, pero en todos los
casos es necesario contextualizar para
llegar al sentido más preciso e interpretar
adecuadamente.
En mi cotidianeidad el concepto de
crisis tiene una lectura bastante amplia y
también dinámica, ya que es aplicable a
diversas y múltiples vivencias que emer-
gen desde cada una de nuestras singula-
ridades. Se vincula a nuestra subjetividad
e involucra una relación entre el sujeto
y su significante, y además siempre im-
plica una ruptura del orden preexistente.
Las “crisis subjetivas” son mi moneda co-
rriente, mi pan de cada día podría decirse
también. Soy psiquiatra.
Entiendo a la “crisis social” como un
concepto más general y un poco más
31 Médica psiquiatra. Integrante del Hospital de Rafaela “Dr. Jaime Ferré” y del Dispositivo Soporte Estratégico Regional
(DISER, Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe). Especialización en Medicina Legal de la Universidad Nacional de
Rosario (UNR) en curso
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alejado de mi diaria. Pude experimentarlo
en diferentes momentos aún sin ser par-
ticipante activa, pero esta noción general
casi siempre estuvo asociada a procesos
surgidos de la necesidad de un cambio
que intentaba instalarse en la sociedad
sin importar cuán numeroso fuera el gru-
po, es decir, la búsqueda colectiva deri-
vó en un impacto social que en diferen-
te medida pudo intuirse, verse, y hasta
construirse conjuntamente. La ruptura del
orden previo, en muchos de estos casos,
se interpretó como “deconstrucción” o
cambio de paradigma que dio lugar a la
reestructuración.
Y luego aparece la “crisis sanitaria
mundial/pandemia”… me retrotrae a las
épocas de la universidad, haberlo leído
en alguna materia específica dentro de
algún contexto histórico introductorio ge-
neral; tal vez Salud Comunitaria o Infec-
tología… en cualquier caso asocio esta
idea con “la peste”, enfermedades como
la lepra, la fiebre española, el cólera, en-
tre otras. Y a la peste se la asocia a su
vez, con rechazo, malas condiciones de
vida y con grupos poblacionales vulne-
rables habitando contextos facilitadores
de enfermedades. Aunque no siempre
esto fuera así, la palabra fue adquiriendo
una connotación negativa, estigmatizan-
te, de miedo y reticencia, trasmitiéndose
en el inconsciente colectivo a través de
generaciones y condicionando la con-
ducta humana. No obstante, en nuestra
actualidad el contagio de la enfermedad
nada tiene que ver con las condiciones
de higiene, salubridad, o vulnerabilidad
social. En verdad, la gran mayoría de las
personas no podemos definir, postular o
transmitir desde ninguna certeza, ¿el pa-
radigma cambia una vez más?, ¿o es que
no existe un paradigma?
A mí entender se introdujo otra forma
de “crisis”, específica y general al mismo
tiempo, capaz de incluir las formas ante-
riores y al mismo tiempo descartar todas
las formas conocidas hasta ahora. Nos
pone a cuestionar y cuestionarnos hasta
confundirnos, nos conduce a un ejercicio
individual y colectivo de revisión y rein-
vención al mismo tiempo que nos obli-
ga a hacer lo que podemos y tenemos a
mano desde nuestro aislamiento. No hay
una explicación, o tal vez sí la hay, pero no
nos convence, no llegamos a compren-
der, pero tiene cierta lógica… una espe-
cie de “doblepiensa”, diría Orwell (Orwe-
ll, 2020), una clara ruptura, una escisión,
una forma de vivir esquizofrénicamente.
Volviendo a lo más romántico del
concepto de crisis, la “oportunidad”, la
“chance”. Qué difícil es hacer este recu-
pero sensible en un contexto tan enrare-
cido. Qué difícil es ver la oportunidad para
quien entra en crisis (la/el paciente) y es-
pera que la/el otra/o desde afuera, esté
en condiciones de contener y estabilizar…
pero la verdad es que esa/e otra/o (la/el
profesional) también está en crisis.
Esta contingencia nos agarró a todas
y todos sin demasiadas distinciones o nú-
cleos predisponentes, y la garra nos puso
en pausa, ralentizó nuestras acciones,
generó una deflación de nuestros proce-
sos intrapsíquicos, y casi anuló nuestros
proyectos…
“(…) el sujeto pierde el sostén de lo
que hasta entonces organizaba su reali-
dad y daba fundamento a su identidad.”
(Soengas & Napolitano, 2012, pág. 2) dice
la teoría en referencia a las crisis subjeti-
vas… yo observo mi realidad desdibujada,
analizo e intento elaborar conceptos para
aferrarme, pero desde un pensamien-
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to casi saltígrado y sin lograr convicción.
Busco acomodarme en posturas que rá-
pidamente me resultan incómodas. Me
retracto. Imposible mantenerme ajena a
la misma confusión.
Sin darme cuenta y a fuerza de mi
perseverancia logro desdoblarme para
salir del desorden y me propongo asistir a
mis pacientes.
Abro el consultorio:
- ¿Le tenés miedo al virus?
- ¡No, no! El virus no me afecta…
es todo lo otro…
Y eso “otro” tiene la misma forma
abstracta, general y confusa que la situa-
ción que nos atraviesa. La misma disocia-
ción e incerteza. Domina la vaguedad y la
inexactitud, nos domina y nos doblega.
Propongo abrir un paréntesis al co-
menzar la conversación (entrevista), en
donde asumimos que esta vez su crisis no
tiene diagnóstico, al menos no un diag-
nóstico médico, es solo una forma singu-
lar de respuesta y adaptación.
Allí comienza a visualizarse cierto
alivio, entonces decido incorporar la evi-
dente y objetiva certeza de que todo es
confuso e inextricable, para los pacientes
y los no pacientes…
Aumenta el alivio…
Al avanzar la charla vuelvo a hacer
un paralelismo, desde la más profunda
empatía, contando de qué manera yo
misma en medio de la cuarentena, convi-
ví con una alternancia casi bipolar y fran-
camente desgastante de emociones. Mi
debate entre la rabia que me generaba
ver los posteos de gimnasia y pastelería
amateur en las redes sociales, por no po-
der yo hacer lo mismo, y el frágil orgullo
de sentirme personal esencial para la po- sente que nos horada cada día más pro-
blación. Esto alimentó y sigue alimentan- fundo? ¿Es esta “nueva normalidad” solo
do oscilaciones e inestabilidad… una forma de vida que impone el uso de
tapabocas, la distancia social y alcohol
A esta altura ya nos reímos (pacien-
por todos lados, o la “nueva normalidad”
te y yo), nos sentimos menos mal ambas
es un modo de vivir donde el cuerpo se
partes y el objetivo está cumplido…
calla, lo racional sobrepasa a lo emotivo,
Al cerrar la puerta del consultorio y el deseo disminuye su dosis? ¿Debemos
hacia el final de la jornada reflexiono… Las ceder al deseo de cercanía y calor hu-
herramientas están ahí, siempre se pue- mano?
de ayudar, es un error minimizar u olvidar
A veces siento que vamos dejando
que la empatía es una máxima y un bas-
de pensar en el final habitando este pre-
tión en medicina desde todos los tiem-
sente como una batalla perdida. Enton-
pos, y en este contexto de miedo, recha-
ces me entiendo en crisis. Y me permito
zo e incertidumbre abraza al ser humano
la ilusión de volver el tiempo atrás o, por
que está sentado en el consultorio y allí
el contrario, adelantarlo hasta que todo
comienza el “tratamiento”. Mi tendencia a
esto pase. Sí, la ilusión como una forma
racionalizar o a ser procedimental duran-
de darle respiro al deseo, que se ahoga…
te mi rol profesional a veces se choca con
Sin embargo, cuando vuelvo a la realidad
la espontaneidad. Pienso, entiendo y con-
decido enfrentarla, recorrerla y atrave-
sidero que quienes recurren a mí esperan
sarla apostando a la resiliencia.
respuestas, y aunque esas respuestas
sean poco concluyentes deben satisfacer
una necesidad imperiosa de resultado, Bibliografía
y eso es (casi siempre) el alivio del que
Camus, A. (2018). La peste. Panamá: Ediciones
hablaba antes. Así surgió una estratage- americanas.
ma desde los sentimientos compartidos Orwell, G. (2020). 1984. Madrid: Verbum.
en esta historia colectiva que es la pan-
Soengas, E. E., & Napolitano, G. (01 de Febre-
demia. Consciente e inconscientemen- ro de 2012). Acta académica. Recuperado el
te voy desarrollando una práctica para 2 de 11 de 2020, de Las relaciones síntoma-es-
tructura: crisis subjetiva y funcion de las ob-
el día a día, orientada a aquellas/os que
sesiones: https://www.aacademica.org/000-
se acercan buscando mi ayuda y que al 035/187.pdf
mismo tiempo me sirve y me tranquiliza.
Me acerco más a lo pragmático. En este
tiempo de absurdos lo veo como la salida
posible.

Si hay algo que me queda claro es

que el equilibrio se ha quebrado.

¿Nos estamos adaptando a un

presente regido por el desconcierto, donde
las esperanzas son cada vez más bajas?
¿Estamos confundiendo aceptación con
resignación? ¿Debemos tomar la “nueva
normalidad” e instalarnos en este pre-

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