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FUNDACIÓN DE CUENCA

Cuando decimos Cuenca, recordamos a la ciudad famosa por su artesanía, o las joyas de oro y
plata. ¿Y cuál fue su nombre antes de la llegada de los Incas? Era Guapondélic o "Llano Grande
como el cielo", pero llegó el Inca Túpac Yupanqui e hizo degollar a 8 mil prisioneros y le cambió
de nombre por "Tomebamba" que quería decir "Llano del Cuchillo".

Desde el viejo mundo venían los españoles, con ellos comenzó otra denominación mucho más
astuta sobre la gran civilización Inca. Tenía que fundarse Cuenca, que un día también se
libertará del yugo español.

¿Y el nombre de "Cuenca"? El capitán Gil Ramírez Dávalos fue el ilustre fundador de la ciudad
el 12 de Abril de 1557, por orden de don Andrés Hurtado de Mendoza en virtud de Real
Provisión de 15 de septiembre de 1556, ante el Escribano Pedro de Avendaño. El capitán
Ramírez Dávalos fundó varias ciudades más, pero la única que perdura es la ciudad de Cuenca,
que en comienzo fue "Nueva Cuenca".

El 12 de Abril de 1557 el sacerdote bachiller Gómez de Tapia, celebró una misa de acción de
gracias, a la que asistieron Ramírez Dávalos, otros españoles y los nativos de aquel lugar. Luego
el escribano mayor de Quito Antón de Sevilla, leyó todos los decretos e instrucciones del Virrey
del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza y repartieron entre los habitantes de la nueva ciudad
solares de tierra, chacras y terrenos para la construcción de casas.

Finalmente Gil Ramírez Dávalos izó el Pendón de España, y sacando su espada, clavó muchas
veces en el suelo y luego cogiendo puñados de tierra, los arrojó uno tras otro hacia cuatro
punto cardinales y exclamó: "FUNDO ESTA CIUDAD QUE EN EL PRESENTE Y FUTURO SE
LLAMA Y SE LLAMARÁ CUENCA".

En aquellos tiempos el lugar era hermoso: una llanura florida, con muchos árboles frutales. La
historia conoce como primeros habitantes de esta región a los Cañaris, valerosos guerreros y
hábiles en las artes manuales; trabajaban delicados artefactos en oro, plata y barro. Adoraban
a la diosa luna y a otros dioses menores. Las tumbas que se haya descubierto nos guardaron
una muestra de lo que fue su cultura; herramientas, preciosas joyas de oro, plata, curiosos
objetos de barro. La maravillosa región de los Cañaris fue dominada por la ola Incaria.

Esta ciudad de Cuenca lleva con legítimo orgullo, en el Ecuador, el cetro luminoso de la
intelectualidad, el don del pensamiento reflexivo y del sentimiento poético: Cuenca, la de los
repúblicos, la de los pensadores, la de los poetas, nos ofrece el oro de su alta espiritualidad
para labrar en la Patria Ecuatoriana la estructura moral, estética y jurídica que permita la vida
del derecho, la acción de la justicia, el vuelo de la libertad, el florecimiento de las ciencias y las
artes.
Pueblo que sabe sentir y pensar, pueblo es que sublima los excelsos atributos humanos, que
lleva en su alma la virtud de transformar la vida enalteciéndola, imprimiéndola rasgos
superiores, dándole el hondo sentido del ideal, de la perfección, de la grandeza del
desenvolvimiento indefinido, rico en perspectivas, en novedades, en aspectos, en creaciones
maravillosas e imprevistas. La clave de la civilización, el secreto de toda cultura está ahí, en los
dones del espíritu que cuajan cuando las lumbres y calores de cielos propicios les estimulan y
ayudan, en frutos magníficos de ciencia, de poesía, de arte, yendo también a organizar la
técnica, la aplicación del saber científico a la labor ruda de labrar la tierra, horadar el monte,
construir el camino, abrir el canal, inventar la máquina, aprisionar y canalizar las fuerzas del
Universo

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