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Filosofía

Clase N°12
Guía de lectura para la Unidad 5

Esta semana dejamos publicados las consignas del Trabajo Práctico N°2 y continuaremos con la
lectura de la Unidad 5. Las lecturas de referencia son las siguientes:

1. Foucault, Michel (2005): Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión, trad. de Aurelio


Garzón del Camino, México, Siglo XXI, pp. 199-232.
2. Ct, Filosofía, Cap. (5.3 a 5.3.2)

Michel Foucault (1926-1984) es uno de los filósofos más influyentes de la segunda parte del siglo
XX. En su filosofía confluyen Nietzsche y Heidegger, las perspectivas del estructuralismo,
existencialismo, posmodernismo, psicoanálisis y el marxismo entre otras corrientes filosóficas.
Foucault es un pensador crítico de muchos conceptos centrales de la tradición filosófica (poder,
sujeto, verdad, conocimiento, sexo) y de escisiones disciplinares y epistemológicas “naturalizadas”
en los ámbitos académicos. Sus reflexiones sobre el hombre, el poder, la disciplina y el lenguaje
constituyen un campo de trabajo muy rico dentro de la reflexión filosófica actual. En esta clase nos
centraremos en los aspectos que están tratados en la bibliografía y abriremos algunas
ventanas sobre su filosofía. Pero dado que la filosofía foucaultiana es sumamente densa para
circunscribirla, comprimirla o sistematizarla en una única clase, el objetivo de este encuentro es
avanzar en una serie de conceptos que aparecen en la sección “El panoptismo” del capítulo
destinado a la disciplina en Castigar y vigilar (1975).

Comencemos con un distingo. Elucidemos qué es la disciplina para Foucault. La disciplina se da en


dos órdenes los cuales se encuentran en relación de diversos modos:
- (i) En el orden del saber discursivo como control de la producción de los nuevos discursos
- (ii) En el orden del poder como control y normalización de los cuerpos

Respecto al primer punto, sobre el que no vamos a detenernos demasiado, debemos decir que la
disciplina es una técnica que controla, dirige, el campo de lo verdadero; es decir, la disciplina
controla cuáles son las condiciones de verdad de las proposiciones o de los distintos modos
discursivos, establece de qué se discute, cómo y hasta dónde y cuándo. Además, define cuáles son
las técnicas mediante la cuales se dirimen las controversias, estipulando y legitimando cuáles son
los saberes válidos y cuáles los inválidos. Foucault, en tanto nietzscheano confeso, considera que la
verdad no es otra cosa que “un error privilegiado”. Si bien no es objeto de nuestro programa,
Nietzsche es un pensador en el que puede verse una constante búsqueda de mostrar y desenmascarar
el hecho de que las cosas tengan algún tipo de esencia original. Con él aparece una dura crítica a la
adecuación, semejanza, afinidad por naturaleza entre el acto de conocer y el mundo. Foucault se
nutre e intensifica este giro relativista y antiesencialista dado por el pensador alemán. Foucault
entiende que todo comienzo se abre paso a partir de algo pequeño, bajo, mezquino, inconfesable
donde se ocultan relaciones de poder que deben ser mostradas para quitarle el ropaje de solemnidad
a las cosas. La denuncia de lo solemne se lleva a cabo en por medio de la genealogía que muestra
los comienzos azarosos, siempre relativos. Para Foucault el conocimiento debe ser entendido como
un inventado. No es un instinto constitutivo de la naturaleza humana como así lo pensara
Aristóteles, es más bien algo útil para satisfacer una necesidad del orden del poder. En la antagonía
conocimientos/instintos o cultura/naturaleza, el conocimiento es la resultante del enfrentamiento, de
la lucha, donde se da la confluencia de los instintos. En ese sentido, Foucault no ve en el
iluminismo un avance de la luz contra la oscuridad, sino más bien la lucha entre saberes donde unos
logran imponérseles a otros1.
Para el filósofo francés, no es el saber lo que amplía el poder del hombre sino que son las formas
que adquiere el poder las que generan saberes. Es el poder polimorfo el que ha hecho surgir un
saber disciplinario sobre el hombre. Es el poder el que ha especializado discursos concretos que
vuelven más eficaz y eficiente el manejo de los cuerpos. En Vigilar y castigar, Foucault no se centra
solamente en un racconto histórico de algunos mecanismos punitivos para pensar la cuestión de la
represión en diferentes tiempos, sino que tiene por objetivo ver qué efectos positivos pretenden
producirse. Sea en el orden del discurso o en el orden del poder, el hilo conductor que está detrás
son las relaciones de poder.
La investigación histórica que emprende sobre cómo se formaron dominios de saber a partir de las
prácticas sociales, resalta la relación que existe entre el desarrollo de prácticas sociales y la
formación de dominios de saber, poniendo con esto en claro la objeción a la preeminencia
ontológica del sujeto cognoscente y mostrando cómo las técnicas del poder (difuso, extenso, no
centralizado) son configuradoras de las subjetividades.
La filosofía de Foucault atiende estrictamente al análisis de los discursos entendiendo que allí se
erige una investigación sobre la constitución histórica de “formas de sujetos”; las formas de las
subjetividades son un producto histórico que se devela al hacer una genealogía de los discursos- de
las formas del poder. El análisis del poder que propone Foucault en la sociedad va de abajo hacia
arriba, de las bases a las instituciones. Su mirada se centra en ver cómo se ejerce el poder más que
en ver quién lo detenta- por eso los formularios burocráticos de las instituciones carcelarias,
escuelas, iglesias, etc. son esclarecedores-. El poder no se ejerce desde una superestructura sino que
es una materialidad con capilaridades múltiples que produce y reproduce formas de ser, estar y
pensar. Foucault pretende dejar clara la constitución histórica de un sujeto de conocimiento a través
de un discurso tomado como un conjunto de estrategias que forman parte de las prácticas sociales.
Es de resaltar allí, lo que se conoce como la tesis de la muerte del hombre, expresión hiperbólica de
la mutación de los campos del saber (se invierte la ecuación de Bacon “el saber es poder” por la
foucualtiana expresión “el poder es saber”). La desaparición del sujeto moderno es porque la
explicación de Foucault hace de esa entidad una forma (¿o sustancia?) contingente no idéntica a sí
mismo. Esto abre el quiebre de la continuidad en la historia del sujeto, no hay ‘un’ sujeto a lo Kant,
a lo Descartes, hay discursos formativos que varían y cuya raíces nos retrotraen al poder. Vigilar y
castigar tomará el análisis histórico de las prácticas jurídicas con el propósito de detectar la
emergencia de nuevas formas de la subjetividad.
Centrémonos en el desarrollo de la disciplina en torno al poder. Aquí específicamente la disciplina
tiene otro objeto al que se aplica, no es el discurso sino los cuerpos. La disciplina organiza los
cuerpos, los dispone económicamente, los cuadra, los constituye estratégicamente. El objetivo de la

1 Actividad no obligatoria: luego de culminar con la lectura de la clase explique por qué Foucault sostiene que:
“Las Luces, que han descubierto las libertades, inventaron también las
disciplinas.” Foucault, M., Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Bs. As., Siglo XXI, 2002
disciplina es producir cuerpos dóciles y útiles. El poder disciplinario tiene técnicas que generan
individualidad.
1) Los cuerpos se reparten y ordenan en el espacio (piense en una escuela o en una prisión)
- se clasifica y se define el lugar de lo heterogéneo, de lo anómalo, lo ejemplar, etc. (hay en el aula
lugares preestablecidos para los “burros” y para los inteligentes; en la prisión hay sectores para los
de buenos comportamientos y para los problemáticos)
- se los ubica funcionalmente y se los jerarquiza (los estudiantes ocupan un sector y los maestros
otros; los prisioneros unos, los guardia cárceles y los directivos otros diferentes – en cada caso el
sector señala jerarquías)
2) El control se ejerce en el diseño del tiempo de las actividades
- Horarios del día para trabajar, rezar, amar, estudiar, disfrutar, descansar, etc.
- Horarios pautados para comenzar y terminar actividades.
- Imperativo del tiempo/ capitalización del tiempo
Dice Foucault “el panoptismo es el principio general de una nueva ‘anatomía política’cuyo objeto y
finalidad no son las relaciones de soberanía, sino las relaciones de disciplina” 2. El análisis de los
mecanismos disciplinarios le permite a Foucault analizar a la sociedad y su anatomía política. El
pantoptismo lo entiende como una tecnología que ha producido el poder para satisfacer necesidades.
Así como la máquina de vapor es una creación que viene a satisfacer un cúmulo de requerimientos
específicos, el panoptismo es equivalente.
Con respecto a las formas del poder, Foucault presenta dos modelos:

(a) el modelo de la lepra/exclusión


(b) el modelo de la peste/inclusión

El primero está caracterizado por la separación sin ningún contacto con la comunidad (en la
mayoría de las sociedades a los leprosos se los envía a leprosorios que eran islas o zonas
geográficamente de difícil acceso). Además, se envía a leprosos a una obligado exilio dado que a
donde van es “lo exterior”, el “afuera de” la comunidad. Por último, los enfermos son política y
moralmente degradados.
El modelo de la peste también encierra, pero no aleja ni excluye a lo enfermo sino que lo analiza, lo
examina. Si a los leprosos se los expulsa de la ciudad como si estuvieran muertos, a los apestados se
los pone en cuarentena dentro de la ciudad. Con esta nueva disposición aparecen funciones de
control de los apestados y formas de organizar sus cuerpos. Se crean registros, informes de
seguimiento, de identificación de cada uno de los apestados.
Por lo que puede verse, el control de la lepra no da control sobre los individuos ni permite
desarrollar las configuraciones que sí se dan en un campo de concentrados o en un territorio en
cuarentena. Evidentemente el control del modelo de la peste genera un tipo de saber sobre el
individuo que hace más fuerte al poder porque permite cuadricular disciplinariamente. El modelo de
la peste es una tecnología del poder que históricamente ha devenido del modelo ineficiente de la
lepra.
Bentham muestra cómo arquitectónicamente se da un panóptico. Las disposiciones edilicias tienen
tal forma que el control se ejerce sin que se sea visto el vigilador. Se sabe que está cual el ojo del
gran hermano, mas no se puede asegurar ni verificar que esté o no mirando. Se introyecta que
siempre somos vistos, vigilados y que podemos ser castigados si nuestras conductas no se ajustan a
lo esperable, lo normal. El panóptico es una máquina que disocia ver y ser visto y esto vuelve a la
vigilancia permanente.

“De ahí el efecto mayor del Panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente
de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea
permanente en sus efectos,incluso si es discontinua en su acción. Que la perfección del poder
tienda a volver inútil la actualidad de su ejercicio; que este aparato arquitectónico sea una

2 Ibíd., p.192.
máquina de crear y de sostener una relación de poder independiente de aquel que lo ejerce; en
suma, que los detenidos se hallen insertos en una situación de poder de la que ellos mismos son los
portadores”3

Psicológicamente el individuo queda atado a una ficción que la arquitectura ha permitido. Pero más
allá del modelo arquitectónico el panóptico es diferente del modelo de la peste en la medida que
puede generalizarse, es un modelo disciplinario polivalente que puede instituirse en fábricas,
hospitales, escuelas, universidad, ¿internet?, etc. El poder de vigilar ya no está en manos de un
individuo en particular y su actualidad es permanente. Ahora, al contrario de lo que sucedía en la
Antigüedad, uno o unos pocos pueden ver con claridad a la multitud.

“La eficacia del poder, su fuerza coactiva, han pasado, en cierto modo, al otro lado —al lado de su
superficie de aplicación. El que está sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce
por su cuenta las coacciones del poder; las hace jugar espontáneamente sobre sí mismo; inscribe en
sí mismo la relación de poder en la cual juega simultáneamente los dos papeles; se convierte en el
principio de su propio sometimiento. Por ello, el poder externo puede aligerar su peso físico; tiende
a lo incorpóreo; y cuanto más se acerca a este límite, más constantes, profundos, adquiridos de una
vez para siempre e incesantemente prolongados serán sus efectos: perpetua victoria que evita
todo enfrentamiento físico y que siempre se juega de antemano.”4

La sociedad disciplinaria es el movimiento de generalización del panoptismo.

1) La inversión funcional de las disciplinas 5: si el objetivo de las disciplina era neutralizar los
peligros, ahora están para acrecentar la utilidad del individuo. De un papel negativo sobre
incapacidades pasó a un papel positivo que busca acrecentar las capacidades. Antes la disciplina
militar propiciaba que no existan saqueos entre los soldados, ahora un poder de ataque más eficaz.
2) La enjambrazón o dispersión de los mecanismos disciplinarios: los mecanismos panópticos
tienden a desinstitucionalizarse a la vez que se multiplican a lo largo de la sociedad. Se abren
centros de controles dispersos. La escuela suele controlar por ejemplo el mundo de los adultos.
3) La nacionalización o estatización de los mecanismos disciplinarios: formación
de una policía especializada y centralizada.

La sociedad disciplinaria permite manejar, ordenar, organizar, multitudes. La técnicas desarrolladas


se dan de modo tal que se obtiene lo máximo esperable con el menor costo de energías económicas
y políticas posibles. La conformación del poder y la acumulación del saber se retroalimentan
continuamente. Allí como nodo central de las técnicas disciplinarias, está el hombre, para Foucault
“una creación reciente” de los últimos siglos.

Abrimos un foro de consultas por cualquier duda que pueda surgir de la actividad y las lecturas de
la semana.
Estamos en contacto.
Alejandro Adan

3 Ibíd., p. 185.
4 Ibíd., p.187.
5 Ibíd., p. 193

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