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A cambio, el franquiciado debe pagar a la empresa una cuota denominada canon. Puede existir
diferentes tipos de canon, desde pago por publicidad hasta un canon mensual por uso de los
signos distintivos de la marca.
Por ello, se puede decir que un contrato de franquicia es un contrato oneroso, en el que ambas
partes ofrecen una contraprestación a la otra: el franquiciador ofrece medios técnicos, apoyo
profesional y cesión de derechos de imagen a cambio del pago de un tributo mensual.
Cabe decir que, aunque las franquicias llevan más de 20 años funcionando en España, el Código
de Comercio no estableció ninguna regulación hasta el 1 de agosto de 2015.
Proporcionar al franquiciado los medios técnicos necesarios para utilizar el Know How de
la compañía, lo que incluye la formación pertinente.
Mostrar el franquiciado el contenido del contrato, para que éste pueda mostrar su
conformidad de forma explícita.
Know how
Local
El modelo de contrato de franquicia también debe incluir cláusulas relacionadas con el uso y
mantenimiento del establecimiento.
En general, alteración que se lleve a cabo de la superficie de venta o servicio, debe ser notificado
previamente a la empresa franquiciadora.
Salvo que el contrato estipule lo contrario, el franquiciado también será el encargado de obtener
todas las licencias pertinentes para el desarrollo de la actividad, incluyendo la licencia de
apertura.
Suministros
La mayoría de franquicias cuentan con su propio Know How, por lo que todos sus
establecimientos cuentan con los mismos proveedores.
Por ejemplo, McDonalds tiene que tener los mimos proveedores para sus establecimientos
en España si quiere que su comida sepa igual en Asturias que en Andalucía.
El modelo de contrato de franquicia también debe estipular el precio que debe pagar el
franquiciado por la explotación del negocio. Normalmente en las franquicias se ha de hacer frente
a diferentes pagos:
Inversión inicial: desembolso que hay que hacer por el mero hecho de utilizar el nombre
de la empresa y sus signos distintivos.
Canon mensual: un pago mensual que suele consistir en un porcentaje sobre los ingresos
mensuales de la franquicia.
Esto incluye logotipos, iconos, eslóganes o cualquier otro signo distintivo, sea cual sea su medio
de reproducción. Es decir, cualquier signo que no corresponda a la propiedad industrial de la
marca.
En el contrato también se debe informar de los cauces que se deben seguir para comunicar la
intención de no prorrogar el contrato (por ejemplo, mediante burofax o carta certificada con acuse
de recibo).
Confidencialidad
En algunos casos, los contratos de franquicias también pueden incluir la imposibilidad de abrir un
establecimiento nuevo del mismo sector de actividad en el plazo de un año, aprovechándose
del Know How recibido por parte de la compañía.
Exclusividad
El franquiciado debe aceptar que la empresa franquiciadora sigue siendo la propietaria única y
exclusiva de las propiedades industriales o patentes que se le ceden.
Asimismo, el contrato debe reflejar que la concesión de los derechos sobre dichas propiedades se
aplica únicamente en el establecimiento (o establecimientos) objeto del contrato.
Precios de venta
Generalmente, las franquicias imponen a sus gestores los precios de venta. Y, de hecho, en
muchos contratos así se estipula.
Sin embargo, esta práctica resulta bastante polémica por no respetar la normativa
sobre competitividad empresarial.
Por tanto, los franquiciados tienen una base legal sobre la que actuar en caso de que la empresa
franquiciadora imponga unos precios.
Si existe una cláusula que impone los precios al franquiciado, esta podría ser declarada nula
basándose en estas normativas. Si los precios se imponen de otra manera (por ejemplo, a través
de una lista de precios o un catálogo de TPV no editable), el franquiciado podría denunciar estas
prácticas del franquiciador.
Resolución de contrato
El modelo de contrato de una franquicia también debe incluir los supuestos en los que se puede
proceder a la resolución o extinción del contrato.
Incumplimiento por parte del franquiciado de las obligaciones sobre higiene, limpieza,
mantenimiento u otras normas de funcionamiento interno.
En caso de que el franquiciado haya cesado en la actividad comercial.
En caso de que el franquiciado no haga frente al pago de los cánones mensuales en los
plazos establecidos por el contrato.
Cesión
En el contrato de deja claro que la cesión de la franquicia se realiza en favor del franquiciado y de
ninguna otra persona física o jurídica. El franquiciado no puede ceder la gestión o vender su
establecimiento a terceras personas, si no es con el consentimiento explícito del franquiciador.
Resolución de conflictos
Las partes son empresarios independientes que pueden tener objetivos distintos.
Los intereses de franquiciado y franquiciador no tiene por qué coincidir, sino que pueden
ser complementarios.
La relación contractual suele ser duradera en el tiempo, por lo que se puede ver afectada
por diversos factores: modificaciones de la normativa, evolución del mercado, cambios de
la política interna de la franquicia, etc.
Por ello, el contrato para una franquicia debe incluir una cláusula con los cauces designados para
la resolución de conflictos. En este caso, se suele actuar de tres maneras:
Conversaciones previas a la redacción del contrato, en las que se definan claramente los
derechos y obligaciones de las partes ante posibles cambios.